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REVISIÓN 29 R e v. Soc. Esp. Dolor 9: Supl. I, 29-36, 2002 Perspectivas de la aportación de la gabapentina al tratamiento del síndrome de dolor regional complejo (SDRC) G. Cerdá-Olmedo*, F. Quiles** y J. A. de Andrés*** Cerdá-Olmedo G, Quiles F, De Andrés JA. Future role of gabapentine for the management of complex regional pain syndrome (CRPS). Rev Soc Esp Dolor 2002; 9: 29-36. SUMMARY Complex regional pain syndromes (CRPS) are pain conditions with predominance of neuropathic pain, along with sudomotor and vasomotor disorders, being its intimate etiopathogenic nature still unknown. In 1998 a consensus was reached re g a rding the therapeutic approach to these conditions as a guideline. One of the therapeutic options would be a multiple drug re g i m e that has been shown to be effective in other types of neuropathic pain and, occasionally, also in this type of pain. T h e re are multiple re f e rences that support the use of gabapentine for the management of neuropathic pain in other syndromes (post-herpetic neuralgia, diabetic neuropathy, etc.) but no studies have clearly demonstrated the e ffectiveness of gabapentine for the management of CRPS. © 2002 Sociedad Española del Dolor. Published by Arán Ediciones, S.L. Key words: N e u ropathic pain. Complex regional pain s y n d rome. Gabapentine. En 1998, se llegó a un consenso sobre la apro x i m a c i ó n terapéutica de estos cuadros a modo de guía. Una de las posibilidades de tratamiento sería a través de un abord a j e f a rmacológico diverso que ha demostrado su eficacia en o t ros tipos de dolor neuropático y, ocasionalmente, también en este tipo de dolor. Existen numerosas re f e rencias que acreditan el uso de gabapentina en el tratamiento del dolor neuropático en o t ros síndromes (neuralgia postherpética, neuropatía diabética, etc.), pero no se encuentran estudios que demuest ren de una forma clara la utilidad de la gabapentina en el tratamiento del SDRC. © 2002 Sociedad Española del Dol o r. Publicado por Arán Ediciones, S.L. Palabras clave: Dolor neuropático. Síndrome de dolor regional complejo. Gabapentina. ÍNDICE 1. INTRODUCCIÓN 2 . SÍNDROME DE DOLOR COMPLEJO TIPO I 3 . SÍNDROME DE DOLOR COMPLEJO TIPO II 3.1. Tratamiento del SDRC. Situación actual 4 . ABORDAJE FA R M A C O L Ó G I C O RESUMEN Los síndromes de dolor regional complejo (SDRC) son cuadros de dolor de predominio neuropático acompañados de trastornos sudomotores y vasomotores, permaneciendo, todavía, desconocida su naturaleza etiopatogénica íntima. 5 . PA P E L DE LA G A B A P E N T I N A EN EL T R ATAM I E N TO DE LOS SDRC 6 . BLOQUEOS SIMPÁTICOS 7 . ESTIMULACIÓN MEDULAR 8. CONCLUSIÓN *Médico Adjunto **Médico Residente MFyC ***Jefe Unidad Unidad Multidisciplinar de Tratamiento del Dolor. Consorcio Hospital General Universitario. Valencia 39 1. INTRODUCCIÓN Los síndromes de dolor regional complejo (SDRC) son dolores de predominio neuropático 30 G. CERDÁ-OLMEDO ET A L . acompañados de trastornos sudomotores y vasomotores. La naturaleza etiopatogénica íntima, de estos procesos, es hoy en día todavía desconocida. En 1872 Mitchell (1), con veteranos de la Guerra Civil, definió la causalgia como el dolor asociado a respuestas autonómicas, llamándosele comúnmente distrofia simpático refleja (DSR). Seyle (2) en 1957 propone que secundariamente existe una respuesta fisiopatológica a la acción simpática en pacientes sin lesión nerviosa evidente, originando cambios en el flujo sanguíneo, en la sudoración, la actividad muscular, sensibilidad anormal y distrofia (3,4), asimismo asocian cambios sensoriales tales como alodinia, hiperalgesia, hipoestesia e hiperpatía. Esto desató una controversia en dos sentidos: en cuanto a la forma de estos cambios y el papel del sistema nervioso simpático en ellos (5). En 1986 Roberts (6) propuso el término de dolor mantenido por el simpático (DMS), ya que el bloqueo simpático mejoraba a los pacientes con DSR. Estudios recientes (5) abordan el papel del sistema nervioso simpático en la generación del dolor neuropático, así mismo, según Perl (7), la lesión nerviosa periférica más la lesión simpática producen cambios en el entorno tisular, con aumento del número de receptores adrenérgicos y neuronas nociceptivas, teniendo como resultado una suprarregulación y respuestas suprasensitivas. En 1993 la International Association for the Study of Pain, pasó a llamar a la DSR síndrome de dolor complejo regional (SDCR) tipo I, y a la causalgia SDCR tipo II. Abandonando la denominación de distrofia simpático refleja, que se considera inadecuada ya que, si hay una respuesta “refleja” ésta es compleja y multisináptica y no bien caracterizada. Los cambios “simpáticos” podrían ser epifenómenos y no causa desencadenante o perpetuadora. Y por último, la distrofia ocurre raramente y en los casos más extremos. 2. SÍNDROME DE DOLOR COMPLEJO TIPO I Es un síndrome de dolor regional (8) que con frecuencia aparece como dolor espontáneo, junto con alodinia e hiperalgesia. El dolor es desproporcionado en cuanto a duración, intensidad, y distribución, en relación al estímulo desencadenante. El edema de tejidos blandos congestivo y de aparición precoz, es frecuente, así como cambios detectables de temperatura respecto a la extremidad contralateral, consecuencia de las alteraciones vasomotoras; incluso es posible observar la aparición de cianosis en crisis en R e v. Soc. Esp. del Dolor, Vol. 9, Supl. I, Septiembre 2002 la extremidad afecta y actividad sudomotora anormal. Debilidad, temblor y limitación en la capacidad de movimiento articular son otros aspectos que ayudan a delimitar este síndrome. Los cambios tróficos: atrofia muscular y/o ósea, son propias de estadios avanzados; aunque la atrofia ósea puede aparecer en estadios relativamente precoces. Típicamente la afectación es distal aunque puede progresar e incluso hacerse bilateral. 3. SÍNDROME DE DOLOR COMPLEJO TIPO II Los criterios diagnósticos son los mismos que en el SDRC tipo I pero aparecen tras una lesión nerviosa evidente. 3. 1. Tratamiento del SDRC. Situación actual Si controvertida y llena de claros y sombras está la etiopatogenia del síndrome de dolor regional complejo, no lo es menos su abordaje terapéutico. En la conferencia de Dalhem (1998) se llegó a un acuerdo de consenso sobre la aproximación terapéutica a los SDRC a modo de guía terapéutica (9). Siendo el objetivo primordial, la recuperación funcional del paciente; y jugando un papel crucial la adecuada rehabilitación, hasta el punto, que todo el resto de medidas terapéuticas (farmacológicas, bloqueos, psicoterapia, neuromodulación, etc.) deberían ir encaminados a conseguir un mejor control del dolor que permitiera el desarrollo del programa rehabilitador. El éxito de este algoritmo terapéutico, que intenta o rganizar un abordaje terapéutico tan heterogéneo como el de los SDRC, está en la recuperación funcional y se basa en tres pilares fundamentales: motivación, movilización y desensibilización. La intervención temprana es sumamente importante, permitiendo cumplimentar cada uno de los escalones terapéuticos propuestos, en un plazo no superior a las 2-3 semanas (Fig. 1). En casos muy cronificados o complicados se puede necesitar más tiempo en cada uno de ellos. Si la progresión es excesivamente lenta será necesaria una intervención farmacológica y psicológica más agresiva. La desensibilización progresiva y gradual supone un abordaje tanto farmacológico para aliviar el dolor, como de estimulación nociceptiva controlada, mediante el uso de calor, masaje, presión, frío, vibración..., para intentar recuperar el procesamiento sensitivo normal. 40 P E R S P E C T I VAS DE LA A P O RTACIÓN DE LA G A B A P E N T I N AA L T R ATA M I E N TO D E L SÍNDROME DE DOLOR REGIONAL COMPLEJO (SDRC) Cambios motores Rasgos psicológicos Intervenciones psicológicas Consejo Expectativas Motivación Control Familia Diario Dolor Cambios sensoriales Diagnóstico CRPS Cuidados continuos Activación Desensibilización moderada reactivación Flexibilidad de movimientos isométrica Comportamiento Relajación Imágenes Hipnesia Rasgos de afrontamiento 31 ROM Carga de estrés Habilidad isométrica Ergonomía Caminar / Nadar Ejercicios aeróbicos Inflamación SMP Intervenciones médicas Medicaciones (segnenitud la combinación, hasta hasta (segneniturdede la combinación, lalaeficacia dede loslos efectos secundarios) eficacia efectos secundarios) NSAIDS Opioides Tricíclicos α-2 antagonistas Bloqueantes del canal Na++ Bloqueantes (± meds) Focal Simpatético Regional Epidural Bombas (respuesta fallida) Neuroestimulación (± meds) Periférica Epidural Endurecimiento vocacional Terapias Terápias físicas fisicas FUNCIONAMIENTO NORMAL Fig. 1—Algoritmo de tratamiento del SDRC. Tomado de: Stanton-Hicks M, Baron R, Boas R, et al. Consensus report: Complex regional Pain Syndrome: guidelines for therapy. Clin J Pain 1998; 14: 155-66. 41 32 G. CERDÁ-OLMEDO ET A L . La alodínea suele ser un factor limitante para la progresión, que habitualmente precisa de cierto grado de simpaticolisis (farmacológica por vía oral o técnicas regionales), para poder afrontar la gradual exposición a diferentes estímulos o texturas. El segundo paso significa afrontar la mejora en el arco de m o v i m i e n t o de las diferentes articulaciones afectadas, mediante ejercicios isométricos y estimulación eléctrica, si es tolerada. El dolor no debe ser un limitación para la progresión, tampoco en este caso, por lo que si éste es excesivo, se pueden plantear bloqueos somáticos o simpáticos que permitan aliviarlo y avanzar en el algoritmo terapéutico. Mantener y conseguir una gradual mejora en movilización del miembro afecto es el objetivo. La terapia ocupacional adquiere un papel protagonista para conseguir la recuperación funcional, y por tanto debe ocupar un lugar destacado en el algoritmo terapéutico de los SDRC (10). Será la responsable de los primeros movimientos activos y de la desensibilización inicial. Junto a la terapia física, conseguirá un progresivo incremento en la movilidad y flexibilidad del miembro afectado, mediante actividades programadas, siendo también importante la detección y corrección de posturas anómalas. Del mismo modo, debemos recordar que un significativo número de pacientes con SDRC presentan también s í n d romes miofasciales que confunden y alteran la progresión del tratamiento (11,12). Incluso, para algunas escuelas, sería lo primero a identificar y tratar pues, en algún caso, su resolución podría resolver el síndrome completo (11). La d e p resión, la ansiedad, los trastornos de per sonalidad y las conductas patológicas de dolor necesitarán también de un abordaje adecuado, mediante tratamiento farmacológico y psicoterapia. En la Figura 1 se recogen, de forma muy gráfica, los diferentes estadios en el tratamiento de los SDRC, confrontando las diferentes intervenciones psicológicas, fisioterapéuticas y médicas, disponibles en cada uno de los escalones, encaminadas a conseguir el objetivo final de recuperación funcional del paciente. 4. ABORDAJE FARMACOLÓGICO Se han propuesto multitud de fármacos y principios activos para el tratamiento de estas entidades nosológicas, sin embargo hay pocos estudios con calidad metodológica suficiente como para aportar datos definitivos sobre la eficacia terapéutica de cada uno de ellos en los SDRC (13). Un reciente metaaná- R e v. Soc. Esp. del Dolor, Vol. 9, Supl. I, Septiembre 2002 lisis (14) realizado sobre los ensayos clínicos randomizados en el tratamiento del SDCR tipo I publicados en el periodo 1980-2000, (n=21), concluye la necesidad de mejorar la calidad de las investigaciones hasta ahora publicadas. La calidad metodológica se expresaba como un porcentaje del total, siendo el valor medio obtenido en este metaanálisis de 46% (rango entre 15-75%). Datos superponibles aportan otras revisiones (15). Incluso, Simon (16) plantea una “herramienta” gráfica que basándose en el análisis de tres variables, permitiera a los clínicos, ya inicialmente, determinar la gravedad del cuadro y la necesidad de tratamientos más o menos agresivos. Utiliza una variable independiente, que es la duración del cuadro o del dolor; y dos variables dependientes: intensidad del dolor y probabilidad de desarrollo de SDRC. Cada una de las variables es evaluada de 0-10, según uno determinados criterios, y se expresan en un gráfico tridimensional, que proporciona una puntuación total entre 030. Cuanto más alta es la puntuación, mayor necesidad de tratamiento en Unidades de Dolor y más agresividad del tratamiento farmacológico. Todo ello hace que, probablemente consecuencia de la complejidad etiopatogénica de los SDRC, hoy en día todavía no exista un abordaje farmacológico consensuado y eficaz en todos los casos; y se siga echando mano de un gran arsenal farmacológico que ha demostrado ser eficaz en otros tipos de dolor neuropático y, ocasionalmente, también en este tipo de síndromes. Los AINEs (antiinflamatorios no esteroideos) y los opioides, probablemente juegan el mismo papel que en otros tipos de dolor neuropático, siendo, sobre todo los primeros de una muy limitada eficacia. Sí parece haberse mostrado eficaz el tramadol a dosis de 150-300 mg.día -1 (17). Los opioides están indicados fundamentalmente para el control de dolor agudo irruptivo o incidental, quedando los fármacos de primer escalón como analgesia basal (18). Los a n t i d e p resivos tricíclicos (amitriptilina) como medicación profiláctica, son de primera elección debido a sus efectos sedativos y ansiolíticos y por su eficacia demostrada para otros tipos de dolor neuropático. Además, parecen ser particularmente eficaces en el SDRC (19). Los i n h i b i d o res selectivos de la re captación de sero t o n i n a han tenido un papel decepcionante (20), aunque podrían ser efectivos en situaciones crónicas, faltando estudios controlados que lo corroboren (9). Otro grupo de fármacos que se ha implicado en el tratamiento de estos síndromes son los fármacos “ e s t a b i l i z a d o res de membrana”, f u n d a m e n t a l m e n t e 42 P E R S P E C T I VAS DE LA A P O RTACIÓN DE LA G A B A P E N T I N AA L T R ATA M I E N TO D E L SÍNDROME DE DOLOR REGIONAL COMPLEJO (SDRC) cuando el dolor lancinante, agudo y paroxístico está presente. En estos casos, anticonvulsivantes, anestésicos locales y antiarrítmicos se pueden utilizar. Clonacepam (0,5-2 mg.día -1) y gabapentina son los más empleados en la actualidad. La carbamacepina, que ha tenido un lugar preponderante en el tratamiento de algunos síndromes de dolor neuropático, podría tener también su lugar en el SDRC. Harke y cols. plantean un original estudio para valorar la respuesta de la carbamacepina frente a diferentes modelos de dolor neuropático (entre ellos el SDRC). En él, utilizan pacientes con un control adecuado de su d o l o r, portadores de un sistema de estimulación med u l a r, como único abordaje terapéutico. Tras el apagado del sistema y consiguiente reaparición de la clínica, se inicia un estudio ramdomizado a doble ciego, que les permite concluir que la carbamacepina es efectiva en el dolor neuropático periférico (20). La mexiletina, antiarrítmico oral análogo a la lidocaína, ha demostrado utilidad en la neuropatía diabética (21); referente que hace pensar en su posible utilidad en el SDRC. Los beneficios de la administración sistémica por vía intravenosa de anestésicos locales se analiza más adelante. Mientras que la administración tópica ( E MLA: mezcla eutética de prilocaína y lidocaína) ha demostrado su utilidad también en dolores neuropáticos bien localizados. Su administración en forma de parches (no disponible en España) puede ser eficaz en fenómenos de SDRC, sobre todo alodínea, muy focales (22). También tópicamente se puede administrar capsaicina, sustancia activa del pimiento rojo, que actúa deplecionando de sustancia P y del gen relacionado con la calcitonina, de las terminaciones nerviosas periféricas (fibras C) (23). La c l o n i d i n a , agonista α2 a d r e n é rgico, es otra opción, puesto que parece atenuar el dolor mediado por el simpático, por su acción a tres niveles distintos: a) inhibiendo la transmisión nociceptiva en el asta dorsal de la médula espinal; b) disminuyendo el tono simpático, por su acción inhibidora sobre las columnas intermediolaterales de la médula; y c) a nivel periférico, bloqueando la liberación de noradrenalina en las terminaciones simpáticas (24). Además de su disponibilidad para la administración por vía oral (150 mg.8 h -1) y por vía espinal, la posibilidad de su administración local periférica mediante parches, abre nuevas expectativas. Los c o rticoides sistémicos durante cortos periodos de tiempo podrían estar indicados, aunque para más l a rgos periodos su balance riesgo/beneficio no parece hacerlos recomendables (18), ya que favorecen la 43 33 pérdida de masa ósea. Sí pueden ser útiles mediante infiltraciones periarticulares en caso de retracciones capsulares, para facilitar la movilización y recuperación funcional (17). La calcitonina parece haber demostrado su utilidad en el tratamiento de los SDRC. En la revisión realizada por Pérez y cols. (14), sobre 5 estudios (n=280 pacientes) comparando la eficacia de la calcitonina frente a un grupo control, el beneficio terapéutico era evidente (p=0,002). Sus beneficioss teóricos, por los que se indicó su prueba en este síndrome son: su capacidad de inhibición de la reabsorción ósea, su efecto vasodilatador periférico y su posible efecto analgésico central. Asimismo, los b i f o s f o n a t o s (pamidronato y alendronato) disminuyen el dolor y la tumefacción significativamente respecto a placebo (25). Los antagonistas de los re c e p t o re s N M D A ( k e t amina, dextrometorfano) podrían ser efectivos en el control de la alodinia e hiperalgesia, ya que éstas se relacionan con la hiperactividad mediada por los receptores NMDA, localizados a nivel central (medular y cortical) (26). Quizás su limitación fundamental sean los incómodos efectos secundarios de su uso regular (27-29). 5. PAPEL DE LA GABAPENTINA EN EL TRATAMIENTO DE LOS SDRC Existen numerosas referencias que acreditan el uso de gabapentina en el tratamiento del dolor predominantemente neuropático en diversos síndromes (neuralgia postherpética (30,31), neuropatía diabética) (32,33). Sin embargo, no se encuentran en la bibliografía estudios metodológicamente potentes y con muestra suficiente de la utilidad de la gabapentina en el tratamiento de los SDRC. Se plantea analizar la gabapentina como una posible alternativa en esta compleja patología, por presentar a priori un perfil adecuado, avalado fundamentalmente por los siguientes hechos: a) no existe consenso, ni verificación experimental, del tratamiento farmacológico ideal del SDCR; b) otros anticonvulsivantes, con farmacocinéticas diferentes, han demostrado cierta utilidad (11); y c) es bien tolerada y tiene una buena relación eficacia/toxicidad (34). Mellick G. y Mellick L. (35-37) son los primeros en aportar una serie de casos documentando el uso de la gabapentina en la distrofia simpático refleja (hoy SDRC tipo I), en pacientes que se habían sometido a diferentes pautas farmacológicas y técnicas regionales sin una adecuada respuesta. 34 G. CERDÁ-OLMEDO ET A L . Previamente se había publicado también, el primer caso documentado de tratamiento exitoso, de un paciente con un trastorno de ansiedad (fóbico) y de dolor en el contexto de un SDRC tipo I (38), mejorando con gabapentina, hasta controlarse ambos problemas. También tenemos referencia del éxito del tratamiento del SDRC con gabapentina en niños (39). Según Mellick y cols., el mecanismo primario que explicaría el porqué la gabapentina controla el dolor en los SDRC, estaría en relación directa con los aumentos de 5-HT en el sistema nervioso central (SNC) que modularían las vías monoamiérg i c a s . Mantienen que su eficacia radica en su capacidad de cruzar la barrera hematoencefálica, propiciando una acción inhibitoria sobre sus receptores. Hipotetizan con la posibilidad de que los incrementos de 5-HT o la propia actividad serotonina-l i k e de la gabapentina, debido a su acción sobre unos “nuevos” receptores específicos en el SNC, y sobre las vías inhibitorias descendentes, sean la causa de la temprana reversión de algunos de los cambios sobre los tejidos blandos y la piel típicos del SDRC. Los incrementos en la biodisponibilidad de la 5-H T o la actividad inducida por la acción sobre estos receptores específicos, provocarían también un bloqueo del flujo de catecolaminas, resultando una gradual reducción de la hiperalgesia inducida por la noradrenalina. Harke y cols. (20) explican la acción analgésica de la estimulación medular de cordones posteriores en este síndrome, por el hecho demostrado, mediante técnicas de microdiálisis, que la estimulación medular induce la liberación de GABA en el asta posterior medular (40). Deduciendo que la hiperexcitabilidad en el dolor neuropático, podría estar causada por una deficiente inhibición gabaérgica (41), alterando el balance entre mecanismos inhibitorios y excitatorios. Con la estimulación medular, el equilibrio sería reestablecido, recreando una nueva situación en el asta posterior medular previamente sensibilizada (42). La uniforme respuesta a la estimulación medular, en casos de dolor neuropático de diferente etiología, hace pensar que el mecanismo patogénico es común (20). Meyerson y cols. admiten que el incremento en la liberación de GABA y la disminución en la liberación de aspartato y glutamato en el asta dorsal se relaciona con la estimulación eléctrica medular, y por tanto, con la consiguiente mejora del dolor y la hiper a lgesia asociadas al dolor neuropático. Asumiendo que la gabapentina pudiera desempeñar un papel similar (43). Asimismo, estudios más recientes, demuestran en modelos de dolor neuropático en ratas, que la inhibi- R e v. Soc. Esp. del Dolor, Vol. 9, Supl. I, Septiembre 2002 ción del GABA produce alodinia y hiperalgesia térmica, que se controlan con la administración exógena de agonistas GABA ( 4 4 ) . De algún modo, estos datos avalan el papel del sistema GABA en la etiopatogenia del dolor neuropático, y justificarían la utilización de unas sustancias análogas estructuralmente al GABA, y de las que aunque desconocemos su íntimo mecanismo de acción, sabemos que actúa sobre unos receptores diferentes a los de las benzodiacepinas, glutamato, G A B AA, G A B A B y NMDA, como ocurre con la gabapentina (45). A todo ello, se añade el que, al parecer, ejerce también un saludable efecto a nivel límbico, que permite mejorar paralelamente a su efecto sobre el dol o r, la situación de ánimo depresivo frecuentemente asociada al SDRC, como a cualquier proceso álgico crónico (46). Como se ha hecho referencia, ya existe una esperanzadora experiencia en el uso de la gabapentina en los SDRC, sin embargo, son casos clínicos aislados que, si bien aportan un futuro prometedor, todavía falta un sedimento científico de estudios clínicos que permitan objetivar, de forma estadísticamente significativa, su eficacia clínica en esta situaciones. 6. BLOQUEOS SIMPÁTICOS Los bloqueos simpáticos son una buena opción, cuando el componente de dolor mantenido por el simpático juega un papel etiopatogénico relevante. Pueden plantearse tanto como técnicas intravenosas sistémicas (fentolamina) o regionales (guanetidina, reserpina, bretilio), como mediante bloqueos nerviosos: ganglio estrellado y bloqueos perivasculares axilares para el miembro superior y bloqueos del simpático lumbares o epidurales para el miembro inf e r i o r. La fentolamina es un antagonista competitivo de corta duración y reversible, que actúa sobre los receptores α a d r e n é rgicos y se utiliza como test diagnóstico para evaluar la importancia del componente simpático en el cuadro clínico doloroso. Si la prueba resulta positiva, con alivio significativo del dolor y de la hiperalgesia, el paciente se puede beneficiar de la utilización de bloqueos simpáticos (intravenosos o nerviosos). Sin embargo, el papel de los bloqueos simpáticos se ha minimizado, hasta el punto que según StatonHicks y cols. (47) los pacientes con SDRC se podrían dividir en respondedores y no respondedores a los bloqueos simpáticos. 44 P E R S P E C T I VAS DE LA A P O RTACIÓN DE LA G A B A P E N T I N AA LT R ATA M I E N TO D E L SÍNDROME DE DOLOR REGIONAL COMPLEJO (SDRC) 7. ESTIMULACIÓN MEDULAR La estimulación medular es una herramienta imprescindible para el tratamiento del dolor neuropático, y que por tanto, tiene su lugar también en el abordaje del SDRC, ya que además, parece obtener sus mejores resultados a largo plazo, en el tratamiento de lesiones de nervios periféricos o raices nerviosas. Un periodo de prueba previo de 5 a 7 días es un requisito fundamental para asegurar unos buenos resultados a largo plazo (48,49). 8. CONCLUSIÓN La gabapentina abre nuevas expectativas al tratamiento del dolor en el SDRC en relación a su acción sobre unos receptores todavía no identificados, cuya activación sería responsable de aumentos en los niveles de 5-HT en el SNC modulando las vías monoam i n é rgicas descendentes. Equilibrando el balance entre mecanismos inhibidores y excitadores. Faltan ensayos clínicos suficientemente potentes y metodológicamente correctos que confirmen definitivamente la eficacia de la gabapentina en el SDRC. 5. 6. 7. 8. 9. 10. 11 . 12. 13. 14. CORRESPONDENCIA: Germán Cerdá Olmedo Unidad Multidisciplinar de Tratamiento del Dolor Consorcio Hospital General Universitario de Va l e n c i a Avda. Tres Cruces s/n 46014 Va l e n c i a Telf. 96 386 29 32 Fax 96 386 29 84 e-mail: gersus@ono.com, cerda_ger@gva.es 15. 16. 17. 18. BIBLIOGRAFÍA 1. 2. 3. 4. 45 Mitchell SW. Injuries of nerves and their consequences. Philadelphia: JB Lippincott, 1872. Seyle H. The stress of life. New York: McGraw-Hill, 1957. Jänig W, Schmidt FR, eds. Reflex sympathetic dystrophy: pathophysiological mechanisms and clinical implications. Weinheim: VHC Verlags Gesell Schaft, 1992. Jänig W, Koltzenburg M. What is the interaction between the sympathetic terminal and the primary aff erent fiber? In: Basbaum AI, Besson JM, eds. 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