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DOMINGO X - Per Annum - C Joven, yo te lo ordeno, levántate El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré? El Señor es la defensa de mi vida, ¿quién me hará temblar?. (Antífona de Entrada, Sal 26,1-2) Procesión de Entrada: Salmo 26 El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré? El Señor es la defensa de mi vida, ¿quién me hará temblar?. Escucha, Señor, mis clamores y ven en mi ayuda. Tu Rostro estoy buscando, Señor; no me lo escondas. Liturgia de la Palabra I Lectura: Primer libro de los Reyes 17, 17-24 Salmo Responsorial: Salmo 29 II Lectura: carta a los cristianos de Galacia 1,11-19 Aclamación antes del Evangelio Versículo: Un gran profeta ha aparecido en medio de nosotros y Dios ha visitado a su Pueblo. Evangelio: según san Lucas 7,11-17 Aclamación después del Evangelio Credo Niceno-Constantinopolitano Creo en un solo Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un solo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación bajó del cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un solo Bautismo para el perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro. Amén. Liturgia Eucarística Presentación de los Dones Padre nuestro recibid Amén Doxología Aclamación al Padrenuestro Procesión de Comunión Yo soy el pan de vida Yo soy el Pan de Vida, el que viene a Mi no tendrá hambre, el que viene a Mí no tendrá sed. Nadie viene a Mí, si mi Padre no lo atrae. Yo soy esa bebida, que se prueba y no se tiene sed. El que siempre beba de Mi sangre, vivirá en Mí, y tendrá la Vida Eterna. El Pan que Yo daré es mi Cuerpo, Vida para el mundo. El que siempre coma de mi Carne, vivirá en Mí como Yo vivo en mi Padre. Es mi Padre Es mi Padre quien les da verdadero Pan del Cielo. El que coma de este Pan vivirá eternamente. Yo soy ese Pan de Vida que ha bajado desde el Cielo. CREEMOS, SEÑOR, EN TU PALABRA, TÚ ERES EL PAN QUE DA LA VIDA. Todo aquel que venga a Mí no padecerá más hambre, todo aquel que crea en Mí no padecerá más sed. Es mi Carne la comida y es mi Sangre la bebida. El que come de este Pan vive en Mí y Yo en él. El que bebe de esta copa tiene ya la vida eterna: yo lo resucitaré en el Día del Señor. Poscomunión Sagrado Corazón Sagrado Corazón, Eterna Alianza, en donde escribe Dios la Ley de gracia. ¿Quién no ha de amarlo si Él amó primero, y dio en la Cruz su vida al mundo entero? Por tal inmenso amor retribuyamos amor, reparación y desagravio. En Él descansen nuestras esperanzas; en Él reposen siempre nuestras almas. Salida Himno Mariano Nacional Te alabamos Virgen Madre, pues nos diste al Redentor, que alcanzó para los hombres toda gracia y salvación. Eres tú el gran prodigio que creó Dios por bondad: la promesa de victoria, nuestro triunfo sobre el mal. NUESTRO PUEBLO PEREGRINO BUSCADOR DE ETERNIDAD HALLE UN SIGNO DE ESPERANZA EN TU IMAGEN VIRGINAL. No se realiza colecta durante la Misa: por favor deposite su ofrenda en la Mesa de las Ofrendas, junto con las intenciones, al llegar al Templo. Sea generoso: su ofrenda está destinada a la restauración del Templo. www.corosanclemente.com.ar PROMESAS DE JESUCRISTO A SANTA MARGARITA MARÍA, A FAVOR DE LAS PERSONAS DEVOTAS DE SU SAGRADO CORAZÓN. 1. Les daré todas las gracias necesarias a su estado. 2. Pondré paz en sus familias. 3. Les consolaré en sus penas. 4. Seré su refugio seguro durante la vida, y, sobre todo, en la hora de la muerte. 5. Derramaré abundantes bendiciones sobre todas sus empresas. 6. Bendeciré las casas en que la imagen de mi Corazón sea expuesta y venerada. 7. Los pecadores hallarán en mi Corazón la fuente, el Océano infinito de la misericordia. 8. Las almas tibias se volverán fervorosas. 9. Las almas fervorosas se elevarán a gran perfección. 10. Daré a los sacerdotes el talento de mover los corazones más empedernidos. 11. Las personas que propaguen esta devoción tendrán su nombre escrito en mi Corazón, y jamás será borrado de El. 12. Les prometo en el exceso de mi misericordia, que mi amor todopoderoso concederá a todos aquellos que comulgaren por nueve primeros viernes consecutivos, la gracia de la perseverancia final; no morirán sin mi gracia, ni sin la recepción de los santos sacramentos. Mi Corazón será su seguro refugio en aquel momento supremo. Las condiciones para ganar esta última gracia son tres: 1. Recibir la Sagrada Comunión durante nueve primeros viernes de mes de forma consecutiva y sin ninguna interrupción. 2. Tener la intención de honrar al Sagrado Corazón de Jesús y de alcanzar la perseverancia final. 3. Ofrecer cada Sagrada Comunión como un acto de expiación por las ofensas cometidas contra el Santísimo Sacramento. La devoción al Corazón de Jesús es de origen medieval. Sin embargo, la fuente más importante de la devoción, en la forma en que la conocemos actualmente, es Santa Margarita María Alacoque de la Orden de la Visitación de Santa María, a quien Jesús se le apareció. En dichas apariciones, Jesús le dijo que quienes oraran con devoción al Sagrado Corazón, recibirían muchas gracias divinas. El confesor de santa Margarita María Alacoque fue San Claudio de la Colombière, quien, creyendo en las revelaciones místicas que ella recibía, propagó la devoción. Los jesuitas extendieron la devoción por el mundo a través de los miembros de la Compañía. A mediados del siglo XX, el capuchino Italiano san Pío de Pietrelcina y el beato León Dehon promovieron y revivieron el concepto de la oración dirigida al Sagrado Corazón de Jesús. En su encíclica papal Auctorem Fidei, Pío VI mencionó la devoción al Sagrado Corazón. Después de las cartas de la beata María del Divino Corazón (1863-1899) con la petición, en el nombre del propio Cristo, para que el papa León XIII consagrara el mundo entero al Sagrado Corazón de Jesús, el pontífice designó comisiones de grupos de teólogos para examinar su petición sobre la base de la revelación mística y la tradición sagrada. Esta investigación resultó positiva. Siguiendo la revisión teológica, León XIII, en su encíclica Annum Sacrum (25 de mayo de 1899) dijo que la humanidad en su totalidad debía ser consagrada al Sagrado Corazón de Jesús, declarando su consagración el 11 de junio del mismo año. X DOMINGO ORDINARIO ANTíFONA DE ENTRADA Sal 26, 1-2 El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré? El Señor es la defensa de mi vida, ¿quién me hará temblar? Cuando me asaltan mis enemigos, tropiezan y caen. ORACION COLECTA D ios nuestro, de quien todo bien procede, inspíranos propósitos de justicia y santidad y concédenos tu ayuda para poder cumplirlos. Por nuestro Señor Jesucristo. ORACION DE LOS FIELES (Propuesta) Celebrante: Creemos en un Dios que resucita a los muertos y vence el poder del mal. Es por esto que, con gran confianza ahora rezamos por nuestras necesidades y las de toda la Iglesia. Diácono / Lector / Cantor: - - - - - - Para que el Papa, los obispos y sacerdotes de la Iglesia puedan ser fieles heraldos del Evangelio, y cuenten con el apoyo amoroso de su pueblo, roguemos al Señor... Para que a los gobiernos civiles que sufren disturbios e inestabilidad les sean dados los dones de la paz y la tranquilidad, y puedan garantizar los derechos de todos sus ciudadanos, roguemos al Señor... Para que todos aquellos que persiguen a la Iglesia puedan experimentar la conversión y abrazar la salvación encontrada en Cristo Jesús, roguemos al Señor... Para que el Evangelio, que proclama la resurrección de los muertos, pueda dar consuelo a los que lloran la pérdida de un hijo por un aborto ya sea voluntario o involuntario, roguemos al Señor... Para que los enfermos puedan acogerse con fe al poder salvador de Dios, y para que aquellos en la profesión médica puedan ser bendecidos en su trabajo de sanación, roguemos al Señor... Por todos los que han muerto, y por aquellos que consuelan a los que lloran, roguemos al Señor... Celebrante: Padre, Tú escuchas nuestras oraciones con un amor más allá de nuestra imaginación. Al satisfacer nuestras necesidades, mantennos fieles y alegres en tu servicio. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. Amén ORACION SOBRE LAS OFRENDAS M ira,Señor, con bondad, estos dones que te presentamos humildemente, para que sean gratos a tus ojos y nos hagan crecer en tu amor. Por Jesucristo, nuestro Señor. ANTíFONA DE LA COMUNION Sal 17, 3 Señor, tú eres mi amor, mi fuerza y mi refugio, mi liberación y mi ayuda. Tú eres mi Dios. O bien: 1 Jn 4, 16 Dios es amor y el que permanece en el amor permanece en Dios y Dios en él. ORACION DESPUES DE LA COMUNION Q ue la fuerza redentora de esta Eucaristía nos proteja, Señor, de nuestras malas inclinaciones y nos guíe siempre por el camino de tus mandamientos. Por Jesucristo, nuestro Señor. LECTURAS 1 Mira, tu hijo vive. Lectura del primer libro de los Reyes 17, 17-24 Después que sucedió esto, el hijo de la dueña de casa cayó enfermo, y su enfermedad se agravó tanto que no quedó en él aliento de vida. Entonces la mujer dijo a Elías: «¿Qué tengo que ver yo contigo, hombre de Dios? ¡Has venido a mi casa para recordar mi culpa y hacer morir a mi hijo!.» «Dame a tu hijo», respondió Elías. Luego lo tomó del regazo de su madre, lo subió a la habitación alta donde se alojaba y lo acostó sobre su lecho. E invocó al Señor, diciendo: «Señor, Dios mío, ¿también a esta viuda que me ha dado albergue la vas a afligir, haciendo morir a su hijo?.» Después se tendió tres veces sobre el niño, invocó al Señor y dijo: «¡Señor, Dios mío, que vuelva la vida a este niño!.» El Señor escuchó el clamor de Elías: el aliento vital volvió al niño, y éste revivió. Elías tomó al niño, lo bajó de la habitación alta de la casa y se lo entregó a su madre. Luego dijo: «Mira, tu hijo vive.» La mujer dijo entonces a Elías: «Ahora sí reconozco que tú eres un hombre de Dios y que la palabra del Señor está verdaderamente en tu boca.» Palabra de Dios. SALMO R. Sal 29, 2 y 4. 5-6. 11-12a y 13b (R.: 2a) Yo te glorifico, Señor, porque tú me libraste. Yo te glorifico, Señor, porque tú me libraste y no quisiste que mis enemigos se rieran de mí. Tú, Señor, me levantaste del Abismo y me hiciste revivir, cuando estaba entre los que bajan al sepulcro. R. Canten al Señor, sus fieles; den gracias a su santo Nombre, porque su enojo dura un instante, y su bondad, toda la vida: si por la noche se derraman lágrimas, por la mañana renace la alegría. R. «Escucha, Señor, ten piedad de mí; ven a ayudarme, Señor.» Tú convertiste mi lamento en júbilo: ¡Señor, Dios mío, te daré gracias eternamente! R. 2 Se complació en revelarme a su Hijo, para que yo lo anunciara entre los paganos Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Galacia 1, 11-19 Quiero que sepan, hermanos, que la Buena Noticia que les prediqué no es cosa de los hombres, porque yo no la recibí ni aprendí de ningún hombre, sino por revelación de Jesucristo. Seguramente ustedes oyeron hablar de mi conducta anterior en el Judaísmo: cómo perseguía con furor a la Iglesia de Dios y la arrasaba, y cómo aventajaba en el Judaísmo a muchos compatriotas de mi edad, en mi exceso de celo por las tradiciones paternas. Pero cuando Dios, que me eligió desde el seno de mi madre y me llamó por medio de su gracia, se complació en revelarme a su Hijo, para que yo lo anunciara entre los paganos, de inmediato, sin consultar a ningún hombre y sin subir a Jerusalén para ver a los que eran Apóstoles antes que yo, me fui a Arabia y después regresé a Damasco. Tres años más tarde, fui desde allí a Jerusalén para visitar a Pedro, y estuve con él quince días. No vi a ningún otro Apóstol, sino solamente a Santiago, el hermano del Señor. Palabra de Dios. ALELUIA Lc 7, 16 Aleluia. Un gran profeta ha aparecido en medio de nosotros y Dios ha visitado a su Pueblo. Aleluia. EVANGELIO Joven, yo te lo ordeno, levántate X Lectura del santo Evangelio según san Lucas 7, 11-17 Jesús se dirigió a una ciudad llamada Naím, acompañado de sus discípulos y de una gran multitud. Justamente cuando se acercaba a la puerta de la ciudad, llevaban a enterrar al hijo único de una mujer viuda, y mucha gente del lugar la acompañaba. Al verla, el Señor se conmovió y le dijo: «No llores.» Después se acercó y tocó el féretro. Los que lo llevaban se detuvieron y Jesús dijo: «Joven, yo te lo ordeno, levántate.» El muerto se incorporó y empezó a hablar. Y Jesús se lo entregó a su madre. Todos quedaron sobrecogidos de temor y alababan a Dios, diciendo: «Un gran profeta ha aparecido en medio de nosotros y Dios ha visitado a su Pueblo.» El rumor de lo que Jesús acababa de hacer se difundió por toda la Judea y en toda la región vecina. Palabra del Señor.