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ACOMPAÑAR COMUNITARIAMENTE A LA PASTORAL SOCIAL - CARITAS 1. CUESTION A DEBATE 2 2. IDEAS CLAVE 3 3. PALABRA DE VIDA 7 4. PARA PROFUNDIZAR 10 5. ATERRIZANDO 13 1. CUESTION A DEBATE EL CIEGO Y LA LINTERNA En tiempos pasados, hace ya muchos años, se utilizaba en el Japón cierta clase de linternas hechas de papel y bambú, con una vela en su interior. Un hombre ciego que había ido a visitar a un amigo por la noche, recibió de éste una de esas linternas para que hiciese el camino de vuelta a casa. “¿Para qué quiero yo una linterna?” inquirió el ciego. “Oscuridad y luz son para mí la misma cosa”. “Sé que no necesitas una linterna para encontrar el camino”, replicó el amigo, “pero si no la llevas, otra persona podría tropezar contigo, así que es mejor que la cojas”. El ciego partió con la linterna en la mano, pero apenas se había alejado un corto trecho cuando chocó de frente con alguien. “¡Mira por dónde andas!” le gritó al desconocido. “¿Es que no ves la linterna?” A lo que este respondió: “Tu linterna se ha apagado, hermano.” CUESTIONARIO ¿Qué necesita el ciego? ¿Qué hizo el amigo para ayudar al ciego? ¿Fue suficiente la ayuda del amigo? ¿habría podido hacer algo más? ¿El desconocido podrá ser amigo del ciego? ¿Cómo concluirías tú la historia? ¿Alguna vez has ayudado a una persona y la has dejado seguir por su camino sin saber lo que le pasó después? ¿Por qué es importante seguir acompañando? En la Pastoral Social – Caritas que conoces, ¿se acoge bien a la gente? Y después, ¿se les acompaña bien? 2. IDEAS CLAVE ACOMPAÑAR Y ARTICULAR COMUNITARIAMENTE LA PS – CARITAS 1. La comunidad, escuela de comunión “Los pastores de la Iglesia, siguiendo el ejemplo del Señor, pónganse al servicio los unos de los otros y al de los demás fieles, y estos últimos a su vez, asocien su trabajo con el de los pastores y doctores. De este modo, en la diversidad, todos darán testimonio de la admirable unidad del Cuerpo de Cristo; pues la misma diversidad de gracias, servicios y funciones congrega en la unidad a los hijos de Dios, porque “todas estas cosas son obras del único e idéntico Espíritu” (1 Cor 12,11)” (LG 32). De este modo el Concilio Vaticano II nos anima a ver la Iglesia como una comunidad respetuosa de la diversidad de carismas pero, al mismo tiempo, articulada según el orden apostólico instituido por Cristo. Al mismo tiempo es indispensable referirse al nuevo papel del laicado en la Iglesia, como elemento esencial y dinamizador de la misma. Sin laicos verdaderamente incorporados y conscientes de su misión, no existe una comunidad cristiana en plenitud. Por eso la importancia de la corresponsabilidad eclesial que se expresa institucionalmente en el Consejo Pastoral, reflejo de una comunidad que quiere ser signo de unidad en la fe y comunión de los fieles entre sí y con sus propios pastores. El compromiso caritativo de la comunidad deberá hacerse presente en ese Consejo Parroquial procurando encontrar en él: (a) La articulación de su actividad con el resto de grupos y dimensiones de la vida comunitaria (b) Los apoyos necesarios para llevar adelante su misión eclesial. 2. Una comunidad organizada La Caritas se inserta en el organigrama pastoral de la parroquia ocupando un lugar significativo en el Consejo Pastoral parroquial. Entre las tres dimensiones de la pastoral debe darse una constante comunicación e interacción: Catequesis, Liturgia y Diakonia, son todas ellas dimensiones de una misma tarea evangelizadora. Respetando este principio básico, cada comunidad parroquial podrá organizar con flexibilidad su servicio caritativo y social. Partiendo de la realidad socio-pastoral de su entorno, y tomando en cuenta los recursos humanos y económicos disponibles, realizará el discernimiento necesario para elegir los campos prioritarios de acción en cada caso. El párroco es el responsable último de Caritas en cuanto presidente de “la asamblea parroquial de fe, oración y caridad”, pero debe dejar libertad a los seglares para que organicen el trabajo de acción social. En efecto, esta dimensión de la actividad eclesial corresponde en primer lugar a los laicos. Ellos están inmersos en el mundo y han recibido el encargo de Cristo de cambiarlo desde dentro, como fermento en la masa. El esquema organizativo de una Caritas desarrollada en un contexto adecuado podría representarse así: PÁRROCO CONSEJO PASTORAL COMISIONES CATEQUESIS LITURGIA CARITAS CARITAS CONSEJO EJECUTIVO COORDINADOR DE ADMINISTRACIÓN COORDINADOR DE ASISTENCIA COORDINADOR DE PROMOCIÓN DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA ACOGIDA VOLUNTARIOS DISPENSARIO MÉDICO CAMPAÑAS OTROS PROYECTOS PROYECTOS Otras situaciones y otros contextos recomendarán estructuras organizativas diferentes. En todo caso es siempre clarificador explicitar la estructura de la organización que está funcionando o de aquella que nos parecería más adecuada en las circunstancias concretas de nuestra comunidad. 3. Una comunidad que acompaña y es acompañada Centrándonos ahora en el proceso de acompañamiento, es importante aclarar los términos de esta relación distinguiendo entre el acompañante y el acompañado. Ante todo acompaña la comunidad, última responsable de todas las dimensiones del trabajo evangelizador. Como primera responsable del acompañamiento, es muy importante que toda la comunidad reconozca la tarea de Caritas como propia, como una dimensión fundamental de nuestro camino compartido hacia el Reino de Dios y expresión del rostro misericordioso de Dios. Caritas dentro de una comunidad será una fuerza, un impulso que indica un camino, sensibiliza y orienta hacia el Amor de Dios. Sin esa identidad profundamente comunitaria, sin esa vinculación real al resto de actividades parroquiales, no hay acción social cristiana digna de este nombre. Caritas se siente parte de ese esfuerzo comunitario y se ve acompañada cuando los responsables comunitarios y miembros de otros grupos se interesan por las actividades en curso y las apoyan según sus posibilidades. De este modo se confirma y fortalece el deseo de toda la comunidad de servir a los pobres y necesitados con propuestas adecuadas, apoyos diversos y la fuerza de una oración compasiva y sostenida. El programa del cristiano —el programa del Buen Samaritano, el programa de Jesús— es un «corazón que ve». Este corazón ve dónde se necesita amor y actúa en consecuencia. Obviamente, cuando la actividad caritativa es asumida por la Iglesia como iniciativa comunitaria, a la espontaneidad del individuo debe añadirse también la programación, la previsión, la colaboración con otras instituciones similares (DCE 31). Caritas no solo es sujeto acompañado; también es agente que acompaña a la comunidad en su camino. Para ello debe ser capaz de “escuchar” con atención lo que la comunidad está viviendo, sus esperanzas, sus dificultades, sus limitaciones. Por eso Caritas quiere estar en diálogo permanente con los distintos grupos parroquiales, reflejando así que formamos parte de una misma familia con una sola tarea: transmitir la Buena Noticia. La mera existencia de Caritas supone ya un compromiso concreto que no es solo de sus voluntarios sino de la comunidad entera. Un compromiso que sólo en comunidad se puede reconocer, fortalecer y sostener, y ello con una finalidad: lograr que el amor de Dios esté cada vez más vivo en la vida parroquial. 4. Un proceso delicado e importante Dentro de la comunidad, en sus diferentes expresiones y organismos, se vive este proceso de acompañamiento que es delicado e importante al mismo tiempo. Un grupo parroquial abierto a reconocer su potencialidad y su contribución a la tarea común es siempre una riqueza, un don del Espíritu que hay que cuidar y acompañar. Los responsables comunitarios deben prestarle toda la atención posible, confiarle una tarea bien definida, respetarlo en su ámbito de acción y responsabilidades, y hacer visible su papel en la vida comunitaria para que de modo claro y público se refleje el valor de cada carisma específico. Acompañar no es conducir a otro donde yo quiero llevarle, sino compartir con él una meta que Otro nos está indicando: “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida” (Jn 14,6). Los distintos grupos parroquiales están formados por personas adultas, con su historia, su camino, su modo de ver las cosas y de enfrentar los problemas. Acompañarles significa ser solidario y respetuoso con el ritmo de cada cual, esforzarse por entender sus palabras y sus gestos y, en definitiva, experimentar en el Espíritu la comunión de quien sabe hacerse compañero para ir creciendo juntos. Acompañar en todas las dimensiones a los grupos de acción social cristiana es también importante porque, como nos recuerda Benedicto XVI, los servicios que se ofrecen a los que sufren deben realizarse con competencia profesional: “quienes prestan ayuda han de ser formados de manera que sepan hacer lo más apropiado y de la manera más adecuada, asumiendo el compromiso de que se continúe después las atenciones necesarias. Un primer requisito fundamental es la competencia profesional, pero por sí sola no basta. En efecto, se trata de seres humanos, y los seres humanos necesitan siempre algo más que una atención sólo técnicamente correcta. Necesitan humanidad. Necesitan atención cordial. Cuantos trabajan en las instituciones caritativas de la Iglesia deben distinguirse por no limitarse a realizar con destreza lo más conveniente en cada momento, sino por su dedicación al otro con una atención que sale del corazón, para que el otro experimente su riqueza de humanidad” (DCE 31). 5. Discípulos guiados por el Espíritu Conviene decir una palabra sobre el aspecto espiritual y teológico del acompañamiento y de la articulación de la Caritas parroquial en la comunidad. Tomamos prestadas las palabras de una reflexión sobre el discipulado que motiva y orienta el compromiso de servicio en la perspectiva del crecimiento y de la comunión en el mismo Espíritu (publicada en la Revista “Medellín”, CELAM, n. 125). “Discípulo es el que aprende, acoge y se deja transformar por la palabra y el espíritu del maestro. Como todo lo humano, el discípulo se hace cada día en la escucha del dinamismo de la propia existencia; por eso hablamos de “discipulado”. Los cristianos somos discípulos de Jesucristo, convocados para oír su voz e ir configurando nuestra historia según el Evangelio. A esa configuración existencial la llamamos “seguimiento de Jesucristo”…… “En la Biblia no hay una definición cerrada del espíritu. Se habla de una sensación, una presencia; el espíritu viene a ser como el aire que respiramos, nos permite vivir y crear comunidad entre nosotros; como el fuego que enardece o el agua que refresca nuestro caminar sudoroso. Es una fuerza que nos habita y dinamiza nuestra experiencia. Es el espacio interior donde brotan nuestros afectos, se forjan nuestros programas y se alimentan nuestras actividades. Fidelidad al Espíritu de Jesucristo - aquí con mayúscula porque creemos que el Espíritu es Dios mismo - significa apertura real a que ese mismo Espíritu modele nuestra intimidad y nuestras actividades.” 3. PALABRA DE VIDA CONSTRUIR LA CASA SOBRE LA ROCA (Lc 6,39-49) 39 Jesús les puso también esta comparación: ¿Puede un ciego guiar a otro ciego? Ciertamente caerán ambos en algún hoyo. 40 El discípulo no está por encima de su maestro, pero si se deja formar, se parecerá a su maestro. 41 ¿Y por qué te fijas en la pelusa que tiene tu hermano en un ojo, si no eres consciente de la viga que tienes en el tuyo? 42 ¿Cómo puedes decir a tu hermano: “Hermano, deja que te saque la pelusa que tienes en el ojo”, si tú no ves la viga en el tuyo? Hipócrita, saca primero la viga de tu propio ojo para que veas con claridad, y entonces sacarás la pelusa del ojo de tu hermano. 43 No hay árbol bueno que dé frutos malos, ni tampoco árbol malo que dé frutos buenos. 44 Cada árbol se conoce por sus frutos. No se recogen higos de los espinos ni se sacan uvas de las zarzas. 45 Así, el hombre bueno saca cosas buenas del tesoro que tiene en su corazón, mientras que el malo, de su fondo malo saca cosas malas. La boca habla de lo que está lleno el corazón. 46 ¿Por qué me llaman: ¡Señor! ¡Señor!, y no hacen lo que digo? 47 Les voy a decir a quién se parece el que viene a mí y escucha mis palabras y las practica. 48 Se parece a un hombre que construyó una casa; cavó profundamente y puso los cimientos sobre la roca. Vino una inundación y la corriente se precipitó sobre la casa, pero no pudo removerla porque estaba bien construida. 49 Por el contrario, el que escucha, pero no pone en práctica, se parece a un hombre que construyó su casa sobre tierra, sin cimientos. La corriente se precipitó sobre ella y en seguida se desmoronó, siendo grande el desastre de aquella casa. 1. El texto en su contexto Grandes contrastes encontramos en esta Palabra del evangelio de Lucas: gran contraste encontró también Jesús en su contexto religioso donde fariseos y escribas tenían la presunción de ser los mejores guías del pueblo de Dios. Siempre existe el riesgo de la presunción que lleva a la ruina. Estas mismas palabras van dirigidas a los discípulos: se trata de una parábola que no necesita explicaciones, porque sitúa con claridad la actitud de quien quiere ejercer adecuadamente de guía respecto a sus hermanos (v. 40). A contraluz aparece una insistente invitación de Jesús a la humildad, a la verdadera humildad, en virtud de la cual el verdadero guía no se erige en juez de los hermanos, sino que se abre voluntariamente a la recíproca corrección fraterna. “El discípulo no es más que el maestro”. La intención de Jesús es suscitar actitudes de vida comunitaria en aquellos a quienes confía su propuesta de vida nueva. No hay verdadera espiritualidad cristiana sin la práctica de los mandamientos y, más aún, sin una adhesión total a la novedad evangélica. En los labios de Jesús el discurso sobre la pelusa y la viga se convierte así en una invitación, más insistente que nunca, a asumir con valor nuestras propias responsabilidades y a no caer en las trampas que habían enredado la práctica de los fariseos. En otras imágenes se percibe el mismo contraste: “árbol bueno” y “árbol malo” (v. 43); “casa sobre la roca” o “sobre la arena.” Para Jesús cada persona es como un árbol: si es bueno, puede dar frutos buenos, pero no es posible pretender que dé frutos buenos si es malo. La orientación de las palabras de Jesús va, por consiguiente, del interior al exterior (del corazón a los hechos), pero también del exterior al interior (de los hechos al corazón). Jesús sabe bien lo que hay en el corazón de cada persona y habla desde un conocimiento cierto frente al cual todos sienten que son como un cuaderno abierto de par en par. Para Jesús hay, pues, un tesoro bueno y otro malo (v. 45): en ambos casos, se trata del corazón de la persona, fuente de sus pensamientos y manantial de sus acciones. La persona que del tesoro bueno de su propio corazón saca el bien “se parece a un hombre que construyó una casa; cavó profundamente y puso los cimientos sobre la roca”. El buen corazón que ha recibido como don y que intenta cultivar con todas sus fuerzas, le ofrece continuamente material para construir, ladrillo a ladrillo, la casa en la que podrá habitar con su Señor, la tienda en la que podrá buscar y encontrar su Señor, la morada de la intimidad. 2. Algunos subrayados vv. 39-40: ¿Puede acaso un ciego guiar a otro ciego? Se inicia con el anuncio de una parábola que, de hecho, no se expondrá hasta el final (vv. 47-49). Jesús formula una cuestión sirviéndose de un dicho proverbial: el ciego incapaz de guiar a nadie. Nos confronta con la necesidad de hacer discernimiento personal antes de pretender guiar a los demás. Es claro que Jesús se refiere a los fariseos y escribas, pero al mismo tiempo provoca a los discípulos sobre las responsabilidades de la relación discípulo - maestro. La manera de actuar revela la realidad interior del hombre (ceguera / hipocresía / opacidad o claridad de visión / frutos buenos / transparencia) y la necesidad de vivir el perdón y la misericordia. vv. 41-42: ¿Y por qué te fijas en la pelusa que tiene tu hermano…….? El contraste es grande y casi absurdo, pero revela el deseo de Jesús de transmitir algo importante sobre la relación de los hermanos y con los hermanos (palabra repetida 4 veces). Ser discípulo significa entrar en una relación de hermandad, en una relación que no sea de superioridad, sino de igualdad. v. 43: No hay árbol bueno que dé frutos malos…. Jesús nos llama a un examen de conciencia, nos ayuda a ver si tenemos la conciencia limpia. Es necesario purificar la mente y el espíritu para que así este árbol bueno pueda producir frutos buenos, es decir palabras y obras de justicia y de bondad. v. 45: El malo, de su fondo malo saca cosas malas. Hay un inseparable vínculo entre la intención profunda y el comportamiento exterior. En el actuar y en el hablar lo verdadero sale del corazón. Por eso es importante que el discípulo conozca la calidad de su propio corazón. v. 46: ¿Por qué me llaman: "¡Señor, Señor!", y no hacen lo que digo? Se plantea una cuestión de fondo. El contenido del discurso de Jesús dirigido al pueblo de Israel (cf. 7,1) ocupa el lugar de la Ley y no puede quedarse en jaculatorias vacías de sentido. vv. 47-49: Se parece a un hombre que construyó una casa. La casa edificada sobre «la roca», la fe / adhesión personal a Jesús y a su programa, no se la llevan las inundaciones ni le afectan los temblores de tierra o huracanes; en tiempo de crisis y de defecciones, tan cíclicos como los fenómenos atmosféricos o los cataclismos, se mantiene firme e inconmovible. En cambio, la casa que no tiene cimientos, la fe que no ha enraizado mediante el compromiso personal, se hunde y se pierde inexorablemente. 3. El texto en nuestro tema Lee despacio el texto y el comentario. Subraya lo que parece más importante para nuestra experiencia creyente y para nuestro tema. Comparte estas ideas en grupo y enriquece tu visión con los aportes del resto. Entre las imágenes del texto sugerido escoge la que para ti es más significativa de cara a iluminar lo que implica el acompañamiento cristiano que quiere desarrollar el compromiso caritativo y social. Para guiar ciegos es necesario ver bien y algo más. ¿Cómo entiendes esta llamada de atención? Acompañar a grupos de PS-Caritas y hacerlo bien a la luz de este texto ¿qué implica en un agente de Pastoral Social? ¿A qué te está comprometiendo a ti? En la PS-Caritas también necesitamos construir la “casa sobre roca”. En tu opinión, ¿qué significa esta advertencia de Jesús aplicada a nuestro tema? ¿Qué es necesario evitar? La casa indica una relación familiar más que una construcción estática. ¿Qué relaciones importantes, pasadas o presentes, te están ayudando a enraizarte más en Dios y entender mejor la fuerza de su misericordia? ¿Cuál es mi aporte personal y profesional a la construcción de esa “casa” que es mi comunidad? 4. PARA PROFUNDIZAR ACOMPAÑAR COMPARTIENDO CAMINO Y EXPERIENCIA DEL ÚNICO SEÑOR 1. “Aquel mismo día, dos discípulos se dirigían a un pueblecito llamado Emaús, que está a unos doce kilómetros de Jerusalén, e iban conversando sobre todo lo que había ocurrido. Mientras conversaban y discutían, Jesús en persona se les acercó y se puso a caminar con ellos, pero algo impedía que sus ojos lo reconocieran” (Lc 24,13-16). 2. Elegimos para contextualizar algunas de las articulaciones de acompañar, educar y formar, el episodio de los dos discípulos de Emaús. Es un pasaje significativo porque, además de la sabiduría del contenido y del método pedagógico seguido por Jesús, reconocemos en los discípulos la imagen de tantas personas que hoy, embargadas por la tristeza, parecen haber perdido toda ilusión por buscar su vocación y su lugar en el mundo. 3. Lo primero en este camino es ponerse al lado: la persona que ayuda comparte una historia, un esfuerzo, una decepción, y se convierte así en acompañante, en compañero/a de viaje. 4. El ministerio del acompañamiento es propio del Espíritu que inspira tanto a aquel hermano o hermana mayor que acompaña, como al hermano o hermana menor en búsqueda de camino, de respuestas, de orientaciones, de esperanza ante los problemas que se presentan. En efecto, es el Espíritu del Padre y del Hijo quien permanece junto a la persona para recordarle la Palabra del Maestro, los gestos del Señor; es también el Espíritu quien habita en el ser humano para suscitar en él la conciencia de ser hijo/a del Padre. Es, por tanto, el Espíritu el modelo en el que se debe inspirar aquel hermano o hermana que acompaña a la persona necesitada. Compartir el camino 5. Caminamos en un viaje común, orientado hacia una mayor solidaridad. Deseamos progresar como personas y como comunidad en madurez de vida y de fe. Avanzamos juntos hacia el Reino de Dios, participando de los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias del género humano. Progresamos por etapas en compañía de hermanos y hermanas en la fe, que conocen parte del camino, capaces de reconocer la voz y los pasos de Dios, y por eso dispuestos a ayudarnos a descubrir al Señor que llama y a discernir la senda estrecha para llegar a Él. Un día somos acompañados y otro nos toca acompañar. 6. Un itinerario de crecimiento y de esperanza es, por tanto, y ante todo, camino con Cristo, el Señor de la vida, nacido entre nosotros y, desde entonces, parte de nuestra historia. Pero los ojos de carne, a menudo, no lo saben reconocer. Entonces, el caminar humano se torna solitario, el conversar inútil, y la búsqueda se enreda en un laberinto de decisiones sin perspectiva y sin futuro. 7. Quizá la función más importante del acompañante es la de “indicar” la presencia de Otro, admitiendo la naturaleza relativa de su propia contribución, de la propia cercanía, del propio acompañamiento. El acompañante es mediación de esa Otra presencia, puente hacia el descubrimiento del Dios que llama y se dirige a cada hombre. Como los discípulos de Emaús, con frecuencia las personas no tienen ojos para ver ni oídos para oír a Ese que camina junto a ellos y está atento a escuchar sus inquietudes y compartir desilusiones. Jesús, con insistencia y delicadeza a la vez, nos pide que abramos la puerta. Quiere encender nuestro corazón con sus Palabras, desea compartir el Pan que abre perspectivas y alimenta la esperanza. 8. El hermano/a que acompaña es el signo de esa insistencia y delicadeza: ayuda a reconocer la voz susurrante, desvela la significación del gesto amoroso, relativiza la visión autocentrada, y contribuye a abrir nuevos horizontes en la experiencia de la vida compartida. Acompañar es un ministerio humilde, dotado de esa clase de humildad serena e inteligente que sólo el Espíritu sabe dar, y que se manifiesta en un modo especial de escuchar, de dialogar, de amar. El acompañamiento presupone libertad, la libertad de un “yo” que se hace pequeño para dejar espacio a que resuene con claridad y fuerza incisiva la voz de Aquél que llama y tiene algo importante que decir. Los pozos de agua 9. “Jesús cansado del viaje, se sentó junto al pozo...” (Jn 4,6). Es el arranque de lo que podemos considerar un inédito coloquio vocacional: el encuentro de Jesús con la samaritana. La mujer, en efecto, a través de este encuentro, recorre un itinerario hacia el descubrimiento de sí misma y del Mesías, convirtiéndose inmediatamente en su anunciadora. 10. Este pasaje trasluce la soberana libertad de Jesús para buscar dondequiera y en quienquiera a sus mensajeros. También es llamativa la elección del pozo como lugar del encuentro. Los pozos, en la antigua sociedad judaica, son símbolos de vida, condición básica para la supervivencia de un pueblo siempre preocupado por la escasez del agua. Es precisamente en torno a este símbolo, el agua de la vida y para la vida, donde Jesús construye, con delicadísima pedagogía, su aproximación a la mujer. 11. Acompañar y ayudar a un necesitado supone ser capaz de identificar “los pozos” de hoy: los lugares y momentos, los desafíos y expectativas por donde, antes o después, las personas deben pasar con sus ánforas vacías, con sus interrogantes no expresados, con su sed física y espiritual, con su deseo profundo e indeleble de autenticidad y de futuro. 12. La acción social con Caritas no puede ser de despacho, a la espera de quien decida aparecer. Será la actividad de quienes buscan, de quien desea acompañar desde el respeto y sale de sí mismo para encontrar el pozo ante el que pasan las personas, muchas de ellas inconscientes de que en ese lugar tienen una cita con la vida y el futuro. El acompañante toma la iniciativa pero también es inteligente y sensible: sabe elegir los lugares y los momentos, sin imponer preguntas o forzar respuestas, respetando los ritmos de la persona o del grupo que acompaña. Reflejar al único Señor 13. Acompañar una persona o un grupo significa ante todo compartir: el pan de la fe, la confianza en la promesa del Reino que llega y que no llega, la fatiga en la búsqueda de la voluntad de Dios en nuestra vida. La vocación no se impone; se descubre poco a poco y en ese proceso aparece con claridad la grandeza de una existencia que se confía a la voluntad de Dios para cada uno y para la comunidad. 14. El rol comunicativo típico del acompañamiento no es ni didáctico, ni exhortativo, ni el propio de la amistad, ni tampoco el del padre bueno que todo lo escucha y todo lo aguanta. Es más bien una “confesión de la fe” adaptada a la situación y al momento de una persona o de un grupo. Quien realiza un acompañamiento testimonia y deja traslucir la fatiga, la novedad, el riesgo, la sorpresa, y la grandeza del caminar creyente. 15. Se acompaña desde cerca, con corazón, con humanidad, a veces con pasión y otras con serenidad, siempre con autenticidad. El apoyo se transmite por contagio, es decir, por contacto directo, porque el corazón desborda de aquello que lo llena y la experiencia de la gratuidad continúa cautivando. Las personas quedan impactadas por la palabra sabia y por el testimonio vivo de quienes les asisten. 16. Los agentes de Caritas deben tener el valor de implicarse suficientemente en su relación de ayuda. Ni demasiado, ni demasiado poco. La coherencia entre palabra y vida es necesaria. Por eso es importante mantener siempre la palabra dada, actuar con paciencia y constancia, adaptar el paso a la situación del otro, escuchar con atención lo que este dice y lo que no dice y, muy importante, respetar siempre la libertad del otro a elegir su camino. Así mensaje y gesto se hacen una misma cosa. Así nos convertimos en instrumentos de Dios y no de nuestros deseos, creencias, o egos. Así, transmitiendo experiencia como el cobre lleva electricidad, lograremos reflejar con nitidez suficiente, no a nosotros mismos sino al único verdadero, grande y bueno (Lc 18,19). 5. ATERRIZANDO ACOMPAÑAR A LOS GRUPOS CON PACIENCIA E IDEAS CLARAS Ahora te proponemos unos ejercicios para ayudarte a asimilar algunos contenidos que enriquezcan tus aportaciones como agente de pastoral social. Todos los ejercicios se harán por escrito. 1. Escribe tres ideas que te quedan después de la lectura y los trabajos realizados _____________________________________________________________ ______________________________________________________________ _____________________________________________________________ ______________________________________________________________ _____________________________________________________________ ______________________________________________________________ 2. Sintetiza en un diagrama los pasos y aspectos claves a tener en cuenta (personas y compromisos) en el proceso de puesta en marcha de una Pastoral Social – Caritas parroquial. 3. Evalúa tu Iglesia (diocesana, de zona o sector, parroquial) a la luz de la Palabra de Vida y, en concreto, a partir de tus reflexiones en el apartado “el texto en nuestro tema.” 4. Lee el texto de profundización, subrayando las ideas que consideras especialmente importantes para acertar en el acompañamiento de un grupo de Caritas. Presenta esas ideas de modo claro y conciso en un texto resumen. 5. A partir de las palabras que se sugieren más abajo (y algunas otras que tú puedes añadir), construye una propuesta concreta para acompañar a lo largo de un año a un grupo de Caritas parroquial ya en marcha (objetivos, tareas, aspectos a tener en cuenta, reuniones, formación, espiritualidad, resultados esperados, etc.) Dirigir Llamar Instrumento Acoger Independizar Relevar Formar Responsabilizar Servir Liberar …………………… 6. Comparte el trabajo realizado en el punto anterior con uno o varios compañeros/as del curso a fin de elaborar un plan consensuado de acompañamiento. Presenta el plan al conjunto del grupo y contrástalo con el resto de planes. GLOSARIO DE SIGLAS DCE – Deus Caritas Est, Encíclica Benedicto XVI, 2005. LG - Lumen Gentium, Constitución Dogmática, Concilio Vaticano II, 1965.