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IMPORTANCIA DEL ESPARCIMIENTO MÚLTIPLE EN LA FOTOSÍNTESIS S. Enríquez Laboratorio de Fotobiología, Unidad Académica Puerto Morelos, Instituto de Ciencias del Mar y Limnología, UNAM. Apdo. 1152, C. P. 77500, Cancún, México enriquez@mar.icmyl.unam.mx RESUMEN Las membranas fotosintéticas absorben la energía lumínica y la transforman en energía química mediante la fotosíntesis. Para facilitar un flujo continuo de electrones, las antenas fotosintéticas funcionan como avenidas de transmisión de excitones hacia el centro de reacción fotoquímica. Promover eficientemente la transmisión de la excitación se ha logrado evolutivamente en detrimento de la eficiencia de absorción de luz de los pigmentos fotosintéticos. El esparcimiento múltiple permite contrarrestar el efecto de autosombra de los pigmentos mejorando significativamente su capacidad de absorción de luz. En este trabajo se presentan tres soluciones evolutivas, comparando la eficiencia de absorción de luz de un pigmento común. 1. INTRODUCCIÓN: Las membranas fotosintéticas son responsables de colectar la energía lumínica y transformarla en energía química mediante un proceso esencial para la vida de nuestro planeta denominado fotosíntesis. Este proceso, además de liberar oxígeno, genera un flujo de electrones en las membranas que posibilita la posterior síntesis de moléculas orgánicas. Las moléculas orgánicas serán a su vez transformadas en energía y materia prima para impulsar el crecimiento y mantener multitud de procesos biológicos. La importancia de los tres productos de la fotosíntesis oxigénica, energía, materia y oxígeno, radica en que son el sustento de la vida, de la respiración y de la organización trófica de la mayor parte de la actual biosfera. Las antenas fotosintéticas han evolucionado como avenidas de transmisión de excitones hacia el centro de reacción fotoquímica para facilitar el proceso fotoquímico y permitir un flujo continuo de electrones. El gran esfuerzo evolutivo invertido en maximizar la eficiencia cuántica de la reacción fotoquímica se ha conseguido gracias a una eficiente transmisión de la excitación de las antenas hacia los centros de reacción. Sin embargo, este logro ha ido unido a una significativa reducción de la eficiencia con la que los pigmentos fotosintéticos absorben luz. La razón de esta ineficiencia está en el fuerte efecto de autosombra que experimentan los pigmentos en las estructuras fotosintéticas. La organización estructural de los complejos pigmento-proteínas de las antenas (la probabilidad de la transmisión de la excitación de una molélcula a otra es inversamente proporcional a la sexta potencia de la distancia para espectros de emisión y absorción compatibles), unido al fuerte apilamiento que los pigmentos sufren en las membranas, cloroplastos, células y tejidos fotosintéticos, explica este hecho. Este fenómeno se conoce con el nombre de efecto paquete y fué descrito por primera vez para suspensiones de algas1,y, posteriormente para poblaciones naturales del fitoplancton2,3. El efecto paquete explica, por tanto, la pérdida de eficiencia de los pigmentos fotosintéticos en su capacidad de absorber luz cuando están “empaquetados” en estructuras funcionales vivas. Para cuantificarlo se han utilizado diferentes metodologías. Dos de ellas lo estiman a partir de un descriptor del paso óptico calculado o bien comparando diferencias entre los espectros de absorción de células intactas y rotas4, o comparando la absorción in vivo, con la absorción de una concentración similar de pigmentos extraída en un solvente orgánico 5. La más común utiliza como descriptor del efecto paquete el coeficiente específico de absorción (a*, m2 mg-1 pigm)3,6,7 que se define como la absorción efectiva por unidad de pigmento. El coeficiente específico de absorción se calcula según la siguiente ecuación: a* = (D/) ln10, en donde D es la absorbancia determinada espectrofotométricamente, es el contenido en pigmentos por unidad de área proyectada y ln10 resulta de la transformacion de un exponente en base 10 (D) a uno exponencial (coeficiente de absorción, a = D ln10, sensu Kirk 1994)8,9. El análisis del patrón de reducción de a* en función del aumento del contenido en pigmentos por área proyectada se utiliza para describir la magnitud del empaquetamiento de los pigmentos en una determinada estructura 8,10. Las estructuras fotosintéticas además de variar en forma, tamaño y concentración de pigmentos, también difieren en el tipo de pigmentos que contienen dependiendo del grupo taxonómico. Esta diversidad no favorece, a priori, la posibilidad de comparar entre sí su habilidad para colectar luz. Sin embargo, existe un único pigmento fotosintético universal, la clorofila a, común a todos los organismos fotosintéticos y cuyo pico de absorción en el rojo (675-680 nm) tiene mínima interferencia con los otros pigmentos accesorios. Por ello, el coeficiente específico de absorción de la clorofila a (a*chla, m2 mg-1 chl a) en su pico de absorción de luz en el rojo se utiliza como descriptor universal de la magnitud del efecto paquete para comparar diferentes grupos taxonómicos y respuestas aclimatativas en el fitoplancton3,6 . Los organismos fotosintéticos han podido contrarrestar el efecto paquete y mejorar significativamente la eficiencia de absorción de luz de sus pigmentos gracias al esparcimiento múltiple. Evidencias de la existencia de esparcimiento múltiple en el interior de hojas de plantas terrestres ya han sido proporcionadas al medirse en el interior de la hoja intensificaciones de hasta dos y tres veces la intensidad lumínica externa11. El efecto del esparcimiento múltiple sobre la amplificación del paso óptico de la luz se ha examinado desde diferentes perspectivas5,8,9,11,12,13,14, aunque casi todo el esfuerzo realizado hasta la fecha se ha limitado a la descripción empírica o teórica del campo lumínico, y al análisis de su efecto sobre la distribución de pigmentos y la variación de las tasas fotosintéticas y la productividad foliar dentro del tejido. A pesar de que ya había sido advertido hace varias décadas de que las muestras altamente dispersivas tenían la capacidad de intensificar hasta 10 veces la absorción de luz15 , sólo recientemente, los estudios de Enríquez & Sand-Jensen (2003), Enríquez (2005) y Enríquez et al. (2005) han prestado atención al efecto del esparcimiento múliple sobre la variación de la eficiencia de absorción de luz de los pigmentos y sus implicaciones biológicas. Este trabajo resume las conclusiones obtenidas en los análisis realizados por Enríquez y colaboradores sobre la variabilidad de a *chla, en diferentes estructuras fotosintéticas pluricelulares, indicando las implicaciones biológicas, ecológicas y evolutivas más importantes de los resultados de estos análisis, y el posible papel del esparcimiento múltiple en el control de esa variación. 2. ANÁLISIS Y DISCUSIÓN: Mentha aquatica es una planta anfibia, común en ambientes húmedos próximos a lagos y ríos en el norte de Europa, cuyas hojas tienen la típica anatomía bifacial de una planta terrestre: mesófilo formado por células columnares en la cara anterior denominado parénquima de empalizada, y por células planas que dejan amplios espacios intercelulares en la cara posterior denominado mesófilo esponjoso. Las hojas de M. aquatica están formadas por una única capa de células de parénquima de empalizada y tres del mesófilo esponjoso además de por una fina capa de células epidérmicas no pigmentadas. Su grosor y su contenido en pigmentos varía en función de las condiciones ambientales, desde 90 a 215 µm para el primero y de 44 a 450 mg chl a cm-2 para el segundo8. Thalassia testudinum es el pasto marino dominante del Golfo de México y el Caribe, y forma extensas y muy productivas praderas en las áreas costeras de ésta región geográfica. Los pastos marinos son plantas superiores con flores (angiospermas) descendientes de plantas terrestres que recolonizaron el ambiente marino hace 90-120 millones de años. En su adaptación al ambiente marino las hojas de este grupo de organismos fotosintéticos perdieron la anatomía bifacial de una planta terrestre y desarrollaron un tejido con amplios espacios intercelulares para el transporte de gases y solutos: aerénquima, formado por células no pigmentadas que contienen grandes vacuolas y delimitan amplios espacios intercelulares o lacunae. La mayor parte de los pigmentos fotosintéticos se encuentran en el interior de las dos capas, superior e inferior, de la epidermis que representan únicamente el 20 % del volúmen foliar total 14. El grosor de la epidermis de T. testudinum varía entre 11 y 15 µm dentro de un hoja que varía a su vez entre 110 y 540 µm de grosor. Como consecuencia de esta distribución de pigmentos tan heterogénea la concentración de clorofila a por unidad de volúmen de T. testudinum es similar a la del fitoplancton (670-1090 µg cm-3) pero 5-6 órdenes de magnitud 2 0.1 Figura 1: Variación del coeficiente específico de absorción (m2 mg-1 chl a) para Mentha aquatica (cuadros negros), Thalassia testudinum (cuadros blancos) y fitoplancton (rombos negros, Morel & Bricaud [1981]), en función de la variación de la densidad de clorofila a (mg m-2). 2 -1 (m mg chl a) Coeficiente específico de absorción -a*chla mayor que la de M. aquatica (0.7-2 mg cm-3) a pesar de que ésta contiene, en promedio, 3 veces más clorofila a por unidad de área. Estas enormes diferencias estructurales sólo se reflejan en un 38% de reducción promedio de la eficiencia con la que la clorofila a absorbe luz dentro de las hojas de T. testudinum en comparación con la eficiencia de M. aquatica (Fig. 1). 0.01 1 10 100 1000 -2 Densidad de clorofila a (mg m ) El esparcimiento múltiple es el fenómeno capaz de explicar este hecho, al permitirle a T. testudinum contrarrestar el fuerte “empaquetamiento” que sufrirían los pigmentos en sus hojas, y mejorar sensiblemente la eficiencia de absorción de luz. Comparando los valores de a *chla estimados para las hojas de las dos especies con los valores reportados por Morel & Bricaud (1981) para el fitoplancton, se observa que los organismos unicelulares presentan valores claramente inferiores de a *chla a los de las hojas de T. testudinum y de M. aquatica. El tejido pluricelular parece más hábil para colectar luz que el fitoplancton, quizás, por una mayor capacidad para neutralizar el efecto paquete a través del esparcimiento múltiple. La superposición de capas de células y la presencia de aire en los espacios intercelulares tanto en plantas terrestres como en acuáticas, contribuyen a aumentar el esparcimiento de la luz en el interior del tejido y a alargar el paso óptico, aumentando la probabilidad de que un fotón sea interceptado por un pigmento. La frecuente presencia de cristales de oxalato cálcico en el interior de tejidos fotosintéticos vegetales, y el estricto control genético que parece tener su forma16, podrían también explicarse como respuestas adaptativas para favorecer el esparcimiento múltiple y contrarrestar el empaquetamiento de los pigmentos en el tejido fotosintético. Cristales de oxalato cálcico ya ha sido observados en las células epidérmicas de T. testudinum, aunque su efecto sobre la amplificación de la capacidad de absorción de luz todavía no ha sido cuantificado. Su mera presencia, sin embargo,explicaría las mejoras significativas de la eficiencia de absorción de luz de la clorofila a en las hojas del pasto marino, a pesar de la nueva anatomía foliar desarrollada por éstos en su adaptación al ambiente marino. Probablemente esta anatomía resuelve otra problemática de este grupo de productores primarios como es el acceso de la fotosíntesis a la fuente mayoritaria de carbono inorgánico en el océano, el bicarbonato, pero imponiendo fuertes limitaciones a la eficiencia de los pigmentos para colectar luz. El esparcimiento múltiple a través de la presencia de cristales y de espacios aéreos en los lacunae puede haber jugado un importante papel en el éxito ecológico y evolutivo de las angiospermas marinas. En los ambientes marinos costeros tropicales, altamente iluminados y oligotróficos, los corales escleractíneos han alcanzado un gran éxito ecológico y evolutivo desde hace 200 millones de años. Estos organismos son el resultado de una relación endosimbiótica estable entre un cnidario y un alga unicelular. El éxito de los corales simbióticos está determinado por la eficiencia con la que colectan la energía solar, pues productos del metabolismo fotosintético de las algas son traslocados al hospedero y llegan a cubrir el 100% de sus necesidades metabólicas17,18 además de potenciar la tasa de calcificación del esqueleto coralino18,19. Un fuerte obstáculo para el estudio de las propiedades de absorción de luz de los corales lo representa precisamente su esqueleto de carbonato cálcico, formado por multitud de cristales de aragonita dispuestos en una gran variedad de formas, cuya “caprichosa” distribución tiene un fuerte carácter taxonómico. La mayor parte de las estimaciones de la capacidad de absorción de luz de los corales se han realizado analizando la capacidad de absorción de luz de las algas en un tejido de coral extraído del esqueleto20,21. Estos estudios han concluído que no hay diferencias significativas en la eficiencia de absorción de luz entre especies de coral, y que sus valores de a*chla son similares a los del fitoplancton. Sin embargo, usando la misma técnica espectrofotométrica de transmisión desarrollada para muestras dispersivas 22, Enríquez et al. (2005) presentaron 3 0.1 2 -1 Figura 1: Variación del coeficiente específico de absorción (m2 mg-1 chl a) para Mentha aquatica (cuadros negros), Thalassia testudinum (cuadros blancos), fitoplancton (rombos negros), coral intacto de Porites branneri (círculos grandes negros), algas en suspensión extraídas de P. branneri (círculos grandes blancos) y Montipora monasteriata (triángulos blancos), en función de la densidad de clorofila a (mg m-2). 1 (m mg chl a) Coeficiente específico de absorción -a*chla por primera vez medidas directas del espectro de absorción y del coeficiente específico de absorción para corales intactos, de una especie caribeña, Porites branneri, caracterizada por presentar pólipos de pequeño tamaño y superficies homogéneas fácilmente de pulir y de estudiar en modo de transmisión. Este estudio puso en envidencia que las algas endosimbiontes absorben la mayor parte de la luz incidente en la superficie de P. branneri a partir de una concentración de clorofila a mayor a 20 mg m-2. Sólo por debajo de esta cantidad de pigmento, la fracción de luz absorbida empieza a decaer hasta un valor cercano al 18% en los organismos más pálidos cuya concentración de clorofila a fue menor a 5 mg m-2. P. branneri tiene un pólipo muy pequeño y los organismos examinados viven en una laguna arrecifal somera y fuertemente iluminada, por lo que su pigmentación máxima no excedió los 105 mg chl a m-2. Montipora monasteriata es una especie indo-pacífica que presenta pólipos mayores, y por tanto mayores grosores del tejido y mayor contenido en pigmentos por unidad de área. Comparando la variación de a*chla de estas dos especies con los valores estimados para las algas de P. branneri en suspensión (extraídas del esqueleto), y con la variación mostrada anteriormente por las hojas de Mentha aquatica y Thalassia testudinum y del fitoplancton (Fig. 2), se observa que las algas unicelulares endosimbióticas del coral son entre 2 y 4 veces más eficientes para absorber luz en el tejido intacto que en suspensión, y también más eficientes que las hojas y que el fitoplancton de vida libre. 0.01 1 10 100 1000 -2 Densidad de clorofila a (mg m ) Estos análisis indican que los corales simbióticos son uno de los colectores de luz más eficientes de la naturaleza, capaces de absorber la misma cantidad de luz que las hojas con 6 veces menos cantidad de pigmento. Las algas endosimbiontes que viven hospedadas en las células del pólipo sobre un esqueleto formado por cristales de aragonita, son capaces de absorber mucho más eficientemente la energía solar que las células del fitoplancton de vida libre. Estas nuevas propiedades ópticas son adquiridas gracias al esparcimiento múltiple generado por el esqueleto de coral. Un modelo teórico desarrollado por Enríquez et al. (2005) encuentra que una superficie de aragonita plana, a la que se ha medido un esparcimiento lambertiano, puede aumentar la capacidad de absorción de una partícula hasta 3 veces. Este factor puede llegar a ser mucho mayor si el esparcimiento múltiple entre la superficie que esparce y la partícula es significativo, o si la superficie es cóncava como la de un coralito. Los esqueletos exhiben una gran diversidad de patrones morfológicos según el tamaño del pólipo, tamaño y forma de los septos, distancia entre septos, etc.con importantes consecuencias potenciales para las propiedades ópticas y el campo lumínico en el interior del tejido de cada morfotipo o especie. Ésto sugiere que la luz debe haber sido una de las fuerzas motrices más importantes en el desarrollo filogenético de los corales escleractíneos, y, quizás, del establecimiento mismo de la simbiosis de coral. En conclusión, el esparcimiento múltiple puede haber jugado un papel muy relevante en la ecología y evolución de los organismos fotosintéticos por la clara ventaja aclimatativa y adaptativa que supone el aumento de la tasa de fotosíntesis por unidad de recurso invertido en fabricar el aparato fotosintético. Una importante conquista en términos de ahorro energético gracias al “trabajo en equipo” puede haberse producido en el salto evolutivo de la estructura unicelular a la pluricelular, y en el establecimiento de la simbiosis de coral. Más aún, los mayores condicionantes de tamaño que sufre el metabolismo fotosintético frente al respiratorio23,24, y que se explican como la suma del efecto de autosombra de los pigmentos a las 4 limitaciones de la tasa de difusión y de trasferencia de calor, podrían haber tenido un importante aliado evolutivo en el esparcimiento múltiple. BIBLIOGRAFÍA 1. L. N. M. Duysens, “The flattening of the absorption spectrum of suspensions, as compared to that of solutions”, Biochem. Biophys. Acta,, Vol. 19, 1956, pp. 1-12. 2. J. T. O. Kirk, “A theoretical analysis of the contribution of algal cells to the attenuation of light within natural waters. I. General treatment of suspensions of pigmented cells”, New Phytol., Vol. 75, 1975, pp. 11-20. 3. A. Morel, & A. 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