Download Acerca de la Enseñanza en Psicoperinatología 2017
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Entrenamiento en Psicoperinatología como Especialidad Clínica Interdisciplinaria: historia y perfil profesional. Lic. Andrea Mercado (amercado@psi.uba.ar) Corría en Buenos Aires el año 1993, cuando en el marco de la formación de grado de la Carrera de Psicología de la Universidad de Buenos Aires se inauguraba una pasantía llamada: "Inserción del Psicólogo en un Hospital Materno Infantil". En ese momento las prácticas profesionales de la Facultad de Psicología eran materias electivas es decir, no eran obligatorias. El programa de la materia prometía abordar de forma interdisciplinaria los problemas propios de la maternidad; el psicólogo tendría una "actuación multifacética; en distintos sectores y niveles del funcionamiento hospitalario". El lugar donde nace esta clínica es el Hospital Materno Infantil Ana Goitía, conocida como Maternidad Jaramillo, el cual atiende alrededor de 3000 partos anuales. El texto que presentaba la materia mencionaba que "las docentes se encuentran trabajando hace dos años en la institución habiendo sido óptimas las relaciones con las autoridades y con el personal del hospital." de hecho Alicia Oiberman fue una de las personas que inaugura la residencia de madres (1991) lugar creado con el proposito de preservar el vínculo madre-bebe internado en neonatología. Es aún hoy en día una habitación donde las madres que están de alta pueden habitar mientras su hijo está internado en el hospital, siguiendo un criterio que sostenía Rascosky de internación conjunta en el siglo pasado. Efectivamente veremos con los años que la armonía en los intercambios interdisciplinarios es un pilar fundamental de esta rama de la psicología. En un principio la coordinación docente estaba a cargo de la Lic. Haydée Echevería y las tutoras eran Alicia Oiberman y Ruth Fiszelew. En una facultad que tenía materias con nombres propios como "Psicoanálisis: Freud" "Escuela Inglesa" "Psicología Genética" etcétera y marcos teóricos de referencia precisos, esta nueva pasantía nombraba un hecho puntual: a alguien se le ocurrió insertar un psicólogo en un hospital materno infantil y ver cómo calzaba en ese terreno. A primera vista a la materia tenía una estructura que parecía demasiado flexible para la época: se iniciaba con un recorrido por la maternidad y el trabajo se desarrollaba en cualquier parte: no sólo en el consultorio de psicología sino en consultorios externos de pediatría, en la unidad de terapia intensiva neonatal, en la Sala de Internación conjunta, dentro del servicio de obstetricia y colaborando en los cursos de Psicoprofilaxis Obstétrica. El foco de la intervención era el vínculo madre bebé; tema fundamental que requiere flexibilidad en cuanto al concepto de paciente: la madre y el bebé pero también el padre, la familia... la mamá como sujeto casi siempre adulto inmerso en la lógica del lenguaje y el bebé desde un universo sensorio motor, preverbal. Era muy frecuente por esa época considerar que la intervención psicológica podía tener lugar recién a partir de los 3 años, ya que se supone que el niño de esa edad ya "comprende" y se maneja en un universo simbólico que permite la interpretación de sus manifestaciones. Sin embargo se incluyó desde el principio a la observación como técnica de abordaje no sólo vincular sino como una manera de comprender al bebé en su universo expresivo desde el mismo instante de su nacimiento e incluso durante la vida intrauterina. De esta forma la psicología entró en un terreno que hasta ese momento era el ámbito de trabajo de la pediatría, kinesiología, neurología y la reciente estimulación temprana. El bebé empezó a tener frente al observador-psicólogo un discurso propio. Por otro lado el cuerpo de la madre era el escenario de la enorme transformación del embarazo parto y puerperio. Los obstetras atendían el proceso sin poder incluir el complejo universo simbólico de la mujer. Para colmo de males las cesáreas programadas y en un alto porcentaje sin justificación médica se habían instalado como una manera de extraer quirúrgicamente la angustia y la ansiedad propia de la incertidumbre y la ignorancia respecto del proceso de parto natural. Se generó una coyuntura muy compleja donde las obras sociales intentaban bajar los costos de las sobrevaluadas cesáreas intentando desalentar su indicación indiscriminada mientras la dimensión subjetiva surgía cada vez con mas fuerza cuestionando la práctica médica y exigiendo nuevas respuestas ante el fenómeno más antiguo de la humanidad: el nacimiento. Curiosamente se leía bibliografía de autores que no se nombraban en ningún otro espacio de la carrera. Recorría temas sobre los cuales ningún psicólogo parecía tener algo para decir: el nacimiento era un hecho que sólo convocaba al médico: pediatras, neonatólogos, obstetras y al personal del hospital: enfermería y parteras. Nada podía decir un psicólogo en esa época de apogeo del discurso lacaniano sobre un sujeto antes de que empiece a hablar. La pregunta obvia era: "esto de la constitución subjetiva que dicen que sucede en algún momento mítico cómo sucede??" "se puede observar el advenimiento de la estructura psíquica a partir de algo que ocurre concretamente en el principio de la vida?" y la pregunta acaso más intrigante: ¿se podrá tener alguna incidencia sobre la constitución subjetiva con algún tipo de intervención psicológica en el contexto del nacimiento?". Sin duda, estas preguntas existenciales y casi místicas fueron la cuna de numerosas investigaciones y dieron a la práctica un carácter científico que nació con la inocencia de los "por qué" infantiles y se mantuvo como sello distintivo de la cátedra. Demasiadas preguntas impulsaron numerosos proyectos de investigación retroalimentando la clínica y la enseñanza. El vínculo entre tutores y pasantes se fue delineando como un equipo de intercambio y producción de conocimientos que se fueron plasmando en los trabajos de investigación que año a año cerraban el recorrido de los alumnos, todos del último año de la carrera y daban lugar a sucesivos proyectos de investigación que se llevaron adelante en el contexto de distintos organismos de financiación: UBACyT, CIIPME, CONICET... La cátedra no mostraba una militancia clara con ningún marco teórico en particular y por eso fue foco de no pocas críticas, el hecho de que convivieran distintos enfoques, psicoanalítico, cognitivo, gestáltico, lacaniano... parecía no afectar la forma en que se llevaba a cabo la tarea. Se pensaba desde diversas perspectivas la misma intervención y esto permitió que la práctica se enriquezca en función de el o los objetivos terapéuticos, dependiendo de cada situación: se coincidía en esta incipiente forma de hacer que se estaba delineando en el hospital. Llamaba la atención que los psicólogos trabajaban en el consultorio propio o en el de pediatría, o en el de obstetricia, o en la sala de internación o en los pasillos o en sala de parto. Y esta es otra de las características del psicólogo en la maternidad salir del encuadre tradicional: dejar el consultorio e ir al encuentro con el paciente. La pasantía duraba un año, era intensa y atrapante, el primer cuatrimestre se cursaba en una maternidad y el segundo además se podía optar por realizar un trabajo de campo allí o en otra institución, por ejemplo un jardín maternal. Una práctica diferente a todo lo que se veía en la facultad. ¿Y dónde se inserta? ¿en qué lugares tendría algo para hacer? Historia de la Perinatología en Argentina. Entre el 20 y el 22 de septiembre de 1993 hubo en Buenos Aires un evento sin precedentes: Un simposio de perinatología al que asistieron varios de los madres ” La ciencia, los bebés y sus “ promotores del cuidado al vínculo madre bebé. . El simposio cuya cara visible era el Dr. Jorge Martinez, reconocido referente de la Maternidad Sarda y director de CEDIEPER (Centro de Investigaciones y Educación Perinatal) giraba en torno del futuro de la perinatología cuyo avance más relevante consistía en la capacitación del recurso humano, con el objetivo de acompañar los logros tecnológicos de la medicina alcanzados en las décadas recientes. Es decir que no basta con lograr la supervivencia de un recién nacido prematuro o de alto riesgo, sino que esto debe ocurrir en un marco que atienda la calidad de vida de este bebé y su familia. Como disertantes destacados los doctores Peter Fedor Freyberg, Marshall Klaus, John Kennell, Heidelise Als y Miguel Larguía. Referentes de Pediatría, Obstetricia y Psiquiatría, todos interesados en observar la dimensión emocional y vincular del nacimiento. Este congreso médico trató temas como las doulas: voluntarias que acompañan a las embarazadas antes durante y después del parto y la aconsejan en distintos temas relacionados con la maternidad y la salud física y emocional o el seguimiento a largo plazo de los bebés prematuros ya no sólo desde el punto de vista biológico sino desde un modelo más amplio e integrador. En el mismo congreso el gobierno nacional da a conocer la “Propuesta Normativa Perinatal” en el marco del “Plan Nacional de Acción a favor de la Madre y el Niño” del Ministerio de Salud y Acción Social. Hace 20 años entonces estaba naciendo esta práctica: estaban las bases teóricas y había desde el Estado Nacional una propuesta de normativa para la inserción del psicólogo en el ámbito perinatal. Pero nos llevó 20 años comprender una serie de cuestiones y madurar el perfil profesional de un psicólogo en esta área... y muchos colegas aún hoy desconocen su importancia y especificidad. Tal vez para ellos sea importante conocer este texto. En ese entonces que queda claro para el equipo que estaba naciendo que el nombre de esta psicología debía ser perinatal. Hoy también psicoperinatología. En un principio la Facultad se opuso: llevó muchos años hasta que se obtuvo el permiso de nombrar a la práctica: "Psicología Perinatal" en 2005. Para ese entonces ya estaba descripto el quehacer y el ámbito de inserción...además había despertado el interés en otras instituciones: El otrora equipo de "Atención al niño pequeño y su familia" devenido de "Psicología Perinatal" reprodujo la experiencia del Hospital Goitía en el Hospital Naval Pedro Mallo, en la Fundación Hospitalaria, el Hospital Lucio Meléndez de Adrogué ; el Hospital Enrique Erill de Escobar, el Hospital Mi Pueblo de Florencio Varela y el Hospital Interzonal Ezeiza Dr. Alberto Antranik Eurnekian. Al mismo tiempo se sumaron profesionales, avanzaron las investigaciones, sobre diversos temas específicos: y se despertó gran interés por las presentaciones y comunicaciones que se fueron realizando en congresos nacionales e internacionales. Durante muchos años se mantuvo el modelo de "Inserción": el psicólogo perinatal ingresaba al hospital no como miembro del servicio de salud mental sino como un agente de salud a partir de convenios con la dirección y acuerdos de colaboración con los distintos médicos, principalmente del servicio de Neonatología. La práctica se organizaba de forma conjunta y dinámica. sin embargo surgían dificultades en cuanto al registro de las prestaciones: el servicio de estadística no sabía como clasificar un rango de prestaciones tan diversas como una consulta vincular, una evaluación del desarrollo, una entrevista en sala de internación conjunta, asistencia de una urgencia en sala de parto o la participación en un grupo terapéutico. A partir de allí se evidenció la importancia de participar en asociaciones profesionales que contribuyeran a darle visibilidad entre los colegas a la práctica y de establecer las especificidades dentro de la Ley de Ejercicio Profesional del Psicólogo. En el año 2001 se creo la Comisión de Psicología Perinatal y Primera Infancia en el Colegio de Psicólogos en el Distrito XII de la Provincia de Buenos Aires (Avellaneda, Quilmes, Berazategui y Florencio Varela). La idea era encontrar el marco institucional que abriera un encuadre definido y facilitara la inclusión de las prestaciones en el Nomenclador Nacional. En el año 2002, el 23 de noviembre, hace hoy exactamente 14 años, el Equipo de UBA y Representantes del Hospital Goitía (incluyendo su director) coinciden en un evento organizado en el Colegio de Psicólogos, la primer Jornada de Psicología Perinatal y de la Primera Infancia. El objetivo era lograr un encuentro entre miradas teóricas y prácticas en el marco del ente regulador del ejercicio profesional. Muchos años pasaron para que los colegas comprendieran la importancia de renovar el enfoque: para qué salir del consultorio? ¿dónde trabajan estos psicólogos perinatales? Cambiar los ámbitos de inserción modificó las tareas y el modo de desempeñarlas y permitió además incluir al paciente bebé como protagonista central de las intervenciones. La nueva forma de trabajar descubrió nuevos pacientes: ya no la madre que cuenta como vivió el nacimiento de su hijo sino la mujer que está pariendo. Ya no el niño que llega a primer grado con algún tipo de dificultad de aprendizaje sino el prematuro extremo en el momento que lucha por su vida. Ya no la reconstrucción de la neurosis infantil en el relato del adulto sino la complejidad de un vínculo en carne viva que late al compás de las interacciones de distintos sujetos: la madre que ha parido a su cría e intenta adoptar a su propio hijo. Entonces nos queda profundizar acerca del perfil profesional: identificar y ordenar las funciones que debería desempeñar este profesional y desarrollar las habilidades requeridas para ello. El desafío de la formación profesional no es otro que el de establecer el perfíl del puesto y brindar a los nuevos psicólogos las herramientas teórico-prácticas necesarias para ejercerlo, por ejemplo la capacidad de trascender el encuadre tradicional y poder intervenir en distintos ámbitos: no sólo el consultorio sino por ejemplo el domicilio para embarazos de riesgo (con indicación de reposo) la internación obstétrica, la sala de parto y la neonatología… Incluirse en dispositivos grupales donde realmente se atienda la psico-profilaxis y hasta un pasillo en el que algo de los significados de la maternidad pueda surgir.