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Ministério da Saúde FIOCRUZ Fundação Oswaldo Cruz Fórum Itaboraí: Política, Ciência e Cultura na Saúde FORO: "Clases sociales, Territorio y Salud: cuestiones metodológicas y políticas" PALACIO ITABORAI, Petrópolis RJ. 6,7 e 8 Junio de 2013 PREFACIO Y CONCLUSIONES Elaborado por: Felix J. Rosenberg, Diretor, Fórum Itaboraí 1 AUTORES / PARTICIPANTES DEL FORO Armando De Negri Filho (Expositor) Médico. Actualmente es gestor del Laboratorio de Innovaciones en Planificación, Gestión, Evaluación y Regulación de Políticas, Sistemas, Redes y Servicios de Salud – LIGRESS del Hospital del Corazón - HCor de São Paulo, trabajando en el marco del Programa de Apoyo al Desarrollo Institucional del SUS – PROADI SUS. Estudios de Doctorado en Medicina Preventiva Área de Políticas y Sistemas en la Facultad de Medicina de la USP y de Maestría Profesional en Salud Global y Diplomacia en Salud en la ENSP Fiocruz Augusto Paulo Silva Biólogo. Ex-Secretário de Estado de Salud de Guiné Bissau. Actualmente es asesor del Centro de Relaciones Internacionales em Salud de la Fundación Oswaldo Cruz / Ministerio de Salud de Brasil. Carlos Brandão Economista. Trabaja em el área de Economía Política del Desarrollo. Ex profesor de Economía de la UNICAMP. Actualmente es profesor del Instituto de Pesquisa y Planificación Urbana y Regional de la Universidad Federal de Rio de Janeiro - IPPUR/UFRJ. Cristina Maria Rabelais Duarte (Expositora) Médica. Doctora en Políticas Públicas y Master en Epidemiología. Actualmente es investigadora del Laboratorio de Información en Salud del Instituto de Comunicación e Información Científica y Tecnológica en Salud (LIS/ICICT / Fiocruz) y profesora titular de la Facultad de Medicina de Petrópolis. Eduardo Navarro Stotz Sociólogo. Profesor e investigador de la Escuela Nacional de Salud Pública “Sergio Arouca” de la Fundación Oswaldo Cruz – ENSP/Fiocruz. Fabricio Mendes Sociólogo. Departamento de Análisis Social en Salud, Ministerio de Salud Pública del Uruguay. Felix J. Rosenberg (Organizador) Médico Veterinario. Master en Ciencias Médicas (Epidemiología). Director, Fórum Itaboraí: Política, Ciencia y Cultura en Salud, Fundación Oswaldo Cruz – Fiocruz. Geandro Pinheiro Master em Salud Pública. Gestor de la Escuela Politécnica de Salud “Joaquin Venancio” EPSJV / Fiocruz. Jan Bitoun (Expositor) Geógrafo. Investigador y Profesor de la Universidade Federal de Pernambuco, UFP, Brasil. Jorge Natal Economista, con maestría y doctorado por el Instituto de Economía de la Universidad Estadual de Campinas. Ex Profesor e investigador del Instituto de Pesquisa y Planificación Urbana y Regional, de la Universidad Federal de Rio de Janeiro IPPUR / UFRJ. José Alcides Figueiredo (Expositor) Sociólogo. Investigador y profesor de la Universidad Federal de Juiz de Fora, UFJF/MG, Brasil. Kelson Senra Arquitecto. Ex Secretario de Vivienda de la Prefectura Municipal de Petrópolis. Actualmente es Sub-secretario de Vivienda de la Secretaría de Planificación del Municipio de Caxias, Rio de Janeiro, Brasil. 2 Luciana Correa Lago Doctora en Arquitectura y Urbanismo por la Universidad de São Paulo. Profesora Asociada e Investigadora del Instituto de Pesquisa y Planificación Urbana y Regional de la Universidad Federal de Rio de Janeiro - IPPUR/UFRJ Nancy Molina Fisioterapeuta. Master de la UAM (Universidad Autónoma de México)/XOCHIMILCO en salud laboral. Estudios de doctorado en la USP (Universidad de São Paulo) en el Departamento de Medicina preventiva. Es docente universitaria de la Universidad Nacional de Colombia Orielle del Solar Médica. Investigadora de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, FLACSO, en Chile sobre informalidad del empleo y acceso a salud y seguridad social. Oscar Feo Médico venezolano. Asesor del Instituto Sudamericano de Gobierno en Salud – ISAGS/UNASUR. 3 PREFACIO El Marco Referencial para el foro “Clases Sociales, Territorios y Salud” se orienta hacia la profundización del corte epistemológico en el pensamiento epidemiológico, rescatando su discurso contra-hegemónico iniciado hace más de medio siglo en América Latina por la así llamada epidemiología social. Esta escuela sufrió un duro revés durante la larga noche en que prevalecieron las dictaduras en la mayoría de los países del continente. Este debate comienza a ser retomado públicamente recién en los últimos 10 a 15 años siendo, sin embargo, rápidamente apropiado por el sistema dominante. En estos último años es tanta la evidencia teórica y empírica publicada y presentada en congresos y otros foros internacionales sobre la determinación estructural del proceso salud-enfermedad que la propia OMS crea la Comisión Mundial de los Determinantes Sociales y Económicos de la Salud; son creadas Comisiones Nacionales y culmina con la Conferencia Mundial sobre Determinantes Sociales de la Salud organizada por la OMS, en Brasil, en 2011. Sin embargo, hay una apropiación distorsionada de los planteamientos originales porque, al hablar inclusive de la “Causa de las Causas”, no se huye de la lógica formal de complejos procesos de causa-efecto. Es decir, se asumen categorías causales más amplias, escalares, próximas de un “sistema causador”, incorporando categorías que no son muy diferentes de la “historia natural de las enfermedades”, solo que más sofisticadas, incluyendo otros determinantes, de carácter socio – económico como la educación, el saneamiento, la renta, pero que no dejan de ser independientes o asociadamente causales en la visión que es planteada. En cambio, volviendo a los planteamientos epistemológicos originales, el objetivo del foro es trabajar sobre las desigualdades y los conflictos de clases sociales como determinante de la salud: la desigualdad social determinando las inequidades en salud. Lo que se pretende demostrar es que los así llamados determinantes sociales, económicos y ambientales de la salud son apenas factores mediadores o expresiones de las relaciones sociales fundadas en el modo capitalista de producción. En contraposición a la crítica frecuente sobre el carácter abstracto de las clases sociales, que justifica el uso de los factores mediadores como el único factible en la práctica epidemiológica, se propone discutir en este foro alternativas operacionales claras a partir de proxis de clases social, que surjan de datos individuales de origen censal o de investigaciones de campo. No se puede negar que todo el proceso de salud-enfermedad de los individuos y las comunidades se produce en un espacio específico y concreto, construido socialmente. Si se consigue asociar e identificar en los trabajos epidemiológicos la segregación territorial a partir de las categorías socioocupacionales como aproximaciones del concepto de clase social, se puede pasar a una siguiente etapa del foro en el que se debe discutir qué es lo que se considera como “SALUD”: ¿La ausencia 4 de un conjunto de enfermedades o un proceso que debe resultar en el estado de bienestar o “bien vivir” de una población? Finalmente, ¿cómo construir una metodología de trabajo que, en lugar de trabajar verticalmente las patologías, enfermedades, trabaje el territorio constituido socialmente como el espacio donde se produce y reproduce el proceso de salud – enfermedad como un todo? Con esta finalidad, se han reunido aquí a sanitaristas con bagaje en la epidemiología social junto con diversos investigadores sociales provenientes fundamentalmente de la economía, sociología, geografía y la planificación urbana, hecho extremadamente infrecuente en nuestro medio. Durante tres días se siguió el formato de una usina de reflexión (“think tank”) donde uno de los participantes introdujo cada uno de los temas en que se sistematizó el foro para que los demás debatan sobre el asunto hasta prácticamente su agotamiento para finalizar concluyendo y reflexionando sobre la potencial aplicación de los conocimientos generados a la práctica académica, profesional y política concreta en el campo de la salud. Fue tácitamente en esta línea de pensamiento que los participantes debatieron lo que podría sintetizarse como: “Los cuatro desafíos metodológicos de la determinación social de la salud”: Desafío 1: ¿Cómo construir una categoría operacional de Clase Social? Desafío 2: ¿Cómo definir operacionalmente un territorio como espacio de producción y reproducción de una clase social definida? Desafío 3: ¿Cómo construir indicadores de salud que reflejen la determinación social en un espacio definido socialmente? Desafío 4: ¿Cómo obtener informaciones que permitan la vigilancia y el control de las iniquidades en salud, como manifestación de las desigualdades sociales? Fue José Alcides Figueiredo quien presentó para el debate una tipología de clase social basada en el control de activos o recursos productores de valor. De esa forma, mediante un esquema basado en el empleo, categoriza 4 grandes grupos que subdivide en 16 tipos de clase social, que consideran las variables de status del empleo, control de activos de calificación y ejercicio de autoridad dentro de la organización del trabajo. El debate fue intenso, incluyendo la riqueza de ese concepto cuando comparado con la categoría de ingreso o renta; la diferencia entre los conceptos de clase socio-ocupacional y la categoría empleo; la importancia de las cuestiones de género y etnia; la omisión, en el esquema, del concepto de protección o desprotección social como resultado del conflicto entre las clases y el compromiso del Estado; y la reducción de clase social a una posición de empleo, corriendo-se el riesgo de su uso como una variable más en el marco del concepto de multi-variación en la visión hegemónica de los determinantes sociales de la salud – DSS. 5 Sin embargo, concluimos que el desafío es adecuadamente enfrentado y resuelto, desde el punto de vista operativo, dada la facilidad relativa de obtener los datos necesarios para la tipología de clases propuesta, desde que quede claro, en cualquier pesquisa u observación que la utilice, que estamos tratando de una aproximación que nos permite colocar la clase social la categoría jerárquicamente central (dominante) para definir la determinación social de la salud. El debate para resolver el segundo desafío fue conducido por Jan Bitoun, teniendo como objeto la perspectiva de permitir la propuesta de un modelo de política pública basada en el territorio como sitio de producción y reproducción de las clases sociales. La principal cuestión que se plantea en ese sentido, es la de la escala cartográfica. Una unidad cartográfica mínima que sea relativamente homogénea del punto de vista de su división social. Siendo la cartografía una construcción política, ¿cuál es la intencionalidad de este ejercicio?, pregunta Jan. La intención es la de disputar, en el campo de la hegemonía de las ideas, una visión conceptual y metodológica que demuestre la dimensión de las clases, de los conflictos y de las políticas públicas. Tomando como base el esquema de Diderichsen y Hallqvist, Armando de Negri retoma y sintetiza el concepto de la determinación social de la salud al colocar la clase social como determinante de un “espacio de exposición”: el territorio donde las clases sociales se producen y reproducen y donde aparecen y se manifiestan las “fragilidades de clase”. Este calificativo es contrapuesto al de “vulnerabilidad social”, término usado e abusado en recientes trabajos y convenciones sobre el tema. El esquema permite, de esta manera, entender las relaciones entre la clase social y el territorio y entre este último y la salud como pares dialécticos y, al mismo tiempo, encarar la formulación de políticas públicas en dos niveles: a) el nivel de la reducción de la exposición actuando sobre los determinantes de la salud, que inciden en el territorio y b) el nivel de la reducción de la fragilidad de clase, actuando sobre el sistema político – económico que mantiene o aún agrava las desigualdades sociales. Se estaría construyendo de esta forma una nueva categoría epidemiológica y de intervención que podríamos preliminarmente llamar de “Territorios Paradigmáticos” , creando una tipología de espacios socialmente divididos, donde las características de clase mantendrían una relación dialéctica con los elementos de exposición, los determinantes del proceso salud – enfermedad, que incluyen el ambiente físico y biológico, la vivienda, el ingreso, la educación, el transporte, el saneamiento, el acceso a los servicios de salud, etc. Con una salvedad muy relevante: que todas las variables citadas mantienen en tales territorios paradigmáticos valores promedios poco dispersos, a diferencia de los mismos indicadores evaluados en territorios geo-políticos (Municipalidades, Estados, Naciones, Regiones) donde son promediados valores extremamente distintos según las diversas clases sociales que en ellas habitan. Aquí, este desafío se cruza con el de las fuentes de información ya que no es fácil encontrar datos secundarios sobre la tipología de clases sociales propuesta en un nivel de escala geográfica tal que 6 permita la delimitación de espacios socialmente construidos, más o menos homogéneos, en los cuales se puedan cualificar los determinantes e indicadores de salud. Para ello, la propuesta operativa del grupo es la de analizar los grandes indicadores de salud comúnmente utilizados, tales como las tasas globales y específicas de mortalidad, la carga de enfermedad, los años de vida útil perdidos, etc., de acuerdo con la tipología de clases sociales aquí asumida, en las unidades geo-políticas (países, regiones, municipios). Esto permitiría demostrar que la categoría “clase social”, además de estadísticamente más potente, según demostrado por José Alcides, posee un valor explicativo más profundo que las variables dependientes de educación y renta, utilizadas usualmente por las investigaciones relativas a los DSS y que, aunque representan un gran avance cognitivo en el estudio de las inequidades en salud, son, a nuestro juicio, meramente descriptivas. En comunidades urbanas menores vale la pena validar el modelo de clase social, territorio y salud empíricamente. Bastaría tipificar las clases de empleo / ocupación de los jefes de familia, delimitarlas territorialmente, de preferencia de forma participativa (como una forma de “clusters geográficos socialmente divididos”), y caracterizar comparativamente entre si las condiciones de vida y salud. Muy probablemente, quedaría evidenciado que los denominados DSS (vivienda, educación, renta, transporte, acceso a servicios públicos, etc.) tendrían un patrón de conducta relativamente común que podría ser sintetizado de acuerdo con la preponderancia de una clase específica en el cluster territorial. En territorios rurales y otros espacios de baja densidad poblacional, podríamos trabajar con información cualitativa que integre el análisis histórico de su formación socio-económica original, con los grandes emprendimientos de infraestructura, de extracción primaria, de conversión de la economía familiar para el agro negocio, etc., incluyendo naturalmente el histórico reciente de las migraciones. Curiosamente, parece ser más difícil resolver el desafío de los indicadores de la situación de salud en espacios socialmente divididos. Por una parte, la tentativa de substituir indicadores tradicionales de ocurrencia de enfermedades y de factores / tasas de riesgo por aquellos que reflejen condiciones de bienestar, buen vivir, etc. corren el riesgo de afianzar una visión hedonista, ¿por qué no? consumista, del individuo. Al final ¿qué sería “buen vivir” para las diversas clases sociales? ¿Qué referente de “buen vivir” plantea la propia sociedad de consumo para los diversos estratos económicos cuando asume como proyecto de desarrollo capitalista “más justo” la ampliación de la inserción de las familias “pobres” al mercado? Por otra parte, es necesario considerar la variable transcultural como elemental cuando se habla de salud y bienestar. ¿Podemos continuar tratando la salud de las personas como una suma de enfermedades y de factores de riesgo? Aquí entra el indicador de la autopercepción de la salud para algunos como panacea, para otros como villano. Pensamos que ni uno ni otro, pero un buen referencial que debe ser considerado. 7 En todo caso, parece ser, que el desafío de la construcción de nuevos indicadores y de garantizar las correspondientes fuentes de información requiere la comprensión e internalización del concepto de la determinación social de la salud por parte de los formuladores y ejecutores de los sistemas de información sectorial de la salud y la procura de nuevas síntesis que eventualmente vengan a surgir a partir de su cruce con los sistemas de información de otros sectores de la economía y del desarrollo social. Un largo camino nos espera. La rara experiencia de juntar investigadores sociales, economistas, geógrafos y sanitaristas para discutir la determinación social de la salud ya es un buen inicio. Y decimos rara porque cuesta bastante encontrar en la bibliografía o en los informes de los cada vez más numerosos eventos sobre el tema este tipo de organización intersectorial y multidisciplinar. No deja de ser curioso que la discusión sobre los determinantes sociales y económicos de la salud pocas veces trasciende el límite de los sanitaristas. CONCLUSIONES - IMPLEMENTACIONES Se entiende que la situación de salud es el resultado, en última instancia, de una cuestión de poder y de dominación de clase, tanto en lo que se refiere a la calidad de vida en términos generales; cuanto a la mayoría de los riesgos específicos de exposición a patologías o grupos de patologías determinadas como en lo respecta al acceso a servicios. Resumiendo en una frase, se puede decir que las condiciones de salud en sí dependen de la posición concreta del individuo – y del grupo familiar que de él depende – en la estructura de clases. Para poder tornar institucionalmente operativa esta idea de que es la dominación de clases y los conflictos que ella genera la que determina, en última instancia, la situación de salud y su manifestación individual y colectiva en la población, podemos aproximar ese conflicto de clase y esa pertenencia a clase, a partir de la situación ocupacional y de empleo que tienen las personas, aquí sintetizadas en 4 grandes grupos y 16 tipos específicos. Se entiende que, de alguna manera, esta tipología está bastante asociada a lo que significa su inserción, su participación y su pertenencia a un estrato de clase. Claro que esto no tiene que excluir el análisis de los movimientos sociales, organizaciones de lucha de clases, de manifestaciones de clase, cuando sea realizado cualquier estudio de representación de clase, o sea que, como aproximación, esto es apenas una manera de tratar de identificar a los individuos y a los colectivos dentro de esa estructura. En este campo se destaca particularmente la necesidad del estudio de la precarización del empleo y de cómo la dinámica entre el trabajo formal y el informal / precarizado afecta las condiciones de vida y salud. Este es un ejemplo claro de la diferencia entre el concepto de clase social y el concepto banalizado de la relación entre pobreza y equidad. La manifestación concreta de las condiciones de salud se dan en el espacio donde esa clase se produce y se reproduce, aproximado como el territorio de habitación de esos colectivos, aún 8 cuando sabemos que en él tienen influencia otros territorios tales como aquellos donde sus miembros trabajan, estudian, circulan, etc. Sin embargo es en los territorios de habitación donde, de hecho, se van a manifestar no solo las condiciones de salud, sino las condiciones de acceso a los servicios de salud y las condiciones de lucha, de reivindicación de derechos. Esta es, por lo tanto, una segunda aproximación; un segundo proxi que, para ser operacional, debe responder a una escala tal que permita visualizar la segregación espacial de las fracciones de clase social. En otras palabras, una escala que permita caracterizar la pertenencia de clase de la mayoría de sus habitantes con un grado aceptable de homogeneidad relativa. Como tercer paso, se analizó cómo identificar las condiciones de salud en ese territorio relativamente homogéneo con relación a la predominancia de una fracción de clase. Se concluyó ser muy difícil adecuar los indicadores de salud existentes, ya que estos, de la misma forma que los indicadores ocupacionales o de clases económicas, son establecidos por grupos con ideologías y criterios hegemónicos que dominan la academia y las organizaciones de gobernanza global y, consecuentemente, los únicos disponibles, particularmente si se quiere establecer comparaciones entre países. Como ejemplo pueden mencionarse indicadores universalmente utilizados como los gradientes de renta como substitutos de las clases sociales; o los años de vida útil perdidos o la carga de enfermedad que reflejan sesgos cuantitativos y econométricos, de difícil interpretación bajo la lupa de criterios de bienestar e igualdad social y de equidad en salud. Se plantea, por lo tanto, cómo poder avanzar introduciendo este tipo de discusiones en las instituciones de salud, particularmente en las escuelas de salud pública en niveles medios, de graduación y post grado; en instituciones de investigación social y de salud; en institutos nacionales de salud pública; etc. En este sentido, este foro contribuye a apoyar un rescate del papel contrahegemónico de la academia comprometida con las transformaciones sociales. Para tanto, se considera trascendente rescatar la categoría clase social, vinculada a su relación con el territorio como elementos explicativos de la desigualdad social en la determinación de la salud. En ese sentido, más allá de la publicación de trabajos científicos, explicadores de la realidad de salud mediante estos elementos, se requiere que estos conocimientos lleguen a los movimientos sociales, para que los sindicatos y otras organizaciones los tomen como elementos que tengan impacto en la acción político-social. Como forma de avanzar en la investigación, podrían rescatarse dos grandes categorías organizadoras de nuestro pensamiento para desarrollar acciones tendientes al alcance de la igualdad como un derecho universal, andando por vía de la lucha contra las inequidades. Estas dos categorías más inmediatas parecen ser la posición social y la exposición. Concluimos que la posición social es expresada por la estructura social de clases y la exposición viene en el sentido de ayudar a entender como la organización del territorio, bajo el comando de la clase dominante y de sus articulaciones globales, genera situaciones de fragilidades para el grueso de la población. Así, sería interesante tomar los 4 agrupamientos de clase y sus 16 subdivisiones y analizar si existen tasas de mortalidad, 9 esperanzas de vida, pirámides etarias o morbilidades específicas diferenciadas entre ellas, independientemente de su localización territorial. Con respecto a la exposición, el principal desafío es como cartografiar las situaciones de fragilidad social teniendo en cuenta las limitaciones de las encuestas nacionales por muestreo. En las metrópolis y en los municipios medios, que en el caso de Brasil representan cerca del 55% de la población, se puede trabajar con las llamadas “áreas de ponderación”. En los demás municipios, se puede inclusive trabajar en la escala municipal, donde, muy probablemente, habrá una mayor homogeneidad desde el punto de vista de la posición de clase, siendo importante destacar las posiciones de autónomo agrícola y de agrícola precario, caracterizando así aquellos municipios donde los trabajadores agrícolas se destacan en relación al resto. En estos otros municipios, también es importante mapear las migraciones, en particular la población con menos de cinco años de residencia, como un elemento fundamental, para relacionar con dinámicas económicas y sociales existentes comandadas por las clases sociales dominantes. Ahora, para trabajar los territorios construidos por la práctica social, habría que considerar la categoría del conflicto y, en esos términos, la escala más interesante es la local. En esa escala se debe trabajar con los agentes comunitarios y a través de la cartografía social. En todo caso e independientemente de las mejores posibles fuentes de información, sería altamente demostrativo poder trabajar con una serie cartográfica que permita superponer los mapas de distribución de las fracciones de clase predominantes en territorios determinados con los mapas de conflicto social y los más variados indicadores de salud y de desarrollo y desigualdad social. De esta forma, se plantean dos caminos principales de actuación: a) por una parte, en el campo académico, para transformar el concepto de clase social en algo empíricamente analizable, se debería plantear un proyecto intersectorial entre el campo de la salud, el de la planificación y el de las ciencias sociales, que permita articular, por lo menos, las instituciones que ya están involucradas, de una u otra forma, con la temática. Idealmente, la principal instancia de actuación transformadora debe ser la institución nacional de estadísticas y censos, el IBGE en el caso del Brasil; INDEC en la Argentina; etc. Allí es necesario procurar los mejores aliados que comprendan y asuman la incorporación de los indicadores proxis de clases sociales no solo como categorías analíticas sino también para la conformación de estratos de muestreo. Otras instancias, además de las académicas, son las organizaciones de base de la sociedad civil y los organismos estatales de planificación de gobierno, con especial énfasis en las instancias de gobierno municipal y, cuando existen, en el nivel de los consejos municipales intersectoriales, donde debe buscarse el espacio de actuación territorial. El segundo camino de intervención son las investigaciones de terreno, que pueden muy bien ser diseminadas mediante los trabajos de disertación y tesis de los cursos de post grado. El acúmulo de informaciones empíricas, llamadas de “evidencias científicas” por la dominante escuela neopositivista, constituyen un extraordinario elemento de formación política en el campo de la salud pública, donde predomina el falso concepto de las “políticas basadas en evidencias”. Si es 10 posible, pues, evidenciar empíricamente que la relación dialéctica entre clase social y territorio determina las condiciones de salud de su población, no restaría otra alternativa de actuación política en el campo de la salud que la de transformar ese par dialéctico mediante una amplia actuación intersectorial. Em ambos casos se debe ubicar la articulación entre lo académico y lo político como una estrategia necesaria. En ese sentido la idea de un proyecto colectivo puede ser interesante justamente para generar informaciones traducidas en “evidencias” y, simultáneamente, establecer vínculos con dimensiones políticas internacionales, regionales y nacionales. Para esto, sería interesante realizar un mapeo de escenarios y oportunidades, actores e identidades políticas que de una u otra forma se sientan identificados con la propuesta que, en resumen, se identifica con la idea de la Determinación Social del Proceso Salud - Enfermedad como concepto epistemológicamente distinto de los Determinantes Sociales, Económicos y Ambientales de la Salud. Por último, la discusión teórica y el discurso contra-hegemónico no tendrían ningún valor social o político si la misma no puede ser llevada a la práctica concreta de los sistemas de salud. Y no nos estamos refiriendo aquí apenas a la planificación de los servicios de salud de manera que eliminen la inequidad de acceso sino a la propia práctica sanitaria. Por ejemplo, ¿cómo se llevan los conceptos de clase social – territorio a la práctica de la vigilancia en salud? ¿Cómo investigar la epidemiología de las enfermedades emergentes y re emergentes a partir de las grandes intervenciones económicas en el agro, como lo son los agro-negocios, las usinas hidroeléctricas, los proyectos de extracción mineral, etc? ¿Cómo se hace operacional el concepto de la determinación social de salud en los programas de control de enfermedades en el territorio? En otras palabras, este foro tiene como misión ética no solo crear un discurso contra-hegemónico pero también proponer intervenciones del Estado que le permitan ser coherente con un programa político nacional que responda estratégica y tácticamente a las premisas de reducción de desigualdades sociales y promoción de la equidad en salud preconizadas actualmente por muchos de esos Estados en la Región de Latinoamérica. Versión resumida finalizada el 06 de enero de 2016. 11