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ARTICULO PUBLICADO EN EL LIBRO: “Género y Sexualidad en Uruguay” Araujo,
Behares, Sapriza (comp.) Ediciones Trilce - Facultad de Humanidades y Ciencias de la
Educación Montevideo, 2001.
SEXUALIDAD
-CAMPO DE INVESTIGACION INTERDISCIPLINARIA-
AUTORES:
PS. ALEJANDRA LÓPEZ GÓMEZ1
DR. CARLOS GÜIDA2
ara nuestro análisis partiremos de una concepción de la sexualidad como un
complejo proceso de construcción y producción socio-histórica, cultural,
subjetivo y político. Hablamos de la sexualidad como un producto altamente
específico de las relaciones sociales, en tanto implica las diversas maneras en que
los sujetos se relacionan como seres sexuados en intercambios que, como todo lo
humano, son acciones y prácticas cargadas de sentido. Nos referimos pues tanto a sus
productos simbólicos como a las bases materiales sobre las cuales se sostienen. Analizar
las prácticas sexuales en tanto práctica social específica nos permite pensar como se han
construido las nociones vigentes en nuestra cultura acerca de la sexualidad. Al
referirnos a la sexualidad estamos hablando tanto de los aspectos eróticos relacionados
con el placer y los afectos, como a los aspectos reproductivos y todas las tecnologías
para controlarlos.
P
La sexualidad en tanto construcción multidimensionada y compleja tiene su historia
tanto en sus significaciones, sus prácticas como en las formas de nominarla. El término
sexualidad surge hacia el S. XVIII cuando se incluye la natalidad como una estrategia
de producción económica, política y social. Se la asocia fuertemente a los fines
reproductivos y se la disocia de sus fines placenteros.
A partir de entonces, la dupla sexualidad y placer constituirá una asociación conflictiva
en las significaciones imaginarias colectivas. La cuestión del imaginario social, desde la
perspectiva castoridiana3, en tanto universo de significaciones que instituyen una
sociedad, es inseparable del problema del poder. En tal sentido, el conjunto de
significaciones imaginarias efectivas (imaginario efectivo) en relación a la sexualidad
han sido en la historia moderna de occidente, portadoras de un ordenamiento desigual
entre mujeres y varones. La sexualidad constituye pues un sistema complejo, con sus
propias definiciones relacionadas con el género.
Compleja en su trama, múltiple y diversa en sus expresiones y prácticas, el estudio de
la(s) sexualidad(es) tiene su historia. Es la historia de los discursos en relación a la
1
Alejandra López Gómez es psicóloga universitaria. Docente e investigadora de la Facultad de Psicología
. Coordinadora de la Catedra Libre en Salud Reproductiva, Sexualidad y Género de la Facultad de
Psicología – Udelar. Integrante de MYSU.
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Carlos Güida es médico. Docente e investigador de la Facultad de Psicología de la UDELAR.
Coordinador de la Catedra Libre en Salud Reproductiva, Sexualidad y Género de la Facultad de
Psicología – Udelar
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Castoriadis, C. “La institución imaginaria de la sociedad. Tomo I y II”. Editorial Tusquets, 1972/5.
2
misma, líneas discursivas que dan cuenta de lo que las sociedades se permiten hablar de
ella.
Decimos, entonces, sexualidades socialmente construidas y por tanto producto de
contextos históricos singulares.
“El sexo -dirá Foucault-, está en la encrucijada de las disciplinas y las regulaciones y es
en esa función que él se transforma en una pieza política de primera importancia para
hacer de la sociedad una máquina de producir todo: riquezas, bienes, otros individuos,
etc..”4
A partir de la segunda mitad de este siglo, en la década de los 60, nuevas y diversas
expresiones sociales, en especial el Movimiento de Mujeres y el Feminismo dentro de
éste, hacen visibles las condiciones de desigualdad e inequidad en la que viven las
mujeres en los distintos planos de su existencia. La sexualidad aparecerá como un
escenario central de denuncia de las desigualdades de la condición de la mujer.
Simultáneamente la renaciente Sexología con los estudios de Master y Johnson a la
cabeza encontraban junto al Feminismo espacios comunes para cuestionar los principios
de una doble moral occidental en relación a la sexualidad. Uno y otro se potenciaban: el
descubrimiento de la respuesta sexual humana potenciaba la liberación de la mujer,
reivindicando el placer sexual como un derecho humano.
Años después, el desarrollo del Feminismo, el creciente campo de los Estudios de la
Mujer primero y de los Estudios de Género luego, parecen distanciarse de la Sexología,
tanto en sus intereses políticos como en sus campos de análisis e investigación.
Los Estudios de la Mujer se definirían como “una corriente interdisciplinaria y
multidisciplinaria con un carácter heterogéneo en sus marcos teóricos, metodológicos e
instrumentales (...) Han tenido como objetivo hacer visible lo que se mostraba como
invisible para la sociedad. Permitió desocultar el recinto en el que las mujeres habían
sido social y subjetivamente colocadas; desmontar la pretendida “naturalización” de la
división socio-sexual del trabajo, revisar su exclusión en lo público y su sujeción en lo
privado; así como cuestionar la retórica presuntamente universalista de la ideología
patriarcal.”5.
Los Estudios de Género constituidos hacia la década de los 80, se abrirán a una
construcción de sentido para ambos sexos, desde una lógica incluyente de las
diferencias genéricas, tomando lo relacional como campo de análisis. Precisamente el
género se ofrece como una categoría relacional y fundamentalmente como una
perspectiva teórica y política en relación a lo social y sus producciones. En tal sentido,
postulan que las prácticas sexuales y sus significaciones imaginarias constituyen
prácticas sociales específicas y relevantes en el análisis de las relaciones de poder entre
los géneros. Desde este posicionamiento, la articulación de sexualidad y género
permitirá nuevas conceptualizaciones y abordajes desde perspectivas complejas e
integradoras de la relación entre sexualidad y poder. Posteriormente el entrecruzamiento
de género y clase social permitirá integrar análisis diferenciados en relación a la
sexualidad.
Foaucalt, Micheal, “Historia de la sexualidad” Tomo I , Ed. SXXI, México, 1979.
Bellucci, Mabel, “De los Estudios de la Mujer a los Estudios de Género: han recorrido un largo
camino”, en “Las mujeres en la imaginación colectiva”, Fernández, A.M (comp.), Ed. Paidos, Bs. As.
,1992.
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Por su parte la Sexología, pretende erigirse como “la disciplina” autorizada
“científicamente” para tener la palabra en relación a la sexualidad. En el intento de
apropiación monopólico del saber acerca de la sexualidad se aleja ideológicamente del
Feminismo (aliado en los 60 y 70). Emparentados en su orígen con la Medicina, los
estudios sexológicos pretenderán desarrollar una perspectiva “científica”, “neutra” y
“objetiva” de la sexualidad. A su vez, es poco frecuente o inexistente en sus
producciones, el análisis de las dimensiones de clase y de género en la construcción de
sexualidades.
Enfatizamos la postura de que los estudios en sexualidad no constituyen territorio
exclusivo de un saber disciplinario, sino campo de múltiples atravesamientos del orden
de lo político, lo socio-histórico, lo cultural, lo económico, lo biológico, lo religioso. Se
requiere pues de un descentramiento epistémico de la idea de objeto de estudio
territorializado al patrimonio exclusivo de una disciplina para abrir este campo de
estudios a perspectivas complejas e interdisciplinarias.
Nos exige un trabajo de elucidación crítica, es decir de deconstrucción y reconstrucción
al interno de cada campo disciplinario, de cuales son los supuestos ideológicos y éticos,
y las condiciones socio-históricas que posibilitaron y sostienen sus producciones
teóricas y sus dispositivos tecnológicos, en lo que al abordaje de la sexualidad se refiere.
Coincidimos con Eva Giberti6, quien plantea que “los textos acerca de la sexualidad
suelen ocultar los valores que impregnan sus niveles de análisis (...), parece
imprescindible alertar respecto de los posicionamientos políticos de quienes escriben y
de sus valoraciones éticas. Las producciones teóricas y las de divulgación en pocas
oportunidades analizan sus supuestos básicos, la cosmovisión desde la cual producen
sus aportes, más allá de la teoría que sustentan que, a su vez, no es ajena a las ideologías
de quienes la crearon.”. De orden es explicitar el lugar desde el cual se habla y las
intencionalidades que sostienen las producciones en tanto éstas constituyen siempre
hechos políticos.
Desde nuestra perspectiva, la sexualidad se instituye como campo transdisciplinario de
estudios. Al decir de Carrizo “como indica su prefijo trans, la transdisciplinariedad
concierne aquello que, a la vez que se encuentra entre las disciplinas, a través de las
disciplinas y más allá de cualquier disciplina.”7
La sexualidad en su diversidad y complejidad requiere para su investigación de
enfoques abiertos, interdisciplinarios que al decir de Kapila y Moher8 son posibles a
partir de la interacción entre disciplinas, basándose en la excelencia disciplinaria, y los
principios de colaboración, cooperación y comunicación entre ellas (las tres C). Los
enfoques interdisciplinarios no niegan pues la investigación disciplinaria. Se apoyan en
ella, la necesitan y la potencian. Desde esta perspectiva, no existen “disciplinas reinas” a
las cuales los demás aportes disciplinarios estén subordinados. Todos son centrales en
su singularidad.
Giberti, Eva en “ Sexualidades de padres a hijos” Ed. PAIDOS, Bs As 1994
Carrizo, L. En “Edgar Morin. El Pensamiento Complejo, la nueva Transdisciplinariedad” en Revista de
Investigación de la Facultad de Psicología de la UDELAR, Número 1 Año I, Montevideo 1998.
8
Kapila y Moher en “Conocimiento sin barreras” (autores varios), Ediciones Nordan – CIID.
Montevideo, 1996.
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Impulsan miradas no reduccionistas de los fenómenos humanos, integran su
complejidad, que al decir de Morin9, no es sinónimo de completud. Según este
pensador, el espíritu hiperdisciplinario va a devenir en un espíritu propietarista que
prohibe toda incursión extranjera en su parcela de saber. Rigor, tolerancia y apertura10
son los tres principios fundamentales en la construcción de visiones y actitudes
transdisciplinarias.
Una proyecto interdisciplinario en investigación en sexualidad debe integrar en el
análisis la dimensión histórica (sexualidad en tanto construcción y producción
histórica), la dimensión política (los discursos en relación a la sexualidad como parte de
estrategias políticas de regulación y de control social, la relación entre sexualidad y
poder; el análisis de las políticas públicas en sexualidad y salud reproductiva), la
dimensión cultural (el universo de significaciones imaginarias y simbólicas en relación
a las prácticas sexuales y su efecto en la producción de subjetividades de género), la
dimensión social (como práctica social específica y como escenario de análisis de las
relaciones sociales de género), la dimensión ética y axiológica (la ética sexual, el
cuestionamiento de los valores morales, los derechos sexuales y los derechos
reproductivos en tanto derechos humanos), la dimensión biológica (la infraestructura
genética, anatómico-fisiológica) entre las más relevantes.
Al decir de Richard Parker11, “los desarrollos interdisciplinarios en sexualidad
posibilitan el desenvolvimiento de un conjunto de iniciativas en las investigaciones que
serán más directamente relevantes y prácticamente aplicables a los problemas más
inmediatos, frente a los sujetos de investigación que viven en un mundo real: cuestiones
de poder, de desigualdad de género, de violencia sexual, de opresión, de negación de
derechos sexuales y reproductivos. Al cuestionar la naturalización de las relaciones
reproductivas y sexuales, al llamar la atención de la sexualidad como construcción
socio-cultural, las investigaciones más recientes que relacionan sexualidad, género y
salud reproductiva han resaltado el potencial de diversas culturas y comunidades para
reestructurar y resignificar sus propias experiencias sexuales.”
Sin embargo, es necesario abrir el debate acerca de una investigación interdisciplinaria
en sexualidad que efectivamente refiera a la complejidad de este campo de estudios y
abordaje. Las minorías sexuales, las organizaciones de mujeres, en sus procesos de
empoderamiento, fundamentalmente en los países “desarrollados”, han posibilitado a su
vez, estudios que contradicen las versiones masculinas acerca del “saber sexual”. Han
sido cuestionadores de una ciencia sesgada, de la producción de un conocimiento
falologocéntrico12. Los estudios sobre la condición de las mujeres realizados desde una
mirada feminista, constituyen un buen ejemplo. Pero los hay también en otras áreas. A
pesar de ello, es importante observar como en muchos estudios, la afirmación de las
diferencias y las particularidades, validan la lógica de la dualidad instituida en el
pensamiento occidental; es decir acaban consolidando la lógica de la generalidad de lo
masculino y la particularidad de lo Otro.
Morin, E., “Introducción al pensamiento complejo”, Ed.Gedisa, Paris, 1990.
Art. 14 de la Carta de Transdisciplinariedad, Portugal, 1994, citado por L. Carrizo en ob.cit.
Richard Parker, Ponencia Principal en “Seminario sobre Investigaciones socio-culturales en Sexualidad”,
Ediciones FLACSO – FNUAP, 1995.
12
Ver Derrida, J. En “L’ ecriture et la diference”, Paris 1967 y sus coincidencias con Heidegger en este
punto.
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¿Cómo generar enfoques en sexualidad integradores de lo diverso, lo multicultural, lo
complejo, sin caer en nuevas formas de reduccionismo teórico, en lógicas dualistas, en
intolerancias sociales o/y disciplinarias?. Pensamos que es necesario que las disciplinas
puedan desarticular los distintos niveles de resistencia a la apertura e integración
interdisciplinar, y revisar los supuestos desde los cuales han desarrollado sus marcos
teóricos, metodológicos y técnicos en relación a la sexualidad. Son éstos algunos de los
nudos, pero también la certidumbre hacia caminos abiertos. Ello implica a su vez,
repensar la formación de profesionales e investigadores/as conscientes de las
dimensiones políticas, económicas y sociales de sus producciones en relación a esta
temática, y de los efectos del mismo orden que generan sus discursos. Ignorar o no
incluir análisis desde perspectivas de género en estudios en sexualidad constituye una
postura política e ideológica, que revierte no sólo en los resultados de investigación
alcanzados, sino en la producción de discursos y prácticas en relación a la misma.
BILBIOGRAFIA CITADA
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Bellucci, M, “De los Estudios de la Mujer a los Estudios de Género: han recorrido
un largo camino”, en “Las Mujeres en la imaginación colectiva” (Ana M.
Fernández, comp.), Ediciones Paidos, Bs. As., 1992.
Carrizo, L, “Edgar Morin. El Pensamiento Complejo, la nueva
Transdisciplinariedad” en Revista de Investigación de la Facultad de Psicología de
la UDELAR. Nº 1 Año I, Montevideo, 1998.
Castoriadis, C., “La institución imaginaria de la sociedad. Tomo I y II”, Ediciones
Tusquets, Paris, 1972/75
Derrida, J., en “L’ ecriture et la diference”, Paris 1967
Foucault, M., “Historia de la Sexualidad. Tomo I.”, Ediciones S XXI, México,
1977.
Giberti, E, en “Sexualidades de padres a hijos. Preguntas y respuestas
inquietantes”, Ediciones Paidos, Bs. As., 1995.
Kapila, Moher, en “Conocimiento sin barreras” (autores varios), Ediciones CIID,
Nordan, Montevideo, 1995.
Morin, E., “Introducción al pensamiento complejo”, Ed.Gedisa, Paris, 1990.
Parker, R., en “Seminario sobre Investigaciones Socio Culturales en Sexualidad”,
Ediciones FLACSO – FNUAP, 1995.