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ANEXO MARCO HISTÓRICO: EL GAS EN EUSKADI Los últimos 30 años de política energética en Euskadi son en, buena medida, el resultado de la crisis del petróleo de los años 70 del siglo pasado que puso en jaque a la economía vasca. Sumida en graves problemas energéticos, Euskadi supo reaccionar y atreverse con grandes transformaciones del modelo energético para hacerlo viable y sostenible. Los principios que han guiado las transformaciones han tenido como pilares la exigencia continua de ahorro y eficiencia energética, el empeño por abandonar la dependencia de los derivados del petróleo y el máximo aprovechamiento de fuentes autóctonas de energía, con resultados que ni los más optimistas preveían en aquel momento. La debilidad energética de la economía vasca puso la energía entre las principales prioridades políticas de las incipientes instituciones vascas. Como muestra de ello el primer Consejo General Vasco encargó en 1979 la redacción del trabajo de investigación y análisis del sistema energético. Titulado: “Estudio de la política energética en el País Vasco”, fue presentado en 1981 y fue el inicio formal de la política energética vasca, ya que en él se señalaban las directrices que marcaron la actuación pública en el campo de la energía durante la década de los 80. Las conclusiones de dicho trabajo estaban troquelados por el objetivo de “reducir la dependencia de la economía vasca de la energía y, muy en particular, del petróleo” y apuntaban en cuatro direcciones que han sido los ejes vertebradores de la política energética vasca a lo largo de sus 30 años de historia. Uno de estos ejes era la diversificación de las fuentes de energía, con una apuesta clara por el gas natural, para satisfacer las necesidades de la industria, así como las actividades domésticas y comerciales, y posteriormente también para la producción eléctrica, impulsando así el desarrollo de las necesarias redes de distribución. El periodo de crecimiento comprendido entre 1985 y 1991 permitió avanzar en esta línea hasta la recesión de 1993. En este contexto de crisis económica, con perspectivas complicadas para sectores industriales relevantes en Euskadi, el Ente Vasco de la Energía redactó, por encargo del Parlamento Vasco, el primer plan energético estructurado y formalizado. Denominado “Plan 3E2000”, puso de manifiesto la madurez del tejido institucional vasco en materia energética. Las sucesivas estrategias (3E2005, 3E2010 y la actual 3E2020) han apostado por la gasificación de diversos sectores al entender que se trata de una energía de futuro que aporta bienestar a la ciudadanía, es competitiva para la industria y es más limpia que las fuentes a las que sustituye directamente. INFRAESTRUCTURAS DE GAS NATURAL EN EUSKADI 1 La gasificación, motor de la diversificación energética En consonancia con los objetivos marcados en los planes energéticos, la estructura energética vasca cambió radicalmente. Se consiguió diversificar las fuentes de suministro de energía, incorporando progresivamente el gas natural. En 1982 la participación del gas natural en el País Vasco era puramente testimonial con 26,3 Ktep disponibles para el consumo final, que no llegaban al 1% del total. En 2012, tras un gran esfuerzo y un intensivo proceso de inversión pública en gasificación (creación de redes, construcción de infraestructuras de almacenamiento y provisión de servicios) que ha sido acompañado por la iniciativa privada, el consumo de gas natural supuso el 39,8% del Consumo Interior Bruto de Euskadi, por encima de los derivados del petróleo (38,7%). La construcción y puesta en marcha de las primeras infraestructuras gasistas en el País Vasco están unidas a la creación de la Sociedad de Gas de Euskadi y del Ente Vasco de la Energía en 1982 con la que se sentaron las bases de una política energética que ha estado basada, con diferente peso en diferentes épocas, en la eficiencia energética, en la diversificación de fuentes de energía y en el fomento de las energías renovables. La aportación del gas a la diversificación energética vasca va más allá de la disminución del riesgo de desabastecimiento por la incorporación de una fuente adicional de suministro, y supone un considerable incremento de la seguridad energética ya que se trata de un combustible más abundante y menos concentrado geográficamente que el petróleo. Hasta el año 2003, y con la excepción del gas de los yacimientos “Gaviota” y “Albatros”, cuya extracción finalizó en 1997, el gas llegaba al País Vasco a través del gasoducto de Enagás que unía Euskadi con la red gasista peninsular. Estrechamente unido al protagonismo del gas, se encuentra la pérdida de peso específico de los derivados del petróleo, que pasaron de ser el 61,8% del total en 1982, al 39,3% en 2012. Yacimiento y almacén “Gaviota” Descubierto en la década de los años 70 del pasado siglo, fue en 1985 cuando se perforó el yacimiento de gas “Gaviota”, que descansaba a 2,1 kilómetros de profundidad en los subsuelos de calizas en el Cantábrico. Con una plataforma offshore (en el mar) conectada a una planta de tratamiento en tierra firme en Matxitxako (Bermeo), “Gaviota” pasó de productora a almacenadora de gas en 1994, con Repsol al frente del proyecto. Repsol vendió su participación en “Gaviota” a Enagás en 2010. El depósito de almacenamiento tiene una capacidad total de 2.480 millones de Nm3 y un volumen útil de 780 millones de Nm3 de gas, siendo hoy el mayor sistema de reserva estratégica de gas natural del estado, lo cual incrementa considerablemente la garantía de suministro. 2 BBG En 2003 se pone en marcha, con la participación del Ente Vasco de la Energía, Bahía de Bizkaia Gas (BBG) en el puerto de Bilbao para la importación de gas licuado (GNL) y su regasificación. Esta planta aporta una fuente adicional de gas a la red, facilita un suministro más diversificado, añade mayor robustez a la red gasista y dota al País Vasco de una posición más central en el conjunto de la red de gas peninsular. Las principales razones que impulsaron la implantación de una planta de regasificación fueron fundamentalmente dos: La alta penetración del gas natural en la demanda energética del País Vasco, superior a la del conjunto del Estado y en línea con la de Europa. La importancia de su suministro condicionado por la importación a través de un gasoducto en cola de red. Con una inversión final de 264 millones de euros, BBG se construyó en un periodo de 30 meses entrando en servicio en agosto de 2003. La llegada del primer metanero, el “Bristish Innovator”, tuvo lugar el 8 de agosto de 2003, y tras la puesta en marcha de BBG, la planta entró pocos meses después en operación comercial. La instalación cuenta con dos tanques de almacenamiento de gas natural licuado al que en breves fechas se sumará un tercer tanque de las mismas características, actualmente en las últimas fases de construcción. Con este tercer tanque de almacenamiento BBG estará en condiciones de dar respuesta a posibles puntas al alza de la demanda. También puede acoger en su pantalán a buques metaneros con bodegas de mayor tamaño. De los barcos con 135.000 metros cúbicos de capacidad (la referencia en el transporte naval cuando se diseñó BBG, en la década de los 90), se ha pasado a unidades que pueden transportar de 210.000 hasta 265.000 metros cúbicos de gas. En este segmento están las embarcaciones QMAX, que ya han descargado GNL en el Puerto de Bilbao en algunas ocasiones. Cada tanque de almacenamiento de BBG tiene una capacidad por separado de 150.000 metros cúbicos, por lo que ahora se está al límite del gas en planta si hay que recepcionar más materia prima por parte de uno de esos buques. El GNL viaja en estado líquido a -163ºC y tras su descarga en los tanques se regasifica para devolverlo a su estado gaseoso y se oloriza para su distribución por la red de gasoductos para su uso en el mercado de gas industrial, el doméstico y el comercial, así como para la generación de energía eléctrica. Además de la construcción del tercer tanque, BBG tiene previsto aumentar un 33,3% su capacidad de regasificación, hasta 1.200 millones de Nm3/hora. La interconexión con Francia a través del Euskadour Otra de las infraestructuras gasistas estratégicas es el gasoducto Euskadour, la primera conexión gasista bidireccional entre la Península Ibérica y el resto de Europa, cuya primera fase entró en funcionamiento en 2006. 3 El proyecto global consiste en un gasoducto que se extiende a lo largo de 318 kilómetros, algunos de ellos de nueva construcción y otros renovados, y que une la planta de regasificación de BBG, en el puerto de Bilbao, con el almacenamiento subterráneo de Lussagnet (Francia), considerado como uno de los mayores almacenes de gas del sur de Europa. Esta infraestructura ha contribuido a reforzar y asegurar el abastecimiento energético del área del Golfo de Vizcaya, una región densamente poblada en la que habitan más de cinco millones de habitantes. La puesta en marcha del gasoducto que une Bizkaia con Cantabria es el último hito dentro de la implantación de infraestructuras gasistas en Euskadi, fundamentales para su tejido industrial y su economía. Un proceso que comenzó en la década de los 70 del pasado siglo con el descubrimiento del yacimiento de gas natural "Gaviota" frente a las costas de Bermeo y que llega, de momento, hasta el gasoducto a Cantabria inaugurado hoy, 9 de abril de 2014. 4