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VIRUS DE LA PERITONITIS INFECCIOSA FELINA (PIF, FIP). Se origina por un coronavirus. El virus puede sobrevivir siete semanas en un ambiente seco, por lo que se puede transmitir de forma indirecta (p. ej.: bandejas, zapatos, manos y ropa) aunque es fácilmente inactivado por la mayoría de los detergentes y desinfectantes. Existen 2 formas de presentación: Forma efusiva (exudativa o húmeda): se caracteriza por poliserositis (p. ej.: efusión torácica y abdominal) y vasculitis. Forma no efusiva (no exudativa o seca): caracterizada por lesiones granulomatosas en órganos como los riñones, ganglios mesentéricos, paredes intestinales, hígado, sistema nervioso central y ojos. Ambas formas representan los extremos clínicos. También se ha descrito una forma intestinal en gatos jóvenes, con vómitos y diarreas asociadas a lesiones piogranulomatosas nodulares intestinales. Aunque tradicionalmente la primera ha sido la forma más frecuente, en las últimas décadas parece haber ido aumentando la forma seca. Es raro observar ambas a la vez y si aparecen es normalmente como una etapa de transición de una forma a otra. CUADRO CLÍNICO. El cuadro clínico es muy variable, con fiebre, letargo, anorexia y pérdida de peso. En la forma efusiva suele haber: Ascitis. Puede producirse efusión torácica y pericárdica. Puede haber agrandamiento escrotal, serositis en la túnica vaginal de los testículos o extensión de peritonitis. En menos del 9% de los casos, pueden aparecer signos oculares y neurológicos centrales. La forma no efusiva afecta a las serosas o superficies pleurales hasta los parénquimas subyacentes. En un 10% aproximado de gatos se ve afectado el tórax (pequeños granulomas en pleura y parénquima pulmonar subyacente), puede afectar al pericardio (efusión pericárdica, taponamiento y fallo cardiaco) y puede haber neumonía piogranulomatosa difusa (disnea grave). Suele afectar a riñón y ganglios mesentéricos y menos a hígado y ganglios linfáticos hepáticos. Las lesiones abdominales suelen ser palpables y a veces con dolor local. En al menos un 10% de los casos aparecen signos neurológicos (afectación focal, multifocal o difusa del cerebro, médula espinal y meninges) con: ataxia, hiperestesia, nistagmo, convulsiones, cambios de conducta y déficits de nervios craneales. En ojos puede asociarse a: uveítis (con posibles cambios de color del iris), discoria, anisocoria (secundaria a iritis), pérdida súbita de visión, hipema, precipitados queráticos (como depósitos en “grasa de carnero” en el endotelio corneal ventral), iris inflamado y con superficie nodular pudiéndose detectar una turbidez del humor acuoso, coriorretinitis, vasculitis retinal, coriorretinitis piogranulomatosa y desprendimiento lineal de retina y ampollas de líquido debajo de ésta. En la piel se han visto lesiones nodulares múltiples por flebitis cutáneas piogranulomatosas necrotizantes y fragilidad de piel. PATOGENIA. Las heces son la principal fuente de FCoV (las cajas de arena son el principal foco de infección en grupos de gatos). La saliva juega un papel menos importante. La transmisión transplacentaria ha sido descrita pero es muy rara. Los gatos susceptibles son más propensos a ser infectados tras el contacto con FCoV de heces de gatos asintomáticos, aunque no suelen desarrollar la enfermedad. Tras la infección natural, los gatos comienzan a excretar el virus en una semana y continúan excretándolo durante semanas, meses y algunos durante toda la vida. La excreción fecal puede ser continua y alcanzar niveles muy altos. Aunque puede ocurrir una transmisión en casos de PIF, no suelen desarrollar la enfermedad. DIAGNÓSTICO. En la forma efusiva es útil tomar una muestra del fluido para su visualización macroscópica (suele ser amarillo claro y pegajoso) y citológica (variable aunque normalmente predominan macrófagos y neutrófilos). Las proteínas en el líquido frecuentemente están altas (> 35 g/l) y el contenido celular es bajo (< 5.000 células nucleadas/ml). Una electroforesis puede tener un gran valor de predicción positivo si la ratio albúmina:globulina es < 0,4 y alto valor negativo si es > 0,8. En la clínica diaria, y debido a la elevada concentración de proteínas en la efusión de un gato con PIF, es muy útil realizar el test de Rivalta, que ofrece un valor de predicción positivo del 86% y negativo del 96%. Esta prueba consiste en poner 7-8 ml de agua destilada en un tubo transparente, añadir 1 gota de ácido acético al 98% y mezclar. Sobre la superficie de esta mezcla se deposita una gota del líquido de efusión. Si la gota desaparece y la solución se mantiene clara el resultado es negativo, pero si la gota mantiene su forma, queda adherida a la superficie o desciende lentamente como una medusa el resultado es positivo. . Debido a que no existen test de anticuerpos PIF (forma patógena) sino de coronavirus felino (FCoV, forma benigna), un gran número de gatos sanos son positivos al test de anticuerpos frente a FCoV, pero muchos nunca desarrollarán la enfermedad, siendo este test de escasa utilidad. La presencia o ausencia de anticuerpos no indica o excluye PIF, por lo que las pruebas pueden ser malinterpretadas, y como consecuencia muchos gatos son sacrificados por ello erróneamente. La RT-PCR para detectar FCoV en sangre, no es útil para diagnosticar PIF, ya que el resultado puede ser positivo en gatos sanos que no desarrollan PIF en mucho tiempo. Además, pueden producirse falsos negativos. La detección de FCoV en sangre felina no puede considerarse como un marcador para PIF aunque los animales presenten signos clínicos de PIF. La detección de virus mediante la tinción de antígenos FCoV en los macrófagos de las efusiones, o en muestras de tejidos, por immunofluorescencia o Inmunohistoquímica, puede tener un valor de predicción del 100% de PIF (en ambas) y un 57% de predicción negativa (por bajo número de macrófagos en el frotis de efusiones) en la primera. Para la obtención de muestras de tejido haría falta una laparoscopia o laparotomía. BIOTIPOS DE PIF Coronavirus felino (FCoV). o Nombre aplicado a todos los serotipos y biotipos de coronavirus, es preferible su uso como un término genérico. o Existen dos tipos (según sus propiedades genómicas y serológicas): tipo I, el que más predomina en el mundo, y tipo II, que resulta de la combinación entre el tipo I FCoV y el coronavirus canino. o Existen dos biotipos: la forma patógena y la forma benigna con coronavirus entérico felino (FECV). o Cerca de un 12% de gatos infectados por FCoV desarrollan PIF. Pueden perder el control inmunitario y progresar a enfermedad fatal. Los gatos infectados con FCoV que no desarrollan PIF son capaces de mantener una respuesta inmune específica frente a FCoV y pueden evitar la excesiva activación de macrófagos y el desarrollo de PIF. o Existe una hipótesis (un estudio) que propone la existencia de una fuerte respuesta inmunomediada celular “sistémica” en gatos normales clínicamente infectados por FCoV. FECV. Es técnicamente un biotipo entérico de FCoV presente en la mayoría de la población de gatos sanos. VPIF. Es un biotipo PIF, una forma virulenta (biotipo) del FECV. Se refiere al biotipo virulento que causa PIF. ALTERACIONES DE LABORATORIO. Hiperglobulinemia (50% forma efusiva y 70% no efusiva). Proteínas totales séricas pueden llegar a alcanzar hasta 12 g/dl. Ratio albúmina:globulina disminuida cuando el hígado está afectado. Un valor superior a 0,8 hace poco probable una PIF. Bilirrubina alta (en ausencia de hemólisis) y elevación de las enzimas hepáticas incrementa la sospecha de PIF. La hiperbilirrubinemia suele ser secundaria a vasculitis en el hígado. Las alteraciones enzimáticas pueden relacionarse con hepatitis, lipidosis hepática, secuelas prehepáticas de las vasculitis, destrucción de eritrocitos e hipoxia. FACTORES ASOCIADOS A PIF. Edad: incidencia significativamente mayor en gatos jóvenes (70% de casos en menores de 1 año de edad) aunque puede afectar a gatos de hasta 17 años de edad. Ambiente: más frecuente en criaderos o refugios (1-5% de muertes por PIF) con una mayoría de casos (75%) en ambientes donde hay muchos gatos. Otro factor a tener en cuenta es la introducción regular de nuevos gatos en los criaderos. Sexo: los gatos machos enteros tienen un mayor riesgo de desarrollar PIF y las hembras esterilizadas corren un menor riesgo. Estación del año: más casos diagnosticados en invierno. Estado inmunitario: la incidencia es mayor en gatos infectados por FeLV, en situaciones de estrés o en individuos con títulos de anticuerpos de coronavirus alto. Raza: se ha descrito una mayor frecuencia de PIF en razas puras. El riesgo es significativamente mayor en Abisinio, Bengala, Birmania, Himalaya, Ragdoll y Rex (es necesario ampliar con estudios multicéntricos y multivariados). Autor: Alfredo Pérez Rivero. Autor del libro: Hepatología Clínica y Cirugía Hepática en Pequeños animales y exóticos. Edit. Servet. 2012. Director de Hospital Veterinario Taco. Santa Cruz de Tenerife. Islas Canarias. España. www.hospitalveterinariotaco.es