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FIN Y COMIENZO Primer capítulo Las preguntas revoloteaban dentro de su cerebro. Sus fuerzas casi al límite. Era demasiado, necesitaba decidir antes que sea tarde y el camino de regreso se obstruya a causa del tránsito. Levantó el auricular, la mano era un nido de nervios excitados que impedían mantenerla quieta, al punto que le costó marcar el número requerido. Escuchó una voz grabada solicitando especificar la oficina pretendida, efectuó el pedido y esperó. Los instantes fueron como agujas y al conectarse pidió hablar con el encargado. Se le informó que el funcionario estaba en una reunión; si lo creía necesario podría intentar llamar dentro de una hora aproximadamente. Elevando el volumen de su voz exigió hablar con él ahora mismo, era ¡¡urgente!! estas últimas palabras las dijo casi a gritos. Hubo un silencio en la linea, alcanzó a escuchar voces lejanas, y... el clik conocido que anuncia la finalización de la conexión telefónica. Sintió que el mundo se desmoronaba y el dentro. Abrió los ojos, y se le cerraron, lo intentó nuevamente empleando todas sus fuerzas para mantenerlos abiertos. Sus brazos estaban amarrados con delgadas cuerdas a los bordes de la cama, impidiéndole levantarse. Escuchó una voz a su lado, era una enfermera, no entendía donde estaba, ella murmuró algo que no alcanzó a comprender... Lentamente abrió los ojos, miró a izquierda y derecha, estaba acostado en una cama en un lugar desconocido. Se incorporó pero al instante volvió a recostarse. Las fuerzas le faltaban, estaba extenuado. Recapacitó captando la situación, estaba en un hospital o algo parecido. Mirando hacia el espacio de la puerta abierta que daba al exterior de la habitación distinguió un pasillo y otras puertas; escuchó voces y pasos, en fin, mucho movimiento. Hechó un vistazo a su alrededor: era una pieza de una ventana, a través de ella pudo apreciar un cielo grisáceo, que ofrecía la luz escasa propia del atardecer. En la pared opuesta colgaba un moderno reloj marcando las 6,25. A su izquierda, pendiente y a la espera de ser utilizado, un interruptor que aparentemente serviría para llamar a la enfermera solicitando ayuda, lo oprimió. -Buenas, buenas, dormilón - éstas palabras las pronunció una enfermera gorda que a los pocos instantes apareció en la habitación. -Buena vida la suya, ¡eh! ¿Como está? ¿Como se se siente hoy? -Gracias, bien. ¿Dónde estoy? ¿Qué hago aquí? -Cálmese amigo, ya le contaré todo, primero revisemos éstos aparatejos. Había dos o tres relojes sobre una mesa al lado de la cama, los cables llegaban a conecciones adheridas a sus brazos y a una pierna. Procedió a desconectarlos, uno a uno, con tranquilidad sin ningún apuro, mientras que entonaba una melodía no conocida. Acomodó todo el instrumental sobre la mesita, colocándola al lado de la puerta de salida. Se sentó cómodamente mirándolo con dulzura, propio de las mujeres obesas. -Le explicaré todo desde el principio, no me gusta que me interrumpan, ¿de acuerdo? Seré concisa y hablaré lentamente. Lo trajeron sin conocimiento la semana pasada, estaba... -¿Qué? ¿De que está Ud. hablando, está confundida con otro paciente. Por favor sólo digame dónde estoy... -No es lo que acordamos, ¿cierto? Déjeme contarle todo, tenga paciencia, ¡¡por favor!! -Está bien, perdóneme, continúe... -Padeció de un derrame cerebral, no me pregunte la causa, esos detalles consúltelos con el médico de guardia que lo visitará durante la ronda nocturna, en una hora más o menos. Sigo con el relato, y no me moleste, no sea tan impulsivo,¿no le alcanzó lo ocurrido? Fue necesario llevarlo a la sala de operaciones para encontrar el lugar del derrame y obstruirlo. Estuvo allí más de cuatro horas, por suerte el neurocirujano nuevo estaba de guardia, pues dicen que tiene unas manos de artista, así que él mismo lo operó. Entre nosotros le diré que no estoy segura que algún otro lo hubiera logrado. Bueno, sigo, después lo trajeron aquí, yo misma lo recibí. De acuerdo a lo necesario en éstos casos, se le inyectaron ciertos medicamentos que lo mantuvieron dormido, para ayudar de ésta forma al cerebro, permitiendo darle un descanso después de tal conmoción y semejante intervención quirúrgica. Por lo que yo aprecio y a mi entender, Ud.ya está fuera de peligro. Ahora deberá pasar un tiempito de rehabilitación y por supuesto un lindo descanso. Estoy segura que todo esto, y con más detalles, se lo explicará el Dr. cuando venga a visitarlo.¿ Desea saber algo más? -¡¡No recuerdo nada!! Todo me parece un cuento. Ahora entiendo éste especie de gorro en la cabeza, ¿son vendas no? -Exactamente, lo tendrá hasta tanto le cierren el lugar de la intervención, ¿entiende? -La verdad que no, ¡no entiendo nada! ¿qué es lo qué ocurrió y cual es la causa de tratar de recordar sin resultado? Tengo un blanco total, ¿esto es raro a su entender? -Mire Sr., no soy yo la persona indicada para ofrecer diagnósticos. En lo que respecta a sus preguntas, nuevamente le recalco la conveniencia de que exponga todas sus dudas al doctor. Salió de la habitación volviendo a los pocos minutos con una taza de te caliente.. -No le puse azúcar, póngale a su gusto, ¿okey?- dijo la nurse, sonrió y lo dejó solo. A medida que el tiempo pasaba, dicho sea de paso lo hacia muy lentamente, a juzgar por las manecillas del reloj que parecerían estar sujetas con pesas de plomo invisibles. Empezó a recapacitar, sin conseguir recordar el momento en el que perdió el conocimiento, pues según la enfermera lo trajeron desvanecido. Es más, no recordaba donde estaba el miércoles pasado, pues ése fue el día que llegó al hospital, de acuerdo a lo relatado por la enfermera. Mientras lo intentaba, comenzó a vislumbrar que no podía recordar nada de la semana pasada, lo cual era muy raro. Siguió con su propio juego, así lo tomó, como un juego. Notó que otras cosillas, detalles, también se habían esfumado de la memoria. En eso andaba cuando apareció un médico, hombre entrado en años que lo saludó presentándose como el Dr. Not, encargado de la ronda nocturna y que estaba a su disposición en lo que pretendiera. -Sr. mio, está claro y es natural que se encuentre confundido, aturdido, quizás dolorido, pero en especial lo que en éstos momentos Ud. desea es saber cómo y el porqué de su estadía aquí, ¿verdad ? -Sí, si Dr., no sé por donde comenzar, mi cabeza es una revolución de incógnitas y dudas que sugiero me ayude con ellas, lo antes posible ¡por favor! -Correcto. Si me lo permite empezaré mi explicación comentándole que Ud. sufrió un derrame cerebral masivo, que se logró interrumpir al ubicarse el foco, que en verdad fueron varios, a causa de la rotura de varios conductos sanguíneos que no soportaron la presión ejercida en sus paredes, y, por consecuencia, la sangre transportada por ellos, invadió sectores ocupando lugares por la fuerza y ejerciendo presión sobre centros importantes dentro del cerebro. A tal punto que fue necesaria una operación inmediata y bastante compleja, para evitar posibles daños que quizás no podrían ser remediables. El ahora asustado pero un poco calmado paciente, escuchaba con todos sus sentidos la disertación del facultativo. Éste continuó... -El proceso de rehabilitación es lento, siendo muy individual en cada caso, no obstante, creemos, que en un par de días, no lo tome con exactitud pues la medicina no es matemática, todo volverá a la normalidad permitiéndonos, de ésta forma, analizar para llegar a un diagnóstico real sobre el estado de su cerebro, sin descontar que ha sufrido una conmoción muy seria, que obligó a una intervención de envergadura. Por ahora pienso que, mañana o pasado, se procederá a cerrar la pequeña abertura que se ocasionó en el cráneo, posteriormente de realizarse una Tomografía Computada, con el fin de cercioramos que no existen más derrames en su interior. Dígame, ¿tiene dolores de cabeza? -No, dolores no, lo que sí me molesta es el hecho de no poder recordar qué es lo que me pasó. -Empecemos desde el principio, ¿como es su nombre? -¿Mi nombre? upa, upa, ¿que me pasa? se me borró, no entiendo... -Cálmese amigazo, cálmese, suele ocurrir, no debe exitarse en demasía. ¿En que trabaja, cuál es su profesión? -Dr. Dr... perdóneme, estoy un poco perdido.. ..un momento, no recuerdo nada, tengo la mente en blanco, ¿que me han hecho en el quirófano? Ya sé...ya sé...Perdí la memoria, ¡¡¡PERDÍ LA MEMORIA!!!! No puede ser, me estoy volviendo loco, loco... Fue necesario calmar al paciente, afectado por un pequeño desenfreno emocional. A tal efecto se le inyectó un calmante. Esto y los detalles pertinentes fueron anotados en la ficha del internado de la habitación 238. Además, el médico indicó que se lo llame cuando el paciente recupere el conocimiento. Al transcurrir una hora aproximadamente, del efecto de la droga, nuestro paciente se despertó sobresaltado como después de pasar una pesadilla. -¿Dónde estoy? ¿Qué pasó? Enfermera, enfermera... A los segundos ella apareció en la pieza. -Tranquilidad, no pasó nada, Ud. está internado en un hospital, acuéstese por favor, no debe levantarse, el médico en unos instantes estará con Ud., aguarde. Convulsionado, exhausto y malhumorado, el internado optó por escuchar a la enfermera, no sin refunfuñar y pedir una taza de te de hierbas. -¿Qué tal mi amigo rezongón?- consultó el médico al entrar; se acercó y acto seguido, sin dejar de hablar, le tomó el pulso, le dio unos golpecitos en las rodillas, y arrastrando uno de los dos sillones que complementaban el moblaje, se sentó bien cerca de la cama. -Si se refiere a dolores pues ninguno, siento sí una especie de malestar general que lo atribuyo a mi internación tan prolongada, que dicho sea de paso la sigo sin comprender. -Estimado amigo, si me permite le señalaré, a grandes rasgos, su estado actual. A causa del consabido derrame cerebral, ciertos centros nerviosos han sufrido alteraciones, en mayor o menor grado. Uno de ellos, específicamente el de la memoria, fue el más afectado. Es aun prematuro afirmarlo con exactitud, para ello deberá someterse a unas simples pruebas, pero creemos que Ud. ha perdido la memoria en forma total, en nuestro léxico: Amnesia Retrógrada, es decir imposibilidad de recordar todo lo anterior al trastorno cerebral. La pregunta clave es si ésta posibilidad, la pérdida, será esporádica o irreversible. Por el momento lamento ofrecer un diagnóstico tan obscuro y difícil de captar, pues entendemos lo que esto significa. No, no es posible cambiar o remediar la situación. Sabemos quien es Ud., es decir conocemos sus datos personales, además ya hemos estado en contacto con su familia. -¿Cuál es mi nombre?- preguntó el paciente en un tono de voz casi imperceptible. -Juan Carlos Sotig- contestó el facultativo y continuó: -Nació en 1956, es abogado y tiene su estudio en el centro de la ciudad con una considerable cartera de clientes. Es soltero, sus padres fallecieron hace varios años; el resto de su familia cercana son dos hermanas casadas, con dos y tres hijos respectivamente. Vive en una chalet ubicado en un barrio residencial en las afueras; un ama de llaves se ocupa de los quehaceres de la casa, además tiene dos perros, ovejeros alemanes, con los cuales Ud. se pasa horas caminando con ellos. -Me parece estar soñando, mi cerebro, según Ud. afectado, está trabajando en forma intensiva, ¿cuándo se me dará de alta? -En unos días supongo. Junto con el Dr. Mingeño, director de esta sala, tendrán una charla y llegarán a un común acuerdo al respecto. -Quisiera estar solo, por favor, le agradezco sus explicaciones, ha sido muy amable y conciso. Los pensamientos le impedían sosiego. ¿Amnesia? ¿TOTAL? Terrible conjunción de letras con un significado tan cruel que avasalla y entristece. Durante la noche, después de la charla con el médico, analizaba la continuación de su vida, mejor dicho el comienzo de su nueva vida. Segundo capítulo Llegó la mañana. Continuaba medio sentado en la cama, tratando de recordar algo... Aunque más no fuera algo insignificante, un pequeño detalle... Cualquier cosa, pero no. Lo máximo que lograba recordar era cuando se despertó con las manos atadas a los bordes de la cama y la enfermera parada a su lado. En el transcurso del día siguiente, fue llevado a la sala de rayos para realizar un nueva tomografia computada del cerebro. Por suerte, allí le informaron que el derrame había sido obstruído y no se notaron signos de presiones sobre ningun centro nervioso. La médica encargada de su caso, era la Dra. Sebastián; fue conducido a entrevistarse con ella en su despacho. -Tome asiento Sr. Sotig. Seré breve pues debo ocuparme de otros asuntos no menos importantes. Creo que fue informado por nuestro equipo de profesionales sobre su condolencia, la operación y demás. Considero oportuno tratar de explicar con detalles explicitos cual serán los caminos que podrá transitar desde ahora en adelante; queda solo en usted las decisiones pertinentes. Ahora al grano: La persona, podríamos catalogarla “oficial” que es la que su familia, sus amigos y la sociedad en general conocen, desapareció para usted, su memoria no la retuvo. Por lo tanto no puede actuar como si nada hubiera ocurrido. ¿me explico? puedo continuar... -No entiendo a qué quiere usted llegar, doctora. -Continuo, trataré de ser los más clara posible. Usted, no es más el Sr. Juan Carlos Sotig. Ahora es una persona que necesita aceptar una infinidad de cosas como ciertas, como por ejemplo el encuentro con sus dos hermanas, que para usted son personas extrañas, no las ha visto nunca, ¿comprende a donde quiero llegar? -Usted pretende demostrar que soy una persona sin pasado, ¿correcto, doctora? -No, de ninguna manera, tiene pasado, el problema es que no lo recuerda; para solucionar ello, creo necesario y urgente tratar de encaminarlo, siempre y cuando, como lo dije al principio de nuestra charla, usted de su aprobación para comenzar un, espero corto, tratamiento en manos de personal especializado que podríamos aconsejarle. -¿Considera que me debo internar en un sanatorio especial, para casos como el mio? -No veo que su caso requiera internación, suficiente unas visitas semanales, que ya arreglará por su cuenta con el Instituto de Rehabilitación Mental, ellos se pondrán en contacto con usted, si esta de acuerdo por supuesto, mañana mismo. Ya redactaré su ficha de alta, con un adjunto para entregar al Instituto. No me queda más que augurarle un pronto recuperación. Debe ser fuerte y no decaer, todo tiene solución, depende solo de su persona. Volvió a su habitación. Sus ropas ya estaban preparadas sobre la cama. Mientras se vestía se acercó al espejo. Observó a un hombre de unos cuarenta y tantos años, como según los documentos afirmaban. Cara con ojos cansados, bastante pálido. Miró y no se reconoció. ¿Quién era ese hombre que lo miraba tan asombrado? ||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||| *Registrado/Safecreative N°1008167060379