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Cursos de Verano UPV/EHU 2012. Curso A3: ¿Cómo avanzar hacia la reducción y reciclaje de residuos urbanos? Una propuesta de instrumentos económicos PROBLEMÁTICA ECONÓMICA Y MEDIOAMBIENTAL DE LOS RESIDUOS Y SU GESTIÓN Miren Artaraz Miñón (UPV/EHU) Vamos a hacer el análisis de la problemática económica y medioambiental derivada de los residuos siguiendo el esquema que aparece a continuación: (1) Introducción. (2) Problemática medioambiental. (3) Problemática económica. (4) Alternativas para el análisis. (5) Líneas de actuación. (6) Conclusión. Dadas las características de este Curso de Verano en lo que a número de horas se refiere, el objetivo de esta primera ponencia es realizar una visión general introductoria que nos sirva de marco teórico para entender mejor el análisis de los instrumentos económicos aplicables sobre los residuos. 1. INTRODUCCIÓN ¿Qué son los residuos? En primer lugar, es importante mencionar la distinción entre residuo y desecho. Desecho se refiere al objeto cuyo destino está asociado a la eliminación, y residuo designa algo cuyo destino comprende tanto su eliminación como su reciclaje u otro mecanismo de reintegración en un circuito económico (Bertolini, 1990). La práctica de utilizar de manera creciente este término precisamente para resaltar su posible recuperación ha hecho que actualmente el término común utilizado sea “residuo”. ¿Cómo se clasifican los residuos? Los residuos pueden clasificarse en función de diferentes criterios (según su origen, según el material del que están compuestos, según sus potenciales efectos, etc.), pero el criterio más habitual de clasificación es según su estado físico, considerándose así tres grandes tipos de residuos: (1) Emisiones a la atmósfera. (2) Vertidos líquidos. (3) Residuos sólidos. En la Tabla 1 aparecen los aparece resumida la clasificación teniendo en consideración los criterios de la Ley 22/2011, de 28 de julio, de Residuos y Suelos Contaminados, así como otra legislación relevante que regula los distintos tipos de residuos en España. En dicha tabla figuran también los residuos radioactivos, que por su peculiaridad tienen 1 legislación diferenciada, y no aparecen por simplificación los residuos explosivos, regulados por otro Reglamento. TABLA 1. CLASIFICACIÓN DE RESIDUOS SEGÚN ESTADO FÍSICO Y LEGISLACIÓN RELEVANTE TIPO DE RESIDUOS Emisiones a la atmósfera Vertidos de efluentes líquidos Residuos radioactivos Residuos sólidos LEGISLACIÓN ESPAÑOLA BÁSICA REGULADORA Ley 38/1972 de Protección de Ambiente Atmosférico Texto Refundido de la Ley de Aguas (RD 1/2001) Ley 22/1988 de Costas Ley 25/1964 de Energía Nuclear Real Decreto 1349/2003 sobre ordenación de las actividades de la Empresa Nacional de Residuos Radiactivos Ley 22/2011 de Residuos Fuente: Elaboración propia Los residuos en los que centraremos nuestro análisis son los residuos sólidos. La Ley 22/2011 define los residuos sólidos como cualquier sustancia u objeto que su poseedor deseche o tenga la intención o la obligación de desechar. En los residuos sólidos urbanos se incluyen los residuos generados en domicilios, los asimilables a éstos generados en las industrias, los generados en comercios y los residuos procedentes de limpieza de vías públicas, zonas verdes, áreas recreativas y playas, animales domésticos muertos y vehículos abandonados. Es una práctica cada vez más frecuente recoger fracciones de residuos urbanos de forma diferenciada al resto de residuos, como las fracciones de papel/cartón, vidrio, envases, pilas, textiles, fracción orgánica, residuos peligrosos, aceite o algunos residuos comerciales asimilables a urbanos. Cabe apuntar que la mencionada ley de reciente aprobación sustituye a la Ley 10/1998, de 21 de abril, de Residuos hasta entonces vigente, y no ha significado cambios relevantes en lo que se refiere a definiciones, competencias y consideración de las diversas fracciones de residuos (Artaraz et al., 2012). El flujo de residuos urbanos es el más frecuentemente estudiado, principalmente por dos motivos: (1) Porque son aquellos residuos directamente generados por los ciudadanos y por tanto los más visibles y molestos, a diferencia de lo que sucede con otros residuos como los mineros o agrícolas, que son consecuencia de la actividad económica y por consiguiente, resultan más ajenos a la ciudadanía. (2) Por la cercanía de los agentes relacionados con su correcta gestión: las administraciones locales y los propios ciudadanos. En España, los residuos sólidos urbanos constituyen un porcentaje pequeño del total de residuos sólidos, pero acaparan el máximo de atención, tanto social y legislativa como presupuestaria (Val, 2002). 2 La tasa de generación de residuos urbanos per cápita en los países de la Unión Europea, y en España en particular, ha sido una variable en continuo aumento durante las últimas décadas (ETC/RWM, 2007). Si se cumplen las estimaciones, en 2020 generaremos el doble de residuos que los que producíamos en 1980. La generación de residuos es uno de los indicadores de insostenibilidad del desarrollo, en cuanto que éstos representan una pérdida de recursos. De facto, los residuos generados en los procesos productivos y de consumo pueden considerarse como un indicador de ineficiencia en el uso de las materias primas. La jerarquía de gestión establecida a nivel comunitario prioriza la prevención y establece el vertido como último método de tratamiento a aplicar (lo que se conoce como las 3 erres: Reducir, Reutilizar y Recuperar (ver Figura 1). FIGURA 1. JERARQUÍA PARA UNA GESTIÓN DE RESIDUOS SOSTENIBLE Reduccción/Prevención Reutilización Recuperación de materiales (reciclaje) Recuperación de energía (valorización energética) Incineración sin recuperación SOSTENIBILIDAD 3R Vertido Fuente: Elaboración propia Esta jerarquía en la práctica no siempre es respetada. La prevención no es una política prioritaria. Valga como muestra el hecho de que el comportamiento ciudadano en lo referido a la prevención de residuos no ha sido ni siquiera suficientemente analizado (Kurisu y Bortoleto, 2011). Por otro lado, los métodos de tratamiento utilizados, en general, no permiten el aprovechamiento de los recursos materiales y energéticos contenidos en los residuos. La creciente generación de residuos y la incorrecta gestión de los residuos generados se traducen en una problemática muy diversa, de la que destaca la de índole medioambiental y económica, ambas intrínsecamente relacionadas, que analizaremos con más detalle a continuación. 2. PROBLEMÁTICA MEDIOAMBIENTAL En la Tabla 2 aparecen recogidos de forma esquemática los principales problemas medioambientales en el mundo, agrupados en función del lugar en el que se produce el impacto medioambiental: (1) Suelo. 3 (2) Ecosistemas. (3) Aire. (4) Vegetación. (5) Agua. TABLA 2. PRINCIPALES PROBLEMAS MEDIOAMBIENTALES EN EL MUNDO IMPACTOS EN EL SUELO IMPACTOS EN LOS ECOSISTEMAS Disminución de la diversidad Modificación de las cadenas tróficas Desestabilización y desestructuración de los ecosistemas Regresión de los ecosistemas: mantenimiento de la inmadurez Sustitución de los ecosistemas naturales por ecosistemas artificiales con un alto grado de humanización IMPACTOS EN LA VEGETACIÓN Destrucción y alteración de la vegetación Empobrecimiento de las biocenosis vegetales y disminución de la diversidad vegetal Especies protegidas Alteración del paisaje Erosión Desertificación Depósitos Sedimentación Contaminación Alteración de la cubierta vegetal Sobreexplotación Compactación IMPACTOS EN EL AIRE Alteración del clima Contaminación atmosférica Recalentamiento del planeta Efectos de la contaminación atmosférica sobre la fauna y flora: depósitos, lluvias ácidas, etc. Contaminación acústica: ruidos y vibraciones IMPACTOS EN EL AGUA Consumo masivo de agua Descarga de acuíferos Gestión incorrecta del agua Alteración de drenajes y del régimen de caudales Alteración y contaminación de aguas continentales superficiales Alteración y contaminación de aguas continentales subterráneas Alteración y contaminación de aguas marinas Eutrofización Fuente: Adaptada de Seoánez (1998:30) Los residuos son una de las causas de muchos de estos problemas y de la presión ejercida sobre el medio ambiente, que es francamente preocupante. El primer problema es la contaminación del aire, que se origina básicamente por las emisiones de los vertederos de compuestos orgánicos volátiles potencialmente tóxicos y gases de efecto invernadero como dióxido de carbono y metano, convirtiéndose así en uno de los factores que afectan al cambio climático global. En este sentido, España se encuentra lejos de cumplir los objetivos de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero. A pesar del descenso de las emisiones de este tipo de gases en los últimos años, sigue siendo aún uno de los países industrializados donde más han 4 aumentado las emisiones que sigue necesitando un importante esfuerzo para cumplir el Protocolo de Kioto (Observatorio de la Sostenibilidad, 2011). En virtud de lo antecedente, la reducción de los residuos generados y de los depositados en vertederos debe ser también –y lo es de hecho– objeto de las políticas medioambientales dirigidas a detener el cambio climático. También las dioxinas (compuestos químicos contaminantes que viajan por el aire y se depositan en el suelo) que se generan en las plantas incineradoras producen contaminación atmosférica. Por otro lado, los residuos ocasionan contaminación de las aguas subterráneas, debido a los lixiviados –líquidos contaminados que fluyen a través de los residuos en los vertederos–, y de las aguas superficiales, tanto por los residuos líquidos en ellas vertidos como por los propios residuos flotando en ocasiones en los mares o ríos. Los residuos y su posterior tratamiento también implican contaminación del suelo y estética (el paisaje y de la vegetación, malos olores, etc.) y acumulación de sustancias tóxicas, produciendo graves daños sobre los ecosistemas. El ritmo de su generación está excediendo los límites de la biosfera, que no es capaz de absorberlos. Asimismo, el riesgo que comportan es mayor con el paso del tiempo, dado que cada vez se generan más residuos de composición físico-química ajena a los materiales existentes en la naturaleza y con un comportamiento desconocido en el futuro. Como muestra de esta presión, basta con observar las imágenes que se muestran en pantalla. En lo que respecta a la problemática medioambiental, los residuos biodegradables constituyen una fracción que requiere especial atención. En la práctica, es frecuente la confusión entre residuos biodegradables y residuos orgánicos. Los residuos orgánicos o bioresiduos, tienen como componente constante el carbono. Los residuos biodegradables incluyen además los residuos primarios de origen y fibra vegetal, entre los que se encuentran el papel/cartón, el cuero, los textiles y la madera. Frecuentemente, cuando se habla de la fracción de residuos biodegradables, realmente se está haciendo referencia a los residuos orgánicos, es decir, sólo a una parte de los residuos biodegradables. En general, se pueden definir los residuos urbanos biodegradables como aquellos residuos municipales que pueden descomponerse de forma aerobia o anaerobia y pueden clasificarse según la Tabla 3. TABLA 3. FRACCIONES DE RESIDUOS URBANOS BIODEGRADABLES FRACCIÓN Fracción biodegradable de los residuos voluminosos FLUJO Muebles de madera Residuos de alimentos Fracción biodegradable de la basura recogida en los Residuos de jardinería domicilios y actividades comerciales Papel/cartón Textiles Residuos urbanos biodegradables recogidos de forma Madera selectiva Otros residuos biodegradables Fuente: Ministerio de Medio Ambiente (2003) 5 Decimos que esta fracción de residuos biodegradables requiere especial atención, además de por su cantidad (suponen la mitad de los residuos urbanos) y su potencial como fuente de energía renovable (a partir de ellos se puede producir bioenergía), por sus efectos secundarios sobre el medio ambiente. Sus características físicas implican que cuando estos residuos son depositados en vertedero, son los principales causantes de la contaminación del suelo y del agua por lixiviados, la contaminación del aire con biogás (el gas que se origina durante el proceso de biodegradación de la materia orgánica), los olores y las plagas. Dados estos impactos medioambientales, la Directiva 1999/31/CE relativa al vertido de residuos establece como un objetivo clave el reducir progresivamente los residuos biodegradables depositados en vertedero hasta el 35% en 2016 tomando como referencia los residuos generados en 1995. Este objetivo se refleja en la Figura 2. FIGURA 2. OBJETIVOS DE DESVÍO DE RESIDUOS BIODEGRADABLES EN LA UE 100% 95% 90% 85% 80% 75% 70% 65% 60% 55% 50% 45% 40% 35% 30% 25% 20% 15% 10% 5% 0% Objetivo 1 (2006) Objetivo 2 (2009) 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014 2015 2016 Objetivo 3 (2016) Fuente: Directiva 1999/31/CE relativa al vertido de residuos Sin embargo, lo más habitual en muchos países comunitarios es que muchos residuos urbanos biodegradables terminen en vertedero. El caso de España es un ejemplo, donde tres cuartas partes de estos residuos van a vertedero (el 75,8%) (Ministerio de Medio Ambiente, 2003). 3. PROBLEMÁTICA ECONÓMICA La problemática económica más destacable relacionada con los residuos se concreta en dos aspectos: La conveniencia de realizar una evaluación económica de dichos daños ambientales, como consecuencia directa de la problemática ambiental analizada previamente. Incremento de costes que supone una correcta gestión de los residuos una vez generados. 6 Evaluación económica de los daños ambientales Los impactos –en ocasiones irreparables– derivados de los residuos han supuesto el afloramiento de costes económicos crecientes hasta ahora externalizados en forma de deterioro ambiental. Estas externalidades se producen a partir de su generación y en todas las fases de su posterior gestión (recogida, transporte) hasta su eliminación: los ya mencionados gases de efecto invernadero, lixiviados, dioxinas, etc. La contaminación del medio ambiente o el agotamiento de los recursos naturales se traducen en costes que es preciso considerar. En términos macroeconómicos, identificar y asignar valor monetario a las externalidades generadas, implica corregir el PIB restándole la depreciación de capital ambiental, término económico que expresa el deterioro medioambiental. La no asignación de un valor económico al medio ambiente puede derivar en problemas de equidad intergeneracional, en el sentido de que no se garantiza que la disposición de recursos naturales a las generaciones futuras, como consecuencia de la presencia de externalidades negativas intergeneracionales. Por todo ello, parece necesario realizar un enfoque más amplio que el simple análisis coste-beneficio, que considere los beneficios de la disminución de la contaminación por no depositar los residuos en vertedero, de que el residuo no se llegue a generar o de seguir disponiendo de recursos naturales, evaluando económicamente los daños ambientales y las externalidades y molestias derivadas de los residuos y su gestión. Incremento de costes para una correcta gestión En lo que respecta a los costes de la correcta gestión, el residuo es por definición un material del que su poseedor se desprende porque para éste carece de valor, pero su gestión no está exenta de costes. Precisamente la práctica más extendida hasta el momento ha sido el vertido por ser el método de tratamiento más barato. Pero hoy en día está generalmente aceptado plantearse sistemas de gestión alternativos al vertido como la incineración, el reciclaje, el compostaje o la biometanización. La puesta en marcha de estos métodos se ha traducido en un importante incremento en los costes. Gestionar mejor es más costoso, porque con los sistemas alternativos, las fracciones de residuos se recogen y se tratan de forma diferenciada, se aplican nuevas tecnologías que permiten el aprovechamiento de los recursos contenidos en los residuos, etc. De ahí la necesidad de establecer los procedimientos necesarios para dedicar más recursos que los que se dedican actualmente, por ejemplo modificando las políticas fiscales de residuos, o emplear los mismos recursos de manera más eficiente. Un ejemplo: si los ciudadanos realizasen la separación de residuos correctamente en origen en los diversos contenedores se traduciría en un descenso importante de los costes de tratamiento, tal y como Helio Robleda analizará a continuación en su ponencia titulada “La implantación de un sistema de costes e indicadores de gestión para la mejorar la eficiencia en la gestión de los residuos: la experiencia de la FEMP”. 7 Por otro lado, cabe recordar que la aplicación de métodos alternativos como el reciclaje o la reducción en origen será más caro o barato en función de los costes considerados de los tratamientos finalistas como el vertido. En la medida que los precios de los tratamientos finalistas reflejen sus verdaderos costes (los costes medioambientales además de los económicos), los tratamientos preferibles desde un punto de vista ecológico pueden serlo también desde la perspectiva económica. 4. ALTERNATIVAS PARA EL ANÁLISIS Algunas organizaciones ecologistas como Greenpeace proponen la consideración de una más ambiciosa regla que la de “las tres erres”: la regla de “las seis erres”. Una de las erres consiste precisamente en “Reestructurar el modelo económico para que incluya los costes sociales y ambientales en el precio final del producto o los servicios” (las otras dos son Repensar nuestro modo de vida y Redistribuir los recursos de forma que no haya necesidades básicas insatisfechas). Para ello, uno de los enfoques posibles es lo que se denomina Economía Ecológica, que trata de recuperar el sentido original de la economía como contabilidad que incluya los intercambios físicos con el medio ambiente. Su prioridad es la sostenibilidad, es pesimista respecto al crecimiento y las preferencias individuales, el tiempo histórico es irreversible y utiliza indicadores físicos y biológicos. Se incide en el componente económico del origen de los problemas ambientales, el valor económico de los recursos naturales y la puesta en marcha de políticas que integren los objetivos ambientales1. La Economía del Medio Ambiente, por su parte, tiene como principal objetivo introducir el medio ambiente en el mercado, asignándole valor en términos económicos (Bermejo, 2001). Su prioridad es la eficiencia, es optimista con relación al crecimiento y maneja una concepción del tiempo lineal y reversible. Utiliza indicadores monetarios y aboga por identificar y asignar un valor monetario a las externalidades generadas en la economía, basándose en que en la mayoría de los casos, el mercado no valora dichas externalidades y por tanto pueden recaer sobre aquellos que no las originan. Como el mercado es un mecanismo de valoración insuficiente, se proponen otros métodos de valoración de la calidad ambiental, la mayoría de ellos basados en la teoría del bienestar, cuyo objetivo es la maximización del bienestar individual y social a través de la asignación óptima de recursos2. Se utilizan para estimar si las políticas medioambientales responden a las preferencias de los individuos y se clasifican en directos e indirectos: 1 La Economía del Medio Ambiente y la Economía Ecológica muestran claras diferencias tanto en el enfoque teórico como en las metodologías de análisis empleadas, pero coinciden en que ambas abordan la atenuación de los problemas medioambientales. 2 Otros métodos se basan en estudios y opiniones de expertos para asignar valores aproximados a las externalidades. 8 o En los directos, como los métodos de valoración contingente, se pregunta directamente a los individuos por su disposición a pagar para obtener un beneficio o evitar un coste. Las externalidades generadas por ejemplo por una planta incineradora pueden evaluarse según la disposición a pagar de los individuos para evitar la ubicación de la planta cerca de sus viviendas. Según estos análisis, los individuos priorizan el reciclaje, la incineración y el vertido, en ese orden (es decir, según la jerarquía de gestión). o Los indirectos, como el método de precios hedónicos, están basados en las elecciones actuales de los individuos, y se fundamentan en el valor físico y medioambiental que por ejemplo los individuos atribuyen a las viviendas en función de determinados criterios como la calidad del aire cerca de un vertedero o una planta incineradora. Permiten obtener el valor del medio ambiente, al menos de una manera aproximada. Por ejemplo, se estima que el coste de las emisiones de los vertederos oscila entre 0,91-44$ por tonelada vertida, el coste estimado de las emisiones de las incineradoras entre 1,3-171$, y las molestias derivadas de la incineración y el vertido entre 2,4-37$ (Eshet et al., 2006). No obstante, no hay que obviar las limitaciones de estos métodos de valoración: Los estudios de evaluación de externalidades son complejos y costosos, y por ello es habitual el uso de técnicas de aproximación mediante métodos econométricos, lo que añade incertidumbre a los resultados. Las investigaciones relativas a la evaluación de los métodos de tratamiento de residuos son muy escasas. No todos los métodos de tratamiento son estrictamente comparables. Por ejemplo, son más habituales las comparaciones entre vertido e incineración y no tanto con el reciclaje, porque estar éste asociado a materiales específicos, como papel, plástico, aluminio, etc. y no analizarse como un sistema de tratamiento de residuos “en general”. Para comparar los diferentes métodos de tratamiento, también se han desarrollado una serie de herramientas de análisis de los flujos de materiales y residuos, que pretenden tener en cuenta la idea de gestión integral de los residuos. Las más relevantes, además del clásico análisis coste-beneficio, son la Evaluación Multicriterio, los Modelos de Simulación, la Evaluación de Impacto Ambiental, los Sistemas de Indicadores o los Factores de Residuos. Estas herramientas, que tienen en cuenta criterios sociopolíticos y ambientales además de los económicos pueden entenderse como un instrumento para que la toma de decisiones relacionadas con la gestión de residuos no esté exclusivamente basada en la consideración de los costes económicos (ver Tabla 4). TABLA 4. HERRAMIENTAS DE EVALUACIÓN DE RESIDUOS Y FLUJOS DE MATERIALES HERRAMIENTA VENTAJAS INCONVENIENTES Análisis Coste- Determinan los No permiten medir Beneficio costes y beneficios todos los impactos 9 CAMPOS DE APLICACIÓN Planificación medioambiental sociales Presentan los resultados con claridad Comparan escenarios con objetivos contradictorios y con múltiples criterios Permiten la participación de los agentes implicados Existe dificultad para medir los impactos en unidades monetarias Procesos de toma de decisiones Es necesario tener datos comparables Los criterios pueden estar solapados Es difícil establecer la importancia de cada criterio Planificación medioambiental Procesos de toma de decisiones Modelos de Simulación Revelan la situación actual Estiman la situación futura evaluando los distintos escenarios La recogida de datos es difícil y costosa Simplifican en exceso No consideran todos los parámetros Evaluación de los efectos medioambientales de políticas o medidas concretas Tendencias futuras e impacto medioambiental Evaluación de Impacto Ambiental Proporcionan Evalúan proyectos información sobre concretos un proyecto No se define un concreto proyecto como ejemplo Sirven para para limitar los modelizar inconvenientes escenarios Trabajos de construcción Intervenciones en entornos naturales y paisajes Sistemas de Indicadores Proporcionan información concentrada y resumida Permiten evaluar los cambios producidos con respecto a los objetivos Los datos no son comparables por no existir un método común de recogida No permiten proporcionar una visión general de áreas más grandes Factores de Residuos Son fáciles de interpretar y comunicar Reducen la cantidad de parámetros No existe un sistema admitido a nivel nacional o internacional Dependen de la disponibilidad de datos No se sostienen per se, Evaluación Multicriterio 10 Análisis del progreso a lo largo del tiempo Comparativa de características entre comunidades, empresas, productos o procesos Integración de datos económicos y aspectos medioambientales Gestión medioambiental en normalmente requerida dependen de su relación con otros datos la producción Fuente: Adaptada de European Environment Agency, 2003 Si para la evaluación de los métodos de tratamiento son también considerados los criterios medioambientales, los resultados pueden no ser los mismos que los derivados de un análisis en el que se apliquen exclusivamente consideraciones económicas. Sirva como ejemplo un modelo en el que se consideran los costes físicos del reciclaje, los costes sociales del vertido y las preferencias medioambientales de los consumidores. Si se tienen en cuenta los costes medioambientales, el vertido se convierte en un método de tratamiento más costoso que el reciclaje (Huhtala, 1997). Asimismo, el vertido frente a la incineración es preferible en términos económicos pero no si las consideraciones son medioambientales, aplicando el Análisis de Ciclo de Vida (Assamoi y Lawryshyn, 2012). Por otro lado, además de asignar un valor económico a las externalidades, también es preciso estimar los beneficios de seguir disponiendo de recursos o de no generar residuos, aunque esto no es tarea sencilla. Por ejemplo, es posible cuantificar cuántos residuos se dejan de generar en un determinado proceso productivo ante cambios en la línea de producción, pero es más difícil determinar los residuos no generados en un domicilio, fruto por ejemplo de la aplicación de una determinada campaña formativa. 5. LÍNEAS DE ACTUACIÓN Ante la gravedad de los daños generados al medio ambiente por los residuos, en muchas ocasiones irreversibles, creemos necesario incidir en la importancia de la consideración de este tipo de métodos y herramientas, a pesar de sus limitaciones. Lo más frecuente es que las consideraciones económicas tengan en la toma de decisiones un peso mayor que las consideraciones ambientales. Si efectivamente ese es el criterio a seguir, asignemos entonces un valor económico a los daños ambientales. Los modelos de evaluación de impacto ambiental o los modelos de simulación, por ejemplo, permiten la evaluación de los efectos medioambientales de políticas o medidas concretas. Y estos efectos podrían cuantificarse en términos económicos. El papel de las administraciones es clave para trasladar de alguna manera los costes externos derivados de la gestión de residuos a quienes los generan (De Jaeger et al., 2011). Los instrumentos aplicables por parte de las administraciones pueden jugar un importante papel en el logro de una mejor gestión de residuos, mediante la disminución en la generación de residuos o el uso de métodos de tratamiento alternativos. Estos instrumentos son muy variados. Los que han demostrado ser más eficaces son los instrumentos económicos (Romano y Barrenechea, 2001). Los instrumentos legislativos, a su vez, permiten la puesta en marcha de instrumentos económicos como impuestos sobre materiales vírgenes, impuestos sobre el residuo potencial de los productos, certificados negociables, subvenciones al desvío de residuos, impuestos al vertido y la incineración, sistemas de bonificación y penalización, tasas de basuras en 11 función de los residuos generados, etc. Los impuestos sobre los tratamientos finalistas, por ejemplo, permiten internalizar los costes de las externalidades generadas por éstos. En España, la aplicación de instrumentos económicos sobre los residuos urbanos no está suficientemente generalizada. Sirva como ejemplo el hecho de que únicamente en Cataluña se aplica un impuesto al vertido de éstos. Para fortalecer el alcance de estos instrumentos económicos, creemos fundamental la aplicación de instrumentos formativos que incidan en el comportamiento de los diversos agentes relacionados con los residuos, que no deben de consistir en la puesta en marcha de acciones puntuales, sino de acciones relacionadas entre sí y desarrolladas a lo largo de los años. La potestad de aplicar estos instrumentos recae sobre las autoridades de diferentes niveles, tanto a nivel comunitario (básicamente mediante la aplicación de medidas legislativas), como nacional, regional y local. Las administraciones son las principales responsables y por tanto promotoras de la optimización de la gestión de residuos, pero no son los únicos agentes implicados. Los gestores, las empresas y los ciudadanos tienen que asumir también sus responsabilidades. Por este motivo, será necesario diseñar y aplicar instrumentos dirigidos a los diversos agentes económicos. El instrumento económico por excelencia de las autoridades municipales, por ejemplo, es la aplicación de las tasas de basura, cuyos destinatarios son los ciudadanos. 6. CONCLUSIÓN Teniendo en cuenta indicadores como el continuo incremento de la cantidad de residuos generados, el agotamiento de los vertederos o el aumento de la contaminación derivada de los residuos, es clave la aplicación de nuevos enfoques que consideren los impactos ambientales y externalidades de los residuos y los diferentes sistemas de tratamiento, y la puesta en marcha de instrumentos que inviertan las tendencias de dichos indicadores. La estrategia de gestión de residuos será más sostenible siempre que su aceptación social intrageneracional, la salud de la ciudadanía derivada de dicha gestión de residuos y la equidad intergeneracional –en lo que se refiere a recursos naturales– sean iguales o mayores que la estrategia de gestión de residuos actual (Wagner, 2011). 12 7. 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