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Universidad Nacional de La Rioja CÁTEDRA SOCIOLOGÍA DEPARTAMENTO DE CIENCIAS DE LA SALUD Y LA EDUCACIÓN Carrera: Lic. y Prof. en Ciencias de la Educación Curso: 1° año Despliegue: Anual Profesor Titular: Lic. Gustavo Gay Profesor Asociado: Lic. Dámaso Alcaraz Jefe de Trabajos Prácticos: Lic. Laura Guzmán Año 2017 INTRODUCCIÓN Le damos la bienvenida a la cátedra SOCIOLOGÍA, correspondiente al primer año de la carrera Licenciatura y Profesorado en Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional de La Rioja. Esta disciplina pretende contribuir a la formación del estudiante de la Licenciatura en Ciencias de la Educación, para lo cual tendrá en cuenta su perfil profesional. Nos proponemos revisar no sólo algunas contribuciones de los pensadores clásicos a la sociología, sino también de autores contemporáneos, lo cual permitirá la apropiación y la familiarización de una serie de conceptos y de perspectivas que permiten la comprensión de los procesos educativos. Este propósito nos llevará, inicialmente, a reflexionar sobre la problemática de las Ciencias Sociales y también de la Sociología y de la Educación. Por esta razón, hemos prestado atención a los fundamentos epistemológicos de la Sociología para luego aproximarnos críticamente a sus desarrollos teóricometodológicos desde distintas perspectivas. Esta plataforma epistemológica y disciplinar nos permitirá el abordaje científico de los fenómenos sociales, especialmente de aquellos vinculados a la educación. La Sociología aun cuando es una ciencia relativamente joven, ya que recién a fines del siglo XVIII y sobre todo en el siglo XIX adquiere estatus científico, ha tenido una importante producción destinada a la interpretación y a la explicación de las transformaciones que se producen en la sociedad. En el caso de los autores clásicos de la Modernidad, se centraron en el análisis de la sociedad y de los cambios acontecidos en la época en que vivían, vinculados al desarrollo del capitalismo. Pero en la actualidad también nos encontramos sumergidos en una sociedad en constante transformación, con problemáticas específicas, producto de una serie de factores relacionados por ejemplo, a la globalización, a los efectos de las NTICs (nuevas tecnologías de la información y de la comunicación) en diversos ámbitos, etc. Con este ícono se señalarán acotaciones complementarias que profundizan y/o interrelacionan los contenidos expuestos. También las utilizaremos para marcar mensajes dados por los docentes de esta asignatura. Estos mensajes pueden ser aclaratorios, de guía o, por qué no, de ánimo. A su vez, trataremos de manera general de acercarnos a la compleja relación Sociedad- Educación, pretendiendo comprender el escenario globalizado donde las NTICs juegan un papel fundamental impactando no sólo en el mundo del trabajo, sino también en lo que respecta a la redefinición de las identidades, en el propio concepto de nación. Dicho escenario se caracteriza también por la crisis del Estado benefactor, el auge del neoliberalismo que en Latinoamérica y en Argentina adquiere características particulares, con un crecimiento importante de la pobreza y exclusión de vastos sectores de la población, con elevadas tasas de desocupación y subocupación. De ahí la necesidad de contar con conceptos, categorías y todo el instrumental teórico- metodológico indispensable para captar, analizar, investigar los fenómenos que tienen lugar en las sociedades contemporáneas, llamadas por algunos autores sociedad postmoderna, de la información, del conocimiento, digital, de la vigilancia, entre otras denominaciones. Por lo tanto nuestros objetivos son los siguientes: - Revisar algunas contribuciones relevantes de la sociología clásica y contemporánea que aportan al análisis de los fenómenos sociales y educativos. - Introducirnos en los debates relacionados con el planteamiento en Sociología de diferentes perspectivas respecto a lo social. - Comprender el escenario socio-cultural, político y económico de transformación de las sociedades industriales y contemporáneas para contextualizar los aportes teóricosmetodológicos abordados así como los problemas educativos actuales. Al elaborar este módulo nos propusimos ofrecer una introducción a cada tema, presentando diferentes miradas acerca de lo social, rescatando aquellos conceptos que consideramos importantes para el análisis de lo educativo, guiándolos en la lectura de material bibliográfico que al final de cada capítulo se propone. Hemos procurado, también, entablar un diálogo con Ud., ya que pretendimos realizar un material de apoyo que facilite la Este ícono marca conceptos o ideas que son centrales en la postura de determinado autor o corriente sociológica, fundamentalmente en su visión de la problemática educativa. comprensión y lo ayude en el proceso de construcción de conocimiento. Sabemos que por momentos no resultará sencillo de entender. Justamente, en esos casos donde la exposición puede resultar compleja, lo hicimos de ese modo para no perder rigurosidad. Entre algunas sugerencias que se proponen para el abordaje de este módulo se encuentra la posibilidad de que en la medida que Ud. avance en la lectura del módulo, procure respetar en el momento que se le indique, la lectura de anexos correspondientes a la bibliografía obligatoria y de consulta. Así mismo se aconseja la realización de las actividades de autoaprendizaje sugeridas que le permitirán ir avanzando en el proceso de construcción del conocimiento, para luego enviarlas a los tutores. Aclaramos que no es obligatorio dicho envío, excepto en el caso que se indique lo contrario. Todas estas prácticas se caracterizan por el planteo de situaciones concretas donde se deberán fundamentar de manera coherente sus opiniones, reflexiones, preguntas, a partir de los contenidos de este módulo más las lecturas obligatorias y direcciones de link. En caso de incluir alguna bibliografía no mencionada en el módulo, se deberá señalar en forma completa los datos bibliográficos. Se consideraran como criterios de evaluación la integración de temas, la pertinencia de lo elaborado, así como la capacidad de observación y análisis, rescatando las distintas perspectivas de los autores y corrientes presentados. Se aspira, con esta propuesta, a desarrollar en forma activa la capacidad de relacionar los textos, la postura diferente de autores y corrientes y, también, a reflexionar respecto de las situaciones a partir de los contenidos desarrollados en este módulo. Por ello, frente a las dificultades y obstáculos en el proceso de aprendizaje, además de las dudas que seguramente se le presentarán, le señalaremos la posibilidad de que usted las exponga en los espacios de tutoría presenciales prevista en el cronograma, pero también en las tutorías no presenciales y en el aula virtual. Respecto a las recuperaciones de las prácticas de aprendizaje obligatorias, es un requisito indispensable aprobar al menos una práctica para acceder a la recuperación de la/s restantes/s. Esta recuperación será efectiva en el mes de octubre, se referirá a los temas de las prácticas que han sido observadas. Precisando el tema de las tutorías, como sostuvimos, estas serán de dos tipos: - Presenciales: durante los encuentros programados en cada una de las sedes. Estos encuentros se encuentran ya definidos en un cronograma previo que Ud. puede consultar en cada sede a su tutora local. En Capital se asignara un día a la semana donde se aclararan dudas, por lo general grupales, referidas a los contenidos vistos en el módulo. - No presenciales, en el espacio virtual: a través de este, usted podrá comunicarse con los docentes para plantear dudas que surjan mientas se encuentra leyendo el material del estudio o realizando las prácticas de aprendizaje. Además, podrá enviar estas prácticas de aprendizaje o preguntar sobre aspectos organizativos tales como fecha de entrega de prácticas o exponer algún inconveniente que actué como obstáculo en el proceso de aprendizaje. Lo invitamos a comenzar (o continuar en algunos casos) un recorrido que le permitirá ir reconociendo algunos de los debates, discusiones y reflexiones epistemológicas en Ciencias Sociales y particularmente en Sociología y en Educación. Iniciaremos con este recorrido partiendo de una visión general de la materia, aclarando los contenidos específicos de cada bloque, plasmada en el programa analítico y de exámenes finales de sociología. En el Bloque I ‘Planteos Epistemológicos’ revisaremos algunos de los debates epistemológicos presentes en las Ciencias Sociales en general y en la Sociología en particular, específicamente en lo que se refiere al necesario rompimiento con el sentido común en la producción de conocimiento sociológico, las diversas opciones que puede elegir el sociólogo al analizar su objeto de estudio, opciones plasmadas en las dicotomías que revisaremos y, finalmente pero no menos importante, el siempre candente tema de la posibilidad de objetividad en Ciencias Sociales. En el Bloque II, ‘Teoría Sociológica Clásica’, reconoceremos los planteos de los denominados autores clásicos de la Sociología, aquellos que iniciaron y configuraron el debate respecto al abordaje científico de la sociedad. Ellos son el intelectual alemán Karl Marx (1818-1883), francés Emile Durkheim (1858-1917) y el alemán Max Weber (1864-1920). En el Bloque III, ‘La Sociología ante la Sociedad de Masas’, examinaremos, dentro del contexto histórico que nos marcan las dos Guerras Mundiales, a corrientes sociológicas que tomaron, ya sea para continuar, reformular o contradecir, los aportes de los autores clásicos. Así revisaremos a algunas categorías teóricas de intelectuales que continuaron el desarrollo de Marx –los posmarxistas- como así también las contribuciones, más ligadas a Durkheim y Weber, de la Escuela Estructural-Funcionalista, perteneciente a la sociología norteamericana. En el Bloque IV, ‘El Debate Hoy: Sociedad Global y Sociología’, realizaremos una breve descripción del escenario mundial y nacional actual, al mismo tiempo que ahondamos en algunos de los corpus conceptuales que intentan dar cuenta de la complejidad propia de la sociedad contemporánea. Le recordamos que procuramos, ya sea cuando hablamos de autores específicos o corrientes al interior de la Sociología, remarcar algunas de sus principales contribuciones teóricometodológicas, sobre todo aquellas que nos refieren al análisis del fenómeno educativo. Lo visto aquí no abarca, por cierto, la diversidad del análisis de cada uno de ellos. BLOQUE I PLANTEOS EPISTEMOLÓGICOS Introducción Como su título lo indica, este bloque se focalizará en cuestiones epistemológicas y supone considerar la posibilidad de que Ud. no posee formación en esta área del conocimiento. Trabajaremos, a continuación, problemáticas centrales dentro del debate epistemológico de las Ciencias Sociales en general y de la Sociología en particular. Estos tópicos son los siguientes: Inicialmente plantearemos algunos de los aspectos de la problemática del conocimiento de lo social, (siguiendo a los intelectuales franceses Pierre Bourdieu y Gastón Bachelard), centrados en la necesidad de ruptura con el sentido común. Proseguiremos planteando algunas dicotomías presentes en el proceso de conocimiento de la realidad social. Estas dicotomías se refieren a las distintas perspectivas que puede asumir el científico social en su tarea y que influyen en los resultados que obtiene. La elección de una perspectiva, y no de otra, la podemos atribuir a múltiples factores (ideológicos, históricos, personales, etc.) que intervienen en la decisión del investigador, pero ello implica indudablemente que de manera implícita tiene una visión particular de la realidad social. Finalmente, presentaremos un debate acerca de la posibilidad de objetividad en Ciencias Sociales, adentrándonos en la relación del sujeto investigador frente a su objeto de conocimiento. Esta relación adquiere particularidad, y complicaciones, cuando hace referencia a ciencias como la Sociología, donde el científico forma parte de su propio objeto de estudio; ésto es, la sociedad que pretende analizar. ¿QUÉ ES EPISTEMOLOGÍA? Es la disciplina que estudia con exclusividad al conocimiento científico, específicamente su producción, estructura y validación. El proceso de conocimiento de lo social y la ruptura con el sentido común Cuando hablamos de investigación científica nos referimos a la actividad generadora de conocimiento, en este caso vinculado al ámbito de lo social. Esta forma específica de conocer se distingue de otras formas de pensamiento tales como el conocimiento religioso o el sentido común. Sin embargo, en las ciencias sociales, señala de Luque (1997) al mencionar el planteo de Bourdieu, se presentan dificultades asociadas a la construcción del propio conocimiento científico, pues los límites entre éste y el conocimiento del sentido común son difusos. Uno de los motivos de esta confusión es la familiaridad del universo social. En el caso de las ciencias naturales (física, biología, química, etc.) resulta evidente esta dicha ruptura por ejemplo en la oposición entre el lugar por excelencia de generación del conocimiento: el laboratorio y la vida cotidiana. En el primero se aplican conceptos derivados de alguna teoría y se utilizan métodos validados por los científicos, lo que asegura, valga la redundancia, la cientificidad de los resultados obtenidos. Entonces los conceptos y los procedimientos utilizados permiten marcar un ámbito diferente al del conocimiento común, que se aplica en general en la vida cotidiana de los sujetos. La Sociología como ciencia social, en palabras de Bourdieu (1991, 1997), tiene como materia prima la vida social de las personas pero, al mismo tiempo, pretende generar una ruptura con el conocimiento del sentido común para ir reflexionando sistemáticamente acerca de la construcción de su objeto de estudio. De esta manera, la Sociología nos permite entre otras cosas cuestionar críticamente lo que muchas personas aceptan, convirtiéndose en una forma de pensar y discutir por ejemplo las definiciones de las cosas, la forma en que se realizan, examinar nuestros prejuicios, creencias y preconceptos que actúan como un obstáculo epistemológico impidiendo la producción de EL CONOCIMIENTO DE SENTIDO COMUN O COTIDIANO Este tipo de conocimiento es el que nace y se utiliza, por lo general, en la vida cotidiana de las personas. Es eminentemente empírico, no teórico (en el sentido que no genera un corpus conceptual abstracto) y muchas veces se basa en las opiniones de quienes los sustentan. conocimiento científico. Ello se vincula con los presupuestos del investigador, los cuales aparecen como un velo que oculta y se interpone entre el investigador y la realidad, tal como lo expone Durkheim, uno de los autores clásicos de la Sociología. Continuando con este planteo del conocimiento de lo social, desde una perspectiva en la que se presenta a la Sociología como un conocimiento que rompe con el sentido común, el sociólogo estadounidense Charles Wright Mills (1967) además, agrega que, si bien el punto de partida de la Sociología es su vinculación a la experiencia humana, ello no significa que sea abordada como un problema personal e individual. Dichas experiencias sólo se entienden en el contexto de la historia y de la sociedad en que vivimos, confluyendo lo biográfico, lo histórico y lo estructural, por lo que es necesario considerar las relaciones complejas entre lo individual y lo social. Este autor, en su libro “La Imaginación Sociológica”, indica la importancia de comprender que al estar ligada a la experiencia humana, la Sociología transforma los problemas privados en problemas sociales y políticos, permitiendo mejorar la vida de los hombres. Bibliografía Obligatoria Bourdieu, Pierre: “Capital cultural, escuela y espacio social”. Siglo XXI Editores, México, 1997. Párrafos seleccionados. Wright Mills, Charles: “La imaginación sociológica”. Capítulo “La Promesa”. Fondo de la Cultura Económica, Buenos Aires, 1967. pp. 23-43. PRACTICA DE APRENDIZAJE La intención de esta práctica es que usted advierta algunas diferencias presentes entre el conocimiento científico y el sentido común. Para ello le solicitamos lo siguiente: a) Elabore un listado con aquellos términos utilizados en la vida cotidiana que también se presentan en las ciencias sociales y en Sociología. Seleccione dos de estos términos y pregunte a miembros de su familia, compañeros de trabajo u otras personas cómo los definen. b) Luego realice una búsqueda bibliográfica (puede recurrir a la biblioteca, a profesionales que se especialicen en ciencias sociales para que les facilite material bibliográfico, a Internet, entre otras opciones) sobre la definición desde las ciencias sociales de dichos términos. c) Compare las definiciones que dieron las diferentes personas y las que buscó en el material bibliográfico, resaltando las similitudes y diferencias encontradas. Dicotomías en Sociología Ahora nos acercaremos a otras discusiones, y perspectivas, entre ellas las vinculadas a una serie de dicotomías que surgen en la práctica de conocimiento de lo social y que se relacionan con lo colectivo vs individual, lo macro vs. micro, objetivistas vs. subjetivistas. Algunos estudios e investigaciones, se inscriben enfatizando en una u otra línea de trabajo de las dicotomías mencionadas, o en otros casos pretendiendo superar estas oposiciones. Lo individual y lo colectivo: Diversos autores, entre ellos Corcuff (1998), Colomer Viadel (2001) indican un debate que atravesará el siglo XX, cuyo origen se encuentra en el mismo nacimiento de la Sociología como ciencia en perspectivas planteadas en el siglo XIX. Así, en la oposición individuo-sociedad, diversos autores entre los que encontramos a los tres clásicos de la Sociología, Marx, Durkheim y Weber, y algunas de las corrientes posteriores que tomaron como punto de partida sus análisis, encontramos un predominio analítico de lo colectivo y de la sociedad en relación con sus componentes individuales. Aquí lo que se apunta es la idea de que el todo (la sociedad) no sólo configura una realidad nueva, diferente a la suma de sus partes (los individuos), sino que incluso el todo se antepone a las partes, es decir, es anterior a las partes. Sus preocupaciones giraban, y giran, en torno a la sociedad más que al individuo, y esto se manifiesta en la realización de estudios sistémicos y/o históricos enfocados en macroprocesos y macroestructuras sociales. El estudio de la conciencia de los sujetos, las representaciones personales, los componentes individuales de la sociedad, constituirían el ámbito propio de la psicología. Esta perspectiva es cuestionada ya que significa considerar al individuo como producto de las estructuras sociales. Es decir, lo social determina las posibilidades y los límites al individuo acerca de qué hacer, pensar o sentir. Lo macrosociológico y lo microsociológico: en estrecha relación con los argumentos anteriores, un investigador puede estudiar los procesos macroestructurales que atraviesan a la sociedad. En ese caso se analizarían a la sociedad global, o categorías sociales como clases, estratos o colectivos sociales. O, por el contrario puede estudiar las relaciones cara a cara, en las interpretaciones que los individuos hacen de sus experiencias sociales, los discursos que utilizan, etc. Estamos en un nivel de análisis microsociológico, en ámbitos concretos como la escuela, los talleres, las oficinas, etc. (por ejemplo, esta es la perspectiva que adoptan las llamadas corrientes interpretativistas que veremos más adelante). Vamos a un ejemplo para esta dicotomía en el caso de la educación. Desde lo macrosociológico nos interesaría indagar los procesos educativos generales, como la denominada Transformación Educativa, los niveles alcanzados por los alumnos en los procesos de evaluación de la calidad educativa, la legislación que regula a la educación en Argentina, entre otros temas. Desde las corrientes microsociológicas, como contrapartida, se inclinarían por estudiar, por ejemplo, el lenguaje que alumnos y maestros utilizan en sus interacciones aúlicas en los primeros años de EGB en la escuela ‘Timoteo Gordillo’, en la ciudad de La Rioja. Como es posible advertir, si nuestro análisis se limita a lo global o se reduce a lo que sucede en pequeños ámbitos, como las aulas, hay una parte de la realidad social que no estamos considerando. La vida cotidiana de las personas pierde sentido si no tomamos en CONCEPTOS IMPORTANTES cuenta los grandes procesos sociales que las envuelven y superan. Al mismo tiempo, lo que sucede a nivel macrosociológico se vuelve visible, concreto, cuando percibimos cómo afecta la vida de las personas. Por esta razón, han surgido visiones teóricas que intentan superar estas dicotomías, tratando de complementarlas para enriquecer el análisis. Una de estas visiones, sustentada por Bourdieu, será revisada en el bloque final de este Módulo. Lo diacrónico y lo sincrónico: al momento de tomar decisiones respecto al proceso de investigación de fenómenos sociales también podemos decidir sobre la perspectiva temporal que tendrá el estudio. Si analizamos las relaciones sociales dadas en un momento del tiempo, como si estuviéramos tomando una fotografía de la realidad social y estudiándola, estamos enfrente de un estudio sincrónico. O podemos hacerlo atendiendo a procesos a lo largo del tiempo, en el devenir histórico. Haríamos allí un estudio longitudinal o diacrónico. Por caso, si buscamos explicar los procesos de cambio producidos en las instituciones educativas terciarias en diferentes provincias de la Argentina en el año 2002 estamos frente a un estudio sincrónico. Si investigamos las transformaciones producidas en estas mismas instituciones desde la implementación de la Ley Federal hasta el momento, nos encontramos ante un estudio diacrónico. El texto que le ofrecemos en la bibliografía analiza estas y otras dicotomías. Esperamos que su lectura le permita discernir la complejidad de perspectivas presentes en esta disciplina. Bibliografía Obligatoria Corcuff, Philippe: “Las nuevas Sociologías”. Capítulo 1 Algunas oposiciones clásicas en Ciencias Sociales. Alianza editorial, Madrid, 1998. pp. 11-22. Sobre la posibilidad de Objetividad en Sociología Es posible identificar dificultades vigentes en Sociología respecto a la objetividad en ciencias sociales y en Sociología, tratando de responder a preguntas tales como: ¿hasta qué punto como sujetos que buscamos conocer podemos ser objetivos en ciencias sociales? ¿Hasta dónde podemos aspirar a un total control de los valores, de los aspectos subjetivos cuando procuramos conocer, al investigar particularmente fenómenos sociales? ¿Es posible evitar la influencia de las ideologías?. Hemos visto anteriormente una serie de debates vigentes al interior de la Sociología, lo que ilustra de algún modo el carácter problemático del conocimiento en ciencias sociales. A continuación veremos otra de las controversias, tal vez una de las más importantes, que atraviesan esta ciencia. De manera simplificada iniciamos la exposición acerca del debate vinculado a la objetividad en ciencias sociales, reconociendo la postura de autores clásicos en Sociología como Durkheim, Weber y Marx respecto de ella. Desde un lado, el positivismo se propone la neutralidad objetiva, es decir, la ciencia “libre de valores”, lo que constituye la forma de garantizar el status científico de la Sociología. Uno de sus representantes, Emile Durkheim, afirma la necesidad de abordar los hechos sociales como “cosas”, desechando las “prenociones” (es decir, las ideas del investigador que provienen del conocimiento común), buscando distanciar el sujeto del objeto de conocimiento posibilitando así la neutralidad del observador. La eliminación de las prenociones supone un requisito indispensable en el logro de la objetividad siendo no sólo deseable sino fundamental en el desarrollo de la Sociología como ciencia. Los hechos educativos son susceptibles de ser abordados del mismo modo que a los demás hechos sociales. Al igual que las ciencias naturales, la intención principal de la Sociología ha de ser el descubrimiento de regularidades empíricas (leyes). En esta ¿QUE ES LA IDEOLOGÍA? Sobre este tema, y como es usual en Ciencias Sociales, no existe una sola definición establecida sino varias acepciones sobre el mismo término. Nosotros, en este punto, concebimos a la ideología como las representaciones que todo individuo, incluido por supuesto el científico, se crea sobre el mundo. Estas representaciones están cargadas de juicios de valor, es decir, implican una visión de lo bueno y de lo malo, de lo justo y lo injusto, de lo deseable y de lo reprobable. postura se visualiza la vinculación con una concepción reduccionista de ciencia donde se homologa lo social a lo natural. Por otro lado, encontramos a Max Weber quien, si bien reconoce la necesidad de objetividad en la ciencia social, nos plantea la cuestión de los valores en dos sentidos: en el investigador y en las propias acciones del hombre. Weber concibe la realidad históricosocial como una totalidad compleja de elementos y relaciones. Al resultar imposible el abordaje empírico de la totalidad en todos sus aspectos, el investigador realiza un recorte, considerando sólo aquellos aspectos de la realidad que aparecen como significativos. En esa selección intervienen sus propios valores, históricos y culturales. Por ello, el investigador delimita su objeto de estudio centrándose en determinados procesos, hechos o acontecimientos, dejando de lado otros. La objetividad aparece limitada por las características mismas de la realidad social que es inabarcable y por la naturaleza fragmentaria e histórica del recorte de dicha realidad, en el que interviene el investigador, quien aparece como portador de valores. El propio investigador vive en un entramado de significaciones previas desde el cual da sentido a las cosas. Por lo tanto, aun cuando los valores no pueden ser evitados, es necesario que el investigador los explicite, para de ese modo reconocer los criterios utilizados en la construcción de su objeto de estudio, en el recorte de la realidad. En su libro “El científico y el político”, Weber sostiene que las formulaciones del deber ser, donde también intervienen los valores, es el ámbito propio del político, no del científico. Separa la tarea del político de la actividad del científico, el valor y el hecho, la ideología y la ciencia. Otra visión, la marxista, indica la imposibilidad de una ciencia libre de valores, constituyendo una ilusión, un intento ideológico para ocultar el carácter histórico del modo de producción capitalista. Hablar de la neutralidad de la ciencia es un argumento altamente ideológico, ya que no revela la realidad tal cual es, sino que la mitifica siguiendo los intereses de la clase dominante de ocultar IDEOLOGÍA SEGÚN MARX Karl Marx asocia la noción ‘ideología’ a falsa conciencia, a ideas que la clase social dominante en una sociedad divulga para velar la realidad y, por ende su dominio, al resto de las clases sociales. dicha realidad. La ciencia se origina en un marco ideológico dado, determinado por las relaciones de producción dominante. Además, como toda forma de pensamiento, la ciencia puede contribuir al desarrollo de conciencia social que posibilite la transformación del mundo. En este punto Marx discrepa con Weber. El científico, además de conocer el mundo, debe contribuir a transformarlo. Portantiero e Ipola (1987), al referirse a Marx, señalan la constante tensión que moviliza su pensamiento y que se plantea con relación al conocer y a la modelación de la realidad, el pensar el mundo y cambiarlo, de fundar una ciencia en la que de cuenta de las leyes de la historia y de la sociedad y una política cuya meta sea transformar radicalmente a ambas. Otro autor de la corriente marxista, Sánchez Vázquez, sostiene que “La ideología impone su marca en el contexto mismo de las ciencias sociales”. Es decir, la ideología interviene en la estructuración del contenido; en la significación de los conceptos de las teorías sociales, pues el significado de un mismo concepto varía de una teoría a otra (por ejemplo, clases sociales en términos de Marx y tal como lo plantea Weber), la relevancia de ciertos conceptos, que aparecen en unas teorías desempeñando un lugar central y en otras teorías ocupando un lugar secundario o incluso ausentes (por ejemplo, categorías marxistas como ‘superestructura’ o ‘modo de producción’ no son empleados en los planteos teóricos de Durkheim). Pero las ciencias sociales, si bien no existen al margen de la ideología que la determinan, detentan cierta autonomía. Esta se vincula a los requisitos de sistematicidad y ordenación lógica, impidiendo a la ciencia “disolverse en ideología”. Para este autor, el valor de verdad de toda teoría depende de la capacidad de reproducir, registrar, poner de manifiesto adecuadamente una realidad social. Bibliografía Obligatoria Marx, Karl: “Miseria de la filosofía” y “Introducción general a la crítica de la economía política”, párrafos seleccionados por Bourdieu, Chamboredon y Passeron en El oficio del Sociólogo. Siglo XXI Editores, México, 2000, pp. 167-172. Durkheim, Emile: “Las reglas del método sociológico”, en Bourdieu, Chamboredon y Passeron, op. cit., pp. 130-133. Weber, Max: “La objetividad del conocimiento en las ciencias sociales y en la política social”. Centro Editor de América Latina, Buenos Aires, 1993. pp. 38-45. Bibliografía Complementaria Danel Jasen, Fernando: “Ideología Epistemológica”. Ediad S. A. México, 1977. pp. 63-75. Es posible advertir, luego de la lectura del módulo y de la bibliografía, que el carácter científico del conocimiento de lo social es problemático, y está sujeto a controversias, debates y discusiones. Como usted tal vez observó, no mencionamos hasta el momento una definición de SOCIOLOGÍA. Ello se debe a que tampoco hay un consenso entre los autores sobre qué es esta ciencia o, para ser más específicos, cuál es su objeto de estudio. Debido a la complejidad de la realidad social, la diversidad de actores que intervienen en ella, las diferentes formas de abordarla metodológicamente, amén de los debates epistemológicos que mencionamos, cada corriente teórica al interior de la Sociología establece qué estudia y de qué manera lo hace. A esta diversidad de posturas podemos reducirlas a tres paradigmas, o corrientes sociológicas según algunos autores: el marxista o crítico, el positivista y el hermenéutico o interpretativo. Cada uno de ellos parte de la postura de un clásico (Marx, Durkheim y Weber respectivamente), y posee una visión particular de la realidad social. En el próximo Bloque revisaremos los aportes de estos importantes autores que iniciaron el debate sobre el proceso de conocimiento sociológico. BLOQUE II EL SURGIMIENTO DE LA SOCIOLOGÍA: TEORIA SOCIOLÓGICA CLASICA En este Bloque, centraremos la atención en los interrogantes planteados anteriormente acerca de qué es la Sociología. Al tratar de responder a este cuestionamiento, pretendemos comenzar a acercarnos a la problemática vinculada al objeto de estudio o ámbito de la realidad que estudia la Sociología y al abordaje metodológico de ese objeto. Para ello nos referiremos a la contribución de los clásicos: Karl Marx, Emile Durkheim y Max Weber, aproximándonos a las propuestas de los autores mencionados. Contexto socio-histórico de nacimiento de la Sociología Iniciamos esta primera parte del Bloque II describiendo el contexto histórico del inicio de la problematización de lo social señalando el surgimiento del conocimiento de esta realidad desde una perspectiva científica, que históricamente diferentes autores lo vinculan con el advenimiento de la Modernidad. Siguiendo a Portantiero (1985), recién en el siglo XIX se define la sociología como campo de conocimiento aún cuando dicha problematización comienza siglos atrás. Fundamentalmente, los aportes al conocimiento de lo social se desarrollan a partir de las transformaciones que se produjeron en el mundo y en especial en Europa en los siglos XVIII y XIX. Tanto la Revolución Industrial en el siglo XVII, la Revolución Francesa en 1789, entre otras, según Anthony Giddens (1994) disolvieron las formas de organización social bajo las que los hombres habían vivido durante milenios. Los cambios sociales, económicos, políticos promovieron en muchos pensadores reflexiones más rigurosas respecto a la naturaleza de la sociedad y de las mutaciones sociales que se estaban produciendo. Tanto Durkheim, Weber como Marx, teóricos de la Modernidad, desarrollaron su pensamiento incluyendo las respuestas a Padres fundadores de la Sociología: También en Portantiero, J.C. en el texto La Sociología Clásica: Durkheim y Weber. CEAL, Bs.As., 1985 encontramos un capítulo: “Los padres fundadores” donde se expone aquellos desarrollos previos a la etapa de madurez de la sociología. Presenta una serie de pensadores que precedieron a los autores clásicos tales como Montesquieu, Saint Simon, Comte, Tönnies, y que influyeron notablemente sobre estos. interrogantes vinculados estrechamente a la “realidad” que les interesaba conocer: la sociedad capitalista (Whebe, 1993). Sin embargo, cada uno de ellos sentará las bases de la sociología a partir de su visión de esta realidad. De ahí que Portantiero (1985) señale la fuerte carga ideológica presente en el nacimiento de la Sociología como ciencia. Para adentrarnos en la Sociología clásica y continuar avanzando en las explicaciones respecto a las transformaciones que se estaban dando en la sociedad en la que vivían los autores clásicos - la sociedad capitalista- nos remitimos a la historia. Especialmente, hemos señalado la importancia de ciertos sucesos históricos tales como la Revolución Francesa, la Independencia Norteamericana, y fundamentalmente el impacto de la Revolución Industrial que configura o que contribuye a configurar el carácter capitalista de las sociedades. Es en el siglo XIX se extiende y ahonda el industrialismo a partir de las innovaciones tecnológicas hacia diferentes países europeos (Inglaterra, Francia, Alemania, Países Bajos), a Estados Unidos en América y luego de manera lenta y con características distintas a otras regiones. Los avances científicos, las innovaciones tecnológicas (por ejemplo el desarrollo de la mecánica hidráulica, la máquina de vapor, la utilización de nuevas formas de energía) hicieron posible la producción a una escala mayor que la producción artesanal y manufacturera (a pequeña escala) propia del medioevo. El trabajo en las fábricas inicialmente introdujo la noción del empleo asalariado, pero con salarios que casi no les permitía vivir, con una gran sobreexplotación incluso de niños y mujeres. Esta situación generó lógicos enfrentamientos. Por otro lado implicó la pérdida de ciertos saberes y habilidades asociados a la producción artesanal que suponía la participación del trabajador desde el comienzo hasta la finalización del producto. Mientras que en las fábricas se plantea la especialización, y la participación en una parte del proceso de elaboración, por lo cual es necesaria una menor cualificación. También se mencionan, en esa época, una serie de cambios tales como: - la migración de amplios sectores de la población rural hacia las ciudades producto no sólo de la atracción respecto al empleo que presentaban las fábricas, sino además por la expulsión de mano de obra del campo a través del cercamiento (cercado de tierras por parte de propietarios de las mismas para dedicarlas a la ganadería lanar, que constituía la materia prima para la industria textil); - con la creciente urbanización se manifestaron muchos problemas ligados al hacinamiento, a las enfermedades, a la falta de trabajo, a la producción de delitos, etc. adquiriendo nuevas características la creciente desigualdad social económica en las mismas; - la transición de una sociedad agraria, caracterizada por la importancia de los vínculos de parentesco, los lazos afectivos, con tradiciones, creencias y costumbres propias (que se transformaron con el abandono por parte de los individuos del trabajo en el campo), a una sociedad industrial y urbana. Las familias se constituyeron en unidades de consumo y ya no de producción como en la época feudal. En relación con ello, Colomer Viadel (2001) nos dice que: “...La ciudad permite la diversificación de las pautas de comportamiento y de las relaciones sociales y estilos de vida. 2) La liberación de otros saberes y la extensión de la ciencia permite la secularización y la emancipación religiosa. 3) Extensión de las libertades políticas, que dan lugar a la aparición de partidos políticos y sindicatos, y a luchas reivindicativas por la extensión de sus derechos....” (155) mencionando al final de la cita otros cambios. Este autor plantea que: “...la reacción en Alemania contra el romanticismo y el sistema hegeliano (o más bien una interpretación del mismo), y, en Francia, contra la ilustración, marcarán la aparición del positivismo social y de la sociología como ciencia empírica independiente...” (Colomer Viadel, 2001: 156) También surgen reclamos de carácter político donde no sólo interviene la burguesía europea en búsqueda de mayor participación política sino también otras clases sociales. De ahí que los cambios que se manifestaron a nivel político incluyen una influencia importante del liberalismo. Además, los ideales de la revolución francesa a partir de las guerras Napoléonicas comienzan a extenderse por toda Europa, haciendo posible la consolidación del Estado Nacional Burgués. Por otro lado, el imperialismo resulta otro fenómeno que se desarrolla a partir del afianzamiento del capitalismo e implica una transformación del colonialismo de las potencias europeas quienes expandían su dominio sobre distintos territorios del mundo trasladando la riqueza de las colonias a estas potencias. Hacia esos territorios también se extienden las consecuencias del industrialismo. En este momento es cuando aparece como nuevo actor social el proletariado o los obreros de las fábricas y de las minas, emergiendo como consecuencia de esta situación luchas y enfrentamientos por las reivindicaciones obreras, estableciendo asociaciones gremiales, mutuales y sindicatos para la negociación con la patronal. Tanto dentro de estos movimientos obreros como hacia fuera de los mismos, se desarrollan nuevas visiones del Estado y la sociedad, nuevas corrientes de pensamiento sociopolítico, además de los movimientos liberales, por ejemplo aquellos que se encontraban a la izquierda del espectro político: como el socialismo, el anarquismo, el comunismo. También se presentan reclamos sobre el Estado por las conflictivas relaciones económicas y sociales, ya que en este contexto el patrón tecnológico y las innovaciones van creciendo a un ritmo vertiginoso generando numerosos problemas y afectando hasta la vida cotidiana. De ahí que indiquemos la lectura de textos que aborden con profundidad la descripción de la sociedad en la cual aparecen los autores clásicos. La selección de los contenidos que vamos a desarrollar en el caso de los autores clásicos Marx, Durkheim y Weber se fundamenta en el aporte de los planteamientos, categorías teóricas y abordajes metodológicos elaborados por ellos que influyeron en diversos autores y corrientes sociológicas, las cuales serán ampliadas posteriormente. Además, se pretende rescatar aquellos conceptos necesarios que aporten a la construcción de un marco teóricometodológico de abordaje de los fenómenos educativos, así como facilitar la apropiación de categorías sociológicas para la comprensión de perspectivas críticas ligadas al desarrollo de la sociología de la educación. Frente a la crisis planteada por los acontecimientos antes indicados, cada uno de estos pensadores tomará una posición, ya sea pretendiendo incluir los procesos de cambio que se manifiestan en la sociedad dentro de un orden y tratando desentrañar las leyes que gobiernan ese orden para prevenir y combatir las desviaciones, el conflicto que pudiera destruirlo, o ya sea, concibiendo la realidad social como esencialmente conflictiva, intentando conocerla, interpretarla para transformar esa realidad. Dentro de la primera posición encontramos entre los autores clásicos a Durkheim, contemporáneo de Weber quien recibió influencias diversas, entre ellas de Comte, Spencer y hasta del propio Marx. Bibliografía Obligatoria Portantiero, Juan Carlos: “La Sociología clásica: Durkheim y Weber-Estudio Preliminar”. Centro Editor de América Latina, Bs. As, 1985. Conocer para transformar: la visión social de Marx Karl Marx (1818-1883) fue uno de los pensadores más influyentes de la era contemporánea, quién produjo una revolución en el campo de las ideas y modificó radicalmente las perspectivas de análisis que hasta ese entonces habían predominado en el estudio de lo social. A partir de sus obras, y sobre todo después de su muerte, fue considerado como punto de referencia ya sea para coincidir o discrepar con sus postulados, iniciando lo que se ha dado en llamar ‘el debate con el fantasma de Marx’. Este autor no desarrolló explícitamente el objeto y método de la sociología. Sin embargo, sus planteamientos incluyen un conjunto de categorías y de conceptos a partir de los cuales analiza la propia sociedad capitalista o la formación social relacionada al modo de producción capitalista. En su concepción, los individuos no aparecen aislados, tal como indicaba en la propia concepción del liberalismo clásico del siglo XVII y XVIII. Para Marx este planteo constituye una abstracción, una robinsonada, aludiendo al aislamiento y soledad de Robinson Crusoe. En la realidad lo que existe son los hombres concretos que entablan relaciones entre sí, las cuáles se presentan condicionadas históricamente. El individuo es un ser social. Para su análisis, se denomina materialismo histórico a la propuesta teórica de Marx. Desde esta postura, se concibe que el conocimiento debe partir de lo dado, de lo concreto: los individuos reales, su acción y las condiciones materiales de vida. Lo material en la vida social son las relaciones económicas entre los hombres. Estas relaciones no son mecánicas ni mucho menos estáticas, sino que se encuentran inscriptas dentro de una dinámica propia: la historia. Federico Engels, compañero intelectual de Marx, en un conocido ensayo denominado “El papel del trabajo en la transformación del mono en hombre”, rescata precisamente a la acción productiva como eje organizador de la vida de los individuos. Los humanos, en su intento por sobrevivir y de reproducirse como especie, establecen relaciones con la naturaleza con el fin de producir sus medios de subsistencia. En estas acciones, y en el desarrollo histórico, los hombres reducen cada vez más su dependencia de las condiciones naturales. Por ejemplo, de las tribus recolectoras y cazadoras surgieron las comunidades agrícolas y ganaderas, luego aparecieron los gremios artesanales y la manufactura; finalmente, la producción industrial. Estos avances en las maneras de subsistencia y producción, involucraron importantes cambios técnicos que provocaron transformaciones en las condiciones naturales y una relativa autonomía del hombre respecto a ellas. Para producir estas transformaciones los individuos ponen en juego una fuerza social. Esto es lo que Marx denomina fuerzas materiales de producción: la actividad productiva de los individuos reales (fuerza productiva) que los configura como trabajadores, y los asocia al resto de los instrumentos de producción o medios de producción (que incluyen la materia prima u objeto y medios de trabajo tales como maquinarias, herramientas, dinero, fábricas, tierras). Como es posible vislumbrar, estas relaciones con la naturaleza no se dan en un vacío social sino en relaciones específicas que los hombres establecen entre sí: las relaciones de producción. En el desarrollo histórico estas relaciones, que inicialmente eran igualitarias, se convirtieron en asimétricas. En otras palabras, en el caso del capitalismo, cuando los instrumentos o medios de producción (esto es, tierras, herramientas, maquinarias, fábricas, dinero) comenzaron a pertenecer a una determinada cantidad de individuos, el resto se convirtió sólo en propietario de su fuerza de trabajo, por lo tanto debieron convertirse en asalariados. Los hombres, en su intento por sobrevivir, ya no trabajaban con otros hombres sino para otros hombres. Las relaciones de producción se convierten así en relaciones de propiedad. El concepto que Marx ideó para englobar el complejo proceso a través del cual los hombres interactúan simultáneamente con la naturaleza y entre sí es el de modo de producción. Un modo de producción en sentido restringido entraña la consolidación de fuerzas productivas y relaciones de producción definidas. En un sentido amplio, las enmarca dentro de la superestructura jurídico-política e ideológica (categoría analítica que ampliaremos a continuación). La categoría relaciones de propiedad es la base de la teoría marxista de las clases sociales. En el capitalismo podemos identificar dos clases: la burguesía y el proletariado. La diferencia fundamental entre ellas es el criterio sostenido anteriormente: mientras los burgueses son los propietarios de los medios de producción, los proletarios son sólo dueños de su fuerza de trabajo, de sí mismos como agentes de producción. Y se encuentran insertos en relaciones determinantes ya que, si bien MODO DE PRODUCCIÓN E HISTORIA Marx identifica, a lo largo de la historia, cuatro modos de producción: el asiático, el esclavista, el feudal, el capitalista y visualiza la aparición de un quinto: el comunista. pueden venderse o mejor dicho vender su fuerza de trabajo a cambio de un salario, a cualquier propietario de fábrica, siempre deben trabajar para la clase burguesa. Está claro que las relaciones entre estas clases no se basan en la cooperación afable sino en el conflicto. La contradicción fundamental del capitalismo es, pues, la lucha de clases. Mientras la producción tiene un carácter social –involucra a todos los individuos-, la apropiación del excedente es privada –la ganancia económica es propiedad de la burguesía-. Mediante instrumentos conceptuales como mercancía, plusvalía, lucha de clases, Marx da cuenta de las maneras como la burguesía usufructúa relaciones de explotación que mantienen y profundizan su dominio de clase. Ahora bien, este dominio no sólo se plasma en las actividades productivas, la infraestructura económica, sino que se extiende también a dispositivos sociales tales como las leyes, la representación política y, por ende, el Estado. Todo este andamiaje de instituciones sociales se denomina superestructura jurídico-política e ideológica. La clase dominante tiene a su disposición los medios de producción material y controla, asimismo, los medios de producción simbólica. Esto se resume en un conocido párrafo: “Las ideas de la clase dominante son las ideas dominantes en cada época; o, dicho en otros términos, la clase que ejerce el poder material dominante en la sociedad es, al mismo tiempo, su poder espiritual dominante. La clase que tiene a su disposición los medios para la producción material dispone con ello, al mismo tiempo, de los medios para la producción espiritual, lo que hace que se le sometan, al propio tiempo, por término medio, las ideas de quienes carecen de los medios necesarios para producir espiritualmente. Las ideas dominantes no son otra cosa que la expresión ideal de las relaciones materiales dominantes, las mismas relaciones materiales dominantes concebidas como ideas; por tanto, las relaciones que hacen de una determinada clase la clase dominante son también las que confieren el papel dominante a sus ideas. Los individuos que forman la clase dominante tienen también, entre otras cosas, la conciencia de ello CONCEPTOS IMPORTANTES y piensan a tono con ello; por eso, en cuanto dominan como clase y en cuanto determinan todo el ámbito de una época histórica, se comprende de suyo que lo hagan en toda su extensión y, por tanto, entre otras cosas, también como pensadores, como productores de ideas, que regulen la producción y distribución de las ideas de su tiempo; y que sus ideas sean, por ello mismo, las ideas dominantes de la época.” (Marx, K; Engels, F; s/f: 48-49) Como es posible inferir del párrafo precedente, para Marx las ideas y concepciones no tienen una existencia independiente sino que están vinculadas con la actividad material y el intercambio social de los hombres reales. La religión, la moral, la filosofía, la política y el derecho no tienen historia ni desarrollo propio. El cambio en alguno de ellos sólo sucede si hay un cambio previo en las condiciones materiales en las que se sustentan. Este argumento se resume en la frase “El ser social determina la conciencia social”. Desde esta posición, a pesar de su dominio material y simbólico, la primacía de la burguesía, clase social dominante en el modo de producción capitalista, no será eterna. Las contradicciones entre fuerzas productivas y relaciones de producción, entre trabajo y propiedad, son intrínsecas al capitalismo y en algún momento de desarrollo deberán resolverse. Cuando ello acontezca se hará presente un suceso que modificará la estructura social existente hasta ese momento: la revolución comunista. Es menester aclarar que para Marx el advenimiento del comunismo como modo de producción emergente no es una expresión de deseo. Por el contrario, lo concibe como el movimiento real en el que desembocará el desarrollo del capitalismo. Este ha pasado por diversas etapas: la cooperación simple, la manufactura, la industria moderna. En ellas tanto las fuerzas productivas como las relaciones de producción han adquirido características puntuales y han profundizado un fenómeno propio del capitalismo: la alienación. Este concepto sólo se comprende en el contexto de la importancia que el trabajo tiene para la visión marxista, que lo concibe como una actividad creadora pero, sobre todo, como una tarea que promueve niveles de libertad cada vez mayores. Esto se revierte CONCEPTO IMPORTANTE durante el capitalismo. La alienación es el resultado de la deshumanización que el capitalismo provoca en los hombres al reducirlos a simples ‘animales que trabajan’. Los hombres van perdiendo paulatinamente el control de su trabajo y, por ende, de su propio ciclo vital. La alienación es un proceso complejo que comienza con la separación de los hombres de sus medios de producción (por ejemplo, cuando se expulsa a los campesinos de sus tierras o se les quita sus herramientas a los artesanos). Los hombres son separados, alienados, de su propiedad y tienen que vender su fuerza de trabajo al capitalista (o burgués). Así entran en una cadena de producción donde nunca ven el producto terminado. En una célebre comparación, Marx sostiene que a diferencia del artesano que comienza y termina el proceso de creación de un objeto determinado, el obrero que trabaja en una fábrica de alfileres y produce sus cabezas, nunca ve al alfiler completo que ha ayudado a producir. Se produce un extrañamiento entre trabajador y producto del trabajo, el producto le es extraño, ajeno al trabajador. Y, merced a las relaciones de explotación en las que se encuentra inmerso, cada vez produce más pero tiene menos. Sus necesidades se limitan a la mera supervivencia física y su actividad durante la mayor parte del día es un movimiento mecánico, tedioso y repetitivo. En el trabajo no desarrolla libremente su energía física y mental sino que mortifica su cuerpo y arruina su mente (Zeitling, 1970). El trabajo no es más una actividad liberadora sino que se convierte en opresivo. En el esquema marxista, no sólo el obrero sufre la alienación, también el burgués, aunque en menor medida, se encuentra enajenado. El dirige el proceso de trabajo, pero no se involucra en la creación del objeto. Las mercancías que vende, y cuyos beneficios usufructúa, son extrañas, ajenas para él. Y, de un modo diferente, también está sujeto a la negación y a la carencia. El ideal del buen burgués es el avaro, aquel que más tiene pero menos vive. Su vida se reduce a la simple acumulación, a oprimir al obrero. La vida de ambos pierde contenido y sentido. Tanto el capitalista como el proletario (más aún este último) son víctimas de la alienación característica del capitalismo. Para superar este estado de cosas, hay que modificar las condiciones materiales que lo originan. Los hombres buscarán, en la próxima etapa de desarrollo –el comunismo- su emancipación y recuperación. Como es posible observar, Marx presente un corpus teórico que no sólo intenta conocer la realidad sino fundamentalmente transformarla. Pero estas transformaciones no se basan, según sus argumentos, en criterios ideológicos sino en las bases científicas que nos provee su método: el materialismo dialéctico. Puntualicémoslo brevemente. El proceso de conocimiento de la realidad social, se inicia con el abordaje de un objeto concreto: el concreto figurado, que parte de las ‘representaciones’ que el científico posee sobre ese objeto, basadas en la intuición y en el sentido común (Primer momento del Método Dialéctico). Mediante una relación dialéctica entre sujeto y objeto de conocimiento, que involucra constantes aproximaciones de parte del sujeto, quien desarma analíticamente al objeto a través de un proceso de abstracción, evidenciando sus partes componentes, lo que le permite ir desde lo más simple a lo más complejo. Este es el segundo momento del Método Dialéctico. Luego se busca establecer las relaciones entre estas partes, se intenta reconstruirlo sintéticamente en el pensamiento. Este constituye el último momento del Método Dialéctico cuando se arriba al concreto pensado. El proceso es tanto más objetivo cuanto más nuestro objeto teórico coincide con el objeto real. Marx nos describe el camino para la economía política: “Parece justo comenzar por lo real y lo concreto, por el supuesto efectivo; así, por ejemplo, en la economía que es la base y el sujeto del acto social de la producción en su conjunto. Sin embargo, si se examina con mayor atención, esto se revela [como] falso. La población es una abstracción si dejo de lado las clases de las que se compone. Estas clases son, a su vez, una palabra vacía si desconozco los elementos sobre los cuales reposan, por ejemplo, el trabajo asalariado, el capital, etc. Estos últimos suponen el cambio, la división del trabajo, los precios, etc. Si comenzara, pues, por la población, tendría una representación caótica del conjunto y, precisando cada vez más, llegaría analíticamente a conceptos cada vez más simples: de lo concreto representado llegaría a abstracciones cada vez más sutiles hasta alcanzar las determinaciones más simples. Llegado a este punto habría que reemprender el viaje de retorno, hasta dar de nuevo con la población, pero esta vez no tendría una representación caótica de un conjunto, sino una rica realidad de múltiples determinaciones y relaciones. El primer camino es el que siguió históricamente la economía política naciente. (... contrariamente, propongo comenzar el análisis...) desde lo simple –trabajo, división del trabajo, necesidad, valor de cambio- hasta el Estado, el cambio entre las naciones y el mercado mundial. Este último es, manifiestamente, el método científico correcto” (Marx, citado por Bourdieu et al. 2000:205-206). Este autor nos muestra la aplicación de su método en su obra cumbre, ‘El capital’, donde comienza analizando la sociedad capitalista a partir del elemento más simple, esencial y ‘concreto’: la mercancía. Luego de múltiples análisis, que van del papel del trabajo en la conformación del valor de cambio de un producto determinado hasta las formas específicas de extracción de la renta por parte de la burguesía, desde las bases de la lucha de clases hasta la organización general de la producción capitalista, reconstruye en un todo conceptual (el concreto pensado) el funcionamiento económico de la sociedad capitalista. Sus trabajos se centraron especialmente en el estudio esta área. Hemos intentado hasta aquí resumir los lineamientos básicos del pensamiento marxista, siempre advirtiendo respecto a la complejidad de su obra que abarca temas diversos y que, cabe aclarar, dejó inconclusa. A pesar de ellos, los aportes del marxismo han sido retomados constantemente y son objeto de múltiples reformulaciones hasta nuestros días. Bibliografía Obligatoria De la Vega, Julio César: “Diccionario Consultor Político”. Librex, Bs. As., 1986. pp. 240-246, 331-337. Bibliografía Complementaria Engels, Federico: “El papel del trabajo en la transformación del mono en hombre”, s/d, 1987. PRACTICA DE APRENDIZAJE En esta práctica le presentaremos preguntas reflexivas referidas a la aplicación de algunos conceptos marxistas a la realidad educativa. Usted puede responder a estos interrogantes y compartir sus respuestas con sus compañeros de grupo. a) Según el desarrollo teórico que hemos recorrido, ¿dónde ubicaría a la educación: en la infraestructura o en la superestructura? ¿Por qué? b) ¿A qué clase social, siempre en términos marxistas, pertenecerían los docentes? Fundamente c) ¿Usted cree que en general los docentes, y debido a las actuales condiciones de trabajo, sufren el fenómeno que Marx denomina alienación? Si su respuesta es afirmativa, ¿cómo operaría este fenómeno en la vida cotidiana de los sujetos? d) ¿Cuál sería el rol de la educación dentro de las sociedades capitalistas caracterizadas por la explotación de una clase por otra? Durkheim y la concepción organicista de la sociedad Emile Durkheim (1858-1917) sostiene que la Sociología para que sea considerada una ciencia necesita de un objeto específico: los hechos sociales. Pero ¿qué son los hechos sociales? Para este autor los hechos sociales constituyen modos de hacer, de sentir o de pensar que ejercen una influencia coercitiva sobre las conciencias individuales. Son considerados “externos” y anteriores al individuo y con una naturaleza “sui géneris”. Y al ser externos y anteriores, ejercen coerción sobre los actores sociales. La coerción no aparece desde un principio, sino que se manifiesta específicamente al momento de obligar a las personas a actuar en CONCEPTO IMPORTANTE una determinada dirección. Si un miembro de esa sociedad plantea una práctica diferente a aquellas reconocidas, se le impone algún tipo de sanción, obligándolo de ese modo a actuar en la dirección aceptada. De ahí que los hechos sociales gobiernen desde “afuera”, es decir, existen fuera de las conciencias individuales, condicionando la acción de los individuos y estando sujetas a sus propias leyes. Aquí se considera la oposición individuo- sociedad, ya que se distingue entre conciencia individual y conciencia colectiva, la cual constituye una totalidad diferente a la suma de las conciencias individuales, resultando algo distinto a sus partes y con una naturaleza nueva. La sociedad produce fenómenos nuevos que no pueden ser reducidos a sus partes constitutivas y por lo tanto, señala Durkheim, es necesario admitir la existencia de hechos específicos, que residen en la misma sociedad y no en la conciencia individual. El ejemplo más evidente que nos da Durkheim sobre los hechos sociales son las leyes jurídicas. En ellas aparecen claramente las características descriptas por este autor: son externas al individuo, coactivas, con existencia propia, independiente de las manifestaciones individuales, de las “uniformidades de conducta que le dan origen”. Además, otros hechos sociales son las costumbres, el contenido de la educación, las modalidades del sistema económico. Otro tipo de hechos sociales, pero con un nivel de cristalización social menor, son las “corrientes sociales”. Ellas se vislumbran en el aumento o disminución de matrimonios, de índices de natalidad, de suicidios, etc. Estas corrientes son susceptibles de recibir un tratamiento estadístico. Luego de haber establecido el objeto de estudio de la Sociología, Durkheim está en condiciones de definirla. Para él la Sociología es la ciencia que estudia las creencias, los juicios, las normas de conducta instituidos por la colectividad, es decir, es la ciencia que analiza las instituciones sociales. Para que la Sociología adquiera estatus científico es necesario un abordaje de los hechos sociales que se remita a su tratamiento como cosas, como algo fuera del individuo. Leyes, costumbres, tradiciones, deben ser tratadas EL SUICIDIO Justamente de las corrientes sociales Durkheim centra su interés en el suicidio, nombre de una de sus obras. Tal elección es necesario comprenderla al considerar la importancia que dicho fenómeno adquiere en ese momento en las sociedades europeas, constituyendo una expresión de fenómenos de desintegración social. como cosas (aunque Dukheim no considera que sean cosas). Es decir, no desde lo que el investigador cree que es sino adoptando la postura de que se ignora lo que los hechos sociales son, cuáles son sus características, sus causas y funciones. Para ello este autor plantea ‘las reglas del método sociológico’, punto de partida fundamental de su método de análisis. A continuación las enumeraremos: 1. La primera de estas reglas es desechar las prenociones, los conceptos que no han sido producidos científicamente. 2. En segundo lugar, tomar como objeto de investigación un grupo de fenómenos definidos por caracteres exteriores comunes. 3. La tercera regla del método apunta a separar los hechos sociales de los hechos individuales que lo manifiestan. Esto supone la búsqueda de aspectos más profundos que las simples apariencias y que se vinculan al descubrimiento de relaciones causales, de leyes o regularidades que se presentan en la sociedad. Portantiero (1985) señala que de esta manera, el mundo social es aceptado como dato, como orden natural en el cual se manifiesta ciertas normas. El interés de Durkheim en el orden social y normativo, señalan algunos autores como Portantiero (1985), Ritzer (1988) y Giddens (1994), reside en su pretensión de restablecer y refundar sobre otras bases el orden de esta sociedad industrial. Al romperse los lazos tradicionales que ataban al individuo a la sociedad, a un tipo de solidaridad, y los “valores de equilibrio” de la sociedad preindustrial, se advierte una pérdida de la autoridad moral o la moral colectiva sobre los individuos. De ahí la importancia que adquiere la consolidación de un orden moral a través de un sistema de normas que dieran cierta estabilidad a la sociedad. Las instituciones aseguran la tendencia a la buena integración del individuo con la sociedad, de los hombres a la vida comunitaria. En las épocas de cambio social, como es a la que asiste el propio Durkheim en la consolidación de la sociedad industrial, los individuos pueden enfrentarse a la anomia o la falta de normas. En las situaciones anómicas, el todo social es incapaz de regular, de controlar a los individuos. Por lo tanto, éstos no pueden diferenciar y juzgar lo justo y lo injusto, lo que es apropiado o no para ellos como resultado de la desorganización de las instituciones sociales. La situación de desintegración social sería contrarrestada, por ejemplo, a través de la escuela, que buscaría configurar a los educandos como miembros de la comunidad, al interiorizar sus reglas, adquiriendo gran significación la educación moral. Por lo tanto, la respuesta a uno de los interrogantes fundamentales de Durkheim, ¿cómo es posible el orden social?, se encuentra vinculada al grado de cohesión, de integración social y a la intensidad de adhesión de los miembros de una sociedad con el orden normativo. Para explicar mejor estos fenómenos se vale del concepto de solidaridad, en donde se expone la relación individuo-sociedad. Durkheim nos habla de dos tipos de solidaridad: solidaridad mecánica, donde la escasa diferenciación lleva a que los individuos estén conectados por sus semejanzas configurando una conciencia común, cumpliendo un papel importante en la integración de los individuos. Se encuentra representado por las normas sociales, la conciencia colectiva que se impone sobre los individuos, y se expresa en el derecho penal. La solidaridad orgánica en cambio, surge de la división del trabajo, con una mayor autonomía y especialización de las partes lo cual incrementa la dependencia entre ellas. Pero las partes pueden no respetar las necesidades de cooperación y ello lleva a que se originen conflictos, por lo tanto necesita de reglamentación. Esto último se refleja en la creación de normas jurídicas reparadoras por ejemplo el derecho civil y comercial. En la sociedad industrial caracterizada por una mayor diferenciación individual, se presentan violaciones al orden social existente pero lo que se plantea es la restitución del orden social correspondiente al segundo tipo de solidaridad más que una reacción represiva. CONCEPTO IMPORTANTE Resulta ilustrativo examinar una problemática vinculada a nuestro país que de modo claro y sencillo presenta Isuani (1996), donde se proponen una serie de hipótesis acerca de la realidad argentina, además de permitir el empleo de herramientas conceptuales planteadas por Durkheim para su profundización. Así por ejemplo, Isuani incluye diferentes ejemplos de transgresión a las normas legales en Argentina. Entre ellas, los actos de corrupción en diferentes ámbitos como el de la función pública, por ejemplo las “coimas”, evasión de impuestos, venta de alimentos en mal estado, violación de semáforos en rojo, mal estacionamiento, circulación nocturna de vehículos con iluminación deficiente, etc. También se refiere a violaciones a reglas de convivencia de la vida “civilizada”: tirar basura en la vía pública, el comportamiento de los argentinos en los baños públicos. “...tocar agresivamente la bocina del automóvil sobre peatones u otros automovilistas o no permitir el descenso de pasajeros de transportes de colectivos por la premura para ascender a ellos. No se trata, en este caso, de un problema de “falta de educación”, es decir, un fenómeno asociado con bajos niveles de escolaridad, ya que esto también sucede, y quizás con más frecuencia, en las zonas habitadas por personas de alta calificación educativa...” (Isuani, 1996:8) Finalmente en las conclusiones de este trabajo nos dice que: “...Los ejemplos citados, tanto en lo que refiere a transgresión de normas jurídicas como a las costumbres incivilizadas o no éticas, expresan que la sociedad argentina posee problemas de integración social, esto es sentimientos de pertenencia a un todo social o un debilitamiento de los lazos de solidaridad, estableciendo una suerte de escenario hobbesiano de guerra de todos contra todos donde la desconfianza hacia el otro se generaliza en la misma medida que las transgresiones, muchas de las cuales reciben el simpático nombre de “avivada”. De esta manera, conductas que en otros momentos históricos o en otras sociedades son consideradas ilegales o inmorales, terminan siendo adoptadas como prácticas normales, aceptables y hasta justificables. La demencial y feroz represión ejercida por el último régimen militar es quizás un indicador que en forma terrible expresa cuan extraños los argentinos pueden ser entre sí. La debilidad estatal para fiscalizar y sancionar la transgresión de las normas legales, el comportamiento transgresor de las elites que acabó generando la ilegitimidad de la ley y la fragmentación social y extremo individualismo son los factores explicativos fundamentales de la transgresión de normas legales y costumbres incivilizadas que exhibe la sociedad Argentina. Estas hipótesis que han sido formuladas para intentar dar cuenta del fenómeno anómico merecen aún un trabajo de investigación, reflexión y debate considerables. Pero una problemática que afecta tan profundamenta la calidad de vida de una sociedad, necesariamente plantea hasta dónde el fenómeno anómico puede ser revertido...”. (Isuani, A, 1996:32) Isuani entonces recurre a las categorías de Durkheim para analizar el fenómeno anómico en nuestro país. En la Argentina lo que ocurre justamente es no sólo una situación de “...ausencia o debilidad de la solidaridad orgánica sino también remite a una situación donde de forma masiva y sistemática se violan las normas jurídicas existentes, esto es ausencia de solidaridad mecánica....”. La situación de anomia obedece no sólo a la incapacidad de los argentinos para cooperar, solidaridad orgánica, sino también incluye la incapacidad para aceptar y respetar las normas legales, solidaridad mecánica. Aquí también vemos como se relaciona esta problemática con la concepción respecto del Estado. La función principal reside en hacer respetar las creencias, tradiciones comunes, la moral común que se explicita en el sistema de normas legales, en el derecho, la conciencia común contra enemigos extenos e internos. Isuani en el texto antes mencionado planteará que en el caso argentino las leyes se basan en la coacción, intentando imponer costumbres en vez de expresar las costumbres comunes. Según Rex (1985) al intentar explicar el funcionamiento de la sociedad Durkheim emplea la analogía orgánica o biológica. En ello podemos reconocer la influencia de pensadores como Comte, el cual concibe la sociedad como un sistema biológico y habla de un Organismo Social; y Spencer, quien plantea a la Sociedad como un gran organismo, estableciendo diferencias y similitudes entre el organismo individual y el organismo social. Partir de dicha analogía le permite a este autor hablar de función más que de causa, siendo estos aspectos luego retomados por la Escuela EstructuralFuncionalista. Durkheim incluye en “Las reglas del método Sociológico” la distinción entre lo que constituye lo socialmente normal y lo patológico a partir de la utilización de instrumentos estadísticos. Lo normal se relaciona al promedio o media del fenómeno, mientras que las desviaciones, o sea, un aumento o una disminución con relación a ese promedio constituye lo patológico. Por ejemplo, si hay una variación a las tasas de delito que frecuentemente se presentan o al promedio, es decir, aumenta o disminuye las tasas de delito en una sociedad en un momento determinado, nos encontraríamos frente a un fenómeno patológico. Pero la normalidad o la patología está condicionada por las necesidades de la sociedad. Por ejemplo, una determinada tasa de delitos o de suicidios es normal para cierta sociedad. Siguiendo con la analogía organicista aclara Durkheim que cada sistema social, tal como ocurre en el ámbito de la biología, manifiesta fenómenos patológicos propios, pues no es posible juzgar una institución o una norma moral como si fuera buena o mala en sí misma. Un fenómeno patológico en una sociedad determinada puede no serlo en un sistema social diferente. Aquí nos referiremos a un concepto que luego es retomado por el Estructural-Funcionalismo. Siguiendo con el ejemplo del delito y el suicidio, Durkheim señala que estos fenómenos al presentarse en toda sociedad y siempre que se encuentren dentro del promedio de ocurrencia seguramente cumplirían alguna función. Bibliografía Obligatoria Portantiero, Juan Carlos: “La Sociología Clásica: Durkheim y Weber”, capítulo Durkheim: el problema del orden, op. cit. Durkheim, Emile: “Las Reglas del Método Sociológico”, capítulo 1 ¿Qué es un hecho social?. Fondo de la Cultura Económica, 1986. ........................: “Educación y Pedagogía”, capítulo El papel de las universidades en la educación social del país. Editorial Losada, Buenos Aires, 1998. pp. 189-206 Bibliografía Complementaria Isuani, Aldo: “Anomia Social y Anemia Estatal”. FLACSO, Bs.As., 1996, pp. 1-36. PRACTICA DE APRENDIZAJE Tomando como base el texto de Durkheim ‘El papel de las universidades en la educación social del país’, y con el objetivo de profundizar el papel que este autor asigna a la educación, realice las actividades que mencionamos a continuación. Recuerde que si bien el texto se refiere a la educación universitaria, contiene elementos que pueden extrapolarse a la institución educativa en general. a) Identifique la relación que Durkheim establece entre educación, moral y solidaridad. b) Compare el papel que Durkheim asigna a la educación con el que le otorga Marx. Estos autores, ¿coinciden o discrepan en este punto?, ¿a qué atribuye usted estas similitudes o diferencias? La Racionalidad Weberiana Con respecto a Max Weber (1864-1920), encontramos también una manifiesta preocupación respecto de la sociedad capitalista, procurando explicar su origen y desarrollo, pero con una visión más pesimista. planteamientos Podemos de la mencionar obra de la Marx, influencia a quién en sus critica permanentemente, en especial, su determinismo económico. Ello se visualiza por ejemplo, en el reconocimiento del origen del capitalismo a partir del desarrollo de la ética protestante, donde Weber si bien no desconoce los factores económicos destaca en su planteo la incidencia de los factores religiosos. Por otro lado, le interesa explicar la sociedad capitalista como consecuencia de la preocupación por la creciente burocratización y racionalidad en Occidente que está llevando al “desencantamiento del mundo”, con una primacía de la racionalidad formal “sólo sujeta al cálculo” en términos de Portantiero (1985). Al desarrollarse el capitalismo, aunque se libera de las formas tradicionales de dominación, sin embargo crea nuevas formas vinculada a la racionalidad formal, lo cual supone la imposibilidad de cambiar esa situación. Así, al protestantismo le cabe un papel fundamental en el desarrollo del capitalismo, en la individuación, la racionalización y la burocratización generalizada en todos los ámbitos. Los planteamientos de este autor influyeron en diversos autores y corrientes sociológicas, por ejemplo La Escuela de Frankfurt, Michel Foucault e incluso la corriente EstructuralFuncionalista y las corrientes interpretativistas. En cuanto a su definición del objeto de estudio de la Sociología, Weber intenta rescatar la intencionalidad del actor que ejecuta una acción dentro de un contexto social determinado. Así, define como objeto de estudio de la Sociología a la acción social, esto es, una conducta humana, todo hacer externo o interno, un omitir o permitir. Esta acción se caracteriza por el sentido subjetivo y mentado que el sujeto le otorga, cuya orientación está referida a la conducta de los demás sujetos. La captación de la “conexión de sentidos”, los motivos o intencionalidad del actor, se propone a través de la comprensión, oponiéndose a la propuesta de explicar lo social por leyes generales y abstractas. La interpretación de la acción social a partir de la explicación de su desarrollo real y de las causas que determinaron históricamente su producción de una específica forma (Vasilachis de Gialdino, 1992), que está incluida CONCEPTO IMPORTANTE también en la definición misma de Sociología, permite vincular y señalar la importancia de la historia para Weber, quien se inscribe en la tradición teórica del historicismo alemán (Dilthey, Rickert, Windelband) que considera a los fenómenos humanos como únicos e irrepetibles. El método que propone Weber incluye a la comprensión de la conexión de sentido de la acción (los motivos que fundamentan la acción social de un actor social determinado) y, también, la construcción de tipos ideales que permitan captar tanto la especificidad como la universalidad de los fenómenos sociales. El tipo ideal no es un promedio, ni surge de una generalización empírica exclusivamente, sino que nace a partir de una selección de rasgos, de elementos de la realidad que son acentuados. El tipo ideal es una construcción que tiene carácter racional, abstracto y que permite aprehender acontecimientos singulares (Allub, 1997). Es decir, resultan instrumentos universalizables, que no describen un determinado suceso ni momento del tiempo, sino que se construyen a partir de la exageración de elementos de la realidad para poder luego contrastar con la realidad histórica. Así por ejemplo para comprender las acciones del hombre en la sociedad, Weber construyó los siguientes tipos ideales: acción racional con arreglo a fines, acción racional con arreglo a valores, la acción afectiva y la acción tradicional. Comparó las acciones reales con estos tipos y de ese modo le permitió considerar hasta que punto se desviaba del tipo, o si una acción incluía elementos de dos o más tipos, o si predominaba alguno de ellos. A partir de la acción social se deriva otro concepto importante desarrollado por Weber, el de relación social. Esta se encuentra referida a la conducta de una pluralidad de actores siempre que se considere y esté orientada por las conductas de otros. Entonces se caracteriza por la reciprocidad y la bilateralidad de la conducta de los actores, la referencia mutua de ellos, donde se plantea una serie de expectativas recíprocas que responden a un determinado marco normativo que le da sentido: “... Por “relación” social debe entenderse una conducta plural –de varios- que, por el sentido que encierra, se presenta como recíprocamente referida, orientándose por esa reciprocidad. La relación social consiste, pues, plena y exclusivamente, en la probabilidad de que se actuará socialmente en una forma (con sentido) indicable; siendo indiferente, por ahora, aquello en que la probabilidad descansa...” (Weber, 1964, p.p.21) En cuanto a las relaciones sociales, en la medida en que se inspiren en sentimientos subjetivos de los miembros a constituir un todo se denominará comunidad. Aquí predominan los aspectos afectivos, tradicionales y emotivos. Weber la diferencia de la sociedad en cuanto las relaciones sociales en este caso pretenden compensar intereses por motivos racionales (ya sea de fines o de valores) y no afectivos, descansando en un pacto o acuerdo racional. Otra de las categorías analíticas que nos aporta Weber es la de asociación de dominación. Esta resulta de relaciones sociales entre diferentes actores, incluyendo un dirigente, un cuadro administrativo, con un marco normativo para orientar las conductas de los miembros y mantener cierto orden. La dominación se refiere a la posibilidad de encontrar obediencia en los subordinados. Weber amplía el análisis de la dominación no limitándola al poder del dirigente sino sumándole la obediencia de los dirigidos. Este autor introduce así el concepto de legitimidad, por la cual los miembros de una asociación de dominación obedecen a mandatos específicos. “...De acuerdo con la experiencia ninguna dominación se contenta voluntariamente con tener como probabilidades de su persistencia motivos puramente materiales, afectivos o racionales con arreglo a valores. Antes bien, todas procuran despertar y fomentar la creencia en su "legitimidad". Según sea la clase de legitimidad pretendida es fundamentalmente diferente tanto el tipo de la obediencia, como el del cuadro administrativo destinado a garantizarla, como el carácter que toma el ejercicio de dominación. Y también sus efectos. Por eso, parece adecuado distinguir las clases de dominación según sus pretensiones típicas de legitimidad. Para ello es DOMINACIÓN Tanto en Weber como en Marx se plantea la necesidad de desarrollar un sistema de creencias, ideas que justifiquen la dominación. Marx lo plantea cuando se refiere al papel de la superestructura, mientras que Weber lo hace al considerar la creencia en la legitimidad de la dominación. conveniente partir de relaciones modernas y conocidas....” (Weber, 1964, 170) Weber aplica su metodología de construcción de tipos ideales a la problemática de la dominación según el fundamento de su legitimidad, es decir, según qué obedecen los dirigidos. Arriba a los siguientes tipos ideales: ٭ Dominación Racional o Legal: se obedece a las ordenaciones estatuidas y las personas que, en virtud de estas ordenaciones, tienen autoridad. ٭ Dominación Tradicional: los que obedecen creen en las tradiciones que provienen del pasado y a las personas que la tradición señala para ejercer la autoridad. ٭ Dominación Carismática: descansa en las características personales del dirigente, en su carisma. Se destaca que en las situaciones concretas, reales, no se presenta estos tipos de manera pura, sino que constituye un instrumento que permite al investigador contrastar con la realidad y, de ese modo reconocer, hasta qué punto se aproxima hacia uno u otro de estos tipos. Este autor al aplicar la tipología antes mencionada a la realidad reconoce que se ha suscitado con el avance de la sociedad capitalista un cambio desde lo tradicional hacia lo racional o legal. Sin embargo, ello no significa que Weber esboce una secuencia histórica donde se pase de un tipo hacia otro, es decir, de un tipo tradicional a otro racional de dominación. En el caso de la dominación carismática considera que en casos particulares donde se afecta la legitimidad basada en la tradición o en lo impersonal, en lo legal, puede aparecer este tipo de dominación. La dominación basada en el carisma o cualidad extraordinaria, para que tenga continuidad requiere desde el punto de vista de Weber de la rutinización del carisma, lo cual significa que a través de la creación de reglas formales, procedimientos, etc. se transforme hacia la dominación tradicional o hacia la legal-racional. Weber al construir los tipos ideales, en especial en el racionallegal o burocrático, caracteriza en detalle la forma de dominación moderna buscando responder a la siguiente pregunta: ¿qué transformaciones se están produciendo en la sociedad capitalista y hacia dónde se dirigen?. El avance de la racionalidad, de la burocratización en todos los ámbitos de la sociedad también hace sentir su impronta en las formas educativas en general y en particular en las instituciones educativas. A partir de la necesidad de formación del funcionario especialista que se requiere en las formas burocráticas, incluida las organizaciones educacionales, se desarrollan éstas en la medida en que se exige la acreditación del saber. Tal como lo plantea Tenti Fanfani, no sólo la escuela se burocratiza, incluyendo una reglamentación a través de la cual se respeta una jerarquía, se desarrolla una carrera profesional en la que se recluta, se forma y asciende a través de exámenes y concursos a un conjunto de especialistas, los cuales son retribuidos a través de un sueldo, sino que también se afianza al desarrollarse como aquella organización que legitima la posesión de saberes mediante títulos o certificados que lo acrediten. De este modo se recuerdan las características desarrolladas por Weber al construir el tipo ideal de dominación racional relacionados al cuadro administrativo: “...La totalidad del cuadro administrativo se compone, en el tipo más puro, de funcionarios individuales (“monocracia” en oposición a “colegialidad” de la que hablará luego), los cuáles: 1) personalmente libres, se deben sólo a los deberes objetivos de su cargo, 2) en jerarquía administrativa rigurosa, 3) con competencias rigurosamente fijadas, 4) en virtud de un contrato, o sea (en principio) sobre la base de libre selección según 5) calificación profesional que fundamenta su nombramiento –en el caso más racional: por medio de ciertas pruebas o del diploma que certifica su calificación-; 6) son retribuidos en dinero con sueldos fijos, con derecho a pensión las más de las veces; son revocables siempre a instancia del propio funcionario y en ciertas circunstancias (particularmente en los establecimientos privados) pueden también ser revocados por parte del que manda; su retribución está graduada primeramente en relación con el rango jerárquico, luego según la responsabilidad del cargo y, en general, según el principio del “decoro estamental” (cap.IV) 7) ejercen el cargo como su única o principal profesión, 8) tienen ante sí una “carrera”, o “perspectiva” de ascensos y avances por años de ejercicio, o por servicios o por ambas cosas, según juicio de sus superiores, 9) trabajan con completa separación de los medios administrativos y sin apropiación del cargo, 10) y están sometidos a una rigurosa disciplina y vigilancia administrativa....” (Weber, 1964:176) Por otro lado, este creciente proceso de racionalización implica un énfasis en la racionalidad de medios a fines, promoviendo la elección y utilización de los medios más adecuados, racionales para el logro de fines en todos los ámbitos de la vida, lo cual modifica las formas tradicionales, por ejemplo las estructuras comunitarias. De este modo se transforman las formas de dominación hacia una forma más impersonal generando una mayor burocratización, por ejemplo, en el caso del Estado, de las instituciones educativas, etc. y llevando al individuo a encontrarse cada vez más limitado en sus elecciones. El estado racional se apoya en una burocracia especializada y en un derecho racional, “...lo que en definitiva creó el capitalismo fue la empresa duradera y racional, la contabilidad racional, la técnica racional, la racionalización de la vida, la ética racional de la economía...” (Weber, 1942:366). Como consecuencia de esta racionalidad estrecha, donde los sujetos aparecen atrapados en una especie de “jaula de hierro”, Weber sostiene el “desencantamiento del mundo” sin observar ni mencionar ninguna posibilidad de modificar esta situación. Bibliografía Obligatoria Portantiero, Juan Carlos: op. cit., capítulo Weber: racionalidad y dominación, 1985. Weber, Max: “Economía y Sociedad”, capítulo I Conceptos Sociológicos fundamentales. Fondo de la Cultura Económica, México, 1964. pp. 18-23. Weber, Max: “Economía y Sociedad”, capítulo III Los Tipos de Dominación. Fondo de la Cultura Económica, México, 1964. pp. 170-180. BLOQUE III SOCIEDAD DE MASAS Y SOCIOLOGÍA El siglo XX y la consolidación de la sociedad de masas En el contexto de aparición de la sociología clásica mencionamos la aceleración del patrón tecnológico a partir del desarrollo científico y sus aplicaciones. Pero nuevas aplicaciones tecnológicas: el motor de combustión, la electricidad, el desarrollo de los medios de transportes, por ejemplo, transformaron aun más a las sociedades. El avance de los medios de comunicación masivos como el teléfono, la radio, luego la televisión, acercó, además, a personas que vivían en regiones geográficas distantes. La movilidad de un lugar del planeta hacia otro permitió adquirir “...una mayor conciencia de la individualidad y, con ello, una mayor diversidad cultural...” (Macionis y Plummer, 2000:78) Todo ello implicó un cambio incluso en la vida cotidiana, incidiendo también las aplicaciones tecnológicas y la producción de artefactos y nuevos instrumentos de rápida obsolescencia que son introducidos y consumidos constantemente. Este es el caso de los productos generados por la industria liviana: cocinas, lavarropas, heladeras, automóviles, etc. De hecho, el sistema económico en ese momento se sostenía merced al equilibrio logrado entre altos salarios pagados a la clase obrera y, por consiguiente, un alto consumo de productos manufacturados. El “progreso tecno-científico” ha expandido las posibilidades humanas, pero también lo ha vuelto al hombre más dependiente de ellas e incluso hasta ha llevado a la presentación de importantes riesgos respecto a la sobrevivencia de la propia humanidad como consecuencia del desarrollo de armas nucleares e incluso su utilización a finales de la segunda guerra mundial, como así también, los efectos de la gran industrialización que propicia la destrucción del medio ambiente, y la contaminación. Por otro lado, durante la primera mitad del siglo XX tienen lugar una serie de hechos muy importantes que afectaron el mundo, entre ellos: la revolución bolchevique en 1917, el estallido de las dos guerras mundiales con la muerte de millones de personas, la crisis económica –con importantes derivaciones sociales- de 1930. Entre los efectos que propiciaron estos sucesos a nivel económico y político destacamos el desarrollo del Estado Benefactor y el keynesianismo. Este último se desarrolló como una respuesta a la crisis producida en la etapa liberal anterior a la década del ´30, imponiéndose desde la II Guerra Mundial como un nuevo ciclo de intervención estatal en la economía mundial. Recién a principios de la década del ´70, comienza a mostrar sus debilidades a través de los crecientes problemas de productividad, producción, empleo y estabilidad de precios. Para algunos se trata de una crisis de acumulación, de debilidad en el proceso de inversión, de disminución de la tasa de ganancia. Entre las causas se plantean diferentes hipótesis las cuáles en cierto punto no logran proponer una explicación adecuada de esta crisis del Keynesianismo. Ellas son: - El financiamiento de la guerra de Vietnam que generó un vasto proceso inflacionario, contribuyendo con una excesiva emisión monetaria a la liquidez internacional base de este proceso. - La crisis petrolera de 1973 que dificultó el acceso de materias primas. - Un proceso de redistribución del capital hacia el trabajo en la posguerra, lo que redujo el excedente económico derivado a la inversión. Las características del Estado democrático permitieron que las demandas de los trabajadores fueran atendidas sobre todo en el terreno político, ocupando el salario social una mayor cuota del consumo de los asalariados. La vigencia del pleno empleo y de las instituciones democráticas generaron una mayor simetría en las relaciones de poder por lo que los asalariados aumentaron su capacidad de negociación al no ceder al logro de demandas y expectativas, y se opusieron a todo aquel intento de ajuste y la utilización del desempleo y la recesión como mecanismos de regulación. Esto llevó a una lucha distributiva expresada a través de la inflación. En la medida en que la inflación torna difícil las decisiones de inversión, pues deja de ser un mecanismo efectivo para controlar la lucha distributiva, comienza una oposición al estado Keynesiano y sus instrumentos. (Isuani et al, 1991) En el siglo XX aparecen estados totalitarios que pretenden regular y controlar estrechamente las actividades y la vida en general de los individuos utilizando como instrumento a las nuevas tecnologías. Un ejemplo de ello fue el caso de la Alemania nazi o la Italia fascista. Los medios de comunicación, sobre todo la radio y posteriormente la televisión, se convirtieron en los instrumentos privilegiados de comunicación entre los líderes y las masas. Así este fenómeno fue analizado por diferentes corrientes entre ellas, la Escuela de Frankfurt. Después de la II Guerra Mundial se produjo una nueva alineación y división de los países entorno a Estados Unidos y la ex U.R.S.S. o Unión de Repúblicas Socialistas Soviética. Este enfrentamiento fue llamado guerra fría y se extendió hasta fines de los ´80 con la caída del Muro de Berlín y la caída de la Unión Soviética en 1991. Además de la revolución rusa en 1917, se destaca la revolución China en 1949 y la cubana en 1959 y los procesos de descolonización en África y Asia. Destacamos la gran influencia en Latinoamérica de estos sucesos, que llevó al desarrollo y a la adopción de diversos análisis y posturas. En síntesis y siguiendo a Colomer Viadel (2001) se profundizan en el siglo XX los cambios que se desencadenaron en el siglo anterior. Aparece por ejemplo: - un debilitamiento de las relaciones familiares extensas, propias de las áreas rurales, producto de la migración hacia las ciudades que incrementó la urbanización; - la extensión de la burocracia, a partir de la creación de una serie de instituciones como la policía, la justicia, la educación pública, ejércitos, hospitales, administraciones estatales que se encuentran funciones comunidad; organizadas que cumplían formalmente sustituyendo anteriormente la familia las y la - la pérdida de lazos sociales propios de las comunidades y la aparición del anonimato, a consecuencia de una importante migración de lo rural hacia lo urbano, pero también por los grandes flujos migratorios internacionales que ocasionaron el desarrollo del sentimiento de desarraigo; - el desarrollo de la industrialización, que impone un ritmo a través de organización científica del trabajo: el taylorismo y el fordismo que impulsa la producción en serie y el estímulo constante del consumo masivo de bienes y servicios. “...la anterior sociedad industrial –cuyo clima de realización podemos ubicarlo en la década de los ´50 de este siglo- forjó un estilo de producción basado en organizaciones optimizadas, cuyos procedimientos y rutinas se encontraban estandarizadas. El “fordismo” era el eje dominante de desarrollo. Cada individuo realizaba una pequeña porción de la producción total y estaba circunscripto a una tarea específica en el engranaje de la maquinaria productiva. A su vez, esas piezas, convergían ascendentemente hacia el mando centralizado y el control vertical. La mano de obra, en este marco, era un costo variable provisto por el mercado y los trabajadores se encontraban vinculados a puestos bien definidos, siendo la disciplina su principal virtud. Los supuestos básicos de tal organización de la producción y del trabajo, eran los de una demanda estable, sin bruscas alteraciones en el corto y mediano plazo, como consecuencia de asignarle al estado (“de bienestar”) la tarea de mantenerla efectiva. Se aspiraba así a economías de escala para la producción en masa y el objetivo central era lograr productos estándares para clientes masivos...” (Casalla, 1998, p.p.77, 78) Todos estos acontecimientos llevan a configurar lo que algunos autores denominan la sociedad de masas. Después de Marx: los autores posmarxistas La sociología en el siglo XX comienza a desarrollarse a partir de los aportes de los autores clásicos. Aparecen una serie de corrientes sociológicas y de pensadores con diferentes orientaciones que pretenden explicar los sucesos incipientes, los acontecimientos sociopolíticos y las transformaciones económicas, sociales, políticas y culturales que se producen en la sociedad. Entre ellos destacamos los pensadores postmarxistas quienes han tenido una importante participación en el tratamiento y análisis de estos fenómenos nuevos, propios de la realidad y de la sociedad de ese momento, la sociedad de masas, que Marx o no los había tenido en cuenta o en otros casos no había profundizado. Sin embargo, los planteamientos teóricos de Marx siguen incidiendo aun hoy y en esta época ya se presenta una institucionalización del marxismo como corriente académica. Rescatamos fundamentalmente algunas categorías analizadas por Gramsci, Althusser y planteamientos de la Escuela de Frankfurt que resultan importantes para el estudio de fenómenos, problemas y prácticas educativas. Ya avanzado el siglo XX, más exactamente en 1917, la revolución comunista finalmente aconteció en Rusia, un país con un escaso desarrollo industrial donde las clases sociales predominantes eran el campesinado y la aristocracia. Sin embargo, en los países europeos más desarrollados la revolución esperada no sucedió. La pregunta que sobrevolaba el ambiente marxista era la siguiente: ¿Por qué, si las fuerza productivas (fuerza de trabajo y medios de producción) se han desarrollado de manera acelerada durante las últimas fases del capitalismo, la clase obrera no rompía las relaciones de producción que la oprimían? En este debate, la noción de dominio cultural, específicamente la categoría conceptual superestructura jurídico-política e ideológica, adquiere una importancia central para los autores postmarxistas. Un importante aporte fue realizado por el intelectual italiano Antonio Gramsci (1891-1937). Marx equiparaba ideología con falsa conciencia, la ideología era aquél sistema de ideas creado para velar la realidad, una construcción de la burguesía para ocultar o naturalizar su dominio. De manera diferente, Gramsci asocia ideología con concepción de mundo, con visión de la realidad. La ideología ya no sería propiedad exclusiva de una clase social sino que las diversas clases generan sus visiones del mundo. Sin embargo, y fiel a su raíz marxista, Gramsci sostiene que estas ideologías no se encuentran en igualdad de condiciones en el capitalismo. La sociedad civil, definida como el conjunto de los organismos privado (no estatales), es el campo donde se desenvuelve la lucha ideológica. En el sistema capitalista de explotación, la que se impone es la ideología dominante. La clase dominada -clases subalternas en términos gramscianos- adopta la visión del mundo de la burguesía. Este es el significado de la categoría hegemonía En síntesis, una clase es hegemónica, en un momento histórico determinado, cuando no sólo tiene el dominio económico sino también cuando es capaz de imponer su ideología al resto de la sociedad. Los intereses de una clase se convierten en los intereses del Estado nacional, y son compartidos y aceptados por los diferentes grupos sociales. Este proceso de imposición de clase se efectiviza prioritariamente a través del consenso pero también utilizando la coerción. En el análisis de Gramsci, lo estructural (material) y lo superestructural (simbólico e institucional) se constituyen en ámbitos inseparables tanto de examen como de acción. unidad recibe el nombre de bloque histórico. Esta Esta noción, sin embargo, tiene un alcance mayor ya que: “... constituía para Gramsci la única posibilidad de dar cuenta en el plano teórico de la unidad de estructura y superestructura, de los intelectuales y los "simples", de la economía y la cultura política. Esa unidad operante en el campo del materialismo histórico la extendió al plano de la filosofía de la praxis planteando la unidad de la cantidad y la calidad, de la necesidad y la libertad, del objeto y el sujeto, del materialismo y el idealismo, del ser y el pensar, del hombre y la CONCEPTO CONCEPTO IMPORTANTE IMPORTANTE naturaleza, de la actividad y la materia, del determinismo y la voluntad.” (Kohan, 2001: 18) Un papel importante en la conformación del bloque histórico, y por ende en la hegemonía, lo tienen los intelectuales. Ellos son los que se desempeñan en las actividades superestructurales, Gramsci los denomina funcionarios de la superestructura: “Los intelectuales son las células vivas de la sociedad civil y de la sociedad política, ellos son los que elaboran la ideología de la clase dominante, dándole así conciencia de su rol y transformándola en una ‘concepción del mundo’ que impregna todo el cuerpo social. En el nivel de difusión de la ideología, los intelectuales son los encargados de animar y administrar la ‘estructura ideológica’ de la clase dominante en el seno de las organizaciones de la sociedad civil (Iglesia, sistema escolar, sindicatos, partidos, etc.) y su material de difusión (mass media). Funcionarios de la sociedad civil, los intelectuales son también agentes de la sociedad política, encargados de la gestión del aparato del Estado y de las fuerzas armadas.” (Portelli, 2000:98) Como podemos advertir, a los intelectuales les cabe la función de generar y difundir la ideología dominante con el fin de asegurar la hegemonía de una clase social. Dentro de los intelectuales, Gramsci incluye a los educadores en general, desde los maestros hasta los profesores universitarios. Los educadores constituyen la fracción más numerosa y homogénea de los intelectuales. Más allá de su función, gozan de cierto nivel de autonomía. Su accionar no es un fiel reflejo del dominio económico. Por esta razón pueden ser uno de los promotores de una ‘crisis orgánica’, una crisis de hegemonía. Esto puede suceder cuando dejen de representar a la clase dominante y participen en la conformación de la hegemonía de un nuevo bloque histórico, representando a otra clase social. O bien, cuando los intelectuales de las clases subalternas se rebelen y conformen la vanguardia de la lucha de clases encabezando la construcción de un nuevo sistema hegemónico. De esta manera, Gramsci supera así el economicismo que había predominado en la ortodoxia marxista y la rígida separación entre economía, política y poder postulada hasta entonces. Dentro de CONCEPTO IMPORTANTE este contexto, la transformación social no sería ya el movimiento real del desarrollo histórico sino una praxis concreta que incluiría el accionar de la clase obrera, de los intelectuales y los partidos políticos. La lucha de clases se redefine y se concentra en la disputa por imponer una nueva hegemonía. El aspecto cultural de esta lucha adquiere una renovada importancia. Gramsci fue asesinado por el fascismo italiano antes del inicio de la Segunda Guerra Mundial, pero su legado teórico constituye una nueva perspectiva de pensamiento para abordar las instituciones y la cultura dentro del capitalismo contemporáneo. Otro autor importante que profundizó en este tema fue el francés Louis Althusser (1918-1985), quien especifica los instrumentos de dominio superestructural de la burguesía. Althusser parte de la base que el dominio burgués necesita de la reproducción de las relaciones de producción capitalistas, relaciones que se caracterizan, como sostuvimos anteriormente, por la explotación de una clase por otra. En este sentido, el rol del Estado –como expresión del dominio de clase- es fundamental. El Estado tiene dos funciones definidas: la represiva y la ideológica. A la primera la llevan a cabo los Aparatos Represivos del Estado, es decir, la policía, el ejército, las prisiones, pero también los tribunales. Ante situaciones límites donde se explicita la lucha de clases, por ejemplo huelgas, delitos contra el orden social o la propiedad, disputas entre grupos económicos nacionales o internacionales, etc.; estos aparatos pueden ejercer legalmente acciones violentas (recordemos que para el marxismo, aún el derecho expresa los intereses de la clase dominante). La segunda función le corresponde a los Aparatos Ideológicos del Estado. Entre ellos podemos mencionar a las diversas iglesias, la escuela, el sistema de partidos políticos, las organizaciones culturales, la familia, los medios de comunicación, aún los sindicatos. Estas instituciones, como su nombre lo indica, se caracterizan por su accionar prominentemente ideológico (aunque en cierta medida también aplican la represión). Pero ellos no imponen cualquier CONCEPTO IMPORTANTE ideología sino la ideología de la clase dominante. ¿Cuál es el objetivo? Pues bien, primeramente el de reproducir la calificación de la fuerza de trabajo; enseñar a producir. Pero también inculcar la sumisión a las reglas del orden establecido; enseñar a no cuestionar, a aceptar. Para las clases sociales en general, la reproducción no sería sólo biológica sino también simbólica. Es decir, los obreros deben alimentarse y procrear para continuar con la producción; y también deben pensar de acuerdo con los intereses de clase de la burguesía para que ésta continúe con su dominio. En relación con los burgueses, ellos deben aprender a dirigir la producción, a relacionarse con los obreros, a gestionar los aparatos estatales. Las contradicciones que se presentan en la faz material, a través de los Aparatos Ideológicos del Estado, se incorporan a la conciencia de los individuos. Y ellos se apropian de estas relaciones desiguales; aprenden a ‘marchar solos’, cumpliendo la tarea que les corresponde dentro de la sociedad. La reproducción se refiere en esencia a la reiteración en el tiempo de las relaciones sociales de explotación y dominio. Althusser plantea, así, su teoría de la reproducción social, sistematizando la teoría CONCEPTO IMPORTANTE marxista del Estado. Este autor revela, asimismo, cuál es el aparato ideológico más importante durante el capitalismo: la escuela. Ella suministra las habilidades necesarias para la reproducción, ordena la ideología para la división del trabajo y forma las subjetividades según la pertenencia de los niños a una determinada clase social. Acoge a los niños durante las etapas tempranas de socialización, les inculca las competencias básicas y los valores sociales necesarios para el mantenimiento del orden burgués, les enseña a desempeñar roles sociales diferenciados (trabajadores, funcionarios, capitalistas, agentes de represión, etc.), y los va despidiendo del sistema escolar una vez que han alcanzado destrezas requeridas para su tarea social. Los hijos de obreros alcanzan escasos años de escolaridad mientras que los hijos de burgueses logran niveles de instrucción superiores. La escuela moderna se reviste de un barniz de ‘neutralidad’ y ‘naturalidad’, pero en realidad es una Teorías de la Reproducción Diversos autores además de Althusser (Bowles y Gintis, Bourdieu y Passeron, Bernstein, etc.) pertenecientes a esta corriente de pensamiento, han desarrollado teorías referidas a la reproducción social o, más específicamente, a la escuela como agente de reproducción social. Estos planteos teóricos se profundizarán en la cátedra Sociología de la Educación. construcción de las clases dominantes que ha adquirido un papel central en el mantenimiento de las relaciones de explotación. La posición de Althusser, y no sólo respecto a este tema, ha merecido diversas críticas, sobre todo al interior de la corriente marxista. Se le cuestiona, principalmente, la primacía del mecanicismo dentro de su análisis y la escasez de evidencia empírica que apoye sus aseveraciones. Los agentes sociales adquieren, en su visión, una papel totalmente pasivo, aceptando tanto la dominación económica como la simbólica. La lucha, la confrontación, el cambio, las posibilidades de transformación, tan caros a la tradición marxista, se han visto sumergidos y ahogados dentro de una estructura social cerrada sobre sí misma. Más allá de los reparos aplicados a su obra, el aporte fundamental de Althusser es su categoría ‘reproducción social’, que ha sido retomada y reformulada por diversos autores. Finalmente consideraremos a los autores enrolados en la denominada Escuela de Frankfurt. Entre ellos podemos mencionar a Max Horkheimer, Theodor W. Adorno, L. Löwental, Walter Benjamin, Erich Fromm, Herbert Marcuse, Jurgüen Habermas. Aunque seguidores de la tradición marxista, estos intelectuales fueron también influidos por los trabajos de Weber respecto al poder y al avance de la burocracia en las sociedades modernas que tienden hacia una creciente racionalización. “...Si bien es imposible hablar de una concepción unificada de esa teoría, si cabe destacar la existencia de un corpus considerable de realizaciones que, según sea la óptica del intérprete actual, pueden entenderse bien como testimoniales, como “clásicas”, o como abiertas aun a un desarrollo productivo....” (Sazbón, 2002). Se presenta a continuación una breve síntesis, subrayando algunas de las ideas más importantes de estos pensadores que algunos autores denominan “primera generación”, aclarando que no siempre se presentan coincidencias, sino que entre ellos se plantean diferencias marcadas. Aún cuando el nacimiento de esta escuela se vincula al análisis y el debate de ideas relacionadas a la posibilidad de renovación del pensamiento de Marx, pero conscientes de que la sociedad en la que vivían era distinta a la de Marx pues aparecían nuevos problemas, estos autores procuran estudiar esta “modernidad organizada” (Costa Granell, 2001). Esta se caracteriza entre otras por un proceso de creciente consolidación de los grandes aparatos de dominación racional-burocrático; por transformaciones culturales asociadas a la aparición de una sociedad de masas y a un consumo cultural dirigido, estandarizado por las industrias culturales; y por la consolidación de la ciencias sociales en su vertiente cuantitativista, a partir de la cual se obtenía conocimiento de la población con el objetivo de “...clarificación, convencionalización y estandarización de prácticas sociales que favorezca el control y previsión para garantizar la “gobernabilidad” de los ciudadanos...” (Costa Granell, op. cit.:236) Por ello proponen la noción de Teoría Crítica la cual se diferencia con la teoría tradicional en tres puntos, siguiendo con las características mencionadas anteriormente por ese autor: 1. Reivindican la actitud de cuestionar el estado de cosas que se nos aparece como preestablecido en una sociedad dada, y por lo tanto la necesidad de promover sujetos críticos y autónomos que busquen la transformación del orden social; 2. procuran el reconocimiento de los propios límites, a través del autocuestionamiento, 3. plantean la necesidad de auto- reflexión en la propia ciencia, porque al no ocurrir esto se convierte la ciencia en un instrumento de poder de los aparatos de dominación burocráticos. Aquí se enfatiza la incidencia de diversos intereses, de valores así como el carácter histórico- social de la ciencia y la técnica criticando las posiciones típicas de las teorías tradicionales que postulan la neutralidad valorativa. La crítica por lo tanto se realiza a la sociedad occidental capitalista y consumista pero también a las ciencias sociales de tipo empiristas y positivista. Habermas sostiene que la separación entre teoría y praxis (entendida como acción transformadora, práctica social y política) en especial en las ciencias sociales, trae aparejado el alejamiento del interés práctico de mejorar la existencia humana relacionado con la dificultad para adquisición de niveles de autoconciencia de parte de los sujetos y de la comprensión de las condiciones sociales existentes a través de la crítica. Los planteamientos de estos autores suponen una crítica a la Ilustración, al iluminismo, pues frente a la idea de dominio del Habermas: No todos los autores de la Escuela de Frankfurt coinciden en sus planteamientos. Habermas desarrollará sobretodo otros aspectos en un segundo momento distanciándose de los autores de la primera generación. hombre sobre las fuerzas de la naturaleza a través de la ciencia, buscando liberar al mundo de la magia, se manifiesta un efecto contrario, es decir, el control de las relaciones de los hombres, y por lo tanto un avance de la racionalidad instrumental. Esta visión cientificista predominante en las sociedades contemporáneas va a excluir y hasta destruir no sólo a la magia sino también a la religión, la tradición, el mito. Así las cosas pierden su misterio, su sacralidad e incluso el deseo de que exista el misterio, llevando al “desencantamiento del mundo”, rescatando lo propuesto por Weber. Justamente una de las características de las sociedades actuales es el dominio de esa racionalidad instrumental, apoyada en la ciencia y en la tecnología. Ella supone que el énfasis está dado en la determinación de medios para el logro de fines y valores, descuidando la discusión de estos últimos. Es decir, tanto las personas, las cosas, la naturaleza son reducidas a simples medios para el logro de fines, utilitarios y de dominio. Un ejemplo de ello lo constituye la planificación del exterminio de millones de personas en los campos de concentración de los cuales fueron testigo los miembros de esta Escuela, en la época nazi cuyo régimen autoritario, totalitario intentaron explicar. En este caso, los campos de concentración terminaron siendo espacios de administración y de planificación que supusieron la inclusión de aspectos tecnológicos, científicos y utilitarios. Los hombres resultan objeto de control y de dominio a partir de la acción instrumental, vinculada al desarrollo de la ciencia y a la tecnología, encontrándose lejos de promover la liberación y CONCEPTO IMPORTANTE emancipación del hombre. Ellos sostienen que la sociedad actual se constituye en una “jaula de hierro” para los hombres con el predominio de la racionalidad instrumental presente, por ejemplo, en la consolidación de los aparatos de dominación burocráticos, de las grandes organizaciones industriales, donde los trabajadores se convierten en simples medios para el logro de fines utilitarios. Aquí vemos la influencia de Weber. También se requiere de una reflexión en el caso del individuo, ya que si bien pretende incrementar su poder mediante la racionalidad instrumental lo que resulta es el extrañamiento, el hombre se pierde a sí mismo. Resulta ilustrativo la película ‘Tiempos modernos’ de Charles Chaplin, donde los sujetos aparecen como engranajes de una gran maquinaria, emergiendo un hombre cosificado como consecuencia del trabajo repetitivo de las fábricas, de las organizaciones industriales. Es decir, se plantea el hombre alienado, enajenado, cosificado, quien se encuentra dominado por las relaciones que se le imponen. Su vida pasa a ser una pieza de un engranaje mecánico, lo que hace es autodestruirse, pues el sujeto no puede encontrar, ni construir su identidad personal, su singularidad. “...¿Qué clase de hombre requiere por tanto nuestra sociedad para poder funcionar bien? Necesita hombre que cooperen en grupos numerosos, que deseen consumir más y más, y cuyos gustos estén estandarizados y puedan ser fácilmente influídos y anticipados. Necesita hombres que se sientan libres e independientes, que no estén sometidos a ninguna autoridad o principio o conciencia moral y que no obstante estén dispuestos a ser mandados, a hacer lo previsto, a encajar sin roces en la máquina social; hombres que puedan ser guiados sin fuerza, conducidos sin líderes, impulsados sin meta, salvo la de continuar en movimiento, de funcionar, de avanzar. El industrialismo moderno ha tenido éxito en la producción de esta clase de hombre; es el autómata, el hombre enajenado...” (Fromm, 1984:9) De Marx se rescata como vemos en esta cita la noción de alienación y el interés por la emancipación humana necesarios en el análisis y la crítica de las instituciones y de las formas culturales que aparecen en la sociedad de ese momento sometidas a procesos industriales que nivelan todo, que estandarizan. La industria cultural para estos autores tiene un significado diferente a la cultura que surge espontáneamente de las masas. La CONCEPTO IMPORTANTE industria cultural supone que ella genera un sistema de producción similar a la de cualquier empresa capitalista, un sistema de producción mercantil para una sociedad de masas que procura imponer un orden, dando lugar a la homogeneización de las diferencias individuales, constituyendo también otro instrumento de estandarización, de unificación, de igualación, en diferentes sociedades. “...la racionalidad instrumental de sistema penetra los ámbitos culturales con su “ritmo de acero”. Adorno y Horkheimer niegan de este modo una tesis sociológica contraria que consiste en afirmar que vivimos en un “caos cultural”....” (Colomer Viadel, op. cit.:253) Esto se manifiesta por ejemplo, en los bienes producidos por los medios de comunicación de masas a través de técnicas de reproducción tecnológica en serie, buscan eliminar otras necesidades de los individuos que se escapen del dominio y del control, imponiéndoles hasta pautas de consumo. De este modo “...el individuo también se extraña de sí mismo al consumir según los criterios de la máquina social...” Muchas veces esta racionalidad instrumental está disimulada de manera planificada mediante la creación de diferencias que también parecen normalizadas, estandarizadas y que permiten la clasificación de los sujetos, de los consumidores de acuerdo a las elecciones culturales que pueden realizar, por ejemplo pueden optar por películas clase A o por una de clase B. De este modo se engaña a partir de una aparente personalización, manipulando al consumidor en pos del interés de la industria cultural. La tecnología que permite la producción en serie no es neutral, aparece como instrumento al servicio de los sectores más poderosos. Al degradar algunos bienes por ejemplo culturales, una obra musical que se tiene que adaptar a cierto tiempo musical, pierde su esencia artística, su individualidad, lo que convierte a la producción artística en un fetiche. Los productos desde la propia producción nacen como mercancía con valor de cambio, pues no nacen para satisfacer una necesidad personal sino para ser intercambiados en el mercado. Algunos autores sostienen que la escuela de Frankfurt se encuentra dentro de las posturas apocalípticas en relación a la cultura de masas, ya que plantean, como hemos visto, una visión pesimista. Esta última se centra en procesos de degradación de la cultura, donde por ejemplo los medios audiovisuales constituyen uno de los dispositivos socializadores básicos, que son utilizados en la sociedad industrial para estructurar la personalidad del individuo con el fin de llevarlo al consumismo y a mantenerlo en una posición en la que se incapacita para la crítica del orden social. “... En lugar de hacer el honor al inconsciente, de elevarlo a conciencia satisfaciendo así su impulso y suprimiendo su fuerza destructiva, la industria de la cultura, principalmente recurriendo a la televisión, reduce aun más a los hombres a un comportamiento inconsciente, en cuanto pone en claro las condiciones de una existencia que amenaza con sufrimientos a quienes las considera, mientras que promete premios a quien la idoliza. La parálisis no sólo no es curada sino que es reforzada. El vocabulario de la escritura de imágenes no es sino estereotipos. Son definidos con novedades técnicas que permiten producir, en tiempo muy breve enormes cantidades de materia, o al informar, en los programas de sólo un cuarto de hora, o media hora, sólo en forma sumaria y sin demoras el nombre y especialidad de los que intervienen en la acción dramática, la crítica responderá que desde siempre el arte ha trabajado con estereotipos. Pero la diferencia entre muestras promedio calculadas psicológicamente con arte consumado, y las muestras torpemente seleccionadas, entre las que pretenden modelar al hombre conforme al modelo de la producción de masas y aquellas que continúan invocando la alegoría de esencias objetivas, es una diferencia radical. (...) Que en una época en que las distinciones estéticas y la individualidad se perfeccionaron con una fuerza liberadora tal como en la obra novelística de Proust, esa individualidad sea suprimida a favor de un colectivismo fetichista convertido en fin en sí mismo, en beneficio de un par de aprovechados, es prueba de barbarie. Desde hace cuarenta años sobran los intelectuales que por masoquismo o por interés material, o por ambos, se ha convertido en heraldos de esa barbarie. A ellos habría que hacer comprender que lo socialmente efectivo y lo socialmente justo no coinciden y que hoy, justamente, lo uno es lo opuesto de lo otro. ‘Nuestro interés en los asuntos públicos no es, a menudo, más que hipocresía’. Esta frase de Goethe, conservada en el archivo de Makarien, vale también para aquellos servicios públicos que dicen prestar las instituciones de la industria de la cultura...” (Adorno, 1969) En realidad –en la concepción de estos autores- los medios de comunicación de masas no sólo promueven una visión acrítica del mundo llevando al conformismo sino que también promueven el desarrollo de hombres con escasa autonomía, incitándolos al consumo, siendo ellos dirigidos desde afuera y dificultando la transformación del orden social. De ahí que los medios interconectan a los hombres pero paradojalmente los incomunica. Los autores enrolados en la Escuela de Frankfurt, como advertimos, denunciaron la manipulación de los medios de comunicación y la degradación de la cultura. La sociedad actual se caracteriza por un creciente consumismo, con un predominio de la racionalidad instrumental, una ciencia y tecnología al servicio de determinados grupos y utilizada como medio de control, de dominio. Lo anterior permite reconocer la importancia que adquiere por ejemplo la educación informal, a través de la influencia de los mass media o medios de comunicación de masas sobre los sujetos donde el efecto no sólo se observa en la incitación al consumismo sino también en la incidencia respecto a la transmisión de roles, de valores, de actitudes, entre otras. Bibliografía Obligatoria Portantiero, Juan Carlos: “Los usos de Gramsci”. Folios Editorial. Bs. As. 1983. pp.42-59 Althusser, Louis: “Ideología y Aparatos Ideológicos del Estado”, Ediciones Nueva Visión. 1988. pp. 7-46 Adorno, Theodore: “Intervenciones”, Capítulo Prólogo a la televisión. 1969. PRACTICA DE APRENDIZAJE Con el objetivo de relacionar los intereses de los autores posmarxistas con el contexto social en el que viven y tratan de explicar, le sugerimos: a) Buscar en diferentes fuentes (libros, revistas, Internet, entrevistas a personas que vivieron esa época, etc.) la situación de los trabajadores durante el Estado de Bienestar, centrándose en las siguientes preguntas: ¿a qué bienes podían acceder?, ¿cuál era el sector productivo predominante?, ¿las organizaciones sindicales eran fuertes o por el contrario, tenían un débil poder de negociación?, ¿los empresarios, como grupo social, se beneficiaron durante este período o fueron perjudicados? Desarrollar. b) ¿Podemos encontrar conexiones entre la situación material de la que gozaban los trabajadores durante esta época y el no inicio de acciones revolucionarias por parte de los mismos, tal como lo preveía el marxismo ortodoxo? Fundamentar. La Escuela Estructural-Funcionalista Esta corriente de pensamiento se conforma a partir de los aportes tanto de Emile Durkheim y Max Weber como del teórico italiano Wilfredo Pareto o el antropólogo inglés Bronislaw Malinowsky. Los principales representantes del Estructural-Funcionalismo son los sociólogos estadounidenses Talcott Parsons (1902-1979) y su discípulo Robert Merton (1910-2003). Según esta perspectiva, la sociedad es considerada una estructura. ¿Qué es una estructura? Fundamentalmente un conjunto de elementos que se interrelacionan entre sí. La estructura se convierte en un sistema cuando adquiere una dinámica propia. Un sistema social consiste en una pluralidad de actores individuales cuyas relaciones se encuentran mediadas y definidas por un sistema de símbolos culturalmente estructurados y compartidos. El sistema social como totalidad se divide, a su vez, en subsistemas específicos. Tanto a los sujetos individuales como a los subsistemas se les atribuyen funciones determinadas. Una función se refiere a las consecuencias objetivas observables de una acción y no a motivos o razones esgrimidos para realizarla. Merton aclara esta diferencia con un ejemplo: una familia, como institución social, puede formarse por una variedad de motivos: por amor, conveniencia, compromisos asumidos, etc. Pero su función social es clara: la socialización del niño. La disposición subjetiva puede coincidir o no con la consecuencia objetiva; en otros términos, motivos y función varían independientemente uno de otro. El estructural-funcionalismo sí propone una coincidencia entre estructura y función. Por ejemplo, existen una serie de funciones indispensables para la supervivencia de una determinada sociedad, entre ellas la producción de bienes, la distribución, la reproducción cultural, etc.; y para cada una de ellas debe existir un subsistema determinado, en este caso los subsistemas productivo, distributivo, educativo, etc. A este último, por ejemplo, le corresponden las siguientes funciones: a) coloca al educando en un ambiente en el que ha de ganarse su posición independientemente de la familia. b) Transmite las pautas culturales y el sistema de valores básicos c) Diferencia las posiciones de los alumnos dentro de la escuela según el rendimiento académico d) Por consiguiente, cualifica a la población para ocupar puestos distintos al incorporarse al mundo del trabajo. (Taberner Guasp, 1999) Si cada elemento cumple con su función, el sistema social se autorreproduce y autorregula. Parsons sostiene que todo sistema social puede funcionar a condición de los llamados imperativos funcionales, los cuales son: la búsqueda de objetivos; es decir, que el sistema social tiene fines; la estabilidad normativa lo cual implica la aceptación de todos los miembros de la sociedad de un conjunto de reglas, normas y valores; la integración de los individuos al sistema social, lo cual asegura la estabilidad del sistema, y finalmente la adaptación la cual permite al sistema responder a los problemas internos y a los de orden externo. Merton reformula algunos de los supuestos de Parsons. A continuación explicitaremos distintas consideraciones vertidas en su libro “Teoría y Estructura Sociales”: • Las cosas (sic) a las que se les atribuyen funciones deben ser estandarizadas, es decir, normadas y reiterativas, tales como roles sociales, procesos sociales, normas culturales, instrumentos de control social, etc. • Las funciones son las consecuencias observadas que favorecen la adaptación o ajuste a un sistema dado. También es posible identificar disfunciones, en cuyo caso las consecuencias observadas aminoran la adaptación o ajuste a un sistema. • Las funciones pueden ser manifiestas cuando son buscadas y reconocidas por los participantes en el sistema. También pueden ser latentes, cuando las consecuencias no son buscadas ni reconocidas. • Hay cosas que pueden ser funcionales para un individuo o grupo y ser disfuncionales para otro individuo o grupo. • Varias cosas pueden ejercer la misma función, actúan como alternativas o substitutos funcionales. • En relación con lo anterior, el margen de variación de las cosas que pueden considerarse como alternativas funcionales es limitado, ya que la interdependencia de los elementos de la estructura social limita la posibilidad de cambios. • La dinámica y el cambio social se genera a partir de las disfunciones, de la tensión que sucede en el nivel estructural. • El análisis funcional no tiene ningún compromiso intrínseco con alguna ideología, pero ésto no niega el hecho que análisis funcionales particulares e hipótesis particulares pueden tener un propósito ideológico perceptible. Este es un problema de la sociología del conocimiento. (Merton, 1970: 60-65) Con el propósito de aplicar a un caso concreto el caudal conceptual del Estructural-Funcionalismo, continuemos con nuestro ejemplo de la familia. Como sostuvimos, la familia tiene la función de socializar a los nuevos integrantes de la sociedad, más allá de las razones por las que se haya formado una familia en particular (también podemos atribuirle otras funciones tales como la perduración de la especie o la contención afectiva, pero para nuestros propósitos nos centraremos en la función ligada a la socialización). Este grupo social, en el lenguaje funcionalista, es una ‘cosa’ que tiene funciones. Al interior de este grupo podemos encontrar roles sociales: padre, madre, hijos, en primera instancia. Estos comportamientos se encuentran socialmente normativizados (en el sentido de regulados): al padre le corresponde el aporte económico, reproducción la madre cotidianas, se encarga los hijos de las tienen actividades de responsabilidades escolares en su niñez y juventud, y de cuidado de los padres en la vejez, etc. Si cumplen con estos roles y, por ende, con la función de socialización, el grupo es funcional al sistema social. Si, por el contrario, sus comportamientos no se adaptan a lo esperado, si no inculcan a sus hijos conductas de integración social, son considerados una familia disfuncional. Aparte de la función manifiesta de socialización, las familias contemporáneas tienen funciones latentes, no esperadas o Roles y Status Un rol social es un comportamiento esperado; el status es la posición social asociada a ese rol. Por ejemplo, las enseñazas para las mujeres fueron diferentes a las de los varones. Piense, por caso, los juguetes que se les compra a cada uno de ellos. También en la extendida frase “los hombres no lloran”. Los roles y los status pueden ser adscriptos o adquiridos. Los primeros son aquellos con los cuales ya nacemos como por ejemplo los títulos nobiliarios o el rol según el sexo. Por el contrario, los segundos son aquellos que conseguimos mediante acciones que realizamos a tal efecto, por ejemplo el rol de alumno o de profesor, el rol de amigo o de padre. reconocidas. Por ejemplo, evitar la endogamia o continuar con la propiedad de ciertos bienes a través de la herencia. Ahora bien, el modelo de familia que prevalece en nuestras sociedades se adapta, desde el punto de vista de esta corriente de pensamiento, a las necesidades de nuestro sistema social. Pero en otro contexto, como por ejemplo las aldeas anatolias de Turquía donde la socialización es una tarea colectiva, sería posiblemente disfuncional. Allí prevalecen las familias extendidas o clanes, y los roles asumidos por cada uno de los integrantes implican comportamientos diferentes. Finalmente, si bien la función de socialización le corresponde prioritariamente a la familia, hay otras organizaciones tales como la escuela y, en la actualidad, los medios de comunicación, que también aportan a este proceso de adaptación social. ¿Cómo ocurre el cambio en las sociedades según esta visión? A través de la desviación a la norma. Cuando los comportamientos no esperados se extendieron, transformaron las expectativas sociales, los roles normados. Pensemos un momento en el rol de esposa. Las primeras de ellas que trabajaron fuera de sus hogares seguramente recibieron críticas y cuestionamientos, lo que llamamos sanciones sociales. Pero cuando está práctica se extendió, fue incorporada al rol. Ahora a nadie sorprende que una esposa y madre trabaje varias horas fuera de su casa y tenga una relativa independencia económica. A pesar de los cambios al interior de la familia, aún constituye el principal agente de socialización, y es de esperar que perdure en esa función. Profundicemos ahora en el tema de la socialización. Este proceso se define como el aprendizaje de pautas del comportamiento que se le inculca a los sujetos para el desempeño de roles sociales. A través de la socialización la sociedad transmite su cultura de generación en generación y adapta al individuo a las formas aceptadas y aprobadas de la vida social organizada. Desde el plano subjetivo, el individuo adopta los hábitos de la sociedad en la que vive. Este proceso se inicia cuando el individuo nace y finaliza cuando muere. CONCEPTO IMPORTANTE Los agentes de socialización, los ‘representantes’ de la sociedad ante el individuo, son inicialmente la familia y la escuela. Luego, el espectro se va ampliando al grupo de amigos, los medios de comunicación, la iglesia, los grupos profesionales, etc. El proceso de socialización se encuentra en estrecha relación con el de control social. Mediante este último la sociedad instrumenta los medios a través de los cuales se espera que las personas desempeñen sus roles como se espera. El control social intenta resguardar un orden social: un sistema de personas, relaciones y costumbres que operan para llevar a cabo el trabajo en una sociedad. El control social implica la aplicación de sanciones a los individuos cuando no ejecutan el rol que se espera de ellos. Estas sanciones van desde la burla (imagínese las reacciones de las personas cuando por la calle camina alguien vestido de manera ‘inapropiada’) hasta la utilización de la fuerza (el encarcelamiento es un caso extremo de sanción social, cuando un miembro de una colectividad no cumple las normas sociales instituidas ni con los comportamientos esperados para un integrante de la sociedad). Ahondemos ahora en otro concepto que nos vincula directamente a los fenómenos educativos. Este es el de instituciones sociales. Una institución no es una entidad material sino se constituye en sistemas organizados de ideas y comportamientos que satisfacen una necesidad que una sociedad considera básica. Una institución no es una persona, grupo u organización sino una parte de la cultura, un sector estandarizado, normalizado de la vida de un pueblo (Fitcher, 1994). Hay que resaltar el carácter ‘inmaterial’, abstracto de la instituciones sociales, que se corporizan en organizaciones o grupos específicos. En las sociedades contemporáneas según algunos autores, podemos identificar cinco instituciones: la familia, la religión, el gobierno, la actividad económica y la educación. Toda institución incluye los siguientes aspectos: a) una serie de normas de comportamiento uniformes (roles y status), b) un conjunto de procedimientos y ceremonias, de símbolos y vestimentas, y CONCEPTO IMPORTANTE c) una serie de tradiciones, actitudes y valores que las apoyan. Por ello un interrogante que desde esta corriente se podría hacer se relaciona con ¿hasta dónde esta práctica, o este valor, o esta institución resulta importante y colabora en la satisfacción de las necesidades de la sociedad? (Horton y Hunt, 1993) Para finalizar, profundizaremos en el concepto de grupo que trabaja esta corriente. Un grupo es definido como el conjunto de individuos que comparten interacciones sociales y un sentido de membresía (el sujeto se considera miembro de un grupo determinado y el resto de los integrantes lo reconocen como tal). Mediante la experiencia de grupo es como interiorizamos las normas de nuestra cultura y llegamos a compartir valores, metas, sentimientos, etc. con el resto de la sociedad. Los grupos pueden ser clasificados de diversa manera: - Primarios o secundarios. En los grupos primarios los contactos son informales, íntimos, personales y sus integrantes están orientados a la relación. Por lo general cuentan con una pequeña cantidad de miembros. Son grupos primarios la familia y el grupo de amigos. En cambio en los grupos secundarios los contactos sociales son formales, impersonales, fragmentarios y utilitarios. Sus miembros están orientados a la función. El gobierno, la escuela, la fábrica, el club de fútbol constituyen grupos secundarios. Los términos primarios y secundarios describen un tipo de relación y no implican que uno sea más importante que otro. Las categorías grupo primario y grupo secundario son aportadas por el intelectual estadounidense Charles Cooley, y sirven de base a la explicación de algunas aristas del proceso de socialización. - De Pertenencia o de Referencia. Si bien los límites del grupo no son necesariamente fijos sino que cambian según las situaciones, podemos aplicar dos criterios para establecer la pertenencia o no: los niveles de interacción que alcanzan los miembros y el sentimiento de pertenencia. Por ejemplo, un integrante de un grupo de amigos puede alejarse y dejar de pertenecer al grupo. Las interacciones con los demás miembros han cesado y tanto CONCEPTO IMPORTANTE para éstos como para él mismo se ha convertido en un nomiembro. Con el tiempo regresa, retoma el contacto y reinicia su membresía. Se reintegra a la vida grupal y se considera, y es considerado, como integrante. En tanto, los grupos de referencia son aquellos a los que no pertenecemos, pero orientamos nuestra conducta y nuestros valores hacia la conducta y valores que estos grupos sustentan. Puede haber grupos de referencia positiva o negativa. En el primer caso, adoptamos las acciones, actitudes y valores del grupo de referencia; en el segundo no sólo las rechazamos sino que posiblemente generemos relaciones hostiles hacia ellos. Estas distinciones son claras en la teoría; sin embargo, las clasificaciones no son taxativas cuando nos encontramos con casos concretos. Un mismo grupo puede ser tanto primario como secundario (es posible que los integrantes de un grupo de estudio sean también amigos entre sí). De igual forma, nuestro grupo de referencia positiva puede transformarse en nuestro grupo de pertenencia y viceversa. Es importante destacar que, desde esta perspectiva, los individuos configuran su manera de actuar, pensar, sentir y ver las cosas según los grupos a los que pertenecen pero también según los grupos que no integran. El punto de vista estructural-funcionalista se encuentra muy difundido en las ciencias sociales, sobre todo sus categorías de análisis tales como estratificación social, integración social, cohesión, prestigio social. Se resalta su contribución al análisis de lo que denomina subsistema cultural, fundamentalmente las expresiones culturales evidenciadas en normas, valores y hábitos. En cuanto a sus lineamientos metodológicos, esta corriente ha difundido en las ciencias sociales la utilización del método cuantitativo de análisis de la realidad social, centrado en la búsqueda de regularidades estadísticas y el estudio de la manifestación externa de las conductas. La técnica de recolección de datos más extendida es la encuesta y como análisis de multivariable. información predominante estrategia de prevalece el análisis Las críticas que se le efectúan a esta perspectiva de análisis provienen fundamentalmente de las corrientes derivadas del marxismo. El trasfondo organicista que subyace a este enfoque excluye la posibilidad de contradicciones sociales fundamentales, ya que “...la sociedad se constituye a partir de una coherencia cultural sólida, en la que cada objeto material, cada idea, cada creencia, representa una parte importante en la totalidad orgánica, cumple una función vital, y tiene una tarea que desempeñar “ (Quiroz Miranda, 2002:2) Tampoco la historia es considerada por los estructural-funcionalistas como un aspecto a incorporar en el análisis. Asimismo, el cambio social, estudiado sólo tangencialmente, se convierte en una deuda de esta postura más concentrada en explicar (promover, sostienen sus detractores) el mantenimiento del orden social que en puntualizar sus modalidades de transformación. Bibliografía Obligatoria Merton, Robert: “Teoría y Estructura Social”. 1972. pp. 287-291 y 301-304. Parsons, Talcott: “La clase escolar como un sistema social: alguna de sus funciones en la sociedad norteamericana”. Harvard Educational Review, Vol. 29, N°4, Fall 1959. Bibliografía Complementaria Mendras, Henri: “Elementos de Sociología”. Cap. V. La regulación social, normas, valores y costumbre. 1973. PRACTICA DE APRENDIZAJE Como sostuvimos, las instituciones sociales son abstracciones que se concretan en organizaciones y grupos. Esta actividad consiste en conectar los aspectos que toda institución posee (sistemas de roles y status; procedimientos, ceremonias, vestimentas y símbolos; tradiciones, valores y actitudes) a los comportamientos que usted observó en un caso concreto que podría ser: la escuela donde usted estudió, trabaja o asisten sus hijos. Responda las siguientes preguntas: a) ¿Cuáles son los roles y status que podemos encontrar? Piense en quién tiene la jerarquía mayor y cuáles son sus funciones, luego descienda en la escala jerárquica. b) ¿Qué procedimientos, ceremonias, símbolos y vestimentas es posible advertir? Recuerde las actividades que se realizan durante la jornada escolar y que se reiteran todos los días; también los atuendos específicos de cada rol. c) ¿Qué valores se inculcan? Los aspectos simbólicos son el trasfondo de conductas específicas. Imagine la siguiente escena: la maestra les pide silencio a los alumnos cuando se iza la bandera. ¿Qué valor se encuentra implícito en este comportamiento? BLOQUE IV LAS NUEVAS SOCIOLOGIAS La sociedad en que vivimos Actualmente nos encontramos en medio de grandes transformaciones que, según algunos autores, configuran una etapa de transición desde una economía industrial hacia una economía y sociedad cuya base es constituye el conocimiento, planteándose una sociedad postindustrial, post moderna, sociedad del conocimiento, postcapitalista, entre otras denominaciones. Según Tedesco (1999) “...no estamos viviendo una de las periódicas crisis coyunturales del modelo capitalista de desarrollo, sino la aparición de nuevas formas de organización social, económica y política. La crisis actual desde este punto de vista, es una crisis estructural, cuya principal característica es la simultaneidad de las dificultades de funcionamiento en las instituciones responsables de la cohesión social (la crisis del Estado Providencia), en las relaciones entre economía y sociedad (la crisis del trabajo) y en los modos de constitución de las identidades individuales y colectivas (crisis del sujeto)...”. (s/d) En principio se manifiesta un fuerte impacto de las nuevas tecnologías sobre los procesos de trabajo ya que se orienta la economía a la producción, procesamiento, transmisión, distribución de información y conocimiento, con un predominio del sector servicios (por ejemplo, servicios ligados a las entidades financieras, a educación, a la comunicación). Aquí la educación juega un papel fundamental, pues se requiere de ciertas competencias y calificaciones asociadas a la utilización de las TICs (en adelante tecnologías de la información y de la comunicación), al desarrollo de nuevas formas de organización del trabajo, con un incremento en la flexibilidad de los sistemas de producción. Ello supone la necesidad de un grupo de personal altamente calificado, los analistas simbólicos en términos de Reich (1993) y por otro lado de una masa de trabajadores que realicen trabajos rutinarios. Por otro lado, la globalización resulta un fenómeno que forma parte del desarrollo histórico incluyendo un proceso económico, político y socio-cultural de larga data, pero que en la actualidad ha cobrado importancia por la recurrencia en el discurso. Hoy el fenómeno de la globalización se vincula en un sentido estricto a ciertas características propias de una nueva etapa del capitalismo según algunos autores (Lacarrieu y Bayardo, 1998; Ortiz, 1994; Ianni, 1992) cuya base fundamentalmente se remite al auge del capital financiero y al carácter transnacionalizado de sus transacciones. Esta etapa está relacionada a: a) el desarrollo de las TICs con fuertes efectos por la rapidez en el traslado de información, paralela al movimiento de los capitales y con un creciente impacto en el mundo de la producción y el trabajo, por ejemplo la emergencia de nuevas formas de organización del trabajo, pero también en otros ámbitos (sociales, políticos y culturales); b) la crisis del Estado Benefactor que en el caso de los países más industrializados se manifiesta de un modo diferente al del resto de los países (como en el caso de Argentina) y al impulso y expansión de modelos neoliberales; c) el surgimiento y avance de los bloques supranacionales tales como la Comunidad Económica Europea, el Mercosur, el Tratado Trilateral de Libre noción de estado-nación Comercio, etc., donde la comienza a diluirse, y a reformularse. Aquí comienzan a adquirir sentido las políticas neoliberales que se extienden a lo largo de las últimas décadas del siglo XX, y que en el caso de América Latina su implementación se traduce en procesos de “ajuste estructural”, con una apertura externa e interna de fronteras. Ello trae aparejado diferentes discusiones respecto al incremento de la pobreza, de la exclusión, pero también otra asociada al propio concepto de nación y a la identidad no sólo individual. En cuanto a la problemática y resignificacion de nación se manifiesta en la fragmentación de ciertos países, a partir también de que en algunos países vemos como emergen diversos fragmentos, por ejemplo se manifiestan reivindicaciones particularistas, de las minorías que procuran luchar por el reconocimiento de su identidad. Tal como lo plantea Bayardo y Lacarrieu: “...Lo que finalmente está en juego es el mantenimiento de los límites que aparecen cuestionados en el proceso de la globalización: quién es ciudadano, cuáles son sus criterios de atribución de ciudadanía, cuáles son las fronteras significativas de la nación, cuáles son los atributos de la nacionalidad....”. (1998:18) Algunos autores no sólo visualizan procesos de diferenciación vinculados a la globalización sino procesos de homogeneización donde se pretende converger hacia un modelo único económico, de pensamiento, de estilo de vida. Esto se traduce en la macdonalización de la sociedad, donde incluso el consumo de ciertos productos se han “globalizado”. Ortiz (1997), nos dice que se observa cada vez más una fuerte oligopolización y monopolización en el sector distributivo, aumentando la concentración y por consiguiente el control. La cartografía del consumo mundial es independiente de las realidades nacionales, lo cual promueve la utilización de tipologías transnacionales “para comprender la diversidad patronizada de los estilos de vida”. De este modo si tenemos en cuenta la situación de países como los nuestros, la globalización ha generado un proceso de desagregación en cuanto entidad homogénea, donde segmentos económicos y culturales se integran a una totalidad transnacional más homogénea en cuanto al potencial de consumo, mientras que otros sectores de la población se encuentran excluidos. Esta exclusión se percibe no tan sólo en el espacio nacional, sino incluso dentro de la propia ciudad, constituyendo una heterogeneidad a partir de las desigualdades intra-nacionales. Se da una convergencia de los hábitos culturales (por ejemplo ciertos sectores que consumen determinados productos y servicios relacionados con “marcas” de vestimenta, alimentos, acceso y consumo de ciertos sitios en internet, etc.) pero preservando las diferencias entre los diversos niveles de vida. Aquí es importante nuevamente mencionar el papel de las políticas neoliberales. Para Isuani (1991) tres hechos resultan Algo más sobre globalización El proceso de globalización se comprende a partir de la idea de pérdida de centralización, de la idea de movilidad, del pasaje de lo multinacional a lo transnacional. Se traduce en el caso de las compañías en una estrategia sistémica donde las partes distribuidas por el mundo forman también parte de una red. En la conformación de un mercado internacional una de las implicaciones más importantes lo constituye la desterritorialización de productos, por ejemplo compramos un automóvil cuyas partes fueron producidas en varios países. fundamentales en los cambios que dan lugar al surgimiento del Neoliberalismo, a grandes rasgos: a) la desaparición de un polo de poder político, pues se unifica con el poder militar, b) la expansión de la economía central a la periférica con la globalización y la emergencia de formas de gobierno internacionales. c) la más profunda consiste en el desplazamiento de la actividad productiva desde la metalmecánica, la petroquímica o la siderurgia a actividades cuyo insumo principal son niveles elevados y sofisticados de conocimiento, con un fuerte impacto en el mercado de trabajo (informática, robótica, biogenética, etc). Las estrategias del neoliberalismo y su profundización generan una sociedad más heterogénea tendiendo a la conformación de una situación dual, con un conjunto significativo de población excluida al acceso de diferentes aspectos y posibilidades que ofrece el mundo hoy, quebrando el Acuerdo o compromiso entre clases tal como lo plantea Offe, manifiesto en la etapa keynesiana. Mientras que un conjunto cada vez más pequeño de la población mundial forma parte del sector más dinámico de la producción, quienes se caracterizan por un alto nivel educativo y por la capacidad de plantear y resolver problemas: los analistas simbólicos. También el Estado Benefactor resulta atacado por el neoliberalismo, aunque se desarrolla con una lógica diferente al Keynesianismo, la que se vincula con la necesidad de reducir el conflicto social, obtener la legitimidad y apoyo político en un contexto de competencia política. Especialmente se visualiza respecto a la fase regulatoria relacionada con flexibilización de las relaciones de trabajo, pues esta introduciría rigideces al proceso de inversión y desestimularía la productividad del trabajador. Mientras tanto el Estado Benefactor se modifica al compás de la reestructuración del mercado de trabajo, pues se reduce la cobertura del seguro social para sólo aquellos que están incorporados al sector moderno de la economía. Si bien se produjo una reducción de la cobertura del seguro social y decaimiento en Estrategias del Neoliberalismo la necesidad de un Estado desregulado, la abstinencia en el uso anticíclico de instrumentos de política económica, la privatización de empresas públicas, la flexibilidad laboral, la reducción del salario que se proponen tendieron a socavar el poder sindical y la capacidad estatal para regularizar el ciclo económico. la implementación de políticas de acceso universal, concomitantemente se incrementaron las políticas asistencialistas que tienden de alguna manera a subsidiar a los sectores excluidos. La dualidad señalada se manifiesta a través del agotamiento de la faceta redistributiva basada en la noción de universalidad y derecho ciudadano, debilitándose los servicios de salud pública, educación pública, vivienda, etc., y la dificultad para el acceso a estos servicios por parte de los excluidos. Frente ellos comienza a emerger la demanda de los incluidos de derechos sofisticados representando una lógica diferente a la etapa anterior en cuanto a las demandas por derechos civiles, políticos y sociales. Otro aspecto importante a señalar en la sociedad en que vivimos se asocia a la incidencia de las TICs en el desarrollo de una Sociedad de la Vigilancia y del Control. Lyons (1995) considera que esta “Sociedad de la Vigilancia” se impone a partir del desarrollo de las TICs que recogen, almacenan, recuperan y procesan datos de nuestra vida, y a través del uso de bases de datos de las grandes empresas y departamentos gubernamentales. Esta se realiza de modo sutil y oculto, circunscripta al ámbito de las señales digitales y abarca todas las áreas de la vida, ya que cualquier participación en la vida moderna implica nuestra relación con los instrumentos electrónicos de almacenamiento y comunicación. La vigilancia según Lyons está configurada socialmente y tiene impactos sociales, contituyendo actualmente en fundamental el problema de la intimidad y por consiguiente su resguardo. El surgimiento de la sociedad de la vigilancia está ligado al desarrollo del estado moderno, en donde la organización burocrática requiere de la documentación de la vida cotidiana de los ciudadanos, ya sea para imponer nuevas formas de control y orden, ya sea como resultado de la búsqueda de la ciudadanía plena, pues paradojalmente las personas para poder ejercer sus derechos necesitan ser identificadas individualmente. Desde la perspectiva de Lyons, la sociedad, los hombres se vuelven más visibles, más transparentes, a vigilantes en gran medida invisibles, que los someten a un control más constante y profundo. Esto se expresa a través del cotejo de datos informáticos, en donde se compara información de dos o más fuentes distintas de datos, con el propósito de descubrir infracciones mediante la creación de perfiles de características probables de los infractores. Los mismos sistemas técnicos hacen más fácil para instituciones centrales, como los departamentos administrativos del gobierno o la policía seguir el rastro de los individuos. Se produce una mayor centralización y simultáneamente un incremento de la descentralización. Rescata la forma actual de utilización de nuevas tecnologías en los estados liberales, la cual posee un potencial totalitario cada vez más fuerte, trascendiendo el tiempo, el espacio, resultando invisible pues los sujetos de los datos son menos conscientes de ella, implica un autocontrol policial centralizado donde nosotros participamos en nuestra propia vigilancia, es más intensiva y extensiva a la vez, es más dispersa, pero a la vez resulta más central. Es así que la vigilancia genera un sistema donde cada vez se extiende más la órbita de influencia, traspasando las fronteras territoriales del estado- nación. Para Castells (1998), la ausencia de una sede clara de poder diluye el control social y difunde los desafíos políticos. Este autor relaciona la crisis de la democracia con la des-territorialización, lo cual se vincula a la transformación del estado nación y del proceso político actual. Uno de los procesos que confluyen en este fenómeno de desafección creciente hacia los partidos y los políticos se da como consecuencia de una reconstrucción de la significación política del concepto de ciudadanía a partir de las identidades específicas. Así el Estado cambia la fuente de su legitimidad al identificarse con el comunalismo, originando estados nacionalistas fundamentalistas, étnicos, territoriales, etc. Sin embargo, plantea como aspecto positivo, el caso de los gobiernos regionales y locales que extienden su alcance a la descentralización vecinal y la participación ciudadana, donde las TICs contribuyen a aumentar la participación en el gobierno local, la participación política y la comunicación horizontal entre los ciudadanos, logrando éxitos en el ámbito de la política simbólica y de las movilizaciones orientadas hacia un tema concreto de grupos e individuos ajenos al sistema político mayoritario. Bibliografía Obligatoria Casalla, Mario, en Bayardo y Lacarrieu (compiladores): “Globalización e identidad cultural”, capítulo Los dilemas del laberinto, vida, pensamiento y creatividad en tiempos ambiguos. Editorial Ciccus. Bs.As. 1998. Tedesco, Juan Carlos: “Educación y sociedad del conocimiento y de la información”. Ponencia presentada en el Encuentro Internacional de la Educación Media. Bogotá, Colombia. 1999. Bibliografía Complementaria Reich, Robert: “El trabajo de las naciones”. Javier Vergara Ediciones. Madrid, 1993. Las corrientes interpretativistas De raíz weberiana, estas corrientes toman de este autor el interés por la subjetividad de los actores y las interacciones entre ellos dentro de situaciones sociales. Sin embargo, le critican tanto a Weber como al resto de los clásicos y las corrientes sociológicas posteriores sus visiones totalizantes de la realidad social. A pesar de la diversidad de autores y posturas que encontramos al interior de las corrientes interpretativistas, ellos coinciden en algunos puntos básicos: La diferencia, ya formulada por Weber, sobre las particularidades del mundo social que impiden analizarlo como una realidad natural. El primero, el mundo social es una producción humana, al contrario de la última que se concibe como algo ya dado. En concordancia con este argumento, las ciencias físico-naturales estudian las causas mientras que las ciencias sociales se centran en los motivos de las acciones humanas. El mundo social es significativo. ¿Qué denota esta afirmación? Pues que los individuos interactúan entre sí mediante acciones que tienen una carga de sentido implícita. Las relaciones que establecemos con otros actores sociales, o con las cosas, tienen significados para nosotros. Estos significados se manejan o modifican por medio de un proceso de interpretación. Las interacciones se manifiestan, en gran parte, a través del lenguaje. La realidad social estructural, por ejemplo las clases sociales, las instituciones, el sistema cultural, etc., está más allá de nuestra percepción inmediata. Lo que encontramos son las interpretaciones que los actores hacen del mundo social. El objeto de la sociología es, entonces, las interacciones entre los individuos, el encuentro de subjetividades que dan sentido a una situación concreta. Como sostiene Lista (1992), para el modelo interpretativo: “La interacción simbólica es la actividad central en la constitución y desarrollo de la personalidad social del actor como en la constitución, desarrollo y cambio de la sociedad.” (1992: 127). Esto cambia radicalmente la perspectiva de análisis que se venía sosteniendo hasta entonces. Por su atención en los fenómenos no estructurales se ha denominado también a esta corriente ‘microsociología’ o ‘sociología de la vida cotidiana’. A pesar de compartir estos supuestos, existen divergencias importantes al interior de esta postura teórica. A continuación ahondaremos en tres de los enfoques más destacados. La primera de ellas es la Fenomenología Sociológica, denominada de esa manera para diferenciarla de la Fenomenología a secas, más ligada al pensamiento filosófico planteado por el pensador alemán Edmund Husserl. El principal representante de la Fenomenología Sociológica es el intelectual austríaco Alfred Schutz (1899-1959), quien considera que el conocimiento de las ciencias sociales se apoya en las creencias ordinarias surgidas en la vida cotidiana. El denominado ‘conocimiento de sentido común’ surge de las acciones que desarrollamos en nuestra vida diaria. Este tipo de conocimiento se caracteriza por el hecho que los actores sociales llevan a cabo una tipificación del mundo para actuar en él. Es decir, considerando las experiencias y saberes que devienen del actuar cotidiano el actor resuelve situaciones que se le presentan. Por ejemplo, cuando nos sentamos en una bar, el mozo nos pregunta que vamos a tomar. Esa situación ya se encuentra predefinida, tipificada, el mozo sabe como debe comportarse y nosotros también (por ejemplo, sabemos que él espera una propina por habernos atendido). No hace falta explicitar nuestras intenciones en cada circunstancia, se encuentran ya sobreentendidas pues existe una reserva de experiencias previas que sirven de referencia. Es decir, los hombres que nos han precedido ya establecieron los comportamientos típicos, ya muchos hombres antes que nosotros han sido clientes de bares y otros han sido mozos. Sin embargo, no todos los integrantes de un grupo social comparten el mismo stock de conocimientos disponibles, hay una distribución social del conocimiento ligada a la situación biográfica de cada uno. Las experiencias individuales condicionan la pericia para actuar en determinados contextos. Recordemos alguna escena donde catalogamos a alguien como ‘desubicado’ por su forma de vestir, expresarse o comportarse. Pero las acciones que se consideran inapropiadas en un ambiente no lo son en otro. Esto es así porque la realidad cotidiana no es unidimensional sino que está estructurada en múltiples niveles, presenta una pluralidad de situaciones diferentes. Con el fin de conciliar esta multiplicidad de perspectivas individuales, los sujetos parten de una presunción básica: actúan como si viesen y viviesen el mismo mundo. Y lo hacen de esta manera mediante la interacción social con otros individuos, diferentes entre sí, generando un sentido de pertenencia a una realidad común. A pesar de las distintas perspectivas que manejamos y las diferentes interpretaciones de los objetos y de las relaciones, las tipificaciones nos ayudan a superar las discrepancias personales y coincidir en la idea de nosotros. Schutz señala dos idealizaciones que coadyuvan en esta tarea: la intercambiabilidad de los puntos de vista (puedo cambiar posiciones con mis semejantes y todos veríamos relativamente lo mismo) y la de la congruencia de las pertinencias (para continuar interactuando las diferencias en las visiones particulares no se consideran importantes a los fines prácticos). Veamos estas premisas en un caso concreto. Cuando vamos manejando un auto y el semáforo se coloca en rojo, paramos y los peatones cruzan la calle. ¿Por qué lo hacemos y no los atropellamos? Estamos en presencia de un comportamiento típico, damos por sentado que cuando nosotros caminemos, los eventuales conductores se detendrán en un semáforo en rojo y nos cederán el paso. Nos colocamos en el lugar del otro, cambiamos nuestras posiciones y actuamos en función de las personas con las que interactuamos. Ahora bien, tal vez estemos muy apurados y estemos tentados en no esperar la luz verde, o creemos que los peatones son muy lentos, o tal vez alguno de ellos no confía en la pericia conductiva de las mujeres o una diversidad de posturas personales que pueden estar presentes en la situación narrada. A pesar de esta diversidad, se espera que todos se atengan a la conducta típica, a la reciprocidad de perspectivas. Como en nuestro ejemplo, muchas de las construcciones típicas se encuentran institucionalizadas como normas de conducta, tradiciones, hábitos, e incluso el orden legal. Pero todo ellos tienen su origen en las interacciones entre sujetos. En tanto, el Interaccionismo Simbólico rescata varios de los supuestos de Schutz pero quien lo consolida como teoría, el estadounidense Herbert Blumer (1900-1987), le otorga una identidad propia. La difícil relación entre estructura y subjetividades es resuelta, desde esta perspectiva, por Peter Berger y Thomas Luckmann en su conocido libro “La construcción social de la realidad”. Allí aclaran que la sociedad es tanto una realidad objetiva, independiente de los actores que la producen, como objetivada, construida por mundos de objetos separados de los sujetos. La sociedad es objetiva porque el conocimiento común tipificador y las interacciones cara a cara alimentan el proceso de institucionalización. Las instituciones adquieren cierta solidez y estabilidad a través de la historia, pero pueden desaparecer paulatinamente cuando pierden legitimidad. Es decir, si pierden significado para los individuos estaremos en presencia de un proceso de desinstitucionalización. Esta concepción de las instituciones difiere de la sostenida por el Estructural-Funcionalismo ya que esta última corriente las concibe como sistemas con una funcionalidad determinada que coadyuvan a la cohesión social y no como una construcción simbólica (Corcuff, 1995). La sociedad es también una realidad subjetiva, interiorizada a través de la socialización. Transcribimos a continuación párrafos donde estos autores nos explican su punto de vista respecto al proceso de socialización. “El punto de partida de este proceso lo constituye la internalización: la aprehensión o interpretación inmediata de un acontecimiento objetivo en cuanto expresa significado, o sea, en cuanto es una manifestación de los procesos subjetivos de otro que, en consecuencia, se vuelven subjetivamente significativos para mí. (...) la internalización, en este sentido general, constituye la base, primero, para la comprensión de los propios semejantes y, segundo, para la aprehensión del mundo en cuanto realidad significativa y social. (...) La socialización primaria es la primera por la que el individuo atraviesa en la niñez; por medio de ella se convierte en miembro de la sociedad. La socialización secundaria es cualquier proceso posterior que induce al individuo ya socializado a nuevos sectores del mundo objetivo de su sociedad. (...) Se advierte a simple vista que la socialización primaria suele ser la más importante para el individuo, y que la estructura básica de toda socialización secundaria debe semejarse a la de la primaria. Todo individuo nace dentro de una estructura social objetiva en la cual encuentra a los otros significantes que están encargados de sus socialización y que le son impuestos. La definición de los otros significantes hacen de la situación del individuo le son presentadas a éste como realidad objetiva. De este modo, él no sólo nace dentro de una estructura social objetiva, sino también dentro de un mundo social objetivo”. (Berger y Luckmann, 1994: 164-166, nosotros subrayamos) Aquí podemos observar algunas precisiones en cuanto a la visión del proceso de socialización que usted podrá profundizar en la lectura el apunte correspondiente. Del párrafo precedente rescatamos la categoría otros significativos. Este concepto es tomado de la visión de George Mead respecto al proceso de formación del sí mismo. Para este autor las personas tienen la posibilidad de reflexionar sobre sí mismas, lo que les permite verse como un objeto y transformarse. Es posible, así, identificar simbólicamente a los otros actores y a uno mismo como objetos, lo que posibilita la interacción y la cooperación sociales y el desarrollo de la mente. El concepto de sí mismo de los individuos, que los distingue como una persona particular y única, surge de la interacción social y se va formando a través de un proceso de desarrollo que Mead divide en tres etapas. En la primera de ellas, que coincide con el período inicial de la vida infantil aparecen los otros significativos que son aquellas personas importantes en nuestro entorno, fundamentalmente, a quienes tomamos como referencia para establecer nuestros comportamientos y cuya aceptación apreciamos. Los otros significativos son los padres, maestros, amigos, superhéroes, etc. Los otros significativos aparecen en la primera etapa de la socialización. La segunda etapa exige mayor maduración biológica e implica la participación del niño en actividades más complejas como los juegos colectivos. El contexto es más estructurado y se comienza a percibir la existencia de una normativa y la necesidad de adaptarse a ella. Piénsese en el juego del fútbol que exige acciones concretas según la posición que se ocupa (un arquero no hace lo mismo que un delantero) y la presencia de una autoridad (el arbitro) que aplica reglas y sanciones. Finalmente la tercera etapa que menciona Mead coincide con la adquisición de la capacidad para tomar la perspectiva de la sociedad global, o de las normas, valores y creencias generales, lo que constituye el otro CONCEPTO IMPORTANTE generalizado. El individuo dejará de tomar sólo como referencia a personas particulares para considerar en sus comportamientos a la comunidad en su conjunto. También ampliará el campo de aplicación de las pautas incorporadas. La formación de la personalidad social, o el sí mismo, es para Mead un proceso complejo que no se limita sólo a aceptar pasivamente los estímulos externos sino que tiene una importante influencia el ‘yo’ del sujeto. Lo importante de este planteo es el valor que le otorga a los otros concretos y la sociedad concebida como un tipo diferente de ‘otros’, en la formación del sí mismo de los sujetos. El último de los planteos que veremos dentro de la corriente interpretativa es la denominada Etnometodología. Contrariamente a lo que se supone, la etnometodología no se limita a ofrecer un método y técnicas específicas de abordaje de la realidad. Esta perspectiva nos brinda, además, una teoría social que nos permite comprender la realidad que intenta conocer el investigador. El intelectual estadounidense Harold Gafinkel (1929-) es su más destacado exponente. Garfinkel parte de las nociones schützianas de creencias de sentido común y de individuo como miembro de una colectividad que tiene el dominio del lenguaje. Alfred Schutz, tal como se planteó anteriormente, sostenía que las personas actúan como sí observaran y participaran de la misma realidad para mantener cierto orden social. Garfinkel parte de esta base y busca analizar los métodos que los miembros de una colectividad utilizan para generar y mantener este sentido de realidad común. Sin embargo, una diferencia central de este autor con los fenomenólogos y los interaccionistas es sobre la posibilidad de estudio de la realidad objetiva. Garfinkel no niega la existencia de un mundo fuera del individuo sino que sostiene la imposibilidad de acceder a él. Sólo podemos conocer las representaciones que las personas se crean sobre ese mundo. De esta manera, es factible analizar el mundo vital de las personas tal y como ellas lo experimentan, al que luego transforman en un mundo de objetos designados, que es el mundo Objeto de Estudio de la Etnometodología El término ‘etno’ tiene dos referencias. Por un lado alude a la gente común, al ser humano cotidiano. Por el otro al método observacional para su estudio, la etnografía. En tanto, la ‘metodología’ se refiere no a la metodología de investigación social sino a los métodos que usa la gente para dar sentido a su experiencia cotidiana y para tratarse entre sí. La etnometodología tiene por objeto de estudio los métodos que las personas usan para dar sentido a su vida cotidiana (Lista, 1992) del que hablamos. Por ejemplo, del objeto ‘libro’ creo la palabra para designarlo. A partir de esto ya no me refiero a este objeto en concreto sino que cuando interactúo con otras personas y nuestra conversación gira en torno a la literatura, cada vez que menciono la palabra ‘libro’ pierdo de vista el objeto concreto y me refiero al objeto designado. O, para ser más claro, a la representación que tengo de un objeto concreto. El lenguaje ordinario expresa la realidad social, la describe pero, al mismo tiempo, la construye. Es posible apreciar, en esta línea de pensamiento, la importancia radical que Garfinkel le otorga al lenguaje, mucho mayor que la dada por Schutz, Berger y Luckmann, y Blumer. El significado de una palabra varía según cada situación, no es posible generalizarlo. No es lo mismo que diga ¡Qué lindo! frente al regalo que me hace un amigo el día de mi cumpleaños que se lo diga a mi hijo cuando ha derramado jugo en la mesa. Esta es la propiedad denominada indexicalidad, es decir, las circunstancias que rodean a cada expresión. El lenguaje natural no es independiente de las condiciones de uso y enunciación. Un sujeto se considera miembro de un colectivo social cuando maneja el lenguaje natural que le permite adaptarse y captar el sentido del mundo que lo rodea. A partir de estos argumentos, a los que se le suman otros que no desarrollamos como la noción de reflexividad o de accountability, Garfinkel rompe con el positivismo durkhemiano, y de hecho con toda perspectiva macroestructural. Los campos de estudio donde se ha centrado el análisis etnometodológico son variados. Las prácticas médicas, los procesos organizacionales, el interior de la investigación científica y la educación. Los etnometodólogos cuestionan la forma como se ha encarado hasta el momento las investigaciones en esta última área, y proponen enfocarse en las interacciones al interior de la escuela y los manejos discursivos que allí se producen: “Todo ocurre como si la educación, en cuanto proceso, hubiera sido tratada como una ‘caja negra’ que se prescinde de analizar deliberadamente para interesarse sólo por la entrada y la salida. Se meten, a la entrada del sistema, variables input (sexo, edad, nivel socioprofesional de los padres, pertenencia étnica); y se obtiene, a la salida, el fracaso escolar, abandonos... de modo que ‘el hijo tendrá el mismo oficio que el padre’, y la desigualdad se produce de nuevo. Pero no vemos cómo se fabrica esta reproducción en el interior de la ‘caja’, es decir, en la escuela. Aunque la educación sea una variable mayor en sus propias teorías, los sociólogos no han examinado directamente los procesos educacionales.” (Coulon, 1988:101-102) Como mencionamos anteriormente, el método propio de la etnometodología es la etnografía. El método etnográfico consiste en la aprehensión, por parte del investigador, de las estructuras conceptuales con que la gente actúa y hace inteligible su conducta y la demás. No sólo se describe el objeto empírico de investigación sino también se reporta lo que el investigador vió y escuchó. Se utilizan técnicas no directivas como la observación participante y las entrevistas no dirigidas, y la residencia prolongada con los sujetos estudiados. Este método es utilizado, fundamentalmente debido a las peculiaridades de su objeto de estudio, en las indagaciones antropológicas. Tenemos en mente la imagen típica del antropólogo viviendo junto con integrantes de una colectividad a la que él no pertenece (una tribu en Africa u Oceanía o, más en nuestros días, en grupos sociales específicos como habitantes de villas de emergencia o comunidades rurales), llevando minuciosos registros de lo que observa y escucha. Pero también esta línea metodológica tiene un papel importante en sociología y el resto de las ciencias sociales. La etnografía forma parte de los denominados ‘métodos cualitativos’, con un peso creciente dentro de los estudios sociales. En ellos el investigador pierde la centralidad propia de los métodos cuantitativos, en los define previo a la recolección de datos los conceptos centrales y las variables a indagar, y se convierte en un sujeto cognoscente que recorre el camino del desconocimiento al reconocimiento. Roxana Guber, una reconocida antropóloga argentina, nos describe este proceso: “En primer lugar, el investigador parte de una ignorancia metodológica y se aproxima a la realidad que estudia para conocerla. Esto es: el investigador a CONCEPTO IMPORTANTE partir de una supuesta y premeditada ignorancia. (...). En segundo lugar, el investigador propone interpretar/describir una cultura para hacerla inteligible ante quienes no pertenecen a ella.” (2001: 16-17) Las corrientes interpretativistas, o subjetivistas, de la sociología han sufrido variados cuestionamientos. Resumiremos algunos de ellos: • En general, esta corriente es incapaz de dar cuenta de los aspectos estructurales. Contrariamente a la sociología objetivista que considera a la sociedad como una entidad externa a los sujetos, supraindividual y coactiva, el interaccionismo la concibe como algo que surge y reside en los procesos mentales y que es negociado en las interacciones cotidianas. Temas tales como la desigualdad social, el poder y la dominación no son analizados a partir de este modelo, que carece, asimismo, de una perspectiva crítica. • Concatenado a lo anterior, se acusa a esta corriente de ocuparse de temas triviales y de arribar a conclusiones descriptivas y casi obvias. Las líneas entre conocimiento común y conocimiento científico son tan difusas para esta perspectiva que el producto generado por la investigación social no parece superar la mera enumeración de hechos, lo que también hubiera podido realizar un lego en el tema. • También se acusa a esta escuela de un excesivo relativismo surgido frecuentemente de una concepción de la sociedad caracterizada por la fragmentación y la constante construcción y reconstrucción. Esta indeterminación de los procesos sociales hace imposible cualquier intento de generalización de las conclusiones a las que se arriba. Bibliografía Obligatoria Berger, Peter y Luckmann, Thomas: “La construcción social de la realidad”, capítulo III “La sociedad como realidad subjetiva”. Amorrortu Editores. Bs. As. 1994. pp 164-204. Respuesta a las Críticas Ante esta observación concreta, los defensores de esta corriente replican que el conocimiento de las maneras como operan las estructuras sociales en la vida de todos los días permite a los actores involucrados tomar conciencia de su funcionamiento y cambiarlas. En las pequeñas situaciones diarias se encuentra el germen de la transformación social. Bibliografía Complementaria. Schutz, Alfred: “Elaboración de los objetos mentales en el pensamiento de sentido común”. Eudeba. Bs. As. 1994. pp. 98109. PRACTICA DE APRENDIZAJE Las corrientes interpretativistas se centran en el estudio de las interacciones cara a cara entre los sujetos dentro de contextos sociales específicos. Si seleccionamos como contexto al aula, en este caso un aula concreta, dónde usted enseña o ha estudiado, es posible analizarla siguiendo los lineamientos de estas corrientes. Por ejemplo, realice las siguientes actividades: a) describa un día común, las actividades cotidianas que realizan docentes y alumnos en el aula. b) ¿de qué manera se dirigen los alumnos a la docente y viceversa?, ¿qué palabras utilizan?, ¿en qué tono son emitidas las frases? c) ¿puede identificar ‘conductas típicas’ dentro del aula? Mencione algunas. d) Si nos posicionamos dentro de estas corrientes, ¿haríamos referencia a fenómenos tales como la dominación o la reproducción social?, ¿por qué? Autores Contemporáneos: Foucault y Bourdieu En este apartado, revisaremos algunos aportes de dos de los autores más influyentes del último cuarto del siglo XX: los franceses Michel Foucault y Pierre Bourdieu. Ambos sostienen una perspectiva crítica respecto a los fenómenos educativos presentes en las sociedades contemporáneas; sin embargo, realizan estas críticas desde posiciones teóricas diferentes. Michel Foucault (1926-1984) recibió influencias de Weber fundamentalmente en lo que respecta al ejercicio de poder y la dominación, pues en términos de Tenti Fanfani desmenuza los mecanismos, los procesos, la lógica de funcionamiento interno de las burocracias modernas, las tecnologías de poder, disciplinarias, que supone el modo de vida en las sociedades capitalistas, cuyo origen se remontan al siglo XVII y XVIII. “...Y creo que es de esta concepción jurídica del poder, de esta concepción del poder a través de la ley y del soberano, a partir de la regla y la prohibición, de la que es necesario ahora liberarse si queremos proceder a un análisis del poder, no desde su representación sino desde su funcionamiento...” (Foucault, s/d:12). No existe un solo poder: el poder político o el de los aparatos de Estado o el de una clase privilegiada, sino varios poderes, diferentes formas de dominación, de “sujección” que operan localmente. Así, en su libro “La verdad y las formas jurídicas”, Foucault habla del subpoder, de "una trama de poder microscópico, capilar", de un conjunto de pequeños poderes, pero estos pequeños poderes se integran a uno global. Analiza por lo tanto a niveles microscópicos diferentes mecanismos los cuales tienen su propia historia, sus propios procedimientos. En su obra “La microfísica del poder” indica que "...el poder no es un fenómeno de dominación masiva y homogénea de un individuo sobre los otros, de un grupo sobre otros, de una clase sobre otras; el poder contemplado desde cerca no es algo dividido entre quienes lo poseen y los que no lo tienen y lo soportan. El poder tiene que ser analizado como algo que no funciona sino en cadena. No está nunca localizado aquí o allá, no está nunca en manos de algunos. El poder funciona, se ejercita a través de una organización reticular. Y en sus redes circulan los individuos quienes están siempre en situaciones de sufrir o ejercitar ese poder, no son nunca el blanco inerte o consistente del poder ni son siempre los elementos de conexión. El poder transita transversalmente, no está quieto en los individuos....". (s/d) Es así que por ejemplo, las cárceles, los hospitales psiquiátricos, las escuelas, constituyen ámbitos estudiados por este autor donde se desarrollan tecnologías disciplinarias, ya que poseen modalidades de funcionamiento propias que adquieren especificidades históricas y geográficas. “...la “disciplina” no puede identificarse ni con una institución ni con un aparato. Es un tipo de CONCEPTO IMPORTANTE poder, una modalidad para ejercerlo, implicando todo un conjunto de instrumentos, de técnicas, de procedimientos, de niveles de aplicación, de metas; es una “física” o una “anatomía” del poder, una tecnología....” (Foucault, 1983:218) Ya no se necesita de un poder global, de masa, sino de un poder individualizante, con un control sobre el cuerpo de cada individuo, de su conducta, rendimiento, que cada uno este en su lugar. Esto es visible según Foucault en la educación en la cual se presenta una nueva tecnología disciplinar a través de una individualización del poder, control permanente, vigilancia en todos los ámbitos. Ello se manifiesta a través de la aparición del celador o preceptor, de las notas cuantitativas, de los exámenes, concursos, la clasificación de individuos, los registros, la descomposición del tiempo en trámites separados, el orden de los trámites según un esquema analítico, la determinación de programas que deben ejecutarse en un determinado tiempo en cada clase y ejercicios que pasan de una menor hacia una mayor complejidad, fija un término a través de pruebas, exámenes a cada segmento de tiempo o sea, mide el rendimiento garantizando la homogeneidad del producto, dispone de series, donde se prescribe a cada uno según su nivel, antigüedad y grado (Tenti Fanfani). Una técnica de los mecanismos de ejercicio de poder que ilustra lo que se viene diciendo lo constituye la forma en que los alumnos aparecen sentados en fila, lo cual permite la vigilancia y el control por parte del docente, observando que es lo que hace cada uno, tornando la clase homogénea a través de la alineación y la clasificación. También mediante la jerarquización, en diferentes categorías, rangos (por edad, estatura, por notas obtenidas en los exámenes), distribución según conductas, habilidades-competencias adquiridas. Esta tecnología es un producto histórico pues hacia fines del siglo XIX empieza a imponerse en las instituciones educativas. Lo importante para este autor es, “...saber, como en un grupo, en una clase, en una sociedad operan mallas de poder, es decir, cual es la localización exacta de cada uno en al red del poder, como él lo ejerce de nuevo, como lo conserva, como él impacta en los demás, etc.” (Foucault, s/d:30) La imposición de esta disciplina lleva al desarrollo de autorregulaciones, a la autodisciplina. Entre otras categorías que emplea encontramos la de bio poder, donde las tecnologías del poder no sólo se enfoca a individuos sino a la población generando el desarrollo de técnicas de observación tales como la estadística que permite registrar y obtener datos para la regulación de la población, por ejemplo controlar la tasa de nacimientos de una población, perfeccionando la bio política. En Guyot y otros (s/d) se retoman fragmentos de testimonios que aluden a situaciones de la vida cotidiana en instituciones educativas por Fesquet, un docente e inspector de escuelas entre 1920 y 1970. Entre los testimonios se rescata una situación de examen, que nos acerca a algunos de los conceptos y proposiciones planteadas por Foucault referidas a como se desarrollan ciertas relaciones de saber y poder. Dichos fragmentos se vinculan a prácticas educativas concretas que ilustran a través de un ejemplo como cierta “anatomía política” forma cuerpos dóciles en términos políticos de obediencia, afianzando según Tenti Fanfani una pedagogía disciplinaria utilizando como uno de los instrumentos el examen: “...Integraban la mesa de matemática tres jóvenes y adustas profesionales. Como lo establece la reglamentación las alumnas pasaban una por vez. Elegida la bolilla, la mesa señalaba el tema que se debía desarrollar, después, ni una palabra más. Cuando entré en el salón, la alumna se encontraba en el frente, estaba con los brazos caídos, inmóvil, frente a una ecuación inamovible. Todo era silencio, un silencio cada vez más profundo y más agobiante, hasta hacerse angustioso, hasta inaguantable. No sé si Ud. tuvo oportunidad de asistir a una situación expectante, en la que el silencio parece hasta ahogar el movimiento respiratorio, es realmente impresionante; por lo menos, a mí me pareció así. Pasaron uno, dos minutos en la situación tensa que se creaba, tal vez tres. Ibase a pronunciar el fatídico ¡retírese! con la convicción más amplia de la justicia del aplazo. Con CONCEPTO IMPORTANTE la anuencia de los profesores, me dirigí a la alumna y le señalé una evidente confusión de signos, que al no advertirla, le impedía continuar con el desarrollo del ejercicio. Reencaminando, con un breve interrogatorio, la tensión disminuyó visiblemente y la tarea se desarrolló por carriles normales. En un aparte, me permití señalar a las profesoras que, jóvenes y no mal parecidas, bien podían tomar el examen con una sonrisa en los labios y no con el ceño fruncido, mirando de reojo, en pro de una imparcialidad que así presentada, no entendía ni se justificaba. El clima del examen, por razones obvias, debe ser cordial y de simpatía, de acercamiento entre alumno y profesor, pues aun para el mejor alumno, el momento del examen (¡Ah, cuánto se ganaría si los profesores debieran rendir examen ante un tribunal de inspectores, cada dos o tres años!) es un trauma dificil de dominar: sufre inhibiciones involuntarias, tiene olvidos, comete errores fugaces.(Pasa con las personas mayores en situaciones análogas)....” Entre los conceptos y categorías principales encontramos el de dispositivo entendido como “...“una estructura de elementos heterogéneos (discursos, disposiciones arquitectónicas, decisiones reglamentarias, enunciados científicos, proposiciones morales, filosóficas, etc), una ‘red’, con una ‘función estratégica dominante’ (Foucault, 1977:184/185), con relación a un campo específico de saber y poder...” (Guyot y otros, s/d:50). Específicamente podemos hablar de un dispositivo educativo. Guyot analiza aquellos elementos que lo configuran, entre ellas las prácticas discursivas (teóricas, las razones que se dan) y las no discursivas, o sea hechos, reglas que se imponen, por ejemplo en el fragmento, las actitudes corporales para mostrar severidad: “... me permití señalar a las profesoras que, jóvenes y no mal parecidas, bien podían tomar el examen con una sonrisa en los labios y no con el ceño fruncido, mirando de reojo, en pro de una imparcialidad que así presentada, no entendía ni se justificaba...”. También hace referencia al analizar este testimonio a “el poder CONCEPTO IMPORTANTE que penetra en los cuerpos” en términos de Foucault donde se “tallan gestos, posturas, conductas del cuerpo” y que se manifiesta en la última parte del fragmento seleccionado; sus rituales o la ritualidad presente en el examen “...como lo establece la reglamentación, las alumnas pasaban una por vez. Elegida la bolilla, la mesa señalaba el tema que se debía desarrollar: después ni una palabra más...”; sus personajes y su ubicación en la red del dispositivo educativo; sus sistemas de notación, clasificación según notas obtenidas por ejemplo, según la conducta, tiene un efecto igualador. Todos los individuos hacen el mismo recorrido, se fijan la misma meta, se siguen el mismo módulo paquete instruccional, tienen los mismos plazos y en función de los exámenes se reclasifica y se reubica sobre la base de criterios institucionales. El examen también constituye un mecanismo en el que interactúa el ejercicio de poder con una forma de saber; en él los individuos, los sujetos son cuerpos objetos de saber y poder. Se presenta la objetivización del observador y del controlado y se manifiesta a través del conjunto de estadísticas, expedientes, legajos, la observación coactiva, etc. Hopenhayn (1986) rescata la preocupación por las relaciones de saber y poder, que se encuentran en diferentes autores tales como Rousseau, Marx y los autores de la escuela de Frankfurt. A diferencia de autores marxista, Foucault considera que el poder no se encuentra en un espacio central por ejemplo el estado, ni se impone masivamente desde una clase, o grupo hacia otra clase, individuos o grupos. Para este autor importa más cómo se presenta el ejercicio del poder, las formas locales del poder, de sometimiento y no tanto quién lo ejerce. El poder es entonces, intencionado porque tiene una dirección pero no subjetivo, porque el sujeto se disuelve en las prácticas, ya que la tecnología disciplinaria es la que crea al hombre. Además, se desarrollan saberes y no ideologías que en términos de Marx enmascara los intereses de las clases dominantes. Tampoco plantea, tal como lo hace la escuela de Frankfurt, que la relación saber poder radica en una razón instrumental o en una ciencia manipulada por grupos de interés. Lo correcto, o lo incorrecto, lo normal y lo anormal, lo verdadero y lo falso, lo delictivo y lo no delictivo, es decir la producción de saber, emerge de los espacios de ejercicio de poder. El saber poder es productor de individuos, constructor de mentalidades, de discursos. A través de los condicionamientos y la disciplina no sólo produce al sujeto sino que lo restringe, excluye la producción de otros sujetos, de otros tipos de sujetos (el loco, el delicuente, el anormal) a partir de la explicitación de límites. Es decir, el poder produce, diluye, excluye, moldea, corrige. En términos de Tenti Fanfani la escuela aun cuando genera moldes desfasados, moldea cuerpos, según perfiles, requerimientos de la maquinaria social. Este disciplinamiento es un proceso continuo en el que por ejemplo se presenta en la escuela y se continúa en las fábricas. Si bien Foucault describe el Panóptico de Bentham como modelo arquitectónico que se desarrolla en las cárceles, que se requiere de un número reducido para vigilar a una cantidad mayor de individuos que se sienten vigilados, observados, se convierte en una tecnología política necesaria en el cuerpo social ya que resulta más eficaz y más rápida. De constituir un esquema de disciplina de excepción se pasó desde el siglo XVII a generalizarse hasta configurar una Sociedad de la Vigilancia, de la regulación. Este esquema panóptico “permite perfeccionar el ejercicio del poder” y se traduce en definición de instrumentos, disposición de centros, de organización jerárquica, de implantación de cuerpos en el espacio, de modos de intervención utilizados en los hospitales, talleres, escuelas, prisiones. La vigilancia está en todas partes y no se recurre a la violencia, sino en último caso, cuando ya no se sostiene por el sistema de relaciones que le dan lugar. “...El Panóptico, por el contrario, debe ser comprendido como un modelo generalizable de funcionamiento; una manera de definir relaciones CONCEPTO IMPORTANTE El Panóptico. Fue diseñado por Bentham y consiste en una construcción que en la periferia tiene forma de anillo con celdas que incluyen ventanas que dan a una torre ubicada en el centro la cual también posee ventanas que se abren hacia la cara interior del anillo. Esta disposición permite ver sin ser visto, es un punto de observación y de control permanente, favorenciendo la corrección de los internos. del poder con la vida cotidiana de los hombres...” (Foucault, 1983, p.p.208) En esta Sociedad de la Vigilancia los intelectuales para Foucault cumplen un papel importante por cuanto se requiere de luchar en contra de las formas de poder allí, donde realiza su labor, en el CONCEPTO IMPORTANTE terreno del "saber", de la "verdad", de la "conciencia", del "discurso". De este modo los intelectuales no son vistos como la “vanguardia”, es decir, aquello que se situarían adelante de las masas, por resultar agentes de la "conciencia", configurándose este discurso en parte de ese sistema de poder. Bibliografía Obligatoria Foucault, Michel: “Las redes de poder”, en Faharenheit 450, Vol. 1. Bs. As. s/d. Foucault, Michel: “Vigilar y castigar”, capítulo 3 “El panoptismo”. Siglo XXI Editores. Bs. As. 2002. Bibliografía Complementaria. Hopenhayn, Martín: “Michel Foucault: poder, condicionamiento. No hay relaciones de poder sin resistencia”, en Davis y Goliat, Año XVI, N°50. Diciembre de 1986. PRACTICA DE APRENDIZAJE En esta práctica, le solicitamos que aplique el concepto ‘panoptismo’ de Foucault a un lugar concreto que usted haya observado. Para ello: a) visite una escuela (puede ser donde trabaja, a la que asisten sus hijos o la de su barrio), b) observe su estructura edilicia y dibuje el gráfico de la misma tal como se vería desde una vista aérea, ubicando en el plano resultante las distintas dependencias (dirección, aulas, patios, etc.), c) compare con el esquema panóptico y elabore un breve texto explicitando si responde o no a este esquema. En tanto, Pierre Bourdieu (1930-2002) rescate el debate entre subjetivistas y objetivistas y busca superar estas posiciones postulando un constructivismo subjetivista (Corcuff, 1998). Destaca la existencia de estructuras objetivas en el mundo social que constriñen, imponen y orientan las prácticas, las acciones e interacciones y representaciones de los sujetos. Pero también señala la lucha cotidiana de los actores por la transformación o la reproducción de esas estructuras. Aquí nos vamos a introducir a dos conceptos importantes en el pensamiento de este autor: habitus y campo, que nos permite entender el doble movimiento de “interiorización de lo exterior y de exteriorización de lo interior”. El habitus se constituye en la forma en que las estructuras sociales se graban en nuestra mente y en nuestro cuerpo (Corcuff, 1998:32) a través de nuestras experiencias cuando niño y luego como adulto. “...Bourdieu trata de reconstruir en torno al concepto de habitus el proceso por el que lo social se interioriza en los individuos y logra que las estructuras objetivas concuerden con las subjetivas. [...] La acción ideológica más decisiva para constituir el poder simbólico no se efectúa en la lucha por las ideas, en lo que puede hacerse presente en la conciencia de los sujetos, sino en esas relaciones de sentido, no conscientes, que se organizan en el habitus y sólo podemos conocer a través de él...” (García Canclini, 1990:34) El habitus consiste en un sistema de disposiciones, es decir, en cierta inclinación a pensar, a sentir, a percibir y a hacer de una determinada manera (encontrándose unificada), que incorporamos e interiorizamos sin darnos cuenta. La manifestación de esta inclinación a pensar, sentir, percibir, hacer, depende de nuestras condiciones objetivas de existencia (o sea de la situación en el ámbito de las clases sociales, de las posiciones institucionales, etc.) y de nuestra trayectoria social. Si bien estas disposiciones resultan muy difíciles de cambiar, dando cierta continuidad a nuestra vida, es posible de que se modifiquen a partir de nuestras experiencias. Por lo tanto Bourdieu las caracteriza como perdurables y Subjetivistas vs. objetivistas. Este debate fue presentado en el Bloque I, específicamente en el apartado referido a las dicotomías presentes en el análisis de lo social. Le recomendamos releer ese texto para lograr una comprensión más profunda del intento de Bourdieu de conciliar las posiciones objetivistas y las subjetivistas. CONCEPTO IMPORTANTE transponibles, ya que muchas de estas inclinaciones adquiridas a través de la experiencia incidirán en otras esferas de nuestra vida. Por ejemplo, en un artículo escrito por Pardo a propósito de la muerte de Bourdieu, se sintetiza la idea central de un trabajo de este pensador sobre el consumo cultural denominado “La distinción: Criterios y bases sociales del gusto” (1979): ” ....El texto se iniciaba con una demoledora encuesta sobre los gustos musicales a propósito de tres obras: el Clave bien temperado de Bach, el Danubio azul de Strauss y Rhapsody in Blue, de Gershwin. A pesar de la indiscutibilidad, la intimidad y la irrenunciabilidad de los gustos, resulta que los profesores de Enseñanza Superior, intelectuales y artistas, escogían masivamente a Bach, la clase media y los cuadros administrativos a Gershwin, y la clase obrera se inclinaba mayoritariamente por el Danubio azul. Aquel día la inalienable personalidad de los nativos sufrió un importantísimo revés. Partiendo de esta desilusión inicial, Pierre Bourdieu mostraba cómo lo indiscutible -el sagrado terreno del gusto- era el campo de batalla de una disputa simbólica en la cual podía descubrirse toda la estructura social de la división de clases, con las estrategias colectivas que intentaban aprovecharla o combatirla, las desigualdades de capital cultural y las enormes dosis de sufrimiento personal engastado en las apuestas 'estéticas' aparentemente triviales o superficiales. Aquello que los nativos consideraban su propio ser, aquello que creían ser ellos mismos y llamaban su 'naturaleza' era, sin embargo, su sociedad. Nada más y nada menos. Mediante el concepto de habitus -las estructuras sociales imbricadas en las prácticas y confundidas hasta con las reacciones musculares aparentemente más automáticas de los agentes sociales-, Bourdieu no conseguía solamente otorgar objetividad a todo aquello que los individuos consideramos inalienablemente 'subjetivo' y a lo cual los teóricos con inclinaciones metafísicas y poéticas quisieran llamar 'el ser', sino que prevenía a la sociología contra su vicio más acusado -el de atenerse exclusivamente a esa objetividad tan difícilmente ganada- porque mostraba que esas 'ilusiones' subjetivas que los agentes se hacen sobre sí mismos no son en absoluto una 'cantidad despreciable' que el sociólogo deba pasar por alto para ser más 'científico', sino un elemento indispensable para la descripción de la sociedad...” (s/d) Aquí el gusto se refiere al tipo de selección de prácticas habituales o de objetos, tales como un tipo de comida, de deportes (por ejemplo la práctica de golf o tenis y por otro lado del fútbol, o del ciclismo), de una obra de arte o en el caso del artículo mencionado relacionado con una obra musical (por ejemplo Clave bien temperato de Bach o el Danubio Azul de Strauss). En este último caso sólo tiene sentido en la medida en que el individuo o determinados grupos posean una serie de competencias estéticas para decodificarla, de percibirla, de clasificarla, las cuales resultan de los fondos de transmisión cultural adquiridos en la familia, en la escuela y que responden a condiciones objetivas tales como la posición en el espacio social, la trayectoria social (Maestri, 1998). Así siguiendo con el ejemplo resulta que en Francia las personas que tienen mayor nivel educativo, que trabaja en ciertas instituciones como, por ejemplo, docentes universitarios, que tienen una profesión liberal, que realizan determinadas actividades artísticas y/o intelectuales, cuya familia de origen se encuentra en una elevada posición dentro del espacio social, seguramente eligen a la obra de Bach en vez del Danubio Azul de Strauss, considerada esta última de mayor popularidad. No sólo habla del habitus individual conformado por la combinación de las múltiples experiencias sociales que cada uno de nosotros vive sino también nos habla de un habitus de clase. Este habitus “programa” a los individuos y a las clases, las condiciones de existencia de cada clase y a partir del resultado de la lucha entre ellas emerge la imposición de modo inconsciente de modos de clasificar, de experimentar lo real. Pero “...si bien el habitus tiende a reproducir las condiciones objetivas que lo engendraron, un nuevo contexto, la apertura de posibilidades históricas adquiridas diferentes, y producir permite reorganizar prácticas las disposiciones transformadoras...” (García Canclini, 1990: 36) Otro concepto importante es el de campo que media entre lo individual y lo social, entre la estructura y la superestructura. “...Dado que en las sociedades actuales la vida social se reproduce en campos (económico, político, científico, artístico), que funcionan con una fuerte independencia, el análisis sociológico debe estudiar la dinámica interna de cada campo....” (García Canclini, 1990:19). Cada uno de ellos se desarrolla alrededor de un capital común (puede ser por ejemplo capital cultural, político, económico, simbólico) y la lucha por la apropiación de ese capital, incluye una red de relaciones entre diversos agentes que poseen un volumen diverso de ese capital, así como también reglas específicas que conforman ese campo. Por ejemplo en el campo científico o el artístico se lucha por la apropiación de capital vinculado a conocimientos, habilidades, creencias, etc., pero quienes participan de ese juego tienen un conjunto de intereses comunes, un lenguaje propio y reglas particulares. En el campo cultural el sistema de relaciones abarca a artistas, editores, críticos, público, dueños de galerías de arte, vendedores de obras de arte, que determinan las condiciones de producción y circulación de la obra de arte. El capital por el que se lucha resulta escaso, legítimo y puede existir en estado objetivado (libros, propiedades) o incorporado al individuo (hábito) o de manera institucionalizada (título escolar). “...quienes dominan el capital acumulado, fundamento del poder o de la autoridad de un campo, tienden a adoptar estrategias de conservación y ortodoxia, en tanto los más desprovistos de capital, o recién llegados, prefieren las estrategias de subversión, de herejía...” (García Canclini, 1990:19) Los enfrentamientos entre clases se refieren siguiendo a García Canclini al modo en que se articulan y combinan las luchas por la legitimidad y el poder en cada campo. En la sociedad capitalista se presenta una distribución desigual de bienes materiales y simbólicos, pero si bien muchos de estos bienes son consumidos por distintas clases sociales, la diferencia resulta del modo en que CONCEPTO IMPORTANTE se apropian de ellos, como los usan. “... no basta decir que los sistemas simbólicos son instrumentos de dominación en tanto son estructurantes y están estructurados; hay que analizar cómo la estructura interna de esos sistemas, o sea del campo cultural se vincula con la sociedad global...” (García Canclini, 1990:40) Bourdieu no reduce la complejidad de cada campo, vinculándola directamente y linealmente con la estructura social, sino que analiza la organización de ese campo a partir de las clases sociales, dándose una reinterpretación de esas fuerzas externas con las propias al interior al campo. Además, dentro de los espacios institucionales aparecen enfrentamientos, resistencias, reacciones de las clases dominadas. Sólo cuando esta resistencia no se evidencia podemos hablar de aparato ideológico, para de esta manera criticar al marxismo mecanicista. La escuela tiene como objetivo enseñar, transmitir el saber. Sin embargo, al analizar las instituciones y los bienes dentro de los procesos sociales, Bourdieu trata de develar los procedimientos simbólicos de reproducción social. Así por ejemplo la escuela es la instancia clave para reproducir la calificación de la fuerza de trabajo, socializarla, para que interioricen hábitos que los distingan de otras clases. Sin embargo, la escuela no cumple una función ligada sólo a la reproducción económica sino que también realiza las funciones propias del campo educativo. En el pensamiento de Bourdieu claramente se encuentran evidenciado la influencia recibida por los clásicos, pero también por las corrientes estructuralistas y por el interaccionismo simbólico, las cuales busca superar. García Canclini (1990) señala que es fundamental el aporte al desarrollo de los “olvidos de Marx”, relacionados con lo simbólico, la complementación entre la desigualdad económica y cultural, rescatando a Weber y a Gramsci en la explicación económica y simbólica de los procesos sociales, a partir de los estudios sobre la dominación, aun cuando este último autor no haya sido ampliamente citado por Bourdieu. Bourdieu y la educación Un desarrollo mayor de los aportes de Bourdieu al análisis de la educación y, en especial, su particular concepción de la Reproducción Social, se realizará en la cátedra ‘Sociología de la Educación’. Bibliografía Obligatoria Bourdieu, Pierre: “Sociología y cultura”, Introducción: la sociología de la cultura de Pierre Bourdieu (escrito por Néstor García Canclini). Grijalbo. México, 1990. PRACTICA DE APRENDIZAJE El propósito de esta práctica es que, cuando usted la finalice, haya de manera activa relacionado e integrado textos de orígenes teóricos distintos. Además, es nuestra intención que usted aplique los conceptos trabajados a situaciones concretas. Confiamos en que la realización de esta práctica de aprendizaje le permitirá una mayor apropiación de los contenidos analizados. I. En vistas de discernir e identificar las perspectivas de análisis presentadas en el Bloque I y desarrolladas en los Bloques subsiguientes, le solicitamos: a) leer los párrafos seleccionados del informe de investigación de Cecilia Braslavsky “Transformaciones en curso en el sistema educativo argentino 1984-1993” y el artículo de Josefina Ghiglino y Mónica Lorenzo “Miradas de los docentes acerca de la diversidad sociocultural” . b) Identificar a qué perspectiva de análisis corresponde cada uno de ellos: macrosociológica o microsociológica. c) Fundamentar retomando alguno de los autores o categorías de análisis pertenecientes a cada perspectiva. d) ¿Advierte usted algún tipo de complementariedad entre ambos análisis? Fundamente II. Con el objeto de retomar las nociones ‘tecnologías disciplinarias’ y ‘vigilancia’ que plantea y profundiza Foucault, le requerimos lo siguiente: a) Observe el ingreso o egreso diario de los alumnos a la escuela. Tome notas acerca de lo que observa del lugar, los sujetos que se encuentran en esa situación y la actuación de los mismos (postura corporal, discursos, gestos). Analice lo observado siguiendo a Foucault y vuelque este análisis en un texto de no menos de dos carillas. b) La vigilancia presente en instituciones específicas como la cárcel, el hospital o la escuela, ¿se extiende al nivel más general de la sociedad?, ¿cómo es posible observarla? III. Retomando la noción de campo de Bourdieu, y sobre la base de la lectura del artículo de García Canclini, elabore un ensayo de al menos dos carrillas donde se respondan las siguientes preguntas: a) ¿es posible utilizar este concepto para analizar lo educativo? Fundamente. b) ¿qué actores podemos encontrar en este campo?, ¿cuáles son las relaciones que se establecen entre ellos? c) ¿cuál es el capital predominante?, ¿cómo se produce su apropiación? BIBLIOGRAFÍA - ADORNO, Theodoro. “Prólogo a la televisión” en Intervenciones. Monte Aviia, Caracas, 1969. - ALTHUSSER, L. Ideología y aparatos ideológicos del Estado. Ediciones Nueva Visión. 1988 - BAYARDO, Rubens; LACARRIEU, Mónica (comp.) Globalización e Identidad Cultural. Edic. CICCUS, Bs.As.,1998. - BERGER, Peter; LUCKMANN, Thomas. La construcción social de la Realidad. Amorrortu, Bs. As.,1997. - COULON, Alain. La etnometodología. Cátedra, Madrid, 1988. - GARCÍA CANCLINI, Néstor. Introducción: La sociología de la Cultura de Pierre Bourdieu en P. Bourdieu Sociología y Cultura, Edit. Grijalbo, México, 1990. - FOUCAULT, Michel. Microfísica del Poder. Edic. de La Piqueta, Madrid, 1992. - FOUCAULT, Michel. Vigilar y castigar. Siglo XXI, Bs. As., 1989. - FOUCAULT, Michel. Las redes del poder. 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