Download 11483.59.59.2.Repuesta de la pregunta No. 2
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2. Describa la problemática o situación que da origen al anteproyecto y presente la información estadística sobre la existencia de dicha problemática o situación. En caso de regulaciones de salud, trabajo, medio ambiente o protección a los consumidores presente la información estadística sobre los riesgos a atenuar o eliminar con el anteproyecto. El Sistema TIF se establece formalmente en 1947, a raíz de la aparición de la fiebre aftosa en México. La industria empacadora de carnes en México se integra al Sistema a fines de 1954. Si bien su instrumentación original tuvo una razón zoosanitaria, también se incorporaron aspectos de higiene. Las exportaciones a EUA de carne congelada provenientes de plantas TIF, se inició en los albores de los años 50’s. Durante 1964 se exportaron alrededor de 25,000 toneladas de carne deshuesada y en la década de los 70’s un promedio de casi 30,000 toneladas por año. A finales de esta década se pierde la elegibilidad de exportar carne a EUA por no cumplir con el programa de control de residuos tóxicos. Es hasta 1984 que se publica oficialmente en el “Code of Federal Register” (CFR) estadounidense el deslistamiento de México como país exportador a EUA. Después de intenso trabajo de mejoramiento del Sistema, en 1988, se publica en el “CFR” el reenlistamiento de nuestro país. En 1987, la Unión Europea reconoce a México como elegible de exportar a los países miembros de la misma, bajo el sistema de certificación TIF. En 1989, y a raíz del enlistamiento de México como país elegible de exportar productos cárnicos a EUA, se inician las visitas de auditoría por parte del Food Safety Inspection Service (FSIS), del United State Department of Agriculture (USDA), para reconocer al Sistema TIF mexicano. En la década de los 90’s, México cambia su política de economía y se incorpora a un esquema de comercio globalizado, suscribiendo tratados de libre comercio con un sinnúmero de países. Derivado de este cambio de política comercial, se promueven estrategias para ser más productivos y competitivos. En virtud de las reducciones sustanciales en barreras arancelarias y no-arancelarias, adquieren mayor importancia las medidas sanitarias. Estas medidas se establecen en normas oficiales mexicanas y así se publica la NOM-008-ZOO-1994 la cual establece especificaciones zoosanitarias para la construcción y equipamiento de establecimientos para el sacrificio de animales y los dedicados a la industrialización de productos cárnicos. Derivado de la apertura comercial de México, se amplían las posibilidades de exportación de productos cárnicos mexicanos, por lo que el Sistema tiende a ajustarse a las reglas de inspección prevalecientes a nivel mundial; específicamente a las de EUA. En los últimos 10 años, hubo un cambio radical en los controles necesarios para asegurar la calidad higiénico-sanitaria de la carne. Además, los establecimientos que se han incorporado al Sistema TIF han sido de diversos giros como: huevo, avestruz, plantas procesadoras de alimentos, etc. Por otra parte, los países importadores amplían sus medidas de control de riesgos por contaminación; surgen zoonosis emergentes; se modifican los hábitos de alimentación; así como, aumenta la susceptibilidad de los consumidores hacia algunos peligros microbiológicos y químicos. Todos estos cambios mencionados, las nuevas tecnologías, volúmenes de los intercambios comerciales y el derecho de los consumidores a alimentos certificados como sanos, confiables entre otros, invocan a un cambio del Sistema TIF que responda a: 1) las nuevas tendencias de los negocios; 2) los requisitos establecidos por los mercados nacionales e internacionales;3) las necesidades de nuevos productos cárnicos o de origen animal con mayor valor agregado; y 4) las expectativas de las autoridades y de los consumidores de los países importadores. Contexto mundial Las necesidades de la inocuidad de alimentos durante los últimos años de la década de los 90 han constituído una alta prioridad en los gobiernos de los principales países importadores de alimentos (E.E.U.U., Unión Europea, Canadá, Japón, etc.), incrementando los requisitos sanitarios y reforzando sus sistemas de inspección, control, vigilancia y certificación, así como promoviendo proyectos de legislación que otorgan autoridad explícita para mejorar la inocuidad de alimentos importados y proveen las herramientas necesarias para proteger a los consumidores contra aquellos alimentos y procesos de producción peligrosos para la salud y/o vida, lo cual implica que los métodos de inspección y control de inocuidad de alimentos deban cubrir la cadena productiva de alimentos desde la producción de las materias primas hasta el punto de consumo y deban eliminar, reducir o disminuir las fuentes de peligros biológicos, químicos y físicos. Las enfermedades de transmisión alimentaria están extendidas y representan una grave amenaza para la salud tanto en los países en desarrollo como en los desarrollados, causando millones de brotes de enfermedades en el mundo, principalmente diarreas, las cuales dañan o matan a miles de niños y adultos (mujeres embarazadas y personas de la tercera edad) anualmente. De los cerca de 1.500 millones de episodios globales de diarrea que suceden anualmente, y que resultan en tres millones de muertes entre niños menores de cinco años, el 70 por ciento se calcula que han sido causados por alimentos contaminados biológicamente. En un estudio de 1977 se demostró que la pérdida anual total imputable a Salmonelosis en la República Federal de Alemania era de 240 millones de marcos, de cuya cantidad un 45 por ciento representaba pérdidas debidas a enfermedades humanas transmitidas por los alimentos y gran parte del resto correspondía a infecciones del ganado y de aves de corral (FAO, 1999). En Estados Unidos siete patógenos específicos causan entre 3,3 y 12,3 millones de casos de enfermedades transmitidas por alimentos, provocando pérdidas económicas anuales que oscilan entre 6,5 y 34,9 miles de millones de dólares (Buzby, etal. 1996; OMS, 1997). De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS) la frecuencia de enfermedades transmitidas por alimentos contaminados podría ser de 300 a 350 veces mayor de la que los informes indicaban hasta ahora. Esta mayor frecuencia, vinculada directamente con los problemas sanitarios más importantes que amenazan a la población mundial, tiene un impacto comercial considerable, ya que la globalización, la intensificación de los intercambios de productos y los desplazamientos de personas son responsables En los últimos años se han producido varios brotes extremadamente graves de ETAs, por lo tanto, no podemos ser ajenos a la realidad que el mundo presenta sobre los casos, brotes, prevalencia e incidencia de Enfermedades de Transmisión Alimentaria (ETAs), por falta de implementación de medidas preventivas y aplicación de Buenas Prácticas Agrícolas (BPA), Buenas Prácticas Veterinarias (BPV), Buenas Prácticas de Manufactura (BPM), Procedimientos Operativos Estandarizados de Saneamiento (POES) y Sistema de Análisis de Peligros y Puntos Críticos de Control (HACCP), a lo largo de la cadena agroalimentaria, para reducir así marcadamente la aparición de enfermedades de transmisión alimentaria. Desde el campo hasta la mesa, existen muchas oportunidades y condiciones en las que los peligros biológicos, químicos y físicos puedan contaminar los alimentos. Tomando esto en consideración, resulta más difícil manejar o garantizar la inocuidad de los alimentos. Dada la variabilidad de factores (agente patógeno, vector alimentario, factores de producción, transformación y manipulación del alimento) en cada una de las etapas u operaciones que intervienen en el proceso, no es razonable que se imponga la obligación de mantener condiciones de inocuidad en un sólo eslabón de la cadena; sin embargo, conviene que el operador (productor, procesador, etc.) se haga responsable de la parte o eslabón de la cadena que está bajo su control. En otras palabras, que se encargue de asegurar que el producto cumpla satisfactoriamente, y en el momento oportuno, las regulaciones sanitarias de inocuidad establecidas. En efecto, la inocuidad de un producto puede verse afectada por varias fuentes de contaminación, en dos etapas de la producción, como son: 1. La contaminación del producto primario, que puede darse en diversas formas: • “in situ” proveniente de fuentes naturales (contaminantes inherentes al ambiente. • Donde se genera el producto primario). • “ex_situ” generada por agroquímicos (fertilizantes y plaguicidas). • Transformaciones genéticas resultantes de la manipulación humana. 1. La contaminación del producto transformado puede ocurrir en cualquiera de los eslabones de la cadena agroalimentaria (recepción del producto primario, industrialización, transporte y comercialización, distribución y consumo). Entre los alimentos que tradicionalmente implican alto riesgo, están la carne roja y de ave (pollos), los huevos y sus subproductos no suficientemente cocidos; la leche cruda y los productos hechos con leche no pasteurizada (brucelosis y tuberculosis bovinas, ambas zoonosis); los moluscos y pescados crudos o no suficientemente cocidos y aguas; contaminados desde su origen (producción, manipulación, preparación, almacenamiento, etc.); cualquier alimento cocido que posteriormente resulta La actual legislación alimentaria en la mayoría de los países no desarrollados no está actualizada ni acorde con la normativa internacional; además no establece claramente la delimitación de funciones de cada una de las instituciones responsables, ocasionando como resultados: el traslape de atribuciones legislativas, la generación de vacíos en el marco normativo, la duplicidad de funciones operativas, la no-optimización de los recursos, la falta de coordinación y comunicación intra- e interinstitucional, entre otros. Algunas leyes no cuentan con reglamentos o normas operativas. El concepto de inocuidad de alimento, su alcance y ámbito de aplicación no está definido en la legislación vigente de la mayoría de los países, por lo tanto muchos aspectos importantes y necesarios para garantizar la inocuidad de los alimentos de consumo nacional no son considerados en los diferentes eslabones a lo largo de la cadena agroalimentaria. Por otra parte, dentro del marco regulatorio existente, encontramos dos tipos de normativas, una orientada al sector exportador e importador, basada en los requisitos sanitarios de los mercados internacionales y la otra orientada al sector de producción de alimentos para el consumo nacional, basada en aspectos muy generales contenidos en los diferentes códigos de salud y de aplicación voluntaria. En los países del istmo Centroamericano La contaminación química y microbiológica de los alimentos es causa de pérdidas económicas por su deterioro y alteración, y en no pocas ocasiones un arma a utilizar en la política de transacciones comerciales internacionales. En los países de la región de Centroamérica no se cuenta con datos de las causas que originan las detenciones y rechazos de alimentos de exportación e importación por violaciones a la inocuidad de los alimentos. Sin embargo, la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) en EE.UU. cuenta con un programa de detenciones de los alimentos (OASIS) que ingresan al país. En 1999 los países centroamericanos y Panamá sufrieron un total de 1,144 detenciones de las exportaciones realizadas a los EE.UU. por 134 empresas.