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Marchena, R (2006) Perspectiva Evolutiva de la Educación Especial Perspectiva evolutiva de la Educación Especial Introducción En este Tema I planteamos los hechos históricos y las concepciones que han concurrido en la sociedad y la escuela a la hora de responder a las diferencias de las personas, así como la tendencia que ha existido a lo largo de los años de clasificar y etiquetar a determinados grupos. Al hacerlo descubriremos lo que se conoce como Educación Especial, disciplina que ha adoptado un referente distinto según la época en que nos situemos, por lo que ha arrastrado un importante proceso de reconceptualización. Al principio, ni siquiera existía. Las personas que la sociedad consideraba diferentes, eran cruelmente rechazadas. Podíamos hallar educación, más no la Educación Especial. Pero desde muchos ámbitos se anhelaba su surgimiento. Cuando por fin surge y comienza a avanzar en los objetivos que se había propuesto, le comienzan a caer múltiples críticas. Se demanda una Educación Especial distinta, con otro carácter, más amplia, menos segregadora y que no aplique tantas etiquetas inamovibles a las personas. Bajo esas peticiones se va poco a poco reconceptualizando. Pero no lo hace de manera homogénea y llegan a convivir –en la práctica y en la teoríaconcepciones tradicionales junto con otras más innovadoras. Y es en este vaivén, cuando empiezan a alzarse voces llegándose a pedir, incluso, que la Educación Especial vuelva a desaparecer. Como ven, el panorama es complejo. Nos encontramos, por tanto, ante una disciplina que no siempre existió, que el significado que adoptó ayer y el que adopta hoy no son coincidentes y que en la actualidad, se llega a desear hasta su desaparición. Por todo ello, el propósito principal de este tema consiste en proporcionar información que contribuya a comprender y analizar ese largo y cruel proceso que definió a la sociedad a la hora de responder a las diferencias de las personas y que desembocó, después de muchos siglos, en el surgimiento de la Educación Especial. Sostenemos que bajo está fórmula contribuiremos a desarrollar la máxima aristotélica 1 Marchena, R (2006) Perspectiva Evolutiva de la Educación Especial que afirma que quien conoce las cosas desde el comienzo, las comprende mejor. Cerraremos el tema con un análisis de las clasificaciones de mayor trascendencia que han ido surgiendo a lo largo de los años hacia las personas que la sociedad ha considerado diferentes. Al hacerlo, percibiremos de manera paralela esa evolución que poco a poco ha ido experimentándose desde el punto de vista social y educativo hacia esos colectivos. PERSONAS CON DISCAPACIDAD O DIFICULTADES PARA APRENDER Qué etiquetas y clasificaciones se le han aplicado Qué respuesta social y educativa se le ha proporcionado en durante La Antigüedad al s. XVIII Los inicios de la Educación Especial A partir del s. XIX La época actual desde el momento en que Ámbito Social Ámbito Educativo Clasificaciones de la OMS Concepto de nee SURGE LA EDUCACIÓN ESPECIAL 2 Marchena, R (2006) Perspectiva Evolutiva de la Educación Especial 1- Responder educativamente a las diferencias de las personas: visión histórica Abrir las páginas de la historia con esta visión suele producir bastante indignación. Durante mucho tiempo, la sociedad rechazó y marginó a aquellas personas que poseían una discapacidad o sencillamente presentaban unos rasgos físicos que no coincidían con el de los demás. Con este escenario, la atención educativa a este tipo de personas fue, obviamente, poco considerada. En las etapas iniciales del desarrollo histórico, casi seríamos más precisos si hablásemos de atención social hacia las personas con discapacidad. La actuación educativa tardó mucho en llegar Son varios los autores que han hecho referencias desde sus trabajos a estos acontecimientos históricos: Scheerenberger (1984) y López Torrijo (1995) a quienes le debemos la recopilación de frases y textos de la época. También han hecho reseñas a este tema Arnaiz (2003), Ortiz (1995), García Pastor (1995), Molina (1994), Garrido (1988). A partir de todos ellos iremos elaborando este apartado 1-1. Antigüedad clásica Existen referencias de cómo en Grecia, tal como marcaban las leyes, se contemplaba el despeñamiento y asesinato de los “débiles” y deformes desde el monte Taigeto. Aristóteles llegó a escribir en la República promúlguese la ley de que ningún niño deforme merecerá vivir. No debemos olvidar que el objetivo de la educación en la sociedad griega se basaba en preparar a los jóvenes intelectualmente para asumir posiciones de liderazgo en las tareas del Estado y la sociedad. Con este exigente y selectivo propósito, es coherente pensar que todo aquel nacido que evidenciara alguna característica que fuera a impedir ese proceso educativo, había de ser eliminado. En la época de Roma, las cosas no cambiaron demasiado desde este punto de vista. Desde esta cultura también se compartía la idea de que las personas con discapacidad eran seres que no merecían vivir y que había que arrojarlos desde la roca Tarpeia. Aunque parece ser que se permitía el infanticidio sólo durante los ocho primeros días. Pero el padre podía matar, mutilar o vender posteriormente a sus propios hijos. Podemos afirmar, por tanto, que Roma fue también especialmente cruel con las personas con discapacidad. Aunque, paradójicamente, parece ser que los “inválidos” de guerra eran tenidos como honrados. 3 Marchena, R (2006) Perspectiva Evolutiva de la Educación Especial 1-2. Edad Media El protagonismo de la Iglesia en esta etapa permitió que se condenara socialmente el infanticidio que se venía cometiendo bajo la herencia griega y romana. Sin embargo, esta conquista no vino acompañada de un gran avance en el trato social proporcionado a las personas con discapacidad. A todas ellos se les consideraban poseídas del demonio o de espíritus infernales. Se les sometía a exorcismos y en algunos casos se les llevaba a la hoguera. El arzobispo de York, llegó a decir que los necios son una de las cinco categorías de personas que tienen el cerebro emponzoñado y la mente trastornada por las imaginaciones de la brujería y por tanto debían ser quemados en la hoguera La explicación de las “anormalidades” que se observaban en ellos eran atribuidas al castigo divino o a complicadas explicaciones sobrenaturales. En esta época las causas de la epilepsia se interpretaba como una conducta inmoral en la vida de la madre mientras lleva en su seno al hijo, lo cual da aposento a la imbecilidad que se genera en la cabeza del feto por influencia de los astros Pero frente a estas absurdas e ilógicas argumentaciones, cabe decir que fue en la Edad Media cuando se crearon las primeras instituciones de acogida – los llamados Asilos- con actitudes fundamentalmente "paternalistas". Sin embargo, si bien fue innovadora su creación, el ambiente y las prácticas que allí imperaban, eran muy agresivas. Estos centros hacinaban no solo a personas con discapacidad, sino también a prostitutas, delincuentes, ancianos, pobres, “brujas”... Se cuenta que en uno de estos centros se encontraron cuatro pares de grilletes, once cadenas de hierro, seis cerrojos y dos cepos... para veinte pacientes. 1-3. El Renacimiento (s. XV-XVI) El Renacimiento, en general, trajo consigo un trato más humanitario hacia el colectivo de personas percibidas como marginadas. Desde las órdenes religiosas se dio un paso adelante al considerar a los discapacitados como personas. No obstante, esto no afectó a todos. Llevados probablemente por la ausencia de alteración en el físico y su apariencia de “normalidad”, las personas sordas fueron objeto de cierto interés educativo por parte de algunos sectores minoritarios 4 Marchena, R (2006) Perspectiva Evolutiva de la Educación Especial Fue el español Fray Ponce de León (1520-1582), monje benedictino del monasterio de Burgos, quien desafió la opinión de Aristóteles de que los sordos no podían hablar y consiguió con éxito enseñar a hablar, leer y escribir a un pequeño grupo de sordos. Él mismo contaba “tuve discípulos, que eran sordos y mudos a nativitate, hijos de grandes señores, e de personas principales, a quienes mostre hablar y leer, y escribir, y contar, y a rezar y ayudar a misa, y saber la doctrina cristiana”… Pero este avance educativo, tal como dijimos antes, no se extendió a otras personas con discapacidad. Aquellos con discapacidad mental, visual o motórica, continuaban ocupando los asilos que se habían iniciado en la Edad Media 1-4. Siglos XVII y XVIII En estos siglos, la atención educativa a las personas sordas, que se había iniciado de manera sectorizada y dirigida a la alta sociedad, continuó avanzando en sus propósitos. Juan Pablo Bonet (1560-1620) recogió en un libro la metodología que había iniciado en el siglo anterior Ponce de León, llegando a publicar entre sus páginas el primer alfabeto dactilológico, al que se le incluyó, además, explicaciones detalladas de cómo enseñarlo: le harán formar al mudo con su mano derecha todas aquellas figuras como aparecen pintadas (…), y cada una que le fueren haciendo le irán señalando con de dedo de la mano izquierda la letra que significa”… Más adelante, en el s. XVIII, el abad Charles Michel L’Epee (1712-1789) fundó la primera escuela pública para sordos en París, iniciándose la utilización del lenguaje de signos. Este educador religioso hizo que todo el mundo creyera en la posibilidad de educar a las personas sordas. En relación a las discapacidades visuales, las acciones emprendidas en el siglo XVII fueron escasas. Pero avanzado el s. XVIII, surgió Valentín Hüay (1745-1822) siendo el primero en adoptar la escritura en relieve -a través de grandes y pesadas letras de madera- y en proclamar que los ciegos eran educables. Con este enfoque creó en París en 1784 el primer instituto de Jóvenes Ciegos, para que recibieran una educación específica, lejos del trato que recibían en el Asilo. Pero todos estos avances no llegaron todavía a aquellos niños y niñas que presentaban otras discapacidades. Este grupo seguía hacinado en las instituciones que se habían creado en la Edad Media y que todavía en esta fecha continuaban creándose. Hay referencias de cómo en el siglo XVII se crearon más centros para acoger a todo tipo 5 Marchena, R (2006) Perspectiva Evolutiva de la Educación Especial de niños abandonados, inadaptados, deficientes... y cómo en una de estas instituciones de París, en 1670, había 2000 niños ingresados, de los que murieron el 75% en los tres primeros meses que siguieron a su inauguración Estos terribles hechos no impidieron que, a partir de los progresos educativos que habían arrastrado las personas sordas y ciegas, comenzaran a permeabilizarse las ideas filosóficas de Rousseau y con ello se vieran influidos Pestalozzi y Fröebel. Estos dos grandes pedagogos se plantearon que las personas con discapacidad mental, recluidas en esos espantosos asilos, eran susceptibles de ser educadas. Asistimos, por tanto, a finales del siglo XVIII a un movimiento científico-teórico que iría abriendo puertas a lo que vendría en siglos posteriores 1-5. Siglo XIX: el nacimiento de la Educación Especial Durante el siglo XIX, se van a producir, tal como mostramos en la figura 1, importantes hitos que repercutirían directamente en la atención social y educativa de los niños y niñas con discapacidad. Por esta razón, se ha considerado que esta centuria puede marcar el inicio de la Educación Especial. SIGLO XIX Nacimiento de la Educación Especial Interés científicomédico por la Era de las discapacidad Instituciones Aparición del Sistema Braille Figura 1: Hitos del siglo XIX que simbolizan el surgimiento de la Educación Especial Uno de los más llamativos cambios se sitúa en el campo de la Medicina, siendo esta disciplina la primera que acogió el estudio de las discapacidades. Desde este ámbito surgieron médicos que comenzaron a investigar científicamente las llamadas enfermedades mentales, hecho que conllevó el aumento del interés respecto a las 6 Marchena, R (2006) Perspectiva Evolutiva de la Educación Especial personas con discapacidad mental. Figuras médicas de esta época que destacaron bajo esta especialización fueron: - Esquirol, psiquiatra que en 1818 da a conocer su principal aportación que fue la definición de “idiota”, diferenciándola de la demencia y de la confusión mental. Con ello constató que el retraso mental debía ser definido como un déficit intelectual constatable, de origen orgánico e incurable. Distinguió también dos niveles de retraso mental: la “imbecilidad” y la “idiocia” con toda una serie de niveles intermedios - Itard (1774-1838), de formación médica, ha sido considerado como el “padre de la Educación Especial”. Llevó a cabo un trabajo educativo con un niño, Victor, encontrado en los bosques de Aveyron que, fundamentado en el desarrollo de las funciones sensitivas, intelectuales y afectivas, contribuyó decisivamente en la evolución de la Educación Especial. - Seguin (1812-1880), médico neurólogo, diseñó un método fisiológico basado en la actividad sensorial, que abarcaba la educación del niño “idiota” desde sus primeros momentos de la vida hasta la formación vocacional de empleo El que los médicos, en esta etapa, fuesen un referente clave en relación al tratamiento y cuidado de las personas con discapacidad, conllevó, por un lado, consecuencias relevantes e innovadoras, pero por otro lado, originó que la discapacidad fuese vista como una enfermedad, como algo que se puede contagiar, lo que generó que las personas con estas características estuvieran asociadas a la idea de ayuda, cuidado, dependencia permanente, niños eternos…y muchas veces, a la hora de darle una atención ésta se basara, principalmente, en un carácter asistencial, con altas connotaciones médicas. La mayoría de estas personas estaban ingresadas en hospitales y manicomios. Si nos detenemos a reflexionar un poco podemos todavía encontrar trazas de esta tradición en la sociedad actual. Cuántas noticias aparecidas en los periódicos marcan en titulares frases encabezadas por la expresión “un grupo de enfermos” cuando quieren referirse a alguien con cualquier discapacidad. Como veremos más adelante, son las propias personas con discapacidad las que hoy en día están luchando para que no se les perciba precisamente como enfermos, sino sencillamente como personas diferentes desde un punto de vista determinado 7 Marchena, R (2006) Perspectiva Evolutiva de la Educación Especial Pero este siglo XIX ha pasado a la historia de la Educación Especial por otro hecho muy importante. Desde varios estudios se hace mención a esta época como la Era de las Instituciones o la Institucionalización de la Educación Especial. La razón de esta denominación se basa en que, sobre todo a partir del último cuarto de siglo, comenzaron a crearse instituciones específicas para niños y niñas con discapacidad, separándose así de su internamiento conjunto con personas con demencia, ancianos, enfermos… en asilos, hospitales o manicomios. Esta institucionalización o tendencia a llevar a los niños y niñas a centros exclusivos para ellos, perduró durante mucho tiempo, prolongándose incluso hasta la segunda mitad del siglo XX. En España llegó más tarde, coincidiendo con la apertura de la Escuela Central de Anormales (1924). Esta institución actuó como modelo, pudiéndose considerar como la primera escuela pública que se abría en España para niños con discapacidad mental. En Canarias, obviamente, el retraso fue aún mayor. En un trabajo anterior (Marchena, Almeida y Déniz, 2000) explicamos cómo el centro de El Toscón, inaugurado en Las Palmas en 1964, constituyó la primera institución de la ciudad de Las Palmas para acoger a escolares con discapacidad. Anteriormente, los niños y niñas con discapacidad, o eran escondidos en sus casas, o se les enviaba al Asilo de San Antonio, sito en la plaza de Sto. Domingo de Vegueta, junto a “locos y leprosos” (término textual utilizado en su época) La causa que justifica la creación de instituciones la podemos situar en la generalización de la enseñanza que comienza a producirse en los países más desarrollados a partir del s XIX con el surgimiento de la Revolución Industrial. Por toda Europa y Norteamérica se empezaron a crear numerosas escuelas para poder acoger al elevado número de chicos y chicas mientras sus padres estaban en el trabajo. Al principio acudían todos los niños, incluso aquellos que tradicionalmente estaban siempre en casa o hubiesen tenido que ir a los asilos. Ante esta masificación, la escuela encontró dificultades para enseñar. Obviamente algunos alumnos tenían problemas para aprender y/o presentaban alguna discapacidad. A estos estudiantes, los “expertos” le aplicaron el término “anormales” y se etiquetó así a todo niño que, por cualquier causa no podía adaptarse convenientemente a las condiciones de la vida escolar. La cuestión que se planteó luego, una vez diferenciados los escolares en “normales” y “anormales”, fue qué hacer con estos últimos. Se hacía evidente que no eran enfermos. A su vez se tenía como referente las instituciones que ya en el siglo 8 Marchena, R (2006) Perspectiva Evolutiva de la Educación Especial pasado se habían dedicado a los niños ciegos y sordos. Ante esta situación, el problema de la “infancia anormal” se resuelve creando esos centros específicos o instituciones para todos ellos. Pero dado el protagonismo científico de los médicos de la época sobre estos temas, la educación allí recibida se impregnó de esta influencia, hablándose incluso de “tratamiento pedagógico” o “pedagogía terapéutica” -pedagogía que “cura”término este último de acentuado predominio clínico y que todavía convive, bajo un grave error, entre los maestros actuales. Pero hay un rasgo de estas instituciones que nos lleva a criticar lo que este avance supuso en su época. Todas ellas se localizaban en las afueras de las poblaciones, argumentando que el campo le proporcionaba a esa “infancia anormal” una vida más sana y alegre. De esta manera se tranquilizaban muchas conciencias. Los niños y niñas con discapacidad eran atendidos protegiéndoles de la sociedad. Pero la realidad era que esa sociedad conseguía así evitar cualquier contacto o mal creído contagio. Las ideas de Darwin y con ello la aparición de la eugenesia 1, reforzó esta tendencia de aislar a las personas con discapacidad. Los “débiles mentales” fueron considerados como un peligro para la sociedad, siendo necesario alejarlos e incluso esterilizarlos, tal como se hizo en Francia, Alemania y algunos estados de EEUU. Se llegó a compartir el argumento de que lo mejor que se podía hacer con la discapacidad era esconderla, pues se asociaba a sentimientos de culpabilidad y vergüenza. En medio de estas exclusiones, no podemos cerrar los acontecimientos importantes de este siglo de cara a la Educación Especial sin mencionar, tal como indica la figura 1, la aparición del Sistema Braille, ese código de comunicación, que emplean actualmente las personas que no ven, y que se basa en unos pequeños puntos en relieve. Su creador fue Luis Braille (1809-1852), alumno ciego del Instituto que había fundado en Paris Valentín Hüay. Cansado de poder leer tan solo mediante esas letras grandes de madera que había diseñado su profesor –tal como referimos en páginas anteriores- de modo que en una hoja sólo había espacio para unos pocos párrafos y que algunas obras llegaban a ocupar hasta 20 tomos y pesar cada uno nueve kilos, Braille discurrió un nuevo sistema. Se inspiró para ello en un código de comunicación militar basado en grupos de puntos. Desde entonces, este sistema ideado por Braille se ha extendido por todo el mundo y ha sido adaptado a todas las lenguas, incluido el chino. La eugenesia es la búsqueda de la creación de una raza superior por medio de la selección de los progenitores, la eliminación selectiva o la esterilización de los individuos que presenten características “indeseables” 1 9 Marchena, R (2006) Perspectiva Evolutiva de la Educación Especial 1-6. Del siglo XX a la actualidad La tónica iniciada en el s. XIX continuó hasta un poco más de la mitad de esta nueva centuria, esto es, las instituciones segregadas para educar a las personas con discapacidad fueron una práctica dominante también en buena parte de este siglo. No obstante, se perciben algunas diferencias –que hemos resumido en la figura 2- que podemos considerar progresos, bajo la relatividad de la época, con respecto al siglo anterior. En primer lugar, la idea de que todos los niños y niñas con discapacidad deben ser educados es un aserto que pocos ponen en duda. Un segundo avance sería el que los tratamientos meramente asistenciales dejan paso a los tratamientos médico-psicológicoeducativos, que se van adentrando en todas las instituciones. Como afirma Arnáiz (2003), se establece así un puente entre el ámbito médico y el pedagógico, aunque es verdad que la supremacía del modelo médico todavía era del todo evidente. PRIMERA MITAD DEL SIGLO XX Avances 1- La infancia con discapacidad debe ser educada 2- Presencia de métodos médico-psicológicos-educativos 3- Instituciones más especializadas Figura 2: Avances de la Educación Especial en la primera mitad del siglo XX, bajo la relatividad de la época y con respecto al siglo anterior. Un tercer hecho que podemos considerar como mejora, es el que las instituciones se hacen más pequeñas porque se comienzan a especializar según las características de los niños que atienden. Si en un principio las instituciones eran esencialmente para los chicos y chicas con ceguera, sordera o discapacidad mental, en esta época los alumnos con problemas de conducta, los que tenían trastornos de lenguaje (dislexia, dislalias…), parálisis cerebral, etc., comienzan también a escolarizarse en esas instituciones, por lo que el flujo de alumnos que pasa de la educación general a la educación especial, se hace cada vez más manifiesto y grande. 10 Marchena, R (2006) Perspectiva Evolutiva de la Educación Especial Ante la necesidad de ordenar y clasificar todos estos chicos y chicas, se pensó que la especialización de los servicios educativos, con expertos al frente, sería la mejor opción. Y es así como se van creando los centros de educación especial segregados, agrupando a los alumnos de la manera más homogénea posible. Si reflexionamos sobre este hecho, podemos ver en este acontecimiento el arranque de la Educación Especial como sistema separado y paralelo a la Educación general. Pero a este argumento que justifica la proliferación de las instituciones especializadas y más pequeñas, es conveniente que le añadamos un acontecimiento científico que casi explica mejor esta tendencia. Desde el comienzo de la institucionalización, eran los médicos los que debían encargarse de determinar en la escuela si un niño era “normal” o no. Pero es a principios del s XX, en el año 1905, cuando surge la obra de Binet y Simon. Estos dos psicólogos –considerados como los padres de los test- diseñan, con el apoyo y respaldo del gobierno francés, una prueba capaz de medir la inteligencia, hecho que abre las puertas a la actual psicometría. Con esta escala –la primera para evaluar la deficiencia mental- se consigue disponer de un criterio objetivable que permitiría determinar qué niños deberían ser separado de los sistemas escolares ordinarios y cuáles pasar a las aulas especiales, agrupados a su vez en categorías previamente evaluadas. Ante el problema de no saber dónde escolarizar estas clasificaciones de estudiantes, se genera la conveniencia de modificar la institucionalización a través de múltiples centros más pequeños. Explica García Pastor (2005) que este procedimiento clasificador, además de catalogar a esa población tan heterogénea de los asilos, permitió también establecer un “tratamiento más justo” en el interior de éstos. Entre otras cuestiones, la separación entre diferentes tipos de “alineados” 2 -furiosos y no furiosos- llevó a que les fueran retiradas las cadenas a los que no eran considerados peligrosos, todo un símbolo social en la época en que se estaba viviendo. Pero hubo un inconveniente en este afán de medir y etiquetar que todavía llega hasta nuestros días. El conocimiento previo del nivel intelectual del alumnado, creó en el profesorado un efecto negativo ya que éstos comenzaron a pensar –y siguen algunos pensándolo- que eso era inamovible y que, por tanto, las personas con discapacidad mental tenían un techo generado por sus propias potencialidades innatas. Incluso algunos maestros se anclaban en la idea de que esos alumnos solo podían beneficiarse 2 Término de la época que hacia referencia a aquellas personas que habían perdido la razón 11 Marchena, R (2006) Perspectiva Evolutiva de la Educación Especial de un tratamiento asistencial y no educativo. Esta errónea aplicación de los estudios de Binet y Simon es planteada por García Pastor (2001), quien advierte que las teorías de estos autores no han sido suficientemente consideradas e interpretadas Al llegar los años cincuenta y sesenta del s XX, esta dinámica de segregación escolar y creación permanente de centros específicos, comienza a ser ampliamente cuestionada y criticada. Se alzan voces desde Europa y EE.UU, inicialmente de los propios padres de esos chicos y chicas con discapacidad que observan cómo sus hijos no alcanzan grandes logros y se les está privando de múltiples derechos básicos como seres humanos. Estos acontecimientos comienzan a obtener una importante repercusión social dando lugar a las primeras reivindicaciones que piden la normalización e integración escolar de todo ese alumnado que asiste en paralelo a eso centros apartados. Dada la trascendencia de estos fenómenos sociales, en el próximo capítulo II nos centraremos en su estudio. Cerramos esta visión histórica de la Educación Especial, por tanto, justo cuando se ponen en marcha los procesos que en la actualidad han llevado a que la escolarización de cualquier niño o niña con algún problema para aprender o con discapacidad se haga en el colegio más cercano de su casa. Hemos visto, tal como explica Garrido (1988), que primero se recorrió el largo camino de la institucionalización, esto es, la simple lucha por alcanzar el derecho a la educación y, en consecuencia, el poder asistir a una institución educativa. Esto no llegó hasta entrado el siglo XIX y dejó atrás muchas centurias de cruel discriminación. Pero un siglo más tarde, cuando se había conseguido aquello por lo que tanto se luchó, se descubre entre todos que, por diversas razones, esta institucionalización, que nació de manera especializada y diferenciada de las restantes, sólo estaba ayudando a segregar y marginar más a estos niños. La institucionalización entra pues en crisis y comienza la escolarización de estos estudiantes en centros ordinarios: es la época de la integración. Con sus ventajas e inconvenientes y con sus derivaciones más actuales, nos adentraremos en el siguiente capítulo, tal como ya hemos advertido. 2- La evolución de las concepciones Si analizamos lo que la sociedad y la escuela, hasta llegar a nuestros días, ha ido haciendo con respecto a las personas con discapacidad, podemos hallar una serie de 12 Marchena, R (2006) Perspectiva Evolutiva de la Educación Especial concepciones y/o mentalidades que resumen muy bien los hechos históricos que hemos ido describiendo. A partir de estas concepciones, una vez que las describamos en este apartado, deberíamos reflexionar algunas cuestiones. Los acontecimientos acaecidos en otros siglos ya pasaron, pero ¿han desaparecido con ello las concepciones que subyacían en cada momento histórico? Bajo este enfoque nos gustaría que leyésemos el presente epígrafe de este capítulo Puig de la Bellacasa (1990) explica esas concepciones en tres etapas concretas. Las hemos resumido en la figura 3. Para este autor las ideas, actitudes y concepciones de la sociedad con respecto a las personas con discapacidad se pueden clasificar en: a) Modelo Tradicional: Se le asigna un papel de marginación orgánico funcional y social a las personas con discapacidad. Se les ubica en un sitio marcado, en un puesto asignado, con plaza permanente entre los atípicos y los pobres, con el denominador común de la dependencia y el sometimiento. O lo que es lo mismo, las personas con discapacidad, debido a sus características, no tienen utilidad alguna para la sociedad por lo que deben ser apartadas y, en todo caso, vivirán de la beneficencia, esto es, haciéndolas dependientes del resto de los ciudadanos. Ellos no pueden tomar decisiones. Las tomamos nosotros en su lugar. b) Paradigma de la rehabilitación: Frente al modelo anterior, se percibe que ya no se rechaza a la persona con discapacidad pero, sin embargo, se considera que ésta debe estar bajo la tutela y dependencia del ambiente que generan y proporcionan los expertos y especialistas. Centra el problema en el individuo, en sus deficiencias y dificultades. Por ello se precisa su rehabilitación mediante la intervención profesional de diferentes especialistas que mantienen el control del proceso. A las personas con discapacidad hay que atenderles, pero siempre bajo la súper especialización, lo que lleva a olvidar la “normalidad” que estas personas presentan desde muchos puntos de vista. Bajo este enfoque, un alumno con discapacidad solo tendría que estar en un Centro de Educación Especial o, a lo sumo, con el maestro especialista, pero nunca con los tutores del resto de los compañeros. c) Paradigma de la “autonomía personal” o “independent living” (vida independiente): Esta concepción nace emparentada con la defensa de los derechos civiles de colectivos sociales minoritarios o marginales en 13 Marchena, R (2006) Perspectiva Evolutiva de la Educación Especial Norteamérica. Desde este movimiento por la vida independiente se subraya como elemento fundamental la autodeterminación de las personas con discapacidad para decidir sus propios procesos, incluido el rehabilitador y se persigue, como meta prioritaria, la supresión de las barreras físicas y sociales del entorno que les rodea. Se considera, asimismo, que los problemas de las personas con discapacidad no residen en el individuo discapacitado sino en el contexto. Las discapacidades son, por tanto, sociales. En otros términos, que si un chico o chica con discapacidad no lleva una vida como los demás (salir a discotecas, viajar, trabajar…) no es por ser como es, sino porque su entorno se lo impide (barreras arquitectónicas, barreras en los transportes, rechazo social…). La calidad de vida de las personas con discapacidad pasará, en consecuencia, por mejorar el contexto y no tanto por someter al individuo a un proceso rehabilitador. Ideas y concepciones hacia las personas con discapacidad MODELO TRADICIONAL Las personas con discapacidad no sirven, no vale la pena invertir en ellas, producen lástima, deben estar apartadas PARADIGMA DE LA PARADIGMA DE LA REHABILITACIÓN AUTONOMÍA PERSONAL Las personas con discapacidad tienen que ser educadas pero, como no son normales, lo harán profesionales especializados de los que siempre dependerán Las propias personas con discapacidad reivindican una vida autónoma e independiente. La sociedad debe dejar de crearles limitaciones Figura 3.Modelos con respecto a las personas con discapacidad (basado en Puig de la Bellacasa, 1990) Estas tres concepciones o formas de pensar con respecto a las personas con discapacidad, podríamos situarlas históricamente en los diferentes períodos que vimos en el apartado anterior. El modelo tradicional sería propio de esa larga etapa que llega hasta el siglo XIX. Al comenzar la llamada era de la institucionalización –siglo XIX y buena parte del XX- nos posicionaríamos con el paradigma de la rehabilitación. Y la época actual, que veremos con detenimiento en el tema II, sería la que correspondería con el paradigma de la autonomía personal. 14 Marchena, R (2006) Perspectiva Evolutiva de la Educación Especial Sin embargo, y abriríamos aquí la reflexión antes anunciada, conforme hemos ido avanzando en esas concepciones, ¿han ido desapareciendo los modelos anteriores para dar paso a los nuevos? ¿Actualmente no existen posicionamientos del modelo tradicional o de la rehabilitación? Muy a nuestro pesar, la respuesta a esta interrogante no nos sitúa en un buen lugar. Por ejemplo, en ocasiones algunas personas suelen sostener afirmaciones de este tipo: “esto es como un niño tonto, mucho gasto y no sirve para nada”. Estas desafortunadas comparaciones están dejando entrever el modelo tradicional por muchos lados. O una noticia que salió hace poco en los medios de comunicación en la que se resaltaba cómo una maestra llegaba a afirmar que no entraría más en su clase hasta que no se llevasen al hospital al niño con Síndrome de Down que tenía en su aula. Aquí se asomaría el paradigma de la rehabilitación, o sea, la búsqueda del experto –y en este caso intensamente equivocado- que atienda al chico con ese síndrome. En definitiva, podemos afirmar que, desgraciadamente, todavía es fácil percibir en múltiples comportamientos, expresiones, noticias, sucesos… que no todos hemos llegado a la línea que marca el pensamiento basado en la reivindicación, justa y necesaria, que aclaman las personas que pertenecen a colectivos minoritarios o que tienen una discapacidad. O lo que es lo mismo, a las concepciones desprendidas del paradigma de la autonomía personal 3- Las clasificaciones de las personas con discapacidad o con dificultades para aprender Desde que la sociedad ha percibido a las personas con discapacidad y en la escuela se han hecho visibles los problemas para aprender de determinados alumnos, se ha procedido inmediatamente a su categorización y, en consecuencia, a ponerles una etiqueta. Esta tendencia a la clasificación ha generado, lógicamente, una profusión de taxonomías considerable desde tiempos atrás. Por ejemplo, tal como recoge Ortiz (1995), Seguin en 1824 presentó una clasificación de las personas con discapacidad mental, que Molina (1995) la incluye dentro de lo que denomina taxonomía precientífica. Concretamente utilizaba los siguientes criterios: - Idiota: grave afectación - Imbécil: levemente retrasado 15 Marchena, R (2006) Perspectiva Evolutiva de la Educación Especial - Débil Mental: retardo en el desarrollo - Simple Retraso: desarrollo intelectual lento Esa tendencia clasificatoria y muchas otras más que se han venido generando desde múltiples autores e instituciones ha sido cuestionada ampliamente ya que la forma en que se ha utilizado ha sido perniciosa. Influidos por unos supuestos científicos tradicionales deterministas, la etiquetación ha llevado a la idea de que el niño no podría salir de unos determinados y fijados límites de patrones de aprendizaje o comportamiento. Esto ha sido un impacto y ha influido negativamente, tal como explica García Pastor (1995), no solo en las percepciones y conductas del propio niño sino también en las percepciones y conductas de las personas que interaccionan con él. Desde este punto de vista, tipificar la discapacidad ha sido algo inútil. Es García Pastor (1995) también la que refiere, en base a los estudios de varios autores que recopila, que algunas clasificaciones son subjetivas y están construidas socialmente. Estudiadas las clasificaciones utilizadas en Educación Especial en 120 países, parece ser que en la mayor parte de éstos coincidían las clasificaciones de niños con trastornos orgánicos (los que no ven, no oyen, les falta alguna parte del cuerpo…), pero no ocurría lo mismo con otras clasificaciones que identificaban niños con otro tipo de características (los que tienen dificultades en matemáticas o en lenguaje, los que presentan un comportamiento alterado…). En cada zona geográfica se aplicaba un término diferente, lo que demuestra la relatividad y subjetividad de las categorizaciones. A su vez, si analizásemos el significado semántico que se le ha atribuido a cada clasificación, nos encontraríamos también cómo detrás de cada término asoma una concepción de rechazo o marginación hacia las personas con discapacidad: anormales (fuera de lo normal); subnormal (por debajo de lo normal); minusválido (menos válido); inválido (no válido)… Sin embargo, ante todo este panorama clasificatorio, coincidimos con las argumentaciones de Garrido (1995) cuando explica que estos inconvenientes no invalidan la utilidad que tiene para la ciencia y la necesidad que existe de estudiar fenómenos comunes que se dan en diversas entidades. Sigue siendo preciso conseguir clasificaciones que ordenen el vasto y complejo ámbito de elementos hacia los que se dirige. Aunque dejemos bien claro que éstas, desde sus etiquetas y significados, nunca deben generar perjuicios y efectos negativos hacia la dignidad e integridad de cada persona. 16 Marchena, R (2006) Perspectiva Evolutiva de la Educación Especial En el tercer punto de este tema, vamos a referirnos a dos tipos de clasificaciones que han tenido una gran trascendencia. La primera será la que ha propuesto la Organización Mundial de la Salud (OMS). Esta entidad, ha ofrecido regularmente varias propuestas clasificatorias bajo el propósito de unificar y estandarizar a nivel internacional, las terminologías referidas a las personas con discapacidad. La segunda clasificación que explicaremos será la ofrecida por Warnock (1978). Nos estamos refiriendo al concepto de necesidades educativas especiales, término de especial uso y relevancia en el ámbito educativo. 3-1.Clasificaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) La OMS ha publicado en dos ocasiones, dos criterios clasificadores diferentes. Cuando surgió la primera de ellas, en el año 1980, se trataba de alcanzar los siguientes propósitos: - De manera general se proyectaba hacer una clasificación que utilizara unos términos positivos. Esto es, se buscaba la desaparición de esos vocablos tan espantosos, que ya están en desuso, y que antes citamos: subnormal, imbécil, anormal, retrasado mental… - Se deseaba ir más allá del proceso mismo de enfermedad y clasificar las consecuencias que ésta deja en el individuo tanto en su propio cuerpo, como en su persona y en relación con la sociedad. Que no se asociara, por tanto, la discapacidad con una enfermedad, sino, en todo caso, como una consecuencia de ésta - Se intentó evitar la sustantivación de situaciones adjetivas, esto es, que a las personas no se les denominara con un sustantivo que nacía de una cualidad (sordo, ciego, deficiente…) entre las muchas existentes que cualquier ser humano puede tener. Y la manera de lograrlo sería anteponer siempre el “persona con…”, haciendo de esta manera más relevante la integridad individual. Los lectores de estas páginas deben notar que a lo largo de las explicaciones que se van haciendo, estamos tratando de aplicar esta indicación de la OMS. Con frecuencia, al referirnos, por ejemplo, a alguien que no ve o no oye, utilizamos la expresión “persona con sordera” “persona sorda” “persona con ceguera”… y muy pocas veces los vocablos “sordo” o “ciego”. 17 Marchena, R (2006) Perspectiva Evolutiva de la Educación Especial Bajo estos buenos propósitos, se dio a conocer, en el año 1980, lo que se conoció como la Clasificación Internacional de Deficiencias, Discapacidades y Minusvalías (CIDDM-1,1980). Se comenzaba aclarando que cuando una persona tenía o había tenido una enfermedad, podía generarse una deficiencia, discapacidad y minusvalía, teniendo estos tres términos el siguiente significado: - Deficiencia: Pérdida o anormalidad de una estructura o función psicológica, fisiológica o anatómica. En pocas palabras, alteración corporal con respecto al resto de las personas: un oído que no recibe las ondas sonoras, una pierna que no tiene movilidad, una mente que no va con la rapidez de los demás… - Discapacidad: Restricción o ausencia –debida a una deficiencia- de la capacidad de realizar una actividad en la forma o dentro del margen que se considera normal para un ser humano. Esto es, lo que no es capaz de hacer un sujeto debido a su deficiencia: no es capaz de moverse, no es capaz de oír… - Minusvalía: Situación de desventaja -consecuencia de una deficiencia o discapacidad- que limita o impide desempeñar un papel social. O lo que es lo mismo, la desventaja social que las personas vivencian debido a su discapacidad: no le dan trabajo, le cuesta encontrar pareja… Pero esta clasificación, aunque mejoró notablemente con respecto a otras que existían, recibió muchas críticas. Entre otras, obsérvese que continuó utilizando un término nada positivo. Nos estamos refiriendo a la palabra “minusválido”. En el año 2001, después de realizarse una larga revisión internacional de esa terminología de 1980, se aprobó la nueva versión clasificatoria3 con el nombre definitivo de Clasificación Internacional del Funcionamiento, la Discapacidad y la Salud (CIF, 2001) Bajo esta nueva visión, se comienza explicando lo que implica o las consecuencias que tiene el llevar una vida con un estado de salud en forma positiva, paro luego compararlo con lo que conlleva una vida con un estado de salud en forma OMS (2001): Clasificación Internacional del Funcionamiento, de la Discapacidad y de la Salud. Madrid: IMSERSO, OMS Y OPS 3 18 Marchena, R (2006) Perspectiva Evolutiva de la Educación Especial negativa, que sería donde se situaría la persona con discapacidad. Obsérvese que no se menciona la palabra enfermedad, sino “estado de salud negativo”. Tanto en una situación como en otra, la persona tendría unas consecuencias. En el cuadro 1 hemos intentado explicar esta serie de derivaciones. Fíjense bien en él, para entender las frases que podríamos construir a partir de estas terminologías. Por ejemplo, según esta propuesta, ahora tendríamos que decir “persona con limitaciones a la hora desplazarse” o “persona con restricciones en la participación a la hora de buscar pareja”. Pero en vistas de que sería muy largo este tipo de expresiones, se ha optado por considerar que cuando decimos, sencillamente, persona con discapacidad, ya nos estamos refiriendo a las limitaciones y restricciones que experimenta. La palabra discapacidad es como si tuviera un significado “sintetizador”. Abarca todo. ESTADO DE SALUD POSITIVO ESTADO DE SALUD NEGATIVO el sujeto posee unas el sujeto posee unas FUNCIONES Y ESTRUCTURAS DEFICIENCIAS EN SUS FUNCIONES Y ESTRUCTURAS CORPORALES CORPORALES que le generan que le permiten tener una adecuada ACTIVIDAD LIMITACIONES EN LA ACTIVIDAD y en consecuencia se posibilita una y en consecuencia le surgen PARTICIPACIÓN EN LA VIDA FÍSICA Y SOCIAL RESTRICCIONES EN LA PARTICIPACIÓN FÍSICA Y SOCIAL Cuadro I: Planteamiento de la Clasificación Internacional del Funcionamiento, la Discapacidad y la Salud (CIF, 2001) Como explican Egea y Sarabia (2003), el vocablo en inglés disability (discapacidad) deja, por tanto, de utilizarse con la conceptualización de la CIDDM1,1980. Ahora este vocablo vendría a ser un término paraguas que englobaría las deficiencias, las limitaciones en la actividad y las restricciones en la participación. 19 Marchena, R (2006) Perspectiva Evolutiva de la Educación Especial Queda, por tanto, con un significado que engloba los factores negativos del funcionamiento humano. Y, como se observa, el término “minusválido”, por fin, ha desaparecido. Es posible que muchos de ustedes estén ahora pensando que esta clasificación de la OMS no la conoce mucha gente, ya que continúa haciéndose uso, a nivel social, de palabras que, en teoría, han desaparecido. Incluso, la propia administración, concretamente el IMSERSO, sigue dando “certificados de minusvalía”. Ante esto, solo nos debe quedar una opción. Que ustedes y nosotros, siempre utilicemos el vocablo correcto: persona con discapacidad. Y que desde el ámbito profesional que vayamos a ejercer o estemos ya ejerciendo, así como desde las relaciones sociales que mantengamos, seamos siempre el estandarte que aclara y avisa de cuáles son las palabras que hacen daño y van en contra de la dignidad de muchos colectivos y, por el contrario, cuáles son las palabras que científicamente se ha convenido utilizar en la actualidad. 3-2.El concepto de necesidades educativas especiales En los años setenta, la Secretaría de Educación del Reino Unido, con el propósito de sentar unas bases para la integración escolar y social de los niños y niñas con discapacidad de ese país, solicitó a una experta -Mary Warnock- que elaborara un estudio en torno a este tema. En respuesta a esta petición, esta autora escribió un informe que se publicó en 1978 con el nombre de Informe Warnock. Fue en este documento en donde apareció por primera vez el término necesidades educativas especiales (nee) Antes de definir concretamente lo que implica este término, es conveniente tener en cuenta algunas cuestiones previas. Esta nueva terminología emergió como crítica intensa a esas múltiples categorías y etiquetas de las que hablamos antes y que tanto daño estaba haciendo a los niños y niñas que se les aplicaba. Durante mucho tiempo, en las escuelas se estaba empleando lo que García Pastor (1995) denomina el diagnóstico tradicional. Con este enfoque, cuando un alumno iba mal en el aula se le hacía un estudio –basado solo en los tests- para hacerle así un diagnóstico de lo estaba sucediendo. Pero este diagnóstico se centraba solo en el niño y olvidaba que existían otros factores (la metodología empleada por el profesor, las características del contenido que se deseaba que el alumno aprendiera…) que pudieran 20 Marchena, R (2006) Perspectiva Evolutiva de la Educación Especial estar también influyendo en los problemas de esos chicos y chicas. Esto es, en este tipo de diagnóstico se trataba de describir y categorizar los problemas y sus causas – achacándosela siempre al individuo o a su familia- y no tanto la búsqueda de soluciones. Y una vez encontrada la etiqueta, el proceso de estudio parecía llegar a su fin. Es precisamente contra esta tendencia donde se sitúa el Informe Warnock (1978). En este informe se afirma que la base para la toma de decisiones acerca de qué prestación educativa se requiere, no debe ser la simple denominación de alguna deficiencia, sino una descripción detallada de la necesidad especial en cuestión. Por ello es conveniente la abolición legal de la clasificación de deficientes. El nombre de la clasificación debe atribuirse a la necesidad educativa especial, no a la persona. Como vemos, Mery Warnock está insistiendo en que hacer un estudio a un alumno porque tiene dificultades para aprender para así encontrar solución a sus problemas, no puede limitarse a una definición intelectual o científica de su problema. Lo que habría que hacer es concretar las cosas que necesita ese alumno o alumna para aprender. Para avanzar en esta línea, esta autora ve innecesario que se sigan utilizando las clasificaciones existentes hasta la fecha. Lo que tendríamos que clasificar son las necesidades y nunca la persona. Pensemos en un maestro que encuentra a un niño que no aprende como el resto de los demás. Para que no se prolongue más esta situación, solicita ayuda al orientador del Centro. Éste se remite a pasarle un test al niño y a aplicarle una etiqueta que luego trasmite al profesor. Le dice, por ejemplo, “este alumno, actúa así porque tiene una discapacidad mental”. Y una vez comunicado este diagnóstico, detiene ahí todo el proceso de orientación. ¿Se solucionarán así los problemas para aprender? Obviamente lo que se ha hecho es un diagnóstico tradicional basado en clasificar a la persona. El maestro no ha encontrado en esta información nada que le ayude a seguir. Además, puede hacerle caer en la idea de que, como el problema está en el chico, en su discapacidad, él no tiene tampoco nada más que hacer. Si seguimos las recomendaciones del informe Warnock, al maestro habría que describirle lo que necesita este chico para que, a pesar de su discapacidad, continúe aprendiendo. En este caso, por ejemplo, necesitaría que se le enseñase con mucho material manipulativo, necesitaría que no se insistiese en cosas teóricas sino en destrezas prácticas, necesitaría que se le motivase mucho, etc. Y al hacerlo así, es cuando estaríamos citando sus necesidades. 21 Marchena, R (2006) Perspectiva Evolutiva de la Educación Especial Si analizamos este giro a la hora de evaluar, diagnosticar y tomar decisiones se percibe que se está poniendo el énfasis en las tareas que desde el ámbito educativo son precisas a la hora de superar las dificultades para aprender. Describirle a un docente lo que necesita para avanzar su alumno, es invitarlo y estimularlo a la acción bajo esta línea. Se está considerando que estas dificultades, propias del individuo, tienen condicionada su mejora al contexto educativo en donde se sitúe. Si el profesor responde correctamente a lo que necesita ese chico, las dificultades van a disminuir. Los problemas para aprender surgen, por tanto, al interaccionar las características del alumnado con las características del espacio escolar en que se sitúe. Según sea la intervención educativa, un alumno con cualquier característica personal, tendrá más o menos dificultades. Todo dependerá de que se responda adecuadamente a lo que necesita. A su vez, esas necesidades no serán siempre las mismas en todos los contextos. Un alumno con discapacidad mental, por ejemplo, que asiste a un aula en la que el profesor consigue tener altamente motivado a todos sus alumnos y alumnas, no necesitará que se le motive. Ya lo está. Sus necesidades son menores. Por el contrario, si lo ponemos en un aula con un profesor tradicional y monótono, sus necesidades en ese ámbito aumentarán. Con este telón de argumentaciones surge el concepto necesidades educativas especiales. Desde el Informe Warnock (1978) se plantea que la necesidad educativa especial es lo que precisa individualmente un niño, desde la óptica educativa, para realizar progresos. Más adelante, Marchesi y Martin (1990) explican que el que un niño tenga necesidades educativas especiales significa que presenta algún problema de aprendizaje a lo largo de su escolarización que demanda una atención más específica y mayores recursos educativos de los necesarios para compañeros de su edad. Establecido el significado de este nuevo concepto, se advierte también que, tal como queda reflejado en la figura 5, pueden surgir dos tipos de necesidades educativas especiales: a) Necesidades educativas pasajeras o transitorias: precisan una atención educativa durante una fase determinada pudiendo luego desaparecer ésta. Pero sólo si recibe la ayuda adecuada los problemas serán temporales y no permanecerán en el niño. Un ejemplo claro lo 22 Marchena, R (2006) Perspectiva Evolutiva de la Educación Especial tendríamos en el alumnado extranjero que, bajo la condición de inmigrante, acude a la escuela. Estos chicos, al principio, tendrán muchas necesidades educativas, sobre todo desde el campo de la comunicación y la relación social, pero pasado el tiempo, éstas irán disminuyendo siempre y cuando en el aula y en el centro se haya respondido adecuadamente a sus necesidades b) Necesidades educativas permanentes: La atención educativa es a largo plazo o para siempre. Los estudiantes con ceguera, tienen unas necesidades, por ejemplo, a la hora de leer, que siempre permanecerán. Adaptar todos los textos al lenguaje Braille será una condición para alcanzar los objetivos educativos que permanecerá de manera constante a lo largo de su escolarización. Aunque, a su vez, sus necesidades variarán en función del aula y el centro al que asistan. Un profesorado con prácticas metodológicas tradicionalistas, dificultará más el aprendizaje de estos chicos NECESIDAD EDUCATIVA ESPECIAL lo que precisa individualmente un niño, desde la óptica educativa, para realizar progresos es puede ser Pasajera o Transitoria Permanente Figura 4: Concepto de Necesidad Educativa Especial (nee) Plantear la atención educativa a los niños y niñas que encuentran dificultades para aprender bajo todas estas orientaciones, desprende unos cambios importantes que en el mismo Informe Warnock (1978) son explicitados. Por lo pronto, la Educación Especial deja de tener el sentido que, tal como hemos visto al comienzo de este tema, tuvo en su origen. Esto es, durante mucho tiempo la Educación Especial se asoció siempre a la enseñanza de las personas con discapacidad. Pero ahora tiene un nuevo planteamiento. Desde el Informe Warnock, la Educación Especial consistirá en la satisfacción de las necesidades educativas especiales de un niño, con el objeto de acercarse, en lo 23 Marchena, R (2006) Perspectiva Evolutiva de la Educación Especial posible, al logro de los fines de la educación. Deberá entenderse como un continuo de prestaciones que va desde la ayuda temporal hasta la adaptación permanente o a largo plazo de lo que hay que enseñar y aprender Como consecuencia de este nuevo planteamiento, al preguntarnos quién precisará los servicios de la Educación Especial se rechaza la idea de la existencia de dos grupo diferentes de niños, los deficientes y los no deficientes, de los cuales los primeros reciben Educación Especial y los segundos simplemente Educación. Se explica desde este informe que uno de cada cinco niños puede necesitar ayuda educativa especial en algún momento de su vida escolar. Esto no significa que uno de cada cinco niños será deficiente en el sentido tradicional del término, dada la clasificación de nee establecida antes. La Educación Especial adquiere, por tanto, un concepto amplio y flexible. Con el concepto tradicionalista un 2% de la población necesitaría un tratamiento educativo especial, que sería el que corresponde con los estudiantes que tienen una discapacidad. Ahora, sin embargo, sería el 20% el porcentaje de niños que podría presentar cualquier tipo de necesidad a lo largo de su escolarización. Se advierte a la vez que esa prestación educativa especial que se reciba, dondequiera que se realice, tendrá carácter adicional o suplementario, y no independiente o alternativo, como solía ocurrir en el pasado. Esto es, que la escolarización de un niño o niña con necesidades educativas especiales no deberá realizarse en centros o instituciones separadas, sino en colegios ordinarios. Sobre esta cuestión profundizaremos ampliamente en el tema II En el Informe Warnock (1978) se sostiene igualmente que este cambio de enfoque en la Educación Especial llevaría consigo un replanteamiento en la Formación del Profesorado que afectaría tanto a los de Educación Especial como a los de Primaria o maestros de otras especialidades. Por ello se recomienda que todos los cursos de formación del profesorado -incluido los de posgraduados- incluyan un componente de Educación Especial. Y es aquí donde deben encontrar la razón por la que ustedes, estudiantes de Magisterio que no son especialistas en Educación Especial, están cursando una asignatura como la que aquí estamos desarrollando. En definitiva, hemos visto en este apartado que las clasificaciones hacia las personas con discapacidad o que presentan algún problema para aprender ha sido constante a lo largo de los años y han ido evolucionando conforme se han modificado las concepciones hacia la Educación Especial. Nos hemos detenido en la que instauró la 24 Marchena, R (2006) Perspectiva Evolutiva de la Educación Especial OMS en 1980 y en el 2001 y hemos desarrollado con más detenimiento la que se estableció desde el Informe Warnock –el concepto de necesidades educativas especiales- dada la trascendencia educativa y escolar que ha llevado consigo. La utilización correcta de estos nuevos vocablos así como su interpretación adecuada lo comentaremos en el siguiente tema 25