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João Rural Sabores de Brasil Los caminos de los sabores 71 L a comida típica paulista todavía existe en muchos lugares recónditos del Valle del Paraíba. Ella es simple y sabrosa, además de tener “sustancia”, como se dice en la cultura campesina. Nació con la llegada de los europeos y de los negros que, conjuntamente con los indígenas, crearon gran parte de los platos nacionales. A lo largo de los siglos, muchas recetas fueron modificadas, con la inclusión de nuevos ingredientes. En muchos casos, los platos mejoraron, pero en otros, perdieron la tradición histórica. La contribución de diversos pueblos ha propiciado variadas recetas, destacándose las que son preparadas con mandioca, maíz, caña de azúcar y carne de cerdo. Surgieron, de esta manera, el virado, el frijol tropero, las paçocas, las dulcerías y reposterías, el uso de las pimientas y el fogado, típico del Valle del Paraíba, en São Paulo. ¿Y cómo esos sabores viajaron de norte a sur en Brasil, hace por lo menos cuatro siglos? Llevados por los conductores de tropas, mejor conocidos como troperos, que, en el siglo XVII, por la necesidad de transporte de las cargas, eran obligados a cortar los senderos en medio del monte. Con el comercio de productos de Europa y del oro entre Minas Gerais y los puertos brasileños, la tropa se transformó en un transporte vital para la economía. Al comienzo, la mayoría de los burros y mulas provenían de los criaderos ubicados en la región sur de Brasil, donde se dominaba la técnica del cruzamiento de equinos con asininos, que nacían híbridos. Fue muy significativo el comercio de mulas entre Río Grande do Sur y la ciudad de Sorocaba, en São Paulo. Alrededor de 1850, llegaron a ser comercializados alrededor N. del E: paulista - perteneciente o relativo al Estado de São Paulo. La palabra puede designar también a quien es natural de esa provincia brasileña. 72 Com suas andanças, os tropeiros foram levando sabores, trocando produtos e fazendo a mistura que hoje praticamos em nossa cozinha. Muitos pratos, como o virado de feijão – ou virado paulista – nasceram nesse tempo. de cincuenta mil animales en un año. Después de la llegada del ciclo del café, el tropero pasó a transportar dicho producto hacia los puertos. Datos del puerto de Ubatuba revelan que, alrededor de 1860, por lo menos dos mil animales llegaban a diario para descargar café. La tropa estaba compuesta normalmente por diez animales. Adelante iba un niño montado a caballo, casi siempre el cocinero de la tropa. El primer animal era llamado de “madrina” o “frentera”, y cargaba en el pecho pequeñas campanillas, llamados cencerros, que iban produciendo sonido y llamando a la tropa. Algunos investigadores afirman que los animales oían el cencerro como si fuera el sonido de agua y, así, caminaban para alcanzarla. Después venían los animales de carga, siempre con un yugo, cargando maletas, canastas, cestos de bambú, bolsas o “bruacas” – grandes bolsas de cuero, para cargar provisiones. Cada animal llegaba a cargar 120 kg. En la parte central, venía el dueño de la tropa a caballo. Por último, venía un animal llamado de “coz” y atrás un hombre, siempre a pie, aguijoneando a los animales. Textos de Brasil . Nº 13 Con sus andanzas, los troperos fueron llevando sabores, intercambiando productos y haciendo la mezcla que hoy practicamos en nuestra cocina. Muchos platos, como el virado de frijol – o virado paulista – nacieron en ese período. En las expediciones, que salían de São Paulo para desbravar el interior, parte del personal plantaba, de trecho en trecho, alimentos que podrían ser cosechados en apenas tres meses. En algunos casos, algunos hombres se quedaban vigilando la plantación de maíz, frijol y mandioca, para, después de la cosecha, seguir el rastro de la comitiva y llevar los alimentos. En otros casos, ese grupo salía antes y esperaba a la comitiva, ya con la cosecha pronta. Después de la llegada de la expedición al local del plantío, el frijol era cocido junto con las carnes de animales cazados en el camino y el maíz, transformado en polvo fino y mezclado al frijol. Era preparado, así, un plato fuerte que era apreciado por los viajeros. Allí se originó la frase y el consejo para quien iba viajar por los bosques de Brasil. “Para comer, ‘va se virando’ (arrégleselas) como los paulistas”. “Se virando” se transformó, pasados los años, en “virado paulista”, actualmente preparado con harina de maíz, corteza y chorizo. También de ese periodo es el frijol tropero, hecho con charqui, chorizo, corteza frita y harina de maíz. Era calórico de esta forma para proporcionar energía a los hombres durante las grandes jornadas que atravesaban el territorio de Brasil. Pero el tropero era sabio, y viajaba solamente cuatro leguas (24 km) por jornada o por día. Así nacieron nuestras ciudades, porque durante los períodos de estadía, aparecían ranchos, que atendían las necesidades. En poco tiempo, se transformaban en villas y, luego, en ciudades, ubicadas, en promedio, a 25 km de distancia entre sí. Toda comitiva de viaje disponía de un pilón. La paçoca era la alimentación principal, porSabores de Brasil Comer apenas la carne – como, a veces, vemos en filmes – era impensable, porque no se podía parar mucho tiempo para cazar. Era necesario caminar constantemente. Si un hombre robase carne, era castigado con la muerte. que se llevaba una carga de harina de mandioca o de maíz. En el camino, eran cazados animales del monte o se pescaba. El producto conseguido era “moqueado” (asado), a guisa de los indios, que, en aquella época, trabajaban como cargadores. Eran ellos quienes enseñaban los secretos de la caza y de la pesca en los montes. Después de ser secadas, esas carnes eran colocadas en el pilón junto con la harina y pisadas hasta formar una masa gruesa. Así, la carne asada quedaba seca y podía ser transportada durante muchos días. Dos kilos de charqui y diez de harina alimentaban a mucha gente. Se ponía la paçoca en las alforjas. Incluso caminando o montando en animales, los hombres podían alimentarse. Para completar, consumían un pedazo de rapadura. Comer apenas la carne – como, a veces, vemos en filmes – era impensable, porque no se podía parar mucho tiempo para cazar. Era necesario caminar constantemente. Si un hombre robase carne, era castigado con la muerte. En la región del Valle del Paraíba y en las sierras gauchas, los piñones fueron el gran alimento de los viajeros, ya que dicha castaña demora hasta cuatro meses para pudrirse. También en el Valle, la tradición de comer la 73 Fogado antiguo . Foto: João Rural hormiga “içá” fue señalada por el escritor Monteiro Lobato, que no abdicaba de esa comida. nes, como el virado de frijol transformándose en tutu. Eduardo Frieiro, en su libro “Frijol, Angu y En el siglo XVIII, durante el ciclo del oro, la comida pasó a ser aún más valiosa. Por la cantidad Col”, afirma que “hay una comida típica minera, por reconocer una constante en las preferencias de personas que se desplazó hacia Minas Gerais, la producción agropecuaria en aquella región se alimenticias”, pero, en contrapartida, destaca que “esas preferencias no son exclusivas de esa mis- volvió escasa. En este contexto, entraron los troperos paulistas, transportando todo lo que fuera ma población”. Cabe considerar, por lo tanto, que, cuando Minas se expandió, el Valle del Paraíba y posible y ganando mucho dinero de esa manera. Algunos productos, como la sal y el azúcar, lle- otras regiones paulistas eran palco de movimientos desde hacía por lo menos 200 años. Se destaca, en este contexto, el papel de nuestro tropero, que gaban a valer hasta cuatro veces el precio de São Paulo. Gran parte de estos viajeros buscaban las mercancías en el Valle del Paraíba, en São Paulo. Muchos hombres de esta región fueron responsables de la fundación de diversas ciudades del sur de Minas Gerais. Con base en este movimiento, ciertos estudiosos de la alimentación en Brasil consideran que la comida minera es una derivación de la que fue llevada desde São Paulo, ya con los platos formados. Ocurrieron algunas transformacio N. del E: minero(a)- Perteneciente o relativo al Estado de Minas Gerais. Se refiere también a quien es natural de esa provincia. 74 iba dejando sus costumbres y tradiciones por los senderos en que pasaba. Trajo la mandioca, llevó el maíz, plantó la caña de azúcar, conservó la carne de cerdo, plantó frijoles, descubrió el arroz y mostró las frutas tropicales. El tropero fue el responsable de esta “mezcolanza”, formando la base de la alimentación brasileña durante varios siglos. Naturalmente, lentamente, nuevos productos fueron incorporados, con la llegada de inmigrantes, pero esta base continúa hasta la fecha, en cualquier cocina respetable. No hay como hablar de comida bra- Textos de Brasil . Nº 13 sileña sin considerar a la paçoca, farofa, corteza, harinas, frijoles, azúcar o arroz. Se trata, por lo tanto, de una cocina que las aventuras del tropero ayudaron a condimentar. El Menú Tropero mandioca Los primeros viajeros que llegaron a Brasil describieron muchas bellezas y curiosidades de esta tierra. Un aspecto que llamaba la atención era la alimentación de los habitantes de la selva. Por eso, en varios escritos, mencionan que los indios se alimentaban de una raíz blanca, llamada ñame o cará, que eran los nombres que ellos conocían. Pero pronto se observó que no era exactamente eso. En realidad, el indio llamaba a esa raíz de manioca, hoy conocida como mandioca. Con ese tubérculo ellos preparaban harina, papillas y también una bebida alcohólica, que los europeos aprendieron a saborear. Con la llegada de los equipos y de la sabiduría de los europeos, su preparación fue mejorada, transformándose en la famosa harina que conocemos hasta la fecha en uno de los triángulos básicos de la alimentación en Brasil. maíz Junto con la mandioca, los exploradores descubrieron otra novedad: el maíz, alimento milenario descrito por los viajeros que se quedaron encantados principalmente con el maíz de rosetas de maíz tostado, que se convertía en “flor”, cuando era arrojada al fuego. El maíz molido en las famosas “piedras de rallar” se convertía en quirera o fubá espeso. Así, era cocido y saboreado. Los indios no tenían el hábito de mezclar los alimentos. Preparaban la carne a las brasa, cocinaban el maíz, hacían la harina de mandioca y comían por separado, llevándose el alimento directamente a la boca. Existen todavía en el interior campesinos que consiguen colocar un puñado de harina en la boca, sin que se les caiga nada. caña de azúcar Por necesidad, los europeos trajeron la caña y la técnica de hacer el azúcar. En poco tiempo, la producción de azúcar de caña cristalizada, azúcar moreno y melaza se volvió el gran negocio, principalmente en los ingenios del Nordeste, cuya producción era enviada al Sur. Lentamente, los ingenios se diseminaron, de modo que cada región tenía su producción. Con el azúcar abundante, la preparación de dulces, privilegio de los señores, se volvió popular. En esas circunstancias, era suficiente recolectar las frutas tropicales abundantes, colocarlas en un tacho y espolvorearlas con azúcar: había sido inventado un nuevo sabor brasileño. Otra innovación fue la cachaza, que hizo la fortuna de muchos ingenios, y que conquista cada vez más espacio en mercados extranjeros. cerdo Los colonizadores trajeron consigo su pecuaria, incluyendo carneros, cabritos, gallinas, gansos, caballos y rebaño bovino. Pero el animal que mejor se adaptó, debido al clima húmedo y a la falta de pasturas, fue el cerdo. Bastaba soltarlo en un pequeño bosque que él se las arreglaba, revolviendo pantanos y comiendo raíces. De ese modo, el cerdo pasó a ser, en poco tiempo, la fuente principal de grasa para la alimentación diaria. Ese nutriente, ya era retirado por los indios de los cerdos del monte, antas y otros grandes animales. La grasa de cerdo, además de condimento, se convirtió en “heladera” de los alimentos, porque era utilizada para conservar todo tipo de carne. Por eso, existe la famosa “carne en la grasa”, plato encontrado en muchas pequeñas ciudades del interior. frijol Sabores de Brasil 75 Tropero prepara almuerzo en el trébede. Foto: João Rural Los indios tenían sus frijoles tropicales. A los portugueses, por su parte, siempre les gustó el frijol, principalmente el blanco. A los negros les encantaba el frijol negro. Eso todo fue llegando y entrando puerta adentro de las nuestras cocinas, formando muchos platos apreciados hasta la actualidad. Añadiéndose el arroz, traído por los europeos, se formó el plato más famoso de Brasil: el arroz con frijoles. charqui El tropero llevaba siempre carne y tocino salados para soportar el viaje. Lo que muchos no saben es que, para extraer la sal del tocino, el cocinero usaba un artificio muy simple. Cortaba el alimento en pedazos, lo colocaba en una olla y agregaba otro puñado de sal. Cuando el agua estaba comenzando a hervir, él mezclaba bien y eliminaba todo el líquido, dejando al tocino sin sal. Es conocida la expresión “estou por cima da carne seca” (estoy arriba de la carne seca), cuyo origen está relacionado con el hecho de el tropero que poseía ese producto era considerado 76 rico. Eran los troperos de tropas de haciendas. Los otros, que trabajaban por cuenta propia, eran los jornaleros y raramente contaban con esa ventaja. Por eso, para decir que se estaba bien, se usaba esa expresión. fogado secular Uno de los platos más característicos de la región del Valle del Paraíba es el “afogado” (ahogado), más conocido como “fogado”. Su historia comenzó hace más de un siglo. De acuerdo con antiguos cocineros, dueños de haciendas e investigadores, este plato nació de forma muy simple. Consta que los estancieros mataban a las vacas más viejas para hacer charqui, cuya forma de preparación ayuda a conservar y ablandar la carne endurecida por la edad de los animales. Las patas eran rechazadas por los señores, pero eran aprovechadas por los esclavos y, posteriormente, por los empleados de las fincas. Esas partes eran cortadas y colocadas en grandes ollas, solamente con agua y sal, durante una noche entera, “ahogando” a fuego suave, para ablandar. Seguramente ese es Textos de Brasil . Nº 13 el origen del nombre “afogado” o, popularmente, “fogado”. Un detalle es que el plato no tenía grasa, apenas el mocotó y el tuétano del hueso, que le daban un sabor especial. La salsa era preparada con urucum, ajo, condimentos verdes, albahaca, y hierbabuena. Esos dos últimos ingredientes ayudarían a hacer la digestión, según los negros, responsables de la adición a la receta. El testimonio de Sebastião Benjamim, que falleció a los 103 años, confirma las informaciones sobre el surgimiento del plato: “Mi padre, José Antonio Cassiano, to- maíz, para preparar un frijol tropero bien grasoso. Ese era el desayuno. El resto del frijol cocido, sin condimentos, era colocado en un calderón y era llevado en la bolsa de la comida para el almuerzo del camino. En la parada, el “madrinheiro” freía más corteza, retirando el exceso de grasa. Agregaba, entonces, al frijol ya cocido los condimentos y la harina de maíz, preparando, nuevamente, el frijol tropero. Los más ricos añadían charqui y chorizo ahumado al frijol. El arroz podía ser simple o mezclado con pedazos de corteza frita, maba las patas del buey, quemaba y raspaba todo el cuero, sacando los pelos. Retiraba el casco y lo cortaba en pedazos. Lo colocaba en una gran olla de hierro, con agua y sal, y lo dejaba en remojo toda la noche. Al día siguiente, retiraba los pedazos de huesos y condimentaba con el colorante, ajo, menta y albahaca. Estaba listo para comer, haciendo en el plato, un pirón con harina de mandioca, que era preparada en la propia casa”. haciendo, así, el arroz tropero. Para completar, se preparaba el café, hirviendo el agua y añadiendo el polvo y el azúcar. Se retiraba la bebida del fuego y se colocaban dos pedazos de carbón, para decantar el polvo, de modo que no era necesario tener un colador. El tropero tenía un equipo básico de cocina, el “cesto de calderón”, hecho de bambú. En él, se ponían dos ollas (calderón y ollita) de hierro, platos, jarros, cucharas y una cafetera. En este conjunto, iba también el trébede, que consistía en tres hierros: dos para apoyar y uno para servir como bandeja, donde eran colgadas las ollas. En algunos casos, ese equipo era improvisado con madera verde y era usado una única vez. Había, además, la bolsa de viaje, que consistía en una bolsa blanca con varias bolsitas adentro, en las cuales se guardaban frijoles, arroz, harina de mandioca, sal, azúcar, ajo, tocino salado y polvo de café. Como se ve, a pesar de no haber nada que fuera sofisticado, la alimentación respondía a las necesidades de la pesada jornada de marcha. Desde São Paulo hasta Rio de Janeiro, por ejemplo, se demoraba 15 días. la comida del tropero A pesar de tener a su disposición una inmensa variedad de alimentos, tanto en la naturaleza, como en las posadas y fincas en que paraba, el tropero se alimentaba diariamente con una comida que, a pesar de ser simple y práctica, tenía mucha “sustancia”, como ellos mismos decían. La alimentación básica en su jornada era frijol, arroz, charqui y tocino. Había, también, alimentos que acompañaban, tales como harinas de maíz y de mandioca, sal, ajo, azúcar y café en povo. En las madrugadas, el “madrinheiro” se despertaba y ponían a cocinar los frijoles, mientras los otros arreaban la tropa y ponían las cargas sobre el lomo de los animales. Después de cocinar el frijol, se freía el tocino, que se completaba con harina de N. del E: madrinheiro es el joven que va en la yegua madrina, la que sirve de guía. Él regula el tiempo de la marcha de la tropa. Sabores de Brasil João Rural Periodista. Autor del libro de recetas “Sabores do tempo dos tropeiros” 77