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RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 1 RT S Revista de Treball Social Directora: Montserrat Bacardit i Busquet Subdirectora: Rosa Mª Ferrer i Valls Equipo de redacción: Teresa Aragonès i Viñes Irene De Vicente Zueras Josep Ma. Mesquida González Pepita Rodríguez i Molinet Pepita Vergara Beltrán Administrativa: Anna Pablos Ortuño Comité asesor: Rogeli Armengol i Millans Montserrat Cusó i Torelló Josefina Fernàndez i Barrera Manuel Miguel Pajuelo Valsera David Paricio Salas Xavier Pelegrí i Viaña Milagros Pérez Oliva Carmina Puig i Cruells Cristina Rimbau i Andreu Glòria Rubiol i Gonzàlez Maria del Carme Sans Moyà Antoni Vilà i Mancebo Diseño de las portadas: Jordina Tió Diseño interior: Ester Lozano Vivó Corrección de estilo y traducción: Raül Cascajo i Orzáez Imprenta y maquetació: I.G. Santa Eulàlia. Sta. Eulàlia de Ronçana Depósito legal: B-19535/1968 ISSN: 0212-7210 Tiraje: 5.200 ejemplares. Edita: Col. legi Oficial de Treball Social de Catalunya Portaferrissa 18, 1r 1a - 08002 Barcelona Tel. 93 318 55 93 - Fax 93 412 24 08 Adreça electrònica: rts@tscat.cat Subscripcions: www.tscat.cat Junta de Gobierno del Col.legi Degana: Núria Carrera i Comes Vicedegana 1a.: Mª Antònia Rocabayera Andreu Secretaria: Rosa Mª Carrasco Coria Tesorera: Thaïs Yarky Tenllado Vocal y vicesecretario: Juan Manuel Rivera Puerto Vocal y vicetesorera: Àurea Quintana Baulés Vicedegana 2a.: Mª Carme Tobella Barés Vicedegana 3a.: Mª Àngels Expósito Miró Vicedegana 4a.: Anna M. Galobardes Gelada Vicedegano 5o.: Alberto Caballero Marcos Vicedegana 6a.: Glòria Martín Lleixa Vocales: Lis Brusa Acuña Lucia Guerrero Ruiz Càndid Palacín Bartolí El equipo de redacción no se identifica necesariamente con el contenido de los artículos publicados. 2 RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 Sumario Sumario Editorial .......................................................................................................................................5 A fondo Saber y poder en trabajo social Teresa Zamanillo Peral ................................................................................................................... 11 La especialización en trabajo social. Reflexiones a partir del proceso de construcción de los grados de Trabajo Social en España Octavio Vázquez-Aguado y Pablo Álvarez-Pérez ..................................................................... 28 El nuevo escenario de la formación universitaria en trabajo social en el marco europeo de educación superior: retos y mejoras Josefina Fernández i Barrera......................................................................................................... 37 Los Másters en Trabajo Social. Ámplia oferta, identificación disciplinaria y especialización en Europa Cristina Rimbau i Andreu ........................................................................................................... 49 El trabajo social generalista y el trabajo social especializado Dolors Colom i Masfret................................................................................................................. 62 La formación: de la resistencia a la academia Xavier Pelegrí Viaña ..................................................................................................................... 77 Aproximaciones al quehacer profesional y a las intencionalidades en la sistematización de las experiencias de trabajo social Leticia Cáceres Cedrón .................................................................................................................. 86 Trabajo Social Comunitario y desarrollo competencial. La experiencia docente de Inmodels Comunitats Isabel Royo, Susana Sánchez, Joan Lacomba, Elvira Marí y Cristina Benlloch .................... 95 Camino para la mejora de la calidad de las prácticas. Universidad de Barcelona Irene De Vicente, Montse Freixa y Mª dels Àngels Renom .................................................... 107 Formarse y entrenarse. La especialización en servicios sociales básicos Maite Boldú i Alfonso ................................................................................................................ 119 RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 3 Sumario ¿Es necesaria una especialización para trabajar como trabajador/a en una residencia de gente mayor? Amparo Porcel i Mundó ............................................................................................................. 126 Oportunidades de los Estudios de Trabajo Social. Reflexiones entorno al reto de la innovación y la especialización Carles Alsinet Mora.................................................................................................................... 131 Reflexiones sobre el grado en trabajo social y las necesidadess formativas actuales Montserrat Mestres i Angla ....................................................................................................... 136 La profesión del trabajo social y los nuevos escenarios M. Mercè Canet Ponsa ................................................................................................................ 143 Profundizando en el trabajo social. La especialidad Alfred Rivera Alonso .................................................................................................................. 149 Interés profesional La fuerza de los equipos en el impulso de los servicios sociales básicos. Novenas Jornadas de Servicios Sociales Básicos Rosa M. Ferrer y Teresa Aragonès ............................................................................................. 157 La Inteligencia Emocional: nuevas perspectivas de intervención sociosanitaria Joaquín Muñoz López ................................................................................................................. 161 Libros Las Organizaciones de Servicios Sociales de Atención Primaria ...................... 169 Per una mort apropiada.................................................................................................... 171 Voluntariado en red. Hacia un nuevo universo solidario ................................. 173 Ética, teoría y técnica ....................................................................................................... 176 Sección libre Declaración de guerra ...................................................................................................... 181 La Revista Publicaciones ........................................................................................................................ 185 Normas para la presentación de artículos en la Revista de Treball Social .... 186 Boletín de suscripción ...................................................................................................... 189 4 RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 Editorial Editorial El tema que presentamos en este número de la revista, Formación y compromiso, bases para el crecimiento profesional, creemos que es del todo oportuno. Los nuevos escenarios del Espacio Europeo de Educación Superior están aportando cambios en los contenidos y la organización de los estudios universitarios, reforzando la formación de base y abriendo nuevos itinerarios que permiten acceder a niveles académicos superiores, en los que la docencia y la investigación deben ser fundamentales para fortalecer la identidad y la presencia del trabajo social en nuestra sociedad. Uno de los objetivos de la revista es contribuir a fomentar la necesidad de la formación permanente. Por eso los artículos que presentamos nos llevan a reflexionar sobre la necesidad del aprendizaje como herramienta de crecimiento profesional. Destacamos la importancia de tener una buena base de conocimientos y competencias que nos permita saber, saber hacer y saber estar, defendiendo los espacios de formación como un derecho pero también como un deber, con la responsabilidad ineludible de estar al día, de adquirir nuevos aprendizajes, de profundizar en las complejidades de la realidad social a la que nos confronta la profesión, de estar abiertos a la investigación y a las nuevas tecnologías. Todo ello para poder cumplir con rigor, competencia y compromiso ético la función social que tiene encomendada la profesión. El artículo que abre el monográfico nos aporta elementos para pensar en el perfil de los trabajadores sociales de hoy y advierte de los riesgos de empobrecimiento que supone la escisión entre teoría y práctica, disciplina y profesión, apuntando algunos lineamientos básicos sobre los que se debería potenciar la formación. Desde la perspectiva académica presentamos los cambios que se han dado en las titulaciones y los efectos de la formación del grado en relación a los planes de estudios anteriores. Los textos nos orientan sobre las propuestas de formación de postgrados, másters y doctorados que se plantean en nuestro país, con un análisis extenso de la oferta de másters que hay en algunos países europeos. Todas estas aportaciones nos permiten pensar sobre la especialización en trabajo social, la especialización en colectivos y en ámbitos de intervención. En definitiva, hablar de formación y compromiso es hablar del futuro de la profesión. RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 5 6 RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 Nueva etapa Nueva etapa: RTS digital El año pasado celebramos 50 años de la RTS con el número 190, y en el próximo año llegaremos al número 200. Son hitos importantes para una revista especializada como la nuestra, que suponen un esfuerzo de todos los que de alguna manera han participado a lo largo de su historia para que el trabajo social tenga un espacio potente de comunicación y difusión. Esto implica también un reconocimiento, por parte de los lectores, de que la publicación colegial es útil y necesaria. Ahora damos un paso más, la RTS pasa a formato digital. A partir del próximo número, entraremos en una nueva etapa, ya prevista en nuestra candidatura: la revista será en línea. En el número en que celebrábamos el medio siglo de la revista, nuestra compañera Glòria Rubiol nos hizo un magnífico, extenso y documentado artículo sobre la historia de nuestra revista, en el que quedó bien patente la importancia que ha tenido esta publicación en el fortalecimiento del trabajo social. Lo que empezó como el boletín de la Asociación de Asistentes Sociales de Barcelona ??se convirtió después revista de la Asociación, y finalmente revista del Col·legi de Catalunya. Fue una publicación pionera, de hecho la primera de todo el Estado que habló de trabajo social, y que se ha mantenido con constancia hasta ahora. Cada equipo que ha llevado adelante la RTS puede haber hecho énfasis en una temática u otra, al publicar más o menos experiencias foráneas, pero lo que ha sido una constante (quizás con matices diferentes) desde sus inicios hasta hoy es la voluntad de poner al alcance de todo el colectivo de profesionales las nuevas metodologías (inolvidable el monográfico sobre el Método básico de trabajo social en el número 55), las teorías sobre el trabajo social que han ido apareciendo y las experiencias dignas de ser compartidas. Toda esto podía permitir conocer las líneas de pensamiento de los principales problemas sociales en cada momento. Los guiaba el deseo de ser útiles, de contribuir a la formación permanente y al crecimiento profesional, queriendo ofrecer una herramienta de trabajo para los profesionales, un referente para todos los trabajadores sociales y un “texto” imprescindible para los estudiantes. Leyendo la historia de la RTS podremos seguir la historia del trabajo social y al mismo tiempo también la historia de nuestro país, sus problemáticas sociales, sus leyes, sus avances y también sus carencias. Pues nuestra revista, al igual que el trabajo social, no es conformista y tiene muy presentes sus RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 7 Nueva etapa objetivos de contribuir a la mejora de la sociedad y a la lucha contra las desigualdades sociales. La Revista de Treball Social sigue evolucionando y afrontando los retos de los nuevos tiempos y este cambio, pasando a formato digital, la sitúa como una publicación respetuosa con el medio ambiente, facilitadora de la interacción con los lectores y accesible a un mayor número de personas, no sólo a profesionales del ámbito social sino también a toda la ciudadanía. La revista continúa con la voluntad de ser una herramienta reconocida de intercambio y transmisión de conocimiento del trabajo social. Una herramienta que contribuya a aumentar el prestigio de nuestra profesión y, a la vez, beneficio la imagen del Col. legi de Treball Social de Catalunya. Son muchas, pues, las ventajas que reporta el formato digital, y seguro que esta nueva “relación” con la RTS nos hará seguir disfrutando de sus artículos y aprovechar más los contenidos. Seguimos haciendo historia. 8 RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 A fondo Saber y poder en trabajo social La especialización en trabajo social El nuevo escenario de la formación universitaria en trabajo social Los Másters en Trabajo Social El trabajo social generalista y el especializado La formación: de la resistencia a la academia Aproximaciones al quehacer profesional Trabajo Social Comunitario y desarrollo competencial Camino para la mejora de la calidad de las prácticas Formarse y entrenarse Especialización para trabajar como trabajador/a social Oportunidades de los Estudios de Trabajo Social Reflexiones sobre el grado en trabajo social La profesión del trabajo social y los nuevos escenarios Profundizando en el trabajo social. La especialidad RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 9 10 RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 A fondo Saber y poder en trabajo social Teresa Zamanillo Peral 1 Resumen En este trabajo se analiza brevemente el pasado del conocimiento en trabajo social, con el propósito de pararse para reflexionar sobre los errores epistemológicos que se han cometido. Se propone, además, una vía de formación para readaptar el perfil profesional a las realidades complejas del mundo de hoy, fundamentado en un conocimiento que integre distintos saberes. Con esta propuesta tratamos de hallar un lugar de reconocimiento en la comunidad científica de las ciencias sociales en España. La coparticipación con los ciudadanos que forman uno de los vértices del sistema de ayuda profesional es la invitación teórico-práctica que se hace para la formación en la intervención, de acuerdo con unas relaciones de poder que están cambiando rápidamente. Palabras clave: Complejidad, conocimiento integral, relaciones de poder, coparticipación. Abstract This work is a brief analysis of the past of social work knowledge, with the intention to think on epistemological mistakes that have been committed. It proposes, in addition, a way of training to re-adapt the professional profile to the complex realities in the present day, based on a knowledge that includes different areas. With these proposals we try to find recognition in the scientific community of the social sciences in Spain. The copartnership with the citizens who integrate one of the vertexes of the system of professional help is a theoretical-practical invitation that is done for the training in the intervention, in relation with a few relations of power that are changing quickly. Key words: Complexity, comprehensive knowledge, power relations, partnership. 1 Trabajadora social y Doctora en Ciencias Políticas y Sociología por la Universidad Complutense de Madrid. Catedrática Emérita de Trabajo Social de la UCM. mariater@trs.ucm.es RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 11 Saber y poder en trabajo social Introducción Examinar la relación entre saber y poder es un ejercicio que nos remite a los caminos trazados por Nietzsche, Foucault o Norbert Elias, por elegir a algunos de los filósofos de la modernidad que han pensado con profundidad en las cuestiones del ser y del existir con los otros; de ahí que las respuestas han de ir necesariamente en torno a sus potentes propuestas conceptuales y, por tanto, prácticas: ser más, cuidado de uno mismo y de los otros, gobierno de sí, búsqueda de la verdad (epimelèia), relaciones de poder, etcétera. Y, además, ¿qué lugar dejamos a Marx, a Freud, o a Durkheim, así como a la Escuela de Frankfurt? ¿O, cuál a los filósofos contemporáneos como los de la talla de Bourdieu o Morin, y también Bauman y los Beck? En este viaje, cuyo encargo es textualmente “el perfil profesional de los trabajadores sociales del siglo XXI, así como las orientaciones sobre la formación de dichos profesionales”, no vamos a estar solos, porque cualesquiera de los filósofos citados nos han acompañado en otros trabajos en los que hemos reflexionado sobre el conocimiento que necesitarían los trabajadores sociales de hoy para intervenir en una realidad social crecientemente fragmentada. A esos trabajos anteriores les remito, dado el escaso espacio que hoy tengo para cumplir con este encargo. Por tanto, aquí vamos a tratar de aportar algunas breves líneas que sirvan de orientación para la formación adicional de aquellos que sienten que lo que estudiaron en la carrera es insuficiente para poder realizar intervenciones integrales en un mundo que cada vez adquiere mayores cotas de complejidad, por lo que se ven obligados a formarse más amplia y profunda12 RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 mente. Y, puesto que “el certificado de defunción” que se hizo en España a Mary Richmond se viene corrigiendo en el aniversario de su 150 año de nacimiento, no podemos menos que contar con ella para hablar del perfil del trabajador social, ya que fue ella la que puso los cimientos del diálogo entre la teoría y la práctica, diálogo que no tuvo continuidad, al menos en España, hasta muy recientemente (Zamanillo, T. 1991). Dicho esto, en primer lugar quiero lanzar unas preguntas que van a enmarcar todo el trabajo: ¿de qué manera el acceso a la Universidad de los estudios de Trabajo Social, primero en la diplomatura y segundo en el grado, ha contribuido a ahondar en la escisión entre la teoría y la práctica? O, por el contrario, ¿puede favorecer el acercamiento de los dos mundos de forma que en esta década se acabe comprendiendo que no nos encontramos ante dos dimensiones diferentes del trabajo social, la teoría que corresponde a la llamada disciplina y la práctica que corresponde a la llamada profesión? Intentaré aproximarme a modo de hipótesis a alguna explicación a estas cuestiones con el objeto de introducir el tema propuesto. Por otro lado, se impone también la pregunta siguiente: todos los cambios en los estudios, más los cambios vertiginosos habidos en nuestra sociedad, ¿han contribuido a ajustar el perfil a éstos? ¿Cuáles son los nuevos rasgos del trabajador social de hoy? ¿De qué manera todas estas cuestiones atañen a la identidad del trabajador social? ¿Son suficientes los estudios de grado para resolver los complejos de inferioridad a los cuales se refería Salvador Giner hacer muchos años? ¿Y los de identidad, inextricablemente unidos a los de inferioridad?2 A fondo Por un lado, lo que antes, hasta los años ochenta, solo era una profesión; hoy se ha dividido entre disciplina y profesión. El método profesional era, ya antaño, el clínico, un proceso que incluía las fases de estudio diagnóstico y tratamiento; además de la concepción harto arcaica de los métodos llamados individual, grupal y comunitario. El reconocimiento en los años sesenta/setenta de que estos métodos respondían a una terminología inapropiada, puesto que se trataba de ámbitos o niveles de intervención, hizo que se diera, más tarde, un salto al llamado método básico, que contenía las etapas siguientes: estudio del campo, análisis diagnóstico, planificación, ejecución y evaluación. Esta crítica metodológica no tuvo eco en el trabajo social de nuestro país de una manera generalizada, en la medida en que los profesionales seguían ajenos a la literatura que se desarrollaba y que se impartía en las escuelas.3 Solo unos pocos profesionales se esforzaron en aplicar el método básico, sobre todo por el poder que ofrecía para la planificación social y la intervención comunitaria. Entre ellos se encuentran algunas figuras relevantes como Montserrat Colomer, que hizo una versión para España que se trabajaba en todas las escuelas. Fueron los años de la definición del trabajador social como agente de cambio en los que la identidad de los trabajadores sociales subió un escalón importante frente a la de asistentes sociales. Fueron los años de profunda críti- ca a la dimensión asistencial de la profesión. Pero no se investigó el alcance del método básico y su eficacia en la intervención, de modo que no disponemos de un análisis de sus resultados más allá del estudio que realizó Amparo Porcel en el nº 80 de la RTS de Barcelona, sobre los “esfuerzos y actividades encaminadas a profundizar conceptos teóricos, actuaciones prácticas y un análisis de la realidad” del trabajo social en Cataluña en los años 70.4 Más tarde, a finales de los años ochenta y primeros de los noventa, la preocupación por el método es sustituida por la de los modelos. La profesión necesita mayor sustento. La inquietud por dotar a la profesión de unos fundamentos científicos que nunca fue abandonada, a finales de los años ochenta se renueva y corre a la par que la inclusión de los estudios en el nivel de la Diplomatura. Ya en 1988, en el Congreso de Oviedo reverdece la preocupación por el objeto que se había iniciado en las jornadas de Pamplona (1977). Objeto, modelo y método formaban los pilares que se exigían para el nombramiento de profesores titulares. Las escuelas reforman los estudios y los modelos de intervención toman un protagonismo extraordinario desde la década de los noventa hasta el momento. No obstante, seguimos sin investigar la eficacia y eficiencia de nuestras intervenciones. En trabajo social se continúa considerando la disciplina y la profesión como dos Este es un tema al que ha vuelto Salvador Giner con frecuencia. La última referencia a la que hacemos alusión en este artículo la dataremos en 1985. Dice así: “En sus tiempos de gestación, el trabajo social sufrió una angustiada búsqueda de la propia identidad que nadie, entre sus practicantes, creyó que estaba destinada a hacerse endémica”. “La tentación corporativa: el Trabajo Social en la encrucijada”, en RTS, nº 98 (1985), pág. 32. 3 El método de Montserrat COLOMER, 1979. 4 PORCEL, 1980. 2 RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 13 Saber y poder en trabajo social vertientes separadas que remiten ineludiblemente a la misma disociación que se hace entre lo teórico y lo práctico. Esta versión de la disciplina propone una profunda escisión y antagonismo de la práctica disciplinar en la medida en que se atribuye a los académicos la disciplina y a los profesionales, obviamente, la profesión. Y… hemos de preguntarnos: ¿cómo se distribuye el poder, pues, entre unos y otros de ambos grupos? Esta es una cuestión en la que tampoco se ha reflexionado. Hasta aquí la introducción de las principales ideas sobre las que va a descansar este artículo. A partir de este punto, veremos todas estas cuestiones en los distintos apartados en los que se va a subdividir el mismo. En el primero se realiza un breve recorrido por el conocimiento que ha dado soporte al trabajo social. Este análisis se apoya en el siguiente aserto: si desconocemos el pasado corremos el riesgo de repetir lo mismo. Y lo mismo hasta ahora en trabajo social es la aspiración a la certeza. Y en ciencia no es posible eliminar la incertidumbre si no cuestionamos. Son muchas las líneas abiertas en trabajo social que no se han investigado. De ahí que ya queremos adelantar una idea fundamental en este artículo: hemos de profundizar todas y todos en la intervención social, investigando sobre sus hallazgos y sus errores, fracasos y éxitos; porque la investigación nos uniría en un universo compartido. Podríamos compartir las luces y las sombras, las certezas y las incertidumbres de la intervención social a la luz de, cada vez más, nuevas categorías analíticas que se van hallando en la investigación social. En el segundo apartado nos acercaremos a la necesidad de formarnos en un conocimiento integral que nos ayude a intervenir 14 RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 con complejidad en la complejidad social. No es un juego de palabras, no, es una realidad que hemos de incorporar a nuestro saber: formar nuestras mentes con el convencimiento de que todo es complejo, desde nuestra personalidad, pasando por el mundo en que vivimos, hasta la intervención en la que hemos de emplear nuestros esfuerzos, nos dotará de una sensibilidad y creatividad crecientes. Estas dos cualidades nos ayudarán a parar nuestros hábitos firmemente arraigados en la tan denostada gestión de recursos para poder recobrar el impulso que un día tuvo el trabajo social. Breve historia del conocimiento en trabajo social El saber en trabajo social ha evolucionado desde un saber experto, en el que se destacaba sobre todo un profesional con conocimientos eminentemente prácticos, al saber que se pide a los profesionales de hoy, esto es un conjunto de conocimientos que tratan de integrar la práctica con la teoría. Mediante esta nueva formación se pretende construir una epistemología cuyos contenidos den respuesta a una disciplina aplicada que, al igual que otras (psicología, pedagogía, medicina, etc.), obtenga su reconocimiento en la comunidad científica. El saber primigenio que se precisaba en los albores de la disciplina estaba más cerca de lo que los griegos denominaban doxa, saber fundamentado en la intuición, que no tenía otro fundamento que las opiniones y creencias sobre las necesidades de las persona. Poco a poco los estudios empíricos fueron tomando importancia y el estudio descriptivo y cuantitativo de las necesidades fue sustentando el cuerpo de lo llamado teó- A fondo rico hasta el momento. Sin embargo, aun cuando los esfuerzos de elaboración de estudios empíricos positivistas que se llevaron a cabo en los años cincuenta y sesenta trataron de aderezar las intervenciones con un toque científico, anhelo que siempre ha estado presente en el trabajo social, nunca se consiguió que la disciplina abandonara el convencimiento de que su perfil era “eminentemente práctico”, frase textual que se sigue escuchando con frecuencia. Mas, a partir de la década de los ochenta, coincidiendo con el reconocimiento de los estudios en el nivel de diplomatura universitaria, y el consiguiente esfuerzo de muchos profesores por elaborar las memorias de la oposición a titulares de escuela universitaria, las exigencias teóricas comienzan a poner en duda esa representación tan rígida de la profesión. La inclusión en la universidad hacía necesaria la integración y el reconocimiento de la comunidad científica de las ciencias sociales. Y es que el conocimiento “eminentemente práctico” no está reconocido en la ciencia, ya que se trata de un conocimiento sensible e ingenuo que obtiene sus fuentes, fundamentalmente, de la intuición, la inducción, la experiencia, etcétera. Y bien sabemos que se puede tener una experiencia de un saber repetido lleno de prejuicios y nociones preconcebidas que no harán nunca honor a una disciplina. A partir de los años ochenta, con la creación de los servicios sociales, poco a poco estos saberes fueron generalizándose y dieron lugar a una homogeneización tanto de las necesidades como de los recursos que se proporcionaban, hacer profesional fundamentado en la demanda y en el recurso ad hoc que se sigue llevando a cabo todavía hoy. Ni que decir tiene que este modo de ejercer la labor profesional no respeta el principio de individualización y ha dado lugar al tan extendido síntoma de la “queja” de los trabajadores sociales por su sentimiento de “exclusiva” función de gestores de recursos. Desde la perspectiva metodológica, además, se comprende bien ese cúmulo de saberes ingenuos, si nos acercamos a la división que se hacía hasta los años setenta de tres métodos: caso-familia, grupo y comunidad. La reconceptualización, no sólo en su vertiente latinoamericana, sino también norteamericana, condujo al reconocimiento de varios errores epistemológicos fundamentales: el mencionado de la clasificación de los métodos y la falta de esquemas teóricos que permitan construir diagnósticos más acordes con la complejidad de la vida social; diagnósticos que permitan analizar las situaciones a las que se ven sometidas las familias y las comunidades más que la sola enumeración de las necesidades que tienen los ciudadanos. Es así como se va avanzando en exigencias teóricas desde el método clínico, pasando por el método básico hasta llegar a la necesidad del modelo teórico. La preocupación por definir el objeto de la disciplina ayudó también a comenzar a desarrollar una epistemología que poco a poco se va nutriendo de interesantes aportaciones teórico-prácticas. ¿Qué aportó el modelo clínico? Un esquema de proceso mínimo por el que guiarse basado en el estudio, el diagnóstico y el tratamiento de los problemas sociales o psicosociales. En el estudio de los casos se apuntaba desde el comienzo un afán por alcanzar un rigor científico siempre notable, sobre todo en el ámbito de la salud en general y, más en particular, la salud mental. Sostengamos esta afirmación con un artículo RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 15 Saber y poder en trabajo social titulado “Aplicación de la metodología de casework como selección de tratamiento en las familias de niños con encefalopatías” de Josefa Fontanals, que expresa en el más puro sentido de las líneas trazadas por Mary Richmond: Debemos evitar las generalizaciones (…). El informe psicosocial (o estudio) nos permite la observación objetiva de los hechos en cada caso. Este informe incluye los miembros de la familia, la interacción entre estos miembros, los problemas de desadaptación que se presentan, etc. (...) Descartamos normas esquemáticas, no pretendiendo asignar una causa específica a cada dificultad, sino haciendo más bien una configuración expresada en forma de diagnóstico de aquellos factores del problema que parecen tener una conexión unos a otros en el tiempo y en el espacio (1970: 19). La autora muestra la necesidad de un tratamiento integral con la familia en el que se destacan los factores relacionales y el análisis de las causas, para proponer un diagnóstico que tenga en cuenta la conexión de todos los factores problemáticos. La complejidad ya estaba en el corazón intelectual de las representaciones de los trabajadores sociales. Fue así desde el momento en que Mary Richmond definió el campo del trabajo social como la comprensión del individuo y del medio, así como las acciones encaminadas a modificar, mediante la influencia directa la mentalidad del individuo y la indirecta la del medio. Pero no se tenían las herramientas analíticas ni técnicas para intervenir en escenarios tan complejos. De ahí que Alfonsa Rodríguez diga en la presentación de su tesis lo siguiente: ¿Por qué después de una entrevista con los padres de un psicótico me queda esta sensa16 RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 ción de malestar?, me preguntaba. ¿Por qué si, yo como trabajador social le he proporcionado la mejor orientación, ésta no ha servido? La teoría, el modelo de diagnóstico, de Salvador Minuchin (1977), las lecturas de Lyman, C. Wynne et al. (1974) sobre la desviación comunicacional, etcétera, me dieron la respuesta. Eran preguntas que apuntaban a la participación del profesional en el proceso de intervención, eran interrogantes que denotaban una cierta postura reflexiva, que como confío esclarecer, están en el fondo y en primer plano en esta investigación. La teoría diagnóstica y la participación del profesional en el proceso de intervención han sido las herramientas analíticas y técnicas que le sirvieron para ir desarrollando esta disciplina con rigor. A fuer de no disponer de más tiempo para continuar con estos argumentos, espero haber aclarado lo que pretendía transmitir, a saber: el conocimiento originario de la profesión era muy insuficiente para poder intervenir en situaciones siempre complejas como eran las que ya se presentaban a los trabajadores sociales. Y hoy cada vez más, dada la creciente fragmentación social y disciplinar de la sociedad de nuestros días. Pero desde Mary Richmond, pasando por las conocidas figuras de Gordon Hamilton, Eilleen Younghusband, Gisela Konopka, etcétera, todas, sin excepción, supieron acopiar los conocimientos teóricos necesarios para desempeñar su profesión con el máximo rigor. Porque la ansiedad por las teorías más allá de nuestras fronteras ha sido un rasgo destacado del trabajo social, desde la adscripción a la Escuela de Chicago, pasando por el interaccionismo simbólico, el psicoanálisis, el marxismo, etcétera. A fondo Pero el empeño en tener un perfil fundamentalmente práctico es una característica esencialmente española que nunca se ha podido sostener ni argumentar de ningún modo; fue y sigue siendo una idea preconcebida que se nutrió durante muchos años de una práctica alimentada de la práctica misma. Este modo de concebir el trabajo social ha dado a la disciplina ese carácter tan autorreferente que se está pretendiendo evidenciar hoy como algo desfavorable para la inclusión y reconocimiento en el ámbito científico. Mas, aunque se ha de destacar que no se puede cargar las tintas de la responsabilidad solo en el trabajo social, ya que el empirismo positivista era propio de la ciencia social del momento, mirada que pretendía realizar una observación objetiva de los hechos, la profesión en España se centró exclusivamente en la experiencia. Y hoy no podemos menos que reconocer muy alto que viajar por la experiencia sin reflexionar es adentrarse en el vacío, un riesgo que ya no se puede correr. Dichas estas breves referencias a la necesidad de lo teórico-práctico podemos acordar también que ya es preciso salir de lo autorreferencial, “salir del armario” y recurrir a otras disciplinas y autores que nos ayuden a ampliar nuestro campo de conocimiento. No podemos seguir alimentando la fragmentación de las disciplinas. Y hoy se ha de aprender a pensar y a hacer con muchos otros autores que están investigando constantemente en campos casi análogos al nuestro. Por otro lado, ¿qué aportó el método básico? Un proceso metodológico en el que se ponía el acento en la planificación pero con un mínimo de datos de estudio para el 5 análisis. Y, de cualquier forma, los datos eran puramente empíricos. Más positivismo, aun cuando se hiciera explícitamente un rechazo al mismo, por ejemplo, en el llamado Libro de las casitas de Patrocinio de las Heras y Elvira Cortajarena. En este trabajo, así como en el estudio sobre las tesinas que se hizo en la Escuela de Trabajo Social de la Universidad Complutense de Madrid, dominaba el empirismo positivista en la mentalidad de los trabajadores sociales como la única forma de hacer ciencia, sin apenas bases analíticas que sustentaran el edificio. El inicio de los estudios en la Universidad, se ha dicho ya más arriba, fue el comienzo de todas estas reflexiones que se sucedieron sin demora a medida que los profesores tenían que rendir sus oposiciones. Pero ya antes había surgido una cuestión epistemológica de primer orden, también señalada en la introducción: la preocupación por el objeto. En una tesis de próxima lectura sobre la identidad de los trabajadores sociales 5 se han analizado las aportaciones epistemológicas sobre el objeto desde las jornadas de Pamplona hasta los congresos de Oviedo y de Barcelona. Un resumen de este estudio examina lo siguiente: el objeto definido como necesidad-recurso en sus distintas versiones, también en Latinoamérica, hace alusión a la vertiente profesional del trabajo social; mientras que en los desarrollos fundamentados en el malestar psicosocial, a partir del Congreso de Barcelona en 1992, se puede reconocer un salto epistemológico significativo, en la medida en que dotan a la disciplina de un contenido abstracto y teórico, además de su posibilidad de aplicación al análisis de la práctica. En este sentido se Maribel Martín Estalayo (2012). RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 17 Saber y poder en trabajo social puede afirmar que la disociación entre disciplina y profesión no favorece el desarrollo del campo del trabajo social al seguir ahondando en la dicotomía teoría-práctica. Pero lo fundamental del método básico era que portaba una esperanza que hoy se ha desvanecido en las sombras de la postmodernidad y en el irracional, a veces, individualismo que hemos construido; y, mucho más, en el salvaje capitalismo al que nos vemos sometidos con su ya desmantelamiento del estado mínimo de bienestar que teníamos. Pero entonces, el anhelo del cambio social y la perspectiva de la transformación de las estructuras sociales sostenía nuestras metas. Así, el método básico se concretó en la planificación, con el convencimiento de que el cambio vendría de la mano de unas políticas sociales justas, distributivas, unas políticas que podrían nivelar las enormes desigualdades en el acceso a los servicios mínimos. Fue “la mística del cambio la que sustituyó a la mística religiosa”, decía en un artículo para RAMBLA (1995). Y es que entonces era fácil pensar en la flecha del tiempo como progreso, nada nos hacía sospechar que el edificio que estábamos construyendo se iba a venir abajo. También el narcisismo (la omnipotencia que rodeaba a los profesionales al creerse “agentes de cambio”) cegó las posibilidades de análisis; además de que en trabajo social no hay hábito de reflexión y estudio. Estos factores, entre otros, impidieron ver cuestiones básicas respecto al cambio social. Veamos cómo se expresaba Crozier en 1984, cita que recojo del artículo antes referido: “no se cambia por gusto. No se interviene porque se tiene una idea nueva, sino porque es preciso (...) En particular, ninguna idea justifica una acción: considerada aisladamente, hasta 18 RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 deviene inexorablemente una idea absurda. Ya se trate de realizar el reino de Dios sobre la tierra o de seguir la moda, el cambio es una empresa demasiado considerable para estar fundada sobre un proyecto subjetivo. Se cambia, en realidad, porque es razonable cambiar, porque la vida es cambio y porque sin cambio se asfixia. Se cambia para vivir. Las organizaciones que no cambian se marchitan. Los sistemas que no se regeneran acaban siendo tan complejos que ya no son controlables” (M. Crozier, 1984). Así pues, es la propia realidad la que ha ido imponiendo sus respuestas: no se cambia la sociedad con el deseo, ni con la voluntad, ni con los decretos. Y es que no sólo no estaba en nuestras manos la transformación de las estructuras, sino que los cambios devenidos nos han dejado por el momento en suspenso; y, lo que es peor, sin herramientas analíticas porque no las habíamos trabajado, emprendidos como estábamos en generar cambios mediante la acción que, por otro lado, fueron admirables en los años setenta y ochenta. Pero el vacío de ahora causa impotencia y pasividad, estado que se vuelve contra nosotros como un boomerang. Es preciso salir de la larga crisis de identidad en la que se encuentran los trabajadores Es preciso salir de la larga crisis de identidad en la que se encuentran los trabajadores sociales, hay que hacer algo. Y no se conoce otro remedio más que el de formarse mucho y constantemente; el de mantener la llama del conocimiento para no intervenir con viejos instrumentos ante nuevos problemas. A fondo sociales, hay que hacer algo. Y no se conoce otro remedio más que el de formarse mucho y constantemente; el de mantener la llama del conocimiento para no intervenir con viejos instrumentos ante nuevos problemas. Este es el momento de preguntarnos: ¿qué aportan los modelos? Este último movimiento epistemológico en España a partir del 92 supone el reconocimiento efectivo de la necesidad de la teoría y el esfuerzo por construir la disciplina. Esta es su contribución primordial, a la que se ha de rendir un gran reconocimiento en el camino hacia la construcción de las bases epistemológicas del trabajo social. Desde este momento, ya no se pone en duda que la necesidad de elaborar el estudio del campo de intervención, como primer paso de la intervención, ha de ir acompañado de teorías o mapas explicativos que ayuden a comprender el fenómeno en el cual se pretende intervenir. La teoría sistémica, en un principio en la formación no reglada, supuso desde el primer momento una contribución muy profunda a este propósito. Mas, la falta de investigación en las aportaciones teórico-prácticas supone un vacío que ya no puede demorarse por más tiempo. A la par, es importante advertir que la formación superficial en un modelo no contribuye a un mayor conocimiento en las posibilidades de su aplicación; más al contrario, puede alimentar una idea preconcebida que se está extendiendo masivamente, a saber: que en trabajo social se puede aplicar un modelo u otro dependiendo de las circunstancias que rodean el caso. Nada más lejos de una actuación rigurosa, sobre todo porque es imposible conocer varios modelos como para poder intervenir de acuerdo a las supuestas necesidades que plantean determinados o todos los casos. De ahí que es importante formarse cuanto más mejor en uno de ellos, así como seguir un proceso de supervisión. Conozco la seriedad de la intervención de profesionales formados en psicoanálisis o en sistémica, por lo que puedo refrendar esta enunciación. Sin embargo, de nuevo nos encontramos con un rasgo muy destacado en trabajo social: la exaltación del método, antes, hoy del modelo; la expectación ante algo que, creemos, nos puede llenar el vacío en el que nos encontramos en cualquier momento de crisis, tiempo en el que anhelamos certezas. De ahí que el concepto de modelo corre el mismo peligro que el de método: la cosificación, ya que a lo que se aspira es a tener soluciones de antemano. Pero se ha de internalizar que los modelos solamente nos aportan un conjunto de conceptos para aplicar al análisis de la realidad y de la intervención; son, fundamentalmente un intento de explicación de la realidad objeto de intervención. Y, en la medida en que esa realidad arroje una mejor explicación, la intervención será más coherente, aun cuando es preciso saber de antemano que todo ello no garantiza la solución del problema, como tampoco la garantiza el recurso ad hoc. La imposibilidad de seguir analizando estos temas que, por otro lado, han sido esclarecidos en muchos lugares comunes de la literatura reciente del trabajo social, nos obliga a finalizar este apartado con algunas preguntas entre miles que dejamos en el aire a propósito: ¿Existe relación entre el conocimiento procedente de los profesionales y aquel que producen los estudiosos de las cuestiones sociales? ¿Cómo aplicarlo? ¿En qué medida guía las decisiones que han de tomar los profesionales al asesorar a los ciudadanos? ¿Y las decisiones políticas? La respuesta a estas RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 19 Saber y poder en trabajo social cuestiones ha de darla cualquiera que sienta, como decía Alfonsa Rodríguez, que lo aprendido no satisface la necesidad de ayudar a la familia o al grupo integralmente. Se trata de abandonar determinados tics de la intervención que se viene haciendo como el de hacer listas de los problemas desconectados entre sí, que presentan las personas o las comunidades. Este modo de trabajar conduce a elaborar el diagnóstico, la mayoría de las veces, como un discurso cuyo contenido está fragmentado en problemáticas diferentes: vivienda, salud, laboral, etcétera. Quizás, volver a la elaboración de proyectos, siempre y cuando estén diseñados rigurosamente, con una fundamentación teórica recogida de hipótesis científicas sobre el campo en el que se va a intervenir, unos objetivos acordes con esa fundamentación y un proceso de evaluación serio, puede ayudar a dar vida al concepto de modelo, en la medida en que serviría para guiar el proceso de intervención. Como es de rigor, después habría que dar cuenta a la comunidad de trabajo social de los hallazgos obtenidos, de las lagunas, en fin, de los resultados que se han derivado de la intervención. Esta es, ante todo, una propuesta de investigación. Mas, otra recomendación para todos aquellos que no deseen llevar a cabo una formación reglada en uno de los modelos ad hoc, puede ser la siguiente: adentrarse en los conceptos más importantes de la socio6 logía y la psicología con el objeto de ahormar la mente para la elaboración de diagnósticos globales, a fin de evitar la fragmentación; leer constantemente temas de economía, familia, organizaciones, comunicación, cuestiones de poder, política, ética, etcétera, para mantener la mente dinámica y aumentar las capacidades analíticas, que es una de las lagunas más importantes que hay en trabajo social. Esta afirmación se deriva de los muchos años de talleres, seminarios, clases y supervisión, en los que se ha constatado que el afán de realismo en el trabajo social hace que los profesionales se aferren exhaustivamente al empirismo, por lo que los diagnósticos no pasan de la descripción de los hechos que consideran “reales” y “objetivos”. Y es que el deseo de alcanzar la objetividad es uno de los grandes límites en trabajo social. ¿Es real la realidad?, habría que preguntarse con Watzlawick… Asimismo, adentrarse en la subjetividad del sujeto, decía Jesús Ibáñez, es tratar de llegar a la máxima objetividad.6 Porque, ¿cómo acceder a la complejidad de los fenómenos que se tratan sin tener en cuenta la subjetividad de los sujetos? ¿Es posible alcanzar la objetividad a partir de la descripción de los hechos? ¿Es que los hechos hablan por sí solos? ¿Es que se pueden tratar como cosas? Desde que Durkheim planteó esta cuestión metodológica casi como un axioma, es mucho el camino que se ha transitado para lle- En este punto se recomienda la lectura de Eliana C. Korin: “Desigualdades sociales y relaciones terapéuticas: aplicación de las ideas de Freire a la práctica clínica”, en Revista de Sistemas familiares, Vol. 13, nº 1, abril de 1997. La autora, a lo largo de un proceso de investigación muy profundo, se plantea que para acceder a las complejas realidades sociales relativas a la salud que fomentan una relación terapéutica asimétrica, es preciso examinar, entre otros factores, el carácter opresivo de las relaciones del sistema compuesto por los terapeutas y la familia, con el fin de que todos participen en un proceso de diálogo de reflexión conjunta y de acción. En la literatura española, similar planteamiento se encuentra en la tesis de Alfonsa Rodríguez, de próxima lectura. 20 RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 A fondo gar al punto en que nos encontramos en la ciencia social: no se puede alcanzar la objetividad. El principio de incertidumbre estará siempre ahí acechándonos. Y para terminar este apartado, lo que sí podemos afirmar hoy es que ya no se puede dudar de que la inclusión de los estudios en un nivel superior, e igual al resto de las disciplinas aplicadas, como la psicología, la pedagogía, la sociología, etcétera, va a exigir un aumento del nivel de conocimiento de los trabajadores sociales y un esfuerzo por dialogar entre la teoría y la práctica. La necesidad del conocimiento integrado ¿Por qué no es acumulativo el conocimiento en trabajo social? Comenzamos este apartado con esta fundamental cuestión porque la realidad es que el conocimiento en trabajo social es fragmentario, va por rachas; son ráfagas que aparecen de tal modo que cuando un concepto parece que ha tomado cuerpo desaparece como arrastrado por otra ráfaga. Y hay un comportamiento con los conceptos muy interesante por el significado que aporta: la cosificación de los mismos. Primero se les ataca como está pasando con el concepto de gestión, lo mismo que pasó con el de asistencia o el de ayuda. No se reflexiona sobre su validez empírica, se descalifican. Los conceptos son tratados como cosas. Todavía recuerdo el revuelo que se armó en el Congreso de Barcelona en 1992 ante las reflexiones al objeto concebido como necesidad-recurso. Sin embargo, es de sobra sabido en la comunidad científica que las hipótesis en las ciencias sociales suponen un conocimiento acumulativo que no puede ser desdeñado bajo ningún motivo. Por ello tampoco puede ser fragmentado ni disociado; aislar y diferenciar lo objetivo de lo subjetivo, lo macro-estructural de lo micro-sistémico, lo individual de lo social, lo comunitario de lo societario, etcétera, como ejemplos cogidos al azar, es hoy una falta de rigurosidad científica. ¿Qué clase de conocimiento se necesita, pues, en trabajo social? ¿Cómo deberíamos formar a los futuros trabajadores sociales? Que se precisa de un conocimiento teórico ya lo hemos dicho y se ha insistido desde Mary Richmond, quien decía que el conocimiento ordenado no puede ser enemigo de la inspiración; que se reconozca o no en España, en el mundo amplio de los profesionales, es otra cuestión; que es necesario que el conocimiento debe abordar la complejidad y la diversidad de lo social, también insistió Mary Richmond y se ha seguido insistiendo en nuestros días en España (Zamanillo, T. desde 1991-2011; Rodríguez, A., 2006-2011). Así pues, he aquí el tipo de conocimiento que se precisa para acercarse a la complejidad: un saber que integre, que no disocie. Porque la disociación nos lleva a un dualismo que está afectando a la formación en las escuelas y a la práctica profesional, por tanto; es decir, al ser y al hacer, y por ende, a la identidad del trabajo social. Esta formación fragmentada ha ido creando desde sus inicios dos corrientes contrapuestas: …por un lado, el interés en la experiencia subjetiva del individuo y el descuido del medio ambiente y la reforma social; y por otro lado, el acento en la necesidad de transformar el medio social. ¿Corresponde a la realidad esta mirada? ¿O más bien se puede afirmar que solo existe el mundo social, aun cuando nos acerqueRTS - Núm. 196 - Agosto 2012 21 Saber y poder en trabajo social mos a él de manera diferente? Las consecuencias de dicha disyunción han sido empobrecedoras para el trabajo social, habiendo dado lugar a dos mundos de lenguaje y de sentido a nuestro hacer y nuestro ser, dicotómicos y simplificadores. Así, desde la primera perspectiva hoy se confunde o se identifica al trabajo social con una actividad de índole tecnocrática e instrumental y, por el contrario, a esta manera de concebir la profesión se enfrentan aquellos que abogan por el cambio social (Rodríguez, A.; Zamanillo T., 2011: 71). Mas, existen otras formas de pensamiento que fraccionan la realidad de la intervención, en este caso. Asistencia o prevención; gestión o intervención, lo individual o lo social, dependencia o autonomía; psicológico o sociológico, y un largo etcétera en el que no nos vamos a detener.7 Pero sí hemos de hacer mención a dos formas de entender la intervención que están conectadas entre sí: el objeto comprendido como necesidad-recurso y el malestar psicosocial. Veamos esta cuestión más detenidamente. La intervención disociada de la gestión no es una intervención integral porque para ayudar a paliar el malestar psicosocial y responder a la dimensión socio-estructural es preciso gestionar recursos en muchas ocasiones, ya que con la sola escucha a las personas no pueden rehabilitarse ni lograr ciertas cotas de autonomía. De nuevo nos encontramos aquí con un gran artículo de Esperanza Molleda: “La intervención social a partir de una demanda económica en Servicios Sociales Generales.” Se transcribe, en primer lugar, un breve análisis de la situación de los servicios sociales como ejemplo de cómo ahorma 7 la cabeza un profesional reflexivo para intervenir con coherencia: Como bien sabemos, los Servicios Sociales se hallan en la actualidad encerrados en un discurso que lleva a un camino sin salida por los principios contradictorios en los que se basa. Por un lado, continúan todavía adheridos a la lectura lineal de la demanda y a la fantasía de que ésta expresa una necesidad objetivable. Por otro lado, presentan como una enseña el objetivo-exigencia de potenciar las capacidades de los individuos para que sean ellos mismos los que resuelvan sus problemas, sin aceptar que, si acuden a Servicios Sociales, es precisamente porque no son capaces de resolver ellos solos sus conflictos. Tanto un principio como otro intentan negar, borrar la complejidad del ser humano (1999). El artículo, después de continuar el análisis del contexto en el que trabajan los profesionales de los servicios sociales generales, describe y analiza un caso de intervención en el que, ella, la profesional, interviene apoyándose en la demanda económica de la persona como medio para ayudarla a desarrollar su autonomía. Queremos terminar estas ideas invitando a los profesionales y docentes a reflexionar en las divisiones y parcelas con las que construimos la vida social, en este caso, la intervención, cuando la realidad no se comporta así. La intervención es un proceso general que comienza con el estudio del campo y el análisis diagnóstico, en el que participa la persona, el grupo, la familia o la comunidad y que en el momento de la ejecución puede ser necesaria la gestión. De ahí que no se pueda sepa- A estas formas dicotómicas de expresar la realidad, además se le ponen valoraciones: la asistencia o la gestión como algo malo, frente a la prevención o la intervención como algo bueno. 22 RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 A fondo rar ésta del proceso como si se tratara de un acto aislado que no corresponde al trabajo social. Otra cosa es la excesiva burocracia.8 Por otro lado, y remitiéndonos de nuevo a la necesidad de formarse en un conocimiento integral, no podemos olvidar la realidad de la mundialización de nuestros días. Durante la elaboración de este trabajo, he escuchado a Eduardo Galeano y a Jean Ziegler, ensayista y relator de la ONU, en un reportaje fundamental9 para comprender el orden del mundo, un orden asesino. ¿Por qué traigo a colación este reportaje? No sólo porque es necesario escucharlo por su certero análisis y por la seriedad en los datos que aporta; no sólo porque como ciudadanos hemos conocer esta realidad que narran, la realidad en la que vivimos, más allá de nuestra comodidad cotidiana, aún a pesar de la gran crisis que nos cerca cada vez más; y no sólo porque invita a hacer algo comprometido con la ciudadanía; sino porque este documental nos demuestra que para intervenir en los escenarios micro-políticos los trabajadores sociales han de conocer economía, las relaciones de poder internacionales y sus reproducciones en lo local, el derecho, la justicia, etcétera. Todo lo que antecede supone que hay una serie de autores y conceptos que el trabajador social no puede ignorar ni desdeñar. ¿Cuáles? Imposible hacer una lista aquí, ya que no se trata de coger los autores y estudiarlos separadamente; pero tampoco se trata de tomar los conceptos aisladamente y solo porque suenan bien, como los de auto- nomía o empoderamiento, se haga un esfuerzo por llevarlos a la práctica sin reflexión ni análisis. No, todo esto que se viene diciendo es un proceso lento de formación puesto que, de lo contrario, se corre el riesgo de “tratar de que el otro se empodere” desde una posición enormemente paternalista, conducta que no es difícil caer en ella. En los talleres de formación y en la supervisión se pueden conocer conductas de este estilo. De nuevo es preciso repetir que nos encontramos ante procesos muy complejos. Así pues, para terminar con este apartado nos preguntaremos: ¿por qué conocer, entre otros, y elegidos los que voy a nombrar al azar, a Durkheim, a Marx o a Weber o, dando un salto en el tiempo, a Bourdieu? ¿Por qué a Freud, a Foucault, a Bateson, o a Minuchin? Porque aportan conceptos al trabajo social que nos ayudan a desarrollar categorías analíticas para analizar y explicar la realidad en la que nos movemos. Todos ellos nos darán una formación integral del orden mundial y local, así como de las repercusiones que estos entramados tienen en los individuos con los que trabajamos. Los conceptos más fundamentales que deben conocer a fondo los trabajadores sociales provienen de estos filósofos clásicos. Inconsciente, anomia, conflicto social, relaciones de poder, burocracia, etcétera, no forman un saber teórico, es un conocimiento para la acción. Por ello, en primer lugar, se trata de hacerse preguntas en el mundo de lo macrosocial acerca de los procesos de anomia, de exclusión, de pobreza, del mercado capita- En un artículo de próxima publicación he trabajado cuestiones sobre la burocracia y el poder que pueden servir de esclarecimiento a estas cuestiones. Zamanillo, T. (2012). “Las relaciones de poder en las profesiones de ayuda. Una cuestión ética de primer orden”, en Revista AZARBE. Publicaciones de la Universidad de Murcia. 9 El orden criminal del mundo. 13 enero 2008, TV 2. Subido por Rebelión.org. 8 RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 23 Saber y poder en trabajo social lista, del individualismo, de las relaciones de poder entre los grupos dominantes y de la dominación masculina en las sociedades tradicionales o en las huellas de esta dominación que queda en las sociedades desarrolladas. Y en los escenarios microsociales, acerca de los aspectos psicosociales de la familia y del individuo, de los procesos de autonomía o de dependencia de los sujetos; acerca de los procesos grupales y comunitarios; de la toma de decisiones; acerca de las relaciones profesionales, como el poder que circula entre los distintos sujetos del sistema profesional, de la coparticipación en las decisiones, etcétera. Se trata de formarse cuanto más continuamente y mejor en todas las cuestiones que se abordan en trabajo social y a las que hemos hecho mención aquí muy brevemente. Se trata de formarse cuanto más continuamente y mejor en todas las cuestiones que se abordan en trabajo social. Y algo más para completar el conocimiento integral: lo ideológico. ¿Por qué su inclusión? Porque, por poner un ejemplo, es preciso ser conscientes de que no es posible hablar de delincuencia, delitos, o delincuentes, sin conocer que vivimos en un orden que alimenta el delito. Se publica ya en los medios de comunicación y en los comentarios del día a día de la calle. Valga un ejemplo reciente: “Miedo en los pueblos de Madrid por el aumento de atracos y robos violentos” (20 minutos día 18 de junio de 2012). Hace poco me decía un taxista que era lógico todo esto ya que se estaba mejor en la cárcel porque, por lo menos, se come a diario. Que alguien roba para poder co24 RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 mer todos los días no es una fantasía de aquel a quien se le ocurrió un día decir eso, es una realidad de hoy. Y, mientras, los mercados siguen jugando con el dinero de todos. Es el capitalismo salvaje el que está detrás de todo el escenario en el que nos movemos. Y con estos rumores de la vida cotidiana doy el toque ideológico, lo asumo. Porque no hay ciencia social neutral, ese es el más puro positivismo. Todo modelo teórico tiene sus fundamentos en la ideología o cosmovisión con la que se trata de explicar el mundo en una primera aproximación al mismo. Esto es, además, una cuestión ética de primer grado: la mirada con la que elegimos intervenir. Conclusiones En fin, la preparación para ser un buen profesional del trabajo social exige a los docentes mucho conocimiento y formación para hacer con los alumnos y los profesionales que deseen adquirir mayor saber y poder, un proceso de enseñanza-aprendizaje, un proceso en el que se aprenda a aprender. De esta forma, se podrá inscribir en la mente la necesidad de seguir aprendiendo a lo largo de la vida profesional; se trata de internalizar capacidades tales como las siguientes: análisis crítico de la realidad con el fin de intervenir de forma integral en las realidades complejas, capacidad de organización y gestión, capacidad para solucionar conflictos, mediar y negociar, capacidad para integrarse en los equipos, ética y responsabilidad política, conocimiento para la autoobservación, el análisis y el gobierno del yo, así como discernimiento del propio poder. Y si alguien está interesado en aumentar más este perfil de los trabajadores sociales puede acercarse a las mil y una de las com- A fondo petencias que se pueden ver en los programas ya instalados en los planes de Bolonia. En ellos comprobará que, una vez más, se sigue pensando en la disciplina de trabajo social como si estuviera dotada de una misión mesiánica. Esta representación mental aleja al trabajo social de la división social del trabajo como una más de las profesiones que contribuirán a mejorar la sociedad, no a transformarla. Ser más modestos nos ayudará a ser más eficaces y a implementar estrategias y técnicas, así como objetivos que puedan ser alcanzables y evaluables. Es urgente y necesario que en la formación no se siga secuestrando el pensamiento de los futuros trabajadores sociales; es preciso y necesario que los futuros profesionales accedan a un saber que les libere de las ideas preconcebidas que hacen tanto daño a sus jóvenes intelectos. El conocimiento del propio poder, la autocrítica, la capacidad para ver al otro y verse a sí mismo en la relación, es fundamental para trabajar en coparticipación con la familia, el grupo o la comunidad; es fundamental para acceder a la subjetividad del otro; es fundamental para participar en el crecimiento y desarrollo del poder de los grupos, algo que pasa necesariamente por mantener un diálogo con las personas para incrementar el conocimiento de sí mismos y sus dificultades. Estas breves notas sobre el papel del profesional en los procesos de intervención y encuentro con los otros, en coparticipación, nos obligan a situarnos en realidades totalmente diferentes de las que hemos conocido hasta ahora. Se ha de terminar la añoranza y la queja; esto sí es una exigencia personal, no se puede finalizar la instalación en la queja, tan fuertemente apuntalada, sin hacer un esfuerzo de control consciente y constructi- vo individual. En efecto, esto es un asunto de responsabilidad del sujeto; somos nosotros quienes nos tenemos que hacer cargo de ello. Una vez más se añade eso de Crozier: no se cambia la sociedad por decreto. En tiempos del reino del individuo, la responsabilidad del sujeto se encuentra cada vez más verdaderamente interpelada. Y es que, si bien hay dificultades personales y sociales que podemos y hemos de tratar de resolver en grupo, de otras no podemos librarnos recurriendo a aquello de Fuenteovejuna, todos a una; no, porque nos competen individualmente, tenemos la responsabilidad de trabajarnos a nosotros mismos. Tenemos la responsabilidad de ser más, dicho en términos de Nietzsche. Estos son los cambios que proponemos: cambios en el interior de la disciplina y cambios en la mentalidad y en la mirada de los agentes de la intervención que, desde un lugar u otro –en la docencia o en el campo profesional– ejercemos nuestra labor. Proponemos los cambios en nosotros mismos por una cuestión de pura lógica: podemos cambiarnos a nosotros mismos pero nuestra influencia para cambiar a los otros o las estructuras –mucho menos–, es mínima o nula; nunca se podrá garantizar el cambio a partir de nuestra intervención en el sistema. Lo que sí hemos de hacer es avanzar en la evaluación, afinando cada vez más y mejor nuestros instrumentos. De ahí que es la investigación el campo que nos ha de unir a los profesionales y a docentes de esta disciplina. Y éste es el gran desafío que tenemos, y más en tiempos en los que el desmantelamiento de las ayudas ha alcanzado una velocidad de vértigo. En relación a lo que se acaba de señalar, hemos de destacar que el cambio en la mirada de los profesionales ha de girar 180 grados RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 25 Saber y poder en trabajo social ¿Por qué esta afirmación tan tajante? Porque si antes se decía, y se sigue diciendo, que el trabajador social tiene como fin profesional ayudar al individuo a que se ayude a sí mismo, planteamiento neoliberal por excelencia, 10 hoy las relaciones de poder han cambiado notablemente. Por un lado, es difícil acercarse a pedir ayuda en estos tiempos a un profesional de la llamada, ya antiguamente, “autoayuda”. Y, por otro, porque en estos momentos de la historia todo el mundo es sensible a la desigualdad; todo el mundo necesita ser respetado desde una posición en la que nadie se sitúe en el lugar del saber y del poder. Leamos El respeto de Sennett y sus magníficas reflexiones sobre este tema. De ahí la necesidad de trabajar adoptando y, por tanto, formándose, en la coparticipación. 10 Por último, no podemos olvidar que el sistema de ayuda profesional está compuesto por el subsistema profesional, el políticoinstitucional y el de los ciudadanos, lo cual lleva consigo mucha más complejidad que la que a simple vista pudiera parecer si solo estuviéramos en el encuentro profesional la familia o el grupo y los profesionales. De ahí que negociar con el poder político local para contribuir a aumentar el poder de los ciudadanos es una labor ineludible. La responsabilidad política del trabajo social, ya lo hemos dicho en otras páginas y en el título de un libro, es irrenunciable. Negociar con los políticos, afrontar el conflicto, mediar, etcétera, son labores enormemente difíciles. Este es el gran desafío de la formación de hoy, la reglada y la no reglada, la del comienzo y la permanente. Esta definición –que es tomada al pie de la letra por los estudiantes– es la síntesis de la síntesis de la síntesis, es decir, la microscópica síntesis, si se me permite hablar así. Con frecuencia hemos comentado en los círculos que nos inscribimos en una perspectiva crítica del trabajo social que si uno acude a un profesional para que le ayuden a ayudarse a sí mismo, ¿de qué le sir ve contar su vida y las debilidades del tipo que sean? 26 RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 A fondo Bibliografía BARSKY, A. “Percepción del conflicto en las escuelas de trabajo social”, en RTS, nº 167 (septiembre 2002), pág. 23-46. Barcelona: Col.legi Oficial de Diplomats en Treball Social. ISSN 0212-7210. COLOMER, M. “El método de Trabajo Social”, en RTS, nº 75 (septiembre 1979), pág. 4-48. Barcelona: Asociación de Asistentes Sociales. ISSN 0212-7210. GEORGE, S. El pensamiento secuestrado. Madrid: Editorial Sol 90, 2009. Colección Pensamiento Público. ISBN 978-84-7426949-9. 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Afirmamos que si bien los títulos de grado tienen un carácter profesionalizante y, por tanto, su formación tiene una orientación generalista, es necesario, a partir de los estudios de máster y doctorado, realizar una oferta formativa especializada en trabajo social que permita dar respuesta a las exigencias crecientes de un contexto social en crisis en el que intervienen los trabajadores sociales. Palabras clave: Trabajo social, grado, formación generalista, formación especializada, libro blanco. Abstract This article analyzes the discussion between general and specialized training in social work taking as a reference the training profile defined in the White Paper’s degree of social work. Although degrees have a professionalizing nature and therefore, their training has a generalist orientation, we affirm that is necessary, from the master and doctoral studies, to offer a specialized training in social work that allows answering the growing demands of a social context in crisis in which the social workers are involved. Key words: Social work, degree, general training, specialized training, white paper. Trabajador social y doctor en psicopedagogía. Profesor titular del Área de conocimiento de Trabajo Social y Servicios Sociales de la Universidad de Huelva. octavio@uhu.es 2 Trabajador social y máster oficial en Estudios Migratorios, Desarrollo e Intervención Social. Becario FPU (Formación del Profesorado Universitario). pablo.alvarez@dstso.uhu.es 1 28 RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 A fondo Introducción: ¿formación generalista o especializada? Claves para el debate en trabajo social en España La consolidación del trabajo social en España como profesión y disciplina ha ido en paralelo al reconocimiento de la formación otorgada a los profesionales y a su plena incorporación a la Universidad. Así ocurrió en 1964 cuando se estableció la primera regulación oficial de los contenidos formativos y la reglamentación de las escuelas de asistentes sociales, lo que supuso una primera institucionalización de la formación y un reconocimiento a una práctica profesional que venía ejerciéndose desde tiempo atrás. Igualmente sucedió en 1981 al incorporarse los estudios a la universidad y cuando, en 1983, se definió un nuevo plan de estudios que, a partir del reconocimiento de la contribución de los trabajadores sociales al logro del incipiente Estado de Bienestar en España, pretendía dar una formación que contribuyera a la consolidación de las políticas sociales que se empezaban a desarrollar por aquel entonces. También en 1990 tuvieron lugar dos hechos relevantes: se aprueba el Real Decreto que establecía las directrices generales que regulaban el plan de estudios de la diplomatura en Trabajo Social y, especialmente importante desde el punto de vista académico, la creación del área de conocimiento con competencias en materias de trabajo social, servicios sociales y política social. Nuevamente, todas estas disposiciones legales venían a reconocer y consolidar una realidad profesional y académica que ya existía con anterioridad y que implicaban la plena incorporación del trabajo social a la universidad española aunque como estudios de diplomatura. Dada esta integración, cuando el Espacio Europeo de Educación Superior (EEES, en adelante) hizo su irrupción en España, los estudios de trabajo social debieron de nuevo actualizarse y definir, a partir de los RD 1397/2007 y 861/ 2010, a los que volveremos más adelante, los títulos de grado que conllevan la plena normalización universitaria del trabajo social en nuestro país. Mientras todo esto ocurría, miles de trabajadores sociales interesados en obtener una mayor cualificación profesional o una formación más especializada recurrieron al desarrollo de otros estudios universitarios superiores. Este conjunto de reconocimientos que el trabajo social académico ha ido cosechando a lo largo de su breve historia responde a una realidad que, de facto, ya existía en la sociedad española y que estaba constituida por un conjunto de profesionales que daban respuesta a las problemáticas sociales del proceso de industrialización de la economía española en un primer momento para más tarde, ya con el advenimiento de la democracia, contribuir de manera decidida a la creación del Estado de Bienestar en España y la consolidación de las políticas sociales (Fernández-García, 2012). Podemos afirmar que los avances logrados en la for-mación de los trabajadores sociales han ido por detrás de la realidad profesional, ya que consideramos que, en el debate que nos ocupa, la hipótesis de la que partimos es que la práctica profesional nos muestra un ejercicio de la misma tanto de carácter generalista como especializado, existiendo un conjunto de profesionales que requieren de una formación plural que, a distintos niveles, les permita responder a los desafíos de la realidad social en la que se insertan. RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 29 La especialización en trabajo social Somos partidarios de considerar la existencia de un nivel de formación especializado en trabajo social porque, a priori, contribuirá de mejor manera a desarrollos profesionales que exigen una gran cualificación. Pero, como ya ponía de manifiesto Moñivas (2004) para el caso norteamericano, necesitaremos también evidencia empírica que nos demuestre que, efectivamente, esta formación especializada permite ejercicios profesionales diferentes a los que facilita la formación generalista. Formación generalista vs. especializada a partir del Libro Blanco del Grado en Trabajo Social En el Libro Blanco (Vázquez, 2004) no se aborda directamente el debate entre formación generalista o especializada. Se constata que en diversos países europeos existe formación especializada a través de máster y doctorado, pero no era su propósito dilucidar esta cuestión para el caso español. Su objetivo inicial era otro. De alguna manera, este documento daba continuidad a los trabajos realizados en torno al logro, truncado, de la licenciatura en trabajo social. Para entender esta afirmación es necesaria una cierta contextualización del momento en el que tuvo lugar el desarrollo del Libro Blanco. Desde 1998 la Conferencia de Directores de Trabajo Social y el Consejo General de Colegios venían impulsando distintas iniciativas que tenían como objetivo la transformación de los estudios de diplomatura en licenciatura. Entre sus logros más importantes podemos citar la aprobación, por parte de la Subcomisión de Ciencias Sociales del Consejo de Universidades, de una ponencia que justificara dicha transformación. El tex30 RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 to de la misma se redactó pero nunca se pudo defender, ya que, con la aparición del Documento Marco de Adaptación al Espacio Europeo de Educación Superior, se prohibieron toda creación y/o transformación de titulaciones universitarias existentes en el catálogo de 2003. Esto impactó de lleno en la estrategia seguida para el logro de la licenciatura, hasta el punto que este objetivo, por razones de fuerza mayor, se abandonó. Ocupó su lugar la definición de un título de grado en Trabajo Social adaptado al Espacio Europeo. Por aquel entonces la única entidad que promovía iniciativas relacionadas con el EEES era la ANECA. Concretamente, financiaba trabajos para que redes universitarias nacionales, emulando la iniciativa del proyecto Tunning, propusieran diseños, sin carácter vinculante, de los futuros títulos de grado adaptados al EEES. En el ámbito del trabajo social vimos en estas convocatorias de la ANECA una posibilidad de continuar la lucha por la consolidación definitiva de nuestros estudios universitarios. Fueron momentos convulsos donde el trabajo social fue considerado en diferentes propuestas como título de postgrado y no de grado, como estudios de grado con 180 créditos ECTS… También es cierto que el ámbito académico y el profesional trabajaron conjuntamente en pos del mismo objetivo, que se rentabilizaron las iniciativas puestas en marcha en torno al logro de la licenciatura… Es importante destacar esto porque el trabajo social pasó de casi conseguir la licenciatura a batallar por ser reconocido como título de grado. Es en este contexto en el que tiene lugar el desarrollo del Libro Blanco, que, sin duda alguna, representó una gran oportunidad para desarrollar un trabajo colaborativo entre todas las universidades y A fondo el Consejo General de Trabajo Social (MartínezRomán y Campanini, 2011: 102) y que sirvió de inspiración para el diseño de los títulos de grado junto con el conocido como Documento de Barcelona, que contenía los criterios para el diseño de los planes de estudio de los títulos de grado en Trabajo Social (Fernández, Arias, Lázaro y Mota: 2011: 84). En el documento del Libro Blanco, en la definición del título de grado se optó claramente por establecer un perfil profesional de carácter generalista, que permitiera el desarrollo profesional en los diferentes ámbitos y niveles en los que intervienen los trabajadores sociales. Como se afirma en la introducción al documento del Libro Blanco, en la definición del título de grado se optó claramente por establecer un perfil profesional de carácter generalista, que permitiera el desarrollo profesional en los diferentes ámbitos y niveles en los que intervienen los trabajadores sociales. Tomando como referencia el National Occupational Standards for Social Work inglés se definieron un conjunto de competencias que establecían las funciones y cometidos profesionales de los trabajadores sociales y a los que la estructura formativa de los títulos de grado tenía que dar respuesta facilitando su adquisición y entrenamiento. Sin embargo, ya existen evidencias empíricas que ponen de manifiesto que, a pesar del carácter profesionalizante que ha tenido siempre la formación en trabajo social en España, existe una gran distancia entre lo que se pretende con la formación a través de competencias y lo que realmente se consigue (Medina-Tornero, Medina-Ruiz y Marcos-Matás, 2011; Chamor ro-Barranco, 2012). Por tanto, como hemos señalado en otro sitio (Vázquez-Aguado, Álvarez-Pérez y Mora-Quiñones (2011: 35): urge desarrollar estrategias que permitan acortar esta distancia, lo que exige no solo más medios y recursos difíciles de conseguir en un contexto de crisis como el actual, sino un cambio en las rutinas del profesorado y del alumnado al objeto de desarrollar otras metodologías que permitan el aprendizaje autónomo por parte del estudiante, centrando los contenidos a desarrollar en el entrenamiento de las competencias y entendiendo, de una vez por todas, que la enseñanza tiene otros niveles además del grado como son el master y el doctorado. Hay que contemplar la oferta formativa en su totalidad, sabiendo que el grado tiene una vocación profesionalizante centrada en lograr el entrenamiento en las competencias profesionales. Ésta es la idea principal que subyace al planteamiento sobre la formación generalista y la especializada. La primera de ellas tiene que estar orientada a lograr el entrenamiento en las competencias profesionales de las que se ha otorgado el trabajo social; competencias que permiten un ejercicio profesional en numerosos ámbitos de actuación. La segunda estará orientada a la profundización en la formación en estos ámbitos de actuación, y también a la adquisición de competencias y conocimientos que permitan el desarrollo de la investigación al máximo nivel en trabajo social. Como decíamos, la propuesta del Libro Blanco opta por una formación generalista, de amplia base, destinada a la capacitación en el ejercicio profesional del trabajo social. Este planteamiento, tras un estudio exhausRTS - Núm. 196 - Agosto 2012 31 La especialización en trabajo social tivo de la organización de la formación en distintos países europeos llevado a cabo por Martínez Román y colaboradores en el conjunto de los trabajos del Libro Blanco, nos permitió afirmar que, si bien no existía un modelo europeo de formación en trabajo social que pudiéramos reproducir íntegramente en España, sí existían una serie de aspectos que se podían incorporar en el diseño de este perfil generalista en el que se basó el grado en Trabajo Social. Entre ellos, como se recoge en el Libro Blanco (2005), podemos citar los siguientes: La estructura dual de la formación, es decir, la existencia de dos niveles de formación donde el primero de ellos tiene un carácter generalista con una asignación de créditos que variaba entre los 180 y los 240 créditos ECTS. Ello conllevaba la existencia de un posgrado con unos 60 créditos asignados. Esta organización de la docencia, en consonancia con la Recomendación del Consejo de Europa sobre los trabajadores sociales, debería garantizar una formación de calidad acorde a los cometidos y funciones profesionales asignadas a los trabajadores sociales. Tomar como punto de partida la definición, los objetivos, el código ético y los estándares globales de calidad de la titulación establecidos a nivel internacional por la AIETS (Asociación Internacional de Escuelas de Trabajo Social) y la FITS (Federación Internacional de Trabajadores Sociales). Estos referentes internacionales contribuyen a la consolidación de un esquema común en cuanto a la concepción del trabajo social más allá de las matizaciones y adaptaciones necesarias en función del contexto de cada país. Una metodología de enseñanza basada en el estudiante y con una baja ratio estudiante-profesor. Si en los países europeos estudiados en el 32 RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 Libro Blanco se pone de manifiesto la escasa ratio entre estudiantes y profesores, el contexto español, por el contrario, destaca por el número tan elevado de estudiantes de Trabajo Social, que, si bien es una garantía para la continuidad del título en un momento de crisis como el actual, no es menos cierto que hace muy difícil el desarrollo de una metodología centrada en el trabajo del estudiante y, especialmente, impide el entrenamiento en profundidad de las habilidades, técnicas y procedimientos que emplean los trabajadores sociales para el logro de sus competencias profesionales. Esto influye en la calidad de la formación que se imparte en los grados de Trabajo Social. Tendencia a incentivar la interrelación entre instituciones de educación superior y los trabajadores sociales que ejercen profesionalmente en entidades sociales. Esta tendencia ha tenido fiel reflejo en la tradición existente en nuestro país al garantizar de manera sistemática al menos un periodo de prácticas bajo supervisión profesional como colofón o corolario a la formación impartida. Finalmente, debemos referirnos a una orientación ya señalada en este texto, y es la concepción del perfil formativo con carácter generalista y con iniciación a la especialización. Este perfil inicial estaba basado en tres directrices básicas para la formación de los trabajadores sociales. Por un lado, los trabajadores sociales tendrán un conocimiento de las ciencias sociales aplicadas, la psicología y el derecho como disciplinas instrumentales al ejercicio del trabajo social. Por otro lado, recibirán un entrenamiento y un conocimiento de los postulados teóricos y prácticos del trabajo social y, finalmente, se contemplará la realización de un trabajo final de grado como punto final al proceso formativo en los títu- A fondo los de grado. Con posterioridad, en el Documento sobre los criterios para el diseño de los planes de estudio de los títulos de grado en trabajo social (“Documento de Barcelona”) se especifica que las materias que componen el perfil formativo del grado en Trabajo Social deben estar organizadas en cinco bloques temáticos de acuerdo al siguiente esquema: A. El trabajo social: conceptos, métodos, teorías y aplicación A1. A2. A3. A4. Fundamentos del Trabajo Social Métodos, Modelos y Técnicas de Trabajo Social Habilidades Sociales y de Comunicación del Trabajo Social Investigación, Diagnóstico y Evaluación en Trabajo Social B. El contexto institucional del trabajo social B1. Servicios Sociales B2. Políticas Sociales y Trabajo Social C. Procesos y problemas sobre los que actúa el trabajo social C1. Desarrollo Humano en el Ciclo Vital y el Medio Social C2. Estructura, Desigualdad y Exclusión Sociales C3. Salud, Dependencia y Vulnerabilidad Social D. Herramientas legales y organizativas para el trabajo social D1. Derecho, Ciudadanía y Trabajo Social D2. Gestión de Organizaciones E. Prácticas y Trabajo Fin de Carrera Las propuestas de las universidades españolas Con los referentes ya citados del Libro Blanco y del Documento de Barcelona, las distintas universidades españolas disponían ya de los consensos básicos para proceder al diseño de los títulos de grado. Sin embargo, ello no sería posible hasta la promulgación del RD 1393/2007, modificado por el RD 861/2010, que definiría la estructura aún en vigor de los nuevos títulos universitarios españoles. A los efectos del debate que nos ocupa es muy importante tener en cuenta la defini- ción que de la estructura universitaria hacen estas disposiciones legales. El artículo 9.1 del RD 1393/2007 establece claramente que las enseñanzas de Grado tienen como finalidad la obtención por parte del estudiante de una formación general, en una o varias disciplinas, orientada a la preparación para el ejercicio de actividades de carácter profesional. El artículo 10.1 señala que los títulos de máster tienen como finalidad la adquisición por el estudiante de una formación avanzada, de carácter especializado o multidisciplinar, orientada a la especialización académica o profesional, o bien a promover la iniciación en tareas investigadoras. Finalmente, el artículo 11.1 define que las enseñanzas de Doctorado tienen como finaRTS - Núm. 196 - Agosto 2012 33 La especialización en trabajo social Los títulos de máster tienen como finalidad la adquisición por el estudiante de una formación avanzada, de carácter especializado o multidisciplinar, orientada a la especialización académica o profesional, o bien a promover la iniciación en tareas investigadoras. lidad la formación avanzada del estudiante en las técnicas de investigación, podrán incorporar cursos, seminarios u otras actividades orientadas a la formación investigadora e incluirá la elaboración y presentación de la correspondiente tesis doctoral, consistente en un trabajo original de investigación. Esta organización de la estructura legal de los títulos universitarios españoles establece claramente que los grados han de tener una orientación general y una vocación de preparar para el ejercicio profesional. Los másteres ofrecerán una formación especializada, y el doctorado estará orientado a la formación avanzada en técnicas de investigación. Estas definiciones son centrales para entender la controversia que nos ocupa. En mayo del año 2012, la Conferencia de Decanos y Directores de Trabajo Social confeccionó un documento donde se recoge información sobre la implantación del grado en Trabajo Social, el número de plazas que se ofertan, el prácticum, el trabajo final de grado, el curso de adaptación de la diplomatura al título de grado y la existencia de másteres y doctorado. Este documento refleja toda esta información de 30 universidades de las 36 en las que se imparte el grado en Trabajo Social. En cuanto al grado, todas las universidades lo tienen implantado, aunque con un ni34 RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 vel de desarrollo desigual en función del curso de comienzo del mismo. Ha sido un proceso progresivo en el que el nuevo título convive con los últimos estudiantes de la diplomatura. Todas las universidades contemplan la posibilidad de realizar la adaptación de los estudios de 3 años al grado, aunque no en todas ellas esta posibilidad está disponible en el curso 2011/2012. Generalmente, dependerá de la implantación total del grado, es decir, que estén en vigor los 4 cursos que duran los estudios. En todas las universidades existe la posibilidad de hacer prácticas externas y trabajo final de grado, aunque hay diferencias entre las mismas. Hay universidades que únicamente ofertan estas prácticas en un curso, generalmente cuarto; otras, por el contrario, tienen más de un curso. Existen también diferencias significativas en los créditos de prácticas que tienen que realizar los estudiantes, que fluctúan entre un mínimo de 10 y un máximo de 48. En cuanto al trabajo final de grado, la asignación de créditos tampoco es uniforme, basculando entre un mínimo de 6 créditos y un máximo de 12. Finalmente, en cuanto al grado, hay al menos 3 universidades que, dentro del perfil generalista de la formación del mismo, establecen menciones o itinerarios que permiten una cierta especialización en el marco de los estudios de grado. Concretamente, la Universidad del País Vasco ofrece dos especialidades en intervención y transformación de conflictos y promoción comunitaria. La Universidad de Deusto ofrece dos itinerarios de formación especializada en intervención social especializada e inclusión social y desarrollo humano. Por último, la Universidad de Huelva ofrece cinco menciones que permiten una profundización en materias A fondo como mercado de trabajo y empleo, intervención social con familias, inmigración y diversidad, dependencia y discapacidad y cooperación al desarrollo y tercer sector. Para obtener el reconocimiento de esta formación especializada, en todos los casos, se exige cursar unas determinadas asignaturas, generalmente optativas. La oferta de títulos de master y de doctorado es mucho más reducida. Aquí nos encontramos con dos situaciones que merece la pena destacar. Por un lado, en la medida que las titulaciones de trabajo social han ido pasando de las escuelas a facultades más amplias de Ciencias Sociales o de Educación, los profesores de la titulación participan en diferentes másteres y doctorados. En algunos casos, existen líneas de investigación específicas en trabajo social y servicios sociales. Por otro lado, existe un número reducido pero creciente de títulos de postgrado que podríamos identificar como propios y específicos de trabajo social. En este sentido, hay títulos en Intervención Social en la Universidad de Deusto. Máster en Dependencia e Igualdad en la autonomía personal de la Universidad de Jaén. Máster en intervención social con individuos, familias y grupos de la Universidad Pública de Navarra. Máster en Estudios migratorios, desarrollo e intervención social de las universidades de Huelva, Granada y Almería. Máster en Trabajo Social comunitario, gestión y evaluación de servicios sociales de la Universidad Complutense de Madrid. Máster en Trabajo social de la Pontificia de Comillas. Máster en Intervención Social comunitaria de la Universidad de La Laguna… entre otros. Sin embargo, la oferta de estudios de doctorado es realmente limitada. No hay ningún doctorado específico en Trabajo Social. Como mucho, como hemos señalado, líneas de investigación en trabajo social en alguno de los doctorados de los departamentos y facultades a los que se adscriben los estudios de Trabajo Social y el área de conocimiento. Es ésta la carencia más importante que tenemos en la formación especializada en Trabajo Social (Verde, 2011), que nos está impidiendo la elaboración teórica en beneficio casi exclusivo de la intervención (Ponce de León-Romero, 2012). Para entender esta oferta formativa del trabajo social en España, nuevamente, tenemos que referirnos al pasado reciente de la disciplina. Efectivamente, los títulos de grado han sido desarrollados fácilmente por las universidades, mientras que, por el contrario, la oferta de máster y de doctorado es realmente escasa, y ello por una razón que nos vincula al pasado: como diplomatura los estudios eran profesionalizantes, al igual que el grado en la actualidad. Era muy escasa la oferta de estudios oficiales de postgrado e inexistente la de doctorado, al contrario de lo que ocurría con el conjunto de las titulaciones que tenían el grado de licenciatura, que han podido reconvertir los estudios de tercer ciclo que tenían en másteres y doctorados en el nuevo EEES. A ello debemos añadir las exigencias notables que, en la actualidad, conlleva la organización y dirección de los programas de doctorado así como la dirección de tesis en la universidad española que se desprenden del RD 99/2011. RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 35 La especialización en trabajo social Bibliografía CHAMORRO-BARRANCO, P. P. “La docencia de nuevas asignaturas en la titulación de grado en trabajo social: una experiencia respecto a evaluar su planificación, desarrollo e introducción de mejoras. Portularia, 12 (Addenda). Huelva: Universidad de Huelva, 2012. Págs. 205211. ISSN: 1578-0236. FERNÁNDEZ, J.; LÁZARO, S.; MOTA, R. y ARIAS, A. “Diez preguntas sobre grado. La implantación del grado en trabajo social en las universidades”. Revista de servicios sociales y política social, 96. Madrid: Consejo General del Trabajo Social, 2011. Pág. 75-87. ISSN: 11307633. FERNÁNDEZ-GARCÍA, T. “El estado de bienestar frente a la crisis política, económica y social”. Portularia, 12 (Addenda). Huelva: Universidad de Huelva, 2012. Pág. 3-12. ISSN: 1578-0236. 36 RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 MARTÍNEZ-ROMÁN, A. y CAMPANINI, A. “La educación en trabajo social en Europa; avances y propuestas”. Revista de servicios sociales y política social, 96. Madrid: Consejo General del Trabajo Social, 2011. Pág. 101-114. ISSN: 11307633. MEDINA-TORNERO, M. E.; MEDINA-RUIZ, E. y MARCOS-MATÁS, G. “Los procesos de evaluación en las guías docentes: Análisis de satisfacción de los alumnos de trabajo social”. Portularia, 11, (2). Huelva: Universidad de Huelva, 2011. Pág. 79-89. ISSN: 15780236. MOÑIVAS, A. “Competencias requeridas para el ejercicio profesional de trabajo social (el debate entre formación especializadas vs. generalista)”. Portularia, 4. Huelva: Universidad de Huelva, 2004. Pág. 441-444. ISSN: 1578-0236. PONCE-DE-LEÓN-ROME- RO, L. “Teorizar la experiencia profesional del trabajo social” Portularia 12 (Addenda). Huelva: Universidad de Huelva, 2012. Pág. 141-147. ISSN: 1578-0236. VÁZQUEZ, O. (coord.) Libro Blanco del Título de Grado en Trabajo Social. Madrid: ANECA, 2004. VÁZQUEZ-AGUADO, O.; ÁVAREZ-PÉREZ, P. y MORAQUIÑONES, N. 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Se presenta una perspectiva de cómo se está produciendo la implementación de los diversos niveles académicos en Trabajo Social (grado, máster y doctorado) en las diversas universidades españolas y cómo éstos se están organizando en cooperación entre todas. Se exponen algunas opiniones de la autora sobre cuáles son las mejoras que se esperan con este cambio y cuáles son los principales retos en un momento de incertidumbres debido a la crisis social, política y económica que estamos viviendo. Palabras clave: Trabajo social, formación universitaria, Espacio Europeo de Educación Superior. Abstract This article exposes the new situation of Social Work Education at the University Level in the framework of the European Space of Higher Education. It gives an overview of the implementation of the different educational levels in Social Work Studies (Bachelor, Master and PhD) at the Spanish Universities and how they have been organized in a cooperative way. Some opinions of the author are given about what are the expected improvements from this new scenario and which are the big challenges at this moment with lots of uncertainties due to the social, political and economical crisis. Key words: Social Work, University Education, European Space of Higher Education. 1 Trabajadora social. Licenciada en Derecho y Doctora en Sociología por la Universitat de Barcelona. Directora del Departamento de Trabajo Social y Servicios Sociales de la Universidad de Barcelona. Presidenta de la Conferencia Española de Decanos y Decanas y Directores y Directoras de Centros y Departamentos de Trabajo Social. Esta presidencia se ejerce desde mayo de 2011 conjuntamente con un equipo formado por Charo Ovejas (UPV), Pablo de la Rosa (Universidad de Valladolid), Teresa Facal (Universidad de Santiago de Compostela), Ester Raya (Universidad de la Rioja) y Emma Sobremonte (Universidad de Deusto). jofernandez@ub.edu RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 37 El nuevo escenario de la formación universitaria en trabajo social Desde la aprobación del llamado pacto de Bolonia sobre la formación universitaria en Europa en 1999, se ha iniciado un proceso conducente a un cambio de paradigma en los estudios universitarios, dirigido prioritariamente a la búsqueda de un modelo válido y transferible en todo el viejo continente en un marco que se ha llamado el Espacio Europeo de Educación Superior para dar carta de presentación a esta voluntad de un espacio único y válido en toda Europa.2 Las características de este nuevo marco se centran sobre todo en un cambio de estructura organizativa universitaria, basada en titulaciones de grado y de posgrado, la existencia de unos créditos europeos transferibles (ECTS) 3 y el establecimiento de unos sistemas de calidad universitaria para asegurar la idoneidad de los programas de cada nivel para lograr unos objetivos de excelencia académica. Los créditos europeos se establecen como un punto de referencia básico para conseguir la transferencia y armonización de las enseñanzas, se organizan en un sistema basado en la adquisición de competencias que implican un gran cambio conceptual en los métodos docentes y de aprendizaje, ya que éste se centra en el aprendizaje y esfuerzo realizado por el estudiante y asegura la implicación y participación en todo el proceso. Las bases comunes de la organización de la formación universitaria en dos niveles, grado y postgrado, se establecieron en Dublín en 2004, donde se acordaron lo que actualmente se denominan los descriptores de Dublín, como referencia a la ciudad donde fueron aprobados. Estos descriptores acuerdan las competencias que se tienen que haber obtenido en cada uno de los diversos niveles: el de grado y dentro del postgrado el de máster y doctorado. Según estos descriptores aquel que obtenga un título de grado en Europa tiene que ser capaz de poseer y comprender conocimientos en un área concreta de estudio y saberlas aplicar a un ámbito de manera profesional. A la vez tienen que ser capaces de reunir e interpretar datos relevantes para emitir juicios que incluyan una reflexión sobre temas de tipo social, científico o ético y poder transmitir información, ideas, problemas y soluciones tanto a un público especializado como no. El nivel de posgrado se divide en dos tipos de titulaciones, el máster y el doctorado. Los descriptores de Dublín establecen que, para la obtención de un título de máster, el estudiante tiene que haber logrado lo siguiente: demostrar un conocimiento y una comprensión que se basa en el nivel del grado y lo supera y mejora, y que le proporciona una base y una oportunidad para la originalidad en el desarrollo y/o aplicación de ideas, a menudo en el contexto de la investigación. A la vez tiene que ser capaz de aplicar sus conocimientos y comprensión, así como las habilidades para resolver problemas en entornos nuevos y en contextos amplios (multidisciplinarios) relativos a su campo de estudio. Requiere la habilidad de incorporar conocimientos y afrontar la complejidad, y también de formular juicios a partir de in- El texto completo de los acuerdos de la Declaración de Bolonia se puede consultar en: http://eees.umh.es/ contenidos/Documentos/DeclaracionBolonia.pdf (Última consulta) 2-9-2012. 3 En el Estado español los créditos europeos se regularon por el Real Decreto 1125/2003, de 5 de setiembre, publicado en el BOE núm 224, de 18 de setiembre de 2003. 2 38 RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 A fondo formación incompleta o limitada pero que incluyen reflexiones sobre las responsabilidades sociales y éticas ligadas a la aplicación de sus conocimientos y juicios; también la capacidad de comunicar sus conclusiones, conocimientos y marco conceptual en que se basan tanto audiencias expertas como aquellas que no lo son y lo hacen de forma clara sin ambigüedades. El título de máster asegura también la adquisición de habilidades que permiten continuar los estudios de forma autónoma. Para la obtención de los títulos de grado y de máster se tienen que haber superado un número determinado de ECTS: estos pueden ser de 180 a 240 para la obtención del título de grado y de 60 a 120 para la obtención del título de máster.4 El máximo nivel académico se obtiene con el doctorado, que ya no se estructura en ECTS pero que requiere para su realización que el doctorando tenga en su haber como mínimo 300 ECTS entre grado y máster. Para ser doctor/a se tiene que haber demostrado una comprensión sistemática de un campo de estudio y el dominio de las habilidades y métodos de investigación relacionados con este, y una capacidad de concebir, diseñar, poner en práctica y adoptar un proceso sustancial de investigación con seriedad académica. El doctorado implica la realización de una contribución científica a partir de una investigación original que amplíe las fronteras del conocimiento desarro- llando un corpus substancial que merezca la publicación referenciada a nivel nacional o internacional.5 El aseguramiento de un sistema de calidad viene dado por la necesidad de que todos los planes de estudios que se establezcan para la obtención de un título universitario en Europa tengan que haber pasado por un proceso de acreditación que asegure que los títulos aseguran el cumplimiento de los estándares establecidos. Estas acreditaciones, a la vez, tienen que ser renovadas de manera periódica. En el Estado español la organización de este nuevo sistema universitario se inició con la Ley Orgánica 6/2001, de 21 de diciembre, de Universidades, que fue modificada a posteriori por la LO 4/2007, de 12 de abril. En la primera reforma todavía no se acometió la modificación de titulaciones para adaptarlas a la nueva nomenclatura, y por eso todavía se mantuvieron las titulaciones de diplomatura y licenciatura. Aun así, en el año 2005 se inició la organización de los nuevos títulos de máster oficial en base al RD 56/2005.6 Esto condujo a la peculiaridad en el Estado español de que se iniciaran los estudios de máster oficial antes de empezar la primera titulación en el escalafón académico: el grado. También se hacía en un momento en que todavía no se había decidido cuál sería la estructura de los títulos de grado sobre el número de ECTS que se tenían que cursar para obtenerla. Esta Esta variabilidad en el abanico establecido en el número de créditos ha conducido a una diversidad importante en el marco de la EEES, puesto que muchos estados han optado por organizar los títulos de grado en 180 ECTS y en 120 los másteres, mientras que otros, entre los cuales se encuentra el Estado español, han optado porque el título de grado tenga el número máximo de créditos: 240. 5 Esta investigación es la que conocemos como tesis doctoral. 6 REAL DECRETO 56/2005, de 21 de enero, por el cual se regulan los estudios universitarios oficiales de Postgrado. BOE, nº 21, de 25 de enero. 4 RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 39 El nuevo escenario de la formación universitaria en trabajo social indeterminación dio lugar a una incertidumbre, si era más idóneo organizar títulos de máster de 60, 90 o 120 créditos. En el caso de Trabajo Social, como se partía de una diplomatura, en la mayoría de los casos se consideró más adecuado organizar títulos de máster que fueran de 120 ECTS para dar posibilidad a los diplomados en Trabajo Social de llegar a los 300 ECTS necesarios para poder optar a la máxima titulación académica: el doctorado. Los estudios que ya partían de licenciaturas, en cambio, se decantaron la mayoría para promover másters de 60 o 90 ECTS. Con esta incertidumbre sobre cuál sería la duración de los estudios de grado, en año 2004 se produjo la elaboración del Libro blanco de la titulación de grado en Trabajo Social, con el apoyo de la ANECA.7 La elaboración del Libro blanco se hizo desde la Conferencia de Directores/as de Centros y Departamentos de Trabajo Social del Estado español, con el apoyo y participación del Consejo de Trabajo Social. Coordinó el grupo de trabajo el que entonces era el presidente de la Conferencia, Octavio Vázquez Aguado, de la Universidad onubense, y participaron todas las universidades españolas que impartían estudios de Trabajo Social. 8 A partir de 2005, sin que se supiera todavía qué pasaría con el título de grado, se iniciaron propuestas de títulos de posgrado en Trabajo Social. La iniciativa a destacar fue la de la Universidad Pública de Navarra, que conjuntamente con las universidades de Barcelona, Complutense de Madrid, de Granada y de Valencia inició un proceso de diseño de un posgrado interuniversitario en Trabajo Social.9 Rosario Alonso (2005), de la Universidad de Valencia, que participó en los inicios de este diseño, proponía que el máster en Trabajo Social tenía que asegurar especialmente unas prácticas de calidad y la preparación en investigación en Trabajo Social. En aquellos momentos se planteaba el máster como una oportunidad para mejorar el nivel académico de los trabajadores sociales mediante unos planes de estudios que ofrecieran una especialización que pudiera dar acceso a una mejor competencia profesional. En aquellos momentos los másters se dividieron en másters profesionalizadores, másters de investigación o mixtos, según fuera el objetivo básico de su realización. Los másters profesionalizadores son aquellos dirigidos a la mejora de competencias profesionales, mientras que los másters de investigación van específicamente dirigidos al logro de las competencias necesarias para poder hacer búsqueda avanzada y tener el nivel necesario para iniciar estudios de doctorado. En medio todavía de toda esta incertidumbre de títulos, la Conferencia de Directores/as de Centros y Departamentos de Trabajo Social continuó su trabajo para conseguir una cierta homogeneidad y consenso en cómo tenían que ser los nuevos títulos de Agencia Nacional de Certificación y Acreditación Académica. La ANECA hizo tres convocatorias para favorecer la elaboración de libros blancos de las titulaciones para favorecer que los diversos títulos estuvieran preparados cuando se iniciara el proceso de incorporación llena a la EEES. 8 La lista completa de participantes en el proyecto aparece en las páginas 14 y 15 del Libro blanco del título de Grado en Trabajo Social. Madrid: ANECA, 2004. Se puede encontrar en: http://www.aneca.es/activin/ docs/libroblanco_trbjsocial_def.pdf 9 Estos másteres en trabajo social se implementaron a las universidades Pública de Navarra, Complutense de Madrid y de Valencia, y continúan ofreciéndose en la actualidad. 7 40 RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 A fondo grado en Trabajo Social, y así, finalmente, con un marco que se había definido con la reforma de la LOU el año 2007,10 se aprobaron en Barcelona los criterios para el diseño de planes de estudios de títulos de Grado en Trabajo Social. Finalmente se establecieron los grados en 240 ECTS.11 La regulación estatal dejaba una libertad amplia a la autonomía universitaria, únicamente se requería que hubiese 60 créditos de materias básicas para permitir la movilidad entre varios estudios. Estos se deben ofrecer en los primeros dos cursos académicos. Las materias básicas a la vez estaban divididas en varias ramas, los estudios de trabajo social forman parte de la rama de Ciencias Sociales. La normativa estatal también hacía mención de que un máximo de 60 ECTS tenían que dedicarse a las prácticas, y que estas se tienen que ofrecer los últimos dos años. Como novedad aparece el trabajo de fin de grado, que tiene que tener un peso desde 6 a 30 ECTS. El documento de Barcelona se adaptó a esta estructura presentando un diseño que asegurara que en todas las universidades del Estado español se ofreciera un nivel de formación en Trabajo Social similar. Esta vo- luntad se establecía de la manera siguiente: “Los planes de estudios que conducen a títulos oficiales que capaciten o habiliten para el ejercicio del trabajo social se tendrán que elaborar de forma que: a) respeten y se atengan al marco legal y normativo que regula el ejercicio profesional; b) capaciten para el perfil profesional de trabajador/a social; c) garanticen como resultado del proceso de aprendizaje la adquisición de las competencias necesarias para el ejercicio de la profesión; d) tengan como referencia los estándares mundiales y e) la estructura del plan de estudios tenga como referencia la organización de materias y de enseñanzas que se recoge en este documento” (2007: 11).12 La estructura de los planes de estudios propuestos en el documento de Barcelona quiso asegurar un buen nivel de formación específica en trabajo social y materias afines, así como la realización de prácticas debidamente supervisadas. A la vez se determinaban las competencias que se tenían que lograr con la realización de cada una de las materias. Las materias propuestas se agruparon en 5 bloques temáticos, a los que se atribuía un número de créditos recomendado: A. El trabajo social: conceptos, métodos, teorías y aplicación A1. Fundamentos del trabajo social (6-9 ECTS) A2. Métodos, modelos y técnicas de trabajo social (25 ECTS) A3. Habilidades sociales y de comunicación del trabajo social (9 ECTS) A4. Investigación, diagnóstico y evaluación en trabajo social (6-7 ECTS) LEY ORGÁNICA 4/2007, de 12 de abril, por la que se modifica la Ley Orgánica 6/2001, de 21 de diciembre, de Universidades. B.O.E. nº 89, de 13 de abril de 2007. 11 La estructura de los títulos de grado y de posgrado se establecieron por el RD 1393/2007, de 29 de octubre, por el que se establece la ordenación de las enseñanzas universitarias oficiales. B.O.E. nº 260, de 30 de octubre de 2007. Este RD modificó el anterior del 2005. 12 Este documento no se ha editado, pero se puede encontrar para su consulta en las páginas web de la mayoría de universidades del Estado español que han participado en él, así como en la web del Consejo de Trabajo Social. 10 RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 41 El nuevo escenario de la formación universitaria en trabajo social B. El contexto institucional del trabajo social B1. Servicios sociales (20-21 ECTS) B2. Políticas sociales y trabajo social (6-9 ECTS) C. Procesos y problemas sobre los cuales actúa el trabajo social C1. Desarrollo humano en el ciclo vital y el medio social (10-13 ECTS) C2. Estructura, desigualdad y exclusión sociales (10 ECTS) C3. Salud, dependencia y vulnerabilidad social (5-7 ECTS) D. Herramientas legales y organizativas para el trabajo social D1. Derecho, ciudadanía y trabajo social (6 ECTS) D2. Gestión de organizaciones (4 ECTS) E. Prácticas y Trabajo Final de Carrera (60 ECTS) El documento de Barcelona fue utilizado por todas las universidades españolas en la configuración de los planes de estudios de grado. El texto que se había elaborado fue fácilmente adaptable al nuevo RD de 2007. Su existencia facilitó que los responsables de los estudios y departamentos de Trabajo Social de cada universidad pudieran presentar el documento como punto de partida. El texto sirvió para esgrimirlo y defenderlo, puesto que cada universidad, en base a la reconocida autonomía universitaria, planteaba formas bastante diversas de estructura de los planes de estudios. Poder hacer referencia a un trabajo serio realizado por una Conferencia en la que habían participado todas las universidades contribuyó a que las materias más vinculadas al trabajo social pudieran estar bastante presentes en todos los planes de estudios de grado. Las primeras universidades que iniciaron los estudios Poder hacer referencia a un trabajo serio realizado por una Conferencia en la que habían participado todas las universidades contribuyó a que las materias más vinculadas al trabajo social pudieran estar bastante presentes en todos los planes de estudios de grado. de grado en Trabajo Social fueron la Universidad de Zaragoza y la Universidad de Comillas de Madrid, el curso 2008-2009. El curso siguiente lo iniciaron 17 universidades más,13 y el curso 2010-2011 ya se implantó el grado en Trabajo Social en todas las universidades.14 La situación de la formación de posgrado en Trabajo Social en el Estado español se ha ido consolidando y remodelando a partir de Lo hicieron las universidades siguientes: Rovira i Virgili (Tarragona), Pablo de Olavide (Sevilla), Barcelona, Laguna, Complutense (Madrid), Lleida, Ramon Llull (Barcelona), La Rioja, Valencia, Castilla-La Mancha, Deusto (País Vasco), Vigo, Granada. Jaén, Murcia, Salamanca, Islas Baleares. 14 Actualmente son 37 las universidades españolas que imparten el título de grado en Trabajo Social, 36 de las cuales miembros de la Conferencia Española de Directores y Directoras de Centros y Departamentos de Trabajo Social. 13 42 RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 A fondo la aprobación del RD de 2007. Son muchas las universidades que ofrecen títulos de máster15 más o menos vinculados al trabajo social, y también programas de doctorado, algunos con líneas específicas de investigación en trabajo social, servicios sociales y política social16 La formación de máster va dirigida especialmente a la especialización en áreas diversas del trabajo social específicamente o conjuntamente con otras disciplinas. La Facultad de Trabajo Social de la Universidad de Murcia, por ejemplo, tiene un máster en Mediación que además conduce a la posibilidad de realizar el doctorado. Contrariamente a lo que se ha producido en el Estado español, no se ha establecido ningún tipo de trabajo conjunto para conseguir un consenso en la formación en trabajo social a nivel de Europa. Este hecho puede parecer contradictorio cuando lo que se pretende precisamente es la movilidad y la transferencia de conocimiento y competencias entre las diversas universidades europeas. La Asociación Europea de Escuelas de Trabajo Social, que en la actualidad agrupa 300 escuelas, a pesar de que entre sus objetivos tiene el desarrollo de la educación en Trabajo Social en toda Europa y de estándares para la calidad de esta educación, no ha llevado a cabo ninguna iniciativa directa que conduzca a un trabajo similar al que se realiza en el Estado español. Esto ha conducido a que haya bastantes diferencias en la formación que se está organizando en cada país. En Italia, por ejemplo, la forma- ción incluye un número muy bajo de créditos vinculados directamente al trabajo social y no se cuenta con la posibilidad de hacer prácticas debidamente supervisadas. Académicos vinculados al EASSW (LabontéRosset, 2005; Agten, 2007) ponían en evidencia los retos que representaba la incorporación al EEES de los estudios de Trabajo Social. Los efectos principales a destacar eran los siguientes: una academización de la formación en detrimento de una formación más práctica hacia la profesionalización. En muchos países europeos la formación estaba vinculada a las denominadas Hogenschools, que son escuelas profesionales no consideradas propiamente universidades. Bolonia ha representado que muchos estudios se vinculen más a las universidades tradicionales. La formación de grado (Bachelor) se plantea como una formación más generalista y pasa a asumir la especialización, la formación a nivel de posgrado. Otro efecto importante ha sido la internacionalización y el favorecimiento de la movilidad de estudiantes y profesorado, por lo que hacía falta la incorporación de módulos de formación de contenido más internacional. Agten plantea que ante esta internacionalización se esperaba que se desarrollara una internacionalización de los planes de estudio de Trabajo Social. Se hace visible también el impacto de los sistemas de aseguramiento de la calidad, a pesar de que también ha sido cada país el que ha desarrollado sus propios estándares y agencias de calidad, y por esto Según datos facilitados a la Conferencia de Directoras y Directoras, actualmente son unas 20 las universidades que ofrecen títulos de máster directamente o indirecta relacionados con el trabajo social. 16 Este es el caso de la Universidad de Barcelona, que dentro del programa de doctorado de Educación y Sociedad de la Facultad de Pedagogía tiene una línea específica de investigación en trabajo social, servicios sociales y política social adscrita al Departamento de Trabajo Social y Servicios Sociales de esta universidad. 15 RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 43 El nuevo escenario de la formación universitaria en trabajo social falta un marco de alcance europeo de esta calidad. Es posible que en un momento en que se tambalea la propia idea de la Unión Europea, esta posibilidad de iniciar un proceso de homogeneización de los estudios universitarios de trabajo social se haga todavía más difícil. Otra de las alertas que plantea este autor es el hecho de que los procesos acontecidos de la implementación del nuevo modelo implican mucho tiempo y financiación adecuada para asegurar la calidad. Aun así, es importante reconocer, tal como afirma Méndez-Bonito (2006: 232), que Europa y las instituciones europeas de trabajo social dieron un gran apoyo al trabajo social cuando el Estado español estaba inmerso en las tinieblas del franquismo. Si nos planteamos en clave española cuáles son las mejoras acontecidas de la implantación de la EEES y los principales retos en la formación universitaria en trabajo social, estos serían en mi opinión los siguientes: a) El hecho de que se hayan implementado los títulos de grado a todas las universidades españolas que ofrecían las diplomaturas e incluso alguna más, asegura una continuidad y una preparación universitaria consolidada. Los nuevos títulos de grado en Trabajo Social representan una mejora sustancial en relación con la Diplomatura, ya que, al contar con un curso más, permiten una preparación más amplia tanto con respecto a las asignaturas básicas como a las más específicas de Los nuevos títulos de grado en Trabajo Social representan una mejora sustancial en relación con la Diplomatura. 44 RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 Trabajo Social, así como la dedicación más amplia a las prácticas debidamente supervisadas. La realización de un trabajo de fin de grado asegura la ejecución de trabajos científicos que redundarán en la preparación de los profesionales del trabajo social en la elaboración de este tipo de documentos dirigidos a una consolidación de la disciplina de trabajo social y la capacitación en su defensa, puesto que los trabajos de fin de grado requieren, además de su elaboración, la realización de una defensa pública de los mismos. En este sentido, también se podría considerar que se vuelve a los orígenes de la formación de trabajo social, anterior a su entrada en la Universidad, en que se pedía la realización de una tesina de final de carrera. Los títulos de máster directamente relacionados con el trabajo social y afines. Los títulos de máster dan la oportunidad de adquirir un mejor nivel académico tanto a los graduados en Trabajo Social como a los diplomados. Favorecen una adquisición de competencias en investigación que seguro que servirán para la realización de estudios en el propio marco en que están interviniendo los trabajadores sociales. b) La consolidación, nuevas implementaciones y perfeccionamiento de los títulos de máster directamente relacionados con el trabajo social y afines. Los títulos de máster dan la oportunidad de adquirir un mejor nivel académico tanto a los graduados en Trabajo A fondo Social como a los diplomados. Favorecen una adquisición de competencias en investigación que seguro que servirán para la realización de estudios en el propio marco en que están interviniendo los trabajadores sociales con la aportación de datos empíricos y de base científica que aseguren una mejor calidad en las intervenciones y a la vez aporten elementos para fundamentar las propuestas de cambios en las políticas sociales si estas demuestran, como pasa a menudo, que son insuficientes o inadecuadas. Los másters también pueden prever especializaciones en ámbitos del trabajo social que puedan incluso llegar a ser aceptados como títulos de especialidad propiamente dichos. Cómo señala Blom (2004), es importante que los trabajadores sociales tengan una formación generalista, pero también es igual de importante poder realizar una especialización, ya sea por ámbitos (hospitales, escuela), grupos de población (infancia, gente mayor), problemas (drogas, salud mental) y/o métodos de intervención (Blom: 27). En una reunión científica organizada el 21 de junio de 2012 por el posgrado de Trabajo Social Sanitario de la Universitat Oberta de Catalunya, con la colaboración del Col.legi de Treball Social de Catalunya,17 se planteó como una posibilidad que la realización de un máster oficial en Trabajo Social y Salud pudiera llegar a contemplarse como una vía para la consecución de la especialidad en este ámbito. Los másters, en cualquier caso, requieren también la realización de un trabajo de investigación o un proyecto de intervención, que también representarán una mejora en la producción de conocimiento en trabajo social. c) La posibilidad de realización de doctorados en trabajo social, que significarán un aumento considerable de la producción científica en trabajo social, representa un fortalecimiento de la disciplina y una posibilidad de consolidar las carreras académicas del profesorado que imparte docencia en trabajo social en sus tres niveles, así como la mejora de esta docencia y la investigación. La desaparición de las diplomaturas, que, como estaban relacionadas básicamente con el acceso al ejercicio de profesiones eminentemente prácticas a las que no se atribuía directamente la necesidad de investigar, no requerían profesorado doctor, también ha implicado la desaparición de las figuras de profesorado que no requerían el doctorado.18 Actualmente, salvo la figura del profesor asociado, directamente vinculada a la contratación de profesionales de prestigio reconocido relacionados con las enseñanzas respectivas, todo el profesorado universitario deberá tener el título de doctor para poder acceder a posiciones docentes e investigadoras. El aumento de tesis docto- http://www.uoc.edu/portal/_resources/ca/documents/la_universitat/estudis_arees/ciencies_salut/ programa2.pdf 18 Titulares de Escuela Universitaria y profesorado colaborador. 17 RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 45 El nuevo escenario de la formación universitaria en trabajo social El aumento de tesis doctorales en trabajo social aumentará el cor pus científico sobre esta materia, con la proliferación de publicaciones sobre trabajo social de alcance tanto nacional como internacional. rales en trabajo social aumentará el corpus científico sobre esta materia, con la proliferación de publicaciones sobre trabajo social de alcance tanto nacional como internacional, tal y como señalan los descriptores de Dublín. d) El acceso de los diplomados en Trabajo Social al título de grado y de máster, que posibilita participar en este nuevo escenario a los anteriores titulados en Trabajo Social. Para poder acceder al grado es requisito ineludible la realización del trabajo de fin de grado. El hecho de realizar este trabajo, del mismo modo que pasó con algunos de los asistentes sociales cuando homologaron sus títulos por el de diplomado con un trabajo de investigación, favorecerá la realización de trabajos consistentes por parte de trabajadores sociales con muchos años de ejercicio, que contribuirán a la mejora de la producción científica sobre trabajo social. Aun así, hay que tener en cuenta que el título de Diplomado en Trabajo Social mantiene totalmente su validez para el ejercicio profe19 El títol de diplomat en Treball Social manté totalment la seva validesa per a l’exercici professional, i aquests en cap cas podran ésser subjectes de discriminació laboral. sional, y estos en ningún caso podrán ser sujetos de discriminación laboral. 19 e) La ampliación de realización de prácticas en trabajo social, tanto en el nivel de grado como de máster, así como los trabajos de investigación y proyectos de intervención a realizar en los diversos niveles, hacen necesaria una mayor colaboración entre el ámbito académico y el ámbito profesional que asegura una mayor transferencia del conocimiento entre un ámbito y el otro. La ampliación de realización de prácticas en trabajo social, tanto en el nivel de grado como de máster, así como los trabajos de investigación y proyectos de intervención a realizar en los diversos niveles, hacen necesaria una mayor colaboración entre el ámbito académico y el ámbito profesional. Aun así este escenario no está exento de dificultades e incertidumbres. Como se ha podido ver, la formación universitaria en trabajo social en Europa no está siendo tan unitaria como se hubiera querido. Desde una perspectiva más amplia, la propia Europa La carrera iniciada para la obtención del título de grado per parte de los diplomados, a pesar de ser plenamente legítima, ha podido hacer pensar que el título de diplomado podría acabar perdiendo su validez, una apreciación que es totalmente errónea. 46 RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 A fondo está a la cuerda floja; como dice López Burniol, los padres fundadores de la UE pensaron que la unión económica desembocaría en una unión política, y ahora no se ve el más mínimo indicio de esta mayor unión y acaba cuestionando si queremos Europa o no.20 La implementación del EEES en España, en este momento denominado de crisis económica, que más que económica está convirtiéndose en una crisis de las ideologías y del reconocimiento de los derechos que nos parecía que hacía lustros que habíamos conquistado, y entre estos el derecho a la educación en todos sus niveles, parece que está tambaleando. La Universidad Pública Española, que ha hecho posible que las clases sociales que años atrás no podrían ni haber soñado llegar a la Universidad hayan accedido a ella, tiene todos los síntomas de llegar a convertirse en un sueño de una noche de verano. El aumento de las tasas universitarias, si no se complementan con una política real de becas en un momento en que la tasa de paro en el Estado español es del 22%, hará que la Universidad vuelva a convertirse en una institución reservada a las élites, volviendo a la situación, como demostró Willis (1988), que la clase obrera siempre se perpetúa como tal. Esto, unido a las restricciones económicas que pueden bombardear la calidad deseada en este nuevo escenario. Esperamos, sin embargo, que asumiendo una perspectiva de creer en la capacidad de superación de las personas y los grupos, propia del trabajo social, seamos capaces de Esperamos, sin embargo, que asumiendo una perspectiva de creer en la capacidad de superación de las personas y los grupos, propia del trabajo social, seamos capaces de superar este conjunto de incertidumbre y de grandes dificultades en el orden político, económico y social, para poder llegar a un cambio de sistema que permita la consolidación de este nuevo escenario en el mundo universitario. superar este conjunto de incertidumbre y de grandes dificultades en el orden político, económico y social, para poder llegar a un cambio de sistema que permita la consolidación de este nuevo escenario en el mundo universitario. Esto hará posible una mejor preparación de los profesionales del trabajo social para poder enfrentarse a estas complejidades y a una mejora en el panorama científico de esta disciplina, y que a la vez estos sean más valientes y sensibles para luchar y conseguir este nuevo sistema social conjuntamente con toda la ciudadanía. El trabajo unitario y de cooperación que se hace desde la Conferencia de Decanos y Decanas y Directoras y Directoras de Centros y Departamentos de Trabajo Social de las Universidades Españolas21 nos hace divisar esta posibilidad de ir superando todos los obstáculos que se van presentando en este Juan José LÓPEZ BURNIOL. “Deutschland über alles”, artículo publicado en La Vanguardia del 12 de agosto de 2012. Pág. 13. 21 Este es el nombre de la Conferencia acordado en su Reglamento de funcionamiento, aprobado en la reunión celebrada en la Escuela Universitaria de Trabajo Social de la Universidad de Santiago de Compostela el día 1 de junio de 2012. 20 RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 47 El nuevo escenario de la formación universitaria en trabajo social camino a recorrer. Hará falta también pensar e iniciar un proceso similar a escala europea para poder favorecer procesos de intercambio de conocimientos que permitan la construcción de unos estándares comunes en la formación en trabajo social. Bibliografía AGTEN, Jan. Bologna as a frame for Competence Based Learning and Supervision? Document en línia: http://base.china-europa-forum.net/rsc/docs/bologna_as _a_frame_for_cbl_and_supervision.pdf. ALONSO ALONSO, Rosario y JULVE NEGRE, Milagros. “Especialización para una empleabilidad eficiente. Anotaciones para el Postgrado en Trabajo Social”, en Portularia, vol. VI, núm. 2 (2006). 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VÁZQUEZ AGUADO, Octavio. “El espacio europeo de educación superior y el trabajo social en España”, en Portularia, vol. V, núm. 1 (2005). Universidad de Huelva. Pàg. 239-255. ISSN 1578-0236. WILLIS, Paul. Aprendiendo a trabajar. Madrid: Ed. Akal Universitaria, 1988. ISBN 978-847600-296-4. A fondo Los Másters en Trabajo Social. Ámplia oferta, identificación disciplinaria y especialización, en Europa Cristina Rimbau i Andreu 1 Resumen Este artículo presenta una perspectiva descriptiva e inicial de las modalidades de másteres “en” Trabajo Social y de los másteres de temáticas sociales vinculadas tradicionalmente al trabajo social, en el Espacio Europeo de Educación Superior (EEES). Muestra la oferta específica de “Másteres en Trabajo Social”, de amplia dimensión, principalmente en el área anglosajona, así como en el norte y centro europeo. También la coexistencia de másteres especializados en cuestiones clásicas del trabajo social y en ciencias sociales. Finalmente plantea preguntas en relación a las orientaciones, de especialización o generalistas, de los másteres en el ámbito del trabajo social, y se interroga por la debilidad de la oferta de los másteres especializados en TS en relación a la oferta de otros lugares europeos vecinos. Palabras clave: Máster, Trabajo Social, Grado, Europa, Espacio Europeo de Educación Superior (EEES), Bolonia, Especialización, Formación Superior. Abstract This article presents a descriptive and initial perspective about methods of masters degrees “in” Social Work, and masters degrees on social issues related to social work, in the European Higher Education Area (EHEA). It shows the specific and wide offer of “Masters in Social Work”, mainly in the Anglo-Saxon area, and also in northern and central Europe. The article presents the coexistence of masters specialized in traditional issues of social work and social science. Finally, it raises questions about what direction, specialty or generalist, is better for a Master in Social Work, and wonders about the weakness of the offer of specialized masters in Social Work in relation to the offer of other European neighboring countries. Key words: Master, Social Work, Bachelor, European Higher Education Area, Bologna Specialization, Higher Education. 1 Trabajadora social, licenciada en Psicología y Máster en Investigación en Sociología. Profesora del Departamento de Trabajo Social y Servicios Sociales y jefa de estudios de la enseñanza de Trabajo Social de la Universidad de Barcelona. mrimbau@ub.edu RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 49 Los Màsters en Trabajo Social 1. Los másteres en el Espacio Europeo de Educación Superior El 19 de junio de 1999 los ministros europeos de educación firmaban en la Cumbre de Bolonia la Declaración conjunta de las líneas maestras para la reorganización de la educación superior europea, conocida como el “Plan de Bolonia”, que significó el pistoletazo de salida para trabajar la modernización y la armonización de los respectivos sistemas de educación superior para todos los estados firmantes. Un año antes, la Declaración de la Sorbona del 25 de mayo de 1998 subrayaba el rol de las universidades en el desarrollo de la dimensión cultural europea, instando a los gobiernos de los estados firmantes a emprender medidas para la creación del EEES, con la doble finalidad de fomentar la movilidad y el empleo en el área europea, en el contexto de la creciente globalización. Una década anterior, la “Magna Charta Universitatum” (1988), adoptada también en Bolonia, había propuesto la construcción de un espacio universitario europeo a fin de trabajar los retos de formación superior del nuevo milenio. La declaración de Bolonia de 1999, firmada inicialmente por 29 estados europeos, 2 entre ellos España, es un proceso abierto que periódicamente ha incorporado nuevos miembros, como por ejemplo el Kazajistan, en 2010, o Montenegro en el 2007, abriendo un período de trabajo, de un máximo de diez años, en el que iniciar, en cada sistema de educación superior, las innovaciones pertinentes. 2 El esquema fundamental del Plan de Bolonia organiza la enseñanza superior en tres ciclos o niveles: los Grados (Bachelors), los másteres y los Doctorados. El esquema fundamental del Plan de Bolonia organiza la enseñanza superior en tres ciclos o niveles: los Grados (Bachelors), los másteres y los Doctorados. Corresponde a los primeros la formación básica de carácter generalista de una determinada disciplina, mientras que el segundo nivel, los másteres, están orientados a profundizar –en conocimientos y práctica– una temática, método o aspecto específico de una disciplina, con diversa gradación de especialización o de generalización. El doctorado corresponde al tercer nivel de profundización, orientado especialmente a la investigación, y facilita el acceso a los currículos académicos, sin omitir su interés por el empleo de cargos de alta responsabilidad en las instituciones públicas y/o privadas. Esta estructura básica, de orientación anglosajona, significó la incorporación de un nuevo elemento, los másteres, para muchos sistemas educativos, en los que las licenciaturas y las diplomaturas ocupaban el espacio de los actuales grados y másteres. Esta estructura pedía un proceso de remodelación importante y una trayectoria de transición hacia una nueva arquitectura de los estudios superiores, especialmente innovadora, en los estados del sur y del este europeo, así como también en otros estados, como Francia, con Los estados miembros firmantes fueron: Alemania, Austria, Bélgica, Bulgaria, Dinamarca, Eslovaquia, Eslovenia, España, Estonia, Finlandia, Franca, Grecia, Hungría, Irlanda, Islandia, Italia, Letonia, Lituania, Luxemburgo, Malta, Noruega, Países Bajos, Polonia, Portugal, Reino Unido, República Checa, Rumanía, Suecia y Suiza. 50 RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 A fondo un consolidado, complejo y cualitativo sistema propio de educación superior. 2. La arquitectura de los másters. Diversidad y trayectoria hacia una construcción común Si bien la voz de “master” evoca un concepto mental bastante común, relativo a profundizar, ampliar, o/y especializarse en una determinada área de conocimiento, disciplina o perfil profesional, la arquitectura de los másteres remite a una diversidad de modelos que actualmente, en el área europea, constituyen un espacio de formación en transformación. El mapa europeo muestra –como en otros temas económicos, sociales o medioambientales–, fuertes diferencias entre los estados, áreas culturales y tradiciones universitarias. El estudio comparativo de la “European University Association”, “Survey on Master Degrees and Joint Degrees in Europe” (2002) realizado en el marco del programa SOCRATES de la Comisión Europea, sintetiza, mediante el análisis de treinta y un sistemas educación superior, las principales características de la arquitectura de los másteres. Analiza las modalidades y, en ocasiones, el proceso de transición en los diversos territorios, culturas y tradiciones políticas. El estudio presenta como principal conclusión la fuerte diversidad, en tiempo de duración y en la estructura, los estudios de primer ciclo, los grados, así como de los masters en el EEES, la tendencia se dibuja hacia una estructura que permita alcanzar hasta 300 créditos, en el transcurso de una formación de “Bachelor (Grado) + Máster”, de los cuales al menos 60c deben corresponder al máster (Conferencia de Berlín 2003). Estos pueden ser complementados para la formación de doctorado. Dos son las modalidades básicas de esta arquitectura: el modelo “3 +2” y el modelo “4 +1”, correspondientes, respectivamente, a tres años de Grado (180 créditos), que dan paso al ejercicio profesional, y que pueden ser completados con dos años más (120c) de máster. La segunda modalidad corresponde a cuatro años de grado (240c), ampliados, si se desea, con un curso de máster (60c), o como se comenta más adelante, con másteres de mayor duración. Una tercera modalidad, el Máster-Grado Integrado, completa el mapa del sistema de educación superior propuesto. En este contexto, algunas disciplinas, como por ejemplo la medicina, farmacia, las ingenierías, la arquitectura, y también disciplinas del área tecnológica, superan a menudo este número de créditos y llegan a 360 ECTS. Grado (Bachelor) Máster (Master) Programa Integrado 180c 120c 3 años 2 años 300c. 240c de 60-90-120c 5 años 4 años 1 año, 1,5 o 2 años Fuente: Survey on Master Degrees and Joint Degrees in Europe (2002). RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 51 Los Màsters en Trabajo Social Es interesante destacar que el Plan de Bolonia otorgó a los estados firmantes decidir el modelo a desarrollar en cada país, a fin de facilitar el proceso de transición entre los programas de “post grado” (post licenciaturas) preexistentes en los sistemas universitarios europeos hacia la propuesta del Plan Bolonia, y que mejor se adaptara a la situación de cada uno de ellos. La nueva orientación, basada en el modelo anglosajón y también norteamericano –a su vez heredero del anglosajón– proponía las dos modalidades citadas para la convergencia de los sistemas universitarios europeos. La trayectoria, desde el año 1999 hasta ahora, ha sido bastante distinta en los estados europeos, y también compleja. Así, por ejemplo, en 2002 el mapa del EEES presentaba la coexistencia de la modalidad “4+1” como modelo principal en unos estados, mientras otros habían optado por el modelo “3+2”. Las modalidades de los másteres no se caracterizan sólo por la relación del número de créditos entre los grados y los másteres, sino también por el objetivo del aprendizaje. Desde esta perspectiva, dos son las modalidades básicas más frecuentes: los másteres de orientación “académica” diseñados para acceder a la docencia y la investigación universitaria, institutos superiores de formación y de investigación, o instituciones equivalentes, y que capacitan para acceder al tercer ciclo de doctorado, en los que la profundización metodológica de la disciplina y la formación en investigación se focalizan como el objetivo principal. La segunda modalidad corresponde a másteres denominados “profesionalizadores”, orientados a capacitar a los profesionales, o a los futuros profesionales, en una amplia gama de aprendizajes: metodológicos, de interven52 RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 ción, técnicos y teóricos,... y también de profundización en habilidades y destrezas profesionales. Su objetivo es obtener una mayor cualificación profesional para acceder a un empleo de mayor responsabilidad, superior status institucional y económico. En la práctica, estas dos modalidades presentan, en el caso del trabajo social, formas flexibles, y algunos másteres académicos introducen módulos profesionales, y viceversa. Desde el punto de vista organizativo, los másteres pueden ser diseñados para una universidad o “college”, o bien mediante la colaboración de dos o más entidades de educación superior. Un ejemplo de esta fórmula son los Masters Conjuntos o “Joint Degrees”, impulsados ??en la cumbre de ministros de educación superior de Praga (2001), organizados en partenariado por universidades e instituciones de diferentes países, y que conducen a la obtención del título de “Master Conjunto”. Según A. Rauhvargers (2002), veintiséis sistemas de educación superior ofrecen esta modalidad de máster, entre los cuales el sistema español, y las informaciones acumuladas en la experiencia profesional indican un crecimiento de esta modalidad. Estos másteres suelen presentar un objetivo focal de carácter comparativo, y se desarrollan, según módulos y períodos, en las sedes de las universidades participantes, a menudo con el liderazgo de alguna de ellas, y con la realización de módulos en diversas sedes territoriales. El informe de la Asociación Europea de Universidades (2002) distingue cuatro grandes áreas en el EEES, que corresponden a estructuras o “pahts” culturales e históricos, y a tradiciones económicas, religiosas y políticas –a menudo profundamente diferentes– que dibujan los “path dependency” de los A fondo que parten los diversos sistemas universitarios y las sociedades europeas, para afrontar los cambios de modernización y armonización de la educación superior, actual y futura, en un mundo aceleradamente globalizado. En síntesis las principales características de cada área son las siguientes. El área anglosajona (Reino Unido, Irlanda y Malta) ha construido históricamente su arquitectura de “Higher Education” en el sistema de 3 años de bachelor (180c) y 2 de máster, éstos, de 90 o 120 créditos, pero existe también la modalidad de “master corto” correspondiente a 60c. Paralelamente se desarrollan otras modalidades de máster, como por ejemplo los másteres “largos”, que pueden sobrepasar, en un curso, la formación superior de honor, principalmente en el área de ciencias, matemáticas y administración pública. En el caso de Irlanda cabe destacar que todas las instituciones de educación superior fueron acreditadas para ofrecer programas de másteres, de acceso con bachelor de 3 años. El área anglosajona, liderada por el Reino Unido, goza de amplia diversidad temática y de modalidades, consolidada y extensa en todas las disciplinas, como se hace patente en el caso de los másteres “en” Trabajo Social (punto 3 siguiente). En los Países Nórdicos las reformas de los respectivos sistemas de educación superior son de antes del Plan de Bolonia. Así, por ejemplo, Dinamarca empezó a ofrecer, en 1980, una arquitectura de 3 años (o de 3,5) de bachelor + 2 años de máster, y la reforma del Plan Bolonia incidió en una época de cambio en curso, orientada hacia la formula 3 +2, o, en ocasiones, de 3 +3, si se amplía un máster de 120C. Suecia optó, inicialmente, por una orientación de 180c de Bachelor y 60c máster. En este esquema se ofrece también un nuevo tipo de máster adicional orientado claramente hacia el empleo, que constituye un segundo año de formación, y por tanto amplía los másteres hasta llegar a 120c. Noruega sigue el esquema 3+2 años y, adicionalmente a los 2 años de máster, ofrece también un “master internacional” de entre 60 y 90c. Asimismo, Finlandia se decanta por esta estructura, y cuenta con el apoyo gubernamental para potenciar los másteres, especialmente en el área tecnológica. Los “meistarapróf ” de Islandia ofrecen entre 90c y 120c de formación posteriores a un bachelor de 180c o 240c, así como también amplía la oferta con el modelo de “Master Integrado” de 300c. En los Países Bálticos, procedentes de sistemas educativos de la antigua Unión Soviética, los másteres iniciaron su recorrido en la última década del siglo XX. Inicialmente, Estonia, Letonia y Lituania presentaban una importante diversidad arquitectónica, pero actualmente el proceso de transición camina hacia la estructura de 3+2, complementado por otras modalidades a partir, como por ejemplo el modelo de 3+3 (Letonia) por disciplinas como medicina y otras afines. Lituania ha desarrollado másteres de tres modalidades y recorrido: corto (60c), medio (90C) y largo (120c). En los estados del sur europeo, el impacto del Plan de Bolonia ha sido más tardío y menos incisivo, y en algunos lugares, como en España, con un retraso significativo, pues los primeros pasos de aplicación se iniciaron en los años 2007-2008, es decir, uno o dos años antes de que finalizara el período de diez años desde la firma de la Declaración de Bolonia en 1999. El “path dependency” de los sistemas universitarios del sur euroRTS - Núm. 196 - Agosto 2012 53 Los Màsters en Trabajo Social peo, arraigados en orientaciones diversas según cada estado, se encuentran en un proceso de transformación complejo que a menudo ha significado conflictos sociales importantes y que divergían del camino seguido por países vecinos. Así por ejemplo, y sólo en cuanto a la estructura de créditos, España optó por implantar el sistema 4 +1, como se ha indicado. Las causas de esta decisión deberían ser objeto de estudio profundo, máxime cuando, en aquellos momentos, voces autorizadas, como por ejemplo las procedentes de la Universidad catalana, proponían optar por el modelo 3+2. Finalmente, el modelo implementado, 4+1, está llegando, en el curso 2012-2013, en la mayoría de universidades españolas, a su pleno desarrollo, con la puesta en marcha del 4º año de Grado (excepto las experiencias piloto de implementación iniciadas años anteriores), coincidiendo casualmente con el momento en el que comienzan a escucharse voces en los instituciones oficiales educativas que enuncian un posible cambio de modalidad. Es decir, hacia el esquema 3+2. Habrá que estar atentos al desarrollo de esta capital cuestión en los próximos meses. 3. ¿Másteres en Trabajo Social? En la pluralidad disciplinar del panorama europeo de másteres, podría preguntarse qué sucede en el ámbito del Trabajo Social. En particular, si existen másteres “en” trabajo social, con esta denominación y específicos de la disciplina y, en caso afirmativo, interesarse por su dimensión. Esta pregunta ha guiado una búsqueda, amplia pero obligadamente limitada, para responder inicialmente este interés profesional, desde la perspectiva de un estado del sur europeo. 54 RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 La búsqueda se ha basado fundamentalmente en dos ejes principales y complementarios. El primero, en la consulta de páginas web de la Unión Europea, de organismos europeos de educación superior, especialmente el trabajo de la Asociación Europea de Universidades citado, así como la consulta online de las universidades y másteres que se citan en el artículo, y el estudio “Libro Blanco. Título de Grado en Trabajo Social” (2006). El segundo escenario explorado ha sido la consulta a universidades europeas con las que se suscriben convenios de colaboración de movilidad, y se mantiene contacto e intercambios periódicos con la Universidad de Barcelona. Sin embargo hay que considerar esta consulta preliminar, descriptiva y limitada, pero que ofrece información para responder la pregunta formulada, y también para estimular un trabajo con nuevos parámetros cuantitativos y cualitativos, mediante una investigación comparativa más extensa. La respuesta obtenida es claramente afirmativa, pues es objetivamente identificable una amplia oferta de másteres específicos “en” Treball Social (Master in Social Work) (MSW), así como también la de másteres que combinan, en su denominación y contenidos, el Trabajo Social conjuntamente con otras temáticas, como por ejemplo es el caso Es objetivamente identificable una amplia oferta de másteres específicos “en” Treball Social (Master in Social Work) (MSW), así como también la de másteres que combinan, en su denominación y contenidos, el Trabajo Social conjuntamente con otras temática A fondo del “Máster en Política Social y Trabajo Social en Áreas Urbanas” (Master in Social Policy and Social Work in Urban Areas) del Instituto Europeo para el Trabajo Social de Berlín, o el “Máster internacional en Trabajo Social Familiar y Política Social” (International Master Family Social Work and Social Policy) del Instituto Universitario de Lisboa (ISCTE). En la palestra de la amplia oferta encuentro, se identifican programas de máster en temas clásicos de sociología, el derecho, la política, las humanidades, así como del trabajo social, pero que no focalizan la formación en la disciplina de trabajo social. Son ejemplos de esta modalidad el máster europeo conjunto (Joint Degree) sobre “Derechos Humanos y Democratización” organizado en red cooperativa por ocho universidades europeas, el máster internacional en “Bienestar social y políticas de salud” (Master programe in International Social Welfare and Health Policy) liderado por el “Oslo University College”, así como el “pack” de doce másteres del Trinity College de Dublín, entre los cuales los siguientes: “Master en Gestión, Comunidad y Voluntariado” (Master in Management, Community and Volunteers), el de “Estudios sobre Discapacidad” (Master in Disability Studies) o el de “Políticas de Drogadicción i Alcohol”. El análisis del “Libro Blanco. Título de Grado en Trabajo social” (2006) reafirma esta pluralidad temàtica y distingue tres tipos de másteres relacionados con el trabajo social. Muestra una oferta importante de “Másteres en trabajo social” (pág. 32-57) en dieciséis estados (Austria, Bélgica, Dinamarca, Eslovaquia, Estonia, Finlandia, Irlanda (también mixtos) Letonia, Lituania, Noruega, Polonia, Portugal, Suecia, Reino Unido.) así como una oferta complementaria de másteres que combinan la formación en Trabajo Social y otras disciplinas, identificados en cuatro estados (Alemania, Holanda, Irlanda y República Checa), y los de formación en ciencias sociales en general. 4. Los “Másteres en Trabajo Social” La denominación específica de “Máster en Trabajo Social” permite, en primer lugar, visualizar e identificar, sin equívoco, la disciplina de trabajo social en el conjunto de la gran oferta de los másteres de todas las disciplinas, sin confusión posible bajo denominaciones más amplias y disciplinariamente plurales. Esta precisión nominativa tiene efectos positivos desde la óptica operativa, en la medida que facilita la localización y la información necesaria sobre los contenidos formativos a fin de tomar las decisiones personales correspondientes a las personas interesadas. También es favorable desde la perspectiva disciplinar y profesional, al situar el trabajo social en un rango disciplinar “normalizado”, del que se disfruta en muchas áreas europeas, principalmente las anglo-sajonas y también en Estados Unidos y Australia, pero que desgraciadamente no es siempre evidente en los territorios del sur europeo. La oferta de los másteres “in social work” es numerosa y recorre fundamentalmente La oferta de los másteres “in social work” es numerosa y recorre fundamentalmente el oeste, el centro y el norte europeo, es decir, el área anglosajona, los países nórdicos, en parte también los bálticos, así como Alemania y Áustria. RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 55 Los Màsters en Trabajo Social el oeste, el centro y el norte europeo, es decir, el área anglosajona, los países nórdicos, en parte también los bálticos, así como Alemania y Áustria. En este mosaico, la tradición cultural universitaria inglesa, escocesa, irlandesa y, en menor grado también la galesa, emerge con fuerza con una generosa oferta de “Masters in Social Work” que corresponde, en parte, a la tradición del sistema universitario inglés, pero que, sobre todo, está vinculada al reconocimiento y al status profesional alcanzado por los trabajadores sociales en aquellas sociedades, instituciones sociales y en las políticas de aquellas áreas, sin olvidar su influencia histórica transatlántica. Así, por ejemplo, en Inglaterra, cuarenta y ocho ciudades y/o contados, como por ejemplo los de Bath, Birmingham, Cambridge, Durham, Essex, Kent, Liverpoool, Oxford, Southampton, etc., Ofrecen MSW en las respectivas universidades. En el caso de las universidades de Londres, once colleges apuestan por esta tipología de máster, entre las cuales la Kingston Unversity, el King s College de la Universidad de Londres, la London Metropolitan Univresity y la Glodsmiths University. En Escocia son nueve los Colleges donde se puede cursar un MSW. Por ejemplo en Glasgow, Edimburgo y en Stirling. En el País de Gales, son siete, entre los cuales las universidades de Swansea, Newport y Cardiff University, y en Irlanda del Norte, en Belfast y Coleraine. En la tradición anglosajona católica, Irlanda cuenta también con un máster especializado “en” trabajo social en las universidades de Dublín, Corck y Limerick, y presenta también una oferta de másteres especializados en temáticas de trabajo social, ofreciendo formación en las orientaciones y 56 RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 prácticas de las metodologías de trabajo social, como a parte estructural de los programas formativos, conjuntamente con otras materias como legislación, sociología, o psicología. En el centro europeo, Austria y Alemania presentan también Masters específicos en Trabajo Social. Por ejemplo, la Joanneum University of Aplied Sciences de Graz ha diseñado un máster específico de tiempo parcial y de dos años de duración, en la universidad de Dorbin. En Alemania son un ejemplo los másteres europeos de la “Hochule” católica de Freiburg, o el máster especializado en Trabajo social en áreas urbanas, del Instituto Europeo para el Trabajo social, de Berlín. En la modalidad de los “Masters Internacionales”, diseñados y dirigidos específicamente a estudiantes foráneos, y habitualmente en lengua inglesa, se encuentran también MSW. Son una muestra los de la Stocholm University en Suecia, o Lituania, la Vitautas Magnus University de Kaunas, y la Klaipeda University optan por esta modalidad, con un programa de dos años de duración, como también lo hace la Bodö Regional University de Noruega. En el marco de la formación comparada, la University of Southern Denmark ha organizado el “European Master in Comparative Social Work”, de dos años de duración y un programa de tres módulos básicos. En la modalidad de “Joint Degrees” cabe citar el máster liderado por la Zuyd University of Applied Sciences de Mastrich, de 90 ECTS, con la participación de la London Metropolitan University y la colaboración de treinta y siete universidades europeas, con un programa de cuatro módulos básicos, más dos optatives –entre una ofer- A fondo ta de cinco– y que incluye una disertación final. En la misma modalidad, la Katholische Hochschule de Freiburg, presenta el “European Master in Social Work”, de 90 ECTS, de forma conjunta con seis universidades, entre ellas la de Málaga. Otro ejemplo es el de la University of Southerm Denmark anteriormente citada, también organizado con red cooperativa con seis universidades europeas, estructurado en tres módulos básicos: a) Políticas, ética en trabajo social y política social en Europa; b) Métodos en Trabajo social; y c) Investigación aplicada en Trabajo Social. 5. Másteres de temáticas sociales vinculadas al Trabajo Social Complementariamente a los másteres específicos “en” Trabajo Social, el panorama de los másteres ofrece una amplio mosaico temático que coincide plenamente con los sujetos disciplinarios del trabajo social, como son: la infancia, la infancia en riesgo, los derechos humanos, la interculturalidad, el conflicto, la familia, temas de drogadicción y alcoholismo, así como mediación, vejez y envejecimiento, comunidad y gestión de servicios de bienestar, justicia, exclusión social, pobreza, voluntariado, participación, ética, derechos sociales, políticas sociales y un largo etc. Configuran lo que podría Complementariamente a los másteres específicos “en” Trabajo Social, el panorama de los másteres ofrece una amplio mosaico temático que coincide plenamente con los sujetos disciplinarios del trabajo social. interpretarse como másteres específicos temáticamente, y su oferta es cuantitativamente generosa, tanto en Europa como en Estados Unidos de América, como pone rápidamente de relieve un paseo por el espacio internauta. Citar en este caso el “Máster en Inmigración” de la Universidad Ca Foscari de Venecia, y el de “Medición mediterránea: Interculturalidad e integración”, de la misma universidad. También el de la Universidad de Parma, un máster internacional relativo a la Familia y los servicios sociales en Europa, y el máster en social work destinado a la “Inclusión social y lucha contra la pobreza” en perspectiva europea, de la universidad del sur de Dinamarca. Así como los de “Protección a la Infancia y Bienestar Social” de la Universidad de Dublín, o el de “Estudios de Infancia, Familia y Comunidad” de la misma universidad. En esta modalidad, cabe destacar por su calidad y tradición, el “Master of Arts in Intercultural Conflict Management” (MAICM) de la Universidad Alice Salomon, de Berlín y el Instituto Europeo para el Trabajo Social (European Institute for Social Work. EISA) de renombrado prestigio, que trabaja en profundizar conocimientos teóricos y aplicados, metodologías de intervención, habilidades profesionales, en temas de: Diversidad, Conflicto, Exclusión social, Migraciones, Violación de los Derechos Humanos y Explotación humana, y busca profundizar y comprender los vínculos entre Democracia, Participación, Exclusión social, Derechos Humanos y la Gestión de los conflictos. En la misma orientación, y en la modalidad de “Joint Degree”, destaca el “Máster Europeo en Derechos Humanos y Democratización”, organizado por ocho universidades: Atenas Bruselas, Budapest, Graz, RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 57 Los Màsters en Trabajo Social Hamburgo, Helsinki, Uppsala, y también Sevilla. Así como el “Master en Políticas sociales y Trabajo social en Áreas Urbanas” en la misma modalidad, en el que participan las universidades de Berlín, Ámsterdam, Estocolmo, Anvers, Zagreb, Ankara, Budapest y también de Madrid. En esta misma modalidad, no hay que olvidar los másteres desarrollados en el marco del programa “Erasmus Mundus”, como por ejemplo el promovido por las Universidades de Ámsterdam, Lituania, Dublín y Deusto, denominado “Migraciones Internacionales y Exclusión social”. 6. ¿Orientación generalista o especializada en los másteres de Trabajo Social? En ámbitos profesionales de Cataluña y también de España, al hablar de los másteres de trabajo social a menudo se plantea la cuestión de si deben diseñarse desde una orientación de especialización o bien generalista, originando en ocasiones, posicionamientos de confrontación profesional. Habría, quizás, que plantear la pregunta desde el Espacio Europeo de Educación Superior, y observar el perfil de la oferta encontrada en esta búsqueda descriptiva. Como se ha podido constatar, la función de los másteres remite al aprofundimiento y la especialización, en la doble modalidad formativa de objetivo de profesionalización o bien de investigación. La información encontrada, presentada hasta ahora, dibuja una clara especificidad disciplinar, constatable en la remarcable oferta de másteres específicos “en” Trabajo Social, equivalente a la de los másteres de otras disciplinas científicas, sociales, humanistas o artísticas. 58 RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 En el amplio panorama de masters en Trabajo Social, también son identificables programas orientados a profundizar en los aprendizajes adquiridos en el nivel precedente de bachelor y, en la medida en que los grados tienen un marcado acento generalista y de formación disciplinar básica, podría deducirse de que los másteres con este objetivo corresponden a másteres generalistas. Un ejemplo lo proporciona el “Master in Social Work” del King s University College, dirigido a profundizar en la práctica directa, en la gestión administrativa y en la investigación, y que se define como generalista pero que también ofrece especialización temática en las áreas de la justicia social, la provisión de servicios, la exclusión y la marginación social. Otros presentan una doble dimensión, con una programación de orientación mixta, como por ejemplo, el “Master Degree in Social Work” de la Universidad de Graz, que define el objetivo de “consolidar los conocimientos y experiencias adquiridas (y en este sentido podría ser interpretado como generalista), para capacitar a los estudiantes como especialistas profesionales en diversos ámbitos del trabajo social “. El programa incluye materias del trabajo social, por ejemplo: con “clientes” (TS individual), especialización con adultos y personas mayores, la gestión de programas y proyectos sociales, y la investigación en trabajo social. La mayoría de los másteres citados presentan una orientación específica temática, con programas centrados en profundizar conocimientos, habilidades, metodologías de intervención y/o en investigación en una determinada temática. Es el caso, por ejemplo del Máster Europeo en Trabajo Social, diseñado por la Katholische Hochschule de Freiburg, citado anteriormente, orientado a A fondo profundizar en los sistemas de bienestar y en las orientaciones teóricas y metodológicas actuales del trabajo social, con un programa que incluye materias de desarrollo comunitario, sobre el envejecimiento en Europa, el trabajo social y la inclusión social, rehabilitación, y políticas sociales. Los Colleges de Irlanda también ofrecen un claro ejemplo de especialización temática, con másteres destinados a la protección a la infancia, a estudios relativos a las mujeres y a las políticas sociales de equidad de género, en teoría y metodología del trabajo social en la infancia, la familia y la comunidad, pero a la vez no olvidan ofrecer un máster especializado en trabajo social. La amplia oferta de las universidades inglesas recorre todo tipo de oferta temática, con objetivos de aprendizaje especializados, pero también con elementos generalistas. Por ejemplo, el máster de la London Metropolitan University busca capacitar a los participantes en un amplio abanico de objetivos formativos: perspectivas teóricas en Trabajo Social, aspectos críticos del desarrollo humano y del crecimiento, así como profundizar en habilidades profesionales y metodologías del TS, técnicas de comunicación efectiva en Trabajo social, la ética profesional, planificación del cuidado y la práctica en Trabajo social. Otros másteres, como de la Goldsmiths University of London denominado “Higher Specialist Social Work”, buscan capacitar a los graduados en Trabajo Social para la formación de profesores del ámbito social, la evaluación de la práctica profesional y la creación de organizaciones de formación mediante el trabajo social, con individuos, grupos, organizaciones y agencias de prácticas. Continuando por los objetivos de los másters, el de la Kingston University busca mejorar la cualificación profesional de los trabajadores sociales a fin de facilitar el acceso al Registro de Calificación de los trabajadores sociales del Consejo General de Atención social. Su programa incluye formación en consejo, en intervención con los niños y sus familias, consejo e intervención con adultos vulnerables, desarrollo de habilidades para la práctica del trabajo social, crecimiento humano y desarrollo global, orientaciones teóricas en trabajo social, profundización en métodos de investigación, así como prácticas en centros y programas sociales. En esta misma orientación, la Universidad de Dornbin, en Austria, ofrece un máster especializado en Trabajo social clínico, y Trabajo social intercultural. En conclusión, los programas de los másteres “en” Trabajo Social presentan una ámplia diversidad de objetivos y orientaciones, en las cuales son identificables tres líneas formativas: especialización temática, especialización en metodología de intervención y en investigación. En conclusión, los programas de los másteres “en” Trabajo Social presentan una ámplia diversidad de objetivos y orientaciones, en las cuales son identificables tres líneas formativas: especialización temática, especialización en metodología de intervención y en investigación. A menudo los programas combinan el carácter metodológico, la investigación y la profundización en la intervención social, dibujando también un proRTS - Núm. 196 - Agosto 2012 59 Los Màsters en Trabajo Social ducto mixto, que parece resultante de la adaptación de las necesidades de los profesionales, y de las especialidades de las universidades y colleges que los diseñan, sin olvidar la oferta generalista. En el panorama analizado no parece que se plantee la pregunta inicial de la conveniencia de másteres de orientación generalista o especializadora en Trabajo Social, y en la práctica, es identificable la coexistencia de ambas orientaciones, con amplia presencia de másteres de profundización y especialización en Trabajo Social, como corresponde a la finalidad de los másteres. Quizás la cuestión principal radica en el carácter disyuntivo de la pregunta inicial, que en el fondo, como toda disyunción, contiene un elemento exclusivo, en lugar de una perspectiva inclusiva. Quizá podría reflexionar para que la pregunta se formule disyuntivamente. También, quizás, podría reformularse la pregunta desde otras perspectivas. Por ejemplo, ¿qué relación tiene, o puede tener, una formulación disyuntiva con la precariedad o la amplitud de la oferta de los másteres? ¿Sería, en esta hipótesis, la pregunta adecuada? ¿Deberíamos, quizás, interesarnos hacia las causas de la precariedad o la amplitud de la oferta, y la correlación con el desarrollo de los másteres en nuestro contexto? Por otro lado, podría también, quizá, valorarse si una pregunta disyuntiva facilita 60 RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 el desarrollo de los másteres en Trabajo Social, o por el contrario, si una formulación dual-opositiva podría ser una barrera. También, quizás, otra reflexión podría ser si un análisis disyuntivo puede conducir a conocer las necesidades de los actores institucionales y los profesionales sociales o no. Es decir, ¿es una pregunta operativa? Y un poco más allá, ¿aporta esta pregunta información relevante para la mejora y la modernización de los servicios sociales, en la orientación expresada, por ejemplo, en el documento de la Comisión Europea (2006) “Los servicios de interés general”, o en las líneas estratégicas del Estudio y del Seminario de Expertos europeos celebrado en Frankfurt del año 1999? Finalmente, quizá podría plantearse por qué, en los más de los 12 años transcurridos desde la firma de la Declaración de Bolonia (1999), la oferta de másteres en Trabajo Social sigue siendo tan diferencial entre las áreas europeas universitarias. ¿Cuáles son las causas del escaso desarrollo de los másteres en Trabajo social. Habría, sin quizás, interrogante cómo avanzar hacia másteres disciplinar “en” trabajo social, masters temáticamente específicos, o generalistas, que como se ha expuesto, disfruta la sociedad y el sector profesional en otros lugares europeos. O en todo caso, preguntarnos si, quizá, no son realmente necesarios. A fondo Bibliografía COM (2006).177 final, de 26 d’abril de 2006. Els serveis socials d’interès general. Consultable online: eur-lex.europa.eu/.../ com/2006/com2006_0177e Declaració de Bolonya (1999). Declaració conjunta dels ministres europeus d’Educació reunits a Bolonya el 19 de juny de 1999. http:/ /www.gencat.cat/diue/doc/ doc_15759149_1.pdf. Consulta juny 2012. EUA. European University Association i Comissió Europea (2002). Survey on Master Degrees and Joint Degrees in Europe. Tauch,C. & R auhvarg ers,A. www.eua.be/.../Survey_Master_Joint_degrees . Consulta online maig- juny 2012. Libro Blanco. Titulo de Grado en Trabajo Social. Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación (ANECA). www.aneca.es/media/150376/ libroblanco_trbjsocial_def.pdf. Consulta juny 2012. Report European Expert Mee- ting Frankfurt am Main (9-11 de setembre 1999). Social Services for All. Consultable online: books.google.com/.../Social_ Services_for_All.ht. Consulta juny 2012. Tuning Educational Structures in Europe (2003). Comissió Europea. Programa Socrates. Consulta online: www.relint.deusto. es/TUNINGProject/.../Tuning %20Educational.pdf. Consulta juny 2012. Pàgines web de les universitats citades en l’article. RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 61 El trabajo social generalista y el especializado El trabajo social generalista y el trabajo social especializado Dolors Colom i Masfret1 A Lourdes García, a María Auxiliadora Noda y a Borja Rodríguez-Maribona por su afecto generoso y la compañía y cuidado en momentos difíciles y que el azar ha hecho que estuvieran a mi lado. Resumen El artículo plantea el camino de la especialización en trabajo social como un camino natural desde la generalización. Propone argumentos de diferentes autores a favor de la especialización y señala cómo esta es más una evolución de las disciplinas que un acto racional. Palabras clave: Trabajo social y especialización, postgrados y másters de trabajo social. Abstract The article describes the path of specialization in social work as a natural path from the generalization. Arguments proposed by various authors in favor of specialization and indicates how this is an evolving discipline rather than a rational act. Key words: Social work and expertise, postgraduate and masters of social work. 1 Dolors Colom y Masfret. Trabajadora social. Directora Académica del Postgrado de Trabajo Social Sanitario (Universitat Oberta de Catalunya). Directora de la RevistaAgathos.dolors.colom @ revista-agathos.net 62 RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 A fondo “…suele admitirse que para que una nueva especialidad médica tome carta de naturaleza se precisa que concurran al menos las siguientes circunstancias: lo primero que exista un volumen de población suficiente potencialmente beneficiario de la misma y, en paralelo, un número adecuado de profesionales decididos a ejercer con plena dedicación esa nueva especialidad. En segundo término que la especialidad incluya determinados contenidos doctrinales específicos, no cubiertos adecuadamente hasta este momento por el tronco común del que procede ni tampoco por otras especialidades afines”. Profesor José Manuel Ribera Casado. De su discurso de ingreso en la Real Academia Nacional de Medicina «Los tiempos de la Geriatría. Cien años de compromiso con la salud del anciano» Madrid 2012 Las especialidades en trabajo social en el horizonte ¿El trabajo social generalista (Grado) frente al trabajo social especialista (Máster y Postgrado)? La pregunta es capciosa. Ciertamente. Pero en este caso es un recurso retórico para evidenciar el error en la fórmula del planteamiento que demasiadas veces aparece como si la segunda opción, la de las especializaciones, fuera excluyente de la primera, la generalista, en lugar de ayudar a ampliarla y agrandarla. La autora evitará presentar las futuras especialidades de trabajo social sobre este tipo de reduccionismos discursivos por considerar que sitúan el debate en una dimensión más individual, emocional, ideológica e incluso territorial y gremial que en la dimensión que le corresponde al conocimiento, la científica, la profesional, la racional y la intelectual. Antes de continuar, conviene una aclaración: en este artículo se menciona el trabajo social generalista como el trabajo social que pueden ejercer los graduados o diplomados en Trabajo Social, y el trabajo social especialista como el trabajo social que deriva de la formación en postgrados o másters en Trabajo Social, sea en el ámbito del trabajo social que sea: sanidad, educación, servicios sociales, justicia, etcétera. Más adelante se presentarán especializaciones posibles. Y sin embargo, hay que diferenciar desde un primer momento los postgrados y/o másters abiertos tanto a trabajadores sociales y a otros profesionales, los postgrados o másters propios de trabajo social, identificados claramente en la denominación como trabajo social, y los que, para acceder a ellos, se requiere “preferentemente” contar con el título de graduado o diplomado en Trabajo Social. De los primeros hay un montón; de los segundos, muy pocos. La evolución del trabajo social generalista hacia la especialización, como años atrás evolucionaron de general en la especialidad la medicina, la ingeniería, la psicología o como estos últimos años lo hace la enfermería, queda fuera del territorio de la opinión personal o ideológica de los profesionales. Queda fuera de las voluntades, sensaciones o intuiciones particulares, queda fuera de los manierismos y entramados políticos de las instituciones que representan a los profesionales, y en RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 63 El trabajo social generalista y el especializado cambio, sí obedece a un sentir del colectivo profesional respecto a la evolución y desarrollo de la propia disciplina. La especialización, simplemente, es un camino de ciencia que si se camina adecuadamente y se respeta y garantiza el método científico, se da. De la misma manera que las estaciones climatológicas se van sucediendo unas a otras con independencia de la voluntad de los ciudadanos, con las especializaciones pasa algo similar. Hay un momento que se llega. El punto de partida es que la realidad en que se ejerce se desarrolla, crece, se hace más compleja, se van viendo nuevos planes, al tiempo que la inquietud inherente al deseo profesional de expandir el conocimiento individual (la primera expresión) gesta una necesidad conjunta (la toma de conciencia común) de profundizar en circunstancias concretas o hechos sociales específicos. Un ejemplo muy cercano es la propia RTS, u otras revistas profesionales, que muy a menudo propone ejemplares monográficos, algunos de los cuales pueden tomarse como pequeñas primeras piedras para la construcción de especialidades con base tanto en las instituciones como en las poblaciones. Por ejemplo, el número 104 está dedicado al Trabajo Social sanitario, el número 188 está dedicado al Trabajo Social penitenciario, el 191 los Servicios Sociales básicos, el 193 al Tercer sector. Esta profundización menudo pone sobre la mesa la necesidad de un plan de forma- Esta profundización menudo pone sobre la mesa la necesidad de un plan de formación complementaria, especializada, y esta debe garantizarse a partir de métodos de enseñanza validados. 64 RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 ción complementaria, especializada, y esta debe garantizarse a partir de métodos de enseñanza validados. Entonces es cuando la necesidad de ampliar conocimientos y de nuevas prácticas se va haciendo mayor, pasa a ser colectiva y el asunto deja de ser una realidad discursiva para volverse una realidad empírica: hay que ir más allá y generar conocimiento, hay que promover investigaciones que ayuden a comprender las leyes que rigen los elementos y variables de los nuevos mundos. Por ejemplo, las desigualdades en el campo sanitario (Rodríguez, 2011: 53-57), o la intervención en personas mayores pertenecientes a minorías sexuales (Mesquida, 2011: 88-95). En el caso del trabajo social, se trata de las dinámicas psicosociales de las personas que, en relación con la manera de estar y afrontar estos nuevos mundos, se ven condicionadas y afectadas en su existir y desarrollo como personas, y esto relacionado con los recursos existentes para tal fin. La anécdota no puede convertirse en categoría, y por eso hay que experimentar constantemente, investigar y analizar las tendencias de experiencias promotoras o detractoras del bienestar, ver cómo las personas recrean y gestionan el día a día con sus posibilidades y recursos propios y, en paralelo, aquí, interpretar desde las teorías del trabajo social (Payne, 2009) cuando estas posibilidades y recursos propios son insuficientes. Y siempre desde el ángulo del trabajo social, ver cómo se generan nuevas posibilidades. Cómo se crean nuevos recursos. Con todo ello llega otro momento en que este conocimiento tiene suficiente cuerpo para darle una estructura académica y científica, enmarcada dentro de la Universidad de manera que los profesionales que se formen A fondo reciban, sin embargo, el reconocimiento social y profesional y se diferencien en el saber y el ejercicio de los que no se han formado. Las profesiones, como decía Flexner, derivan, entre otros, del conocimiento y la ciencia (Flexner, 1915), y se puede añadir que es a través del conocimiento y la ciencia que se adecuan a las nuevas realidades psicosociales de las sociedades en las que se encuentran inmersas. El conocimiento adquirido en el Grado (antes Diplomatura) en determinados ámbitos profesionales queda escaso, no satisface las expectativas propias de los profesionales que como graduados o diplomados en Trabajo Social no pueden ir más allá, e irónicamente, se encuentran ante la imposibilidad de crecer, de manera reglada, dentro del campo del trabajo social en ámbitos específicos. Lo pueden hacer en otras áreas pero escasamente dentro del campo propio. Hasta ahora, los Diplomados en Trabajo Social que querían desarrollar su carrera profesional ascendiendo a cargos directivos, en la Universidad, en la Administración, se veían obligados a seguir estudios en otras disciplinas, por ejemplo sociología, antropología, psicología o pedagogía, básicamente. Un breve paréntesis para señalar que esta paradoja, dentro de la estructura universitaria, en un futuro nada lejano puede acabar dejando los programas de Grado de Trabajo Social en manos de académicos y profesores ajenos al mundo del trabajo social. Quien escribe ha señalado en muchas ocasiones que la formación de los futuros trabajadores sociales está siendo, poco a poco, asumida por nuevos docentes que acceden a las plazas reglamentariamente pero que de trabajo social, siendo generosos, saben bien poco. Este esnobismo organizativo, que por un lado exige unas titulaciones para estar presente (postgrados, másters, doctorados) y que por el otro no las ofrece para poder acceder (sólo hay que ver los programas), situados en el ámbito propio del trabajo social puede acabar deshaciendo los ejes sobre los que se articula la enseñanza de esta disciplina, incluso generalista a través del Grado. En este entorno, hablar de especialización puede parecer un ejercicio de ciencia ficción, pero no hay duda de que las futuras especializaciones que se vayan creando reforzarán los Grados de Trabajo Social y permitirán recuperar lo que hemos perdido. Se cierra el paréntesis para seguir la argumentación del artículo, ya que este hecho brevemente señalado es otro asunto que aunque es una amenaza real, aquí no toca. La creación de especialidades en trabajo social obedece, pues, como ha ocurrido en otros estudios, a la evolución de la disciplina (el cuerpo teórico de conocimientos básicos que se adquieren en el Grado, incluidos los itinerarios que orientan la especialidad), nutrida en la práctica del día a día por la evolución de la sociedad, que obliga a una evolución de la profesión (ejercicio y aplicación de los conocimientos adquiridos en la clínica y la investigación aplicada). La creación de especialidades en trabajo social y el posterior ejercicio que las vaya autoalimentado puede ser un camino para recuperar la presencia de la profesión en entornos de la política, de la economía, de la planificación, la comunicación, etcétera, una presencia cada vez más escasa o limitada a la casuística de la llanura de los sucesos y no a la de descubrimientos científicos sobre nuevos abordajes de determinados problemas sociales, nuevos soportes y tratamientos, nuevas maneras de prevenir, nuevas maneras de entrevistar, etcétera. RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 65 El trabajo social generalista y el especializado Volviendo a la cuestión del principio, se ha reconocido que era capciosa. Lo que hay que preguntarse es: ¿cómo el trabajo social generalista, sin perder el cuerpo de conocimiento general, se abre hacia el trabajo social especialista? Una especialización, como no puede ser de otra manera, generada y desarrollada dentro del espacio universitario pero estrechamente ligada al ejercicio profesional dentro de las organizaciones. Un desarrollo que, apriorísticamente, quedará liberado de cualquier estigma apologético o depreciado que haga pensar que una dimensión del conocimiento y, al mismo tiempo, un ejercicio profesional implica más o menos valor. Lo único que quiere decir esto, la especialización, es que hay un grado de conocimiento diferente que permite ejercer en un ámbito determinado de acuerdo a unos conocimientos específicos y necesarios para garantizar la mejor praxis. Unos conocimientos que permiten y autorizan un ejercicio diferente con calidad y competencia. En otras palabras, permite una producción, generación de bienestar, ajustada a la realidad de las personas y de su medio. En el caso del especialista el ejercicio es más profundo, más detallado, más lleno de matices, más conocedor de las leyes y estrategias que marcan un hecho o circunstancia social y/o psicosocial ante otro. La lógica dice que el especialista en trabajo social, antes de formarse como tal, se ha formado como generalista. La lógica también dice que un profesional especialista siempre es y ha sido antes un profesional generalista. Por eso, pues, el especialista nun- El especialista en trabajo social, antes de formarse como tal, se ha formado como generalista. 66 RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 ca podrá renunciar a la mirada e intervención holística, inherente al ejercicio de trabajo social generalista, con sus valores y principios, que seguirán presentes en cualquiera de las especialidades que se vayan generando. Y lo contrario, la lógica continúa diciendo que nadie, en trabajo social, con un abanico de especialidades, debe poder ser especialista sin haber cursado previamente el Grado en Trabajo Social, antes la Diplomatura en Trabajo Social. El objetivo de este artículo es presentar las especializaciones en trabajo social como un camino natural en las profesiones, aportar argumentos a favor de las especializaciones regladas y oficiales enmarcadas dentro del espacio universitario, y sin embargo ofrecer escenarios sobre las posibles especialidades en España. La especialización, una idea por lo pronto La idea de la especialización queda cristalizada en el sentir profesional de los trabajadores sociales desde el principio de la profesión, de eso hace más de un siglo. Cabe señalar que esta surge dentro del campo sanitario, si bien a partir de los sesenta, a medida que la sociedad va ganando complejidad, como se verá, se hace extensible a otros campos. Los lectores y lectoras verán que de manera natural desde el principio se pueden diferenciar dos grandes bloques que dan pie a pensar en especializaciones bien diferenciadas dentro de dos sistemas del Estado del Bienestar: La especialización en trabajo social sanitario reclamada desde los primeros inicios. La especialización en trabajo social en servicios sociales. A fondo Pero como se verá hoy, en 2012, estos dos bloques se han ampliado a otros sistemas como la especialización en trabajo social en educación, la especialización en trabajo social en justicia, especialización en trabajo social en trabajo, etcétera. Empezando por el principio, sin embargo, algunos de los primeros referentes2 se encuentran a principios del siglo XX, y surgen en el campo del trabajo social sanitario. Éste es un hecho que no tiene nada que ver con el trabajo de la autora en este ámbito. Así, en 1906, un año después de la creación de la primera plaza de trabajo social médico (hoy sanitario) en el Massachusetts General Hospital, había trabajadores sociales responsables de los siguientes ámbitos: la tuberculosis, la enseñanza de la higiene; alimentación infantil y el cuidado de los niños delicados; Vacaciones, excursiones y hogares para convalecientes; El cuidado de las chicas solteras, las mujeres embarazadas, moralmente expuestos o con debilidad mental; Ayuda para los pacientes que necesitan trabajo o un cambio de trabajo; Suministro y disposiciones para los pacientes objeto de dumping en el hospital; Asistencia a los pacientes que necesitan tratamiento después del alta, etcétera. En 1910, Garnet Isabel Pelton señala el seguimiento de casos en la atención a personas con tuberculosis, enfermedades venéreas y problemas sexuales, a personas que viven en la intemperancia, que sufren neurastenia, drogadicción, intentos de suicidio, etcétera (Pelton, 1910: 332-341). El abordaje de estas variables, con los años se ha visto, requiere una formación y un entrena2 miento específicos, en lo social, psicosocial, médico y conforman el contenido de la especialización en trabajo social sanitario. En el mismo año y espacio, Sidney E. Goldstein, director del servicio social de la Free Synagogue de Nueva York, puso sobre la mesa los conocimientos que, según él, los trabajadores sociales médicos (hoy sanitarios) debían adquirir, tanto en cuanto al funcionamiento del hospital como en que se refiere, también, a los diagnósticos médicos y enfermedades. En un momento de la conferencia preguntó al público dónde se podía encontrar a este profesional tan preparado que él reclamaba para el ejercicio del trabajo social dentro de los hospitales. “No existe, hay que formarlo específicamente”, contestó en voz alta, enfatizando en la falta currículos académicos para garantizar los conocimientos necesarios para afrontar con éxito profesional las exigencias del trabajo social en el hospital. Hay que decir que esto se daba en 1910. Para él, de momento, se contaba con un nuevo servicio, pero este requería una instrucción especial, además de experiencia profesional (Goldstein, 1910: 341-346). En 1912 Richard C. Cabot insistía en los aspectos formativos en el trabajo social médico (sanitario). Y Mary E. Richmond enfatizaba sobre cómo desarrollar esta nueva línea de formación especializada en el campo sanitario (Johnson, 1912: 308-369). En 1917 Ida M. Cannon remarcaba la necesidad de comprender y tratar las complicaciones sociales de la enfermedad, y era imprescindible formar en algo médico los trabajadores sociales hospitalarios (Cannon, 1917: 1-5). Richard C. Cabot, en paralelo, Parte de estos primeros referentes se han empleado en otras publicaciones de la autora, si bien siempre la consulta de nuevos archivos va ampliando esta parte de la historia de la profesión. RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 67 El trabajo social generalista y el especializado proponía conocimientos médicos para las trabajadoras sociales sanitarias, y señalaba cómo de imprescindible era que estas conocieran los fundamentos básicos de las enfermedades, porque, según él, no se podía desarrollar un buen plan de trabajo social sanitario para una persona enferma, para su familia, sin saber la progresión y las fases que ofrecía la enfermedad (Cabot, 1917: 101-104). Mary E. Richmond, en su libro Social Diagnosis, reforzaba la visión del Dr. Cabot en cuanto a formar adecuadamente a las trabajadoras sociales para que se las pudiera llamar “médicas”, hoy “sanitarias” (Richmond, 1917: 35). Años más tarde, en 1931, Gordon Hamilton daba relieve a cómo la enfermedad condicionaba la intervención desde el trabajo social sanitario en los métodos de casework (hoy también trabajo social clínico) (Hamilton, 1931: 174-177). Y en 1940 de nuevo Hamilton definía el caso social en un “acontecimiento vital”. En este sentido, y reforzando el punto anterior, el evento vital lleva a pensar en especialidades para afrontar: la enfermedad, la discapacidad, la prisión, la dependencia, etcétera (Hamilton, 1951: 3-4). ¿Qué es una especialización? En trabajo social, la especialización es tan fácil de definir como complicada de ilustrar. Valga pero la siguiente historia personal. Desde el año 1985 he vivido en varias ocasiones y en primera persona la realidad de algunos servicios o departamentos de trabajo social sanitario de hospitales de Estados Unidos. Desde el primer momento, como he dejado constancia en numerosos escritos, me admiró la magnitud de las plantillas 68 RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 de los servicios o departamentos de trabajo social sanitario que, en todas las visitas y establecimientos que conocía realizando estancias como observadora, sobrepasaban con creces los doscientos profesionales. Todos eran hospitales universitarios de alto standing, con unas 1.200 camas, pero al compararlas con las plantillas de los hospitales de España sentía rabia y a la vez vergüenza. Sin embargo, fue hace pocos años que me di cuenta de lo que hacía posible esta realidad norteamericana, tan diferente de la propia. Como todo, una vez visto el quid la explicación resultaba muy sencilla, pero ciertamente llevó años caer en ella. Simplemente, la mayoría eran trabajadores sociales sanitarios especializados en el campo sanitario y a la vez subespecializados en las diferentes especialidades o subespecialidades médicas del equipo asistencial del cual formaban parte. Cada servicio médico contaba con un equipo estable de profesionales de diferentes disciplinas, y el trabajador social sanitario era parte y pertenecía al equipo. Era el que trataba los aspectos psicosociales y ambientales asociados a la enfermedad o grupo de enfermedades que se atendían en el servicio en cuestión, y por metodología, intervenía en todas las personas que ingresaban al servicio, como lo hacían la enfermera, el médico y otros. Por tanto, volviendo a Flexner, eran trabajadores sociales sanitarios que se autoorganizan de acuerdo al conocimiento, formación y responsabilidad. En ningún caso eran adjuntos o ejecutaban instrucciones de nadie, porque los que sabían de trabajo social sanitario eran ellos y nadie lo cuestionaba. Así pues, la especialización se manifestó para mí como una vía académica de desarrollo y crecimiento de la profesión, siempre pensando en el objetivo de A fondo poder prestar los mejores servicios y ayuda específica a las personas y familias atendidas, en este caso al sistema sanitario. La autora identifica y comparte los argumentos expuestos en la literatura científica de los países anglosajones (de Europa y Norteamérica), partiendo siempre del hecho de que en ellos está la cuna del trabajo social y por lo tanto las fuentes están allí. Así para este artículo se han seleccionado aquellos textos que, a criterio de quien escribe, no puede ser de otra manera, mejor describen la especialización y la necesidad de especializarse. Cuando se acude a los diccionarios y enciclopedias, son muchas las definiciones que van añadiendo matices al concepto de especialidad, pero en todos los casos hay un denominador común: el especialista estudia y trabaja sobre un aspecto concreto, profundiza sobre una circunstancia o hecho social que ofrece suficiente entidad como para aislarla, estudiarla y enseñarla. Esto no quiere decir que esta circunstancia o hecho social se manifieste sola y aislada, puede, y de hecho así sucede en la mayoría de los casos, quedar cosida a otras circunstancias que influyen entre sí, favoreciendo o desfavo-reciendo la recuperación de la persona. Pero el hecho es que esta circunstancia o hecho social, volviendo a Gordon Hamilton, este “acontecimiento vital” condiciona, invierte esa vida, le marca un antes y un después, un después que deberá ajustarse a lo largo de más o menos tiempo, precisamente, a la presencia de la nueva circunstancia en el caso de que se instale indefinidamente en el quehacer de la persona. Una primera definición, muy sencilla y a la vez muy clara de especialización, la da la Enciclopedia Catalana, que define el término como: “Rama especial de una ciencia, de una profesión, etcétera, a la que alguien se consagra de forma exclusiva”. Revisando bibliografía específica de trabajo social de los últimos cincuenta años por orden cronológico destacan las aportaciones siguientes. En el prólogo del libro de Francis J. Turner Differential diagnosis and treatment in social work, Florence Hollis refuerza la idea de la especialización asumiendo que el conocimiento de agrupaciones de desórdenes permite modelar tratamientos de trabajo social adecuados a las necesidades diferenciales de las personas (Hollis, 1968: xvii). En este caso se refuerzan las subespecialidades. La idea de la especialización también la plantea Corney, quien señala que la atención a los problemas emocionales constituye la segunda causa más común de atención a los servicios generalistas. Escribe: “También se ha visto que las personas con problemas sociales están mucho más en contacto con su médico que en cualquier otro servicio social. Por tanto, el tratamiento efectivo de estos pacientes requiere tanto un conocimiento de los recursos sociales como de las habilidades sociales y psicológicas. Y hay que añadir que una alta proporción de los clientes que se visitan en los departamentos de servicios sociales se ha visto que están física o mentalmente enfermos”. Y señala dos modelos, apuntados en líneas anteriores, el modelo de trabajo social sanitario, que pone más énfasis en la práctica, en desarrollar las habilidades de la persona, y el modelo de trabajo social en servicios sociales, muy enfocado al propio departamento, marcado siempre por limitaciones y prioridades de éste, a las ayudas disponibles (Corney, 1985: 291-292). De nuevo aparecen los dos grandes bloques, el trabajo social sanitario y el trabajo social en servicios sociales. RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 69 El trabajo social generalista y el especializado En la quinta edición de The Social Work Dictionary la especialidad en trabajo social se define como: “El foco de conocimiento y habilidad de una profesión sobre un tipo específico de problema, población específica, u objetivo “(Barker, 2003: 414). Una explicación aclaratoria entre la diferencia de la especialidad y la generalidad la propone Phyllida Parsloe cuando escribe: “La práctica generalista significa individuos y equipos trabajando con todos los grupos de clientes, desde la cuna a la tumba, afrontando una serie de problemas, empleando todos o algunos métodos de trabajo social... [...] La práctica especializada significa lo contrario. Significa una división del trabajo o un conocimiento superior y habilidades sobre un grupo de clientes, áreas de un problema, los métodos y ajustes” (Parsloe, 2009: 145). En la misma enciclopedia William Horder habla del Trabajo Social en Salud Mental como una especialidad, y sin perder de vista el origen inglés de la enciclopedia, él, Horder, define el trabajo social en salud mental como: “...es la especialidad que abarca el trabajo con personas afectadas por problemas mentales y una práctica prorrogada en cualquier entorno, que promueve la salud mental de los individuos y de las familias. Como práctica está enraizada en la conciencia de que los problemas de pobreza, injusticia, desventajas, enfermedad o pérdida de roles valorados pueden tener serias implicaciones en la salud mental, y al revés, que problemas mentales como la ansiedad, la depresión, el abuso de sustancias son penetrantes, a veces irreconocibles y pueden causar o exa- 3 cerbar dificultades en relación con el medio ambiente. Los trabajadores sociales tienen por objetivo trabajar en asociación con las personas angustiadas mentalmente y sus familias para mejorar el funcionamiento social, reconocer la complejidad de las relaciones interpersonales y las influencias intrapsíquicas y estructurales. Mientras los debates ideológicos llevan a enfatizar uno de estos factores a costa de los demás, la habilidad de vincular y relacionar el uno al otro es la característica clave de la práctica “(Horder, 2009: 213-214). Hay que abrir un breve paréntesis para señalar que al respecto, en 1969, tres años después de la muerte de Charlotte Towle, Helen Harris Perlman editaba un libro de homenaje a la que fue maestra y amiga, recogiendo los principales artículos. En uno de estos Perlman comenta cómo la propia Towle remarcó con voz propia la necesidad de la especialización del trabajo social sanitario en salud mental (Perlman, 1969: 195-209). De nuevo de la especialidad a la subespecialidad, por ejemplo atención a personas con trastornos de conducta alimentaria, con esquizofrenia, con trastorno bipolar, con adicciones, etcétera. Más adelante, siempre dentro de la enciclopedia Blackwell, Terry Bamford desarrolla la argumentación alrededor de la “Organización” de los servicios de bienestar, dedica una parte a la especialización y lo hace referido al Informe Seebohm,3 publicado en julio de 1968 con el fin de integrar y unificar criterios en los departamentos de servicios sociales de Inglaterra y Gales. Hasta entonces cada uno de ellos mantenía Promovido en 1968 por Frederic Seebohm, banquero y filantrópico. Report of the Committee on the Local Authority and Allied Personal Social Services. Cmnd 3703. Londres: HMSO, 1968. 70 RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 A fondo una organización y criterios de funcionamiento diferentes (EDITORIAL, 1968: 251252).4 Bamford señala que muchas veces se ha reprochado erróneamente en el Informe Seebohm promover el trabajo social generalista al eliminar los diferentes roles y diferencias entre ámbitos. Sin embargo, especifica: “Las estructuras organizativas inicialmente adoptadas eran usualmente genéricas. La necesidad de especialización estuvo cada vez más reconocida. La división inicial fue entre Servicios de infancia y Servicios de adultos, pero estos fueron sustituidos por subespecialidades, se separó la adopción de los servicios de adopción, se separaron los servicios para jóvenes delincuentes, para personas con discapacidades, para personas con problemas de salud mental y para personas mayores. Irónicamente, treinta años de desarrollo han producido de facto la reversión de los servicios de especialidades que precedieron a las reformas de Seebohm, aunque dentro de un marco departamental único “(Bamford, 2009: 237239). Los mapas conceptuales 1 y 2 ilustran las dos formas de plantear especialidades en ese año 1968 en Inglaterra y Gales en base al Informe Seebohm. Primera fase división de los servicios Servicios de infancia Servicios de adultos Mapa conceptual 1. División inicial de los servicios que define Terry Bamford en base al Informe Seebohm (1968). Elaboración propia. 4 El Informe Seebohm fue muy contradecido y criticado por los cambiis que suponía. Se encuentran cartas al director en el British Medical Journal, como por ejemplo: [“Seebohm Report” JA Scott, publicada el 1 de marzo de 1969: 579 ] y [“Implications of the Seebohm report”, UP Siedel, publicada el 29 de marzo de 1969], entre otras. RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 71 El trabajo social generalista y el especializado Mapa conceptual 2. Segunda fase de división de los servicios que define Terry Bamford en base al Infor me Seebohm (1968). Elaboración propia. Estos son algunos de los argumentos que se han erigido este último siglo y que ponen sobre la mesa un aspecto clave para hablar de especialidades desarrollado por Platón, “El Método de la división del conocimiento”, toda una tesis que permite a Aristóteles estudiar y clasificar las plantas y animales 5 (Jaeger, 1946: 28-31). ¿Quién es especialista? El especialista es el profesional, el experto, quien conoce y tiene la formación, la experiencia. La Enciclopedia Catalana lo define como: “Persona que se dedica a alguna rama 5 especial de la ciencia, la técnica, el arte, etcétera”. Sin embargo, cuando habla del especialista en medicina dice: “Médico que fundamentalmente tiene cuidado de afecciones concretas y sólo interviene en momentos determinados”. Esta apreciación se aviene al caso de los trabajadores sociales especialistas. En The social work dictionary se define al especialista como “Alguien de quien la orientación y conocimiento se centran en un problema específico o una meta, o los conocimientos técnicos y habilidades en actividades específicas están muy desarrollados y refinados” (Barker, 2003: 414). Tengi que agradecer a León Febres-Cordero Zamora su generosidad al facilitarme estos materiales, tan difíciles de encontrar, para el estudio y aprofundimiento de la división clásica del conocimiento. 72 RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 A fondo Las posibilidades actuales para especializarse en ámbitos del trabajo social Hoy en España, ¿cuántos postgrados y/ o másters incluyen claramente el título en Trabajo Social? ¿En cuántos el trabajo social es el eje? No se trata de saber cuántos postgrados o másters admiten trabajadores sociales, sino de ver cuántos hay que se hayan creado en exclusiva para ellos, pensando en ellos, para promover especializaciones, y asumiendo, sin embargo, que el acceso a másters universitarios, si bien se pueden incluir filtros, en principio está abierto a graduados o licenciados en general, es decir, a otros profesionales que deseen aprender en este campo determinado.6 Se verá que la oferta actual de posgrados y másters, universitarios o propios, en Trabajo Social en España es muy escasa. Claro que siempre se puede salir a Europa o América, pero tampoco van sobrados. Es fácil pensar que la demanda en España queda ahogada por la falta de oferta, o que la oferta queda ahogada por la falta de demanda, pero sea cual sea la causa, eso obliga a los trabajadores sociales a cursar posgrados o másters alternativos. Una primera hipótesis Oficiales de trabajo es que quienes deciden los postgrados o másters, pese a hacerlo desde departamentos de trabajo social, pertenecen, mayoritariamente, a otras disciplinas y no sienten la necesidad de promover esta formación en Trabajo Social. La segunda hipótesis tiene que ver con la propia economía: los postgrados y/o másters transversales que admiten profesionales de diferentes disciplinas son mucho más rentables económicamente que los que sólo admiten trabajadores sociales o se orientan claramente al trabajo social. Las universidades, hoy sobre todo, deben hacer muchas cuentas, así hay otro factor a considerar, tal vez la demanda real no cubriría los gastos que supone la puesta en funcionamiento de programas más específicos para trabajadores sociales. Actualmente, las especialidades de trabajo social regladas en postgrados y/o másters de acceso exclusivo para trabajadores sociales, graduados o diplomados, y que la autora ha podido captar, se limitan a dos oficiales y dos propios. Ver la tabla siguiente: – “Máster Universitario en Trabajo Social Comunitario, Gestión y Evaluación de Servicios Sociales. UCM - Universidad Complutense de Madrid. Escuela Universitaria de trabajo social” – Máster Universitario en Emprendimiento e Innovación en Trabajo Social – Universidad Pontificia de Comillas – Máster en Investigación en Trabajo Social. Universidad Internacional de Andalucía Propios – “Postgrado de Trabajo Social Sanitario” (en estos momentos se está gestionando el máster universitario). Estudis de Ciències de la Salut de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) Tabla 1. Oferta actual de títulos oficiales y títulos propios en Trabajo Social. 6 Real Decreto 1393/2007, de 29 de octubre, por el cual se establece la Ordenación de las Enseñanzas Universitarias Oficiales (Modificado por el Rd 861/2010, de 2 de julio). RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 73 El trabajo social generalista y el especializado Son muchos los títulos propios y oficiales que se ofrecen desde los departamentos de Trabajo Social y escuelas de Trabajo Social por todo el Estado, pero insisto en que destinados a trabajadores sociales en exclusiva sólo estos dos. El dato resulta turbador, porque es fácil imaginar el futuro. Hasta el último momento antes de entregar este artículo la autora ha repasado las webs de las diferentes universidades buscando, sin éxito, postgrados o másters dirigidos sólo a trabajadores sociales. No obstante, si algún programa hubiera pasado por alto, pido disculpas anticipadas, y asumo que es la excepción que confirma la regla y que este no es un artículo publicitario. El lector o lectora ahora puede hacer una búsqueda en Internet, un gesto cada vez más habitual en primera instancia, y poner “postgrado de trabajo social [postgrado, trabajo social]” y “master en trabajo social [máster, trabajo social]” y verá qué le devuelve el buscador para este 2012. Del trabajo social generalista al trabajo social especializado: sin controversias y aplaudiendo la evidencia Lejos, pues, de plantearlo como una dicotomía entre el trabajo social generalista y el trabajo social especializado, hay que pensar en cómo este conocimiento general se divide según la propia naturaleza del trabajo social contextualizado en la sociedad actual, pero de acuerdo al cuerpo de conocimiento. Cómo hay que enfocar y conformar el arbolado de las futuras especialidades para que cada área de conocimiento responda a las diferencias entre ésta y las demás. Las especialidades en trabajo social, también es una hipótesis, deben contribuir al desarrollo de 74 RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 la profesión siempre a partir de generación de conocimiento y su transmisión a partir de métodos de enseñanza. El conocimiento generalista, cuando se va refinando, cuando se va centrando en determinadas características que el observador profesional ve, desemboca en la especialidad. La función primera del Estado de Bienestar fue la protección de las personas cuando por circunstancias diversas se encontraban en una clara situación de dificultad, desventaja, riesgo evidente. Siguiendo las tesis de algunos autores, los servicios del Bienestar se van a dividir en los primarios orientados a cubrir necesidades cuando la persona no puede cubrirlas con su trabajo (Mulas-Granados, 2007) y secundarios los de carácter progresista orientados a evitar desigualdades y a garantizar la igualdad de condiciones entre los ciudadanos (Anisi, 2005). Los primeros son: El sistema sanitario cuando la persona está enferma y necesita asistencia profesional. El sistema de pensiones cuando envejece o enferma. El sistema de cobertura de la desocupación cuando pierde el trabajo. El sistema de atención a la discapacidad y/o dependencia cuando se necesita de terceras personas. Los cuatro se basan en realidades, en circunstancias que de por sí llevan asociadas dificultades psicosociales. En su núcleo se encuentran claros factores de riesgo, por la mera presencia. Los segundos complementan a los primeros, y son: El sistema de educación para garantizar el acceso de todos los ciudadanos. El sistema de justicia para defender los derechos de las personas y la propiedad. El sistema de trabajo para garantizar A fondo los derechos y deberes de trabajadores y empresarios. Otros. Reflexión final El conocimiento, la expansión de las profesiones y el crecimiento de los profesionales en el campo de trabajo que hayan escogido, nunca puede ser un problema, al contrario, debe verse como una oportunidad. Nunca puede ser un colador de listillos que quieren ahorrarse el esfuerzo que supone el estudio. En el caso del trabajo social, esta oportunidad recae sobre el bienestar de las personas. Como el trabajo social es una profesión que está en contacto con entornos tan plurales, especialización sí o especialización no debe dejar de ser un debate. Es muy sencillo: quien no se quiera especializar que no lo haga, pero que no impida hacerlo a quien sí lo quiera hacer. Este segundo encontrará caminos en el mundo para hacerlo. No se puede perder de vista que no es un debate nacional, sino una realidad científica que pertenece al mundo del conocimiento, un mundo que raramente encuentra fronteras inexpugnables. RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 75 El trabajo social generalista y el especializado Bibliografía BAMFORD, T. “Organization”, en DAVIES, M. The Blackw ell Enc yclopaedia of Social Work. Oxford: Blackwell Publishing, 2009. Pàg. 237-239. ISBN: 9780-631-21450-2. BARKER, R. L. The social work dictionar y. Washington: NASW Press, 2003. Pàg. 414. ISBN: 087101-355-X. CABOT, R. C. “What of medical diagnosis should the social case worker know and apply?”. Official proceedings of the annual meeting. National Conference on Social Welfare, 1917. CANNON, I. M. Social work in hospitals: a contribution to progressive medicine. Nova York: Russell Sage Foundation, 1917. CORNEY, R. H. “Social work in general practice”, en Journal of the Royal College of General Practitioners, 35 (juny 1985). Pàg. 291-292. ISSN: 0035-8797. EDITORIAL. “Thoughts on the Seebohm report”, en The Journal of the Royal College of General Practitioners, 10/1968. Volum 16, part 4. Pàg. 251-252. ISSN: 0035-8797. 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A fondo La formación: de la resistencia a la academia 50 años de los estudios de trabajo social en Lleida Xavier Pelegrí Viaña 1 Gaudeamus igitur iuvenes dum sumus post iucundam iuventutem, post molestam senectutem, nos habebit humus!2 Resumen El pasado 20 de marzo, en el Saló Victor Siurana de la UdL, los trabajadores sociales de poniente conmemoramos los 50 años de los estudios de Trabajo Social en la ciudad de Lleida. 3 Lo que sigue es un breve relato de las vicisitudes más importantes de la trayectoria que han seguido estos estudios y lo que han significado en las respectivas contemporaneidades que les ha tocado vivir. Hay que advertir, sin embargo, que es inevitablemente una visión personal, construida a partir de pasar por el tamiz mi propia trayectoria, primero como alumno y luego como profesional y docente, lo que creo que me permite interpretar con cierta perspectiva el itinerario de la formación en Trabajo Social en mi ciudad. Palabras clave: Trabajo social, estudios, diplomatura, Lleida. Abstract Last March 20th, in UdL’s Victor Siurana livingroom, Lleida’s region social workers commemorate 50 years of Social Work studies in the city of Lleida. What follows is a brief account of the most important vicissitudes of the career that followed these studies and what they have meant in the respective contemporary live. Be warned, however, is inevitably a personal vision, built from passing through the filter of my own career, first as a student and then as a professional and teacher, so I think I can play with some perspective on the itinerary training in Social Work in my city. Key words: Social work, education, degree, Lleida. Trabajador Social, licenciado y doctor en Antropología. Profesor de la Universidad de Lleida. xpelegri@geosoc.udl.cat Alegrémonos, pues, / mientras seamos jóvenes / Después de la divertida juventud, / después de la incómoda vejez, / nos recibirá la tierra! 3 Tomamos 1962 como fecha de creación, ya que aparece en fuentes bastante solventes como la de M. Victoria Molina Sánchez: “Las Escuelas de Trabajo Social en España”, en Cuadernos de Trabajo Social, 3 (1990). 1 2 RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 77 La formación: de la resistencia a la academia Ya se sabe que mientras el nacimiento de un ser vivo se produce en un momento cronológico concreto, no ocurre lo mismo cuando se trata de fenómenos o eventos que tienen una naturaleza diacrónica, salvo que los fundadores dejen para la posteridad un testimonio claro del acto fundacional. No es este el caso, pero da lo mismo. Digamos que, en algún momento del año 1962, se empezó a gestar la idea de establecer en la ciudad de Lleida una escuela donde poder cursar unos estudios que hacía tiempo que estaban implantados en Europa pero que eran todavía unos grandes desconocidos en el Estado español, con casi la única excepción de Cataluña, donde ya existen cinco escuelas.4 En el año 1962, se empezó a gestar la idea de establecer en la ciudad de Lleida una escuela donde poder cursar unos estudios que hacía tiempo que estaban implantados en Europa. Visto desde la distancia, la creación de esta escuela debía representar para la ciudad una buena oportunidad de seguir estudios –digamos post-obligatorios– para aquellas jóvenes (exclusivamente mujeres) que no querían o no podían permitirse ir a Barcelona. Pensemos que, en aquellos momentos en Lleida, sólo se podía estudiar Magisterio y algún Peritaje, ya que las primeras carreras universitarias, las de la Facultad de Letras y la de Derecho, se establecieron los primeros años 70; justamente ahora conmemoramos los 40 años de las primeras. 4 5 BARBERO, J. y F EU, M. 2009. Decreto 1403/1964, de 30 de abril. 78 RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 Un grupo de prohombres leridanos tuvo suficiente visión de futuro y espíritu emprendedor como para conseguir que, bajo el paraguas de la Cruz Roja, se creara en nuestra ciudad la única Escuela de Trabajo Social que esta institución llegó a tener en todo el Estado. En ese momento, los estudios de trabajo social no estaban reconocidos académicamente (no lo estarían hasta dos años después, en 1964),5 lo cual situaba a la Escuela de Lleida –y a todas las otras que se iban creando– casi en una especie de limbo o de clandestinidad tolerada. Aun así, un grupo de prohombres leridanos tuvo suficiente visión de futuro y espíritu emprendedor como para conseguir que, bajo el paraguas de la Cruz Roja, se creara en nuestra ciudad la única Escuela de Trabajo Social que esta institución llegó a tener en todo el Estado (en un momento en que su acción estaba exclusivamente centrada en el ámbito sanitario). Esta elección de patrocinio también significaba –no me atrevo a decir si consciente o inconscientemente– un cierto desafío a las dos instituciones que simbólicamente competían para obtener la hegemonía en la titularidad de las Escuelas de Asistentes Sociales en todo el Estado: la Iglesia y la Sección Femenina. En aquellos años 60, a pesar de encontrarnos en pleno “desarrollismo”, el franquismo estaba muy vivo y continuó durante más de una década, con su genuina A fondo misión de adoctrinamiento. Por eso, cuando en 1964 se produjo el reconocimiento del título de Asistente Social, en las directrices del Plan de Estudios figuraban asignaturas ahora tan inverosímiles como Formación del Espíritu Nacional, Formación Religiosa o Educación Física, todo ello con el más rancio envoltorio del nacional-catolicismo.6 Durante aquella primera época se impartían muy pocas asignaturas específicas sobre el trabajo social. Los servicios sociales, como elemento fundamental del Estado de Bienestar, no habían entrado todavía a formar parte de la política social de este país. Por tanto, la inmensa mayoría de asignaturas correspondían a otras ciencias: ciencias sociales, jurídicas, médicas, etc., necesarias pero no profesionalizadoras para los asistentes sociales. Esta ausencia creo que hay que atribuirla a dos hechos que van relacionados, por un lado, el poco trabajo de elaboración teórica que se había podido hacer hasta entonces en Cataluña y España, y por otro la escasa información de cómo se concebía y practicaba el trabajo social en otros países más avanzados. Sobre la poca elaboración autóctona, es lógico que fuera así, porque las estructuras que hacen posible el avance de la profesión estaban todavía en pañales. Sólo hay que recordar que el primer Boletín de la Asociación de Asistentes Sociales de Barcelona es de 1960, y hasta diez años más tarde no se empezó a extender la RTS a toda Cataluña con el formato de revista que conocemos actualmente. 7 Tampoco se había dado aún la transformación de las pequeñas asociaciones de ex alumnos en asociaciones profesionales más unitarias y globales que, en 1983, se constituirían en el Colegio que hoy nos agrupa.8 A nivel del Estado el primer germen (la FEDAAS) nació en 1967, y el primer congreso nacional (del Estado) que se organizó se hizo en Barcelona en 1968. Del segundo aspecto –sobre el trabajo social internacional– algunos todavía recordamos que estudiaron casi exclusivamente con libros sudamericanos,9 que, pese al elevado precio de la importación, eran los únicos que podíamos utilizar sin necesidad de que fueran traducidos. Eran libros que respondían al contexto de unos países (Chile y Argentina, sobre todo) que antes de las dictaduras de los años 70 estaban, en cuanto a ideología social, mucho más avanzados que el nuestro. En consecuencia podríamos decir que aprendimos la “reconceptualización” cuando aquí todavía estábamos apenas empezando a conceptualizar algo, y conocimos el trabajo social que se hacía en Latinoamérica mientras los países de nuestro entorno próximo nos eran los grandes desconocidos. Una vez reconocidas las escuelas (entre ellas la de Lleida el 22 de junio de 1965)10 y Orden de 31 de julio de 1964 (BOE 193, de 12 de agosto). Ver la interesante revisión de Glòria Rubiol sobre la historia de la RTS en “50 años de la revista”, en RTS núm. 190 (2010). 8 En Cataluña mediante la Llei 13/1982, de 17 de diciembre, de creación de colegios profesionales (DOGC 289, de 29 de diciembre) se dio paso a la posterior constitución del CODTSiAS. 9 Es curioso que Ampar Porcel en un extenso estudio de 1980 titulado “El Treball Social a Catalunya els anys 70”, en RTS núm. 80, hace constar que le llamó la atención que la bibliografía de la asignatura de T.S. fuese absolutamente de procedencia suramericana, sin ninguna referencia a escritos hechos en nuestro país (pág. 113). 10 Orden de 22 de junio de 1965 (BOE 178, de 27 de julio). 6 7 RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 79 La formación: de la resistencia a la academia creada una Escuela Oficial en Madrid, 11 los estudios que eran mayoritariamente impartidos por entidades privadas debían ser convalidados mediante un examen de reválida.12 Esta temida Reválida, que sin superarla los estudios no tenían ningún valor, porque no permitían ejercer la profesión, fue encarnizadamente combatida y supuso la primera ocasión de coordinación y lucha de los estudiantes de Asistente Social de todo el Estado. Ayudó, todo hay que decirlo, que a mediados de los años 70 se había iniciado la llamada transición hacia la democracia con una apertura tímida del régimen pero sin dejar de aplicar una feroz represión sobre los movimientos populares. En marzo de 1978, pues, fue un mes de encierros de los alumnos y otros actos reivindicativos, para decir NO a la reválida y, al mismo tiempo, pedir el reconocimiento universitario de los estudios.13 La dinámica asamblearia de los estudiantes encontró la complicidad de los profesionales, que se añadieron a las acciones de protesta. Fue así como el 15 y 16 de marzo se produjo la primera –y creo que hasta el momento la única– huelga de asistentes sociales, aunque con incidencia casi exclusivamente en Barcelona, que es donde se concentraba la mayoría de profesionales. En Lleida, aquella movilización no habría sido posible sin el alto grado de autogestión que se daba en la Escuela, con lo que ello conlleva de positivo y de negativo. Hay que reconocer que la Cruz Roja de Lleida en aquel momento sólo daba la cobertura legal, sin ponerse en la vida diaria de la entidad docente. La parte más cruda de esa autonomía era, sin embargo, que tampoco había aportación financiera de ningún lado, y el único sostén para “mal pagar” a los profesores eran las escasas cuotas de los alumnos. Ni que decir tiene que el resto de gastos para el buen funcionamiento académico –libros, por ejemplo– eran considerados casi como suntuarios. Así pues, las aulas de la Escuela de Asistentes Sociales fueron un oasis de relativa libertad en el contexto asfixiante que impone toda dictadura. Se puede decir que impartieron docencia profesores de ideologías muy variadas, algunas más afines al régimen y otras abiertamente contrarias, pero, en cualquier caso, dentro de las aulas siempre se mantuvo el respeto, sin imponer nunca el pensamiento único oficial. Cabe decir que una de las muchas vicisitudes por las que tuvo que pasar la Escuela de Asistentes Sociales de la Cruz Roja de Lleida fue los sucesivos cambios de ubicación, siempre realquilados o en precario, dependiendo de la consideración de las instituciones locales. La primera sede que tuvo la Escuela fue el Hospital de la Cruz Roja de la calle Balmes, concretamente un despachito y tres pequeñas aulas en el sótano, para unos diez o doce alumnos cada una. Posteriormente, en 1982, cuando el aumento de los alumnos ya hacía inviable seguir en la antigua sede, la Escuela se trasladó durante un Decreto 986/1967, de 20 de abril, (BOE 117, de 17 de mayo). Las primeras normativas específicas sobre la llamada eufemísticamente “prueba final” fueron la Resolución de 16 de mayo de 1968 (BOE 139, de 10 de junio) y la Orden de 4 de junio de 1969 (BOE 141, de 13 de junio); ambas despliegan el llamado Decreto 1403/1964. 13 Ver el nº 70 de la Revista de Treball Social (RTS), que publica un dosier con el entonces expresivo título “Asistentes sociales en lucha”. 11 12 80 RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 A fondo solo curso a un chalet dejado por el Ayuntamiento en la calle Vallès del barrio de Balàfia. Pronto, sin embargo, se evidenció que resultaba igual de insuficiente para acomodar el alumnado que seguía aumentando cada curso y hubo que buscar una nueva sede. Este crecimiento es necesario enmarcarlo en que, con el establecimiento de la democracia, se inicia una nueva etapa que, con respecto a los estudios, tiene como fecha neurálgica el año 1981. Aquel agosto se promulgó el Real Decreto que, tras reconocer la importancia que los estudios de Asistente Social habían ido adquiriendo, disponía los siguientes cambios:14 1. La incorporación de los estudios de Asistente Social a la educación universitaria 2. Que la enseñanza (y por tanto la disciplina) se pasase a denominar Trabajo Social en vez de asistencia social 3. Que las antiguas escuelas se llamasen Escuelas Universitarias de Trabajo Social (hace fortuna el acrónimo EUTS) 4. Que, consecuentemente, se elaborase y aprobase un nuevo Plan de Estudios 5. Que, superados los estudios, se obtuviese el título de Diplomado en Trabajo Social, como correspondía a unos estudios medios (de 3 años) Aunque se tuvo que esperar aún dos años para que empezaran a materializarse estos cambios, en 1983 se inició paulatinamente la transformación de las viejas escuelas en las nuevas EUTS y se empezó a implantar, curso a curso, el nuevo Plan de Estudios de la Diplomatura.15 La Escuela de Asistentes Sociales de Lleida pasó a llamarse EUTS de la Cruz Roja de Lleida, y en ese momento fue adscrita a la Universidad de Barcelona, porque la Universidad de Lleida (UdL) no se crearía hasta 10 años más tarde. Los que tenían el título de Asistente Social lo tuvieron que homologar en los años posteriores con un nuevo examen o trabajo. Muchos, contando la reválida, era la tercera vez que revalidaban sus estudios. Estos cambios de estatus contribuyeron a que los estudios de Trabajo Social se conocieran más y a que la Escuela entrara a formar parte de la oferta de estudios universitarios de grado medio (diplomatura) que se podían cursar íntegramente en Lleida, en el mismo nivel que los Diplomados en Formación del Profesorado (Magisterio) o los de Enfermería. Esto comportó que las demandas de nuevo ingreso comenzaran a aumentar cada curso que pasaba, con los correspondientes problemas de espacio en las aulas, lo que supuso cambiar de sede hasta tres veces en cinco años. Efectivamente, después del año en Balàfia, en 1984 la Escuela se trasladó a un pabellón del Hospital Santa María, que dependía de la Diputación provincial, donde permaneció dos años, y en 1986 al edificio que había sido la escuela Cervantes, en la calle Tallada, y que estaba a cargo del Ayuntamiento. Cabe decir que ambos espacios, a pesar de las limitaciones y la provisionalidad, reunían mejores condiciones que los dos anteriores en cuanto a capacidad y espacios complementarios (biblioteca, despachos, etc.). Real Decreto 1850/1981, de 20 de agosto, sobre incorporación a la Universidad de los estudios de Asistentes Sociales como Escuelas Universitarias de Trabajo Social (BOE 206, de 28 de agosto). Fue desarrollado dos años más tarde por Orden de 22 de junio de 1983 (BOE 154, de 29 de junio). 15 Orden de 22 de junio de 1983 (BOE 154, de 29 de junio). 14 RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 81 La formación: de la resistencia a la academia La escuela, que seguía siendo de titularidad de la Cruz Roja, buscó, sin embargo, la participación de las instituciones locales (Ayuntamiento y Diputación provincial), con quien, junto con la Universidad, formó un Patronato que los corresponsabilizaba en las máximas decisiones. Tanto los cargos de dirección de la Escuela, como el claustro de profesores y los propios estudiantes, también tenían representación. El principal asunto que requería la atención del Patronato era la financiación, la cual, a pesar del constante incremento de alumnos y las cuotas que éstos aportaban, resultaba insuficiente para hacer frente a los gastos y siempre había que recurrir a las aportaciones de las administraciones para sortear la situación contable. En 1986, pues, salió la primera promoción de Diplomados en Trabajo Social de la Escuela de Lleida. En ese Plan de Estudios introdujeron asignaturas como Servicios Sociales y Política Social y Estado del Bienestar. Una peculiaridad a destacar es que, a pesar del peso que iban adquiriendo las materias teóricas, incluso las específicas del trabajo social, la carrera seguía fiel a su tradicional cercanía a la práctica. La importancia que, académicamente, pero sobre todo por parte del alumnado, siempre se le ha dado al que ahora llamamos “prácticum” evidenciaba en el hacer que se hacían prácticas a lo largo de los tres cursos, aunque estas tuvieran contenidos diferentes.16 Curiosamente, la ampliación de las prácticas es una característica que, hasta cierto punto, ahora vuelve con la implantación del nuevo título de grado. 16 17 La importancia que, académicamente, pero sobre todo por parte del alumnado, siempre se le ha dado al que ahora llamamos “prácticum” evidenciaba en el hacer que se hacían prácticas a lo largo de los tres cursos, aunque estas tuvieran contenidos diferentes. Al iniciar los años 90 se produce un nuevo cambio de Plan de Estudios que introduce, entre otras novedades, los créditos docentes para contabilizar la duración de los estudios.17 Esto coincidió con su cambio definitivo, que se produjo en 1992: de nuevo la Escuela volvía a estar ubicada en un edificio de la Cruz Roja, pero ahora nuevo, en la calle Henri Dunant. La Escuela ocupaba una construcción independiente, formada por bajos y tres plantas, en un ala anexa a la propia sede de la institución, que cubría sobradamente sus necesidades: tres aulas con capacidad, biblioteca, despachos para profesores, sala de reuniones, etc. La demanda de los estudios en estos años 90 fue creciendo hasta llegar a admitir a más de 120 alumnos en el primer curso. Tal cantidad de alumnos produjo algún episodio de aquellos que quedan grabados en la memoria colectiva. Como sea que este “boom” coincidió con el establecimiento de las asignaturas optativas que los alumnos debían elegir entre una oferta muy limitada, algún año un buen grupo de alumnos habían llegado a pasar la noche acampados en la puerta del Escuela para poder ser los pri- Ver el desarrollo de las prácticas en Porcel (1980). Op. cit. Real Decreto 1431/1990, de 26 de octubre (BOE 278, de 20 de noviembre). 82 RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 A fondo meros de elegir al día siguiente las asignaturas que querían. Algo parecido ocurría a la hora de escoger el lugar donde ir a hacer las prácticas, hasta que se optó por utilizar un criterio más “meritocrático”: ordenar la elección según la nota media del expediente académico. A partir de ese momento –quién sabe si a causa de la aculturación anticompetitiva– no hubo el mismo celo de prevalencia. Cuando el Parlamento de Cataluña creó la UdL, en 1991,18 la Escuela pasó a estar adscrita a esta Universidad. Cabe decir, sin embargo, que en aquel momento fundacional y aún con pocos estudios consolidados, se perdió la oportunidad de incorporar a la incipiente Universidad del EUTS de la Cruz Roja, la cual ya hacía años que reclamaba su reconocimiento y la integración al nivel universitario. Como sea la historia, después comportó que las EUTS de Cataluña fueran de las últimas en incorporarse a las respectivas universidades; la de Lleida, concretamente, tuvo que esperar diez años más para poder dar este paso definitivo. Mientras tanto, y como se había hecho siempre que las circunstancias lo permitían, se organizaban jornadas, conferencias y otros actos para contribuir a una formación más completa de los futuros profesionales. Y así, en 1985 se realizaron las Jornadas de Política Social y Servicios Sociales, en colaboración con el Comité Español para el Bienestar Social (de las cuales salió el libro con el mismo título);19 y en 2000 se hicieron las Jornadas sobre Yacimientos profesionales para el Trabajo Social, nuevas perspectivas de intervención, que también se materializaron en un libro.20 Tampoco podemos dejar de mencionar las diferentes campañas que, desde mediados de los 90, trataron de presionar para que los estudios de Trabajo Social alcanzaran el nivel académico superior: la licenciatura. El agravio con otras profesiones, y sobre todo el escollo que significaba que con la diplomatura no se pudiera seguir estudiando un inexistente segundo ciclo de Trabajo Social, llevó a bastantes profesionales a hacer una segunda carrera que, visto retrospectivamente, ha aportado una perspectiva más amplia y un bagaje conceptual más rico al propio Trabajo Social. La prueba es que, a partir de esta ampliación disciplinaria, empezó a haber bastantes doctorandos que han centrado su investigación en el ámbito del trabajo social o en el de los servicios sociales. La última etapa que han vivido los estudios de Trabajo Social en Lleida ha supuesto, seguramente, el cambio más radical. La Cruz Roja y la UdL acordaron que la universidad implantaría la carrera de Trabajo Social y poco a poco tomaría el relevo de la Escuela. Para terminar, la última etapa que han vivido los estudios de Trabajo Social en Lleida ha supuesto, seguramente, el cambio más radical. La Cruz Roja y la UdL acordaron que la universidad implantaría la carrera de Trabajo Social y poco a poco tomaría Llei 34/1991, de 30 de diciembre (DOGC 1541, de 15 de enero de 1992). ARENAS et al., 1985. 20 PALLARÉS, PELEGRÍ y AMÉZAGA, 2001. 18 19 RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 83 La formación: de la resistencia a la academia el relevo de la Escuela. Por tanto, en 2002 la UdL empezó a impartir la titulación de Diplomado en Trabajo Social con el primer curso, mientras la EUTS de la Cruz Roja dejaba de matricular primer curso pero mantenía el segundo y el tercero, que pasaron al año siguiente a la UdL. 21 La carrera de Trabajo Social se ubicó en la Facultad de Ciencias de la Educación, que entonces tenía la sede en la partida de La Caparrella, mientras que el Área de conocimiento de Trabajo Social y Servicios Sociales (que se había creado en 1990) 22 era acogida en el Departamento de Geografía y Sociología. La entrada formal al mundo universitario sin que se diera una integración de toda la estructura docente y académica supuso que parte del profesorado de la antigua Escuela no pudiera seguir optando por continuar con la docencia en la UdL. Con el cambio se dejó atrás la personalidad que se había forjado en tantos momentos de reivindicación y lucha por la supervivencia. La familiaridad con que funcionaba la antigua Escuela y que formaba un clúster que nos daba identidad se ha ido desvaneciendo en una Facultad de más de 2.000 alumnos, pero sin embargo es evidente que los estudios de Trabajo Social han salido reforzados y normalizados al pertenecer de pleno derecho al ámbito de la Academia. Desde los inicios de esta etapa en la UdL, los alumnos nos han seguido haciendo confianza y han llenado las 90 plazas que se ofrecen cada año, que han permitido que hayan salido ocho promociones de diplomados. En 2007 se produjo el traslado de la Facultad de Ciencias de la Educación a un nuevo edificio de estética vanguardista en el campus de Cappont. La mejora en equipamientos y en los servicios de que disponen tanto los estudiantes como los profesores facilita la dialéctica de la enseñanza-aprendizaje, pero también la relación y el crecimiento personal y profesional. Cabe esperar que esto se mantenga, y todavía aumente, con el último gran cambio producido: el llamado Plan de Boloña, con el actual título de Grado en Trabajo Social, que en Lleida se está implantando desde septiembre de 2009 23 y está a punto de salir la primera promoción. Los primeros estudiantes del grado se añadirán a las dos promociones de profesionales que ya son graduados en Trabajo Social por la UdL en haber hecho el curso de “retitulación” a partir de su antiguo título de diplomado. Quisiera terminar diciendo que con el Grado ya no hay ninguna diferencia con la licenciatura que reivindicábamos, y ahora tenemos el paso franco a los másteres y los doctorados que nos pueden permitir, mediante la investigación, repensar científicamente el trabajo social. Ojalá que así sea. Pese a que el relevo se produjo en 2002, oficialmente se aprobó mediante la Orden UNI/444/2003, de 7 de noviembre, por la cual se implantan los estudios conducentes a la obtención del título de diplomado o diplomada en Trabajo Social en la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Lleida y de la Orden UNI/445/ 2003, de 7 de noviembre, por la cual se revoca la adscripción de la Escuela Universitaria de Trabajo Social en la Universidad de Lleida (ambas en DOGC 4010, de 14 de noviembre). Por otro lado, unos meses antes la UdL había homologado el plan de estudios mediante la Resolución de 17 de febrero de 2003, de la Universidad de Lleida, por la que se hace pública la adaptación del Plan de Estudios de Trabajo Social (BOE 112, de 10 de mayo). 22 Acuerdo de 19 de junio de 1990 (BOE 201, de 22 de agosto). 23 Orden IUE/487/2010, de 13 de octubre (DOGC 5740, de 22 de octubre). 21 84 RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 A fondo Bibliografía Acuerdo de 19 de junio de 1990, de la Comisión Académica del Consejo de Universidades por el que se crean nuevas áreas de conocimiento (BOE 201, de 22 d’agost). ARENAS i altres. Política Social y Servicios Sociales, Madrid: Ed. Marsiega, 1985. ISBN 978-847103-212-6. BARBERO J. i FEU, M. El Treball Social a Catalunya 1932-1978. Barcelona: Col. legi Oficial de Treball Social de Catalunya i Hacer, 2009. ISBN 9788496913240. Llei 34/1991, de 30 de desembre, de creació de la Universitat de Lleida (DOGC 1541, de 15 de gener de 1992). 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RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 85 Aproximaciones al quehacer profesional Aproximaciones al quehacer profesional y a las intencionalidades en la sistematización de las experiencias de trabajo social Leticia Cáceres Cedrón 1 Resumen Por la naturaleza misma de la relación que se establece desde el trabajo social con los actores, es apropiado destacar la vinculación intersubjetiva en la acción profesional y la valoración de los procesos sociales que remiten a un aprendizaje activo cuando queremos sistematizar las experiencias del quehacer profesional. De otro lado, es preciso discutir sobre la importancia de una intencionalidad al sistematizar –que no sea sólo cognitiva– sobre el quehacer cotidiano; que se dirija a las posibilidades de incidir en el espacio público para maximizar la efectividad de los programas en los usuarios de los servicios –una intencionalidad política puede posicionar la profesión en el escenario de cambio de las políticas sociales y del ejercicio de una ética pública, básica para las opciones personales. Palabras clave: Experiencia, quehacer profesional, intencionalidad cognitiva, intencionalidad política, sistematización. Abstract By the very nature of the relationship established from Social Work with stakeholders, it is appropriate to highlight the connection inter-professional action in the assessment of the social processes that refer to active learning when we want to systematize the experiences of the profession. On the other hand, it should discuss the importance of an intention to systematize-that is not only cognitive-on the daily, which addresses the possibilities to influence the public space to maximize the effectiveness of the programs to users services-a political purpose can position the profession in the changing scene of social policy and the exercise of public ethics, basic personal choices. Key words: Experience, professional work, cognitive intentionality, political intentions, systematization. 1 Licenciada en Trabajo Social, egresada de la Maestría en Educación del Nivel Superior. Docente de la EAP de Trabajo Social de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, en Lima, Perú. leticiasanmarcos@gmail.com 86 RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 A fondo Profesionales del trabajo social plantean que hay ciertas situaciones en las que intervienen que les provocan desconcierto y hasta conflictos de valores, expectativas y demandas en el quehacer cotidiano: ¿ayudar o controlar?, ¿atender derechos o resolver necesidades?, ¿desistir o incidir en la política?... Igualmente, procesos que no entienden muy bien, por la complejidad que expresan o por la trascendencia que tienen, son la preocupación de quienes desean aportar en la efectividad de los programas y proyectos a su cargo pero se encuentran limitados, o limitadas –por varias razones– de emitir opinión calificada. Y eso se convierte en motivación para querer descubrirlos y comprenderlos. Pero también la confrontación de la rutina cotidiana con la mayor presencia de los actores en problemáticas emergentes trae consigo la necesidad de reflexionar sobre lo que se hace en trabajo social, como bien lo plantea Alfredo Ghiso en aquellas frases: “descubrir los pedazos de los discursos y de las acciones que habían sido acallados, permitiendo abrir las compuertas que reprimían y concentraban la información sobre las decisiones y operaciones, dejando brotar lo que es posible comprender, comunicar, hacer y sentir” (Ghiso, 1998). La magnitud de los procesos en que se encuentra inmersa la profesión va más allá de la narración de la experiencia en el entorno microsocial donde se mueve, y es lo que dimensiona la acción social y lo que inquieta a quienes ejercen la profesión. Es en estas condiciones que aparece la posibilidad de sistematizar, pero también la necesidad de precisar para qué hacerlo. Primera aproximación: desde lo que sabemos sobre la sistematización de las prácticas sociales Que es un método que integra teoría y práctica para producir conocimiento a partir de la experiencia (Morgan y Monreal, 1991). Que trata la integridad de una experiencia hecha, poniendo en relación la práctica con la teoría, encontrando el sentido de todo ese conjunto dinámico (Ibáñez, 1990). Que es interpretación crítica de una o varias experiencias para descubrir o explicitar la lógica del proceso vivido y los factores que intervinieron en él (Jara, 1994). Que significa un esfuerzo analítico que mira la práctica con cierta distancia, la reflexiona, le hace preguntas, busca establecer relaciones y construir nuevas propuestas (Kisnerman, 1998). Que es un proceso de reconstrucción de lo que saben los sujetos de su experiencia, y que intenta dar cuenta de la acción comunicativa (Martinic, 2006). Que es la construcción de un sistema explicativo de las prácticas, de los aprendizajes derivados de ellas y de marcos conceptuales referenciales que nutren esas prácticas, quehaceres y Este artículo forma parte de una ponencia más amplia presentada en el III Congreso Internacional de Trabajo Social realizado en Arequipa (Perú) del 1 al 4 de diciembre de 2010. Mi agradecimiento a María de la Luz Morgan por la lectura y acertadas observaciones sobre aquel documento que me ayudaron a precisar éste. RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 87 Aproximaciones al quehacer profesional proyecciones sobre las realidades sociales (García, s/f). Que se realiza como proceso participativo de reflexión crítica, aplicado a una experiencia y realizado por los actores directos, basado en la idea de ordenar y organizar la información para mejorar las prácticas (FIDAMERICA y PREVAL, 2007). Que es un proceso específico de aprendizaje y acumulación de experiencias que se sitúa en un camino intermedio entre la descripción y la teoría (DGPDSMimDes, 2010).2 Que nos permite dar cuenta de nuestra percepción sobre los hechos, develar múltiples discursos sobre acontecimientos; convergencias y divergencias frente a las prácticas y sus comprensiones; desvelar la multiplicidad y sus fundamentos, percibir la acción de formas diferentes; reconocer los sujetos en su historicidad y complejidad (Cifuentes, 2011). Podemos seguir presentando a muchos autores más. Como se aprecia, no hay una versión unívoca sobre la sistematización. Sin embargo, principalmente las propuestas se orientan a la comprensión del proceso de la experiencia, lo cual es importante, pues si bien hay varias maneras de mirarla casi todas coinciden en que tiene un nivel de complejidad que va más allá de la simple descripción de la acción. Eso lo notamos cuando se plantea la reflexión, la identificación de relaciones establecidas, el sentido del proceso y la participación de los actores. 2 Segunda aproximación: desde lo que sabemos del quehacer profesional y la intencionalidad al sistematizar El quehacer del trabajo social se puede entender como una forma de acción social, consciente y deliberada, que se realiza de manera expresa sobre ciertos problemas no resueltos por la dinámica social. Integra supuestos ideológicos, políticos y filosóficos con procedimientos metodológicos en fundamentaciones que la sustentan. Como toda acción social intencionada, supone un proceso que parte del reconocimiento de problemáticas: se identifican actores, situaciones y circunstancias para evitar desviaciones; se reconocen diferentes realidades subjetivas construidas mediante representaciones y comprensión interna de los hechos; se apoya en teorías sociales que juegan un papel explicativo y guían el conocimiento, proceso y resultados (Corvalán, 1997). Gracias a los aportes de Margarita Rozas (2001) entendemos el quehacer profesional como campo problemático en la medida que ella se constituye en el escenario cotidiano donde se objetivan las manifestaciones históricas de la cuestión social contemporánea que atraviesan la vida cotidiana de los sujetos. Demandas y respuestas, necesidades y atención, se articulan en ese espacio. De otro lado, el quehacer del trabajo social se realiza asociado a diversas formas de acción del Estado (ayuda, beneficencia, asistencia, compensación, etc.) generadas en respuesta a las necesidades sociales y que dieron Dirección General de Políticas de Desarrollo Social. Dirección de Investigación y Desarrollo Social. Ministerio de la Mujer y Desarrollo Social, Perú. 88 RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 A fondo lugar a la organización e institucionalidad de la protección social. Ha cumplido un papel mediador entre las demandas de la población y las políticas públicas (Cáceres y Cardeña, 2001), entendiendo lo público como el espacio de concertación y deliberación colectiva que conlleva principios de responsabilidad social y responsabilidad compartida frente a las decisiones que implican el manejo de los asuntos públicos. Un escenario de diversidad, pluralidad y divergencia. Nos remite a lo colectivo y a aquello que es de interés común (Ramírez y Borja, 2003). En ese terreno transita la profesión como quehacer institucionalizado que involucra decisiones y acciones de orden público para resolver problemas relativos a la vida de las personas a las que se dirige. Hacer nuevas miradas del campo social en que se ejecutan las políticas públicas y buscar los caminos que conducen a la calidad de vida de la gente3 tiene un sentido especial para el trabajo social. Es así que la intervención profesional, desde un proceso de reflexión que asume el o la profesional sobre su experiencia, facilita la comprensión de ciertas realidades susceptibles de confrontar con mediaciones conceptuales. Son los retos del campo problemático los que nos colocan de cara con las exigencias reflexivas. Eso llevaría a asumir también que la sistematización en trabajo social no está exenta, igualmente, de ciertas intenciones. Asumimos que intencionalidad es la “determinación de la voluntad en orden a un fin”, se relaciona con intención y voluntad, que a su vez se relacionan con propósito, objetivo, objeto, destino, libertad y elección.4 En el quehacer profesional, dice Ricardo Hill,5 entendemos que las intencionalidades “en plural, constituyen sentidos y perspectivas deliberadas o no, que los/las trabajadores sociales le dan a la intervención profesional; implican la subjetividad de las personas involucradas en la intervención…”. Es desde esta orientación a la que nos referiremos en el siguiente acápite al hablar de intencionalidades de la sistematización en trabajo social. Intencionalidad cognitiva de la sistematización Está relacionada con el propósito de revisión crítica y de proceso que en trabajo social se atribuye a la sistematización para descubrir los procesos ocurridos en la acción social y con los actores. Es la orientación más conocida y que permite reflexionar sobre las relaciones entre ellos, las estrategias desarrolladas y también sobre las distintas racionalidades puestas en juego. Un profesional que actúa pero no conoce, terminará haciendo un trabajo burocrático. He aquí un importante aporte de la sistematización en trabajo social. La Organización Mundial de la Salud en 1994 definió la calidad de vida como “la percepción de un individuo de su posición en la vida, en el contexto cultural y el sistema de valores en que vive, en relación con sus metas, objetivos, expectativas, valores y preocupaciones”. 4 Diccionario ideológico de la lengua española VOX. 199, citado por Diana Carolina Tibaná Ríos y Jeny Patricia Rico Duarte. FUNDAMENTACIÓN DE LA INTERVENCIÓN DE TRABAJO SOCIAL: SISTEMA CONCEPTUAL Y AVANCES. Tesis de Grado. Colombia: Escuela de Trabajo Social, Universidad de La Salle, 2009. 5 TIBANÁ y RICO, 2009. 3 RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 89 Aproximaciones al quehacer profesional La intencionalidad cognitiva apunta a identificar y comprender los procesos, interpretarlos y encontrar sentido a la acción. Esto descartaría de plano la posibilidad de entender la sistematización sólo como recuperación de datos (Carvajal, 2005), basada en el ordenamiento, la clasificación de informes y hasta la elaboración de información como narraciones del quehacer o descripción de situaciones y síntesis de la acción. Es la vinculación “cara a cara” con las problemáticas, con los actores y con los procesos lo que nos permite entenderla de otra manera: la interacción que se establece con los usuarios de servicios que requieren información y algún apoyo para tomar decisiones; el enfoque de derechos que toma el mundo cotidiano y la conciencia de algo en común donde las oportunidades sean iguales para todos como compromiso fundamental para hacer trabajo social, son la base principal para entender por qué la sistematización se refiere a experiencias y no a datos de la realidad. El conocimiento de estos procesos en los que intervenimos, que nos cambian también en lo personal y en lo profesional, son el énfasis de este tipo de intención cuando nos proponemos sistematizar en trabajo social. Intencionalidad política de la sistematización Definitivamente se vincula al ejercicio de la profesión desde las políticas sociales, por ser éste el ámbito del quehacer profesional. Y al hablar de ellas es necesario tratar la gestión de su puesta en marcha, como también la revisión de cada contexto específico, por tratarse de políticas sociales diferenciales y territorializadas. Y de 90 RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 las herramientas necesarias con que se trabajan. Recordemos que las políticas sociales son prácticas institucionalizadas que involucran decisiones y acciones de orden público para resolver de modo particular ciertos problemas de la vida de las personas. Tal como señala, Sonia Fleury, (las políticas sociales) “comprenden actores en relación de interdependencia; recursos tales como poder, posición social, legitimidad, conocimiento, información y dinero; reglas prevalecientes y mutables que son fruto de la interacción y regulan el comportamiento de los actores; y percepciones que son imágenes de la realidad a partir de las cuales los actores interpretan y evalúan su curso de acción y también el de los demás actores” (Fleury, 2002). Para intervenir en ese campo problemático, entonces, es necesaria una acción intencionada que relacione no sólo bienes y servicios, sino la acción de los sujetos, los modos de organización y los valores que repercuten en la forma como se expresan las demandas. En ese ámbito, la acción del trabajo social referirá a decisiones políticas, tensionando los requerimientos institucionales en particular si la protección social básica es insuficiente o está fuertemente fragmentada y diferenciada y no es garantía de derechos sociales o de ciudadanía. Muchas voces nos recuerdan que no podemos desligarnos de la responsabilidad de nuestras acciones, ni de los principios que las orientan, y en esa tensión ciertamente no es sencillo que los programas logren sostenibilidad, o que promuevan la auto-confianza de la gente. ¿Qué buscamos cambiar en los programas que realizamos? ¿cómo afectan las normativas institucionales? ¿cuáles son las mejores decisiones?... Será nuestra práctica social la que muestre el tipo de valores, ex- A fondo pectativas y demandas institucionales, las de los usuarios o participantes y, obviamente, las de los propios y las propias trabajadoras sociales. Un profesional que conoce puede elaborar la visión futura de su acción, pero además si actúa en función de ello puede concertar acciones para el logro de sus objetivos. La sistematización en esta perspectiva no buscaría sólo conocer los procesos habidos para mejorar la acción profesional futura sino incidir también en las políticas que orientan esos procesos. Eso sería lo más valioso que justificaría hacer el esfuerzo de sistematizar, desde esta entrada. De otro lado, sabemos que implementar y ejecutar políticas sociales –por lo general mediadas desde los programas y proyectos sociales– conocer la realidad de los usuarios de los servicios sociales, defender y promover los derechos sociales enfrentando resistencias y potenciando al sujeto de la acción no depende sólo de la buena voluntad de quien ejerce la profesión. Es claro que “cada escenario particular (institución u organización desde la cual intervenimos profesionalmente) otorgará los sesgos a ese proceso metodológico y los modos de abordar las modificaciones o transformaciones del campo problemático” (Cazzaniga, 1997). Por ello es fundamental contar con ciertas herramientas teóricas para comprender los términos en las cuales se desarrolla la acción. Este proceso de comprensión vinculado al análisis de la cuestión social posibilitará rescatar el carácter “político” 6 de la intervención profesional, principalmente por su vinculación con “lo público” y con los actores en dicho escenario. “La importancia de la reflexividad y la construcción de los saberes de ac6 ción, también llamados saberes prácticos, son una vía prometedora para no renunciar a seguir pensando en las posibilidades científicas y teóricas de la profesión…pues no habrá reconocimiento de la profesión hasta tanto los trabajadores y las trabajadoras sociales no se hayan reposicionado en el análisis de las dinámicas y de la vitalidad de la acción profesional con la cual ellos y ellas están comprometidos cotidianamente” (Mosquera RoseroLabbé, 2006) En esas condiciones y por las características de nuestra acción, la sistematización en trabajo social puede influir en las decisiones políticas y colocar temas en la agenda pública, para provocar cambios efectivos en planes, programas y políticas, de distinto nivel y fortalecer una cultura democrática (Rasmussen y Ringsing, 2003). Por ello, se trata de trascender el aspecto metodológico e instrumental de la sistematización, “quitarle” el rótulo de “herramienta útil para la mejora de las prácticas y ampliarlo para incidir ya no en la propia práctica de modo inmediato, sino en el campo teórico y de las interpretaciones que subyacen en ella” (Piña, s/f). Si el conocimiento que produce la sistematización proviene de la relación entre la experiencia y el sentido que le dan quienes intervinieron en ella y de su aporte para la comprensión de la situación vivida, entonces puede dirigirse a la “reconstrucción del razonamiento práctico cotidiano de los actores sobre la cuestión social y las formas de institucionalidad social que expresan las políticas sociales, problematizando a la sociedad en su presente y en su futuro”, como señala Martinic (s/f). En fin, contener también una intencionalidad política, además de la intencionalidad cognitiva que le atribuimos a la sistematización. Hablando de política en los términos de perspectiva, obviamente, en términos de globalidad y no supeditándola a intereses particulares de algún grupo específico. RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 91 Aproximaciones al quehacer profesional Pero, será el reto del cambio el que nos conducirá, necesariamente, a un “saber reflexivo” y también dirigido, que revise y reforme el quehacer a partir de la nueva información que se va obteniendo de la propia acción. En esa línea de pensamiento, la sistematización en trabajo social también tiene intencionalidad y no es sólo “la acumulación del nuevo conocimiento externo, también incluye las nuevas miradas y la sensibilidad que el investigador desarrolla para dar cuenta de otros elementos originales que están en la realidad y la traducción de valoraciones que la sociedad hace de sí misma” (Fazio Vengoa, 2007). Esa orientación nos lleva a producir una serie de acciones dirigidas, por ejemplo, a incidir en la agenda pública e influir en aquellos liderazgos con poder de decisión, para que establezcan, cumplan o cambien leyes, políticas, procedimientos institucionales que generen cambios estructurales frente a determinados problemas que limitan, atentan o vulneran los derechos de las personas (IEC, 2010). Con lo anterior vamos mostrando que la preocupación importante desde la intencionalidad política de la sistematización es incidir en la formulación y/o modificación de políticas sociales. El tipo de conocimientos específicos que tendrá que producir la sistematización para lograrlo será materia de profundizar desde las propias profesionales. 92 RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 Una preocupación en esta perspectiva es entender la lógica que influye en el quehacer y que permita opinar sobre los procesos y su repercusión pública con un criterio profesional y académicamente razonado. Esto lo podríamos entender como el aporte de la sistematización para enriquecer el perfil profesional y llevarnos a asumir social y responsablemente la acción realizada. Es haciendo visible el campo problemático de la intervención social que es posible dialogar los temas que produce la reflexión. La sistematización puede ayudar a identificar los caminos de la profesión para descubrir aquellas situaciones que restringen las capacidades de las personas para “estar bien”. Y como propone Corvalán (1997) respecto a que la acción social puede desencadenar procesos individuales y colectivos de expresión de necesidades, para el trabajo social decimos que la sistematización puede facilitarnos establecer las posibilidades de la acción en el espacio público para el cambio en la implementación y ejecución de los programas y proyectos sociales, incidiendo en las decisiones de política social. Una intencionalidad política puede posicionar la profesión en el escenario de cambio de las políticas sociales y del ejercicio de una ética pública, básica para las opciones personales y la acción colectiva. A fondo Bibliografía CARVAJAL BURBANO, Ari- zaldo. “Teoría, Metodología, Ética y Estética de la sistematización de experiencias”, en ESTRADA OSPINA, Victor y otros. Miradas sobre la sistematización de experiencias en Trabajo Social. Colombia: Facultad de Humanidades. Escuela de Trabajo Social y Desarrollo Humano. Universidad del Valle, 2005. 156 pág. Consultado 3/2010. Disponible en: books.google.com.pe. CAZZANIGA, Susana. Metodología. El abordaje desde la singularidad. Argentina: Facultad de Trabajo Social Universidad Nacional Entre Ríos, 1997. Ficha de cátedra. Consultado 12/2010. Disponible en www.margen.org/ catedras/Caso%20Susana%20 Cazaniga.doc. CIFUENTES, Rosa María. Trabajo Social: integración metodológica, sistematización e interdisciplinariedad. 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Una idea clave para Inmodels Comunitats es que el enfoque formativo basado en competencias representa una oportunidad para rearmar a los/las trabajadores sociales en la adquisición de conocimientos, habilidades y actitudes que les permitan realizar intervenciones de calidad con la comunidad, disponiendo de mayores recursos teóricos y metodológicos para el ejercicio profesional. Palabras clave: Trabajo social comunitario, aprendizaje en competencias, ética profesional, innovación educativa. 1 Royo Ruiz, Isabel. Trabajadora social y Licenciada en Sociología. isabel.royo@uv.es – Sánchez Flores, Susana. Doctora en Sociología – Lacomba Vázquez, Joan. Doctor en Sociología – Marí Poveda, Elvira. Trabajadora social y Licenciada en Antropología – Benlloch Doménech, Cristina. Licenciada en Sociología. Todos son del Departamento de Trabajo Social y Servicios Sociales, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Valencia (UV). (Grupo de Innovación Docente INMODELS COMUNITATS) RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 95 Trabajo Social Comunitario y desarrollo competencial Abstract The fundamental value of our teaching-learning contribution as a Teaching Innovation Group during the 2010/2011course consist of a work on Community Social Work, and it try to emphasize the capacity of leading community social development process where are maximized values not much prized in economicfinancial growth stages, but with high importance in crisis situations. A key idea for Inmodels Comunitats is that formative focusing based in competences represents an opportunity to confirm social workers in the acquisition of knowledge, skills, and attitudes that will allow them to realize quality interventions in community with high theoretical and methodological resources for professional practice. Key words: community social work, skills learning, professional ethics, educational innovation. 1. Introducción El origen de esta propuesta está en la preocupación por profundizar en la transmisión de valores desde la formación universitaria basada en competencias para una adecuada intervención de los profesionales sociales. En los nuevos espacios de acción profesional toma fuerza la preparación de futuros trabajadores sociales en metodologías creativas y dinámicas que permiten una adecuada intervención integral, profesional y social. La aportación fundamental de nuestra propuesta de enseñanza-aprendizaje, como Grupo de Innovación Docente que ha focalizado su trabajo durante el curso 20102011 en Trabajo Social Comunitario, se centra en enfatizar la capacidad de liderar procesos de desarrollo comunitario en los que se maximicen valores poco cotizados en las etapas de crecimiento económico-financiero, pero que cobran gran relevancia en las situaciones de crisis. Entendiendo estas situaciones de crisis y malestar como oportunidades que obligan a 96 RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 la ciudadanía a replantear nuevas alternativas de vida y de trabajo, la formación de los profesionales requiere responder a estos nuevos retos en nuestro espacio profesional de intervención en Desarrollo Comunitario. 2. La enseñanza de la intervención comunitaria y la formación en competencias En la línea de redefinir cuáles son las competencias necesarias para ejercer el Trabajo Social Comunitario en la actualidad, Brake se refiere a cómo “la complejidad de las tareas y la integración de métodos diferentes en estrategias de acción profesional exigen del trabajador social comunitario competencias diferenciadas y plurales de acción. Como instancias de mediación, los trabajadores sociales comunitarios actúan en y entre niveles: espacios sociales, mundo de la vida, instituciones, política municipal y sus recursos y dependencias, economía local, etc. Estas redes de múltiples dimensiones y un enfoque orientado a los recursos exigen del profesional capacidades diversas, tales como A fondo las de comunicación, de cooperación y de resolución de conflictos, que se concretan en las siguientes habilidades: reconocer, más allá del caso concreto, las necesidades comunes; saber combinar intervenciones con personas individuales y con ámbitos; cooperar con organizaciones ciudadanas; permanecer en contacto con las personas más allá del caso concreto; mantener contacto y, en su caso, proponer y desarrollar soluciones a las instituciones locales, a las instancias municipales y a las instancias económicas; poder combinar intervenciones que atañen a personas y a campos” (Brake, 2009: 100-101). En el caso español, los planes de intervención comunitaria en barrios y municipios constituyen el ejemplo más completo en la aplicación de los métodos y estrategias de trabajo social comunitario, y constituyen también un ejemplo palpable de la posibilidad de generar cambios realistas desde el trabajo social, en un contexto en el que la aspiración a las transformaciones sociales profundas que antaño reivindicaba el trabajo social parecen muy alejadas de nuestras posibilidades de intervención. 2 Los planes comunitarios puestos en marcha en la última década en un considerable número de barrios urbanos y municipios rurales de la geografía española, con una participación considerable y un papel clave de los profesionales del trabajo social, han constituido uno de los principales dispositivos para promover la inclusión social a partir del reforzamiento de las prácticas comunitarias. La idea fuerza 2 en nuestra propuesta de enseñanza aprendizaje es formar profesionales para trabajar contra la exclusión, pero no sólo con los excluidos. Tomamos aquí la definición que Ferrán Cortés ha elaborado de los planes comunitarios, entendidos “como un proceso de movilización colectiva en el cual unos actores sociales (políticos, técnicos y/o ciudadanos) toman conciencia de la existencia de intereses comunes y se organizan en una plataforma de trabajo común en torno al diseño y la ejecución de un plan de desarrollo de una localidad. En este proceso, los actores que lideran el proceso de construcción comunitaria asumen el reto de desarrollar estrategias de modificación del dispositivo institucional para coordinar y reorganizar los esfuerzos de las instituciones (públicas o privadas) encargadas de favorecer el bienestar social, para construir nuevas intervenciones más integradas y eficaces. Pero, a menudo, los planes comunitarios también se proponen, y esto es más difícil de conseguir, favorecer la participación de los ciudadanos más directamente afectados por las situaciones problemáticas que se quieren mejorar. Para poder convertir a los actores directamente implicados en sujetos de su acción es necesario desarrollar una estrategia de intervención que favorezca el desarrollo de los abordos colectivos, que favorezca la movilización y la organización de las potencialidades internas de la población (Cortés, 2004: 349). Ferrán Cortés escribe a este respecto que “las reflexiones alrededor de la dirección en que queremos cambiar la sociedad, los límites del cambio que queremos impulsar y cómo podemos actuar para conseguir nuestro objetivo continúan siendo centrales para el trabajador social en la medida en que este, en general, se continua definiendo como un trabajador comprometido con el cambio social, un agente de cambio, un profesional que ha de asumir el reto de fortalecer a los dominados (los pobres, los excluidos, los vulnerables…) para que sean capaces de modificar sus condiciones de vida” (Cortés, 2003: 11). RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 97 Trabajo Social Comunitario y desarrollo competencial El papel de los/las trabajadores/as sociales en los procesos de desarrollo social como dinamizadores de las relaciones entre las personas y los grupos de una comunidad para facilitar un proceso de mejora de su situación –tal como lo define Cortés– tiene en los planes comunitarios un terreno idóneo para poder ser ejercido y poner a prueba gran parte de las competencias ligadas a la formación en trabajo social. La necesidad de que los/las trabajadores/as sociales desplieguen todas sus habilidades en la negociación, la mediación, la resolución de conflictos, la creación de consensos o la motivación para la implicación y la participación, constituyen un campo de pruebas tanto para los conocimientos de los/las trabajadores/as sociales como para sus habilidades y actitudes. Trabajar desde el aula –como veremos en el siguiente apartado relativo a la asignatura que desarrolla nuestra propuesta– sobre y desde la metodología de intervención comunitaria, y de los planes comunitarios en particular, permite movilizar todos los conocimientos sobre el contexto territorial, social, económico, político y cultural en el que se plantea la intervención, así como los conceptos asociados a los mismos, el despliegue de las habilidades metodológicas y técnicas a la hora de diseñar y enfocar la intervención, así como definir las actitudes que van a marcar el carácter de la misma. En 1962 T. R. Batten escribió en su manual clásico Preparación para el Desarrollo Comunitario que “la labor de desarrollo comunitario se refiere en primer lugar a ayudar al pueblo en donde viven, y el éxito depende mucho de que el asistente social se gane la confianza del pueblo y logre su cooperación. De aquí que no pueda dirigirlos o controlarlos ciñéndose a un programa 98 RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 nacional. Tiene que estimularlos y educarlos conforme a sus propias necesidades e intereses locales. Para esto necesita una buena porción de conocimientos y facultades, tanto en materia de relaciones humanas como en las maneras prácticas de mejorar las condiciones locales” (Batten, 1962: 25). Las palabras de Batten, aunque escritas hace cincuenta años, resultan de perfecta actualidad en el contexto de la formación en competencias. Desde este punto de vista tanto el desarrollo comunitario como la propia formación para el mismo comparten características como: su dinamismo, la participación y el respeto hacia la población, la capacidad de comprender y empatizar con el otro o la habilidad para trabajar en grupo y aceptar la discusión de ideas. La pedagogía del desarrollo comunitario de Batten puede ser también la pedagogía de su enseñanza. 3. Una experiencia en la formación competencial en Trabajo Social Comunitario El nuevo escenario europeo de la enseñanza basada en competencias representa una oportunidad para reforzar las propias estrategias comunitarias, tanto en el plano formativo como en el de su proyección en el nivel de la intervención. Dice el Libro Blanco del Título de Grado en Trabajo Social que la competencia laboral implica movilizar una serie de atributos para trabajar exitosamente en diferentes contextos y bajo diferentes situaciones emergentes. Los conocimientos se combinan así con las habilidades y la percepción ética de los resultados del trabajo en el entorno, con la capacidad de comunicarse y entender los puntos de vista de los compañeros de pro- A fondo Los conocimientos se combinan así con las habilidades y la percepción ética de los resultados del trabajo en el entorno, con la capacidad de comunicarse y entender los puntos de vista de los compañeros de profesión y usuarios/clientes, la habilidad para negociar e intercambiar informaciones, etc. fesión y usuarios/clientes, la habilidad para negociar e intercambiar informaciones, etc. La competencia –dice el mismo Libro Blanco– valora la capacidad del trabajador social para poner en juego su saber adquirido con la experiencia. De esta forma, se entiende como una interacción dinámica entre distintos acervos de conocimientos, habilidades, destrezas, actitudes y aptitudes movilizados según la característica del contexto y desempeño en que se encuentre el profesional del trabajo social y de la conceptualización diaria que el trabajador social lleva a cabo en su trabajo, sumando y mezclando permanentemente nuevas experiencias y aprendizajes, basado todo ello en los principios éticos del trabajo social (ANECA, 2005: 110). El Libro Blanco del Título de Grado en Trabajo Social establece que el /la trabajador/a social es un/a profesional de la acción social que tiene una comprensión amplia de las estructuras y procesos sociales, el cambio social y del comportamiento humano, que le capacita para: intervenir en las situaciones (problemas) sociales (de malestar) que viven individuos, familias, grupos, organizaciones y comunidades, asistiendo, manejan- do conflictos y ejerciendo mediación; participar en la formulación de las Políticas Sociales; fomentar la ciudadanía activa mediante el empoderamiento y la garantía de los derechos sociales. Todo ello con el fin de contribuir, junto con otros profesionales de la acción social, a: la integración social de personas, familias, grupos, organizaciones y comunidades, la constitución de una sociedad cohesionada y el desarrollo de la calidad de vida y del bienestar social. A partir de estos objetivos el Libro Blanco define cinco competencias profesionales generales: 1) Capacidad para trabajar y valorar de manera conjunta con personas, familias, grupos, organizaciones y comunidades sus necesidades y circunstancias; 2) Planificar, implementar, revisar y evaluar la práctica del trabajo social con personas, familias, grupos, organizaciones y comunidades y con otros profesionales; 3) Apoyar a las personas para que sean capaces de manifestar las necesidades, puntos de vista y circunstancias; 4) Actuar para la resolución de las situaciones de riesgo con los sistemas cliente así como para las propias y las de los colegas de profesión; 5) Administrar y ser responsable, con supervisión y apoyo, de la propia práctica dentro de la organización. Asimismo, el Libro Blanco establece un largo listado que contiene veinticinco competencias específicas para los profesionales del trabajo social, de entre las que destacamos las diez siguientes: 1) Interactuar con personas, familias, grupos, organizaciones y comunidades para conseguir cambios, promocionar el desarrollo de los mismos y mejorar las condiciones de vida a través de la utilización de los métodos y modelos de trabajo social; 2) Intervenir con personas, familias, grupos, organizaciones y comunidades RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 99 Trabajo Social Comunitario y desarrollo competencial para ayudarles a tomar decisiones bien fundamentadas acerca de sus necesidades, circunstancias, riesgos, opciones preferentes y recursos; 3) Promover el crecimiento, desarrollo e independencia de las personas identificando las oportunidades para formar y crear grupos, utilizando la programación y las dinámicas de grupo para el crecimiento individual y el fortalecimiento de las habilidades; 4) Valorar las necesidades y opciones posibles para orientar una estrategia de intervención; 5) Trabajar de manera eficaz dentro de sistemas, redes y equipos interdisciplinares y “multiorganizacionales”; 6) Diseñar, implementar y evaluar proyectos de intervención social; 7) Investigar, analizar, evaluar y utilizar el conocimiento actual de las mejores prácticas del trabajo social para revisar y actualizar los propios conocimientos sobre los marcos de trabajo; 8) Apoyar el desarrollo de redes para hacer frente a las necesidades y trabajar a favor de los resultados planificados examinando con las personas las redes de apoyo a las que pueden acceder y desarrollar; 9) Defender personas, familias, grupos, organizaciones y comunidades y actuar en su nombre si la situación lo requiere; 10) Gestionar conflictos, dilemas y problemas éticos complejos identificando los mismos, diseñando estrategias de superación y reflexionando sobre sus resultados. La asignatura en la que hemos centrado los trabajos de desarrollo competencial en el curso 2010-2011, como Grupo de Innovación Docente, dentro del Título de Grado en Trabajo Social en la Universidad de Valencia, es “Modelos aplicados al Trabajo Social”, concentra los contenidos específicos del Trabajo Social Comunitario entendido como el ámbito social profesional en el que confluyen sinérgicamente individuos, 100 RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 grupos y comunidad. Desde la asignatura contribuimos a alcanzar los objetivos formativos que capacitan para revisar la práctica del trabajo social con comunidades y para demostrar competencia profesional en el ejercicio del trabajo social. Los conocimientos que se transmiten a los estudiantes de la asignatura se han centrado en: 1) la construcción conceptual e histórica del Trabajo Social Comunitario en clave epistemológica; 2) las estrategias metodológicas de intervención en el ámbito comunitario; 3) el análisis de los espacios sociales comunitarios desde la diversidad de procesos en permanente transformación; 4) la complejidad de los espacios en que intervienen múltiples actores sociales. Enmarcada dentro de la filosofía del desarrollo comunitario, nuestros objetivos pedagógicos parten de: 1) El conocimiento crítico: aprender a analizar y valorar críticamente el medio social y cultural en el que vivimos y reflexionar sobre las posibilidades de transformación, utilizando con sentido crítico los distintos contenidos y fuentes de información. 2) El pensamiento autónomo: potenciar la autonomía de los/las estudiantes frente a los modelos de dependencia profesor-alumno, favoreciendo un enfoque basado en la reconstrucción del conocimiento y no en la mera transmisión del conocimiento, para adquirir hábitos de reflexión y discusión de ideas y nuevos conocimientos a partir del propio esfuerzo, utilizando el conflicto como estrategia de aprendizaje. 3) El trabajo cooperativo: potenciar hábitos de trabajo y aprendizaje cooperativo y no competitivo mediante la producción colectiva de conocimiento y la elaboración de resultados grupales, negociando objetivos y compartiendo la toma de decisiones. A fondo La finalidad buscada con el cumplimiento de dichos objetivos abarca un amplio conjunto de intereses educativo-formativos para tratar de: evitar el aprendizaje memorístico; crear un clima abierto y democrático en el aula; potenciar la participación; favorecer el aprendizaje por descubrimiento a partir de la investigación y los vínculos entre conocimiento y acción; avanzar en una educación activa, centrada en el interés y relevancia de los contenidos que se trabajan; potenciar el conflicto como elemento favorecedor del aprendizaje; potenciar los ambientes favorecedores de la creatividad y el desarrollo de modos de pensamiento complejos; favorecer la interdisciplinariedad a través de la conexión con las aportaciones de otras disciplinas; y, evitar los enfoques etnocéntricos y eurocéntricos. La filosofía del “aprender a aprender” se encontraba siempre presente en las actividades que planteamos en la asignatura. Enseñar para aprender a aprender es un programa que combina las necesarias reorientaciones pedagógicas con el conocimiento profundo de la realidad actual en la que vivimos, con el objetivo de formar ciudadanos críticos, autónomos, tolerantes y solidarios. Esta premisa supone, entre otras cosas, el reconocimiento de que la relación que se establece entre el docente y el alumno es la esencia del proceso pedagógico. De manera que “el trabajo del docente no consiste sólo en transmitir conocimientos, sino en presentarlos en forma de problemática, situándolos en un contexto y poniendo los problemas en perspectiva, de manera que el alumno pueda establecer el nexo entre su solución y otros interrogantes de mayor alcance. La relación pedagógica trata de lograr el pleno desarrollo de la personalidad del alumno respetan- do su autonomía; desde este punto de vista, la autoridad de que están investidos los docentes tiene siempre un carácter paradójico, puesto que no se funda en una afirmación del poder de éstos sino en el libre reconocimiento de la legitimidad del saber” (UNESCO, 1996: 166). 4. Integración de actitudes éticas en la formación competencial de Trabajo Social Comunitario La promoción de una formación competencial ética es un reto que enfrentamos como docentes, ya que formamos profesionales que se encontrarán en su espacio profesional con situaciones sociales que muestran profundas contradicciones. Es un hecho que las respuestas activas desde las profesiones sociales deben articularse en La promoción de una formación competencial ética es un reto que enfrentamos como docentes, ya que formamos profesionales que se encontrarán en su espacio profesional con situaciones sociales que muestran profundas contradicciones. contextos de derechos individuales frente a la justicia social, la competitividad frente a la equidad y la inmediatez frente a la sostenibilidad. Por ello es pertinente formar en el ámbito universitario en la capacidad de adquirir un compromiso ético que permita el desarrollo de un saber desde el punto de vista profesional, en relación a la implicación, responsabilidad y efectos de RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 101 Trabajo Social Comunitario y desarrollo competencial la acción profesional que marcan las directrices internacionales de las que nos hemos dotado profesionalmente (Royo et al., 2011). 3 Justicia social El sociólogo Zygmunt Bauman señaló, tomando como referencia El Quijote de Miguel de Cervantes Saavedra, en su discurso de agradecimiento al recibir el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades 2010, 4 algo de lo que debemos hacernos eco y, además, transmitir con claridad a nuestros estudiantes como aprendices de una disciplina que tiene entre sus objetivos “hacer pedazos ese telón hecho por los remiendos de mitos, máscaras, estereotipos, interpretaciones, prejuicios. Un telón que oculta el mundo que habitamos y que intentamos comprender. Pero estamos destinados a luchar en vano, mientras ese telón no se alce o se rasgue”. Las dificultades para desvelar las injusticias sociales que derivan de las relaciones de poder y sus interconexiones nos obligan necesariamente al análisis reflexivo de los contextos, y desde los contextos, en los que intervendrán como futuros profesionales de la acción social. Capacitar en competencias que desarrollen el principio de reflexibilidad para orientar la acción profesional, caminar de lo particular a lo general, respetando las formas concretas en las que los sujetos sociales plantean sus aspiraciones, inquietudes, preocupaciones o frustraciones, marcadas por los niveles estructurales, en sus espacios concretos de cotidianidad. Porque cuando las cifras del desempleo nos sitúan en situaciones altamente complicadas en nuestras sociedades habituadas (mal habituadas) a unos ritmos de aparente inclusión social (por la vía del alto consumo) que se han visto relegadas a la situación de exclusión social (drástica reducción del consumo y pérdida de valor monetario de las inversiones inmobiliarias, aparentemente seguras, como medidor de triunfo social), toma relevancia el enfoque centrado en la exclusión como fenómeno histórico-estructural y estrechamente relacionado con los procesos acumulativos vigentes en la globalización. Equidad Como señalaba Bauman en una entrevista, “la distancia entre la cabeza y la cola de la jerarquía de la riqueza y de los ingresos en muchos de los países desarrollados ha vuelto a su envergadura de antaño, olvi- Nos referimos, como señalábamos en la presentación de un Taller de Trabajo sobre Competencias celebrado en el marco del Congreso Acción Social en Europa (Desarrollo Social Sostenible y Desafíos Económicos), a la Declaración de Principios, alcanzada en Adelaide, y al documento de Estándares globales para la educación y capacitación del Trabajo Social (AIETS y FITS, 2004), en ROYO, I.; MARÍ, E.; SÁNCHEZ, S.; LACOMBA, J. y BENLLOCH, C. (2011): “Formación competencial para los nuevos espacios sociales de inter vención comunitaria. Una propuesta desde Trabajo Social”. En Conference Social Action in Europe: Sustainable Social Development and Economic Challenges. Bruselas: 10 al 13 de abril. Presentación power point disponible en: http://ensactprogramme.drachesoft.com/?j=12&xs=9&xz=10, acceder a través de ULB WORKSHOPSCompetences-wULB12/II/A-12 April 2011 (Última fecha de consulta: 08 julio 2011). 4 Disponible en: http://www.rtve.es/alacarta/videos/programa/discurso-integro-de-zygmunt-baumanprincipe-de-asturias-de-comunicacion-y-humanidades-2010/909672/ (Última fecha de consulta: 04 julio 2011). 3 102 RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 A fondo dada hace ya tiempo”.5 Pero profundizando en esta afirmación, señalaba con anterioridad que “la desintegración de la trama social y el desmoronamiento de las agencias de acción colectiva suelen señalarse con gran ansiedad y justificarse como efecto colateral anticipado de la nueva levedad y fluidez de un poder cada vez más móvil, escurridizo, cambiante, evasivo y fugitivo. Pero la desintegración social es tanto una afección como un resultado de la nueva técnica del poder, que emplea como principales instrumentos el descompromiso y el arte de la huida. Para que el poder fluya, el mundo debe estar libre de trabas, barreras, fronteras fortificadas y controles. Cualquier trama densa de nexos sociales, y particularmente una red estrecha con base territorial, implica un obstáculo que debe ser eliminado. Los poderes globales están abocados al desmantelamiento de esas redes, en nombre de una mayor y constante fluidez, que es la fuente principal de su fuerza y la garantía de su invencibilidad. Y el derrumbe, la fragilidad, la vulnerabilidad, la transitoriedad y la precariedad de los vínculos y redes humanos permiten que esos poderes puedan actuar” (Bauman, 2007: 12). La nuevas desigualdades, denominadas también como dinámicas, son producto de la volatilidad que caracteriza los procesos globalizadores (Pérez y Mora, 2007: 192). Los estados que han alcanzado ingentes cifras de endeudamiento han aplicado serias medidas de recortes, e incluso de despidos, que afectan al bienestar de cada vez mayores contingentes de ciudadanos, que movilizan su capacidad de acción cuando los efectos de los recortes entran en sus vidas. Lo hemos visto a lo largo y ancho del territorio europeo en los últimos meses, semanas y días.6 Como profesionales de la acción social, el escenario más verosímil para un ejercicio profesional comprometido con la equidad y la justicia social para todos es el comunitario. Pero, aplicando a la acción el principio de reflexibilidad en el que “la intervención comunitaria construya sus presupuestos sobre lo real de la vida cotidiana de los agrupamientos, en lugar de hacerlo sobre nuestras ilusiones, expectativas o actividades, que hacen de la intervención un Entrevista a Z. Bauman publicada en el diario El Mundo.es el 22 de octubre de 2010. Disponible en: http:/ /www.elcultural.es/version_papel/ESPECIAL/28028/Zygmunt_Bauman (Última fecha de consulta: 04 julio 2011). 6 El 29 de septiembre de 2010, durante el día de huelga general en España, se sucedieron las manifestaciones contra las llamadas “medidas de austeridad” en Grecia, en Bruselas. Disponible en: http:// www.elnuevoherald.com/2010/09/30/811789/masivas-protestas-en-europa-contra.html El 15 de diciembre de 2010, durante el día de huelga general en Grecia, se sucedieron manifestaciones en Francia, Bruselas, Irlanda, República Checa. Disponible en: http://www.elmundo.es/elmundo/2010/12/ 15/internacional/1292432333.html (Última fecha de consulta: 04 de julio 2011). El 26 de marzo de 2011, medio millón de británicos, convocados por los sindicatos, se manifestaron contra los recortes anunciados hace unos meses, y que ahora empiezan a ser aplicados. Disponible en: http:// www.publico.es/internacional/368246/medio-millon-de-britanicos-dicen-no-a-los-recortes (Última fecha de consulta: 04 de julio 2011). Y el 15 de mayo afloró la indignación colectiva de muchas/os ciudadanas/os en España, rebelándose para revelar un nuevo movimiento social de carácter ampliamente integrador denominado 15M. Disponible, entre otros, en: http://movimiento15m.org/ (Última fecha de consulta: 07 de julio 2011). 5 RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 103 Trabajo Social Comunitario y desarrollo competencial pseudoproyecto” (Zamanillo, 2010). Comprender lo comunitario como un lugar de confluencia entre individuos, grupos y comunidades, en el que se configuran sujetos sociales, en el que pueden articularse redes sociales, y como resultado crear dinamización social. Comprender lo comunitario como espacios en los que podemos aproximarnos a las voces y preocupaciones de los sujetos, relegando esa lógica natural en la que la acción prima sobre la reflexión, y que ha terminado por eliminar la posibilidad de la reflexibilidad orientada a la acción. Sostenibilidad Apelar al principio de alteridad en la idea de sostenibilidad, acercarnos al conocimiento de otro, u otros, que quiere –y, debe poder– compartir con nosotros, alejarnos de la soledad del conocimiento del que nos suponemos portadores. “En este planeta, todos dependemos el uno del otro, y nada de lo que hagamos o dejemos de hacer es ajeno al destino de los demás. Desde el punto de vista ético, eso nos hace a todos responsables por cada uno de nosotros. La responsabilidad está ahí, firmemente colocada en su lugar por la red de interdependencia global, reconozcamos o no su presencia, la asumamos o no” (Bauman, 2004: 8). Nada más ilustrativo que las emisiones contaminantes que venimos siguiendo, a nivel internacional, tras el gran terremoto y posterior gran tsunami del pasado 11 de marzo, y que según el Director General del Organismo Internacional de Energía Atómica seguirá durante meses en cuatro de los seis reactores de Fukushima. 7 Pero apelar a la soste7 nibilidad no es sólo cuestión de desastres naturales y vínculos con lo que hacemos los seres humanos. Capacitarnos en la idea de sostenibilidad es entender que el mundo en que vivimos es compartido, y cada aporte que lo respete nos beneficia a todos. Que el mundo sea sostenible es responsabilidad de todos, o, al menos, a todos nos interesa. 5. Conclusiones El nuevo enfoque formativo basado en competencias representa una oportunidad para rearmar a los/las trabajadores sociales en la adquisición de conocimientos, habilidades y actitudes que les permitan realizar intervenciones con la comunidad de una mayor calidad, disponiendo de mayores recursos teóricos y metodológicos a la hora de desarrollar su actividad profesional. En este sentido, la competencia entendida como “ser capaz de” al final del proceso formativo, comporta adquisición de conocimientos, pero también desarrollo de habilidades y, sobre todo, promoción de nuevas actitudes. Desde nuestra perspectiva educativa la cuestión de las actitudes resulta fundamental para contrarrestar el riesgo de excesiva concepción instrumental de los conocimientos, en La competencia entendida como “ser capaz de” al final del proceso formativo, comporta adquisición de conocimientos, pero también desarrollo de habilidades y, sobre todo, promoción de nuevas actitudes. Disponible en: http://www.guardian.co.uk/world/2011/mar/27/japan-nuclear-error-radiation-reading (Última fecha de consulta: 04 de julio 2011). 104 RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 A fondo el sentido de que sólo se acabe valorando aquello que entendemos que tiene una utilidad o sirve para un fin o una actividad concreta, reduciendo así el marco comprensivo que entendemos que es básico en los procesos educativos. Precisamente, una de las conclusiones a las que llegábamos en una reciente comunicación era que no debemos mantener un concepto reduccionista de competencia en relación a tomar la parte por el todo: saber (un conocimiento, tener información), o saber hacer (una habilidad o una capacidad), o desarrollar actitudes. Como ya han ido señalando los diversos autores especialistas en la materia, tener conocimientos o habilidades no implica ser competente. Abordar la competencia en sentido amplio e integrador nos invita a pensar una función de formación integral de las personas, más allá de la formación técnica o profesionalizada (Royo et al., 2011). Desde nuestra experiencia docente hemos podido ver cómo el énfasis en las competencias –en ocasiones excesivo, o incluso exclusivo– debe ser aminorado por la reflexión sobre la dimensión ética de las cuestiones que se abordan, tanto a nivel teórico como metodológico. La nueva formación competencial no significa que haya que echar por la borda los aprendizajes educativos y los planteamientos pedagógicos que han venido teniendo un resultado positivo en la formación de los/las trabajadores/as sociales, tales como los que acompañan desde hace tiempo a la propia pedagogía del desarrollo comunitario. RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 105 Trabajo Social Comunitario y desarrollo competencial Bibliografía AIETS y FITS. Estándares globa- les para la educación y capacitación del Trabajo Social. 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Se hace referencia a los agentes que toman parte del proceso de prácticas en términos de funciones y responsabilidades, y cómo éstas son importantes para la consecución de un proceso óptimo. Finalmente se menciona cómo esta consideración especial hacia el Prácticum es histórica en la Facultad de Pedagogía en general y la Enseñanza de Trabajo Social en particular, donde desde siempre se ha procurado por su excelencia, pero ahora “haciendo camino” con un nuevo objetivo: hacia la implantación de un sistema gestión de calidad integral. Palabras clave: Trabajo social, formación, calidad, prácticas. Trabajadora social. Licenciada en Psicopedagogía. Doctora por la Universidad de Barcelona. Profesora de Trabajo Social de la Universidad de Barcelona. ide_vicente@ub.edu 2 Licenciada en Filosofía y Ciencias de la Educación. Doctora en Pedagogía por la Universidad de Barcelona. Vice decana académica de la Facultad de Pedagogía de la UB. mfreixa@ub.edu 3 Trabajadora social. Profesora de Trabajo Social de la Universidad de Barcelona. mrenom@ub.edu 1 RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 107 Camino para la mejora de la calidad de las prácticas Abstract Given the importance of work experience, the Faculty of Education at the University of Barcelona has launched a project to define, develop and implement a quality management system of internships that involves the whole of the Faculty Practicum. We present this project based on the theoretical and conceptual framework which provide the process to implement the management system. Referents are made to the actors that take part in the internships in terms of roles and responsibilities and how these are essential to achieve an optimum process. In conclusion we would like to highlight the historical importance of this project to Practicum in general for the Faculty to Pedagogical and in particular for the department of Social Work, which has always strived for excellence but now with a new objective: towards a implementation of a comprehensive quality management system. Key words: Experience, professional work, cognitive intentionality, political intentions, systematization. Hacia una formación práctica de calidad Este artículo aborda el tema de la calidad en las prácticas universitarias externas y hace una mirada atenta a las de trabajo social. Se engloba en el proyecto “Mejora de la Calidad Docente en las Universidades Catalanas” (MQD), en el que participan el conjunto de prácticums de la Facultad de Pedagogía de la Universidad de Barcelona (UB). Uno de los pilares fundamentales en la formación es el contacto e inmersión en contextos reales, experienciales, en los que se desarrollan tareas propias de la profesión. Uno de los pilares fundamentales en la formación es el contacto e inmersión en contextos reales, experienciales, en los que se desarrollan tareas propias de la profesión. 108 RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 Estos contextos los ofrecen los centros de prácticas, por lo que la universidad requiere la colaboración de instituciones sociales y de profesionales del trabajo social. Si bien la preocupación (y la acción) por la calidad de las prácticas siempre ha estado presente en los estudios de trabajo social, en la actualidad todavía es mucho más relevante generar procesos para fortalecer el conjunto de actores y organizaciones que intervienen, lo que aporta valor al estudiantado, a la propia universidad y los centros colaboradores. En sentido genérico, al hablar de calidad, inevitablemente debemos mencionar algunos de sus grandes referentes como son Edward Deming, Juran y Crosby o Ishikawa, personas pioneras en esta temática, las ideas de los cuales se empezaron a aplicar en el mundo empresarial. Poco a poco, la preocupación por la calidad fue impregnando la gran mayoría de organizaciones, tanto privadas mercantiles como públicas y de iniciativa social. También con el tiempo el concepto A fondo de calidad fue evolucionando hasta el momento actual, en que se habla de calidad total entendida como una gestión de la calidad. Como representativo de la calidad total en nuestro contexto europeo tenemos el modelo EFQM (European Foundation for Quality Management), que surge ante la necesidad de hacerse tangible la filosofía y los principios de la calidad total. Es un modelo que busca la gestión de la excelencia y que parte de un conjunto de criterios –que orientan la acción excelente sobre la gestión, la organización, la obtención de resultados y el impacto social– distribuidos según Ferrando y Granero (2005) de la siguiente manera: Agentes facilitadores: – Liderazgo. – Política y estrategia. – Personas (entendidas desde la perspectiva de los recursos humanos). – Alianzas y recursos. – Procesos. Resultados: – Resultados en los clientes. – Resultados en las personas. – Resultados en la sociedad. – Resultados clave. La idea de gestión de la que hemos hablado anteriormente lleva asociado el concepto de mejora continua, ya que la calidad es un proceso que se materializa de forma reiterativa. Es en este marco de preocupación e interés por la mejora continua donde se desarrolla este proyecto centrado en la formación práctica. La Facultad de Pedagogía de la Universidad de Barcelona trabaja para que el estudiantado de los grados en Trabajo Social, Educación Social, Pedagogía, y másters como Intervenciones Sociales y Educativas o Psicopedagogía, alcance los contenidos y el marco teórico de la que será su profesión y también aquellas competencias que le permitan ejercerla con rigor y excelencia. Así, el Prácticum se considera el eje central en la formación del estudiantado y se convierte en una pieza clave del periodo formativo. Fruto de largos procesos de reflexión, de práctica y de innovación constante, el Prácticum se ha convertido en el aglutinador de las experiencias y de las prácticas educativas de la Facultad, y en 2003 se creó la Oficina del Prácticum. Actualmente esta oficina y las coordinaciones de Prácticum de cada enseñanza gestionan no sólo los prácticums de los grados, sino también los de los másteres, que tienen un itinerario profesionalizador. Esto significa un volumen aproximado de más de 700 estudiantes y unos 500 centros activos. La Facultad de Pedagogía pone en marcha el proyecto MQD para definir, desarrollar e implementar un Sistema de Gestión de la Calidad del Prácticum. En este entorno de innovación constante en el prácticum, la Facultad de Pedagogía pone en marcha el proyecto MQD para definir, desarrollar e implementar un Sistema de Gestión de la Calidad del Prácticum, financiado por la AGAUR (Agencia de Gestión de Ayudas Universitarias y de investigación) correspondiente a la convocatoria “Mejora de la calidad docente en las universidades catalanas” del 2010. Este sistema parte de un marco de referencia, compuesto por las aportaciones bibliográficas espeRTS - Núm. 196 - Agosto 2012 109 Camino para la mejora de la calidad de las prácticas cíficas sobre el Prácticum y por SAIQU (Sistema de Aseguramiento Interno de la Calidad), desarrollado por la UB y certificado por la AQU (Agencia para la Calidad del Sistema Universitario) Cataluña relativo al programa AUDIT.4 Siguiendo el mapa de procesos del SAIQU en el centro, se han definido los criterios que deben enmarcar el sistema de gestión del prácticum, que son: 1. Política y objetivos de calidad. 2. Centros de prácticum. 3. Desarrollo de las prácticas externas. 4. Agentes. 5. Oficina de prácticum. 6. Resultados de la formación. 7. Información pública. Estos criterios son los referentes para el desarrollo y evaluación de las prácticas en la Facultad de Pedagogía, que permiten definir los procesos y los procedimientos. Uno de estos procedimientos hace referencia a los centros del Prácticum, enmarcado dentro de los procesos de preparación y planificación de las prácticas. En este sentido, la Facultad dispondrá de mecanismos que le faciliten mantener y renovar la oferta de centros colaboradores del Prácticum, desarrollando acciones para su selección, seguimiento y evaluación. La Comisión del Prácticum será el órgano delegado por el equipo de gobierno de la Facultad para revisar y evaluar la calidad de los centros de prácticas de los diferentes estudios. 4 Las prácticas en los estudios de grado en trabajo social de la Universidad deBarcelona Históricamente las prácticas han sido y son un eje fundamental en la formación de la Enseñanza de Trabajo Social de la UB, que ofrece a los estudiantes un conjunto de oportunidades de acción y aprendizaje durante la estancia en una institución donde se desarrollan actividades propias de la profesión. Esta estancia es una oportunidad importante de relacionar lo que conoce, desde una formación teórica, con unos aprendizajes prácticos. Para hacer posible la realización se necesita la colaboración de Instituciones que, con el profesional de trabajo social del centro y en coordinación con el tutor/a de la UB, facilitan la formación y el aprendizaje del estudiantado durante el periodo de prácticas. Esta colaboración entre el mundo académico y el mundo profesional externo se ha mantenido a lo largo de los años y se ha adecuado a los diversos cambios que los planes de estudio o las reformas han propiciado. En la actualidad estamos ante un nuevo escenario, ya que hemos dejado la Diplomatura para ir al Grado en Trabajo Social en el marco del EEES (Espacio Europeo de Educación Superior), donde se destacan las competencias profesionales a partir de dos ejes clave: en primer lugar mediante la adquisición de unos conocimientos teóricos (saber) y en segundo lugar mediante las prácticas, la El programa AUDIT tiene como objetivos: a) favorecer el desarrollo y la implementación de sistemas de garantía interna de la calidad (SGIQ) de la formación universitaria de los centros universitarios, y también de otras instituciones de educación superior, integrando todas las actividades relacionadas con el aseguramiento de la calidad de las enseñanzas que se han desarrollado y asegurando que el SGIQ sea el instrumento utilizado para el seguimiento de los programas formativos; b) poner en práctica un programa que contribuya al reconocimiento del diseño de los SGIQ a través de la evaluación de la adecuación de los SGIQ diseñados y la certificación posterior de los SGIQ implementados. 110 RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 A fondo aplicación (saber hacer) y el desarrollo de los aprendizajes realizados hasta el momento. Todo ello impregnado de los principios y valores propios de la profesión. A partir de la implementación del Plan Bolonia, nuestro sistema universitario se orienta a fomentar y reforzar las colaboraciones institucionales y enfatiza la importancia de las prácticas externas como eje vertebrador de la formación global de los estudiantes. A partir de la implementación del Plan Bolonia, nuestro sistema universitario se orienta a fomentar y reforzar las colaboraciones institucionales y enfatiza la importancia de las prácticas externas como eje vertebrador de la formación global de los estudiantes. Estas facilitan adquirir otros conocimientos, experimentar, aprender a desarrollar y potenciar habilidades y competencias profesionales y personales. La formación práctica es, en este sentido, un elemento clave, de acompañamiento y de transición entre la formación académica y el paso al mundo laboral. Desde la perspectiva curricular, el centro de prácticas es una organización en la que se ofrece un entorno para observar y aplicar aprendizajes adquiridos y desarrollar estas competencias. Además de un escenario profesional ofrece un entorno humano, un protagonismo formativo valioso que tiene como base el contacto directo con las organizaciones y los profesionales del trabajo social y constituye una iniciación al ejercicio de la profesión. Las salidas laborales, amplias y diversificadas, exigen profesionales con una preparación de calidad y una sólida formación teórica y práctica. Personas de perfil adaptable, con capacidad de análisis, reflexión y autocrítica. Con capacidad para trabajar en espacios donde se desarrollan situaciones de cambio constante, para dinamizar y promover el bienestar de las personas, los grupos y la comunidad. Si bien en la actualidad damos un énfasis especial a los aspectos de calidad, como dice Dolors Colom, Mary E. Richmond ya apuntaba que el trabajador social debe tener una buena formación (2007: 23). En el contexto del EEES los estudios de trabajo social de la UB se enfrentan a un nuevo modelo educativo, donde las prácticas del Grado en Trabajo Social adquieren más protagonismo ya que hay dos niveles de prácticas,5 con el acompañamiento preceptivo y la supervisión en cada una de las Prácticas I y Prácticas II, que se realizan respectivamente en tercer y cuarto curso de los estudios.6 A partir de las experiencias vivenciales, el estudiantado puede observar (Prácticas I, de observación participante) y más tarde experimentar (Prácticas II, de intervención) las propias habilidades en el ejercicio de la profesión que contribuyen en la construcción de su identidad profesional. Estos dos espacios de prácticas están acompañados desde la UB de los espacios educativos/asignaturas Supervisión I y Supervisión II. 6 El anexo 1 permite hacer una mirada a la totalidad de asignaturas del Grado en Trabajo Social. Se puede comprobar que el conjunto de las prácticas hace un total de 33 créditos ECTS (European Credit Transfer System) (nuevo sistema de créditos. Estos son la unidad de valoración que comprenden la teoría y la práctica. Un dato significativo es que se integran las horas de estudio y de trabajo personal que el estudiantado debe dedicar para conseguir superar con éxito las exigencias académicas. Se valora la cantidad de trabajo que hace, expresada en horas (que incluye teoría y práctica) y el esfuerzo dedicado a la preparación de los exámenes/trabajos). 5 RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 111 Camino para la mejora de la calidad de las prácticas Éstas se pueden materializar gracias a la colaboración y buena predisposición de instituciones y profesionales que ofrecen la posibilidad de realización de las prácticas a uno o más estudiantes, incorporándolos en la dinámica de la organización como espacio formativo en los diversos ámbitos (servicios sociales y de bienestar, educativos, sanitarios, culturales, judiciales, ocupacionales, etc.) de las redes públicas, privadas mercantiles y de iniciativa social. En las prácticas son varios los agentes que intervienen. De común y relevante el estudiantado 7 y dos agentes de la educación, que son los tutores profesionales, con funciones docentes diferenciadas, complementarias e interdependientes. En las instituciones externas a la UB, los estudiantes están bajo la dirección de un tutor/a de centro (TUC) y, desde la Enseñanza de Trabajo Social, bajo la super visión de un tutor/a UB (TUB) que es el responsable de las sesiones grupales de las asignaturas de supervisión y se hace cargo de la coordinación con el TUC. Los dos tutores/as son los responsables del acompañamiento y seguimiento del aprendizaje de la persona en prácticas y cuidan que cumpla los objetivos propuestos en los planes de Prácticas. Por lo tanto la colaboración docente de los centros con la UB, conjuntamente con la tutorización del profesional referente de la institución y el profesorado tutor/a de la UB, se complementan y hacen posible esta formación. Conjuntamente con estos profesionales (TUC y TUB), el sistema y estructura del Prácticum necesita y dispone de otros so7 portes con responsabilidades específicas que garantizan, en su conjunto, el buen funcionamiento del prácticum, como son: La Comisión de Prácticum de la Facultad de Pedagogía, que asegura los procesos que los diferentes prácticums de las enseñanzas comparten, como por ejemplo y en este caso, el Sistema de Gestión de Calidad del Prácticum. La Oficina del Prácticum de la Facultad de Pedagogía, que se encarga de la parte gestora i administrativa. El Consejo de Estudios de Trabajo Social y el Departamento de Trabajo Social y Servicios Sociales, que propician y velan para asegurar la transversalidad del prácticum. La Comisión del Prácticum de Trabajo Social, órgano que asegura el proceso del conjunto de las prácticas de Trabajo Social. El coordinador/a referente y de comunicación con que cuenta el estudiantado, que a la vez hace de nexo entre este y la Comisión de Prácticas de Trabajo Social. El coordinador/a de centros, que establece los vínculos con las instituciones y refuerza su colaboración. Gestiona los convenios bilaterales y garantiza la oferta formativa externa. Son numerosos los beneficios que giran en torno a la colaboración entre universidades y organizaciones receptoras de estudiantes en prácticas. Según J. Longas, una mirada complementaria a la función docente en las estancias de prácticas del estudiantado universitario es la correspondiente a una pers- Participa simultáneamente en dos espacios complementarios, como practicante en un centro externo y formando parte de un grupo de supervisión semanal en la UB. 112 RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 A fondo pectiva de tipo más institucional, menos centrada en los propios estudiantes y más orientada a valorar los posibles beneficios que la realización de las prácticas genera en la sociedad, las organizaciones y los profesionales. Todo en su conjunto entiende el autor que debemos conceptualizar como “valor añadido” de la relación que se establece entre el mundo laboral y las universidades mediante las estancias de prácticas. Se presenta este supuesto valor “extra” en seis grandes líneas o bloques temáticos: valor social, enriquecimiento profesional, imagen institucional, innovación, captación de recursos y sinergias institucionales. Es cierto que conseguir aumentar el valor añadido en la relación de prácticas, donde el docente hace de nexo entre las instituciones externas y la Universidad, depende del estudiante concreto, pero también pasa por la capacidad de innovar y aprovechar la experiencia por parte del centro de prácticas y de la capacidad de las universidades para estimular la transferencia e intercambio de conocimiento (2004: 70-71). Si bien es una necesidad para los estudiantes contar con la inestimable colaboración de las instituciones para poder hacer las prácticas, tampoco podemos olvidar que es una gran riqueza, una oportunidad, un enriquecimiento y un valor añadido para todos, organizaciones y agentes que intervienen en el proceso. Las instituciones externas a la Universidad realizan una importante acción formativa, ya que ponen al alcance del estudiantado la adquisición de nuevos conocimientos y habilidades de manera diferente en el espacio-aula, es un aprender haciendo, experimentando, practicando (es decir, poniendo en práctica). Éste es un valor importante que, como otros, ponen a su alcance, y que permite al futuro trabajador social acumular más conocimientos y experiencias a través de la oferta formativa que se le ofrece. Selección de los centros La selección de los centros es la primera finalidad del Proyecto de Mejora de la Calidad Docente de la Facultad de Pedagogía. El objetivo es establecer las actuaciones necesarias para llevar a cabo una correcta selección de los centros para la realización de las prácticas externas de los estudiantes de grados y másteres, con el establecimiento de acciones para implementar las posibles mejoras. La selección de los centros es la primera finalidad del Proyecto de Mejora de la Calidad Docente de la Facultad de Pedagogía. En este proceso coexisten dos procedimientos: la selección propiamente de los centros y la firma del convenio general del prácticum. La correcta selección de los centros pasa por elaborar un cuestionario dirigido a éstos con los indicadores y dimensiones como los elementos que permiten diferenciar los centros que ofrecen una mejor calidad para realizar las prácticas externas. Por tanto, el procedimiento de la selección de los centros tiene como eje principal este cuestionario que contestará el propio centro que por primera vez se postule para colaborar, y bianualmente tendrán que contestar todos los centros que ya son colaboradores. Las respuestas darán una puntuación sobre la calidad de la institución como centro de prácticas. A partir de aquí, las respectivas coordinaciones de RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 113 Camino para la mejora de la calidad de las prácticas prácticums, junto con el centro, propondrán, en su caso, acciones para la mejora. Los indicadores y las dimensiones consensuadas con todas las coordinaciones de los prácticums de las diferentes enseñanzas de la Facultad de Pedagogía, para elaborar el cuestionario de selección de centros, son las siguientes: 8 a) Datos del centro; b) Planteamiento institucional del centro en relación con las prácticas externas o prácticum, c) Aspectos organizativos del centro en relación con las prácticas externas; d) Competencias a trabajar. Finalmente, una vez seleccionado el centro, el siguiente procedimiento es la elaboración y firma del convenio general del prácticum. La Universidad de Barcelona dispone de un convenio regulador marco. Este convenio es común a todos los programas de prácticas curriculares de las enseñanzas oficiales de esta Universidad. Ofrece el marco jurídico adecuado para proteger los derechos y deberes del estudiantado y de las organizaciones que colaboran voluntariamente en las prácticas. El convenio es un requerimiento obligatorio, el procedimiento está diseñado y regulado por el Departamento Jurídico de la UB. Los criterios de selección9 establecen con la voluntad de conseguir unas prácticas de calidad que concilien los objetivos académicos con los institucionales. Teniendo en consideración los criterios y dimensiones del cuestionario consensuado, la especificación en el grado en Trabajo Social hace referencia a tres elementos, el primero a la institu- ción, el segundo referido a la institución y al tutor/a de centro, y el tercero específico del tutor/a, que en conjunto forman un todo integrado. Primera parada en el camino La necesidad de mejora en cuanto a la implantación de modelos de calidad de gestión, con procedimientos de evaluación específicos, requerirá del esfuerzo, análisis y reflexión interna de todos los agentes implicados. La necessitat de millora pel que fa a la implantació de models de qualitat de gestió, amb procediments d’avaluació específics, requerirà de l’esforç, anàlisi i reflexió interna de tots els agents implicats. El reto principal es la implementación y aplicación de estos estándares de calidad como resultado de este proceso que hemos iniciado.10 Sigue siendo una asignatura pendiente, en lo que al reconocimiento histórico de las instituciones colaboradoras se refiere, medible, que evidencie el nivel de calidad de los centros. Para concluir, este proyecto significa también generar una visión compartida con todos los partenaires participantes en la formación práctica del estudiantado con el objetivo común de ofrecer una formación de calidad a los que serán futuros profesio- Ver anexo 2. Ver anexo 3. 10 Un modelo de liderazgo en la aplicación en los Prácticums, orientado a la calidad de gestión y núcleo para determinar los requisitos de obtención de la calidad de los centros de prácticas. 8 9 114 RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 A fondo nales. Las prácticas son para muchos el primer contacto con el mundo profesional. El conocimiento adquirido en las aulas facilita en el terreno profesional las oportunidades de desarrollar habilidades, experimentar y aplicar los conocimientos adquiridos, relacionar la teoría y práctica. En este marco de colaboración con los centros externos suscritos a la Universidad, es donde el estudiantado realiza las estancias de prácticas, un marco que hay que potenciar, garantizar y reconocer lo que respecta a las funciones propias y como ente generador y complementario de las oportunidades formativas. Dada la pluralidad de las organizaciones colaboradoras, el punto de inicio para la aplicación de un modelo de gestión de la calidad debería contar en la medida de lo posible con una visión compartida y un consenso colaborativo. En los nuevos escenarios en los que nos movemos, estos criterios apuntan hacia la defensa de un modelo de colaboración, de actuaciones combinadas con la participación de organizaciones diferentes (Universidad e instituciones sociales externas) desde un proyecto de mejora compartido. En el camino iniciado por la calidad, hemos hecho una primera parada en la selección de los centros para poder garantizar su idoneidad. Este es el primer procedimiento del Sistema de Gestión de Calidad del Prácticum, puesto en marcha en la Facultad en el marco de un conjunto de esfuerzos que se están centrando en la dedicatoria de todos los procedimientos y procesos de las prácticas. Bibliografía COLOM, D. “La qualitat en tre- ball social: quan la paraula de les idees dóna pas als fets”, en RTS, núm. 181 (2007). Pàg. 2036. Barcelona: Col .legi Oficial de Diplomats en Treball Social i Assistents Socials de Catalunya. ISSN: 0212-7210. DE VICENTE, I. “El Lugar de la Supervisión Educativa en la Formación de Grado en Trabajo Social”. Tesi doctoral. Barcelona, 2009. Consultable a: http:// www.tesienxarxa.net. FERRANDO, M. y GRANE- RO, J. Calidad total: modelo EFQM de excelencia. Madrid: Fc Editorial, 2005. ISBN: 8436815602. LONGAS, J. “Valor afegit de les estades de pràctiques en centres de treball dels estudiants universitaris. Reflexions i propostes”. Comunicació presentada en la Primera trobada de tutors/ es de Pràcticum en els Serveis Socials de l’Ajuntament de Barcelona. Pràcticum i funció docent. Celebrada a Barcelona el 5 de maig de 2004. Webgrafía http://www.efqm.org/ [consultada el 16 de maig de 2012] http://www.ub.edu/pedagogia/queoferim/grau/grau_ treball_social/ [consultada el 16 de maig de 2012] http://www.aqu.cat/ [consultada l’1 de juny de 2012] RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 115 Camino para la mejora de la calidad de las prácticas Annexo 1 Grado en Trabajo Social OT (Optativitat) i TFG (Treball final de grau). Fuente: Universitat de Barcelona, http://www.ub.edu/pedagogia/queoferim/grau/grau_treball_social/ 116 RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 A fondo Annexo 2 Indicadores del cuestionario de selección de centros a) Datos del centro. – Identificación del centro o entidad. – Adecuación del ámbito de prácticas. b) Planteamiento institucional del centro en relación con las prácticas externas o prácticum. – Características del proyecto educativo o similar. – Existencia de un Plan de Prácticas. – Adecuación de las funciones del estudiantado para su formación según su enseñanza. – Adecuación de las plazas de prácticas. – Modelo de prácticas. c) Aspectos organizativos del centro en relación con las prácticas externas. – Política de asignación y reconocimiento del tutor/a por parte del centro. – Adecuación del perfil del tutor/a. – Funciones del tutor/a. d) Competencias a trabajar. – Competencias trabajadas en el Prácticum. RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 117 Camino para la mejora de la calidad de las prácticas Annexo 3 Criterios de selección A continuación detallamos algunos criterios que consideramos necesarios para asegurar la formación práctica en los diversos escenarios que la conforman: Institución: – Tiene entre sus objetivos la docencia. – Dispone de un proyecto de prácticas. – Es un lugar de aprendizaje y formación (no es el espacio para desarrollar una función de tipo laboral). – Dispone de trabajadores/as sociales. – Existe un acuerdo de colaboración docente y garantías de formación en la disciplina del trabajo social. – Se compromete a garantizar el contrato pedagógico (Plan Docente de Prácticas). – Cuenta con las condiciones físicas adecuadas para la atención al estudiantado. – Es dinámica hacia la aplicación y desarrollo de programas y proyectos innovadores. – Trabaja con colectivos sociales emergentes. – Vela por la interlocución con el mundo académico. – Investiga y ofrece la oportunidad de participación al estudiantado. Institución - Tutor/a de centro. – Ofrece al estudiantado la oportunidad de participar en la vida institucional: reuniones, coordinaciones, sesiones clínicas y otros espacios formativos. – Ofrece espacios de participación activa en un contexto propicio de aprendizaje (motivación, confianza) y espacios formales tutoriales y de trabajo. – Acoge y acompaña al estudiantado a lo largo del proceso de prácticas. – Facilita la observación y la intervención en diferentes situaciones sociales y la aplicación de metodologías. – Permite la posibilidad de observar el trabajo de otros profesionales del centro y el de equipo. – El centro y el tutor/a disponen de un nivel óptimo de satisfacción en relación con la formación y oportunidades de aprendizaje. Tutor/a de Centro. – El TUC tiene un mínimo de tres años de experiencia profesional, cuenta con pericia, habilidades y experiencia pedagógica y es un modelo de profesionalidad.11 – Colabora y se implica con la UB. – Permite al estudiantado observar y experimentar los procesos de intervención social de forma gradual (observación, cointervención e intervención). – Hace uso de la evaluación durante todo el proceso de colaboración docente (evalúa, se autoevalúa y hace un informe evaluativo del aprendizaje del estudiantado). 11 Con competencias referidas a conocimientos, habilidades, destrezas, actitudes y valores. 118 RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 A fondo Formarse y entrenarse. La especialización en servicios sociales básicos Maite Boldú i Alfonso 1 Resumen El artículo versa sobre la importancia de la formación teórica y práctica de los profesionales del trabajo social así como de la formación de reciclaje y especialización. La autora pretende identificar las necesidades formativas de los profesionales del Servicio Básico de Atención Social (SBAS) y apuesta por una especialización de estos. Paraules clau: Formación, importancia del discurso teórico-práctico, especialización, servicios sociales básicos, trabajo social, competencias. Abstract The article discusses the importance of theoretical and practical training of social workers and the training and recycling expertise. The author tries to identify the training needs of professionals in the Basic Service Social Care (SBAS) and goes for a specialization of these. Key words: Training, theoretical and practical importance of speech, specialization, basic social services, social work, skills. 1 Trabajadora social y Licenciada en Humanidades. Coordinadora de Servicios Sociales Básicos del Consorcio de Bienestar Social de La Selva. maiteboldu@gmail.com. RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 119 Formarse y entrenarse 1. La importancia de la formación: las cuatro columnas Las raíces del estudio son amargas; los frutos, dulces. Cicerón Nadie duda que la formación sea el elemento imprescindible para ejercer con competencia una profesión, entendiéndola como la preparación para ejercer el encargo y la responsabilidad de nuestro lugar de trabajo, en definitiva, aprender el oficio. Entiendo formarse en sentido amplio: aprender, modelarse, practicar, equivocarse, pensar, ser críticos, cambiar, aceptar. Todo esto es especialmente relevante en las profesiones de ayuda donde el profesional y el vínculo que establece es la principal herramienta de trabajo. Desde mi punto de vista, la formación debería estar compuesta por al menos cuatro columnas, todas imprescindibles y complementarias. La primera sería la formación teórica: el grado universitario habilita al profesional con las herramientas teóricas que le permitirán ejercer su profesión, en este caso el trabajo social. Dentro de esta formación universitaria se engloban las prácticas, que tienen una importancia capital ya que son la primera incursión en el mundo laboral y permitirán la primera cata de realidad y también ponderar el vínculo teórico-práctico. En principio, con esta formación clave (teoría y prácticas) el profesional está habilitado para empezar a trabajar. Asimismo, una vez incorporado al mundo laboral, el trabajador/a social debería complementar y profundizar su itinerario profesional con dos columnas más: la forma120 RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 ción postgradual de especialización y un trabajo personal/profesional para habilitar competencias, para trabajar posicionamientos, para enfocar acertadamente los continuos dilemas, para abordar los cambios sociales y las dificultades propias de la profesión debido a la materia extremadamente delicada con que trabajamos: las personas. Estos cuatro aspectos, que se complementan entre sí, son, desde mi punto de vista, los que permitirán al profesional habilitarse en las competencias propias de la profesión, sustentarse como persona y formar parte de un cuerpo profesional competente, libre, posicionado y promotor del cambio al servicio de la ética. Suscribo lo que dice Silvia Navarro (2004) que no hay mejor práctica que una buena teoría. El divorcio teórico no puede ser una constante en nuestra profesión, al contrario, debe ser un puente con camino de ida y vuelta. La teoría y la práctica son indisolubles por naturaleza, es imposible la buena praxis si no se nutre de los elementos teóricos básicos del trabajo social y de la literatura que tenemos que ir creando para evolucionar y actualizarnos, y por otro lado no podemos aislar la teoría de los elementos prácticos del día a día, es necesario que se retroalimenten y actualicen. Espero más adelante poder plantear algunas ideas que permitan diluir este desencuentro y buscar elementos de acercamiento para amalgamar ambos discursos. A fondo 2. Servicios Sociales Básicos: especialización versus especialidades. ¿Por qué una formación especializada en Servicios Sociales Básicos? Persevera, per severa, per se vera. (Perservera, a través de las dificultades, por fuertes que sean) Divisa de una compañía de ferrocarriles inglesa. A menudo, cuando en una entrevista de selección de personal preguntamos cuál es la motivación principal que le impulsa a trabajar en Servicios Sociales Básicos, la respuesta mayoritaria suele ser “aprender”. También muchos aspirantes contestan: “porque tocas un poco de todo”. Tanto una como otra son respuestas legítimas y probablemente positivas, pero debo confesar que ambas me crean una cierta inquietud. Sospecho que detrás de estas motivaciones se esconde una cierta creencia de provisionalidad, como si el SBAS pudiera ser “un lugar de paso”, un espacio de entrenamiento profesional donde “se ve un poco de todo” y “aprende mucho”, que resulta estimulante para conocer los recursos de la comunidad y da la panorámica profesional necesaria para más adelante especializarse en un ámbito más concreto: infancia, personas mayores u otros. Los Servicios Sociales Básicos no se visualizan como una especialidad de trabajo sino como un lugar de trabajo generalista, y no disponen de una formación postgradual especializada. Los profesionales acceden a formaciones especializadas en otros ámbitos como la psicología, la mediación, la terapia familiar sistémica, la intervención en familias... Estas formaciones ayudan, nutren y musculan el cuerpo teórico de los trabajadores/as sociales y por tanto revierten positivamente en las intervenciones profesionales, pero a menudo fortalecen un ámbito de trabajo concreto mientras que descuidan otros (por ejemplo, si alguien se forma en ancianos o en salud mental las intervenciones en estos ámbitos se verán enriquecidas por los conocimientos, pero no el conjunto de la casuística que se trabaja). Por otra parte, la diversidad que define y estructura los SBAS hace que se requieran competencias y capacidades específicas de las que se pueden requerir en un servicio especializado, en el que los procedimientos de trabajo están mucho más especificados y claros y la especificidad de los aspectos a trabajar (infancia, diversidades funcionales, personas mayores...) también. En este sentido, sitúo la argumentación de este artículo en la formación postgradual y apuesto por una especialización de los SBAS que responda a reforzar el encargo específico que tienen. 3. Aspectos clave a reforzar en la formación de los profesionales de Servicios Básicos. La especialización de los Servicios Sociales Básicos tendría que dotar a los profesionales de competencias en los ámbitos siguientes: Conocimientos: SABER Habilidades: SABER HACER Actitudes: SABER ESTAR Motivación: QUERER ESTAR Recursos: PODER HACER Es obvio que nos llevaría a un error generalizar y pretender consensuar cuáles son RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 121 Formarse y entrenarse los puntos flojos sobre los que habría que incidir a nivel formativo entre los profesionales de los SBAS. Dependerá mucho de su trayectoria formativa y profesional, de la experiencia y de las habilidades, pero destacaré a grandes rasgos algunos aspectos que desde mi punto de vista en mayor o menor medida habría que reforzar, partiendo de la base que tradicionalmente los profesionales de los SBAS, como hemos dicho, tienen una base formativa importante en diferentes ámbitos específicos. A) Reforzar todo el cuerpo troncal del trabajo social Es importante que se vuelva con fuerza a las fuentes que nutren la esencia del trabajo social: el diagnóstico, los objetivos, los planes de trabajo. En los últimos años el peso específico de nuestro trabajo –no puedo entrar aquí a analizar los motivos– se ha desplazado de un espacio de acompañamiento en el cambio a las personas y familias con algunas carencias hacia un espacio de dispensación de recursos. Este trabajo, que se ha convertido en el protagonista principal del trabajo en SBAS, conlleva una inmediatez de respuesta que a veces puede entorpecer una intervención pensada y consensuada con las familias a medio plazo. Es también objetivo del trabajo social dar respuesta a las nuevas realidades, pero el trabajo técnico y el método de trabajo social debería ser nuestro aliado si no queremos diluirnos en la gestión, que por otra parte es indiscutible que también forma parte de la tarea que tenemos que hacer. Volver una y otra vez a discutir sobre el diagnóstico, sobre la metodología, sobre los objetivos me parece, ahora más que nunca, por paradójico que parezca, imprescindible. 122 RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 Es también objetivo del trabajo social dar respuesta a las nuevas realidades, pero el trabajo técnico y el método de trabajo social debería ser nuestro aliado si no queremos diluirnos en la gestión, que por otra parte es indiscutible que también forma parte de la tarea que tenemos que hacer. A la vez, volver a pensar el trabajo grupal como forma de intervención social, trabajar con y para la comunidad, poner nuestras herramientas profesionales al servicio de los grupos, acompañarles y posicionarnos como técnicos es un espacio al que nos tenemos que volver a acercar, porque es cierto que habíamos o nos habían priorizado las intervenciones individuales. Todo esto requiere un nuevo debate y actualización, a la luz de las experiencias evaluadas, y un reaprender y repensar los abordajes que se hacen desde el trabajo social. B) Evaluación y calidad A veces tengo la sensación de que son los grandes olvidados de los servicios sociales, aunque en algunos lugares hay experiencias muy interesantes en este sentido. ¿Qué hacemos con lo que hacemos? ¿Qué impacto tienen nuestras intervenciones sobre la población? ¿A quién implicamos en esta evaluación? Aprender sobre instrumentos evaluativos, construirlos y aplicarlos es la única vía posible hacia la calidad. C) Planificación, proyectos Hay que reforzar y refrescar aspectos de planificación y diseño de proyectos ligados al trabajo grupal y comunitario. A fondo D) Trabajo interdisciplinario, trabajo en equipo, coordinación, trabajo en red Profundizar en el aspecto teórico y práctico de los distintos tipos de trabajo. Y entender el trabajo en equipo desde perspectivas menos nostálgicas y más realistas, con las grandezas que tiene pero también con las dificultades que conlleva. E) Conocimiento de las organizaciones para las que trabajamos Sería muy interesante para los profesionales de los servicios sociales básicos que se pudiera hacer un análisis de todos los aspectos que tienen que ver con la organización para la que trabajan. Demasiado a menudo hay mucha incomprensión entre las lógicas de dirección y las lógicas de intervención. Sería vital compartir aspectos de la organización (presupuestarios, contractuales, de planificación) que ayudaran a todos los profesionales que forman parte de ella, cada uno desde su responsabilidad, a entender y fomentar el sentimiento de pertenencia. F) Potenciar la investigación Debería dotarse de instrumentos y de tiempo a los profesionales para que la búsqueda y la investigación formaran parte de su cotidianidad. A veces pensamos que la investigación es una palabra grandilocuente, hablo de pequeñas investigaciones en su propio lugar de trabajo, pequeños espacios que permitan pensar, analizar tendencias, establecer comparativas, etc. Desde el observatorio privilegiado que son los SBAS, habría que formar a los profesionales en investigación, con el fin de traducir situaciones profesionales cotidianas en pequeños estudios, artículos, etc. G) TICS, marketing El consultor J. M. Alonso Varea dice en sus cursos: “¿Y a quién se lo has contado?” Potenciar los instrumentos que nos ponen al alcance las TIC es vital para dar a conocer nuestro trabajo, hacer red, potenciar los intercambios, buscar consensos entre territorios. Saber explicar mejor el trabajo que hacemos. H) Trabajo personal/profesional: rol, autoimagen, valores Este me parece un aspecto crucial en cualquier profesional de ayuda. Ponerse continuamente ante situaciones carenciales conlleva un desgaste importantísimo que requiere tener herramientas de conocimiento personal para situarse en la responsabilidad que le corresponde, prevenir el estrés, tener conciencia de los puntos fuertes y las debilidades para trabajarlas, etc. Muchos profesionales tienen la suerte de poder hacer, al margen de las organizaciones, procesos terapéuticos, de coach o de otros que revierten directamente en la calidad del trabajo, pero sobre todo en la prevención del agotamiento emocional y por tanto en la mejora cualitativa del trabajo que llevan a cabo. I) Ética La ética es un valor que hay que construir a través de la formación y la sistematización de espacios de discusión en las propias organizaciones. J) Habilidades y competencias Es muy importante para los profesionales de los SBAS trabajar competencias profesionales de conducción de grupos, preparación de reuniones y hablar en público. RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 123 Formarse y entrenarse 4. Conclusiones Dímelo y lo olvidaré, enséñamelo y lo recordaré, involúcrame y lo aprenderé. Benjamin Franklin (1706-1790) No quiero acabar mi reflexión sin exponer que desde las organizaciones también tenemos una responsabilidad en la formación y acompañamiento de los profesionales. En la actualidad este apoyo se hace, entre otros, de la manera siguiente: Planificando cursos de formación para dar respuesta a las necesidades formativas que se detectan y que los propios técnicos piden. Colaborando para que los profesionales asistan a cursos externos. Conveniando formación con Organizaciones supramunicipales. Cabe decir que los recortes presupuestarios afectarán, sin duda, a estas fórmulas de colaboración. Quisiera aportar también algunas sugerencias formativas que, sumando sinergias 124 RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 internas, las organizaciones podemos y debemos potenciar. Una es aprovechar el enorme conocimiento de los propios profesionales y compartirlo. Esta colectivización se puede hacer por ámbitos, a través de metodologías de grupos de discusión, supervisión externa, intervisión, compartiendo buenas prácticas, etc. Y para terminar, y como dice una máxima estoica, Todos los que no son sabios, son esclavos. ¿Y de qué somos esclavos en nuestra profesión? Pues los tópicos, de discursos negativos comunes, de la queja que se traspasa de generación en generación profesional. Me produce un dolor profundo, y perdonad la licencia personal, cuando una persona iniciada de nuevo en la profesión asume rápidamente un discurso de queja que a veces parece intrínseco a la profesión. Estoy convencida de que la formación de calidad es la manera más potente y más adecuada para fortalecernos como colectivo y para prestigiarnos como profesionales, porque nos hace más competentes, más seguros y más preparados para asumir retos. A fondo Bibliografía ARAGONÉS, T. La supervisión y la intervisión como apoyos estratégicos para la práctica del trabajo social. XI Congreso Estatal de Trabajo Social (març 2009). Saragossa. Aurea Dicta. Paraules de l’antiga saviesa. Barcelona: Fundació Bernat Metge. Edicions 62, 2011. ISBN: 978-84-297-6876-3. BARBERO, J. M. El treball social en acció. Mètode i autogestió en la pràctica professional. Ed. Impuls a l’Acció Social, 2008. Col . lec-ció Llibres A Punt. ISBN: 978-84-934987-4-0. BARBERO, J. M.; FEU, M. i VILBROD, A. La identidad inquieta de los Trabajadores Sociales. Col.legi Oficial de Diplomats en Treball Social i Assistents Socials de Catalunya, 2007. ISBN: 978-84-690-6499-3. FANTOVA, F. Manual para la gestión de la intervención social. Ed. CCS, 2006. ISBN: 84-8316921-5. HOWE, D. La teoría del vínculo afectivo para la práctica del trabajo social. Ed. Paidos. Colección Trabajo social, 3 (1995). ISBN: 84-493-0408-3. NAVARRO, S. Redes sociales y construcción comunitaria. Ed. CCS, 2004. ISBN: 84-8316-741-7. RICHMOND, M. El Caso Social Individual. El diagnóstico social (textos seleccionados). Prólogo de Mari G aviria. Ed. Talasa, 1996. ISBN: 84-88119-36-4. ROMÁN, B. L’ètica en els serveis socials. Professions i organitzacions. Col.lecció Papers d’Acció Social, núm. 7. Barcelona: Departament d’Acció Social i Ciutadania, 2009. VILÀ, T. Serveis Socials. Aspectes històrics, institucionals i legisla- tius. Ed. UOC, 2001. ISBN: 978-84-9788-976-6. VIÑAS, A. i FABREGÓ, E. El professional com a persona. Col.lecció Papers número 24. Barcelona: Departament de Benestar Social i Família, 2012. ZAMANILLO, T. (dir.) Ética, teoría y técnica. La responsabilidad política del trabajo social. Ed. Talasa, 2011. ISBN: 978-8496266-37-7. “La recerca, una realitat en treball social”, en RTS, núm. 192 (abril 2011). Col.legi Oficial de Treball Social de Catalunya. ISSN: 0212-7210. “Reflexions sobre el treball social. Els Serveis socials bàsics”, en RTS, núm. 194 (desembre 2011). Col.legi Oficial de Treball Social de Catalunya. ISSN: 0212-7210. RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 125 Especialización para trabajar como trabajador/a social ¿Es necesaria una especialización para trabajar como trabajador/a social en una residencia de gente mayor? Amparo Porcel i Mundó 1 Resumen Opinión de una trabajadora social sobre la conveniencia o no de especialización del trabajo social en el sector de gente mayor, concretamente en residencias. Propuestas de formación. Palabras clave: Especialización, trabajo social con gente mayor, formación postgrado. Abstract Opinion of a social worker about convenience or not of specialization in the field of social work for the elderly, particularly in nursing homes. Training proposals. Key words: Specialization, social work with older people, postgraduate training. Introducción Quiero presentar aquí una serie de datos y consideraciones para entender la complejidad de un trabajo social en una residencia de ancianos y la necesidad de conocimientos variados y específicos –no sé si llamarlo especialización, por su diferente índole– que debe manejar y afrontar un trabajador social para cumplir las funciones y tareas que 1 desde la empresa y la sociedad se le piden. Si bien en este momento ya estoy jubilada, he estado más de veinte años trabajando en el sector de residencias de ancianos, en un lugar de dirección de una empresa que ha gestionado y gestiona residencias tanto del sector público como privado, que actualmente es Sanitas Residencial, pero su origen fue el Grupo GERS, fundado en Barcelona el 2 de marzo de 1989, del que yo era uno Trabajadora social. Jubilada, trabajó en el equipo directivo de Sanitas Residencial. apm@porcelmundo.com. 126 RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 A fondo de los miembros fundadores. Mi opinión la he contrastado con la actual dirección de la empresa. Durante estos años ha habido un cambio y evolución tanto de las personas mayores atendidas como de la conciencia, conocimiento y exigencia de la sociedad en torno a los derechos de las personas mayores, sus necesidades y la manera como quieren ser atendidas en situaciones de dependencia y por tanto de la forma como encaran la atención por parte de los agentes que proveen servicios y en consecuencia los profesionales que forman los equipos de atención. Un dato relevante del tipo de necesidades actuales es que las enfermedades relacionadas con la demencia, como la enfermedad de Alzheimer, afectan, ahora, a una de cada 20 personas mayores de 65 años y a una de cada tres por encima de los 95 años. Por otra parte las situaciones personales, familiares y sociales de las personas mayores son complejas, y no me refiero sólo a los aspectos económicos sino también a la complejidad de relaciones, intereses, necesidades y formas de afrontar la vejez y la enfermedad debido a la información que actualmente está al alcance de la mayoría de personas en nuestra sociedad. En unas circunstancias algo diferentes, en los años 90, desde el primer momento, la empresa puso trabajador o trabajadora social en sus equipos técnicos de residencia, si bien los equipos no eran tan completos y variados como ahora. Actualmente cada centro cuenta con los siguientes profesionales: trabajador social, médico, enfermeras, psicólogo, fisioterapeuta, gerocultores, terapeuta ocupacional, personal de mantenimiento, de limpieza, de cocina y de lavandería, además de un director o directora. Esta variedad de profesionales que dan respuesta a la complejidad de las situaciones de las personas mayores atendidas en la residencia y sus familias que se relacionan, influye en las características de la atención, que se quiere integral, profesional, personalizada y de calidad. Desde junio de 2003 Sanitas Residencial tiene implantado un sistema de gestión de la calidad de acuerdo con los criterios ISO 9001-2000 que abarca todos los procesos relacionados con la atención integral a personas mayores. Este sistema de gestión propio de la empresa marca las características del trabajo de cada profesional y del equipo como tal, pone herramientas concretas de planificación, evaluación, comunicación, entre otras, a disposición de los profesionales, y si por un lado homogeneíza y coordina el trabajo del equipo, por otro destaca e individualiza, haciendo más preciso y más específico el trabajo de cada miembro del equipo. Pero se trata de una “especialización” de empresa y no genérica de profesión o sector. Otro rasgo diferenciador de las residencias de Sanitas Residencial es que están especializadas en la atención de personas con demencia. En todas las residencias se ha for- Otro rasgo diferenciador de las residencias de Sanitas Residencial es que están especializadas en la atención de personas con demencia. En todas las residencias se ha formado a su personal para ser experto en demencia y ofrecer a los residentes la atención individual y de apoyo que necesitan. RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 127 Especialización para trabajar como trabajador/a social mado a su personal para ser experto en demencia y ofrecer a los residentes la atención individual y de apoyo que necesitan. Tareas que lleva a cabo el trabajador social Una vez presentadas brevemente las características generales de la empresa y las residencias, hay que hablar de los grupos de funciones que lleva a cabo la trabajadora o trabajador social, siendo la misión de este puesto de trabajo: la coordinación de actividades y el asesoramiento social. A continuación , sin orden de preferencia ni cronológico en la atención, hago una pequeña relación de tareas que lleva a cabo el trabajador social: Tareas de relaciones externas y comunicación: relación con entidades y prescriptores, información y concertación de visitas de clientes; coordinación con otras entidades en todo lo que represente los intereses de los residentes: ayuntamientos, Administración Autonómica competente en el sector, Sanidad, Centros sociosanitarios, hospitales, entre otros. Acogida y atención al residente y a su familia: desde el primer contacto, pasando por fomentar la integración y participación de los residentes en la vida del centro y evitar que se produzca un alejamiento del entorno y de la familia. Comunicar los ingresos al resto del equipo y preparar los primeros días de estancia, evaluar el proceso de acogida. Esto conlleva identificar las expectativas y coordinarlas con la realidad del centro, orientar y asesorar al residente y a su familia en todo lo que 128 RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 necesiten. La atención a aspectos personales de ropa y material de higiene y cuidado personal, gestión de ropa y objetos perdidos. Valoración y/o realización de pruebas en los aspectos relacionales y sociales: realización de Plan de atención individual en el ámbito relacional y social; velar por el cumplimiento de los derechos de los residentes. Realizar el seguimiento de aspectos diversos que tienen que ver con la salud, con la espiritualidad de los residentes: seguimientos de los residentes ingresados en centros hospitalarios, facilitar la asistencia espiritual a aquellos que así lo manifiesten, hacer el acompañamiento en el proceso de la muerte del residente con los familiares. En caso de no existir familiares hacer los trámites necesarios en caso de fallecimiento. Coordinación y dinamización de actividades socioculturales, de acuerdo y en constante coordinación con los otros profesionales del centro, teniendo en cuenta las circunstancias personales y sociales de los residentes y sus familias. También se le encargan tareas relacionadas en cierto modo con la dirección de la residencia, en el sentido que es el trabajador o trabajadora social quien sustituye al director cuando éste se ausenta de la residencia o realiza tareas de atención más comercial a futuros clientes o búsqueda de prescriptores en entidades de la población. Puede aportar la visión y análisis de las demandas de la población mayor y de las familias en unos momentos de incertidumbre, cambio y crisis. A fondo Competencias y conocimientos que se valoran en la selección La empresa valora para la selección de trabajadores sociales una serie de competencias y conocimientos. Esta selección se realiza mediante entrevistas estructuradas, que realizan los directores de las residencias (tienen una guía para las entrevistas de selección) y en algunos casos lo puede hacer un técnico de recursos humanos de la empresa. La serie de competencias y habilidades que a continuación se exponen, si bien son aspectos que se valoran en la selección y se pide que pueda tener el trabajador social como profesional y técnico, no son, en mi opinión, una especialización propiamente dicha. Son dimensiones necesarias para un profesional de la atención y de las relaciones y del trabajo en equipo con otros profesionales y trabajadores: Las competencias técnicas propias de la profesión, que entre otras podríamos concretar: conocimiento de recursos, orientación hacia la persona, valoración de la red relacional del residente, técnicas y habilidades en entrevista individual y familiar; Analizar y conocer las necesidades de la población mayor, de acuerdo con el entorno comunitario y cultural, y circunstancias económicas de la sociedad en ese momento. Conocimientos de leyes, normativa y requisitos legales referidos a las personas mayores, obtención de recursos, etc. Competencias y técnicas de dirección de grupos: método y técnicas para planificar, priorizar y organizar, trabajo en equipo. Capacidad y habilidades para trabajar con grupos humanos: Capacidad de generar confianza Habilidades de negociación, de relaciones interpersonales/sociales Habilidades de liderazgo, de mando, Habilidades de gestión del tiempo Habilidades de comunicación Habilidades de valoración cualitativa Capacidad de aprendizaje y desarrollo Quizás el aspecto más especializado, fuera de su ámbito de conocimientos profesionales de trabajo social, sería el conocimiento sobre demencias; la empresa quiere tener un personal muy especializado, para poder trabajar con un mismo enfoque y método en la atención a las demencias. Por ello, cada miembro de los equipos de las residencias, desde los directores y cuidadores y técnicos hasta los administrativos, e incluso el personal de limpieza, reciben el curso propio, especializado en demencia “Primero la persona, después la demencia”. Se han desarrollado y continúan haciéndose programas de formación específicos en la atención de personas con demencia conjuntamente con entidades del mayor prestigio en este campo como es la Fundación María Wolff. En cada uno de los centros hay una persona Referente especializada en demencias y apoyo a las familias. Conclusiones Visto todo esto, además de los conocimientos propios de la profesión de trabajo social, el trabajador o trabajadora social en una residencia necesita tener conocimientos y habilidades (sobre todo en el quehacer de cada día) de comunicación, de coordinaRTS - Núm. 196 - Agosto 2012 129 Especialización para trabajar como trabajador/a social ción de grupos y de acciones específicas realizadas por profesionales diferentes. Visto todo esto, además de los conocimientos propios de la profesión de trabajo social, el trabajador o trabajadora social en una residencia necesita tener conocimientos y habilidades (sobre todo en el quehacer de cada día) de comunicación, de coordinación de grupos y de acciones específicas realizadas por profesionales diferentes. Pero un aspecto importante de desarrollo profesional, no exclusivo de los trabajadores sociales, en mi opinión, es la capacidad, actitud y habilidad de afrontar y trabajar en situaciones de incertidumbre, saber posicionarse y tratar la complejidad de las situaciones que se le presentan tanto a nivel personal, de grupo, institucional y global y que marcan o configuran el futuro próximo. Por lo tanto entiendo que una posible “especialización”, si es que podemos llamarla así, de los trabajadores sociales, al igual que de otros profesionales de la relación y de la coordinación de actividades y el asesoramiento social, como se define en Sanitas Residencial, la misión de este puesto de trabajo se basaría en mejorar y ampliar los conocimientos, entrenamiento, práctica, desarrollo de habilidades personales que le ayudarían a llevar a cabo el tipo de funciones y habilidades que se le piden. Cada vez es más importante que el conocimiento para la práctica de la profesión no sea exclusivamente técnico, metodológico, sino que también hay un conocimiento más preciso de los aspectos emocionales propios, de las dimensiones personales que entran en juego al atender y ayudar al otro, saber aprender de la propia experiencia, y no disociar el conocimiento emocional del conocimiento técnico. Bibliografía Sobre el Alzheimer: STOKES, Graham. Y la música sigue sonando, 22 historias de personas con demencia. Barcelona: Fundación Sanitas, 2010. BOADA, Mercè; TÁRRAGA, Lluís. La memoria está en los besos. Madrid: Ediciones Mayo S.A., 2002. ISBN 978-8489980-71-6. BOADA, Mercè, TÀRRAGA, Lluís. Vivir cuando dos y dos ya no son cuatro. Barcelona: Ediciones Viena, 2008. ISBN 978-84-8330-402-0. 130 RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 Sobre metodología y calidad: CIANFRANI, Charles A.; TSI- AKALS, Joseph J. i WEST, John E. ISO 9001:2000 comentada. Madrid: AENOR, 2002. ISBN 978-84-8143-309-8. DOYAL, Len i GOUGH, Ian. Teoría de las necesidades humanas. Barcelona: TESYS, S.A., 1994. ISBN 978-84-7426218-6. EIGLIER, Pierre i LANGEARD, Eric. Servucción. El Marketing de servicios. Madrid: Ed. McGraw Hill. ISBN 978-847615-327-7. PETRICK, Joseph S. i FURR, Diana S. Calidad Total en la dirección de Recursos Humanos. Barcelona: Ediciones Gestión 2000 S.A., 1997. ISBN 978-848088-864-6. PORCEL MUNDÓ, Amparo. “Qualitat? Gestió? Metodologia?”, en Revista de Treball Social, núm. 181. Col·legi Oficial de Treball Social de Catalunya, 2007. ISSN 0212-7210. A fondo Oportunidades de los Estudios de Trabajo Social Reflexiones en torno al reto de la innovación y la especialización Carles Alsinet Mora 1 Resumen El nuevo panorama de los estudios universitarios en formación de grado y posgrado (másters y doctorados) abren en el ámbito del trabajo social nuevas líneas de for mación y de orientación a la investigación y la innovación. Las necesidades formativas y las demandas de los empleadores tienen que ir a crear sinergias, de modo que faciliten la atención a las personas ya sus demandas y necesidades. Palabras clave: Formación continuada, especialización, innovación e investigación. Abstract The new landscape of college at undergraduate and postgraduate (Masters and PhD) in the social work area open new lines of training and guidance for research and innovation. Training needs and demands of employers are going to create synergies, so that provide care for people and their needs and demands. Key words: Continuing education, specialization, innovation and research. 1 Licenciado en Psicología por la Universidad de Barcelona y Doctor por la Universidad de Lleida. Profesor de Psicología Social de la Universidad de Lleida. alsinet@pip.udl.cat RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 131 Oportunidades de los Estudios de Trabajo Social La formación universitaria de los trabajadores sociales en nuestro país, en las últimas décadas, ha experimentado una mejora importante, tanto desde una vertiente cuantitativa (mayor número de estudios universitarios de Trabajo Social) como cualitativa, con unos planes de estudio cada vez más amplios y con itinerarios más cercanos al ejercicio profesional. Y es que los profesionales del trabajo social, en su mayoría, destacan por su interés en la for mación continuada. A la vez las administraciones públicas han velado para que esta formación sea bastante amplia y cercana a los profesionales y a su práctica (un ejemplo de esta apuesta por la formación son, entre otros, la Diputación de Barcelona o la Generalitat de Cataluña). A estos dos aspectos, la mejora de las escuelas universitarias y la oferta formativa de las administraciones, debemos sumar la labor realizada por el Colegio Profesional, que permitió la creación de una destaca corriente de opinión que reivindica unos nuevos estudios universitarios. Esta demanda tuvo en el Documento Barcelona (2007) para los criterios de elaboración de planes de estudios del Grado en Trabajo Social uno de los momentos clave para iniciar el proceso de homologación del nuevo título de Grado en Trabajo Social que en la actualidad se imparte en las universidades de nuestro país. Hace tres años que se desarrolla el Grado en Trabajo Social, que pasa de tres a cuatro cursos académicos, y desde hace dos cursos en diferentes universidades catalanas se imparten los cursos de adaptación (retitulación) a grado, que debe permitir a los profesionales del trabajo social poder iniciar la formación de postgrado sin tener que estudiar otras titulaciones. 132 RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 El grado se define como la enseñanza básica y de formación general que da acceso al mundo laboral y a los posteriores estudios de postgrado, con la posterior especialización. Así pues, los planes de estudios del Grado en Trabajo Social deben facilitar al futuro profesional la adquisición de conocimientos y competencias que permitan un ejercicio profesional adecuado, y así debe hacer incidencia en las tareas de tipo generalista. Por lo tanto, competencias dirigidas a tareas de formación e información, trabajo y atención individualizada, trabajo en grupo, trabajo comunitario, herramientas para la promoción y la inserción social, pero a la vez esta formación inicial debe provocar inquietudes por la investigación y la búsqueda en estos campos. Los estudios de postgrado, que se presentan en forma de másters, se plantean en dos grandes grupos: los orientados a la especialización, a la formación continua, y un segundo grupo dirigido a facilitar herramientas para la búsqueda y la investigación en el ámbito del trabajo social. Este nuevo marco académico (grado y postgrado) dibuja un nuevo panorama en la formación de los profesionales del trabajo social. Este nuevo marco académico (grado y postgrado) dibuja un nuevo panorama en la formación de los profesionales del trabajo social, que detallaremos en tres aspectos: Un período más extenso de formación inicial, ya que la duración académica se amplía de tres a cuatro cursos académicos. Este aspecto debe permitir reflexionar y conocer mejor los ámbi- A fondo tos de trabajo antes de iniciar la etapa laboral. Se inicia un nuevo modelo en la formación continuada y especializada de los trabajadores sociales, en el sentido de que no tendrán que estudiar nuevas disciplinas cercanas al trabajo social (como la sociología, la antropología, la psicología...) para continuar y mejorar el proceso de formación. Para terminar se abre una nueva posibilidad ligada a la investigación, el desarrollo y por tanto a la innovación: se inician líneas de investigación donde el trabajo social es el núcleo central. Atención individualizada En relación con el servicio, los profesionales deben poder hacer una entrevista ya partir de esta iniciar un proceso de evaluación de las primeras necesidades, y proponer estrategias para abordar la situación. En relación con las tareas profesionales, es importante presentar una buena predisposición al trabajo, que podemos describir en tres aspectos: automotivación, proactividad y entusiasmo por la tarea profesional. Trabajo en grupo En relación con el servicio, entendemos las capacidades para conducir un grupo de trabajo con personas que son atendidas por el servicio. Entienden por grupos tanto los formales –familias– como no formales –receptores de alguna prestación o personas que tienen necesidades de atención similares. En relación con las tareas profesionales, las entendemos como el saber formar parte de un equipo de trabajo, con objetivos comunes, que sólo se alcanzarán con éxito cuando éstos lo estén por todos los componentes del equipo de trabajo. Las demandas de los empleadores La realidad social actual, con nuevas demandas, necesidades y problemas sociales, obliga a los empleadores a no poder definir con claridad los perfiles profesionales precisos, y es por este motivo que en una primera selección de personal, donde se suelen seleccionar profesionales para tareas de atención e información en los servicios de atención primaria, la demanda de formación es la inicial, que también hemos llamado básica. En este sentido podríamos englobar en tres grupos las competencias, habilidades y capacidades que solicitamos a los aspirantes a un posible puesto de trabajo. Estas competencias, habilidades y capacidades se evaluarán desde dos perspectivas. Por un lado en relación con las personas que serán atendidas en el servicio, y en segundo lugar en relación con las tareas profesionales, con su itinerario formativo, y personales. Se evaluarán tres ámbitos de trabajo, que son la atención individualizada, el trabajo en grupo y la acción comunitaria. Acción comunitaria En relación con el servicio. Se pide a los candidatos conocer y saber detectar los agentes clave en la comunidad que pueden favorecer una intervención óptima en y con la comunidad. En relación con las tareas profesionales, ser conocedor y estar predispuesto a trabajar en red, con las diferentes entidades que conforman un mismo espacio, físico o no, de intervención. RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 133 Oportunidades de los Estudios de Trabajo Social Las demandas de los y de las profesionales Como ya hemos dicho anteriormente, los profesionales del trabajo social se caracterizan, con el apoyo de las administraciones y entidades, por su interés por la formación continuada y la mejora en sus intervenciones. Es en esta voluntad de mejora e innovación que se presentará una oferta de calidad en los postgrados universitarios que nos permita repensar y mejorar la acción social. Esta oferta de postgrado, como hemos venido explicando, debe tener dos líneas. En primer lugar la ligada a la investigación, es la oportunidad de construir un cuerpo teórico importante relacionado con las disciplinas de la intervención social. Como ya han hecho otras disciplinas universitarias, debe poder alcanzar el cierre del centro de la formación en una misma disciplina o ámbito de intervención. Estos másters deben incidir en la investigación y la innovación en trabajo social. La segunda línea de estudios de postgrado es la relacionada con los másters profesionalizadores o de especialización. En este aspecto debemos tener presentes diferentes consideraciones. En primer lugar, la necesidad de programar, tener oferta, de másteres oficiales en las universidades, que nos permitan el reconocimiento de la formación. En segundo lugar, ante los cambios constantes en la intervención social, que estos másters sean lo suficientemente amplios para poder formar a las personas en técnicas y métodos de trabajo, para que posteriormente se pueda hacer transferencia de estos conocimientos al puesto de trabajo y a la práctica profesional. Es en este sentido 134 RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 que los másteres deben incidir en los modelos de intervención, más que en los ámbitos de la misma intervención. Uno de los retos más importantes será la construcción de un programa de postgrado interuniversitario en Trabajo Social, y creo que éste podría tener en el Colegio Profesional de Trabajadores y Trabajadoras Sociales de Cataluña uno de los impulsores de esta nueva oferta formativa para los y las profesionales de nuestro país. Un programa que reuniera todas las universidades que ofrecen los estudios en Trabajo Social, que potenciara líneas de investigación y a la vez que se programara un máster profesionalizador (presencial y/o semipresencial) relacionado con los nuevos modelos de intervención. Un programa que reuniera todas las universidades que ofrecen los estudios en Trabajo Social, que potenciara líneas de investigación y a la vez que se programara un máster profesionalizador (presencial y/o semipresencial) relacionado con los nuevos modelos de intervención. Es en este sentido que se plantea la misión del colegio profesional, velar por las demandas profesionales, recoger las nuevas necesidades y problemas de la sociedad y garantizar que la formación que se imparte permita alcanzar estos dos retos. El Colegio también debe encargarse de que esta formación llegue a la mayoría de los colegiados, facilitando en el territorio, si es necesario, espacios de coordinación y de A fondo interrelación entre los profesionales y las universidades. Y es que el valor de los profesionales, de su capacidad de innovar y de crear de manera permanente, debe tener una respuesta en la formación universitaria continuada, y ahora sin duda es la oportunidad. Bibliografía ANECA. Libro Blanco para la Titulación de Grado de Trabajo Social. Madrid: ANECA, 2005. KÜPPERS, V. El efecto actitud. Barcelona: Ed. Viena, 2006. ISBN 978-84-8330-391-7. RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 135 Reflexiones sobre el grado en trabajo social Reflexiones sobre el grado en trabajo social y la necesidades formativas actuales Montserrat Mestres i Angla 1 Resumen La formación en trabajo social se ha ampliado y ha sufrido importantes cambios en los últimos años, al mismo tiempo que la evolución de nuestra sociedad. Debemos plantearnos, sin embargo, si es suficiente. Debemos ref lexionar sobre la complejidad de la realidad actual y la observación de la praxis, y observar los retos en que nos encontramos. A partir de la reflexión se plantea la necesaria especialización postgrado de nuestros estudios. Una especialización que debe tener en cuenta, como un ámbito más, la polivalencia de los servicios sociales básicos. Palabras clave: Evolución de la formación, necesidades formativas, cambios sociales, ámbitos de actuación, especialización. Abstract Training in social work has been extended and has undergone significant changes in recent years, while the evolution of our society. We must ask ourselves, however, if it is enough. We have to consider the complexity of the current situation and practice observing, and the challenges where we are. From the reflection raises the necessary expertise to our post degree studies. A specialist should consider, as another field, the versatility of basic social services. Key words: Evolution of training, training needs, social changes, areas of activity, specialization. 1 Trabajadora social, licenciada en Antropología y jefa de Ser vicio de servicios sociales, sanidad y participación del Ayuntamiento de Manresa. mmestres@ajmanresa.cat. 136 RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 A fondo Presentación Antes de comenzar a compartir públicamente lo que son mis reflexiones sobre las necesidades formativas actuales de los trabajadores sociales y la formación que actualmente reciben en las universidades, debo decir que no soy experta en la materia. Por lo tanto, permítanme la osadía al hablar de un tema delicado sin los conocimientos de un docente o vinculación al campo universitario, a partir únicamente de mi experiencia profesional a lo largo de casi treinta años al servicio de la Administración local en el marco de los servicios sociales. Hace años que ya no ejerzo como trabajadora social, ya que las circunstancias y las decisiones personales me han alejado de mi vocación inicial para dedicarme a la gestión. No obstante, sigo vinculada a los servicios sociales desde un puesto de mando, y debo confesar que siento cierta debilidad por los servicios sociales básicos, porque me los creo y los valoro como piezas fundamentales de todo el sistema de bienestar social –al menos del sistema que íbamos construyendo hasta el momento, y que la crisis parece haber puesto en duda. Después de esta previa, necesaria para disculparme por adelantado frente a aquellos que son expertos en la materia, paso a exponer mis reflexiones y a daros mi opinión. Evolución del trabajo social y su formación Los estudios de trabajo social han cambiado mucho a lo largo de los años. Soy he2 3 redera de una época en la que estudiar “asistente social” no estaba en el contexto universitario. Estudios reconocidos, eso sí, pero en un lugar secundario. Aun así recuerdo mis años de estudio en la escuela de trabajo social “Torras i Bages” de Manresa2 como años ricos y provechosos, donde tuve profesores de primera y contenidos formativos excelentes. Pero también tengo que decir que me despertaron pasión, entusiasmo, sentido crítico y ganas de seguir aprendiendo para desarrollar un trabajo clave en el cambio social. Esto me llevó a asumir la formación permanente como una condición imprescindible en el ejercicio profesional. Sabía bien que el título me habilitaba para empezar a trabajar, pero que el reto para convertirse en una buena trabajadora social comenzaba justo en el momento del inicio. Me encontraría con muchas dudas, tropiezos, contradicciones, y si lo quería hacer bien debería continuar aprendiendo. Debería establecer un método de reflexión del trabajo cotidiano en base a la formación recibida –evaluación y supervisión–, pero también era necesario poner al día los contenidos que había aprendido – reciclaje y formación.3 Justo se empezaba a configurar el sistema de servicios sociales y los trabajadores sociales desarrollamos un papel importante. El mundo estaba cambiando mucho, sobre todo en nuestro país, en que lo teníamos todo por hacer. Los nuevos estudios se adaptaron a esta realidad y dieron un paso más, preparando a los profesionales para actuar en una nueva realidad, más exigente, más democrática, más plural, más solidaria. Este cambio, por tanto, fue significativo, y las perspectivas y la preparación se VV.AA., 2009. Real decreto 1431/1990, de 26 de octubre RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 137 Reflexiones sobre el grado en trabajo social ampliaron. Las dis-ciplinas básicas seguían siendo las mismas –psicología, sociología, metodología y técnicas, prácticas–, pero la formación complementaria cogió una dimensión diferente. Entró con más fuerza el conocimiento de otras disciplinas, como por ejemplo la antropología, la política social, el derecho, los servicios sociales... Todo ello supuso no sólo un reto al hacer un salto cualitativo en la formación, sino el compromiso de plantearnos el futuro de la profesión en un nuevo contexto. Los años han pasado y la transformación social, política y económica no sólo ha continuado, sino que a partir de los noventa se ha acelerado vertiginosamente. La realidad actual es muy diferente de la de ayer, con nuevas necesidades y nuevos compromisos sociales: la inmigración, el envejecimiento de la población, los cambios en la estructura y dinámicas familiares, el compromiso social hacia la igualdad de género, el impacto de las nuevas tecnologías en la vida de las personas, la globalización que nos uniforma e impone un pensamiento único... En este marco, impulsados por la convergencia europea, hemos dado un nuevo paso –el de grado en Trabajo Social–4 situando nuestros estudios al nivel que se merecen. Unos estudios que mantienen, eso sí, la esencia básica de cuando yo estudiaba, pero con una amplitud y una ductilidad, con nuevas exigencias académicas, propias y necesarias del presente. Hasta aquí todo muy bien. Un camino lógico y bien trabajado. Pero podemos preguntarnos: ¿suficiente? Realidad actual y necesidades formativas Para mí, no, el grado no es suficiente. Os diré por qué. En primer lugar por una razón basada en la reflexión sobre el momento que vivimos. La realidad social es cada vez más compleja y multidimensional. Cierto es que las necesidades de las personas, a pesar de esta complejidad, continúan siendo fundamentalmente las mismas. La pirámide de Maslow5 es totalmente vigente, y por desgracia los trabajadores sociales son testigo de que ahora y hoy hay personas y familias, incluso comunidades, que no pueden superar los primeros escalones de la pirámide, porque no tienen las necesidades básicas de la alimentación y la vivienda cubiertas. Pero el funcionamiento social, las posibilidades de respuesta, el trabajo no sólo asistencial sino verdaderamente de inclusión,6 cada vez es más difícil de hacer. Nuestra sociedad ha extremado las actitudes individualistas, nuestras administraciones se han burocratizado, nuestro sistema judicial no se ha adaptado y es lento, y nuestro sistema económico nos está mostrando la cara más insolidaria. Este hecho requiere, en mi opinión, una actitud cada vez más holística, un análisis más detallado de los factores que intervienen, pero al mismo tiempo nos pide un mayor conocimiento y especialización de los factores que LIMA, 2007. es.wikipedia.org/wiki/Pirámide_de_Maslow. Consultado julio 2012 6 Pla per a la inclusió i la cohesió social a Catalunya. 2006-2009. Visió, necessitats, conceptes i estratègies. Volumen I. Departament de Benestar social i família, enero 2006. www.gencat.cat Consultado julio 2012. 7 VV.AA., 2010. 4 5 138 RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 A fondo interaccionan en cada una de las situaciones.7 Una actitud abierta con un conocimiento amplio de muchas materias, pero a la vez con la necesidad de concretar y profundizar, especializarte, en lo que es propio. Porque estamos en la época del conocimiento, y la ciencia y la tecnología aplicadas a cualquier campo permiten descubrimientos y mejoras constantes. Un reto difícil que requiere trabajo de equipo, comprensión del otro, suma de esfuerzos, pero a la vez una posición muy firme del valor de la propia disciplina y la propia aportación. No basta con saber un poco de todo, hay que saber mucho de algo. Casi nada. En segundo lugar creo que no es suficiente por una razón práctica basada en lo que pasa a pie de cañón. De entrada tenemos a los profesionales que acaban los estudios, titulados y con conocimientos básicos consolidados. Fundamental, ya que los conocimientos universitarios, más allá del conocimiento que aportan, estructuran el pensamiento de una determinada manera, hasta el punto, me atrevería a decir, que impregna nuestra vida no sólo profesional, sino incluso personal. Pero el trabajo social, como toda disciplina al servicio de las personas, se profesionaliza con la práctica. De ahí que he observado la inmadurez profesional de muchos trabajadores/as sociales, trabajadores/as que a pesar de la buena voluntad, necesitan supervisión y acompañamiento en los primeros años de ejercicio. Y si no reciben este acompañamiento pueden caer en trabajo rutinario, burocrático. Se refugian en la gestión de prestaciones y olvidan por qué han estudiado, en cómo acompañar a las personas a salir de su situa8 ción, a ser tan autónomos y dueños de su vida como sea posible. Se olvidan por impotencia, por supervivencia, ante unas presiones sociales y sobre todo administrativas que no los consideran meritoriamente. Unas presiones que los ahogan de trámites y normas que no han tenido en cuenta sus aportaciones, fundamentales para saber si las decisiones son razonables y garantizan la eficacia. Este es un tema a plantear, nada secundario, la necesidad de una preparación postgrado basada en la práctica y el acompañamiento. El mismo hilo de argumentación nos lleva a la necesidad evidente de formación del profesional que cambia de ámbito de actuación. Por suerte los trabajadores sociales podemos trabajar en muchos de los sistemas o ámbitos de bienestar: servicios sociales, sanidad, educación, justicia, vivienda... cada uno de ellos se rige por las propias leyes, normas, lógicas, prioridades, y el profesional debe conocer un nuevo contexto cada vez que cambia de trabajo en un ámbito diferente. Es una adaptación relativamente sencilla y rápida, ya que la esencia de su trabajo no cambia, pero sí deberá formular de nuevo prioridades y coordinaciones con otros profesionales, y esto tendrá un impacto significativo en su trabajo. Ahora bien, los cambios no los encontramos solamente cambiando de sistema, sino dentro del propio sistema de servicios sociales. Los ámbitos de intervención son múltiples, más allá de la distinción de servicios sociales básicos y servicios sociales especializados. La cartera de servicios sociales actual8 detalla un buen número de ámbitos de intervención: básicos, infancia, personas mayores, familia, discapacitados... y en cada ámbito diferentes prestaciones de Decreto 142/2010, d’11 de octubre. RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 139 Reflexiones sobre el grado en trabajo social servicios que configuran un amplio abanico de lugares donde el/la trabajador/a social tiene un papel importante. Está claro que el medio y las circunstancias son determinantes en el trabajo social. Nosotros trabajamos a partir de unos conocimientos, con unas aptitudes y unas actitudes propias de la profesión. Pero, para decirlo con lenguaje llano, cada persona, cada familia, cada grupo, cada colectivo, necesita una intervención “a medida”. En esta amplia gama de posibilidades podemos diseñar, claro, patrones más homogéneos, que nos simplifiquen la confección. Trabajar con personas mayores, por ejemplo, tiene unas particularidades ya de entrada muy diferentes que trabajar con infancia, o que trabajar con inmigración. Estas particularidades pueden definirse de forma clara. Trabajar en un equipo básico municipal, abierto a toda la población y a un abanico de necesidades amplísimo, tiene unos parámetros y unos límites de intervención muy diferentes que en un servicio especializado como puede ser un centro residencial. Los conocimientos que se requieren en cada uno de estos servicios son bastante diferentes, más allá de la formación básica como profesional y metodologías compartidas. Nos entenderemos hablando porque partimos de los mismos parámetros conceptuales, pero cotidianamente tenemos realidades bien diferenciadas que condicionan muchísimo nuestra praxis. A veces he observado divergencias en el análisis de un caso, o divergencias en la manera de trabajar, que se plantean como insuperables por la incapacidad de ambas partes de entender el entorno profesional en el que se mueve el otro. 140 RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 Conclusiones Todo ello me lleva a concluir la necesidad de la especialización. Especialización por grupos de edad –básicamente infancia y personas mayores–, para colectivos con dificultades sociales –discapacitados, inmigrantes, familias vulnerables, violencia de género, etc. O por tipo de intervención –individual, de grupo, comunitaria–. Pero también tengo que decir que esta especialización no excluye, en mi opinión, los servicios sociales básicos. Aun- Aunque pueda parecer un contrasentido, para mí la especialización que requiere mayor formación es la de la atención polivalente, de la puerta de acceso a todo el sistema de servicios sociales. que pueda parecer un contrasentido, para mí la especialización que requiere mayor formación es la de la atención polivalente, de la puerta de acceso a todo el sistema de servicios sociales. Lo requiere porque se da en un entorno especialmente significativo, el de entrada al sistema. Se da en un marco complejo donde demandas, necesidades y recursos no siempre van en la misma línea, donde expectativas, derechos y deberes forman un entramado difícil de manejar, don- El profesional debe ser una persona totalmente preparada y con recursos para ejercer su profesión con seguridad, sin dejarse atrapar en la telaraña de la rutina y la burocracia, o del desánimo y la claudicación. A fondo de directrices políticas y análisis técnicos no siempre convergen. Pero sobre todo donde se percibe la realidad con su más dura crudeza, amplitud y contradicciones. Por eso el profesional debe ser una persona totalmente preparada y con recursos para ejercer su profesión con seguridad, sin dejarse atrapar en la telaraña de la rutina y la burocracia, o del desánimo y la claudicación. Debe disponer de herramientas de análisis crítico potente en muchas direcciones y saberlas posicionar. Debe tener una preparación sobre gestión en terrenos ambivalentes, sobre resolución de conflictos, sobre intervención participativa, por ejemplo, mucho más profunda que en otros lugares. Debe disponer de recursos argumentales para salvaguardar la ética de su profesión estableciendo límites y confidencialidad, y proporcionando al mismo tiempo, de forma práctica y comprensible, información sobre lo que conoce y propuestas para mejorar lo que es mejorable. Para ello deberá tener preparación sobre temas y técnicas que actualmente no tenemos. Debe disponer de recursos argumentales para salvaguardar la ética de su profesión estableciendo límites y confidencialidad, y proporcionando al mismo tiempo, de forma práctica y comprensible, información sobre lo que conoce y propuestas para mejorar lo que es mejorable. Ya he dicho, al principio, que hacía una reflexión en voz alta. Mi reflexión me lleva a decantarme por la especialización postgrado, a través de los másters. Una especialización de larga duración y fuertes contenidos, que no están reñidos con los cursos postgrado de formación permanente y reciclaje de corta duración, en función de las necesidades puntuales de cada momento. Una especialización que contemple, como una rama más, los servicios sociales básicos. Una especialización para garantizar poder hacer el trabajo más bien hecho y mejor, donde la inmersión en el contexto concreto, a través del “prácticum” garantice unos profesionales mejor preparados y posibilite un camino de crecimiento a los que quieren aprender más. Una especialización que nos debe garantizar, también, abrir nuevos frentes de búsqueda e investigación en campos concretos del trabajo social, y de esta manera seguir avanzando en la búsqueda de la excelencia. Como he dicho, este escrito es una reflexión en voz alta. No pretende dar lecciones, ni articular ahora ya propuestas concretas. Soy consciente de que mis argumentos mantienen todavía lagunas y de la necesidad de seguir pensando. Sólo he intentado poner sobre papel lo que pienso y por qué, y hacerlo extensivo con la intención de fomentar el debate y la reflexión sobre un tema de vanguardia que, más pronto o más tarde, tendremos que resolver. Espero y confío en que lo sabremos hacer con acierto. RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 141 Reflexiones sobre el grado en trabajo social Bibliografía AADD. Polítiques d’inclusió social. Generalitat de Catalunya, Institut Català d’Assistència i Serveis Socials, 2010. Col . lecció Inclusió Social, núm. 2. ISBN 9788439384991 Decret 142/2010 d’11 d’octubre, pel qual s’aprova la Cartera de Serveis socials 2010-2011. DOG 5738, de 20 d’Octubre de 2010. 142 RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 COLOMER, Montserrat; LLUS- SÀ, Carles i BACARDIT, Montserrat. L’escola de formació social Torras i Bages 1959-1979. Impuls a l’Acció Social, 2009. Col.lecció Llibres a punt, núm. 5. ISBN 978-84-934987-4-0 LIMA FERNÀNDEZ, Ana Isabel. “Título de grado en Trabajo Social”, en Trabajo Social Hoy, núm. 52. Colegio Oficial de Diplomados en Trabajo social y asistentes sociales de Madrid, 2007. ISSN 1134-0991 Real decret 1431/1990, de 26 d’octubre, pel qual s’estableix el títol universitari oficial de Diplomatura en Treball Social. BOE 278, de 20 de novembre de 1990. A fondo La profesión del trabajo social y los nuevos escenarios M. Mercè Canet Ponsa 1 Resumen El artículo plantea una reflexión sobre los cambios en los que la globalización está afectando la profesión del trabajo social. Se habla de la necesidad de los factores a considerar para poder ajustar prácticas educativas. Se reflexiona sobre los retos actuales tales como la formación de expertos, la incidencia en las nuevas tecnologías, y la capacidad de contextualización en contextos de incertidumbre o complejos de la necesidad de conocimiento entre profesionales de otros sectores. Y de la transmisión de valores de este conocimiento junto con la necesidad de comunicar o trasladar su experiencia a otros grupos para que se puedan valorar los beneficios de su intervención. Los retos de los conocimientos, de valores y de legitimación de la profesión piden líneas de investigación basadas en el valor de la contribución social. El poder de la Universidad en lograr un papel capaz de producir conocimiento que anticipe posibles desajustes sociales y actuar de interlocutor entre las instancias de decisión política y las diferentes organizaciones del mundo científico, académico, productivo y social. Palabras clave: Proceso de profesionalización, conocimientos, habilidades y legitimación. Abstract The article reflects on the changes that globalization is affecting the profession of social work. It speaks of the need to consider the factors to adjust educational practices. It discusses the current challenges such as training experts, the impact of new technologies, the ability of contextualisation in contexts of uncertainty and the need for complex knowledge between professionals from other sectors. And the transfer of securities of that knowledge along with the need to convey or transfer its experience to other groups so that they can assess the benefits of the intervention. The challenges of knowledge, values and standing of the profession require research based on the value of social contribution. The power of the University to achieve a paper capable of producing knowledge that anticipates possible social disruptions and act as an intermediary between the instances of political organizations and the scientific, academic, social and productive. Key words: Professionalization process, knowledge, skills and legitimation. 1 Trabajadora social. Licenciada en Ciencias Políticas y Sociología. Trabajadora social de las líneas pediátricas del CAP Maragall y del CAP Rio de Janeiro. canetm@gmail.com RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 143 La profesión del trabajo social y los nuevos escenarios Agradezco la oportunidad que me han facilitado los miembros de la redacción de la Revista de Treball Social para poder hacer una reflexión con más profundidad sobre los cambios académicos, tecnológicos, filosóficos y políticos de los efectos en que la globalización está afectando las profesiones y concretándolo todo en la profesión de trabajo social, con el fin de poder hacer más visibles los aspectos que influencian e influenciarán a lo largo de las próximas décadas el desarrollo del trabajo social como profesión y las necesidades que habrá que tener en cuenta a la hora de ir afrontando estos cambios. El desarrollo de las nuevas tecnologías de la información, combinadas con la crisis del Estado, las demandas sociales y la insatisfacción de los propios profesionales respecto a la formación nos plantean multiplicidad de factores que debemos considerar para poder ir ajustando criterios, percepciones y prácticas educativas. Hasta la actualidad las profesiones venían determinadas por unas características que las diferenciaban de otras actividades consideradas no profesionales. Greenwood (44-55) ya dijo que las profesiones quedan definidas por una serie de características indispensables que se fundamentan en: Una misión de servicio. El uso de un especialista. Un cuerpo de conocimientos definible. Un conjunto de habilidades. La regulación de la entrada, para el profesional o grupo, viene determinada por un organismo profesional. Pero yo añadiría, a esta definición, la evaluación como eje indispensable que nos hace profesionales de excelencia. 144 RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 El proceso de profesionalización puede ser visto como un proceso que reclama el control específico de conocimientos, habilidades o experiencia, a la vez que legitima al profesional en una posición social determinada. Los profesionales pueden incorporar a su profesión el imperativo de aplicar o practicar sus conocimientos de una manera que beneficie a las sociedades o comunidades a las que ofrecen sus servicios. Con los procesos de globalización, la práctica profesional se va desarrollando en contextos más complejos y cambiantes, todo ello añadiendo a la vez los cambios económicos y tecnológicos. La fragmentación de las viejas estructuras culturales, políticas y geográficas nos lleva a un clima de mayor incertidumbre sobre nuestro mundo social y sus interacciones. Esta incertidumbre significa que la capacidad de los profesionales de practicar con eficacia sobre la base de conocimientos probados se debilita y produce un aumento de la competencia. La falta de claridad en puestos de trabajo poco definidos en algunos espacios de trabajo social dificulta el desarrollo profesional. Es ampliamente conocido que los cambios del pensamiento posmoderno ponen en entredicho la naturaleza del conocimiento y las formas legítimas de “cómo se genera este conocimiento”. No es posible aplicar el método científico que se ha heredado de las ciencias de la naturaleza a las ciencias sociales, ya que los indicadores de medida de las realidades objetivas exteriores de los sujetos son diferentes de los indicadores que se necesitan para medir en las ciencias sociales. Esto no quiere decir que el método científico aplicado a las ciencias sociales tenga menos validez. No todo lo que se puede calcular da la garantía de que sea científicamente correc- A fondo to. Por otro lado el postmodernismo reconoce la interpretación reflexiva de la naturaleza del conocimiento. Esta manera de pensar desafía la posición del profesional a desarrollar y definir qué es lo que contempla como conocimiento válido, así como la idea de que el conocimiento profesional es necesariamente objetivo e inmutable. En el movimiento de “la práctica basada en la evidencia” (PBE) se puede ver parte de esta tendencia. El trabajo social aspira a conseguir que la práctica profesional se base en el mejor conocimiento posible de los que se constituyen como métodos eficaces dentro de la comunidad científica. Se puede afirmar que existe un consenso amplio de que el trabajo social aspira a conseguir que la práctica profesional se base en el mejor conocimiento posible de los que se constituyen como métodos eficaces dentro de la comunidad científica, por lo que algunas personas pueden interpretar que la fuerza de la corriente de la práctica basada en la evidencia (EBP) asociada a la presión del ejercicio profesional puede tecnologizar la profesión y empujarla a ser más positivista. La preocupación de práctica basada en la evidencia, de hecho, es parte de un debate mucho mayor sobre los tipos de pensamiento y los enfoques que puedan ser más relevantes dentro de la práctica profesional. Retos actuales Aunque actualmente existe una corriente en la que el trabajo social se ve más como administrador de casos que participan en tareas tales como la evaluación de la necesidad y el riesgo para poder aportar paquetes de recursos, hay que tener en cuenta que el trabajo social también se desarrolla en el uso de habilidades terapéuticas en las relaciones humanas, y por lo tanto hay que desarrollar áreas del conocimiento para empoderar más estas habilidades. Es necesario avanzar en la identificación de grupos de usuarios con necesidades específicas que necesitan respuestas adecuadas a sus problemáticas para favorecer su constructo y poder encontrar mecanismos para su solución. Actualmente ya se están modificando los circuitos de adquisición de conocimientos, las universidades en un futuro serán unidades de expertos que al margen de la formación específica (universitaria) también estén adiestrados para implantar los conocimientos específicos para el ejercicio cotidiano del profesional. Una de las herramientas profesionales que ya están desarrollando son los modelos de aplicaciones para pequeños softwares (APPS), pequeñas aplicaciones informáticas que dan soluciones a problemas o necesidades concretas de un servicio desarrollando modelos personalizados de atención en función de los perfiles recogidos o en la historia social del usuario. Este aumento de herramientas informáticas puede producir un trabajo más tecnocrático y de gestión, pero hay que tener en cuenta que quien aplica las tecnologías son los profesionales con sus conocimientos, y por lo tanto los profesionales más preparados y más especializados son los que favorecerán una mejor atención a los usuarios de forma global. Los servicios, para seguir siendo competitivos, deben ser medibles y vendibles, y eso RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 145 La profesión del trabajo social y los nuevos escenarios significa que la propiedad de los especialistas profesionales con un cuerpo de conocimientos y habilidades que están basados en valores puede verse como no competitivo en un mercado global, pero si se tienen indicadores de medida y métodos de evaluación bien definidos se pueden llegar a conocer las consecuencias de la aplicación del trabajo social y éste puede aumentar su valor. La contextualización como capacidad de trabajar con todo el contexto o situación es una característica muy importante de la experiencia profesional en trabajo social. Tal como dice Erault: “La capacidad de contextualizar el conocimiento y por tanto de transferirlo a diferentes contextos implica una capacidad de crear conocimiento, y cómo aplicar este conocimiento a diferentes situaciones” (Eraut 1994, pág. 54). De hecho las cosas no son tan simples, la contextualización muchas veces pide conocimientos específicos del contexto donde se está ejerciendo la profesión, ya que el principal foco de atención del profesional es un contexto concreto, y es por ello que desde conocimientos específicos del mismo hasta modelos de intervención y de tratamiento concretos se pide la necesidad de una existencia de especializaciones que formen profesionales en itinerarios en los que se dominen determinadas áreas del saber. Este aspecto no se contradice en absoluto cuando hablamos de sistematizar actuaciones para un contexto determinado. Hay que entender la sistematización teórica como el proceso de reflexión y de retroalimentación del marco teórico, ya sea a nivel general o para una área específica determinada. La necesidad de saber practicar de manera efectiva en contextos de incertidumbre o complejos da fuerza y valor a los conoci146 RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 mientos de los profesionales de trabajo social, sobre todo cuando estos conocimientos se encuentran cuestionados en determinadas áreas. Por otra parte, la práctica profesional debe someterse a revisión constante en el contexto actual de cambios. Hay que tener en cuenta que este contexto social más amplio y global da forma a lo que somos como profesionales, y en la medida en que el contexto vaya cambiando también deberá ir cambiando la profesión. La contribución social es otro reto de los profesionales actuales. El hecho de vivir en una crisis social profunda muchas veces nos lleva a visualizar solamente “las carencias”, y corremos el riesgo de no valorar lo que tenemos. Uno de los recursos más importantes son los profesionales, y en especial las personas que están en periodo de formación. Tal como dice S. de Mazo (2012), las estrategias más significativas para producir y transmitir conocimiento son: Recuperar y resignificar experiencias pasadas. Producir conocimiento como producto. Conducir la generación del conocimiento por la innovación. El conocimiento no puede ser separado de las comunidades que lo crean, utilizan y transforman, en todos los tipos de trabajo las personas necesitan dialogar, experimentar y hacer intercambio de experiencias con otras personas que desarrollan la misma actividad. También aparece la necesidad de conocimiento entre profesionales de otros sectores. Sería interesante impulsar vínculos formativos intersectoriales, utilizando especialistas de un sector para formar, asesorar y apoyar a trabajadores de otros sectores, A fondo esta infraestructura de apoyo generaría personas con capacidad de incrementar la calidad del trabajo en red. Los profesionales deben ser capaces de comunicar o trasladar su experiencia a otros grupos tales como directivos, miembros de la comunidad, usuarios, políticos, profesionales de otras profesiones, etc., para que se puedan ver y valorar los beneficios de su intervención. Esta sería una forma de poder “vender” su experiencia a otros grupos que podrían tener diferentes interpretaciones de sus necesidades, y de esta manera el proceso de legitimación de la experiencia profesional es también un proceso de justificación de los beneficios que el servicio del profesional de trabajo social aporta a la empresa y a la comunidad. Los retos de los conocimientos, de valores y de legitimación de la profesión piden líneas de investigación que apoyen a los profesionales en el desarrollo de un conocimiento más flexible y transferible que sería la práctica basada en el valor de la contribución social. Esta sería una de las formas de legitimar la posición social de los profesionales y también una manera de dar cuentas a las instituciones para las que se trabaja. Es necesario mantener una posición y una credibilidad en un entorno en que se pide una mayor responsabilidad y transparencia. En el entorno actual los profesionales necesitan buscar nuevas formas legítimas de conocimientos y nuevas formas legítimas de generar estos conocimientos, que puedan aportar valor y permitan una experiencia en la práctica efectiva y ágil dentro de los cambios que se vayan produciendo en entornos complejos y de incertidumbre, para poder ser imprescindibles dentro del sistema. La excelencia no pasa sólo por los contenidos que transmite, sino también por los valores que conlleva. Tal como dice la profesora Del Mazo (pág. 85) “tener claros estos valores enmarca la formación del profesional en una estrategia privilegiada para favorecer la dignidad de las personas. Aquel que ha sido tratado dignamente responderá con muchas probabilidades desde esta actitud al tratar a aquellos que deben ser asistidos o ayudados, y por tanto aportará calidad a su tarea y actuará éticamente en su trabajo diario. La velocidad de los cambios está planteando dentro de nuestro campo del trabajo social muchas dificultades de articulación entre la formación universitaria y el mundo del trabajo. Esta situación da la oportunidad a la Universidad de poder alcanzar un papel importante en tanto que sea capaz de producir conocimiento anticipatorio de posibles desajustes sociales y de actuar de interlocutor entre las instancias de decisión política y las diferentes organizaciones del mundo científico, académico, productivo y social. RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 147 La profesión del trabajo social y los nuevos escenarios Bibliografía ERAUT, M. “El desarrollo de conocimientos y competencias profesionales”. Londres: Falmer Press, 1994. En FOOK, J. (ed.) El investigador reflexivo: Experiencias de los trabajadores sociales de la Investigación Práctica. Sydney: Allen&Unwin, 1996. ESTEFANÍA, J. La Economía del Miedo. Barcelona: Galaxia Gutenberg, 2011. ISBN 978-848109-902-7. FOOK, J. “Trabajo Social: la 148 RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 teoría crítica y pràctica”. Londres: Sage, 2002. En FOOK, J.; RYAN, M. y HAWKINS, L. Experiencia Profesional: Práctica, Teoría y Educación para el Trabajo en la incertidumbre. Londres: Whiting & Birch, 2000. ISBN 0-7619-7250-1. GIDDENS, A. Consecuencias de la modernidad. Madrid: Alianza, 2004. ISBN 978-84-206-2928-5. GREENWOOD, E. “Atributos de una profesión”, en Trabajo Social 2, 3, 44-55 (1957). ISBN 1-56024-019-9726. Del MAZO, SH. “Creación y desarrollo de la residencia de Servicio Social en el Ministerio de Salud de la Ciudad de Buenos Aires”, en Revista de Trabajo Social y Salud, núm. 72 (2012). Saragossa. ISSN 1130-2976. WEGNER, E. Comunidades de Práctica. Madrid: Paidos Ibérica, 2002. ISBN 978-84-4931111-6. A fondo Profundizando en el trabajo social. La especialidad Alfred Rivera Alonso 1 Resumen Las nuevas titulaciones universitarias se han formulado con lo que podemos considerar una clara orientación productiva. Punto crítico hacia la situación anterior de generación libre de conocimiento. En el ámbito laboral profesional, la distribución equilibrada entre producción, análisis y generación del saber será lo que permitirá continuar descubriendo y poner a prueba nuevas técnicas y avances en un marco científico. Una mejor formación especializada, con un buen marco legislativo, puede ser útil para mejorar la comunicación y la distribución de responsabilidades entre servicios sociales generalistas y especializados llenando un vacío existente en este punto. Incorporar las nuevas tecnologías debe permitir no únicamente mejorar la producción, sino también posibilitar un incremento del tiempo que los profesionales dedican al estudio y análisis de resultados para generar conocimiento. Palabras clave: Especialidades, trabajo social, formación, producción, conocimiento. Abstract The new university studies have been designed with a marked focus on productivity. This change is a critical point in comparison with the previous situation in which the stress was on the free generation of knowledge. In the professional labour area, a balanced distribution between production, analysis and generation of knowledge will allow to make progress and to detect and test new techniques and development in a scientific framework. A better specialised training within a good legislation framework may be useful to improve communication and sharing of responsibilities between general and specialised services while covering an existing gap in this area. The incorporation of new technologies will favour not only the increase of production but also facilitate that professionals have more spare time to devote to study and analyse results with a view to generating knowlege. Key words: Social work, productivity, knowledge, scientific framework. 1 Trabajador social. Trabajador Social en el ámbito de la autonomía personal y la atención a la dependencia en Servicios Sociales Básicos. arivera@martorell.cat RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 149 Profundizando en el trabajo social. La especialidad Especialización. La división del trabajo La división del trabajo corresponde a una forma de organizar el trabajo, el éxito de la cual se encuentra en la capacidad de mejorar la productividad mediante la división de la producción en fases, lo más pequeñas posibles, que realizan las mismas personas o máquinas con una mayor concreción. No es casualidad que sea Adam Smith2 uno de sus primeros teóricos. La programación de ordenadores y microprocesadores utiliza exactamente la misma característica, dividiendo lo máximo posible, en pequeñas tareas, una muy compleja, cuyas partes pueden ser realizadas por personas distintas dando lugar a una cierta especialización. 3 Si tomamos como objetivo la mejora de la producción, éste es uno de los sistemas para conseguirlo, pero no está libre de dificultades, dado que la perfección todavía nos es desconocida. Uno de los principales handicaps es su impacto en las personas que, a lo largo del tiempo, han de realizar siempre las mismas acciones. Afrontarlo requiere ceder una parte bastante importante del tiempo y beneficios de la producción que este sistema facilita, con el objetivo de prevenir con responsabilidad. La dedicación de tiempo a generar nuevos conocimientos es una posibilidad. Constatar cómo la especialización se ha ido incorporando también a otros ámbitos como el sanitario. Es bastante habitual encontrar unidades fuertemente especializadas en los hospitales, ambulatorios y en el mundo de la salud en general. Podemos encontrar unidades muy especializadas dedicadas a un único órgano del cuerpo humano o a una única problemática.4 Todas funcionan a partir de un conocimiento base, muy detallado, que se puede ir ampliando, dada la necesidad de mejorar las técnicas e intervenciones, de acuerdo con la evolución del conocimiento disponible. Todas tienen en común la dedicación de una parte del tiempo laboral a mejorar el conocimiento y, en consecuencia, la calidad de los resultados. También en todos los casos el número de unidades especializadas debería crecer y disminuir proporcionalmente al número de potenciales beneficiarios. Recientemente, con la aprobación de la Ley 39/2006, de 14 de diciembre, de Promoción de la Autonomía Personal y la Atención a las Personas en situación de dependencia, hemos visto aparecer unidades especializadas en este ámbito en los Servicios Sociales Básicos. Comparativamente, si tenemos que producir un producto de 15.000 piezas y lo debe construir una única persona, tardará X tiempo multiplicado por Y veces la calidad con la que la persona quiera imprimir su producto final. No se pueden negar las aportaciones de Adam Smith. En todo caso, sus teorías han sido superadas y complementadas por el conocimiento posterior tanto en lo que se refiere a organizaciones humanas como a lógica, donde se confirma que los resultados de la cooperación superan los de la competencia. 3 Una referencia es el sistema operativo LINUX y ANDROID como su derivación para telefonía, cuya creación y mejora se realiza por parte de programadores voluntarios de todo el mundo que cooperan y usan Internet como medio de comunicación. Actualmente es competencia directa del sistema propietario Windows. 4 Por ejemplo, las unidades de referencia de trasplantes de páncreas o las unidades de detección inmediata del cáncer de mama. 2 150 RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 A fondo Podremos reducir X tiempo en la medida en que repetimos la tarea y mejoramos el conocimiento de la misma, pero seguramente la Y no la podremos reducir sin afectar a la calidad y las posibilidades de mejora futura. Es este último punto el que olvida a menudo el mercado productivo, constituyendo un riesgo de este nuevo sistema formativo que encuentra sus raíces en Adam Smith y su obsesión productiva, sin ningún otro fin concreto. Es cierto que, si dividimos el coche en etapas diferenciadas, esta producción se verá reducida en tiempo si las máquinas y las personas se encuentran bien formadas y se mantiene o incluso incrementa el tiempo dedicado a la calidad y aspectos cualitativos, siempre y cuando se encuentren laboralmente cómodas y motivadas. Son aspectos necesariamente complementarios. Finalmente, una de las claves para una buena especialización del trabajo es el conocimiento de qué corresponde a cada fase y quién será su responsable. Estos son aspectos fundamentales de la división del trabajo y de la especialización. Punto de encuentro para especializados y básicos Para el mercado de trabajo social en Cataluña, tomando una división de los Servicios Sociales propuesta aquí de acuerdo con los siguientes segmentos: a) Los básicos como generalistas b) El trabajo social en el ámbito de la salud 5 c) El trabajo social en el ámbito de las entidades privadas y asociaciones d) Otros ámbitos (cárceles, escuelas, etc.) y añadiendo a cada punto de los anteriores una subdivisión en diferentes ámbitos de trabajo de acuerdo, por ejemplo, con el artículo 7 de la Ley 12/2007, de Servicios Sociales,5 lo que interesa de estos segmentos y los diferentes ámbitos de los mismos para avanzar en una buena especialización es: 1) Qué debe hacer cada segmento 2) A lo largo de cuánto tiempo o hasta qué momento 3) Quién tiene la responsabilidad de hacerlo y responder por lo que ha hecho 4) Qué apoderamiento tiene o ha recibido En estos puntos la Ley de Servicios Sociales es una referencia, pero no nos clarifica de forma contundente qué debe hacer cada segmento y quién será su responsable. En estos puntos la Ley de Servicios Sociales es una referencia, pero no nos clarifica de forma contundente qué debe hacer cada segmento y quién será su responsable, excepto en el caso de las personas ingresadas en centros de forma permanente de acuerdo con el artículo 7, punto d de la ley. En la práctica, esto se traduce en una dificultad muy común para concluir quién lleva el caso de una persona y, en consecuencia, quién es el responsable del plan de a) Discapacidades. b) Enfermedades mentales y crónicas. c) Necesidad social. d) Drogodependencias y adicciones. e) Violencia y delincuencia juveniles. f) Exclusión y aislamiento sociales. g) Vulnerabilidad, riesgo o dificultad social. h) Violencia machista y familiar. i) Discriminación. j) Problemas de convivencia y cohesión social. k) Víctima de delitos violento. l) Sometimiento a medidas de ejecución penal. m) Condiciones laborales precarias, desocupación y pobreza. n) Urgencias sociales. o) Emergencias sociales por catástrofes. p) Petición de asilo. RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 151 Profundizando en el trabajo social. La especialidad trabajo o planteamiento que se hace, así como de su resultado. En esta situación los reproches suelen ser más comunes de lo que podríamos pensar a priori; los zigzag de responsabilidades una constante; y las consecuencias para el usuario, el resultado. Es este punto el que, posiblemente, ha llevado más veces de las deseables a girarse la espalda entre los servicios sociales especializados y los básicos. La recomendación y casi exigencia del trabajo en red, al que también se refiere la Ley de Servicios Sociales, facilita estas cuestiones, pero quedan al buen entendimiento de unos y otros sin ninguna posibilidad mediadora. El compromiso escrito, por el medio que sea, puede ser también una buena herramienta. En este último punto, el Colegio Oficial puede convertirse en una buena referencia pacificadora. La distribución de funciones que la propia Ley hace6 debe convertirse en “Mantra” a repetir y transmitir a las trabajadoras y trabajadores sociales en general, dado que son buenos criterios iniciales para aclarar una buena parte de estas cuestiones relacionadas con la responsabilidad y la decisión sobre el caso y las intervenciones. Si bien en el mundo sanitario sería impensable que un especialista del corazón enviara un usuario al médico de cabecera para intervenir una cardiopatía, el equivalente en el ejercicio del trabajo social es más habitual de lo deseable; fuente y origen de los obstáculos que aparecen entre los básicos y los especializados. 6 De Másters y Postgrados a modo de conclusión Los másters y postgrados propuestos en el nuevo Espacio Europeo de Educación Superior son una buena herramienta para la especialización en aquellas áreas o materias que tienen posibilidad de una mayor ampliación de conocimientos, primordialmente prácticos, además de teóricos, de acuerdo con la nueva propuesta y que llevan una fuerte huella de Adam Smith. El currículum formativo del trabajador social, tomando como punto de partida su núcleo propio, entrelaza otras disciplinas que aportan solidez para su desarrollo generalista pero que puede chirriar ante determinados ámbitos especializados, que requieren conocimientos mucho más específicos y detallados para desarrollarse con fluidez de acuerdo con lo expuesto aquí (drogodependencias, prisiones y salud mental son un ejemplo). Las nuevas tecnologías tampoco pueden ser lejanas, no como materia propia sino como herramienta equivalente a la antigua máquina de escribir, que nos debe posibilitar dedicar más tiempo al análisis y la calidad del trabajo desarrollado sin mermar la cantidad del mismo. Además de la vertiente productiva de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC), también encontraremos, ante la herencia de Adam Smith, una nueva forma de hacer y una nueva ética del trabajo (HIMANEN, 2001) para incorporar y desarrollar que, además, ya ha demostrado sus posibilidades y logros en el mundo de las nuevas tecnologías. Artículos 17 y 19, donde se relacionan las funciones de los Servicios Sociales Básicos y Especializados, respectivamente. 152 RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 A fondo Bibliografía BERRY, Chris. Adam Smith in 10 minutes. Glasgow: desembre 2009. [En línia] [Data de consulta: 9 de juliol de 2012] Disponible a: http://www.gla. ac.uk/about/history/fame/ adamsmith/. The Bologna Process 2020 - The European Higher Education Area in the new decade. Communiqué of the Conference of European Ministers Responsible for Higher Education. Leuven i Louvain-la-Neuve: 28-29 abril 2009. [Data de consulta: 9 de juliol de 2012]. Disponible a: http://www.eees.es/pdf/Leuven_ Louvain-la- euve_Com munique_April_2009.pdf. HIMANEN, Pekka. La ética del hacker y el espíritu de la era de la información. Vintage, 2001. [En línia] [Data de consulta: 8 de juliol de 2012] Disponible a: http://www.educacionenvalo res.org/IMG/pdf/pekka.pdf ISBN: 978-0-375-50566-9. Generalitat de Catalunya. Llei 12/2007, d’11 d’octubre, de Serveis Socials. Disponible a: http://www10.gencat.cat/gen cat/binaris/20071004_Lleiser veissocials_tcm32-64578.pdf. RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 153 154 RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 Interés profesional La fuerza de los equipos en el impulso de los servicios sociales básicos La Inteligencia Emocional: nuevas perspectivas de intervención socio-sanitaria RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 155 156 RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 Interés profesional La fuerza de los equipos en el impulso de los servicios sociales básicos Novenas Jornadas de Servicios Sociales Básicos Rosa M. Ferrer1 i Teresa Aragonès2 Los días 6 y 7 de junio de este año se celebraron, en la sede del Hotel Barceló Sants de Barcelona, las Novenas Jornadas de Servicios Sociales Básicos (9SSB), que, como es habitual, estuvieron organizadas conjuntamente por el Colegio Oficial de Trabajo Social de Cataluña, el Colegio de Educadoras y Educadores Sociales de Cataluña y el Colegio Oficial de Psicólogos de Cataluña. En esta edición, las Jornadas han sido lideradas por el Colegio de Trabajo Social. La preparación y celebración de estas jornadas ha coincidido con unos momentos convulsos de nuestra sociedad, y especialmente difíciles para la ciudadanía, que ve como día tras día aumentan sus dificultades económicas y al mismo tiempo se recortan derechos conseguidos en los últimos años. En este contexto los servicios sociales básicos están en “el ojo del huracán”, aumentan las demandas de atención, las situaciones son más complejas y disminuyen todo tipo de recursos (humanos, servicios, materiales...). Este hecho ha estado presente en el trabajo de los comités que han preparado las jornadas. Se ha partido de la idea de aprovechar este 1 2 espacio de encuentro, tan consolidado y tan nuestro, para reflexionar juntos y poder repensar nuestro papel como profesionales y también el papel de los equipos en los que trabajamos. Se veía necesario preparar estas 9SSB en clave de futuro, de una manera crítica, creativa y buscando estrategias positivas. En octubre de 2011 tuvo lugar el Coloquio de presentación de las 9SSB, en las que se anunció el lema La fuerza de los equipos en el impulso de los servicios sociales básicos. Los principales ejes serían “La acción profesional” y “El impulso de los equipos”, con el compromiso de tener presente el contexto social y su evolución durante todos los meses de trabajo hasta la celebración de las Jornadas. El trabajo de los comités consistió en preparar un programa adecuado con los objetivos propuestos, que diera la oportunidad de participar a los profesionales y que también permitiera captar diferentes realidades, teniendo muy presente la diversidad territorial. Al cabo de casi dos años de preparación, trabajo intenso, mucha ilusión y también buenas dosis de preocupación por ofrecer Comisionada de las 9SSB y subdirectora de la RTS. Miembro del Comité Científico 9SSB y miembro del equipo de la RTS. RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 157 Novenas Jornadas de Servicios Sociales Básicos un programa a la altura de las expectativas, las Jornadas llegan. Las instalaciones del Hotel Barceló Sants de Barcelona acogen para la inauguración de las 9SSB a los 552 inscritos (con mayoría de trabajadores sociales), a las autoridades institucionales (representantes de la Generalitat de Cataluña, el Ayuntamiento de Barcelona y la Diputación de Barcelona) y los máximos responsables de los colegios organizadores. En su intervención, Núria Carrera, decana del Colegio de Trabajo Social, ya adelantó una idea que surgiría a lo largo de las jornadas: “en otros momentos hemos sido agentes de cambio y tenemos que volver a serlo”. La conferencia inaugural, Claves para entender el presente y proyectar el futuro, a cargo del profesor Sebastià Sarasa, de la Universidad Pompeu Fabra, y de Rosa M. Alemán, jefa del Departamento de Bienestar, Familia y Educación del Ayuntamiento de Gavà, nos situaron, por una parte, en los efectos de la pobreza y la desigualdad que supone la crisis económica actual, lo que entraña en estos momentos y las repercusiones negativas que ya se prevén para el futuro, sobre todo para aquellos niños que hayan vivido varios años en situación de pobreza severa y que tienen muchas posibilidades de llegar a una pobreza crónica. Por otro lado, explicaron cómo esta crisis afecta a los servicios sociales y los cambios que necesariamente conlleva. Habrá que revisar las metodologías y modelos relacionales vigentes para poner las necesidades de las personas y de las comunidades en el centro de las políticas sociales y favorecer su empoderamiento. El compromiso ético de los profesionales de la intervención social debe situarse en una posición necesariamente a favor del cambio social. 158 RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 La segunda parte de la mañana estuvo dedicada a “la acción profesional”. Para tratar este eje se expusieron quince experiencias de trabajo desde los SSB, distribuidas en cinco mesas simultáneas. Cabe reseñar la alta participación y la calidad de las comunicaciones recibidas para estos espacios, que desbordó las previsiones iniciales. En cada una de las mesas las comunicaciones giraban en torno a un tema que las aglutinaba, y se constató que con creatividad y el esfuerzo de todos se pueden llevar adelante proyectos novedosos. En todas hubo mucha participación por parte de los asistentes, y se generó una dinámica que permitió profundizar en las metodologías utilizadas y averiguar las posibilidades de aplicación en otros contextos. Por la tarde, y sin que disminuyera la afluencia de asistentes, se trató el otro eje de las jornadas: “El impulso de los equipos”, sus necesidades, retos y oportunidades desde diferentes realidades territoriales. En esta ocasión las mesas simultáneas fueron tres, distribuidas según las características y la dimensión de los municipios (pequeños, medianos y grandes ciudades). En las mesas en las que se hablaba sobre los equipos de las grandes ciudades y de las ciudades medianas, intervinieron tres profesionales con roles diferentes (dirección, supervisión y profesional de base en representación del equipo propio). Se trataba de que cada uno diera cuenta de su mirada sobre la realidad actual de los equipos de los servicios sociales. Por parte de los municipios pequeños participaron las coordinadoras de los equipos de cuatro territorios con características geográficas y demográficas diversas, para explicar su peculiar organización y los retos a los que estaban sometidos. Interés profesional El debate fue rico y diverso en cada una de las mesas, con mucho consenso a la hora de valorar la importancia del trabajo en equipo como fuente de energía, motivación y creatividad. Se destacó también el valor como un espacio que permite compartir reflexión y dudas, que se constituye como un antídoto del malestar y de la vulnerabilidad de los profesionales. Para terminar el primer día de las 9SSB, y cambiando de registro, pero sin alejarnos lo más mínimo los problemas sociales más acuciantes, se visionó la película documental La plataforma, que trata sobre los desahucios y la dación en pago de los viviendas. Fue muy interesante poder incorporar de esta manera el movimiento y el liderazgo de la ciudadanía. El segundo día de nuestras Jornadas volvimos a la sala del plenario, donde asistimos a la mesa redonda Otras miradas, para acercarnos a conocer cómo ve la ciudadanía los SSB y a sus profesionales a través de la participación de Teresa Crespo, presidenta de la Federación de Entidades Catalanas de Acción Social (ECAS), de Marino Villa, adjunto a la Síndica de Greuges de Barcelona, y de Xavier Martínez, trabajador social y participante en el Ateneo Candela y Afectados por la Hipoteca. Sus respectivas aportaciones dirigieron la mirada sobre las demandas y necesidades sociales que observan y las respuestas que se dan desde los servicios sociales, haciendo propuestas de una mayor cooperación interinstitucional y de fomento de la participación y del trabajo comunitario. Nos animaron a trabajar desde el compromiso para no permitir el crecimiento de las desigualdades y para posicionarnos en el paradigma de la cooperación por delante del paradigma de la confrontación. A pesar de las dificultades que supone un debate en una sala con cientos de personas, las intervenciones de los ponentes generaron preguntas, opiniones y también controversia. Al mismo tiempo nos permitió no sólo ser capaces de formular críticas, sino también de recibirlas. Un ejercicio de madurez. En el segundo plenario del día tuvimos la conferencia de clausura, que como era de esperar retomó el lema de estas jornadas, “La fuerza de los equipos”. El ponente fue el Sr. Enrique Sacanell, coach experto en equipos y entornos políticos y que ha sido responsable técnico de los Servicios Sociales del Ayuntamiento de Getxo. Tanto la metodología utilizada como la exposición facilitaron la implicación y participación de los asistentes. En su intervención destacó que la fuerza del equipo pasa por tener clara la tarea, la identidad y las reglas interiores. Igualmente afirmó que la actitud proactiva de los equipos en cuanto al encargo institucional, los jefes y los usuarios, requiere que el equipo tenga valores propios, porque la legitimidad de nuestro trabajo tiene que ver también en cómo los demás nos ven como equipo. También nos dijo que todos los equipos se han de reinventar de vez en cuando, es un desafío ligado a la idea de equipo, que necesariamente tendrá conflictos. El equipo que funciona, tiene conflictos. Antes de la presentación de las conclusiones y la clausura de las 9SSB, todavía tuvimos unos buenos momentos de humor sobre nosotros mismos a cargo del videopoeta Dani Orviz. En la presentación de las conclusiones provisionales y desglosadas por los diferentes espacios de las jornadas se contemplaron tanto las cuestiones más estratégicas para mejorar nuestra labor, las esenciales para el RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 159 Novenas Jornadas de Servicios Sociales Básicos buen funcionamiento de los equipos, como la definición del momento crítico en que nos encontramos y nuestra implicación como profesionales de los servicios sociales hacia la justicia social. Esta novena edición de las Jornadas de Servicios Sociales se ha celebrado en unos momentos críticos para toda la sociedad, pero sobre todo para las personas más vulnerables. Los profesionales de los servicios sociales básicos constatamos el malestar actual y estamos preocupados por dar la mejor respuesta a los ciudadanos ante las nuevas situaciones. Las exposiciones y debates de 160 RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 este encuentro nos han dado algunas pistas hacia el camino de conseguirlo y a la vez nos han interpelado directamente por posicionarnos personal y profesionalmente ante la disminución del Estado del Bienestar. El debate iniciado en las 9SSB está abierto. Sería bueno encontrar una forma de continuar trabajando conjuntamente para aprovechar las energías surgidas en este encuentro. Lo que sí que es seguro, tal como en el momento de la clausura anunció el presidente del Colegio de Educadoras y Educadores Sociales de Cataluña, es que desde ahora mismo están ya en marcha las 10SSB. Interés profesional La Inteligencia Emocional: nuevas perspectivas de intervención socio-sanitaria Joaquín Muñoz López1 Resumen Este trabajo describe la implementación y metodología de un taller formativo para adquirir pautas de un protocolo de atención a terceros desde la Inteligencia Emocional (IE) de elaboración propia. Paralelamente se trabaja el desarrollo de habilidades socio-emocionales de los participantes, a través del Modelo de Habilidades, que nutre parte de dicho protocolo. Además, se analiza la fluctuación de los niveles de IE de los integrantes tras la finalización de la formación. Se describen los beneficios que reporta el uso y manejo emocional, y se analiza la relación profesional-usuario, junto a los mecanismos que dispone el profesional para una efectiva intervención, y para evitar el desgaste emocional. Palabras clave: Inteligencia Emocional, habilidades emocionales, autonomía emocional, agotamiento emocional. Abstract This paper describes the implementation and methodology of a training workshop to acquire patterns of a protocol of care to third parties from the Emotional Intelligence (EI) homemade. In parallel we work the socio-emotional skills development of the participants, through the skills model, which feeds part of the protocol. Also, we discuss fluctuating EI levels of members after completion of the training. We describe the benefits of use and emotional handling, and we analyze the professional-user relationship, along with the mechanisms available to the professional for effective intervention, and to avoid the emotional exhaustion. Key words: Emotional Intelligence, emotional skills, emotional autonomy, emotional exhaustion. 1 Trabajador social, sociólogo y máster en Inteligencia Emocional. jjmunozlo@gmail.com. RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 161 La inteligencia emocional El estrés, el malestar laboral, la incertidumbre… actúan como rémoras contra el bienestar personal, y aún más hoy, tiempos de inestabilidad económica y financiera. En la Unión Europea, según un periódico estudio de la European Foundation for the Improvement of Living and Working Conditions del 2009, el estrés afecta al 22% de los trabajadores de la Unión Europea, sin hablar de los millones de euros que suponen las bajas a causa de la cronicidad del estrés. Y la conjunción de las emociones con los pensamientos es ya un hecho constatado científicamente. Pruebas de tomografía de emisión de positrones muestran la actividad cerebral y la interrelación entre el sistema límbico –donde se generan las emociones– y la corteza prefrontal –encargada del pensamiento racional–. Además, gracias a los descubrimientos en neurofisiología de Ledoux (1994) y A. Damasio (1994) se observa un evidente protagonismo de las emociones en la toma de decisiones, en la solución de problemas, en la cooperación y en el aprendizaje, entre otros aspectos. En 1983 la aportación de Howard Gardner con la teoría de las Inteligencias Múltiples instauró las bases de la inteligencia interpersonal e intrapersonal. El enlace entre ambas dio lugar a la Inteligencia Emocional, una metahabilidad que se centra en la gestión de las emociones –propias y ajenas– para lograr una efectiva adaptación al medio y/o evitar desbordamientos emocionales. Es preciso matizar que la IE necesita y complementa a su vez el pensamiento racional. Basándome en las anteriores consideraciones y en el aprendizaje de habilidades socio-emocionales, he desarrollado un protocolo de actuación a terceros desde la IE, que se divide en tres fases: antes, duran162 RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 te y después de la intervención. Aunque las tres fases tienen su importancia, es durante la actuación cuando se ponen en práctica las habilidades y competencias socio-emocionales. Metodología e implementación Esta experiencia se nutre del Modelo de Habilidades de Salovey y Mayer –creadores del concepto de IE– y de técnicas de counselling. La formación tuvo una duración de veinte horas, repartidas en cinco sesiones, una por semana. Para medir y observar la repercusión de la formación en los niveles de IE de los participantes se utilizó el Trait Meta-Mood Scale (TMMS), elaborado por el mismo grupo de investigación del Modelo de Habilidades, concretamente el TMMS24. Los datos se tomaron al inicio de la experiencia, y un mes después de la finalización del taller (como aval de asimilación e interiorización de las habilidades socio-emocionales), condicionada esta última toma a la asistencia íntegra a las veinte horas de la formación. El propósito del taller se centra en el desarrollo de la Autonomía Emocional, concretamente en la Autoeficacia Emocional, entendida como la aptitud de las personas de regular y cambiar las propias emociones para hacerlas más efectivas en un contexto determinado (Bisquerra, 2009: 150), con los objetivos: Desarrollar habilidades emocionales a través del M. de Habilidades. Avivar la Autonomía Emocional. Prevenir el agotamiento emocional en atención a terceros. Potenciar competencias a través del protocolo de atención a terceros Inicialmente había bajas expectativas sobre el impacto de la formación en los índi- Interés profesional ces de IE de los participantes, pero fue una sorpresa observar la mejora de las tres dimensiones del TMMS24, aunque la falta de representatividad de la muestra impide extraer unas conclusiones de rigor científico. No obstante, no se debe desdeñar la aportación de esta experiencia, que bien puede encaminarse hacia un futuro estudio con una muestra representativa. De una muestra de doce profesionales en activo –enfermeras, psicólogos, docentes y agentes de seguridad–, sólo cinco fueron las personas que cumplieron con los condicionantes para observar el impacto de la formación en sus niveles de IE, tres mujeres y dos hombres. El test TMMS24 mide tres dimensiones: atención, claridad y regulación emocional. El incremento de la IE en los participantes se observa en el contraste entre el TMMS24 del pre y post-taller. Las mujeres presentan una mejoría de siete puntos en la claridad, y un incremento de 0,6 en la regulación emocional (observar gráfica 1). La atención emocional baja sólo cuatro décimas respecto al primer test, aunque sigue en niveles adecuados. Los hombres experimentan una notable mejoría (observar gráfica 2) en cuanto a los niveles de atención, que pasan a ser adecuados, y la regulación emocional aumenta 4,5 puntos continuando en niveles adecuados. La claridad emocional baja 4,5 puntos pero se mantiene en niveles de adecuación. Gráfico 1 Gráfico 2 RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 163 La inteligencia emocional Resumiendo: el aspecto de mejora masculino era adecuar la atención emocional y lo consiguen. Además aumentan su nivel de regulación emocional, y tan sólo baja la claridad emocional, aunque en niveles adecuados. El aspecto de mejora de las féminas era adecuar la claridad emocional, lo cual consiguen con un aumento de siete puntos. La regulación aumenta, y sólo baja la atención emocional, aunque permanece en los niveles de adecuación. Durante el mes posterior al taller estuve abierto a consultas presenciales de los participantes, de las cuales se realizaron tres. Además mantuve contacto vía e-mail a fin de solventar dudas. Los participantes hicieron comentarios positivos acerca de los avances y logros personales tras solventar situaciones de gran carga emocional. El mayor impacto positivo recayó sobre la claridad y la regulación emocional, dos de los tres ítems del TMMS24. A pesar de que se necesita tiempo y entrenamiento para la adquisición de habilidades socio-emocionales, podemos afirmar como conclusión que formaciones de corta duración (20 h.) pueden ofrecer resultados eficientes. En el quehacer diario de un profesional que atiende a personas, éste no sólo tiene que lidiar con las emociones del pacienteusuario, sino con las suyas propias, además de las de sus homólogos de profesión. Este taller está orientado a aprehender el proceso de atención a terceros desde la IE, que se detalla y practica de manera paulatina junto al desarrollo de habilidades socio-emocionales, las cuales facilitan identificar lo que sentimos, saber cómo nos queremos sentir, y saber manejar las emociones para una adecuada adaptación al contexto. En las sesiones se trabajaron cada una de las cuatro habilida164 RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 des socio-emocionales, y en la última sesión se realizó una visión holística del modelo. De forma paralela se trabajaron habilidades sociales como la asertividad, la tolerancia a la frustración, autoestima, autoconocimiento, inquietudes y deseos de vida, distorsiones cognitivas, etc. La formación partió desde un aprendizaje por descubrimiento, con una posterior utilización de métodos inductivos para que el alumno pudiera experimentar y adquirir los conceptos desde su propia realidad personal y laboral. La metodología tuvo un carácter de vivencia experiencial, a través de dinámicas grupales e individuales: role-play, técnicas de respiración, autoconocimiento, etc. Algunas de las dinámicas grupales actuaron para cimentar y crear sinergias de autoconocimiento grupal e interrelación, para establecer lazos de confianza y crear un clima confortable y protector a fin de que los participantes pudieran exponerse desde la máxima libertad y con la sensación del menor riesgo. Las sesiones finalizaban con una serie de ejercicios prácticos de carácter individual acorde a las necesidades particulares de cada miembro. Relación profesional-usuario La intervención socio-sanitaria viene conjugada con una serie de elementos que en muchos aspectos son ambiguos, como trabajar el vínculo emocional con el cliente y actuar desde la objetividad, el derecho de privacidad frente a la necesidad de tomar decisiones, etc. Todo unido a identificar necesidades implícitas, reconducir necesidades explícitas y acotar planes de actuación. En esta díada profesional-cliente se entretejen unas estructuras más o menos persistentes y Interés profesional fluctuantes: emociones y sentimientos. Esta parte invisible de la intervención transfiere sugestiones, algunas veces tácitas, otras veces difíciles de identificar, para sabernos adaptar al contexto y personas. El objetivo de la formación se ampara en hacer más consciente y por tanto más manejable esa parte invisible de la intervención para el bienestar del profesional, en mejorar la relación profesional-usuario y en consolidar planes de actuación en la mejora del cliente. En el encuentro entre profesional y usuario se produce un baile de conocimientos, donde ambas partes cara a cara se observan, comprenden, accionan y sienten. La persona, de forma intuitiva, percibe las emociones y sentimientos de los otros en relación a ella misma. Incluso en algunos casos se puede observar si el flujo de simpatía o antipatía tiende a aumentar o disminuir. Es por eso que en los primeros encuentros entre profesional-usuario se deben establecer pautas para abrir canales de comunicación sincera, cordial y transparente. Esto sitúa al usuario con mayor confort y permite una mayor sinceridad, y por tanto mejor claridad expositiva de sus necesidades y preocupaciones. La interpretación del profesional ante una situación puede variar entre si lo hace de forma eficaz o si se siente desbordado o cansado, o con bajas expectativas. Aprender a diferenciar y utilizar los estados emocionales, ligados a pensamientos, sirve de ayuda-guía durante la intervención. Las personas disponemos de un mecanismo innato y automático que nos lleva a la acción ante nuevos estímulos. Útil para saber adaptarnos al medio, aunque si no aprendemos a controlar dicho mecanismo las consecuencias prolongadas o de alta intensidad podrían derivar en baja capacidad de afrontamiento, malestar y desorganización en niveles cognitivos y físicos. La reiterada activación del sistema autónomo simpático puede sobredimensionar o dramatizar ciertas situaciones o aspectos, con estados emocionales desagradables como miedo, ira o tristeza. Pero la Inteligencia Emocional nos enseña pautas para que ciertos estados emocionales no nos desborden, y minimice ciertas activaciones del sistema autónomo simpático. Esto permite que las funciones cognitivas no se vean tan afectadas por emociones de aversión, asco, miedo… que dificultan una mayor objetividad y eficiencia en la intervención. Conclusiones Este protocolo, junto con las habilidades de IE, también actúa como sistema preventivo ante el desgaste emocional. Como se ha comprobado en esta experiencia, el aprendizaje de habilidades socio-emocionales puede ser efectivo con una formación de corta duración. Boada i Grau (2004: 130) concluyó que el agotamiento emocional desciende al combinar (i) un estado afectivo positivo ante las tareas laborales; (ii) un desarrollo y progreso personal en una actividad retadora y de calidad; y (iii) la canalización de la energía interna que permite aumentar el propio autoconcepto y desarrollar correctamente el trabajo. El desarrollo de habilidades y competencias emocionales abre nuevas perspectivas para mejorar nuestra calidad de vida y potenciar capacidades profesionales. Este protocolo de actuación desde la IE permite clarificar objetivos y definir estrategias de actuación, abrir canales de comunicación con el cliente y otros profesionales, manejar los estados emocionales propios y RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 165 La inteligencia emocional ajenos, así como actuar y evaluar de forma más objetiva. Esto facilita al profesional adentrarse en una vivencia subjetiva que otorga mayor sentido a su quehacer, alimentando su motivación intrínseca y por lo tanto su necesidad de autorrealización. La autoestima del profesional se ve retroalimentada por sus actuaciones, por la puesta en práctica de sus habilidades socio-emocionales, que imprimen una postura de eficacia y afrontamiento de situaciones, y por las consecuencias positivas en los clientes y en el clima organizacional. Agradecimientos: Silvia Serra y Antoni Petrus por sus aportaciones. Bibliografía ARITZETA, A. y GARTZIA, L. Inteligencia emocional y burnout en profesionales de la intervención social y comunitaria. Universidad del País Vasco, 2009. Disponible en: http://educacion.fundacionmbotin.org/ie2009/ficheros_descarga/IE2009. Libro _I_Congreso_Malaga-I_Malaga _Congress_Book.pdf. BARBERO, J. M.; FEU, M. y VILBROD, A. La identidad inquieta de los trabajadores sociales. Barcelona: Ed. Hacer S.L., 2007. Pág. 83-92. ISBN: 97884-690-6499-3. 166 RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 BIMBELA, J. L. “El Counse- lling: una tecnología para el bienestar del profesional”. ANALES Sis San Navarra, 24 (Supl. 2) (2001). Pág. 33-42. BISQUERRA, R. Psicopedagogía de las emociones. Madrid: Síntesis S. A., 2009. ISBN: 978-84975662-6-1. 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Las Organizaciones de Servicios Sociales de Atención Primaria. Estática, dinámica y propuestas de futuro. Alicante: Diputación de Alicante. Área de Bienestar Social. Depósito Legal: A-19-2010. ISBN: 978-8496979-59-8. 1 Es un placer presentar un libro1 escrito por un compañero de profesión. En esta ocasión estamos ante la obra titulada Las Organizaciones de Servicios Sociales de Atención Primaria. Estática, dinámica y propuestas de futuro, cuyo autor es el Dr. Víctor M. Giménez, trabajador social y sociólogo de formación. El texto que mostramos aborda un tema importante y central en la actividad profesional como es el de las organizaciones. Éstas han sido, son y serán de relevancia, ya que forman parte de nuestra existencia, de la vida cotidiana, de la vida laboral y también de nuestros intereses profesionales. No nos son ajenas sino que son el marco en el que el trabajador social desarrolla su actividad profesional. Estamos ante una obra que ofrece los principales resultados de una investigación empírica sobre las características de las organizaciones actuales de los servicios sociales de atención primaria de la provincia de Alicante, y en especial de sus equipos sociales de base. Dicha investigación forma parte de una mayor realizada por el autor como parte de su tesis doctoral. Se presenta una primera parte, a modo de contextualización, en la que se trata, por un lado, el contexto general de estudio que son las organizaciones de servicios sociales en el marco de las organizaciones de bienestar, y por otro el contexto específico del estudio, que, como decíamos anteriormente, son los servicios socia- La obra puede encontrarse en: http://www.premiosrafaelaltamira.es RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 169 Las Organizaciones de Servicios Sociales les, y dentro de ellos los servicios sociales generales, en los cuales se ubican los equipos sociales de base. Posteriormente, se introduce al lector en la estática y dinámica de las organizaciones de servicios sociales como los fenómenos de estudio, entendiendo los aspectos estáticos en relación a la estructura de las organizaciones, en términos de tamaño y diferenciación del trabajo, mientras que los aspectos dinámicos remiten al funcionamiento de las áreas clave de la vida laboral y de los procesos centrales de dirección y gestión de las organizaciones. La segunda parte de la obra contiene el estudio empírico en el que se combina el método cualitativo con el cuantitativo. En cuanto a los resultados, muestran las características de la población y de las organizaciones así como los obstaculizadores y facilitadores en las organizaciones y equipos mencionados. La tercera parte versa sobre la discusión de dichos resultados así como sobre la presentación de conclusiones y propuestas de mejora. Se observa cómo la obra proporciona información clave referente a los trabajadores sociales como profesionales básicos, sobre la estructura y dinámica organizativa, así como sobre sus relaciones entre sí y con el desempeño del trabajo en los Servicios Sociales. Como dice el autor, se trata de una mirada al contexto laboral de dichas organizaciones en tanto que éste tiene efectos en el cómo se desarrolla el trabajo en una organización. El texto nos aporta elementos de actualidad respecto a las organizaciones a la vez que dichos elementos se sostienen por una interesante y actual bibliografía especializada en la temática de estudio, sin olvidar la producción científica desde el trabajo social. A modo de ejemplo comprobamos cómo el autor, si bien hace una mirada general a nivel conceptual de las organizaciones a partir de diferentes teóricos como Mayntz, Etzioni, Hall, Katz y Kahn, entre otros, posteriormente se aproxima a dicha conceptualización desde las organizaciones de servicios humanos2 de la mano de autores como Austin, Haynes, Lewis, etc., y trabajadoras sociales como Porcel, Vázquez y Rubiol. En su conjunto estamos ante una obra totalmente específica de servicios sociales, un libro próximo al trabajo social que nos permite acercarnos, pensar, repensar e impregnarnos todavía más, si cabe, de la importancia de las organizaciones en las que se desarrolla gran parte de nuestra vida profesional. Recomendamos vivamente su lectura tanto a los profesionales como a los estudiantes de grado de Trabajo Social. Aprovechamos la ocasión para felicitar a Víctor M. Giménez Bertomeu por su obra y por el reconocimiento obtenido, ya que ésta fue ganadora del primer premio de investigación social Rafael Altamira3 de la Diputación Provincial de Alicante. Irene De Vicente Zueras El término fue utilizado en primera instancia para consolidar la denominación de un conjunto de organizaciones del gobierno que incluían una combinación de servicios sociales, servicios de salud mental y servicios de salud (2010: 31). 3 De Rafael Altamira –alicantino ilustre– se recibe la experiencia del pacifista, del diplomático, del jurista. Fue un ejemplo para todos. La imbricación perfecta entre conocimiento y humanismo, ambos adquiridos de forma consciente con un claro objetivo, luchar por dejar este mundo mejor que lo encontró. En: http:// www.premiosrafaelaltamira.es/presentacion.html (consultada el 14 de febrero de 2012). 2 170 RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 Libros Per una mort apropiada BROGGI, Marc Antoni. Per una mort apropiada. Barcelona: Edicions 62, 2011. ISBN: 978-84297-6855-8. Marc Antoni Broggi es médico, un médico que ha ejercido su profesión tanto en el ámbito de la sanidad pública como en el ámbito de la práctica privada. El Dr. Broggi es cirujano, podíamos decir un muy buen cirujano con ojo clínico, precisión diagnóstica y técnica terapéutica cuidadosa. El autor del libro que comentamos tiene una característica muy especial: le preocupan mucho más los enfermos que las enfermedades. En su último libro, Per una mort apropiada (Edicions 62, octubre 2011), deja patentes una serie de reflexiones referentes a la relación que hay que establecer entre el enfermo, los profesionales y la familia. Esta relación de confianza entre estos tres elementos debe existir siempre, pero sobre todo en aquellos momentos finales de la vida, en los que, por regla general, es cuando más se manifiesta la vulnerabilidad individual; son momentos en los que los miedos, las angustias, las dudas y las incertidumbres hacen daño al enfermo pero también a su familia e incluso a aquellos amigos que el enfermo quiere tener cerca en los momentos difíciles. Dar un marco de confort y relación a estas situaciones debe ser tarea de los profesionales. Marc Antoni Broggi hace una defensa férrea del derecho de toda persona –enferma o sana– a recibir una información veraz de su situación, no valen las mentiras o las medias verdades, por “piadosas” que sean, pero también defiende el derecho del enfermo a no querer saber. Se debe decir siempre la verdad pero en la medida en que el enfermo lo pide. Es un derecho de cualquier enfermo y ni la familia ni los profesionales pueden tomar decisiones por él. Eso comporta estar atento a sus preguntas sin presuponer que quiere una RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 171 Per una mort apropiada información que no pide o que escatimando la que pide sufrirá menos. A lo largo del texto se habla de calidad de vida, de relaciones humanas, de la inutilidad del dolor, se habla de miedos y de dudas que puede sufrir el enfermo y de que la familia y los profesionales tienen que hacer todo lo posible para apaciguar este tipo de situaciones; eso comporta diálogo y prudencia, eso comporta confianza y seguridad de que se preservará la confidencialidad. Actualmente se dispone de medios eficientes para evitar todo sufrimiento inútil, aunque hay una exigencia previa: la conformidad del enfermo. El enfermo tiene derecho a expresar lo que piensa sobre todo lo que tiene que ver con su vida y con su muerte, tanto si lo expresa en el momento que pasa como si lo ha manifestado en otros momentos, ya sea por medio del Documento de Voluntades Anticipadas –el libro habla bastante de este aspecto–, ya sea mediante la familia o el representante del enfermo (cuando éste ha nombrado uno específico). La voluntad expresada por el interesado es válida siempre, y por tanto es un derecho de este a respetar sin discusiones, y tal como queda patente en el texto del Dr. Broggi, esta voluntad puede afectar a medidas paliativas pero también a prácticas terapéuticas más o menos agresivas pero que ya son desproporcionadas en relación con el beneficio que pueden ocasionar a la persona en cuestión. En todo el contenido del libro que comentamos van surgiendo aquel conjunto de valores humanos que, en el siglo de la alta tecnología, en la época en que se dispone de medidas terapéuticas sofisticadas, parecen haberse evaporado de la faz de la tierra, y el Dr. Broggi los saca a relucir como el pilar fundamental en la atención de personas en 172 RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 situaciones difíciles. Valores que él sitúa en torno a la muerte pero que son válidos para todas las circunstancias de la vida. Se habla de una compañía solidaria y comunicativa que evite la soledad, se habla de la empatía, del coraje, de la lealtad, de la confianza, de miedos, de culpas y de perdón, se habla de estimación y compasión, de respeto a la autonomía personal. Se habla de derechos y de deberes y sitúa en el eje de todo a la persona enferma, que no es una historia clínica ni un número de cama, sino alguien con nombre y apellidos que sufre y que quiere –y tiene derecho a hacerlo– decidir, mientras pueda, su futuro inmediato. Para terminar su trabajo, el Dr. Broggi dedica los últimos capítulos a hablar del Documento de Voluntades Anticipadas, con todas sus variantes y posibilidades, sus características, el marco legal y los derechos y deberes que el documento genera y que compromete a familiares y profesionales. Leyendo Per una mort apropiada te das cuenta de que pocos o ninguno de los aspectos relacionados con la atención de las personas en esta franja final de la vida quedan en el cajón. Conceptos como la analgesia o la sedación son tratados con una delicadeza exquisita, pero anima a no rehuir de su aplicación en la medida que representen un beneficio para el enfermo. Tampoco se olvida de hablar de la eutanasia, y lo hace sin complejos pero también teniendo en cuenta los aspectos legales y éticos de esta práctica. Para mí es un libro que se hace leer, que reflexiona de manera llana y rigurosa sobre la muerte y pone en primer plano a la persona enferma y su voluntad y sus derechos, tanto si hacen referencia a rechazar un tratamiento, a pedir que se le eliminen sufrimientos o a estar acompañada de aquellos que ama. Pilar Porcel i Omar Libros Voluntariado en red. Hacia un nuevo universo solidario SOLER JAVALOY, Patricia. Voluntariado en red. Hacia un nuevo universo solidario. Alicante: Universidad de Alicante. Depósito Legal: B-41915-2011. ISBN: 978-84-9717-179-3. Es un placer presentar un libro escrito por una compañera de profesión. En esta ocasión estamos ante la obra titulada Voluntariado en red. Hacia un nuevo universo solidario, cuya autora es Patricia Soler Javaloy, doctora en Sociología por la Universidad de Alicante y trabajadora social en la misma. Este volumen trata del voluntariado, un tema que ha sido, es y seguirá siendo de interés para la sociedad en general y, en particular, para las personas especialmente sensibilizadas y/o vinculadas a la acción social. La autora define el voluntariado como un conjunto de personas que ha adquirido una conciencia solidaria, fundamentada en una visión crítica de la realidad y en su derecho como ciudadano, desarrollando actividades de forma altruista y solidaria, basadas en su libre decisión y en un compromiso con el marco organizativo que le facilita un proceso formativo adecuado. La finalidad última de su colaboración es la transformación de la realidad social con unos ideales que aspiran a crear un mundo más solidario, justo y pacífico. La obra se presenta clasificada en un total de seis capítulos a través de los que la escritora nos invita a realizar un interesante recorrido que parte de la conceptualización de voluntariado, pasando por su evolución histórica, la tipificación del mismo según áreas de actuación, actividades y finalidades, el por qué queremos ser voluntarios, el voluntariado como construcción social presentado a partir de teorías explicativas del voluntariado y de aspectos macro sociales de la acRTS - Núm. 196 - Agosto 2012 173 Voluntariado en red ción voluntaria, y finalizando con las redes creadoras de dicho voluntariado teniendo en consideración cómo éste se construye y cómo se promueve en el ámbito educativo. Mencionar el voluntariado ineludiblemente nos remite al rol, a un hacer, pero de manera especial tiene que ver con el ser. El voluntario no está constituido sólo por sus acciones –aunque éstas son la manifestación por la que la sociedad lo conoce–, sino por su conciencia de ser voluntario. A nivel personal Patricia Soler parte de la creencia de que el voluntariado no es una cuestión de un momento, del aquí y el ahora, sino de una forma de vida que se puede ir cultivando desde la infancia y adolescencia, en nuestro entorno más cercano, a partir de los modelos comportamentales. Es decir, se trata de una predisposición a cambiar lo que consideramos injusto basándonos en unos valores que se fundamentan en la convicción humana. Las personas voluntarias tienen un espíritu de servicio y están impregnadas de valores esenciales para nuestra existencia como son la responsabilidad, el humanismo, la participación, la amistad, el compromiso, la igualdad, la solidaridad o el respeto, entre otros. Como indica J. Mansilla (2000), el respeto al otro se convierte en fundamental para nuestra vida, y ahí hunde sus raíces la solidaridad: el saber vivir de uno con los otros y de los otros con cada uno. Saber estar juntos para conseguir objetivos de vida. Juntos en la defensa del bien común, alejándonos de concepciones políticas destructoras de ese bien (…) el reconocimiento y respeto del otro se constituye en la principal expresión del bien común; la confianza de entradas supuestas, el diálogo, la escucha… posibilitan el vín174 RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 culo social, ese lazo social que hace llevador el existir. En estos albores del siglo XXI, y dada la actual crisis económica y de valores, la lectura de este libro conlleva repensar, recuperar y reconocer todavía más la labor del voluntariado para que, entre todos, podamos construir un mundo más solidario y mejor. Según argumentan nuestros políticos, no hay recursos económicos suficientes para mantener el Estado y atender los crecientes y costosos gastos sociales, se entiende, obviamente, sin que ello afecte a la suficiente tasa de beneficio para mantener e incrementar, dentro de la lógica capitalista, el nivel de vida de las clases económicamente pudientes. Es un momento en el que sólo interesan “las cifras”, en el que prima la palabra “cuanto”, en el que está en alza el valor del dinero por encima de otros valores, con el consiguiente riesgo de erosión social. Nos encontramos ante la “volatilidad y la fugacidad de todos los marcos de referencia (...), los familiares, los compañeros de trabajo, los miembros de la misma clase y los vecinos son demasiado fluidos” (Bauman, 2000: 193). La esperanza de que volvamos a encontrarnos mañana –que ayudaba a pensar hacia delante– para actuar a largo plazo y para dar, uno a uno, los pasos del trayecto, ha perdido parte de su credibilidad. Sin embargo, a pesar del individualismo imperante en parte de nuestra sociedad y como consecuencia del neoliberalismo, del capitalismo feroz que expulsa a tantas y tantas personas del mercado laboral, hace que colectivos como los prejubilados, personas de mediana edad o jóvenes en paro dediquen ahora parte de su tiempo a acciones sociales. Disponer de tiempo sin duda favorece la Libros realización de tareas voluntarias, pero probablemente también exista una mayor sensibilidad dadas las dificultades/problemas socioeconómicos del momento y que, posiblemente, sean vividos a través de personas del entorno que están sufriendo los estragos de dicho capitalismo. Lo descrito en la obra refuerza la idea, cada vez más extendida, de que el voluntariado es un recurso que no sólo no podemos ignorar, sino que es necesario mantener y reforzar. El libro tiene la riqueza de la mirada experta de la autora, quien ha sabido integrar sus saberes y pensamientos consiguiendo un producto de calidad que merece ser leído. Bibliografía BAUMAN, Z. Modernidad líquida. Buenos Aires: Fondo de cultura económica de Argentina, 2000. ISBN: 9789505575138. MANSILLA, J. “Solidaridad: más allá de la apari- encia”. Madrid: Consejo General de Colegios Oficiales de Diplomados en Trabajo Social, 2000. Nº 51, pág. 79-84. ISSN: 1130-7633. Irene De Vicente Zueras RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 175 Ética, teoría y técnica Ética, teoría y técnica ZAMANILLO, Teresa (dir.). Éti- ca, teoría y técnica. La responsabilidad política del trabajo social. Madrid: Talasa Ediciones, 2011. ISBN 978-84-96266-37-7. 176 RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 Si os preocupan cuestiones como el aumento del sector privado en los servicios sociales, ¿qué pesa más, el compromiso del trabajador social con la sociedad o con la institución para la que trabaja? Si el profesional es un mediador entre la esfera política y la de la ciudadanía, ¿a qué dilemas éticos debe hacer frente la profesión? Si el trabajo social ejerce una función de control social, o la profesión tiene también como objetivo promover cambios en las organizaciones. Si los trabajadores sociales están sometidos con mucha frecuencia a contradicciones que producen dolor institucional, huida, negación, indiferencia u otros mecanismos de defensa… este es vuestro libro. El libro del que os hablo es un compendio de palabras grandes y contundentes. Comprometido y ambicioso, que combina la visión y el análisis del Estado del Bienestar con los fundamentos del trabajo social y con la intervención social desarrollada por los profesionales. Este es el producto que, a mi juicio, obtiene Teresa Zamanillo como directora, al hacer confluir en una investigación profesionales y profesoras e investigadoras del trabajo social, logrando el reto de acercar el mundo profesional al mundo académico. El leitmotiv del trabajo es la duda razonada sobre los fines y principios de la profesión, e instaladas en esa duda las profesionales y profesoras se preguntan sobre los criterios éticos que guían las prácticas profesionales. El cuerpo del texto está formado por varios artículos o capítulos de diferentes autores que guardan una coherencia global pero que permiten la lectura individual y diferenciada. Aborda temas como los Dilemas éticos, donde Maribel Martin define el concepto y reflexiona sobre por qué los profesionales ponen énfasis Libros en la acción para disipar la incertidumbre; las complejas relaciones entre ética, teoría y práctica, en que Mª Concepción Vicente pone en evidencia la falta de formación en filosofía, ética, política, técnica de los profesionales…; la ética en las organizaciones de servicios sociales, donde Carmen Roncal invita a la auto observación de las instituciones y de los equipos de trabajo; ética para una ciudadanía global, en que Teresa García analiza el vacío en los discursos de los trabajadores sociales en los aspectos más integrales de su saber como las desigualdades, bienestar social, política social, universalidad en servicios sociales… y demuestra cómo es posible combinar el crecimiento económico con la justicia social; y Trabajo social y ética, una reflexión sobre las profesiones de ayuda de la mano de Paloma de Las Morenas. Quiero destacar en este momento dos partes que considero las más importantes del libro, la introducción y la entrevista final a Patrocinio de las Heras. Empezaré por la segunda. Son muchas las entrevistas que hemos leído de Patrocinio, pero ninguna deja indiferente, podríamos decir que en el libro su valor es testimonial y deja patente su compromiso ético y político a lo largo de toda su vida profesional, en la que ambos compromisos han sido siempre simultáneos, nunca disociados, como una práctica indisoluble que en nuestros días se presenta en desuso. De su contenido me permito destacar la afirmación de que la ética y la política están estrechamente relacionadas, ya que es la ética la que nos implica como agentes políticos además de como agentes profesionales que garantizan la sostenibilidad del sistema. Y para terminar, comentaré la introducción. Teresa Zamanillo tiene la inmensa ha- bilidad de hablar de cuestiones importantes con palabras sencillas y contundentes, afirmaciones como que el trabajo social no adquirirá un estatus científico en nuestro país si no hay una reflexión epistemológica que la acompañe, y la consideración de que la ética es política y viceversa se desprenden de su texto. Argumentos sólidos como que los trabajadores sociales no pueden quedar fuera de los lugares de poder porque deben conseguir políticas más justas y equitativas, ya que la intervención social pasa por dos ejes fundamentales, por un lado el de hacer política para contribuir a la planificación de la política social, y por otra intervenir con el objeto de acompañar a los sujetos a desarrollarse más y mejor. Satisfacer el reto de los profesionales de enfrentarse a una práctica más integral en la que la burocracia no sature los espacios de intervención y donde el drama no sea seguir trabajando viendo cómo aumenta el número de pobres y seguir únicamente gestionando recursos. En definitiva, nos muestra cómo el conocimiento genera dudas y necesidad de más espacios de saber. Ante la locura de una intervención impulsiva debemos encontrar momentos para reflexionar. Como técnicos tenemos que responder también de nuestras acciones, de cómo utilizamos el poder que la institución y la sociedad ponen en nuestras manos y de los efectos positivos o negativos que se derivan de nuestras acciones. La presentación del libro, a cargo de la autora y organizada por el Col.legi, tuvo lugar el jueves 12 de abril de 2012, a las 18 h, en la sala de actos del Edificio Stucom de Barcelona. Pepita Rodríguez i Molinet RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 177 El sistema català de serveis socials (1977-2007) 178 RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 Sección libre Declaración de guerra RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 179 180 RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 Sección libre Declaración de guerra Ficha del film Directora: Valérie Donzelli Guión: Valérie Donzelli i Jérémie Elkaïm Productor: Edouard Weil Productor ejecutivo: Serge Catoire Fotografía: Sébastien Buchmann Montaje: Pauline Gaillard Sonido: André Rigaut Decorados: Gaëlle Usandivaras Vestuario: Elisabeth Méhu Distribuidora: Golem Distribución Duración: 100 minutos Nacionalidad: Francia Año de producción: 2011 La película nos presenta la historia de Romeo y Julieta, una pareja de jóvenes que se aman, viven la vida con gran entusiasmo y no tienen grandes preocupaciones. De repente, su vida sufre un descalabro, al detectarse a su hijo un tumor cerebral. Desde el inicio sabemos el desenlace, lo que hace que nos liberemos de la tensión que supone la curación o no del niño. Y es que la película no es tanto la historia de un niño que tiene cáncer como la historia vital de una pareja que se enfrenta a una dura prueba. Cuando reciben el diagnóstico, comenzará el combate, una lucha feroz, una verdadera declaración de guerra. La pareja, unida ante este reto, declara la guerra al cáncer cerebral, al caos emocional que la situa- ción les provoca y los miedos que conlleva la situación. La pareja, que en un principio parece nada preparada para esta guerra, no se desanimará y adaptarán su vida a la nueva situación de su hijo, que los abocará a adentrarse en un duro camino de hospitales, tratamientos terapéuticos y diagnósticos terribles. Aceptaran la medicina pública como la mejor para atender a su hijo, poniendo de manifiesto la valía de una sanidad pública eficiente. Tienen confianza en los médicos. Hacen un pacto: “No internet”, “no especulaciones”, “no preocuparse por lo que no sabemos”, “no intentamos saber más que los médicos”. Después de una de las entrevistas con el médico, él pregunta: “¿lo has entendiRTS - Núm. 196 - Agosto 2012 181 El bol del mendicant Declaración de guerra do?”. Y ella dice: “sólo lo que hay de positivo”. Nunca se compadecerán de sí mismos. En otro momento, él se pregunta: “¿Por qué a nosotros?”. “Porque podemos soportarlo”, dirá ella. Y es así, ven el proceso como una carrera de obstáculos que deben superar, sobreviven a la enfermedad viendo siempre la luz al final del túnel, aunque en este proceso de lucha la fortaleza de la pareja se tambaleará, se hundirá pero se mantendrán vivos. Y es aquí donde radica una de las lecciones de la película: no padecer inútilmente. No añadir sufrimiento al dolor. El dolor está presente en toda la película. El dolor ante las conversaciones con los médicos, las esperas, las dudas de lo que es más conveniente, del miedo a la muerte. El dolor está siempre entre la pareja y nosotros como espectadores. Son jóvenes, vitalistas, llenos de energía y aman la vida. Pero huyen del sufrimiento que los pensamientos de todo lo malo que puede pasar nos provocan. Ellos viven con intensidad, van a correr, van a fiestas, bailan y lo hacen intensamente, viven la vida, y viven el dolor ante las malas noticias relacionadas con la enfermedad. La pareja vive de forma intensa el amor y el dolor por la vida. Ante una situación como la que sufre la pareja, cabría esperar una película dramática, incluso lacrimógena, y más cuando sabemos que es una película autobiográfica, con un guión hecho por los padres protagonistas que nos muestran su experiencia. En ningún momento tenemos la percepción de que la pareja esté (re)viviendo una experiencia tan vital como ésta. La falta de “dramatismo” puede llegar a desconcertarnos, pero su vitalidad y energía nos arrastra. Ellos no quieren que los juzguemos. Estamos ante una lección de lucha a favor de la vida. Es una celebración constante por estar vivos. La vida siempre es una carrera de obstáculos. Y lo que es importante es cómo nos posicionamos ante los mismos. Todos sufrimos situaciones en la vida, súbitas o no, que hacen tambalear nuestro mundo. Lo importante no es lo que nos pasa sino cómo afrontamos lo que nos pasa. Dicho de otra manera, no somos responsables de lo que nos pasa pero sí de qué hacemos con lo que nos pasa. Esta pareja, desde su juventud, nos da una lección: sabe que en la carrera de obstáculos, si no te quedas en el camino, llegarás al final siendo más fuerte. Y que el dolor y el amor conviven juntos en nuestras vidas. Pepita Vergara Beltrán 182 RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 La revista Publicaciones Presentación de artículos Suscripción RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 183 184 RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 Números anteriores Presentació d’artiPublicaciones cles Migraciones: el valor de la interculturalidad (I) Número 186 - Abril 2009 Migraciones: el valor de la interculturalidad (II) Número 187 - Agosto 2009 Acercándonos al trabajo social penitenciario Número 188 - Diciembre 2009 Supervisió en trabajo social Número 189 - Abril 2010 50 años de la Revista de Treball Social Número 190 - Agosto 2010 Los servicios sociales básicos con perspectiva Número 191 - Diciembre 2010 La investigación, una realidad en trabajo social Número 192 - Abril 2011 El tercer sector en el marco de las políticas sociales Número 193 - Agosto 2011 La profesión ante la crisis y el malestar social Número 194 - Desembre 2011 Desigualdades a propósito de género Número 195 - Abril 2012 Especialización. Reforzando el trabajo social Número 196 - Agosto 2012 Año 2012. Temas Trabajo social con famílias Número 197 - Diciembre 2012 RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 185 Presentación de artículos NORMAS PARA LA PRESENTACIÓN DE ARTÍCULOS EN LA REVISTA DE TRABAJO SOCIAL (RTS) La Revista de Trabajo Social, editada por el Col.legi Oficial de Treball Social de Catalunya, es una publicación con más de 30 años de antigüedad que se edita con periodicidad cuatrimestral. Su objetivo es transmitir el conocimiento de los ámbitos del trabajo social, los servicios sociales, el bienestar social y las políticas sociales a la comunidad científica, a los profesionales y a los colectivos interesados. La RTS está abierta a todos los colaboradores que lo deseen para presentar artículos sobre investigaciones originales teóricas o experimentales, trabajos teóricos y metodológicos, descripciones de experiencias profesionales, ensayos, etc., siempre en relación con el trabajo social, las políticas sociales y los servicios de bienestar social. Los artículos tienen que ser inéditos. A pesar de ello, el equipo de redacción podrá reproducir textos publicados en otras lenguas y en otros ámbitos geográficos, si lo cree oportuno. El equipo de redacción estudiará los artículos recibidos e informará al autor/a de la aceptación para la publicación. Podrá también recomendar modificaciones y, si el artículo se considera no publicable, se le comunicarán los motivos. El contenido de los artículos es responsabilidad exclusiva de los autores. Extensión. Los artículos de la sección “Dossier” tendrán una extensión máxima de 12 páginas, los de las secciones “Interés profesional”, un máximo de 6 páginas; los de “Sección Libre” 3 páginas, y los comentarios de “Libros” no excederán las 2 páginas. Los artículos se presentarán en formato electrónico, letra Arial cuerpo 12; interlineado 1,5; márgenes 3 cm. Lenguas. Los artículos pueden presentarse en catalán o en castellano indistintamente. Los datos tienen que ir en la cabecera de los artículos. En la primera página se hará constar título y subtítulo, si se tercia; nombre y apellidos del autor/a principal y relación de otros autores/as si el trabajo es de equipo; título académico, centro de trabajo y cargo; también se incluirán el número de teléfono y la dirección de correo electrónico. A continuación el resumen, no superior a 10 líneas, en el idioma escogido y, si es posible, en inglés. Al final del resumen las palabras clave, en número no superior a 5. Irán al final del texto, siguiendo el orden alfabético y de acuerdo con las siguientes normas de referencia: ISO 690, 1987 (UNE 50-104-94) para documentos impresos e ISO 690-2 para documentos electrónicos, bases de datos y programas informáticos. Documentos impresos. – Monografias (libros): APELLIDOS (mayúscula), Nombre o nombre de la entidad responsable. Título (en cursiva). Otros responsables: traductor, editor, etc. (opcional). Edición. Lugar de publicación: Editorial, año. Extensión del libro (opcional). Colección (opcional). Notas (opcional). Número ISBN. – Partes de monografias (capítulo del libro): APELLIDOS (mayúscula), Nombre o nombre de la entidad responsable del capítulo. Título del capítulo. En APELLIDOS (mayúscula), Nombre o nombre de la entidad responsable del libro. Título del libro (en cursiva). Lugar de publicación: Editorial, año, situación en la publicación fuente (volumen, páginas, etc.). 186 RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 Presentación de artículos – Publicaciones en serie (revistas): Título (en cursiva). Responsabilidad de la revista. Edición. Identificación del fascículo (fecha y/o número). Lugar de publicación: Editorial, año. Serie (opcional). Notas (opcional). Número ISSN. – Artículos de publicaciones en serie (revistas): APELLIDOS (mayúscula), Nombre o nombre de la entidad responsable del artículo. Título del artículo. Colaboradores/as en el artículo (opcional). Título de la revista (en cursiva). Edición, año, volumen, número, páginas. – Legislación: País. Título. Publicación (en cursiva), fecha de publicación, número, páginas. Documentos electrónicos. – Textos completos: APELLIDOS (mayúscula), Nombre o nombre de la entidad responsable. Título (en cursiva) [tipo de soporte]. Responsable(s) secundario(s) (opcional). Edición. Lugar de publicación: Editor, fecha de publicación, fecha de actualización/revisión [Fecha de consulta] (obligatorio para los documentos en línea; opcional para el resto). (Colección) (opcional). Notas (opcional). Disponibilidad y acceso (obligatorio para los documentos en línea; opcional para el resto). Número normalizado (opcional). – Partes de textos: APELLIDOS (mayúscula), Nombre o nombre de la entidad responsable del documento base. Título del documento base (en cursiva) [tipo de soporte]. Responsable(s) secundario(s) del documento base (opcional). Edición. Lugar de publicación: Editor, fecha de publicación, fecha de actualización/revisión [Fecha de consulta] (obligatorio para los documentos en línea; opcional para el resto). Capítulo o designación equivalente a la parte. Título de la parte. Numeración dentro del documento base (opcional). Localización dentro del documento base (opcional). Notas (opcional). Disponibilidad y acceso (obligatorio para los documentos en línea; opcional para el resto). Número normalizado (opcional). – Publicaciones en serie (revistas electrónicas): Título (en cursiva) [tipo de soporte]. Edición. Lugar de publicación: Editor, fecha de publicación [Fecha de consulta] (obligatorio para los documentos en línea; opcional para el resto). Serie (opcional). Notas (opcional). Disponibilidad y acceso (obligatorio para los documentos en línea; opcional para el resto). Número normalizado. – Artículos y otras contribuciones de publicaciones en serie (revistas electrónicas): APELLIDOS (mayúscula), Nombre o nombre de la entidad responsable de la contribución. Título de la contribución. Título de la revista (en cursiva) [tipo de soporte]. Edición. Número del fascículo. Fecha de actualización/revisión [Fecha de consulta] (obligatorio para los documentos en línea; opcional para el resto). Localización dentro del documento base. Notas (opcional). Disponibilidad y acceso (obligatorio para los documentos en línea; opcional para el resto). Número normalizado. Las gráficas, dibujos y tablas llevarán las correspondientes referencias, indicando con qué parte del texto están relacionadas. Los artículos se enviarán a la dirección electrónica de la RTS: rts@tscat.cat Los artículos, una vez publicados, pasan a ser propiedad de la RTS. Los autores/as recibirán tres ejemplares del número de la revista en el cual se ha publicado su trabajo. RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 187 Nota a los lectores: La Revista de Treball Social (RTS) ofrece un espacio de comunicación con los lectores con la voluntad de recibir comentarios, sugerencias, cartas, notas y todo lo que los lectores quieran comunicar a la dirección de la revista. Envia tus aportaciones por correo postal a: RTS c/ Portaferrisa, 18, 1r 1a - 08002 Barcelona o bien por correo electrónico a: rts@tscat.cat Esta revista se envía a todas las personas colegiadas. En caso que no deseen seguir recibéndola, por favor comuníquenlo a rts@tscat.cat. 188 RTS - Núm. 196 - Agosto 2012 Butlleta subscripció Boletín dede suscripción Tarifas Suscripción anual: 45 euros Extranjero (tarifa única): 58 euros Números sueltos: 18 euros Datos personales Nombres y apellidos: ............................................................................................................ NIF: ....................................... Dirección: ...................................................................................................................................... C.P.: ....................................... Población: ........................................................................................................................................................................................ Teléfono: ........................................... Tel. móvil: ................................................ E-mail: ................................................... Datos Bancarios Banco o Caja: ............................................................................................................................................................................ Domiciliación Agencia: ......................................................................................................................................................... Población: ........................................................................................................................................................................................ Titular: .............................................................................................................................................................................................. Código bancario: Entidad____/ Sucursal____/ DC__ Núm. C/c__________ Firma: Fecha: Lo podéis enviar por correo electrónico o por fax. 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