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Discursos, ponencias y entrevistas López Portillo está logrando superar la crisis Manuel Espinosa Yglesias Autor: Manuel Espinosa Yglesias Tipo de documento: discurso Título: López Portillo está logrando superar la crisis Fecha: marzo de 1978 Lugar: México, D. F. Audiencia: Reunión de consejeros del Sistema Bancos de Comercio y autoridades nacionales Fuente: Revista Nuestro Sistema Bancomer, abril de 1978, pp. 2-4 Clave de clasificación: II.A.3.a/1978-1 Caja: 39 Palabras clave: crisis económica, desarrollo económico, inversión, productividad, distribución de la riqueza, inflación, inversión extranjera, petróleo Afirmé hace un año en Acapulco, en los días en que se celebraba la convención bancaria anterior: «la crisis económica actual tiene solución si se combinan decididamente los esfuerzos del gobierno, de los obreros y de las empresas». Me pareció conveniente iniciar estas reflexiones con la referencia a ese párrafo, porque es indudable que esa combinación de esfuerzos ha sido una de las características centrales de la actual administración de gobierno. Con ello no quiero dar a entender que la crisis económica sea ya cosa del pasado. Ciertamente hay muchas señales por todos conocidas que permiten pensar que estamos saliendo del bache. La brecha comercial se redujo a cerca de la mitad el año pasado, también el saldo adverso de la cuenta corriente de la balanza de pagos; así como el endeudamiento neto con el exterior que se incrementó en menos de la mitad de lo que había hecho en 1976. El gasto público sujeto a control se moderó en forma apreciable, se recuperó, en grado verdaderamente impresionante, la captación de recursos del público de parte de la banca privada y mixta; se debilitó el proceso inflacionario, sobre todo en los últimos meses del año; los trabajadores moderaron sus demandas sobre aumentos de salarios, y a lo largo de la segunda mitad del año, fue visible la reanimación de la inversión. Además de que la tasa de inflación sigue siendo alta todavía, sobre todo en relación con la norteamericana, todo ello no fue suficiente; sin embargo, para corregir dos grandes fallas de nuestra economía: el estancamiento y el desempleo. En economía todo se paga Pero esto es muy natural. No sé por qué se resisten a aceptar que en economía todo se paga. El precio de una empresa mal manejada suele ser la quiebra, de igual manera, el precio de la vuelta a la estabilidad y al equilibrio presupuestal (o al menos a una situación menos crítica de desequilibrio fiscal) no puede ser más que el estancamiento o la recesión, que poco a poco se han ido superando, —dijo el presidente de Bancomer—. En 1977 por segundo año consecutivo el producto creció menos que la población (2.8% contra 3.4%), el desempleo, lógicamente aumentó. Mientras esto siga así, mientras sigamos en una situación de estancamiento y de creciente desempleo, no podremos decir que la crisis económica haya sido superada. El señor Secretario de Hacienda, en su discurso de esta mañana, que me impresionó muy vivamente, reconoce algo semejante cuando afirma que «México afronta una doble crisis», y que el «reto principal que encara nuestra generación es sentar nuevas bases para un desarrollo económico sostenido, dinámico, equitativo». Estoy de acuerdo con ello. Y también, cuando sostiene que hay que «distribuir equitativamente el ingreso». Porque en última instancia, eso es lo que interesa: que cada vez vivamos mejor todos, que el reparto de los beneficios del desarrollo económico, sea más equitativo. La receta para lograrlo es en realidad bien conocida, más productividad y más ocupación. O sea: más inversión. ©Centro de Estudios Espinosa Yglesias • Discursos, ponencias y entrevistas López Portillo está logrando superar la crisis • Manuel Espinosa Yglesias • marzo de 1978 Mejor distribución del ingreso Todo lo que se resuelva, por tanto, en más estímulos para la inversión —como lo indica el señor secretario— se traducirá tarde o temprano en más crecimiento económico, más oportunidades de empleo y en una mejor distribución del ingreso. Así es como se redistribuye progresivamente el ingreso, invirtiendo, creando empleos y mejorando sistemáticamente la productividad de la inversión. No con aumentos desmedidos de salarios, como suelen pensar algunos, quizá no mal intencionados, aunque sí impacientes; con ello lo único que se logra es crear una ilusión que luego la realidad (una inflación acelerada) se encarga de desvanecer. La experiencia de los últimos años constituye, en materia de inflación, una lección que debemos entender y recordar todos. Lo dije hace un año, lo repito ahora: «la inflación destruye fuentes de empleo, descapitaliza a las empresas, desquicia la estructura social y política». Y hay que agregar: y pulveriza los ahorros y aún destierra el hábito mismo del ahorro. Y otra cosa: una economía será lo que sea su productividad, fuerte, si ésta es alta; débil y vulnerable, si es baja. Si la productividad es alta, hay estabilidad, y también buenos salarios. El secreto de los salarios altos en los países industriales más avanzados, está en su productividad. Hacia esto mismo apunta el señor Secretario de Hacienda, cuando afirma que es preciso «mejorar la eficiencia de la administración pública, y seleccionar cuidadosamente los criterios de asignación de recursos». Es la productividad de la inversión la que con toda justicia le está preocupando. De una inversión que al parecer se ha estado rezagando, según él mismo señala, porque, en realidad, siempre ha sido escasa. México necesita más capitales Si la inversión ha perdido dinamismo, es porque están faltando capitales. Y si ello es así, pienso que es muy acertado —como indica el señor secretario de Hacienda— estudiar la posibilidad de liberalizar prudentemente las normas aplicables a la participación accionaria de la banca en el segmento de las manufacturas, y por lo tanto la necesidad de que las instituciones de tamaño pequeño formen nuevos grupos o se incorporen a grupos medianos que les permitan constituirse en una fuerte banca múltiple que compitan con las actuales. No hay que olvidar, como dijo el gran presidente Lincoln: «no hay que hacer débiles a los fuertes para hacer fuertes a los débiles». Hay que seguir permitiendo que la banca fuerte siga creciendo y que las demás, para alcanzarla o sobrepasarla, se fusionen y compitan abiertamente, pues en última instancia lo importante para beneficiar al pueblo es darle un buen servicio bancario. También pienso, que ha llegado el momento de que deba ser revisada la política sobre inversiones extranjeras. Hay un párrafo, en el discurso del señor Secretario de Hacienda, que me gustaría transcribir y comentar brevemente. Dice así: «nos habituamos a crecer con rapidez y hacia adentro, en un marco de estabilidad monetaria y de precios, que fue acentuándose con el tiempo, favoreciendo el desarrollo explosivo del sistema bancario y el mercado financiero». ¿Por qué cambiar el rumbo? Al parecer, íbamos por buen camino; y si México iba bien, se antoja preguntar: ¿por qué cambiamos de rumbo?, ¿por qué cambiamos el esquema de desarrollo ©Centro de Estudios Espinosa Yglesias • Discursos, ponencias y entrevistas López Portillo está logrando superar la crisis • Manuel Espinosa Yglesias • marzo de 1978 que había probado su eficacia? Porque no nos engañemos. No conozco ningún país que haya perdido la estabilidad, que no haya tratado de volver a ella. Y no son pocos los que no lo han conseguido, a pesar de habérselo propuesto. Para nuestra fortuna, no parece ser el caso mexicano. Y ello es fruto, sin duda, de la política monetaria, fiscal y crediticia que ha seguido el gobierno, y del apoyo general que ha recibido en el país. La Alianza para la Producción, creación de nuestro señor Presidente, ha demostrado ser un programa acertado y realista, adecuado a las difíciles circunstancias del momento. Me parece muy digno de ser subrayado el entusiasta apoyo de la banca a los programas de producción y distribución concertados en el marco de la Alianza para la Producción. Una banca que ha merecido, ciertamente, una atención cordial de las autoridades. El Banco de México sigue estudiando nuevas formas, nuevos mecanismos encaminados a estimular al ahorrador y al inversionista. Se piensa, por ejemplo, entre otras cosas, ampliar y fortalecer los fideicomisos constituídos; y se estudia, —según lo acaba de anunciar el señor secretario de Hacienda— «la posibilidad de liberalizar las normas aplicables a la participación accionaria de la banca», en el campo de la pequeña y mediana industria. Me parece un gran acierto. Esencial la estrategia a largo plazo Considero de especial trascendencia el hecho de que ya disponemos de una estrategia para el largo plazo. Qué bueno que sea así, pues eso quiere decir que no andaremos dando tumbos de crisis en crisis, ni atacando los problemas como si no tuviesen relación unos con otros. Sólo una estrategia de desarrollo concebida en esos términos, puede permitir inversiones con perspectivas de éxito, en campos como el agropecuario, la pesca, la silvicultura y la minería, y en el —por fortuna inagotable— filón turístico. Para terminar, quisiera referirme a nuestra riqueza petrolera y volver al tema de la productividad. Se dice que las exportaciones de petróleo pueden cambiar en los próximos 5 años el saldo crónicamente dificitario de la cuenta corriente de nuestra balanza de pagos, para volverlo superavitario. De deudores, pasaríamos a ser acreedores. Resulta muy estimulante escucharlo. Y puede ser así, desde luego, pero a condición que no descuidemos la lucha contra la inflación, es decir, a condición de que ganemos la batalla de productividad. Creo que todos —gobierno, obreros, campesinos, empresas, etc.— deberíamos empeñarnos en ello. Cuando el esfuerzo a favor de la productividad, es un estudio a favor del desarrollo la estabilidad y del bienestar de todos, —concluyó Espinosa Yglesias—.