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Documento de discusión Estrategias de desarrollo en países seleccionados de América Latina y el Caribe, y el enfoque de economía verde Un análisis comparativo i Copyright © Programa de las Naciones Unidas Para el Medio Ambiente, 2013. Está autorizada la reproducción total o parcial de la obra, por cualquier medio físico o electrónico con fines educativos o sin fines de lucro. No se requiere ningún otro permiso especial del titular de los derechos, a condición de que se indique la fuente. El PNUMA agradecerá que se le remita un ejemplar de cualquier texto cuya fuente haya sido la presente publicación. No está autorizado el empleo de esta publicación para venta o para otros usos comerciales sin el permiso previo por escrito del PNUMA. Menciones PNUMA, 2013, Estrategias de desarrollo en países seleccionados de América Latina y el Caribe, y el enfoque de economía verde: un análisis comparativo Descargo de responsabilidad Las designaciones empleadas en el presente trabajo no implican la expresión u opinión por parte del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente relativas al Estado legal de ningún territorio, país, ciudad u otra área o de sus autoridades, o concerniente a la delimitación de sus fronteras o límites. Además, los puntos de vista expresados en esta publicación son de los autores y no reflejan necesariamente los del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente. Créditos de las fotografías: Portada: Lianas colgando de la fronda formada por la selva en el Parque Nacional de Yasuní, en Ecuador Página vi: Página 14: Página 17: Página 19: Página 21: Página 23: Página 25: Página 27: Página 30: Página 35: Página 39: Página 41: Página 43: © Dr. Morley Read/Shutterstock © Galina Barskaya/Shutterstock © Elliotte Rusty Harold/Shutterstock © Eduardo Rivero/Shutterstock © Eduardo Rivero/Shutterstock © Dusan Zidar/Shutterstock © Paul van den Berg/Shutterstock © Bruce Raynor/Shutterstock © avarand/Shutterstock © www.morguefile.com © UNESCO © UNIDO © UNESCO/Francesco Bandarin © Vadim Petrakov/Shutterstock El PNUMA promueve las prácticas favorables al medio ambiente en todo el mundo y en sus propias actividades. Esta publicación ha sido impresa en papel 100% reciclado haciendo uso de prácticas ecológicas. Nuestra política de distribución busca reducir la huella de carbono del PNUMA. Índice SiglasIv Lista de cuadros y tablas Iv AgradecimientosV Prólogo1 Resumen ejecutivo 2 Executive summary 6 1.Introducción 1.1. Conferencia de Río 2012 1.2. Evolución del pensamiento sobre el desarrollo en relación con el desarrollo sostenible 1.3. El concepto de economía verde en los países de Latinoamérica y el Caribe 1.4. Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América 1.5.Metodología 10 10 10 11 12 15 2. Estrategias de desarrollo en los países seleccionados y la economía verde 2.1. República Argentina 2.2. Estado Plurinacional de Bolivia 2.3. República de Cuba 2.4. República del Ecuador 2.5. República de Nicaragua 2.6. República Bolivariana de Venezuela 16 16 18 20 22 24 26 3. Análisis del grado de compatibilidad entre los modelos de desarrollo y la economía verde 3.1. Visión sobre el desarrollo 3.2. Papel del Estado en la regulación del mercado 3.3. Pueblos indígenas, comunidades locales y equidad social 3.4. Naturaleza y desarrollo 3.5. Crecimiento de la economía e indicadores 3.6. Patrones de producción y consumo 3.7. Instrumentos económicos para la protección de los recursos naturales 28 28 29 30 31 31 32 34 4. Análisis de las principales preocupaciones y posicionamiento de los países respecto a la economía verde 4.1. Desarrollo sostenible 4.2. Mercados internacionales y capital financiero 4.3. Comercio y cooperación Norte-Sur 4.4. Transferencia de tecnologías y desarrollo de capacidades nacionales 4.5. Inclusión social 4.6.Competitividad 36 37 37 37 38 38 38 5. Principales conclusiones 40 6. Recomendaciones y próximos pasos 42 Notas43 Bibliografía44 Anexo. Documentos oficiales consultados por país 45 iii Siglas ALBA Alianza Bolivariana para los pueblos de nuestra América AOD Ayuda Oficial al Desarrollo CEPAL Comisión Económica para América Latina y el Caribe CMNUCC Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático CNUDS Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sostenible FNB Felicidad Nacional Bruta – Bután FONAG Fondo para la Protección del Agua de la ciudad de Quito – Ecuador IEV Informe de Economía Verde del PNUMA OCDE Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos PET Plan Estratégico Territorial Nacional – Argentina PIB Producto Interno Bruto PND Plan Nacional de Desarrollo: Bolivia Digna, Soberana, Productiva y Democrática para Vivir Bien PNDH Plan Nacional de Desarrollo Humano - Nicaragua PNDT Política Nacional de Desarrollo y Ordenamiento Territorial - Argentina PNUMA Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente SELA Sistema Económico Latinoamericano y del Caribe SiNDOT Sistema Nacional de Desarrollo y Ordenamiento Territorial - Argentina SIVATSistema de Información, Vinculación y Asistencia Técnica para el Desarrollo y Ordenamiento Territorial Argentina UNCTAD Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo Lista de cuadros y tablas iv Cuadro 1: Cuadro 2: Cuadro 3: Otros modelos de desarrollo más allá de América Latina: el caso de Bután La Revolución Energética de Cuba La iniciativa Yasuní Tabla: Perfil socioeconómico de los países analizados Agradecimientos El presente estudio fue preparado por Jaime Severino y Ronal Gainza-Carmenates, miembros del PNUMA. Steven Stone, Fulai Sheng, Leigh-Ann Hurt, Lowri Rees y Elisa Tonda, todos ellos también miembros del PNUMA, hicieron valiosas observaciones. Simon Lobach y Francis Kerwin del PNUMA ofrecieron apoyo con algunas investigaciones complementarias. Mara Angélica Murillo Correa, Directora Regional Adjunta del PNUMA para América Latina y el Caribe, y Steven Stone, Jefe de la Subdivisión de Economía y Comercio del PNUMA, proveyeron orientación para la preparación de este estudio, realizado bajo la atenta supervisión de Margarita Astrálaga, Directora Regional del PNUMA para América Latina y el Caribe, y de Sylvie Lemmet, Directora de la División de Tecnología, Industria y Economía del PNUMA. Versiones previas de este estudio se beneficiaron de dos reuniones con representantes de los países estudiados. Las reuniones se celebraron en Nueva York el 29 de abril y el 30 de mayo de 2012. En particular, el PNUMA apreció las aportaciones de Raphael Archondo y Carla Espósito Guevara, Misión Permanente del Estado Plurinacional de Bolivia ante la ONU; Jairo Rodríguez Hernández, Misión Permanente de Cuba ante la ONU; Mario Ruales del Ministerio Coordinador de Patrimonio, República del Ecuador; Jasser Jiménez, Misión Permanente de la República de Nicaragua ante la ONU; y Franklin Rangel, Misión Permanente de la República Bolivariana de Venezuela ante la ONU en Nueva York. Un agradecimiento especial a René Orellana, negociador líder para la CNUDS del Estado Plurinacional de Bolivia, por sus valiosas aportaciones. Agradecemos también a las misiones del Estado Plurinacional de Bolivia y del PNUMA en Nueva York por haber sido sede de las dos reuniones de discusión antes mencionadas. Así mismo agradecemos a Juanita Castaño, Desirée León, Fatma Pandey y Rahila Somra del PNUMA por su apoyo administrativo. El texto en español fue editado y revisado por Marco Batta, y maquetado por Diwata Hunziker sobre diseño original de Thomas Gianinazzi. No obstante las valiosas contribuciones de aquellos a quienes hemos mencionado aquí, la responsabilidad por el contenido presentado en este estudio pertenece por completo a los mismos autores. v Glaciar Perito Moreno, Argentina vi Prólogo A pesar de la evidencia cada vez mayor de que transitar hacia una economía verde puede ayudar a los países a alcanzar sus metas de desarrollo sostenible, esta solo ha sido reconocida como uno de muchos caminos, visiones, modelos y herramientas disponibles a los países para construir sociedades más sostenibles, socialmente inclusivas y ecológicamente viables. El debate global dirigido por la ONU sobre la economía verde en un contexto de desarrollo sostenible y de erradicación de la pobreza que culminó en la reunión de Río+20 el año pasado, representó una oportunidad única para las naciones. Gracias a él, pudieron examinar diferentes modelos de desarrollo, subrayar sus éxitos y aprender de sus vecinos. Todo ello representó también un reto para los países, invitándolos a considerar si el camino de la economía verde podría ser útil para sus propios modelos de desarrollo. Al igual que en otras regiones, los países de América Latina y el Caribe son diversos, tanto en lo que se refiere a sus prioridades nacionales como a su forma de afrontar el tema del desarrollo. Aun así, estos países comparten algunas metas, como la mejora en la calidad de vida de sus pueblos y comunidades, así como un profundo respeto por la naturaleza. La mayor parte de los modelos de desarrollo reconoce que el papel del gobierno es esencial para ofrecer incentivos y crear marcos regulatorios que promuevan la protección del ambiente, el progreso económico y la equidad social. Prácticamente todos los países reconocen también el papel que la naturaleza y los ecosistemas juegan en sus planes de desarrollo, así como la necesidad de seguir preservando dichos recursos vitales. Después de una serie de diálogos respetuosos y francos entre el PNUMA y algunos países elegidos de América Latina y el Caribe –a saber, Argentina, Bolivia, Cuba, Ecuador, Nicaragua y Venezuela, se emprendió un estudio más profundo para comprender las convergencias entre, por un lado, los paradigmas propuestos o ya existentes, los diversos caminos para un desarrollo que asegure la salvaguarda y el respeto de la naturaleza y, por otro, el concepto de economía verde en el contexto de un desarrollo sostenible y de erradicación de la pobreza. Construyendo sobre la multiplicidad de las innovadoras y originales iniciativas desarrolladas en la región, el estudio analiza cómo las políticas que promueven una economía que presta especial atención a las emisiones de carbono, al uso eficiente de los recursos y a la inclusión social podrían mejorar potencialmente los esfuerzos de esas naciones para erradicar la pobreza, reducir la desigualdad social e incrementar el bienestar de hombres y mujeres. El estudio Estrategias de desarrollo en países seleccionados de América Latina y el Caribe, y el enfoque de economía verde: un análisis comparativo quiere estimular la reflexión sobre cómo una economía verde puede contribuir a la labor que ya se está realizando en la región para promover el desarrollo sostenible. Sylvie Lemmet Directora de la División de Tecnología, Industria y Economía del PNUMA Margarita Astrálaga Directora Regional del PNUMA para América Latina y el Caribe 1 Resumen ejecutivo El documento El futuro que queremos considera que la economía verde es uno de los instrumentos disponibles más importantes para lograr el desarrollo sostenible y que podría ofrecer alternativas para la formulación de políticas serias. No obstante, el documento afirma que existen diferentes enfoques, visiones y modelos, en función de las circunstancias y prioridades nacionales, para lograr el desarrollo sostenible en sus tres dimensiones. El PNUMA a través de este documento Estrategias de desarrollo en países seleccionados de América Latina y el Caribe, y el enfoque de economía verde: un análisis comparativo se propone crear las bases que guíen un debate regional post Río+20. Dicho debate analizaría las potencialidades de la adopción de una economía verde para llevar a cabo la transición hacia el desarrollo sostenible de los países de la región. El presente estudio centra su análisis en seis países del área que han expresado con mayor fuerza sus inquietudes respecto al concepto de economía verde, a saber: Argentina, Bolivia, Cuba, Ecuador, Nicaragua y Venezuela. A excepción de Argentina, el resto de los países pertenece a la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA). Los objetivos específicos del estudio son tres: identificar los elementos predominantes de las estrategias de desarrollo de los países seleccionados, compararlos con el concepto de economía verde del PNUMA y analizar las inquietudes expresadas por ellos respecto a la adopción de una economía verde como vía para alcanzar el desarrollo sostenible. Con base en siete temas, el análisis comparativo entre los modelos de desarrollo y la economía verde mostró que: Visión sobre el desarrollo Todos los países analizados establecen como fin último de sus estrategias de desarrollo la mejora de las condiciones de vida de las personas y comunidades, definido en los conceptos de Buen vivir (Ecuador), Vivir bien (Bolivia), Suprema felicidad social (Venezuela), Igualdad de derechos y de oportunidades (Cuba). Para Bolivia y Ecuador esta 2 mejora está además ligada a una relación espiritual con la naturaleza y en comunidad con los seres humanos. En ese contexto, la economía verde, entendida como un vehículo de transición hacia el desarrollo sostenible, propone instrumentos que permiten alcanzar los objetivos de desarrollo sostenible en cada país de acuerdo con su situación social, cultural, ambiental, institucional y económica. Papel del Estado y del mercado Existe una visión similar en los países analizados en el sentido de que el paso al desarrollo sostenible, ya sea por medio de una economía verde u otro modelo, requiere necesariamente de una intervención fuerte del gobierno para crear los mecanismos e incentivos adecuados que aseguren el que los esfuerzos humanos, institucionales y financieros estén encaminados a los sectores y actividades que promuevan la protección ambiental, el desarrollo económico y la inclusión social. Al igual que todos los países analizados, el enfoque de economía verde del PNUMA promueve el liderazgo del Estado en la dirección de la economía, regulando el mercado, ya que este por sí solo no es capaz de garantizar condiciones de negociación justas y un consentimiento de las partes realizado de forma verdaderamente voluntaria e informada. Equidad social Se destaca un compromiso especial en este grupo de países con la erradicación de la pobreza. En todos los modelos de desarrollo, la equidad social se considera como uno de los elementos clave para transitar hacia la sostenibilidad. La implementación de políticas de economía verde implica, por definición, una reducción de la desigualdad social. De la misma forma, sociedades más igualitarias permiten un mejor desempeño ambiental. Una economía verde permite alcanzar simultáneamente estándares de vida aceptables y un desarrollo basado en el uso eficiente de los recursos naturales. Las políticas de economía verde deben estar acopladas a políticas igualitarias que garanticen que la calidad de vida de la población sea mantenida o mejorada. Naturaleza y desarrollo Todos los modelos de desarrollo reconocen dimensiones legales respecto a la relación hombrenaturaleza, el derecho individual y colectivo a un medio ambiente sano y el deber de los ciudadanos de preservar el ambiente. La economía verde reconoce que la forma en que tradicionalmente se han considerado los recursos naturales para transformarlos en capital financiero de manera “gratuita” y “permanente” ha causado el deterioro de los ecosistemas comprometiendo el bienestar de generaciones presentes y futuras. Esta visión está alineada con la intención de los países analizados para, entre otros objetivos, pasar del extractivismo a un modelo que valore la naturaleza y utilice los recursos de manera sostenible. Cabe destacar que Ecuador y Bolivia aportan un nuevo enfoque legal a la relación antropocéntrica hombre-naturaleza que hasta ahora ha dominado el concepto del desarrollo sostenible: la naturaleza también tiene derechos que deben ser respetados, promovidos y defendidos. Si bien la economía verde reconoce que los recursos naturales son una fuente fundamental del bienestar y del sustento del desarrollo humano, esta no llega hasta la manifestación explícita de una relación espiritual entre las personas y la naturaleza. Crecimiento de la economía e indicadores A pesar de que los seis países analizados mencionan el crecimiento de la economía como uno de los objetivos de sus modelos de desarrollo, también reconocen que su objetivo final va más allá de la generación de riqueza material e incluye, entre otras cosas, la realización de las aspiraciones de las personas en armonía con el resto de la sociedad y de la naturaleza. Tanto el enfoque de economía verde del PNUMA como varios de los países analizados, hacen hincapié en la necesidad de utilizar nuevos esquemas de contabilidad, que sean acordados internacionalmente y que permitan medir mejor el progreso hacia el desarrollo sostenible. El PNUMA es consciente de las limitaciones que supone el empleo del produto interno bruto (PIB) como indicador de progreso y bienestar humano, y se encuentra actualmente buscando otras alternativas para medir el bienestar humano. Patrones de producción y consumo La mayoría de los países estudiados tienen ya en marcha estrategias para la promoción de patrones de producción y consumo sostenibles, tal como lo propone también la economía verde. Dichas estrategias permitirán aumentar la eficiencia en el uso de los recursos durante la producción así como un cambio en las decisiones de los consumidores. Los patrones de producción y consumo sostenibles, tal como se menciona en el Marco de Programas Decenales (10YPF por sus siglas en inglés), y el enfoque de economía verde son, en ocasiones, vistos como las dos caras de la misma moneda: comparten el objetivo de buscar el desarrollo sostenible y cubren dimensiones de políticas públicas macro y micro económicas, regulaciones, operaciones empresariales así como el comportamiento de la sociedad. Instrumentos económicos para la protección de los recursos naturales Las políticas nacionales de desarrollo de la cuasi totalidad de los países estudiados reconocen las funciones de los ecosistemas y la forma en que su conservación puede ser integrada efectivamente en el desarrollo del país. De hecho, varios instrumentos económicos están siendo actualmente utilizados para la protección del medio ambiente. La economía verde propone un conjunto de instrumentos económicos que podrían ayudar a conservar el medio ambiente y aumentar la equidad y el bienestar social. Sin embargo, depende de cada país adoptar los instrumentos y enfoques más apropiados a sus intereses y a su estatus socio-económico. De igual forma, tanto la economía verde como algunos de los países estudiados, reconocen que los recursos naturales pueden proveer beneficios globales, como el secuestro de carbono o la biodiversidad. En una economía verde la compensación por los beneficios provenientes de las diversas funciones de los ecosistemas, pueden ser vistas como generadora de ingresos estables para retribuir a los pobladores que habitan tales ecosistemas por asegurar dichas funciones. La adopción de mecanismos internacionales para establecer dicha compensación, no debe ir en detrimento de la soberanía de los países. 3 Resumen Ejecutivo El análisis de las inquietudes que los países estudiados tienen respecto a la adopción de una economía verde como una de las vías para alcanzar el desarrollo sostenible sacó a la luz lo siguiente: un llamado para rectificar ese modelo económico y movilizar los recursos para resolver estas necesidades más urgentes. Comercio y cooperación Norte-Sur Desarrollo sostenible La mayoría de los países analizados considera que la economía verde podría ser una de las herramientas para alcanzar el desarrollo sostenible siempre y cuando se adapte a los modelos económicos, a las prioridades de desarrollo y a los marcos políticoinstitucionales de cada país. Sin embargo, esta no debe sustituir al desarrollo sostenible. El PNUMA es consciente de que existen diversos caminos hacia el desarrollo sostenible. A pesar de que promueve la economía verde como uno de ellos, la decisión de qué modelo seguir o construir para transitar hacia el desarrollo sostenible es exclusiva de cada país. Corresponde al Estado asegurar los recursos institucionales, políticos, financieros, así como las capacidades humanas, hacia lo que el país considere sus prioridades en las dimensiones social, económica o ambiental. Mercados internacionales y capital financiero Una parte de los países en estudio demanda una reforma en los mecanismos globales de los mercados financieros y de producción de alimentos, incluyendo la mejora en la transparencia de los mismos. También existe el temor de que la economía verde sea puesta a disposición de los intereses del capital para mercantilizar la naturaleza. La economía verde surgió como respuesta a la especulación, que fue una de las principales causas de la crisis financiera y económica de 2008 y 2009. En las dos décadas anteriores a la crisis hubo demasiada inversión en derivados financieros y muy poca en la economía real y en sectores que la sociedad realmente necesitaba, como seguridad alimentaria, seguridad energética, empleos decentes, transporte público, manejo de residuos, restauración de ecosistemas y educación. El concepto de economía verde surgió en respuesta a dicho desarrollo. La economía verde, según la óptica de PNUMA, es 4 Los países estudiados expresan una gran preocupación de que la economía verde conlleve a la adopción de condiciones, parámetros o normas que puedan generar restricciones encubiertas o discriminaciones arbitrarias injustificables al comercio, la financiación, la Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD) y otras formas de asistencia internacional, llevando a un “proteccionismo verde”. La posición del PNUMA es que los mecanismos internacionales existentes para hacer frente a estas situaciones tendrán que ser fortalecidos para afrontar los nuevos retos. Por otra parte, una economía verde vista desde la óptica del PNUMA es favorable a la eliminación de todos los subsidios perjudiciales que conducen a la degradación del medio ambiente. Transferencia de tecnologías y desarrollo de capacidades nacionales Los países abogan por la creación de mecanismos internacionales adecuados para la transferencia de tecnología y recursos financieros, que permitan a los países en vías de desarrollo transitar hacia un desarrollo sostenible sin costos adicionales. La economía verde busca que la inversión extranjera directa y el comercio internacional fluyan hacia sectores verdes o al enverdecimiento de los sectores existentes. La transferencia de tecnologías, en el marco de una economía verde, considera las prácticas apropiadas que puedan ser producidas localmente y que puedan servir como complemento y no como remplazo, a las tecnologías, conocimientos, culturas y consideraciones éticas del país receptor. Inclusión social Los países manifiestan su preocupación de que en el proceso de implementación de una economía verde ciertos sectores de la población se vean afectados negativamente en su bienestar. En una economía verde, es papel del Estado asegurar el éxito de la adopción de dichas políticas, de forma que los segmentos más pobres de la sociedad sean protegidos de los impactos negativos del cambio en la política pública. La transición hacia una economía verde en gran escala y de forma sostenida involucrará cambios que pueden ser duros, al menos para algunos sectores de la población. De ahí la importancia de que los gobiernos asuman una función de liderazgo en la formulación de políticas y estrategias mediante un proceso inclusivo y transparente para mitigar los impactos en los grupos más vulnerables. A manera de conclusiones generales podríamos decir: Si bien la mayoría de los países analizados han logrado incorporar a sus políticas de desarrollo diversos elementos que rigen la relación de las personas y de las comunidades con el ambiente y la forma de lograr la sostenibilidad, se percibe una brecha entre las posiciones actuales de los países en el plano internacional, muchas veces vanguardistas, y sus políticas actuales de desarrollo. Sin embargo, ello puede atribuirse a la lentitud de algunas legislaciones nacionales para incorporar los temas discutidos y aprobados en el plano internacional. Competitividad Existe el temor a que, en el proceso de adopción de una economía verde, los países en vías de desarrollo pierdan competitividad. Para la mayoría de los países estudiados su competitividad está basada en la abundancia de sus recursos naturales. Sin embargo, si estos recursos no son manejados sosteniblemente, tal como lo propone la economía verde, terminarán por agotarse debido a la extracción continua, a menos que sean renovables. Por ejemplo, la economía verde es partidaria de que el comercio de productos basados sobre la explotación de la diversidad biológica se realice según los principios y criterios de Biocomercio aprobados por la UNCTAD. Estos principios y criterios garantizan, entre otros, que la producción y comercialización de estos bienes sea sostenible y contribuya a una distribución justa y equitativa de los beneficios del uso de la biodiversidad. Por ello el Biocomercio constituye no solo una oportunidad para estos países, sino también una forma de garantizar un uso sostenible de sus recursos naturales. Además, la economía verde propone que se usen los dividendos actuales de la explotación de los recursos naturales en inversión para el enverdecimiento de la economía, como la agricultura sostenible, la energía renovable, las edificaciones sostenibles y el manejo de residuos. Muchas de las posiciones que a lo largo del proceso preparatorio de Río+20 expresaron los países estudiados, fueron primeramente presentadas por el grupo G77 y la China, y finalmente recogidos en el documento final El futuro que queremos. Ello podría significar que estas preocupaciones son también compartidas por un grupo más amplio de países y que los países del ALBA y Argentina jugaron un papel decisivo de liderazgo en la adopción del documento final. Finalmente, el estudio propone al PNUMA y específicamente a su oficina regional para América Latina y el Caribe centrar sus esfuerzos futuros en el tema de economía verde en dos áreas: Diálogo. Continuar el diálogo con los países estudiados, particularmente a través de la promoción de discusiones de alto nivel entre el PNUMA y los gobiernos sobre las posibles vías de incorporar transversal y efectivamente la dimensión ambiental en sus políticas públicas, de acuerdo con sus propias necesidades y perspectivas. Estrategia regional. Definir e implementar una estrategia de trabajo regional sobre economía verde, que incluya a todos los países del área. Dicha estrategia guiará y coordinará el trabajo del PNUMA, y proporcionará un marco de acción regional sobre los compromisos asumidos en Río+20. 5 Executive summary The outcome document of Rio+20, The Future We Want, considers the green economy approach as an important tool for achieving sustainable development and poverty eradication, while providing an opportunity for thoughtful policymaking. It also affirms that there are different approaches, visions and models available to countries, in accordance with their national circumstances and priorities, to achieve their respective sustainable development. Through this paper, Development strategies of selected Latin American and Caribbean countries and the green economy approach: A comparative analysis, UNEP aims to set the foundation for a postRio+20 regional debate on the potential of a green economy transition to sustainable development. The present study focuses on six countries that have expressed major concerns about the concept of green economy, namely: Argentina, Bolivia, Cuba, Ecuador, Nicaragua and Venezuela. All countries, except Argentina, are members of the Bolivarian Alliance for the Peoples of Our America. (ALBA) The specific objective of the study is two- fold: to compare predominant elements of the development strategies of these countries with the green economy approach as defined by UNEP; and to analyze the concerns expressed with regard to the adoption of a green economy as a pathway towards sustainable development. Based on seven themes, the comparative analysis of the countries’ development strategies with the green economy approach finds the following: Vision on development As the ultimate goal of their development strategies, all countries analysed promote the improvement of the lives of their people and communities. Most have developed their specific concept of well-being: Good Living (Ecuador), Living Well (Bolivia), Supreme Social Happiness (Venezuela), Equal Rights and Opportunities (Cuba). In the case of Bolivia and Ecuador, this improvement is also linked to a spiritual relationship with nature and in 6 communion with people. In this context, the green economy approach – as a vehicle for transition to sustainable development – proposes instruments to achieve the objectives of sustainable development in each country in recognition of their social, cultural, environmental, institutional and economic background. In this context, green economy – as a vehicle for transition to sustainable development – proposes instruments to achieve the objectives of sustainable development in each country depending on their social, cultural, environmental, institutional and economic background. Role of the state and the market There is a similar view among the six countries that the transition towards sustainable development, either through a green economy or another model, requires a well-defined government intervention crafted with mechanisms and incentives to ensure that human, institutional and financial efforts are aimed at the sectors and activities that promote environmental protection, economic development and social inclusion. In the same way as the green economy approach, the countries analysed promote the leadership of the state in directing the economy and regulating the market, as the latter alone cannot ensure that trading conditions are always fair and that the agreement of its representatives is obtained in a truly voluntary way. Social equity All countries analyzed have a special commitment to the eradication of poverty and consider social equity as one of the key elements for a transition towards sustainability. Similarly, the implementation of green economy policies implies, by definition, a reduction of social inequality. A green economy simultaneously achieves acceptable living standards and development based on the efficient use of natural resources. At the same time, green economy policies must be coupled with egalitarian policies to ensure that people’s quality of life is maintained or improved. More egalitarian societies lead to better environmental performance. Nature and development All development strategies studied include legal instruments that regulate the relationship between man and nature, the individual and collective rights to a healthy environment, and the duty of citizens to preserve the environment. Likewise, the green economy approach recognizes that the way in which natural resources have been traditionally transformed into financial capital, as if they were a resource “free for the taking”, has caused a permanent deterioration of ecosystems and compromised the well-being of present and future generations. This point of view is in line with the intention of these countries, among other objectives, to move from an extractive-based development model to one that values nature and uses resources sustainably. It is noteworthy that Ecuador and Bolivia have added a new legal dimension to the human-centered perspective on the relationship between man and nature, which has so far been dominant in sustainable development: nature also has rights that must be respected, promoted and defended. While the green economy approach recognizes that natural resources are a critical source of well-being and livelihood essential for human development, it does not explicitly express a spiritual relationship between humans and nature. Economic growth and indicators Although all six countries mentioned economic growth as one of their development objectives, they also recognize that their ultimate goal goes beyond material wealth generation, and includes, inter alia, the fulfilment of people’s aspirations in harmony with the rest of society and nature. Both UNEP’s green economy concept and the countries analysed emphasize the need to use new accounting schemes that are internationally considered to better measure progress towards sustainable development. UNEP is aware of the limitations of using gross domestic product as an indicator of human well-being and is currently engaged in searching for alternatives that better capture this aspect. Sustainable consumption and production Most countries have embarked on national initiatives to accelerate the shift towards sustainable consumption and production, as endorsed by the green economy approach. These initiatives will enhance the efficient use of resources during production processes and promote awareness about sustainable consumption. Sustainable production and consumption, as stated in the 10Year Framework of Programmes on Sustainable Consumption and Production and the green economy approach, are sometimes seen as two sides of the same coin: they share the goal of seeking sustainable development and cover the macro and micro aspects of economic public policy, regulations, business operations and societal behaviour. Economic instruments for environmental protection The national development strategies of nearly all the countries recognize the functions of ecosystems and how their conservation can be effectively integrated into the country’s development. In this regard, several economic instruments are currently being used for environmental protection in these countries. Similarly, the green economy approach offers a range of economic instruments that could help preserve the environment and increase equity and social well-being. Nevertheless, it is the choice of each country to adopt the most appropriate approaches and tools based on its national interests and socio-economic status. As such, both the green economy approach and some of the countries analysed recognize that natural resources can provide global benefits, such as carbon sequestration and biodiversity conservation. In a green economy, it is possible to compensate those who provide these functions and could be a source of a stable stream of revenue for service providers. However, the green economy approach believes that the adoption of international mechanisms for environmental protection should not be detrimental to the sovereignty of countries. 7 Executive Summary The analysis of the countries’ concerns regarding the adoption of green economy as a pathway towards sustainable development sheds light on the following issues: Sustainable development A majority of the six countries analysed consider that a green economy could be an important tool to achieve sustainable development, as long as it is adapted to the economic development strategies, development priorities, and political and institutional frameworks of each country. However, a green economy should not replace sustainable development. UNEP recognizes that there are different paths to reach sustainable development. While it is promoting the green economy approach, the decision about how to move towards sustainable development remains each country’s choice. It is the state’s responsibility to ensure the institutional, political, financial and human capacities as well as achieve what the country considers its priorities in the social, economic or environmental pillars. International markets and financial capital Some of the countries studied demand a reform of the global financial and food production markets, including an improvement in their transparency. They also fear that the green economy can be used as a tool for financial capital to transform nature into merchandise. In the past two decades, there was substantial investment in financial derivatives and inadequate investment in the real economy and in sectors that cater to the needs of society, such as food security, energy security, decent jobs, public transport, waste management, restoration of ecosystems and education. The green economy approach emerged in response to such needs. From UNEP’s point of view, a green economy approach is a call to rectify this economic model and mobilize resources to address these urgent needs. 8 Trade and North-South cooperation The six countries expressed their particular concern that the green economy approach may lead to the adoption of conditions, parameters or rules that could produce disguised restrictions or arbitrary and unjustifiable discrimination related to trade, finance, Official Development Assistance and other forms of international assistance, which in turn could lead to “green protectionism”. In this regard, a green economy, as defined by UNEP, supports the elimination of all harmful subsidies that lead to environmental degradation. In addition, UNEP’s position calls for the strengthening of existing international mechanisms to address these concerns and meet these new challenges. Technology transfer and development of national capacities The six countries advocate for the creation of appropriate international mechanisms for the transfer of technology and financial resources to enable developing countries to move towards sustainable development without additional costs. A green economy approach envisions a flow of foreign direct investment and international trade towards green sectors or towards the greening of existing sectors. Technology transfer, within a green economy framework, considers appropriate local practices that could complement, but not replace, the technologies, knowledge, cultures and ethical considerations of the host country. Social inclusiveness The countries have expressed concern over the negative impact of a green economy approach on the welfare of certain sectors of the population. In a green economy, it is the state’s role to ensure the success of the adoption of policies that assure that the poorest segments of society are protected from the negative impacts of change in public policy. The transformation to a green economy on a large scale and in a sustained way would involve changes that could be difficult, at least for some segments of the population. For this reason, it is of the highest importance that governments take a leading role in the formulation of policies and strategies through an inclusive and transparent process in order to mitigate the impacts on the most vulnerable groups. Competitiveness Countries are concerned over the fact that in the process of adopting a green economy, developing countries would become less competitive. For most of the countries included in this study, their competitiveness is based on the abundance of their natural resources. However, if these resources are not renewed and managed sustainably, as proposed by a green economy, continuous extraction will result in countries running out of these resources. For example, a green economy promotes that the trade of biodiversity products be organized accordingly to the Principles and Criteria adopted by UNCTAD. This ensures, inter alia, that the production and marketing of these goods are sustainable and contribute to a fair and equitable sharing of benefits from the use of biodiversity. BioTrade is not only an economic opportunity for countries, but also a way to ensure the sustainable use of natural resources. In addition, the green economy approach proposes the use the dividends from the exploitation of natural resources to green the economy, e.g., sustainable agriculture, renewable energy, sustainable buildings and waste management. Furthermore, the study finds that: for achieving sustainability, there is a gap between the position of the countries, often very innovative, which is expressed in the international arena, and their current development policies. However, this gap may be intrinsic to the process of public policy creation, where issues discussed and approved at international forums are incorporated into national legislation with a certain delay. Many of the concerns stated by the group of countries during the Rio+20 preparatory process were first presented by the G77 and China group and finally included in the outcome document The Future We Want. This could be a sign that these concerns are shared by many other developing countries and that the ALBA group and Argentina played a decisive leadership role in the negotiation of the final text. In conclusion, the study recommends that UNEP, and specifically its Regional Office for Latin America and the Caribbean, focus its future green economy efforts on two areas: Dialogue – Continue the dialogue with this group of countries, particularly through the promotion of high-level discussions between UNEP and governments, on possible ways to effectively incorporate the environmental dimension into their policies, according to their own needs and perspectives. Regional strategy – Define and implement a regional green economy strategy that includes all countries in the area. Such a strategy could help guide and coordinate the work of UNEP, and provide a framework for regional action on commitments made at Rio+20. Although most of the countries analysed have integrated into their development strategies certain elements that govern the relationship of human and communities with the environment and the pathways 9 1 Introducción “Estrategias de desarrollo en países seleccionados de América Latina y el Caribe, y el enfoque de economía verde: un análisis comparativo” tuvo su origen durante la XVIII Reunión del Foro de Ministros de Medio Ambiente de América Latina y el Caribe realizada en Quito, Ecuador, en febrero de 2012. Allí diversos delegados solicitaron al PNUMA realizar un análisis que comparara las diferentes posturas ante el desarrollo sostenible en la región y su relación con la economía verde. El presente estudio se llevó a cabo entre abril y julio de 2012, y centra su análisis en seis países del área que han expresado con más fuerza sus inquietudes respecto al concepto de economía verde, a saber: Argentina, Bolivia, Cuba, Ecuador, Nicaragua y Venezuela. 1.1 Conferencia de Río 2012 La Cumbre de la Tierra Río+20, como se le conoce también a la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sostenible (CNUDS), tuvo lugar del 20 al 22 de junio de 2012 en Río de Janeiro, Brasil. Los propósitos de la misma estuvieron encaminados a revisar y actualizar la implementación del concepto de desarrollo sostenible y, al mismo tiempo, revivir el espíritu de Río 92, de integración y unidad global. La cumbre, además, giró en torno a dos temáticas fundamentales: 1.2Evolución del pensamiento sobre el desarrollo en relación con el desarrollo sostenible Aunque se está lejos de generar un consenso en relación con una definición única sobre el desarrollo sostenible, también es cierto que se han hecho esfuerzos muy importantes por tener una referencia general que guíe las acciones de los Estados y los pueblos hacia el logro de dicho objetivo. En este sentido, la definición mayormente aceptada corresponde a la del informe Nuestro futuro común (conocido como el informe Brundtland): “es el desarrollo que satisface las necesidades del presente sin comprometer la habilidad de las generaciones futuras de satisfacer sus propias necesidades” (UNGA, 1987). el marco institucional para el desarrollo sostenible. Es importante reconocer que muchos países y regiones entienden que es necesario promover la armonía con la naturaleza para lograr el desarrollo sostenible para las generaciones presentes y futuras. Una visión holística e integrada ayudará a restaurar la salud y la integridad de los ecosistemas de la Tierra. El documento final de la Conferencia, El futuro que queremos (UNCSD, 2012), reafirma los compromisos establecidos en la Agenda 21, así como el Plan de Implementación de Johannesburgo. Reconoce también que el desarrollo de los países y las regiones ha sido desigual desde las cumbres anteriores, y que el desarrollo sostenible debe ser inclusivo y beneficiar a todos. Además pide que “se adopten enfoques globales e integrados del desarrollo sostenible que lleven a la humanidad a vivir en armonía con la naturaleza y conduzcan a la adopción de medidas para restablecer el Estado y la integridad del ecosistema de la Tierra”. El desarrollo sostenible, pensado desde esta perspectiva, es un proceso de cambio progresivo en la calidad de vida del ser humano que asegura una relación armoniosa entre los humanos y entre estos y el mundo natural. Este proceso implica el respeto a la diversidad étnica y cultural ya sea local, regional o nacional. También implica el fortalecimiento y la plena participación ciudadana, en convivencia pacífica y en armonía con la naturaleza, así como la lucha contra la pobreza. Igualmente, implica que la sostenibilidad a nivel local no se logra si no se trabaja también en un nivel global. una economía verde en el contexto del desarrollo sostenible y la erradicación de la pobreza, y 10 La CNUDS coincidió con el 40 aniversario de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente Humano, celebrada en Estocolmo en 1972, con los veinte años de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo en Río de Janeiro en 1992, y con los diez años después de la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Sostenible de Johannesburgo. Los retos que presenta la transición hacia el desarrollo sostenible conllevan encontrar nuevas normas, instituciones, políticas y, sobre todo, nuevas conductas individuales que sean coherentes con los principios de la sostenibilidad. Desde la Conferencia de Río en 1992, los países han buscado instaurar estos paradigmas, ya sea creando nuevos o recuperándolos de cosmovisiones existentes en sus pueblos originarios. Derivado de las crisis financiera, energética y alimentaria, acentuadas en 2008, el PNUMA hizo un llamado, conocido como el Nuevo Acuerdo Verde Global, para incluir en los paquetes de recuperación económica inversiones públicas y una serie de reformas complementarias de políticas públicas. Con dichas políticas públicas se pretendía impulsar la transición hacia el desarrollo sostenible mediante una economía verde, al mismo tiempo que se vigorizaban las economías, se creaban empleos y se abordaba la pobreza persistente (PNUMA, 2009). De allí surge la idea de la economía verde como un concepto que al utilizarse contribuya al logro del desarrollo sostenible. Al respecto, el PNUMA en su documento Hacia una economía verde: guía para el desarrollo sostenible y la erradicación de la pobreza, conocido como Informe de Economía Verde (IEV) define la economía verde como una economía que “debe mejorar el bienestar del ser humano y la equidad social, mientras reduce significativamente los riesgos ambientales y las escaseces ecológicas” (PNUMA, 2011). Desde esta perspectiva, la economía verde supone una visión del desarrollo que trasciende la vieja concepción fundada en el crecimiento ilimitado y sugiere el uso sostenible de los recursos, procurando la participación de la sociedad en la toma de decisiones sobre los mismos. Transitar hacia este nuevo paradigma dependerá de la creación de un ambiente propicio incluyendo: (i) el fortalecimiento de la gobernanza ambiental global; (ii) el establecimiento de marcos regulatorios sólidos que fomenten las inversiones de carácter ambiental tales como incentivos fiscales, subsidios con externalidades positivas y favorecer compras públicas sostenibles; (iii) la limitación del gasto estatal en áreas perjudiciales para el capital natural; (iv) la inversión en el desarrollo de capacidades, formación y educación; (v) y la aplicación de instrumentos económicos que permitan crear fuentes de financiamiento para el área ambiental (PNUMA, 2011). 1.3El concepto de economía verde en los países de Latinoamérica y el Caribe El proceso preparatorio internacional para Río+20, contó con múltiples foros de análisis, discusión y negociación para definir tanto los alcances como las formas de lograr una economía verde que permita alcanzar el desarrollo sostenible. Además se realizaron diversas reuniones regionales para discutir y definir posiciones conjuntas. En septiembre de 2011, en el marco del proceso preparatorio formal, se llevó a cabo la Reunión Preparatoria para la Región de América Latina y el Caribe, de la que resultó una serie de conclusiones en la que no existe mención al término economía verde, reflejando la falta de consenso sobre el tema (CEPAL, 2011). De forma similar, en la XVIII Reunión del Foro de Ministros de Medio Ambiente de América Latina y el Caribe, a principios de 2012, el tema se discutió solo tangencialmente, aunque uno de los principales temas a tratar fueron las perspectivas de los Ministerios de Ambiente de la región de cara a Río+20, quedando también ausente de la declaración final de la reunión (PNUMA, 2012). A pesar de ello, hubo pronunciamientos de algunos países en relación al concepto de economía verde, explicando su preferencia por el término de economía ecológica. Algunos países de la región han visto este nuevo paradigma como una vía para alcanzar sus metas de desarrollo sostenible. Por ejemplo, Barbados llevó a cabo un estudio de prospección de economía verde en cooperación con el PNUMA, el cual fue presentado por el Primer Ministro Freundel J. Stuart en marzo de 2012. Este estudio identifica las fortalezas, debilidades, barreras y oportunidades del modelo de desarrollo del país para transitar hacia una economía ambientalmente sostenible y socialmente inclusiva (GoB et al, 2012). México también comenzó recientemente un estudio similar (SEMARNAT, 2012). 11 Introducción Sin embargo, otros países han mostrado menos entusiasmo y han expresado abiertamente su desacuerdo. Dadas las diferentes posturas que existen entre los países de América Latina y el Caribe, evidenciadas con mucha claridad en las posiciones enviadas por los países a la Secretaría de la CNUDS para el documento de compilación y sus participaciones durante el proceso preparatorio de la CNUDS, resultó de fundamental importancia encontrar puntos de coincidencia que permitieran presentar una postura unificada acerca de la visión que se tiene en la región sobre el concepto de desarrollo1. Fueron muchas las inquietudes sobre la economía verde expuestas en el primer borrador de decisión de la Conferencia (zero draft). En el proceso preparatorio para la CNUDS, hubo un análisis de las ideas comunes entre el documento de negociación y las propuestas de los países que han mostrado preocupaciones por el concepto. Esto permitió la construcción de una declaratoria que incorporó las visiones e inquietudes de todos los países. Adicionalmente, fuera del escenario de las negociaciones previas a Río+20, el Sistema Económico Latinoamericano y del Caribe (SELA, 2012), elaboró un análisis en el que se hace una comparación de las definiciones de economía verde usada por el PNUMA, crecimiento verde usada por la OCDE y se contrastan con el concepto de economía verde redistributiva, como una propuesta desde los países de la región. La economía verde, según lo señalado en el informe publicado por el PNUMA, permitiría tener un desarrollo con bajas emisiones de carbono, eficiente en el uso de los recursos naturales y socialmente inclusivo, que facilitaría el tránsito hacia el desarrollo sostenible. Para lograrlo promueve una serie de medidas, algunas de ellas destinadas a corregir fallas del mercado. Dichas medidas crearían las condiciones para lograr esta transformación. La iniciativa ha encontrado oposición en algunos países de América Latina y el Caribe, quienes han cuestionado la efectividad del modelo basado en los mercados y en los instrumentos económicos, así como el compromiso internacional con el desarrollo sostenible. Estos países reaccionaron contra la Iniciativa argumentando que el simple hecho de enverdecer la economía no resolvería los problemas generados por un sistema de libre mercado y acumulación de riqueza. Es necesario –sostienen– modificar el paradigma de desarrollo para que anteponga el bienestar de las personas, en armonía con la naturaleza y la restauración del balance ecológico, a la acumulación de bienes2. 12 Este concepto ya ha quedado reflejado en varias constituciones políticas y en la planeación nacional del desarrollo de los países en cuestión. Después de la Conferencia, algunos países continúan mostrado su insatisfacción respecto a la falta de acuerdo o contundencia sobre algunos puntos. Por ejemplo, se crítica que todavía persista la lógica antropocéntrica en la que prima el hombre sobre la naturaleza, colocándolo en el centro del desarrollo sostenible, o la falta de aplicación o suscripción universal a la Declaración sobre los derechos de los pueblos indígenas y de la importancia de crear una “ética de conservación”, basada sobre el derecho de la naturaleza (Orellana y Pacheco, 2012). En este contexto, resulta de gran importancia generar un debate regional post Río+20 acerca de las potencialidades que la adopción de una economía verde tendría en la transición hacia el desarrollo sostenible para los países de la región. Por esta razón, el PNUMA pretende con este documento crear las bases que guíen este diálogo a través de un análisis de los elementos comunes entre las estrategias de desarrollo de los países seleccionados y la economía verde, en el contexto de un desarrollo sostenible. Además, el estudio da respuestas a las principales inquietudes expresadas por estos países respecto a la economía verde durante el proceso preparatorio de Río+20. 1.4.Alianza Bolivariana para los pueblos de nuestra América A excepción de Argentina, el resto de países seleccionados para este estudio pertenecen al ALBA 3. A pesar de ser una organización regional joven, el ALBA se ha ido consolidando en los últimos años y ha ganado terreno en el plano internacional. Quizás el primer y más conocido rol del ALBA en cuestiones ambientales, fue durante la decimoquinta Conferencia de las Partes a la Convención de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (CMNUCC) celebrada en Copenhague, Dinamarca (2009). El grupo encabezado por Bolivia, Venezuela y Cuba denunció la falta de compromisos tangibles por parte de los países desarrollados (anexo I de la CMNUCC) e impidieron que se aprobara un nuevo acuerdo climático. Estos países consideraron insuficiente el acuerdo firmado en la Conferencia, dada la gravedad del problema. Tabla. Perfil socioeconómico de los países analizados Extensión territorial en km2 Población (millones de habitantes)1 PIB (miles de millones de dólares)1 GDP per cápita (US$)1 IDH2 Valor de la moneda nacional (dólares)1 Huella ecológica per cápita (gha)3 Desempleo1 (%) Argentina Bolivia Cuba Ecuador Nicaragua Venezuela 2,780,400i 1,980,581 ii 111,860 iii 283,561 iv 130,370 v 912,050 vi 40.76d 10.09d 11.25d 14.67d 5.87d 29.28d 446.00d 23.95d 60.81a 65.95d 9.317d 316.50d 10,942.0d 2,374.0d 5,396.9a 4,496.5d 1,587.2d 10,809.6d 0.797d 0.663d 0.776d 0.720d 0.589d 0.735d Peso argentino (ARS) 4.57 Boliviano (BOB) 6.96 Peso cubano (CUP) 1 Dólar (US) 1 Córdoba (NIO) 1.56 Bolívar (VEB) 23.58 2.60c 2.57c 1.80c 1.89c 1.56c 2.89c 7.1e 6.0c 1.6a 6.5b 5.9b 7.6b Fuentes: 1 2 3 B ase de datos del Banco Mundial: www.worldbank.org (abril 2013) IDH tomado de Human Development Report 2011 – Human development statistical annex. HDRO (Human Development Report Office) United Nations Development Programme, pp. 127-130 (2 de noviembre de 2011) Datos de la huella ecológica tomados de Ecological Footprint Atlas 2010. Global Footprint Network (13 de octubre de 2010) Más recientemente el ALBA ha jugado un papel importante en las negociaciones previas a Río+20 dentro del grupo G77+China logrando la inclusión de los siguientes temas, entre algunos otros, en la propuesta que el G77+China presentó en Río+20 (Orellana, 2012): la inclusión de un acápite de armonía con la naturaleza, incluyendo la regeneración y adaptación de los ecosistemas y la promoción de una declaración universal de los derechos de la naturaleza; el reconocimiento del derecho al agua segura y limpia, y el derecho al saneamiento básico como un derecho humano esencial; introducir en el debate la seguridad alimentaria como la meta principal, aunque no se ha logrado un consenso dentro del G77; el reconocimiento del rol de las comunidades indígenas y de los pequeños productores tradicionales i INDEC (Instituto Nacional de Estadística y Censos) a ii INE (Instituto Nacional de Estadística de Bolivia) b 2009 iii ONE (Oficina Nacional de Estadísticas de Cuba) c 2010 iv INEC (Instituto Nacional de Estadísticas y Censos de Ecuador) d 2011 e 2012 v INIDE (Instituto Nacional de Información de Desarrollo de Nicaragua) vi INE (Instituto Nacional de Estadística de Venezuela) 2008 en la provisión de semillas y la conservación de la biodiversidad en los países en vías de desarrollo; promover y garantizar el acceso y la seguridad jurídica de la tierra a los pueblos indígenas; la reforma del sistema y la arquitectura financiera global, promoviendo una mayor participación de los países en vías de desarrollo; la necesidad de un nuevo orden económico internacional basado en los principios de equidad, soberanía, intereses comunes, interdependencia y cooperación entre los Estados; la transformación de los patrones de consumo y producción, principalmente en los países desarrollados; la necesidad de nuevos indicadores de desarrollo que superen las limitaciones del Producto Interno Bruto. 13 Introducción El Tocororo (Priotelus temnurus), ave nacional de Cuba 14 1.5Metodología La búsqueda de elementos comunes para desarrollar un diálogo constructivo sobre economía verde y desarrollo sostenible, en el contexto de Río+20, supone indagar sobre los siguientes objetivos específicos: identificar los elementos predominantes de las estrategias de desarrollo de los países seleccionados y compararlos con el concepto de economía verde del PNUMA y, analizar las inquietudes expresadas por los países en estudio respecto a la adopción de una economía verde como vía para alcanzar el desarrollo sostenible. En la elaboración de este estudio se consultaron los documentos oficiales de la planificación del desarrollo de los países elegidos, comunicaciones de los países al secretariado de la Conferencia Río+20, declaraciones en las sesiones de negociación, el Informe de Economía Verde y otras publicaciones generadas por el PNUMA y la Conferencia (en el Anexo se presenta una lista de los principales documentos consultados para cada país). La información obtenida se analizó en dos niveles principalmente. Primero, cómo los países en estudio han implementado su concepción del desarrollo hacia su política interna, reflejada principalmente en los documentos oficiales de planeación del desarrollo. Segundo, cuál es su visión del desarrollo sostenible y sus inquietudes en el plano internacional, expresadas principalmente en el marco de negociaciones de la Conferencia Río+20. En ambos niveles se realiza un análisis conjunto de las visiones de todos los países por temas y se comparan con el enfoque de economía verde que promueve el PNUMA. Finalmente, el estudio siguió un enfoque participativo. Dos versiones preliminares se presentaron y discutieron directamente con representantes de los países participantes (28 de abril de 2012 y 30 de mayo de 2012, en la ciudad de Nueva York). Estos encuentros fueron una oportunidad para la retroalimentación y el intercambio sobre economía verde entre el PNUMA y los países, lo que garantizó que el documento final reflejara los puntos de vista, visiones y posiciones de los países participantes. 15 2 Estrategias de desarrollo en los países seleccionados y la economía verde Esta sección resume los principales elementos reflejados en la legislación y políticas de desarrollo vigentes en los países seleccionados para alcanzar el desarrollo sostenible. Conviene aclarar que este estudio no pretende realizar una descripción detallada de las políticas de desarrollo ni una evaluación de la efectividad o del nivel de implementación de tales elementos, sino únicamente mostrar los elementos más relevantes que permitan conocer la postura de cada uno de los países respecto a la forma de alcanzar la sostenibilidad. 2.1 República Argentina En los últimos años, Argentina ha trabajado en la creación de un marco legal propicio para guiar al país hacia el desarrollo sostenible. El concepto de desarrollo sostenible forma parte de la Constitución Nacional Argentina (1995), que establece en su Artículo 41 el derecho de todos los habitantes a “un ambiente sano, equilibrado y apto para el desarrollo humano y para que las actividades productivas satisfagan las necesidades presentes sin comprometer las de las generaciones futuras”. De forma similar también establece el deber de los ciudadanos de preservar el ambiente y la obligación de las autoridades de garantizar la utilización racional de los recursos naturales, la preservación del patrimonio natural y cultural, y la diversidad biológica. La crisis económica, política y social que afectó a Argentina durante los años 2000 y 2001, obligó al país a repensar su modelo de desarrollo. Como resultado de ese proceso, el gobierno diseñó la Política Nacional de Desarrollo y Ordenamiento Territorial (PNDT), con el objetivo de “guiar las acciones con impacto espacial hacia un crecimiento equilibrado, integrado, sustentable y socialmente justo del territorio argentino y construir mecanismos de intervención más adecuados para aprovechar las oportunidades de desarrollo”. La PNDT toma en cuenta la diversidad de condiciones y potencialidades ambientales, sociales y económicas del territorio nacional, así como la necesidad de articular las acciones de los diferentes niveles de gobierno y de todos los actores involucrados en el proceso de desarrollo. 16 Para guiar la implementación de la PNDT, en el 2004 se aprobó la Política y Estrategia Nacional de Desarrollo y Ordenamiento Territorial, Construyendo una Argentina equilibrada, integrada, sustentable y socialmente justa. Dicho documento tiene una visión a mediano plazo (2016) y el mismo establece los mecanismos e instrumentos para ejecutar la PNDT con el fin de lograr la visión que se espera del país en el futuro. Además se recalca la labor del Estado como promotor y líder de las políticas y estrategias operativas para lograr los objetivos del PNDT, bajo la perspectiva del panorama internacional y de cooperación y acción del que el país forma parte. Para articular efectivamente la PNDT se creó el Sistema Nacional de Desarrollo y Ordenamiento Territorial (SiNDOT). El SiNDOT cuenta con tres herramientas principales: el Plan Estratégico Territorial Nacional (PET), el Sistema de Información, Vinculación y Asistencia Técnica para el Desarrollo y Ordenamiento Territorial (SIVAT) y el Marco Legal y Normativo. El PET es una política descentralizada, dinámica y flexible que permite a las provincias y municipios diseñar y reorientar creativamente el desarrollo de su territorio. No obstante, las regiones deben elaborar planes a corto y mediano plazo siguiendo los siguientes objetivos: desarrollar la identidad territorial, cultural y el sentido de pertenencia al territorio argentino; alcanzar el progreso económico según sus capacidades y proyectos personales sin necesidad de abandonar su región de origen; alcanzar la sustentabilidad ambiental de su territorio para garantizar la disponibilidad actual y futura de los recursos del mismo; participar plenamente en la gestión democrática del territorio en todas sus escalas; y acceder a los bienes y servicios esenciales, posibilitando el desarrollo personal y colectivo, y una elevada calidad de vida en todos los rincones del país. Otros instrumentos que apoyan la construcción de un modelo de desarrollo sostenible en Argentina son: la Ley General del Ambiente (2002); la Ley de Presupuestos Mínimos para la Protección de Bosques Nativos (2007); la propuesta de Ley Nacional de Ordenamiento Territorial. La Ley General del Ambiente “provee las condiciones necesarias para garantizar la dinámica de los sistemas ecológicos, mantener su capacidad de carga y, en general, asegurar la preservación ambiental y el desarrollo sustentable”. También establece los principios por los que se debe regir la aplicación de la política ambiental, así como algunas normativas para su cumplimiento e instituye que el régimen económico sirva como un instrumento para la promoción del desarrollo sostenible. La Ley de Presupuestos Mínimos para la Protección de Bosques Nativos creó el Fondo Nacional para el Enriquecimiento y la Conservación de Bosques Nativos. Dicho fondo se nutre de asignaciones federales no menores al 0.3% del presupuesto nacional anual; del 2% del total de las retenciones a las exportaciones de productos primarios y secundarios provenientes de la agricultura, ganadería y sector forestal, entre otros. El fondo compensa a los titulares, públicos o privados, de las tierras que conserven sus bosques nativos por los servicios ambientales que estos brindan. Por último, actualmente se impulsa la propuesta de la Ley Nacional de Ordenamiento Territorial que establecería las condiciones marco para institucionalizar la planeación del desarrollo sostenible. El proceso previo a este anteproyecto de ley incluyó la participación de una gran diversidad de actores pertenecientes a los gobiernos regionales. Pescadores en la Patagonia, Argentina 17 Estrategias de desarrollo en los países seleccionados y la economía verde 2.2 Estado Plurinacional de Bolivia La Constitución Política del Estado Plurinacional de Bolivia, promulgada en 2008, se orienta decididamente hacia la integración de los pueblos indígenas originarios y campesinos en la dinámica nacional, dándoles un rol preponderante en la consecución del desarrollo y la promoción de la equidad social. Con esta nueva Constitución, el Estado Boliviano se transforma para ser conformado por el cúmulo de naciones y pueblos originarios, adoptando sus cosmovisiones en la definición de las estrategias de desarrollo. Dicha Constitución establece como un derecho de las personas “un medio ambiente saludable, protegido y equilibrado. El ejercicio de este derecho debe permitir a los individuos y colectividades de las presentes y futuras generaciones, además de otros seres vivos, desarrollarse de manera normal y permanente”. A la vez establece la responsabilidad del Estado y las personas de proteger, conservar y aprovechar de manera sostenible los recursos naturales y reconoce que el patrimonio natural “es de interés público y de carácter estratégico para el desarrollo sustentable del país y que su conservación y aprovechamiento para beneficio de la población será responsabilidad y atribución exclusiva del Estado, y no comprometerá la soberanía sobre los recursos naturales”. Bolivia, para reflejar la importancia que tiene la naturaleza en la cosmovisión de sus pueblos, ha establecido la Ley de los Derechos de la Madre Tierra (2010), dentro de los que resalta en primer lugar “el derecho al mantenimiento de la integridad de los sistemas de vida y los procesos naturales que los sustentan, así como las capacidades y condiciones para su regeneración”. Junto con el resto de los derechos establecidos en la Ley de los Derechos de la Madre Tierra, se busca garantizar “la integralidad de los sistemas y los procesos naturales que los sustentan” mediante la preservación del equilibrio y la posibilidad de restauración, mas no sugieren que deba existir una conservación total de los sistemas naturales. 18 Para articular la renovada legislación del país, el Plan Nacional de Desarrollo: Bolivia Digna, Soberana, Productiva y Democrática para Vivir Bien (PND) establece que se deberá cambiar “el modelo de desarrollo primario exportador por uno sustentado en la filosofía del “vivir bien”, que plantea fundamentalmente la complementariedad entre el acceso y disfrute de los bienes materiales, y la realización efectiva, subjetiva y espiritual, en armonía con la naturaleza y en comunidad con los seres humanos. Dicho desarrollo debe contribuir a la construcción de un nuevo Estado plurinacional, promotor y protagonista del desarrollo social comunitario, que redistribuye equitativamente la riqueza, ingresos y oportunidades”. De acuerdo con el PND, “la concepción lineal y secuencial de progreso es insuficiente para comprender esta concepción de desarrollo que proponemos porque requiere de la comprensión integral, holística, radial y acumulativa, capaz de abarcar la simultaneidad de situaciones no homogéneas, pero enriquecedoras e incorporar, a la vez, desde lo cultural, lo económico, lo político y lo social diversas prácticas y conocimientos provenientes de actores sociales diferentes, portadores de intereses, expectativas y percepciones contrapuestos“. Además el documento establece una integración efectiva de los pueblos indígenas y originarios en las decisiones económicas y políticas del Estado, incluida la planeación del desarrollo, así como un cambio de paradigma de una lógica civilizatoria, centrada en el mercado, el individualismo y el consumismo a un nuevo modelo estatal de la diversidad que permita relaciones simétricas de poder en un comunitarismo intercultural democrático. Uno de los objetivos del PND es alcanzar altas tasas de crecimiento del PIB, tomando ventaja de las rentas del sector extractivo para fomentar una diversificación de la economía como una forma de distribuir los excedentes económicos hacia sectores con potenciales productivos como el agropecuario y la agroindustria. Danzantes del carnaval de Oruro en Bolivia, declarado Patrimonio Mundial de la Humanidad por la UNESCO el 5 de marzo de 2011 19 Estrategias de desarrollo en los países seleccionados y la economía verde 2.3 República de Cuba La Constitución Política de la República de Cuba de 1976, en su artículo 14, establece que “en la República de Cuba rige el sistema de economía basado en la propiedad socialista de todo el pueblo sobre los medios fundamentales de producción y en la supresión de la explotación del hombre por el hombre, y que rige el principio de distribución socialista de cada cual según su capacidad, a cada cual según su trabajo”. De esta forma, la propiedad social prevalece sobre la privada y es el Estado quien administra los bienes que integran la propiedad de todo el pueblo, para lo que podrá crear empresas y entidades para lograrlo. De esta forma es el Estado quien dirige y controla la producción y comercio interno y externo. El artículo 27 de la Constitución afirma que “el Estado protege el medio ambiente y los recursos naturales del país. Reconoce su estrecha vinculación con el desarrollo económico y social sostenible para hacer más racional la vida humana y asegurar la supervivencia, el bienestar y la seguridad de las generaciones actuales y futuras,” y, además “es deber de los ciudadanos contribuir a la protección del agua, la atmósfera, la conservación del suelo, la flora, la fauna y todo el rico potencial de la naturaleza”. Los Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución3 agregan que el modelo de desarrollo “reconocerá y promoverá, además de la empresa estatal socialista, forma principal en la economía nacional, a las modalidades de la inversión extranjera, las cooperativas, los agricultores pequeños, los usufructuarios, los arrendatarios, los trabajadores por cuenta propia y otras formas que pudieran surgir para contribuir a elevar la eficiencia”. Además establece que “en la política económica está presente el concepto de que el socialismo significa igualdad de derechos 20 y de oportunidades para todos los ciudadanos, no igualitarismo y se ratifica el principio de que en la sociedad socialista cubana nadie quedará desamparado”. De igual forma, en dicho documento se establece que la política económica se dirige a crear soluciones a corto plazo que “den respuesta a los problemas de mayor impacto inmediato en la eficiencia económica, la motivación por el trabajo y la distribución del ingreso, y creen las necesarias condiciones infraestructurales y productivas que permitan el tránsito a una etapa superior de desarrollo; así como soluciones del desarrollo sostenible, a más largo plazo, que conduzcan a una autosuficiencia alimentaria y energética altas, un uso eficiente del potencial humano, una elevada competitividad en las producciones tradicionales, así como el desarrollo de nuevas producciones de bienes y servicios de alto valor agregado”. Entre las políticas específicas se destacan las siguientes: mantener la aplicación de estímulos fiscales que promuevan producciones nacionales en sectores claves de la economía, especialmente a los fondos exportables y a los que sustituyen importaciones, así como al desarrollo local y la protección del medio ambiente; seguir reduciendo las tierras improductivas y aumentar los rendimientos mediante la diversificación, la rotación y el policultivo; y desarrollar una agricultura sostenible en armonía con el medio ambiente, que propicie el uso eficiente de los recursos fito y zoogenéticos, incluyendo las semillas, las variedades, la disciplina tecnológica, la protección fitosanitaria, y potenciando la producción y uso de abonos orgánicos, biofertilizantes y biopesticidas. Anciano trabajando en un campo de tabaco, Cuba 21 Estrategias de desarrollo en los países seleccionados y la economía verde 2.4 República del Ecuador Ecuador ha incorporado desde su Constitución de 2008 el concepto de “Buen vivir” o sumak kawsay (kichua), que es un concepto dinámico basado en demandas como la superación de los estrechos márgenes cuantitativos del economicismo, la aplicación de un nuevo paradigma económico cuyo fin no se concentre en los procesos de acumulación material, mecanicista e interminable de bienes, sino que promueva una estrategia económica incluyente, sustentable y democrática. Es decir, una visión que incorpore a los procesos de acumulación y (re)distribución a los grupos sociales que históricamente han sido excluidos de las lógicas del mercado capitalista, así como a aquellas formas de producción y reproducción que se fundamentan en principios diferentes a dicha lógica de mercado. La Constitución de la República del Ecuador establece como responsabilidad del Estado guiar el régimen de desarrollo, que es el “conjunto organizado, sostenible y dinámico de los sistemas económicos, políticos, socio-culturales y ambientales, que garantizan la realización del buen vivir, del sumak kawsay.” La planeación del desarrollo deberá propiciar la equidad social y territorial, la concertación y deberá ser consensuada, participativa, descentralizada, desconcentrada y transparente. La Constitución también reconoce que el país está conformado por diversidad de culturas y pueblos indígenas originarios y establece que deberán ser incluidos en la planeación del desarrollo. Además, la Constitución reconoce no sólo el derecho de la población a vivir en un ambiente sano y ecológicamente equilibrado, que garantice la sostenibilidad y el Buen vivir, sumak kawsay, sino que otorga a la naturaleza el derecho a “que se respete íntegramente su existencia y el mantenimiento y regeneración de sus ciclos vitales, estructura, funciones y procesos evolutivos”. Un elemento importante de la concepción del país respecto al entorno es la integralidad, es decir, 22 “la vida concebida como un todo indivisible. La noción de integralidad se hace efectiva en la nueva Constitución del Ecuador al no establecer jerarquías entre los derechos, superando aquella visión que establecía tipologías en: fundamentales (primera generación), económicos, sociales y culturales (segunda generación), y colectivos (tercera generación).” La Constitución también establece que la política fiscal deberá generar “incentivos para la inversión en los diferentes sectores de la economía y para la producción de bienes y servicios, socialmente deseables y ambientalmente aceptables”. Para hacer operativos los principios establecidos en la Constitución, el Plan Nacional del Buen Vivir 20092013 establece con detalle las estrategias específicas para propiciar el cambio deseado en el país, entre las que se encuentran: democratización de los medios de producción, (re) distribución de la riqueza y diversificación de las formas de propiedad y organización; transformación del patrón de especialización de la economía, a través de la sustitución selectiva de importaciones para el Buen vivir; aumento de la productividad real y diversificación de las exportaciones, exportadores y destinos mundiales; inserción estratégica y soberana en el mundo e integración latinoamericana; transformación de la educación superior y transferencia de conocimiento a través de la ciencia, la tecnología y la innovación; conectividad y telecomunicaciones para la sociedad de la información y el conocimiento; cambio de la matriz energética para hacerla menos dependiente de combustibles fósiles; inversión para el Buen vivir en el marco de una macroeconomía sostenible; inclusión social, protección social solidaria y garantía de derechos en el marco del Estado constitucional de derecho; sostenibilidad, conservación, conocimiento del patrimonio natural y fomento del turismo comunitario, así como servicios ambientales; desarrollo y ordenamiento territorial, desconcentración y descentralización; poder ciudadano y protagonismo social. Iguana (Conolophus pallidus) en Santa Fe, Islas Galápagos (Ecuador) 23 Estrategias de desarrollo en los países seleccionados y la economía verde 2.5 República de Nicaragua La Constitución Política de la República de Nicaragua de 2010 establece que Nicaragua es un país multiétnico. Además afirma que es responsabilidad del Estado asegurar el desarrollo humano de todos los nicaragüenses. También establece el derecho a vivir en un medio ambiente sano y que es responsabilidad del Estado la preservación, conservación, desarrollo y explotación racional de los recursos naturales. Por su lado, la Ley General del Medio Ambiente y los Recursos Naturales asegura que el desarrollo sostenible del país estará basado en el ambiente, que es un patrimonio común de la nación, de cuya protección todos los habitantes son responsables. Cabe destacar que dicha ley también establece que “el criterio de prevención prevalecerá sobre cualquier otro en la gestión pública o privada del ambiente”. El Plan Nacional de Desarrollo Humano 2009-2011 (PNDH) ayudó a formalizar lo establecido en la Constitución por medio de las siguientes políticas y programas principales: Crecimiento económico: • política macroeconómica; • política de inversión pública; • estrategia productiva y comercial. 24 Desarrollo de bienestar y equidad social. Medidas para la buena gestión pública. Sostenibilidad ambiental y desarrollo forestal. Política para los desastres de origen natural o generados por el quehacer humano. Estrategia de desarrollo para la Costa Caribe. Programa de desarrollo forestal. El PNDH establece objetivos, indicadores y metas específicos para las políticas y programas mencionadas, de forma que la sostenibilidad ambiental impulse el “desarrollo sostenible desde la defensa, protección y restauración del ambiente”. El objetivo general del plan de sostenibilidad ambiental y desarrollo forestal es “contribuir al desarrollo humano basado en el desarrollo del Poder Ciudadano del país, rescatando nuestros valores culturales ancestrales de respeto a los recursos naturales y restauración del hábitat perdido a través de los medios y disposiciones formativas y educativas que nos desarrollen en valores de responsabilidad, solidaridad y equidad para el resguardo de nuestro patrimonio natural”. Cascadas en el Centro Ecoturista La Máquina en la parte oeste de la autopista Diriamba – La Boquita, Nicaragua 25 Estrategias de desarrollo en los países seleccionados y la economía verde 2.6 República Bolivariana de Venezuela La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela de 1999 establece que “el régimen socioeconómico del país se fundamenta en los principios de justicia social, democracia, eficiencia, libre competencia, protección del ambiente, productividad y solidaridad, a los fines de asegurar el desarrollo humano integral y una existencia digna y provechosa para la colectividad. El Estado conjuntamente con la iniciativa privada promoverá el desarrollo armónico de la economía nacional con el fin de generar fuentes de trabajo, alto valor agregado nacional, elevar el nivel de vida de la población y fortalecer la soberanía económica del país, garantizando la seguridad jurídica, solidez, dinamismo, sustentabilidad, permanencia y equidad del crecimiento de la economía, para lograr una justa distribución de la riqueza mediante una planificación estratégica democrática participativa y de consulta abierta”. La misma Constitución también establece el “derecho individual y colectivo de disfrutar de una vida y de un ambiente seguro, sano y ecológicamente equilibrado y que, además, el Estado protegerá el ambiente, la diversidad biológica, los recursos genéticos, los procesos ecológicos, los parques nacionales y monumentos naturales y demás áreas de especial importancia ecológica”. Las Líneas Generales del Plan de Desarrollo Económico y Social de la Nación, como principal motor de la Suprema Felicidad Social, establecen que “es una visión de largo plazo en la que se disfruta de una vida y de un ambiente seguro, sano y ecológicamente equilibrado. El Estado protegerá el ambiente, la diversidad biológica, los recursos genéticos, los procesos ecológicos, los parques nacionales y monumentos naturales y demás áreas de especial importancia ecológica”. También afirma que se deberá transitar hacia una economía menos centrada en la acumulación de riqueza y más enfocada en las necesidades humanas. 26 Refinería de petróleo en El Palito, Venezuela 27 3 Análisis del grado de compatibilidad entre los modelos de desarrollo y la economía verde En líneas generales, los países analizados tienen concepciones éticas semejantes que se reflejan en las semejanzas de sus políticas de desarrollo. Aunque no presentan posiciones idénticas, es evidente que comparten en mayor o menor medida lo siguiente: Desarrollo basado en la prosperidad de las personas, definido en los conceptos de Buen vivir, Vivir bien, Suprema felicidad social, Igualdad de derechos y de oportunidades, que establece los objetivos del desarrollo en la mejora de la calidad de vida más allá de los recursos materiales y en armonía con la naturaleza; Reconocimiento del papel preponderante del Estado para regular y guiar las actividades económicas, la protección del medio ambiente y garantizar el beneficio social; Reconocimiento del papel fundamental de la naturaleza en el desarrollo humano y, por consiguiente, en la consecución del bienestar buscado y del desarrollo sostenible. El análisis de las políticas de desarrollo de los países que forman parte del estudio, arrojó que las políticas actualmente vigentes o planeadas en los países seleccionados muestran grandes similitudes con los elementos propuestos en el modelo de economía verde del PNUMA, aunque también algunas diferencias importantes. El resto de esta sección resume los principales hallazgos de este análisis. 3.1 Visión sobre el desarrollo Si bien el concepto de desarrollo sostenible que se define en el informe Brundtland (UNGA, 1987) implica que se mantengan las funciones de la naturaleza en el tiempo, este deja muchas interrogantes o puertas abiertas sobre cómo lograrlo. En ese contexto, la economía verde, entendida como un vehículo de transición hacia el desarrollo sostenible, ofrece algunas características de cómo puede lograrse. Aboga por la construcción de una sociedad que use sus recursos eficientemente, proteja los recursos naturales y sea socialmente 28 CUADRO 1. Otros modelos de desarrollo más allá de América Latina: el caso de Bután Otros países en vías de desarrollo están también proponiendo modelos e instrumentos alternativos para alcanzar el desarrollo sostenible. A propuesta de los países participantes, este estudio ilustrará algunos elementos del modelo de desarrollo de Bután5. Bután ha seguido una política de desarrollo desde los años 70 basada sobre la filosofía de la Felicidad Nacional Bruta (FNB) o Felicidad Interna Bruta. Este concepto se basa en cuatro pilares: 1. buen gobierno de las instituciones, 2. desarrollo socio-económico sostenible, 3. preservación cultural, y 4. conservación del medio ambiente. Para llevar adelante esta filosofía, el país ha diseñado la estrategia “Bután 2020: Una visión para la paz, la prosperidad y la felicidad” donde se establecen los objetivos de desarrollo y prioridades. En este documento se establece que al menos el 60% del país se encuentre cubierto de bosques y que la agricultura sea orgánica al 100% en un futuro próximo (PC, 1999) . Para evaluar el avance del país respecto a esta política, los cuatro pilares se clasifican en nueve dominios y 33 indicadores: (i) bienestar psicológico, (ii) salud, (iii) educación, (iv) empleo del tiempo, (v) diversidad cultural, (vi) buen gobierno, (vii) vitalidad de la comunidad, (viii) diversidad ecológica y capacidad de recuperación, y (ix) los niveles de vida. Los dominios representan los componentes del bienestar de la población de Bután y el término «bienestar» se refiere al cumplimiento de las condiciones de una «buena vida» de acuerdo con los valores y principios establecidos por el concepto de Felicidad Nacional Bruta (CNUDS, 2012b). En la reunión ministerial celebrada en Nueva Delhi sobre economía verde y crecimiento inclusivo, la ministra de Agricultura y Bosques de Bután expresó: “la FNB está estrechamente alineada con la economía verde, […] y puede ser considerada como el enfoque para dar el salto que se necesita” (Gyamtsho, 2011). Para mayor información: Centro de Estudios de Bután, disponible en www.grossnationalhappiness.com incluyente. Más aún, el enfoque de economía verde propuesto por el PNUMA es lo suficientemente amplio como para que cada país incorpore en su política de desarrollo sostenible los elementos que considere más importantes. Todos los países analizados establecen como fin último la mejora de las condiciones de vida de las personas y comunidades, aunque para Bolivia y Ecuador esta mejora está necesariamente ligada, no sólo a la satisfacción de necesidades materiales, sino también a una “realización efectiva, subjetiva, intelectual y espiritual, en armonía con la naturaleza y en comunidad con los seres humanos” (MPD, 2006), reflejadas en el Vivir bien y en el Buen vivir. Si bien estas dos visiones no son completamente iguales, ambas dejan claro que la intención no es vivir mejor en relación con otro tiempo o con otras personas, sino tener una vida buena que garantice la realización de las personas y los pueblos en completa armonía con toda la comunidad, más allá del bien común limitado únicamente a los humanos, sino considerando y preservando el equilibrio y la armonía de todo lo que existe (Huanacuni, 2010). 3.2Papel del Estado en la regulación del mercado Al igual que todos los países analizados, la economía verde promueve el liderazgo del Estado en la dirección de la economía regulando el mercado, bajo el entendido de que este no se automodera para crear bienes públicos como la conservación de la naturaleza o la equidad social. La construcción de una economía verde depende, tal y como ya lo están haciendo los países analizados, de la intervención directa y activa de los gobiernos para propiciar el aumento de la atención, así como de la inversión pública y privada, a temas prioritarios, como la protección de la naturaleza, la erradicación de la pobreza y el incremento de la equidad y la inclusión social. Sin embargo, las intervenciones en la regulación del mercado no serán suficientes por sí mismas para crear las mejoras necesarias que conduzcan al desarrollo sostenible. Por ello también tiene que haber intervenciones gubernamentales en otras áreas. El IEV, al igual que El futuro que queremos (UNCSD, 2012), establece que no existe una solución única para transitar al desarrollo sostenible que pueda servir a todos los países por igual, siendo la economía verde una de estas opciones, sino que cada país deberá diseñar su propio modelo de acuerdo con su realidad. Dicho modelo le permitirá transitar más efectivamente hacia el desarrollo sostenible, tal como lo están haciendo los países analizados. Cabe destacar la semejanza de visión entre los países y el IEV en el sentido de que el tránsito hacia el desarrollo sostenible, ya sea por medio de una economía verde u otro modelo, requiere necesariamente de una intervención fuerte del gobierno para crear los mecanismos e incentivos adecuados que permitan asegurar que los esfuerzos humanos, institucionales y financieros están encaminados efectivamente a los sectores y actividades que promuevan la protección ambiental, el desarrollo económico y la inclusión social. Respecto al papel del mercado, del capital financiero y de la participación del sector privado en la construcción del desarrollo sostenible, tanto los países analizados como el IEV, coinciden en la necesidad de fortalecer el papel del Estado como órgano rector de esta transición así como reformar el sistema y la arquitectura financiera global. En este sentido, se debe recalcar que la economía verde es lo opuesto a los “ajustes estructurales” que fueron promovidos por las Instituciones de Bretton Woods en los 90, en los que las principales recomendaciones eran: restaurar la balanza comercial reduciendo el gasto del gobierno (que se traducía en recortes al gasto en rubros sociales y ambientales); reducir el papel del Estado en la economía privatizando las empresas estatales; y aumentar la eficiencia económica y la competitividad eliminando los controles del Estado sobre los precios y removiendo las barreras al comercio y a la inversión extranjera (Sheng, 2012). Cabe señalar que esta tendencia a establecer límites entre el mercado y el gobierno está siendo discutida 29 Análisis del grado de compatibilidad entre los modelos de desarrollo y la economía verde también en círculos académicos. Por ejemplo, Sandel (1998) realiza una crítica a aquellos que piensan que la mercantilización, comercialización y privatización de bienes y servicios públicos puede ser abordada y ajustada simplemente por el mercado, tal como lo plantean los seguidores de la “ley económica” basada en la “elección racional”. Analizando fenómenos tales como el servicio militar “profesional” (voluntario) y el financiamiento de las elecciones en los Estados Unidos, Sandel concluye que hay bienes morales y cívicos que el dinero no puede comprar, ya que el mercado falla en garantizar que las condiciones de negociación sean justas y que el consentimiento de las partes se realice efectivamente de forma voluntaria. Estas reflexiones llevan a la misma conclusión: el mercado por sí mismo es solo una construcción social, que requiere reglas e instituciones fuertes para proteger el bien común y producir resultados positivos, tanto ambientales como sociales. 3.3Pueblos indígenas, comunidades locales y equidad social El bienestar individual y colectivo de las personas es el principal objetivo del desarrollo. Al igual que la economía verde, cuyo objetivo es “mejorar el bienestar humano y la equidad social”, todos los países analizados consideran que el objetivo último de los planes de desarrollo, incluida la legislación que los soporta, es el bienestar de las personas. Aun así existen diferentes matices, que van desde la racionalización del uso adecuado de los recursos naturales para garantizar la equidad intergeneracional, hasta la concepción de que el bienestar resulta no solo de la satisfacción de necesidades materiales, sino también de “la realización afectiva, subjetiva y espiritual” que está necesariamente ligada a la convivencia armoniosa con la naturaleza y el resto de la sociedad. Esta convivencia holística se convierte en Buen vivir o Vivir bien. De esta forma se retoman los saberes y costumbres ancestrales de convivencia con la naturaleza y con el resto de la sociedad, y se integran en la dinámica de toda la nación. La referencia a estos conceptos de bienestar viene desde antes, cuando varias personalidades de la región firmaron el Manifiesto por una Ética para la Sustentabilidad en el año 2002 (PNUMA, 2002). Dichos conceptos están fundados en valores culturales e identidades propias que consideran la 30 Indígenas vendiendo productos agrícolas locales, Ecuador naturaleza como un sistema biocultural en el que las prácticas de uso y manejo de la biodiversidad pasan por la convicción de que la trilogía territorio-culturabiodiversidad, es un todo íntegro e indivisible. En los países analizados se reconoce la existencia y valor de los pueblos indígenas y comunidades locales, y a la vez se establece que deberán formar parte medular de la planeación del desarrollo y del desarrollo mismo de la nación. Bolivia ha llegado a incorporar en su nombre oficial su realidad como un país formado por una plétora de distintos grupos originarios. La equidad social, entendida como la igualdad de oportunidades para lograr un desarrollo pleno, también es un tema que está presente en los modelos de desarrollo de todos los países analizados. Es, además, uno de los elementos clave para transitar hacia el desarrollo sostenible. Si bien el IEV no explora abundantemente los mecanismos específicos para asegurar la equidad social y la inclusión de los pueblos indígenas y comunidades locales, sí establece que cualquier política de economía verde deberá buscar estos objetivos necesariamente. Una economía verde permite avanzar simultáneamente en los tres pilares del desarrollo sostenible: social, económico y ambiental. La implementación de políticas de economía verde implica una reducción de la desigualdad social. De la misma forma, mientras más igualitaria sea una sociedad, mejor es su desempeño ambiental. En su obra El nivel de la burbuja: por qué las sociedades más igualitarias casi siempre lo hacen mejor Wilkinson y Pickett (2009) demuestran que lo anterior es una realidad. Dichos autores analizan, a través de evidencias reales, la correlación entre igualdad social y sostenibilidad. Por ejemplo, los países con menos desigualdad de ingresos, son los que alcanzan una mayor tasa de reciclaje de sus desechos. Por otro lado, encuentran que muchas sociedades bajas en emisiones de carbono muestran también bajas tasas de mortalidad infantil. Finalmente, basados sobre un estudio global del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, 2007), donde se comparan el Índice de Desarrollo Humano y la huella ecológica per capita por países, los autores llegan a la conclusión de que es posible para una sociedad alcanzar simultáneamente estándares de vida aceptables y una economía “sostenible”. Cabe señalar que para el año 2003 solo un país mostraba esa condición: Cuba. 3.4 Naturaleza y desarrollo En la totalidad de los modelos de desarrollo de los países estudiados, se reconocen legalmente dos dimensiones respecto a la relación hombrenaturaleza. Por un lado, el derecho individual y colectivo a un medio ambiente sano; por otro, el deber de los ciudadanos de preservar el ambiente, así como el papel del Estado como máximo responsable de garantizar una utilización racional de los recursos naturales, la preservación del patrimonio natural, cultural y de la diversidad biológica. Ecuador y Bolivia van aún más allá de estas dos visiones y añaden una nueva dimensión a esta relación: los derechos de la naturaleza. La constitución de Ecuador otorga a la naturaleza el “derecho a que se respete íntegramente su existencia y el mantenimiento y regeneración de sus ciclos vitales, estructura, funciones y procesos evolutivos”. Por su parte Bolivia, en la Ley de la Madre Tierra, define el derecho a la vida como “el derecho al mantenimiento de la integridad de [todos] los sistemas de vida y los procesos naturales que los sustentan, así como las capacidades y condiciones para su regeneración”. Esta nueva visión de otorgarle derechos legales a la naturaleza no tiene precedentes en la historia contemporánea del derecho ambiental, ya que va más allá de la visión antropocéntrica que hasta el momento ha prevalecido en el debate en torno al concepto de desarrollo sostenible. Este reconocimiento establece las bases para crear un modelo de desarrollo en completa armonía con la naturaleza, en el que se reconocen tanto los límites de la misma, como las consecuencias de no respetarlos, y se busca una estrecha relación entre el desarrollo humano y la naturaleza de forma holística. Por otro lado, la economía verde también reconoce que los recursos naturales son la fuente de bienestar y sustento del desarrollo humano, aunque no llega a la afirmación explícita de una relación espiritual con la naturaleza. La forma en que tradicionalmente se han considerado los recursos naturales para transformarlos en capital financiero como si fueran un recurso “gratuito”, ha causado el deterioro permanente de los ecosistemas, comprometiendo a las generaciones presentes y futuras. En reconocimiento de los límites de la naturaleza y su fragilidad, el IEV ofrece argumentos que muestran la necesidad de separar el crecimiento económico de la degradación ambiental, mostrando ejemplos en los que se promueve el desarrollo y a la vez se conserva o mejora el Estado de los recursos naturales. Esta visión concuerda con la intención de los países analizados para, entre otros objetivos, pasar del extractivismo a un modelo que utilice los recursos de manera sostenible, pues reconocen que son altamente dependientes de sus recursos naturales así como vulnerables a la pérdida de funciones de los ecosistemas. Este cambio requiere necesariamente de la intervención de los gobiernos para diseñar e implementar instrumentos que garanticen el uso sostenible de la naturaleza, ayuden a erradicar la pobreza y promuevan la equidad social. La economía verde reconoce la relación entre el desarrollo humano y un ambiente sano; la fragilidad del equilibrio de los ciclos naturales; y las diferentes funciones que la naturaleza proporciona a las personas como alimentos, refugio, esparcimiento y relaciones espirituales, incluyendo, entre otros, valores culturales. 3.5Crecimiento de la economía e indicadores Todos los países analizados mencionan el crecimiento de la economía como uno de los objetivos de sus modelos de desarrollo; pero también reconocen que su objetivo final es más amplio que la mera generación de riqueza material. Dichos modelos de desarrollo incluyen, entre otras 31 Análisis del grado de compatibilidad entre los modelos de desarrollo y la economía verde cosas, la realización efectiva de las personas en armonía con el resto de la sociedad y la naturaleza. Por ejemplo, en Argentina, tal como se menciona en el PNDT, el desarrollo no se limita al crecimiento del producto o del ingreso, sino que incorpora también mejoras en la equidad. La economía verde busca utilizar mecanismos que tradicionalmente han Estado ligados al crecimiento económico, para lograr que la dinámica social y económica de los países integren la conservación y la promoción de la equidad social. Los indicadores utilizados hasta ahora para medir el desarrollo, tales como el PIB, son efectivos para capturar ciertos aspectos del mismo, pero no proporcionan información sobre el cambio en el bienestar de las personas, la equidad social o los cambios en el Estado de la naturaleza. Tanto la Iniciativa de economía verde del PNUMA como varios de los países analizados, hacen énfasis en la necesidad de utilizar nuevos esquemas de contabilidad que sean acordados internacionalmente y que permitan medir mejor el progreso hacia el desarrollo sostenible. El PNUMA es consciente de las limitaciones que supone el empleo del PIB como indicador de progreso y bienestar humano. En Río+20, el PNUMA presentó el Índice de Riqueza Inclusiva (IWI por su nombre en inglés) (PNUMA y IHDP, 2012) como una de las posibles alternativas para medir el bienestar humano. IWI define la riqueza como el valor social de los bienes de una economía: capital reproducible, capital humano, el conocimiento, el capital natural, la población y las instituciones. Además, el IWI provee información sobre el uso de los diferentes bienes a través del tiempo, lo cual es de gran ayuda para quienes deben tomar decisiones. Finalmente, la iniciativa de economía verde del PNUMA está trabajando en el desarrollo de opciones para medir el progreso hacia una economía verde e inclusiva4. 3.6Patrones de producción y consumo Existe unanimidad en los países estudiados en sostener que los patrones de producción y consumo deben ser modificados (principal y primeramente en los países desarrollados) con el objetivo de reducir la sobreexplotación de los recursos naturales y para restablecer la armonía con la naturaleza. Desde inicios del presente siglo, se ha fortalecido 32 el movimiento intelectual en la región respecto a una nueva visión de la sustentabilidad donde se propone “cambiar las concepciones dominantes de la racionalidad económica y tecnológica que intentan hacer legítimos procesos de dominación, insustentabilidad ecológica e inequidad social” (PNUMA, 2002). Dicho movimiento reclamaba también la constitución de un nuevo modo de producción fundado en los principios de la naturaleza y la cultura. Uno de los objetivos de la economía verde es modificar los patrones de consumo y producción para reducir su huella ecológica. Para ello se propone dirigir la inversión, por medio de políticas públicas, desde sectores y procesos marrones e insostenibles hacia sectores y procesos verdes; sensibilizar a la población aún más sobre la importancia de emplear productos sostenibles y sobre la necesidad de utilizar de forma racional los recursos naturales tales como el agua y la energía. Si se incrementa el número de consumidores que demanda bienes producidos de forma sostenible, se enviará una fuerte señal a los productores para modificar sus patrones de producción. La economía verde está necesariamente basada en patrones sostenibles de producción y consumo, en un desarrollo con bajas emisiones de carbono y con un uso eficiente de los recursos. Dichas prácticas deben ser apoyadas por políticas macroeconómicas y estrategias que permitan su efectiva ejecución. Por eso la promoción de cambios en las políticas económicas, los instrumentos regulatorios, la forma en que operan las empresas, así como el cambio en los hábitos de la sociedad son elementos clave para el tránsito hacia el desarrollo sostenible. De esta forma los patrones de producción y consumo sostenibles (y los Marcos de Programas Decenales, 10YPF) y la economía verde son en ocasiones vistos como las dos caras de la misma moneda: comparten el objetivo de buscar el desarrollo sostenible y cubren dimensiones de políticas públicas macro y micro económicas como regulaciones, operaciones empresariales y el comportamiento de la sociedad. Argentina, Bolivia, Cuba, Ecuador y Nicaragua tienen ya en marcha estrategias para la promoción de patrones de producción y consumo sostenibles, tal como lo propone también la economía verde. Dichos patrones de producción permitirán aumentar la eficiencia en el uso de los recursos durante la producción, así como un cambio en las decisiones de los consumidores. La economía verde busca que, como complemento, existan políticas macroeconómicas e instrumentos regulatorios para que los gobiernos puedan aplicar dichos planes a largo plazo. Uno de los ejemplos más elocuentes de los esfuerzos que realizan los países en estudio para modificar los patrones de producción y consumo, es el caso de la Revolución Energética que ha llevado a cabo el gobierno cubano desde 2005 (ver cuadro 2). Cuadro 2. La Revolución Energética de Cuba Cuba llegó al año 2005 con ineficientes plantas termoeléctricas que tenían 25 años de explotación y 60 por ciento de disponibilidad como promedio. Ello se traducía en frecuentes averías y altos consumos propios. Además, existía un alto porcentaje de pérdidas en las redes de transmisión y distribución eléctricas. A ello se le sumaba una gran cantidad de electrodomésticos ineficientes en los hogares. Como resultado, la población cubana se veía sometida a frecuentes apagones, principalmente en el horario de máxima demanda. A partir de 2005, Cuba comenzó lo que llamó la Revolución Energética como respuesta a esta situación. La Revolución Energética comprendió cinco programas principales que permitieron eliminar los apagones en menos de un año. Entre las principales medidas de la revolución energética se pueden citar: El tránsito de una generación basada en grandes plantas termoeléctricas a una generación distribuida con motores Diesel o fuel – i.e., grupos electrógenos. Ello redujo también la vulnerabilidad del sistema eléctrico en caso de fenómenos naturales como los huracanes. La ejecución de un programa de rehabilitación y de medidas para ahorrar energía en las redes de distribución. Diversas acciones de promoción, sensibilización y difusión de temas relacionados con el ahorro. La adopción de una tarifa eléctrica progresiva para el sector residencial que penaliza a los grandes consumidores. Se implementaron medidas en el sector empresarial y estatal con el objetivo de hacer un uso racional de la energía (por ejemplo, elaboración de planes de consumo, supervisiones energéticas, entrenamiento de personal y sustitución de equipos ineficientes). La sustitución de equipos ineficientes en el sector residencial. Del 2005 al 2009 se sustituyeron: más de 2,5 millones de refrigeradores, alrededor de diez millones de bombillas incandescentes, más de 250,000 aires acondicionados, más de un millón de ventiladores, más 230,000 televisores, y más de 250,000 bombas de agua. El cambio de las bombillas incandescentes se hizo sin costo alguno para el consumidor y para el cambio del resto de los equipos se ofrecieron facilidades de pago. Sustitución del queroseno por electricidad para cocinar. A todos los hogares que hasta ese momento cocinaban con queroseno se les facilitó la adquisición de un módulo de cocina compuesto por olla arrocera eléctrica, olla eléctrica multipropósito, hornilla eléctrica, calentador de agua eléctrico y un set de ollas. Esta medida condujo a un ahorro de 651 mil toneladas equivalentes de petróleo (2006-2008). Este programa ha sido financiado completamente por el gobierno. Los beneficiarios del programa para la sustitución de electrodomésticos fueron sujetos de crédito basado en su ingreso. El programa fue diseñado de tal forma que los costos iniciales serán cubiertos por los ahorros en el consumo de energía obtenidos con el tiempo. La experiencia cubana de la revolución energética se ha extendido por diversos países de América Latina y el Caribe así como por parte del ALBA. Entre los países donde Cuba ha brindado su apoyo a programas similares se encuentran Venezuela, Nicaragua, San Vicente y las Granadinas, Jamaica, Haití, y Antigua y Barbuda. Para mayor información: – Unión Eléctrica Nacional (2009). La Eficiencia Energética en Cuba. Resultados y Perspectivas. Disponible en www.eclac.cl/ drni/noticias/noticias/8/37118/Ricardo_Gonzalez.pdf – ALBA. Revolución Energética Cubana por países del Caribe y Latinoamérica. Disponible en <www.alianzabolivariana.org/ modules.php?name=News&file=article&sid=2683> Consultado el 23 de julio de 2012. 33 Análisis del grado de compatibilidad entre los modelos de desarrollo y la economía verde Finalmente, una economía verde, tal como la defiende el PNUMA, aboga por sociedades de bajo consumo material tal como lo plantean también Wilkinson y Pickett (2009). Según estos autores, urge pasar de una sociedad donde la satisfacción humana se base en la posesión de bienes materiales a una donde la calidad de vida esté basada en la salud, la felicidad, la amistad y el vivir en comunidad. 3.7Instrumentos económicos para la protección de los recursos naturales Varios instrumentos económicos son utilizados actualmente para la protección del medio ambiente en los países en estudio. Tal como se mencionó con anterioridad, en Argentina el Fondo Nacional para el Enriquecimiento y la Conservación de Bosques Nativos compensa a los propietarios de bosques por actividades de conservación. El PND de Bolivia identifica el secuestro de carbono como una importante fuente potencial de ingresos para el país. Sin embargo, quizás el ejemplo más elocuente del empleo y promoción del pago por servicios ambientales dentro de los países en estudio, es el caso de Ecuador con el Fondo para la Protección del Agua de la ciudad de Quito (FONAG), el cual está siendo replicado en otras localidades y la Iniciativa Yasuní-ITT (ver cuadro 3). Cuba es otro ejemplo, entre los países estudiados, de países que han utilizado instrumentos económicos para la protección del medio ambiente (Garrido, 2003), como por ejemplo: desde 1992, el país incluye a las inversiones ambientales en los planes anuales de desarrollo económico y social; además creó el Fondo Nacional de Medio Ambiente en virtud de la ley del medio ambiente de 1997, en operación desde 2000, para financiar proyectos ambientales; cobra regalías y cánones en las concesiones mineras desde 1997 con el fin de internalizar los costos ambientales de la minería; fijó impuestos desde 1999 para la utilización de la bahía de La Habana, que entran a un fondo para la recuperación ambiental; 34 Cuadro 3. La iniciativa Yasuní El Presidente de Ecuador, Rafael Correa, anunció en 2007, ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, el compromiso del país por mantener indefinidamente inexplotadas las reservas de 846 millones de barriles de petróleo en el campo ITT (Ishpingo-Tambococha-Tiputini), el cual posee el 20% de las reservas del país y se encuentra localizado en el Parque Nacional Yasuní en la Amazonía ecuatoriana. A cambio, el Presidente propuso que la comunidad internacional contribuyera financieramente con al menos 3.600 millones de dólares, equivalentes al 50% de los recursos que percibiría el Estado en caso de optar por la explotación petrolera. De esta forma, se crea un fondo de capital administrado por el PNUD, con la participación del Estado, la sociedad civil ecuatoriana y representantes de los contribuyentes. Esta Iniciativa permitirá evitar la emisión de 407 millones de toneladas de CO2, el principal gas causante del cambio climático. Esta reducción es mayor que las emisiones anuales de países como Brasil o Francia. El Parque Nacional Yasuní es la reserva más importante de biodiversidad en el planeta y alberga los dos pueblos en aislamiento voluntario del Ecuador, los Tagaeri y los Taromenane. Para mayor información: Gobierno Nacional de la República de Ecuador. Disponible en <yasuni-itt.gob.ec/%C2%BFque-es-lainiciativa-yasuni-itt> cobra un impuesto sobre la tala de árboles desde 1996. Si bien el informe de economía verde del PNUMA presenta un conjunto de instrumentos que podrían ayudar a conservar el medio ambiente, aumentar la equidad y el bienestar social, cada país debe adoptar el enfoque más apropiado a sus intereses y a su situación socio-económica. Este enfoque personalizado dependerá de las especificidades del medio ambiente, la gobernabilidad, la dotación de recursos naturales y las capacidades humanas. Por ejemplo, en Bolivia, la Constitución establece que ninguna persona ni empresa puede inscribir la propiedad de los recursos naturales bolivianos en mercados de valores, ni los puede utilizar como medios para operaciones financieras de titularización o seguridad; el PND rechaza la consideración del agua como un servicio ambiental, dado que en el pasado condujo a la privatización que derivó en situaciones de inequidad y exclusión. En Ecuador, los servicios ambientales no son susceptibles de apropiación; su producción, prestación, uso y aprovechamiento serán regulados por el Estado. También en Cuba los recursos naturales son administrados por el Estado. El reconocimiento de las funciones de los ecosistemas y la forma en que su conservación pueda ser integrada efectivamente en el desarrollo del país, forma parte de las políticas nacionales de desarrollo de la cuasi totalidad de los países estudiados. Sin embargo, se teme que este tipo de esquemas, que podrían equipararse a los mecanismos de pago por servicios ambientales, al implementarse a nivel internacional, socaven la soberanía de los países y que los recursos naturales terminen en manos del sector financiero internacional. Si bien la economía verde reconoce la importancia de valorar los servicios que proveen los ecosistemas, esta valoración no debe equipararse de ninguna manera a asignar un precio para su venta. Valorar es, ante todo, darle mayor importancia a los ecosistemas. En algunos casos se puede estimar un valor monetario que sirva como referencia para evitar pérdidas a las comunidades locales (Sheng, 2012). Los recursos naturales dentro de un país pueden proveer beneficios globales, como el secuestro de carbono o la biodiversidad, y pueden ir mucho más allá de cualquier estimación significativa de un valor en términos monetarios, pero su conservación está a expensas de la comunidad en que se encuentran. Los mecanismos de pago por servicios ambientales buscan compensar de alguna manera a las comunidades por sus acciones para garantizar la conservación de los ecosistemas, sin dejar de proveer los medios de subsistencia y respetando sus derechos y costumbres. Aun así las comunidades o regiones estarían en su derecho de aceptar o no un mecanismo de este tipo. En una economía verde la compensación por los beneficios provenientes de las diversas funciones de los ecosistemas, puede ser vista como generadora de ingresos estables para retribuir a los pobladores de tales ecosistemas por asegurar dichas funciones y por los costos de oportunidad que repercuten negativamente en el patrimonio común a nivel local, nacional y del medio ambiente global. Como se ha mencionado anteriormente, este punto de Niño y pescador tradicional, Nicaragua vista es compartido abiertamente por países como Argentina, Ecuador y Bolivia. Sin embargo, estos mecanismos de compensación no pueden ser vistos como la solución perfecta para conservar los recursos naturales y su uso dependerá de las condiciones locales específicas, en especial del desarrollo de fuertes derechos de propiedad y tenencia de la tierra, bajos costos de transacción y que los acuerdos de ejecución sean creíbles. 35 4 Análisis de las principales preocupaciones y posicionamiento de los países respecto a la economía verde Si bien la mayoría de los países analizados ha logrado incorporar en sus políticas de desarrollo diversos elementos que rigen la relación de las personas y comunidades con el ambiente y la forma de lograr la sostenibilidad, se percibe una brecha entre las posiciones actuales de estos países en el plano internacional, muchas veces vanguardistas, y sus políticas actuales de desarrollo. Ello puede atribuirse a la lentitud de algunas legislaciones nacionales para incorporar los temas discutidos y aprobados en el plano internacional. Debido a ello, el análisis de esta sección utiliza como fuente principal la posición específica de los países respecto a los temas de la Conferencia de Río+20 reflejadas en sus aportaciones al proceso de negociación. Varias de las inquietudes mostradas por los países en estudio han sido ya abordadas en las discusiones de la Conferencia de Río+20 y han quedado plasmadas en el documento El futuro que queremos. En el párrafo 56, el documento considera que “la economía verde en el contexto del desarrollo sostenible y la erradicación de la pobreza es uno de los instrumentos más importantes disponibles para lograr el desarrollo sostenible y que podría ofrecer alternativas en cuanto a formulación de políticas”. De igual forma, se pone de relieve que “la economía verde debería contribuir a la erradicación de la pobreza y el crecimiento económico sostenible, aumentando la inclusión social, mejorando el bienestar humano y creando oportunidades de empleo y trabajo decentes para todos, manteniendo al mismo tiempo el funcionamiento saludable de los ecosistemas de la tierra”. No obstante, el documento afirma que existen “diferentes enfoques, visiones, modelos e instrumentos, en función de sus circunstancias y prioridades nacionales, para lograr el desarrollo sostenible en sus tres dimensiones”. También asegura, en el párrafo 58, que cualquier política sobre economía verde en el contexto del desarrollo sostenible y la erradicación de la pobreza deberá, entre otras cosas: 36 ser compatible con el derecho internacional; respetar la soberanía de cada país sobre sus recursos naturales; contar con el respaldo de un entorno propicio e instituciones que funcionen adecuadamente, incluyendo el liderazgo de los gobiernos y la participación de todos, incluida la sociedad civil; promover el crecimiento económico sostenido e inclusivo y promover actividades productivas en los países en desarrollo que contribuyan a la erradicación de la pobreza; fortalecer la cooperación internacional, incluyendo el suministro de recursos financieros y la transferencia de tecnología; evitar la imposición de condiciones injustificadas a la asistencia oficial para el desarrollo y la financiación; no constituir un medio de discriminación arbitraria o injustificable ni una restricción encubierta del comercio internacional; mejorar el bienestar de los pueblos indígenas y sus comunidades, reconociendo y apoyando su identidad, cultura e intereses y mejorando los medios de vida y el empoderamiento de los pobres y los grupos vulnerables, en particular en los países en desarrollo; promover modalidades sostenibles de consumo y producción; perseverar en el empeño de superar la pobreza y la desigualdad mediante la adopción de enfoques inclusivos y equitativos de desarrollo. El resto de esta sección hace un análisis sobre las inquietudes, necesidades y posiciones mostradas por los países durante su participación en el proceso de negociación y durante la Conferencia de Río+20. 4.1 Desarrollo sostenible En líneas generales, los países en estudio abogan por modelos de desarrollo viables, donde los aspectos económicos, sociales y ambientales sean interdependientes. Sin excepción, defienden que el objetivo fundamental del desarrollo sostenible sea la satisfacción de las necesidades humanas básicas. Bolivia y Ecuador señalan además la importancia de que el desarrollo sostenible implique vivir en armonía con la naturaleza y permita la felicidad humana. Respecto a la economía verde como vía para alcanzar el desarrollo sostenible, existe un consenso de que esta no debe sustituir al desarrollo sostenible y que existe la necesidad de realizar cambios estructurales en los modelos de desarrollo. Globalmente la mayoría de los países considera que la economía verde podría ser una de las herramientas para alcanzar el desarrollo sostenible, siempre y cuando se adapte a los modelos económicos, las prioridades de desarrollo y los marcos político-institucionales de cada país, tal y como quedó reflejado en el párrafo 58 de El futuro que queremos. El PNUMA es consciente de que existen diversos caminos hacia el desarrollo sostenible debido a la gran diversidad de situaciones, intereses y cosmovisiones por parte de los países del globo. A pesar de que se promueve a la economía verde como uno de ellos, la decisión de qué modelo seguir o construir para transitar hacia el desarrollo sostenible es exclusiva de cada país. Le corresponde al Estado dirigir los recursos institucionales, políticos, financieros y las capacidades humanas, hacia lo que el país considere sus prioridades en las dimensiones social, económica o ambiental. Además, incluso en el contexto de una economía verde, no se puede hablar de un modelo o camino único, pues ello dependerá de los planes, estrategias y prioridades nacionales en materia de desarrollo sostenible, tal como se acordó en Río+20. Sin embargo, para que tal modelo sea considerado como economía verde, deberá demostrar que se logran avances significativos en los tres pilares del desarrollo sostenible. 4.2Mercados internacionales y capital financiero Una parte de los países en estudio demanda una reforma de los mecanismos de los mercados financieros y de producción de alimentos, incluyendo una transparencia de los mismos, y que la economía verde no sea puesta a disposición de los intereses del capital para mercantilizar la naturaleza. En este sentido, cabe señalar que la economía verde surgió como respuesta a la especulación, que fue una de las mayores causas de la crisis financiera y económica de 2008-2009. En las dos décadas anteriores a la crisis hubo demasiada inversión en derivados financieros y muy poca en la economía real y en sectores que la sociedad realmente necesitaba, como seguridad alimentaria, seguridad energética, empleos decentes, transporte público, manejo de residuos, restauración de ecosistemas, educación y muchos otros. La economía verde, según la óptica de PNUMA, es un llamado a rectificar el modelo económico actual y movilizar los recursos que ayuden a resolver las necesidades más urgentes (Sheng, 2012b). 4.3 Comercio y cooperación Norte-Sur Los países estudiados expresan una gran preocupación por que la economía verde conlleve la adopción de condiciones, parámetros o normas que puedan generar restricciones encubiertas o discriminaciones arbitrarias o injustificables al comercio, la financiación, la AOD y otras formas de asistencia internacional, llevando a un «proteccionismo verde». Tal como se mencionó anteriormente, estas inquietudes fueron recogidas en el documento El futuro que queremos. Adicionalmente, algunos de los países, como Argentina, por ejemplo, hacen un llamado especial a la remoción de las subvenciones perjudiciales para el ambiente por parte de los países desarrollados, en especial, las agrícolas y pesqueras. 37 Análisis de las principales preocupaciones y posicionamiento de los países respecto a la economía verde Por una parte, la posición del PNUMA es que los mecanismos internacionales existentes para hacer frente a este tipo de situaciones tendrán que ser fortalecidos de cara a los nuevos retos que presenta la transición hacia una economía verde; por otra parte, una economía verde, vista desde la óptica del PNUMA, es favorable a la eliminación de todos los subsidios perjudiciales que conducen a la degradación del medio ambiente. 4.4 Transferencia de tecnologías y desarrollo de capacidades nacionales Los países abogan por la creación de mecanismos internacionales adecuados para la transferencia de tecnología y de recursos financieros, que posibiliten a los países en vías de desarrollo transitar hacia un desarrollo sostenible sin costos adicionales. En este sentido existe un llamado unánime al cumplimiento, por parte de los países desarrollados, del compromiso de aportar el 0,7 por ciento de su PIB y que la transferencia de tecnologías incluya la difusión de los conocimientos tecnológicos conexos. Si bien la economía verde busca que la inversión extranjera directa y el comercio internacional fluyan hacia sectores verdes o al enverdecimiento de los sectores existentes, los países estudiados piensan que ello no es suficiente para lograr el cambio que se necesita de forma que se colme la brecha tecnológica que existe entre los países desarrollados y los países en vías de desarrollo. Tampoco parece suficiente para reducir la dependencia tecnológica de los países en desarrollo. Todo ello quedó plasmado en el documento final de Río+20. Además, la adopción de tecnologías en el marco de una economía verde debe considerar las soluciones que puedan ser producidas localmente y puedan servir como complemento y no como remplazo, a las tecnologías, conocimientos, culturas y consideraciones éticas del país receptor. La tecnología tiene un papel único en el mantenimiento de los sistemas sociales, económicos y ambientales de cada país. 38 4.5 Inclusión social Los países analizados manifiestan su preocupación por que en el proceso de implementación de una economía verde ciertos sectores de la población podrían recibir un impacto negativo en su bienestar. Si bien cualquier cambio en una política pública generará perdedores y ganadores, es papel del Estado asegurar el éxito de la transición hacia una economía verde y asegurar que las políticas elegidas sean aplicadas de tal forma que los segmentos más pobres de la sociedad estén completamente protegidos. La transformación hacia una economía verde en gran escala y de forma sostenida involucrará cambios que pueden ser difíciles, al menos para algunos sectores de la población. De ahí la importancia de que los gobiernos asuman una función de liderazgo en la formulación de políticas y estrategias mediante un proceso inclusivo y transparente, tal como se acordó en Río+20. Por ejemplo, la implementación de políticas públicas para reducir la inversión en la producción y uso de combustibles fósiles e incrementarla en la de energía renovable afectará a los productores y trabajadores de empresas basadas en combustibles fósiles, pero también creará nuevos puestos de trabajo en el sector de energía renovable. 4.6 Competitividad Existen inquietudes de que en el proceso de adopción de una economía verde los países en vías de desarrollo pierdan competitividad. Cabe señalar que para algunos países en desarrollo su competitividad está tradicionalmente basada en la abundancia de sus recursos naturales y en la mano de obra barata. Pero esto no puede sostenerse indefinidamente. Los recursos naturales se acabarán en algún punto bajo una extracción continua, a menos que sean renovables y sean bien manejados. Al mismo tiempo, si la mano de obra permanece barata, el poder adquisitivo nacional continuará siendo débil, lo que pone a los países en una alta vulnerabilidad a los cambios en los mercados externos. La economía verde es partidaria de que el comercio de productos basados en la explotación de la diversidad biológica, se realice según los principios y criterios de biocomercio aprobadas por la UNCTAD (UNCTAD, 2007). Estos principios y criterios garantizan, entre otras cosas, que la comercialización de estos productos sea sostenible y contribuya a una distribución justa y equitativa de los beneficios del uso de la biodiversidad. Por ello, el biocomercio constituye no solo una oportunidad para incrementar el volumen del comercio en estos países, sino también una forma de garantizar un uso sostenible de los recursos naturales. La economía verde propone además que se usen los dividendos actuales de la explotación de los recursos naturales para diversificar la economía, dando preferencia a los sectores que promuevan o apoyen la conservación de la naturaleza, como la agricultura sostenible, la energía renovable, las edificaciones sostenibles, el manejo de residuos, la salud, entre otros. Trabajador en una plantación de plátanos 39 5 Principales conclusiones La Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sostenible (Río+20) ha sido una gran oportunidad para todos los países de reafirmar sus principios y valores comunes acerca de la sostenibilidad. De igual forma sirvió para crear una discusión acerca de los caminos a seguir y las herramientas a utilizar para alcanzar el desarrollo sostenible, centrando la atención en la economía verde, en el contexto de la erradicación de la pobreza. Aunque hay una pluralidad de puntos de vista acerca del concepto de economía verde y las implicaciones que la adopción del mismo podría tener sobre los países analizados, este estudio ha identificado los siguientes elementos que podrían servir como punto de partida para generar un debate regional post Río+20: Las propuestas de políticas que presenta el Informe de Economía Verde del PNUMA y los modelos de desarrollo de los países analizados se basan en los tres pilares del desarrollo sostenible. En muchos de los casos, las propuestas nacionales de los países analizados van más allá del enfoque presentado en el Informe de Economía Verde. Cabe subrayar el compromiso especial de este grupo de países con la erradicación de la pobreza, la reducción de las desigualdades sociales y el aumento del bienestar social. Y, aunque dicho compromiso está en línea con el enfoque de economía verde formulado por el PNUMA, algunos de los países enfatizan la importancia de una convivencia holística con el entorno. El enfoque de derechos, ética y normas como vías fundamentales para lograr la sostenibilidad es plenamente compatible con la reforma de los mercados y de los instrumentos económicos implícitos en la concepción de economía verde en el ámbito nacional. Tanto los países analizados como la iniciativa de economía verde del PNUMA consideran que el Estado es la máxima autoridad para crear las condiciones propicias y guiar el tránsito hacia el 40 desarrollo sostenible, ya que el mercado en sí mismo es solo una construcción social, que requiere reglas e instituciones fuertes para proteger el bien común y producir resultados positivos, tanto ambientales como sociales. En el plano internacional, principalmente, es necesario un cambio de paradigma en los patrones de producción y consumo que modifiquen la relación de la sociedad con la naturaleza. Este grupo de países, especialmente Bolivia y Ecuador, aporta un nuevo enfoque legal a la visión antropocéntrica de la relación hombre-naturaleza que hasta ahora ha dominado el concepto del desarrollo sostenible. De acuerdo con estos países, el hombre no solo tiene derecho a vivir en un ambiente sano y es responsable de velar por el cuidado y protección de la Naturaleza sino que la Naturaleza tiene también derechos que deben ser respetados, promovidos y defendidos. La visión sobre la sostenibilidad de varios de los países analizados va más allá de lo que está establecido en sus documentos oficiales nacionales, complementándose con la postura mostrada durante las negociaciones de la Conferencia. En el plano internacional, la implementación de una economía verde lleva a incertidumbre en los países analizados debido a que los instrumentos internacionales que soportarían dicha transición aún no están definidos, aunque se hayan establecido las salvaguardas pertinentes en El futuro que queremos. Específicamente es necesario que se establezcan mecanismos internacionales que garanticen que una economía verde: – contribuirá a la erradicación de la pobreza, – respetará la soberanía de las naciones, – ayudará a la conservación de los ecosistemas y la biodiversidad y, – permitirá una distribución equitativa de la riqueza en la sociedad basada sobre el bienestar/Buen vivir/Vivir bien/ realización de las personas. De igual forma, en el marco de las relaciones internacionales, se deberá evitar que cualquier acuerdo y mecanismo de implementación futuro: – sustituya el concepto de desarrollo sostenible por el de economía verde, – imponga barreras al comercio por parte de los países desarrollados, – introduzca nuevas condiciones para tener acceso a la ayuda al desarrollo. Finalmente, muchas de las preocupaciones que a lo largo del proceso preparatorio de Río+20 expresaron los países analizados, fueron recogidas en el documento final El futuro que queremos, lo que podría demostrar que tales preocupaciones son compartidas por un grupo más amplio de países y que los países del ALBA y Argentina jugaron un papel decisivo de liderazgo en la propuesta final que el G77 + China presentó en Río. Islas Galápagos, Ecuador 41 6 Recomendaciones y próximos pasos El documento final de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sostenible Río+20, titulado El futuro que queremos, expresa claramente que existen diferentes enfoques para alcanzar el desarrollo sostenible y cualquier política o intervención de economía verde que se adopte debe contribuir a la erradicación de la pobreza y fomentar la equidad social. El presente estudio se enmarca en esta óptica y no debe ser visto como un producto terminado en sí mismo, sino como un documento base que guíe las discusiones regionales en la era Río+20 sobre economía verde y desarrollo sostenible, permitiendo a los países de la región definir estrategias efectivas de desarrollo. Basados en la experiencia adquirida durante el proceso de consulta y análisis llevado a cabo durante este estudio y considerando el mandato de Río+20, el PNUMA y específicamente su oficina regional para América Latina y el Caribe podría centrar sus esfuerzos en el tema de economía verde en las dos siguientes áreas de acción: Diálogo. Seguir dialogando con los países en estudio principalmente a través de: Promover discusiones de alto nivel entre el PNUMA y los gobiernos de los países analizados sobre las posibles vías para incorporar transversal y efectivamente la dimensión ambiental en sus políticas públicas, de acuerdo con sus propias necesidades y perspectivas. Estos diálogos podrían 42 incluir, entre otros temas, el intercambio de experiencias, la exploración de la posibilidad del uso de instrumentos legales y económicos para la promoción del desarrollo sostenible y la cooperación bilateral. Apoyar los diferentes diálogos que se desarrollan en estos países dirigidos a definir la estrategia de desarrollo más adecuada para lograr el desarrollo sostenible, en los que participan los diferentes actores de la sociedad, incluyendo el sector privado y financiero. Apoyar y promover diálogos que permitan una adecuación del concepto de economía verde que sea compatible con el concepto de desarrollo de los países analizados y con otros de la región. Apoyar a los países que lo soliciten en el diseño de opciones de políticas públicas de economía verde, en el contexto del desarrollo sostenible y la erradicación de la pobreza. Trabajo regional. Definir e implementar una estrategia de trabajo regional sobre economía verde. Ella guiará y coordinará el trabajo del PNUMA y proporcionará un marco de acción regional sobre los compromisos asumidos en Río + 20. El objetivo general de dicha estrategia sería fortalecer la capacidad de los gobiernos y otras partes interesadas de la región para gestionar eficazmente la adopción de estrategias de desarrollo socialmente inclusivas, que hagan un uso eficiente de los recursos naturales e impliquen un bajo nivel de emisiones de carbono. NotAs 1. Los documentos enviados por los diferentes países pueden ser consultados en el sitio oficial de la CNUDS <http://www. uncsd2012.org/memberstates.html> 2. Ver por ejemplo Orellana, R. (2012). Statement by Chief Negotiator of Bolivia during the Initial Discussions on the Zero draft of outcome document, January 26th, 2012. <www.uncsd2012.org/ content/documents/701bolivia.pdf> 3. ALBA es una propuesta de integración para los países latinoamericanos y caribeños que pone énfasis en la lucha contra la pobreza y la exclusión social. Se concreta en un proyecto de colaboración y complementación política, social y económica entre países de esta región, promovido inicialmente por Cuba y Venezuela en contrapartida al Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), impulsada por Estados Unidos. Actualmente pertenecen al ALBA 8 países: Antigua y Barbuda, Bolivia, Cuba, Dominica, Ecuador, Nicaragua, San Vicente y las Granadinas, y Venezuela. Para mayor información: http://www.alianzabolivariana. org/index.php 4. El documento Los Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución establece la visión estratégica de desarrollo del gobierno cubano para el período 2011-2015. Dicha estrategia fue aprobada en el VI congreso del Partido Comunista de Cuba, el 18 de abril de 2011. 5. Para más información acerca del trabajo actual del PNUMA sobre indicadores de economía verde, se puede visitar el siguiente sitio: <http://www.unep.org/greeneconomy/Portals/88/documents/ research_products/Measuring%20Progress%20report.pdf> Capibara y sus crías en El Cedral, Los Llanos (Venezuela) 43 Bibliografía Asamblea General de las Naciones Unidas (UNGA). (1987). Report of the World Commission on Environment and Development. Resolución de la Asamblea General 42/187, 11 Diciembre 1987. Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL). (2011). Conclusiones de la Reunión Regional Preparatoria para América Latina y el Caribe de la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sostenible. Disponible en <http:// www.cepal.org/noticias/paginas/5/43755/Conclusiones_ reunion_prep_Rio+20-2011-esp.pdf> Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD). (2007). Iniciativa BioComercio: Principios y Criterios de biocomercio. 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Bhutan 2020: A Vision for Peace, Prosperity and Happiness. Bhutan. 44 Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y Programa Internacional sobre las Dimensiones Humanas del Cambio Ambiental Global (IHDP). (2012). Inclusive Wealth Report: Measuring progress toward sustainability. Cambridge: Cambridge University Press. Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA). (2002). Manifiesto por una ética para sustentabilidad, firmado por 35 participantes en el “Simposio sobre Ética y Desarrollo Sustentable”, celebrado en Santafé de Bogotá los días 2-4 de Mayo de 2002, en el marco de la Séptima Reunión del Comité Intersesional del Foro de Ministros de Ambiente de América Latina y el Caribe. UNEP/LAC-IC.7/Inf.4/ Add.1. —. (2009). Nuevo Acuerdo Verde Global. Informe de Política. Disponible en <www.unep/org/greeneconomy> —. (2011). Towards a Green Economy: pathways to Sustainable Development and Poverty Eradication. Disponible en <www. unep.org/greeneconomy>. —. 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Documentos oficiales consulted consultados país República Argentina: – Constitución Nacional Argentina (1995). – Ley General del Ambiente (Ley 25.675 de 2002), – Ley de Presupuestos Mínimos de Protección Ambiental de los Bosques Nativos (Ley 26,331 de 2007), – Argentina 2016, Política y Estrategia Nacional de Desarrollo y Ordenamiento Territorial. Construyendo una Argentina equilibrada, integrada, sustentable y socialmente justa (2004). – Bases para una Agenda Ambiental Nacional: Política Ambiental Sostenible para el crecimiento y la Equidad. Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable. Ministerio de Salud (2004). Estado Plurinacional de Bolivia: – Constitución Política del Estado Plurinacional de Bolivia (2008). – Ley de Derechos de la Madre Tierra (Ley No. 071 de 2010). – Plan Nacional de Desarrollo: Bolivia digna, soberana, productiva y democrática para Vivir Bien (Decreto Supremo Nº 29272 de 2007). República de Cuba: – Constitución de la República de Cuba (1976). – Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución (2011). República del Ecuador: – Constitución de la República del Ecuador (2008). – Plan Nacional del Buen Vivir (2009). República de Nicaragua: – Constitución Política de la República de Nicaragua (2010). – Ley General del Medio Ambiente y los Recursos Naturales (Ley No. 217 de 1996) – Plan Nacional de Desarrollo Humano (2009). República Bolivariana de Venezuela: – Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (1999). – Líneas Generales del Plan de Desarrollo Económico y Social de la Nación 2007-2013 (2007). 45 www.unep.org United Nations Environment Programme P.O. Box 30552 Nairobi, 00100 Kenya Tel.: (+254 20) 762 1234 Fax: (+254 20) 762 3927 E-mail: uneppub@unep.org Website: www.unep.org Para mayor información, contactar: UNEP/PNUMA/DTIE Economics and Trade Branch (ETB) chemin des Anémones 11-13 1219 Châtelaine/Geneva Switzerland T: +41 (0)22 917 82 43 F: +41 (0)22 917 80 76 E: gei@unep.org www.unep.org/greeneconomy Oficina Regional del PNUMA para América Latina y el Caribe (ROLAC) Clayton, Ciudad del Saber, Edificio 103 Avenida Morse, Corregimiento de Ancón Ciudad de Panamá, PANAMA T: +507 305 3100 F: +507 305 3105 E: enlace@pnuma.org www.pnuma.org 46 Job Number: DTI/1683/GE