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 Hnas. Clarisas
San Diego de los Altos
En la soledad y el silencio se quedan con lo único necesario
Ser misioneras desde la Vida Contemplativa en Clausura
Las hermanas Clarisas ubicadas en
San Diego de los Altos, a pocos minutos de la ciudad de Caracas, son una comunidad de religiosas de
Vida Contemplativa en Clausura. En este pequeño artículo nos acercan un poco a su vida diaria, su
carisma y su misión dentro de la Iglesia y en el mundo. Actualmente la comunidad está formada por
cuatro hermanas: Clara, Fe, Esperanza y Caridad. Esta última con 74 años de edad pronto cumplirá sus
bodas de oro como Hermana Clarisa, que junto a las demás son un gran ejemplo de oración constante,
perseverante entrega y amor auténtico por el único y verdadero Dios.
"Se me ha dado todo poder en el cielo y en la tierra vayan y hagan discípulos de todos los pueblos,
bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles todo lo que les he
mandado; y sepan que Yo estoy con ustedes todos los días, hasta la consumación de los siglos". (Mt.
28,18-20).
Lámparas vivientes
Vienen a nuestras mentes estas palabras de Jesús, al considerar la vida misionera de la Iglesia; vida que
palpita en el mismísimo corazón de Jesús, que impulsa con el soplo de su Espíritu, la fuerza del mensaje
evangélico. Vienen a nuestras mentes al mismo tiempo las palabras de Santa Teresa del Niño Jesús,
patrona de las Misiones, al considerar que: "en el corazón de mi Madre, la Iglesia, yo seré el AMOR",
para así estar presente en todas las misiones del mundo y de todos los tiempos, sin duda un mensaje
inspirado de lo alto para expresar lo que es nuestra vida de contemplación en clausura.
Sencillez, ilumina todo rincón
Por cierto, alguna vez escuchamos a alguien decir que esta santa se identificó con un camino que siglos
antes dejó plasmado en la Iglesia, san Francisco de Asís, nuestro padre: el camino de la Infancia
Espiritual o de sencillez evangélica y minoridad, esa humildad y pobreza, esa docilidad del alma amante
de Cristo que sigue fielmente sus huellas. Francisco buscó a Dios en la soledad y de allí comprendió su
misión de abrir a otros los canales de la gracia con su fecunda vida apostólica. De la raíz franciscana
brotó una "plantita", la plantita de san Francisco: Clara de Asís, con su nítido enfoque contemplativo en el
mismo corazón de la Iglesia "ayudadora del mismo Dios y sostenedora de los miembros oblativos del
Cuerpo de Cristo" ardiendo en el Amor que "bombea" la savia divina a todas las ramas del árbol de la
Iglesia.
Prisioneras del Corazón Jesús
Es hermosa... esa es la vida contemplativa: beber del mismísimo manantial del Corazón de Jesús y abrir
generosos caudales al mundo. Nosotras las Clarisas, llevamos esta antorcha que alumbra el camino de la
fe: nuestra vida de humilde servicio, cálida fraternidad, hondas vidas de silencio y soledad unidas a Cristo
que permanece en nosotras y nosotras en Él, acompañando a toda la Orden, a toda la Iglesia, a todos los
hombres. Somos como las lámparas del Sagrario, podríamos decir, que indican dónde está Jesús presente,
palpitando en el silencio del Tabernáculo, ahí se nos ve mejor y seguramente se nos comprenda. Tenemos
el privilegio de nunca salir del templo, estamos en todos los templos del mundo donde está Jesús
presente, donde alumbra esa lámpara, donde brilla esa luz.
Puentes divinos Nuestra fecundidad es misteriosa en las misiones de la Iglesia. Es la pobreza, pobreza franciscana, que
además de la material, es sinónimo de humilde presencia; sinónimo de silencio de todo alrededor y de
nosotros mismos, para percibir el susurro de Dios; sinónimo de soledad en que nos quedamos con sólo lo
único necesario; pobreza que Dios ama y que nos regala, y es nuestro compromiso de conservarla
fielmente. Humildes instrumentos en manos de Dios
Saber que Dios abre los caminos a través de nosotros sus humildes instrumentos, que todos tenemos un
lugar propio donde construir el Reino, que nos ayudamos y sostenemos mutuamente; que nos
complementamos para abrir los surcos, surcos que Dios y sólo Dios sembrará y hará crecer, porque no
olvidamos nunca que Él "permanece todos los días hasta la consumación de los siglos". Paz y Bien para
todos. En la foto vemos a la comunidad de hermanas que se encuentran hoy día en el convento, de izquierda a
derecha: Hna. Clara, Hna. Fe, Hna. Caridad y Hna. Esperanza. En la foto de arriba algunas de las
personas que las visitan los domingos participandonde la Eucaristía.
Nuestra vida cotidiana
Nuestra estilo de vida diaria no tiene nada de extraordinario, lo podemos describir de la siguiente manera:
Nos levantamos a las 5:00 a.m. Luego rezamos el Oficio de Lectura (Salmos y lecturas bíblicas). Al
terminamos pasamos al desayuno, a eso de las 6:00 a.m. y al terminar volvemos a la capilla para exponer
el Santísimo, rezar los laudes y hacer oración personal. Luego a las 7:30 a.m. rezamos Tercia. Esto hasta
las 8:00 de la mañana cuando comenzamos a realizar trabajos manuales en el convento (como el huerto,
la comida, entre otras cosas). Esto dura hasta las 12:30 p.m. A los 15 minutos nos reunimos en la capilla
para rezar Sexta. De ahí pasamos al almuerzo que terminamos con una corta recreación comunitaria. Después tenemos descanso y silencio hasta las 2:45 de la tarde.
En la tarde nos reunimos para rezar Nona y vamos a las celdas a hacer trabajo manual, lectura espiritual,
en silencio. A las 5:30 p.m. nos volvemos a encontrar en la capilla para exponer nuevamente el
Santísimo y rezar las Vísperas. Seguidamente tenemos Lectio Divina (oración con la Biblia) y el rezo del
Santo Rosario. A las 7 y media nos vamos al comedor para cenar y, al terminar, tenemos recreación. Antes de retirarnos, a las 9:00 p.m., rezamos Completas y hacemos las lecturas bíblicas de la Misa del día
siguiente. A las diez tenemos descanso.
Los primeros viernes de cada mes hacemos desierto (oración personal y ayuno), junto con la adoración
con el Santísimo. En cuanto a la Eucaristía tenemos algunos sacerdotes de la zona que nos vienen a
presidir la Misa, bien sea el domingo o entre semana. Los domingos recibimos visita de los amigos y
bienhechores de nuestra fraternidad.
La pequeña capilla del convento es muy acogedora e invita al recogimiento. Los domingos y algunas
veces entre semana algunos sacerdotes de la zona van al monasterio y les presiden la Eucaristía.
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Comentario por maribel agnese | 24-12-2012
es maravilloso saber que se puede vivir completamente entregada a cristo aun siendo misonera
concentrando todo el ser de si mismos y no en el hacer grandes cosas
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