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Vol. 69, Núm. 5, Septiembre-Octubre 2012 Boletín Médico del ISSN-1665-1146 Disponible en versión completa en: www.himfg.edu.mx www.nietoeditores.com.mx PRESENTACIÓN/PRESENTATION 325 Hermilo de la Cruz Yañez Publicación bimestral EDITORIAL/EDITORIAL 326 Quincuagésimo aniversario del Centro Médico Nacional Siglo XXI, Instituto Mexicano del Seguro Social Fortino Solórzano Santos, Miguel Ángel Villasís Keever ARTÍCULOS DE REVISIÓN/REVIEW ARTICLES 329 337 Participación de la prolactina en la respuesta inmune Francisco Blanco Favela, María Victoria Legorreta Haquet, Yunuen Rocío Huerta Villalobos, Karina Chávez Rueda, Eduardo Montoya Díaz, Luis Chávez-Sánchez, Edgar Zenteno Galindo Ácido docosahexanoico y ácido araquidónico en neonatos: ¿el aporte que reciben es suficiente para cubrir sus necesidades? Mariela Bernabe-García, Raúl Villegas Silva, Mardia López Alarcón BOLETÍN MÉDICO DEL HOSPITAL INFANTIL DE MÉXICO ARTÍCULOS DE INVESTIGACIÓN/RESEARCH ARTICLES 347 355 367 376 384 391 397 págs.: 325-417 404 Hospital Infantil de México Federico Gómez Instituto Nacional de Salud E-mail:bolmedhim@yahoo.com.mx 411 Estrategias de afrontamiento y su relación con depresión y ansiedad en residentes de pediatría en un hospital de tercer nivel Ana Carolina Sepúlveda Vildósola, Ana Laura Romero Guerra, Leonel Jaramillo Villanueva Frecuencia de infección y enfermedad por citomegalovirus y factores de riesgo para su desarrollo en pacientes pediátricos con trasplante renal María Antonia Julián Núñez, María Guadalupe Miranda Novales, Eric Moisés Flores Ruiz, Ignacio Guerra Gallo, Fortino Solórzano Santos, José Guillermo Vázquez Rosales Condición de la succión evaluada a las 48 horas de vida en neonatos con peso adecuado y peso bajo al nacer y su relación con el crecimiento ponderal a los 28 días de vida Mario Enrique Rendón Macías, Héctor Domínguez Jiménez, Yolanda Aguilar Álvarez Utilidad de la proteína C reactiva para el diagnóstico de infección bacteriana en el paciente pediátrico con cáncer, fiebre y neutropenia Martín Penagos Paniagua, Miguel Ángel Villasís Keever, María Guadalupe Miranda Novales, Andrea Tapia Marcial, Hugo Rivera Márquez, Roberto Bernáldez Ríos, Enrique López Aguilar, Fortino Solórzano Santos Estudio multimodal de higiene de manos en un hospital pediátrico de tercer nivel Irma Zamudio-Lugo, Abigail Meza-Chávez, Yazmín Martínez-Sánchez, Guadalupe Miranda-Novales, José Guadalupe Espinosa-Vital, Roberta Rodríguez-Sing Experiencia de 15 años en ginecología pediátrica y de la adolescente en un hospital pediátrico de tercer nivel Abigail Hernández Cabezza, Juana Serret Montoya, Miguel Ángel Villasís Keever, Jesús Bonilla Rojas, Eulalia Garrido Magaña, Rocío Cárdenas Navarrete, Martha Elena Morales Castillo Frecuencia de lesión de la vía aérea identificada por broncoscopia en recién nacidos con intubación endotraqueal prolongada en una unidad de cuidados intensivos neonatales de tercer nivel Heladia García, Hugo Ramírez San Juan, Jorge Ramírez Figueroa, Raúl Villegas Silva, Olivia Madrigal Muñiz Confiabilidad del registro del peso y de la talla por el personal de enfermería en un hospital pediátrico de tercer nivel de atención Miguel Ángel Villasís Keever, Norma Andrea Arias Villa, María Guadalupe Cedillo Rosas, Ivonne Hernández Luna, Karla Cristina Emiliano Aceves, Vianey Mora Gutiérrez, Martha Alicia Sánchez Ramírez, Jessi Nallely Zurita Cruz Síndrome nefrótico corticorresistente: 15 años de experiencia en el Hospital de Pediatría, Centro Médico Nacional Siglo XXI María Alejandra Aguilar Kitsu, Claudia del Carmen Zepeda Martínez, María del Pilar Ibarra Cazares, Juana Lorena Sánchez Barbosa, Ramiro Alejandro Luna Sánchez, María Leticia Mendoza Guevara, Karina Diaz de León, José Manuel Ubillo Vol. 69, Núm 5 Septiembre-Octubre 2012 Boletín Médico del ISSN-1665-1146 Boletín Médico del Hospital Infantil de México PUBLICACIÓN BIMESTRAL Vol. 69 Septiembre-Octubre, 2012 No.5 CONTENIDO CONTENTS PRESENTACIÓN/PRESENTATION 325 Hermilo de la Cruz Yañez EDITORIAL/EDITORIAL 326 Quincuagésimo aniversario del Centro Médico Nacional Siglo XXI, Instituto Mexicano del Seguro Social Fiftieth anniversary of the Centro Médico Nacional Siglo XXI, Instituto Mexicano del Seguro Social Fortino Solórzano Santos, Miguel Ángel Villasís Keever ARTÍCULOS DE REVISIÓN/REVIEW ARTICLES 329 337 Participación de la prolactina en la respuesta inmune Role of prolactin in the immune response Francisco Blanco Favela, María Victoria Legorreta Haquet, Yunuen Rocío Huerta Villalobos, Karina Chávez Rueda, Eduardo Montoya Díaz, Luis Chávez, Edgar Zenteno Galindo Ácido docosahexanoico y ácido araquidónico en neonatos: ¿el aporte que reciben es suficiente para cubrir sus necesidades? Docosahexaenoic acid in neonates: do they receive enough to reach their needs? Mariela Bernabe-García, Raúl Villegas Silva, Mardia López Alarcón ARTÍCULOS DE INVESTIGACIÓN/RESEARCH ARTICLES 347 355 367 376 384 Estrategias de afrontamiento y su relación con depresión y ansiedad en residentes de pediatría en un hospital de tercer nivel Coping strategies and their relation with depression and anxiety in pediatric residents in a third level pediatric hospital Ana Carolina Sepúlveda Vildósola, Ana Laura Romero Guerra, Leonel Jaramillo Villanueva Frecuencia de infección y enfermedad por citomegalovirus. Factores de riesgo para su desarrollo en pacientes pediátricos con trasplante renal Frequency of infection and disease due to cytomegalovirus and risk of development in pediatric kidney transplant patients María Antonieta Julián Núñez, María Guadalupe Miranda Novales, Eric Moisés Flores Ruiz, Ignacio Guerra Gallo, Fortino Solórzano Santos, José Guillermo Vázquez Rosales Condición de la succión evaluada a las 48 horas de vida en los neonatos con peso adecuado y peso bajo al nacer y su relación con el crecimiento ponderal a los 28 días de vida Suckling behavior at 48 hours of life in low and normal birth weight infants and their growth at 28 days of life Mario Enrique Rendón Macías, Héctor Domínguez Jiménez, Yolanda Aguilar Álvarez Utilidad de la proteína C reactiva para el diagnóstico de infección bacteriana en el paciente pediátrico con cáncer, fiebre y neutropenia Usefulness of C-reactive protein in the diagnosis of bacterial infection in the pediatric patient with cancer, fever and neutropenia MJ Penagos Paniagua, Miguel Ángel Villasís Keever, María Guadalupe Miranda Novales, A Tapia Marcial, H Rivera Márquez, R Bernáldez Ríos, E López Aguilar, Fortino Solórzano Santos Estudio multimodal de higiene de manos en un hospital pediátrico de tercer nivel Multimodal study of hand hygiene in a third level pediatric hospital Irma Zamudio-Lugo, Abigail Meza-Chávez, Yazmín Martínez-Sánchez, Guadalupe Miranda-Novales, Guadalupe Espinosa-Vital, Roberta Rodríguez-Sing 391 397 404 411 Experiencia de 15 años en ginecología pediátrica y de la adolescente en un hospital pediátrico de tercer nivel Pediatric and adolescent gynecology in a tertiary level pediatric hospital: 15-years of experience Abigail Hernández Cabezza, Juana Serret Montoya, Miguel Ángel Villasís Keever, Jesús Bonilla Rojas, Eulalia Garrido Magaña, Rocío Cárdenas Navarrete, Martha Elena Morales Castillo Frecuencia de lesión de la vía aérea identificada por broncoscopia en recién nacidos con intubación endotraqueal prolongada en una unidad de cuidados intensivos neonatales de tercer nivel Frequency and type of airway injury identified by bronchoscopic examination in newborns with prolonged endotracheal intubation in a neonatal intensive care unit Heladia García, Hugo Ramírez San Juan, Jorge Ramírez Figueroa, Raúl Villegas Silva, Olivia Madrigal Muñiz Confiabilidad del registro del peso y de la talla por el personal de enfermería en un hospital pediátrico de tercer nivel de atención Reliability of nursing records of anthropometric measurements of patients in a tertiary pediatric hospital Miguel Ángel Villasís Keever, Norma Andrea Arias Villa, María Guadalupe Cedillo Rosas, Ivonne Hernández Luna, Karla Cristina Emiliano Aceves, Vianey Mora Gutiérrez, Martha Alicia Sánchez Ramírez, Jessi Nallely Zurita Cruz Síndrome nefrótico corticorresistente: 15 años de experiencia en el Hospital de Pediatría, Centro Médico Nacional Siglo XXI Steroid-resistant nephrotic syndrome: 15 years experience from the Hospital de Pediatría, Centro Médico Nacional Siglo XXI María Alejandra Aguilar Kitsu, Claudia del Carmen Zepeda Martínez, María del Pilar Ibarra Cazares, Juana Lorena Sánchez Barbosa, Ramiro Alejandro Luna Sánchez María Leticia, Mendoza Guevara, Karina Diaz de León, José Manuel Ubillo Boletín Médico del Hospital Infantil de México Indexado en/Indexed in Scopus, Elsevier Embase/Excerpta Medica Current Awareness in Biological Sciences (CABS) Index Medicus Latinoamericano (IMLA) Literatura Latinoamericana en Ciencias de la Salud (LILACS) Scientific Electronic Library Online (SciELO) Biblioteca Virtual en Salud (BVS)Periódica-Índice de Revistas Latinoamericanas en Ciencias, UNAM Latindex EBSCO/MedicLatina Artemisa Versión completa (español e inglés): www.himfg.edu.mx www.nietoeditores.com.mx La revista Boletín Médico del Hospital Infantil de México es una publicación del Hospital Infantil de México Federico Gómez. Revista bimestral. Editor responsable Gonzalo Gutiérrez. Reserva de Título de la Dirección General del derecho de Autor (SEP): 04-1985-000000000361-102. Certificado de Licitud de Título 11924 y Certificado de Licitud de Contenido de la Comisión Calificadora de Publicaciones y Revistas Periódicas (SeGob) 8328. Publicación realizada por Edición y Farmacia SA de CV. José Martí 55, colonia Escandón, 11800 Ciudad de México. El contenido de los artículos firmados es responsabilidad de sus autores. Todos los Derechos Reservados. Boletín Médico del Hospital Infantil de México La revista pediátrica con mayor difusión en México Más de 65 años de publicación ininterrumpida. Seis números al año con más de 70 artículos de investigadores nacionales y extranjeros con los temas más actuales en Pediatría. Suscripciones 2012 En México: $500 pesos En el extranjero: $60 USD Departamento de Ediciones Médicas Edificio Mundet, tercer piso Dr. Márquez 162, Col. Doctores 06720 Cuauhtémoc, Ciudad de México Formas de pago Condiciones Efectivo Directo en la caja del Hospital Infantil de México Federico Gómez Trámite en el Departamento de Ediciones Médicas Edificio Mundet, tercer piso Dr. Márquez 162, Col. Doctores 06720 Cuauhtémoc, Ciudad de México Horario: Lun a Vie de 8 am a 3 pm Se entregará o se remitirá nota de venta a todos nuestros suscriptores. Los ejemplares se entregarán directamente o se enviarán vía postal; en el segundo caso se requerirán los siguientes datos: nombre y domicilio completos, teléfono y correo electrónico. 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Campos Lara Editora Ejecutiva Ricardo Viguri Uribe Editor Asociado y Administrativo Sharon Morey Editora Asociada Julia Segura Uribe Editora Adjunta COMITÉ EDITORIAL BIOMÉDICO Jesús Kumate Rodríguez1 Pedro Valencia Mayoral2 SALUD PÚBLICA Sonia Fernández Cantón5 Hortensia Reyes Morales4 TEMAS PEDIÁTRICOS Luis Jasso Gutiérrez2 Luis Velásquez Jones2 EDUCACIÓN EN SALUD Y ÉTICA CLÍNICA Jaime Nieto Zermeño2 Juan José Luis Sienra Monge2 CLÍNICO Blanca Estela del Río Navarro2 Fortino Solórzano Santos3 EPIDEMIOLOGÍA CLÍNICA Juan Garduño Espinosa2 Miguel Ángel Villasis3 CASOS CLÍNICOS Salvador Villalpando Carrión2 CASOS CLÍNICO PATOLÓGICOS Stanislaw Sadowinski Pine2 1 Fundación IMSS Hospital Infantil de México Federico Gómez 3 Hospital de Pediatría, Centro Médico Nacional Siglo XXI, Instituto Mexicano del Seguro Social 4 Instituto Nacional de Salud Pública, Secretaría de Salud 5 Dirección de Información Epidemiológica, Dirección General de Epidemiología, Secretaría de Salud 2 Boletín Médico del Hospital Infantil de México CONSEJO EDITORIAL José Luis Arredondo GarcíaInstituto Nacional de PediatríaMéxico D.F., México Manuel Baeza BacabCentro Médico de las AméricasMérida, Yucatán, México Eduardo Bancaleri Holtz Children´s HospitalMiami, Florida, EUA Alessandra Carnevale CantoniInstituto Nacional de Medicina GenómicaMéxico D.F., México Aldo CastañedaUnidad de Cirugía Cardiovascular de Guatemala Guatemala, Guatemala Leticia CastilloChildren´s Medical Center, Dallas, Texas, EUA University of Texas Southwestern Francisco CigarroaUniversity Hospital San Antonio, Texas, EUA Alejandro Cravioto QuintanaOrespes S.A. de C.V.México D.F., México Blanca Estela Del Río Navarro Hospital Infantil de México Federico GómezMéxico D.F., México Alfonso Delgado Rubio Hospital Universitario Madrid SanchinarroMadrid, España Arturo Fajardo GutiérrezCentro Médico Nacional S. XXI, IMSSMéxico D.F., México Samuel Flores Huerta Hospital Infantil de México Federico GómezMéxico D.F., México Carlos Franco ParedesEmory University HospitalAtlanta, Georgia, EUA Sara Huerta Yepez Hospital Infantil de México Federico GómezMéxico D.F., México Fima LifshitzCottage Children´s Hospital Sta. Barbara, California, EUA Gabriel ManjarrezCentro Médico Nacional S. XXI, IMSSMéxico D.F., México Homero Martínez Salgado Hospital Infantil de México Federico GómezMéxico D.F., México Mara Medeiros Hospital Infantil de México Federico GómezMéxico D.F., México Juan Pablo Méndez BlancoInstituto Nacional de Ciencias Médicas y NutriciónMéxico D.F., México Salvador Zubirán Guadalupe Miranda NovalesCentro Médico Nacional S. XXI, IMSSMéxico D.F., México Verónica Morán Barroso Hospital Infantil de México Federico GómezMéxico D.F., México Ángel Nogales Espert Hospital Universitario Reina SofíaCórdoba, España Samuel NurkoChildren’s Hospital BostonBoston, Massachusetts, EUA Miguel O’ryanUniversidad de Chile Santiago de Chile, Chile Alberto PeñaCincinnati Children´s HospitalCincinnati, Ohio, EUA Francisco J. Puga MuñuzuriMayo ClinicRochester, Minnesota, EUA Guillermo Ramón Hospital Infantil de México Federico GómezMéxico D.F., México Vesta Richardson López ColladaCentro Nacional de Salud para la Infancia yMéxico D.F., México la Adolescencia Fabio Salamanca GómezCentro Médico Nacional S. XXI, IMSSMéxico D.F., México Eduardo Salazar LindoDS-CONSULT S.A.C.Lima, Perú Norberto Sotelo CruzEscuela de Medicina, Universidad de Sonora Hermosillo, Sonora, México Alejandro Sweet Cordero Stanford University School of Medicine Stanford, California, EUA Gustavo Varela Fascinetto Hospital Infantil de México Federico GómezMéxico D.F., México Arturo Vargas Origel Facultad de Medicina, Universidad de GuanajuatoLeón, Guanajuato, México Edgar Vásquez GaribayInstituto de Nutrición Humana Guadalajara, Jalisco, México Federico Raúl VelázquezCentro Médico Nacional S. XXI, IMSSMéxico D.F., México Alberto Villaseñor SierraCentro de Investigaciones Biomédicas de Occidente Guadalajara, Jalisco, México Bol Med Hosp Infant Mex 2012;69(5):325 Presentación D esde su fundación, hace casi 50 años, la Unidad Médica de Alta Especialidad (UMAE) Hospital de Pediatría del Centro Médico Nacional Siglo XXI, Instituto Mexicano del Seguro Social se ha dedicado a brindar la atención médica a pacientes pediátricos con los más altos estándares de calidad. Esto ha sido posible, en parte, gracias a la evaluación sistematizada de cada uno de los componentes del proceso de atención de todos los pacientes atendidos. A lo largo de todos estos años, los resultados obtenidos en la atención de los niños, como la respuesta de sus complicaciones, el escrutinio de los posibles mecanismos fisiopatogénicos y las propuestas de cambio en los procesos diagnósticos y terapéuticos, han sido presentados a la comunidad médica nacional e internacional a través de Vol. 69, Septiembre-Octubre 2012 innumerables publicaciones elaboradas por el personal de salud del Hospital. En este número especial, gracias a la atinada visión de los editores del Boletín Médico del Hospital Infantil de México, tengo el gusto de presentarles una recopilación de 11 artículos, que son solo una muestra de la productividad científica que tiene la UMAE Hospital de Pediatría en la actualidad. Dr. Hermilo De La Cruz Yáñez Director General de la Unidad Médica de Alta Especialidad Hospital de Pediatría, Centro Médico Nacional Siglo XXI, Instituto Mexicano del Seguro Social 325 Bol Med Hosp Infant Mex 2012;69(5):326-328 Editorial Quincuagésimo aniversario del Centro Médico Nacional Siglo XXI, Instituto Mexicano del Seguro Social Fiftieth anniversary of the Centro Médico Nacional Siglo XXI, Instituto Mexicano del Seguro Social Fortino Solórzano Santos, Miguel Ángel Villasis Keever E n mayo de 1961 se inauguró el complejo de hospitales que conforman el Centro Médico Nacional, ahora Siglo XXI, del Instituto Mexicano del Seguro Social. Paulatinamente fueron abriéndose el Hospital General (actualmente Hospital de Especialidades), el Hospital de Cardiología, el Hospital de Traumatología y Ortopedia, el Hospital de Gineco-obstetricia, el Hospital de Oncología y el Hospital de Pediatría. Desde su apertura, los pilares fundamentales de los diferentes hospitales que conforman este Centro Médico han sido la asistencia (atención médica), la docencia (formación de enfermeras, nutricionistas, médicos generales y especialistas) y la investigación, los cuales continúan promoviéndose hasta el día de hoy. Como una forma de reconocer lo que han significado 50 años de historia de la medicina en la Pediatría del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), en este número del Boletín Médico del Hospital Infantil de México se han conjuntado una serie de artículos de revisión e investigación, que reflejan el trabajo multi e interdisciplinario que actualmente se desarrolla en el Hospital de Pediatría (HP) del Centro Médico Nacional (CMN) Siglo XXI. A lo largo de la historia, el Hospital de Pediatría ha generado múltiples publicaciones médicas, con investigaciones enfocadas en los problemas prioritarios de salud, de acuerdo con las Unidad Médica de Alta Especialidad, Hospital de Pediatría Centro Médico Nacional Siglo XXI, Instituto Mexicano del Seguro Social México D.F., México Fecha de recepción: 10-09-12 Fecha de aceptación: 10-09-12 326 condiciones socioeconómicas que ha vivido el país. Existen evidencias de las aportaciones realizadas a la pediatría desde los fundadores hasta lo desarrollado por diferentes investigadores clínicos y básicos en épocas actuales.1-23 En este número especial, se ejemplifican los diferentes aspectos de la investigación que se ha realizado en esta unidad hospitalaria en años recientes.24-34 En estos artículos se describe, en parte, el proceso de atención que se brinda en el HP, tanto por el tipo de pacientes atendidos como por su edad biológica. Así, en el área de neonatología se muestran los problemas nutricios en el recién nacido y la necesidad de aportes especiales, así como el impacto con la técnica de alimentación utilizada.28 Los avances tecnológicos han permitido la sobrevida de recién nacidos de pretérmino y bajo peso al nacimiento, que dentro de su manejo ameritan asistencia ventilatoria mecánica e intubación traqueal prolongada; dadas estas condiciones, se presenta un análisis de las lesiones de la vía aérea asociadas a esta terapéutica.32 Por otro lado, las características actuales del HP y de otros similares han favorecido la mayor atención a pacientes con diferentes grados de inmunosupresión debido a los padecimientos de fondo. Los pacientes sometidos a trasplantes requieren, para su manejo, el uso de inmunosupresores que incrementan el riesgo de adquisición de infecciones oportunistas, entre las que se encuentra la infección por citomegalovirus. En este número se analiza la frecuencia de esta infección en pacientes que reciben trasplante renal, y su relación con algunos factores de riesgo.27 por otro lado, es frecuente que los pacientes hemato-oncológicos cursen con grados variables de neutropenia en alguna fase del tratamiento, particularmente con la quiBol Med Hosp Infant Mex Quincuagésimo aniversario del Centro Médico Nacional Siglo XXI, Instituto Mexicano del Seguro Social mioterapia. Esto también los hace susceptibles a diversos procesos infecciosos. En la práctica clínica es frecuente que exista la dificultad de distinguir —ante un paciente neutropénico febril— los casos de infección bacteriana y los casos que no presentan un problema infeccioso. La determinación de proteína C reactiva es utilizada como una prueba auxiliar en la sospecha de infección de origen bacteriano, de acuerdo con los niveles séricos presentados por el paciente. Penagos y colaboradores buscaron el mejor valor de corte para identificar al paciente que cursa con un proceso infeccioso subyacente.29 En este contexto, el proceso inmunológico presenta múltiples variantes, razón por la cual se consideró de interés incluir una revisión sobre la participación de la prolactina en la modulación de la respuesta inmune.24 Las patologías observadas en los pacientes pediátricos, tanto escolares como adolescentes, involucran diferentes enfermedades que pueden resultar en padecimientos crónicos; dentro de estas se encuentran las enfermedades renales. Como un ejemplo se analiza la evolución que presentó un grupo de pacientes con síndrome nefrótico sometidos a diferentes esquemas de tratamiento, y el pronóstico alcanzado al paso de los años.34 En el contexto de este grupo etario siempre se incluyen pacientes de sexo femenino que, cuando alcanzan los cambios fisiológicos propios del crecimiento, llegan al momento de la maduración sexual. Muchas de estas niñas con enfermedades crónicas sufren diferentes cambios hormonales que, aunados a la enfermedad de fondo, generan manifestaciones que requieren del apoyo médico. La Unidad Médica de Alta Especialidad (UMAE) HP ha conformado una clínica para la atención de trastornos ginecológicos, cuya experiencia se aborda en uno de los artículos.31 En el entorno de la atención médica, existen ciertos procesos que en ocasiones no se validan con la regularidad necesaria y que forman parte de la calidad de la atención en los pacientes. Por esto, se incluyeron artículos que abordaran estos tópicos. Uno de ellos realiza la descripción de la confiabilidad de registros clínicos del peso y talla por parte del personal de enfermería, registros que son esenciales en la atención de los pacientes pediátricos.33 El segundo corresponde a los resultados de la vigilancia de la práctica del lavado de manos como medida fundamental para el control de las infecciones intrahospitalarias, y representa una de las Metas Internacionales de Seguridad del Paciente (que idealmente debe cumplirse en el 100% de los casos).30 Vol. 69, Septiembre-Octubre 2012 Por último, aunque no menos importante, una gran parte de la atención en los hospitales está a cargo de los médicos residentes. Dentro de los diferentes períodos de su formación son sometidos a presiones académicas, laborales, familiares, económicas, etcétera, que les generan diferentes grados de estrés, que a su vez condicionan reacciones de ansiedad o depresión. Sepúlveda y colaboradores presentaron las formas de afrontamiento más utilizadas en un grupo de residentes del Hospital de Pediatría, manifestando algunas necesidades de atención a la salud que requieren los propios residentes.26 Se espera que los lectores, a través de los diferentes artículos, conozcan parte de la labor que diariamente se realiza en la UMAE Hospital de Pediatría, y con las experiencias de investigación publicadas se siga contribuyendo a mejorar la atención del paciente pediátrico. Que este número especial del Boletín Médico del Hospital Infantil de México sea como un regalo por la conmemoración del quincuagésimo aniversario del Centro Médico Nacional Siglo XXI, Instituto Mexicano del Seguro Social. Autor de correspondencia: Dr. Fortino Solórzano Santos Correo electrónico: fortino.solorzano@imss.gob.mx REFERENCIAS 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. Gutiérrez G, Kumate J, Mendía AM. Immunological survey of the infantile population of Mexico, D.F. II. 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El objetivo de esta revisión fue puntualizar acerca de la participación de la prolactina secretada por estas células en la respuesta inmune. Palabras clave: prolactina, receptor de prolactina, respuesta inmune, respuesta Th1, células T reguladoras, células T efectoras. ABSTRACT Evidence exists about the relationship between the immune and the endocrine systems through communication of multiple factors such as cytokines, neuropeptides, neurotransmitters and hormones. Among the hormones, prolactin (PRL) has been shown to participate in the innate and adaptive immune response. In addition to being produced by the pituitary gland, PRL is also produced and secreted by cells of the immune system. The aim of this review is to update information about the involvement of PRL secreted by immune system cells in the immune response. Key words: Prolactin, PRL-R, immune response, Th1, Treg and Teff cells. INTRODUCCIÓN La prolactina (PRL) es una hormona polipeptídica con múltiples funciones, que incluyen el mantenimiento del embarazo, el desarrollo mamario, la homeostasis de fluidos e inmunomodulación,1-3 la regulación de la diferenciación de glándulas secretoras, la lactancia y la formación y actividad del cuerpo lúteo.4 Es sintetizada y secretada por células de la hipófisis anterior (lactotropos). El estímulo para ser secretada puede ser inducido por diversos 1 2 Unidad de Investigación Médica en Inmunología, Unidad Médica de Alta Especialidad, Hospital de Pediatría, Centro Médico Nacional Siglo XXI, Instituto Mexicano del Seguro Social Departamento de Bioquímica, Facultad de Medicina, Universidad Nacional Autónoma de México México D.F., México Fecha de recepción: 24-05-12 Fecha de aceptación: 05-09-12 Vol. 69, Septiembre-Octubre 2012 factores, como la succión, la estimulación directa de la piel de la areola, el estrés, o sustancias como serotonina, colecistoquinina, angiotensina II, hormona liberadora de tirotropina y péptido intestinal vasoactivo. Es inhibida por dopamina y opiáceos.5-11 Se le ha asociado con más de 300 funciones biológicas diferentes que pueden agruparse en cinco categorías: 1) reproducción, 2) osmorregulación, 3) desarrollo y crecimiento 4) metabolismo de carbohidratos y lípidos e 5) inmunoregulación.12-14 En el sistema inmunológico se le ha involucrado en la proliferación de linfocitos T, la protección contra apoptosis y la supervivencia celular. Actúa como molécula de adaptación al estrés contra mediadores inflamatorios importantes para mantener la homeostasis del sistema inmunológico4 y participa en el tránsito de IgA a través del epitelio celular durante el desarrollo de la glándula mamaria.15 Además, se ha demostrado que la síntesis y secreción de esta hormona no se restringe a la hipófisis, sino que las células de otros órganos y tejidos tienen esta capacidad, entre ellas las células del sistema inmunológico.5,8,16,17 329 Francisco Blanco-Favela, María Victoria Legorreta-Haquet, Yunuen Rocío Huerta-Villalobos, Karina Chávez-Rueda, Eduardo MontoyaDíaz, Luis Chávez-Sánchez, Edgar Zenteno-Galindo Prolactina La prolactina es una proteína globular de una sola cadena con 199 aminoácidos (aa) y tres puentes disulfuro intramoleculares (Cys4-Cys11, Cys58-Cys174 y Cys191-Cys199). El 50% de los aminoácidos en la cadena conforman una estructura secundaria de -hélice (Figura 1). Aunque la principal forma de prolactina que se ha encontrado en hipófisis y suero tiene un peso molecular de 23 kDa, se han descrito distintas isoformas que resultan de modificaciones posttranscripcionales, post-traduccionales o modificaciones químicas en su cadena de aminoácidos: la glucosilada (25 kDa), que presenta una menor actividad biológica;12,18-20 la macroprolactina (big-big PRL >100 kDa) y la big PRL (4060 kDa), dos isoformas de alto peso molecular que surgen de la dimerización o polimerización de la misma21 o de la unión con otras proteínas, como anticuerpos (150 kDa);22 y la de 16 kDa (potente factor angiolítico), producto de la degradación enzimática de la PRL de 23 kDa.8,23 Por sus características genéticas, estructurales y funcionales, la prolactina pertenece a la misma familia que la hormona de crecimiento y el lactógeno placentario, los cuales provienen de un mismo gen ancestral. El gen que codifica para PRL se localiza en el brazo corto del cromosoma 6 y está compuesto por cinco exones y cuatro intrones con un tamaño aproximado de 10 kb.12,24-27 La expresión de este gen se ha identificado en varias regiones del cerebro, miometrio, timo, bazo, médula ósea, células epiteliales mamarias, endometrio, en algunas líneas de células tu- morales, en células del sistema inmunológico (linfocitos T y B), en fibroblastos y en glándulas sudoríparas.5,12,17,28 La PRL ejerce distintas acciones, y esto puede depender tanto de su polimorfismo estructural como de la amplia distribución de su receptor.15 Receptor de prolactina El receptor de PRL (PRL-R) es una proteína transmembranal. Su gen se encuentra en el cromosoma 5. A diferencia del gen de prolactina —que codifica para una sola proteína— este codifica para tres diferentes isoformas. Estas isoformas difieren en el tamaño (corto, intermedio y largo) y la composición de la porción intracelular (Figura 2). Exhiben un dominio extracelular idéntico de aproximadamente 200 aa. El dominio transmembranal posee 24 aa, mientras el intracelular presenta diferentes tamaños y composiciones, dependiendo de la isoforma del receptor. La isoforma larga posee 598 aminoácidos de longitud; la isoforma intermedia, 325 aminoácidos y 2 isoformas pequeñas de 352 y 264 aminoácidos cada una.29 En esta porción existen dos regiones conservadas denominadas caja 1 y caja 2. La región próxima a la membrana, denominada caja 1, presenta una zona rica en prolinas, mientras que la caja 2 es una región menos conservada que se pierde en la isoforma corta. Las isoformas corta y larga del PRLR se expresan de manera diferencial en distintos tejidos, sugiriendo efectos y activación de rutas de señalización diferentes.30 La isoforma larga es la más frecuente en el L I C1a C1b S1 S2 Puente disulfuro Motivo WS Caja 1 Caja 2 Figura 1. Estructura terciaria de la prolactina. Presenta cuatro dominios alfa-hélice y dos sitios de unión al receptor. 330 Figura 2. Representación esquemática de las tres isoformas del receptor de prolactina. El dominio extracelular idéntico está dividido en dos sub-dominios. La porción intracitoplasmática difiere en tamaño y composición. Bol Med Hosp Infant Mex Participación de la prolactina en la respuesta inmune humano. A las isoformas pequeñas se les ha atribuido una regulación negativa de la función de la isoforma larga.29 La prolactina pituitaria podría participar en la regulación de la expresión del gen del receptor de prolactina en las células del sistema inmunológico humano. La expresión del gen del receptor de PRL del linfocito se suprimió significativamente en madres que amamantan. Esta nueva evidencia sugiere que el nivel de receptor de PRL de los linfocitos circulantes puede ser regulado de manera negativa por los elevados niveles de PRL sérica, y que la PRL secretada por la adenohipófisis puede regular la expresión del receptor de PRL de las células inmunes, específicamente en el período postparto. Estos datos apoyan la evidencia que hay un rol de la PRL secretada por la adenohipófisis en el sistema inmunológico en circunstancias fisiológicas.31 La estructura terciaria del receptor, determinada por cristalografía, muestra que los dominios extracelulares contienen siete cadenas b plegadas en antiparalelo (Figura 3).12,32 Se ha demostrado la expresión del receptor en células de cerebro, retina, cartílago, piel, pulmón, corazón, páncreas, hígado, bazo, timo, tracto intestinal, riñón, sistema reproductivo, linfocitos (T y B), macrófagos, etcétera.12,33-35 El receptor de PRL, junto con los de IL2 (cadena b y g), IL3, IL4, IL6, IL7, IL9, IL12, IL15, GM-CSF, G-CSF, EPO, LIF y hormona del crecimiento, pertenece a la superfamilia de receptores de citocinas hematopoyéticas.19,35-37 La unión de la PRL con su receptor induce la fosforilación de tirosinas (Tyr) de distintas proteínas intracelulares, incluyendo al receptor. La región intracelular próxima a la membrana se encuentra constitutivamente asociada a JAK2, que se fosforila un minuto después de la interacción PRL–PRL-R (Figura 4). La proteína JAK2 fosforila a STAT, que presenta cinco diferentes dominios: a) de unión al DNA, b) parecido a SH2, c) similar a SH3, d) amino terminal y e) carboxilo terminal. Las Tyr fosforiladas de JAK2 se unen al dominio SH2 de STAT, el cual es fosforilado por la asociación PRL-R-JAK2. Al encontrarse fosforilado, STAT se disocia del receptor formando un homo o heterodímero que es traslocado al núcleo, activando el domino de unión al DNA; la secuencia que reconoce el homo o heterodímero de STAT1, STAT3 y STAT5 en el núcleo es una secuencia que activa IFNg (GAS) y consiste en una secuencia palindrómica (TTCxxxGAA), presente en diferentes promotores.8,12,34,38-40 Por esta vía se activa la transcripción de genes clave en el desarrollo de la respuesta Th1, como el factor T-bet el cual se incrementa a bajas dosis de PRL y se inhibe a altas dosis en linfocitos T CD4+.41 Otras proteínas tirosíncinasas (PTK) son activadas por la estimulación con PRL, incluyendo Fyn, Src, Ras y Raf, y serín-treonín cinasas como ZAP-70, PI3, Akt, MAPK, JNK y PKC. La coordinación de cascadas paralelas de cinasas Figura 3. Estructura del receptor de prolactina (PRL-R). La estructura terciaria del PRL-R presenta un sitio de unión y una estructura de β plegada en antiparalelo. Vol. 69, Septiembre-Octubre 2012 331 Francisco Blanco-Favela, María Victoria Legorreta-Haquet, Yunuen Rocío Huerta-Villalobos, Karina Chávez-Rueda, Eduardo MontoyaDíaz, Luis Chávez-Sánchez, Edgar Zenteno-Galindo Dimerización inducida por el ligando Fosforilación de Jack y PRL-R Paso 2 Paso 3 PRL Dominio D1 EC D2 Dominio IC Jak2 D1 D2 Jak2 D1 D2 Jak2 P D1 D2 Jak2 P D1 D2 Jak2 P D1 D2 Jak2 P P P P P Figura 4. Mecanismo de activación del PRL-R por dimerización inducida por PRL. con la vía de señalización JAK/STAT puede determinar el patrón de expresión de genes de diversos tejidos y células en respuesta a PRL (Figura 5). Las acciones pleiotrópicas de PRL relacionadas con proliferación celular, diferenciación, apoptosis o supervivencia celular dependen de las interacciones entre estas cascadas paralelas de cinasas.13 Prolactina y sistema inmunológico La relación entre la PRL y el sistema inmunológico se evidenció en 1930, cuando PE Smith observó atrofia en el timo de ratas hipofisectomizadas.42 Posteriormente, Nagy y Bercy publicaron su trabajo acerca de la inmunodeficiencia en ratas hipofisectomizadas, donde la administración de PRL, de hormona de crecimiento y de lactógeno placentario restableció la actividad inmunológica. 43 En 1983 se realizaron experimentos similares utilizando PRL PRL P P STAT Jak 2 P STAT RAS RAF P Jak SHC SOS 2 GRB2 Fyn Jak 2 Jak 2 MAPK K MAPK STAT STAT Factores de transcripción en núcleo Figura 5. Representación esquemática de la señalización del receptor de prolactina de rata largo y corto. 332 bromocriptina (agonista dopaminérgico D2) para inhibir selectivamente la secreción de PRL, y se encontraron resultados similares al trabajo anterior. Es decir, la disminución en la respuesta inmune tanto celular como humoral, que se restablece al suspender la bromocriptina.44 Además, se ha encontrado que el sistema inmunológico es capaz de regular la secreción de prolactina.19 Las citocinas IL1, IL6 y TNFa pueden actuar como reguladores endócrinos en la liberación de PRL hipofisiaria.45,46 En 1987 se demostró que los sobrenadantes del cultivo de esplenocitos murinos activados con concanavalina A (Con A) inducían proliferación en células Nb2 (dependientes de PRL), y su efecto fue revertido en presencia de anticuerpos antiprolactina.7 Esto sugirió que los linfocitos pueden sintetizar una proteína con actividad biológica similar a la PRL hipofisiaria, y se demostró con el análisis de hibridación in situ, que reveló la expresión del RNA mensajero (RNAm) de la PRL en diferentes tejidos linfocitarios.15,47 Utilizando la técnica de Northern blot en una línea linfoblastoide de células B, también se demostró la presencia del RNAm de PRL y, posteriormente, mediante la técnica de RT-PCR se encontró que no solamente en líneas celulares linfoides se expresa el mensajero de PRL, sino también en células linfocitarias normales, como timocitos y células mononucleares de sangre periférica humana.15 Por inmunofluorescencia, se observó que el receptor de PRL se expresa en células NK CD56+ uterinas in situ, y mediante RT-PCR y Western blot se demostró su expresión en células NK CD56+ deciduales. Además de la fosforilación de ERK1 y 2 en células NK CD56+ en cultivos adicionados con PRL, se ha sugerido que PRL estimula la vía de ERK en múltiples compartimentos celulares del endometrio humano, identificando a las células NK CD56+ de útero como un nuevo sitio blanco para PRL.48 La expresión del receptor de prolactina en las células NK de humano es una clara indicación de que estas células potencialmente responden al estímulo con PRL, hecho que solo se había corroborado en rata. En humanos, la prolactina incrementa la expresión del IL-2Rα en la superficie celular, así como la expresión del RNAm de IL-2, lo que indica que PRL sobreregula la función de las células NK, favoreciendo la retroalimentación entre IL-2 y su receptor. Resultados similares se han reportado en cuanto a IL-15 e IL-15R.49 La PRL también se encuentra implicada en la diferenciación celular y la expresión de distintos factores Bol Med Hosp Infant Mex Participación de la prolactina en la respuesta inmune durante la diferenciación de las células NK; se expresa y es requerida para conducir a una respuesta de células LAK. Estos datos indican un posible papel de la prolactina en la modulación de la función de las células NK en humanos.50 La administración de prolactina recombinante en ratones con transplante de médula induce un incremento en la linfopoyesis.51 En ratones knock out para prolactina y su receptor no se encuentran defectos en la producción de linfocitos. Sin embargo, el número absoluto de linfocitos B y sus precursores se encuentra ligeramente disminuido, lo que demuestra la participación de PRL en la linfopoyesis.4,52 Además, el hecho de que en líneas celulares de linfocitos Pro-B (B220lowCD43+) transfectados con el PRLR, así como en linfocitos Pro-B de ratón, la PRL aumenta la diferenciación hacia linfocitos Pre-B (B220+CD43-).53 Con respecto a la expresión de moléculas coestimulatorias, no se han reportado diferencias entre la expresión de CD40 y CD86 en linfocitos B provenientes de individuos sanos o de pacientes con hiperprolactinemia.54 En esplenocitos murinos, se ha encontrado que la prolactina incrementa la viabilidad y la capacidad estimuladora de las células dendríticas (DC), sobreregula la expresión de MHC-II y CD40, mientras disminuye los niveles de CD54 en DC. Además, disminuye los niveles de NF-kappaBp65 y la capacidad endocítica de las DC, e incrementa la secreción de IL-6, IL-10, IL-12 y TNF-α en estas células. Esto sugiere que la PRL puede regular la respuesta inmune, ya sea fisiológica o patológica, mediante cambios en la viabilidad del fenotipo, capacidad endocítica y estimuladora de las DC, así como en la expresión de citocinas.55 La prolactina aumenta la expresión de CD69 y CD25 en células mononucleares56 e interviene en la expresión de las moléculas CD69 y CD154 en linfocitos T CD4+ ya que, al activarlos con PMA y bloquear la prolactina autócrina con un anticuerpo anti-PRL, la expresión de estas moléculas disminuye marcadamente,57 así como en la secreción de IL2 e IFNg.54 Por otra parte, las células mononucleares activadas con LPS más PRL incrementan la secreción de IL12 y TNFα.58 De igual forma, las citocinas afectan la expresión del RNAm de prolactina en linfocitos T, e IL4 e IL1b reducen la expresión de dicho mensajero.59 Al bloquear la prolactina, específicamente con un anticuerpo anti-PRL, se inhibe la proliferación de las células mononucleares y los linfocitos T activados con Con A, así como de los linfocitos B activados con LPS y la secreción Vol. 69, Septiembre-Octubre 2012 de citocinas como IL2, que actúa como factor de crecimiento en células Nb2.60,61 La adición de PRL exógena —y no de HC— evita la acción inhibitoria del anticuerpo en cultivos de linfocitos.17 Además, en estudios donde se utilizaron líneas celulares dependientes de IL2 e IL4, se demostró que el mismo anticuerpo anti-prolactina inhibió la respuesta proliferativa hacia estas citocinas,60 y la adición de prolactina combinada con IL2, fitohemaglutinina o Con A estimuló la proliferación de linfocitos T, B y células NK mantenidas en cultivo.7 En granulocitos, linfocitos y células del endometrio, la PRL induce la transcripción del gen del factor de transcripción regulador del interferón (IRF–l), que es un regulador importante de la diferenciación y la maduración de los linfocitos T y B. Además, regula la síntesis de la sintasa de óxido nítrico inducible (iNOS), mediando la respuesta inmune y la inflamación. La PRL también estimula la síntesis de la IL2 y su receptor en esplenocitos y timocitos, además de colaborar en las acciones de la IL2 e IL12 estimulando la síntesis de IFNγ en linfocitos T y células NK. Algunos estudios han sugerido que la PRL participa en la actividad hematopoyética y en el desarrollo y mantenimiento de la masa ósea.49 Por otro lado, la PRL previene la apoptosis inducida por óxido nítrico y dexametasona en la línea celular Nb2,62 y modula tanto la expresión de genes implicados en la apoptosis (bax y bcl-2) como en la activación de la caspasa-3.62-64 Estudios realizados en modelos animales muestran que la prolactina induce la expresión del receptor de IL2 en linfocitos de ratas ovariectomizadas.65 Se ha reportado también que la prolactina favorece la sobrevida y diferenciación de progenitores linfoides,66 y la importancia de la PRL en el proceso de activación y proliferación de linfocitos.2,60 Se ha demostrado la regulación autócrina de la señalización de PRL en el desarrollo y activación de los linfocitos T, lo que refuerza la hipótesis de un mecanismo por el cual la prolactina autócrina participa en la inmunoregulación de los linfocitos modulando la expresión de moléculas coestimulatorias y citocinas.54,67 Por ejemplo, se sabe que la prolactina es producida y secretada por las propias células del sistema inmunológico y actúa justo después de la primera señal de activación de una forma autócrina; en buena medida, la secreción de IL-2, IFNgamma y la expresión de las moléculas CD69 y CD154 depende parcialmente de la PRL.56 Nuestro grupo ha reportado la participación de la PRL en la función supresora de los linfocitos T reguladores.68 Los linfocitos T reguladores (Treg) son células T 333 Francisco Blanco-Favela, María Victoria Legorreta-Haquet, Yunuen Rocío Huerta-Villalobos, Karina Chávez-Rueda, Eduardo MontoyaDíaz, Luis Chávez-Sánchez, Edgar Zenteno-Galindo CD4+ que surgen durante el desarrollo en el timo y tienen características supresoras.69 El desarrollo de las células T en el timo está regido por dos procesos principales: el de selección positiva —que es particularmente crítico en el desarrollo de los linfocitos T ab que reconocen al antígeno asociado a las moléculas de MHC, lo que garantiza que la célula T sea capaz de responder— y el de selección negativa, donde los linfocitos T con receptores altamente afines son eliminados y se previenen reacciones autoinmunes.70 En la periferia, los requerimientos estrictos de señalización regulan intrínsecamente la activación de las células T, mientras que la regulación extrínseca la llevan a cabo los linfocitos Treg. Estas células han sido implicadas en el control de los eventos iniciales de activación, proliferación, diferenciación y función efectora de las células blanco, las cuales pueden ser más susceptibles o resistentes a los distintos mecanismos reguladores de las células Treg, dependiendo de su estadio funcional o de activación.71 Casi todas las publicaciones científicas acerca de los linfocitos Treg, tanto naturales como inducidos, especulan acerca de sus posibles aplicaciones clínicas. Por ejemplo, si hay una respuesta inmunológica excesiva, como en el caso de una enfermedad autoinmune, asma, alergia, rechazo en un transplante o ciertos casos de pérdida prematura del producto en el embarazo, se supone que incrementar la cantidad o función de los linfocitos Treg tendría un efecto benéfico.72-73 El remover o reducir las células Treg también provoca una efectiva inmunidad humoral en animales no respondedores y un incremento de la inmunidad antimicrobiana en infecciones crónicas, favoreciendo la erradicación de microbios y tumores.73 Por lo anterior, sería interesante explorar el papel de la prolactina en el fenómeno de regulación entre las células T efectoras y las reguladoras. Recientemente, se ha demostrado, por primera vez, que la expresión del receptor de la prolactina es constitutiva en las células T reguladoras, a diferencia de las células T efectoras, que requieren del estímulo con anti-CD3/CD28 para inducir la expresión dicho receptor. También se ha demostrado que la prolactina inhibe la función de células T reguladoras, aparentemente a través de la inducción de un perfil de secreción de citocinas tipo Th1,68 lo que concuerda con los hallazgos reportados por otros autores respecto a que la prolactina favorece la secreción de citocinas Th1 in vivo e in vitro.59,74 La capacidad de ejercer diversas acciones relevantes en la función del sistema inmunológico ha resultado en que la PRL sea considerada como citocina, proteínas que 334 se distinguen por compartir diversas características, entre ellas participar en la respuesta inmune, ser sintetizadas por múltiples tipos celulares, ser pleiotrópicas, presentar efectos redundantes y actuar en conjunto con otras citocinas para producir efectos de adición, sinergismo o antagonizar mutuamente sus acciones. La PRL cumple con gran parte de estas características.15 La PRL y su receptor son moduladores importantes de la respuesta inmune y podrían participar en la regulación de esta.2 Diversos estudios han demostrado que la PRL participa en la respuesta inmune al interaccionar con su receptor, cuya presencia se ha descrito en diversas células del sistema inmune.12,49 La PRL influye en la proliferación, activación y secreción de citocinas por las células T.41,56,57 En modelos murinos se ha demostrado que la PRL juega un papel relevante en la linfopoyesis de células B.4,51,52 Así mismo, se ha demostrado la expresión diferencial del receptor de PRL en las subpoblaciones de células T, donde las células T reguladoras (CD4+CD25hiCD127low/-) expresan de manera constitutiva el receptor de PRL, a diferencia de las células T efectoras (CD4+CD25-CD127+) que requieren de un estímulo previo, vía CD3/CD28, para inducir la expresión de dicho receptor. Además, la PRL desregula la función supresora de las células Treg, probablemente por la inducción de un perfil de secreción de citocinas tipo Th1.68 Lo anterior ayudaría a explicar, al menos parcialmente, la relación entre la hiperprolactinemia y la actividad de la enfermedad en pacientes con lupus eritematoso sistémico, donde los altos niveles de PRL podrían afectar la función supresora de la células Treg y favorecer un perfil de secreción de citocinas tipo Th1, y con esto, perpetuar la respuesta autoinmune y exacerbar la actividad de la enfermedad. Otra posibilidad de aplicación de este conocimiento podría ser la inducción de hiperprolactinemia para el control de algunas enfermedades infecciosas. Sin embargo, se requiere profundizar más en los mecanismos de acción llevados a cabo por la PRL sobre la respuesta inmune. AGRADECIMIENTOS Este trabajo fue financiado en parte por el Fondo de Investigación en Salud del Instituto Mexicano del Seguro Social (número de registro FIS-IMSS-PROT-G10-834) y por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT-113815). Bol Med Hosp Infant Mex Participación de la prolactina en la respuesta inmune Autor de correspondencia: Dr. Francisco Blanco-Favela Correo electrónico: fblanco1@terra.com.mx REFERENCIAS 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10. 11. 12. 13. 14. 15. 16. 17. 18. Gala RR. Prolactin and growth hormone in the regulation of the immune system. Proc Soc Exp Biol Med 1991;198:513-527. Reber PM. Prolactin and immunomodulation. Am J Med 1993;5:637-644. Yu-Lee LY, Luo G, Book ML, Morris SM. Lactogenic hormone signal transduction. Biol Reprod 1998;58:295-301. Horseman ND, Zhao W, Montecino Rodriguez E, Tanaka M, Nakashima K, Engle SJ, et al. Defective mammopoiesis, but normal hematopoiesis, in mice with target disruption of the prolactine gene. EMBO J 1997;16:6926-6935. 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El déficit de los ácidos grasos poliinsaturados se relaciona con patologías en los niños pretérmino que no lograron la acreción adecuada, como la retinopatía del prematuro, la enterocolitis necrosante o la displasia broncopulmonar, entre otras. Se analizan los trabajos que evalúan el efecto del suplemento con diferentes concentraciones de ácidos grasos poliinsaturados sobre funciones neurológicas y visuales y crecimiento en los recién nacidos. Se abordan las necesidades de ácido docosahexaenoico y ácido araquidónico en esta etapa de la vida, y se comparan con el aporte que se puede lograr mediante la alimentación con leche humana y con las diferentes fórmulas para recién nacidos pretérmino, término y lactantes. Dado que el niño pretérmino nace con deficiencias tisulares pero con requerimientos aumentados de estos ácidos grasos, parece ser insuficiente el aporte con las fórmulas suplementadas comerciales actuales. La recomendación final es la alimentación de los niños con leche humana, ofreciendo a la madre sugerencias de consumo de fuentes con alto contenido de ácido docosahexaenoico, sobre todo si su hijo fue pretérmino. Palabras clave: ácidos grasos poliinsaturados, ácido araquidónico, ácido docosahexaenoico, neonatos. ABSTRACT In this article we discuss the physiological bases of polyunsaturated fatty acids (PUFAs) from n-6 and n-3 families and their end products: arachidonic acid (AA) and docosahexaenoic acid (DHA), respectively, to identify their importance in the fetal stage such as critical structural functions at 40 weeks of gestation. PUFA deficit is related to pathologies in preterm infants who did not achieve adequate accretion such as retinopathy of prematurity (ROP), necrotizing enterocolitis (NEC), and bronchopulmonary dysplasia (BPD), among others. In addition, studies evaluating the effect of supplementation with different concentrations of PUFAs on neurological and visual function and growth in neonates are analyzed. We also address the needs of DHA and AA at this stage of life and compare the enteral intake achieved by human milk feeding and the different formulas for preterm and term infants. DHA concentration in breast milk is highly variable and its contribution may be insufficient in neonates. Preterm infant formulas can meet international recommendations of DHA and AA issued by different organizations but, due to preterm birth, these infants have scarce tissue reserves but increased requirements for these fatty acids. Thus, enteral intake using current supplemental formula feeding appears to be insufficient. The final recommendation is to feed neonates with human milk by offering information to mothers regarding food sources with high DHA content, especially in the case of preterm babies. Key words: DHA, AA, neonates, LC-PUFA recommendations, nutritional content, human milk, LC-PUFA supplements, Mexico. 1 2 Unidad de Investigación Médica en Nutrición, División de Pediatría Médica, Hospital de Pediatría, Centro Médico Nacional Siglo XXI, Instituto Mexicano del Seguro Social México, D.F., México Fecha de recepción: 05-06-12 Fecha de aceptación: 05-09-12 Vol. 69, Septiembre-Octubre 2012 INTRODUCCIÓN Los ácidos grasos poliinsaturados se caracterizan por contener, al menos, una doble ligadura a partir del tercer carbono para la familia n-3 o del sexto carbono para la familia n-6, contando desde el grupo metilo terminal de 337 Mariela Bernabe-García, Raúl Villegas-Silva, Mardia López-Alarcón la cadena hidrocarbonada. El ácido alfa linoleico (LA) y el ácido linolénico (ALA) son considerados como ácidos grasos indispensables (AGI), debido a que las células de los mamíferos son incapaces de sintetizarlos por la ausencia de las desaturasas D-15 y D-12, por lo que el ALA y LA deben obtenerse de fuentes externas, ya sea de la dieta o de suplementos.1,2 El ALA y LA son los precursores de otros ácidos grasos de las familias n-3 y n-6, respectivamente, los cuales son convertidos en sus metabolitos de cadena larga a través de la elongación y desaturación; estos metabolitos son llamados colectivamente ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga (long-chain polyunsaturated fatty acids, LC-PUFA). Se caracterizan por contener ³ 20 átomos de carbono y ³ 3 dobles ligaduras. El LC-PUFA derivado del LA es el ácido araquidónico (AA, 20:4n-6); predomina en las membranas celulares de los mamíferos y en la leche humana. Por otro lado, los productos derivados del ALA son el ácido eicosapentaenoico (EPA, 20:5 n-3), el ácido docosapentaenoico (DPA, 22:5 n-3) y el ácido docosahexaenoico (DHA, 22:6 n-3).1,2 Los precursores de ambas familias compiten como sustratos por las mismas elongasas (Elov- 2 y Elov-5) y desaturasas (∆-5 y ∆-6, también llamadas FADS 1 y FADS 2, respectivamente) para la síntesis de los LC-PUFA.1,2 Sin embargo, las desaturasas tienen mayor afinidad enzimática por los ácidos grasos omega 3; le siguen en preferencia los omega 6. Cuando hay deficiencia de ambos ácidos grasos (ALA y LA) utilizan al ácido oleico, precursor de la familia omega 9.1,2 Si los individuos no reciben AGI (ALA y LA), su deficiencia conduce a un síndrome caracterizado por piel seca, retardo del crecimiento, pérdida de cabello, trastornos de la coagulación, descamación y dermatosis hiperqueratósica.1,3 Aunque los neonatos poseen la capacidad de elongar y desaturar a los precursores de ambas familias de ácidos grasos a edades tan tempranas (desde las 28 semanas de gestación), esta conversión a LC-PUFA es bastante limitada. La biotransformación del ALA hasta el DHA se ha cuantificado desde 0.04% hasta 5% en neonatos de término y pretérmino,4,5 lo que indica que las concentraciones tisulares y plasmáticas de estos LC-PUFA dependen en gran medida del aporte exógeno. Por lo anterior, el AA, el EPA y el DHA han sido considerados como AGI debido a que su producción puede ser inadecuada, como en niños pretérmino y en periodos de rápido crecimiento.3 Adicionalmente, en un estudio que evaluó el uso de aceite 338 de pescado como única fuente de lípidos (con cantidades insignificantes de LA y ALA pero alto contenido de EPA y DHA) en niños con colestasis asociada a la prolongada nutrición parenteral y al ayuno, se encontró que no presentaron datos clínicos ni bioquímicos de deficiencia de AGI, hipertrigliceridemia o retardo en el crecimiento. Esto refuerza que podrían considerarse como AGI y sugiere que podrían reducir las necesidades del ALA.3 Depósitos tisulares del ácido araquidónico (AA) y del ácido docosahexaenoico (DHA) en el feto y recién nacido Durante la gestación, el feto recibe un aporte continuo de todos los nutrimentos a través de la placenta (incluyendo los LC-PUFA), por lo que su aporte depende de la dieta, de las reservas en el tejido adiposo y de la síntesis materna. Al igual que otros elementos existe una acumulación o acreción de estos durante la gestación. Recientemente, se estimó en la población occidental que los fetos tienen una acreción tisular de los LC-PUFA en el siguiente orden: LA>AA>DHA, y que el período de mayor acreción corresponde a las últimas cinco semanas de la gestación. Para LA, el promedio de acreción es de 342 mg por día, el de AA es de 95 mg al día y el DHA, de 42 mg por día. Aunque el AA se acumula en mayor cantidad en el organismo fetal que el DHA, a las 40 semanas alrededor de una cuarta parte de este último se encuentra en tejido cerebral (26%), mientras que el AA ocupa sólo el 11%.6 El DHA es el ácido graso predominante en los fosfolípidos de las membranas de neuronas en la corteza cerebral y de los fotorreceptores de la retina. Su acreción durante la vida fetal se da durante el periodo de génesis y diferenciación neuronal, aproximadamente a partir del sexto mes de gestación, así como en el desarrollo de la sinaptogénesis y mielinización intensa durante el periodo posnatal temprano, que continúa durante los primeros dos años de vida. El AA y el DHA aumentan casi 30 veces en la zona frontal del cerebro humano durante la vida fetal y los primeros 6 meses de vida posnatal. Por lo anterior, el DHA se asocia a estructuras cerebrales, que son de gran importancia en el desarrollo de funciones cognoscitivas y en la función visual.7-10 Funciones del AA y DHA El AA y el DHA intervienen en buena parte de las propiedades funcionales de las membranas celulares, como Bol Med Hosp Infant Mex Ácido docosahexaenoico y ácido araquidónico en neonatos: ¿el aporte que reciben es suficiente para cubrir sus necesidades? permeabilidad, flexibilidad, propiedades de transporte, actividad de receptores, captación y liberación de sustancias, transducción y conducción de señales, así como flujo de iones de calcio y sodio. Los LC-PUFA también tienen efecto en la expresión de genes de factores de transcripción, como los receptores activados del proliferador de peroxisoma (PPAR a, g), o en la traslocación del factor nuclear kB (NFkB) para activar genes de moléculas inflamatorias, como las citocinas. Otro mecanismo por el que el DHA y el EPA participan en la regulación de mediadores de inflamación es que actúan como sustratos para la síntesis de eicosanoides de serie 3 y 5, a quienes se les atribuye, en términos generales, una menor potencia biológica para inducir la vasoconstricción, broncoconstricción, quimiotaxis plaquetaria y dolor que aquellos derivados del AA de serie 2 y 4, respectivamente. El DHA y EPA también son sustratos para la síntesis de resolvinas y protectinas que modulan la magnitud de la respuesta inflamatoria y favorecen el proceso de resolución de la inflamación. Por lo anterior, los LC-PUFA también tienen efectos sobre la respuesta inmunológica, alérgica e inflamatoria a nivel local y sistémico, en la coagulación, así como en la reactividad vascular y bronquial.11-15 Además, se ha observado una asociación directa entre el contenido de AA en eritrocitos y el aumento en el peso y la longitud de niños pretérmino.16 Efectos de la administración suplementaria de AA y DHA El suplemento de los LC-PUFA en las fórmulas surgió de la observación de que los niños pretérmino alimentados con fórmulas, quienes no recibían un aporte de DHA exógeno, no alcanzaban los niveles de DHA en sangre de los niños alimentados con leche de la propia madre, independientemente del contenido de su precursor (ALA) en la fórmula. En el mismo sentido, estudios en necropsias mostraron que la acumulación de DHA en cerebro, pero no de AA, fue mayor en los niños alimentados con leche materna que los que se alimentaron con fórmula sin suplemento con DHA.8,17-19 Por esto, es claro que los niveles de DHA en sangre y tejidos de los niños dependen del aporte exógeno, como la leche materna, para cubrir su requerimiento, y más aún los niños pretérmino quienes no completaron su acreción durante el tercer trimestre.20 DHA, AA en el neurodesarrollo y agudeza visual Existen múltiples trabajos que han evaluado los efectos del suplemento de LC-PUFA en el neurodesarrollo y función Vol. 69, Septiembre-Octubre 2012 visual. Aun cuando en niños pretérmino se ha encontrado y confirmado que ofrecen beneficios en ambas áreas, para los recién nacidos de término no hay consistencia en los resultados. Las dificultades para evaluar los efectos del DHA suplementado en los neonatos podrían estar influenciadas por las diferencias que existen en la acreción de DHA según las semanas de gestación, del tiempo de lactancia, del consumo en la dieta materna y de la cantidad y relación de AA y DHA administrado en las fórmulas, así como en la metodología utilizada para su evaluación; por ejemplo, las pruebas de agudeza visual o las electrofisiológicas (electroretinograma) son más sensibles que las pruebas clínicas, como las que se basan en la percepción del niño ante diferentes figuras.21 El grupo de Colaboración Cochrane realizó un metaanálisis para evaluar si la administración de DHA y AA confería ventajas en el desarrollo cognoscitivo y visual en niños de término, pero no se encontró suficiente evidencia de la utilidad de suplementar las fórmulas infantiles con DHA.22 Como respuesta a esta publicación, un grupo de investigadores encabezados por el Dr. Uauy, autores de uno de los trabajos analizados en el meta-análisis, señaló que había diferencias en el aporte de DHA a los pacientes en los estudios analizados, ya que se usaron fórmulas con concentraciones de DHA desde 0.1% hasta 0.36% de los ácidos grasos totales; es decir, que hubo estudios cuya intervención fue tres veces menor que otros, así como diferencias en el diseño de los estudios. Por lo anterior, Uauy y Dangour reportaron que la conclusión de no beneficio con el suplemento de LC-PUFA del grupo Cochrane no fue válida.4 La variabilidad en el aporte ha sido mejor controlada en otros estudios más recientes, donde se han encontrado correlaciones positivas entre los niveles sanguíneos del DHA y la mejoría en la función cognoscitiva y visual entre niños amamantados y niños alimentados con fórmula suplementada. Se concluye que los ensayos clínicos que utilizaron fórmulas con dosis mayores o iguales a 0.3% de DHA tuvieron más probabilidad de producir efectos benéficos funcionales atribuibles al DHA.8 DHA, AA en el crecimiento corporal El efecto de los LC-PUFA administrados con fórmula sobre el crecimiento ha mostrado resultados inconsistentes. Mientras que el alto contenido de AA en reservas tisulares tiene un efecto positivo sobre el peso y la longitud, estudios 339 Mariela Bernabe-García, Raúl Villegas-Silva, Mardia López-Alarcón iniciales de los 90 sugirieron que el suplemento de DHA y EPA en fórmulas disminuía el crecimiento.23-25 Posteriormente, se reportó que el efecto negativo de los LC-PUFA n-3 sobre el crecimiento de niños pretérmino y de término se presentó bajo ciertas condiciones experimentales y que este efecto parece tener una mínima relevancia clínica o fisiológica.26 Estudios más recientes, donde también se administró AA, mostraron mejores resultados de ganancia de peso y de longitud, sin aumentar la morbilidad o tener efectos adversos en neonatos pretérmino estables.27,28 Por otro lado, existen escasos estudios que evalúen el efecto del DHA como intervención única en neonatos críticamente enfermos. En un estudio realizado por nuestro grupo de investigación, en neonatos que desarrollaron sepsis clínica durante su hospitalización, se observó que al día 14 de la administración de 100 mg de DHA al día o de aceite de oliva, el grupo DHA mostró incremento en su peso (50 g, p = 0.03) y en su masa grasa (70 g, p = 0.03) comparado con su peso inicial, mientras que la masa libre de grasa permaneció sin cambio. La ganancia de talla tendió a ser mayor en el grupo DHA comparado con el grupo que recibió aceite de oliva (25 mm vs. 10 mm, p = 0.07). El grupo control no mostró ganancia en ninguna de las variables evaluadas,29 lo que indicó mayor crecimiento en el grupo que recibió DHA, secundario a la disminución de los efectos deletéreos de la sepsis. Lo anterior se atribuyó a la incorporación temprana del DHA a las membranas de los leucocitos, donde es probable que se utilizara como sustrato para la síntesis de mediadores de la inflamación que también tienen efecto catabólico, como se demostró con la atenuación de la IL-1beta circulante.30 Adicionalmente, hubo un efecto positivo de la suplementación con DHA, que al incorporarse a los leucocitos se relacionó a una disminución de la gravedad de la enfermedad durante la hospitalización.30 DHA en la retinopatía del prematuro (ROP) Considerando que el niño pretérmino no ha tenido suficiente tiempo para la acreción de DHA en la retina, se encuentra en desventaja para responder a los estímulos anormales de los factores de crecimiento vascular durante la vida postnatal. Durante el desarrollo intrauterino, el ojo fetal se encuentra en un medio “hipóxico”, lo que estimula al factor de desarrollo vascular y endotelial (VEGF) y al factor de desarrollo similar a insulina (ILF-1) para la formación de vasos en la retina hasta llegar a las 39 a 40 340 semanas, cuando se logra el desarrollo vascular retiniano completo. Cuando el niño nace pretérmino, generalmente con menos de 28 semanas de gestación, este desarrollo se detiene por el mayor nivel de oxígeno ambiental que se utiliza para su manejo. Esto ocasiona una retina avascular con hipoxia en algunas zonas, que al aumentar la actividad del receptor en las células de la retina, aumenta la producción de los mediadores de desarrollo vascular (VEGF y el IGF-1) en forma anormal e incluso excesiva. A su vez, ello genera una alteración del desarrollo retiniano que se conoce como retinopatía del prematuro y que puede llevar a la ceguera. El mecanismo mediante el cual el DHA disminuye la retinopatía se ha descrito recientemente, en modelos animales. Se conoce que dentro del metabolismo de las prostaglandinas, la enzima lipooxigenasa 5 agrega un radical hidroxilo al DHA y forma el 4-hidroxi-DHA que tiene efecto anti-angiogénico, y se encuentra en mayor concentración cuando existen estados de hiperoxia. En ratas que son genéticamente deficientes de esta enzima, se administró un suplemento de DHA y no se encontraron beneficios en la diminución de la angiogénesis, a diferencia de las ratas que no tenían esta deficiencia enzimática y sí lograron disminuir la angiogénesis de la retina.31 Por otro lado, en un trabajo experimental en neonatos en el que se suplementaron LC-PUFA n-3, provenientes de aceite de pescado, en la nutrición parenteral total se demostró la disminución de la frecuencia y severidad de la ROP, por lo que se ha sugerido que si el aporte intrauterino de DHA es insuficiente, la administración temprana y suficiente de DHA en los niños con riesgo podría disminuir el riesgo de desarrollar ROP.32 Esto podría explicarse por la participación del factor de necrosis tumoral alfa (TNF-a) en el aumento de la angiogénesis, ya que en los niños a quienes se les administró el suplemento de DHA, se observó un aumento en la producción de resolvina D1 y neuroprotectina D1, con supresión de 90% del ARN mensajero del TNF-a y también de 30% de la proteína de TNF-a. Se concluyó que los LC-PUFA n-3 podrían ofrecer protección a estos niños contra la ROP proliferativa por medio de la reducción de TNF-a.33 DHA, AA y otras morbilidades Existen trabajos que relacionan el aporte de DHA con la disminución de la incidencia de displasia broncopulmonar (DBP) en niños pretérmino con peso al nacer menor a 1,250 g34,35 o de enterocolitis necrosante (ECN) en niños Bol Med Hosp Infant Mex Ácido docosahexaenoico y ácido araquidónico en neonatos: ¿el aporte que reciben es suficiente para cubrir sus necesidades? con peso entre 725 a 1,375 g.36 Sin embargo, el beneficio del DHA no es claro porque estas complicaciones tienen un origen multifactorial,37 por lo que se requiere de otros estudios para determinar el papel del DHA en estas patologías. Recomendaciones para el aporte de DHA y AA La leche de la propia madre continúa siendo la primera elección para alimentar al neonato durante los primeros 6 meses de vida.38 Esta puede tener concentraciones de DHA que van desde 0.06% hasta 1.4% de los ácidos grasos totales, y desde 0.24% hasta 1.0% de AA del total de los ácidos grasos en mujeres con hijos nacidos a término. En mujeres mexicanas se ha reportado un contenido de entre 0.42%39 hasta 0.43%40 de AA y de 0.17%40 a 0.26%39 de DHA. Como se mencionó anteriormente, la concentración de estos ácidos grasos en la leche materna se relaciona con su consumo en la dieta, con las reservas en tejido adiposo y con la síntesis materna, lo que explica la variabilidad de las concentraciones en leche materna. Por tanto, no necesariamente se cubren las necesidades de los recién nacidos. En este contexto, se recomienda que durante la gestación y lactancia, las mujeres incluyan en su dieta un aporte regular de DHA de 200-300 mg/día.7,38,40 Para alcanzar este aporte, se sugiere que la madre ingiera alimentos con alto contenido de DHA, como pescados grasos de aguas frías del Atlántico, dos veces por semana en porciones de aproximadamente 200 g (arenque, salmón, mero, bacalao, bagre),15 o bien opciones del Golfo de México (pargo huachinango, rubia, merluza, atún aleta amarilla, angelito y abadejo).41 También mediante suplementos alimenticios específicos de DHA.38 Se debe informar a las madres que deben evitar consumir pescados depredadores, debido a que son fuente de contaminantes como dioxinas, bifenilos policlorados (PCB), metales pesados como metilmercurio, entre otros. Este último es particularmente tóxico en el desarrollo cerebral temprano y afecta negativamente el crecimiento del niño. Las especies con mayor contenido de metilmercurio son el tiburón, pez espada, marlín, makeral rey y lucio, entre los más importantes.42,43 En el caso de las fórmulas para lactantes se han establecido recomendaciones para regular su contenido (Cuadro 1). Estas recomendaciones se basan en la fuerte evidencia para la adición de DHA y AA en fórmulas de lactantes en los primeros seis meses de vida, y toman como base las concentraciones promedio de LC-PUFA n-3 en la leche humana, estudios de agudeza visual y de Vol. 69, Septiembre-Octubre 2012 desarrollo cognoscitivo.38,44-50 A este respecto, es necesario señalar que aun cuando las recomendaciones para suplementar las fórmulas se han realizado por consenso de expertos, las cantidades de DHA en estas para niños de término (con un mínimo de 0.2% a un máximo de 0.5% de los ácidos grasos totales) se han considerado bajas8,51 debido a que, como se comentó previamente, cuando se utilizaron fórmulas con al menos 0.3% de DHA y AA con una razón AA:DHA mayor de 1:1, hubo una asociación con la mejoría en resultados cognoscitivos.8 Asimismo, se ha propuesto considerar el contenido de DHA fisiológico alto de la leche de mujeres con un consumo habitual de pescado durante toda su vida. Se ha estimado que si una mujer consume de 200 a 300 mg de DHA/día, esto se traduce en una concentración de entre 0.52 a 0.79% de DHA de los ácidos grasos totales de la leche, cifra que se encuentra por arriba de las recomendaciones actuales.51 En el caso de los niños pretérmino, debido a que la acreción de DHA durante el tercer trimestre no se completó, es muy probable que presentarán un déficit posnatal importante que será mayor a medida que la edad gestacional y el peso son menores.52 Por lo anterior, se han evaluado las cantidades de DHA (0.35%) contenidas actualmente en fórmulas suplementadas para niños pretérmino, comparándolas con fórmulas que aportan el 1% de DHA de los ácidos grasos totales, pero la misma cantidad de AA. Los autores han reportado que el desarrollo cognoscitivo y la agudeza visual aún quedan por debajo de las calificaciones cuando reciben fórmulas suplementadas con 0.35% de DHA, comparadas con las alcanzadas por los niños alimentados con leche de la propia madre.20,53 Por lo anterior, estos autores han sugerido dar un aporte de entre 1 y 1.5% de los lípidos totales, para compensar el déficit temprano de DHA en niños pretérmino con peso al nacer menor a 1,250 g y alimentados por vía enteral (que se ha estimado en 20 mg/kg/día y representa 44% del DHA que debería estar acumulado en los tejidos).20 El 1.5% de los lípidos totales corresponde a 111 mg de DHA por kg de peso por día, si se considera un aporte de 180 mL/kg/día de leche de la propia madre. En forma similar, los lactantes amamantados de 1-6 meses de edad reciben aproximadamente 765 ml/día de leche materna que contiene un promedio de 41.3 g/l de lípidos, por lo que los niños que reciben leche materna con alto contenido de DHA (1% de lípidos totales) consumen aproximadamente 315 mg de DHA/día de forma fisiológica y sin mostrar efectos adversos.54 341 Mariela Bernabe-García, Raúl Villegas-Silva, Mardia López-Alarcón Cuadro 1. Recomendaciones internacionales del contenido de ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga n-3 y n-6 en fórmulas para lactantes de 0 a 4-6 meses de edad Organización y año Niños de término Food and Agriculture Organization (FAO)/ World Health Organization (WHO), 199444 Food and Drug Administration (FDA), 200145 European Society for Pediatric Gastroenterology, Hepatology, and Nutrition (ESPGHAN), 200546 Nutrient reference values for Australia and New Zealand, 2005 47 Commission of the European Communities, 200648 International Society for the Study of Fatty Acids and Lipids (ISSFAL), 200849 Consenso del World Association of Perinatal Medicine, Early Nutrition Academy and Child Health Foundation, 200838 Niños pretérmino Food and Agriculture Organization (FAO)/ World Health Organization (WHO), 199444 Panel de expertos de la Food and Drug Administration y Life Sciences Research Office, 200250 Recomendación de AA y DHA 20 mg/kg de peso de DHA y 40 mg/kg de peso de AA + LC-PUFA n-6. De los ácidos grasos totales ~0.35% como DHA y 0.7% como AA Máximo 1.25% de DHA los ácidos grasos totales DHA máx 0.5% de los ácidos grasos totales, AA ≥ DHA y EPA ≤ DHA LCPUFA n-6: 4.4 g/día; LCPUFA n-3: 0.5 g/día. Valores máximos no establecidos De ácidos grasos totales: LCPUFA n-3, 1% (DHA ≥ 2% y EPA £ DHA); LCPUFA n-6, £ 2% (1% como AA) De ácidos grasos totales: AA 0.5%, DHA 0.35% de lípidos totales Debe recibir LC-PUFA en cantidades suficientes para apoyar un desarrollo visual y cognoscitivo óptimo, prefiriendo el aporte con la leche materna o utilizando fórmulas suplementadas con LC-PUFA. De ácidos grasos totales: DHA: 0.2-0.5%, EPA £ DHA, AA ≥ DHA. Razón AA:DHA de por lo menos 1:1 40 mg/kg de peso de DHA y 60 mg de AA+LC-PUFA. De ácidos grasos totales ~0.6% como DHA y ~0.9% como AA Máximo contenido de AA de 0.6% de lípidos totales; máximo contenido de DHA de 0.35% y de EPA. Razón AA:DHA de 1.5-2.0:1. No se establecieron los contenidos mínimos DHA: ácido docosahexaenoico; AA: ácido araquidónico; EPA: ácido eicosapentenoico; LC-PUFA: ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga. Contenido de macronutrimentos y LC-PUFA en fórmulas comerciales En México se hallan disponibles fórmulas suplementadas con DHA y AA para niños de término y pretérmino. Las primeras contienen entre 8.6 y 17 mg de DHA/100 kcal y de AA entre 8.6 y 34 mg de DHA/100 kcal (Cuadro 2), mientras que las fórmulas lácteas para niños pretérmino contienen entre 10.8 y 25 mg de DHA/100 kcal y de AA entre 16.9 y 34 mg/100 kcal (Cuadro 3). De acuerdo con la información reportada en monografías, notas impresas o de las páginas web de los fabricantes, la mayoría de los laboratorios ofrecen opciones de fórmulas suplementadas con LC-PUFA (Cuadros 2 y 3). Si consideramos el contenido mínimo que deben tener las fórmulas de acuerdo con las recomendaciones internacionales, de 0.2% para DHA y AA basadas en el ESPGHAN, el Codex Alimentarius y la Comisión Directiva de EUA38 (Cuadro 1), las fórmulas para niños de término (0-6 meses) tienen un porcentaje de adecuación de entre 80-155% para DHA y de entre 95- 342 315% para AA. Sin embargo, dado que los estudios con efectos positivos en el neurodesarrollo y agudeza visual mostraron que el mínimo sugerido de los ácidos grasos totales es de 0.3% para DHA y AA.8 Estas fórmulas tendrían un porcentaje de adecuación de entre 53-103% para DHA y de 53-210% para AA, para el aporte sugerido en niños de término. En el caso de las fórmulas para niños pretérmino no son claros los valores mínimos sugeridos; así que si se utilizan las recomendaciones máximas establecidas por consenso en 2002 (de 0.35% para DHA y de 0.6% para AA),50 estas fórmulas cubren entre 57-131% de DHA y entre 53-112% para AA. No obstante, si consideramos el porcentaje sugerido de 1.5% de DHA para compensar el déficit en su acreción,20 las fórmulas para niños pretérmino apenas cubren entre 13-31%. A pesar de lo anterior, conviene destacar que la relación AA:DHA sugerida, de al menos 1:1, se observó en todas las fórmulas suplementadas. Bol Med Hosp Infant Mex Vol. 69, Septiembre-Octubre 2012 0.22 5.5 900 94 34.0 17.0 0.62 310 0.31 Lípidos, g LA, mg ALA, mg AA, mg DHA, mg AA, % Adecuación de AA a la recomendación mínima, %38 DHA, % 110 1:1 155 2:1 0.22 11.6 11.6 89 750 5.3 11.2 1:1 80 0.16 80 0.16 8.6 8.6 95 750 5.3 11.1 1.8 100 1:1 145 0.29 145 0.29 15.2 15.2 95.3 750 5.3 11.2 1.8 100 NA 0 0 0 0 0 0 — 870 5.4 10.8 2.25 100 1.6:1 100 0.20 165 0.33 11.0 18.0 — 870 5.4 11.0 2.1 100 SMA Gold polvo Wyeth Abbott Bayer PBM Nutritionals PISA 1.6:1 100 0.20 165 0.33 11.00 18.0 — 870 5.4 11.0 2.1 100 NA 0 0 0 0 0 0 107.6 1230 4.4 13.0 2.1 100 NA 0 0 0 0 0 0 118.1 948 5.0 11.3 2.27 100 1.98:1 95 0.19 190 0.38 10.6 21.0 94.4 976 5.5 10.4 2.1 100 NA 0 0 0 0 0 0 81 768 5.0 11.0 2.45 100 2:1 155 0.31 315 0.63 17.0 34.0 77 860 5.4 10.8 2.1 100 2:1 155 0.31 315 0.63 17.0 34.0 77 860 5.4 10.8 2.1 100 2:1 155 0.31 315 0.63 17.0 34.0 77 860 5.4 10.8 2.1 100 2:1 155 0.31 315 0.63 17.0 34.0 77 860 5.4 10.8 2.1 100 1:1 95 0.19 95 0.19 10.0 10.0 94 630 5.3 10.8 2.2 100 NA 95 0.19 0 0 10.0 0 93 650 5.2 10.9 2.1 100 SMA Bebelac Nutrilon Similac Novamil 1 Equate Plaza Nutra Members Frisolac Frisolac Gold 1 1 1 IQ Sésamo enfant M. 1 “oro” 1 líquido Nutricia LA: ácido linoleico (n-6); ALA: ácido alfa-linolénico (n-3); AA: ácido araquidónico; DHA: ácido docosahexaenoico; NA: no aplica; —: no lo indicó el fabricante Adecuación de DHA a la recomendación mínima, %38 Relación AA/DHA 110 10.8 Hidratos de carbono, g 1.8 2.1 Proteínas, g 100 100 Energía, kcal Enfamil NAN NAN Good Start S-26 Premium 1 PRO 1 Supreme 1 1 Por 100 kcal Nestlé Mead Johnson Fabricante Cuadro 2. Composición nutrimental y de ácidos grasos n-3 y n-6 en fórmulas de inicio (0-6 meses) de acuerdo con la información del fabricante Ácido docosahexaenoico y ácido araquidónico en neonatos: ¿el aporte que reciben es suficiente para cubrir sus necesidades? 343 Mariela Bernabe-García, Raúl Villegas-Silva, Mardia López-Alarcón Cuadro 3. Composición nutrimental y de ácidos grasos n-3 y n-6 en fórmulas para niños pretérmino de acuerdo con el fabricante Fabricante Mead Johnson Composición por 100 kcal Enfamil Prema- PreNAN Good Start turos Premium polvo Supreme polvo Prematuros líquido Energía, kcal Energía, kcal/oz Proteínas, g Hidratos de Carbono, g Lípidos, g Triacilgliceroles de cadena media, % Ac. Linoleico, mg Ac. Alfa linolénico, mg Ac Araquidónico (AA), mg Ac. Docosahexaenoico (DHA), mg AA, % Adecuación de AA a la recomendación máxima, %50 DHA, % Adecuación de DHA a la recomendación máxima, %50 Relación AA/DHA Nestlé Wyeth Abbott PISA Good Start SMA SMA Gold Similac Friso Supreme prematuros Transición Special Prematuros Prematuros Gold polvo Care polvo polvo polvo líquido 100 24 3 11 5.1 40 100 27 2.8 10.6 5.2 30.7 100 24 3.0 10.4 5.2 40 100 24 2.8 10.5 5.2 30 100 24.8 2.7 10.2 5.4 — 100 22 2.6 10.3 5.4 — 100 24.9 2.8 10.1 5.3 — 100 24 2.7 10.3 5.4 10 810 110 34 17 0.67 111 810 97 19.5 19.5 0.38 63 1000 98.8 32 16 0.62 103 790 102.6 19.7 19.7 0.38 63 732 — 31 21 0.57 95 774 — 18 11 0.33 55 684 — 17 11 0.32 53 620 86 25 25 0.46 76.7 0.33 94 0.38 109 0.31 89 0.38 109 0.39 111 0.20 57 0.20 57 0.46 131 2:1 1:1 2:1 1:1 1.5:1 1.6:1 1.6:1 1:1 —: no lo indicó el fabricante En conclusión, podemos afirmar que, dependiendo de las condiciones de la adaptación del niño por su edad gestacional, sus reservas tisulares de AA y DHA, patología inflamatoria agregada (que aumenta la utilización de DHA y AA como sustratos para mediadores de inflamación) y aporte de DHA y AA con leche de la propia madre, las necesidades de cada paciente varían y pueden ser mayores a las recomendaciones actuales, por lo que el organismo podría presentar deficiencias que no necesariamente se manifiestan clínicamente. Por estas razones, es recomendable que los neonatos reciban la leche de su propia madre como primera opción de alimentación. Se debe aconsejar a la madre que consuma alimentos con alto contenido de DHA (pescados) o suplementos, para lograr una ingestión de entre 200-300 mg de DHA al día. Si no se dispone de leche materna, el uso de fórmulas suplementadas con DHA y AA aporta beneficios al crecimiento y desarrollo del niño —más aún si el neonato es pretérmino—, incluso si el contenido de DHA de algunas fórmulas no cubre las necesidades específicas de los recién nacidos. 344 Este artículo fue apoyado con el financiamiento otorgado por el Fondo para la Investigación en Salud, IMSS N° FIS/IMSS/PROT/094 (MBG). Autor de correspondencia: Dra. Mariela Bernabe-García Correo electrónico: mariela_bernabe@yahoo.com REFERENCIAS 1. 2. 3. 4. De Caterina R. n-3 fatty acids in cardiovascular disease. N Engl J Med 2011;364:2439-2450. Muskiet FAJ, Fokkema MR, Schaafsma A, Boersma ER, Crawford MA. 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Bol Med Hosp Infant Mex Bol Med Hosp Infant Mex 2012;69(5):347-354 Artículo de investigación Estrategias de afrontamiento y su relación con depresión y ansiedad en residentes de pediatría en un hospital de tercer nivel Coping strategies and their relation with depression and anxiety in pediatric residents in a third level pediatric hospital Ana Carolina Sepúlveda-Vildósola,1 Ana Laura Romero-Guerra,2 Leonel Jaramillo-Villanueva3 RESUMEN Introducción. La depresión y la ansiedad son comunes entre los residentes. Las estrategias de afrontamiento son esfuerzos cognitivos y conductuales encaminados a manejar el estrés. El empleo de estas estrategias de tipo activo está asociado con la menor frecuencia de depresión y ansiedad. El objetivo del presente trabajo fue identificar si existe una relación entre la depresión y la ansiedad y las estrategias de afrontamiento empleadas por los médicos residentes. Métodos. Previo consentimiento de los médicos residentes, se aplicaron los inventarios de depresión y ansiedad de Beck y el de estrategias de afrontamiento. Los datos se analizaron mediante la prueba de χ2. Resultados. Se incluyeron en el estudio 112 sujetos. Se identificó depresión en 39.6%, ansiedad en 25.6% y ambas coexistieron en 21.4%. Se encontró asociación entre la ansiedad y el tipo y grado de la residencia. Dos de las subescalas de afrontamiento pasivas se asociaron con depresión y tres de ellas con ansiedad. Conclusiones. La presencia de síntomas depresivos y ansiosos es frecuente entre los residentes. Las estrategias de afrontamiento más empleadas son de predominio mixto. El empleo de estrategias de afrontamiento pasivas se asocia con la depresión y ansiedad. Palabras clave: depresión, ansiedad, residentes, estrategias de afrontamiento. ABSTRACT Background. Depression and anxiety are common among medical residents. Coping strategies are cognitive and conductual efforts in order to manage stress and specific individual demands. The use of active strategies has been associated with a lower frequency of anxiety and depression. Our objective was to determine if there is an association between depression and anxiety and the coping strategies used by medical residents. Methods. Previous consent, Beck anxiety and depression inventory and coping strategies inventory were completed. Data were analyzed using χ2 test. Results. A total of 112 residents were included. Depressive symptoms were identified in 39.6% and anxiety in 25.6%, with coexistence of both symptoms in 21.4%. Anxiety was associated with the type and year of residence. Two of the passive subscales of coping strategies were associated with depression and three with anxiety. Conclusions. Depressive and anxiety symptoms are frequent among medical residents. Mixed coping strategies are most commonly used. Passive coping strategies are associated with depression and anxiety. Key words: depression, anxiety, medical residents, coping strategies. 1 2 3 Dirección de Educación e Investigación en Salud Servicio de Pediatría Servicio de Salud Mental Unidad Médica de Alta Especialidad, Hospital de Pediatría, Centro Médico Nacional Siglo XXI Instituto Mexicano del Seguro Social México D.F., México Fecha de recepción: 24-05-12 Fecha de aceptación: 05-09-12 Vol. 69, Septiembre-Octubre 2012 INTRODUCCIÓN Los trastornos mentales ejercen un fuerte impacto sobre la vida de los individuos, la familia y la sociedad. Se calcula que más de 20% de la población mundial padecerá algún trastorno afectivo que requiera tratamiento médico en algún momento de su vida,1 y que para el año 2020 la 347 Ana Carolina Sepúlveda-Vildósola, Ana Laura Romero-Guerra, Leonel Jaramillo-Villanueva depresión será la segunda causa de años de vida saludable perdidos a escala mundial.2 En México, los trastornos neuropsiquiátricos ocupan el quinto lugar como carga de enfermedad, y son indicador de muerte prematura y días vividos con discapacidad.3 La Encuesta Nacional de Epidemiología Psiquiátrica (2002) concluyó que la prevalencia de depresión en adultos en México fue de 4.5%, y que los trastornos afectivos se ubican en tercer lugar de frecuencia.4 Las profesiones de servicio ligadas a la vida, entre las que se encuentran la medicina, se han relacionado con la mayor prevalencia de dichas patologías, debido a una serie de estresores profesionales aunados a los de la vida diaria. Según estos sean vividos, resueltos y afrontados, determinarán la respuesta individual al estrés. Esto puede originar comportamientos adaptativos o desadaptativos, que provocan desgaste e insatisfacción personal, y se reflejan en el desempeño profesional y salud mental. Los médicos en periodo de adiestramiento de una especialidad están sujetos adicionalmente a otros estresores relacionados con este periodo formativo, como jornadas laborales prolongadas, privación del sueño, exigencias académicas y laborales, conflictos con otro personal, sensación de inseguridad laboral futura y situaciones como muerte de pacientes, conflictos con la familia o amigos, dificultades financieras o mudarse a una nueva ciudad, entre otros, que los hacen aún más susceptibles a patologías psiquiátricas, particularmente depresión y ansiedad. Otras patologías descritas en este grupo son conductas adictivas y somatizaciones, así como conflictos familiares.5 En 2010, investigadores de la Universidad de California encontraron que hasta 60% de los residentes médicos cumplían los criterios del DSMIV para depresión mayor.6 En 2005, en el Hospital de Pediatría (HP), Centro Médico Nacional Siglo XXI (CMNSXXI), se encontró 64% de prevalencia de depresión y 47% de ansiedad entre los residentes de pediatría, cifras mucho mayores a las de la población general.7 Otro estudio realizado en Canadá entre residentes de medicina familiar describió una menor prevalencia de depresión y ansiedad (20 y 12%, respectivamente), aunque esto representó 3 a 4 veces más que la población general de ese país.8 El estrés es un fenómeno resultante de la relación entre la persona y los eventos de su medio, que son evaluados como desmesurados o amenazantes para sus recursos y pueden poner en riesgo su bienestar. El individuo debe 348 implementar estrategias que le permitan afrontar dicho estrés. El afrontamiento es un esfuerzo cognitivo y conductual dinámico, orientado a manejar, reducir, minimizar, dominar o tolerar dichas demandas externas e internas que generan estrés.9 El afrontamiento es un aspecto muy relevante del funcionamiento personal 10 y se divide en estilos y estrategias de afrontamiento. Según Pelechano, dichos conceptos son complementarios.11 Los primeros son predisposiciones personales para hacer frente a diversas situaciones, son estables —temporal y situacionalmente— y consistentes, y determinan el uso de ciertas estrategias.12 Las estrategias son procesos concretos y específicos que se utilizan en cada contexto y pueden ser cambiantes, dependiendo de las condiciones desencadenantes.13 La estrategia presenta ventajas, como su modificabilidad y mayor capacidad predictiva, convirtiéndose en más atractiva desde la perspectiva de la intervención. Factores personales, como relaciones de pareja estables y la presencia de hijos, se han asociado con una mejor aplicación de las estrategias de afrontamiento.7 Las estrategias de afrontamiento se clasifican en escalas primarias y escalas secundarias o subescalas.14 Las estrategias primarias son: • Activas. Comportamientos relacionados al problema, análisis de las circunstancias para saber qué hacer, reflexión de posibles soluciones, búsqueda de información, estrategias de anticipación a un desastre, control de las emociones y circunstancias, así como la búsqueda de apoyo social. • Pasivas. Utilización de estrategias como retraimiento, tratar de no pensar en el problema, tratar de no sentir nada, ignorar, negar o rechazar el evento, bromear y tomar las cosas a la ligera y aceptación pasiva. Las estrategias activas o adaptativas tiene un asiento neurobiológico en las áreas del pensamiento lógico-formal (áreas frontales); mientras que las pasivas dependen de mecanismos más instintivos (sistema límbico). A su vez, estas estrategias se dividen en 8 subescalas o estrategias secundarias (Cuadro 1). Se ha descrito que la evitación predice estrés y depresión en el futuro. 6 Esta estrategia de afrontamiento se observa con mayor frecuencia en personas menos familiarizadas con el adecuado manejo de la adversidad. Algunos estudios reportan que los individuos con trastornos de ansiedad presentan predominantemente enfoques focalizados en la emoción Bol Med Hosp Infant Mex Estrategias de afrontamiento y su relación con depresión y ansiedad en residentes de pediatría en un hospital de tercer nivel Cuadro 1. Subescalas del Inventario de Afrontamiento Estrategias activas Resolución de problemas Estrategias cognitivas y conductuales encaminadas a eliminar el estrés, modificando la situación que lo produce Reestructuración cognitiva Apoyo social Estrategias cognitivas que modifican el significado de la situación estresante Estrategias referidas a la búsqueda de apoyo emocional Expresión emocional Estrategias encaminadas a liberar emociones que acontecen en el proceso de estrés Evitación de problemas Estrategias pasivas Pensamiento desiderativo Retirada social Autocrítica Estrategias que incluyen la negación y evitación de pensamientos o actos relacionados con el acontecimiento estresante Estrategias cognitivas que reflejan el deseo de que la realidad no fuera estresante Estrategias de retirada de amigos, familiares, personas significativas asociadas con al reacción emocional en el proceso estresante Estrategias basadas en la autoinculpación y la autocrítica por la ocurrencia de la situación estresante y el manejo inadecuado y en la evitación-escape (estrategias pasivas), mientras que los individuos sin patologías psiquiátricas obtenían puntuaciones más altas en las dimensiones centradas en el problema y en la evaluación (estrategias activas).15 En estudios realizados en otros países, con médicos residentes, se encontró que ellos tienden a utilizar estrategias inadecuadas hasta en 32.7%, principalmente los más jóvenes o los que cursaban el primer año de la especialidad.15 Existen pocos instrumentos para evaluar las estrategias de afrontamiento. El inventario de estrategias de afrontamiento (CSI) es un instrumento validado y confiable (alfa de Cronbach 0.76-0.86) que recoge información cualitativa y cuantitativa sobre la frecuencia de la utilización de ciertas estrategias de afrontamiento. El instrumento consta de 40 preguntas, cinco para cada estrategia secundaria. El Inventario de Depresión de Beck (BDI) se utiliza a escala mundial para cuantificar la presencia y severidad de los síntomas de depresión. Fue adaptado y validado en español en 1975 (coeficiente alfa 0.81-0.86).16 Por último, el Inventario de Ansiedad de Beck evalúa la severidad de los síntomas de ansiedad y los diferencia de los de depresión. Puede utilizarse tanto en población psiquiátrica como normal. El índice de confiabilidad para la escala total es 0.83.17 En el HP, CMNSXXI, se ha observado un incremento en la depresión y crisis de ansiedad en algunos residentes de pediatría y especialidades de la rama durante los últimos tres años, por lo que se quisieron conocer las estrategias de afrontamiento que emplean, así como su frecuencia de síntomas de depresión y ansiedad. También, establecer si existe relación entre dichas estrategias de afrontamiento y la frecuencia de síntomas depresivos y de ansiedad. Vol. 69, Septiembre-Octubre 2012 MÉTODOS Previa aprobación por el Comité Local de Investigación y Ética, se invitó a participar a todos los residentes adscritos al hospital, durante el mes de diciembre de 2011. Se excluyeron aquellos que se encontraban de vacaciones o en rotaciones externas. Se aplicó una encuesta de datos socio-demográficos, en la que se solicitó que manifestaran si en ese momento se encontraban en tratamiento médico por depresión o ansiedad; de ser el caso, se excluían del estudio. El resto de los residentes procedió a contestar los inventarios de Estrategias de Afrontamiento, de Depresión y de Ansiedad de Beck. Se eliminaron aquellos que no contestaron completo alguno de los instrumentos. Los residentes utilizaron un pseudónimo. El Inventario de Depresión de Beck se calificó en una escala de 0-63 puntos, cada respuesta con valor de 0-3 puntos. Se obtuvo la suma total y se interpretó de la siguiente manera: ≤9, sin síntomas depresivos; de 10-16, sintomatología leve; de 17-29, moderada; y ≥30 puntos, sintomatología depresiva severa. El Inventario de Ansiedad de Beck se calificó en una escala de 0-63 puntos, cada respuesta con valor de 0-3 puntos. Aquellos con ≤15, sin sintomatología de ansiedad; de 16-21, sintomatología leve; de 22-35, moderada; y ≥35, ansiedad severa. El Inventario de Estrategias de Afrontamiento se evaluó de la siguiente manera: para cada respuesta “en absoluto” se dio puntuación de 0; para “poco”, 1; para “bastante”,2; para “mucho”, 3; y para “totalmente”, 4. Se consideró presente la estrategia cuando de las cinco preguntas de cada subescala, tres se reportaban con respuestas de 2 a 4 (de 349 Ana Carolina Sepúlveda-Vildósola, Ana Laura Romero-Guerra, Leonel Jaramillo-Villanueva “bastante” hasta “totalmente”), y se consideró que presentando 3 de 4 áreas estaba presente predominantemente la subescala activa o pasiva correspondiente. Se consideraron estrategias mixtas en aquellos que presentaron más de 2 subescalas de cada estrategia primaria simultáneamente. Aquellos que presentaron respuestas entre 0 y 1 en las diferentes subescalas fueron considerados como “ninguna”. El análisis descriptivo de los datos cualitativos se expresó en porcentaje, y para los cuantitativos, promedio y desviación estándar. El análisis estadístico inferencial se realizó a través de la prueba de χ2. Se consideró diferencia significativa cuando se obtuvo un valor p ≤ 0.05. Se publicaron los resultados con los pseudónimos de aquellos sujetos que se identificaron con cuadros de depresión o ansiedad, y los que lo solicitaron fueron derivados al servicio de salud mental del hospital. RESULTADOS De un total de 202 residentes adscritos al hospital (incluidos los residentes de pediatría de primer grado que se encuentran en subsede) se excluyeron 90 residentes por los siguientes motivos: 9 por estar en tratamiento psiquiátrico, 12 por estar en rotación de campo, 18 por vacaciones o rotaciones externas, 16 que no aceptaron contestar la encuesta y 34 que no se presentaron a la reunión para la aplicación de los instrumento. Se eliminó uno porque no completó el cuestionario. Se incluyeron finalmente 112 participantes (55.44%), cuyas características demográficas se detallan en el Cuadro 2. El 53.6% fueron de pediatría y el resto de especialidades de rama. Veinte residentes (17.8%) cursaban el primer grado (pediatría y genética), 15 (13.3%) el segundo (pediatría y genética), 18 (16%) de tercero (pediatría, cirugía pediátrica y genética), 12 (10.7%) de cuarto (pediatría y cirugía pediátrica), 25 (22.3%) de quinto (segundas especialidades y cirugía pediátrica), 21 (18.7%) de sexto (segundas especialidades y cirugía pediátrica) y uno de séptimo (neurocirugía pediátrica). El mayor porcentaje de sujetos incluidos correspondió a los de tercer año (66%), y el grupo con mayor porcentaje de pérdida fue el de cuarto año (49%), por encontrarse físicamente fuera de la unidad en rotación de campo. Cuatro de los nueve alumnos excluidos por presentar patología previa fueron de pediatría (44.4%), y el resto de especialidades de rama. Se identificó una frecuencia 350 de síntomas depresivos en el 37.5% (n=42) de los sujetos estudiados, de los cuales el 73.8% padece sintomatología depresiva leve (n=31), el 26.1% (n=11) sintomatología moderada, sin identificar ningún sujeto con sintomatología depresiva severa. Para la ansiedad, se reportó una frecuencia de síntomas de 24.1% (n=27), con 33.3% con síntomas leves (n=9), 59.3% con síntomas de ansiedad moderada (n=16) y 7.4% con sintomatología de ansiedad severa (n=2). La coexistencia de ambas sintomatologías se identificó en 22.3% de los sujetos (n=25). Al analizar globalmente a los sujetos incluidos y a aquellos eliminados por presentar patología psiquiátrica previa, la prevalencia de síntomas de ansiedad fue de 25.6%, síntoma depresivos del 39.6% y la coexistencia de ambas del 21.4%. No se encontró asociación entre el sexo (p = 0.65), la edad (p = 0.46), el grado de la residencia que se cursa (p = 0.258), la especialidad que se cursa (p = 0.412), el estado civil (p = 0.157), la presencia de hijos (p = 0.622) o el servicio de rotación (p = 0.66), con la presencia o gravedad de los síntomas de depresión. A pesar de no encontrar una asociación estadísticamente significativa, 55% de los residentes de primer año, 53.3% de los de segundo y 41.6% de los de cuarto presentaron síntomas depresivos, en contraste con 27.7% de los de tercer año, 24% de quinto y 33% de sexto. Con respecto a los síntomas de ansiedad, tampoco se encontró asociación con el sexo (p = 0.10), la edad (p = 0.515), la especialidad (p = 0.287), el estado civil (p = 0.687), el número de hijos (p = 0.778) o el servicio de rotación (p = 0.70). Sin embargo, si hubo asociación entre la presencia de síntomas de ansiedad y el grado que se cursa de la residencia (p = 0.012), encontrando que 35% y 40% de los residentes de primer y segundo grado, respectivamente, presentaron ansiedad. Respecto a la severidad de los síntomas de ansiedad, se observó que para el primero, segundo y tercer grados hubo predominio de síntomas moderados y severos. Al analizar por tipo de especialidad, se encontró que 33% de los residentes de pediatría presentaban síntomas depresivos, en contraste con 13.4% de los residentes de otras especialidades (p = 0.012). Lo mismo ocurrió para la ansiedad, ya que se encontró que 45% de los residentes de pediatría presentaron sintomatología de este espectro, mientras que solo 28.8% de los residentes de segunda especialidad la presentaban (p = 0.058). No se encontró Bol Med Hosp Infant Mex Estrategias de afrontamiento y su relación con depresión y ansiedad en residentes de pediatría en un hospital de tercer nivel Cuadro 2. Características demográficas del grupo de residentes de pediatría y segunda rama de la especialidad Excluidos por patología psiquiátrica previa Incluidos Valor de p N= 9 Porcentaje N= 112 Porcentaje Sexo Femenino Masculino 6 3 66.7 33.3 76 36 67.9 32.1 NS Grado Primero Segundo Tercero Cuarto Quinto Sexto Séptimo o mayor 0 1 0 3 2 3 0 0 11.1 0 33.3 22.2 33.3 0 20 15 18 12 25 21 1 17.9 13.4 16.1 10.7 22.3 18.8 0.9 NS Estado civil Soltero Casado Unión libre 6 3 0 66.7 33.3 0 77 22 13 68.8 19.6 11.6 NS Hijos No Sí 6 3 66.7 33.3 91 21 81.3 18.8 NS mín 29, máx 33 29.27 + 2.617 mín 25, máx 37 NS Edad en años 30.67 + 1.225 (media ± DS) NS: no significativo; DS: desviación estándar diferencia estadísticamente significativa, pero fue evidente que casi el doble de los residentes de pediatría presentaron síntomas de ansiedad. El análisis de los porcentajes de alumnos que presentaron estrategias de afrontamiento primarias se detalla en el Cuadro 3. Contrario a lo esperado, no se encontró una asociación significativa entre las estrategias primarias de afrontamiento (activas vs. pasivas) con la frecuencia de síntomas depresivos. Sin embargo, cualitativamente, se observó que 25% de los que utilizan estrategias activas presentaron síntomas depresivos, a diferencia de 40% de los que utilizan estrategias predominantemente pasivas o 44% de los que utilizan estrategias mixtas, como se esperaba. Respecto a los síntomas de ansiedad, solo 7% de los alumnos que utilizan estrategias activas tuvieron síntomas de ansiedad, mientras que 40% de los que utilizan estrategias predominantemente pasivas y 31.9% de los que utilizan las estrategias mixtas tuvieron algún grado de ansiedad. Las estrategias de afrontamiento no se relacionaron con otras variables socio-demográficas o relacionadas Vol. 69, Septiembre-Octubre 2012 Cuadro 3. Estrategias de afrontamiento primarias de los residentes del Hospital de Pediatría, Centro Médico Nacional Siglo XXI Frecuencia Porcentaje Estrategias activas 28 25 Estrategias pasivas 5 4.4 Estrategias mixtas 72 64.2 Ninguna 7 6.3 112 100 Total con su especialidad [sexo (p = 0.72), grado (p = 0.630), estado civil (p = 0.250) o presencia o ausencia de hijos (p = 0.486)]. La sintomatología depresiva no se asoció con las estrategias de afrontamiento primarias de tipo activas/ adaptativas ni con las estrategias secundarias (resolución de problemas p = 1.0, reestructuración cognitiva p = 0.364, apoyo social p = 0.532, expresión emocional p = 0.432). Los síntomas de ansiedad tampoco tuvieron asociación con las citadas estrategias primaria y secundarias (p = 0.448, p = 1.0, p = 1.0 y p = 1.0, respectivamente). 351 Ana Carolina Sepúlveda-Vildósola, Ana Laura Romero-Guerra, Leonel Jaramillo-Villanueva No se encontró asociación entre la depresión y el predominio de estrategia primaria pasiva, ni para dos de sus escalas secundarias, evitación de problemas (p = 0.517) y retirada social (p = 0.171); mientras que el pensamiento desiderativo y la autocrítica sí se asociaron significativamente (p = 0.005 y p = 0.003, respectivamente). Tampoco se encontró asociación entre ansiedad y estrategia primaria predominantemente pasiva ni con la subescala de retirada social (p = 0.80). Sin embargo, sí se encontró asociación significativa con el resto de las estrategias pasivas (evitación de problemas, p = 0.027; pensamiento desiderativo, p = 0.011; y autocrítica, p = 0.002). El número de estrategias secundarias empleadas también se asoció significativamente con la presencia de síntomas de ansiedad (p = 0.016). El uso de tres o más estrategias pasivas se presentó en 92.5% de los alumnos con sintomatología de ansiedad (Cuadro 4). DISCUSIÓN En el presente estudio se encontró que la frecuencia de síntomas depresivos fue de 39.6%, cifra mucho mayor que la encontrada en 2005 por Belló y colaboradores en población de adultos mexicanos (4.5%),4 pero menor que la encontrada hace 7 años entre residentes del mismo hospital (60%). Estos resultados podrían explicarse por el uso de diferentes instrumentos de medición, y las medidas que se han tomado para detectar y tratar en forma temprana los síntomas depresivos entre los residentes. Del total de residentes con síntomas depresivos, tres cuartas partes correspondieron al grado leve, y ninguno presentó depresión severa, por lo que en ellos se requeriría solamente la intervención no farmacológica. Los residentes de primero y segundo grado fueron quienes presentaron síntomas depresivos y ansiosos en mayor proporción, seguidos por los residentes de cuarto año. Estos hechos pueden estar dados porque los residentes de primer grado tienen una gran incertidumbre respecto a su profesión al ser novatos en este periodo formativo, pero ya con inicio en las responsabilidades diagnósticas y terapéuticas de los pacientes. Los de segundo grado estarían ansiosos y deprimidos por ser el grado académico de menor jerarquía en la pirámide del hospital, con gran carga académico-asistencial, el tipo de rotaciones por terapias intensivas, guardias más frecuentes y la constante supervisión del resto del personal médico. Por último, los residentes de cuarto grado, próximos a egresar de su especialidad, tienen la incertidumbre de su futuro laboral y académico, además de la presión de los exámenes de certificación, egreso y selección. Los residentes de pediatría se encuentran más deprimidos que los de la segunda especialidad, probablemente por ser de menor edad, solteros y por ser su primera experiencia lejos de casa y de sus familiares. Contrario a lo reportado en la literatura mundial, no se encontró asociación entre el sexo femenino y la presencia de síntomas depresivos. La ansiedad es una respuesta emocional que se presenta en el sujeto ante situaciones que percibe o interpreta como amenazantes o peligrosas, y sus efectos traen consigo un desgaste físico y emocional. El comportamiento ansioso afecta muchos aspectos de la vida cotidiana de una persona, como por ejemplo la eficiencia para resolver problemas, las interacciones con otras personas, la manera como se describen a sí mismos, su capacidad de relajación, su calidad de vida y, por ende, su salud. En nuestra población de estudio estas alteraciones pueden favorecer la presencia de errores en el manejo y evaluación de los pacientes, impactando negativamente al mismo tiempo Cuadro 4. Frecuencia de estrategias secundarias de afrontamiento presentes en los alumnos Porcentaje Estrategias activas Estrategias pasivas 352 Resolución de problemas Reestructuración cognitiva Apoyo social 92 88.4 90.2 Expresión emocional 83.9 Evitación de problemas Pensamiento desiderativo Retirada social Autocritica 71.4 85.7 55.4 68.8 4 Numero de estrategias utilizadas 3 2 1 0 86 (76.8%) 14 (12.5%) 5 (4.5%) 1 (0.9%) 6 (5.3%) 41 (36.6%) 36 (32.1%) 17 (15.2%) 9 (8%) 9 (8%) Bol Med Hosp Infant Mex Estrategias de afrontamiento y su relación con depresión y ansiedad en residentes de pediatría en un hospital de tercer nivel en la relación médico paciente. Hay pocos estudios que describan prevalencia de este tipo de enfermedades. En 2005, Virgen-Montelongo y colaboradores reportaron que 14.8% de la población en México padece algún trastorno de ansiedad;18 y Malagón-Calderón y González-Cabello reportaron una frecuencia de 47%.7 En esta población se identificó una frecuencia de síntomas de ansiedad en 25.6%, lo que significa también una disminución con respecto a hace 7 años. Sin embargo, la mayor proporción de residentes estuvieron clasificados en ansiedad moderada, y 22% de los residentes presentaron ambas patologías. Estos datos deben alentarnos a encontrar soluciones al problema, ya que una tercera parte de nuestros residentes presentaron niveles moderados de ansiedad y casi la mitad presentaron algún grado de depresión, lo que necesariamente influye en su rendimiento académico y desempeño laboral. Es ampliamente conocido que los estresores externos pueden estar relacionados con la presencia de depresión y ansiedad. Sin embargo, en el presente estudio no se encontró dicha asociación, excepto para el tipo de especialidad y grado académico. También se observó que solamente la cuarta parte de los residentes utilizan estrategias activas de afrontamiento, que los protegerían contra la presencia de síntomas de depresión y ansiedad. La hipótesis de trabajo se confirmó, ya que un porcentaje mucho menor de ellos presentaron síntomas depresivos o ansiosos comparados con aquellos que utilizaron estrategias predominantemente pasivas o mixtas (presentó depresión 25% de los de afrontamiento activo vs. 40% y 44% para afrontamiento pasivo o mixto, respectivamente, y para ansiedad 7% vs. 40% y 31%, respectivamente). Sin embargo, la baja proporción de sujetos que utilizan estrategias adecuadas debe alertarnos a establecer programas de entrenamiento para tratar de modificar las estrategias para confrontar el estrés. Aproximadamente 70% de nuestros residentes utilizan estrategias inadecuadas (pasivas y mixtas), lo cual representa el doble de los reportados por V. Pelechano en 1999. Este autor reportó que los más jóvenes y los de primer grado eran los más propensos a presentar estrategias inadecuadas de afrontamiento.11 En nuestra población no se halló asociación con ninguna de estas variables, aunque sí se observó una leve disminución en el porcentaje de los alumnos que utilizan estrategias pasivas o mixtas al ser residentes de segunda especialidad (70, 73, 72, 75, 64 y 62% para primero, segundo, tercero, cuarto, quinto y sexto grado, respectivamente). Vol. 69, Septiembre-Octubre 2012 Así mismo, se observó que 36% de la muestra empleaba una o más de las estrategias pasivas, lo cual implica que predominaron las respuestas irracionales. De estas, el pensamiento desiderativo (wishful thinking), definido como la formación de opiniones y toma de decisiones basadas en lo que sería más placentero de imaginar en vez de fundamentadas en la evidencia o racionalidad, reflejó el deseo de que la realidad no fuera estresante. Esta estrategia, que es empleada por 85.7% de los sujetos, se asoció con síntomas elevados de ansiedad y depresión, lo cual denota la dificultad para enfrentar las situaciones y, al mismo tiempo, representa un mecanismo compensatorio para disminuir el malestar generado por las condiciones estresantes. La evitación del problema, que se refiere a las estrategias que incluyen negación y evitación de actos o pensamientos relacionados con el acontecimiento estresante, también presentó una frecuencia de 71.4%y una asociación significativa con los síntomas de ansiedad, lo que es indicativo de respuesta emocionales desadaptativas por la incapacidad para adaptarse a los factores estresores. Se observó que las variables demográficas implicadas en el incremento de los síntomas de ansiedad se encontraron en los residentes de menor jerarquía, por lo que se infiere que los factores estresores de mayor relevancia fueron la falta de experiencia en la atención al paciente pediátrico y el enfrentamiento a un lugar del cual se desconoce la dinámica del trabajo; así mismo, se consideró que este punto es importante debido a que una estrategia de evitación motivada por situaciones de ansiedad pudiera ser malinterpretada por los médicos de base o profesores en un momento dado, como una falta de compromiso o colaboración del residente con la actividades asistenciales, lo que podría generar conflictos laborales. Por otro lado, la autocrítica definida como autoinculpación y la autocrítica por la ocurrencia de la situación estresante y su manejo inadecuado,1 fueron otras estrategias pasivas frecuentemente utilizadas (68%) que se asociaron con la sintomatología de ansiedad y depresión. A diferencia de las dos estrategias ya reportadas, estas se centran en la emoción, denotando un afrontamiento basado en la autoinculpación y las conductas menos frontalizadas, es decir, poco racionales para el abordaje de los problemas. Finalmente, la retirada social, definida como la estrategia de retirada de amigos, familiares, compañeros y personas significativas, asociada con la reacción emocional 353 Ana Carolina Sepúlveda-Vildósola, Ana Laura Romero-Guerra, Leonel Jaramillo-Villanueva al proceso estresante, se presentó en 55.4% de la población: Esta estrategia no se asoció con los síntomas de depresión y ansiedad. Sin embargo, es importante mencionar que esta estrategia refleja la falta de redes de apoyo y el riesgo que conlleva: el incremento en el malestar emocional y la posibilidad de abandono de la residencia médica. Autor de correspondencia: M. en C. Ana Carolina Sepúlveda Vildósola Correo electrónico: anacsepulveda@hotmail.com 8. 9. 10. 11. 12. REFERENCIAS 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 354 Remick RA. Diagnosis and management of depression in primary care: a clinical update and review. CMAJ 2002;167:1253-1260. Murray CJ, Lopez AD. Alternative projections of mortality and disability by cause 1990-2020: Global Burden of Disease Study. Lancet 1997;349:1498-1504. Frenk J, Lozano R, González M. Economía y salud: propuesta para el avance del sistema de salud en México. México DF: Fundación Mexicana para la Salud; 1999. Belló M, Puentes-Rosas E, Medina-Mora M, Lozano R. Prevalencia y diagnóstico de depresión en población adulta en México. Salud Publica Mex 2005;47(supl 1):S4-S11. Blandin J, Martínez AD. Estrés laboral y mecanismos de afrontamiento: su relación en la aparición del síndrome de Burnout en médicos residentes del Hospital Militar “Dr Carlos Arvelo”. Arch Venez Psiquiatr Neurol 2005;51:12-15. Satterfield J, Becerra C. Developmental challenges, stressors and coping in medical residents: a qualitative analysis of support groups. 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Disponible en: http://www.revista.unam.mx/vol.6/ num11/art109/int64.htm Bol Med Hosp Infant Mex Bol Med Hosp Infant Mex 2012;69(4):355-366 Artículo de investigación Frecuencia de infección y enfermedad por citomegalovirus y factores de riesgo para su desarrollo en pacientes pediátricos Frequency of infection and disease due to cytomegalovirus and risk of development in pediatric kidney transplant patients María Antonia Julián Núñez,1 María Guadalupe Miranda Novales,1 Eric Moisés Flores Ruiz,1 Ignacio Guerra Gallo,2 Fortino Solórzano Santos,1 José Guillermo Vázquez Rosales1 RESUMEN Introducción. Como complicaciones asociadas al trasplante, las infecciones representan una de las principales causas de muerte y pérdida del injerto. De ellas, las infecciones virales son la principal causa. El objetivo de este trabajo fue determinar la frecuencia de infección o enfermedad por citomegalovirus (CMV) y sus características clínicas en una cohorte de pacientes pediátricos con trasplante renal, así como los factores de riesgo asociados a su desarrollo. Métodos. Se analizó una cohorte retrospectiva. Se revisaron los expedientes de pacientes en los que se realizaron trasplantes renales desde 2004 hasta 2006, y que tuvieron al menos seguimiento por 6 meses. Se consideró como infección activa la presencia de IgM para CMV posterior al trasplante o de seroconversión o de antigenemia pp65 positiva o determinación positiva de CMV-DNA por PCR. Se definieron como casos aquellos pacientes con infección activa o enfermedad por CMV, y controles aquellos pacientes sin infección o enfermedad. Los factores de riesgo fueron edad, sexo, estado serológico para CMV previo al trasplante, tipo de donador (cadáver o vivo relacionado), profilaxis farmacológica adecuada, año de trasplante y trasfusiones sanguíneas. Resultados. De 120 trasplantes totales realizados, 81 llenaron los criterios de inclusión; de estos, 53% fueron del sexo masculino, y la media de edad de 12 años. Durante el seguimiento, 4 pacientes presentaron sospecha de infección (4.9%), en 10 pacientes se diagnóstico infección (12.3%), 2 pacientes tuvieron la enfermedad (2.5%), 1 paciente presentó rechazo del injerto más infección (1.2%), 15 pacientes presentaron rechazo por otras causas (18%) y 49 pacientes (60.5%) no presentaron complicaciones. El factor de riesgo para el desarrollo de infección o enfermedad que resultó significativo fue la serología negativa previa para CMV en el receptor [RM 3.5 (IC95% 0.94-14.74) p = 0.035]. La frecuencia de infección fue mayor en el 2004 (12/17). La profilaxis fue administrada de forma correcta únicamente en 28.9% de los pacientes. Conclusiones. La frecuencia de infección por CMV en pacientes pediátricos trasplantados fue de 20%. En pacientes de alto riesgo fue de 34% y en los de bajo riesgo, 9%. El 60% se presentaron asintomáticos, 30% con síntomas generales y 10% con síntomas específicos de enfermedad por CMV, así como alteraciones en pruebas de laboratorio. El diagnóstico en 70% se basó en determinaciones serológicas con una respuesta inmune (IgM para CMV). El único factor de riesgo significativo fue la falta de respuesta inmune contra CMV previa al trasplante. Palabras clave: citomegalovirus, trasplante renal, rechazo. ABSTRACT Background. In regard to transplant-associated complications, infections represent one of the principal causes of death and graft loss. Of these, viral infections are the principal cause. The aim of this study was to determine the frequency of infection and/or disease due to cytomegalovirus (CMV) and clinical presentation in a cohort of pediatric kidney transplant patients as well as to present the risk factors associated with its development. Methods. We carried out a retrospective cohort study. Clinical files of patients who underwent kidney transplantation between 2004 and 2006 and with a minimum of 6 months of follow-up were reviewed. Active infection was considered if a positive IgM to CMV after transplant was detected or seroconversion or positive pp65 antigenemia or CMV-DNA positive PCR test. Cases represented patients with active infection or disease and controls were patients without infection and/or disease. Risk factors investigated were age, serological status previous to transplant, donor, drug prophylaxis, year of transplant and blood transfusions. Results. Of 120 transplant patients, 81 fulfilled the inclusion criteria; 53% were male and 47% female with a median age of 12 years. During follow-up, four patients presented a probable infection (4.9%), ten patients had active infection (12.3%), two patients had CMV disease (2.5%), and one patient experienced rejection plus infection (1.2%). Fifteen patients presented rejection due to different causes (18%) and 49 patients (60.5%) did not develop complications. The only significant risk factor for development of infection or disease was a previous negative serological status for CMV (OR 3.58 95% CI 0.94-14.74, p = 0.035). Frequency of infection was higher in the year 2004 (12/17 patients). Prophylaxis was administered correctly in only 28.9% of the patients. Vol. 69, Septiembre-Octubre 2012 355 María Antonia Julián Núñez, María Guadalupe Miranda Novales, Eric Moisés Flores Ruiz, Ignacio Guerra Gallo, Fortino Solórzano Santos, José Guillermo Vázquez Rosales, Conclusions. Frequency of CMV infection in pediatric kidney transplant patients was 20%. Among high-risk groups, frequency was 34% and decreased to 9% among low-risk groups. Most infected patients were asymptomatic, 30% presented general symptoms and 10% presented specific signs of CMV disease. Serological diagnosis was performed for most of the cases (IgM to CMV). The only significant risk factor for development of CMV infection was negative serological status for CMV previous to transplant. Key words: cytomegalovirus, renal transplant, rejection of renal allograft. INTRODUCCIÓN El trasplante renal puede considerarse como el tratamiento substitutivo óptimo para los pacientes pediátricos con insuficiencia renal terminal (IRT) y que tiene como objetivo restituir su capacidad de desarrollo físico, intelectual, emocional y reducir la mortalidad.1 Como complicaciones asociadas al trasplante, las infecciones representan una de las principales causas de muerte y pérdida del injerto, sucediendo con mayor frecuencia durante el primer año posterior al mismo. De ellas, las infecciones virales son la principal causa de morbimortalidad,1-3 siendo el citomegalovirus (CMV) responsable de 70% o más de los episodios febriles entre el primero y sexto mes postrasplante, coincidiendo con el período de máxima inmunosupresión.4,5 En sujetos inmunocompentes, la mayoría de las infecciones primarias por CMV son asintomáticas, pero en pacientes trasplantados, la presentación de infección y enfermedad cambia de acuerdo al tipo y naturaleza del órgano trasplantado, integridad de la respuesta celular y humoral, al tipo y duración de la terapia inmunosupresora, uso de preparados antilinfocitos, así como la utilización de hemoderivados de donantes positivos para CMV.6 En una revisión de 16 trabajos que incluyeron 1276 pacientes con trasplante de órganos sólidos, se encontró que el porcentaje de infección por CMV posterior al trasplante fue de 70%; sin embargo, en los pacientes con trasplante renal, este porcentaje se elevó hasta 84% en aquellos pacientes seropositivos.4 La infección asintomática es la replicación viral en ausencia de síntomas y la enfermedad por CMV es definida como la presencia de síntomas en asociación con esta 1 2 Servicio de Infectología Servicio de Trasplantes Hospital de Pediatría, Centro Médico Nacional Siglo XXI Instituto Mexicano del Seguro Social México D.F., México Fecha de recepción: 24-05-12 Fecha de aceptación: 05-09-12 356 misma replicación viral.7,8 En los pacientes trasplantados la enfermedad por CMV no solo se presenta en un órgano en particular, sino de forma generalizada, lo que se denomina como síndrome por CMV, el cual se define como la presencia de fiebre (> 38°C) por lo menos en dos días en un periodo de 4 días, mialgias, neutropenia o trombocitopenia, elevación de las transaminasas e incremento de los títulos del antígeno de CMV.4,6,7 La enfermedad invasiva se presenta en sujetos con grave estado de inmunocompromiso, ocasionando diseminación de la enfermedad y provocando neumonitis, hepatitis o afección gastrointestinal. El estado serológico hacia el CMV de los donadores (D) y receptores (R) previo al trasplante determina la incidencia y severidad de la enfermedad.2,9 Así, en individuos seronegativos que reciben células con infección latente de donadores seropositivos (D+R-), la infección primaria por CMV se presenta principalmente con una diseminación sistémica y 50 a 65% manifiestan la enfermedad de forma grave.2,4 En individuos seropositivos antes del trasplante con donador seropositivo o seronegativo (D+R+ y D-R+), el virus endógeno se reactiva en cuanto la terapia inmunosupresora convencional es utilizada y aproximadamente del 10 a 15 % presentan directamente la infección.2,9 Dado que la infección por CMV en la población es ubicua y puede adquirirse desde tempranas épocas de la vida, su diagnóstico se ve complicado y la sola determinación de la respuesta inmune no es suficiente. Es por eso que el aislamiento en cultivo, la determinación de ácidos nucleicos virales mediante PCR y la identificación de antígenos tempranos de CMV (pp65) mediante fluorescencia en leucocitos, han mejorado la sensibilidad del diagnóstico. Las dos últimas técnicas son capaces de detectar la presencia del virus inclusive dos semanas antes de la aparición de sintomas clínicos y por lo tanto ser adecuadas para el inicio de terapia anticipada en infección asintomatica por CMV.6,9-11 En pacientes trasplantados han surgido dos estrategias de tratamiento: el tratamiento profiláctico y el anticipado, siendo el objetivo del primero la prevención de infección por CMV y la enfermedad sintomática y del segundo solo Bol Med Hosp Infant Mex Frecuencia de infección y enfermedad por citomegalovirus y factores de riesgo para su desarrollo en pacientes pediátricos con trasplante renal la prevención de la enfermedad, disminuyendo además ambos, la incidencia de rechazo agudo, la pérdida del injerto y la muerte.8,12,13 El abordaje profiláctico involucra administración sistémica de medicamentos antivirales a todos los pacientes con alto riesgo de infección por CMV, iniciando inmediatamente después del trasplante y con una duración de 21 a 100 días.12,14 En la revisión del Cochrane Renal Group, que incluyó estudios sobre la adminstración de aciclovir y ganciclovir en comparación con placebo, se encontró una disminución de 40% en el riesgo relativo para el desarrollo de infección por CMV y 50% para el desarrollo de enfermedad en los pacientes que reciben tratamiento antiviral, con mejores resultados para ganciclovir.15 En un metaanálisis reciente, se demostró un efecto de protección para enfermedad (reducción de 80%) con la administración de profilaxis antiviral.12 Por otra parte, la terapia anticipada es la administración de un fármaco específico al detectarse viremia en forma oportuna antes del desarrollo de síntomas clínicos.12,13,16 Aunque su duración es variable, la mayoría de los autores lo administran por 14 a 21 días o hasta la resolución de la viremia.17 Su uso es recomendado en base a una menor probabilidad de toxicidad, desarrollo de resistencia y menores costos, ya que se realiza una selección de pacientes con alto riesgo de desarrollar enfermedad. Hasta el momento se ha reportado una efectividad en la prevención de enfermedad por CMV del 72%.12 Sin embargo, un estudio reciente no comparativo, utilizando valganciclovir en pacientes adultos con trasplante de órganos sólidos, mostró una eficacia del 100%.17 Así mismo, se ha reportado una reducción gradual del nivel de antigenemia de CMV, durante las primeras semanas de terapia anticipada.18 Estudios comparativos en sujetos adultos con terapia anticipada y de profilaxis mostraron moderada diferencia en la reducción del riesgo para desarrollar enfermedad.13 En general, los argumentos estadísticos favorecen la terapia anticipada en lugar del tratamiento profiláctico. Sin embargo, es necesario el uso de un método sensible y confiable para determinar la infección activa en forma temprana y establecer un tratamiento temprano cuando se está utilizando la primera modalidad terapéutica.12,13,15 El objetivo de este estudio fue determinar la frecuencia de infección y enfermedad por CMV en una cohorte de pacientes pediátricos con transplante renal, sus caracterìsticas clínicas y determinar los factores de riesgo asociados a su desarrollo. Vol. 69, Septiembre-Octubre 2012 MÉTODOS Se estudió una cohorte retrospectiva de pacientes con IRT, sometidos a trasplante renal durante los años 2004-2006 en el Hospital de Pediatría del Centro Médico Nacional Siglo XXI del Instituto Mexicano del Seguro Social en la Ciudad de México, el cual es un hospital de tercer nivel de atención que atiende a pacientes proveniente del sur de la ciudad de México y del sureste del país. Se seleccionaron pacientes de 1 a 16 años, que contaran con expediente completo y con al menos 6 meses de seguimiento postrasplante. Se tomaron los datos correspondientes de edad, sexo, causa de IRT, tipo de donador (cadavérico o vivo relacionado), estado serológico para CMV del donador y del receptor (D+/R+, D-/R+, D?/R+, D+/R-, D-/R-), terapia inmunosupresora utilizada, profilaxis farmacológica para CMV utilizada, la cual se calificó según el fármaco administrado, la dosis, tiempo de administración y tipo de donador (Cuadro 1). Además, se capturó el tratamiento para infección asintomática o sintomática por CMV, calificándose como adecuado o inadecuado: asintomática; administración de valganciclovir a 15mg/kg/dosis cada 12 h durante 21 días o ganciclovir IV a dosis de 5 mg/kg/día cada 12 h por 21 días. Sintomática, ganciclovir a dosis de 5 mg/kg/dosis dos veces al día intravenoso por 21 días. Las variables de desenlace fueron las siguientes: a) sospecha de infección por CMV, definida como la probabilidad de infección basada en datos clínicos o laboratorio sin prueba confirmatoria (antigenemia pp65 o PCR o serología); b) infección activa por CMV, paciente asintomático, con determinación positiva de antigenemia pp65, PCR en tiempo real, seroconversión o presencia de IgM específica; c) enfermedad por CMV, con presencia de signos, síntomas y alteraciones de laboratorio sugestivas de infección sintomática que puede ser de dos tipos: 1) síndrome viral: fiebre mayor de 38oC sin otro foco infeccioso evidente, PCR o antigenemia positiva para CMV y uno de los siguientes hallazgos: I) Leucocitos ≤ 4000/mm3, II) Linfocitos atípicos ≥ 3%, III) plaquetas ≤ 100 mil/mm3; o 2) enfermedad con invasión a tejidos con focalización de la infección por CMV a algún órgano o tejido demostrado por histopatología; d) rechazo del órgano trasplantado debido a infección por CMV; presencia del CMV en órgano trasplantado detectado por histología o PCR; e) rechazo por otra causa como rechazo del órgano transplantado sin identificarse infección por CMV; f) mortalidad asociada al 357 María Antonia Julián Núñez, María Guadalupe Miranda Novales, Eric Moisés Flores Ruiz, Ignacio Guerra Gallo, Fortino Solórzano Santos, José Guillermo Vázquez Rosales, Cuadro 1. Calificación de tratamiento profiláctico contra citomegalovirus en pacientes con trasplante renal Calificación de profilaxis para CMV Definición Adecuada Insuficiente Incompleta Profilaxis con valganciclovir a 15 mg/kg/dosis por 90 días después del trasplante Profilaxis indicada (adecuada o equivalente) administrada a dosis menores pero con tiempo suficiente Profilaxis indicada (adecuada o equivalente) administrada a dosis adecuada pero en tiempo menor al recomendado Profilaxis indicada pero en tiempo y dosis menores a lo recomendado Profilaxis indicada con aciclovir via oral a 60 mg/kg/día Profilaxis administrada con ganciclovir IV (5 mg/kg/dosis cada 12 h) por 7 días seguida de administración oral (50 mg/kg/dosis cada 6 h) hasta completar 100 días Incompleta e insuficiente Inferior Equivalente Omitida No recomendada Sin requerimiento de profilaxis Profilaxis indicada pero sin llevarse a cabo Profilaxis administrada a pacientes de bajo riesgo Profilaxis no indicada por bajo riesgo CMV, con muerte dentro de las 6 semanas del diagnóstico de la enfermedad por CMV determinada por técnicas de biología molecular, biopsia o por autopsia. Los factores de riesgo analizados para infección o enfermedad por CMV fueron: edad menor de 11 años, receptor de alto riesgo (D+R-), injerto de donador cadavérico, transfusión de paquete globular durante el trasplante, recomendación de profilaxis farmacológica inadecuada contra CMV (profilaxis omitida o inferior o incompleta o insuficiente o incompleta e insuficiente) y trasplante realizado durante el 2004. RESULTADOS Descripción de la cohorte Se utilizó estadística descriptiva para establecer la prevalencia de los fenómenos observados en la población y prueba de χ2 para establecer las diferencias de proporciones de una variable predictora entre los pacientes que desarrollaron y no desarrollaron infección o enfermedad. Mediante análisis bivariado se calculó la razón de momios e intervalos de confianza de 95% para evaluar el riesgo de desarrollar infección o enfermedad, realizándose posteriormente análisis multivariado utilizando regresión logística en modelo saturado. Durante el periodo comprendido de enero del 2004 a diciembre del 2006 se realizaron 115 trasplantes renales en el Hospital de Pediatría Centro Médico Nacional Siglo XXI: 39 en el 2004, 41 en el 2005 y 35 en el 2006. De estos, 39 no cumplieron los criterios de inclusión, principalmente por falta del expediente clínico, quedando 81 trasplantes que correspondieron a 80 pacientes (uno de ellos trasplantado en dos ocasiones). El 53% de los pacientes trasplantados fue de sexo masculino, el rango de edad fue de 3 a 17 años (mediana 12 años). El grupo etario donde se concentró el mayor número de pacientes (43%) fue en el grupo de adolescentes de 12 a 14 años de edad (Cuadro 1). La principal causas de insuficiencia renal crónica fue glomerulonefritis en 68.5% (crónica 50%, focal y segmentaria 10%, membrano proliferativa 8.5%). Por otra parte, las causas hereditarias (nefritis familiar) y riñones poliquísticos ocuparon en conjunto el 5%. Sesenta y cinco pacientes (80%) recibieron injertos provenientes de donadores vivos relacionados y 16 de donadores cadavéricos (20%). Aspectos éticos Estado serológico contra CMV Análisis Por tratarse de revisión de expedientes, se clasificó como un estudio sin riesgo, mínimo, de acuerdo a la Ley de Salud artículo 17. El estudio fue aprobado por el Comité Local de Investigación. Toda la información que se obtuvo de los expedientes se manejó en forma confidencial. 358 Se contó con el estado serológico de 81 receptores. Sin embargo, solamente se encontraron 55 pares completos (donador/ receptor) de anticuerpos de tipo IgG contra CMV previo al trasplante renal. Veinte pares (25%) correspondieron al grupo de alto riesgo (D+R-); 33 pares Bol Med Hosp Infant Mex Frecuencia de infección y enfermedad por citomegalovirus y factores de riesgo para su desarrollo en pacientes pediátricos con trasplante renal (41%) presentaron patrón D+R+ y 1 par, patrón D-R+ (1.3%), ambos del grupo de riesgo habitual. Un par (1.3%) presentó un patrón de bajo riesgo (D-R-). En los 26 pares incompletos se desconocía la serología del donador, en 15 (18.5%) el receptor fue positivo (R+) y en 11 (13.5%) el receptor fue negativo (R-). Este último grupo se calificó como de alto riesgo y se sumó al grupo de D+R-. Terapia inmunosupresora El 97.5% (79/81) de los pacientes recibieron algún tipo de terapia inmunosupresora, dos no recibieron inmunosupresión por presentar rechazo hiperagudo posterior al transplante. La más comúnmente administrada fue ciclosporina (66%) combinada con rapamicina, micofenolato y azatioprina, otras combinaciones incluyeron micofenolato y rapamicina (23%). Se administraron anticuerpos policlonales (ATGAM) a 20/81 pacientes considerados de alto riesgo a presentar rechazo inmediato al transplante, de los cuales 15/16 pertenecieron a los pacientes con trasplante de donador cadavérico y 5/65 de donador vivo relacionado. Tratamiento profiláctico para CMV De los 81 pacientes estudiados, 38 requirieron tratamiento profiláctico (21 por serología negativa, 10 por serología y donador cadavérico, 6 por donador cadavérico y 1 por tratamiento con ATGAM). Dos pacientes recibieron profilaxis sin requerirla, ya que eran de bajo riesgo. En 11 de 38 (29%) pacientes la profilaxis fue adecuada, en 5 (13%) fue insuficiente, en 2 (5%) incompleta, en 11 (29%) insuficiente e incompleta, en 4 de 38 (11%) fue inferior y en 5 pacientes (13 %) se omitió la profilaxis (Cuadro 2). Al dividir las indicaciones y la calificación de las profilaxis por año de trasplante, se encontró que el año en que se administró con mayor frecuencia profilaxis adecuada fue 2005 (25.9%), y el de menor frecuencia fue 2004. Frecuencia de infección y enfermedad por CMV En los tres años de estudio el 20% (17/81) de los pacientes analizados presentó sospecha o infección comprobada por CMV durante los primeros 6 meses postrasplante renal. No hubo predominio por algún sexo y el rango de edad fue de 10 a 16 años, con mediana de 12. Durante el año 2004 se presentó el mayor número de eventos de infección comprobada y de sospecha, abarcando en conjunto el 70% de los casos encontrados durante los tres años. De los 17 pacientes descritos, 4 pacientes (23.5%) presentaron Vol. 69, Septiembre-Octubre 2012 Cuadro 2. Calificación de la profilaxis administrada por grupo de riesgo en 38 pacientes pediátricos con trasplante renal Calificación de la Profilaxis Adecuada Insuficiente Incompleta Insuficiente e incompleta Inferior Omitida Total Riesgo Riesgo Donador por por cadavérico serología serología (ATGAM) (D+R-) + donador cadavérico (ATGAM) Sin riesgo Total por serología y donador vivo relacionado + (ATGAM) 4 4 1 6 0 1 1 5 6 0 0 0 1 0 0 0 11 5 2 11 2 4 21 2 1 10 0 0 6 0 0 1 4 5 38 sospecha de infección, 10 (58.8%) infección asintomática, 2 (12%) enfermedad y 1 (6%) infección más rechazo del injerto (Cuadro 3). Descripción clínica Sospecha Tres casos con sospecha de infección por CMV pertenecieron al grupo de riesgo habitual (D+R+) con injerto proveniente de donador vivo relacionado y un paciente perteneció al grupo de alto riesgo, con donador cadavérico (D? R-). Los tres primeros se encontraron sin manifestaciones clínicas pero con alteraciones en la biometría hemática como linfocitosis, así como alteraciones en las pruebas de función hepática con elevación de transaminasas. Ninguno de los casos tuvo confirmación de infección por CMV mediante la determinación de IgM o seroconversión. En estos pacientes no se realizó determinación de antigenemia pp65. Estos eventos se presentaron del primero al sexto mes postrasplante y solo uno de ellos recibió tratamiento con aciclovir. Los tres pacientes continúan con su injerCuadro 3. Frecuencia de infección y enfermedad por citomegalovirus por año de trasplante en 17 pacientes Año de Sospecha Infección Enfermedad Infección Total trasplante asintomática + rechazo 2004 2005 2006 Total 3 (17.6) 1(5.9) 0(0) 4 (23.5) 8(47) 2 (11.7) 0(0) 10( 58.7) 1(5.9) 0(0) 1(5.9) 2(11.8) 0(0) 12(70.5) 0(0) 3(17.6) 1(5.9) 2(11.8) 1(5.9) 17(100) 359 María Antonia Julián Núñez, María Guadalupe Miranda Novales, Eric Moisés Flores Ruiz, Ignacio Guerra Gallo, Fortino Solórzano Santos, José Guillermo Vázquez Rosales, to funcional. El paciente de alto riesgo presentó en el primer mes postransplante, síntomas generales, fiebre, hipertensión, oliguria, astenia, adinamia e hiporexia, así como elevación de creatinina, linfopenia, plaquetopenia y anemia. Habia recibido profilaxis incompleta con ganciclovir IV. El paciente perdió el injerto y se encuentra en hemodiálisis (Cuadro 4). Infección asintomática Ocurrieron 10 casos de infección asintomática, 80% de ellos en el año 2004, 60% durante los primeros 6 meses postrasplante. El 90% de los pacientes perteneció al grupo de alto riesgo, de los cuales 7 fueron D+R- y 2 D? R-. El paciente restante perteneció al grupo de riesgo habitual D+R+. El 80% de los injertos fue de donador vivo relacionado y el 20% de donador cadavérico. En el 30% de los 10 pacientes se omitió la profilaxis, el 50% recibió profilaxis inadecuada. En dos pacientes el diagnóstico de infección estuvo basado en seroconversión, IgM positiva y antigenemia pp65 positiva; en un paciente se obtuvo seroconversión y antigenemia positiva; en 4 pacientes seroconversión e IgM positiva y en los 3 pacientes restantes solamente IgM positiva. Se encontraron en su mayoría asintomáticos, sin embargo tres pacientes presentaron fiebre de corta duración, uno de ellos presentó además astenia y adinamia y otro diarrea y dolor en el sitio del injerto. Dos pacientes presentaron linfopenia menor de 2000 cel/mm3. Sin embargo, en la mayoría de los pacientes el porcentaje de linfocitos en sangre periférica se encontró entre 50 y 60%. Todos los pacientes recuperaron la función renal posterior al trasplante, pero tres presentaron incremento en la creatinina sérica en el momento de la infección por CMV. El 70% recibió tratamiento adecuado con ganciclovir endovenoso seguido de ganciclovir o valganciclovir vía oral, el 20% recibió tratamiento inadecuado con aciclovir y un paciente no recibió tratamiento. Ningún paciente desarrolló enfermedad (Cuadro 4). Enfermedad Los dos casos de enfermedad por CMV se presentaron en pacientes de alto riesgo, uno de donador vivo y otro de donador cadavérico, ambos con serología negativa. Los dos recibieron profilaxis inadecuada. El primer caso presentó a los seis meses postrasplante, datos clínicos de neumonitis manifestado por tos productiva, polipnea, disnea e hipoxemia así como hipertensión arterial con 360 incremento en la creatinina a 1.9 mg/dL, con alteraciones en la biometría hemática como linfocitosis, anemia y alteración en las transaminasas, confirmándose enfermedad por CMV con base a determinación positiva de IgM, seroconversión y determinación de antigenemia pp65 positiva con 54 células positivas/200,000 leucocitos. Recibió tratamiento con gancliclovir IV a 10 mg/kg/día por 21 días y posteriormente ganciclovir VO 30 mg/kg/ día por 90 días, presentando curación. El segundo caso se presentó en el año 2006 en preescolar femenino de 5 años que recibió órgano de donador cadavérico. Se administró terapia inmunosupresora posterior al transplante con ATGAM. La profilaxis fue insuficiente e incompleta con ganciclovir intravenoso 5 mg/kg/día por 21 días, seguido de acliclovir VO. Al sexto mes posterior al transplante presentó síntomas clínicos inespecíficos correspondiendo a síndrome viral por CMV con presencia de mal estado general, fiebre de 39oC, astenia, adinamia, mialgias y dolor abdominal. A nivel renal oliguria, con elevación de creatinina a 1.3 mg/dL, y alteraciones en la biometría hemática con presencia de linfocitosis, neutropenia y anemia. El diagnóstico etiológico se realizó en base a seroconversión, así como la determinación positiva de IgM. Recibió tratamiento con ganciclovir IV a 10mg/kg/ día por 21 días, seguido de valganciclovir VO 30 mg/kg/día desconociéndose el tiempo de administración (Cuadro 4). Infección por CMV y rechazo del injerto Se presentó en el año 2006, en adolescente femenina de 16 años de edad con alto riesgo (D?R-), que recibió órgano de donador cadavérico. Se administró terapia inmunosupresora con ATGAM posterior al transplante, la profilaxis para CMV fue incompleta, inicialmente con ganciclovir IV seguido de valganciclovir VO. Al séptimo mes postrasplante presentó oliguria, astenia, adinamia, vómito e hiporexia, con elevación de los azoados y anemia leve, atribuyéndose éstos datos a infección por CMV por presentar IgM positiva y seroconversión. Recibió tratamiento con ganciclovir a 3 mg/kg/dosis por 16 días; sin embargo, presentó pérdida del injerto. En la biopsia renal se reportó rechazo crónico del injerto (Cuadro 4). Factores de riesgo asociados con el desarrollo de infección o enfermedad por CMV Se tomaron como casos a los 13 pacientes que tuvieron como diagnóstico definitivo el de infección o enfermedad Bol Med Hosp Infant Mex 2004 2004 2004 2004 2004 2004 2004 2004 2004 1 2 3 4 Vol. 69, Septiembre-Octubre 2012 5 6 7 8 9 12 3 10 14 10 13 14 16 4 Vivo D+R+ relacionado Vivo D+R+ relacionado M M M M F F Vivo Rela- D+Rcionado Vivo rela- D+Rcionado Vivo rela- D+R+ cionado Vivo rela- D+Rcionado Vivo D+Rrelacionado Vivo D+R+ relacionado M Cadavérico D?R- M F No No Si No No Si Si No No Ciclosporina+ Rapamicina Micofenolato + Rapamicina +ATGAM Ciclosporina+ Micofenolato Ciclosporna+ Rapamicina Micofenolato+ Rapamicina Insuficiente Ciclosporina + Micofenolato Insuficiente Sin requerir Omitida Insuficiente Micofenolato + Rapamicina Sin requerir Incompleta Sin requerir Ciclosporina + Micofenolato Sin requerir Ciclosporina + Rapamicina Infección Infección Infección Infección Infección Sospecha Sospecha Sospecha Sospecha 8 2 1 11 5 5 1 6 1 Linfocitosis Aciclovir10mg/ Kg./día x 90 días ↑ALT Sin tratamiento Tratamiento Injerto funcional Injerto funcional Estado Actual Linfocitosis Ganciclovir Injerto IgM CMV IV 10mg/Kg./ funcional Antig pp65 día x 21 días Valganciclovir 15mg/Kg./d x 90 d Linfopenia Ganciclovir IV Injerto IgM CMV , 10mg/Kg./d funcional Antig pp65 x21 dias Ganciclovir VO 12mg/Kg./d x 90 dias Linfocitosis, Sin tratamiento Injerto creatinina↑ funcional Asintomático Fiebre Linfocitosis Valganciclovir Injerto IgM CMV VO 7mg/Kg./d funcional x 120 d Linfocitosis Ganciclovir IV Injerto Anemia 12mg/Kg./d x funcional 21d Ganciclovir VO 60mg/ Kg./d x70d Fiebre dolor en Linfopenia Ganciclovir IV Injerto injerto y diarrea Anemia crea-5mg/Kg./d x 14 funcional tinina↑ IgM dìas GanciCMV clovir IV 8mg/ Kg./d x 90 d Asintomático Asintomático Asintomático Fiebre, TA↑, oli- Linfopenia Sin tratamiento Hemo guria, astenia, plaquetopedialisis nia anemia, creatinina↑ Asintomático Asintomático Año de Edad Sexo Donador Riesgo Transfusión Profilaxis Inmunosupresión Diagnóstico Mes Dx pos- Datos clínicos Laboratorio Transplante transplante Cuadro 4. Descripción clínica y estado actual de los 17 pacientes pediátricos que desarrollaron sospecha, infección y enfermedad por citomegalovirus posterior al trasplante renal (Continúa en la siguiente página) Frecuencia de infección y enfermedad por citomegalovirus y factores de riesgo para su desarrollo en pacientes pediátricos con trasplante renal 361 362 2004 2005 2005 2004 2006 12 13 14 15 16 2005 2004 11 17 2004 10 16 5 15 13 13 5 10 13 Vivo Rela- D+Rcionado Vivo rela- D+Rcionado Vivo rela- D+Rcionado Vivo rela- D?Rcionado F Cadavérico D?R- F Cadavérico D?R- F M M M F Cadavérico D+R- F Cadavérico D?R- No No Si No No No No Si Ciclosporina +Azatoprina Ciclofosfamida + Azatioprina Ciclosporina+ Micofenolato Micofenolato + Rapamicina Ciclosporina+ Rapamicina + ATGAM Insuficiente Ciclosporina + e incomRapamicina + pleta ATGAM Insuficiente Ciclosporina e Incom+Micofenolato pleta ATGAM Incompleta Micofenolato+ Insuficiente Rapamicina Adecuada Inferior Omitida Omitida Insuficiente Infección + Rechazo Enfermedad Sx viral Enfermedad Neumonitis x CMV Infección Infección Infección Infección Infección 7 6 6 12 5 2 2 10 Linfocitosis Sin tratamiento Injerto IgM* CMV funcional Ganciclovir IV Injerto 8mg/Kg./dx21d Funcional Valganciclovir VO 15mg/Kg./ dx103 d Linfocitosis Ganciclovir IV Injerto AnemiaIgM 10mg/Kg./día funcional CMV x21d Aciclovir VO x 90días Linfocitosis Aciclovir VO Injerto Anemia IgM 46mg/Kg./d x funcional CMV 60 dias Fiebre, Linfocitosis, Ganciclovir IV Injerto Oliguria,dolor, Anemia, 10mg/Kg./d x funcional astenia, adina- creatinina↑, 21 días, valmia, hiporexia IgM+ CMV ganciclovir VO mialgias 30mg/Kg./d se desconoce tiempo Astenia, adina- Linfopenia, Ganciclovir Pérdida mia, hiporexia Creatinina 3mg/Kg./dia x del injerto Oliguria vómito ↑↑, leve 16 días Hemoanamia, IgM dialsis +CMV HAS, disnea, Linfocitosis, Ganciclovir IV Injerto hipoxemia, tos, anemia, 10mg/Kg./d x funcional neumonitis por creatini- 21 d gancicloCMV na↑, AST↑ vir VO a 30mg/ y ALT↑, Kg./d x 90d IgMCMV ,Antigpp65 Asintomático Estado Actual Linfocitosis Valganciclovir Injerto IgM CMV 10mg/Kg./d x funcional 90 días Fiebre Astenia Linfopenia Adinamia Creat↑ Anemia IgM+ CMV Asintomático Asintomático Asintomático Año de Edad Sexo Donador Riesgo Transfusión Profilaxis Inmunosupresión Diagnóstico Mes Dx pos- Datos clínicos Laboratorio Tratamiento Transplante transplante Cuadro 4. Descripción clínica y estado actual de los 17 pacientes pediátricos que desarrollaron sospecha, infección y enfermedad por citomegalovirus posterior al trasplante renal (Continuación) María Antonia Julián Núñez, María Guadalupe Miranda Novales, Eric Moisés Flores Ruiz, Ignacio Guerra Gallo, Fortino Solórzano Santos, José Guillermo Vázquez Rosales, Bol Med Hosp Infant Mex Frecuencia de infección y enfermedad por citomegalovirus y factores de riesgo para su desarrollo en pacientes pediátricos con trasplante renal o infección mas rechazo por CMV y como controles a los 53 pacientes que no desarrollaron infección o enfermedad durante el seguimiento. No se incluyeron en el análisis los 4 pacientes con diagnóstico de sospecha de infección por CMV ni a 11 pacientes que presentaron rechazo durante el primer mes postransplante dado que el tiempo para desarrollar infección por CMV fue muy corto. En base a la menor probabilidad de haber padecido una infección previa por CMV se decidió tomar como factor de riesgo a aquellos pacientes menores a la media de edad. Dado la mayor frecuencia de profilaxis inadecuadas (44%) durante el año 2004 se tomó como factor de riesgo el haber sido trasplantado en el año señalado. En la mayoría de los donadores cadavéricos se desconoce el estado serológico para CMV y los receptores reciben inmunosupresión aditiva con ATGAM, por lo que fue tomado como factor de riesgo. Está descrito la posibilidad de transmisión de CMV por medio de los derivados sanguíneos por lo que la transfusión de paquete fue tomado como factor de riesgo. En el Cuadro 5 se observan los resultados obtenidos en el análisis bivariado: el estado seronegativo para CMV del receptor, el trasplantarse en el año 2004 y profilaxis inadecuada para CMV fueron los únicos factores de riesgo en los que se obtuvo significancia estadística. El análisis multivariado se realizó con análisis de regresión logística en modelo saturado, incluyéndose a todas las variables independientes descritas en el análisis bivariado. Las únicas variables que se encontraron independientemente asociadas al desarrollo de infección fueron el estado seronegativo para CMV del receptor antes del trasplante, así como la realización del trasplante durante el año 2004. Sin embargo, este último factor es solamente del ámbito local por las características del nuestro hospital. Por lo tanto, en un segundo análisis multivariado, excluyendo esta última variable (año de trasplante) se obtuvo únicamente al estado serológico como factor de riesgo independiente asociado al desarrollo de infección o enfermedad como significativo con una RM de 41.0 (IC95% 4.82-348.135, p = 0.001) (Cuadro 6). DISCUSIÓN La infección por CMV representa una de las causas más importantes de infección o enfermedad dentro del primero al sexto mes postransplante renal, con una incidencia estimada del 30 a 78%. Este porcentaje de infección varía de acuerdo a la seroprevalencia para CMV en los diferentes países, reportándose desde 40 a 80% de seropositividad en la población general.9 Esta seroprevalencia tiene una estrecha relación con el riesgo serológico previo al transplante renal en un grupo de pacientes. En sujetos adultos en nuestro medio se ha reportado una seroprevalencia del 90%.19,20 Sin embargo, en nuestro estudio se encontró que solo 60% de los receptores habían estado en contacto con CMV. Es probable que esta inmunidad previa haya prestado protección a algunos de los sujetos estudiados, resultando así, una frecuencia de infección o enfermedad de 20% y de solo 2.5% de enfermedad, lo cual es menor a lo reportado con estudios previos.4,17 Además, aunque en los niños seronegativos esta frecuencia de infección se incrementó al doble (40%), continúa siendo menor a lo reportado mundialmente para individuos con esta ca- Cuadro 5. Factores de riesgo para desarrollar infección o enfermedad en 13 casos y 53 controles Factor de riesgo Casos (n=13) Controles (n=53) RM IC95% p Receptor CMV negativo Profilaxis inadecuada Año 2004 Donador cadavérico Edad < 11años 12(92.3%) 11(84.6%) 9(69.2%) 4(30.8%) 6(46.15%) 12 (22.6%) 9(16.98%) 12(22.6%) 5(9.4%) 17(32%) 41 26.88 7.68 4.26 0.55 4.82-348.13 5.06-142 2.00-29.4 0.95-19.03 0.16-1.89 <0.005* <0.005* 0.004* 0.122* 0.39* Sexo masculino 7(53.8%) 26(49%) 1.21 0.35-4.08 1* Transfusión de paquete globular 3(23%) 19(35.8%) 0.54 0.13-2.19 0.58* Administración de ATGAM 3 (23%) 7(13.2%) 1.97 0.43-8.97 0.65* *χ2 de Mantel-Haenszel Vol. 69, Septiembre-Octubre 2012 363 María Antonia Julián Núñez, María Guadalupe Miranda Novales, Eric Moisés Flores Ruiz, Ignacio Guerra Gallo, Fortino Solórzano Santos, José Guillermo Vázquez Rosales, Cuadro 6. Factores de riesgo con valor estadísticamente significativo para desarrollar infección o enfermedad por citomegalovirus en pacientes trasplantados Factor de riesgo Receptor CMV negativo Año 2004 RM IC 95% p 109.86 25.44 6.96-1733.89 2.52-256.17 0.001* 0.006* *χ2 de Mantel-Haenszel racterística.17 Esto puede indicar la participación de otras condiciones que en la cohorte actual disminuyeron dicha frecuencia de infección. En nuestro estudio, 75% de los pacientes con sospecha o infección o enfermedad fueron individuos sin inmunidad previa y la cuantificación del riesgo de tener tal condición fue de casi 40 veces más que los individuos sin infección o enfermedad, siendo, por lo tanto, el factor de riesgo más importante en nuestro estudio. En algunos publicaciones se ha demostrado que uno de los factores postrasplante que modifica la frecuencia de infección es la administración de terapia inmunosupresora a la que será sometido el paciente inmediatamente después del trasplante, con el propósito de evitar el rechazo agudo de tipo inmunológico interfiriendo con las defensas del huésped e incrementando el riesgo de cualquier tipo de infección oportunista.22 En nuestro estudio no se pudo determinar el riesgo de presentar infección por CMV de acuerdo con el tipo de esquema inmunosupresor, por no contar con datos acerca de las dosis, los cambios de la terapia inmunosupresora en los eventos de rechazo y el tiempo administrado durante su seguimiento. Será interesante que en estudios futuros se analicen estos datos, con el propósito de establecer los riesgos asociados a la combinación de terapias inmunosupresoras y el riesgo para presentar infección por CMV en pacientes postrasplantados. Se sabe que, al agregar anticuerpos policlonales a la terapia inmunosupresora, se ocasiona una linfopenia prolongada y supresión de CD4 durante varios meses a años, debido a que son anticuerpos citotóxicos dirigidos contra una gran variedad de marcadores de células T, además de que la misma respuesta inflamatoria después del trasplante lleva a una liberación de citocinas proinflamatorias que pueden activar a la infección latente por CMV del órgano trasplantado e incrementar la frecuencia de dicha infección.23 Sin embargo, en nuestro estudio solo 20% de los pacientes que recibieron ATGAM desarrollaron infección, quizá debido a que 60% de estos pacientes tenían anticuer- 364 pos protectores contra CMV previo al trasplante que de alguna manera protegieron a los pacientes que recibieron dicho compuesto biológico. Aun no se ha demostrado en la literatura si el solo hecho de recibir injerto de donador cadavérico puede incrementar el riesgo de presentar infección o enfermedad por CMV. Solo se ha demostrado que estos pacientes requieren de una terapia inmunosupresora de mayor grado, incrementándose el riesgo de desarrollar infección o enfermedad por CMV por el estado de inmunosupresión mayor al que se somete al paciente.24 En un estudio de 72 pacientes pediátricos con trasplante renal, no se encontró alguna relación entre la infección por CMV y el recibir injerto de cadáver. En nuestro estudio, esta característica tuvo un valor marginal para el desarrollo de infección por CMV (0.96-16). Sin embargo, no fue significativo (p = 0.169), en parte debido a la adecuada administración de profilaxis o a un temprano rechazo del injerto por causas diferentes a la infección por CMV. Es posible que la suma de los diversos factores de riesgo encontrados en algunos pacientes incremente el riesgo para desarrollar infección o enfermedad por CMV. En nuestro estudio, cinco de diecisiete pacientes infectados (30%) contaban con tres o más factores de riesgo: eran seronegativos para CMV, tenían injerto de cadáver y 4 de ellos recibieron ATGAM; además, en todos ellos pudo documentarse una inadecuada administración de profilaxis farmacológica. Por otra parte, se ha demostrado que los rechazos de trasplante renal de tipo inmunológico son más frecuentes en la población masculina, únicamente por frecuencia. Sin embargo, en nuestro estudio no hubo diferencias estadísticamente significativas entre los sexos, así como tampoco por la edad o las transfusiones administradas. La condición clínica a que dio lugar la infección por CMV en el grupo de pacientes estudiado es muy variable. La infección asintomática se presentó en la mayor parte y solo 10% de los sujetos infectados presentaron datos clínicos con enfermedad. Esto concuerda con las experiencias publicadas por Smith y colaboradores, quienes mencionan que el curso clínico de una infección primaria no difiere de la reactivación o superinfección, siendo en la mayoría de las ocasiones la presentación clínica asintomática, coincidiendo con los resultados de nuestro estudio.25 La enfermedad por CMV se refiere a la infección aguda sintomática o con invasión tisular por CMV siendo Bol Med Hosp Infant Mex Frecuencia de infección y enfermedad por citomegalovirus y factores de riesgo para su desarrollo en pacientes pediátricos con trasplante renal inicialmente una infección asintomática que evoluciona a síndrome por CMV (fiebre leucopenia e incremento en los títulos de antígeno CMV) y enfermedad invasiva por CMV (neumonitis, hepatitis y alteración gastrointestinal) o bien, en algunos estudios histopatológicos se muestra que la enfermedad asociada a CMV inicialmente se localiza en el órgano trasplantado y posteriormente se disemina a nivel sistémico, causando neumonitis, enteritis y hepatitis. Sin embargo, se menciona en la literatura una reducción de 0 a 5% de enfermedad diseminada por CMV al administrar terapia profiláctica adecuada posterior al trasplante renal.26 Sin embargo, no se puede establecer esta reducción en nuestro estudio, inicialmente por el diseño del estudio realizado y porque la recomendación de administración de profilaxis en los pacientes de alto riesgo en su mayoría fue administrada de forma inadecuada 27/38 (71%), por lo que no se logró establecer de forma clara ese factor de protección. En la actualidad el diagnóstico de infección por CMV está basado en la determinación del material genético viral o bien en la identificación en leucocitos de los antígenos virales de producción temprana durante la infección. El presente trabajo tiene la limitación, además de su naturaleza retrospectiva, de que el diagnóstico estuvo basado principalmente en determinaciones serológicas de una respuesta inmune (76.4%), y en pocos casos se realizó la identificación de los antígenos virales mencionados (17.6%). En nuestro hospital, antes de 2006, no se llevaba un seguimiento sistematizado de la infección por CMV. Además, tampoco se disponía de un fármaco con adecuada actividad contra CMV y biodisponibilidad, que permitiera un seguimiento ambulatorio de los pacientes trasplantados. En este estudio, la mayor parte de las infecciones se desarrollaron durante el 2004. Se observó que la frecuencia de administración de profilaxis adecuada fue muy baja, y aunque mejoró en años posteriores, al analizar si existía diferencia no resultó estadísticamente significativa. Si bien todos los pacientes que fueron diagnosticados con infección aguda eran de alto riesgo, no hay una explicación de por qué 15 de los 25 pacientes restantes en este grupo, que no recibieron profilaxis adecuada, no se infectaron. La principal limitante del estudio es la naturaleza retrospectiva del mismo. No se encontró en los expedientes el seguimiento en detalle, los fundamentos para descartar la infección en pacientes con sospecha, la prueba confirmatoria en los pacientes con serología positiva ni el total de las Vol. 69, Septiembre-Octubre 2012 dosis de antiviral administradas (en algunas infecciones). Es posible que la terapia inmunosupresora administrada en año 2004 condicionara mayor inmunosupresión en los pacientes, o bien que se sobreestimara la frecuencia verdadera de infección. A partir del 2005, aparentemente disminuyeron los pacientes con infección, pero también es posible que el diagnóstico haya mejorado y se hayan solicitado pruebas confirmatorias antes del inicio de tratamiento en pacientes asintomáticos. En el momento actual aún se debate sobre el manejo óptimo de un paciente con trasplante renal. La mayoría de las publicaciones parecen favorecer la administración de profilaxis en pacientes de alto riesgo y de una terapia anticipada en aquellos de bajo riesgo. Los datos aquí analizados muestran que la omisión de la profilaxis o la administración de fármacos inapropiados, o por tiempo o dosis insuficiente, incrementan el riesgo de infección, sobre todo si esto sucede en sujetos de alto riesgo. Finalmente, el seguimiento estandarizado para todos los pacientes, con pruebas virológicas sensibles y específicas a intervalos determinados y el inicio de tratamiento antiviral en forma oportuna, permitirá disminuir la frecuencia de enfermedad por CMV en este tipo de pacientes. Solamente un estudio prospectivo podrá responder estas interrogantes y establecerá la frecuencia real de infección por CMV en pacientes con trasplante renal. Autor de correspondencia: Dr. José Guillermo Vázquez Rosales Correo electrónico: guillermo.vazquezr@imss.gob.mx REFERENCIAS 1. 2. 3. 4. 5. Tejani A, Harmor WE. Pediatric renal transplantation. En: Owen W, Pereira B, Sayegh M, eds. Dyalisis and Transplantation. Philadelphia: W.B. Saunders; 2000. pp. 629-652. Tolkoff-Rubin N, Rubin R. Infection in the renal transplant recipient. En: Owen W, Pereira B, Sayegh M, eds. Dyalisis and Transplantation. Philadelphia: W.B. Saunders; 2000. pp. 584-594. Snydmann DR. 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Retrospective review of the incidence of cytomegalovirus infection and disease after liver transplantation in pediatric patients: comparison of prophylactic oral ganciclovir and oral valganciclovir. Liver Transpl 2012;18:347-354. Bol Med Hosp Infant Mex Bol Med Hosp Infant Mex 2012;69(5):367-375 Artículo de investigación Condición de la succión evaluada a las 48 horas de vida en neonatos con peso adecuado o peso bajo al nacer y su relación con el crecimiento ponderal a los 28 días de vida Suckling behavior at 48 hours of life in low and normal birth weight infants and their growth at 28 days of life Mario Enrique Rendón-Macías, Héctor Domínguez-Jiménez, Yolanda Aguilar-Álvarez RESUMEN Introducción. Una succión inadecuada puede repercutir en el crecimiento de un neonato, sobre todo si es de bajo peso al nacer. El objetivo de este trabajo fue determinar la relación entre la efectividad de la succión a las 48 horas de vida, con el crecimiento neonatal en lactantes exclusivamente amamantados, con peso adecuado (> 2.5 kg) o peso bajo (≤ 2.5 kg) al nacimiento. Métodos. Se realizó un estudio de cohortes en neonatos sanos e ingresados en alojamiento conjunto con la madre a las 45-48 horas de vida, antes del egreso. Antes del pesaje se evaluó la eficacia de la succión con la escala ECLES mientras eran amamantados. A los 28 días de vida se evaluó el crecimiento ponderal. Se incluyeron solo aquellos que fueron amamantados exclusivamente. Resultados. Se analizaron 80 neonatos, 51 (63.7%) con peso adecuado (PA) y 29 (36.3%) con bajo peso (BP). De estos, 47 (58.7%) presentaron succión normal (ECLES 39-40), 24 (30%) con alteración leve (ECLES 37-38) y 9 (11%) con alteración moderada (ECLES 3236). Hubo un incremento ponderal (IP) con relación a la eficacia de la succión, más notorio en los neonatos de BP [IP para los neonatos: PA succión normal = 1169 ± 222 g, alteración leve = 995 ± 257 g y alteración moderada= 1073 ± 245 g; BP succión normal = 911 ± 229 g, alteración leve = 1010 ± 299 g y alteración moderada= 460 ± 115 g. ANOVA ECLES* peso F = 3.8, p = 0.04, FECLES = 1.5, p = 0.39 y Fpeso = 4.5, p = 0.12]. No hubo diferencias en paridad, edad gestacional, sexo y condición de los pezones en las madres de los neonatos con y sin succión normal. Conclusiones. Una succión leve o moderadamente alterada a las 48 horas de vida se relacionó con un menor incremento ponderal en la etapa neonatal, sobretodo en neonatos de bajo peso al nacimiento. Se sugiere dar terapias de estimulación oral en estos niños antes de su egreso y vigilancia estrecha. Palabras clave: evaluación succión, crecimiento ponderal, lactantes, bajo peso. ABSTRACT Background. Inadequate suction may affect newborn (NB) growth, especially in low birth weight (LBW) infants. The aim of this study was to determine the relationship between suckling efficacy at 48 h of life with neonatal weight gain (WG) in infants exclusively breastfed with normal birth weight (NBW > 2.5 kg) and LBW (≤ 2.5 kg). Methods. We carried out a cohort study in healthy NB rooming with their mothers in hospital. At 45-48 h after birth, prior to discharge and after being weighed, suckling efficacy was assessed using the ECLES scale by a previously trained physician. At 28 days of life, WG was assessed. We included only those infants who continued to be exclusively breastfed. Results. There were 80 NB, 51 (63.7%) with NBW and 29 (36.3%) with LBW; 47 (58.7%) NB with normal suckling (ECLES 39-40), 24 (30%) with mild suckling impairment (ECLES 37-38), and nine NB (11%) with moderate suckling impairment (ECLES 32-36). There was a relationship between WG and suckling efficacy, most noticeable in LBW infants [WG for newborns with NBW and normal suckling = 1169 ± 222 g, mild impairment of suckling = 995 ± 257, and moderate impairment of suckling = 1073 ± 245; for LBW infants and normal suckling = 911 ± 229, mild impairment of suckling = 1010 ± 299, and moderate impairment of suckling = 460 ± 115. ANOVA ECLES* weight F = 3.8, p = 0.04, FECLES = 1.5, p = 0.39 y Fweight = 4.5, p = 0.12]. There were no diferences in parity, gestational age, gender and nipple condition of the mothers among infants, with or without normal suckling. Conclusions. Mild or moderate suckling impairment after 48 h of life was associated with lower weight gain during the neonatal period, especially in LBW infants. Oral stimulation therapy is suggested in these children before discharge and with close follow-up. Key words: suckling assessment, weight growth, infants, low birth weight. Vol. 69, Septiembre-Octubre 2012 367 Mario Enrique Rendón-Macías, Héctor Domínguez-Jiménez, Yolanda Aguilar-Álvarez INTRODUCCIÓN La leche materna es la mejor manera de alimentar a los neonatos y lactantes por sus propiedades bioactivas que facilitan la transición entre la vida intrauterina y la extrauterina. La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que los niños sean alimentados en forma exclusiva con leche materna desde su nacimiento hasta los cuatro a seis meses de vida o hasta el año de edad.1 El neonato debe iniciar la lactancia materna desde la primera hora de vida. Para ello debe contar con una integridad anatómica de la cavidad oral y un desarrollo motor oral adecuado. Ambos se adquieren a partir de las 34 semanas de edad gestacional y se caracterizan por movimientos rítmicos y coordinados.2 Sin embargo, existen factores que interfieren para un inicio temprano de la lactancia. Entre estos se encuentran el nacimiento por cesárea, antecedentes de bloqueo epidural materno, enfermedades graves del neonato, bajo peso al nacer y la prematurez. De acuerdo con Nakao y Moji, en Japón, el tiempo trascurrido desde el nacimiento hasta el inicio de la lactancia puede influir en el abandono temprano de la lactancia, es decir, aquellos que iniciaban su lactancia entre los treinta minutos y dos horas de vida fueron amamantados menos tiempo que aquellos que iniciaron en los primeros treinta minutos.3 En otro estudio con 312 niños nacidos en un Hospital de Atenas, realizado por Giannakou y colaboradores en 2006, se encontró que el inicio de la lactancia postparto favoreció el amamantamiento exclusivo en 85%; sin embargo, a los 40 días de vida, la prevalencia bajó a 35%. Entre las causas del abandono, la más frecuente se relacionó con la percepción de insuficiente producción de leche en 36% de sus madres. Además, 2% comentó que observaron frecuentes atragantamientos de su hijo(a).4 Para lograr el éxito de la lactancia materna existen lineamientos mundiales. El principal es la promoción en la etapa prenatal por el personal de salud, lo que incluye aclarar dudas a la madre y hacer de su conocimiento el Unidad de Investigación en Epidemiología Clínica Unidad de Alta Especialidad Médica, Hospital de Pediatría Centro Médico Nacional Siglo XXI, Instituto Mexicano del Seguro Social México D.F., México Fecha de recepción: 24-05-12 Fecha de aceptación: 05-09-12 368 valor nutritivo de la leche materna. En un segundo término se debe realizar la evaluación de las características de los pezones para detectar alteraciones (pezones planos o invertidos), que pudieran disminuir la eficiencia de la succión del neonato. Ya en la etapa posparto, se debe de iniciar la lactancia tan pronto como sea posible y a libre demanda, procurando ofrecerla de 8 a 12 veces al día y no suspenderla durante la noche, así como recomendar a la madre alternar el seno ofrecido al neonato para mejorar el vaciamiento de ambos senos.5 Curran y Barness, al referirse al adecuado aporte de leche materna, han afirmado que cuando el lactante está satisfecho después de cada mamada, duerme de 2 a 4 horas entre mamadas y gana peso adecuadamente. Además, agregan que se puede considerar un progreso satisfactorio por la alimentación al pecho si el neonato no pierde peso más allá del quinto día de vida y se mantiene ganándolo entre los días doce a catorce.6 En la etapa posparto, la succión del neonato sobre la areola mamaria es el estímulo más importante para la producción láctea. Esta favorece la secreción de prolactina, encargada de la producción de leche y regulada por el sistema nervioso central. En un principio, la producción láctea en el postparto inmediato es de hasta 150 ml, pero se modifica considerablemente por factores locales que dependen del vaciamiento de la mama.7 Por su parte, la oxitocina liberada de la hipófisis posterior mediante un reflejo neuroendocrino originado por la estimulación sensorial de terminales nerviosas en la areola durante la succión, estimula las células mioepiteliales de los alvéolos de la mama. Durante la lactancia correcta, el bebé introduce en su boca el pezón y gran parte de la areola, de tal manera que se forma una tetilla larga que llega casi al paladar blando del niño. Posteriormente la leche se extrae, no tanto por la fuerza de la succión sino por el movimiento de ordeña de la lengua contra el paladar duro.8-10 Por otro lado, se han estudiado factores maternos relacionados con la suspensión temprana de la lactancia exclusiva, como los culturales, económicos, laborales, la salud materna, la inadecuada promoción prenatal de la lactancia materna y la baja producción de leche.10 Entre los factores relacionados con el neonato se han considerado el bajo peso al nacer, la poca o nula ganancia de peso en los primeros cinco días de vida, la existencia de una enfermedad grave y la mala succión.11 De estos, la baja ganancia ponderal ha sido la que principalmente se ha asociado Bol Med Hosp Infant Mex Condición de la succión evaluada a las 48 horas de vida en neonatos con peso adecuado o peso bajo al nacer y su relación con el crecimiento ponderal a los 28 días de vida al abandono temprano de la lactancia materna, ya que el poco crecimiento suele llevar a la madre a considerar el complemento de la alimentación con una fórmula infantil o incluso su sustitución total. Se ha aceptado que un neonato sano desarrolla una succión eficaz para poder crecer y desarrollarse. En contraposición a esto, los trabajos de Mizuno y Ueda propusieron que los niños con succión alterada durante sus primeros meses de vida, confirmaron un desarrollo neurológico anormal en meses posteriores.12 Por esto concluyen que la condición de la succión en la etapa neonatal puede ser un indicador temprano de lesión neurológica. En varios estudios, tanto en neonatos de término como prematuros, la estimulación oral para una óptima succión ha mostrado una mejoría de las condiciones clínicas del crecimiento de los recién nacidos y lactantes. Por tanto, se considera que la evaluación de la succión es de vital importancia, ya que permite reforzar a la madre sobre la técnica de succión y, de ser necesario, iniciar una intervención oportuna dirigida a favorecer una mejor succión por el neonato.13,14 Para este fin se han desarrollado evaluaciones clínicas que de forma objetiva permiten determinar si la succión es adecuada o no. Una de ellas es la que propusieron Jensen y colaboradores en 1994, la cual evalúa cinco elementos: el agarre del bebé al pecho, la deglución audible, el tipo de pezón, el tipo de pecho y el sostén del bebé por la madre (por sí misma o si requirió ayuda). Esta escala se califica por puntos. La calificación más alta es de 9 a 10 e indica una lactancia exitosa con una asistencia mínima. Una calificación de 4 a 5 (baja) indica la necesidad de asistencia y la posible dificultad para la alimentación.15 En México existe la Escala Clínica de Evaluación de la Succión (ECLES),16,17 que fue diseñada con el propósito de ser una herramienta de uso clínico para la evaluación diaria de las condiciones de succión de un lactante. Esta escala explora las tres áreas de la succión: expresión/ succión, deglución y respiración, e integra las manifestaciones clínicas de cada una de ellas. Ha sido validada previamente y ha mostrado una alta consistencia interna e inter-observador con un adiestramiento sencillo, además de no necesitar equipo especial para su aplicación. Además considera los signos más importantes a vigilar durante el proceso de succión, y por ello permite que se evalúen las fases de coordinación que traducen la efectividad de la succión para asegurar un volumen suficiente y sin datos de incoordinación.16 La escala otorga una calificación Vol. 69, Septiembre-Octubre 2012 que va de 4 a 40. En los niños sanos de término se ha determinado que más de 95% tienen puntuaciones entre 39 a 40, mientras que los niños con problemas serios de la succión-deglución-respiración muestran puntuaciones por debajo de 32. Se encontraron puntajes de 32-38 en neonatos con alteraciones de leves a moderadas.17 En la actualidad no se sistematiza la evaluación de la succión al nacimiento, ni se ha determinado si su alteración pudiera influir en la eficacia de la succión y, por tanto, en el crecimiento durante el primer mes de vida. El objetivo de este trabajo fue determinar si existe relación entre la efectividad de la succión a las 48 horas de vida y el crecimiento ponderal al mes de vida en lactantes con peso adecuado y peso bajo al nacimiento (< 2,500 g) con predominio de lactancia materna. MÉTODOS Se llevó a cabo un estudio de dos cohortes longitudinales. Una formada por neonatos nacidos con peso adecuado (> 2.5 kg) según criterios de la OMS y otro con neonatos con peso bajo (≤ 2.5 kg) al nacer.18 Todos los neonatos nacieron en el Hospital Rural Oportunidades N° 80, de Mapastepec, Chiapas y en el Hospital Rural Oportunidades N° 43, de Huautla de Jiménez, Oaxaca del Instituto Mexicano del Seguro Social. Se seleccionaron a recién nacidos de más de 37 semanas de gestación determinadas por fecha de última menstruación materna y confirmadas por valoración de Capurro, nacidos por vía vaginal o cesárea, sin datos de asfixia neonatal (Apgar de 8 a 10 a los cinco minutos), sin enfermedades cardiacas, respiratorias, neurológicas o gastrointestinales. Todos los neonatos se encontraban en alojamiento conjunto con la madre y con un tiempo de vida de al menos 45 horas, además de haberse establecido la lactancia materna. Para participar, se solicitó la declaración materna de un deseo e intención de amamantar a su hijo(a) por lo menos durante seis meses. Se incluyeron solo aquellos neonatos en quienes se confirmó el inicio del amamantamiento. Para lograr los objetivos se estableció, como criterio de análisis, que solamente se incluyeran los neonatos exclusivamente amamantados hasta los 28 días de vida (segunda evaluación), así como la evidencia de ausencia de cualquier enfermedad. Antes del inicio del estudio, el protocolo fue aprobado por el Comité Local de Investigación en Salud del Hospital de Pediatría del Centro Médico Nacional Siglo XXI del 369 Mario Enrique Rendón-Macías, Héctor Domínguez-Jiménez, Yolanda Aguilar-Álvarez Instituto Mexicano del Seguro Social. En todos los casos, se solicitó consentimiento escrito y se guardó el anonimato y la confidencialidad de los datos. La observación de la succión durante la alimentación del recién nacido se realizó de manera individual, cuidando la privacidad y el pudor de la madre. Procedimientos Posterior a la aceptación escrita de los padres o tutores y, con por lo menos dos horas de ayuno, se realizó la evaluación física integral de los niños. Se registró la siguiente información: edad gestacional, sexo, somatometría al nacimiento; calificación de Apgar y vía de nacimiento. De las madres se obtuvo información sobre los antecedentes de infecciones y exposición a medicamentos durante la gestación, tabaquismo y consumo de alcohol. Además se determinó la edad materna y datos sobre la forma de sus pezones (formados, planos o invertidos). Todos los neonatos seleccionados se pesaron desnudos en una báscula eléctrica neonatal de precisión digital SECA 5345 (escala de lectura: 10 g) para determinar el peso en gramos antes del inicio de la alimentación. La talla se determinó con infantómetro. Se corroboró la estabilidad cardiaca y respiratoria y se verificó que la exploración neurológica fuera normal. La evaluación de la eficacia de la succión se realizó por personal previamente capacitado con apoyo de la Escala Clínica de Evaluación de la Succión (ECLES). Esta escala fue previamente validada16,17 y consta de 10 ítems que evalúan la coordinación succión-deglución-respiración a través de datos clínicos. Cada ítem se puntualiza en cuatro opciones. El puntaje mínimo es de 10 y el máximo de 40. El índice de concordancia intra-observador es de Kappa = 0.95 (IC95% = 0.9-1.0). La evaluación se realizó por observación directa de la succión del seno materno por el evaluador durante un periodo de 15 minutos. Para cada neonato se evaluaron dos tomas con intervalo de 2 horas como mínimo y se analizó el promedio de las evaluaciones. Según la validación de la escala se consideró como succión eficaz con un puntaje de 39 y 40, como alteración leve con 37 a 38 puntos, alteración moderada de 20 a 36 puntos y severa con menos de 20 puntos. Los pacientes que completaron la primera fase fueron citados entre el día 28 al 35 de vida para su control de niño sano. Para esta segunda fase se le requirió a la madre que llevara al neonato con un ayuno de al menos dos horas. 370 La evaluación de la eficacia de la succión y el peso se llevó a cabo bajo las mismas condiciones antes comentadas. Asimismo, en esta segunda revisión se preguntó a la madre sobre el comportamiento del lactante durante sus alimentaciones, en especial sobre la posible presencia de regurgitaciones, vómitos, atragantamientos o arqueos, así como de la existencia de alguna enfermedad, hospitalizaciones o administración de medicamentos. Análisis estadístico La recopilación de la información se realizó en formatos previamente diseñados y se capturó en una base de datos electrónica. Se obtuvieron frecuencias simples y porcentajes para las variables nominales, y para las cuantitativas se resumieron en medianas y valores máximos y mínimos. Para el peso se obtuvo la media y desviaciones estándar, dado que tuvo distribución normal. Para las comparaciones de proporciones entre los grupos, según la clasificación de ECLES de la eficacia en la succión, se utilizó la prueba de χ2 de Pearson y para las medidas cuantitativas la prueba no paramétrica de Kurskall-Wallis. Para analizar las posibles diferencias en el incremento ponderal según los grupos de condición de la succión, y con el objetivo de observar la posibilidad de interacción con el peso al nacimiento se realizó una prueba de análisis de varianza (ANOVA) ajustada por sexo, semanas de gestación y características de los pezones de las madres. Cuando hubo diferencias significativas, se contrastaron los grupos según su peso al nacimiento y su condición de eficacia de la succión a través de prueba post-hoc de Bonferroni. Todas las pruebas estadísticas se realizaron considerando un nivel de significancia estadística de p < 0.05. Los análisis se realizaron con el paquete estadístico de SPSS versión 18. RESULTADOS De un total de 122 recién nacidos, 80 cumplieron los criterios de selección; 51 tuvieron un peso adecuado (PA) al nacimiento y 29 fueron de peso bajo (PB). La mediana para la edad gestacional en todo el grupo fue de 38 semanas y hubo predominio de pacientes de sexo masculino (46, en comparación con 34 de sexo femenino, razón de 1.91:1). No hubo diferencias estadísticamente significativas entre los sexos y sus pesos según grupos de análisis (peso adecuado y bajo peso al nacer). Bol Med Hosp Infant Mex Condición de la succión evaluada a las 48 horas de vida en neonatos con peso adecuado o peso bajo al nacer y su relación con el crecimiento ponderal a los 28 días de vida Al momento de la valoración de la eficacia de la succión, 47 neonatos mostraron succión normal (58.7%), 38 alteración leve (47.5%) y nueve (11.3%) alteración moderada (Cuadro 1). Ningún neonato fue calificado con anormalidad grave de la succión que requiriera de un cambio del tipo de alimentación. Aunque la mayoría nacieron por parto vaginal, la frecuencia más alta de neonatos con puntaje bajo en la escala de ECLES se observó en los nacidos por cesárea. Evaluación a las 48 horas de vida A las 48 horas de vida, los 80 recién nacidos continuaban siendo alimentados al seno materno en forma exclusiva en alojamiento conjunto. Ninguno tenía algún dato de enfermedad agregada. La exploración de las condiciones de los pezones en las madres mostró una proporción poco mayor de alteraciones en el grupo de neonatos con puntajes bajos en ECLES, sin ser una diferencia estadísticamente significativa. Llamó la atención que la mediana de peso a las 48 horas fuera menor para el grupo de puntaje de ECLES de 39-40 puntos (Cuadro 1). Evaluación a los 30 días de vida Para este momento del seguimiento, todos los lactantes mantenían alimentación exclusiva al seno materno. En el Cuadro 2 se observan las características del crecimiento ponderal del recién nacido, según su peso al nacimiento y su puntaje de ECLES. Se observa una menor ganancia ponderal (en gramos) al mes de vida en los pacientes con puntajes bajos de ECLES, así como la ganancia media diaria. Esta fue más afectada en los pacientes con peso bajo al nacer, quienes tuvieron un incremento promedio de 460 g. En general, los neonatos con PB al nacimiento mostraron menor incremento ponderal que los nacidos con PA (Figura 1). Esta diferencia se mantuvo entre los neonatos con succión normal de PA y PB (p < 0.005), pero no así para los neonatos con alteración leve. En los casos de alteración moderada la diferencia fue significativa en su ganancia de peso (p < 0.001). Este mismo fenómeno se encontró al considerar la ganancia de peso promedio diaria. Al realizar el ANOVA, encontramos que hubo interacción entre la mayor alteración de la succión y el antecedente de PB al nacer; es decir, cuando ambas condiciones estaban Cuadro 1. Características de los recién nacidos según el puntaje de la Escala Clínica de Evaluación de la Succión (ECLES) al nacimiento y a las 48 horas de vida Características de los neonatos Semanas de edad gestacional mediana (min-máx) Peso al nacimiento Peso adecuado n (%) Peso Bajo n (%) Peso a las 48 h (g) mediana (min-máx) Talla a las 48 h (cm) mediana (min-máx) Pacientes masculinos Frecuencia (%) Nacimiento por parto vaginal Frecuencia (%) Datos maternos Edad (años) mediana (min-máx) Número de gestación mediana (min-máx) Condición de los pezones n (%) Ambos normales Uno Alterado Ambos alterados 39 a 40 puntos N = 47 Puntaje escala de ECLES 37 a 38 puntos N = 24 36 a 20 puntos N=9 p 38 (37-41) 38 (37-41) 38 (37-40) 0.88* 25 (49) 22 (75) 19 (37.2) 5 (17.2) 7 (13.7) 2 (22.6.8) 0.016** 2480 (1950-3760) 2690 (2000-3300) 2720 (2000-3040) 0.44* 48 (41-53) 48 (41-52) 48 (43-51) 0.74* 28 (59.6%) 11 (45.8%) 7 (77.8%) 0.23** 39 (83%) 17 (70.8%) 4 (44.4%) 0.04** 25 (13-39) 23 (17-32) 25 (18-36) 0.52* 2 (1-7) 2 (1-6) 2 (1-6) 0.63* 36 (76.6) 5 (10.6) 6 (12.8) 19 (79.2) 1 (4.2) 4 (16.7) 5 (55.6) 2 (22.2) 2 (22.2) 0.52* * Prueba de Kruskal Wallis, ** Prueba de χ2 de Pearson. Vol. 69, Septiembre-Octubre 2012 371 Mario Enrique Rendón-Macías, Héctor Domínguez-Jiménez, Yolanda Aguilar-Álvarez Cuadro 2. Crecimiento de los recién nacidos según el puntaje de ECLES y su condición ponderal al nacimiento 39 a 40 puntos N = 47 Puntaje escala de ECLES 37 a 38 puntos N = 24 36 a 20 puntos N=9 1169 (222) 995 (257) 984 (198) 1073 (245) En los de PB al nacimiento 911 (229) promedio (DE) Todos 1032 (254) promedio (DE) Ganancia por día promedio durante los primeros 28 días (g/día) 1010 (299) 460 (155) 898 (254) 998 (259) 867 (293) 1003 (262) En los de PA al nacimiento promedio (1DE) En los de BP al nacimiento promedio (1DE) Todos promedio (1DE) 38.9 (7.4) 33.1 (8.5) 32.8 (6.6) 35.7 (8.2) 30.4 (7.3) 33.6 (9.9) 15.3 (5.2) 29.9 (8.4) 34.4 (8.5) 33.3 (8.6) 28.9 (9.7) 33.5 (8.7) Peso ganado a los 28 días de vida(g) En los de PA al nacimiento promedio (DE) Total PA= peso adecuado; BP= bajo peso. En ambos ANOVA, Peso * ECLES F=3.28 (2gl) p = 0.04; peso F=4.5 (1gl), p = 0.12, ECLES F=1.51, p = 0.39. Ajustados por sexo, semanas de edad gestacional y características de los pezones de la madre. presentes, el incremento ponderal promedio no alcanzó el mínimo de 25 g/día. De acuerdo con la información obtenida de las madres sobre el comportamiento alimenticio de sus hijos, solamente 4 lactantes (5%) habían presentado regurgitaciones de manera ocasional. Cabe destacar que dos de ellos correspondieron al grupo de PB y alteración moderada de la succión. 60 Gramos ganados promedio por día 55 50 45 40 35 30 25 DISCUSIÓN 20 15 10 2500 ó mas <2500 Puntuación ECLES 39 y 40 37 y 38 36 o menos Figura 1. Crecimiento promedio por día según peso al nacimiento y evaluación de la succión por ECLES. ANOVA, F=5.18, gl 74-5, p < 0.001; Post Hoc Bonferrioni. Grupo ECLES (39-40) y ≥ 2,500 g vs. ECLES (39-40) y < 2,500 g p = 0.005 vs ECLES (≤36) y < 2,500 g p = 0.001. Grupo ECLES (≤36) y < 2.500 g vs ECLES (39-40) y ≥ 2,500 g p = 0.005 vs. ECLES (37-38) y ≥ 2,500 g p = 0.04 vs ECLES (≤36) y ≥ 2,500 g p = 0.09 vs ECLES (39-40) < 2,500 g p = 0.15 vs ECLES (37-38) y < 2,500 g, p = 0.09. 372 Este es el primer estudio, de acuerdo con nuestro conocimiento, sobre el posible impacto de la condición de la succión de un neonato sano sobre su crecimiento ponderal temprano. Aquellos neonatos con una succión adecuada (evaluada por la escala ECLES), tanto en la cohorte de peso adecuado como en la de peso bajo al nacimiento, mostraron un incremento ponderal promedio por día más alto que aquellos con afección de la succión en grado leve o moderado. El amamantamiento de un neonato se establece durante los primeros días de vida. Al nacer, un niño de término tiene integrado el reflejo de succión y deglución que le permite iniciar su alimentación oral. Sin embargo, el éxito de una lactancia prolongada depende del acoplamiento del Bol Med Hosp Infant Mex Condición de la succión evaluada a las 48 horas de vida en neonatos con peso adecuado o peso bajo al nacer y su relación con el crecimiento ponderal a los 28 días de vida niño con su madre.10 Bajo condiciones favorables, la madre estimula al neonato para iniciar la lactancia y este responde a las expectativas de ella cuando logra sujetarse a su seno y obtener la leche suficiente para su alimentación y satisfacción. En estudios previos se ha explorado ampliamente el factor materno en el inicio y continuación de la lactancia, pero el factor neonatal ha sido poco evaluado.9,19-21 Dentro de los primeros tres días de vida, el neonato mejora su succión a medida que es amamantado.2 De ahí, las ventajas del alojamiento conjunto para favorecer el contacto estrecho entre la madre y su hijo, lo cual coadyuvará a mejorar la bajada de la leche y el acoplamiento del menor.9 Es de esperar que a las 72 horas de vida el bebé haya experimentado suficientes encuentros con su madre como para tener una succión eficaz para alimentarse. Como se observó en este estudio, aún los recién nacidos con peso adecuado y sanos pueden tener una succión poco efectiva a las 48 horas de vida, misma que pudiera asociarse con un crecimiento, aunque adecuado, menor al encontrado en niños con succión vigorosa. Diferentes autores han demostrado una reducción del peso en los primeros dos a cinco días, e incluso algunos neonatos hasta una semana después del nacimiento.22,23 Sin embargo, todos concuerdan en el posterior incremento ponderal a partir del octavo día, con recuperación del peso al nacimiento en alrededor de 90% de los neonatos a llegar a la segunda semana de vida.23 Menos de 5% permanecen por debajo del peso al nacimiento o pierden más de 10% durante su caída, por tanto son considerados como de alto riesgo para desnutrición.11 La falla en el incremento ponderal suele ser atribuida a una lactancia inefectiva, muchas veces explicada por una “producción insuficiente de leche”.4 En general, en estos neonatos no se evalúa el patrón de succión y, por lo tanto, no se realizan terapias de estimulación, de las cuales varias han demostrado ser útiles.13,17,24 En este grupo de neonatos, fue interesante mostrar una relación entre el crecimiento y la eficacia de la succión. Fue más notorio el efecto de una succión moderadamente alterada y un crecimiento muy por debajo de lo recomendado de 25 g/día o más.25 A pesar de estos hallazgos, es importante considerar que fue muy limitado el número de recién nacidos con problemas de succión que se identificaron en este estudio, para determinar con certeza si una succión inadecuada durante los primeros días de vida puede resultar en poca ganancia ponderal durante el primer mes de vida. Vol. 69, Septiembre-Octubre 2012 La principal fortaleza del presente estudio es su diseño, ya que fue prospectivo y sin que se presentaran pérdidas en el seguimiento. Asimismo, se aseguró la calidad al incluir exclusivamente bebés alimentados al seno materno de manera exclusiva, los cuales fueron evaluados por dos médicos previamente capacitados en la medición de la succión y el pesaje de los neonatos. El seguimiento fue corto, eliminando la posibilidad de enfermedades agudas, introducción de alimentos complementarios u otros suplementos. Otro punto a destacar es que, como criterio de inclusión, solo se aceptaron los neonatos con succión suficientemente aceptable como para evitar complicaciones tempranas, lo cual puede explicar la escasa población de niños con falla para crecer. Por otro lado, la población donde se llevó a cabo el estudio fue un medio altamente propicio para la lactancia predominante o exclusivamente materna, dada la convivencia estrecha entre la madre y el neonato. Además, se cuidó de solo incorporar a niños con inicio y continuación de la lactancia materna durante su hospitalización, para evitar casos de pacientes con enfermedades en fase de latencia. Esto ha ocurrido en otros estudios, donde los problemas de deshidratación asociados a la lactancia se presentan durante el periodo de 24 a 72 horas de vida.26 Aunque el número de pacientes fue suficiente para determinar diferencias estadísticamente significativas entre los grupos extremos, las diferencias encontradas fueron entre los grupos con afección leve y moderada con peso adecuado. En este trabajo se evaluó la succión al egreso o 48 horas después del nacimiento. Este periodo fue seleccionado para evaluar la condición más aproximada a la real, después del inicio de la lactancia. Se consideró un tiempo razonable para determinar con mayor precisión si el neonato podría tener problemas tempranos para alcanzar un amamantamiento exitoso. Sin embargo, las conductas actuales en muchos centros hospitalarios se dirigen al egreso temprano, esto es, antes de cumplir 24 horas. Es factible que en este periodo se presenten más neonatos con una succión leve o moderadamente alterada, misma que, al no ser detectada, pudiera no ser motivo de acciones para su mejoría. Con la evidencia hasta ahora encontrada, se considera la necesidad de continuar la evaluación de la succión en todo niño recién nacido. Esta acción, aunque es parte de la rutina hospitalaria, no es común que se realice en forma sistemática y estandarizada. La evaluación queda a criterio 373 Mario Enrique Rendón-Macías, Héctor Domínguez-Jiménez, Yolanda Aguilar-Álvarez del evaluador, que muchas veces puede ser una enfermera materno-infantil. Aunque la evaluación no sea un indicador absoluto de un crecimiento ponderal adecuado, bien puede ser un signo de alarma que determine u oriente para seguir más estrechamente al recién nacido o lactante. En particular, niños con alto riesgo de falla para crecer, como son los neonatos de bajo peso o con alguna enfermedad congénita (pacientes con labio y paladar hendidos, cardiopatías congénitas, etcétera),27 pudieran manifestar datos de succión inadecuada. En estos neonatos, el egreso pudiera ser un poco más tardío, después de haber realizado una evaluación más cuidadosa de su succión y el éxito del acoplamiento con la madre. No es de extrañar el hecho de suspender la lactancia por una “sensación de insuficiente producción de leche”. La producción se encuentra relacionada con la extracción. Los neonatos con una succión inadecuada suelen rechazar el seno materno, llorar durante la alimentación, dormirse o vomitar, entre otros signos. Estas madres, por decisión propia o por indicación del personal de salud, suelen iniciar con fórmulas infantiles, aun cuando se podría mejorar el amamantamiento con terapias sensoriales y motoras orales o apoyo al menor.10 En conclusión, podemos afirmar que existe una correlación entre la eficacia de la succión y el incremento ponderal de los recién nacidos a término alimentados al seno materno, por lo que es conveniente realizar una evaluación de las características de las succión en todos los neonatos dentro de las primeras 48 horas de haber nacido. Cuando se detecten casos de problemas de succión, se deben brindar medidas de estimulación temprana. Agradecimientos. Los autores agradecen el apoyo del personal de salud y a las madres participantes de las clínicas Hospital Rural Oportunidades N° 80 de Mapastepec, Chiapas y del Hospital Rural Oportunidades N° 43 de Huautla de Jiménez, Oaxaca, del Instituto Mexicano del Seguro Social. Financiamiento. El trabajo fue apoyado por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT) en su convocatoria de Apoyo Complementario a Investigadores en Proceso de Consolidación, con número de registro 0090246. Autor de correspondencia: Dr. Mario Enrique Rendón Macías Correo electrónico: mario.rendon@imss.gob.mx 374 REFERENCIAS 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10. 11. 12. 13. 14. 15. 16. 17. 18. World Health Organization. Indicators for assessing breastfeeding practices. Ginebra: WHO; 1991. Mizuno K, Ueda A. The maturation and coordination of sucking, swallowing and respiration in preterm infants. J Pediatr 2003;142:36-40. Nakao Y, Moji K. Initiation of breastfeeding within 120 minutes after birth is associated with breastfeeding at four months among Japanese women: a self-administered questionnaire survey. Inter Breastfeed J 2008;3:1-4. Giannakou T, Skouroliakou M, Gounaris A, Panagiotakos D, Markantonis SL. Breast-feeding in Athens, Greece: factors associated with its initiation and duration. 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El diagnóstico de infección bacteriana en el paciente con cáncer, fiebre y neutropenia se dificulta debido a una pobre respuesta inflamatoria. Se han realizado evaluaciones con reactantes de fase aguda, como la proteína C reactiva, con resultados variables. El objetivo de este trabajo fue calcular la sensibilidad, especificidad, valores predictivos positivos y negativos y razones de verosimilitud de la proteína C reactiva para el diagnóstico de infección bacteriana en pacientes con cáncer y neutropenia febril. Métodos. Se realizó el estudio de la prueba diagnóstica. Se incluyeron pacientes pediátricos con cáncer, y neutropenia (<500 NA/mm 3). La proteína C reactiva se cuantificó por nefelometría. Los episodios se clasificaron en cuatro grupos: grupo I, infección microbiológicamente documentada; grupo II, infección clínicamente documentada; grupo III, fiebre por otras causas; y grupo IV, pacientes con neutropenia sin fiebre. Se realizó el cálculo de sensibilidad, especificidad, valores predictivos positivos y negativos, curvas operantes del receptor y razones de verosimilitud. Para la comparación de variables cuantitativas se emplearon la U de Mann-Whitney y Kruskal-Wallis y para variables cualitativas, χ2. Resultados. Se incluyeron 127 episodios que se distribuyeron en: 29, 47, 20 y 31 episodios para los grupos I, II, III y IV, respectivamente. Las medianas de la proteína C reactiva fueron 282 mg/L para el grupo I, 205 mg/L grupo II, 27.3 mg/L grupo III y 5.1 mg/L para el grupo IV (p < 0.001). Con la proteína C reactiva de 60 mg/L se obtuvo una sensibilidad de 94%, especificidad de 94%, valor predictivo positivo 96% y valor predictivo negativo 92%; razón de verosimilitud para un resultado positivo 15.6 y de 0.06 para resultado negativo. Conclusiones. La proteína C reactiva es una prueba útil y económica para el diagnóstico de infección bacteriana en el paciente con cáncer, fiebre y neutropenia. Palabras clave: proteína C reactiva, cáncer, neutropenia, infección bacteriana, fiebre. ABSTRACT Background. Diagnosis of bacterial infection in the patient with cancer, fever and neutropenia is difficult due to the poor inflammatory response. Several evaluations of acute phase reactants such as C-reactive protein (C-RP) have been performed with diverse results. The aim of this study was to calculate the sensitivity, specificity, positive predictive value (PPV) and negative predictive value (NPV), and likelihood ratios (LR) for C-RP in the diagnosis of bacterial infection of patients with cancer, neutropenia and fever. Methods. We carried out a diagnostic test study. Pediatric patients with cancer and neutropenia (<500 NA/mm3) were selected. C-RP was determined by nephelometry. Episodes were classified into the following groups: group I: microbiologically documented infection; group II: clinically documented infection; group III: fever of unknown origin; group IV: patients with neutropenia without fever. Sensitivity, specificity, PPV, NPV, receiving operating curves (ROC) and LR were calculated. Mann-Whitney U test and Kruskal-Wallis test were used for comparison of quantitative variables. For qualitative variables, χ2 test was used. Results. There were 127 episodes distributed as follows: 29, 47, 20 and 31 for groups I, II, III and IV, respectively. Median of C-RP values were 282 mg/L for group I, 205 mg/L group II, 27.3 mg/L group III and 5.1 mg/L group IV (p <0.001). With a C-RP value of 60 mg/L, we obtained a sensitivity of 94%, specificity 94%, PPV 6% and NPV 92%. LR for a positive test was 15.6 and LR for a negative test was 0.06. Conclusions. C-RP is a useful and economically feasible test for diagnosis of bacterial infection in patients with cancer, neutropenia and fever. Key words: C-reactive protein, cancer, neutropenia, bacterial infection, fever. 1 2 3 4 5 Servicio de Infectología, Unidad de Investigación en Epidemiología Clínica, Laboratorio de Inmunología, Servicio de Oncología, Servicio de Hematología Unidad Médica de Alta Especialidad, Hospital de Pediatría 376 Centro Médico Nacional Siglo XXI Instituto Mexicano del Seguro Social México D.F., México Fecha de recepción: 24-05-12 Fecha de aceptación: 05-09-12 Bol Med Hosp Infant Mex Utilidad de la proteína C reactiva para el diagnóstico de infección bacteriana en el paciente pediátrico con cáncer, fiebre y neutropenia INTRODUCCIÓN En los pacientes con cáncer la fiebre es un signo común. En 60 a 70% de los casos tiene origen infeccioso. Otras causas de fiebre son la actividad de la enfermedad, los efectos adversos de ciertos fármacos, la reacción transfusional o la crisis adrenal. Cuando la fiebre se presenta durante un periodo de neutropenia (neutrófilos absolutos <500/mm3), el riesgo de infección grave es mayor, por lo que se recomienda el uso de antimicrobianos empíricos de amplio espectro durante estos episodios.1 Los signos y síntomas de infección en estos pacientes son pocos, por lo que constituye un reto establecer oportunamente el diagnóstico correcto de la infección.2-4 Con la finalidad de precisar el diagnóstico se han utilizado pruebas no bacteriológicas, como la determinación de reactantes de fase aguda, entre los que se incluye la proteína C reactiva (PCR). A nivel sérico, la PCR se eleva cuando hay daño tisular y en presencia de infecciones bacterianas. Los procesos neoplásicos, la quimioterapia, las transfusiones de derivados sanguíneos incrementan poco su concentración.5-8 El análisis cuantitativo de la PCR se ha considerado de ayuda por algunos autores desde el siglo pasado. En un estudio con pacientes inmunocompetentes e inmunocomprometidos, empleando un valor de corte de 20 mg/L, Peltola y Jaakkola obtuvieron una sensibilidad de 89% y especificidad de 77% para discriminar entre infección bacteriana y viral.9 Santolaya y colaboradores obtuvieron una sensibilidad de 100% y especificidad del 76.6% con un valor de PCR de 40 mg/L en 75 niños con cáncer.10 En otro estudio con pacientes adultos, con el mismo valor de corte, la sensibilidad fue de 100% aunque la especificidad fue muy baja (7%). Los valores de corte en estos estudios fueron seleccionados en forma arbitraria.11 Por otro lado, hay estudios que consideran la prueba como de poca utilidad. Con un nivel de corte de 50 mg/L, Riikonen y colaboradores observaron una especificidad de 100%, con una sensibilidad del 24%.12 Katz y colaboradores, al evaluar niveles entre 20 y 100 mg/L, observaron una sensibilidad de 22 a 71% y especificidad entre 32 al 71%, lo que sugirió que las variaciones se realcionaron con el microorganismo aislado.13 Recientemente, algunos autores la han empleado para guiar el tratamiento antimicrobiano.14,15 Sin embargo, el número de pacientes incluidos en estos Vol. 69, Septiembre-Octubre 2012 trabajos no permite generalizar su aplicación para todos los centros que atienden niños con cáncer. El objetivo de este estudio fue evaluar la utilidad de la cuantificación de la PCR en niños con cáncer, neutropenia y fiebre, mediante el cálculo de la sensibilidad, la especificidad, los valores predictivos negativo y positivo y las razones de verosimilitud. Además, obtener el mejor valor para diferenciar entre los pacientes con infección microbiológica o clínicamente documentada y los niños con fiebre de origen no infeccioso. MÉTODOS El estudio se realizó en el Hospital de Pediatría del Centro Médico Nacional Siglo XXI, Instituto Mexicano del Seguro Social, que es un centro de atención médica de tercer nivel. Se incluyeron niños con leucemia, linfoma o tumores sólidos que ingresaron con fiebre y neutropenia grave en un período de dos años. Para el grupo de comparación se incluyeron pacientes con neutropenia sin fiebre. Se excluyeron los pacientes que recibieron tratamiento antimicrobiano una semana previa al episodio de neutropenia y fiebre, los sometidos a procedimientos quirúrgicos cinco días previos al inicio de fiebre, pacientes con desnutrición de tercer grado, enfermedad o insuficiencia hepática. Se eliminaron los pacientes en quienes la toma de muestra para PCR no se realizó en el momento de la obtención de sangre para hemocultivos. Los hemocultivos se procesaron de acuerdo a las normas internacionales (American Society of Microbiology).16 La fiebre se definió como temperatura única de ≥38.3°C o temperatura axilar o bucal de 38°C por más de 4 horas. Se consideró neutropenia grave cuando la cifra de neutrófilos absolutos (NA) fue menor o igual a 500/mm3. A los pacientes con fiebre se les realizó historia clínica y examen físico completos. Se obtuvieron al menos dos hemocultivos periféricos y, en su caso, uno más a través del catéter venoso central; al mismo tiempo, se tomó 1.0 mL de sangre para la determinación de PCR. Después de la toma de cultivos, se inició el esquema antimicrobiano empírico con ceftazidima (150-200 mg/kg/día) y amikacina (20 mg/ kg/día). Las modificaciones al esquema antimicrobiano fueron realizadas por los médicos tratantes, quienes desconocían los niveles de PCR en cada paciente. Se evaluó al paciente diariamente hasta la remisión del episodio de fiebre y neutropenia. 377 Martín Penagos-Paniagua, Miguel Ángel Villasís-Keever, María Guadalupe Miranda-Novales, Andrea Tapia-Marcial, Hugo RiveraMárquez, Roberto Bernaldez-Ríos, Enrique Lopez Aguilar, Fortino Solórzano-Santos Para la cuantificación de la pcr se requirió una muestra de 0.5 mL de plasma. La formación del complejo formado por anticuerpos específicos y PCR se detectó por refracción de luz por nefelometría (Nephelometer 100-analyzer, Behring Co, Marburg, Alemania). La cantidad de se determinó en mg/L. Para la confiabilidad de las mediciones, se almacenaron alícuotas de las muestras en congelación a -70°C y la cuantificación de PCR se realizó por duplicado; se obtuvo una correlación de r = 0.96 (rho de Spearman) en las mediciones pareadas. De manera adicional con cada serie de muestras se midieron controles Reuma IV/T, SL/1 y 2 para controlar la precisión y exactitud de la prueba. También se realizaron auditorías por laboratorios externos. El procedimiento lo realizó un químico, quien desconocía la condición y diagnósticos de los pacientes. Los pacientes fueron distribuidos en cuatro grupos, de acuerdo con su condición clínica: Grupo I. Infección microbiológicamente documentada. Crecimiento bacteriano o fúngico en cultivos de sitios estériles, con o sin foco infeccioso identificado. Grupo II. Infección clínicamente documentada. Paciente con datos clínicos de infección, sin aislamiento de un microorganismo causal. Grupo III. Fiebre no asociada a infección. Episodio de fiebre, sin evidencia clínica o microbiológica de infección, con remisión de la sintomatología sin asociación con el inicio del esquema de antibiótico o cuando se determinó que la fiebre se atribuyó a la actividad neoplásica. Grupo IV. Pacientes sin fiebre. Este grupo estuvo compuesto por pacientes con cáncer, que en el momento de la evaluación cursaban con neutropenia grave, pero sin fiebre o evidencia clínica de algún proceso infeccioso. Este grupo conformó el grupo control. Se solicitó consentimiento verbal a los padres o tutores de los pacientes para la toma de muestras para la PCR. Análisis estadístico Debido a que las variables cuantitativas no tuvieron distribución normal, se utilizó estadística no paramétrica. Se empleó la mediana (Md) y los límites intercuartílicos (Liq = percentiles 25-75) como medidas de tendencia central y dispersión, respectivamente. La prueba U de MannWhitnney y prueba de Kruskal-Wallis se utilizaron para la comparación de variables cuantitativas entre dos o más grupos, respectivamente. La χ2 o la prueba exacta de Fisher se emplearon para comparar variables cualitativas. Para evaluar la correlación entre las mediciones de la PCR que se procesaron por duplicado, se realizó la prueba de rho de Spearman. Para estas pruebas, un valor de p ≤ 0.05 se consideró significativo. Para determinar la utilidad de la PCR se realizó análisis de Bayes. Los pacientes del grupo I y II se consideraron los verdaderos positivos y a los de los grupos III y IV como los verdaderos negativos. Los mejores niveles de sensibilidad y especificidad se establecieron con curvas de las características operantes del receptor (COR). Con cada uno de los niveles de corte se realizaron los cálculos para los valores predictivos positivo y negativo, así como para razones verosimilitud y probabilidad a posteriori. Para cada valor de sensibilidad, especificidad y valores predictivo positivo y negativo se calcularon intervalos de confianza al 95% (IC95%).17 El análisis estadístico se realizó con el programa SPSS 18.0 (SPSS IBM, USA). RESULTADOS Se calculó para un valor de p < 0.05, sensibilidad y especificidad estimadas del 80% [(P = 0.80), 1 – P = 0.20] y amplitud total del intervalo para la proporción de ± 0.20, con lo que se estimó un tamaño mínimo de la muestra de 124 pacientes. Se incluyeron 112 pacientes en total, de los cuales se excluyeron 14, es decir, quedaron 98 sujetos para el análisis final. La edad promedio fue de 9.3 ± 3.9 años. Con respectao al sexo, fueron 57 hombres (58.2%) y 41 mujeres (41.8%). El 61.2% de los pacientes tenía diagnóstico de leucemia, siendo la leucemia linfoblástica aguda la más común (Cuadro 1). Se encontraban en recaída de su enfermedad de base 42 pacientes. Aspectos éticos Episodios Tamaño de la muestra El estudio se clasificó como de riesgo mínimo. Fue aprobado por el Comité Local de Ética e Investigación del Hospital de Pediatría, Centro Médico Nacional Siglo XXI. 378 De los 98 pacientes, se analizaron en total de 127 episodios, que se distribuyeron en los cuatro grupos (Cuadro 2). Del grupo total, la mediana para la última dosis de quiBol Med Hosp Infant Mex Utilidad de la proteína C reactiva para el diagnóstico de infección bacteriana en el paciente pediátrico con cáncer, fiebre y neutropenia Cuadro 1. Enfermedades subyacentes en los pacientes del estudio Tipo de cáncer n % Leucemia linfoblástica aguda Leucemia mieloblástica aguda Linfoma no Hodgkin Osteosarcoma Rabdomiosarcoma Otros sarcomas Linfoma de Hodgkin Neuroblastoma Retinoblastoma Otros Total 49 11 10 7 7 4 2 1 1 6 98 50.0 11.2 10.2 7.1 7.1 4.1 2.0 1.0 1.0 6.3 100.0 mioterapia fue de 15 días (Liq 9-21) y la mediana para los días de fiebre previa al ingreso fue de 1 día (Liq 1-2). El grupo I estuvo integrado por 29 episodios. Los microorganismos más comúnmente aislados fueron Staphylococcus aureus, Klebsiella pneumoniae y Escherichia coli (25.8, 16.1 y 13 %, respectivamente). En dos episodios se obtuvo aislamiento de Candida. En dos episodios se aislaron dos microorganismos diferentes. El grupo II incluyó 47 episodios. En 29 se encontró el foco infeccioso localizado (IIa) y en 18 no se localizó la infección (IIb). De las enfermedades diagnosticadas en el subgrupo IIa predominaron celulitis (n= 7, 16.6%), colon neutropénico (n= 6, 14.3%), neumonía (n= 6, 14.3%) y gastroenteritis aguda (n= 6, 14.3%). La mediana para la remisión de la fiebre fue de 2 días (Liq 1.5-4.5). En el grupo de pacientes sin foco infeccioso (IIb), la mediana para la remisión de la fiebre también fue de 2 días (Liq 2-3). En un paciente hubo remisión de la fiebre al día 7 y en otro al día 14 de iniciado el tratamiento antimicrobiano. En el grupo III se incluyeron 20 episodios de fiebre y neutropenia no relacionados con infección; en siete (36.8%), se documentó que la causa de la fiebre fue secundaria a la recaída de la enfermedad principal. La mediana para la remisión de la fiebre fue de un día (Liq 1-5) y no Cuadro 2. Características de los pacientes en los grupos de episodios con neutropenia* Grupo I Aislamiento Grupo II Con foco. Sin foco (IIa) (IIb) Grupo III Fiebre por otras causas Grupo IV Neutropenia sin fiebre p** N Edad (años) 29 12 (8.5-13.5) 29 9 (5.5-12.5) 18 8 (4-13) 20 5.5 (4-11.5) 31 10 (8-13) 0.01 Diagnóstico LLA 17 (58%) 16 (55%) 8 (42%) 9 (47%) 11 (35%) 0.08 Estadio cáncer Recaída 15 (51%) 18 (62%) 7 (37%) 7 (37%) 11 (35.5) 0.67 Última QT (días) 13 (7.5-16) 12 (6-15) 14.5 (9-15) 13 (10-28) 19 (11-30) 0.22 1 (1-2) 1 (1-2) 1 (1-2) 1 (0.5-5) — 0.97 Remisión de la fiebre (días) 4 (2-7.5) 2 (1.5-4.5) 2 (2-3) 1 (1-5) — 0.20 Neutrófilos absolutos 7 (2-30) 24 (10.5-164) 38 (0-300) 162 (12-318) 301 (184-468) <0.001 Días de tratamiento antibiótico 14 (8-19) 10 (8.5-16) 7.5 (6-12) 10 (7-13) - 0.07 282 (174.3-385) 198 (127.4-267) 178 (119-211) 27.3 (12.3-55.2) 5.1 (2.4-13.3) <0.001 359 (244-529) 325.5 (245-598) 253 (140-775) 358 (228-939) 234 (193.5-334) 0.26 Fiebre al ingreso (días) PCR (mg/L) DHL (U/L) *Mediana (límites intercuartílicos); **χ2 de Kruskal-Wallis Vol. 69, Septiembre-Octubre 2012 379 Martín Penagos-Paniagua, Miguel Ángel Villasís-Keever, María Guadalupe Miranda-Novales, Andrea Tapia-Marcial, Hugo RiveraMárquez, Roberto Bernaldez-Ríos, Enrique Lopez Aguilar, Fortino Solórzano-Santos hubo relación con el inicio del tratamiento antimicrobiano empírico. En el grupo IV se incluyeron 31 episodios. En el momento de la evaluación, la mayoría se encontraba recibiendo quimioterapia antineoplásica. Cuadro 3. Valores de PCR en mg/L de acuerdo con el microorganismo aislado Valores de PCR La mediana de la PCR para el grupo I fue de 282 mg/L (Liq 174.3-385.5); para el sub-grupo IIa de 198 (Liq 127.4267), para el sub-grupo IIb de 178 (Liq 119-221), para el grupo III fue de 27.3 mg/L (Liq 12.3-55.2) y para el grupo IV de 5.1 mg/L (Liq 2.4-13.3) (Cuadro 2). Cuando se compararon los valores de PCR entre grupo I y II, no se encontraron diferencias significativas (p = 0.06) y tampoco entre los subgrupos IIa y IIb (p = 0.23), por lo que se consideraron como un solo grupo (pacientes con infección [I, IIa y IIb]). El grupo de los pacientes sin infección lo constituyeron los grupos III y IV. Las medianas para los valores de PCR en el grupo de pacientes con infección fue de 201 mg/L (Liq 136.5-300.3) y de 12.0 (Liq 2.8-29.5) para el grupo de pacientes sin infección (p < 0.0001). Al comparar los niveles de PCR con el microorganismo aislado en los pacientes del grupo I, se observó que las medianas de la prueba fueron más altas para S. aureus (371 mg/L, Liq 220.5-446.2), E. coli (304 mg/L, Liq 143.3-394.5) y E. faecalis (294 mg/L, Liq 207381), aunque no se observaron diferencias significativas (p = 0.35) (Cuadro 3). * 380 N PCR* Liq + Staphylococcus aureus 8 371 220.5-446.2 Escherichia coli 5 304 143.3-394.5 Klebsiella pneumoniae 4 232 143.7-297.5 Staphylococcus coagulasa negativo 3 122.2 103-293.3 Enterococcus faecalis 3 294 207-381 Pseudomonas aeruginosa 2 210 138-282 Streptococcus pneumoniae 1 47 Propinoibacterium acnes 1 204 Acinetobacter lwoffi 1 204 Enterobacter cloacae 1 409 Candida albicans 1 182 Candida tropicalis 1 205 Mediana; +Liq (límites intercuartílicos) Cuadro 4. Valores de la prueba diagnóstica de acuerdo con el tipo de enfermedad hemato-oncológica Análisis de la prueba diagnóstica De acuerdo con las curvas de las características operantes del receptor (COR) para la identificación de una infección bacteriana, el nivel de corte óptimo de PCR fue de 60 mg/L. En este punto, la sensibilidad (S) fue de 94% (IC95% 89-99%), la especificidad (E) de 94% (IC95% 88100%), el valor predictivo positivo (VPP) de 96% (IC95% 92-100%) y para el valor predictivo negativo (VPN) de 92% (IC95% 85-99%). Considerando el nivel de PCR de 60 mg/L, al comparar el grupo de pacientes con infección vs el grupo III, y el grupo de infectados vs el grupo IV, los valores de S, E, VPP y VPN se mantuvieron altos. Cuando se evaluó la utilidad de la prueba de PCR con el valor de 60 mg/L en los pacientes con leucemia y con tumores sólidos, los valores de S, E, VPP y VPN fueron más altos (Cuadro 4). Microorganismo * Infectados vs no infectados Leucemia (IC 95%)* Infectados vs no infectados Tumores sólidos (IC 95%)* Sensibilidad 94% (91–100%) 96% (89–100%) Especificidad 89% (77–100%) 100% (96–100%) Valor predictivo positivo 94% (88–100%) 100% (96–100%) Valor predictivo negativo 89% (77–100%) 95% (86–100%) Comparación entre los grupos I y II vs III y IV. Las razones de verosimilitud a los diferentes niveles de corte se muestran en el Cuadro 5. Con un nivel de PCR mayor a 60 mg/L, la razón de verosimilitud fue de 15.6 y de 0.06 para un nivel inferior a este valor. Se observa que con un resultado de PCR menor de 30 mg/L, ningún paciente cursó con infección, mientras que con una cifra superior de 100 mg/L todos resultaron infectados. Bol Med Hosp Infant Mex Utilidad de la proteína C reactiva para el diagnóstico de infección bacteriana en el paciente pediátrico con cáncer, fiebre y neutropenia Cuadro 5. Razones de verosimilitud para cada nivel de corte de la proteína C reactiva Nivel de corte (mg/L) 20 30 40 50 60 70 80 90 100 110 120 Razón de verosimilitud Razón de verosimilitud para un resultado para un resultado positivo negativo 2.5 4.1 4.9 6.0 15.6 15.5 15.5 22.5 44.5 86.0 91.0 0 0 0.02 0.04 0.06 0.07 0.07 0.10 0.11 0.14 0.18 DISCUSIÓN El origen de la fiebre en el paciente neutropénico constituye un problema diagnóstico y terapéutico. Dependiendo de la serie consultada, cerca de 70% de los pacientes en estas condiciones cursan con infección; en el resto, la fiebre puede estar asociada con transfusiones, administración de quimioterápicos, antimicrobianos o necrosis tumoral.1,2 La fiebre puede ser el único signo de infección grave, dado que su respuesta inflamatoria es mínima o nula.4 Por la alta morbilidad y mortalidad asociada a las infecciones en el paciente con neutropenia grave, se recomienda la administración de esquemas antimicrobianos de amplio espectro. Sin embargo, su uso puede propiciar la inducción de resistencias microbianas, sobreinfecciones fúngicas, efectos secundarios e incremento de costos de atención.18 Dada la baja identificación del agente etiológico de la infección mediante las pruebas rutinarias para diagnóstico microbiológico (cultivos, serología, detección de antígeno) en este tipo de pacientes, son necesarias otras pruebas de diagnóstico, como los biomarcadores, que apoyen el diagnóstico clínico, reúnan características de rapidez, bajo costo, alta sensibilidad y especificidad y que no sean alteradas por la enfermedad de base, transfusiones o quimioterapia.19,20 La PCR es quizá el biomarcador más evaluado en diferentes estudios. Sin embargo, en un meta-análisis reciente20 se consideró que su uso no debe recomendarse, ya que existe heterogeneidad e inconsistencias en los estudios Vol. 69, Septiembre-Octubre 2012 revisados, además de que los resultados como prueba para discriminar entre pacientes con y sin infección no son concluyentes. En este estudio de evaluación de una prueba diagnóstica fase V21 se incluyeron 98 pacientes con características clínicas basales idénticas entre los grupos, sin conocer la causa de la fiebre en el momento de su evaluación. Los grupos I y II se consideraron como pacientes con infección. Al analizar en forma conjunta los grupos III y IV como pacientes sin infección, los valores de la prueba diagnóstica mantuvieron sensibilidad y especificidad elevadas. Al utilizar el nivel de corte de 60 mg/L, elegido por curvas operantes del receptor, la sensibilidad y especificidad de la prueba fueron de 94%, y los valores predictivos superiores al 90%, los cuales mejoraron al separar a los pacientes de acuerdo con el tipo de cáncer. Dada la prevalencia de infección de 79%, se probaron a diferentes puntos de corte los niveles de proteína C reactiva para determinar las probabilidades a posteriori. A un nivel de corte de 60 mg/L, la probabilidad de tener infección en sujetos con sospecha clínica y con resultado positivo fue de 98%, y de no tenerla de 2% para los pacientes con PCR negativa y con baja sospecha de infección. Adicionalmente, se encontró que a ese mismo nivel de corte de PCR, la razón de verosimilitud señaló que es 15.6 veces más probable encontrar un resultado positivo en pacientes con infección. Por otro lado, un paciente con un resultado negativo de la prueba (< 60 mg/L) tiene menos de una décima de probabilidad (0.06) de presentarse en un paciente con infección. A un nivel de PCR inferior a 30 mg/L, ninguno de los pacientes con neutropenia y fiebre, cultivos negativos y sin foco infeccioso cursó con infección. De la misma manera, todos los pacientes con un nivel superior de 100 mg/L presentaron infección bacteriana. Tal como se reporta en otros estudios, los valores de la PCR en los sujetos con infección se encontraron elevados a pesar de la neutropenia.22,23 Los pacientes del grupo IV (neutropenia sin fiebre) en general, recibían algún tipo de quimioterapia antineoplásica y sus valores de PCR fueron bajos (Md 5.1, Liq 2.4-13.3). Por otro lado, aunque los niveles de la PCR en el grupo de pacientes con fiebre asociada a causas no infecciosas (III) fueron más altos que los encontrados en los pacientes con neutropenia y sin fiebre (IV), su intervalo de confianza 95% no se interpoló con el de los pacientes infectados (p < 0.001), por lo que es posible que la actividad tumoral o las infecciones virales no detectadas eleven en 381 Martín Penagos-Paniagua, Miguel Ángel Villasís-Keever, María Guadalupe Miranda-Novales, Andrea Tapia-Marcial, Hugo RiveraMárquez, Roberto Bernaldez-Ríos, Enrique Lopez Aguilar, Fortino Solórzano-Santos forma discreta los niveles de PCR, pero no alcanzan los valores de los pacientes con infección bacteriana.24 No se encontraron diferencias significativas en los niveles de PCR entre los grupos por definición de la infección, ya fuera clínica o microbiológicamente documentada (Grupo I y II) (p = 0.06). Algunos autores han realizado evaluaciones en las que la PCR sirve como factor de decisión para determinar la suspensión o mantenimiento del tratamiento antimicrobiano. En neonatos, Ehl y colaboradores eligieron un nivel de PCR de 10 mg/L. Cuando el valor era superior y se sospechaba sepsis, continuaron los antibióticos. Si la PCR era baja, en ausencia de respuesta inflamatoria sistémica o sospecha clínica de sepsis, el tratamiento se suspendía. Los desenlaces fueron satisfactorios y la frecuencia de recaídas fue baja (3/176), el valor predictivo negativo fue de 99% (IC95% 95.4-99.9%). Sin embargo, los resultados se consideran aún preliminares.25 En niños neutropénicos con fiebre, Santolaya y colaboradores realizaron una evaluación con PCR a un nivel de corte de 40 mg/L, apoyada en características clínicas. La tasa de casos con falla terapéutica fue también baja. Sin embargo, la población estudiada fue pequeña.14 Aquino y colaboradores catalogaron a los pacientes neutropénicos con fiebre como de “alto riesgo” de desarrollar infecciones graves al presentar una de las siguientes características: diagnóstico reciente o recaída, apariencia clínica de enfermedad, NA <200/ mm3 o neutropenia prolongada (>7 días).26 Los pacientes de “bajo riesgo” usualmente están en remisión y su estado general es bueno, además de que sus hemocultivos son negativos, tienen tendencia a la remisión de la fiebre y evidencia de recuperación medular. Hasta el momento no existe una recomendación para utilizar un valor definido de PCR para continuar o suspender los antimicrobianos en un paciente con cáncer, fiebre y neutropenia.20 Dada la evaluación global de la prueba diagnóstica y considerando las razones de probabilidad que en estudios previos no se habían calculado, podemos concluir que la prueba fue útil en los pacientes pediátricos con cáncer que se atienden en este hospital de tercer nivel para distinguir entre los pacientes con infección y los sujetos con fiebre asociada a causas no infecciosas. REFERENCIAS 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10. 11. 12. 13. 14. 15. 16. 17. 18. Autor de correspondencia: Dr. Fortino Solórzano Santos Correo electrónico: fortino.solorzano@imss.gob.mx 382 19. Freifeld AG, Bow EJ, Sepkowitz K, Boeckh MJ, Ito JI, Mullen CA, et al. Clinical Practice Guideline for the use of antimicrobial agents in neutropenic patients with cancer: 2010 update by the Infectious Diseases Society of America. 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Secmeer G, Devrim I, Kara A, Ceyhan M, Cengiz B, Kutluk T, et al. Role of procalcitonin and CRP in differentiating a stable from deteriorating clinical course in pediatric febrile neutropenia. J Pediatr Hematol Oncol 2007;29:107-111. 24. El-Maghraby SM, Moneer MM, Ismail MM, Shalaby LM, ElMahallawy HA. The diagnostic value of C-reactive protein, interleukin-8, and monocyte chemotactic protein in risk stratification of febrile neutropenic children with hematologic malignancies. J Pediatr Hematol Oncol 2007;29:131-136. 25. Ehl S, Gering B, Bartmann P, Högel J, Pohlandt F. C-reactive protein is a useful marker for guiding duration of antibiotic therapy in suspected neonatal bacterial infection. Pediatrics 1997;99:216-222. 26. Aquino VM, Tkaczewski I, Buchanan GR. Early discharge of low-risk febrile neutropenic children and adolescents with cancer. Clin Infect Dis 1997;25:74-78. 383 Bol Med Hosp Infant Mex 2012;69(5):384-390 Artículo de investigación Estudio multimodal de higiene de manos en un hospital pediátrico de tercer nivel Multimodal study of hand hygiene in a third level pediatric hospital Irma Zamudio-Lugo,1 Abigail Meza-Chávez,2 Yazmín Martínez-Sánchez,3 María Guadalupe MirandaNovales,4 José Guadalupe Espinosa-Vital,1 Roberta Rodríguez-Sing1 RESUMEN Introducción. El apego de los profesionales de la salud a la higiene de manos, en general, es menor a 60%, a pesar de la sencillez y la efectividad de esta medida. Las actividades de capacitación son desestimadas por ser consideradas una estrategia demasiado convencional. El objetivo de el presente trabajo fue evaluar el apego en la higiene de manos en los trabajadores de un hospital a través de implementar una estrategia tipo multimodal. Métodos. Se realizó un estudio de series temporales, que incluyó tres periodos de observación en 3 años. Se implementaron 5 componentes en paralelo: cambios en infraestructura, disponibilidad de los insumos, capacitación y educación para los profesionales de la salud, monitoreo de las prácticas de higiene de manos y retroalimentación, recordatorios. Resultados. En el primer estudio (2009) la prevalencia de lavado de manos fue de 53.84; menos del 10% lo llevó a cabo en los 5 momentos. Para el segundo periodo en junio 2010, (n = 204) la prevalencia fue 62.74; 13.23% lo realizó en los 5 momentos. En 2011 la prevalencia fue 51; 38.9% lo hizo en los 5 momentos (p < 0.05). Conclusiones. Al implementar un proceso multimodal se incrementó el cumplimiento de forma significativa, sin modificarse la prevalencia. Palabras clave: higiene de manos, apego, estrategia multimodal, prevalencia. ABSTRACT Background. Despite the simplicity and cost-effectiveness of hand hygiene, compliance is less than 60% in health care workers. Training activities are rejected because they are considered too conventional. The aim of this study was to implement a multimodal hand hygiene strategy to assess compliance in health care workers. Methods. A time-series study was performed including three observation periods during 3 years. Five components were implemented in parallel: changes in infrastructure, availability of supplies, training and education for health care workers, monitoring hand hygiene practices and feedback were recorded. Results. During the first period (2009), the prevalence of hand washing was 53.84; less than 10% complied with the five moments. For the second period in June 2010 (n = 204), the prevalence was 62.74; 13.23% complied with the five moments. In 2011 the prevalence was 51; 38.9% complied with the five moments (p < 0.05). Conclusions. After implementing a multimodal strategy, compliance increased significantly with a similar prevalence. Key words: Hand hygiene, compliance, multimodal strategy, prevalence. 1 2 3 4 División de Epidemiología Hospitalaria, Unidad Médica de Alta Especialidad, Hospital de Pediatría División de Epidemiología Hospitalaria, Unidad Médica de Alta Especialidad, Hospital de Cardiología División de Epidemiología Hospitalaria, Unidad Médica de Alta Especialidad, Hospital de Oncología Unidad de Investigación en Epidemiología Hospitalaria, Unidad Médica de Alta Especialidad, Hospital de Pediatría Centro Médico Nacional Siglo XXI Instituto Mexicano del Seguro Social México D.F., México Fecha de recepción: 24-05-12 Fecha de aceptación: 05-09-12 384 INTRODUCCIÓN Semmelweis fue el primero en identificar la necesidad de la higiene de manos en el personal de salud, al observar las complicaciones infecciosas en las mujeres en trabajo de parto que eran atendidas por los médicos después de realizar autopsias.1 A pesar de las dudas sobre su hipótesis y el descrédito, años después innumerables estudios demostraron que la higiene de manos es la medida más eficaz para la prevención de las infecciones nosocomiales. Las Bol Med Hosp Infant Mex Estudio multimodal de higiene de manos en un hospital pediátrico de tercer nivel infecciones nosocomiales ocupan un lugar significativo en la problemática de la salud pública por sus repercusiones en la calidad de vida, morbilidad y mortalidad de los pacientes atendidos en todos los hospitales del mundo, en especial en los países en desarrollo.2 A pesar de lo sencillo y costo-efectivo de la recomendación, el apego de los profesionales de la salud, en general, es menor a 60%. Los argumentos o justificación para no llevarlo a cabo son múltiples, e incluyen la carga excesiva de trabajo, la falta de insumos, la insuficiente infraestructura y los efectos adversos a los antisépticos en la piel, entre otros.3,4 Las actividades de capacitación son desestimadas por ser consideradas una estrategia demasiado convencional. Sin embargo, algunos estudios han demostrado el cambio de actitud en pro de la higiene de manos con dichas actividades,5 además del beneficio económico que esto representa en forma secundaria para las instituciones de salud.6 Pittet y colaboradores demostraron que, mediante un proceso de intervención en el que se incluyó la capacitación y uso de una estrategia multimodal, se logró un notable apego a la higiene de manos en los profesionales de la salud, a la par de una reducción significativa en la tasa de infecciones.7 Estos antecedentes se tomaron como apoyo para realizar la Guía de Higiene de Manos en el Cuidado a la Salud, emitida por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 2009, considerando su importancia y proponiendo su implementación. En esta Guía se resalta la importancia de cumplir con las características óptimas para llevar a cabo la estrategia de un estudio multimodal.8,9 El objetivo de este estudio fue implementar una estrategia tipo multimodal de higiene de manos, para evaluar el apego a la técnica y a los cinco momentos de la higiene de manos. MÉTODOS Se realizó un estudio que incluyó una estrategia multimodal durante tres periodos: diciembre de 2009, junio de 2010 y enero de 2011. En los tres periodos se aplicó el mismo estudio de higiene de manos. La estrategia multimodal consistió en implementar cinco componentes en paralelo. Los componentes fueron los siguientes: 1) cambios en infraestructura y disponibilidad de los insumos Vol. 69, Septiembre-Octubre 2012 para el lavado de manos y alcohol-gel para la fricción, 2) capacitación y educación para los profesionales de la salud, 3) monitoreo de las prácticas de higiene de manos y mecanismos de retroalimentación, 4) recordatorios (carteles) en los lugares de trabajo y 5) la instauración de una cultura de seguridad mediante la higiene de manos con la participación de los profesionales de la salud y el personal directivo del hospital. De acuerdo con las definiciones de la Guía de la Organización Mundial de la Salud y The Joint Commission,8-10 se consideraron las siguientes variables para el estudio: • Apego. Es la conducta observable que comienza de manera refleja y que favorece, ante todo, la cercanía o cumplimiento con los cinco momentos de higiene de manos previo a una técnica correcta de higiene de manos. • Lavado de manos. Uso de agua y jabón líquido o en barra, para el aseo de las manos. • Técnica correcta de higiene de manos. Uso de agua y jabón antiséptico líquido o en barra con fricción vigorosa por 15 segundos como mínimo, de ambas superficies de las manos, entrelazando los dedos, seguido de un enjuague con agua y cierre correcto de la llave (cuando la llave no es automática se debe utilizar una toalla de papel desechable). • Cinco momentos de higiene de manos. 1) Antes del contacto con el paciente, 2) antes de un procedimiento limpio o una tarea antiséptica en un sitio crítico que condiciona riesgo de infección para el paciente a pesar del uso de guantes, 3) después del contacto con líquidos corporales o secreciones del paciente, 4) después del contacto con el paciente y 5) después del contacto con objetos en el entorno del paciente. • Fricción de manos. Higiene de manos a base de un producto con alcohol y que no requiere enjuague, con fricción vigorosa de ambas superficies de las manos y entrelazando los dedos, hasta que se seque completamente el producto aplicado. Para cada individuo observado se registró el lavado de manos o la fricción, y el procedimiento en los cinco momentos (Figura 1). El primer periodo de observación (diciembre 2009) se realizó después de la capacitación intensiva sobre los cinco momentos de higiene de manos, precauciones estándar y por tipo de transmisión, así como la técnica correcta de higiene de manos dentro del marco de las medidas para la prevención durante la pandemia 385 Irma Zamudio-Lugo, Abigail Meza-Chávez, Yazmín Martínez-Sánchez, María Guadalupe Miranda-Novales, José Guadalupe EspinosaVital, Roberta Rodríguez-Sing Figura 1. Formato que se implementó para el estudio de sombra de higiene de manos por sistema de paloteo (símbolos). de influenza A H1N1 de 2009, con una cobertura de más de 85% de los trabajadores. Las observaciones fueron realizadas por el personal de Medicina Preventiva y Epidemiología del Hospital de Pediatría, previa estandarización de los criterios de observación mediante una prueba piloto (índice de kappa=0.89). Para el segundo periodo (junio 2010), la estrategia incluyó la entrega de trípticos y dípticos sobre los cinco momentos de higiene de manos y la técnica correcta a los jefes de departamento clínico y jefes de división de todas las especialidades médicas, quirúrgicas y de radiodiagnóstico del hospital, para que fueran difundidos y discutidos por el personal de salud a su cargo, teniendo como evidencia el registro nominal de personal capacitado por servicio. Las observaciones se realizaron por el personal 386 de Medicina Preventiva y Epidemiología del Hospital de Oncología de este mismo Centro Médico. El tercer periodo se realizó en enero del 2011, sin estrategia adicional a la campaña que permanentemente se difunde para el personal operativo de forma continua, que se fortalece mediante la evaluación y la corrección práctica de la técnica y los cinco momentos de la higiene de manos. Se hacen brigadas por salas hospitalarias y turnos donde se realiza el ejercicio de lavado de manos en personal y familiares frente a un lavabo. Se informó a las autoridades de hospital la fecha aproximada en la que se realizarían todos los estudios de sombra multimodal y que, para estos últimos, los observadores serían personal de Medicina Preventiva y Epidemiología del Hospital de Cardiología del mismo Centro Médico. Tanto el personal Bol Med Hosp Infant Mex Estudio multimodal de higiene de manos en un hospital pediátrico de tercer nivel del hospital de Oncología como el del Hospital de Cardiología se estandarizaron con los mismos criterios del Hospital de Pediatría antes de realizar la medición de las observaciones. El análisis estadístico se efectuó con frecuencias simples, de prevalencia, ajuste de tasas y χ2 para comparación de los grupos. estos 21 trabajadores, en la evaluación se observó que solamente 15 llevaron a cabo los cinco momentos de la higiene de manos (Cuadro 3). Para el segundo periodo de observación, en junio 2010, se incluyeron tres turnos: a las 6:00 am durante el enlace del turno nocturno con el matutino, a las 9:00 am el turno matutino y a las 3:00 pm el vespertino. Se observaron 204 trabajadores de la salud (Cuadro 1). La prevalencia del lavado de manos incrementó a 62.74 y la técnica correcta se registró en 39.84 (Cuadro 2). Con respecto a los cinco momentos, se observó en 53 del total de los trabajadores que se lavaron o se desinfectaron las manos (Cuadro 3). Finalmente, para el tercer estudio multimodal en enero del 2011, se realizó la medición para los tres turnos en los mismos horarios que el periodo anterior. Se observaron 339 trabajadores. La prevalencia de la higiene de manos fue de 51, la técnica correcta se registró en 66.4 con un apego fue de casi el 60% del total de sujetos que cumplieron correctamente con todo el proceso. RESULTADOS En el primer estudio realizado en diciembre del 2009 hubo dos horarios para las observaciones: a las 8:00 am para el turno matutino y a las 3:00 pm para el turno vespertino. El número de trabajadores observados fue de 169 (Cuadro 1). La mayoría eran enfermeras y residentes de pediatría y especialidades de la rama. La prevalencia del lavado de manos fue de 53.85. El grupo con mayor apego fue el personal de Enfermería. Sin embargo, cuando se evaluó la técnica correcta, apenas se observó en 23.08 de los trabajadores que se lavaron las manos (Cuadro 2). De Cuadro 1. Prevalencia de la higiene de manos en trabajadores de la salud en tres periodos de observación Variables Médicos Residentes Enfermeras Gabinete Otros Total Tasa ajustada* 2009 2010 2011 N % Lavado de manos Tasa N % Lavado de manos Tasa N % Lavado de manos Tasa 19 47 63 10 30 169 11.24 27.81 37.28 5.92 17.75 5 26 44 4 12 91 26.32 55.32 69.84 40.00 40.00 53.85 56.17 34 49 101 3 17 204 16.67 24.02 49.51 1.47 8.33 18 18 82 3 7 128 52.94 36.73 81.19 100.00 41.18 62.74 59.66 60 93 110 4 45 312 19.23 29.81 35.26 1.28 14.42 32 37 77 2 11 53.33 39.78 70 50 24.44 50.96 55.87 Se ajustó la tasa al comparar los resultados de 2010 con los de 2009 y viceversa. Para el 2011, se ajustaron con los de 2010. Cuadro 2. Prevalencia de trabajadores de la salud que realizaron la higiene de manos con la técnica correcta Variables 2009 N % Médicos 5 5.49 1 Residentes 26 28.57 4 Enfermeras 44 48.35 Gabinete 4 4.40 Otros 12 13.19 Total 91 100.00 2010 Técnica correcta Tasa 2011 N % 20.00 18 14.06 9 15.38 18 14.06 14 31.82 82 1 25.00 3 1 8.33 7 21 23.08 128 26.40 33.80 Tasa ajustada* Técnica correcta Tasa N % Técnica correcta Tasa 50.00 32 20.13 20 62.50 5 27.78 37 23.27 25 67.56 64.06 36 43.90 77 48.43 50 64.93 2.34 0 0.00 2 1.26 2 100.00 5.47 1 14.29 11 6.92 8 39.84 159 72.72 66.40 66.21* Se ajustó la tasa al comparar los resultados de 2010 con los de 2009 y viceversa. Para el 2011, se ajustaron con los de 2010. *p = 0.03 Vol. 69, Septiembre-Octubre 2012 387 Irma Zamudio-Lugo, Abigail Meza-Chávez, Yazmín Martínez-Sánchez, María Guadalupe Miranda-Novales, José Guadalupe EspinosaVital, Roberta Rodríguez-Sing Cuadro 3. Prevalencia de trabajadores de la salud que aplicaron los cinco momentos de higiene de manos Variables Médicos Residentes Enfermeras Gabinete Otros Total Tasa ajustada* 2009 2010 2011 N % Apego Tasa N % Apego Tasa N % Apego Tasa 1 4 14 1 1 21 4.76 19.05 66.67 4.76 4.76 100.00 1 1 11 1 1 15 100.00 25.00 78.57 50.00 100.00 71.43 77.52 9 5 36 0 1 51 17.65 9.80 70.59 0.00 1.96 100 6 1 19 0 1 27 66.67 20.00 52.78 0.00 100.00 52.94 46.93 20 25 50 2 8 105 19.05 23.81 47.62 1.90 7.62 9 12 35 2 4 62 45.00 48.00 70.00 100.00 50.00 59.05 63.04 Se ajustó la tasa al comparar los resultados de 2010 con los de 2009 y viceversa. Para el 2011, se ajustaron con los de 2010. DISCUSIÓN Como parte de las actividades de la Unidad de Vigilancia de la División de Epidemiología Hospitalaria se han llevado a cabo estudios de sombra de lavado de manos. Anteriormente se realizaban tres al año (uno por cuatrimestre). En estos estudios se registraba la técnica de lavado, pero no se incluían otros puntos que son necesarios para 388 100 90 80 70 60 50 40 30 20 10 o eg Té cn ica Ap cta rre co o an lav eg Se rre co ica 2011 Ap an cn o eg lav Se Té ica cn Té 2010 Ap co rre lav cta an 2009 cta 0 Se Al comparar los tres periodos de observación, se presentó un incremento en el lavado de manos del personal médico de base y residentes del 2010 al 2011. Al comparar las tasas ajustadas, se observó una diferencia estadísticamente significativa para la prevalencia durante el 2010 (p = 0.03), en comparación con 2009 y 2011. Sin embargo, cuando se comparó el apego a la técnica correcta, se registró un incremento estadísticamente significativo solo en 2011 (p = 0.033). Finalmente, y en relación con los cinco momentos del lavado de manos, no se encontró diferencia estadísticamente significativa (p = 0.29), a pesar de que la tasa durante 2010 fue baja, en comparación con 2009 y 2011. Cuando se realizó el análisis comparativo no se incluyó al personal de laboratorio (n = 27, en 2011), ya que en los dos primeros estudios no se incluyó al personal en esta categoría. La prevalencia de la higiene de manos fue similar en los tres periodos. Cuando se registraron la técnica y el apego, se observaron diferencias (Figura 2). Si bien, este último fue alto en el primer periodo, un menor número de personas se lavaron las manos. En el último periodo fue cuando se observó que tanto la técnica como el apego se incrementaron. Figura 2. Prevalencia de los procesos medidos en el estudio multimodal de higiene de manos en 3 años, en el Hospital de Pediatría, Centro Médico Nacional Siglo XXI. identificar las áreas de oportunidad. La capacitación para los trabajadores de la salud se imparte a través de las jefaturas de Promoción y Prevención de la Salud y del Subcomité de Control de Infecciones Nosocomiales. En 2009, al presentarse la pandemia de influenza, se decidió incorporar la estrategia multimodal propuesta por la OMS.7 Durante esta pandemia, se capacitó a 85% del personal del hospital en 2 meses, por parte del equipo de Infectología y Epidemiología. Ante ello se esperaba un cambio importante en el apego a la higiene de manos. Sin embargo, a pesar de 53% de prevalencia de la higiene de manos, muy pocos emplearon una técnica correcta y cumplieron con los cinco momentos. Por esta razón, en este estudio se pretendió mejorar el apego a la higiene de manos a través Bol Med Hosp Infant Mex Estudio multimodal de higiene de manos en un hospital pediátrico de tercer nivel de otras estrategias, aunadas a la capacitación programada. Este trabajo se realizó bajo los lineamientos desarrollados por varios grupos de trabajo para el control de infecciones y seguridad del paciente.11 Se implementó un proceso minucioso de capacitación con apego al aspecto cognitivo de los trabajadores de la salud. El enfoque se realizó ne el proceso de transmisión de las infecciones; posteriormente, se implementaron las mediciones de apego mediante el término de “mis cinco momentos de higiene de manos”. Los registros demostraron que, aunque mejoró la prevalencia del lavado y también la técnica o la fricción con aplicación de alcohol-gel, no necesariamente se cumplieron los cinco momentos. En particular, el trabajador omite el lavado después del contacto con líquidos corporales o secreciones del paciente (momento 3), y después del contacto con objetos en el entorno del paciente (momento 5). Al parecer, el mensaje que acompaña la información “antes de” se incorpora con mayor facilidad. En 2011 se observó que la prevalencia fue similar, pero un mayor número de personas se lavó las manos con la técnica adecuada, y el cumplimiento de los cinco momentos también incrementó. Se observó cómo se presentaron cambios importantes en el apego a la higiene de manos, y sobre todo en el cumplimiento de los cinco momentos de higiene de manos, sin cambios notorios en la prevalencia de la higiene y fricción de manos (Figura 2). El personal del hospital tiene conocimiento de los estudios de sombra de higiene de manos que se realizan todos los años. Como este estudio se llevó a cabo por personal de otra unidad médica, la actividad rutinaria de los trabajadores de la salud no se modificó, ya que no identificaron a la persona que estaba realizando el estudio como parte de la Unidad de Vigilancia del propio hospital y no se percataron de que fueron observados en la aplicación correcta del proceso de higiene de manos. Este tipo de medida ha funcionado en otros estudios.12 En una entrevista posterior, el personal de salud de este hospital comentó que, una vez que identificaron al personal externo, algunos se sintieron motivados a mostrar una imagen de excelencia y mejor calidad de la atención a los pacientes pediátricos, lo cual refuerzó la práctica adecuada. Es poco probable que se afectaran los resultados, ya que la mayoría fue informado posteriormente sobre la estrategia. Como parte de las limitaciones importantes de este trabajo tenemos que, debido al movimiento del personal Vol. 69, Septiembre-Octubre 2012 en el hospital, no se incluyeron el mismo número de individuos en cada categoría, por lo que se requirió de un ajuste al hacer el análisis final. Otro de los problemas fue el registro menos acucioso de la fricción de manos con el uso de alcohol gel. Aunque este insumo estuvo disponible en dispensadores en 100% de las áreas de hospitalización observadas, y su distribución era amplia (mesas Pasteur, lavabos, centrales de enfermería, mesas en la cabecera de paciente), las personas que hicieron el registro notaron que era una medida “poco utilizada”. Sin embargo, no se cuantificó con precisión. Este detalle constituye un área de oportunidad, tanto para evaluaciones futuras como para asegurar que el trabajador de la salud reconozca esta alternativa como eficiente, y la lleve a cabo. La fricción de las manos reduce el tiempo invertido en el lavado y los costos de jabón antiséptico y toallas de papel para el secado, además de reducir el consumo de agua.13,14 En un estudio publicado en un hospital de alta especialidad del Instituto Mexicano del Seguro Social se registró una prevalencia de higiene de manos superior al del estudio actual (60.2% en 299 trabajadores). Además, se reportaron los factores asociados al incumplimiento, entre los que destacaron la falta de insumos y el exceso de trabajo.15 Es fundamental asegurar la disponibilidad de los productos para la higiene de manos, y procurar una proporción enfermera:paciente y médico:paciente de acuerdo con lo recomendado, para evitar que estas situaciones disminuyan el apego por sobrecarga de trabajo. Anteriormente, los registros del Hospital de Pediatría informaban de una prevalencia de lavado de manos de 50 a 60%. En los últimos años se había incorporado la evaluación de la técnica de lavado de manos con los siguientes puntos: frotación de más de 15 segundos, espuma abundante y secado correcto. Además, una a dos veces por año se realizaban encuestas al personal sobre el conocimiento de las medidas de prevención de infecciones nosocomiales, y aunque se enfatizaba la importancia de la higiene de manos, no era suficiente para incrementar el cumplimiento de una técnica adecuada. A pesar de que existen diferentes estrategias para mejorar el apego, el no disponer de los recursos y productos para poder cumplir con el proceso establecido de higiene de manos aumenta el riesgo de no llevarlo a cabo por falta de insumos.16 Lo anterior puede evaluarse durante los estudios de sombra junto con el registro, señalando tanto la técnica correcta como los momentos en que se lleva a cabo el lavado. La meta es generar en el personal 389 Irma Zamudio-Lugo, Abigail Meza-Chávez, Yazmín Martínez-Sánchez, María Guadalupe Miranda-Novales, José Guadalupe EspinosaVital, Roberta Rodríguez-Sing del hospital un hábito que se incorpore a sus actividades diarias, lo que incrementará la seguridad de los pacientes. 7. Autor de correspondencia: Irma Zamudio-Lugo Correo electrónico: irmazamudio537@gmail.com.mx, irma.zamudio@imss.gob.mx 8. 9. REFERENCIAS 1. 2. 3. 4. 5. 6. 390 Fresán M. El Perdedor Iluminado, Ignaz P. Semmelweis. México, D.F: Pangea Editores; 1991. Declaración conjunta de apoyo de Ministros de Salud de México, Colombia, Centroamérica y el Caribe al primer reto de la Alianza Mundial por la seguridad del paciente “Una Atención Limpia es una Atención más Segura”. Firmada en México D.F. el 21 de septiembre del 2007. Disponible en: http://www. who.int/gpsc/es/ Rivera DR, Castillo LG, Astete VM, Linares GV, Huanco AD. Eficacia de un programa de capacitación en medidas básicas de prevención de infecciones intrahospitalarias. Rev Peru Med Exp Salud Publica 2005;22:88-95. Diamond LM. Contributions of psychophysiology to research on adult attachment: review and recommendations. Personal Social Psychol Rev 2001;5: 276-295. Arévalo RH, Cruz MR, Palomino VF, Fernández VF, Guzmán RE, Melgar AR. Aplicación de un programa de control de infecciones intrahospitalarias en establecimientos de salud de la región de San Martín, Perú. Rev Peru Med Exp Salud Publica 2003;20:84-91. 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Desde 1994, en el Hospital de Pediatría, Centro Médico Nacional Siglo XXI, se empieza a brindar atención ginecológica a la población pediátrica por un equipo multidisciplinario que conforma la Clínica de Ginecología Pediátrica. Se describen los motivos de consulta ginecológica de pacientes atendidas entre 1996-2011. Metodos. Se realizó una revisión de los registros de la consulta de la Clínica de Ginecología Pediátrica para identificar la edad de las pacientes al momento de la atención y los diagnósticos registrados en el periodo de estudio. Resultados. En el periodo de 15 años se otorgaron 3,200 consultas, es decir, en promedio de 226 por año. El 90% fueron para pacientes con enfermedad crónica; el resto fueron pacientes derivadas de segundo nivel de atención sin enfermedad de base. El motivo principal de consulta fue por alteraciones menstruales (58%), seguido por patologías vulvo-vaginales (16.1%), malformaciones uterinas y tumores de ovario y de útero. Conclusiones. La clínica de Ginecología ha permitido mejorar la calidad de atención de las niñas y adolescentes, en particular las que tienen una enfermedad de fondo. Es importante la detección de pacientes con problemas ginecológicos desde el primer nivel de atención. Palabras clave: ginecología pediátrica, trastornos menstruales, malformaciones uterinas, adolescentes. ABSTRACT Background. Pediatric and adolescent gynecology is undergoing a developmental phase worldwide. Since 1994, the Hospital of Pediatrics of the Centro Medico Nacional Siglo XXI (National Medical Center XXI Century) has been providing gynecological care for the pediatric population by a multidisciplinary team at the Pediatric Clinic of Gynecology. The objective of this study is to describe the reasons for gynecological consultation between 1996 and 2011. Methods. We reviewed the consultation records of the Pediatric Clinic of Gynecology to identify patients’ ages at the time of care and diagnoses recorded during the study period. Results. During the 15-year period, 3,200 consultations were given, averaging 226 consultations per year: 90% of these consultations were for patients with chronic disease and 10% for patients referred from secondary medical care institutions but without underlying disease. The primary complaint was menstrual disorders (58%) followed by vulvovaginal pathology (16.1%), uterine malformations and tumors of the ovary and uterus. Conclusions. The Pediatric Clinic of Gynecology has improved the quality of care for young girls and adolescents, particularly those with an underlying disease. It is important to detect patients with gynecologic problems from a primary care setting. Key words: gynecology, menstrual disorders, uterine malformations, pediatrics, adolescents. 1 2 3 Clínica de Ginecología Pediátrica, Unidad de Investigación Epidemiologia Clínica, Servicio de Escolares y Adolescentes Unidad Médica de Alta Especialidad, Hospital de Pediatría Centro Médico Nacional Siglo XXI, Instituto Mexicano del Seguro Social México D.F., México Fecha de recepción: 05-06-12 Fecha de aceptación: 05-09-12 Vol. 69, Septiembre-Octubre 2012 INTRODUCCIÓN La ginecología pediátrica y de la adolescente o ginecología infanto-juvenil es una especialidad relativamente nueva que se encuentra en fase de desarrollo en todo el mundo, especialmente en Latinoamérica en países como Argentina, Chile, Cuba, Colombia y México.1 391 Abigail-Hernández Cabezza, Juana Serret-Montoya, Miguel Ángel Villasis-Keever, Jesús Bonilla-Rojas, Eulalia Garrido-Magaña, Rocío Cárdenas-Navarrete, Martha Elena Morales Castillo La historia de la ginecología infanto-juvenil tiene sus orígenes en 1790 cuando se hace referencia a las necesidades médicas que tienen los adolescentes. Pero no es sino hasta mediados del siglo XIX cuando se introduce el concepto actual de adolescencia. Uno de los primeros servicios de salud para adolescentes documentado fue en 1884 en un internado, mientras que un servicio especial para adolescentes se estableció a inicios del siglo XX en la Universidad de Stanford en Estados Unidos de Norteamérica (EUA). Posteriormente, en 1951, se creó una unidad para adolescentes en Boston, donde fue el primer lugar en que se inició un entrenamiento clínico formal. En la actualidad, en EUA, la medicina del adolescente se ha aprobado como subespecialidad.2 El primer servicio de adolescencia en Latinoamérica fue creado por el Dr. Dulanto Gutiérrez en la Ciudad de México. Él fue el pionero en impulsar la formación de profesionales en esta área, con un enfoque integrador y humanístico. Progresivamente fueron sumándose otros servicios similares en el resto de los países de Latinoamérica, donde el común denominador era la perspectiva interdisciplinaria como el modelo de atención para los adolescentes.3 Los primeros médicos que reconocieron la necesidad e importancia de una atención especializada de niñas y adolescentes fueron gineco-obstetras europeos. En Checoslovaquia, en 1940, el Dr. Peter estableció el primer servicio ginecológico para niñas y adolescentes, y escribió uno de los primeros tratados sobre esta materia. Es decir, esta disciplina surge de dos especialidades médicas: la Pediatría (clínica de adolescentes) y la Ginecología (ginecología infanto-juvenil).4 Para 1986 se conformó la Sociedad Norteamericana de Ginecología Pediátrica y de la Adolescente, cuya actividad principal ha sido la difusión de los conocimientos en el área, por lo que se crea la revista Journal of Pediatric and Adolescent Gynecology, siendo el Dr. Sanfilippo uno de los líderes. En Latinoamérica, con el transcurso de los años, se fundó la Federación Internacional de Ginecología Infanto-Juvenil, que concentra a médicos dedicados a la Ginecología Pediátrica y da reconocimiento a los profesionales capacitados en esta área y a quienes reúnen los requisitos correspondientes.2,4 En el Hospital de Pediatría del Centro Médico Nacional Siglo XXI se comenzó a brindar atención ginecológica a la población pediátrica desde 1994, pero la atención como 392 equipo multidisciplinario se consolidó a partir de 1996. En la actualidad, esta clínica está conformada por pediatras con formación en Medicina del Adolescente, así como especialistas en Ginecología infanto-juvenil, Urólogos, Endocrinólogos, Infectólogos, Radiólogos, Genetistas y Paidopsiquiatras. A partir de entonces y hasta la fecha, esta clínica ha brindado atención a pacientes de todas las edades pediátricas con problemas ginecológicos. El propósito de este estudio es describir los motivos de consulta en el periodo comprendido de 1996-2011 en la Clínica de Ginecología Pediátrica del Hospital Pediatría del Centro Médico Nacional Siglo XXI. MÉTODOS El Hospital de Pediatría es una unidad médica de atención de tercer nivel que cuenta con múltiples subespecialidades. Además es un centro de referencia para pacientes de diferentes estados de la República Mexicana. Atiende principalmente pacientes pediátricos con enfermedades crónicas y complejas. Lo anterior ha permitido brindar la atención en la clínica de Ginecología a pacientes que presentan una gran diversidad de patologías, las cuales, por su curso evolutivo, repercuten en el complicado equilibrio del desarrollo puberal y madurez sexual. A la clínica de Ginecología son referidas pacientes de hospitales generales de zona cuyo motivo de consulta es la valoración de algún trastorno ginecológico, o bien, de las diferentes subespecialidades pediátricas del propio hospital, que envían a las pacientes con problemas crónicos (principalmente cáncer, enfermedades renales, hematológicas, neurológicas o reumatológicas) con alguna complicación ginecológica, generalmente relacionada con su enfermedad de fondo. Para los propósitos de este estudio se llevó a cabo la revisión de los registros de la consulta de la Clínica de Ginecología Pediátrica para la identificación de los diferentes diagnósticos y las edades de las pacientes en el momento de la atención. Debido a la gran diversidad de entidades que involucra a la Ginecología Pediátrica y de la Adolescente, y para facilitar la descripción, se decidió agruparlas en siete grandes rubros: I. Trastornos menstruales. Se incluyen los trastornos por disfunción del eje hipotálamo-hipófisis-ovario (HHO) o por disfunción tiroidea, así como estados hiperandrogéBol Med Hosp Infant Mex Experiencia de 15 años en ginecología pediátrica y de la adolescente en un hospital pediátrico de tercer nivel RESULTADOS En el periodo comprendido entre 1996 y 2011 se otorgaron más 3,200 consultas; en promedio, 226 por año. El 90% (n ≈ 2,800) de las consultas fueron para pacientes propias del hospital con alguna enfermedad crónica, mientras que el 10% restante correspondió a pacientes sin otra enfermedad de fondo derivadas de una clínica de segundo nivel de atención. Durante este periodo se atendieron pacientes desde recién nacidas hasta los 17 años edad (Figura 1). Al analizar por grupos etarios, el porcentaje mayor correspondió a los adolescentes (70%), seguidos del grupo de preescolares (10%). En el Cuadro 1 se describe la proporción de las consultas según los problemas ginecológicos. El motivo principal de consulta ha sido la atención de pacientes con alteraciones menstruales, en más de la mitad de los casos (58%), predominando la disfunción del eje HHO. El segundo motivo de consulta lo constituyen los problemas vulvovaginales (16.1%), siendo la vulvovaginitis el más frecuente, particularmente en la etapa preescolar. También entre preescolares y lactantes, las sinequias de labios, ya fueran congénitas o secundarias a procesos inflamatorios no tratados o parcialmente resueltos, resultaron otra causa frecuente de consulta, además de algunas enfermedades Vol. 69, Septiembre-Octubre 2012 80% 70% 60% 50% 40% 30% 20% 10% Ad ol es ce nt es es Es co la r ar ee sc ol Pr an te s 0% La ct nicos, hiperprolactinemia, sangrado uterino disfuncional, hemorragia uterina anormal y dismenorrea. II. Patologías vulvovaginales. En este grupo destacan enfermedades como vulvovaginitis (tanto bacterianas como inespecíficas), infecciones de trasmisión sexual, trauma genital, abuso sexual, malformaciones congénitas, sinequias de labios y las dermatosis de diversas etiologías. III. Trastornos del desarrollo puberal. Pubertad precoz y sus variantes, además de la pubertad retrasada, incluyendo el hipogonadismo. IV. Malformaciones congénitas del tracto urogenital. Útero didelfo, útero bicorne, hemivagina, entre otras. V. Patología mamaria. Fibroadenomas, dermatosis. VI. Tumores de útero y ovario. Quistes, teratomas, adenocarcinoma, enfermedad trofoblástica gestacional y sarcoma botroides. VII. Sexualidad y anticoncepción. Atención para consejería sobre métodos anticonceptivos temporales, o bien, para la valoración de métodos definitivos, como salpingoclasia e histerectomía, en pacientes con retraso mental. Figura 1. Distribución por edad de las pacientes atendidas en la Clínica de Ginecología sistémicas con expresión dermatológica y afección genital tales como el líquen escleroatrófico, la enfermedad de Behcet, ictiosis o acrodermatitis enteropática. Finalmente, cabe destacar que, del total de consultas, las alteraciones mamarias han sido las menos observadas. Los diagnósticos nosológicos registrados han sido muy variados. En el Cuadro 1 también se presenta el diagnóstico específico más frecuente, según los grupos propuestos. DISCUSIÓN De acuerdo con los resultados descritos podemos afirmar que la experiencia en la atención de niñas y adolescentes en la clínica de Ginecología del Hospital de Pediatría ha sido muy enriquecedora, y se ha logrado conocer de propia mano cada uno de los aspectos relacionados con esta disciplina. Durante 15 años de aprendizaje continuo, a partir de los diferentes retos enfrentados en la atención de estas pacientes, ha sido posible que, en la actualidad, se resuelvan de manera favorable todos los casos que se presentan; por supuesto, el tiempo para la resolución depende de cada paciente. Un aspecto a destacar es que la mayoría de las pacientes que han sido atendidas tienen una enfermedad de base, por lo cual, los problemas comunes observados y detectados en un centro de primer nivel de atención, tales como anticoncepción, leucorrea fisiológica o trauma vulvar, entre otros, están sub-representados. Esta situación se debe a que este hospital es un centro de referencia pediátrico, en el cual se reciben pacientes provenientes de unidades de primer y segundo nivel después de haber 393 Abigail-Hernández Cabezza, Juana Serret-Montoya, Miguel Ángel Villasis-Keever, Jesús Bonilla-Rojas, Eulalia Garrido-Magaña, Rocío Cárdenas-Navarrete, Martha Elena Morales Castillo Cuadro 1. Diagnósticos más frecuentes de acuerdo con el grupo de problemas ginecológicos de las pacientes atendidas en Clínica de Ginecología Pediátrica, Hospital de Pediatría del <centro Médico Nacional Siglo XXI Grupo de enfermedades Trastornos menstruales Patología vulvo-vaginal % Diagnóstico nosológico más frecuente 57.2 Disfunción ovárica 16.1 Vulvovaginitis y sinequias de labios Patología tumoral de ovario 8.0 Trastornos del desarrollo 7.5 puberal Sexualidad y anticoncep- 6.2 ción Malformaciones congénitas 3.3 tracto urogenital Patología mamaria 1.7 TOTAL 100 Tumores benignos de ovario Pubertad retrasada Consulta para anticoncepción definitiva Malformaciones uterinas Fibroadenoma mamario tenido algún tipo de atención médica, que no obtuvieron respuesta o atención apropiadas. De ahí que la frecuencia de los diferentes problemas descritos en el presente trabajo sea diferente a otras publicaciones.1 En general se ha descrito que la causa más frecuente de consulta ginecológica en las adolescentes son las alteraciones menstruales, lo que se constató en el presente reporte.5 Los trastornos menstruales son muy comunes durante los primeros dos años después de la menarca; alrededor de 50% de las adolescentes presentan ciclos anovulatorios, y el sangrado uterino disfuncional es la manifestación más común.5,6 En nuestra consulta, las principales alteraciones menstruales se relacionaron con enfermedades crónicas sistémicas, en particular con alguna enfermedad hemato-oncológica. En este grupo de adolescentes, el motivo principal de envío fue para la supresión menstrual mediante hormonas, ante el riesgo de sangrado importante al estar presentando trombocitopenia grave. Los tipos de trastornos hematológicos presentados en estas pacientes que han ameritado intervención son anemia aplásica adquirida, enfermedad de Von Willebrand, trombastenia de Glanzman o leucemia, y la hiperpolimenorrea que ha sido la causa principal de la valoración. En ellas, la administración de fármacos para la inhibición menstrual ha sido exitosa en casos de anemia moderada o grave, para evitar una descompensación hemodinámica y reducir los requerimientos transfusionales.5 Dentro de este grupo también se han detectado, en menor frecuencia, problemas de ame- 394 norrea secundaria, como manifestación de hipogonadismo hipergonadotrópico por toxicidad ovárica relacionada con quimioterapia (principalmente por fármacos alquilantes) o radioterapia subdiafragmática.7 Otro grupo de pacientes que frecuentemente presenta alteraciones menstruales son aquellas con enfermedad renal crónica, las cuales han representado alrededor del 14% del total de nuestra consulta. En estas pacientes, el espectro clínico de presentación es amplio, desde hiperpolimenorrea secundaria a uremia y disfunción del eje HHO, hasta oligo-amenorrea por hiperprolactinemia o disfunción tiroidea. En particular, el seguimiento de estas pacientes ha sido prolongado; incluso después del trasplante renal, ya que, a pesar del tratamiento hormonal, continúan con trastornos menstruales. Esto ya ha sido reportado por otros autores en la literatura mundial.8,9 También, los trastornos menstruales en pacientes con enfermedades neurológicas (como secuelas de hipoxia-isquemia, tumores del sistema nervioso central, hidrocefalia, epilepsia, entre otras) han constituido motivo de consulta ginecológica, principalmente porque la adolescentes pueden cursar con opsomenorrea, hiper-polimenorrea o epilepsia catamenial. Por lo general, en estas pacientes los trastornos menstruales son secundarios a la disfunción del eje HHO por disfunción tiroidea, o bien, por síndrome de ovarios poliquísticos o hiperprolactinemia relacionados con el uso de fármacos anti-epilépticos (como ácido valproico) o antipsicóticos.10-12 Por otro lado, de acuerdo con nuestra casuística, el segundo motivo de consulta ha sido los problemas vulvovaginales. El más frecuente resultó la vulvovaginitis infecciosa o inflamatoria, particularmente entre las pacientes lactantes y preescolares. En estas edades, los factores anatomo-fisiológicos condicionan mayor susceptibilidad a las infecciones, ya que la vulva representa un excelente medio para el crecimiento bacteriano; esto es, a esa edad la piel es delgada, no hay estímulo estrogénico y existe un pH neutro. Sin embargo, la mayor parte de las vulvovaginitis son de causas inespecíficas. A estas edades es frecuente observar higiene deficiente, incontinencia fecal, urinaria y el empleo de irritantes externos (humedad, químicos, jabones o baños locales). En cambio, en la población adolescente sexualmente activa, el espectro de la etiología cambia por las condiciones vaginales locales tras el estímulo estrogénico, prevaleciendo las vulvovaginitis por agentes microbianos específicos (Neisseria gonorrhoeae y Bol Med Hosp Infant Mex Experiencia de 15 años en ginecología pediátrica y de la adolescente en un hospital pediátrico de tercer nivel Chlamydia trachomatis) considerados como enfermedades de transmisión sexual.6,13 Dentro de los problemas vulvovaginales, caben destacar algunos casos poco comunes de condilomas vulvovaginales en pacientes prepúberes. En las pacientes que han sido detectadas en la consulta de Ginecología ha sido necesario descartar el abuso sexual como parte de su evaluación integral. A pesar del tratamiento local, esta condición tiende a la cronicidad con repercusión en la vida adulta por el riesgo de problemas sexuales y, en el caso de embarazo, la transmisión vertical al producto con la posibilidad de desarrollar papilomatosis laríngea.14 Un grupo de pacientes que se atienden, con relativa frecuencia, en hospitales pediátricos son aquellas con malformaciones de vías urinarias y anorectales. En ellas existe una mayor probabilidad de cursar con alteraciones müllerianas, como útero bicorne, útero didelfo o hemivagina. Si bien, la atención de estas pacientes representa solo alrededor de 5% de los casos, se requiere investigar desde la etapa prepuberal en forma intencionada.15 Lo anterior, para evitar su diagnóstico en la etapa puberal o en la vida adulta, cuando las pacientes presentan dismenorrea grave, hematocolpos, hematómetra, embarazos ectópicos o infertilidad, condiciones que en ocasiones son prevenibles.16 Como se ha comentado, la menor frecuencia de consulta en la Clínica de Ginecología ha sido de patología mamaria, ya que representó solo 1.7% del total de pacientes atendidas. En 99% (n = 54) se trató de procesos benignos. El fibroadenoma fue el diagnóstico más frecuente, seguido de la condición fibroquística mamaria. Esto también se ha observado en otros hospitales similares al nuestro.17 En este contexto se debe considerar que aunque las alteraciones mamarias en la edad pediátrica parecen poco frecuentes y benignas, siempre se debe realizar la exploración durante la visita médica, y recomendar la autoexploración.18 Dentro de la patología tumoral atendida se han detectado pacientes con tumores de ovario, principalmente lesiones benignas como quistes simples, cistadenomas y teratomas maduros. La mayoría se han identificado como parte del escrutinio de alteraciones menstruales, donde el estudio ultrasonográfico ha jugado un papel importante. Por la probabilidad de que puedan existir lesiones malignas, como el adenocarcinoma, todas las niñas son enviadas al servicio de cirugía oncológica para su manejo quirúrgico, tal y como lo recomiendan otros autores.19 Por otro lado, se han diagnosticado casos aislados de rabdomiosarcoma uterino, tumor botroides confinado a vagina y Vol. 69, Septiembre-Octubre 2012 de enfermedad trofoblástica gestacional dentro del grupo de pacientes con tumores, en quienes la principal manifestación fue el sangrado transvaginal anormal.20 Por último, un aspecto fundamental en la atención de los adolescentes es la consejería en la salud sexual y reproductiva. En la experiencia de esta Clínica de Ginecología, esta actividad es prioritaria. Sin embargo, por el tipo de pacientes que atendemos, generalmente los métodos anticonceptivos recomendados se han ofrecido preferentemente a pacientes con enfermedades crónicas. Un grupo en particular es el de las adolescentes con trasplante renal, porque en los primeros años postrasplante es necesario el control de la natalidad para la preservación del injerto. Por esto se han implementado pláticas y asesoría personalizada. Asimismo, otro grupo de pacientes que requieren cuidados particulares lo constituyen las adolescentes con trastornos neurológicos progresivos (como las epilepsias de difícil control, enfermedades mitocondriales o las malformaciones de sistema nervioso central), en quienes, a solicitud de sus padres, se han realizado procedimientos de anticoncepción definitiva, salpingoclasia o histerectomías.21-23 En conclusión, los resultados de este estudio dan una idea global de lo variado y complejo que puede ser el espectro de la atención de los aspectos ginecológicos en cualquiera de las edades pediátricas, por lo que esperamos que esta publicación contribuya para que el médico de primer contacto, ya sea el médico general o el pediatra, identifique, estudie y canalice de manera oportuna a las pacientes con alguna de las alteraciones mencionadas, con objeto de mejorar su atención. Autor de correspondencia: Dr. Miguel Ángel Villasís Keever Correo electrónico: miguel.villasis@imss.gob.mx REFERENCIAS 1. 2. Figueroa-Hernández R, Casanova-Álvarez M, Cortiza-Álvarez G, Águila-Alfonso I, Ocaña-Gil MA. Ginecología infanto-juvenil. Desarrollo alcanzado en la provincia de Cienfuegos. Rev Cubana Obstet Ginecol 2001;27:191-198. Barbosa G. Historia de las publicaciones médicas y de los eventos académicos que facilitaron el desarrollo de la ginecología pediátrica y adolescente. Rev Colomb Obstet Ginecol 2007;58:158-165. 395 Abigail-Hernández Cabezza, Juana Serret-Montoya, Miguel Ángel Villasis-Keever, Jesús Bonilla-Rojas, Eulalia Garrido-Magaña, Rocío Cárdenas-Navarrete, Martha Elena Morales Castillo 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10. 11. 12. 13. 14. 396 Dulanto-Gutiérrez E. El Adolescente. Asociación Mexicana de Pediatría. Mexico D.F.: McGraw Hill Interamericana; 1989. Kramarosky C. Ginecología y obstetricia de la infancia y adolescencia: hechos más importantes en su desarrollo. 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La intubación endotraqueal y la ventilación mecánica son recursos que se utilizan frecuentemente en la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales. Sin embargo, se ha observado que elevan significativamente la mortalidad, dado que se presentan complicaciones. Por tanto, el objetivo de este trabajo fue reportar la frecuencia y el tipo de lesiones de la vía aérea en recién nacidos con intubación endotraqueal prolongada a quienes se les realizó broncoscopia. Métodos. Se incluyeron 150 recién nacidos con tiempo de intubación endotraqueal ≥ 5 días a quienes se les realizó broncoscopia. Se registraron las siguientes variables: edad gestacional, peso al nacer, indicación de la intubación, tamaño del tubo endotraqueal, número de reintubaciones, tiempo de intubación, indicación de la broncoscopia, hallazgos de la broncoscopia, tipo de tratamiento y número de broncoscopias. Resultados. La principal indicación de la broncoscopia fue la atelectasia persistente o recidivante. Del total de los pacientes, 96% presentaron alguna alteración de la vía aérea. Predominaron las lesiones inflamatorias (67.3%), seguidas de malacia (39.3%) y estenosis (28.7%). Las estructuras anatómicas más afectadas fueron los bronquios (31.6%), la laringe (24%) y la tráquea (22%). En 126 pacientes se indicó tratamiento médico; los esteroides se utilizaron con mayor frecuencia. Además del tratamiento médico, a 21 pacientes (14%) se les realizó dilatación bajo broncoscopia y a 7 (4.6%), traqueostomía. Conclusiones. Las lesiones más frecuentes fueron de tipo inflamatorio. La atelectasia persistente fue la principal manifestación clínica, por lo que se sugiere considerarla para que, durante la exploración broncoscópica, se descarte lesión de la vía aérea en recién nacidos con intubación endotraqueal prolongada. Palabras clave: recién nacidos, broncoscopia, lesión de la vía aérea, atelectasia, traqueomalacia, estenosis bronquial, traqueostomía. ABSTRACT Background. Endotracheal intubation and mechanical ventilation are frequently use resources in the Neonatal Intensive Care Unit. Higher mortality has been observed as a result of complications. We undertook this study to report the frequency and type of airway injury in newborns with prolonged endotracheal intubation who underwent bronchoscopy examination. Methods. Newborns (n = 150) who were intubated endotracheally for ≥5 consecutive days and who underwent bronchoscopy were included. We recorded the following variables: gestational age, birth weight, indications for intubation, size of endotracheal tube, number of reintubations, intubation length, indication for bronchoscopy, bronchoscopic findings, type of treatment for airway injury, and number of bronchoscopies. Results. The main indication for bronchoscopy was atelectasis (persistent and/or recurrent); 96% of newborns had at least one injury. The most frequent were inflammatory type (67.3%), malacia (39.3%), and stenosis (28.7%). The most injured anatomic structures were the bronchi (31.6%), larynx (24%), and trachea (22%). For 126 patients, primary medical treatment was steroids. For 21 patients (14%), dilatation was performed under bronchoscopy; and for 7 (4.6%) patients, tracheostomy was performed. Conclusions. The most frequent injuries were inflammatory-type. Persistent atelectasis was the principal clinical manifestation; therefore, it should be considered as an indication of bronchoscopic exploration to identify airway injury in newborns with prolonged endotracheal intubation. Key Words: newborns, bronchoscopy, airway injury, atelectasis, tracheomalacia, bronchial stenosis, tracheostomy. Vol. 69, Septiembre-Octubre 2012 397 Heladia García, Hugo Ramírez-San Juan, Jorge Ramírez Figueroa, Raúl Villegas-Silva, Olivia Madrigal Muñiz INTRODUCCIÓN MÉTODOS La intubación endotraqueal y la ventilación mecánica se han utilizado de forma rutinaria en la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales (UCIN) en recién nacidos con problemas respiratorios graves. A menudo se salva la vida y se contribuye favorablemente a la sobrevida de estos niños. Sin embargo, se ha observado que se eleva de manera significativa la morbilidad dado que pueden presentarse complicaciones, como lesiones de la vía aérea (LVA), que impiden la extubación temprana, prolongando de esta manera la estancia hospitalaria con todos los problemas que ello conlleva.1-3 Las características anatómicas de la vía aérea del recién nacido (RN), son diferentes a las de niños más grandes; en ellos, el inicio de la laringe está a nivel de la primera vértebra cervical, y se encuentra en contacto con el paladar blando, la luz laríngea y la traqueal son menores. La región subglótica es la más estrecha de toda la vía aérea; por esta razón, cualquier proceso que disminuya su luz en más de 1 mm ocasionará un estrechamiento del espacio subglótico hasta de 60%. Por lo tanto, esta zona es la más susceptible de presentar daño, debido a que la submucosa está compuesta por tejido areolar laxo, que favorece el rápido desarrollo de edema.4,5 La frecuencia de lesiones de la vía aérea en los recién nacidos sometidos a ventilación mecánica y que sobreviven oscila entre 44 y 47%. Desarrollan estenosis subglótica entre 5 y 8%.4,6-10 Las lesiones que se han reportado con mayor frecuencia en los neonatos son edema, granulomas, estenosis subglótica adquirida (esta es la lesión más frecuentemente encontrada que se asocia, en 90% de los casos, a intubación endotraqueal prolongada), úlceras y traqueomalacia.2-23 El objetivo del estudio fue identificar la frecuencia y los principales tipos de lesión de la vía aérea en los recién nacidos con intubación prolongada a quienes se les realizó broncoscopia. El estudio se realizó en la UCIN y en el departamento de Neumología del Hospital de Pediatría del Centro Médico Nacional Siglo XXI, del Instituto Mexicano del Seguro Social, que es un hospital de referencia de tercer nivel de atención. Se incluyeron RN, prematuros y a término, con intubación endotraqueal de ≥ 5 días, a quienes se les realizó broncoscopia. El diseño del estudio fue transversal analítico. Se registraron los siguientes datos a partir del expediente clínico: edad gestacional, peso al nacer, sexo, edad al ingreso, motivo de intubación, edad de intubación, número de reintubaciones, tiempo de intubación, extubación fallida, motivo de falla para extubar, peso al momento de la broncoscopia, indicación de la broncoscopia, tipo de broncoscopia (rígida o flexible), hallazgos en la broncoscopia, tipo de tratamiento para la LVA, duración del tratamiento para la LVA y número de broncoscopias. Los pacientes se identificaron a partir de la base de datos con que cuenta el servicio de endoscopia y, posteriormente, se revisaron los expedientes en la UCIN o en el archivo clínico del hospital. Los datos se registraron en una hoja de recolección diseñada específicamente para el estudio. Todos los RN estuvieron intubados por vía orotraqueal al momento de las broncoscopia, con tubo endotraqueal sin globo de cloruro de polivinilo transparente. Los tubos fueron fijados con tela adhesiva. Todos los RN requirieron ventilación mecánica. Los ventiladores utilizados fueron del tipo ciclados por tiempo y limitados por presión. La broncoscopia fue realizada en la UCIN en la cuna radiante del paciente por dos neumólogos pediatras con entrenamiento en broncoscopia, con asistencia del médico neonatólogo tratante del paciente. Se realizó el monitoreo electrónico de la frecuencia cardiaca, frecuencia respiratoria y saturación de oxígeno. La broncoscopia se realizó por vía nasal a través de una mascarilla facial con adaptador en “T” conectado a la bolsa de reanimación autoinflable, previa aplicación de fenilefrina y xilocaína local y retiro del tubo endotraqueal. Se utilizó un fibrobroncoscopio Pentax FB-10X de 3.5 mm, canal de trabajo de 1.2 mm (Olympus Optical Co. LTD, Tokyo, Japan) o broncoscopio rígido Karl Storz de 3.0 y 3.5 mm x 20, y telescopio Karl Storz Hopkins de 2.7 mm (Karl Storz Co., Germany). A los niños en quienes se utilizó el broncoscopio flexible, se les administró midazolam para sedación (100- 1 2 Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales Departamento de Neumología Unidad Médica de Alta Especialidad, Hospital de Pediatría Centro Médico Nacional Siglo XXI, Instituto Mexicano del Seguro Social México, D.F., México Fecha de recepción: 05-06-12 Fecha de aceptación: 05-09-12 398 Bol Med Hosp Infant Mex Frecuencia de lesión de la vía aérea identificada por broncoscopia en recién nacidos con intubación endotraqueal prolongada en una unidad de cuidados intensivos neonatales de tercer nivel 200 µg/kg/dosis) y analgesia con buprenorfina (2-3 µg/kg/ dosis), y en los que se utilizó el broncoscopio rígido se administró sedación con midazolam, relajante muscular (vecuronio 50-100 µg/kg/dosis) y analgesia con fentanil (3-5 µg/kg/dosis). Para disminuir el riesgo de bacteriemia se administró profilaxis antimicrobiana con cefuroxima a 50 mg/kg/dosis por tres dosis (la primera dosis se administró 30 minutos antes del inicio del procedimiento). Análisis estadístico. Se aplicó estadística descriptiva con el cálculo de frecuencias y porcentajes. La distribución de la población no fue semejante a la normal por lo que como medidas de tendencia central y dispersión, se calcularon medianas e intervalos. Para la comparación entre grupos se usó χ2 o prueba exacta de Fisher. RESULTADOS Se incluyeron en el estudio 150 RN con intubación endotraqueal prolongada a quienes se realizó broncoscopia. En el Cuadro 1 se muestran las características demográficas de los pacientes estudiados; también se muestra el diámetro del tubo endotraqueal utilizado, por lo menos en una ocasión, de acuerdo con el peso del paciente. Cuadro 1. Características demográficas de los recién nacidos (n = 150) Variable Mediana Intervalo Edad gestacional 35 27-40 (semanas) Peso al nacer (g) 1757 790-3730 Edad de intubación 1 1-22 (días) Tiempo de intubación 36 5-183 (días) Peso a la realización 1825 905-3480 de la broncoscopia (g) Edad al ingreso a 26 1-65 UCIN (días) Sexo Masculino 82* (54.7%) Femenino 68* (45.3 %) Tamaño del tubo Peso del recién nacido. endotraqueal (diámetro interno) < 1,000 g 1,000-2,000 g 2,000-4,000 g 2.5 mm 14 36 1 3.0 mm 1 27 3 3.5 mm — 2 33 4.0 mm — — 24 4.5 mm — — 1 * Frecuencia (porcentaje) Vol. 69, Septiembre-Octubre 2012 Todos los pacientes estaban intubados por vía orotraqueal y con ventilación mecánica cuando se realizó la broncoscopia. Las principales indicaciones para la realización de la misma fueron atelectasia, estridor o disfonía y extubaciones fallidas (Cuadro 2). Cuadro 2. Indicación de la broncoscopia (n = 150) Frecuencia Porcentaje Atelectasia Estridor o disfonia Extubaciones fallidas Sibilancias o sobredistensión pulmonar TOTAL 111 19 12 8 150 74 12.6 8 5.3 100 Del total de pacientes, 96% presentaron alguna alteración en la vía aérea. En 67 (44.7%) se encontró una lesión, en 51 (34 %) dos, en 24 (16%) tres y en 2 (1.4%), cuatro lesiones. En 6 (4%) pacientes la vía aérea se encontró sin alteración. Las lesiones de tipo inflamatorio fueron las más frecuentes (67.3%), seguidas de malacia (39.3%) y estenosis (28.7%) (Cuadro 3). Por estructura anatómica, 31.6% de las lesiones fueron bronquiales, 29% laríngeas, 22% traqueales y 18.2% mixtas. A 126 pacientes con LVA se les administró tratamiento médico con esteroides sistémicos o inhalados. También se utilizaron otros medicamentos inhalados como salbutamol, epinefrina, bromuro de ipatropio y fenilefrina. En 24 RN no se administró ningún tratamiento (Cuadro 4). La duración del tratamiento osciló entre 1 y 10 días, con una mediana de 5 días. A 21 recién nacidos con estenosis, además del manejo médico se les realizó dilatación. Se utilizó un catéter de angioplastía con globo de 2.5-3.5 mm insuflado a 2-4 atmósferas durante 30 segundos. De estos pacientes, 18 se lograron extubar al resolverse la obstrucción, es decir, inmediatamente después del procedimiento. Siete pacientes (4.6%) ameritaron traqueostomía, cuatro por traqueomalacia severa, dos por estenosis subglótica y uno por estenosis traqueal. Solo en 6 (4%) pacientes se usó el broncoscopio rígido. En 74% de los RN se realizó una broncoscopia; en 20%, dos y en 5.3%, tres. Solo a un paciente con granuloma en el bronquio principal derecho se le realizaron cinco procedimientos endoscópicos (diagnósticos y terapéuticos). Las complicaciones durante la broncoscopia se 399 Heladia García, Hugo Ramírez-San Juan, Jorge Ramírez Figueroa, Raúl Villegas-Silva, Olivia Madrigal Muñiz Cuadro 3. Lesiones de la vía aérea encontradas en la broncoscopia y sitio anatómico afectado (n = 150) Hallazgo Frecuencia Porcentaje Lesión inflamatoria Traqueobronquitis Endobronquitis Supraglotitis Traqueítis Edema de aritenoides Edema glótico Laringitis Edema de cuerdas vocales 101 40 24 13 11 7 3 2 1 67.3 39.6 23.7 12.9 10.9 6.9 3 2 1 Malacia Traqueal Laríngea Traqueobronquial Laringotraqueal Bronquial Estenosis Bronquial Subglótica Traqueal Traqueobronquial Úlcera Subglótica Traqueal Epiglótica Cuerda vocal Laríngea Granuloma Bronquio principal derecho Tráquea Bronquio principal izquierdo Bronquio intermedio Cuerda vocal 59 18 14 14 9 4 43 33 7 2 1 13 5 4 2 1 1 13 5 4 2 1 1 39.3 30.5 23.7 23.7 15.2 6.8 28.7 76.7 16.2 4.6 2.3 8.7 38.5 30.7 15.4 7.7 7.7 8.7 38.5 30.7 15.4 7.7 7.7 Otras* Vía aérea sin alteración 23 6 15.3 4 *Parálisis de cuerda vocal, compresión extrínseca del bronquio principal derecho, traquiectasia, bronquio supernumerario, quiste laríngeo, hipoplasia traqueal, epiglotis amorfa, lesión papiloide de laringe, compresión extrínseca de tráquea. presentaron en 10% de los pacientes y fueron eventos de desaturación (saturación mínima 79%) o bradicardia (frecuencia cardiaca mínima 100 x minuto) transitorios y breves, que se recuperaron con oxigenación con bolsa y máscara; se presentaron principalmente en los que se realizó la broncoscopia rígida. Al comparar a los niños que tuvieron peso ≤ 1,500 g con los de mayor peso y los que tuvieron un tiempo de intubación ≤ 14 días o mayor, no se encontró diferencia significativa en cuanto al tipo de lesión que presentaron 400 Cuadro 4. Tratamiento administrado para la lesión de la vía aérea (n = 150) Frecuencia Porcentaje Médico Esteroide inhalado Esteroide sistémico Esteroide sistémico e inhalado Fenilefrina inhalada Salbutamol y bromhexina inhalados Adrenalina inhalada Adrenalina inhalada y esteroide sistémico Adrenalina y esteroide inhalados Bromuro de ipatropio y salbutamol inhalados Budesonide y fenilefrina inhalados Salbutamol inhalado Salbutamol inhalado y esteroide sistémico Salbutamol y fenilefrina inhalados 126 51 27 20 7 4 3 3 3 2 2 2 1 1 84 40.5 21.5 16 5.5 3.1 2.3 2.3 2.3 1.6 1.6 1.6 0.8 0.8 Endoscópico (dilataciones ) * Quirúrgico (traqueostomia) Ningún tratamiento ** 21 7 24 14 4.6 16 *En 12 pacientes se realizó una dilatación, en 8 dos dilataciones y en un caso 3 dilataciones. **Se incluyen los RN sin alteración de la vía aérea. (Cuadros 5 y 6). También se analizó la edad gestacional y tampoco se encontraron diferencias. DISCUSIÓN En la literatura, se ha considerado que la lesión de la vía aérea es de origen multifactorial y que el tiempo de intubación endotraqueal mayor a 5 días es el factor más importante para su desarrollo; en estos casos, se sugiere la realización de broncoscopia con la finalidad de evaCuadro 5. Tipo de lesión de acuerdo con el peso al nacer Hallazgo Lesión inflamatoria Malacia Estenosis Úlcera Granuloma Otros Vía aérea sin alteración Peso al nacer ≤ 1500 g > 1500 g (n = 69) (n = 81) Sig. n % n % p* 44 22 25 4 9 7 3 63.8 31.9 36.2 5.8 13 10.1 4.3 57 37 18 9 4 16 3 70.4 45.7 22.2 11.1 4.9 19.8 3.7 0.48 0.09 0.07 0.3 0.08 0.11 1 *χ2 de Mantel-Haenszel o prueba exacta de Fisher. Bol Med Hosp Infant Mex Frecuencia de lesión de la vía aérea identificada por broncoscopia en recién nacidos con intubación endotraqueal prolongada en una unidad de cuidados intensivos neonatales de tercer nivel Cuadro 6. Tipo de hallazgo de acuerdo al tiempo de intubación endotraqueal Hallazgo Tiempo de intubación endotraqueal ≤ 14 días (n = 9) Lesión inflamatoria Malacia Estenosis Úlcera Granuloma Otros Vía aérea sin alteración > 14 días (n = 141) Sig. Frec. % Frec. % p* 4 5 3 1 0 1 1 44.4 55.6 21.4 11.1 11.1 11.1 97 54 40 12 13 22 5 68.8 38.3 28.4 8.5 9.2 15.6 3.5 0.15 0.31 0.71 0.56 1 1 0.31 *χ2 de Mantel-Haenszel o prueba exacta de Fisher. luar, detectar y tratar oportunamente alteraciones en la vía aérea.4,6,8-12,20,24,25 La frecuencia de LVA es muy alta si la comparamos con lo reportado por Da Silva y Stevens. Estos autores encontraron estenosis subglótica leve y edema traqueal en un paciente (de 227 RN prematuros < 1,500 g estudiados) y tejido de granulación edema de la vía aérea en 3; no obstante, refieren que solo a 4 pacientes se les realizó labroncoscopia y en los 4 se encontró daño.9 Downing y Kilbride,10 en un grupo de 117 RN prematuros examinados con broncoscopia, reportaron 41% de los pacientes con daño de la vía aérea (traqueomalacia o estenosis subglótica). En el presente estudio se reportaron todas las alteraciones encontradas en la vía aérea, incluyendo malformaciones congénitas. Sin embargo, si solo tomamos en consideración la estenosis subglótica (4.6%) y la traqueomalacia (12%), las cifras son menores a las reportadas por Downing y Kilbride: 13% estenosis subglótica grave o moderada y 16% de traqueomalacia. Además, las características de los pacientes estudiados y del hospital donde se realizó el estudio son diferentes. Se incluyeron tanto RN prematuros como a término, y el hospital es un centro de referencia, donde la mayoría de los pacientes son enviados después de varios intentos fallidos de extubación y ya con sospecha de LVA. Se ha mencionado que el tamaño inapropiado del tubo endotraqueal es un factor contribuyente a la LVA, principalmente cuando es más grande de lo recomendado para el peso del niño. Se ha asociado sobre todo con estenosis subglótica. En este estudio, a 25 pacientes con peso entre 2,000 y 4,000 g, que en teoría deberían intubarse con Vol. 69, Septiembre-Octubre 2012 cánula de 3.5 mm de diámetro interno, se les colocó una de mayor tamaño al menos en una ocasión. Si bien es más probable que un tubo de mayor calibre al recomendado ocasione lesión, también puede producirse lesión de la mucosa cuando se usa uno de menor calibre, porque con el movimiento de la cabeza del niño, hay mayor movilidad del tubo, sobre todo cuando no se logra una correcta fijación del mismo.4,25-27 Sin embargo, debido a que la mayoría de los pacientes fueron manejados inicialmente en otros hospitales, no fue posible conocer el tamaño del tubo endotraqueal en todos los casos de intubación, ni tampoco todos los eventos de reintubación. Se encontró que los principales motivos de reintubación fueron la atelectasia recurrente, la dificultad respiratoria, el estridor y la apnea, lo cual coincide con la mayoría de los autores.3,12,15,17,18 No obstante, aunque se obtuvo el dato de cuántos niños ameritaron reintubación y el motivo de la misma, una vez que se habían extubado en forma programada se desconocía el número de extubaciones accidentales, que son frecuentes en las unidades de cuidados intensivos y uno de los principales factores que contribuyen a la LVA porque condicionan reintubaciones frecuentes. Las lesiones encontradas con mayor frecuencia fueron de tipo inflamatorio, similar a lo reportado por otros autores. Se explica por el tipo de tejido existente en esta área anatómica, donde fácilmente se desarrolla edema.4,11,26 La frecuencia de estenosis subglótica en este estudio fue menor de lo que se ha reportado en la literatura.2,5,7,19,22 El tratamiento depende fundamentalmente del tipo de lesión; no obstante, hasta el momento no hay ningún esquema terapéutico bien establecido, por lo que existen varias posibilidades de manejo. Entre ellas destaca el uso de esteroides inhalados, sistémicos o ambos, aunque algunos autores consideran que estas medidas son poco o parcialmente útiles. En los pacientes estudiados se observó buena respuesta con el manejo médico, principalmente a base de esteroides, lográndose la extubación posterior al tratamiento en la mayoría de ellos, e incluso se observó la curación de la lesión, que se corroboró en aquellos a quienes se realizó una segunda broncoscopia o a través de radiología en los casos de atelectasia. Algunos autores mencionan que los procedimientos endoscópicos son el tratamiento de elección de la estenosis subglótica adquirida, antes de decidir la traqueostomía.13,18 En este estudio, la mayoría de los 401 Heladia García, Hugo Ramírez-San Juan, Jorge Ramírez Figueroa, Raúl Villegas-Silva, Olivia Madrigal Muñiz niños con lesiones estenóticas (85.7%) a quienes se les realizó dilatación, tuvieron buena respuesta y se pudieron extubar exitosamente. Solo tres de ellos no respondieron a las dilataciones y se les realizó traqueostomía. La frecuencia de traqueostomía fue muy baja; solamente se realizó en siete pacientes y la indicación no fue exclusivamente por intubación prolongada. De acuerdo con esto se propone que a los recién nacidos con intubación prolongada, especialmente a los prematuros, se les deben ofrecer los manejos más conservadores antes de decidir la traqueostomía. La decisión no debe basarse solamente en el tiempo de intubación, debido a que este procedimiento tiene mayores riesgos. Se ha reportado una mortalidad entre 6 y 24% por obstrucción de la cánula o por decanulación accidental.2,21,24,25 Al comparar el peso, la edad gestacional y el tiempo de intubación no se encontraron diferencias entre los de menor peso, menor edad gestacional y mayor tiempo de intubación endotraqueal, con respecto al tipo de lesiones que presentaron. Se esperaría que los niños más pequeños y con mayor tiempo de intubación presentaran mayor frecuencia de lesiones inflamatorias, estenosis y malacia, debido a que las estructuras anatómicas de la vía aérea en estos niños son más pequeñas y frágiles.24,25 Sin embargo, esto no se demostró en el grupo de pacientes estudiados. Algunos autores consideran que, debido a que la intubación endotraqueal prolongada es el principal factor determinante de la lesión de la vía aérea, todos los pacientes con esta condición deben ser evaluados rutinariamente mediante broncoscopia al retirar el tubo endotraqueal, con la finalidad de detectar alteraciones en la vía aérea en forma precoz y, en caso necesario, dar tratamiento oportuno.11,17-19 La broncoscopia, aunque es un procedimiento invasivo, es bastante seguro en manos expertas, con una baja frecuencia de complicaciones, como sucedió con los pacientes estudiados. Por esto, no debe haber de que a los niños con algún dato clínico que haga sospechar en la posibilidad de LVA, como atelectasia persistente o recurrente, que fue el dato clínico más frecuente en este grupo de niños, o bien estridor o disfonía, como han encontrado otros autores, se les debe realizar exploración de la vía aérea con broncoscopia.11 Por otro lado, también es importante considerar la evaluación del tratamiento, ya que no hay un protocolo estándar para el manejo de estas lesiones, sobre todo las inflamatorias, que son las más frecuentes. En algunos es- 402 tudios se han utilizado esteroides, inhalados o sistémicos; en otros, solo mucolíticos, β-agonistas, etcétera. Habrá que evaluar estos manejos, sobre todo el uso de esteroides sistémicos, por el daño potencial que representan para el desarrollo neurológico del RN.11,18,24,25,27-30 En este estudio, la frecuencia de traqueostomía fue baja. Se considera que, al identificar procesos inflamatorios de la vía aérea mediante broncoscopia, se evitaron traqueostomías en niños con intubación prolongada y se permitió que se manejaran con medidas locales o con antiinflamatorios sistémicos. Así mismo, la identificación de alteraciones, como bronquios supernumerarios o anormales, ayudó a establecer un pronóstico y vigilancia de estos niños. Son indudables los beneficios que se tienen al realizar una broncoscopia, que fue bien tolerada y no causó mayor morbilidad como lo han reportado otros autores, con baja frecuencia de complicaciones en pacientes pediátricos.12,14,31,32 AGRADECIMIENTOS Se agradece a la Dra. María Elena Furuya Meguro por su participación en la revisión del manuscrito. Autor de correspondencia: Dra. Heladia García Correo electrónico: hely1802@gmail.com, hely1802@yahoo.com.mx REFERENCIAS 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. Trujillo M, Fragachan C, Romero K. Estrategias en el manejo de la vía aérea artificial. 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Bol Med Hosp Infant Mex Frecuencia de lesión de la vía aérea identificada por broncoscopia en recién nacidos con intubación endotraqueal prolongada en una unidad de cuidados intensivos neonatales de tercer nivel 8. 9. 10. 11. 12. 13. 14. 15. 16. 17. 18. 19. 20. Jones R, Bodnar A, Roan Y, Johnson D. Subglottic stenosis in the newborn intensive care unit graduates. Am J Dis Child 1981;135:367-368. Da Silva O, Stevens D. Complications of airway management in very low birth weight infants. Biol Neonate 1999;75:40-45. Downing G, Kilbride H. Evaluation of airway complications in high risk preterm infants: application of flexible fiberoptic airway endoscopy. Pediatrics 1995;95:567-572. Gould SJ, Young M. Subglottic ulceration and healing following endotracheal intubation in the neonate: a morphometric study. Ann Otol Rhinol Laryngol 1992;101:815-820. Pérez-Ruíz E, Barrio GAMI. Broncoscopia flexible en el niño: indicaciones y aspectos generales. An Pediatr (Barc) 2004;60:354-366. 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Eur Respir J 2002;20:1271-1276. 403 Bol Med Hosp Infant Mex 2012;69(5):404-410 Artículo de investigación Confiabilidad del registro del peso y de la talla por el personal de enfermería en un hospital pediátrico de tercer nivel de atención Reliability of nursing records of anthropometric measurements of patients in a tertiary pediatric hospital Miguel Ángel Villasís Keever,1 Norma Andrea Arias Villa,2 María Guadalupe Cedillo Rosas,2 Ivonne Hernández Luna,2 Karla Cristina Emiliano Aceves,2 Vianey Mora Gutiérrez,2 Martha Alicia Sánchez Ramírez,2 Jessi Nallely Zurita Cruz3 RESUMEN Introducción. En la práctica Pediátrica, la obtención de los signos vitales y de la somatometría son elementos esenciales para el proceso diagnóstico-terapéutico de todo paciente. El objetivo para la realización de este trabajo fue determinar la confiabilidad de los registros de Enfermería en cuanto al peso y talla del paciente hospitalizado en un hospital pediátrico. Métodos. Un grupo de enfermeras con entrenamiento en un procedimiento estandarizado en mediciones antropométricas determinaron el peso y la talla de los pacientes que ingresaron al hospital durante un periodo de 4 semanas, en 2011. En la hoja de registro se anotó el peso y la talla de cada paciente al momento de su ingreso al hospital. Los registros de la hoja de Enfermería se compararon con los obtenidos por las enfermeras con el procedimiento estandarizado. El análisis fue de tipo descriptivo y se compararon los promedios del peso y la talla con prueba de t. Resultados. Se incluyeron 192 pacientes, desde recién nacidos hasta adolescentes. En general, los promedios de peso y talla de los registros de las hojas de Enfermería fueron similares a los obtenidos por el grupo de enfermeras entrenadas. Sin embargo, se documentaron diferencias hasta de 12.6 kg en el peso y de 52 cm en la talla. En 20 pacientes no había registro de la talla y en uno, del peso. Conclusiones. Los registros del peso y la talla emitidos el personal de Enfermería pueden considerarse confiables. Sin embargo, existen casos donde hay variaciones importantes. Debido a su trascendencia, son necesarias la capacitación y la supervisión para mejorar la calidad de las mediciones antropométricas. Palabras clave: peso, talla, enfermería, calidad de atención. ABSTRACT Background. In pediatric practice, obtaining vital signs and anthropometric measurements are essential elements for the diagnostictherapeutic process of all patients. We undertook this study to determine the reliability of weight and height information recorded by the nursing staff of patients hospitalized in a pediatric hospital. Methods. A group of nurses previously standardized in taking anthropometric measurements recorded the weight and height of patients who were hospitalized during a 4-week period in 2011. Nursing records of weight and height at the time of hospital admission from each patient were also registered. These nursing records were compared with those obtained by the nurses standardized in taking these measurements. Descriptive analysis was done and weight and height means were compared with t test. Results. We included 192 patients from newborns to adolescents. Overall, the average weights and heights from nursing records were similar to those obtained by the group of nurses previously standardized in anthropometric measurements; however, we documented differences up to 12.6 kg in weight and up to 52 cm in height. In 20 patients there was no nursing record of height and in one patient there was no record of weight. Conclusions. Height and weight records registered by the nursing staff can generally be considered reliable, but with some significant variations. Because of its importance, training and supervision interventions are needed to improve the quality of anthropometric measurements and to avoid errors. Keywords: weight, height, nursing, quality of care. 1 2 3 Unidad de Investigación en Epidemiología Clínica Curso Postécnico de Enfermería Pediátrica 2011 Departamento de Escolares y Adolescentes Unidad Médica de Alta Especialidad Hospital de Pediatría, Centro Médico Nacional Siglo XXI 404 Instituto Mexicano del Seguro Social México D.F., México Fecha de recepción: 05-06-12 Fecha de aceptación: 05-09-12 Bol Med Hosp Infant Mex Confiabilidad del registro del peso y de la talla por el personal de enfermería en un hospital pediátrico de tercer nivel de atención INTRODUCCIÓN En la práctica Pediátrica, la obtención de los signos vitales y de la somatometría son elementos esenciales para el proceso diagnóstico-terapéutico de todo paciente.1-3 Al igual que en otras instituciones u hospitales, en el Instituto Mexicano del Seguro Social la determinación del peso y la talla es una actividad que el personal de Enfermería realiza de manera habitual, independientemente de su categoría. La antropometría estudia las proporciones del cuerpo y las medidas del hombre, por lo que se considera como el indicador más confiable y especifico de la nutrición.4 El peso y la talla o longitud generalmente son las medidas más importantes de la antropometría. La longitud se distingue de la talla, porque se toma cuando el sujeto no puede mantenerse de pie.5,6 Como en toda medición, cuando se llevan a cabo las determinaciones del peso y la talla, puede haber errores que se deben a tres fuentes principales, al instrumento, al operador u observador y al propio individuo en quien se realizan las mediciones.7 Con el propósito de eliminar dichos errores, es necesario estandarizar el procedimiento de medición y utilizar las herramientas más apropiadas, las cuales deberán funcionar en condiciones óptimas. En particular, dentro del proceso de estandarización, es esencial que el observador (en este caso, el personal de Enfermería) esté capacitado para medir el peso y la talla. Para esto existen diversos métodos, incluyendo el de Zerfas, donde el propósito fundamental es lograr que las mediciones tengan la menor variabilidad. Existen autores que consideran que el proceso de estandarización resulta efectivo cuando, al comparar los datos obtenidos de las mediciones de un observador con una persona calificada (estándar de oro), las diferencias son mínimas. En general se considera que en las mediciones de estatura la diferencia no debe ser mayor de a 0.5 cm, mientras que para el peso la variación puede ser aceptable hasta en 0.1 kg.6-10 Diversos estudios han demostrado la importancia de la educación continua y la capacitación en el personal de enfermería para la disminución de accidentes y errores en el trabajo. La tendencia actual sobre el proceso educativo, responde a una teoría constructivista, donde las enfermeras sean críticas y analíticas en el ejercicio profesional.11 Existen antecedentes de que el proceso enseñanza-aprendizaje facilita el desarrollo de conocimientos, habilidades y destrezas en el trabajo de enfermería.12-15 Con el propósito de Vol. 69, Septiembre-Octubre 2012 evaluar la calidad de los registros antropométricos, desde la década de los 80 se han publicado diferentes estudios donde se ha evaluado la variabilidad de las mediciones antropométricas realizadas por el personal de salud (incluyendo personal de Enfermería), tanto para el desarrollo de estudios de investigación como en la práctica clínica habitual.17-21 Se ha demostrado que, de las mediciones antropométricas, el peso y la talla son las que tienen menor variabilidad.17,18,22-24 Sin embargo, existen problemas cuando se trata de recién nacidos.21,25-27 Asimismo, se describe que la capacitación influye positivamente para disminuir la variabilidad de las mediciones, por lo que se recomienda realizar evaluaciones continuas al personal de enfermería con el propósito de mantener la calidad de las mediciones del peso y talla.17-19,25,26 El objetivo de este estudio fue determinar la confiabilidad de los registros de peso y talla emitidos por el personal de enfermería en pacientes hospitalizados en un hospital pediátricos de tercer nivel de atención. MÉTODOS Se realizó un estudio observacional, transversal, prospectivo y descriptivo en el Hospital de Pediatría del Centro Médico Nacional Siglo XXl. Antes del inicio del estudio, el protocolo fue aprobado por el Comité Local de investigación en Salud. Este hospital cuenta con tres pisos de hospitalización, en los cuales los pacientes están divididos de acuerdo con su edad. De esta manera, en un piso se encuentran los pacientes menores de dos años donde hay dos salas; en otro piso, los pacientes con edades desde 25 meses hasta siete años, con dos salas, mientras que en el piso donde se ubican los pacientes de ocho a 17 años de edad existen tres salas. En cada sala de hospitalización existen de 20 a 24 camas. Los pacientes fueron evaluados por seis enfermeras con métodos estandarizados para llevar a cabo las mediciones de peso y talla. La estandarización se realizó de acuerdo con la propuesta de Flores-Huerta y colaboradores.9 Se verificó la variabilidad de las mediciones intra e interobservador, mediante el análisis de varianza de medidas repetidas en siete pacientes. Una vez que se comprobó que la variabilidad era mínima, se procedió a iniciar el estudio. El estudio se realizó durante el mes de septiembre del 2011. Se incluyeron los pacientes que ingresaron 24 horas 405 Miguel Ángel Villasís Keever, Norma Andrea Arias Villa, María Guadalupe Cedillo Rosas, Ivonne Hernández Luna, Karla Cristina Emiliano Aceves, Vianey Mora Gutiérrez, Martha Alicia Sánchez Ramírez, Jessi Nallely Zurita Cruz antes, a cualquiera de las siete salas de hospitalización. Se excluyeron los que tenían alguna limitación física o condición médica que impidiera la toma de peso y talla o cuando los padres o pacientes no aceptaron participar. En cada uno de los pacientes seleccionados se determinó el peso y la talla por dos enfermeras. De acuerdo con la edad, el peso se obtuvo con básculas de plataforma o con básculas pesa-bebé y la estatura con estadímetro o con infantómetro.9 Estos datos se consideraron como “reales”. Posteriormente, de la hoja de registro de Enfermería de cada paciente se tomó su edad, sexo, diagnóstico de ingreso, el peso y la talla que había sido registrada en el momento de ingresar a la sala de hospitalización. Análisis estadístico. El análisis descriptivo de cada una de las variables se presenta de acuerdo con su escala de medición; las variables cualitativas con frecuencias simples y porcentajes, mientras que las cuantitativas con promedio y desviación estándar (DE). Debido a la diversidad de las edades de los pacientes, los datos de peso y talla se analizaron de acuerdo con el piso en que se encontraban hospitalizados. Se compararon promedios con prueba de t para muestras independientes. Los análisis se realziaron con el paquete estadístico SPSS versión 15.0 (Chicago, Ill, EUA). RESULTADOS Durante el periodo de estudio ingresaron un total de 359 pacientes, de los cuales se pudo realizar las mediciones en 192 (50.5%). En el Cuadro 1 se presentan las características generales de los niños incluidos, observando que hubo una proporción muy similar de pacientes de acuerdo con el sexo, y que el porcentaje mayor correspondió a los escolares y adolescentes (40.1%). El motivo principal de ingreso fue por una enfermedad oncológica (36%), seguido de problemas gastrointestinales (13%) o quirúrgicos (10%). En el Cuadro 2 y en la Figura 1 se muestra la comparación de los datos obtenidos del peso por cada piso. En términos generales, tanto los promedios de los registros obtenidos de las notas de enfermería como los realizados por el grupo de Enfermeras son prácticamente iguales. Pero es conveniente mencionar que en un caso no se tenía registro del peso en la hoja de Enfermería. Sin embargo, cuando se analizó la diferencia del peso registrado y el peso real, se encontraron algunas varia- 406 Cuadro 1. Características generales de los pacientes incluidos en el estudio Característica n % Sexo Masculino Femenino 97 95 50.5 49.5 Edad Lactantes (< 24 meses) Preescolares (25 meses–7 años) Escolares y adolescentes (8–17 años) 48 67 77 25.0 34.8 40.1 Enfermedad principal o motivo de ingreso Enfermedad oncológica Problemas gastrointestinales Problemas quirúrgicos Enfermedades renales Enfermedades cardiológicas Enfermedades neurológicas Enfermedades respiratorias Enfermedades endocrinológicas Otros 69 25 20 19 18 15 11 3 12 36 13 10 9.8 9.3 7.8 1.7 6.3 5.7 TOTAL 192 100 ciones, siendo la variación mayor hasta de 5.0 kg en un paciente preescolar, de 2,950 g en un paciente lactante y de 12.6 kg en un paciente escolar (Figura 2). A pesar de lo anterior, tampoco hubo diferencia estadística entre el registro de las hojas de Enfermería y el peso real. Al comparar la variabilidad de las mediciones de peso de acuerdo con el turno en que ingresaron los pacientes, se observó que la mayor variabilidad ocurrió con mayor frecuencia en los pacientes que ingresaron en el turno vespertino (Figura 3). Por otro lado, los datos obtenidos de la talla se muestran en el Cuadro 2 y la Figura 4. Al igual que lo ocurrido con el peso, los promedios de los registros en las hojas de Enfermería y los datos reales son prácticamente iguales. Sin embargo, en 20 pacientes no se tenía registrada la medición de la talla. Cuando se analizó la diferencia la talla registrada y la medición real, de acuerdo con el piso de hospitalización, se encontró que la variación mayor fue hasta de 3 cm en los pacientes de 25 meses a siete años de edad (3er. piso), de 4 cm en los lactantes (4to. piso) y de 52 cm en pacientes mayores de ocho años (5to. piso). Al igual que en el peso, también esta variación ocurrió en un caso por cada piso (Figura 5). De manera porcentual, al comparar la variabilidad de las mediciones, se observó que la mayor variación ocurrió en los pacientes que ingresaron durante el turno matutino (Figura 5). Bol Med Hosp Infant Mex Confiabilidad del registro del peso y de la talla por el personal de enfermería en un hospital pediátrico de tercer nivel de atención Cuadro 2. Comparación de las medidas de peso (kg) y talla (cm) por piso de hospitalización Piso hospitalización Tercer piso Cuarto piso Quinto piso Peso registrado* promedio (DE) Peso “real”** promedio (DE) Talla registrada* promedio (DE) Talla “real”** promedio (DE) 17,159.6 (6,238.9) 7,025.9 (3,517.4) 42,777.2 (17,258.6) 17,100.0 (6,252.5) 7,018.1 (3,506.9) 43,121.2 (17,038.7) 103.0 (16.0) 71.3 (21.3) 142.8 (17.9) 103.1 (15.8) 71.5 (20.7) 143.7 (16.3) *Datos obtenidos de las hojas de Enfermería al momento del ingreso **Datos obtenidos a partir de las mediciones realizadas por los autores del estudio 28 100,000 28 20.0 Porcentaje de variación peso 80,000 60,000 40,000 28 * * 277 277 329 329 28 20,000 .00 -20.0 0 3er. piso 4to. piso 5to. piso Salas agrupadas por piso Peso 1 -40.0 Matutino Peso 2 Figura 1. Comparación del registro de enfermería de peso (peso 1) y peso real (peso 2). Vespertino Nocturno Turno Figura 3. Variabilidad de las mediciones del peso de acuerdo con el turno. 15000 20.0 Porcentaje de variación peso 5000 5000 0 -5000 0.0 -20.0 10000 Variación peso real y registrado -40.0 3er. piso 4to. piso 5to. piso Salas agrupadas por piso Figura 2. Variabilidad de la medición del peso. Vol. 69, Septiembre-Octubre 2012 407 Miguel Ángel Villasís Keever, Norma Andrea Arias Villa, María Guadalupe Cedillo Rosas, Ivonne Hernández Luna, Karla Cristina Emiliano Aceves, Vianey Mora Gutiérrez, Martha Alicia Sánchez Ramírez, Jessi Nallely Zurita Cruz 175 280 280 288 288 239 239 150 125 100 75 50 3er. piso 4to. piso Salas agrupadas por piso Talla 1 5to. piso Talla 2 Figura 4. Comparación del registro de enfermería de talla (talla 1) y talla real (talla 2). DISCUSIÓN La medición del peso y la talla en Pediatría es de suma importancia para la valoración, diagnóstico y tratamiento adecuado del paciente, por ejemplo, cuando se calculan las soluciones parenterales y se dosifican los medica- mentos.27,28 De esto, la necesidad de que los registros en la hoja de Enfermería sean confiables, y estén basados en la adecuada realización de la determinación del peso y la talla.29,30 En los resultados obtenidos en esta investigación sobre la confiabilidad de la medición peso-talla de 192 pacientes y los registros de enfermería, durante un lapso de aproximadamente 4 semanas, se encontró que la variabilidad de los datos registrados, en general, es mínima. Sin embargo, hubo algunos casos donde se determinó que el registro del peso o de la talla fue muy diferente de acuerdo al registro del grupo de enfermeras estandarizadas. Hubo alrededor de 10% de los casos de quienes no se tenía el valor del peso o de la talla. Las variaciones que con mayor frecuencia se observaron fueron con respecto al peso; sin embargo, se debe tomar en cuenta que estos datos pudieron ser diferentes por situaciones no relacionadas con el personal de Enfermería, ya que estos datos pueden sufrir cambios por las condiciones de los mismos sujetos o por el instrumento de medición. En cuanto al sujeto, el peso es más susceptible a modificaciones debido a las condiciones generales de salud, como edema, deshidratación, emesis o la hora en que se realiza la toma. En este sentido, una debilidad de nuestro estudio fue la diferencia en el tiempo en que se realizaron las mediciones por las enfermeras capacitadas y los registros de Enfermería, a partir de los datos tomados al momento del ingreso de los pacientes. Esto podría explicar las variaciones, particularmente para 60 Porcentaje de variación peso 20.0 40 20 0 0.0 -20.0 -40.0 Variación talla real y registrada 3er. piso 4to. piso 5to. piso Salas agrupadas por piso Figura 5. Variabilidad de la medición de la talla. 408 Bol Med Hosp Infant Mex Confiabilidad del registro del peso y de la talla por el personal de enfermería en un hospital pediátrico de tercer nivel de atención el peso. Sin embargo, esta situación no parece razonable para los casos donde se observó una gran variación entre el registro y el peso o talla real. Otro punto importante es que la variabilidad de las mediciones puede estar relacionada con el instrumento de evaluación, por lo que siempre es necesario verificar el buen funcionamiento de los instrumentos cada vez que se va a realizar alguna determinación. Asimismo, se deben realizar los procedimientos en las condiciones óptimas del paciente, es decir, con la mínima cantidad de ropa, sin zapatos, de preferencia antes de comer y con drenes vacíos.9 En virtud de los resultados de este estudio, se realizan las siguientes propuestas para mejorar la confiabilidad de los registros de enfermería del peso y talla: contar con los dispositivos de trabajo necesarios para la medición de peso-talla de acuerdo con la edad del niño, verificar el buen funcionamiento de las básculas que se encuentren en los diferentes servicios de hospitalización, realizar el registro del peso y la talla de acuerdo con los lineamientos estándar, verificar, por parte del personal calificado, que el procedimiento se realice de acuerdo con las técnicas apropiadas, acordes con la edad del paciente pediátrico. Y sobretodo, proporcionar capacitación continua, tanto al personal de Enfermería como al personal médico, con el fin otorgar la mejor calidad de atención. En conclusión, los resultados de este estudio mostraron que los registros del personal de Enfermería del peso y la talla, en general, son confiables, aunque existen casos con variaciones importantes. Por ello, resulta necesaria la vigilancia continua de cómo se realizan estos procedimientos, para garantizar la calidad de atención de los pacientes pediátricos. Autor de correspondencia: Dr. Miguel Ángel Villasís Keever Correo electrónico: miguel.villasis@imss.gob.mx 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10. 11. 12. 13. 14. 15. 16. 17. 18. 19. REFERENCIAS 1. 2. 3. Reyes GE. Fundamentos de Enfermería, Ciencia y Tecnología Metodológica. México D.F.: Manual Moderno; 2009. pp. 380-397. Flores-Huerta S. Antropometría, estado nutricio y salud de los niños. Importancia de las mediciones comparables. Bol Med Hospital Infant Mex 2006;63:73-75. Facultad de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte (I.N.E.F). Evolución de la antropometría a lo largo de la historia. Vol. 69, Septiembre-Octubre 2012 20. 21. 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Del 30 al 50% de los niños con síndrome nefrótico corticorresistente evolucionan a insuficiencia renal crónica, y 60-85% remiten con ciclosporina. El objetivo de este estudio fue reportar la respuesta al tratamiento y el pronóstico con este esquema en un grupo de pacientes con síndrome nefrótico corticorresistente. Métodos. Se realizó un estudio retrospectivo, longitudinal en niños con síndrome nefrótico corticorresistente. Se determinaron los resultados de la remisión y la supervivencia renal. Resultados. Se incluyeron 156 pacientes. El 66.7% de sexo masculino, la edad media al diagnóstico fue de 5.9 ± 4.2 años. La biopsia inicial resultó con cambios mínimos en 33 pacientes (21.9%), proliferación mesangial difusa en 74 (49%) y glomeruloesclerosis focal y segmentaria en 44 (29.1%). El promedio de seguimiento fue de 59.3 meses (mín 3 y máx 178 meses). Recibieron ciclosporina 59%; ciclofosfamida, 17.3% y 26 pacientes recibieron secuencialmente ambos esquemas. Remitieron 78.2% de ellos, requirieron diálisis 5.8% y fallecieron 1.9%. La supervivencia renal a 5 años fue de 92.9% y a 10 años, de 80%. La remisión en cambios mínimos y proliferación mesangial difusa fue de 79.8% y 86.5%, respectivamente y en glomeruloesclerosis focal y segmentaria 59.1%. La insuficiencia renal fue más frecuente en glomeruloesclerosis focal y segmentaria (20.4%). El riesgo de desarrollar insuficiencia renal con glomeruloesclerosis focal comparado con proliferación mesangial difusa fue 4.7 veces mayor, y comparado con cambios mínimos, el riesgo fue 8.72 veces mayor. Conclusiones. En este estudio se encontró remisión similar y frecuencia de progresión a insuficiencia renal mejor a lo que se ha reportado en la literatura. Palabras clave: síndrome nefrótico corticorresistente, niños, pronóstico. ABSTRACT Background. In 1997, the Clinic for Nephrotic Syndrome was established at the Hospital de Pediatría, Centro Médico Nacional Siglo XXI, Instituto Mexicano del Seguro Social (Mexico City); 30-50% of children with steroid-resistant nephrotic syndrome develop chronic renal failure and 60-80% achieve remission with cyclosporine. The objective of the study was to report treatment response and prognosis using the described scheme in a group of patients with steroid-resistant nephrotic syndrome. Methods. Retrospective study in children with steroid-resistant nephrotic syndrome was done. Remission frequency and renal survival were measured. Results. One-hundred fifty seven patients were studied; 66.7% were male. Mean age at diagnosis was 5.9 ± 4.2 years. Biopsies showed 33 results (21.9%) with minimal changes (MC), 74 (49%) with diffuse mesangial proliferation (DMP) and 44 (29.1%) with focal segmental glomerulosclerosis (FSGS). Mean follow-up time was 59.3 months (minimum 3 months, maximum 178 months); 59% were on cyclosporine and 17.3% cyclophosphamide. Twenty six patients received both treatments and six patients received all three medications; 78.2% entered remission, 5.8% were on dialysis and 1.9% died. Five-year renal survival was 92.9% and 10-year survival was 80%. Remission in patients with MC and DMP was 79.8% and 86.5%, respectively and in FSGS was 59.1%. Chronic renal failure was found more often in FSGS (20.4%). Risk of developing renal failure with FSGS compared with DMP was 4.7 times and FSGS compared with MC risk was 8.7 times greater. Conclusions. Similar rates of remission and better renal survival were found compared with the literature Key words: steroid-resistant nephrotic syndrome, children, outcome. Vol. 69, Septiembre-Octubre 2012 411 María Alejandra Aguilar Kitsu, Claudia del Carmen Zepeda Martínez, María del Pilar Ibarra Cazares, Juana Lorena Sánchez Barbosa, Ramiro Alejandro Luna Sánchez, María Leticia Mendoza Guevara, Karina Diaz de León, José Manuel Ubillo INTRODUCCIÓN El síndrome nefrótico idiopático en niños es una de las enfermedades glomerulares más frecuentes en la etapa pediátrica. La respuesta a esteroides, hasta este momento, es el mejor factor pronóstico en esta enfermedad. Menos de 3% de los pacientes con síndrome nefrótico corticosensible evolucionan a insuficiencia renal crónica en comparación con 50% de los que son resistentes a los esteroides o corticorresistentes.1 En general, síndrome nefrótico corticorresistente se define como la falta de remisión después de 4 semanas de prednisona a 60 mg/m2/día. Sin embargo, la Sociedad de Nefrólogos de Francia agrega “seguido de tres bolos de metilprednisolona”. Aproximadamente 10% de los niños con síndrome nefrótico son corticorresistentes.2 El objetivo del tratamiento es lograr la remisión del síndrome nefrótico y disminuir la progresión del daño renal. Con este fin se han intentado diferentes esquemas. En el reporte de Cattran y colaboradores se consideró a la ciclosporina como tratamiento de primera elección en niños.3 Otros fármacos que se han utilizado incluyen bolos de metilprednisolona,4 ciclofosfamida5 y mofetil micofenolato.6 Desde 1997, en el Hospital de Pediatría del Centro Médico Nacional Siglo XXI (HP CMNSXXI), se estableció la clínica de síndrome nefrótico, y se lleva un mismo protocolo de manejo. El objetivo de este estudio fue reportar la respuesta al tratamiento y el pronóstico con este esquema en estos pacientes. MÉTODOS Se realizó un estudio retrospectivo, longitudinal, donde se revisaron todos los casos de síndrome nefrótico idiopático que fueron evaluados en el servicio de Nefrología del HP CMNSXX, desde 1997 hasta marzo del 2012. Durante este periodo, los pacientes han sido evaluados en la clínica de síndrome nefrótico por el mismo grupo de nefrólogos pediatras. En cada consulta se evalúa la función renal (con niveles séricos de creatinina) y la actividad del síndrome nefrótico (con albúmina, colesterol, trigilcéridos séricos y proteinuria). Los pacientes se dan de alta después de dos años de remisión completa o al cumplir 17 años de edad. Aquellos pacientes que persisten con proteinuria o deterioro de la función renal continúan en seguimiento por nefrología en la consulta de prediálisis. En caso de que el primer episodio de síndrome nefrótico haya sido después de los 8 años de edad, se realiza biopsia renal. Si es de cambios mínimos (CM), se administra esquema de prednisona. Si es proliferación mesangial difusa (PMD) o glomeruloesclerosis (GEFS) se inicia el tratamiento como corticorresistente. Se realiza biopsia renal a los pacientes corticorresistentes. El esquema de tratamiento habitual en el síndrome nefrótico corticorresistente es el siguiente (Figura 1): Sindrome nefrótico corticorresistente Función renal normal Deterioro de la funcion renal Ciclosporina 2 a 5 mg/kg/día Ciclosporinoresistencia Ciclofosfamida 500 a 750 mg/m2/dosis mensuales (6 a 12 bolos) Falta de respuesta al tratamiento Mofetil micofenolato 600 a 1200 mg/m2/día Servicio de Nefrología Unida Médica de Alta Especialidad Hospital de Pediatría Centro Médico Nacional Siglo XXI, Instituto Mexicano del Seguro Social. México D.F., México Nota: independientemente del esquema de tratamiento, si el paciente inicia con actividad (proteinuria > 40 mg/h/m2), se administra prednisona a 1 mg/kg/día. Si en la evaluación al mes sigue activo, se administra metilprednisolona 10 mg/kg/día por tres días. Si al mes continúa activo pero la proteinuria disminuyó, se administra otro esquema de metilprednisolona. En caso de recaída se sigue este mismo criterio. Fecha de recepción: 05-06-12 Fecha de aceptación: 05-09-12 Figura 1. Esquema de tratamiento del síndrome nefrótico corticorresistente. 412 Bol Med Hosp Infant Mex Síndrome nefrótico corticorresistente: 15 años de experiencia en el Hospital de Pediatría, Centro Médico Nacional Siglo XXI • Como tratamiento inicial se administra ciclosporina a 2 a 5 mg/kg/día, dividido en dos tomas al día. Si el paciente presenta deterioro de la función renal, se inicia con ciclofosfamida. • En caso de falta de respuesta a la ciclosporina (ciclosporinorresistencia) después de 6 meses de tratamiento, o bien, elevación de la creatinina durante el tratamiento con ciclosporina, se inician bolos de ciclofosfamida de 500 a 750 mg/m2/dosis divididos en dos días. Los bolos se administran cada mes, y la duración puede ser de 6 a 12 meses, de acuerdo con el momento en el que logran la remisión. • En caso de persistir activo a los seis meses de tratamiento con ciclofosfamida, se considera como falta de respuesta y se cambia a mofetil micofenolato a dosis de 600 a 1,200 mg/m2/día. • Independientemente del esquema, al iniciar cualquier tratamiento para inducir remisión se agrega predisona a 1 mg/kg/día. Sin embargo, si la proteinuria inicial es mayor de 100 mg/h/m2, se administran bolos de metilprednisolona a 10 mg/kg/día por 3 días. A las 4 semanas se inicia la reducción paulatina de la prednisona. • En el caso de recaída, se reinicia prednisona a 1 mg/ kg/día; de no remitir, se administran 3 bolos de metilprednisolona a 10 mg/kg/día. De persistir aún en rango nefrótico tras dos meses, a pesar del tratamiento con metilprednisolona, se valora el cambio de tratamiento de ciclosporina a ciclofosfamida o de ciclofosfamida a mofetil micofenolato. Definiciones. Se consideró como síndrome nefrótico corticorresistente cuando se cumplió con alguna de estas condiciones: los pacientes que recibieron un esquema de esteroides por lo menos 4 semanas a 60 mg/m2/día y persistieron con proteinuria mayor a 40 mg/h/m2 o los pacientes en quienes se realizó biopsia renal por tener más de 8 años de edad al momento de la presentación del síndrome nefrótico, y cuyo resultado histopatológico fue proliferación mesangial difusa o glomeruloesclerosis focal y segmentaria. Se definió como remisión completa la presencia de proteinuria menor a 4 mg/h/m2 y albúmina sérica mayor a 3.5 g/dL. Se consideró remisión parcial con proteinuria de entre 4 y < 40 mg/h/m2 o hipoalbuminemia entre 2.5 y 3.5 g/dL. Se consideró síndrome nefrótico activo cuando existió proteinuria mayor a 40 mg/h/m2 en el momento de la evaluación. Vol. 69, Septiembre-Octubre 2012 El deterioro de la función renal se consideró cuando se presentaron concentraciones de creatinina mayores a 1.5 mg/dL en tres determinaciones consecutivas. La enfermedad renal crónica estadio 5 se definió como la filtración glomerular medida por depuración de creatinina menor a 15 mL/min/1.73m2 o al entrar a tratamiento dialítico. Se definió como superviviencia renal el porcentaje de pacientes que no tuvieron deterioro de la función renal o que no ingresaron a terapia dialítica. Análisis estadístico. Se utilizó estadística descriptiva (frecuencias y porcentajes). Se dividió al grupo total de pacientes con síndrome nefrótico corticorresistente de acuerdo con el tipo de tratamiento recibido y por imagen histológica inicial. Para la comparación por grupo de tratamiento se utilizaron los grupos principales: solo ciclosporina, solo ciclofosfamida y la combinación de ciclofosfamida y ciclosporina. Para la comparación de grupos se utilizó ANOVA de un factor para las variables cuantitativas y Kruskal-Wallis para la comparación de porcentajes. En el análisis de supervivencia, se utilizó la prueba de Kaplan-Meier tomando para la supervivencia renal como eventos censurados, los pacientes que al final del estudio tenían deterioro de la función renal o habían ingresado a diálisis peritoneal o hemodiálisis. El riesgo se cuantificó como razón de momios y se reportó con intervalo de confianza al 95%. RESULTADOS Durante el periodo estudiado, se revisaron los expedientes de 268 pacientes con síndrome nefrótico idiopático. De estos, 156 se consideraron como corticorresistentes (58.2%); de estos, 66.7% fue de sexo masculino. La edad media al diagnóstico fue de 5.9 ± 4.2 años. La mayoría se sometió a biopsia renal percutánea (n = 151). El reporte de histopatología correspondió a cambios mínimos en 33 pacientes (21.9 %), a proliferación mesangial difusa en 74 (49%) y a glomeruloesclerosis focal y segmentaria en 44 (29.1%) (Cuadro 1). Los cinco pacientes en los que no se realizó biopsia renal fue por tratamiento con anticoagulantes, o bien, por presentar alguna complicación, como pancreatitis. El 59% de los pacientes recibió solo ciclosporina y 17.3% únicamente ciclofosfamida. Veintiséis pacientes recibieron ambos esquemas y seis recibieron secuencial- 413 María Alejandra Aguilar Kitsu, Claudia del Carmen Zepeda Martínez, María del Pilar Ibarra Cazares, Juana Lorena Sánchez Barbosa, Ramiro Alejandro Luna Sánchez, María Leticia Mendoza Guevara, Karina Diaz de León, José Manuel Ubillo Cuadro 1. Frecuencia histopatológica de la biopsia renal percutánea en niños con síndrome nefrótico corticorresistente Imagen histopatológica Cambios mínimos Proliferación mesangial difusa Glomeruloesclerosis focal y segmentaria Total N % 33 74 44 151 21.9 49 29.1 100 mente ciclosporina, ciclofosfamida y mofetil micofenolato. Cinco pacientes recibieron mofetil micofenolato solo o en combinación con ciclosporina, porque no fueron tratados inicialmente en esta unidad hospitalaria (Cuadro 2). El promedio de seguimiento fue de 4.9 años, con un mínimo de 3 meses y máximo de 14 años 10 meses. Veinte pacientes se siguieron por más de 10 años. Cuadro 2. Esquemas de tratamiento en niños con síndrome nefrótico corticorresistente Tipo de tratamiento Ciclosporina Ciclofosfamida Mofetil micofenolato Ciclosporina-ciclofosfamida Ciclosporina-mofetil micofenolato Ciclosporina-ciclofosfamida-mofetil micofenolato Total N % 92 27 1 26 4 6 156 59.0 17.3 0.6 16.7 2.6 3.8 100 Respuesta al tratamiento Al momento de la última consulta 69.2% de los pacientes logró la remisión completa, 9% la remisión parcial (14) y 10.9% el síndrome nefrótico activo. Cinco pacientes presentaron deterioro de la función renal (3.2%), nueve requirieron terapia sustitutiva renal (5.8%) y tres fallecieron por infecciones (1.9%), sin que hubiera daño renal (Cuadro 3). La supervivencia renal a 5 años fue de 92.9% y a 10 años de 80.4%. De acuerdo con el tratamiento, la supervivencia renal fue similar en los tres grupos comparados sin diferencias estadísticamente significativas (Cuadro 4). Comparación por imagen histológica Al comparar la edad al momento del diagnóstico de acuerdo con la imagen histológica no hubo diferencia estadísticamente significativa (p = 0.672). Tomando en cuenta el tipo histológico, en relación con la edad se presentaron 414 Cuadro 3. Respuesta al tratamiento de niños con síndrome nefrótico corticorresistente Respuesta al tratamiento Remisión total Remisión parcial Activo Deterioro de la función renal Terapia de sustitución renal Defunción Total N % 108 14 17 5 9 3 156 69.2 9.0 10.9 3.2 5.8 1.9 100 Cuadro 4. Sobrevivencia renal global y de acuerdo con el tratamiento en niños con síndrome nefrótico corticorresistente Sobrevivencia N Media en meses (IC 95%) 5 años n 10 años n Global 156 150.1 (137.8-162.4) 92.9% 55 87.4% 15 Ciclosporina 92 149.5 (133.2-165.8) 90.0%* 32 75%* 9 Ciclofosfamida 27 114.2 (95.0-133.5) 89.5%* 9 78.3%* 1 Ciclosporina- 26 144.6 ciclofosfamida (125.5-163.7) 90.9%* 15 80.3%* 5 *Prueba de Mantel-Cox, p = 0.811. los siguientes resultados: con cambios mínimos, 5.4 ± 4.8 años; con proliferación mesangial difusa, 5.8 ± 3.9 años; y con glomeruloesclerosis focal y segmentaria, 6.3 ± 4.4 años. La remisión, tanto total como parcial, fue similar entre los pacientes con cambios mínimos (79.8%) y los que tuvieron proliferación mesangial difusa (86.5%). Sin embargo, el porcentaje de pacientes en remisión fue menor en los pacientes con glomeruloesclerosis focal y segmentaria, con 59.1% (p = 0.019). Al comparar el deterioro de la función renal y el ingreso a terapia sustitutiva renal, se observó que ambos fueron más frecuentes en los pacientes con glomeruloesclerosis focal y segmentaria (20.4%), en comparación con los de cambios mínimos (3%) y proliferación mesangial difusa (5.5%) (Cuadro 5). Esto resultó estadísticamente significativo (p = 0.004). Cuando se analizó el riesgo de desarrollar insuficiencia renal de acuerdo con la imagen Bol Med Hosp Infant Mex Síndrome nefrótico corticorresistente: 15 años de experiencia en el Hospital de Pediatría, Centro Médico Nacional Siglo XXI Cuadro 5. Respuesta al tratamiento y evolución de niños con síndrome nefrótico corticorresistente de acuerdo con la imagen histológica Cambios mínimos Proliferación mesangial difusa Glomeruloesclerosis focal y segmentaria N=33 N=74 N= 44 Remisión Activo Deterioro de la función renal Ingreso a terapia sustitutiva Defunción Total N=151 n (%) n (%) n (%) n (%) 27 (79.8) 5 (15.2) 1 (3) 0 0 64 (86.6) 5 (6.8) 1 (1.4) 3 (4.1) 1 (1.4) 26 (59.1) 7 (15.9) 3 (6.8) 6 (13.6) 2 (4.5) 117 (77.5) 17 (11.3) 5 (3.3) 9 (5.9) 3 (2.0) histológica inicial, se determinó que los pacientes con glomeruloesclerosis focal y segmentaria presentan mayor riesgo, que los de proliferación mesangial (OR 4.7; IC95% 1.35-16.39, p = 0.014); lo mismo los pacientes con glomeruloesclerosis focal y segmentaria al compararse con los de cambios mínimos (OR 8.72; IC 1.045-72.27, p = 0.036) (Cuadro 6). Cuadro 6. Riesgo de pérdida de la función renal y desarrollo de insuficiencia renal en niños con síndrome nefrótico corticorresistente de acuerdo con la imagen histológica Imagen histológica OR Cambios mínimos vs. proliferación 0.18 mesangial difusa IC 95% p 0.199-17.2 1.000 Glomeruloesclerosis focal y segmen- 4.70 1.35-16.39 0.014 taria vs. proliferación mesangial difusa Glomeruloesclerosis focal y segmen- 8.72 1.045-72.27 0.036 taria vs. cambios mínimos La sobrevivencia renal global a los 5 y 10 años, de acuerdo con la imagen histológica, se muestra en el Cuadro 7. La sobrevivencia renal a 5 años fue de 100% en los pacientes con cambios mínimos, de 92.4% en los que presentaron proliferación mesangial difusa y de 80.5% para los de glomeruloesclerosis focal y segmentaria. A 10 años fue de 100%, 89.7% y 44%, respectivamente; esta diferencia resultó estadísticamente significativa (p = 0.001). DISCUSIÓN El esquema de tratamiento para el síndrome nefrótico corticorresistente en niños que se aplica en el Hospital de Pediatría del Centro Médico Nacional Siglo XXI desde hace 15 años parece ser adecuado. Solo 10.9% de los Vol. 69, Septiembre-Octubre 2012 Cuadro 7. Supervivencia renal de acuerdo con la imagen histológica inicial en niños con síndrome nefrótico corticorresistente Imagen histológica N Cambios mínimos 33 Media en meses (IC 95%) 5 años n 139.5 100% 9 (136.0-143.0) Proliferación mesan- 74 164.5 92.4* 36 gial difusa (153.2-175.8) Glomeruloesclerosis 44 116.5 80.5%* 25 focal y segmentaria (89.8-143.4) 10 años n 100% 4 89.7* 12 44%* 3 *Prueba de Mantel y Cox, p = 0.001 pacientes han presentado deterioro de la función renal, inicio de tratamiento sustitutivo renal o defunción. A 10 años, la supervivencia renal es de 87.4%. El tratamiento del síndrome nefrótico corticorresistente que se ha reportado con mayor frecuencia es la ciclosporina. Hay estudios que reportan una remisión hasta el 85% de los casos a un año de tratamiento.7 En este estudio, la primera línea de tratamiento se realizó con ciclosporina, siempre que no haya deterioro de la función renal. Nuestro porcentaje de remisión en 92 pacientes con este medicamento es de 90%, similar al que se reporta en la literatura. Los puntos controversiales con este tratamiento están relacionados con el tiempo de administración y la nefrotoxicidad. Se ha observado que, si el tiempo de administración es corto, puede haber recaída. La mayoría de los estudios reportados refieren un tiempo de administración máximo de dos años. En este hospital, el tiempo mínimo es de 3 años y se continúa el tratamiento hasta lograr un año de remisión sin recaídas. Solamente se suspende en caso de que presente recaídas frecuentes o haya datos de nefrotoxicidad. En los pacientes descritos en este estudio, el promedio de administración de ciclosporina fue de 41.7 ± 34.4 meses. Por esta razón, en cada consulta se 415 María Alejandra Aguilar Kitsu, Claudia del Carmen Zepeda Martínez, María del Pilar Ibarra Cazares, Juana Lorena Sánchez Barbosa, Ramiro Alejandro Luna Sánchez, María Leticia Mendoza Guevara, Karina Diaz de León, José Manuel Ubillo revisan los datos de nefrotoxicidad, principalmente elevación de azoados; si se presentan, entonces se suspende este tratamiento. En esta serie solamente se presentó un caso con datos de nefrotoxicidad en 43 biopsias de control a 2 años de administración. La sobrevida renal fue de 90% a 5 años y de 75% a 10 años en este grupo tratado con ciclosporina. Si bien se observa una disminución importante de la sobrevida renal actuarial a 10 años, esta es una proyección que depende del número de pacientes que se encuentren en ese momento del seguimiento. Este grupo tiene un seguimiento menor porque la mayoría de los pacientes son dados de alta por remisión y antes de 10 años de seguimiento. Por ello, solo se tienen los datos del 10% de la población inicial. La ciclofosfamida ha sido otro medicamento que se ha utilizado en este grupo de pacientes. En el estudio del International Study for Kidney Diseases in Children (ISKDC)8 no se reportó mejor respuesta con ciclofosfamida en pacientes corticorresistentes. Sin embargo, en este estudio, la ciclofosfamida se administró por vía oral, mientras que en nuestro centro se administra en bolos intravenosos mensuales. En este estudio, la respuesta con ciclofosfamida es muy similar a la del grupo de ciclosporina, a pesar de que el estado inicial entre estos grupos no es el mismo. El grupo con ciclofosfamida tiene peor pronóstico ya que, inicialmente, presenta deterioro de la función renal, aunque la respuesta final es similar, lo que consideramos favorable para los pacientes. El grupo que no respondió inicialmente a ciclosporina pero posteriormente remitió con ciclofosfamida tuvo, a largo plazo, una respuesta similar a aquellos que respondieron solo con ciclosporina. Al parecer, si los pacientes remiten, aunque sea en el segundo esquema, el pronóstico a largo plazo es similar a cuando responden inicialmente con ciclosporina. En términos generales, el pronóstico de la función renal en los pacientes con síndrome nefrótico corticorresistente es malo. Se ha reportado que de 30 a 50% de los pacientes desarrolla insuficiencia renal en 10 años.8 En 1990, el Grupo de Nefrólogos Pediatras de Habla Francesa con sus esquemas de tratamiento reportaron sobrevida renal en 62 casos de 65% a 5 años y de 50% a 10 años.1 En contraste, aquí reportamos que la sobrevida renal en 156 pacientes con el esquema de tratamiento mencionado fue de 92.9% a 5 años y de 87.4% a 10 años, lo que indica un pronóstico mucho más favorable. 416 Por otro lado, aún cuando la respuesta a esteroides se considera que es un factor pronóstico más importante que la imagen histológica, en este estudio se observó que tener el diagnóstico histopatológico de glomeruloesclerosis focal y segmentaria en la biopsia inicial tiene 4.7 veces mayor riesgo de desarrollar insuficiencia renal que si se trata de una proliferación mesangial difusa; con el diagnóstico de cambios mínimos el riesgo es 8.72 veces mayor. La sobrevida renal en el grupo de glomeruloesclerosis focal y segmentaria a 10 años fue de 44%, similar a la reportada por Ingulli y Tejani, quienes reportaron 50%.9 Por lo anterior, se considera que en el grupo de pacientes con síndrome nefrótico corticorresistente con una imagen histológica inicial de glomeruloesclerosis focal y segmentaria tienen mal pronóstico, tanto por presentar menor respuesta al tratamiento como porque un mayor porcentaje de pacientes evolucionarán a insuficiencia renal crónica. En conclusión, el tratamiento inicial del síndrome nefrótico corticorresistente con ciclosporina en niños es adecuado y similar a lo reportado en la literatura. El uso de ciclofosfamida en pacientes con deterioro de la función renal, o bien, con falta de respuesta a ciclosporina logra una remisión y supervivencia renal similar a la que se observa con ciclosporina. La imagen histológica de la biopsia renal sigue siendo un factor pronóstico para el desarrollo de insuficiencia renal en este grupo de pacientes. Autor de correspondencia: María Alejandra Aguilar Kitsu Correo electrónico: aleagkit@prodigy.net.mx REFERENCIAS 1. 2. 3. 4. Niaudet P. Steroid-resistant idiopathic nephrotic syndrome in children. En: Avner ED, Harmon WE, Niaudet P, eds. Pediatric Nephrology. Philadelphia: Lippincott Wiliams and Wilkins; 2004. pp. 557-574. Niaudet P. Treatment of childhood steroid-resistant idiopathic nephrosis with combination of cyclosporine and prednisone. French Society of Pediatric Nephrology. J Pediatr 1994;125:981-986. Cattran DC, Alexopoulos E, Heering P, Hoyer PF, Johnston A, Meyrier A, et al. Cyclosporin in idiopathic glomerular disease associated with the nephrotic syndrome: workshop recommendations. Kidney Int 2007;72:1429-1447. Mendoza SA, Reznik VM, Griswold WR, Krensky AM, Yorgin PD, Tune BM. 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Carta dirigida al Dr. Gonzalo Gutiérrez Trujillo, Editor del Boletín Médico del Hospital Infantil de México, Departamento de Ediciones Médicas, firmada por el autor de correspondencia, donde se incluya lo siguiente: a) Se solicite la evaluación del artículo para su eventual publicación. b) Se declare que el trabajo no ha sido publicado, ni aceptado para publicación ni sometido a otra revista simultáneamente. c) Se indique el tipo de trabajo y área a la que pertenece. d) Se afirme que han revisado estas instrucciones antes de enviarlo. e) Se manifieste, por parte de los autores, si hubo o no conflicto de intereses. En el caso de que exista conflicto de intereses, los autores deberán declarar el interés o compromiso financiero o económico que posean. f) Deben detallarse todas las fuentes de financiación externa. g) Se declare que cada uno de los autores ha cumplido con los requisitos de autoría y ha revisado y aprobado el trabajo. Sin la carta donde se señalen todos estos puntos no se iniciará el proceso editorial. 2. Los trabajos deben escribirse con procesador de textos Word a doble espacio en todo su contenido (incluyendo página inicial, resúmenes, texto, referencias, cuadros y pies de figuras) con márgenes de 2.5 cm por cada lado. Las páginas deben numerarse consecutivamente, comenzando con la página inicial en la esquina inferior derecha. 3. La página inicial debe incluir lo siguiente: a) Título del trabajo en español e inglés. b) Tipo de trabajo: artículo original, artículo de revisión, caso clínico, etcétera. c) Nombre o nombres de los autores en el orden en que deberán figurar en la publicación. d) Lugar de adscripción de cada uno de los autores. e) Nombre, dirección electrónica, dirección postal y teléfono del autor de correspondencia, que es con el único que los editores tendrán comunicación sobre el proceso de revisión del trabajo. 4. La segunda página contendrá el resumen, que es la parte más leída del artículo. Es muy importante que este sea claro, conciso, y que contenga la información relevante del artículo. En el caso de los Artículos Originales y los Casos Clínicos debe ser un resumen estructurado con las siguientes secciones: Introducción, Métodos, Resultados y Conclusiones o Introducción, Caso Clínico y Conclusiones. Los Artículos de Revisión y el Tema Pediátrico debe incluir un resumen simple. El resumen no debe rebasar las 200 palabras y debe incluir los aspectos relevantes de cada una de las secciones principales del cuerpo del manuscrito. Al final del resumen, deben incluirse 3 a 6 palabras clave basadas en el MeSH (consultar la página electrónica www.nlm.nih.gov/mesh/MBrowser.htm). 5. La tercera página debe contener el abstract y las key words con las mismas características que el resumen en español. 6. El manuscrito debe incluir las siguientes secciones: 1) Artículos originales: Introducción, Métodos, Resultados, Discusión y Referencias. 2) Casos clínicos: Introducción, Caso clínico, Discusión y Referencias. 3) Casos clínico-patológicos: Caso clínico, Discusión y Referencias. 7. Las referencias bibliográficas deben numerarse consecutivamente a doble espacio en hojas separadas, según el orden de aparición en el texto, con números arábigos. Las referencias deben ajustarse a las normas adoptadas por la U.S. National Library of Medicine. Los títulos de las revistas deben abreviarse de acuerdo con el catálogo publicado por la National Library of Medicine en su base de datos. A continuación se dan ejemplos del formato de las referencias: • Klimo P, Rao G, Brockmeyer D. Congenital ano- • • • • malies of the cervical spine. Neurosurg Clin North Am 2007;18:463-478. (REVISTAS) Cuando en una referencia haya seis autores o menos, deberán anotarse los nombres de todos, pero si son siete o más se indicarán solamente los seis primeros seguidos de et al. Bell RM. Holy Anorexia. Chicago: University of Chicago Press; 1985. (LIBRO COMPLETO) Hudson JI, Hudson RA, Pope HG. Psychiatric comorbidity and eating disorders. En: Wonderlich S, Mitchell J, eds. Eating Disorders Review. Part 1. Oxford: Radcliffe Publishing; 2005. pp 43-58. (CAPÍTULO O SECCIÓN DE UN LIBRO) McKusick VA. Klippel Feil syndrome. Online mendelian inheritance in man. Disponible en: http://www.ncbi.nlm.nih.gov/entrez/dispomim. cgi?id=148900. (CONSULTA EN INTERNET) 8. Los cuadros de datos tabulados, que contengan exclusivamente texto, deben elaborarse SOLAMENTE con la aplicación “Tabla” del procesador de textos Word. Los esquemas y diagramas SOLAMENTE en Power Point. Las gráficas de pastel, barras, dispersión, etcétera, con Excel. Deben presentarse en hojas separadas, ser autoexplicativos y numerarse de acuerdo con el orden de aparición en el texto, con números arábigos. Debe indicarse un título breve para cada uno. Al pie de los cuadros se deben explicar las abreviaturas, así como las notas o leyendas; para estas últimas deben utilizarse letras en orden alfabético y formato superíndice. TODOS los cuadros, esquemas, diagramas y leyendas de cuadros y gráficas deben ser editables, no copiados y pegados de fuentes externas. 9. Las fotografías, esquemas e ilustraciones deben presentarse cada una en hojas separadas en formato editable, ser autoexplicativas y numerarse de acuerdo con el orden de aparición en el texto, con números arábigos. Si las fotografías enviadas corresponden a pacientes, debe asegurarse el anonimato de los mismos; en caso contrario, debe incluirse una constancia del permiso escrito del paciente o sus familiares para publicar fotografías. Si se utilizan ilustraciones de otros autores, publicadas o inéditas, debe adjuntarse el permiso de reproducción correspondiente. Las leyendas o pies de figuras deben anotarse en una hoja por separado, en forma consecutiva, indicando el número de la figura correspondiente. Las imágenes digitales deben ser legibles e impresas con una resolución no inferior a los 300 dpi y extensión jpg (jpeg) o bmp. 10. Consideraciones éticas. En relación con los posibles conflictos de interés, el derecho de los pacientes a la privacidad y confidencialidad, así como los derechos de los humanos y de los animales como sujetos de experimentación, el Boletín Médico del Hospital Infantil de México se adhiere a los “Requisitos uniformes para preparar los manuscritos que se presentan a las revistas biomédicas: redacción y edición de publicaciones biomédicas” en la versión más reciente publicada por el International Committee of Medical Journal Editors en su página http://www.icmje.org. Se solicitará copia del consentimiento informado en el caso de estudios y casos clínicos, así como la aprobación del Comité de Bioética de la institución correspondiente en el caso de estudios clínicos y experimentales. 11. Proceso de revisión. La primera revisión la realiza el Editor, para definir si el artículo corresponde a la línea editorial y cumple con los requisitos señalados en estas instrucciones. La segunda revisión la realizan dos árbitros independientes en su calidad de revisores pares. La identidad de autores y revisores es confidencial. Al aceptar un artículo para su publicación, se solicita una carta firmada por todos los autores del artículo cediendo los derechos editoriales al Boletín Médico del Hospital Infantil de México. Si el autor desea volver a imprimir material ya publicado en el Boletín Médico del Hospital Infantil de México, requiere de la autorización previa, por escrito, del editor del mismo. 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