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Ver sumario Abordajes quirúrgicos al tronco encefálico Parte I: anatomía de superficie del tronco encefálico Trabajo Original Fernando Martínez (1,2), Carlos Aboal (3), Saúl Wajskopf (4),Víctor Soria (5), Eduardo Wilson (6 1 Residente, Servicio de Neurocirugía del Htal. de Clínicas. 2 Asistente, Departamento de Anatomía, Facultad de Medicina. 3 Ex Profesor Adjunto, Servicio de Neurocirugía, Htal. de Clínicas. 4 Profesor Director, Servicio de Neurocirugía, Htal. de Clínicas. 5 Profesor Director, Dpto. de Anatomía, Facultad de Medicina. 6 Ex Profesor Director, Servicio de Neurocirugía, Htal. de Clínicas. Servicio de Neurocirugía, Inst. de Neurología "Dr. Americo Ricaldoni", piso 2 del Hospital de Clínicas. Avda. Italia s/n esquina Las Heras, Montevideo, Uruguay. Resumen El tronco encefálico se ubica en la fosa posterior, en íntima relación con el cerebelo e importantes estructuras vasculares. Contiene en su interior tractos de sustancia blanca que vinculan entre sí cerebro, tronco encefálico, médula espinal y cerebelo. Contiene en su interior los núcleos de origen de los 10 últimos pares craneanos y núcleos que regulan funciones, como la mirada lateral, la deglución o incluso el ciclo sueño-vigilia. Puede ser afectado por diversos tipos de patologías, como tumores, malformaciones vasculares, procesos infecciosos, inflamatorios o desmielinizantes. El presente es el primer artículo de cuatro, destinados a analizar los abordajes quirúrgicos mas frecuentes al tronco encefálico. En esta primera parte se describen aquí los principales aspectos de la anatomía de superficie del tronco cerebral. Introduccion Hasta hace algunos años el tronco cerebral se consideró desde el punto de vista quirúrgico como un sitio inaccesible o accesible con riesgos funcionales y vitales inaceptables (1,2). Por ejemplo, sobre los gliomas de tronco, Matson planteaba en 1969 que "...la localización de estos tumores en sí misma evita la posibilidad de tratamiento quirúrgico" (3). El progreso de la técnica microquirúrgica (introducción del microscópio quirúrgico, refinamiento en el conocimiento microanatómico, uso de aspirador ultrasónico), el desarrollo de la neuroanestesia, las mejoras en el conocimiento y monitoreo neurofisiológico y los avances en neurointensivismo, permiten en la actualidad abordar varios tipos de lesiones del tronco encefálico con riesgos aceptables (4-13). El espectro de patologías que pueden afectar al tronco encefálico es muy amplio: tumores infiltrantes con o sin componente exofítico, tumores no infiltrantes, lesiones vasculares (angiomas cavernosos, malformaciones arteriovenosas, angiomas venosos), hematomas espontáneos, lesiones inflamatorias, desmielinizantes o infecciosas (abscesos, tuberculomas) (3,4,12,13,15). Algunas de estas lesiones son abordables, y para ello, se pueden utilizar al menos dos tipos de procedimientos quirúrgicos: cirugía a cielo abierto y cirugía estereotáxica. El tipo de abordaje depende de la ubicación y extensión de la lesión a tratar. En el siguiente artículo nos referiremos a los principales abordajes utilizados en cirugía del tronco encefálico (TE). Se hará previamente un repaso de los aspectos más importantes de la anatomía quirúrgica del TE, por lo que el trabajo se presentará en cuatro partes: 1) anatomía de superficie, 2) configuración interna, 3) anatomía cisternal y vascular y 4) abordajes quirúrgicos al TE. Consideraciones generales y anatomía de superficie El tronco encefálico (TE) representa cerca de la cincuentava parte del peso y masa del encéfalo (6). Sin embargo, contiene vías de pasaje ascendentes, descendentes y transversales que vinculan entre sí cerebro, tronco encefálico, médula espinal y cerebelo, que lo convierten en un centro vital. Contiene en su interior los núcleos de origen de los 10 últimos pares craneanos y núcleos suprasegmentarios que le son propios y regulan complejas funciones, como la mirada lateral, la deglución, motilidad voluntaria y el ciclo sueño-vigilia (15-19). Para trasmitir esta discrepancia entre su masa anatómica y su jerarquía funcional, Morcos (2) define al TE como un David de la estructura y un Goliat de las funciones. Por ello, cualquier lesión expansiva puede tener consecuencias funcionales devastadoras o mortales a corto plazo. El tronco encefálico se sitúa en la fosa posterior, por delante del cerebelo que lo cubre, y por detrás del clivus. Hacia arriba, se insinúa a través del foramen de Pacchioni en el piso supratentorial del cráneo, hacia abajo se proyecta a través del foramen magno, excediendo entonces, los límites de la fosa posterior. Su límite superior se ubica en una línea que une la comisura blanca posterior con los cuerpos mamilares, y lo separa del diencéfalo. Su límite inferior se sitúa en una línea que cruza por el sector medio del arco anterior del atlas, a la altura del primer nervio cervical y lo separa de la médula espinal. La forma general del tronco encefálico es la de un cono invertido, su menor diámetro se ubica en el sector bulbar (10 a 12 mm) en tanto el mayor corresponde a la protuberancia y mesencéfalo (aproximadamente 40 mm). Dos surcos horizontales (pontomesencefálico y bulbopontino) separan al TE en tres sectores de arriba hacia abajo: mesencéfalo, protuberancia y bulbo raquídeo. A su vez, tres surcos separan a cada porción del TE del cerebelo: los surcos cerebelo-mesencefálico, cerebelo-pontino y cerebelo-bulbar (20). 1. Mesencéfalo (Pedunculus cerebri, PNA) Su límite superior ya fue mencionado, el inferior corresponde al surco ponto-mesencefálico. El mesencéfalo puede ser dividido en tres porciones, desde el punto de vista anatomoquirúrgico y funcional (Figura 1) (4,15,17,19,21,22). Hacia delante se distinguen los pedúnculos cerebrales (cruz cerebri), hacia atrás la placa cuadrigeminal o tecto (tectum), en el sector intermedio se ubica la calota (tegmentum). Algunos autores denominan pedúnculos cerebrales al conjunto de estructuras que quedan por delante de la placa cuadrigeminal (21-23). Aquí se usará la división del mesencéfalo en tres porciones. Los pedúnculos cerebrales son dos cordones que divergen entre sí y limitan la fosa interpeduncular, donde se ubica el espacio perforado posterior (Figuras 2 y 3). Al mismo le quedan arriba los tubérculos mamilares y abajo la protuberancia. En este espacio penetran los ramos perforantes del tronco basilar y de las arterias cerebrales posteriores que nutren: mesencéfalo, sector rostral de la protuberancia y sector caudal del tálamo (2). En la fosa interpeduncular se encuentra el origen aparente del III par craneano y en su piso, el foramen ciego superior. La cara lateral del mesencéfalo presenta el surco lateral, que separa el pedúnculo cerebral de la calota. Dicho surco termina hacia arriba a nivel de los cuerpos geniculados posteriores y el pulvinar. Hacia atrás, deja una superficie triangular denominada trígono lemniscal, limitado adelante por el pedúnculo, atrás y arriba por la placa cuadrigeminal y abajo por el IV par. En esta área se topografía la cinta de Reill media (1,9). La cara posterior o tecto mesencefálico está formada por la placa cuadrigeminal, con los tubérculos cuadrigéminos superiores e inferiores. Los superiores se vinculan con los cuerpos geniculados externos por el brazo conjuntival superior y actúan como centros reflejos visuales. Los inferiores se vinculan con los cuerpos geniculados internos por los brazos conjuntivales inferiores y son centros reflejos auditivos. Los tubérculos derechos e izquierdos están separados por un surco vertical del cual se origina la válvula de Vieussens; a ambos lados de la misma nace el IV par craneano. En profundidad, a la altura de los tubérculos superiores e inferiores se topografían los núcleos del III y IV par respectivamente. El mesencéfalo y la protuberancia, junto con la cara mesial del lóbulo temporal y el borde libre de la tienda del cerebelo limitan un espacio denominado incisura tentorial (20). Dicho espacio pone en comunicación los pisos supra e infratentoriales de la cavidad craneana y tiene forma triangular con base en el dorso selar y vértice en la región pineal. De forma esquemática, la incisura tentorial presenta tres sectores (20): espacios incisurales anterior, medio y posterior (EIA, EIM, EIP). El espacio incisural anterior se ubica por delante de mesencéfalo y protuberancia, por detrás del dorso selar y el sector superior del clivus y por dentro del uncus del hipocampo. Comunica hacia abajo con el espacio situado entre la protuberancia y el clivus (cisterna prepontina), hacia arriba y adelante se continúa con el área subcallosa y hacia atrás con el espacio incisural medio. Hacia arriba y a los lados se abre en la porción inicial de la cisura de Silvio. En el EIA se ubican las cisternas interpeduncular y quiasmática. El EIM es estrecho, hacia adentro se ubican la cara lateral del mesencéfalo y la parte lateral alta de la protuberancia. Hacia fuera se encuentra la región temporomesial y el borde libre de la tienda del cerebelo. Este espacio corresponde a la porción lateral de la clásica hendidura de Bichat y en el se ubican las cisternas crural y porción lateral de la ambiens. En el EIM, la relación entre el borde libre de la tienda del cerebelo y el mesencéfalo puede ser muy estrecha, para Saeki (24) la distancia entre estas dos estructuras es entre 0 y 4 mm. El EIP corresponde a la región pineal. Su pared anterior la forman la placa cuadrigeminal y la glándula pineal, el techo está constituido por el rodete del cuerpo calloso. Hacia los lados quedan los pulvinares del tálamo, pilares posteriores del fórnix y el istmo de la quinta circunvolución temporal; en el piso se sitúan el cúlmen cerebeloso y los lóbulos cuadriláteros. En esta área se ubica la cisterna cuadrigeminal y se corresponde con la porción posterior de la hendidura de Bichat. 2. Protuberancia Es el sector más voluminoso del tronco encefálico, responde a los 2/3 superiores de la gotera basilar del occipital. Su cara anterior es convexa y en la línea media presenta el surco basilar, donde se ubica el tronco basilar. Dicho surco separa a ambos lados de la línea media los rodetes piramidales, donde pueden distinguirse fibras descendentes piramidales y transversales pontocerebelosas (1,21,25-27). En la línea media, a nivel del surco bulbopontino se sitúa el foramen ciego inferior. En el sector medio de esta cara, en el límite entre protuberancia y pedúnculo cerebeloso medio, se origina el V par craneano por dos raíces: sensitiva, muy voluminosa y la motora, más pequeña. Este punto se toma como límite entre la protuberancia y el pedúnculo cerebeloso medio. La cara posterior de la protuberancia forma el sector superior del piso del IV ventrículo. En este sector se observan los pedúnculos cerebelosos medios y superiores, separados entre sí por el surco interpeduncular. 3. Bulbo raquídeo Presenta en su cara anterior un surco medio que separa a cada lado de la línea media las pirámides bulbares (Figura 4). Hacia abajo este surco se continúa con el surco medio anterior de la médula y es poco visible en la transición bulbo medular por el entrecruzamiento de las fibras del haz piramidal, que abarca unos 5 a 7 mm de longitud y se sitúa frente a la parte media del arco anterior de C1 (15). Por fuera de las pirámides se ubican las olivas bulbares limitadas adelante y atrás por los surcos pre y retroolivar; hacia arriba le queda la fosita supraolivar. En el surco preolivar se origina el XII par craneano, detrás del surco retroolivar se ubica el surco posterolateral, donde emergen los pares craneanos IX, X y XI. En el surco bulbopontino, por arriba de las pirámides se origina el VI par; los pares VII y VIII (paquete acústico facial) lo hacen a nivel de la fosita supraolivar. En la confluencia entre bulbo, protuberancia y cara anterior del hemisferio cerebeloso se forma el ángulo ponto cerebeloso (ABP), adelante y afuera del receso lateral del IV ventrículo. En él se ubica el origen de los pares VI, VII y VIII, los orificios de Luschka y los plexos coroideos del IV ventrículo. Por arriba de los plexos se ubican el paquete acústicofacial y la arteria cerebelosa media (AICA por su abreviación en inglés), adelante se sitúan los nervios mixtos (IX, X y XI) en relación con la arteria cerebelosa inferior (PICA), hacia abajo queda la raíz espinal del XI. El conocimiento de estas relaciones es fundamental en el abordaje quirúrgico de esta región. La cara posterior del bulbo tiene dos porciones: superior que forma el tercio inferior del piso del IV ventrículo e inferior donde se ubican el surco medio posterior y a ambos lados de la línea media los tubérculos gracilis y cuneatus, separados por el surco intermedio posterior. En profundidad los tubérculos gracilis y cuneatus se corresponden con los núcleos de Goll y Burdach, hacia arriba el tubérculo gracilis se continúa con el cuerpo restiforme y el pedúnculo cerebeloso inferior. Entre ambos cuerpos restiformes se ubica la lámina obturatriz del cuarto ventrículo 4. Cuarto ventrículo La cara posterior de protuberancia predominantemente y bulbo forma el piso del IV ventrículo. Este tiene forma de carpa, con un piso en el tronco y un techo a dos aguas que mira la cara anterior del cerebelo. a) Techo: presenta dos vertientes. La vertiente superior está formada en la línea media por el velo medular superior (válvula de Vieussens) que se relaciona con la língula del vermis cerebeloso. Lateralmente se ubica el pedúnculo cerebeloso superior (PCS). La vertiente inferior presenta en su sector rostral el velo medular inferior, en su sector caudal la tela coroidea. b) Piso: tiene forma romboidal con un vértice superior en el acueducto de Silvio y otro inferior en el óbex. Este queda rostral con respecto al foramen de Magendie y hacia abajo se continúa con el epéndimo medular. A los lados se ubican los recesos laterales y los foramenes de Luschka. Estos últimos frecuentemente están cerrados por epéndimo, por lo tanto la única comunicación constante del V4 es el foramen de Magendie que lo vincula a la cisterna magna. La porción protuberancial del IV ventrículo ocupa los 2/3 superiores. Un surco medio lo separa en dos mitades en tanto otro surco lateral (surco limitante) separa dos porciones: la eminencia media donde se ubica la eminencia teres o colículo facial y un sector lateral o área vestibular. En profundidad, a nivel del colículo facial se ubica el núcleo del VI par y la rodilla del facial (que corresponde al trayecto intra-axial del mismo). En el área vestibular se encuentran los núcleos del VIII par. En el sector más alto del surco limitante se ubica el locus coeruleus. A nivel bulbar, se ubican en el sector superior las estrías acústicas, de dirección horizontal. Hacia abajo se distinguen 3 zonas de adentro hacia fuera: ala blanca interna, ala gris y ala blanca externa. En profundidad se topografían respectivamente los núcleos del XII, X y VIII. Por debajo del PCI, arriba de la membrana tectoria y detrás de los plexos coroideos se ubica el receso lateral del V4. El conocimiento de estos reperes del piso del cuarto ventrículo es fundamental al planificar el abordaje de lesiones intrínsecas del tronco cerebral por vía posterior. Strauss y cols. (10,11) definen dos corredores quirúrgicos: supra e infracolicular. Ambos usan como referencia la eminencia teres o colículo facial, teniendo a esta estructura como límite. Estos autores encuentran mediante técnicas de estimulación neurofisiológica, que el área de respuesta muscular de colículo facial abarca unos 6-7 mm de altura. Ubican el núcleo del hipogloso a unos 15 mm por arriba del óbex. Teniendo en cuenta estos reperes, observan que entre el borde superior del colículo facial y el núcleo de IV par, hay 13.8 mm de extensión a través de los cuales se puede hacer una incisión con morbilidad aceptable. Por debajo del colículo, el área segura es de 9.2 mm hasta el núcleo del hipogloso. Estos autores recomiendan usar siempre el monitoreo electrofisiológico, dado que la presencia de un tumor o hematoma modifica las relaciones de los núcleos de los pares craneanos con respecto al piso del IV. 5. Ángulo pontocerebeloso Esta compleja región se sitúa en la cara anterolateral del tronco, mas precisamente en el espacio angular formado por ambos labios del surco cerebelo- pontino. Sus paredes neurales están formadas por la cara anterolateral de la protuberancia y el pedúnculo cerebeloso medio, y la cara anterior o petrosa del cerebelo. En esta región o en intima relación con ella se ubican los pares craneanos del IV al XI, las tres arterias cerebelosas y los plexos coroideos del IV ventrículo. De forma muy esquemática, las arterias cerebelosas y los pares craneanos se reúnen para formar "complejos neurovasculares", que se detallarán en la tercer parte de este trabajo. Se describen tres complejos neurovasculares, asociados a cada una de las arterias cerebelosas: 1) Complejo superior: se compone por la arteria cerebelosa superior y el trigémino; de forma mas amplia se pueden incluir los pares craneanos III y IV. 2) Complejo medio: lo forman la arteria cerebelosa media y el paquete acústico-facial. Se incluye también al VI par. 3) Complejo inferior: compuesto por la arteria cerebelosa inferior y los pares craneanos mixtos (IX al XI). También se incluye al XII par. Como se explicará mas adelante, este concepto de los complejos neurovasculares responde bien a hechos anatómicos objetivos y además explica los síndromes de compresión neurovascular de la fosa posterior (neurálgia del trigémino, espasmo hemifacial y neurálgia del glosofaringeo). Bibliografia 1. Guy G, Jan M, Guégan Y et al.: Anatomie chirurgicale du tronc cérébral. Neurochirurgie 1989; 35(Suppl 1):5-11. 2. Morcos JJ, Haines SJ. History of brain stem surgery. 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