Download UNIDAD 14 (97792)
Document related concepts
Transcript
UNIDAD 14.- EL MUNDO CAPITALISTA 1. LA EVOLUCIÓN DEL CAPITALISMO CONTEMPORÁNEO 1.1. EL PERIODO DE EXPANSIÓN: 1950-1973 En 1950 comenzó un prolongado periodo de fuerte crecimiento económico en el mundo capitalista. Esta etapa de expansión, favorecida por la tarea de reconstrucción de Europa tras la Segunda Guerra Mundial, fue liderada por Estados Unidos y se fundamentó en los acuerdos de Bretton Woods y en el Plan Marshall. En los acuerdos de Bretton Woods (1944) se intentó responder a los problemas financieros de reconstrucción tras la guerra y se determinaron las reglas del futuro desarrollo económico: Se acordó hacer del dólar la moneda principal para los intercambios comerciales. Se aceptó la paridad fija entre el dólar y el oro, convirtiéndose la moneda norteamericana en la única convertible en oro. Se crearon organismos internacionales encargados de garantizar y controlar la estabilidad económica mundial: el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM). Los acuerdos de Bretton Woods favorecieron la eliminación de las barreras arancelarias y las prácticas librecambistas. Esta política se confirmó en el Acuerdo General sobre Tarifas Aduaneras y Comercio (GATT) de 1947. La economía europea se encontraba en una situación crítica en 1948. Se necesitaban medidas rápidas para paliar una situación peligrosa económica y socialmente, y estas medidas se adoptaron con el Plan Marshall. El Plan Marshall fue un programa de ayuda económica llevado a cabo por Estados Unidos y dirigido a la reconstrucción de Europa occidental. Para organizar las ayudas se creó la Organización Económica de Cooperación Europea (OECE). Esta inyección de capital permitió a los estados europeos comprar lo necesario para su reconstrucción (maquinaria, materias primas, etc.) y a los Estados Unidos dar salida a sus excedentes industriales y agrarios y mantener el ritmo productivo de sus empresas. A partir de 1950 se inició un periodo de fuerte crecimiento hasta 1973. Sus características fueron las siguientes: En primer lugar, la aplicación al sistema productivo de numerosos avances tecnológicos que hicieron aumentar enormemente la productividad del trabajo. Estas innovaciones se centraron en los sectores electrónico, químico, aeronáutico y energético. Otra característica fue la expansión del comercio internacional gracias a la reducción de los aranceles a los países extranjeros. En tercer lugar, se produjo el crecimiento de la población empleada. La creciente demanda de trabajadores en los países europeos más desarrollados produjo la inmigración de trabajadores del sur al norte y centro de Europa, y la incorporación de la mujer al mundo laboral. También tuvo lugar un importante aumento de la demanda de productos debido al incremento del número de trabajadores y a las mejoras salariales. Esto implicó además una mejora en las condiciones de vida de la gente lo que favoreció la estabilidad social. Esta expansión económica no afectó a todos los países por igual. Estados Unidos, Europa occidental y Japón mejoraron considerablemente sus datos económicos y aumentaron la riqueza de sus ciudadanos. Por su parte, los países descolonizados tuvieron dificultades en incorporarse al crecimiento económico. De este grupo, los más favorecidos fueron los productores de petróleo, mientras que los países exportadores de productos de menos valor no tuvieron éxito en su intento de mejora. 1.2. LA CRISIS ECONÓMICA DE 1973-1990 Desde principios de los años setenta se manifestaron síntomas de que el crecimiento estaba tocando a su fin. Estos síntomas aparecieron primero en el sistema monetario internacional y tuvieron mucha relación con la situación de la economía estadounidense. Tres rasgos indicaron este cambio en el crecimiento: La balanza por cuenta corriente1 estadounidense empezó a padecer un déficit considerable. La disminución de las reservas de oro estadounidense. El desfase dólar-oro provocó una pérdida de valor del dólar y un aumento de la inflación. El problema se agravó de tal manera que el presidente Richard Nixon se vio obligado a decretar la no convertibilidad del dólar en oro en agosto de 1973, lo que ponía fin al sistema creado en Bretton Woods. El segundo factor que provocó la crisis fue el aumento en 1973 del precio del petróleo, que desde principios de la década de los setenta había aumentado debido a la política de los países de la OPEP. Pero la subida más importante se produjo después de la guerra árabe-israelí del Yom-Kippur, en octubre de 1973. Pues los países árabes utilizaron el petróleo como arma de presión frente a Estados Unidos y los gobiernos occidentales. La brusca subida del precio del petróleo influyó en las economías de numerosos países incrementando el déficit en sus balanzas comerciales, provocando un aumento de la inflación y el crecimiento del paro. En este proceso se vieron involucradas las economías de los países industrializados y las de los países subdesarrollados. Estos últimos tuvieron que hacer frente a un coste más elevado de la energía y además a una reducción en la demanda de materias primas, lo que aumentó su endeudamiento. En 1979 se produjo una segunda crisis del petróleo, motivada por la revolución islámica en Irán y por la posterior guerra entre Irán e Irak, dos países productores de petróleo. Este conflicto elevó los precios de los productos petrolíferos complicando la situación económica internacional. La mayoría de los países tomaron medidas contra la inflación elevando los tipos de interés del dinero para reducir la demanda. Pero lo que se redujo fue el comercio internacional. La consecuencia principal fue el aumento del paro en todos los países y la crisis acabó convertida en una depresión económica de larga duración. Las consecuencias de esta crisis fueron importantes: El sistema monetario perdió su estabilidad y sufrió continuas fluctuaciones. La pérdida masiva de puestos de trabajo hizo que los países se vieran obligados a convivir con elevadas tasas de paro. Las economías de los países desarrollados iniciaron un proceso de terciarización y de reconversión de los sectores industriales tradicionales (siderurgia, textil,…). Para solucionar los problemas económicos la mayor parte de los países optaron por reducir sus medidas de protección social (estado del bienestar) e implantar políticas de tipo neoliberal que se caracterizaron por la libertad de mercado y la disminución de la presencia del Estado en la economía. Este tipo de propuestas recibieron el nombre de neoliberalismo. Los más destacados representantes de esta opción económica fueron los gobiernos de Margaret Thatcher en Reino Unido y Ronald Reagan en Estados Unidos. 2. ESTADOS UNIDOS 2.1. LA EVOLUCIÓN ECONÓMICA DE ESTADOS UNIDOS La Segunda Guerra Mundial constituyó para Estados Unidos una buena coyuntura económica. Aumentó su PIB y disminuyó el paro, además de librarse de los daños que provocó este conflicto en territorio europeo. Finalizada la guerra el presidente Truman inició un programa de construcción de obras públicas, tratando así de ocupar a la población destinada al combate que volvía a su país. Fue una política económica muy parecida al New Deal de Roosevelt. Hasta la crisis de 1973, la economía estadounidense continuó creciendo, pero con unos ritmos inferiores a los de países como Francia, Alemania o Japón. Las causas de esta expansión estaban en el continuo aumento de la Balanza por cuenta corriente: contabilidad que reúne los intercambios de productos, los intercambios de bienes y servicios, y las transferencias de un país con el resto del mundo. 1 productividad y en el crecimiento de la renta, lo que permitió el aumento del consumo interno. Una parte importante de este éxito económico se debió al esfuerzo en innovación técnica y científica. En los años sesenta, la política económica de los demócratas se orientó al aumento del crecimiento y de la mejora de la protección social de los trabajadores. Este fue un periodo de gran expansión, llegando a tasas de crecimiento anual próximas al 7%. Pero a principios de los años setenta comenzaron los problemas. El aumento de las importaciones deterioraba la balanza comercial, y el déficit público se disparó por los gastos militares provocados por la guerra de Vietnam. Ello, unido a algunos problemas financieros, llevó al presidente Richard Nixon a devaluar el dólar. Así, la subida del petróleo de 1973 contribuyó a agravar la crisis. El presidente republicano Ronald Reagan (1981-1988) mejoró la economía. Pero su política neoliberal de reducción de impuestos y de incremento del presupuesto militar, agravó el déficit público. Además se redujeron las ayudas a la población más necesitada, lo que contribuyó a agudizar las diferencias en la sociedad. La situación económica mejoró notablemente durante la presidencia de Bill Clinton (1993-2001). 2.2. LOS PROBLEMAS SOCIALES La opulenta sociedad estadounidense sufrió varios conflictos. Uno de ellos fue consecuencia de asumir el anticomunismo como una seña ideológica de identidad, llegando a ser vulnerados en ocasiones los derechos de sus ciudadanos. Uno de estos momentos fue la denominada caza de brujas protagonizada por el senador McCarthy en 1950, que desató una campaña contra cualquier persona sospechosas de ser comunista. Sus acusaciones incidieron sobre todo en personas que formaban parte del mundo de la cultura (actores y directores de cine), que en algunos casos se vieron obligados a abandonar el país. Este proceso desapareció a partir de 1952. Otro gran problema de la sociedad estadounidense fue el de la desigualdad racial. Históricamente la minoría negra había estado marginada, situación que se mantenía vigente en los estados del sur. La toma de conciencia de la población negra sobre su situación favoreció la aparición de un movimiento de lucha por la igualdad civil. Uno de sus principales líderes fue Martin Luther King, que fue asesinado en 1968. La igualdad de derechos entre blancos y negros no llegó a alcanzarse hasta ya iniciados los años setenta. El tercer problema de la sociedad norteamericana era la desigualdad social. Las diferencias entre la población eran evidentes: un número elevado de personas carecía de asistencia médica, de prestaciones sociales, de desempleo o jubilación. En muchas ocasiones las desigualdades sociales unidas a la discriminación racial han dado lugar a revueltas urbanas y problemas de orden público. La década de los sesenta fue también la de las protestas juveniles, identificadas con el movimiento hippy. De gran relevancia fue también la fuerza que adquirieron los movimientos de liberación de la mujer, con la creación en 1966 de la Organización nacional para la Mujeres, en Estados Unidos. 2.3. POLÍTICA EXTERIOR Y LIDERAZGO MUNDIAL Estados Unidos logró liderar fácilmente el bloque occidental una vez concluida la Segunda Guerra Mundial. La potencia de su economía y su sólida moneda le permitieron mantenerse en esta posición: Su industria fue favorecida por el abandono del proteccionismo, con la aprobación del GATT en 1947. Su economía se caracterizó por un alto nivel de inversión en investigación, y tuvo como consecuencia un proceso continuo de innovación y renovación industrial. Su dominio fue muy alto en sectores económicos como la electrónica, industria aeroespacial, biogenética o la informática. Además se formaron grandes empresas multinacionales norteamericanas que se extendieron por todo el planeta, con influencia en la política internacional de Estados Unidos. El segundo factor que explica el liderazgo de Estados Unidos fue su actuación durante la guerra fría. El enfrentamiento que se produjo con la URSS favoreció a Estados Unidos, pues impidió la aparición de poderes alternativos al norteamericano dentro del bloque occidental. Estados Unidos abandonó su tradicional política aislacionista y emprendió una política claramente intervencionista a nivel mundial. La presidencia de Eisenhower (1953-1960), del partido republicano, representó un cierto cambio en la política exterior. Frenó el crecimiento de los presupuestos militares, pero amplió la influencia norteamericana en Asia y Oriente Próximo mediante la realización de alianzas regionales. Paralelamente se produjo una intervención en los gobiernos de estas zonas mediante los servicios secretos y el espionaje. Durante los mandatos de Kennedy y Johnson (1961-1968) se mantuvo el intervencionismo estadounidense. Junto a los medios militares se empleó también la ayuda económica, especialmente en Latinoamérica. En Asia el conflicto de Vietnam supuso un avance más en la intervención militar, lo que condujo también a un mayor crecimiento de la industria armamentística. Con el demócrata Nixon (1969-1974) se produjo el repliegue estratégico estadounidense, consecuencia de la derrota en la guerra de Vietnam. Pero no cesó el apoyo a las dictaduras latinoamericanas, como fue el caso de Pinochet en Chile, o diversos gobiernos en Argentina. El demócrata Carter (1977-1980) profundizó en la política de la distensión y retiró el apoyo a las dictaduras latinoamericanas. La llegada a la presidencia de Ronald Reagan (1981-1988) significó un giro importante en la política exterior. Las posturas favorables a la distensión desaparecieron y se inició un rearme que perseguía la recuperación de la hegemonía estadounidense en el mundo. A pesar de ello su segundo mandato estuvo marcado por el deshielo con la URSS de Gorbachov. En 1992, el demócrata Bill Clinton subió al poder. En política interior fracasó en las medidas sociales que propuso (ampliación de la asistencia sanitaria a la población), pero logró éxitos en el ámbito político, como en la reducción del déficit público y en el apoyo decidido al librecambismo. En política exterior intentó mantener el liderazgo mundial de Estados Unidos: Fomentó el proceso de diálogo palestino-israelí. Ordenó ataques puntuales contra el terrorismo islámico, que había atacado varias embajadas norteamericanas. Intervino militarmente en las guerras de Yugoslavia para imponer el alto el fuego, y colaboró de forma activa para solucionar el conflicto de Irlanda del Norte. La política de Estados Unidos va a cambiar significativamente con la llegada de George Bush (hijo) al poder, especialmente tras los atentados terroristas de 11 de septiembre de 2001. PRESIDENTES DE ESTADOS UNIDOS (1945-2008) DEMÓCRATAS REPUBLICANOS Harry Truman (1945-1952) Dwight D. Eisenhower (1953-1960) J.F. Kennedy (1961-1963) Richard Nixon (1969-1974) Lyndon B. Johnson (1964-1968) Gerald Ford (1974-1976) Jimmy Carter (1977-1980) Ronald Reagan (1981-1988) Bill Clinton (1993-2000) George Bush (padre) (1989-1992) George Bush (hijo) (2001-2008) 3. LA EVOLUCIÓN DE EUROPA OCCIDENTAL 3.1. EL PROCESO DE UNIDAD EUROPEA Cuando acabó la Segunda Guerra Mundial, parecía imposible que los países europeos consiguieran unirse y formar una organización común como la actual Unión Europea. La construcción de la Unión Europea se afrontó desde el principio con dos objetivos claros: No repetir los errores cometidos tras la Primera Guerra Mundial, y Hacer posible un acuerdo económico entre los países de Europa occidental Los primeros pasos se iniciaron con la creación de la Organización Económica de Cooperación Europea (OECE) en 1948, para favorecer el comercio y la cooperación económica entre los Estados miembros, y la creación del Consejo de Europa, en 1949, para fomentar la cooperación política y la defensa de los derechos humanos. Pero el verdadero embrión de la actual Unión Europea surgió en 1951 con la creación de la Comunidad Europea del Carbón y del Acero (CECA), formada por seis países: Francia, Alemania, Italia, Bélgica, Países Bajos y Luxemburgo. Esta organización pretendía coordinar la producción siderúrgica de los países miembros, a propuesta de Robert Schuman. Y con la intención de que la unión económica abriera paso a la unión política. La idea se materializó en 1957con la firma del Tratado de Roma por los seis países anteriores. Nacía así la Comunidad Económica Europea (CEE). El objetivo fundamental era crear un mercado común, donde los países miembros pudiesen intercambiar productos sin necesidad de aranceles y donde los ciudadanos y capitales pudieran trasladarse libremente. El Tratado de Roma creó también las instituciones comunitarias: la Comisión Europea, el Consejo de Ministros, el Consejo Europeo, la Asamblea Europea y el Tribunal de Justicia. Paralelamente a la CEE se había creado en 1960 otra asociación económica, la Asociación Europea del Libre Comercio (EFTA), impulsada por el Reino Unido y contraria a los proyectos europeístas, a la que se adhirieron Suiza, Noruega, Dinamarca, Suecia, Austria y Portugal. Su objetivo fundamental era crear una zona de libre comercio entre sus integrantes. Con el tiempo el Reino Unido solicitó su ingreso en la CEE, que se produjo en 1973, junto a Irlanda y Dinamarca. El proceso de ampliación continuó en los años siguientes: en 1981 entró Grecia, en 1986 España y Portugal, y en 1995 Austria, Suecia y Finlandia, configurándose así la Europa de los Quince. En 1986 se aprobó el Acta Única Europea, que creó un espacio económico y social común. En 1992 se firma el Tratado de Maastricht o Tratado de la Unión, texto fundamental para alcanzar la unidad económica y la unidad política. Se sentaron las bases de una política exterior y de seguridad común, así como el inicio de la ciudadanía europea. Significó la fundación de Unión Europea (UE). El paso siguiente fue el establecimiento de la unidad monetaria y la creación de una moneda única, el euro, que fue adoptada por nueve países en 2002. Más difícil ha sido lograr el proyecto de unidad política, todavía en proceso. En los últimos años, la UE se ha ampliado hacia la Europa del este. En 2004, se adhirieron diez nuevos miembros: Chipre, Estonia, Hungría, Polonia, República Checa, Eslovenia, Letonia, Lituania, Malta y Eslovenia. En 2007, se incorporaron Rumanía y Bulgaria. Y en 2013, Croacia. 3.2. EL ESTADO DE BIENESTAR La evolución económica y social europea desde la década de los años cincuenta ha estado vinculada a la creación del Estado de bienestar, denominando así al modelo en el cual el Estado garantiza a todos sus ciudadanos el derecho a percibir algunos servicios fundamentales: sanidad, educación obligatoria, prestaciones por desempleo, pensiones, etc. Este nuevo papel del Estado se basó en la teoría económica de Keynes y transformó el modelo capitalista caracterizándolo por un elevado gasto público. Tenía como consecuencia una importante intervención del Estado en la economía, manteniendo la propiedad privada y la economía de mercado, pero creando numerosas empresas públicas. Estas destinaban su actividad fundamentalmente a los sectores estratégicos para la economía del país: electricidad, hidrocarburos, transportes, etc. Este modelo económico implicaba también políticas de redistribución de la riqueza, que era posible mediante una política fiscal que hacía pagar más al que más tenía, primando los impuestos directos sobre los indirectos. De este modo se consiguió un aumento de la recaudación por parte del Estado, lo que permitió la puesta en marcha de los servicios que garantizaba el Estado de bienestar, y la Seguridad Social, que cubría la asistencia sanitaria, situaciones de invalidez o paro y la jubilación. Este tipo de capitalismo, de inspiración keynesiana, logró un éxito destacable durante las décadas de 1950 y 1960. Creó unas sociedades de clases medias que se caracterizaron por su estabilidad política y social. Esto fortaleció los sistemas democráticos y evitó posibles tentativas de revoluciones comunistas en Europa occidental. Este modelo de Estado de bienestar funcionó bien hasta principios de los años setenta, debido principalmente al desarrollo económico que permitió un fuerte crecimiento del empleo y favoreció las buenas condiciones de vida de la sociedad en general. Pero como consecuencia de la crisis energética de 1973 se disparó la inflación y aumentó el desempleo. A esto se sumó la aplicación de las nuevas tecnologías al proceso productivo, que contribuyó al incremento del desempleo. Todo esto vino acompañado de un aumento del gasto público, por la necesidad de prestar más ayudas a la población. En resumen, estas nuevas condiciones condujeron a la crisis del modelo de Estado de bienestar. A partir de entonces se cambió la tendencia en economía y se empezaron a aplicar políticas neoliberales. Estas políticas se caracterizaban por una menor intervención del Estado en la economía y por una menor regulación. Se inició un proceso de privatización de empresas públicas, para mejorar su competitividad, y la reducción de las políticas de protección social, para disminuir el gasto público y el déficit. El mayor exponente de estas políticas en Europa fue el gobierno de Margaret Thatcher en Reino Unido, en los años ochenta. Independientemente de los logros sociales y económicos conseguidos en Europa occidental, en los años sesenta surgieron algunos movimientos sociales que cuestionaron el Estado de bienestar. Se trató de movimientos contraculturales y estudiantiles de tendencias pacíficas o revolucionarias que se englobaron bajo el calificativo de hippies. El descontento estalló en Francia en mayo de 1968, momento en que los estudiantes universitarios se lanzaron a la calle e iniciaron una serie de protestas y manifestaciones a las que más adelante se sumó el mundo obrero. El conflicto acabó finalmente debido a la intervención del gobierno en el control del orden público y por diversas concesiones que se hicieron a los trabajadores. 4. LA EVOLUCIÓN EN ASIA DEL CAPITALISMO 4.1. EL CRECIMIENTO JAPONÉS El periodo de expansión (1950-1990) En 1945 Japón había sido vencido y ocupado por las tropas estadounidenses que impusieron duras condiciones políticas y económicas: una constitución que optaba por la monarquía parlamentaria, la desarticulación de los zaibatsus2, la supresión del ejército, etc. El control estadounidense fue muy férreo y la vida japonesa estaba dirigida por las tropas de ocupación. Pero la Guerra de Corea (1950-1953) cambió radicalmente esta situación. La amenaza de resurgimiento del imperialismo japonés quedó en segundo plano ante el peligro inminente de la expansión comunista. Por razones geoestratégicas, el papel de Japón iba a ser fundamental. Rápidamente Japón se incorporó a la órbita occidental. El Tratado de San Francisco (1951) iba a poner fin a la ocupación militar estadounidense. La necesidad de abastecimiento norteamericano por el conflicto de Corea hizo resurgir la economía japonesa. La ayuda financiera y técnica estadounidense y los bajos niveles salariales permitieron acumular grandes beneficios a las empresas. Japón renovó y modernizó sus infraestructuras industriales, llegando a recuperar su economía los niveles alcanzados en 1940. Entre 1955 y 1973 se produjo el llamado milagro japonés. Se convirtió en tercera potencia económica mundial en 1970, tras Estados Unidos y la Unión Soviética. Las causas de este crecimiento económico hay que buscarlas en los siguientes factores: La creación de una fuerte industria manufacturera de gran productividad, que realizaba productos de alta calidad. La existencia de una mano de obra muy preparada que establecía relaciones de lealtad con su empresa y ofrecía bajos niveles de conflictividad laboral. La renovación del equipamiento industrial y la fuerte inversión en Investigación y Desarrollo (I+D). La cooperación entre el Estado y el sector privado. La flexibilidad de la estructura empresarial japonesa: por una parte surgieron grandes holdings, pero se mantenían pequeñas empresas muy rentables y productivas. La crisis de 1973 provocó una disminución del crecimiento económico japonés. A partir de los años setenta la economía japonesa se ha ido especializando en bienes de consumo de alta tecnología, como informática, robótica, productos electrónicos, etc., pero sin descuidar sectores más tradicionales como el automovilístico o el naval. La economía japonesa ha estado orientada hacia el exterior. Las grandes empresas japonesas han ido conquistando el comercio mundial debido a la calidad de sus productos y sus precios competitivos. Estas relaciones comerciales se complementaron con fuertes inversiones en el exterior, mediante la compra de participaciones en empresas extranjeras. El principal receptor de los capitales japoneses ha sido Estados Unidos, seguido por los países europeos. El mercado interno ha ido creciendo en volumen, tanto por el crecimiento demográfico como por el aumento del poder adquisitivo de la población. Los inicios de la recesión económica A partir de los años noventa la economía japonesa comenzó a registrar una fuerte desaceleración. Las causas de este proceso residen en tres factores: La disminución de las exportaciones por el aumento del proteccionismo estadounidense. La caída del consumo interior. La crisis financiera, que llevó a la quiebra de bastantes bancos. Las consecuencias han sido un largo estancamiento económico y una fuerte deflación, procesos ambos que se prolongaron hasta principios del siglo XXI. Además Japón ha mostrado en su modelo económico y social ciertas debilidades: La calidad de vida de la población ha ido empeorando gradualmente. La población japonesa ha tendido a concentrarse en grandes megalópolis en la costa sur del Pacífico. Zaibatsus: Grandes corporaciones industriales de origen familiar que formaron verdaderos oligopolios y dominaron la economía japonesa hasta la Segunda Guerra Mundial. 2 La degradación del medio ambiente es cada vez mayor. La disminución de la natalidad ha provocado un envejecimiento de la población. La competitividad de su mano de obra ha sido superada por la de otros países asiáticos de reciente industrialización. 4.2. LOS LLAMADOS DRAGONES ASIÁTICOS La coyuntura económica expansiva económica de los años sesenta facilitó que algunos países de Asia emprendiesen un modelo de crecimiento basado en la exportación de bienes manufacturados. El éxito de esta estrategia se basó en que la mano de obra era muy barata, lo que permitía reducir los costes de producción, y por tanto, el precio final de los productos era inferior al de las manufacturas de los países desarrollados. El desarrollo económico en estos países siguió el siguiente proceso: Japón instaló industrias en los países vecinos para reducir los costes de producción. En los años sesenta comenzó el vertiginoso crecimiento en cuatro territorios: Taiwán, Corea del Sur, Singapur y Hong Kong, los llamados “dragones asiáticos”. A finales de los setenta y ochenta se incorporaron Malaysia, Thailandia, Indonesia y China Como consecuencia de la implantación del nuevo modelo económico, todos estos países mostraron un alto crecimiento de su Producto Interior Bruto, de su producción y de sus exportaciones. En el caso de los dragones asiáticos su rápido crecimiento se debió a la interrelación de una serie de causas: El papel del Estado: los gobiernos eliminaron las leyes que obstaculizaban las inversiones extranjeras y proporcionaron asesoramiento y ayudas directas a las multinacionales que se instalasen allí. La existencia de una fuerza laboral cualificada y con salarios muy bajos. Eran países con una estructura social relativamente igualitaria. Estos países incorporaron sus economías en los circuitos financieros y comerciales internacionales, tanto para atraer capitales como para lograr mercados. La mayor parte de sus exportaciones se dirigieron a países desarrollados. Además se especializaron en sectores de bienes de consumo de tecnología media o alta (informática, electrónica, automovilística, etc.). Aparte de estas causas existen otros tres rasgos específicos de este modelo de crecimiento: Se trataba de Estados bastante cohesionados socialmente. Fue importante el papel de Estados Unidos en el desarrollo económico de estos países. Su situación geoestratégica les hizo merecedores de una considerable ayuda estadounidense, en el marco del contexto de la guerra fría. Además su crecimiento económico se produjo bajo regímenes políticos más o menos autoritarios, en los que las libertades y los derechos civiles estaban recortados. La situación de estos países asiáticos empezó a cambiar en los años noventa. Los efectos sociales de la industrialización acabaron con la cohesión social. Al mismo tiempo se gestó una crisis financiera de gran importancia. Su origen se hallaba en las repercusiones de la crisis de Japón, en el endeudamiento de los Estados y en la vinculación de sus monedas con el dólar norteamericano. Sus consecuencias fueron el aumento de la inflación y la devaluación de sus monedas, numerosos bancos quebraron y apareció el déficit en sus balanzas comerciales. 5. LOS PROBLEMAS DE AMÉRICA LATINA La historia latinoamericana se ha caracterizado por sus dificultades para salir del subdesarrollo económico y por la debilidad de sus instituciones democráticas. 5.1. INDUSTRIALIZACIÓN Y DEMOCRACIAS FALLIDAS Desde los años treinta los países latinoamericanos aplicaron una política económica basada en la industrialización sustitutiva de las importaciones. Es decir, favorecer el desarrollo de una industria propia para evitar importar manufacturas de los países desarrollados. Estas políticas se centraron en poner aranceles a los productos importados y en subvencionar a las industrias nacionales. En los años cincuenta la industria europea se recuperó de los efectos de la Segunda Guerra Mundial. Para evitar la entrada de los productos occidentales, los gobiernos latinoamericanos aumentaron sus medidas proteccionistas, lo que tuvo efectos negativos: Las empresas vendían sus productos a precios muy elevados, lo que aumentó la inflación e impidió el desarrollo de un mercado interno Las ayudas que el Estado concedía a las empresas aumentaron el déficit público y perjudicaron la competitividad. Los productos industriales latinoamericanos apenas se exportaban, pues eran caros y de baja calidad. Una de las consecuencias de esta situación económica fue la acentuación de la fuerte dualidad social, aumentaron las diferencias entre una minoría enriquecida y una mayoría en situación de empobrecimiento. El bloque constituido por las oligarquías latifundistas y los sectores industriales protegidos por el Estado se constituyó como grupo dominante en la mayor parte de los países, mientras que los obreros, las clases medias y los campesinos eran marginados del poder. La grave situación económica y social propició la aparición de movimientos políticos de carácter revolucionario, así como la proliferación de golpes de Estado y dictaduras. Los populismos fueron también característicos de América Latina. Se trataba de movimientos políticos organizados en torno a un líder visto como un “salvador”, que pretendían llevar a cabo ciertas reformas que acallaran el descontento social, pero sin cambiar realmente las estructuras socioeconómicas. Aparecieron experiencias populistas en varios países: Paz Estensoro en Bolivia (1952-1956), Getulio Vargas en Brasil (1951-1954), Juan Domingo Perón en Argentina (1946-1955). 5.2. LA ESPIRAL DE LA CRISIS La crisis de 1973 tuvo consecuencias muy graves para Latinoamérica. El alza de precios de los combustibles empeoró el endeudamiento, porque elevó el precio de las importaciones. Surgió entonces la necesidad de realizar reformas, pero la oposición de las oligarquías lo impidió. Otro factor negativo fue la fuerte inflación que obligaba a elevados tipos de interés, lo que dificultaba la inversión. A esto se le sumó en la década de 1980 la subida del valor del dólar. La consecuencia fue el imparable crecimiento de la deuda externa y el empobrecimiento de la población. La mala situación económica se sumó a una creciente inestabilidad política. En muchos países subieron al poder gobiernos de izquierdas que prometían reformar las estructuras sociales, para acabar con el poder de las oligarquías y frenar la intromisión de Estados Unidos. Los sectores conservadores de la población vieron en estos movimientos un serio peligro revolucionario, mientras que Estados Unidos temía un aumento de la influencia soviética en la zona. Por todo ello proliferaron los golpes de Estado y las dictaduras militares, muchas de ellas apoyadas por Estados Unidos, durante la década de 1970: Chile, Argentina, Uruguay y Paraguay. En muchos casos la respuesta de los movimientos de izquierda fue la creación de grupos guerrilleros. Muchos desembocaron en mero terrorismo con conexiones con el narcotráfico y dieron lugar a auténticas guerras civiles encubiertas. Fue el caso de Sendero Luminoso en Perú (1970-1992) y las FARC en Colombia (desde 1950 hasta la actualidad). En Nicaragua, un movimiento revolucionario, el Frente Sandinista, alcanzó el poder y lo ocupó entre 1979 y 1990. A partir de los años ochenta se inició un paulatino proceso de desaparición de las dictaduras e instauración de la democracia, que se consolidó con el fin de la guerra fría, ya en la década de los noventa.