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A VANCES enTraumatología, Cirugía Ortopédica Rehabilitación, Medicina Preventiva y Deportiva VOLUMEN 37 FASCÍCULO 2 2007 Vol. 37, nº 2 A VANCES en Traumatología, Cirugía Ortopédica, Rehabilitación, Medicina Preventiva y Deportiva Fundador Dr. Juan Ballester Peris † Coordinador de la revista Dr. Lluis Roger Berenguer PUBLICACIONES NACIONALES TÉCNICAS Y EXTRANJERAS, S.A. puntex@puntex.es Edición Sant Cugat www.puntex.es Director Dr. Miquel Ferrán Olivé Asesoría Científica Oficina Central: Padilla, 323 08025 BARCELONA (España) Tel.: 934 462 820 Fax: 934 462 064 Comité de Redacción Delegación: López de Hoyos, 168 1ºD ext. 28002 MADRID (España) Tel.: 915 103 460 Fax: 915 102 255 Presidente Ramon Martín rmartinm@puntex.es Marketing Elisabeth Martín emartin@puntex.es Directora General Yolanda Martín ymartin@puntex.es Gerente Elisabeth Martín emartin@puntex.es Publicidad Elia García egarcia@puntex.es Jordi Hernáez jhernaez@puntex.es Miguel Navarrete mnavarrete@puntex.es Económico Financiero Àngela Pallarès apallares@puntex.es Redacción Raúl Sanahuja rsanahuja@puntex.es Producción y Logística Andreu Petchamé apetchame@puntex.es Diseño y Maquetación Patricia Oliveras poliveras@puntex.es Tecnología de la Información y Comunicación - TIC Alberto Martín amartin@puntex.es Coordinación Montserrat Terrado mterrado@puntex.es Consejo Territorial Convention Bureau Organizadores de Exposiciones Asociación Europea de Editores de Anuarios y bases de datos Col.legi de Publicitaris i Relacions Públiques de Catalunya Dr. Josep Barrachina Pérez Dr. Aureliano Montiel Giménez Dr. José Mª. Aguilera Vicario Dr. Miquel Gifreu Sánchez Dr. Joaquím Raventós Paucirerol Dr. Lluis Torruella Guila Aragón: Dr. Félix Pastor Loscertales Cantabria: Dra. Mercedes Cobo Fernández Comunidad Valenciana: Dr. Vicente Almer Llopis Illes Balears: Dr. Antonio Llabrés Cursach La Rioja: Dr. Epifánio J. Sánchez Marquijano Navarra: Dr. José Luis Sinués Martín País Basco: Dr. Ramón Mora Fernández Director Dr. Miguel García Munilla Comité de Redacción Publicación autorizada por el Ministerio de Sanidad como Soporte Válido. Ref. S.V.R. 422. La Dirección de la Revista no acepta responsabilidades derivadas de las opiniones o juicios de valor de los trabajos publicados, la cual recaerá exclusivamente sobre sus autores. Esta publicación no puede ser reproducida total o parcialmente por ningún medio, sin la autorización expresa por escrito de los editores. Redactor Jefe: Secretario: Vocales: Edición Coslada Asesoría Científica Impreso en: EPS Depósito legal: B-7461/85 ISSN: 0214-4077 Prof. Enrique Cáceres Palou Dr. Josep Comellas Alabern Dr. Fernando Granell Escobar Consejo Territorial Dr. Luis Alcocer Pérez-España Dr. Rafael Cruz-Conde Delgado Prof. Antonio López Alonso Redactor Jefe: Dr. Miguel Arilla Castilla Secretario: Dr. Jorge Omaña García Vocales: Dr. Jesús Castaño Lloris Dr. Ricardo Rodríguez de Oya Dr. Cristóbal Rodríguez Hernández Dr. Javier Zamora Vicente de Vera Andalucía: Dr. Manuel Ruiz del Portal Canarias: Dr. Rafael Vega Cid Castilla-La Mancha: Dr. Pedro Carrillo Gómez Castilla-León: Dr. Jesús Sánchez García Extremadura: Dr. Diego Cachero Bernández Galicia: Dr. Javier Pombo Prieto Murcia: Dr. Rafael de Mena Sarrió VOL. 37, nº2 2007 SUMARIO Revisión Revisión Revisión Revisión Revisión Revisión Caso Clínico Caso Clínico Caso Clínico Caso Clínico Caso VALORACIÓN A LARGO PLAZO DE LA DENERVACIÓN FACETARIA EN EL TRATAMIENTO DEL SÍNDROME FACETARIO LUMBAR J. Betegón J. Hernández JJ. González M. Fernández J. Villar A. Sastre 084 EFECTIVIDAD Y UTILIDAD DE LA GUÍA ENDOMEDULAR DE TIBIA EN LA ORIENTACIÓN DEL COMPONENTE TIBIAL EN ARTROPLASTIAS TOTALES DE RODILLA EN PACIENTES CON OBESIDAD GRAVE (IMC>35) LM Lozano JM Segur JC Martínez-Pastor P. Torner S. Sastre F. Castillo F. Maculé M. Núñez S. Suso 088 REHABILITACIÓN ACELERADA EN PACIENTES INTERVENIDOS DE ARTROPLASTIA TOTAL DE RODILLA O.S. Pérez Moro Aranda Izquierdo LLopis Miró Godoy Tundidor Diez Ramos 097 OBJETIVOS Y FASES DEL TRATAMIENTO DE REHABILITACIÓN EN LAS LIGAMENTOPLASTIAS DE LCA POR TENDÓN AUTÓLOGO DE SEMITENDINOSO-RECTO INTERNO F Conesa J Calvo 102 ROTURAS DEL MANGUITO ROTADOR. RESULTADOS DE LA CIRUGÍA ABIERTA EN NUESTRO HOSPITAL DURANTE 5 AÑOS MT. Campos MA. Fernández JA. Márquez M. Quiles 113 ANÁLISIS EPIDEMIOLÓGICO Y RADIOGRÁFICO DEL MÉTODO DE KAPANDJI EN LAS FRACTURAS DISTALES DE RADIO V M. Teruel R. Sáinz M. Vicente E. Oncalada LA. Paul A. Ramos 117 OSIFICACIÓN HETEROTÓPICA PARAVERTEBRAL. A PROPÓSITO DE UN CASO L Ledesma A Del Arco F Dachs 125 LESIÓN LÍTICA ACETABULAR. ENFERMEDAD DE ROSAI DORFMAN SIN LINFADENOPATÍA. REVISIÓN BIBLIOGRÁFICA A PROPÓSITO DE UN CASO E Fernández A Santos B Castro 128 CONDROMATOSIS SINOVIAL PRIMARIA LOCALIZADA DE RODILLA E. Noain JJ. Sánchez-Villares 132 ARTRODESIS ESCAFO-SEMILUNARHUESO GRANDE EN LA NECROSIS AVASCULAR IDIOPÁTICA DEL HUESO GRANDE: A PROPÓSITO DE UN CASO F. Cano M. Esteve P. Sebastián C. Sánchez 134 SINÓSTOSIS LUNATO-PIRAMIDAL JR. Varela R. Iglesias L. Rodríguez A. Murcia 137 OSTEOSÍNTESIS CON TORNILLO CANULADO DE HERBERT EN RETRASO DE CONSOLIDACIÓN DE FRACTURAS DE FALANGE DISTAL. PRESENTACIÓN DE UN CASO L. García J. Ramos A. Luque P. Martínez D. Romero 140 Clínico Caso Clínico EDITORIAL DETERMINACIÓN DE LA CONTINGENCIA EN EL ACCIDENTE LABORAL ASEPEYO como mutua patronal de accidentes de trabajo y enfermedades profesionales, es una entidad gestora y colaboradora de la seguridad social, de cuyos fondos se nutre, con la finalidad de dar cobertura sanitaria a los trabajadores cuando éstos han sufrido un accidente laboral o padecen una enfermedad profesional, haciendo frente a las prestaciones económicas que se deriven del período de incapacidad laboral transitoria y finalmente, de la valoración de posibles secuelas permanentes que conlleven o no discapacidades para su trabajo. El único objetivo desde el punto de vista sanitario es el de tratar a los pacientes que han sufrido un accidente en el trabajo o una enfermedad profesional de la mejor manera posible, utilizando para ello todos los medios diagnósticos y técnicos de la mutua para volver a reincorporar a los trabajadores a sus tareas habituales, en el menor tiempo posible y con las mínimas secuelas residuales. Es pues muy importante determinar cuando se produce un accidente si estamos o no ante una contingencia que sea tributaria de recibir cobertura económico-sanitaria por parte de la mutua, Es decir si se trata de un accidente laboral, una enfermedad profesional o bien es una enfermedad común que deberá ser atendida y tratada por el servicio público de salud. Ello debe ser determinado con la mayor prontitud posible y comunicado al lesionado mediante un informe médico de derivación en el caso de que se trate de una contingencia común. Actuación en la primera visita La primera visita es fundamental. El proceso de la determinación de la contingencia se inicia en la primera visita. Se comprobará que el mecanismo causal que se expresa en los citados documentos coinciden con lo que refiere el lesionado como etiología lesional y que ello coincida en lugar y tiempo de trabajo o con el itinerario y horario lógico de ida o venida desde el domicilio del trabajador a su lugar de empleo y se determinará si se trata o no de un accidente “in itinere”. Se pondrán en marcha los mecanismos exploratorios y de valoración necesarios para realizar el diagnóstico clínico y la posterior determinación de la contingencia. Si hay dudas de la misma, y el estado sanitario del lesionado hace razonable la incapacidad temporal para el trabajo, se extenderá el oportuno do- 82 cumento de IT, añadiendo al diagnóstico la coletilla de “en estudio de la contingencia”, lo cual implica por parte del servicio médico el compromiso de agilizar la realización de los estudios y consultas pertinentes para determinar la contingencia y poder establecer el diagnóstico definitivo con la mayor prontitud posible. Si se trata de una contingencia profesional, ello habrá servido para tener un diagnóstico claro del proceso y la agilización de la puesta en marcha de los mecanismos terapéuticos necesarios para la solución del caso y si se trata de una contingencia común, se deberá confeccionar un detallado informe incluyendo los resultados de las pruebas realizadas y los argumentos razonados para proceder a la derivación del caso al servicio público de la salud. La primera visita, deberá partir de una completa anamnesis y que incluya el conocimiento de la historia laboral si se piensa que puede tratarse de un caso de enfermedad profesional. Se deberá valorar, desde el punto de vista médico, el mecanismo lesional referido por el lesionado si puede ser el responsable de la patología que se está valorando, ver en suma si hay correspondencia causa-efecto, así como si el estado lesional se corresponde con el tiempo transcurrido, si se trata o no de una lesión reciente que coincide también con la fecha de producción de la lesión. Deberá plantearse respuesta a las preguntas: El mecanismo causal referido, ¿ha podido ser la causa de la patología? ¿se trata de una patología nueva y/o reciente o bien se trata del empeoramiento de una patología previa del lesionado sin relación con el accidente laboral que se está valorando? Para responder a estas preguntas, se precisan pruebas complementarias, éstas se solicitarán con celeridad para disponer de ellas con la mayor rapidez posible y determinar así el diagnóstico y si se trata de un accidente de trabajo, una enfermedad profesional o una contingencia común. Capital importancia tiene la confección de la Historia Clínica, en la que es fundamental una buena anamnesis que incluya en primer lugar los antecedentes familiares que puedan afectar a familiares directos con influencia sobre el paciente. Los antecedentes personales del lesionado deben ser recogidos de forma cuidadosa buscando posibles afecciones anteriores que puedan influir sobre el accidente actualmente referido, es fundamental disponer de toda la información posible del desa- rrollo de estas patologías en el tiempo y si éstas han sido tratadas, conocer de qué forma, donde y por quién. Si se sospecha que se puede tratar de una enfermedad profesional, se inquirirá aquí también por todos los antecedentes laborales, no sólo por los actuales sino también por todos los que ha ido desarrollando durante su historia laboral, pues su conocimiento permitirá determinar la existencia de una enfermedad profesional que puede no ser debida a su actividad actual, pero si a las que haya podido desarrollar a lo largo de su vida laboral. En muchas ocasiones sólo con una buena anamnesis se podrá tener conocimiento de la existencia de una enfermedad o defecto que ya estaba presente y después con la exploración física se podrá determinar si se ha podido agravar por un traumatismo reciente y de esta forma determinar si se trata o no de una contingencia laboral. En la Exploración Clínica, hay que observar la región afectada por el accidente de forma cuidadosa para detectar signos o síntomas que nos permitan establecer una relación causa-efecto, se valorará la presencia de edemas, hematomas, erosiones, contracturas musculares etc., todo ello se convertirá en un conjunto de datos que permitirá valorar, con la sintomatología que se aprecia objetivamente, si hay correlación entre el agente causal y el tiempo transcurrido desde su producción. Si se aprecia una equimosis o edema importante, es difícil que hayan sido producidos por un traumatismo ocurrido una hora antes, o por una contusión de baja intensidad. Si se aprecia una articulación inestable, sin hematoma ni signos flogóticos, es difícil pensar que esta inestabilidad haya sido ocasionada por un accidente reciente. Es pues muy importante especificar y describir en la historia clínica tanto los síntomas que se aprecian como los que no se encuentran (no edema, no hematoma, no inestabilidad, no signos flogóticos, no contractura, etc.), ya que estas anotaciones adquirirán fundamental importancia en el caso de tener que defender la posición de rechazar una patología común. Muchas veces habrá que recurrir a la realización de pruebas complementarias para afinar el diagnóstico, pero también porque de esta manera se describirá de forma clara y objetiva la existencia de lesiones previas, tipo osteocondritis, degeneraciones discales, lesiones degenerativas tendinosas, artrosis, etc. serán estas lesiones previas que pueden haber sido agravadas por el accidente y que habrá que tratar en su episodio agudo y pasado el mismo, deberán ser remitidas a la VANCES ATraum salud pública convenientemente informadas y acompañadas de las pruebas diagnósticas realizadas que avalan la decisión que se está tomando. La artrocentesis en la primera visita que no evidencie la presencia de hemartrosis, es por sí misma una prueba diagnóstica sencilla y rápida que permite descartar que una inestabilidad de rodilla por ruptura del cruzado se deba a un accidente producido recientemente, o bien si en la punción articular se obtiene un líquido turbio, orientará de entrada el diagnóstico hacia una artritis que posiblemente será reumática, pero en ningún caso traumática. Ante todo traumatismo, deberá realizarse siempre en la primera visita un estudio radiológico, se evitará así con un gesto rápido, sencillo y de muy bajo coste el encontrarnos en el futuro con desagradables sorpresas (presencia de tumoraciones por ejemplo) que podrían haber sido valoradas en la primera visita con todas las ventajas que ello supone para la mutua, pero sobre todo para el lesionado Es pues de suma importancia poder establecer el correcto diagnóstico en la primera visita, pero cuando por cualquier razón, no sea posible el determinar si se trata o no de un accidente laboral o una patología el tratamiento de la cual concierna a la mutua en esta primera visita, no se dudará en usar el diagnóstico “en estudio de la contingencia”, comunicándole al paciente el porqué se toma esta decisión que deberá ser resuelta lo antes posible, poniendo en marcha los medios diagnósticos precisos para ello. El diagnóstico no deberá ser genérico, tipo omalgia, gonalgia o lumbalgia, que no indican más que signos exploratorios y no se corresponden con ningún diagnóstico, si la causa de la omalgia es una tendinitis, se hará constar como tal diagnóstico la tendinitis del músculo afectado, si la gonalgia es por una parameniscitis ello es lo que se hará constar como diagnóstico, o contractura muscular lumbar en caso de lumbalgia. En los dos primeros casos, corresponde a la mutua el dar cobertura sanitaria y económica al lesionado hasta la resolución de la misma, pero si se trata de una contingencia común se derivará el caso al servicio público de salud, acompañando siempre esta decisión de un completo informe en el que se razonen los motivos que argumentan la decisión tomada e incluir la totalidad de resultados de las pruebas diagnósticas realizadas que apoyan y dan fuerza a la decisión tomada. Dr. Miguel Ferrán Olivé 83 Valoración a largo plazo de la denervación facetaria en el tratamiento del síndrome facetario lumbar J. Betegón-Nicolás, J. Hernández-Encinas, J.J. González-Fernández, M. Fernández-González, J. Villar-Pérez, A. Sastre-Núñez Servicio de Cirugía Ortopédica y Traumatología Unidad de Cirugía del Raquis Complejo Hospitalario de León Resumen Objetivo: Valoración retrospectiva de los resultados de la denervación facetaria en pacientes con dolor lumbar diagnosticados de síndrome facetario lumbar. Material y método: Estudio de 77 pacientes con media de seguimiento de 4,9 años diagnosticados de síndrome facetario lumbar a los que se les realizó mediante control radioscópico lesión por radiofrecuencia de la rama medial del ramo primario posterior del nervio raquídeo encargado de la inervación de las facetas articulares. Valorándose el dolor lumbar previo a la rizolisis y en el momento actual según la escala analógico visual, el grado de satisfacción con la técnica realizada y un estudio de la situación laboral previa y actual. Resultados: El dolor según la escala analógica visual paso de 8,55 en el momento previo a 4,46 en el momento de revisión actual; 60 de los 77 pacientes continuaban realizando la misma actividad laboral que la previa a la cirugía. El grado de satisfacción tras casi cinco años de evolución es superior al 70%. Conclusión: La denervación facetaria es una técnica segura, con baja morbilidad y con unos resultados satisfactorios a largo plazo para el tratamiento de pacientes diagnosticados de síndrome facetario lumbar una vez descartadas otras etiologías como causa de dolor lumbar. Palabras clave Síndrome facetario. Denervación facetaria. Rizolisis. Dolor lumbar. 006042 Correspondencia: Jesús Betegón Nicolás. Servicio de Traumatología y COT Complejo Hospitalario de León C/ Altos de Nava s/n - 24008. León. Tel.: 987 237 400 extensión 2226 betedoc@yahoo.es 84 Introducción El dolor lumbar es un síntoma común ocasionado por múltiples y variadas etiologías. Su incidencia en los países desarrollados es tan alta que el 80% de los adultos ma- 37/2 2007 - Págs. 84 a 87 yores de 40 años sufren al menos un episodio de lumbalgia a lo largo de su vida. El dolor lumbar es el motivo más frecuente de consulta por afectación musculoesquelética, y la primera causa de incapacidad laboral en menores de 45 años7. Dentro de la etiología del dolor lumbar varias son las estructuras anatómicas implicadas en su génesis como: el disco intervertebral, articulaciones facetarias, articulaciones sacroilíacas, masas musculares, etc.1,4. Las facetas articulares son una articulación de tipo diartrodial formada por la carilla articular superior de la vértebra inferior y la carilla articular inferior de la vértebra superior, inervadas por la rama medial del ramo primario posterior del nervio raquídeo, teniendo cada articulación al menos dos niveles sensoriales. Estas facetas articulares tienen una gran importancia en la biomecánica de la columna vertebral limitando y controlando los movimientos de flexión, extensión y rotación axial. En 1933 Ghormley3 fue el primer autor en utilizar el término “síndrome facetario lumbar” para describir los síntomas asociados a la degeneración facetaria. J. Betegón-Nicolás, et al El presente trabajo expone los resultados a largo plazo (mínimo un año de seguimiento) de la rizolisis, técnica quirúrgica que realiza una destrucción por radiofrecuencia de la rama medial del ramo posterior del nervio raquídeo en aquellos pacientes diagnosticados de síndrome facetario lumbar. Año • 1996 • 1997 • 1998 • 1999 • 2000 • 2001 • 2002 • 2003 • 2004 Número de casos 9 15 14 6 7 10 7 8 1 Material y métodos Entre el año 1996 y 2004 se han realizado en nuestro servicio de Cirugía Ortopédica y Traumatología 108 rizolisis en pacientes diagnosticados de síndrome facetario lumbar. Los criterios diagnósticos utilizados para definir el síndrome facetario lumbar son: 1. Dolor lumbar irradiado de forma inespecífica a la región glútea, o cara posterior de ambas extremidades inferiores sin llegar a los pies 2. Incremento de la sintomatología con los cambios de posición, sedestación o bipedestación prolongada 3. Aumento del dolor con la hiperextensión y las rotaciones del raquis lumbar 4. Ausencia de radiculopatía y claudicación neurógena 5. Ausencia de otra causa de dolor lumbar o patología ósea degenerativa lumbar grave tras estudio clínico, radiográfico, tomografía axial computarizada o resonancia magnética8,11. De los 108 pacientes sometidos a rizolisis, a 19 se les realizó una artrodesis vertebral durante el periodo de seguimiento, de los 89 pacientes restantes no fue posible realizar la evaluación completo de 12 de ellos, por lo que fueron finalmente 77 los pacientes incluidos en este estudio. De los 77 pacientes, 33 eran varones (42,85%) y 44 mujeres (57,15%). La edad media de los pacientes fue de 47 años (rango 25-69). La distribución de las rizolisis realizadas a lo largo de los años fue la siguiente: VANCES ATraum El diagnóstico de los 77 pacientes fue el de síndrome facetario lumbar, tras cumplir los criterios de inclusión anteriormente expuestos. La técnica quirúrgica se realizó colocando al paciente en decúbito prono en mesa quirúrgica radiotransparente y en posición deslordotizada, identificándose bajo control radioscópico y en proyección anteroposterior, los niveles elegidos. Se localiza el punto de referencia que se encuentra en el ángulo formado por el borde lateral de la faceta articular superior y el borde superior de la apófisis transversa; lugar en el que se sitúa la rama medial del ramo posterior. Se infiltra la piel y fascia de la musculatura erectora lumbar con mepivacaína al 2% en cada nivel de referencia. Se introduce el rizoelectrodo con control radioscópico hacia el punto de referencia controlando la impedancia del tejido; se configura el margen de seguridad, se realiza un estímulo sensitivo que confirmaría el diagnostico al provocar un dolor similar al que sufre el paciente, seguidamente se procede a la estimulación motora y finalmente realizamos la coagulación de la rama medial al elevar la temperatura de la punta del electrodo a 80º durante 90 segundos. La técnica se realiza de forma bilateral para cada nivel elegido2 (figs. 1 y 2). En el 100% de los pacientes se realiza la electrocoagulación de los niveles L4-L5 y L5-S1, y en el 62,33% también el nivel L3-L4. En todos los casos, excepto dos, la coagulación se realizó de forma bilateral. Para la valoración de los resultados se utilizó la medición del dolor me- Tratamiento del síndrome facetario lumbar diante la escala analógico visual antes de la cirugía y en el momento de la revisión. También se valoró la situación laboral del paciente recogiendo la situación laboral actual, si el puesto de trabajo era el mismo que antes de la intervención; y en caso de necesidad de cambio de puesto de trabajo si era de la misma intensidad que antes de la cirugía10. Por último se realizó una valoración subjetiva de los resultados de la rizolisis por parte de los pacientes en función del grado de satisfacción y la respuesta a la pregunta de si se volvería a realizar una nueva rizolisis en función de los resultados conseguidos. Resultados La media de seguimiento de las rizolisis es de 58,81 meses (4,9 años), siendo el paciente con menor seguimiento de 12 meses y el de mayor 106 meses. La puntuación en la escala analógico visual previa a la cirugía tenía la siguiente distribución: 6 puntos en 4 pacientes; 7 en 7 pacientes; 8 en 27 pacientes; 9 en 20 pacientes y 10 puntos en 19 pacientes. Siendo la media previa a la cirugía de 8,55 puntos. La puntuación en el momento de la revisión es la siguiente: 0 puntos en 6 pacientes; 1 punto en 4 pacientes; 2 puntos en 3 pacientes; 3 en 15 pacientes; 4 en 11 pacientes; 5 en 8 pacientes; 6 en 15 pacientes; 7 en 7 pacientes; 8 en 6 pacientes y 9 en 2 pacientes. Siendo la media en el momento de la revisión de 4,46; esto supone un 47,83% de mejoría tras casi cinco años de evolución. De los 77 pacientes, 60 continuaban trabajando actualmente y únicamente ocho de ellos se encuentran en un puesto de trabajo de menor intensidad física que el que desempeñaban antes de la rizolisis; 10 pacientes no trabajaban en el momento de realizarse la rizolisis y otros 7 han abandonado su actividad laboral durante la evolución del estudio; 59 pacientes (76,62%) se volverían a realizar una nueva rizolisis. 85 Fig. 1. Introducción del rizoelectrodo en la zona lumbar. Fig. 2. Control radioscópico de la colocación del rizoelectrodo. 86 J. Betegón-Nicolás, et al Y por último en cuanto al grado de satisfacción con la cirugía el 33,76% consideraban los resultados excelentes, 38,96% buenos, 15,58% regulares y 11,68% malos. En cuanto a las complicaciones no se presentaron complicaciones mayores y únicamente en dos pacientes al realizar la rizolisis se produjeron cuadros de radiculalgias intensas sin ninguna repercusión en los seguimientos realizados posteriormente. Todos los pacientes recibieron el alta hospitalaria a las 24 horas de la cirugía. Discusión La denervación facetaria, también conocida como rizolisis, consiste en la lesión mediante radiofrecuencia de la rama medial del ramo posterior del nervio raquídeo que inerva la articulación zigoapofisaria. Esta articulación va a participar de forma importante en la capacidad funcional de la columna lumbar limitando y controlando los movimientos de flexión, extensión y rotación axial; participando en la redistribución de fuerzas transmitidas a la columna y disminuyendo la absorbida por los discos vertebrales. Cuando se inicia la degeneración discal se produce un aumento del arco de movilidad en el eje axial con lo cual se incrementa la carga absorbida por las facetas articulares, aumentado la tensión sobre la articulación zigoapofisaria produciendo inflamación y derrame articular con la consiguiente activación de los nociceptores de la cápsula articular cuyo mensaje doloroso es recogido por la rama medial del ramo posterior9. El objetivo de la rizolisis va a ser la interrupción de esta rama medial, eliminando la transmisión del estimulo doloroso, este procedimiento debe realizarse a varios niveles ya que existe un cruce intersegmentario en la inervación de las articulaciones zigoapofisarias. La rizolisis es por lo general un proceso muy seguro, cuando se realiza por personal experimentado, aunque no exento de complicaciones como las inherentes a la cirugía VANCES ATraum (infección, hematoma, etc.), las producidas por una mala colocación del electrodo en las proximidades de estructuras neurales mayores, la colocación en zonas de fibrosis o en el foramen vertebral; otra fuente de complicaciones son las debidas al fallo del instrumental por defectos en el generador de radiofrecuencia, sobrecalentamiento de la punta del electrodo, roturas o deficiencias del aislamiento de la cánula de inserción, etcétera5. Como conclusión la denervación facetaria es una técnica poco invasiva y con escasa morbilidad, que requiere cortos periodos de hospitalización, en general bien aceptada por los pacientes, que permite la reincorporación del paciente a su actividad laboral previa a la cirugía, por lo que sería una buena alternativa al tratamiento de aquellos casos de lumbalgia, con escasa patología degenerativa del segmento funcional, cuadro clínico compatible con inflamación facetaria sin degeneración artrósica avanzada. La fase inicial de la artrosis facetaria, consistente en inflamación articular y derrame, no es fácilmente diagnosticada, al ser la mayoría de las pruebas diagnósticas complementarias (RX, TAC, RM...) negativas. Son estos casos, los idóneos para el tratamiento mediante rizolisis. El diagnóstico sólo puede ser establecido por el cuadro clínico del enfermo (fundamentalmente la distribución topográfica y ritmo del dolor lumbar). Es cierto que también puede ayudar al diagnóstico la positividad en la fase de estimulación sensitiva que se realiza durante la técnica. En algunos casos hemos sobrepasado esta indicación de denervación facetaria, por cuanto hemos realizado esta técnica en enfermos con signos degenerativos (los de mayor edad de la muestra). Se trataba de casos que, a nuestro juicio, no presentaban una indicación quirúrgica clara y se pretendía tan solo disminuir el dolor, en espera de valorar la evolución clínica y se llegara el caso de progresión de la enfermedad, practicar cirugía. Siendo estos pacientes los que Tratamiento del síndrome facetario lumbar tuvieron peores resultados clínicos y los que fueron intervenidos durante el periodo de seguimiento y que por ello fueron retirados del estudio6,12-15. Bibliografía 1. Babur H. Mechanical low back pain alias lumbar facet joint complex pain syndrome. J Neurol Orthop Med Surg 1998;9/1:5-12. 2. Gallagher J, et al. Radiofrequency facet joint denervation in the treatment of low back pain: A prospective controlled doubleblind study to assess its efficacy. Clin J Pain 1994;7:193-8. 3. Ghormley RK. Low back pain with special reference to the articular facets with presentation of an operative procedure. JAMA 1933;101: 1773-7. 4. Hirsch C, Inglemark B, Miller M. The anatomical basis for low back pain. Acta Orthop Scand 1963;33:1-17. 5. Kornick C, Scott K, Lamer T, Sitzman T. Complications of Lumbar Facet Radiofrequency Denervation. Spine 2004;29(12):1352-4. 6. Leclaire R, Fortín L, Lamber R, Bergeron Y, Rossignol M. Radiofrequency facet joint denervation in the treatment of the low back pain: a placebo-controlled clinical trial to assess eficacy. Spine 2001, Jul 1;26 (13) :1411-6 7. Mendez F, Gomez- Conesa A. Postural higiene program to prevent low back pain. Spine 2001;11:1280-6. 8. Murphy WA. The facet syndrome. Radiology 1984;151:533. 9. Pevsner Y, Shabat S, Catz A, et al. The role of radiofrequency in the treatment of mechanical pain of spinal origin. Eur Spine J 2003;28:28. 10. Raymond JG, Marielle EJ, Henrica CW, Piet A. Economic evaluation of a behavioralgraded activity program compared to physical therapy for patients following lumbar disc surgery. Spine 2004;6:615-22. 11. Schellhas KP. Facet nerve blockade and radiofrequency neurotomy. Neuroimaging Clin N Am 2000;10:493-501. 12. Van Wilk RM, Geurts JW, Wynne HJ, Hammink E, Buskens E, Lousberg R, Knape JT, Groen GJ. Radiofrequency denervation of lumbar facet joints in the treatment of chronic low back pain: a randomized, double-blind, sham lesioncontrolled trial. Clin J Pain 2005; 21(5):462. 13. Lumbar zigapophysial joint evaluation and treatment. Spineline, Janaury/february 2005. 14 Radiofrequency denervation for neck and back pain: a systematic review within the framework of the cocchane collaboration back review group. Spine 2003;15,28 (16):1877-88. 15. A critical review of the evidence for the use of zigapophysial iijections and radifrequency denervation in the treatment of low back pain. Spine J 2003; 3(4): 310-6. 87 Efectividad y utilidad de la guía endomedular de tibia en la orientación del componente tibial en artroplastias totales de rodilla en pacientes con obesidad grave (IMC>35) LM. Lozano, JM. Segur, JC. Martínez-Pastor, P. Torner, S. Sastre, F. Castillo, F. Maculé, M. Núñez, S. Suso Institut Clínic de l’Aparell Locomotor Hospital Clínic. Barcelona Resumen La obesidad supone un deterioro de la salud de los sujetos que la presentan, y en concreto es un factor que favorece el desarrollo de artrosis de rodilla. Si la artrosis evoluciona puede hacer necesaria una intervención quirúrgica, que la mayoría de las veces consistirá en una artroplastia total de rodilla (ATR). La intervención de ATR puede ser más compleja en éste tipo de pacientes, ya que las características morfológicas de la rodilla a intervenir hacen más difícil en algunos casos la técnica operatoria, y por consiguiente la correcta orientación de los implantes. En nuestra unidad hemos seleccionado a los pacientes con índice de masa corporal (IMC) superior a 35 kg/ m2 y se ha estudiado la dificultad durante la intervención así como la ayuda que la utilización de una guía endomedular de corte tibial nos proporciona para facilitar la intervención logrando una correcta orientación del implante. Se analizan los datos de 70 pacientes intervenidos de ATR con IMC superior a 35. Ambas guías de orientación del corte tibial, la endomedular y la extramedular, logran una correcta orientación de los implantes tibiales en los planos frontal y sagital. La dificultad operatoria, tomando como referencia el tiempo de isquemia, es menor en el grupo en el que hemos empleado la guía endomedular de corte tibial (diferencia estadísticamente significativa, p<0,038), por lo que puede sernos útil para facilitar la intervención en éste tipo de pacientes. Palabras clave Gonartrosis. Obesidad. Artroplastia total de oodilla. 004573 Correspondencia L.M. Lozano Institut Clínc de l’Aparell Locomotor Hospital Clínic C/Villarroel, 170 08036 Barcelona Tel.: 932 275 400 Ext. 3051 88 Introducción y objetivos Una de las intervenciones quirúrgicas realizadas con más frecuencia en Cirugía Ortopédica es la artroplastia total de rodilla (ATR). La obesidad y los problemas de sa- 37/2 2007 - Págs. 88 a 95 lud que ésta comporta está siendo objeto de especial atención en los sistemas sanitarios de los países occidentales. Su alta prevalencia en la población hace que los recursos destinados a tratar las patologías que se le asocian se hayan incrementado a niveles similares a los necesarios para tratar las patologías derivadas del hábito de fumar4. Actualmente se clasifica la obesidad según el índice de masa corporal (IMC) (tabla I). Un paciente con un IMC superior a 30 kg/m2 es considerado obeso. En Estados Unidos se calcula que un 30,5% de la población adulta es obesa. En la literatura4,6,8,9,12 se relaciona la obesidad con IMC superior a 35 kg/m2 con una predisposición a presentar complicaciones intraoperatorias y postoperatorias tras una intervención de ATR. Winarsky et al12, más recientemente4,9, recomiendan el uso de guías endomedulares para orientar el corte tibial en pacientes obesos para intentar evitar así alguna de las complicaciones intraoperatorias que se les han presentado al intervenir a estos pacientes. Al ser cada vez más frecuente la intervención de ATR en pacientes obesos en nues- L.M. Lozano, et al pos, el componente femoral se orientó utilizando una guía endomedular de corte femoral como es práctica habitual. La aleatorización de la utilización de un tipo de guía tibial u otro, y por lo tanto la inclusión de un paciente en uno de los grupos de estudio, se realiza en el momento de la cirugía. Dependiendo de que el número de su historia clínica sea par o impar se usó un tipo de guía de corte u otro. La intervención fue llevada a cabo por uno de los siete cirujanos de la Unidad de Rodilla, con experiencia en la utilización del modelo protésico utilizado y de ambos tipos de guía de corte tibial. Se realizó la intervención de la misma forma en todos los pacientes, diferenciándose los dos grupos sólo en la utilización de una guía endomedular o extramedular para orientar el corte tibial. Los criterios de exclusión respecto a la utilización de la guía endomedular eran la existencia de deformidades en los planos frontal y/o sagital de la tibia y la existencia de fracturas diafisarias de tibia previas. El modelo de prótesis utilizado en todos los casos fue Profix (Smith & Nephew) con vástago tibial de 16 mm de anchura y 47 mm de longitud. Se realizó en todos los pacientes la medición radiográfica preoperatoria de los ángulos tibial y femoral en proyecciones anteroposterior (AP) y lateral de rodilla y del eje mecánico de la extremidad, en la telemetría en carga. En el postoperatorio se midió la orientación del componente tibial en el plano coronal y en el sagital en las mismas proyecciones que en el preoperatorio. Los criterios de normalidad en la orientación de los componentes fueron: AP fémur 90º 6, AP tibia 90º 4, eje mecánico 0º 5. Consideramos que en el postoperatorio, el valor de la pendiente posterior del componente tibial va a depender de la plantilla de corte que hayamos emplea- Tabla I. Categorías de obesidad Índice masa corporal Categoría Sobrepeso > 25 kg m2 Obesidad > 30 kg m2 Obesidad marcada > 35 kg m2 Obesidad mórbida > 40 kg m2 tro entorno, hemos querido validar clínicamente si con el empleo de la guía endomedular de corte tibial en este subgrupo de pacientes, se logra una correcta orientación de los implantes y si nos puede ser útil para facilitar la intervención y evitar complicaciones peroperatorias. Pacientes y métodos Sobre un total de 500 pacientes intervenidos en el período de enero a septiembre de 2006 de ATR en nuestra Unidad, se recogieron los datos de los pacientes con IMC> 35 kg/m2. Un total de 70 pacientes formaron este subgrupo, lo que supuso un 12% de los pacientes intervenidos de ATR primaria. Todos ellos fueron introducidos en el estudio. Presentaban una media de edad de 67,74 años, siendo 60 mujeres y 10 varones. El IMC medio era de 39,95 kg/m2 (IC 95%: 39,06 - 40,84). Tras la intervención, los pacientes entraron en el protocolo de seguimiento específico de ATR durante su estancia hospitalaria y se realizaron controles postoperatorios periódicos una vez dados de alta, al quinto día de la intervención 5,10 . Se realizó el estudio de forma prospectiva y aleatorizada. Establecimos dos grupos dentro de los pacientes que programamos para colocación de una ATR en nuestra unidad. Un primer grupo estaba formado por pacientes obesos, a los que se les implantó el componente tibial utilizando la ayuda de una guía intramedular de corte tibial. (grupo 1, n = 31), y un segundo grupo formado por pacientes también obesos, a los que se les implantó el componente tibial utilizando la ayuda de una guía extramedular de corte tibial (grupo 2, n = 39). En los dos gru- VANCES ATraum do (0 o 4º). Como criterio de normalidad hemos tomado 0 a 6º de pendiente posterior. Se determinó el tiempo de isquemia -medido desde el inflado del manguito neumático hasta su liberación, una vez cementados los componentes- y el tiempo total de intervención, hasta el cierre cutáneo. Determinamos también el número de cirujanos que participan en la intervención. Registramos la existencia de complicaciones y dificultades peroperatorias. Utilizamos el t-test para dos muestras independientes para calcular la significación estadística. Resultados Los dos grupos eran equiparables en cuanto a edad, IMC y grado de deformidad previa (tabla II). La media de edad era de 69,35 en el grupo 1 (guía endomedular) y de 70,06 en el grupo 2 (guía extramedular). El IMC medio, nos mostró que nuestros pacientes obesos se pueden enmarcar en un grupo que puede ser calificado dentro de la obesidad mórbida; el grupo 1 presentaba un IMC medio de 39,84 y en el grupo 2 el IMC medio era 40,05 . Predominaba la deformidad previa en varo aunque existían casos de valgo marcado. El eje mecánico preoperatorio en el grupo 1, oscilaba entre los 14 grados de valgo en el eje mecánico y los 18 grados de varo. En el grupo 2, el eje mecánico preoperatorio se situaba entre los 10 grados de valgo y los 20 grados de varo (tabla II). La inclinación de la superficie tibial en el preoperatorio en el grupo 1 era, en el plano frontal de 87,68º de media (los valores oscilaban entre 80 y 100º) y en el plano sagital de 86,07º (valores entre 78 y 94º). En el grupo 2, los valores de inclinación de la superficie tibial en el plano frontal y sagital eran de 86,64º (los valores oscilaban entre 80 y 100º) y de 86,58º (valores entre 80 y 100º) respectivamente. Los ángulos de inclinación femoral y tibial en el plano frontal así como los de la pen- Guía endomedular de tibia en artroplastias totales de rodilla 89 diente posterior tibial y eje mecánico de la extremidad en el preoperatorio y en el postoperatorio se muestran en las tablas III y IV y en las figuras 1 y 2. La orientación del fémur en el plano frontal y de la tibia en los planos frontal y sagital, tras la intervención se encontraron dentro de la normalidad (90 ± 5º en eje anatómico de fémur y tibia en el plano frontal, y entre 84-90º de inclinación posterior de tibia en el plano sagital en ambos grupos. En el grupo 1 la inclinación del componente tibial en Tabla II. Características basales de los pacientes Tipo de guía Endomedular Extramedular n = 31 n = 39 IMC: media (DE) 39,84 (3,64) 40,25 (3,86) • Clase III (35-39,9): n (%) 18 (58,1%) 21 (53,8) • Clase IV (>40); n (%) 13 (41,9%) 18 (46,2%) Edad: media (DE) 69,35 (7,97) 70,06 (8,11) Sexo: n (%) • Mujeres 28 (90,32) 32 (82,05) • Hombres 3 (9,68) 7 (17,95) p 0,819 0,456 0,714 0,236 Tabla III. Mediciones radiográficas preoperatorias N Media DE IC (95%) Mínimo Máximo P APFEMPRE endomedular 31 97,48 2,719 96,49 98,48 90 102 0,427 extramedular 39 96,90 3,283 95,83 97,96 88 104 Total 70 97,16 3,039 96,43 97,88 88 104 APTPRE endomedular 31 87,68 3,970 86,22 89,13 80 100 0,251 extramedular 39 86,64 3,513 85,50 87,78 80 100 Total 70 87,10 3,731 86,21 87,99 80 100 PTIBIAPRE endomedular 30 86,07 3,258 84,85 87,28 78 94 0,527 extramedular 38 86,58 3,326 85,49 87,67 80 100 Total 68 86,35 3,282 85,56 87,15 78 100 EJEPRE endomedular 31 8,84 7,372 6,13 11,54 -14 18 0,826 extramedular 39 9,21 6,526 7,09 11,32 -10 20 Total 70 9,04 6,864 7,41 10,68 -14 20 N: número de casos. DE: desviación estándar. IC (95%): intervalo de confiaza. APFEMPRE: eje anatómico fémur preoperatorio. APTPRE: eje anatómico tibial preoperatorio. PTIBIAPRE: ángulo de inclinación superficie tibial en el plano sagital preoperatorio. EJEPRE: eje mecánico de la extremidad preoperatorio. Los valores del eje mecánico negativos indican desviación en valgo. Los valores positivos desviación en varo. Tabla IV. Mediciones radiográficas postoperatorias N Media DE IC (95%) Mínimo Máximo P APFEMPOST endomedular 31 96,26 2,503 95,34 97,18 88 100 0,383 extramedular 38 95,79 1,933 95,15 96,42 92 100 Total 69 96,00 2,203 95,47 96,53 88 100 APTIBIAPOST endomedular 31 89,45 1,895 88,76 90,15 86 95 0,848 extramedular 38 89,37 1,683 88,82 89,92 85 94 Total 69 89,41 1,768 88,98 89,83 85 95 PTIBIAPOST endomedular 31 88,52 1,947 87,80 89,23 84 90 0,196 extramedular 38 87,82 2,415 87,02 88,61 84 90 Total 69 88,13 2,229 87,59 88,67 84 90 N: número de casos. DE: desviación estándar. IC(95%): intervalo de confiaza. APFEMPOST: eje anatómico del fémur postoperatorio. APTIBIAPOST: eje anatómico tibial postoperatorio. PTIBIAPOST: ángulo de inclinación superficie tibial en el plano sagital preoperatorio. 90 L.M. Lozano, et al Fig. 1. Valores preoperatorios medios. Fig. 2. Valores postoperatorios medios. el plano frontal fue de 89,45º de media con un intervalo de confianza (IC) del 95% entre 88,76º y 90,15º. En el plano sagital la inclinación de la tibia era de 88,52º de media con un IC 95% de 87,80 a 89,23º. En el grupo 2 la inclinación del componente tibial en el plano frontal fue de 89,37º de media con un intervalo de confianza (IC) del 95% entre 88,82 y 89,92º. En el plano sagital la inclinación de la tibia era de 87,82º de media con un IC 95% de 87,02 a 88,61º. En ninguna de las mediciones realizadas se encontraron diferencias estadísticamente significativas en cuanto a la VANCES ATraum orientación radiográfica del componente tibial en los dos planos analizados. En ambos grupos, la intervención fue realizada por un cirujano especialista integrante de la unidad de rodilla, contando con un número variable de cirujanos ayudantes durante la intervención. No se encontraron diferencias significativas en cuanto al número de cirujanos que participaron en la intervención en los dos grupos (tabla V). Se observaron diferencias estadísticamente significativas entre los dos grupos, en el tiempo de isquemia registrado, que fue superior en el grupo 2, en el que se utilizó la guía extramedular de corte tibial (45,24 minutos de media) respecto al grupo 1 en el que se empleó la guía endomedular de corte tibial (39,16 minutos) (p=0,038) (tabla VI). Discusión La práctica clínica nos está mostrando que cuando programamos un paciente para intervenir de ATR, el índice de masa corporal nos va a identificar una serie de pacientes que pueden presentar dificultades. Estas pueden aparecer en el momento de la anestesia, en la ciru- Guía endomedular de tibia en artroplastias totales de rodilla 91 Tabla V. Número de cirujanos presentes en la intervención Número de cirujanos 2 3 4 p Tipo guía endomedular 17 9 3 0 ,121 extramedular 26 13 0 Tabla VI. Tiempo de isquemia Tipo guía N Media DE p Isquemia endomedular 31 39,16 9,990 0,038* extramedular 38 45,24 13,186 N: número de casos. Media: tiempo medio expresado en minutos. DE: desviación estándar gía, en el postoperatorio inmediato y en la supervivencia de la prótesis implantada. Tal como ya han señalado otros autores4,6,11,12, un paciente con IMC elevado presenta más comorbilidades y más incidencia de complicaciones postope-ratorias. La técnica anestésica es más difícil puesto que la obesidad dificulta tanto la realización de la anestesia raquídea, como el comportamiento del paciente durante la intervención4. La realización de bloqueos periféricos para el mejor control analgésico del postoperatorio también puede verse dificultado por las características morfológicas de la extremidad. No todos los pacientes obesos, definidos por un IMC elevado presentan las mismas características morfológicas en la extremidad a intervenir y por tanto han de presentar una dificultad operatoria mayor que la de otros pacientes no obesos. Winiarski12 fue el primer autor en describir las dificultades operatorias que pueden presentar estos pacientes, tales como arrancamientos del LLI por el uso de los separadores, incorrecta colocación de las guías de corte tibial con una mala orientación del implante tibial, mayor incidencia de infecciones superficiales por lesión de las partes blandas, mayor incidencia de infecciones profundas por tiempos quirúrgicos más prolongados. Sugería que alguna de las complicaciones peroperatorias, podrían ser reducidas utilizando guías endomedulares en la tibia que a la vez, ayudarían a realizar correctamente el corte tibial, y por consiguiente a orientar correctamente el implante. 92 En nuestra experiencia, el IMC no es el único parámetro que nos determinará la dificultad operatoria. Las características morfológicas y antropométricas de la extremidad a intervenir, son las que dificultarán la operación (fig. 3). Así, tal como se hace en cirugía mínimamente invasiva de rodilla, es conveniente determinar el diámetro de la rodilla en la zona suprapatelar y de la TTA y relacionarlo con la longitud de la extremidad para poder predecir una mayor o menor dificultad durante la intervención. Las complicaciones postoperatorias locales y generales así como los resultados (outcomes) de las artroplastias sí se ven influenciados por el IMC, más que por las características morfológicas de la extremidad2,3,11. Nuestro protocolo quirúrgico en éste tipo de pacientes obesos, tiene en cuenta la necesidad de disponer de una serie de ayudas que faciliten el manejo y la intervención a realizar. La mesa quirúrgica ha de soportar el peso elevado que presentan estos pacientes (mesas para cirugía de obesidad mórbida); los manguitos neumáticos de isquemia han de ser adecuados para que se adapten al contorno del muslo (de forma cónica) y mantengan la extremidad exangüe sin necesidad de utilizar presiones elevadas. Asimismo el disponer de soportes especiales facilita la colocación del paciente y su manipulación en quirófano. La posibilidad de utilizar la guía endomedular (fig. 4) de corte tibial está disponible en todas las instrumentaciones de cirugía protésica de rodilla pero la mayoría de cirujanos de nuestro entorno prefieren la utilización de la guía extramedular (fig. 5), ya sea por estar más habituados a ella o para huir de las posibles complicaciones que su uso puede representar9. La utilización de la guía endomedular en la tibia precisa de una correcta localización del punto de entrada a nivel de la superficie tibial (fig. 7), en la inserción del ligamento cruzado anterior. La existencia de un morfotipo en varo marcado de la tibia, hace que el punto de entrada de la guía tenga que ser más externo y anterior para evitar que ésta se dirija a la cortical externa diafisaria. La existencia de fracturas diafisarias de tibia previas, contraindicarían el uso de la guía endomedular ya que el callo de fractura dificultaría el paso de la guía. Las desviaciones importantes del eje anatómico de la tibia, en uno de los planos dificultaría también su uso. En el momento de la cirugía, en el caso de rodillas con perímetros circunferenciales elevados en los que el tejido graso es voluminoso (fig. 7), la dificultad principal radica en la separación del aparato extensor para visualizar la tibia y en la liberación de las estructuras ligamentosas para corregir la alineación de la extremidad. No nos hemos encontrado casos de arrancamientos de LLI y tendón rotuliano en nuestra serie, pero la dificultad operatoria existe. Sí creemos que, de acuerdo con Winarsky12 y Rotman9 el uso de la guía extramedular en la tibia es dificul- L.M. Lozano, et al Fig. 3. Características morfológicas de la rodilla. Fig. 4. Guía endomedular de corte tibial. Fig. 5. Guía extramedular de corte tibial. Fig. 6. Punto de entrada de la guía endomedular tibial. Fig. 7. Espesor del tejido graso subcutáneo. VANCES ATraum Guía endomedular de tibia en artroplastias totales de rodilla 93 toso ya que las extremidades gruesas hacen difícil adaptar la guía al contorno del tobillo y es difícil que cirujano y ayudante, puedan dominar la separación de las partes blandas y el mantenimiento y orientación de la guía y la plantilla de corte tibial. Es por ello que la guía endomedular puede ser de utilidad en éstos casos. Así como en la población general el uso de la guía endomedular ha sido validada por Rotman y Devashu 9,1, como una herramienta útil y que consigue una correcta orientación del componente tibial comparándola con la guía extramedular en población general, en el grupo de obesidad creíamos necesario también validar su uso. Creemos que ésta serie lo permite, en cuanto a que la técnica quirúrgica en todos los pacientes fue la misma, el grupo de cirujanos que intervino a los pacientes forma parte de una unidad específica de rodilla que conoce el modelo utilizado y las intervenciones se realizaron en un período corto en el tiempo (de enero a septiembre de 2006). Todas las mediciones radiográficas fueron realizadas por una sola persona para evitar la variabilidad interobservador (figs. 8 y 9). Los dos grupos eran equiparables en cuanto a IMC y grado de deformidad previos a la intervención. La aleatorización del uso de una guía u otra se realizó en quirófano en el momento previo a la intervención. En los dos grupos, en que se utilizó la guía endomedular y en el que se utilizó la guía extramedular, se consiguió una correcta orientación del componente tibial como era de esperar; no existiendo diferencias en los dos grupos. Tampoco existieron diferencias entre los dos grupos en cuanto al número de cirujanos que participaron en cada intervención. La diferencia estadísticamente significativa que encontramos entre los dos grupos, en cuanto al tiempo de isquemia (medido desde el inflado del torniquete neumático tras entallar la extremidad, hasta la cementación de los implantes en que 94 Fig. 8. Orientación de los componentes en el plano frontal. Fig. 9. Orientación de los componentes en el plano sagital. se libera para realizar la hemostasia), nos parece atribuible al uso de un tipo de guía u otro ya que ésta es la única diferencia que presentaban los dos grupos. El tiempo es menor (6 minutos de media) en el grupo 2, en el que se empleó la guía endomedular de corte tibial. Su uso permitió pues acortar la intervención, factor que favorece el pronóstico y predispone a una menor incidencia de complicaciones. En nuestra serie no se han presentado complicaciones debidas al uso de guías endomedulares como las descritas por otros autores tales como embolias grasas7. El punto de entrada de la guía endomedular en la tibia, puede dificultar la orientación del vástago suplementario empleado de la bandeja tibial en el momento de la colocación del implante definitivo9, ya que éste orificio no coincide en la mayoría de los casos, con el orificio de entrada del vástago de la quilla tibial, que marcamos sobre la plantilla de prueba de la bandeja tibial. En conclusión, en nuestro estudio corroboramos la utilidad de ambas guías de orientación del corte tibial en pacientes con obesidad e IMC superior a 35 kg/m2, para orientar correctamente el componente tibial de la ATR. El menor tiempo de isquemia en el grupo en que se utilizó la guía endomedular parece indicar su utilidad para facilitar la intervención quirúrgica ya que la colocación y orientación de la plantilla de corte tibial se realiza de forma más rápida y no se necesita tomar referencias anatómicas de la extremidad para su correcta orientación al estar guiada por el eje anatómico de la tibia. El uso de la guía endomedular reduce el tiempo quirúrgico en este tipo de pacientes sin aumentar el número de complicaciones peroperatorias ni postoperatorias, Bibliografía 1. Kansara D, Markel D. The effect of Posterior Tibial slope on range of motion after total knee arthroplasty. J Arthro 2006;21(6):809-13. 2. Foran JRH, Mont MA, Amar D. Rajadhyaksha AD, et al. Total Knee arthroplasty in obese Group. J Arthro 2004;19(7):817-24. 3. Foran JRH, Mont MA, et al. The Outcome of Total Knee Arthroplasty in Obese Patients. J Bone Joint Surg 2004;86-A:1609-15. 4. Guss D, Bhattacharyya T. 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El propósito de este trabajo es valorar si las pautas de actuación pueden influir en la recuperación precoz del paciente medidas en función del rango de movilidad que se consigue; la disminución del número de complicaciones; disminución de la estancia media hospitalaria, necesidad o no de tratamiento rehabilitador al alta y reincorporación precoz del paciente a sus actividades de la vida diaria y valorar si esta reducción en días de tratamiento rehabilitador se traduce en ahorro de costes. Palabras clave Prótesis total de rodilla (PTR). Rehabilitación. Vía clínica. 000060 004573 Introducción La artrosis de rodilla es una patología que provoca dolor e incapacidad física interfiriendo en muchas Correspondencia Olga Susana Pérez Moro Unidad del Aparato Locomotor Hospital Universitario Santa Cristina c\ Maestro Vives, 2 - 28009 Madrid Tel.: 915 574 470 HSC 678 657 303 OSPM VANCES ATraum ocasiones con las actividades de la vida diaria. La artroplastia de rodilla es una solución eficaz en el tratamiento de la discapacidad que presentan estos pacientes. En los últimos años la demanda asistencial ha ido en aumento y todo gracias a la mejora de la calidad y a la prolongación de la vida, el paciente no sólo pretende vivir más “sino vivir mejor.” Los resultados clínicos, funcionales y de supervivencia del implante de sustitución protésica de rodilla se están equiparando a los obtenidos en las prótesis totales de cadera, gracias a la evolución de los conceptos, las técnicas y los diseños de las mismas6. Al igual que el equipo quirúrgico, el médico rehabilitador, el reumatólogo, el equipo de fisioterapeutas y enfermería son pilares básicos, y su actuación conjunta y coordinada es necesaria para conseguir una rápida y correcta recuperación del paciente, reduciendo al máximo las discapacidades después de la intervención quirúrgica. El uso de vías clínicas es una forma de mejorar tanto, una adecuada gestión del proceso, como una asistencia efectiva, segura, eficiente y homogénea de acuerdo a los criterios clínicos y asistenciales. Material y método Estudio retrospectivo que incluye 65 pacientes de ambos sexos, intervenidos de prótesis total de rodilla por el Servicio de Traumatología de nuestro hospital durante el periodo comprendido entre enero 2003 y marzo 2005. Las variables estudiadas han sido edad, sexo, días de estancia hospitalaria, días de rehabilitación durante el ingreso, días de rehabilitación tras el alta 37/2 2007 - Págs. 97en a 101 Rehabilitación pacientes intervenidos de artroplastia de rodilla 97 hospitalaria, necesidad de ayudas técnicas antes y después de la intervención quirúrgica, dolor, complicaciones, balance articular, parámetros analíticos, autotransfusión y necesidad de transfusión. El ingreso de los pacientes se realizó el día previo a la intervención quirúrgica, excepto los pacientes diabéticos y aquellos con tratamiento anticoagulante que generalmente, precisaban de 48 horas previas a la intervención para ajustar correctamente la medicación. Las diferentes fases de asistencia desde el ingreso hasta el alta hospitalaria se realizaron de forma protocolizada según una vía clínica (fig. 1). Los días de estancia hospitalaria se contabilizaron desde el día del ingreso hasta el día del alta hospitalaria. El paciente previamente a la intervención quirúrgica es valorado por el Servicio de Hematología, quien decide si el paciente es candidato o no, a entrar en un programa de autotransfusión. La técnica quirúrgica fue similar en todos los pacientes, la cirugía realizada sin isquemia, la incisión quirúrgica longitudinal en línea media, y tanto la apertura como el cierre se realizaron en flexión. La prótesis utilizada fue híbrida (platillo tibial cementado) con conservación del cruzado posterior. Para la valoración del dolor se utilizó la Escala Analógica Visual (EAV), y para el balance articular, la goniometría manual. En todos los pacientes se realizó la pauta habitual de profilaxis antibiótica con Cefazolina 2 g i.v. media hora antes de la cirugía y dos dosis más en las siguientes 24 horas, en caso de alergia se utilizó Vancomicina. La anticoagulación se realizó con heparina de bajo peso molecular (HBPM) administrando la primera dosis 12 horas antes de la cirugía y las siguientes dosis cada 24 horas hasta un mes después del alta hospitalaria. Después de la cirugía, el paciente pasa a la Unidad de Cuidados Posquirúrgicos donde se inicia la profilaxis física de trombosis venosa profunda (TVP) adaptando en ambos miembros inferiores bombas de impulso plantar, estos impulsores plantares se conectan una hora dos veces/día, a una presión de 130 mm Hg cada 20 seg. A las 24 horas se retiran los redones y se ducha al paciente limpiando la herida quirúrgica con agua y jabón, Fig. 1. Vía de actuación artroplastia de rodilla. 98 OS. Pérez Moro, et al de forma sistemática, también como profilaxis física, se adaptan medias de compresión “media” inguinopédicas. En el postoperatorio inmediato (primeras 24 horas) el médico rehabilitador valora al paciente y establece las pautas de tratamiento a seguir durante la estancia hospitalaria que son dirigidas por el fisioterapeuta, al paciente se le entrega un folleto ilustrado con los ejercicios a realizar y las actitudes que debe evitar insistiendo en la necesidad de realizar los ejercicios varias veces al día. Pauta de tratamiento rehabilitador: • Día 1: Movilización pasiva continua (MPC) dos horas tres veces al día, iniciando con un arco de movilidad articular 0-40º y aumentando los grados y la velocidad en función de la tolerancia del paciente. Movilizaciones pasivas y activo asistidas en flexo-extensión. Isométricos de cuádriceps e isquiotibiales. Sedestación según tolerancia, con alternancia del miembro operado en flexión progresiva por gravedad sin forzar en exceso y extensión, intentamos bipedestación y deambulación pocos pasos. • Día 2: MPC dos horas dos veces al día, reeducación de la marcha en carga parcial. Movilizaciones pasivas y activoasistidas en flexo-extensión, isométricos e isotónicos de cuádriceps e isquiotibiales, enseñar trasferencias. • Día 3: MPC con la misma pauta, movilizaciones pasivas y activoasistidas insistiendo principalmente en la extensión, enseñanza de trasferencias y actividades de la vida diaria, así como subir y bajar escaleras. • Día 4 y sucesivos hasta el alta hospitalaria el paciente va adquiriendo destreza para la vuelta a su domicilio. Los criterios utilizados para el alta hospitalaria fueron: buen estado general del paciente, herida quirúrgica óptima, balance articular de al VANCES ATraum menos 80º de flexión, marcha en carga parcial y capacidad para subir y bajar escaleras. Al alta el paciente con la información obtenida oral y escrita continúa realizando un programa de ejercicios en domicilio revisado en las consultas sucesivas. El seguimiento de los pacientes ha sido de un año con visitas al mes, tres, seis y doce meses. Resultados De los 65 pacientes estudiados 53 eran mujeres y 12 varones, con una edad media de 71 años, rango de 52 a 84 años. La estancia media hospitalaria fue de 6 días, la media del tratamiento rehabilitador durante el ingreso fue de 5 días, sólo 6 pacientes de los 65 precisaron tratamiento rehabilitador de forma ambulatoria tras el alta hospitalaria durante un tiempo medio de 13 días. El balance articular medio al alta fue de 81,5º; al mes 89,3º; a los tres meses 92,7º; a los 6 meses 93,5º y de 94,1º al año. De los 65 pacientes del estudio 35(53%) entraron en el programa de autotransfusión, los treinta restantes, fueron rechazados por causas diversas como: edad avanzada, polimedicados, TVP previa. Un 33% de los pacientes necesitaron transfusión, de los cuales 10 pertenecían al grupo de pacientes que habían entrado en el programa de autotransfusión. El dolor valorado mediante la EAV fue de 7 previo a la intervención quirúrgica, pasando a 1,8 de media a los seis meses, y 1,4 al año. Los valores analíticos medios previos a la intervención quirúrgica fueron de: hemoglobina (Hb):13,7g/dL y hematócrito (Hto): 38,9%. A las 24 horas los valores fueron de Hb: 9,7g/dL y Hto: 28%. Con respecto a las complicaciones hubo tres complicaciones mayores correspondientes a una fractura del cóndilo femoral interno por caída casual y dos inestabilidades anteriores que se solucionaron cambian- do el polietileno por uno más conformado, cinco fueron las complicaciones menores que consistieron en: dos infecciones superficiales de la herida quirúrgica resueltas con tratamiento antibiótico, una cefalea postanestésica, una fiebre de origen desconocido y un cuadro confusional de tres días de duración. Todos los pacientes al alta hospitalaria fueron capaces de caminar de forma independiente con ayuda de dos bastones y capaces de subir y bajar escaleras. Con respecto a la utilización de ayudas técnicas previo a la intervención: 35 pacientes utilizaban 1 muleta, 7 pacientes 2 muletas y 23 pacientes ninguna, al año de la intervención quirúrgica 9 pacientes utilizaban 1 muleta. Discusión Muchos son los factores que influyen en la obtención de buenos resultados funcionales después de una artroplastia de rodilla, entre ellos destacan una indicación precisa, el balance articular previo, una adecuada técnica quirúrgica, un correcto tratamiento de rehabilitación y una previsión de las complicaciones para su prevención9,7. Con respecto a la movilización pasiva continua (MPC) se ha visto que combinada con fisioterapia, aumenta de forma significativa los grados de flexión activa a corto plazo, también disminuye de forma significativa la estancia media hospitalaria, disminuye el consumo de analgésicos y previene contra la TVP y TEP5. La utilización profiláctica de medidas de compresión gradual contribuye a la disminución del riesgo de TVP en pacientes posquirúrgicos en asociación con otras medidas de profilaxis2. En nuestro programa de rehabilitación todos los pacientes utilizaron MPC dos veces al día durante tres horas. Hay una gran controversia con respecto al tiempo y a la duración del tratamiento, desde autores que hablan de la eficacia de su uti- Rehabilitación en pacientes intervenidos de artroplastia de rodilla 99 lización con un mínimo de 5 horas hasta los que emplean 20 horas de tratamiento. El cambio continuo de diseños protésicos va a favor de mejorar los grados de flexión articular, disminuir el dolor y mejorar la capacidad de marcha. El poder contar con una unidad multidisciplinaria donde los profesionales trabajan de forma conjunta siguiendo un protocolo de actuación mediante la elaboración de una vía clínica, favorece en gran medida la obtención de esos buenos resultados, disminuye los costes y la estancia hospitalaria8,17,13. Una rehabilitación precoz e intensiva permite a corto y a medio plazo una mejoría funcional en el primer año de la intervención quirúrgica10, eso favorece una pronta independencia funcional para las AVD, y no debemos olvidar la satisfacción y la confianza obtenida por el paciente. Posteriormente, a través de unas normas de actuación, el paciente es enviado a su domicilio para completar el programa de rehabilitación, se le recomienda realizar los ejercicios diez minutos cada hora del día respetando las horas de sueño (programa intensivo) con ello, disminuimos la demanda de rehabilitación ambulatoria, ahorro de desplazamientos y ayudas sociales innecesarias11,16. Al igual que en otras series existe un predominio de mujeres intervenidas quirúrgicamente coincidiendo con la mayor incidencia de gonartrosis en la mujer. Las disminuciones medias de las tasas de hemoglobina de nuestro estudio son equiparables a las de otros autores; Así, Callaghan et al, publicaron que el descenso medio de hemoglobina en PTR primarias era de 3,85 ± 1,4g\dL4. La artroplastia de rodilla se acompaña de una serie de complicaciones medicoquirúrgicas a tener en cuenta como son las alteraciones tromboembólicas, infección de la herida quirúrgica, lesión de partes blandas, rigideces articulares etcétera. 100 Creemos que nuestra baja tasa de complicaciones es debido tanto al uso de medidas farmacológicas, como a la profilaxis antibiótica y antitrombótica complementada con medidas físicas preventivas precoces, como los sistemas de compresión elásticos, la utilización de bombas de impulso plantar y la movilización temprana después de la intervención quirúrgica. La cirugía sin isquemia genera grandes controversias entre los distintos autores, así, Wakankar et al18, en su serie obtienen cambios significativos con respecto al balance articular en el grupo de pacientes operados sin isquemia en los primeros siete días, dato que se iguala al grupo operado con isquemia a las seis semanas. Los pacientes intervenidos sin isquemia experimentan un mayor confort durante el postoperatorio inmediato, pudiendo facilitar la rehabilitación temprana. Abdel Salam y Eyres1 estudiaron 80 pacientes divididos en dos grupos con y sin isquemia, observando que el dolor postoperatorio era menor en el grupo de pacientes intervenidos sin isquemia, también observaron que los grados alcanzados en flexión se conseguían precozmente, y que el número de infecciones superficiales de la herida quirúrgica era menor o igual que el número de TVP. Parmet et al12 observaron que el riesgo de accidente tromboembólico era 5,33 veces mayor utilizando isquemia en una serie de 24 pacientes comparada con una serie similar intervenida quirúrgicamente con isquemia. En nuestro estudio no hemos observado ninguna TVP. Entre las medidas profilácticas físicas la utilización de impulsores plantares es una terapia de bajo coste y de uso sencillo que puede disminuir las complicaciones tromboembólicas, así lo reseñan varios autores en la literatura como Stannard JP et al14,15, en cuyo artículo concluye que la reducción de TVP fue significativa en el grupo de pacientes que utilizaron impulsores plantares de forma intermitente. En contraposición, Amsari et al 3, en su estudio con 1390 PTR, concluye que la incidencia de TEP sin profilaxis en pacientes sin factores de riesgo, es de un 0,4% por lo que no justifican la profilaxis de rutina. Pensamos que es arriesgado la no utilización de medidas profilácticas farmacológicas asociadas a las medidas físicas al igual que Kray et al, que abogan por el uso de terapia farmacológica a bajas dosis, movilización temprana y medias de compresión. Conclusiones 1. La actuación conjunta y protocolizada entre el Servicio de Traumatología y Rehabilitación en la cirugía protésica de rodilla, permite la obtención de buenos resultados funcionales, disminuye la estancia media hospitalaria y reduce el número de complicaciones con el consiguiente ahorro económico. 2. El empleo tanto de medidas farmacológicas como físicas en el postoperatorio de la artroplastia de rodilla, disminuye el número de complicaciones tromboembólicas. 3. El inicio de la rehabilitación en las primeras 24 horas después de la cirugía permite a los pacientes una deambulación precoz y una rápida incorporación a las actividades de la vida diaria. 4. La rehabilitación domiciliaria, siempre precedida de unas indicaciones precisas por personal cualificado, disminuye el número de pacientes que precisan rehabilitación ambulatoria y el número de traslados en ambulancia con la consiguiente reducción de costes. Bibliografía 1. Abdel-Salam A, Eyres KS. Effects of tourniquet during total Knee arthroplasty. A prospective rabdomised study. J Bone Joint Surg (Br) 1995;77(2):250-3. 2. Amarigiri SV, Iees TA. Medias de condensación elásticas para la prevención de vena profunda ( Revisión Cochrane traducida). En: La biblioteca Cocrane plus, 2005 nº3 Oxford Update Sofware ltd. OS. Pérez Moro, et al Disponible en: http:// www. Updatesoftware.com.(traducida de la Cochrane Library, 2005 Tssue 3. chischester, UK: John Wiley & Sons, Ltd.). 3. Ansari S, Warwick D, Ackroyd CE, Newman JH. Incidence of fatal pulmonary embolism after 1390 Knee arthroplasties without routine prophylactic anticoagulation, except in high-risk cases. 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Rehabilitación en pacientes intervenidos de artroplastia de rodilla 101 Objetivos y fases del tratamiento de rehabilitación en las ligamentoplastias del LCA por tendón autólogo de semitendinoso-recto interno F. Conesa Hernández*, J. Calvo Sanz** *Medico Rehabilitador CEPRA **Fisioterapeuta Hospital - Centro de Prevención y Rehabilitación Asepeyo St. Cugat (Barcelona) Profesor Asociado de Fisioterapia Universitat Internacional de Catalunya (St Cugat Barcelona) Resumen Las ligamentoplastias intraarticulares de ligamento cruzado anterior (LCA) deben seguir una metodología posquirúrgica de fisioterapia acorde con el plan terapéutico consensuado por el equipo que trata al lesionado es decir: cirujano–traumatólogo, médico rehabilitador, y fisioterapeuta; en el que se han de establecer unos objetivos a corto, medio y largo plazo estructurados en fases adaptadas a los estadios de ligamentización del tendón dador para la reparación del LCA . Palabras clave Ligamento cruzado anterior (LCA). Cadena cinética cerrada (CCC). Trabajo estático intermitente (TEI). Cadena cinética abierta (CCA), Rehabilitación (RHB).Tratamiento (TTO). Extremidades inferiores (EEII) 000060 004641 Introducción En estos últimos años estamos asistiendo a una mejor comprensión de los intrincados procesos implicados en la reparación de las heridas, gracias a los avances en Correspondencia Jordi Calvo Sanz Dpto. de Rehabilitación Hospital - Centro de Prevención y RHB. Asepeyo St Cugat Avda Alcalde Barnils 54-60 08190 St Cugat del Vallès (Barcelona) Tel.: 935 653 900 ext 3548 Fax: 936 754 114 jcalvosanz@asepeyo.es 102 investigación, y de ello se desprenden nuevas practicas terapéuticas como por ejemplo el uso de factores de crecimiento, que mejoran el resultado de las lesiones, especialmente en tejidos con poca capacidad regenerativa propia. También en medicina física nuestra practica habitual se ha visto mejorada en la concepción y orientación de los tratamientos y técnicas empleados, y hoy comprendemos mejor las diferentes fases de la cicatrización y somos por lo tanto capaces de razonar la idonei- 37/2 2007 - Págs. 102 a 112 dad de un enfoque secuencial acorde y aplicar en cada momento el estímulo necesario para favorecer un resultado óptimo, minimizando en lo posible el riesgo de complicaciones. Tras un accidente traumático de envergadura suficiente para provocar la ruptura del complejo ligamentario central de la rodilla, se ponen en marcha toda una batería de eventos conducentes a la reparación del daño tisular y cuyo resultado natural es la formación de una cicatriz. Ésta engloba y afecta a todos los tejidos implicados, también los afectados por la reparación quirúrgica oportuna, desde la superficie cutánea a los planos mas profundos, y dejada a su evolución espontánea sabemos de sobras que el carácter adherente que garantiza la unión de los bordes de la herida, puede también generar adhesión entre planos de deslizamiento, planos profundos, incluso ósea; causa potencial de graves limitaciones funcionales, especialmente cuando la lesión asienta en zonas articulares, como es el caso, o de gran necesidad de deslizamiento entre los diferentes tejidos y estructuras constituyentes como la mano por ejemplo. Así pues debemos ser capaces de asegurar la correcta cobertura cu- F. Conesa Hernández, et al tánea y unión de los tejidos lesionados, minimizando el riesgo de adherencias entre ellos y favoreciendo además las capacidades propias de regeneración de éstos, en busca de una reparación compatible con la recuperación de sus funciones. Por ello es fundamental conocer no sólo la envergadura lesional, sino también las técnicas quirúrgicas empleadas para su reparación, puesto que junto al tiempo transcurrido, son los elementos en los que va a descansar la prescripción del tratamiento y la gradación de su aplicación. Si bien durante el periodo inflamatorio, que se extiende a los primeros días después de la lesión y reparación quirúrgica apropiada, las medidas a aplicar van a tener un carácter meramente paliativo en la intención de controlar dicho proceso inflamatorio, una vez establecido un mínimo de callo fibroso de unión intertisular, debemos aplicar los estímulos necesarios para favorecer la libertad e independencia de las superficies que así lo requieran y favorecer la nutrición de los elementos intraarticulares, pero sin riesgo de dislaceraciones o irritación que comportarían de nuevo inflamación y posterior aumento de la fibrosis y por ende de adherencia. Progresivamente al aumento de consolidación del callo cicatricial aumentaremos los requerimientos aplicados diferenciando en lo posible modalidades acordes con cada uno de los tejidos en reparación. Hoy sabemos que el estímulo indispensable para la consolidación ósea es el apoyo, y por tanto la aplicación oportuna y acertadamente progresiva de cargas crecientes favorecerá la diferenciación del tejido fibroso interfragmentario, estimulando su progresiva calcificación y aumento de dureza. Del mismo modo todos los tejidos son especialmente sensibles a estímulos que les son propios, las tensiones para el tejido tendinoso, la elastificación para los capsuloligamentarios, la compresión descom- VANCES ATraum presión para el cartilaginoso, etcétera. La conocida metaplasia del elemento tendinoso colocado en sustitución del pivot central, requiere largo tiempo y pensamos se ve favorecida por los estímulos que progresivamente soliciten su función estabilizadora. Por ello resulta fundamental la orientación protectora inicial (véase evitación de mínimas solicitudes de desplazamiento anterior de la tibia) con la tonificación maximal de la musculatura compensadora, y la posterior demanda en ejercicios de solicitud creciente. Podemos pues establecer un calendario que adaptándose al tempo evolutivo (lo cual requiere del juicio clínico y la validación evolutiva frecuentes) aplique los cuidados y medidas oportunas para prevenir en lo posible las complicaciones, y aporte el estímulo adecuado para favorecer la diferenciación del tejido cicatricial en los tejidos nobles que engloba; y también resaltar la abstención de maniobras que puedan comprometer la continuidad obtenida por desajuste entre su intensidad y la coherencia del tejido en cada una de las fases de cicatrización. Tras una ruptura del LCA tanto la opción conservadora como la quirúrgica son aceptables, y los factores que pueden orientar en uno u otro sentido vendrán determinados por: • Edad : “la edad de la rodilla“ • Ruptura total o parcial • El grado de inestabilidad • La laxitud del individuo • El tipo de actividad deportiva o laboral a practicar • Motivación y nivel de competición • Constitución del sujeto • Estado de la rodilla antes de la lesión del LCA. El tratamiento quirúrgico ha de permitir, ante todo, restablecer la estabilidad pasiva ligamentaria. En la reparación quirúrgica del LCA debemos establecer unos objetivos y fases del tratamiento que irán acordes a los estadios de ligamentización del tendón dador para la consecución de un nuevo ligamento que sea lo más parecido al original y que nos pueda reproducir funcional y biomecánicamente las funciones previas a su ruptura y reparación. La rehabilitación como hemos mencionado anteriormente se orientará siguiendo las fases y el fenómeno de ligamentización debiendo favorecer la cicatrización y el remodelaje colágeno con la aplicación de tracciones juiciosamente dosificadas y estimulantes de su transformación progresiva en neoligamento. Para ello la rehabilitación de las ligamentoplastias del LCA será personalizada a cada caso concreto, pero siguiendo unas trayectorias clínicas establecidas que combinarán fases hospitalaria, ambulatoria y domiciliaria. En los casos que no se haya tenido que intervenir de urgencia y se haya podido dejar “enfriar“ la rodilla, es de suma importancia que el paciente haya podido hacer tratamiento prequirúrgico: • Si tenemos signos inflamatorios erradicarlos. • Trabajar la tonificación muscular para obtener un balance muscular correcto; será muy importante el refuerzo isquiotibial en todas sus modalidades (cadena cinética abierta, en concéntrico y en excéntrico) y el trabajo cuadricipital priorizando la cadena cinética cerrada. • La propiocepción acompañada de una reprogramación neuromotriz para evitar la inestabilidad al igual que haríamos en el tratamiento conservador. • El balance articular debe ser completo, y en los casos en que se aprecie limitación articular, previamente a la intervención quirúrgica debemos recuperar las amplitudes articulares limitadas; preoperatoria. • Facilitar la información que le podamos dar desde fisioterapia, Tratamiento de rehabilitación en las ligamentoplastias del LCA 103 sobre su temporización terapéutica posquirúrgica, educando al paciente en todo su proceso rehabilitador, utilización de férulas u ortesis, etcétera. Objetivos generales de Rehabilitación 1. Proteger la Plastia Debe ser uno de los principales objetivos de la fisioterapia tras la reparación quirúrgica del LCA, seremos muy respetuosos y prudentes en los actos de rehabilitación sobre la plastia así como muy cautelosos con el injerto en cada una de las etapas de ligamentización del tendón dador; evitaremos maniobras inapropiadas y adaptaremos posiciones o abordajes buscando no crear tensión mecánica sobre la misma, como hiperextensión de rodilla o movimientos bruscos de rotación femorotibial. 2. Evitar las secuelas de la inmovilización Será muy importante tratar precozmente al paciente para que no se puedan desencadenar procesos derivados de la inmovilización: atrofia, osteoporosis, etc., y al mismo tiempo tratar los propios del acto quirúrgico: derrame sinovial, dolor, hematoma, etc. También como en toda intervención quirúrgica deberemos vigilar y alertar de las posibles complicaciones: sepsis, tromboflebitis, distrofia simpático-refleja, neuromas (zonas de anestesia o dolorosas), cicatriz dolorosa, rigidez articular en flexión por adherencias, o limitación de la extensión por síndrome de del Cíclope, lesión nerviosa o arterial, etc. (fig. 1). 3. Incorporación rápida a las actividades deportivas y laborales Será el objetivo final conseguir una rodilla estable par retomar las capacidades físicas y deportivas del individuo. Este objetivo se conseguirá devolviendo a la rodilla una movilidad y una troficidad 104 muscular compatible con el retorno soportable a las solicitaciones de las actividades de la vida diaria, hecho que podremos demandar según diversos autores entre las 8 – 12 semanas, y después el retorno deportivo por regla general entre 6-8 meses10. Objetivos y fases de tratamiento de la Reeducación Funcional 1.Fase I (postoperatoria ± 1-15 días) Objetivos: Rodilla seca y no inflamada • Extensión activa completa (0º) • Despertar muscular • Esquema de marcha normal • Conseguir un B.A 0-90º, rodilla no dolorosa con buen ascenso activo longitudinal rotuliano • Acompañado de tratamiento médico: del dolor, edema, hematoma, etcétera. Actuaciones terapéuticas de fisioterapia en esta fase: • Tratamiento de la sintomatología post IQ: edema, dolor, hematoma (derrames hemáticos) lo realizaremos a través de vendaje elástico, crioterapia, elevación de la extremidad inferior, etc. Como trtamiento complementario para ayudar a la reabsorción del hematoma nos ayudaremos de: US pulsátil con gel heparinoide y láser. • Trabajo de la movilidad articular: Movilizaciones pasivas de la rótula en todos sus planos, previa masoterapia de tercio distal de cuádriceps para evitar adherencias de fondos de saco perirrotulianos, movilizaciones pasivas manuales y con CPM (movilización pasiva motorizada o artromotor) (fig. 3) en flexoextensión de rodilla en rangos de movilidad no dolorosos sin exceder los 90-100º; progresivamente iremos aumentando los últimos grados de flexión, movilizaciones autopasivas, ejercicios activos de cinesiterapia de las articulaciones vecinas adyacentes (ca- dera ,tobillo dedos pie,etc.), flexión de rodilla a favor de la gravedad con extensión pasiva a 0º. • Trabajo de trofismo muscular: Isométricos de cuádriceps en diferentes grados, con varios objetivos: evitar o minimizar los efectos de la atrofia sobre él, crear un ascenso activo longitudinal de rótula y un bombeo muscular de alternancia contracción –relajación como maniobra de drenaje articular. Isométricos de isquiotibiales en diferentes ángulos; todo ello lo podremos reforzar o complementar, sobre todo para minimizar la inhibición, con electromiofeedback o electroterapia excitomotora, Ejercicios de cocontracción cuádriceps-isquiotibiales realizando ya las primeras posiciones de cadena cinética cerrada. Utilizaremos técnicas de facilitación neuromuscular para evitar la inhibición muscular transitoria; a través de: cadenas musculares de coordinación, reflejos de desbordamiento de energía, contracción de cuádriceps contralateral, contracción simultánea del tibial anterior homolateral , extensor de dedos y glúteo mayor, desequilibrios anteroposteriores de tronco, aprovechamientos de las reacciones de paracaídas, cadena anterior disco proximal sobre vasto interno, etcétera. (fig. 2). Deberemos vigilar mucho el trabajo de elevación activa de la extremidad con la rodilla en extensión si el tendón dador es el tendón rotuliano (fragilizado) para no crear dolores y tendinitis sobre al aparato extensor hecho que conlleve una inhibición muscular refleja y pueda dar lugar a un proceso algodistrófico (fig. 3) El paciente realizará deambulación con dos bastones con férula estabilizadora Porque debemos movilizar y su influencia sobre el trasplante La movilización precoz, al contrario del enfoque posquirúrgico antiguo de mantener durante un peF. Conesa Hernández, et al Fig. 1. Fig. 2. Fig. 3. VANCES ATraum Tratamiento de rehabilitación en las ligamentoplastias del LCA 105 riodo de tiempo la inmovilización para la protección de los anclajes del neoligamento constituye un elemento fundamental para combatir las consecuencias negativas de la inmovilización sobre la plastia y también generales que son: La perturbación del alineamiento del colágeno y la disminución de la resistencia del ligamento y de sus inserciones5,6,7, en cambio la movilización precoz no tiene efectos nocivos sobre los anclajes y sobre el neoligamento, no contribuye a la laxitud del neoligamento y sí favorece la reabsorción del hemartros responsable de la inhibición muscular que conduce a la atrofia y a las adherencias intraarticulares8,9 así como la desorganización de las fibras de colágeno; cabe tener en cuenta que durante la fase de revascularización de las fases de ligamentización, la nutrición sólo es posible a través del líquido sinovial y si la cápsula articular está intacta la movilización es positiva. Por eso será muy importante recuperar bien la extensión completa en las primeras dos semanas y ya tener un BA en flexión de unos 120º entre las 4-6 semanas como tiempos aproximados ideales. Ejemplo día tipo. Primera semana El fisioterapeuta valora el estado global de la rodilla, así como la marcha corrigiendo aquellos patrones anómalos, es muy importante adiestrar bien al paciente en la colocación de la férula, seguidamente realiza la sesión consistente en varios bloques: 1. Atenuación del fenómeno álgico e inflamatorio (fig. 11). 2. Normalización articular (figs. 4,9,10). 3. Normalización muscular (figs. 5 a 8). 4. Reeducación de la marcha y adiestramiento de colocación de la férula (fig. 12). 2.Fase II: (desde fase 1 hasta 2 – 3 meses orientativamente) Objetivos: Rodilla seca y no inflamada: 106 • Amplitud articular completa • Buen control muscular Actuaciones terapéuticas de fisioterapia en esta fase: • Se continúan pautas de la fase anterior. • Extensión completa y flexión completa. • Marcha autónoma, abandono de bastones y de férula, cabe decir en cuanto al uso de la ortesis o férula que en el periodo inicial tendrá la orientación de control de la movilidad, en el periodo ambulatorio como estabilización y en el medio deportivo podrá ser sustituida opcionalmente por tappings específicos o rodilleras y ortesis estabilizadoras especificas. • Se trabajan las cocontracciones isquiotibiales-cuádriceps en CCC, entre las primeras 4-6 semanas; se prioriza el trabajo de cuádriceps en CCA en TEI (trabajo estático intermitente) más que en concéntrico y sobre todo resistido. Debe tenerse en cuenta que la CCA producirá tensiones sobre todo de 0-60º de flexión y con brazos de palanca de resistencia largos. Importancia del trabajo en cadena cinética cerrada10 El trabajo músculo–articular podrá ser realizado en CCA (punto fijo/libre) o CCC (dos puntos fijos). Debemos tener presente que todo movimiento voluntario (flexoextensión de rodilla, las actividades de la vida diaria, los ejercicios propioceptivos, etc.) van a producir tensiones en la rodilla y en sus estructuras de mantenimiento o sostén pasivo como son los ligamentos. Las tensiones sobre el pívot central son diferentes dependiendo de la realización de la contracción y del movimiento. La CCA permite un reclutamiento voluntario de un solo grupo muscular sin el control real de la estabilidad (y del movimiento) por los an- tagonistas lo que conlleva a que la traslación-rotación de tibia sobre fémur no sean controladas y pueda haber tensión ligamentaria y estrés osteocartilaginoso (figs. 13 y 14). En las ligamentoplastias la carga distal producirá mucha traslación anterior, la carga proximal a la rodilla inferior a 10 cm minimiza la traslación anterior. La carga cinética cerrada tiene como características1-4: • Se realiza una tonificación funcional global sin estrés. • Es mucho más funcional para las extremidades inferiores. • Aumenta la estabilidad articular por las fuerzas de compresión femorotibial de forma axial, hay una disminución de las tensiones articulares de cizallamiento y de rozamiento entre las superficies articulares. • Favorece el trabajo de otros extensores de rodilla como son los glúteos y los flexores plantares. • Control de la traslación /rotación de tibia sobre fémur. • Facilita el trabajo simultáneo de isquiotibiales y la coordinación intermuscular, por lo tanto produce una cocontracción automática y realiza un reclutamiento simultáneo y automático de agonis-tasantagonistas (fig. 15). Contraindicaciones de la cadena cinética cerrada12 Habrá situaciones en las que se deberá diferir el inicio de la cadena cinética cerrada en apoyo monopodal y no realizarlo antes del tercer mes tras la ligamentoplastia ya que serán situaciones de tensión parecidas a las que provoca la cadena cinética abierta con trabajo de carga distal favoreciendo el retroceso de los cóndilos sobre la tibia, estas situaciones son: • Lesiones del segmento posterior del menisco medial • Morfotipos con pendiente tibial exagerada mayor a 10º de inclinación. F. Conesa Hernández, et al Fig. 4. Movilización pasiva con artromotor. Fig. 5. EENM sobre cuádriceps. Fig. 6. Ejercicios de tonificación de ADDS. Fig. 7. Isométrico tríceps sural más cuádriceps. Fig. 8. Isométrico de isquiotibiales. Fig. 9. Ejercicio activo asistido de flexión. VANCES ATraum Tratamiento de rehabilitación en las ligamentoplastias del LCA 107 Fig. 10. Ejercicio activo asistido de extensión. Fig. 11. Aplicación de crioterapia a través de flujo de aire. Fig. 12. Deambulación con dos bastones ingleses con férula goniométrica articulada. Fig. 13. Ejemplo de trabajo combinado activo, asistido o pasivo más EENM en jaula de Rocher en CCA (de forma correcta). 108 F. Conesa Hernández, et al Fig. 14. Fig. 15. VANCES ATraum Tratamiento de rehabilitación en las ligamentoplastias del LCA 109 Por lo tanto la cadena cinética cerrada predominará sobre la cadena cinética abierta. Se ha evidenciado mediante potenciómetros y goniómetros electrónicos que es mejor y se priorizará en el periodo de revascularización hasta casi el cuarto mes. Todo ello queda evidenciado en un estudio publicado en la American Journal Sports Medicine del 2000 mediante cortes de RM, obsérvese la diferencia de posicionamiento y recentraje rotuliano entre la cadena cinética cerrada y la cadena cinética abierta (fig. 16). La progresión de la cadena cinética cerrada será: a) En descarga b) En concéntrico c) En excéntrico La progresión de realización de la cadena cinética cerrada también contemplará aumentar grados de flexión de rodilla y resistencia en las extremidades superiores. Sobre las contracciones isométricas y concéntricas de cuádriceps deberemos tener las siguientes consideraciones: • Producirán una traslación anterior tibia/ fémur • La fuerza de tracción del LCA es de 355 N (0º) • Máxima traslación anterior de 0-45º Proponemos un trabajo en cocontracción cuádriceps-isquiotibia- A les con tríceps sural (fig. 17) priorizándolo al de cuádriceps aislado y en cadena cinética abierta (fig. 18) por los motivos mencionados anteriormente. Las contracciones dinámicas concéntricas de cuádriceps producirán una máxima tensión del LCA: de 0-60º y en el trabajo excéntrico; se deberán evitar durante las fases de maduración del transplante. Respecto al trabajo isquiotibial: • Realizará una traslación posterior tibia/fémur • Hay un máximo de traslación posterior de 60-110º • Disminuye las tensiones sobre el LCA - Movilizaciones activo-asistidas en todo el recorrido articular - Tonificación y estiramientos del triceps sural - Bicicleta estática si el paciente puede tener alrededor de los 110º adaptando la resistencia de pedaleo . -Se llevará a cabo también un trabajo flexibilizante y tonificante de las extremidades superiores, la extremidad inferior contralateral y del raquis. -La propiocepción la iniciaremos en descarga dándole una vital importancia al trabajo de control de los rotadores de rodilla, seguiremos en carga y posteriormente pasaremos a planos estables e inestables -A partir de tres meses ± se podrá realizar trabajo isocinético y carre- B ra suave a los tres meses y medio -4. 3.Fase 3: (desde fase 2 en adelante aproximadamente ¿???)11 Objetivos: • Fuerza muscular del lado operado próxima al lado no operado. • Confianza total del paciente en su rodilla y ausencia de aprehensión. Actuaciones terapéuticas de fisioterapia en esta fase: • Continuamos actuaciones de la fase anterior • Refuerzo muscular • Propiocepción • Pliometría • Preparación al retorno deportivo y/o actividad laboral específica. Ejemplo día. Primera semana (fig. 19) Ligamentoplastia del LCA y el retorno a la actividad deportiva Hay muchos criterios diferentes según distintos autores a la hora del retorno a la actividad deportiva, cabe destacar que ya de por sí hay deportes que forman parte de la rehabilitación funcional como son: la bicicleta, la natación y el footing a partir del tercer-cuarto mes. Hay autores que preconizan el retorno precoz entre el segundo y el quinto mes con ortesis si la movilidad es normal, hay una exten- C Fig. 16. En extensión de rodilla. a) Rodilla relajada; b) rodilla en CCC; c) rodilla en CCA (Witvrouw E, et al. Am J Sports Med 2000;28(5). 110 F. Conesa Hernández, et al Fig. 17. Fig. 18. Fig. 19. Ejemplo día. Tipo Fase 3. Circuito propioceptivo de preparación y retorno de la AVDS. VANCES ATraum Tratamiento de rehabilitación en las ligamentoplastias del LCA 111 sión simétrica con la otra extremidad y la evaluación isocinética es normal; en este periodo se incorporarían al cuarto mes en deportes que no comportarán riesgo y que sean sin pívot. La mayoría de autores como Irrgang coinciden que puede ser alrededor del sexto mes teniendo una valoración clínica normal y si no hay más del 20% de diferencia en los test isocinéticos y funcionales (salto de longitud monopodal y triple salto cruzado). Otros autores utilizan y determinan test propioceptivos, específicos y no específicos de cada deporte, y si el paciente tiene un 100% de los parámetros de la normalidad, cumpliendo los criterios de simetría de las extremidades, los dejan incorporarse al sexto mes. 112 Bibliografia 1. Escamilla et al. Biomechanics of the knee during closed kinetic chain open kinetic chain exercices. 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Conesa Hernández, et al Roturas del manguito rotador Resultados de la cirugía abierta en nuestro hospital durante cinco años M.T Campos Polo*, M.A. Fernández Gil**, J.A. Márquez Sánchez*, M. Quiles Galindo* *Servicio de Cirugía Ortopédica y Traumatología **Servicio de Radiología Hospital Infanta Cristina. Badajoz Resumen El propósito del siguiente estudio es evaluar los resultados de la cirugía abierta en las roturas del manguito rotador. Para ello, realizamos un estudio retrospectivo de los pacientes intervenidos en nuestro hospital desde 2000 a 2004 con rotura del manguito rotador, en los que había fracasado previamente el tratamiento conservador. Tuvimos 32 pacientes: 5 (15%) tenían roturas parciales, 27 (85%) roturas completas, 9 de las cuales (28% del total) fueron masivas. A todos se les realizó una cirugía abierta con descompresión del espacio subacromial, y reparación de la rotura del manguito; en tres casos se resecó la clavícula distal. Los pacientes fueron evaluados clínicamente según el Sistema Cuantitativo de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA), los resultados globales fueron satisfactorios (puntuación media de UCLA de 24 puntos), siendo mejores en los casos de rotura completa del manguito, incluso en el caso de rotura masiva del mismo. Palabras clave Cirugía abierta. Rotura del manguito rotador. 003252 Introducción La patología del manguito rotador y del arco coracoacromial dan lugar a una variedad de entidades conocidas como síndrome de atraCorrespondencia Mª Teresa Campos Polo Calle Felipe Checa, nº 40-1º A. 06001 Badajoz Tel.: 665 815 793 campospolomaite@gmail.com VANCES ATraum pamiento, consistente en un estrechamiento anatómico o funcional del espacio subacromial, dentro del cual se encuentran los tendones del manguito de los rotadores. Respecto a la patogenia de la rotura del manguito, nos encontramos: causas intrínsecas como son los cambios degenerativos, los microtraumatismos (traumáticas), los procesos reactivos: tendinitis calcificante; y causas extrínsecas, como los traumatismos. La sin- 37/2 2007 - Págs. 113 a 116 rotador Roturas del manguito tomatología clínica consiste en dolor, debilidad y suelen acompañarse de signos de atrapamiento subacromial10. La resonancia magnética (RM) es la prueba de imagen que más información nos va a proporcionar, en la que se pueden observar cambios como: pinzamiento subacromial; desgarro del subescapular y del intervalo rotador; alteración del bíceps; cambios de la cabeza humeral; y distintas alteraciones del manguito, como tendinosis, roturas parciales y completas. Las roturas parciales se dividen, a su vez, en tres grados: grado I si abarca menos de ¼ del espesor, grado II entre ¼ y la mitad, y grado III cuando abarca más de la mitad del espesor. Las roturas completas, según el tamaño de éstas, se clasifican en: pequeña (menor de 1 cm), media (1-3 cm), grande (3-5 cm), masiva (mayor de 5 cm). La intervención consiste en la descompresión subacromial, seguida de la reparación de la rotura, comenzando con la rehabilitación en el período postoperatorio inmediato. Material y métodos Entre los años 2000 y 2004 se intervinieron en nuestro hospital 32 pacientes con el diagnóstico de rotura del manguito rotador. La edad 113 media fue de 56 ± 8 años (35 mín. y 73 máx.); fueron 20 mujeres y 12 varones; el hombro derecho estaba afectado en la mayoría de los casos (90%). En cuanto a la etiopatogenia, en 7 casos (21%) existía un antecedente traumático claro y 10 pacientes (30%) tenían una cervicoartrosis concomitante. Respecto al tipo de rotura, 5 casos (15%) fueron roturas parciales, y en los 27 restantes (85%), la rotura era completa, de las cuales 9 eran masivas (28% del total). Todos los pacientes habían realizado previamente tratamiento conservador con antiinflamatorios no esteroideos y rehabilitación. A 10 de ellos, con rotura completa, se les había infiltrado entre una y tres ocasiones; una paciente con rotura masiva y artropatía de cabeza humeral había sido infiltrada en más de cinco ocasiones. Se realizó cirugía abierta en todos los casos, con artroscopia previa en cuatro de ellos. La anestesia fue mediante bloqueo interescalénico en 14 pacientes, y anestesia general en el resto de los pacientes, con posición en silla de playa y abordaje antero-lateral; tras la descompresión del espacio subacromial con acromioplastia, se realizó sutura directa del desgarro en cuatro casos de los cinco con rotura parcial y en 10 de los 18 con rotura completa; la reinserción transósea se llevó a cabo en el caso restante de rotura parcial, en ocho pacientes con rotura completa, y en cinco de los nueve con rotura masiva, mientras que a los cuatro casos restantes con rotura masiva del manguito rotador se les realizó una plastia de cobertura con el deltoides. El extremo distal de la clavícula se resecó en tres de ellos, los cuales tenían dolor localizado en la articulación acromioclavicular que aumentaba con la adducción del hombro. Los pacientes fueron valorados clínicamente, según la escala de UCLA, que evalúa la función del hombro y la satisfacción del paciente)3 (tabla I), cuya puntuación máxima son 35 puntos (resultado ópti- 114 mo) y la puntuación mínima 2 (resultado pésimo). El seguimiento medio desde la cirugía fue de 26 ± 8 meses. Se introdujeron los datos para su análisis estadístico en el programa SPSS para Windows versión 12.0. Resultados La puntuación media obtenida de la escala de UCLA fue de 24 puntos (mínimo de 11 y máximo de 35 puntos). En relación con la variable dolor, la puntuación media obtenida fue de 8 ± 1,8 puntos; para la función, fue de 6 ± 1,8 puntos; ambas variables pueden alcanzar un valor máximo de 10 puntos. Respecto a la flexión anterógrada activa, la puntuación media fue de 4 ± 1 puntos; mientras que la de la potencia de la flexión anterógrada fue de 3 ± 1,6 puntos, estas dos variables adquieren valores entre 0 y 5 puntos; finalmente, la satisfacción, que sólo toma valores de 0 (no satisfecho) y 5 (satisfecho), alcanzó una puntuación media de 2,7 (tabla II). Se evaluó si existían diferencias entre el tipo de rotura (parcial y completa) y las distintas variables como el sexo, el lado afectado, la presencia o no de cervicoartrosis y el antecedente traumático previo, sin encontrar diferencias estadísticamente significativas (p>0,05) entre ellas. Al comparar el tipo de rotura (parcial o completa) para los distintos valores de la escala de UCLA, nos encontramos con diferencias estadísticamente significativas para las variables dolor, fuerza, satisfacción del paciente y puntuación total de la escala. De manera que, los pacientes con rotura completa poseían unas puntuaciones más elevadas en dolor (p = 0,009), fuerza (p = 0,050), satisfacción (p = 0,0001) y UCLA global (p = 0,002), que aquéllos diagnosticados de rotura parcial. Discusión Encontramos que la reparación abierta de las roturas del manguito rotador, en general, proporciona buenos resultados, con mejoría clí- nica global del hombro. En cuanto a las indicaciones para realizarla, estamos de acuerdo con Dunn et al2, en que varían mucho de unos cirujanos a otros, dependiendo también de la experiencia de los mismos. En nuestro caso, fueron realizadas por un único cirujano y todos los pacientes habían realizado al menos seis meses de tratamiento conservador. En general, la mayoría de los pacientes experimentaron una mejoría subjetiva y objetiva de su sintomatología clínica, evaluándose, en nuestro caso, mediante la escala de puntuación de UCLA, sin embargo, según Fuchs et al4, que evaluaron a sus pacientes intervenidos según la escala de Constant y mediante la realización de RM, aunque obtuvieron mejoría clínica subjetiva y objetiva, la atrofia muscular o la infiltración grasa de los músculos, no disminuyó, incluso la infiltración grasa aumentó significativamente tras la reparación. Nosotros realizamos en todos los casos acromioplastia, previa a la reparación de la rotura, sin embargo, McCallister et al7 evaluaron los resultados de la reparación abierta de las roturas del manguito rotador sin realización de acromioplastia, y encontraron una mejoría sustancial en el confort y la función de sus pacientes. La escala de la UCLA nos proporciona un método fácil, sencillo y rápido de evaluación de la función del hombro, a la vez que nos da información más subjetiva, como es el dolor y la satisfacción del paciente, encontrando una puntuación media para la variable dolor de ocho puntos, que otorga la escala a la presencia de dolor ocasional y leve, de manera que prácticamente ninguno de nuestros pacientes necesita tomar analgésicos. En la función encontramos una puntuación media de seis puntos, así, la gran mayoría de ellos pueden realizar todas las actividades de la vida diaria, conducir vehículos, incluso ajustarse el sostén, pero con cierta limitación para actividades por encima del hombro en algunos casos. MT. Campos Polo, et al Tabla I. Sistema cuantitativo de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA)3 Función/reacción Puntos Dolor • Presente todo el tiempo e insoportable; se necesita recibir a menudo medicamentos potentes 1 • Presente todo el tiempo, pero soportable; a veces necesita medicamentos potentes 2 • Dolor leve-nulo en reposo, aunque aparece con actividades ligeras; consumo frecuente de salicilatos 4 • Presente sólo en actividades pesadas o específicas; a veces se consumen salicilatos 6 • Ocasional y leve 8 • Ninguno 10 Función • Incapacidad de utilizar la extremidad 1 • Puede hacer únicamente actividades ligeras 2 • Capacidad de realizar tareas caseras ligeras o casi todas las actividades de la vida diaria 4 • Posibilidad de realizar gran parte de las tareas hogareñas, compras y conducción de vehículos, peinarse y colocarse vestidos, incluso (corpiños) ajustados 6 • Restricción leve sólo; capacidad de actuar por arriba del nivel del hombro 8 • Actividades normales 10 Flexión anterógrada activa • 150º o más 5 • 120 a 150º 4 • 90 a 120º 3 • 45 a 90º 2 • 30 a 45º 1 • Menos de 30º 0 Potencia de flexión anterógrada • Grado 5(normal) 5 • Grado 4 (satisfactorio) 4 • Grado 3 (mediano) 3 • Grado 2 (deficiente o insatisfactorio) 2 • Grado 1 (contracción muscular) 1 • Grado 0 (imposibilidad de movimiento) 0 Satisfacción del paciente • Satisfecho y mejor 5 • Insatisfecho y peor 0 • Puntuación máxima de 35 puntos Tabla II. Resultados estadísticos descriptivos Estadísticos descriptivos N Mínimo Máximo • Dolor 32 4 10 • Edad 32 35 73 • Elevación 32 2 5 • Fuerza 32 0 5 • Función 32 4 10 • Satisfacción 32 0 5 • UCLA 32 11 35 • Seguimiento 32 15 40 • N válido (según lista) 32 VANCES ATraum Roturas del manguito rotador Media 7,87 56,47 3,91 3,25 6,44 2,66 24,13 26,16 Desv. tip. 1,809 7,890 0,963 1,566 1,759 2,535 7,396 7,527 115 La puntuación para la flexión anterógrada activa fue de cuatro puntos, esto es, alrededor de los 120º de flexión anterior; los resultados para la potencia, sin embargo, fueron menos homogéneos (3 ± 1,6 puntos), oscilando entre fuerza adecuada y deficiente; por último, para la satisfacción del paciente los resultados también fueron algo dispares, aunque la puntuación media fue cercana a tres puntos, creemos que es una medición demasiado subjetiva y depende en gran parte de las expectativas del paciente. Sin embargo, O’Holleran et al8, estudiaron prospectivamente 311 pacientes y llegaron a la conclusión de que las variables subjetivas de sintomatología y función eran las que tenían una asociación más potente con la satisfacción del paciente tras la cirugía del manguito rotador. Estos resultados fueron mejores para el caso de las roturas completas que para las roturas parciales, existiendo una asociación estadísticamente significativa entre el tipo de rotura (parcial y completa) y la puntuación de UCLA global, el dolor, la fuerza y el grado de satisfacción del paciente, lo cual puede sugerir que bien en el caso de las roturas parciales parte de la sintomatología no era debida completamente a la presencia de rotura tendinosa del manguito y fuera en parte por la presencia de cervicoartrosis acompañante, aunque no se demostró una diferencia estadísticamente significativa entre el tipo de rotura y la presencia de cervicoartrosis, o bien las expectativas del paciente no eran realistas, y aquéllos que peor se encontraban clínicamente (roturas completas), experimentaron una mejoría más sustancial. No obstante, Prasad et al9, que evaluaron prospectivamente mediante la escala de Constant, a 42 pacientes con rotura completa 116 del manguito rotador, concluyeron que los pacientes con rotura masiva y mayores de 60 años, aunque experimentaban mejoría tras la cirugía abierta, ésta era inferior a la que experimentaron los pacientes más jóvenes y con roturas no masivas. Calmet et al1, que evaluaron preoperatoriamente y tras cirugía abierta, a sus pacientes con rotura masiva del manguito rotador, mediante la escala de UCLA, concluyeron que puede obtenerse un nivel de resultados satisfactorios parecido a los obtenidos para las lesiones de menor tamaño. Se realizó la plastia de cobertura del deltoides en cuatro casos de rotura masiva, con resultados variables en cuanto a la elevación activa, pues un paciente tenía una elevación de 150º o más, en otro era de 120º, mientras que en los dos restantes era de 90º; sin embargo, no se comprobó la elevación activa preoperatoria de los pacientes, como Karas et al6, que tuvieron buenos resultados con la transferencia del subescapular para los desgarros masivos, con un descenso de la elevación activa del hombro, por lo que recomiendan seleccionar a los pacientes preoperatoriamente y reservar esta técnica para aquéllos que tengan una elevación completa. No tuvimos reroturas, diagnosticadas clínicamente, no obstante, no se realizó RM postoperatoria de manera sistemática a todos los pacientes. Existen autores, como Jost et al5, que comprobaron que aunque se produzcan fallos o reroturas tras la reparación primaria, suelen mejorar clínicamente con el tiempo y no suelen aumentar de tamaño, incluso aquéllas que son pequeñas tienen potencial para curar. Concluyendo, si bien el presente trabajo tiene ciertas limitaciones, como es que se trata de un estudio retrospectivo y los pacientes son evaluados postoperatoriamente, creemos que la cirugía abierta de las roturas del manguito de los rotadores proporciona buenos resultados, siendo mejores, en nuestra serie, en las roturas completas, incluso masivas; creemos esencial seleccionar a los pacientes y establecer previamente con ellos las expectativas de curación. Bibliografía 1. Calmet J, Esteve C, Mellado JM, Doménech S, Giné J. Rotura masiva del manguito de los rotadores. Resultados del tratamiento quirúrgico. Rev Ortop Traumatol 2002;4:294-9. 2. Dunn WR, Schackman BR, Walsh C, Lyman S, Jones EC, Warren RF, Marx RG. 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Hemos revisado las historias clínicas de fracturas intervenidas en nuestro centro, con la técnica de Kapandji de 01-01-2001 a 31-12-2005, haciendo hincapié en parámetros epidemiológicos y radiológicos, para estos últimos hemos agrupado las fracturas según la clasificación de AO y hemos aplicado la escala de Lidström. Los resultados obtenidos son discretos: 14 han sido buenos (31,8%), 22 fueron regulares (50%) y 8 fueron malos (18,2%),por lo que creemos que esta técnica debería emplearse en fracturas extraarticulares con poca conminución y sobre huesos no osteoporóticos. Palabras clave Fractura distal de radio. Kapandji. Reducción cerrada. Agujas percutáneas. Lidström. 003658 Introducción Las fracturas distales de radio, siendo las más frecuentes de la extremidad superior, son lesiones complejas con un pronóstico variable Correspondencia Víctor Manuel Teruel González Servicio de Traumatología y Cirugía Ortopédica Hospital Comarcal Santiago Apóstol Carretera de Orón s/n 09200. Miranda de Ebro (Burgos) Tel.: 947 349 000 - vteruel@hsap.sacyl.es VANCES ATraum que depende tanto del tipo de fractura como del tratamiento aplicado17. No deben ser, como ocurre a menudo, consideradas banales y de poca importancia15. La heterogeneidad de las fracturas distales de radio, se refleja en los distintos epónimos que reciben (Pouteau-Colles, Goyrand-Smith, Rhea-Barton, Chauffer, Hutchinson…) ,que puede en ocasiones llevar a la confusión, especialmente en el caso de las fracturas de 37/2 2007 - Págs. 117 a 124en las fracturas distales de radio Método de Kapandji Barton y Smith4 .Hay también gran cantidad de clasificaciones propuestas. (Frykman, Castaing, Melone, Júpiter, Universal, Rayhack,AO…). Los resultados del tratamiento de estas fracturas se pueden estudiar desde el punto de vista clínico, radiológico o de manera global12,13. Los tratamientos conservadores, defendidos en los textos clásicos, se han ido superando, habiéndose demostrado que a mejor restitución de la anatomía intraarticular 1,9,18, mejores resultados funcionales se pueden obtener, por lo que las opciones de tratamiento quirúrgico, que son muy variadas1,5 deberían ir encaminadas a cada tipo particular de fractura. Las fracturas inestables de la extremidad distal del radio suponen un reto terapéutico a pesar de que se continúa perfeccionando el tratamiento6. Material y métodos Hemos realizado una revisión de historias clínicas de fracturas de extremo distal de radio intervenidas en nuestro centro, mediante técnica de Kapandji, durante el período de 01-01-2001 a 31-12-2005. El número de fracturas intervenidas con esta técnica fue de 49, de las cuales fue posible revisar 44 (en tres 117 casos eran pacientes desplazados y en otros dos no se encontró la historia clínica). De estas 44 fracturas, tres fueron bilaterales, por lo que se estudiaron 41 pacientes. Las variables epidemiológicas estudiadas han sido: empleó la anestesia loco-regional. Siempre hubo dos facultativos (cirujano y ayudante). Se realizó tracción manual con pivote de contratracción, bajo control radioscópico. Se emplearon con motor agujas de Kirschner de 1,8 y la secuencia operatoria fue: • • • • • • Nuestro análisis radiológico, ha sido mediante la escala radiográfica de Lidström14 (tabla I) que divide los resultados en: a) Se introduce una aguja de Kirschner radial. b) Desviación cubital de la muñeca. c) Se clava la aguja en la cortical opuesta (fig. 2). d) Introducción de la aguja dorsal. e) Flexión palmar de la muñeca. f) Haciendo palanca a fin de corregir desviación dorsal, se clava la aguja en la cortical opuesta (fig. 3). • • • • En 18 pacientes se introdujo una segunda aguja dorsal (en total tres agujas) y en un caso se introdujeron cuatro agujas dos por cubital y Sexo Lado afecto Edad Distribución por años y meses Mecanismo de producción Lesiones asociadas. Excelentes: Buenos: Regulares: Malos: 0 puntos. 1-3 puntos. 4-6 puntos. 7-12 puntos. Tabla I. Escala radiográfica de Lidström que muestra los parámetros que analiza y las distintas puntuaciones Angulación dorsal Acortamiento radial angulación radial puntuación (mm) (º) Neutro 0-3 0-4 0 1-10º 3-6 5-9 1 11-14º 7-11 10-14 2 15º > 12 >15 4 Hemos seguido la clasificación de AO (fig. 1), que divide las fracturas de extremo distal de radio en tres grandes grupos7,16: A: extraarticulares B: articulares parciales C: intraarticulares Se realiza luego un gran número de divisiones, hasta 27 subgrupos. Nuevas modificaciones, han aumentado el número de subgrupos. Existen subgrupos, con entidad propia, como por ejemplo el A.2.2. que corresponde a la fractura de Colles y el A.2.3. a la fractura de Smith (16).. En nuestro centro la técnica de Kapandji, se realizó bajo anestesia general en 21 pacientes y en 20 se 118 dos por dorsal. Se intervino de forma urgente a 15 pacientes y de forma diferida a los 26 restantes, por problemas médicos en 5 pacientes y por desplazamiento secundario en 21 pacientes. Decir que este alto de número de desplazamiento secundario, se puede deber a que hasta noviembre de 2004, nuestro Servicio, no realizaba guardias de presencia física y muchas de estas fracturas eran etiquetadas como “Colles” y enviadas a revisión en consulta en el plazo de 5-7 días. En todos los pacientes se aplicó una inmovilización enyesada. En 35 ocasiones fue con una férula de yeso antebraquial y en 9 fracturas con un manguito de yeso, aunque sólo en tres casos se colocó directamente tras la cirugía. La inmovili- zación fue mayoritariamente entre 5 y 6 semanas y tras la retirada del yeso se procedió a retirar agujas (fig. 4). Sólo en cuatro casos se retiraron las agujas una semana después, en quirófano bajo anestesia local, al estar enterradas bajo la piel. En otras tres ocasiones se mantuvieron una semana más, a fin de no perder reducción. Resultados La distribución fue 30 mujeres y 11 hombres, mientras que por lado afecto, fue prácticamente igual en 23 ocasiones la derecha y en 21 la izquierda. Por grupos de edad los más numerosos fueron el de 61-70 y 71-80. Todos estos hechos concuerdan con otras series, que apuntan a una distribución bimodal, en pacientes jóvenes, preferiblemente varones, en relación a traumatismos de alta energía mientras que el otro pico, que sería el más numeroso, es con el sexo femenino, tras caída casual, en relación con la osteoporosis posmenopaúsica (tipo I) y a partir de la quinta década de la vida, alcanzado su máxima cota en la sexta1, 2, 8, 15 (fig. 5). Por meses fue principalmente en los meses estivales, aunque los meses con más fracturas fue agosto con 10 casos y febrero con 7 (fig. 6). El mecanismo desencadenante y las lesiones asociadas se explica en las tablas II y III. En nuestra serie todas las fractura fueron cerradas, excepto dos, siendo una un grado I en la clasificación de Gustillo y la otra un grado II. Las fracturas según la clasificación AO fueron: • 20 tipo A (todas A.2.2.). • 6 tipo B - 2 B1: (1-B.1.1. y 1- B.1.3.). - 4 B2: (4-B.2.3.). • 18 tipo C: - 9 C1: (4- C.1.1 y 5- C.1.2.). - 8 C2: (2- C.2.1. y 6- C.2.2.). - 1 C3: C.3.2. V.M. Teruel González, et al Fig. 1. Clasificación AO de las fracturas distales de radio, tomada de “Tratamiento práctico de fracturas”. Ronald McRae. Tomo I. 3º edición..(Ed. Mc Graw-Hill. Interamericana 1998 p 198). Fig. 3. Introducción de la segunda aguja, en la técnica de Kapandji. Tomado de EMC. (Elseiver. 1998, pp. 13 14-699). Fig. 2. Introducción de la primera aguja, en la técnica de Kapandji. Fig. 4. Tiempos de inmovilización tras la cirugía. Tomado de EMC. (Elseiver. 1998, pp. 13 14-699). VANCES ATraum Método de Kapandji en las fracturas distales de radio 119 Fig. 5. Distribución por edades de las fracturas distales de radio, en nuestra serie. Fig. 6. Distribución por meses de las fracturas distales de radio, en nuestra serie. Tabla V. Etiología lesional • Caída casual • Caídas de altura (árboles) • Accidentes de tráfico • Accidentes deportivos Número de casos 35 2 2 2 Tabla VI. Lesiones asociadas • Traumatismos faciales • Fractura distal de radio bilateral • Fracturas de extremo proximal fémur • Fracturas vertebrales • Fracturas de tibia • Fracturas de cotilo • TCE 120 Número de casos 5 3 2 2 2 1 1 V.M. Teruel González, et al Según la escala radiográfica de Lidström, no se ha encontrado ningún resultado excelente, 14 resultados han sido buenos (31,8%), 22 fueron regulares (50%) y 8 resultados fueron malos (18,2%). Por grupos la descripción más detallada la podemos ver en la tabla IV. agujas se van a mantener hasta la curación completa. 3. La fractura debe tener un soporte externo. 4. Las fracturas tratadas mediante esta técnica deben tener por lo menos una cortical no conminuta y estar perfectamente reducidas. 5. La colocación de Tabla IV. Resultados radiológicos según el tipo de fractura las agujas que acBuenos Regulares Malos túen como soporte Grupo A 10 7 3 debería soportar el Grupo B —4 2 hueso conminuto. Grupo C 4 11 3 6. El tamaño de las agujas que utilizamos (1,5 o 1,8) y su número, no Discusión menos de dos y no menos de cuaLa opción de tratamiento de reduc- tro, no es tan importante como la ción cerrada y agujas percutáneas, protección del nervio sensorial raha sido aceptada clásicamente dial, la reducción máxima de la compara el tratamiento de las fractura presión tendinosa y el aporte de un inestables de extremo distal de ra- soporte tipo férula durante un mínidio, habiéndose descrito gran nú- mo de cuatro semanas tras la inmero de técnicas, (Py, Rayhack, tervención. De Palma …) muchas ya olvidadas, las cuales o bien actuaban sola- El tratamiento de las fracturas dismente en el radio o asociaban un tales de radio, es un tema discutienclavijamiento radio cubital, para do, no existiendo indicaciones claaumentar la estabilidad del monta- ras, para decidir la mejor opción 5, 7,18 . El je y por consiguiente de la fractu- para cada tipo de fractura 12, 13, 20 tratamiento de las mismas va a dera . pender de: En 1976, Kapandji, describió el doble enclavijado intrafocal, para el tratamiento de las fracturas extraar- a) Patrón de fractura. ticulares en el extremo distal de b) Calidad ósea. radio11. Al tratarse de una técnica, c) Demanda funcional del paciente. barata, rápida y técnicamente no d) Medio donde se trabaja. muy exigente, hizo que se popula- e) Experiencia del cirujano. rizara y que sus indicaciones se ampliaran a fracturas con conmnución metafisaria y con trazo intraar- Son fracturas que en un primer ticular. La técnica original, no incluía momento, la clásica exploración la inmovilización yeso11, pero lo ha- radiográfica anteroposterior y latebitual es colocar una escayola en ral puede no ofrecernos, toda la información necesaria y sin embargo torno a seis semanas19 (fig. 7). Cuando nos decidamos por un trata- el uso de otras técnicas de imagen, miento de reducción cerrada más agu- para su estudio como TAC o RM, jas percutáneas, bien sea por técnica no es muy común, en parte propide Kapandji o por algunas de otras ciado, porque se trata de ofrecer un técnicas debemos tener en cuenta, tratamiento “rápido”, bien en la urgencia, o en la consulta cuando se algunos aspectos técnicos19: observa el desplazamiento secun1. La colocación de las agujas debe dario. evitar las ramas sensoriales nervio- Así pues consideramos que estas fracturas una vez en quirófano y con sas y los tendones. 2. Mantener un cuidado escrupulo- el paciente anestesiado, merece la so de la interfase aguja piel, si las pena valorar su reductibilidad bajo VANCES ATraum Método de Kapandji en las fracturas distales de radio control radioscópico y si no conseguimos una reducción satisfactoria de forma cerrada, será necesario cambiar la planificación preoperatoria6, no desdeñando las variadas opciones de tratamiento que disponemos y que tengamos al alcance de nuestros medios. Revisando la literatura hallamos los siguientes criterios para clasificar una fractura distal de radio como inestable5,18: a) Conminución dorsal y/o volar. b) Desplazamiento interfragmentario > 5 mm. c) Angulación superior a 10 mm. d) Acortamiento > 5 mm. e) Conminución articular. f) Diástasis de la radiocubital distal g) Fractura de la cabeza o del cuello cubital. h) Fractura asociada del escafoides o disociación escafolunar. i) Fractura desplazada después del tratamiento conservador. Afortunadamente a pesar de nuestros pobres o discretos resultados, no hemos encontrado complicaciones clásicas1,15, como: síndrome del túnel del carpo, enfermedad de Dupuytren, rotura de tendones extensores o seudoartrosis y sólo hemos encontrado un caso de distrofia simpático-refleja. Por otra parte es un tratamiento bien tolerado, sólo hubo tres casos de infecciones cutáneas superficiales, a nivel del orificio de entrada de las agujas que revirtieron con antibio-terapia oral (amoxicilina-clavulánico), y cuatro pacientes acudieron a Urgencias, por problemas relacionados con la inmovilización, precisando cambio o revisión de la misma. Hemos tenido dos casos de migración de las agujas, con la consiguiente pérdida de reducción, atribuibles a mala técnica (fig. 8). Por lo que se debe intentar clavar las agujas en la cortical opuesta, a la de introducción, intentando hacer bien presa, a fin de evitar la migración, circunstancia que no es siempre fácil en casos de huesos con gran osteoporosis. 121 Fig. 7. Radiografías postoperatorias en una fractura tratada mediante Kapandji. Fig. 8. Pérdida de reducción por mala colocación de las agujas con migración de las mismas. Esta baja tasa de complicaciones a pesar de los resultados radiológicos, la podemos atribuir a que nuestra serie de 41 pacientes, 29 de los mismos tenían una edad igual o superior a 61 años, lo que se supone que la demanda funcional es menor y concuerda con series don- 122 de pacientes de “baja demanda” presentaban resultados satisfactorios independientemente del aspecto radiológico o clínico de la muñeca 4. Es una técnica que, es válida para restaurar la báscula dorsal y la inclinación radial, no así la longitud radial. Precisamente el acortamiento del radio, con un alargamiento relativo del cúbito, es para algunos autores, la deformidad que provoca más alteraciones en la cinemática de la muñeca5,8,9,10,12,13,18, pues produce un síndrome doloroso de impactación cúbitocarpiano, pro- V.M. Teruel González, et al gresivamente se va a ulcerar el fibrocartílago triangular, introduciéndose la cabeza cubital, entre los dos ligamentos radiocubitales, dorsal y volar. Si están intactos, están extremadamente tensos e impiden las rotaciones del antebrazo. Si están rotos al síndrome de impactación se asocia inestabilidad radiocubital distal. La protusión axial del cúbito producirá una condromalacia y posteriormente una úlcera en espejo en la vertiente cubital del semilunar10. Así pues la restauración de la longitud del radio es lo más importante para recobrar la fuerza, la movilidad y prevenir problemas de la articulación radiocubital distal9. Algunos textos no obstante, afirman que el factor más importante para un buen resultado funcional es la integridad de la superficie articular, aceptándose que los escalones intraarticulares de más de dos milímetros predisponen a la aparición de cambios degenerativos precoces2. Creemos que un resultado final aceptable requiere (7): • Menos de dos milímetros de escalón articular. • Acortamiento del radio menor de cinco milímetros. • Inclinación dorsal residual de menos de 10º. Entendemos que la técnica de Kapandji, es válida en fracturas extraarticulares tipo A sin que presente conminución ni la cortical dorsal o volar y sobre hueso poco osteoporótico (fig. 9). Respecto al tratamiento conservador, supone una ventaja en cuanto evita: • Posiciones forzadas de reducción. • Reduce el riesgo de desplazamiento secundario. No obstante es una técnica que no nos garantiza evitar el colapso en el hueso osteoporótico del anciano ni en casos de conminución de una de las corticales y que no lo recomendamos para estos casos ni para las fracturas articulares parciales ni VANCES ATraum Fig. 9. Radiografía a las seis semanas, donde se muestra la correcta anatomía intraarticular intraarticulares3 (los grupos B y C de la clasificación AO). Creemos que es fundamental, poder clasificar bien radiográficamente cada fractura de extremo distal de radio, a fin ofrecer la opción terapéutica más adecuada. Bibliografía consultada 1. Canales Cortés V, Peguero Bona A, Martínez Martín A, Panisello Sebastiá JJ. Fracturas del extremo distal del radio. Patología del Miembro Superior. Curso básico Fundación SECOT.Drug Farma, S.L. 2002. pp. 363-77. 2. Cecilia López D, Resines Erasun C. Procedimientos de estabilización. Osteoporosis y Fracturas. Luis Munuera. Ed..Masson. 2000. Barcelona. Capítulo 12.1.p 199-208. 3. Cooney W. 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Badalona Resumen La osificación heterotópica es una alteración muy frecuente en los pacientes con lesión neurológica central, oscilando entre el 16 y el 53%. Las zonas mas comúnmente afectadas son grandes articulaciones como la cadera y la rodilla y en menor incidencia hombros y codos, pero no así en zona paravertebral. Presentamos aquí el caso de una paciente con secuelas graves de un traumatismo craneoencefálico con una osificación de localización paravertebral lumbar, localización que no ha sido constatada en la literatura. Esta condiciona una escoliosis y una dificultad para la realización de las transferencias, lo cual motiva su intervención quirúrgica. Palabras clave Osificación heterotópica. Paravertebral. Atípica. Escoliosis. Dolor. 006004 006241 Introducción La osificación heterotópica, paraarticular o también llamada osteoma es una alteración caracterizada histológica y radiográficamente por la formación de hueso normal en tejidos blandos. Es una complicación muy frecuente dentro de los pacientes con lesión neurológica central (todo tipo de lesiones medulares y daño cerebral), con una incidencia que oscila, según autores, entre el 16 y 53%, pudiendo ser mayor, ya que en ocasiones por su escasa extensión pueden pasar desapercibidas oscila según los autores entre el 16 y el 53%. Las zonas mas comúnmente afectadas suelen ser las grandes articulaciones como son la cadera y rodilla, y en menor incidencia hombros y codos1,2. Su etiopatología es desconocida, aunque se sabe que diversos factores de tipo humoral, neurales y locales están implicados en la formación del tejido óseo ectópico (lesión medular completa, presencia de úlceras por presión, espasticidad3, gravedad del traumatismo cerebral4, la permanencia de largo tiempo en ventilación mecánica con traumatismos múltiples5. El diagnóstico se basa en la clínica, la analítica, la radiografía y la gammagrafía. La clínica se caracteriza por presencia de signos inflamatorios (dolor, calor, rubor, tumefacción,...) y disminución del rango del movimiento. En la analítica se valoraba tradicionalmente la elevación de las fosfatasas alcalinas (FA) y actualmente se tiene presente la elevación de la creatinfosfoquinasa (CPK)6, el aumento de la velocidad de Correspondencia Lidia Ledesma Galey Servicio de Neuroortopedia Institut Fundació Guttmann. Carretera de Can Ruti s/n - Badalona (Barcelona) Tel.: 934 977 700 VANCES ATraum 37/2 2007 - Págs. 125 a 127 Osificación heterotópica paravertebral sedimentación globular (VSG) y de un modo más específico la proteína C reactiva (PCR)6. La gammagrafía se caracteriza por el aumento de captación en las osificaciones activas7 y en la radiografía se ha de observar una neoformación ósea paraarticular con trabeculación mal definida. Otras técnicas como la tomografía axial computarizada (TAC) o la resonancia magnética (RM) pueden ser útiles en la determinación del área y zonas afectadas. El diagnóstico diferencial se ha de plantear con: • Tromboflebitis • Celulitis • Osteomielitis • Osteosarcoma Para el tratamiento de las osificaciones heterotópicas se incluyen medidas tanto de tipo médico (difosfonados, AINEs, radioterapia), como quirúrgico. La indicación del tratamiento quirúrgico de la osificación heterotópica es excepcional, debe establecerse por limitación articular o funcional, compromiso de estructuras vasculonerviosas, dolor o presencia de ulceras por presión. La cirugía siempre tiene como objetivos: • • • • Mejorar el balance funcional y articular del paciente Prevenir la recurrencia de úlceras por presión Disminución de espasmos Evitar recidivas. La oportunidad de realizar el tratamiento quirúrgico, con el fin de evitar o minimizar las recurrencias, se contempla cuando el osteoma no esta en proceso activo8. Ello vendrá determinado por: • Ausencia de signos inflamatorios • Que lleve un periodo de evolución dentro los 12- 18 meses. 125 • Rx : Patrón de hueso maduro • VSG, PCR, CPK y FA dentro de la normalidad9-11 • Gammagrafía ósea que muestre ausencia de osificación heterotópica activa (hipocaptante) Caso clínico Presentamos a una paciente de 33 años de edad con traumatismo craneoencefálico acontecido en mayo de 2005 y osificaciones heterotópicas conocidas en ambas caderas. (fig. 1). Acude a la consulta por actitud escoliótica de diez meses de evolución y lumbalgia persistente. Clínicamente presenta una anquilosis de la cadera derecha, con flexión fija a 15º, rotaciones nulas y limitación funcional de la izquierda, con flexión fija a 20º, rotación también anulada, (clasificación tipo IV de Broker [tabla I]), y deformidad de la columna de convexidad derecha, siendo dolorosa la columna lumbar en la realización de las transferencias o al realizar sus moviliza-ciones. En la exploración se palpa una tumoración paravertebral izquierda que va de zona lumbar alta a ala ilíaca. Radiograficamente se observa una calcificación heterotópica paravertebral izquierda que va de espina ilíaca posterosuperior a apófisis transversa de L4 (fig. 2). El TAC nos corrobora el área afectada (fig. 3). Tras descartar otros procesos (celulitis, osteomielitis), y comprovada la inactividad de éste (gammagrafía no captante, normalización de parámetros analíticos y radiografías con patrón de madurez ósea), se decide, previa radioterapia de la zona (7 grays), su exéresis, a través de un abordaje paramedial lumbar izquierdo, a una distancia de unos tres centímetros laterales a las apófisis espinosas se expone la fascia del músculo iliocostal y a continuación se corta longitudinalmente su tercio externo, con disección roma se llega a nivel de articulación de L3 y espina ilíaca posterosuperior izquierda separando la osificación de los tejidos blandos adyacentes, se llego a exponer subperiósticamente la zona de ala ilíaca y la zona donde se encontraba la transversa de L4, observándose la integración a ambos niveles, procediendo a la osteotomía en estos puntos y a su exéresis en bloque (fig. 4). El estudio anatomopatológico confirmó el diagnóstico de osificación heterotópica (fig. 5). A los cinco días del postoperatorio se autorizó la sedestación e inicio de las movilizaciones, siguiendo una evolución favorable, con desaparición de la actitud escoliótica y mejoría del dolor. Hasta el momento del seguimiento no se ha producido recidiva de la osificación (fig. 6). Fig. 1. Osificaciones heterotópicas en ambas caderas. 126 Fig. 2. Calcificación heterotópica paravertebral izquierda. Fig. 3. TAC. a) visión coronal proximal; b) visión coronal distal; c) visión sagital. L. Ledesma Galey, et al Fig. 4. Imagen intraoperatoria de la osificación heterotópica. A Fig. 5. Corte anatomopatológico de la osificación heterotópica. Tejido laminillar maduro, constituido por pirofosfatos de calcio. En la formación ósea heterotópica existe el triple del índice normal de la formación del hueso y el doble del número total de osteoclastos. B Fig. 6. a) Postoperatorio inmediato; b) a los seis meses. 3. Palma L, Rapali S, Paladini P, Ventura A. Elbow heterotopic ossification in head-trauma patients: diagnosis and treatment. Orthopedics. 2002;25(6):665-8. 4. Bravo-Payno P, Esclarin A, Arzoz T, Arroyo O, Labarta C. Incidence and risk factors in the appearance of Tabla I. Clasificación de Broker según área afectada a nivel de la cadera heterotopic ossification in spinal cord Tipos Áreas injury. Paraplegia 1992; 30(10): I Islotes de hueso que se producen alrededor de la cadera 740-5. I Al menos un cm de distancia entre los periacetabulares y los 5. Ebinger T, Roesch M, Kiefer H, Kinzl L, Schulte M. Influence of etiology in que parten de la porción proximal del fémur heterotopic bone formation of the hip. III El espacio se reduce a menos de un centímetro J Trauma 2000;48(6):1058-62. IV Anquilosis de cadera 6. Pape HC, Lehmann U, van Griensven M, Gansslen A, von Glinski S, Krettek C. Heterotopic ossifications in patients after severe blunt trauma with Conclusiones and without head trauma: incidence and patterns of distribution. J Orthop Trauma 2001;15(4):229-37. La osificación heterotópica es frecuente en la lesión neurológica 7. Serman AL, Williams J, Patrick L, Banovac K. The value of central, aunque no su localización paravertebral, en la literatura no serum creatine kinase in early diagnosis of heterotopic ossification. se ha encontrado ningún caso. Es un diagnostico de exclusión, se J Spinal Cord Med 2003;26(3):227-30. llega a su resultado tras descartar todos los procesos sospecho8. Sautter- biihl ml, Hultenschemidt B, Liebermeister E, sos de poder simular esta clínica; tiene indicación quirúrgica cuanNanassy A. Fractionated and single – dose ratdiotherapy do produce dolor o limita la funcionalidad; la prevención de su for heterotopic bone formation in patients with spinal cord recidiva esta basada en una exéresis completa y meticulosa, injury. A phase I-II study. Strahlenther Onkol 2001;177(4): teniendo en cuenta que si se produce suele presentarse en todos 200-5 los casos en menor proporción y con menos limitaciones. 9. Effenberger H, Ramsauer T, Kranzinger M, Grethen C, Dorn U. Prophylaxis of heterotopic ossification in hip revisions with 7 Bibliografía Gy single – dose radiation. S Orthop Ihre Grenzgeb 2002;140 (3):317-22. 1. Vivek P, Kushwaha MD, Douglas G, Garland MD. Extremity 10. Banova K. The effect of etindronate on late developmento of Fractures in the Patient With a Traumatic Brain Injury. Am Acad heterotopic ossification after spinal cord injury. J Spinal Cord Ortho Surg 1998;6(5). Med 2000;23(1):40-4. 2. Giner M, Delgado M, Miguel Leon I, Forner JF, Miro R. Lesión 11. Umeda N, Kawai H. Heterotopic ossification in spinal cord medular guía de auto cuidados. Generalitat Valenciana, 2001. injured patients. Clin Calcium 2003;(2):149-53. pp. 113-18. VANCES ATraum Osificación heterotópica paravertebral 127 CASO CLÍNICO Lesión lítica acetabular. Enfermedad de Rosai Dorfman sin linfadenopatía Revisión bibliográfica a propósito de un caso E. Fernández Peña A. Santos Rodríguez B. Castro Míguez Servicio de Cirugía Ortopédica Complejo Hospitalario Universitario de Santiago de Compostela Resumen La enfermedad de Rosai Dorfman es una histiocitosis sinusal con linfadenopatía masiva caracterizada por la proliferación de histiocitos S-100 positivos y con fenómenos de emperipolesis. La afectación extranodal está presente en el 30-40% de los casos y la afectación ósea primaria solitaria es muy poco frecuente sin que los autores conozcan ningún caso de afectación aislada del ilíaco. Palabras clave Histiocitosis. Emperipolesis. Rosai-Dorfman 000503 Introducción La enfermedad de Rosai Dorfman es una alteración poco frecuente de las células madre hematopoyéticas de la médula ósea. Descrita como una entidad clinicopatológica propia en 19699, se caracteriza por una proliferación histiocítica sinusal no neoplásica con linfadenopatía masiva. La mayor parte de los casos se manifiestan con afectación ganglionar cervical. La expresión extranodal está presente en el 30-40%8 de los pacientes pero sólo el 5% de estos afectan al hueso7. La afectación ósea primaria solitaria es muy rara. El diagnóstico definitivo es histológico y se caracteriza por una proliferación policlonal de histiocitos S-100 positivos de citoplasma grande y con fenómenos de emperipolesis (células linfoides intracitoplasmáticas intactas). Este artículo presenta un caso de enfermedad de Rosai Dorfman sin linfadenopatía con afectación primaria solitaria del hueso ilíaco. Esta entidad representa una causa muy poco frecuente de lesiones líticas dolorosas de la cadera y los autores desconocemos que haya sido descrita anteriormente en esta localización de forma aislada. Caso clínico Varón de 46 años, mecánico, que acude a la consulta por dolor de características mecánicas en la ingle y cara anterior de muslo izquierdos de seis meses de evolución. El dolor cede con AINEs. No refiere traumatismo previo. Correspondencia Dr. E. Fernández Peña C/ Pintor Urbano Lugrís. Número 2. 1°A 15702 Santiago de Compostela Tel.: 651 047 018 enriquefernandezpena_@yahpo.es 128 37/2 2007 - Págs. 128 a 131 La exploración general no muestra hallazgos patológicos. No se palpan adenopatías inguinales, cervicales, axilares ni poplíteas. La exploración de la cadera muestra un rango de movilidad completo y no doloroso. La radiología muestra una imagen lítica de bordes poco definidos que se proyecta sobre la zona acetabular lateral izquierda que se podría corresponder con un quiste óseo, quiste subcondral... (fig. 1). En la TAC se observa una lesión de densidad intermedia en el ilíaco izquierdo localizada a nivel supraacetabular que interrumpe la cortical a nivel lateral e inferior con diámetros de 3,5 x 3,5 x 2 cm (fig. 2). La RM muestra una lesión ósea sobre el techo acetabular del lado izquierdo de aspecto alargado que se comporta como hiposeñal en T1 e hiperseñal en T2 de 6 x 2,5 cm de diámetro que interrumpe la cortical externa con discreta cantidad de líquido rodeando la zona acetabular y que podría corresponder con un quiste óseo de origen sinovial aunque no se pueden descartar otras posibilidades teniendo en cuenta su comportamiento agresivo. Se observan áreas de hiperseñal mal definidas rodeando a todo el acetábulo en relación con edema óseo reactivo (fig. 3). En la gammagrafía ósea en tres fases apreciamos zonas de hipercaptación del trazador exclusivamente en la región acetabular izquierda sólo evidente en fase ósea sugestivo de proceso óseo sin componente inflamatorio. No se encuentran alteraciones en la radiología de tórax, hemograma, electrólitos séricos, función tiroidea y hepática, VSG, proteína C reactiva, FA, pruebas de coagulación ni marcadores tumorales. Con el diagnóstico de una lesión ósea lítica sin filiar y ante la imposibilidad de descartar malignidad se decide realizar una biopsia-curetaje de la lesión desde la cara exopélvica del ilíaco. En el acto quirúrgico se encuentra una lesión ósea comunicada con la articulación de la cadera que erosiona el E. Fernández Peña cartílago articular del acetábulo, de contenido sólido, grumoso, de color pardo-amarillento. Se vacía la lesión y se remite el contenido para estudio histológico. Dicho estudio identificó una lesión altamente celular compuesta por abundantes células plasmáticas, linfocitos y mayoritariamente células histiocitarias que muestran núcleos vesiculares de gran tamaño y citoplasma claro y abundante (fig. 4). Existen fenómenos de emperipolesis (fig 5). El estudio inmunohistoquímico reflejó inmunopositividad de las células histiocíticas para S-100 (fig. 6), CD68 (fig. 7) y Kp1 y negatividad para CD1a (fig.8), ALK y CD30. Existen células linfoides acompañantes CD20 y CD3 positivas. Los estudios microbiológicos fueron negativos. El paciente fue diagnosticado de enfermedad de Rosai Dorfman y fue remitido al Servicio de Hematología, donde solicitan radiografía de senos, proteinograma y PET, siendo todas estas pruebas normales. Aunque el paciente refirió desaparición del dolor tras el curetaje, en un segundo tiempo se rellenó el defecto con injerto óseo de cresta ilíaca. Discusión La enfermedad de Rosai Dorfman (ERD) es una histiocitosis sinusal con linfadenopatía masiva de etiología desconocida que se suele manifestar por grandes adenopatías cervicales bilaterales no dolorosas (83-95%)4, aunque también pueden verse afectados los ganglios mediastínicos o inguinales6 y con menos frecuencia los retroperitoneales10. Esta entidad afecta dos veces más a hombres que a mujeres y aunque puede presentarse a cualquier edad es más frecuente en las primeras décadas de la vida4,7. Habitualmente las adenopatías se acompañan de fiebre, leucocitosis, anemia, elevación de VSG e hipergammaglobulinemia por lo que puede ser confundida con un linfoma1. Han sido descritos casos de ERD extranodal congénita con afectación fundamentalmente hepática y esplénica5. Fig. 1 Fig. 2 Fig. 3 Fig. 4 VANCES ATraum Lesión lítica acetabular. Enfermedad de Rosai Dorfman sin linfadenopatía 129 Fig. 5 Fig. 6 Fig. 7 La manifestación extranodal se produce en un tercio de los casos7 y tiene afinidad por ciertas localizaciones como la piel (27%) y distintas zonas a nivel de la cabeza y el cuello, como las vías respiratorias superiores (fosas nasales o la laringe), la órbita, los senos paranasales y los párpados. Se han descrito localizaciones menos frecuentes como el SNC (donde simula meningiomas), los huesos, la cavidad oral, el tubo digestivo, tiroides, las glándulas salivares, glándulas lagrimales, el riñón, los uréteres, las mamas, los pulmones, la pleura, la córnea, la úvea, la retina, la oreja, el páncreas, los testículos, el conducto auditivo externo y el cervix uterino. La asociación de linfadenopatía con manifestaciones extranodales es variable y depende del órgano afectado. Alrededor de un 5% de los casos con manifestaciones extranodales afectan al hueso. Los huesos afectados con más frecuencia son, en este orden; el cráneo, la tibia y el fémur aunque cualquier hueso puede verse involucrado. Han sido descritos casos en hueso ilíaco, vértebras, peroné, rótula, sacro y cubito. Cuando existe afectación ósea suele ser de tipo poliostótica o asociarse a otras manifestaciones extranodales, siendo las localizaciones más frecuentes, las fosas nasales y los senos paranasales. La lesión ósea primaria solitaria es muy rara; en una revisión de 423 casos de ERD Foucar et al.3 encontraron afectación extranodal en 182 con afectación ósea en 33 y sólo 9 de ellos sin afectación ganglionar. Se han descrito casos de ERD con afectación ósea aislada a nivel de cráneo (hueso temporal), fémur, metacarpianos, piramidal, astrágalo, radio, cubito, tibia y columna vertebral. Para localizar todos los focos de enfermedad el PET11 ha demostrado utilidad. Esta enfermedad puede simular linfomas, neurofibromatosis, artritis o tumores de diferentes órganos como la mama o el tiroides. 130 En este artículo describimos el caso de un varón de edad media con afectación ósea solitaria primaria a nivel del acetábulo izquierdo sin linfadenopatía. Los autores desconocemos la descripción previa de casos de enfermedad de Rosai Dorfman con afectación ósea solitaria en esa localización. La radiografía mostró una lesión lítica en la zona supracetabular del hueso ilíaco izquierdo de bordes poco definidos. Las lesiones óseas de la enfermedad de Rosai Dorfman son medulares y líticas en ocasiones con bordes esclerosos bien definidos aunque a veces puede tratarse de una lesión permeativa, como el caso presentado. Sólo conocemos cuatro casos de lesiones óseas esclerosas, y un caso de lesión mixta. La TAC, la RM y la gammagrafía y la PET confirman enfermedad localizada exclusivamente en la zona acetabular izquierda. El diagnóstico diferencial radiológico de estos casos siempre debe incluir tumores benignos como el osteoblastoma o el osteoma osteoide; tumores malignos como el sarcoma de Swing, las metástasis o el mieloma múltiple o lesiones seudotumorales como el quiste óseo solitario, la sarcoidosis o lesiones óseas de las neurofibromatosis. El estudio histológico del tejido obtenido mediante PAAF de los adenopatías es el que proporciona el diagnóstico definitivo de esta enfermedad y se caracteriza por la proliferación sinusal de grandes histiocitos CD68 y S-100 positivos con amplio citoplasma eosinófilo relleno de células inflamatorias viables rodeando el núcleo (linfofagocitosis o emperipolesis), característica diferencial esencial con la histiocitosis X. Aunque las células inflamatorias intracitoplasmáticas suelen ser linfocitos también pueden encontrarse células plasmáticas, eritrocitos o leucocitos polimorfonucleares. Son inmunopositivas para la proteína S-100 y suelen estar asociadas con infiltrado inflamatorio de linfocitos, células plasmáticas y neutrófilos2. En los raros casos de enfermedad extranodal aislada los hallazgos histológicos suelen ser menos característicos y las claves diagnósticas son la proliferación de histiocitos S-100 positivos, CD68 positivos y CD1a negativos con fenómenos de emperipolesis. La etiología de la ERD continúa siendo desconocida. Se ha tratado de implicar distintos virus en la patogenia de esta enfermedad, como el HHV-8, HHV-6 y virus de Epstein-Barr pero no se ha logrado establecer definitivamente esta relación con ninguno de ellos. La patogenia de la ERD es desconocida aunque se han propuesto diferentes mecanismos como infecciones crónicas, la proliferación neoplásica de histiocitos o distintas alte- E. Fernández Peña raciones inmunológicas ya que se conoce la asociación con enfermedades autoinmunes como lupus eritematoso sistémico, síndrome de Sjögren, anemia hemolítica autoinmune, glomerulonefritis, síndrome de Wiskott-Aldrich, coagulopatías autoinmunes por anticuerpos antifactor VIII o tiroiditis autoinmune. La mayoría de los autores apoyan la inclusión de la ERD dentro de las histiocitosis debido a la proliferación de histiocitos y a un espectro de manifestaciones clínicas similar a algunas histiocitosis como la histiocitosis de células de Langerhans y la enfermedad de Erdheim-Chester. La proliferación histiocítica es de tipo policlonal, a diferencia de la histocitosis X que es considerada una alteración neoplásica monoclonal. Aunque se trata de una enfermedad generalmente autolimitada se han descrito casos de evolución fatal debido a la afectación de órganos vitales como el sistema nervioso central, las vías respiratorias, el riñón y alteraciones del sistema inmune. Cuatro de los 423 pacientes revisados por Foucar3 fallecieron como consecuencia de la progresión de la enfermedad. Hay casos de asociación con leucemia linfoblástica aguda o linfomas en un mismo paciente. En 1996 Krzemieniecki describió un caso de ERD en una mujer de 17 años que sufrió una transformación en un linfoma de alto grado. Aunque la mayoría de los pacientes con ERD sufren regresión espontánea, los casos con peor evolución han necesitado tratamiento específico de la enfermedad, para lo que se han utilizado esferoides y agentes quimioterápicos como el ectopósido o la 6-mercaptopurina asociados a bajas dosis de metotrexato, la vinblastina, la clorodeoxiadenosina o el interferon alfa con resultados variables. En los casos de afectación ósea sintomática el tratamiento será la biopsia mediante curetaje aunque se han descrito casos de resección del cuboides, extirpación de un radio o laminectomía descompresiva. En casos de enfermedad progresiva o expansiva se han utilizado pautas de tratamiento similares a las empleadas en enfermedades hematológicas malignas o histiocitosis. La radioterapia ha sido reservada para casos de compresión medular, compromiso de VANCES ATraum las vías respiratorias o reducción de tamaño de grandes masas que no responden a otro tratamiento. El objetivo de este artículo es la inclusión de la enfermedad de Rosai Dorfman en el diagnóstico diferencial de las lesiones quísticas dolorosas acetabulares. Bibliografía 1. Brown JR, Skarin AT. Clinical mimics of lymphoma. Oncologist 2004;9(4):406-16 2. Ferrer Rodríguez A, Agut Fuster MA. Rosai-Dorfman disease (sinus histiocytosis with múltiple lymphadenopathy). Acta Otorrinolaringol Esp 2033;149(3):672-4 3. Foucar E, Rosai J, Dorfman R. Sinus histiocytosis with massive lymphadenopathy (Rosai-Dorfman disease): review of the entity. Sem Diag Patol 1990; 7:19-73 4. George J, Stacy G. Rosai-Dorfman disease manifesting as a solitary lesión of the radius in a 41 year oíd woman. Skeletal Radiol 2003;32(4):236-9. 5. Iwabuchi H. Kakihara. Congenital Rosai-Dorfman disease without lymphadenopathy. Pediatr Pathol Mol Med 2003;22(5):399-403. 6. Kalugina Y, Hall CR. Pathologic quiz case: persisten! locaiized inguinal adenopathy in a man. Sinus histiocytosis with massive lymphadenopathy (Rosai-Dorfman disease). Arch Pathol Lab Med 2003; 127(8): 144-6. 7. Loh SY, Tan KB. Rosai-Dorfman disease of the triquetum without lymphadenophaty. A case report. J Bone Joint Surg Am 2004;86-A(3): 595-8. 8. McAlister WH, Hermán T. Sinus histiocytosis with massive lymphadenopathy (Rosai-Dorfman disease). Pediatr Radiol 1990;20(6):425-32. 9. Rosai J, Dorfman RF. Sinus histiocytosis with massive lymphadenopathy. A newly recognized benign clinicopathological entity. Arch Pathol 1969;87(1):63-70 10. Sodhi KS, Suri S. Rosai-Dorfman disease: unusual cause of diffuse and massive retroperitoneal lymphadenopathy. Br J Radiol 2005;78(933):845-7 11. Yu JQ, Zhuang H. Demostration of increased FDG activity in Rosai-Dorfman disease on positrón emisión tomography. Clin Nucl Med 2004;29(3):209-10 Lesión lítica acetabular. Enfermedad de Rosai Dorfman sin linfadenopatía 131 Condromatosis sinovial primaria localizada de rodilla CASO CLÍNICO E. Noain J.J. Sánchez-Villares Servicio de Cirugía Ortopédica y Traumatología Hospital García Orcoyen. Estella-Navarra Resumen Se presenta un caso de condromatosis sinovial localizada de rodilla resuelta con tratamiento artroscópico. Ni la radiología simple ni la resonancia magnética hicieron sospechar de la lesión en un primer momento. Aunque infrecuente se trata de un proceso a tener en cuanta en el diagnóstico diferencial del dolor de rodilla inespecífico. Palabras clave Condromatosis sinovial localizada. Rodilla. Artroscopia 001413 004552 Presentación Discusión Se trata de un varón de 53 años con dolor de baja intensidad en la rodilla derecha de dos años de evolución. En ocasiones manifiesta clínica de seudobloqueo articular de breve duración. La movilidad articular era normal y no refiere derrame articular. A la exploración física se aprecia dolor en compartimiento femorotibial interno que aumenta con maniobras para menisco interno. Siendo la radiología simple normal en Resonancia Magnética (RM) se observa un menisco interno degenerativo sin ruptura y una lesión redondeada de unos 20 x 15 mm, posterior al ligamento cruzado posterior (LCP) de diferente intensidad de señal respecto al pequeño quiste de Baker adyacente (fig. 1). Se realiza una artroscopia de la rodilla observándose múltiples cuerpos libres cartilaginosos de pequeño tamaño flotando en el fondo del saco suprapatelar, en compartimento femorotibial interno y receso inframeniscal. El estado de las superficies articulares y meniscal fue normal. Se accede a la lesión quística a través de portales clásicos. Tras abrir el quiste con el gancho explorador se observan a su vez múltiples cuerpos libres sueltos y adheridos a su pared (fig. 2). La biopsia sinovial de fondo de saco fue normal y la del quiste muestra nódulos de metaplasia cartilaginosa. Tras sinovectomía artroscópica de la lesión y limpieza articular mejora por completo la sintomatología siendo compatible con una condromatosis sinovial localizada. En revisiones sucesivas el paciente se encuentra asintomático y en RM al año de la artroscopia no se detectan imágenes compatibles con recidiva (fig. 1). La condromatosis sinovial se considera una metaplasia cartilaginosa del tejido conectivo de la membrana sinovial de causa desconocida que produce y libera múltiples cuerpos libres de cartílago. Éstos pueden calcificarse y osificarse siendo entonces un diagnóstico fiable la radiología simple. La RM no siempre detecta los pequeños cuerpos libres cartilaginosos mostrando sólo el derrame articular. En éste caso detectó una lesión localizada que fue informada inicialmente como un ganglión del LCP. Puede favorecer la degeneración del cartílago articular normal y en ocasiones hay afectación extraarticular. Es más frecuente en adultos de edad media con predominio en varones. De forma clásica según Milgram2 se distinguen: Correspondencia Dr. Eneko Noain F.E.A. S. de Cirugía Ortopédica y Traumatología Hospital García Orcoyen c/ Santa Soria 22 - 31200 Estella (Navarra) Tel.: 848 435 000 - Fax.: 848 435 003 enoainsa@cfnavarra.es 132 37/2 2007 - Págs. 132 a 133 • Fase I activa de metaplasia sinovial sin cuerpos libres • Fase II sinovitis nodular con cuerpos libres • Fase III con cuerpos libres articulares y sinovitis en remisión. El tratamiento consiste en la extracción de los cuerpos libres de forma aislada en fase III o asociando sinovectomía en fases I y II, aunque dado el riesgo de recidiva puede estar aconsejada siempre la sinovectomía. Puede suceder en cualquier articulación siendo más frecuente en rodilla, hombro, codo y cadera, también está descrita en bolsas sinoviales y vainas tendinosas en las manos o en el pie. Lo peculiar del caso presentado radica en que la lesión se encontraba localizada en la proximidad del LCP frente a las formas habituales generalizadas1 siendo un hallazgo casual ya que ni la radiología simple ni la RM hizo sospechar el diagnóstico. La posibilidad de recidiva tras la cirugía debe ser advertida sobre todo porque a veces no se consigue una sinovectomía completa3. E. Noain, et al Fig. 1 En las imágenes 1 (RM-T1) y 2 (RM-T2) preoperatorias se aprecia una lesión redondeada próxima al LCP de contenido homogéneo y un pequeño quiste de Baker extracapsular. Las imágenes 3 y 4 al año de la cirugía no muestran signos de recidiva. Bibliografía 1. Ogilvie-Harris DJ, Saleh K. Generalized synovial chondromatosis of the knee: a comparison of removal of the loose bodies alone with arthroscopic synovectomy. Arthroscopy 1994;10(2): 166170. VANCES ATraum Fig. 2. En las imágenes superiores se aprecia la presencia de cuerpos libres en compartimento interno y en receso inframeniscal. En las inferiores apertura de la lesión quística con presencia de cuerpos libres en su interior y tras vaciado-sinovectomía. 2. Milgram JW. Synovial osteochondromatosis: A histological study of thirty cases. J Bone Joint Surg Am 1977; 59:792-801. 3. Jeon IH, Ihn JC, Kyung HS. Recurrence of synovial chondromatosis of the glenohumeral joint after arthroscopic treatment. Arthroscopy 2004;20(5):524. Condromatosis sinovial primaria localizada de rodilla 133 CASO CLÍNICO Artrodesis escafo-semilunar-hueso grande en la necrosis avascular idiopática del hueso grande A propósito de un caso F. Cano Arjona M. Esteve Durá P. Sebastián Giraldo C. Sánchez Díaz Hospital General Universitario de Alicante Resumen La necrosis avascular idiopática del hueso grande es una entidad poco frecuente, de etiología desconocida, que produce dolor de muñeca y limitación de la función. Existen muy pocos casos publicados en la literatura y su tratamiento no está estandarizado. Presentamos el caso de una mujer de 35 años que fue tratada con una artrodesis parcial del carpo con buen resultado a medio plazo. Palabras clave Necrosis avascular. Artrodesis escafo-semilunar-hueso grande. Artrodesis parcial del carpo. Dolor muñeca. Hueso grande. 003841 La necrosis avascular es una entidad poco frecuente con muy pocos casos descritos en la literatura mundial 7,9 . Clínicamente produce dolor crónico en la muñeca; otros síntomas son la tumefacción, rigidez, crepitación y limitación de la función4. El diagnóstico incluye pruebas complementarias como la radiología convencional, el TAC, la RM y/o la gammagrafía5. El tratamiento de esta entidad no está estandarizado y suele depender de la clínica del paciente. Presentamos un caso de artrodesis parcial del carpo (escafo-semilunar-hueso grande) como tratamiento de esta rara entidad. Habida cuenta del grado de colapso del hueso grande y de que las articulaciones escafo-hueso grande y hueso grandesemilunar estaban implicadas se decidió realizar una artrodesis escafo-semilunar- hueso grande. La intervención quirúrgica se realizó bajo anestesia general. Se practicó un abordaje dorsal y se realizó la artrodesis mediante placa Spider y aporte de hueso autólogo de cresta ilíaca ipsilateral (figs. 7 y 8). Posteriormente la paciente llevó una férula de yeso antebraquial posterior durante cuatro semanas, tras las cuales comenzó los ejercicios de rehabilitación. Material y método Resultados Mujer de 35 años que acude a nuestro servicio por dolor en la muñeca de larga evolución. Clínicamente presentaba dolor e inflamación en la muñeca derecha de aproximadamente un año y seis meses de evolución. También se quejaba de rigidez y debilidad de la muñeca derecha. No refería historia previa de traumatismo. El tratamiento conservador había fracasado (AINEs, férulas, fisioterapia). En el estudio radiológico se apreció rarefacción del hueso grande (figs. 1 y 2). No había cambios degenerativos de la articulación radiocarpiana. El estudio se completó mediante RM (figs. 3 y 4) y gammagrafía (figs. 5 y 6) que confirmaron el diagnóstico de sospecha de necrosis avascular del hueso grande. A los seis meses la paciente está asintomática sin presentar dolor en la muñeca intervenida con un arco de movilidad de 30-40º de flexión dorsal y 20-30º de flexión palmar y esto le permite realizar sus actividades diarias sin problemas (figs. 9 a 11). Introducción Correspondencia F. Cano Arjona Hospital General Universitario de Alicante C/ Dr. Marañón nº2 P2 1ºB San Juan de Alicante. Alicante Tel.: 966 374 248 kikolator@hotmail.com 134 37/2 2007 - Págs. 134 a 136 Discusión La necrosis avascular del hueso grande es una entidad rara. Su etiología es desconocida, pero se relaciona con un pobre aporte vascular del hueso grande. Existen tres tipos de vascularización del hueso grande; en el tipo 3, que supone el 30% de los casos, el aporte vascular es exclusivamente palmar, sin anastomosis palmares-dorsales. Se trata de una vascularización retrógrada, terminal, con grandes territorios dependientes de una sola arteria2,6. Sin embargo esta entidad es muy poco frecuente y esto se debe probablemente a la posición del hueso grande, protegido en la hilera distal del carpo7. Otros autores han realizado distintas técnicas para tratar esta patología: artroplastias de interposición4, prótesis de F. Cano Arjona, et al Figs. 1 y 2. Rx posteroanterior y lateral. Se aprecia rarefacción en hueso grande. No cambios degenerativos en la articulación radiocarpiana. Figs. 3 y 4. RM. Cortes coronales AP y L en T1 en los que se aprecia una disminución en la intensidad de señal en el hueso grande. Figs. 5 y 6. Gammagrafía que muestra hipercaptación a nivel del hueso grande. VANCES ATraum Artodesis escafo-semilunar-hueso grande 135 Figs. 7 y 8. Resultado radiológico a los seis meses. Consolidación de la artrodesis. Figs. 9, 10 y 11. Evaluación clínica a los seis meses. Flexión dorsal y flexión palmar. silicona9, denervación del nervio interóseo posterior8, artrodesis parciales del carpo1, 3, 9.. La artrodesis escafo-semilunar-hueso grande fue descrita originalmente para el tratamiento de la patología crónica escafosemilunar, seudoartrosis de escafoides y NAV del escafoides, lográndose una tasa de fusión del 80% con una reducción del dolor en el 80% de los casos estudiados9. Dada la implicación en esta entidad de las articulaciones escafo-hueso grande y de hueso grande-semilunar, creemos que una artrodesis limitada que incluya estos huesos del carpo parece un tratamiento lógico. Pensamos que una artrodesis parcial del carpo es una buena solución quirúrgica para estos casos con la que conseguimos la desaparición del dolor y la reincorporación de los pacientes a sus actividades habituales. Bibliografía 1. Arcalis Arce A, Pedemonte Jansana JP, Massons Albareda JM. Idiopathic necrosis of the capitate. Acta Orthop Belg 1996;62(1):46-8. 136 2. Freeland AE, Pesut TA. Oblique capitate fracture of the wrist. Orthopaedics. 2004; 27(3):287-90. 3. Kutty S, Curtin J. Idiopathic avascular necrosis of the capitate. J Hand Surg (Br) 1995; 20 (3): 402-4. 4. Lapinski AS,Mack GR. Avascular necrosis of the capitate: a case report. J. Hand Surg (Am) 1992; 17(6): 1090-2. 5. Mansberg R, Lewis G, Kirsh G. Avascular necrosis and fracture of the capitate bone: unusual sintigraphic features. Clin Nucl Med 2000; 25 (5): 372-3. 6. Milliez PY,Kinh Kha H, Allieu Y, Thomine JM. Idiopathic aseptic osteonecrosis of the capitate bone. Literature rewiew a propos 3 news cases. Int Orthop 1991;15 (2): 85-94. 7. Niesten JA, Verhaar JA. Idiopathic avascular necrosis of the capitate. A case report and a rewiew of the literature. Hand Surg 2002; 7(1):159-61. 8. Walker LG. Avascular necrosis of the capitate. J Hand Surg (Am) 1993; 18(6): 1129. 9. Whiting J, Rotman MB. Scaphocapitoulnate arthrodesis for idiopathic avascular necrosis of the capitate: a case report. J. Hand Surg (Am) 2002 27(4):692-6. F. Cano Arjona, et al Sinostosis lunato-piramidal CASO CLÍNICO JR. Varela Egocheaga1 R. Iglesias Colao1 L. Rodríguez López1,2, A. Murcia Mazón1 1 Servicio de Cirugía Ortopédica y Traumatología. Hospital de Cabueñes. Gijón Mutua Asepeyo 2 Resumen El carpo es la localización más frecuente de coalición ósea, dentro de ellas la sinostosis lunato-piramidal es la más citada en la bibliografía. Presentamos el caso clínico de una fractura luxación radiocarpiana con el hallazgo casual de una fusión lunato-piramidal tipo III de Minnaar que desarrolla secundariamente una degeneración artrósica de la articulación radiocarpiana. Revisión bibliográfica del tema. Palabras clave Muñeca. Coalición. Sinóstosis lunato-piramidal. Fractura de radio. 003552 Introducción Las coaliciones carpianas se consideran una entidad rara y la mayoría de ellas cursan de forma asintomática. La coalición carpiana más frecuente es la lunato-piramidal que representa el 88,9% de todas las fusiones del carpo1. La inmensa mayoría de las coaliciones carpianas no muestran limitación funcional en el rango de movimiento; sin embargo, se ha sugerido que fusiones incompletas predisponen a cambios degenerativos de tipo artrósico, bien debido a una distribución anómala de la carga o a un traumatismo2. Cockshott ha publicado que la prevalencia de fusiones carpianas en la raza negra africana es 100 veces mayor que en sujetos de raza blanca3. Este artículo informa del hallazgo casual de una coalición carpiana en el contexto de una fractura-luxación de muñeca y realiza una revisión bibliográfica del tema. Caso clínico Paciente de 31 años que acudió a Urgencias tras caída de bicicleta refiriendo dolor a nivel de la muñeca derecha con impotencia funcional. A la exploración se apreció deformidad importante a dicho nivel con dolor al intento de movilización. Tras la realización de la radiografía se diagnóstico una fractura de extremidad distal de radio con luxación radiocarpiana y una sinóstosis lunato-piramidal (fig. 1). Se intervino de urgencia colocándose un fijador externo Orthofix (MBA®) y una aguja de Kirschnner en la estiloides radial (fig. 2). El fijador se retiró a las 7 semanas y el paciente inició rehabilitación. Tras Correspondencia José Ramón Varela Egocheaga C/Las Camelias nº 7 Soto de Llanera CP 33423. Pruvia. Asturias Tel.: 620 080 429 varelaegocheaga@yahoo.es VANCES ATraum 37/2 2007 - Págs. 137 a 139 Sinostosis lunato-piramidal un mes de tratamiento rehabilitador el paciente resultó alta con el siguiente resultado: flexión dorsal 55 sobre 88º del lado sano, flexión palmar 55 sobre 88º y prono-supinación simétrica con el lado sano. Discusión El carpo es la localización más frecuente de coalición ósea, se han descrito coaliciones carpianas de cualquiera de los huesos que lo conforman con los huesos adyacentes y con frecuencia se cree que son asintomáticos. De hecho, las presentaciones sintomáticas de fusiones incompletas de dos huesos del carpo son raras y han sido descritas recientemente4. La fusión entre el hueso semilunar y el piramidal es la coalición carpiana más frecuente, su incidencia es del 0,1% en raza blanda pero puede llegar a ser del 61,5% en ciertas comunidades de Nigeria3,5. En el año 1952 Minnaar6 clasificó las fusiones lunato-piramidales en cuatro grupos (fig. 3); posteriormente, esta clasificación se extendió para categorizar todas las coaliciones del carpo. Las fusiones incompletas son el resultado de un fracaso en la separación durante el desarrollo fetal3,7, normalmente la apoptosis celular resulta en la formación de una hendidura antes de la semana 10 del desarrollo que progresa hasta la formación de la articulación normal. Es probable que el fallo en la formación de dicha hendidura constituya el origen de la futura coalición carpiana. El grado de apoptosis que realicen las células dictará el tipo de coalición que se produzca entre la fusión completa y la articulación normal. En la coalición completa se forma un hueso sólido que ocupa la totalidad del espacio de ambos huesos y la línea articular; en el caso de una coalición incompleta se desarrolla cartílago anómalo entre ambos huesos, este cartílago no presenta el comportamiento mecánico normal por lo que predispone al desarrollo de artrosis localizada. La primera publicación de un caso de fusión lunato-piramidal sintomática corresponde a Cockshott3 en 1963, aunque el 137 Fig. 1. Fractura de la extremidad distal del radio con luxación radio-carpiana. Fig. 2. Reducción y fijación mediante fijador externo y aguja de Kirschnner Fig. 3. Clasificación de Minaar de las coaliciones lunatopiramidales caso se trataba de una fractura de la coalición. La primera descripción moderna y detallada la realizaron Simmons y McKenzie7 con el caso de una chica de 15 años que sufrió una caída con hiperextensión de la muñeca. Posteriormente Gross et al2 publicaron una serie de cinco pacientes con molestias bilaterales que precisaron artrodesis lunatopiramidal para el control de sus síntomas. Por último, Marco et al[8] publicaron una revisión de nueve casos de coaliciones lunato-piramidales tipo 1 de Minnaar sintomáticas. El motivo principal por el que una coalición carpiana tipo 1 se vuelve sintomática suscita mucha controversia en la literatura2,5. Cuando una fusión de la parte proximal de la articulación con presencia de cartílago duro, un traumatismo podría causar fácilmente una fractura de esta unión y convertirla en sintomática. Por otro lado, incluso sin sobrecargas excesivas ni historia de traumatismo, el cartílago distrófico podría predisponer al desarrollo de una artrosis dolorosa. Es este sentido, 10 de los 12 casos de la serie de Marco8 desarrollaron síntomas entre los 25 y los 40 años sin historia de traumatismo. En nuestro caso se trata de una coalición tipo III asintomática, como puede observarse en la figura 4 nuestro paciente presenta, al año de seguimiento, signo de degeneración artrósica asintomática en el lado donde se produjo la fractura y no en el lado sano. Estos signos no se aprecian en la imagen de la fractura (fig. 1) y podría interpretarse tanto como una secuela de la fractura o como una anomalía en la distribución de la carga postraumática. La mayoría de autores coincide en que la artrodesis del semilunar y el piramidal es la mejor solución al problema de una coalición incompleta dolorosa sin signos de artrosis 2,6,7,8. 138 JR.Varela Egocheaga Fig. 4. Imagen de ambas muñecas al año de la intervención. Derecha lado derecho. Nótese la degeneración de la carilla articular del radio derecho Bibliografía 1. Delaney TJ, Eswar S. Carpal coalitions. J Hand Surg Am 1992;17:28-31 2. Gross SC, Watson HK, Strickland JW, Palmer AK, Brenner LH. Triquetral-lunate arthritis secondary to synostosis. J Hand Surg Am 1989;14:95-102 3. Cockshott WP. Carpal fusions. Am J Roentgenol. 1963;89:1260-1271 4. Zielinsky CJ, Gunther SF. Congenital fusion of the scaphoid and trapezium—case report. J Hand Surg 1981;6:220-222 VANCES ATraum Sinostosis lunato-piramidal 5. Garn SM, Frisancho AR, Poznanski AK, Schweitzer J, McCann MB. Analysis of triquetral-lunate fusion. Am J Phys Anthropol 1971;34:431-433 6. DeVilliers Minnaar AB. Congenital fusion of the lunate and triquetral bones in the South African Bantu. J Bone Joint Surg 1952;34B:45-48 7. Simmons BP, McKenzie WD. Symptomatic carpal coalitions. J Hand Surg 1985;10A:190-193 8. Marco JPF, Maas M, Bos KE. Minnaar type 1 symptomatic lunotriquetral coalition: a case report of nine patients. J Hand Surg Am 2001;26A(2):261-270 139 CASO CLÍNICO Osteosíntesis con tornillo canulado de Herbert en retraso de consolidación de fracturas de falange distal. Presentación de un caso L. García Bordes, J. Ramos Escalona, A. Luque, P. Martínez Galarza D. Romero Esmerats Departamento de Traumatología y Cirugía Ortopédica (Jefe de Servicio: Alejandro Yunta Gallo) Hospital General de Granollers. Granollers (Barcelona) Resumen Los autores presentan un caso de retraso de consolidación de una fractura de falange distal del 5º dedo, diagnosticado en un paciente de 48 años de edad, controlado y tratado en el Hospital General de Granollers mediante osteosíntesis con tornillo canulado de Herbert. Su evolución tras la actuación quirúrgica fue satisfactoria, desapareciendo la sintomatología dolorosa y permitiendo la consolidación y una rápida rehabilitación posterior. Efectuada una revisión bibliográfica exhaustiva sobre el tema, insisten en la extrema rareza del tratamiento y discuten ciertos aspectos de la patogenia y del tratamiento del mismo. Palabras clave Falange distal. Retraso de consolidación. Herbert. Introducción El retraso de consolidación de las fracturas es un proceso bien conocido, que puede afectar a diferentes partes del esqueleto (1% de las fracturas en falanges). Dentro de la mano, las falanges proximal y media y los metacarpianos son los más frecuentes y mejor estudiados1, siendo más raros los casos de afectación de la falange distal2,3. Frente a esta posible complicación se acepta en la bibliografía el tratamiento mediante reducción abierta y fijación con agujas de Kirschner1; sin embargo sólo encontramos un caso descrito en el que se haya utilizado para esta entidad el tornillo canulado de Herbert3. El objetivo de este trabajo es presentar un caso de retraso de consolidación de la falange distal del quinto dedo, diagnosticado en un paciente atendido en el Hospital General de Granollers y, a propósito del mismo, discutir algunos aspectos de su patogenia y tratamiento. Caso clínico J-A. L. O. (Hº 9550511016), varón de 48 años que acude al Servicio de Urgencias por traumatismo con una escalera sobre el quinto dedo de la mano derecha. Se diagnostica mediante radiografía una fractura transversa de la falange distal de dicho dedo, y se trata ortopédicamente mediante una férula digital con control ambulatorio. Correspondencia L. García Bordes Departamento de Traumatología y Cirugía Ortopédica Hospital General de Granollers. (Barcelona) 140 37/2 2007 - Págs. 140 a 142 A las cinco semanas reaparece en el Servicio de Urgencias, remitido por su médico de cabecera, para valoración de retraso de consolidación de dicha fractura. A la exploración física presenta un dedo ligeramente tumefacto con una inestabilidad franca en foco de fractura. En la radiografía simple se confirma dicho retraso de consolidación. Diez días más tarde se interviene quirúrgicamente mediante osteosíntesis con tornillo canulado de Herbert de 14 mm previa fijación cerrada con aguja de Kirschner. No se requirió sutura (únicamente curas tópicas y Steri-strips). Se da alta al paciente el mismo día con una férula digital dorsal con bloqueo de la IFD del dedo. Se cita al paciente dos semanas después en la Consulta Externa observándose un rápido inicio de la consolidación mediante radiografía (ratificada a las cuatro semanas). Asimismo, una disminución de la clínica dolorosa que favorecía la movilización precoz de la IFD (en todo momento, objetivo a conseguir por nuestro equipo). El último control realizado al paciente fue a los dos meses, en este momento seguía asintomático, con una movilidad activa completa y la radiografía presentaba una consolidación completa de la fractura. Discusión Las fracturas en falanges distales se clasifican en tres grupos (según Kaplan): longitudinales (normalmente sin desplazar), transversales (con tendencia al desplazamiento), y las conminutadas por aplastamiento (en “cáscara de huevo”). El retraso de consolidación se da en mayor frecuencia en fracturas transversales (tipo 2 de Kaplan). La avulsión traumática de la uña puede ir asociada a una fractura intraarticular o a un desplazamiento epifisario; ambas deben ser tratadas como fracturas abiertas. L. García Bordes, et al Otra clasificación es la modificada por Schneider: Por lo que se refiere a la patogenia de esta entidad, algunos autores han considerado la inserción del tendón flexor profundo como una causa de inestabilidad del foco de fractura. Creemos que dicha teoría sobre la inestabilidad del foco puede tener su valor en nuestro paciente (insuficientemente inmovilizado y mal controlado), como factor favorecedor de la lesión. Dicha inestabilidad podría ser la causa de una serie de microtraumatismos repetidos sobre el callo fracturario que condicionarían un proceso de retraso de consolidación (delayed union) que podría incluso conducirnos a la seudoartrosis final (nonunion). En el caso de las falanges, la linea que separa dichas denominaciones se ha establecido como un mes para los retrasos de consolidación (delayed union), y de tres meses para las seudoartrosis (nonunion). Otra posible teoría patogenética para la aparición de dicha entidad en nuestro caso podría ser la siguiente: la reducción insuficiente de la fractura. La clínica de dolor y tumefacción, la falta de control radiográfico posterior a la reducción, todos ellos pueden ser factores de confusión a la hora de juzgar la correcta reducción de la fractura. El tratamiento del caso que presentamos con tornillo canulado de Herbert ha reunido varias ventajas que consideramos de importancia, y que finalmente nos inclinan a considerar esta técnica como posibilidad terapéutica en casos similares: • Reducción cerrada mediante tornillo de Herbert, aprovechando la compresión del foco fracturario que ofrece dicha técnica de osteosíntesis. Al contrario que las agujas de Kirschner, la compresión axial de los márgenes fracturarios está asegurada, proceso conocido como estimulador de la Figs. 1 y 2. Fractura falange distal. VANCES ATraum osteogénesis. Desaparecen complicaciones tales como la migración de las agujas y sus posibles consecuencias. • Reducción de secuelas cutáneas al requerir un abordaje mínimo, sin necesidad de sutura posterior, ni de cruentación de márgenes del foco de fractura. • Inmediato inicio de la rehabilitación. Al contrario de lo que habitualmente se acepta para falanges proximales y medias (reducción abierta y fijación con aguja de Kirschner a través de la articulación IFD), esta técnica permite la rápida movilización de la articulación IFD. No se altera en el acto quirúrgico la anatomía de la articulación IFD. Se considera que éste puede ser uno de los factores de mayor influencia en la pérdida de arco de movilidad posterior. Como puede verse en el trabajo, en nuestro paciente no han surgido tales complicaciones. Figs. 3 y 4. Seudoartrosis de F3. Figs. 5 y 6. Osteosíntesis con tornillo canulado de Herbert. Postoperatorio inmediato. Osteosíntesis con tornillo canulado de Herbert 141 Clasificación de Weber-Cech: Bibliografía Figs. 7 y 8. Osteosíntesis con tornillo canulado de Herbert. Control ambulatorio. Pensamos que esta técnica es una buena alternativa quirúrgica para el retraso de consolidación en fracturas de falanges distales, que mejora el dolor propio de la misma, no condicionando, sin embargo, transtornos funcionales ni limitaciones de la movilidad a la IFD. 142 1. Wray RC Jr, Glunk R. Treatment of delayed union, nonunion, and malunion of the phalanges of the hand. Ann Plast Surg 1989;22:14. 2. Read L. Non-Union in a Fracture of the shaft of the distal phalanx. Brit Soc Surg Hand. 3. Richards RR, Khoury G, Young MC. Internal fixation o fan unestable open fracture of a distal phalanx with a Herbert screw. J Hand Surg (Am) 1988;13(3): 428-32. 4. DaCruz, DJ, Slade RJ, Malone W. Fractures of the Distal Phalanges. J Hand Surgery 1988;13-B(3) 5. Greene TL, Noellert RC, Belsole RJ, Simpson LA. Composite wiring of metacarpal and phalangeal fractures. J Hand Surgery 6. Richards, RR, Khoury G, Young MC. Internal fixation o fan unstable open fracture of a distal phalanx with a Herbert screw. J Hand Surgery 7. Jupiter JB, Koniuch MP, Smith RJ: The management of delayed union and nonunion of the metacarpals and phalanges. J Hand Surgery. L. García Bordes, et al NOTICIAS DOS DE C AD A TRES FR ACTUR A S VERTEBR ALES PUEDEN PRODUCIR DOL OR CAD ADA FRA CTURA VERTEBRALES DOLOR Y ENCURV AMIENTO DE COL UMNA ENCURVAMIENTO COLUMNA Dos millones y medio de mujeres en España padecen osteoporosis y, según un estudio de la Asociación Española para el Estudio de la Menopausia (AEEM), más del 85% de las pacientes osteoporóticas están en la etapa posmenopáusica, debido a la pérdida de masa ósea tras la disminución de la producción de estrógenos. Asimismo, una de cada dos mujeres mayores de 50 años puede sufrir una fractura ósea como consecuencia de la osteoporosis, siendo las más frecuentes las vertebrales que, con frecuencia, pasan inadvertidas puesto que dos de cada tres son asintomáticas. Sin embargo, estas lesiones pueden producir dolor mantenido en la zona dorsal y un encurvamiento de la columna que, a menudo, repercute y reduce la capacidad ventilatoria de los pulmones. Otra de las cifras alarmantes es la que indica que una de cada tres mujeres con más de 80 años sufrirá una fractura de cadera, que tiene un índice muy alto de mortalidad, de forma que el 24% de las personas que la han padecido muere durante el siguiente año y sólo la mitad conserva la misma capacidad de marcha que antes. En total, la osteoporosis produce en España alrededor de 90.000 fracturas de cadera y 500.000 fracturas vertebrales cada año, produciendo una pérdida importante de calidad de vida, así como un gran incremento de demanda sanitaria. Todo ello, sumado al progresivo envejecimiento de la población, hace que la osteoporosis deba ser considerada como un problema sanitario de primer orden. LA SECOT Y RO VI PREMIAN LLA A S VIVENCIA S DE ESPECIALIST A S EN ARTROSIS ROVI VIVENCIAS ESPECIALISTA El Grupo de Estudio del Dolor de la Sociedad Española de Cirugía Ortopédica y Traumatología (GEDOS), con la colaboración de Laboratorios Rovi, ha puesto en marcha los premios «Experiencias en Artrosis», unos galardones con los que pretende premiar a aquellos traumatólogos y cirujanos ortopédicos que cuenten sus vivencias en el tratamiento de pacientes que sufran artrosis. Los especialistas que narren sus experiencias ayudarán a otros profesionales sanitarios a diagnosticar y tratar la enfermedad. Aquellos especialistas interesados en participar, deberán enviar sus experiencias en formato word -máximo 250 caracteres- y una o varias imágenes a través de la página web www.experienciasenartrosis.com. Las mejores experiencias recibirán un primer premio de 1.800 euros, un segundo galardón de 1.200 euros, y un tercero de 600 euros. Además, se seleccionarán 20 vivencias que serán premiadas con 150 euros cada una. Los traumatólogos y cirujanos ortopédicos interesados en participar pueden enviar sus vivencias antes del próximo 31 de julio de 2007. La entrega de los premios se realizará a finales del mes de septiembre en Madrid, durante el Congreso Nacional de la SECOT. VANCES ATraum 143 NOTICIAS NUEV A TÉCNIC A PPAR AR A RECUPER AR LLA A FUNCIONALID AD EN FR ACTUR A DE MUÑEC A NUEVA TÉCNICA ARA RECUPERAR FUNCIONALIDAD FRA CTURA MUÑECA Una nueva técnica quirúrgica permite recuperar, por primera vez, la totalidad de la función de las muñecas fracturadas. Se trata de la síntesis intramedular del radio, una cirugía mínimamente invasiva que sólo requiere una pequeña incisión, y en la cual se implanta una placa especial (Micronail) fabricada en titanio. Según los autores de la técnica, supone una mejora en la calidad de vida de los miles de españoles que sufren esta clase de fracturas cada año y quienes, en su mayor parte, no podían volver a realizar el tipo de movimientos o fuerza que disfrutaban antes de la fractura. Hasta ahora sólo se había experimentado con este tipo de tratamiento en Estados Unidos, en el Hospital Universitario de Nueva Jersey y la Universidad de Yale, los únicos que han publicado resultados. En Europa, el primer centro en presentar resultados ha sido la Clínica La Milagrosa, durantre el Congreso Internacional de Cirugía de Extremidades Superiores. Otros centros, como la Policlínica Guipúzcoa (San Sebastián) y el Hospital de Leganés (Madrid) también han comenzado a utilizar la técnica. Para los expertos, esta técnica puede ser el futuro del tratamiento de las fracturas de radio en cualquier tipo de paciente. El implante consta de una estructura de titanio que se implanta dentro del radio, evitando complicaciones por el roce de otras estructuras o la sensación propioceptiva. «PRO YECTO ESPER ANZA»: REDUCCIÓN DE LLA A DEMOR A EN EL DIA GNÓSTICO DE LLA A «PROYECTO ESPERANZA»: DEMORA DIAGNÓSTICO ESPONDILITIS El «Proyecto Esperanza» surge como uno de los proyectos más ambiciosos creados hasta la fecha para la mejora de la atención de los pacientes con espondilitis anquilosante. El objetivo de esta iniciativa es que esta enfermedad, crónica, progresiva y potencialmente muy discapacitante, se diagnostique en menos de dos años tras la aparición de los primeros síntomas -actualmente, los pacientes tardan unos seis años de promedio en obtener el diagnóstico. El Proyecto tiene una duración de cinco años y está promovido por la Sociedad Española de Reumatología (SER) y la Fundación Española de Reumatología (FER), con la colaboración de Wyeth. Con este proyecto se pretende optimizar el diagnóstico y tratamiento de esta patología, que suele mostrar sus primeros síntomas entre los 26 y los 30 años. Precisamente la juventud de los enfermos dificulta el diagnóstico, pues ellos mismos tienen a restar importancia a los dolores de espalda, atribuyéndolos a una mala postura o a un esfuerzo, y demorando la visita al especialista. Ya hay unos 30 hospitales españoles que están dedicando un especial interés por la espondilitis. El objetivo de Proyecto Esperanza es ampliar el número de centros que se interesen y, de esta manera, analizar los datos de más de 3.000 pacientes españoles e iberoamericanos, que han permitido y permitirán conocer muchos detalles de la enfermedad. 144 NOTICIAS EL HOSPIT AL DE ASEPEYO COSL AD A CUMPLE XXV AÑOS HOSPITAL COSLAD ADA El Hospital Asepeyo Coslada ha celebrado su 25º Aniversario desde que, en 1981, se inaugurara oficialmente. Esta efeméride se producía en un momento especial, puesto que ha coincidido con el premio Best in Class, otorgado recientemente por la revista Gaceta Médica en la categoría de «Mejor Hospital». Este galardón reconoce el esfuerzo de mejora e innovación constante que realizan los casi trescientos profesionales que trabajan en este centro, para dar a sus pacientes la mejor atención y la mayor calidad en el servicio. El Hospital de Asepeyo Coslada está especializado en traumatología, cirugía ortopédica y rehabilitación, lo que le ha permitido ser pionero en todo lo referente a esta especialidad, contando con los medios tecnológicos más avanzados para los diagnósticos y tratamientos. Dispone de 200 camas dsitribuidas en cuatro plantas: cuidados progresivos, cuidados mínimos, cuidados intermedios y cuidados especiales. Para la rehabilitación de los lesionados, el Hospital de Coslada goza de la más innovadora tecnología en las secciones en las que se encuentra dividida: Cinesiterapia, Electroterapia e Hidroterapia, además de los espacios terapéuticos adaptados para el tratamiento con pacientes de lesión medular, daño cerebral adquirido y amputaciones. Asimismo, existe un servicio de terapia ocupacional que se encarga de facilitar la reinserción del lesionado a la vida diaria, así como un departamento de psicología y trabajo social, consultas externas, laboratorio y farmacia. Durante sus 25 años de historia, el Hospital de Asepeyo Coslada ha tenido que enfrentarse a momentos realmente trágicos. Uno de los más dramáticos coincidió con los atentados del 11-M, cuando se constató la capacidad de Hospital para adaptarse a situaciones de extrema urgencia. Su profesionalidad le valió el reconocimiento del Ministerio de Sanidad con la concesión del ingreso en la Orden Civil de Sanidad con la Categoría de Cruz de Sanidad. EL 75% DE LLA A S FR ACTUR A S OSTEOPORÓTIC A S CORRESPONDEN A LLA A S NO FRA CTURA OSTEOPORÓTICA VERTEBRALES Según se recoge en uno de los capítulos del libro firmado por el Dr. Luis Arboleya «La Fractura No Vertebral en la Práctica Clínica» (patrocinado por Procter & Gamble), las fracturas no vertebrales representan cerca del 75% de las fracturas osteoporóticas y ocasionan el 90% de sus costes. Asimismo, constituyen un marcador independiente de riesgo de nuevas fracturas tanto periféricas como vertebrales y son consideradas, en el momento actual, el marcador de eficacia de las intervenciones terapéuticas por excelencia. Además, en el caso de las mujeres, la mayoría de las fracturas osteoporóticas que diagnostica un médico son de tipo no vertebral, como el caso de la fractura de cadera o la de muñeca. El objetivo de la publicación es dar a conocer los principales aspectos clínicos, diagnósticos, preventivos y terapéuticos de la fractura no vertebral, consecuencia directa de la osteoporosis y que representa una lacra socioeconómica progresiva en la sociedad. En la edición de libro participan diversos autores, conocidos profesionales de diferentes campos de la Osteología, pertenecientes a las mejores Unidades de Metabolismo Óseo de España. La publicación consta de nueve capítulos que recogen, entre otros, aspectos relativos a la epidemiología de la fractura de cadera y otras fracturas no vertebrales hasta el papel del médico de atención primaria en la prevención de fracturas no vertebrales, además de la prevención y el tratamiento farmacológico y no farmacológico de este tipo de fracturas, factores de riesgo, cálculo del riesgo de las fracturas no vertebrales, las consecuencias socioeconómicas y la calidad ósea de las mismas y un capítulo relativo a la densitometría ósea y ultrasonidos en la valoración del riesgo de fracturas no vertebrales. VANCES ATraum 145 A VANCES HOJA DE SOLICITUD DE RECEPCIÓN en Traumatología, Cirugía Ortopédica, Rehabilitación, Medicina Preventiva y Deportiva Si Vd. desea recibir regularmente todos los números de Avances en Traumatología, Cirugía Ortopédica, Rehabilitación, Medicina Preventiva y Deportiva y al mismo tiempo aparecer gratuitamente en la Guía Puntex proveedores médico-hospitalarios. Remita el boletín adjunto (por fax. 93 446 20 64 - Correo electrónico: puntex@puntex.es, o por correo sin necesidad de franqueo) cumplimentando la totalidad de los datos. Rogamos comunique cualquier cambio de domicilio así como cualquier deficiencia en la recepción trimestral de la publicación, marcando la casilla correspondiente. Les recordamos que según las normas del Ministerio de Sanidad, sólo puede ser receptor de esta publicación el personal médico. Deseo suscribirme GRATIS a la Revista AVANCES en Traumatología, Cirugía Ortopédica, Rehabilitación, Medicina Preventiva y Deportiva Deseo aparecer GRATIS en la GUÍA PUNTEX Proveedores médico-hospitalarios - apartado Traumatólogos REF.: 2-07 Deseo informar cambio de domicilio NOTA: De la exactitud y claridad de los datos que nos proporcione depende en gran parte que podamos ofrecerle un servicio de distribución correcto Dra./Dr..................................................................................................................................Año nacimiento: ..................... Nº Colegiado:...............................................................Colegio:............................................................................................ Cargo o actividad:................................................................................................................................................................ Centro:................................................................................................................................................................................. Dirección:............................................................................................................................................................................. Población:......................................................... CP:............................................................................................................ Provincia:............................................................................................................................................................................. Teléfono/s:..........................................................................................................................................Fax:.......................... 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Especialidades: Artroscopia Cirugía hombro Cirugía muñeca Cirugía pie Cirugía rodilla Medicina deportiva Oncología ortopédica Patología osteoarticular Traumatología infantil Cirugía cadera Cirugía mano Cirugía ortopédica Cirugía raquis Cirugía tobillo Microcirugía Ortopedia infantil Traumatología Valoración daño corporal Fecha ........................... Firma .......................................... “Sus datos personales y profesionales son tratados por Publicaciones Nacionales Técnicas y Extranjeras, S.A. (PUNTEX), C/Padilla, 323 - 08025 Barcelona (España), como responsable, para la elaboración, edición, publicación y recepción de la Guía Puntex y del Quién es Quién en Sanidad también editada por Puntex Igualmente, dichos datos serán tratados para enviarle información de las publicaciones editadas por PUNTEX y de productos y servicios médico-sanitario de terceras empresas; así como publicar sus datos personales y profesionales en la página web www.puntex.es con la finalidad de comunicar dichos datos a los usuarios que visiten la citada web, los cuales podrán estar situados en cualquier país del mundo, lo que implica la transferencia internacional de sus datos, tanto a países de los que se haya declarado la existencia de un nivel adecuado de protección a la Ley Orgánica 15/1999, de 13 de diciembre, de Protección de Datos de Carácter Personal (LOPD) como a países que no tengan el mismo nivel de protección que la LOPD. 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ZONA DIGITAL Amplitud y volumen adaptado para cualquier tipo de pie y longitud digital. PLANTA DEL PIE Suela de alta densidad Contrafuertes acolchados Talón situado a 2 cm. de altura ZONA MALEOLAR Libre en ausencia de contrafuertes y costuras TALÓN Acolchado especial que evita úlceras en la zona aquilea, especialmente afectada y difícil de tratar. El 20 de diciembre de 2006 la Asamblea General de Naciones Unidas reconoció la Diabetes como una patología crónica, costosa y altamente incapacitante. Según los últimos datos estadísticos alrededor de 330 millones de personas en todo el mundo padecen diabetes en unos u otro grado, y el 15% desarrollará un síndrome ulceroso. Los principales factores de riesgo que hacen que los diabéticos puedan sufrir graves lesiones en sus pies son: • Falta de sensibilidad (Neuropatía). El diabético puede no darse cuenta que se quema con un brasero o que lleva un clavo hundido en el pie. . • Falta de riego sanguíneo (Enfermedad vascular). La mala circulación puede llevar a gangrena. • Deformidades en el pie. Predisponen a las heridas debido al roce con el calzado. Gracias a los estudios multidisciplinarios acerca de la etiología y anatomía patológica del pie diabético, en Gruzzolo hemos desarrollado un calzado que se ajusta sobradamente a las recomendaciones de los especialistas. Es más, remitiéndonos a las ponencias relacionadas con el cuidado del pie diabético del Decimonoveno Congreso Mundial de la Federación Internacional para la Diabetes, celebrado en diciembre de 2006 en Sudáfrica, el Calzado Geriátrico Específico Para Pie Diabético de Gruzzolo cumple parámetros de prevención asi como trata de forma conservadora los factores de riesgos preexistentes en mínimo grado, estimulando los diferentes aparatos relacionados con la aparición de problemas en el miembro inferior diabéticos, y mejorando la calidad de vida inicial del usuario sensiblemente. Además, teniendo en cuenta la tendencia al sedentarismo dominante en la tercera edad incorporamos al Calzado geriátrico para pie diabético Gruzzolo una ortesis plantar realizada en un material exclusivo, SCR, Support with Controlled Recuperation, un gel de baja densidad y recuperación lenta con efectos positivos y activantes a nivel locomotor y cardiovascular. Asi mismo les convocamos a consultar las distintas ponencias del III Congreso Multidisciplinar Nacional sobre Pie Diabético, celebrado en Toledo en Febrero de este mismo año, donde se expusieron las más innovadoras recomendaciones para pacientes afectados por esta patología. Para cualquier duda sobre características técnicas del Calzado Geriátrico Especifico para Pie Diabético Gruzzolo no dude en consultarnos, quedamos a su entera disposición. SOCIEDAD TÉCNICA PARA LA INVESTIGACIÓN Y DESARROLLO DE COMPONENTES ORTOPÉDICOS, S.L. TEL. INFO. 902.15.87.92 administracion@peukina.com