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VIII Seminario Regional (Cono Sur) ALAIC “POLÍTICAS, ACTORES Y PRÁCTICAS DE LA COMUNICACIÓN: ENCRUCIJADAS DE LA INVESTIGACIÓN EN AMÉRICA LATINA” 27 y 28 de agosto 2015 | Córdoba, Argentina Política y Territorio. Notas para abordar las Políticas Públicas desde un Enfoque de Derechos Policy and Territory. Notes to address public policy from a rights perspective Ana Laura HIDALGO Licenciada en Comunicación Social Especialista en Gestión Social Becaria Doctoral de CONICET Universidad Nacional de San Luis (Argentina) hidalgo.analaura@gmail.com Resumen Estas notas forman parte de las reflexiones mantenidas durante la realización del trabajo de tesis de la Maestría en Política y Planificación Social (FCPyS, UNCu), y recuperan las conclusiones obtenidas en la tesina de Especialización en Gestión Social (FCPyS, UNCu. Hidalgo, 2014a). El objetivo de este trabajo es proponer algunas claves de lectura como abordaje de las políticas públicas, a fin de problematizar las relaciones entre política y territorio que se encuentran pujando por el sentido en los territorios de implementación, desde un enfoque de derechos humanos. La perspectiva de derechos permite pensar el alcance las políticas públicas en términos de participación social, mecanismos de control e instancias de control y responsabilidad social (Abramovich, 2006). Esta mirada acerca de la temática implica recuperar las particularidades que emergen del territorio (Madoery, 2013) mismo de los actores y aproximarse a las tensiones de poder (Foucault, 1999, 2008) que se encarnan en sus prácticas discursivas (Massey, 2007). Esto condiciona en última instancia la posibilidad de realización de los objetivos de la política pública en la medida en que constituyen sus universos cotidianos en los cuales se despliegan sus haceres simbólicos y materiales. Así, la relación entre política y territorio está presente en los mismos espacios de génesis de las intervenciones públicas y la posibilidad de la visibilización de esta relación, habilita la promoción de vínculos necesariamente no instrumentales, generadores de espacios de participación y movilización social. VIII Seminario Regional (Cono Sur) ALAIC “POLÍTICAS, ACTORES Y PRÁCTICAS DE LA COMUNICACIÓN: ENCRUCIJADAS DE LA INVESTIGACIÓN EN AMÉRICA LATINA” 27 y 28 de agosto 2015 | Córdoba, Argentina El objetivo de este trabajo es proponer algunas claves de lectura, que permitan abordar las políticas públicas a fin de visibilizar las relaciones entre política y territorio en los territorios de implementación. Abstract These notes are part of the reflections held during the implementation of the thesis of the Master in Political and Social Planning (FCPyS, UNCu), and seek to recover the conclusions of the dissertation of Specialization in Social Management (FCPyS, UNCu. Hidalgo, 2014a). The aim of this paper is to propose some keys of reading and addressing public policies in order to problematize the relationship between politics and territory that are pushing for the sense in the territories of implementation, from a human rights perspective. The rights perspective suggests the scope of public policy in terms of social participation, control mechanisms and instances of control and social responsibility (Abramovich, 2006). This view about the issue involves recovering the particulars that emerge from territory (Madoery, 2013) same actors and approach to the tensions of power (Foucault, 1999, 2008) which are embodied in their discursive practices (Massey, 2007). This ultimately affects the possibility of achieving the objectives of public policy in so far as they constitute their everyday worlds in which their symbolic doings and materials are deployed. Thus, the relationship between politics and territory is present in the same areas of origin of the interventions and the possibility of the visibility of this relationship enables not necessarily promote instrumental links, generating opportunities for participation and social mobilization. The aim of this paper is to propose some keys of reading in order to address public policies in order to visualize the relationship between politics and territory in the territories of implementation. Palabras Clave: política, territorio, enfoque de derechos, comunicación, desarrollo, participación. Key Words: policy, territory, rights perspective, communication, development, participation. VIII Seminario Regional (Cono Sur) ALAIC “POLÍTICAS, ACTORES Y PRÁCTICAS DE LA COMUNICACIÓN: ENCRUCIJADAS DE LA INVESTIGACIÓN EN AMÉRICA LATINA” 27 y 28 de agosto 2015 | Córdoba, Argentina 1. Introducción La relación entre política y territorio está presente en los mismos espacios de génesis de las intervenciones (u omisiones) del estado; la posibilidad de la visibilización de esta relación, debería promover vínculos necesariamente no instrumentales, generadores de espacios de participación y movilización social. Esto implicaría que en la misma instancia de formulación de la política el otro como sujeto de derechos, debe estar presente. Sin embargo, al momento de la gestión de las políticas públicas, muchas veces lo urgente reemplaza a lo importante y esta vinculación no es percibida por parte de los actores involucrados. En la gran mayoría de los casos, se aplica un diseño que pretende abarcar la gran diversidad de situaciones, con la pretensión de hacer iguales a los que no lo son. Se trata de un proyecto de política que responde a un modelo predeterminado, en el cual las pautas de su evaluación son definidas por indicadores propios de otros contextos. En este sentido, en la implementación de la política se visibiliza de modo más claro –quizá-, el ocultamiento del otro en las instancias de planificación. Estas notas forman parte de las reflexiones mantenidas durante la realización del trabajo de tesis de la Maestría en Política y Planificación Social (FCPyS, UNCu), y pretenden recuperar las conclusiones obtenidas en la tesina de Especialización en Gestión Social (FCPyS, UNCu. Hidalgo, 2014a). Esta investigación procura analizar las concepciones de ‘comunicación’ y ‘desarrollo’ y sus correlaciones, en las prácticas discursivas de los diferentes actores que intervienen en la implementación de una política. Esta mirada propone recuperar las particularidades que emergen del territorio (Madoery, 2013) mismo de los actores y aproximarse a las tensiones de poder (Foucault, 1999, 2008) que se encarnan en sus prácticas discursivas (Massey, 2007). Esto condiciona en última instancia la posibilidad de realización de los objetivos de la política pública en la medida en que constituyen sus universos cotidianos en los cuales se despliegan sus haceres simbólicos y materiales. El objetivo de este trabajo es proponer algunas claves de lectura como abordaje de las políticas públicas, a fin de problematizar las relaciones entre política y territorio que se encuentran pujando por el sentido en los territorios de implementación. Para ello, en primer lugar se exponen brevemente las consideraciones generales del Programa Nacional de Microcrédito para la Economía Social y Solidaria (ESS), como caso de estudio. En segundo lugar, se desarrollan algunos supuestos teóricos-epistemológicos trabajados como marco de referencia a partir del cual se ubica el estudio en una perspectiva de política situada y del Enfoque de Derechos. Finalmente, se presentan algunas ideas de la propuesta y emergentes territoriales. VIII Seminario Regional (Cono Sur) ALAIC “POLÍTICAS, ACTORES Y PRÁCTICAS DE LA COMUNICACIÓN: ENCRUCIJADAS DE LA INVESTIGACIÓN EN AMÉRICA LATINA” 27 y 28 de agosto 2015 | Córdoba, Argentina 2. El caso de estudio. El Programa Nacional de Microcrédito para la ESS Las políticas públicas son un conjunto de acciones y omisiones que expresan una determinada modalidad de intervención del Estado en relación con una cuestión particular (Hintze, 2010); expresan la toma de posición del Estado respecto de una situación, es dinámica y cambiante a través del tiempo. En este sentido, Rotiman (2011) señala que el sistema de microcrédito permite aliviar la pobreza y contribuye a transformar las estructuras económicas y sociales de los sectores vulnerables, que se encuentran excluidos del circuito de trabajo formal. Permite el acceso de estas personas a pequeños préstamos mediante esquemas especialmente diseñados para atender las necesidades y circunstancias particulares de ellos. Las consideraciones del Programa indican la necesidad de situar correctamente al microcrédito como un instrumento y no como un fin en sí mismo; de este modo, se convierte en una poderosa herramienta siempre y cuando se combine adecuadamente con otros instrumentos igualmente importantes, como capacitación, asistencia técnica, cuestiones organizativas y gremiales que afectan a los emprendedores. De este modo, se entiende por microcrédito a la asistencia crediticia para pequeños emprendedores en el marco de la Economía Social; es un instrumento dirigido a reforzar la dinámica económica del emprendimiento. Al principio, para fortalecer el capital de trabajo de la unidad económica -materiales, insumos, mercaderías- y en los microcréditos sucesivos, el capital fijo -máquinas y herramientas- para que mejore la productividad de la unidad. Es un procedimiento metodológico que combina el crédito con instancias de capacitación, asistencia técnica y organización de los Grupos Solidarios. Está destinado a pequeños emprendedores, a los cuales les ofrecen un apoyo crediticio pequeño inserto en un esquema de garantías flexibles que comparten de manera conjunta los riesgos de sus integrantes. 2.1. Otras consideraciones sobre el Microcrédito La ley 26.117 de Promoción del Microcrédito para el Desarrollo de la Economía Social fue sancionada el día 28 de junio de 2006, y promulgada el 17 de julio del mismo año. El Microcrédito es concebido como una actividad en la que el emprendedor social es acompañado necesariamente por parte del Estado, para favorecer la sustentabilidad y la expansión autónoma de la actividad del emprendedor. 2.1.1. Objetivos del Programa VIII Seminario Regional (Cono Sur) ALAIC “POLÍTICAS, ACTORES Y PRÁCTICAS DE LA COMUNICACIÓN: ENCRUCIJADAS DE LA INVESTIGACIÓN EN AMÉRICA LATINA” 27 y 28 de agosto 2015 | Córdoba, Argentina Entre los objetivos del Programa, se destacan: la promoción del microcrédito como herramienta de financiamiento de los sectores más vulnerables de la población; la promoción de organismos gubernamentales e instituciones no gubernamentales que trabajen con esta modalidad; el apoyo a las instancias que trabajan con el microcrédito mediante herramientas de fortalecimiento; la capacitación de recursos humanos en la metodología; el ofrecimiento de capacitación y asistencia técnica a los emprendedores; un nivel de tasa de interés compatible con el desarrollo de los emprendimientos a los que está dirigido. (Ley 26.117) 2.1.2. Destinatarios El Programa establece que los destinatarios de estos préstamos son las personas físicas o grupos asociativos de bajos recursos que, en el marco de la ESS, se organicen en torno a la gestión del autoempleo; esta política busca facilitar el desarrollo local y regional por parte de los emprendedores en sus contextos particulares. 2.1.3. Tipo de emprendimientos y destino de los fondos Los emprendimientos que pueden ser financiados por el Programa de Microcrédito son todos aquellos que desarrollen actividades de producción, consumo y comercialización que se encuentren desempeñando sus labores, y que dispongan de escasas condiciones de capital. Por esto, no está destinado a actividades que recién se inician, puesto que demandarían otro tipo de herramientas contempladas en el Programa “Manos a la Obra”. Consecuentemente, el destino de los fondos del Microcrédito es el capital de trabajo de las unidades económicas: insumos y herramientas. 2.1.4. Otorgamiento del Microcrédito Los Microcréditos son otorgados por Organizaciones Ejecutoras (OE), que pueden ser asociaciones civiles, fundaciones, cooperativas, entre otras. Por tanto, quedan excluidas las organizaciones comerciales o con fines de lucro. Las mismas, están relacionadas con los Consorcios de Gestión Local y a las Redes de Gestión Asociada que constituyen una plataforma de gestión de los fondos en el territorio. 2.1.5. Garantías y Responsabilidad de los actores Para acceder a un Microcrédito no son necesarias garantías reales, tales como hipotecas, prendas o recibos de sueldo. Las garantías utilizadas por las OE son de tipo solidarias o de ayuda mutua, que se constituyen en el seno de los grupos de trabajo que reúnen cinco emprendedores (Grupos solidarios). VIII Seminario Regional (Cono Sur) ALAIC “POLÍTICAS, ACTORES Y PRÁCTICAS DE LA COMUNICACIÓN: ENCRUCIJADAS DE LA INVESTIGACIÓN EN AMÉRICA LATINA” 27 y 28 de agosto 2015 | Córdoba, Argentina 3. Enfoque de Derechos y Política Situada El caso planteado permite pensar en la construcción de un abordaje teórico-epistemológico para elaborar las vinculaciones entre política y territorio; en este sentido, se trata de abordar las transiciones entre las formulaciones y planificaciones generales, y las implementaciones como momentos únicos de las políticas. En este apartado, se presenta el marco de referencia desde el cual se intenta generar una lectura situada. La mirada a la problemática se desarrolla desde el Enfoque de Derechos Humanos (EDDHH), sobre el supuesto que posibilita enriquecer la constitución de un Estado Social que garantice el ejercicio de los mismos. El EDDHH permite pensar las políticas y estrategias de desarrollo desde el derecho internacional sobre los DDDHH; de este modo, es un paradigma capaz de orientar el proceso de formulación, implementación y evaluación de políticas. Pero al mismo tiempo, permite aportar a la cooperación y asistencia internacional para pensar el alcance las políticas públicas en términos de participación social, mecanismos de control e instancias de control y responsabilidad social que permitan incidir en los diversos momentos del proceso (Abramovich, 2006). Schmucler sostiene que “comunicación y desarrollo son variables mutuamente dependientes. Qué comunicación para qué desarrollo podría ser una cuestión previa a cualquier postulación específica de políticas comunicacionales” (Schmucler. 1997:113). Ahora bien, desde el EDDHH estas consideraciones debieran conducir la problematización de toda intervención pública en materia de fortalecimiento de un Estado Social de Derechos, puesto que desde este enfoque se sostiene que los Derechos Civiles y Políticos (DCyP) implican necesariamente a los Derechos Económicos, Sociales y Culturales (DESyC). Por tanto, las correlaciones entre las nociones vinculadas a la comunicación -vinculada en un a priori a los DCyP- y al desarrollo – asociado desde las perspectivas economicistas a los DESyC- que se manifiestan en la cotidianeidad de los actores vinculados en las políticas públicas, condicionan la concreción de sus objetivos en términos de goce derechos y del fortalecimiento de un Estado Social de Derechos que pretenda aproximarse a el EDDHH. Pero fundamentalmente este “marco conceptual podría contribuir además a definir con mayor precisión las obligaciones de los Estados frente a los principales derechos humanos involucrados en una estrategia de desarrollo, tanto económicos, sociales y culturales como civiles y políticos” (Abramovich. 2006:36). El enfoque basado en derechos considera que el primer paso para otorgar poder a los sectores excluidos es reconocer que ellos son titulares de derechos que obligan al Estado. De este modo, se modifican los procesos de diseño de políticas generando un desplazamiento desde personas con necesidades que deben ser VIII Seminario Regional (Cono Sur) ALAIC “POLÍTICAS, ACTORES Y PRÁCTICAS DE LA COMUNICACIÓN: ENCRUCIJADAS DE LA INVESTIGACIÓN EN AMÉRICA LATINA” 27 y 28 de agosto 2015 | Córdoba, Argentina asistidas, hacia sujetos con derechos que demandan al Estado prestaciones y conductas determinadas. Si los derechos demandan obligaciones y las obligaciones requieren mecanismos para hacerlas exigibles y darles cumplimiento, estas ideas refuerzan un escenario de participación privilegiado para los sujetos. Este trabajo intenta encarnar un pensamiento y una práctica situada en un estudio territorial, a sabiendas que “una concepción de este tipo implica reconocer la índole política de la sociedad, es decir, la conciencia de que la forma que adopte nuestra convivencia social es fruto de nuestra consciente y deliberada determinación colectiva. El hombre es social por naturaleza y la sociedad es política por naturaleza. Pero esto no significa que haya un orden político predeterminado, sino que este debe ser configurado y reconfigurado constantemente en forma activa y común.” (Auat. 2011:101). Se trata de pensar la implementación de la política y las condiciones de nuestra democracia en un territorio particular; siguiendo a Auat (2011), se sostiene un pensar situado en tanto se constituye en un horizonte hermenéutico de comprensión particular. Por ello, se pretende recuperar la mirada de los sujetos y sus construcciones de sentido, posibilitando una fusión horizóntica que permita poner en diálogo diferentes universos, que se encuentran disputando el sentido en los territorios mismos de implementación de la política pública. La categoría de territorio implica pensar en los espacios sociales concretos y conlleva la necesidad de apropiación por parte de los sujetos de los sentidos que allí circulan. Madoery sostiene que “los alcances de la política de desarrollo, por su parte, están directamente asociados a la disputa por el sentido del concepto y su apropiación social en los procesos de transformación en marcha en la región, […] porque si hay una posibilidad de re-significarlo, es desde la historia y la realidad regional.” (Madoery. 2013:14). Por tanto, todo proyecto que implique (re)pensar los territorios en el marco de un proyecto de desarrollo no puede eludir la pregunta por la comunicación, en un sentido ampliado. La comunicación necesariamente recae en la pregunta por el sentido, que es construido como espacio de poder en los territorios, y no es ajena a las tensiones y luchas de los actores por imponer una cosmovisión de ‘orden social’ particular. Es por tanto, la comunicación una categoría política también y requiere una lectura política. Por otra parte, los mismos objetivos de la política se encuentran condicionados por los sentidos que circulan en el territorio, y de ellos depende lograr una evaluación satisfactoria de su implementación. 3.1. Espacio Social y Territorio Massey (2007) entiende el espacio social como producto de acciones, relaciones y prácticas sociales. Por tanto, como producto social se encuentra abierto a la política, habitado por ‘poder VIII Seminario Regional (Cono Sur) ALAIC “POLÍTICAS, ACTORES Y PRÁCTICAS DE LA COMUNICACIÓN: ENCRUCIJADAS DE LA INVESTIGACIÓN EN AMÉRICA LATINA” 27 y 28 de agosto 2015 | Córdoba, Argentina social’, que se expresa en múltiples formas (económica, política, cultural; dominación, igualdad, potencia) y se realiza ‘en relación’, entre una cosa (persona, nación, región, lugar) y otra. En este sentido, la autora sostiene que el poder tiene una geografía particular y queda en juego con la política e inseparable de ella. Delgado explica que la geografía radical intenta desnaturalizar el espacio, entendiéndolo no como un ente natural, sino como “un subproducto social del modo de producción y que su comprensión sólo es posible a partir de una geohistoria que implica el conocimiento de los procesos involucrados en su producción lo que hará de la geografía una especie de ‘economía política’ de la producción del espacio” (Delgado. 2001:48). Esta perspectiva teórica implica dar cuenta de cómo se han producido y se reproducen las formas espaciales bajo el capitalismo, relaciones sociales que dan cuenta de un desarrollo geográficamente desigual en las condiciones ecológicas, culturales, económicas, políticas, sociales y comunicacionales determinadas. En este sentido, el tiempo y el espacio son considerados construcciones sociales arraigadas a la materialidad del mundo. Las concepciones de tiempo y espacio dependen de la cultura de los grupos sociales, que no pueden ser conocidos por fuera de los entramados culturales simbólicos que involucran al lenguaje y a los sistemas de creencias. Son producto de construcciones sociales que operan sobre los individuos e instituciones y las dinámicas que los vinculan. Del mismo modo, las representaciones del espacio y del tiempo surgen de las prácticas sociales, al mismo tiempo que resultan instrumento de regulación de esas prácticas; así, se encuentran implicadas en los procesos de reproducción social en la media en que permiten asegurar un orden social. En tanto producción social, el tiempo y el espacio se definen en un escenario de lucha política y confrontación social; las prácticas que se despliegan en esos territorios deben ser leídas como prácticas discursivas que dan cuenta de la distribución de las relaciones de poder social que se despliegan de modo diferenciado. La organización espacio temporal es producto de luchas entre fuerzas sociales opuestas por mantener o cambiar el orden social; la dinámica social es necesariamente una lucha de poder por el espacio (Delgado, 2001). De este modo, “territorializarse, pues, significa crear mediaciones espaciales que nos proporcionen un efectivo ‘poder’ sobre nuestra reproducción como grupos sociales (para algunos también como individuos), poder que es siempre multiescalar y multidimensional, material e inmaterial, de ‘dominación’ y ‘apropiación’ al mismo tiempo.” (Haesbaert. 2011:83). Esto implica considerar no solo la variación histórica sino también su variación geográfica, y las relaciones que se establecen con el espacio o por medio de él; entonces, “hablar sobre el VIII Seminario Regional (Cono Sur) ALAIC “POLÍTICAS, ACTORES Y PRÁCTICAS DE LA COMUNICACIÓN: ENCRUCIJADAS DE LA INVESTIGACIÓN EN AMÉRICA LATINA” 27 y 28 de agosto 2015 | Córdoba, Argentina espacio es insuficiente, si no se busca definirlo a la luz de la historia concreta.” (Santos. 1996:14). Siguiendo a Santos (1996), el espacio es una realidad relacional, en el que participan como conjunto indisociable cierta disposición de objetos geográficos, naturales y sociales, y por otro, la vida que los llena y anima, la sociedad en movimiento, mediatizadas por el trabajo. Estas nociones superan las definiciones clásicas de geografía; puesto que el contenido (de la sociedad) no es independiente de la forma (los objetos geográficos): cada forma encierra un conjunto que adquieren un papel central en la realización social. “El espacio es el resultado de la suma y la síntesis, siempre reelaborada, del paisaje con la sociedad a través de la espacialidad. El paisaje permanece y la espacialidad es un momento.” (Santos. 1996:70). Así, mientras las formas pueden seguir siendo las mismas, la sociedad está siempre en movimiento; por tanto, el mismo paisaje, la misma configuración territorial, nos ofrecen espacios diferentes en el transcurso del tiempo. Massey indica que “el espacio nos ofrece el desafío (y el placer y la responsabilidad) de la existencia de ‘otros’” (Massey. 2007: 8). Advierte que con frecuencia se transforma el espacio en tiempo, con –al menos- dos efectos: la supresión de la multiplicidad contemporánea del espacio, y la reducción al singular de la temporalidad. Por su parte, Madoery (2013) explica que en ciencias sociales se suele sostener que el tiempo es la dimensión del cambio, mientras que el espacio es la dimensión de multiplicidad. Esto implica un proceso por el cual se diferencian estas dos dimensiones y se escinden de los procesos en los cuales se imbrican necesariamente. Esto conlleva un único modelo de desarrollo (y de comunicación), que predice los proyectos de los territorios. Pero esas prácticas discursivas no son sólo foráneas, sino que se encuentran producidas y reproducidas en el interior de los mismos. Por otra parte, la transformación del espacio en tiempo permite invisibilizar las desigualdades que se producen y reproducen en la actualidad y que son estructurales, ocultando las redes de poder. De este modo, Massey indica que se niega la condición de coetáneos, como propiedad esencial del espacio. Por tanto, el espacio no es la suma de territorios, sino una complejidad de relaciones (flujos y fronteras; territorios y vínculos); por esto, nunca es simple y coherente. Los sentidos de orden social que allí circulan son el resultado de la mezcla de todas las relaciones, prácticas, intercambios, que se fusionan ahí como producto de procesos de negociación, conflicto, contienda, entre distintos grupos, con intereses materiales, y posiciones social y políticas, distintivas. Massey advierte que las prácticas cotidianas conllevan un carácter de lo implícito que permiten ocultar los acuerdos sobre los que se basan y una geometría de poder específica. VIII Seminario Regional (Cono Sur) ALAIC “POLÍTICAS, ACTORES Y PRÁCTICAS DE LA COMUNICACIÓN: ENCRUCIJADAS DE LA INVESTIGACIÓN EN AMÉRICA LATINA” 27 y 28 de agosto 2015 | Córdoba, Argentina Por tanto, el análisis territorial implica considerar a los sujetos que dan vida, las relaciones sociales de poder que se establecen, los condicionamientos de contextos espacio-temporales, las representaciones de los espacios sociales y las expectativas respecto de los proyectos emergentes de políticas públicas que intentan transformar las condiciones institucionales, económicas y/o sociales. Haesbaert advierte que en los debates sobre el tema, el territorio aparece como ‘lo dado’, como algo del orden de lo natural y por tanto, incuestionable. Así, esto se complejiza con “las disociaciones entre espacio y tiempo, espacio y sociedad, material e inmaterial, fijación y movilidad.” (Haesbaert. 2011:28). Así, la noción de “desterritorialización” aparece asociada con la predominancia de las redes informáticas, propiciada por la globalización y tecnologías de la comunicación, y asociados a la neutralidad política ideológica de estos conceptos.1 Estas ideas se asientan en nociones y fundamentos del paradigma positivista: habría una única concepción de desarrollo que permitiría la entrada a la Sociedad de la Información de acuerdo a principios evolucionistas. Esta idea de desarrollo, descansa sobre los pilares del “orden y progreso”, en tanto que el progreso se asocia a un orden y a una estrategia de cohesión social y negadora de la diferencia.2 Consecuentemente, se asocia progreso-bienestar-ausencia de conflicto, a la mayor presencia de instrumentos y servicios de información; y estos ligados estrechamente a las oportunidades de generar una “realización personal”, mejoramiento de la calidad de vida de los ciudadanos, y de la eficiencia en la organización social y económica, y como reforzamiento de la cohesión social. La confianza en el progreso es la ideología que sustancia este proyecto civilizatorio. Un modo de transitar los cuerpos en este espacio-tiempo en el cual cada salto tecnológico acrecienta las brechas entre ricos y pobres. Santos sostiene que la mundialización que se percibe es perversa, en tanto que “concentración y centralización de la economía y del poder político, cultura de masas, cientifización de la burocracia, fuerte centralización de las decisiones y de la Información, sirven de base para estimular las desigualdades entre países y entre clases sociales, así como para la opresión y desintegración del individuo. De esta forma se comprende que haya correspondencia entre sociedad global y crisis global.” (Santos. 1996:21). Así, Haesbaert sostiene que la desterritorialización se confunde la desaparición de los territorios con el simple debilitamiento de la relación espacial en las relaciones sociales. Por 1 Becerra señala que el proyecto de la sociedad informacional “se fundamenta en la particular reedición de los ideales modernos, tales como la convicción del progreso indefinido, la fe en el desarrollo, la esperanza en el porvenir, la confianza en la integración, y la creencia en la providencia del mercado” (Becerra. 2003: 2). 2 No resulta casual que desde este paradigma se reduzca la noción de comunicación a ‘tecnologías de la información’ o a ‘medios de comunicación’. VIII Seminario Regional (Cono Sur) ALAIC “POLÍTICAS, ACTORES Y PRÁCTICAS DE LA COMUNICACIÓN: ENCRUCIJADAS DE LA INVESTIGACIÓN EN AMÉRICA LATINA” 27 y 28 de agosto 2015 | Córdoba, Argentina tanto, sostener frente a un escenario globalizado la desterritorialización es eliminar la posibilidad de la multiplicidad, y legitimar al mismo tiempo, aquellas prácticas discursivas que sostienen que el cambio tiene un sentido único. De este modo, quedan invisibilizados los procesos de desarrollos y comunicación diversos, alternativos y simultáneos que tienen lugar en el espacio social. Haesbaert considera los discursos sobre la desterritorialización como contradictorios, puesto que “el propio concepto de sociedad implica, de cualquier modo, su espacialización o, en un sentido más limitado, su territorialización. Sociedad y espacio social son dimensiones gemelas. No se puede definir al individuo, al grupo, ni a la comunidad o a la sociedad, sin insertarlos a la vez en un determinado contexto geográfico, ‘territorial’.” (Haesbaert. 2011:19). El autor continúa sosteniendo que la desterritorialización es una de las características centrales del capitalismo y, más aún, de la propia modernidad. La considera como intrínseca a la reproducción del capital en una constante reinvención del consumo acelerando el proceso productivo; pero también por “la dinámica de exclusión que arroja a una enorme masa de personas a circuitos de movilidad obligatoria en su lucha por la supervivencia cotidiana” (Haesbaert. 2011:20). Esta tensión de inclusión/exclusión resulta fundamental en la problematización de la construcción del nosotros y el otro de los proyectos políticos de desarrollo y comunicación; así, Wallerstein señala que la economía-mundo capitalista se basa en “mantener gente afuera mientras mantiene gente adentro.” (Wallerstein. 2003:92). 4. A modo de cierre La política de Microcrédito debe reconocer en su instancia territorial de implementación la existencia de un sujeto de derecho económico y productivo, que se organiza en un escenario capitalista pero involucrado en otras relaciones sociales que le son propias. Esto implica abandonar las lógicas clásicas de generación de empleos, a fin de generar un mecanismo de promoción de esas relaciones sociales que subyacen en los territorios. Las nociones de desarrollo y comunicación no son concebidas de modo aislado; son generadas por los mismos horizontes de sentido, expectativas y sentires. La bisagra entre política y territorio pone de manifiesto estos sentidos, y permite recrearlos desde lo particular, sus miradas y sus construcciones de sentido posibilitando una fusión horizóntica, que permita poner en diálogo diferentes universos vinculados, que se encuentran disputando el sentido en los territorios de implementación de la política pública. Esto presupone el reconocimiento de la VIII Seminario Regional (Cono Sur) ALAIC “POLÍTICAS, ACTORES Y PRÁCTICAS DE LA COMUNICACIÓN: ENCRUCIJADAS DE LA INVESTIGACIÓN EN AMÉRICA LATINA” 27 y 28 de agosto 2015 | Córdoba, Argentina alteridad de los horizontes que se encuentran, y la renovación de los presupuestos a partir de los cuales se configuran los diversos sentidos de orden social. (Longo, 2013). Toda política pública es manifestación de procesos políticos particulares y de desarrollos sociales diversos; pero adquiere su carácter de pública en la medida en que no sólo impulsa una acción de carácter distributivo, redistributivo, regulatorio o constitucional, sino que también se vincula con el modo en cómo se construye y cómo intervienen en su formulación las agendas públicas nacionales y locales. De este modo, contribuir a la consolidación del Estado Social de Derechos implica pensar un planteo inclusivo en términos de políticas de estado; un escenario que permita la construcción de políticas públicas favorecedoras del otorgamiento de poder a los sectores excluidos, garantizando la aproximación al goce de los DDHH, las obligaciones que se desprenden de ellos y la posibilidad de incluir en el espacio público a otros actores anteriormente invisibilizados. Todo esto, enmarcado en una estrategia de desarrollo que implique a la comunicación en los diversos momentos de la política para favorecer la inclusión, la participación y la responsabilidad de los diversos actores (Hidalgo, 2014b). De este modo, los ejes fundamentales de un diagnóstico de situación orientado a dar insumos para el diseño de una política social, se desprenden de la concepción de Estado que subyace a dicha política. En consecuencia, el paso de un Estado que apunta a consolidar una sociedad cuya dinámica se rige por la lógica del mercado hacia otro que busca constituirse en garante de los derechos de los ciudadanos, conlleva una revisión profunda de las categorías de análisis que se deben utilizar para la realización de ese diagnóstico. Esto es así, en la medida que desde una concepción ampliada de Estado, ninguna política, ni diagnostico situacional son plausibles de analizarse de forma independiente de una concepción de Estado. De este modo, la lucha por imponer determinados sentidos, se traduce o materializa en proyectos de conservación o modificación de la sociedad impulsados por un tipo de Estado; es decir, que conservan o transforman determinadas relaciones sociales o la sociedad en general. Los procesos de cambios protagonizados en toda América Latina en los últimos años, reflejan una profunda reestructuración que obedece a complejas modificaciones estructurales del mapa político mundial. Por consiguiente, estos procesos implicaron también al interior de los países profundas transformaciones que atravesaron diversas esferas de su funcionamiento. En Latinoamérica se puede reconocer la emergencia de diversos intentos por fortalecer institucionalmente los derechos sociales; en un trabajo anterior se abordó la estrecha relación entre Estado Social de Derecho y la Intervención Social, visualizando dinámicas en dicha vinculación que adquieren en la región un sentido particular y contextual muy rico para el análisis (Hidalgo, 2014b). VIII Seminario Regional (Cono Sur) ALAIC “POLÍTICAS, ACTORES Y PRÁCTICAS DE LA COMUNICACIÓN: ENCRUCIJADAS DE LA INVESTIGACIÓN EN AMÉRICA LATINA” 27 y 28 de agosto 2015 | Córdoba, Argentina 5. Bibliografía Abramovich, V. (2006). “Una aproximación al enfoque de derechos en las estrategias y políticas de desarrollo”. Revista de la CEPAL nº 88, Abril. Pp. 36-50 Auat, A. (2011). Hacia una filosofía política situada. Waldhuter editores, Buenos Aires. 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