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Después de la Cumbre de Río+20 Hoy día son cada vez más evidentes las señales que obligan a comprender que el planeta en que vivimos es un espacio limitado y que las descargas al medioambiente de desechos de todo tipo (gases, líquidos y sólidos) han llegado a límites tales que la Tierra no es capaz de procesarlas. Por otra parte el consumo de los recursos naturales, renovables y no-renovables, y el modelo de desarrollo energético, se han vuelto insostenibles. Desde la Cumbre de Río de 1992 se acumulan las conferencias, acuerdos, tratados, etc., que buscan limitar los daños a los ecosistemas locales y al medioambiente global. Los instrumentos de mercado han sido privilegiados en estos acuerdos al momento de intentar modificar las direcciones de desarrollo económico y del crecimiento de los países. El desarrollo sustentable introdujo el concepto del necesario equilibrio entre crecimiento económico, cuidado y preservación del medio ambiente y desarrollo social inclusivo, pero no ha logrado construir acuerdos que permitan equilibrar el peso específico de estas tres variables al momento de las decisiones. El peso del cálculo económico es el único gravitante. En contraste con esta realidad, la Cumbre Río+20 celebró el éxito de los resultados de sus deliberaciones, sin embargo se puede ver que el resultado final es lo que muchos temían, es decir, ninguna decisión seria, a lo sumo un reconocimiento del papel que la sociedad civil deberá desempeñar en el futuro. Los dos últimos años han visto instalar en un primer plano del discurso político la idea de una "economía verde”. Hoy en día, cada vez hay más estudiosos que plantean que el crecimiento es parte del problema y no parte de la solución. Biblioteca del Congreso Nacional. Contacto: Julio Vega Pais - Departamento de Estudios, Extensión y Publicaciones. Email: jvega@bcn.cl, Anexo: 1779. 21-08-2012. Serie Informes Nº 44-12. i Tabla de Contenido I. Antecedentes generales ............................................................................ 1 II. La Cumbre de la Tierra de Río de Janeiro 1992: el desarrollo sostenible .......... 1 III. Nuestra Casa, un planeta limitado .......................................................... 2 IV. La Huella Ecológica ............................................................................... 4 V. La Cumbre Río+20: la economía verde ....................................................... 6 5.1 ¿Cómo sería la transición hacia una economía verde? ............................ 9 5.2 El Capital Natural ............................................................................ 10 5.3 Sobre el reduccionismo de la economía .............................................. 12 VI. Conclusiones ...................................................................................... 12 ii Índice de Figuras Figura 1. Las cinco grandes acumulaciones de plásticos en los océanos. La más grande es la del Pacífico Norte…………………………………………………………………………………….3 Figura 2. Valores históricos y proyecciones del nivel de los océanos, de la temperatura media de la Tierra y de la concentración de CO2 en la atmósfera, en los últimos 400.000 años………………………………………………………………………………………………6 1 I. Antecedentes generales De acuerdo con el estudio “La Economía Verde, Camino hacia el Desarrollo Sostenible y la Erradicación de la Pobreza” elaborado por el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), dado a conocer en diciembre de 2011, “los dos últimos años se ha instalado en un primer plano del discurso político entre los economistas la idea de una "economía verde". Este concepto se encuentra presente cada vez más en las palabras de los jefes de Estado y de los ministros de Finanzas, en el texto de los comunicados de la OCDE y del G-20, y en las discusiones en el contexto del desarrollo sostenible y erradicación de la pobreza.” “Este creciente interés en el concepto de economía verde ha sido estimulado, que duda cabe, por la desilusión generalizada respecto del paradigma económico imperante, una sensación de fatiga que emana de las crisis de mercados simultáneas experimentadas durante la primera década del nuevo milenio, incluyendo en especial la crisis financiera y económica de 2008. Pero al mismo tiempo, afirma el estudio, hay cada vez más pruebas de que hay un camino posible a seguir, un nuevo paradigma de desarrollo económico - uno en el que la riqueza material no se obtenga forzosamente a expensas de crecientes riesgos ambientales, de fragilidades ecológicas y de desigualdades sociales.” 1 El documento mencionado sirvió, en gran medida, de base para las discusiones preparatorias de la Cumbre conocida como Río+20, celebrada 20 años después de la Cumbre de la Tierra de 1992, ambas celebradas en Río de Janeiro. II. La Cumbre de la Tierra de Río de Janeiro 1992: el desarrollo sostenible En el año 1983, cuando la crisis ecológica del planeta Tierra se hacía cada vez más evidente, la Asamblea General de las Naciones Unidas decidió la creación de una comisión internacional (Comisión Mundial para el Desarrollo del Ambiente) con el fin de realizar un diagnóstico global de la situación ambiental del planeta y sus relaciones con los objetivos del desarrollo. A partir de esto, debía presentar un conjunto de recomendaciones de acción. Dicho informe, Nuestro Futuro Común 2, fue entregado en el año 1987 y ha sido conocido como el Informe Brundtland, en homenaje a la persona de su coordinadora general, la doctora Gro Harlem Brundtland. El Informe Brundtland fue la plataforma básica que acotó las negociaciones de la Cumbre de la Tierra realizada en Río de Janeiro en el año 1992. Este informe documentó muy ampliamente los severos problemas ambientales que confrontaba el planeta. Sin embargo, fue ambiguo al abordar las causas 1 United Nations Environmental Programme (UNEP), 2011, Towards a Green Economy: Pathways to Sustainable Development and Poverty Eradication, [http://www.unep.org/greeneconomy/greeneconomyreport/tabid/29846/default.aspx] 2 Report of the World Commission on Environment and Development: Our Common Future, [http://upload.wikimedia.org/wikisource/en/d/d7/Our-common-future.pdf] 2 fundamentales de éstos. El consenso plasmado en el informe planteó la exploración de opciones en el marco de una lógica que se propone un crecimiento económico sin fin. El informe sostiene que la mejor forma de responder a los retos planteados por la destrucción ambiental y la pobreza, ampliamente diagnosticados, es mediante más crecimiento. Hoy en día, dada vez hay más estudiosos que plantean que el crecimiento es parte del problema y no parte de la solución. Ante cuestionamientos a la idea de que no es posible un crecimiento sin fin en un planeta limitado, el Informe del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente, PNUMA (o UNEP por su sigla en inglés) plantea un nuevo concepto orientado a darle nueva vida a la noción de desarrollo sostenible, bajo la nueva denominación de desarrollo, o crecimiento, o economía verde. Esta nueva categoría permitiría, según el informe, relanzar el crecimiento en todo el planeta, eliminar la pobreza, en un modo sostenible en la medida en que las transformaciones tecnológicas permitirían producir cada vez más con menos insumos materiales y energéticos. Este trabajo, en lo que se refiere al análisis crítico del Informe del PNUMA, se basa en muchos aspectos en el trabajo del Dr. Edgardo Lander, Profesor de la Universidad Central de Venezuela e investigador del Transnational Institute de Holanda. III. Nuestra Casa, un planeta limitado Hoy día son cada vez más evidentes las señales que permiten comprender que el planeta en que vivimos es un espacio limitado y que las descargas al medioambiente de desechos de todo tipo (gases, líquidos y sólidos) ha llegado a límites tales que la Tierra no es capaz de reciclarlos de modo de preservar los equilibrios naturales. Por otra parte el consumo de los recursos naturales, renovables y no-renovables, y el modelo de desarrollo energético, ambos íntimamente ligados al modo de producción y consumo actuales, se han vuelto insostenibles. El crecimiento económico mundial ha empujado las fronteras de expansión del sistema económico mundial hasta sus últimos extremos. Con la total ocupación del planeta por parte de un mercado integrado han aparecido, o se han agudizado, nuevos problemas, de carácter global, que tienen gran impacto en los equilibrios naturales. Entre los más conocidos están, en el ámbito del medioambiente: la destrucción de la capa de ozono; la contaminación de las aguas dulces y marinas; la desertificación, el agotamiento de los recursos naturales no renovables, la pérdida de biodiversidad, la contaminación local del aire, y el calentamiento global o cambio climático. Ya no quedan nuevas fronteras que conquistar, ya no estamos en “la economía del Far West”, donde cada kilómetro ganado, era ganado para la economía central de occidente. Hoy estamos en la economía de “la cápsula espacial”3, donde lo que yo 3 BOULDING, Kenneth. “Economía de la Futura Cápsula Espacial Tierra”, Henry Jarret (ed.), Environmental Quality in a Growing Economy. Johns Hopkins University Press. Baltimore, en KORTEN, 3 ocupo se resta al espacio ocupado por otra comunidad. Ya casi todos los territorios del planeta son parte de esta economía global interrelacionada. El ex-vicepresidente de los EEUU, Sr. Al Gore, en su conocido documental “Una Verdad Incómoda” 4 grafica un aspecto del concepto de límites de la Tierra y del medioambiente en que vivimos diciendo: si hacemos una comparación entre las dimensiones de Tierra (de 12.400 Km. de diámetro) y el espesor de la atmósfera que la rodea (entre 10 y 18 Km), resulta que la atmósfera “de una pelota de futbol” sería comparable a una delgada capa de pintura de 0,2 mm de espesor. La Tierra nos parece inmensa sin embargo tiene dimensiones limitadas, incluso muy limitadas, en ciertos aspectos. Una información reciente ilustra el mismo concepto. Se trata del descubrimiento por parte de la NASA de lo que se ha llamado “el Continente de la Basura” o “el Continente de Plástico”: una concentración de plásticos y otro desechos que los ríos y las corrientes marinas han juntado en un vórtice que flota a 30 metros de profundidad, y que tiene el tamaño aproximado de un cuarto de la superficie de los EEUU. Este “continente” de plástico tiene consecuencias aún desconocidas para la vida marina y los equilibrios naturales. Esta masa de desechos tiene una masa estimada entre muchas decenas de miles de toneladas métricas a varios millones de toneladas métricas.5 Figura 3. Las cinco grandes acumulaciones de plásticos en los océanos. La más grande es la del Pacífico Norte. Fuente: “Le 7e continent de plastique: ces tourbillons de déchets dans les océans”, lemonde.fr, 9/05/2012. David C. “Cuando las Transnacionales Gobiernan el Mundo”, Editorial Cuatro Vientos. 1995, Santiago, Chile. 4 “An Inconvenient Truth”, noviembre de 2006. 5 Un barco especialmente equipado partió desde Francia el 4 de mayo de 2012 para estudiar este fenómeno. “Le 7e continent de plastique: ces tourbillons de déchets dans les océans”, lemonde.fr, 9/05/2012 4 IV. La Huella Ecológica A partir de la década de los sesenta en el siglo pasado, conscientes de que la humanidad ha venido ejerciendo intervenciones en el planeta cada vez con mayor extensión, agresividad y profundidad, empieza a tomar fuerza la preocupación por el necesario cuidado de la naturaleza de modo de conservar los complejos equilibrios naturales y preservarlos para las generaciones futuras. Para ilustrar este problema con una visión integradora, expertos multidisciplinarios han desarrollado el concepto de “huella ecológica” 6. Una información que ilustra perfectamente este concepto la entrega William Rees, planificador urbano de la Universidad de British Columbia. Rees estima que para mantener el consumo de una persona promedio que vive en un país de altos ingresos, se requieren de cuatro a seis hectáreas de tierra. Sin embargo, en 1990 la superficie total disponible de tierra ecológicamente productiva en el mundo se estimaba en solo 1,7 hectáreas per cápita. El mismo Rees estima que la población de los Países Bajos consume la producción equivalente a catorce veces la tierra productiva dentro de sus propias fronteras.7 La huella ecológica de la humanidad, es decir, la superficie de tierra y el volumen de agua y los recursos renovables necesarios para producir los bienes y servicios que utiliza la población mundial durante un año, se viene duplicando año a año a partir de 1966. Si nada cambia en los actuales modos de consumo, la humanidad necesitará "dos planetas Tierra para el 2030”. 8 El desarrollo basado en el paradigma de crecimiento económico y de consumo creciente comienza a mostrar sus límites. Según el informe "Planeta Vivo 2010"9 de la organización World Wide Fund for Nature (WWF), publicado el 13 octubre de 2010, la humanidad utiliza hoy día "el equivalente de un planeta y medio" para cubrir sus necesidades. Esto es en base a un promedio mundial. Si cada habitante del planeta viviera como un habitante promedio de EEUU o de los Emiratos Árabes Unidos, se necesitaría de una biocapacidad equivalente a 4,5 planetas Tierra para responder al consumo de la humanidad. 6 La huella ecológica es un indicador que mide el impacto de todas nuestras actividades (consumo de materiales y energía, consumo de recursos naturales como agua, minerales, papel o madera, y producción y disposición de desechos, etc.) expresado en número de hectáreas de ecosistemas productivos. 7 REES, William.E. y Wakernagel, Mathis, 1994, “Ecological Footprints and Appropiates Carrying Capacity, Mesuring the Natural Capital Requirements of the Human Economie”, 1994, en KORTEN, David C. “Cuando las Transnacionales Gobiernan el Mundo”, Editorial Cuatro Vientos, 1995, Santiago, Chile. 8 http://chile.panda.org/que_hacemos/planeta_vivo_2010/ 9 http://assets.wwfspain.panda.org/downloads/infoplanetavivo2010.pdf 5 Si queremos apreciar en su verdadera dimensión la magnitud del desafío que enfrentamos, el problema debe ser analizado comprendiendo la envergadura de los desafíos que busca resolver o mitigar. Un forma de mirar la magnitud del impacto de la humanidad sobre el planeta desde 1784, cuando James Watt patentó la máquina de vapor, puede resumirse, según el glaciólogo Claude Lorius, en que, sin saberlo, hemos cambiado nuestra era geológica. Salimos de los diez mil años de la era del Holoceno, que, por su clima cálido y estable, posibilitó el nacimiento de la agricultura y la industria, luego de la última glaciación importante del Pleistoceno.10 En el libro “Viaje al Antropoceno”, (2011, editorial Actes Sud), Lorius, miembro de la Academia de Ciencias y Blue Planet Award 2008, describe las consecuencias de las emisiones de gases de efecto invernadero en una sola frase: “es toda la Tierra la que el hombre está modificando”. Hemos entrado en el Antropoceno - el griego anthropos, ser humano - una época en que el hombre se ha convertido en la principal fuerza geofísica del planeta, capaz de cambiar su entorno y sus equilibrios. ¿Qué le ha cambiado el hombre a la geología del planeta? Claude Lorius responde: “En primer lugar, se ha alterado la atmósfera de la Tierra debido a las emisiones de gases de efecto invernadero que incluyen el dióxido de carbono (CO2) y metano (CH4). Luego modifica la hidrosfera: el agua del planeta es cada vez más ácida debido el dióxido de carbono y aumenta el nivel de los océanos debido a la fusión de los glaciares. También ataca la litósfera, la cáscara rígida del planeta, por medio de la erosión de los suelos, la excavación de minas y el agotamiento de los recursos naturales. Por último, se perturba la biosfera, los organismos vivos que habitan la Tierra, pues ya muchas especies están en peligro de extinción.” El siguiente cuadro muestra, en grandes variables, los cambios introducidos en la Tierra por la acción humana, especialmente desde la revolución industrial. 10 “Bienvenue dans une nouvelle ère géologique, l’anthropocène”, lemonde.fr, Viernes 14 de enero de 2011 6 Figura 4. Valores históricos y proyecciones del nivel de los océanos, de la temperatura media de la Tierra y de la concentración de CO2 en la atmósfera, en los últimos 400.000 años. Fuente: “Bienvenue dans une nouvelle ère géologique, l’anthropocène”, lemonde.fr La principal lección de un estudio publicado el 18 de julio de 2012 por la Agencia de Evaluación Ambiental de Holanda (ABP), es que China igualó al valor promedio de las emisiones per cápita de Europa. Con un crecimiento en sus emisiones de un 9%, China alcanzó el valor de 7,5 tons de CO2eq anuales per cápita. Los Estados Unidos sin embargo, siguen siendo los mayores contaminadores del planeta. Según el informe, un estadounidense ha producido un promedio de 17,3 toneladas de CO2eq per capita en 2011. Esto, pese a que las emisiones totales de CO2 en este país han disminuido, al igual que en el conjunto de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). En Europa, las emisiones disminuyeron en un 3% y los Estados Unidos y Japón, 2%. Según el informe, esta disminución se debe sin embargo, principalmente, a "las débiles condiciones económicas en muchos países, un invierno suave en muchos países y de altos precios del petróleo". En el balance global de emisiones globales anuales, el incremento de las emisiones de China cancelan los efectos de la reducción de emisiones en países de la OCDE. A nivel global, las emisiones de CO2 aumentaron un 3% en 2011, alcanzando "el pico de 34 millones de toneladas".11 V. La Cumbre Río+20: la economía verde Términos como “economía verde”, “economía baja en carbono”, “certificaciones” y “códigos de buenas prácticas” se abren paso en los foros y en la discusión, y se 11 “En 2011, un Chinois a émis autant de CO2 qu'un Européen”, Le Monde.fr con AFP | 18.07.2012 7 relacionan con futuras nuevas reglas del comercio internacional: quien no este certificado verá los precios de sus exportaciones castigados, quien no mida su huella de carbono verá las fronteras cerradas para sus productos. La “seguridad energética” y la “seguridad alimentaria” son conceptos que vuelven a la discusión de expertos, autoridades políticas y opinión pública en general. Luego de algunos años en que estos conceptos fueron relegados a un segundo plano frente al paradigma universal de que el mercado era capaz de regular mejor que ningún otro método los diferentes problemas inherentes al desarrollo económico social, estos conceptos vuelven a estar presentes.12 El concepto de desarrollo sostenible tuvo una extraordinaria eficacia política. Operó como un dispositivo que permitió desarrollar consensos en la medida en que logró crear la imagen de que se estaban tomando medidas efectivas en respuesta a la crisis diagnosticada. Al no cuestionar la lógica del modelo de desarrollo globalizado prevaleciente, operó como mecanismo legitimador de este modelo de globalización, que de esta manera pasó a presentarse como sustentable. Dado que éste fue el marco de referencia a partir del cual se abordó la crisis ambiental, no es de extrañar que 20 años después de la Cumbre de Río de 1992, cada uno de los problemas caracterizados en aquel informe sea hoy mucho más severo, y que la vida en el planeta se encuentre cada vez más amenazada. El tema del Cambio Climático fue analizado - a petición del Ministerio de Hacienda de Gran Bretaña - por el economista Nicolás Stern, quien emitió en el año 2006, un informe, conocido como “Stern Report”. En resumen, el trabajo concluye que “El cambio climático representa un reto único para la economía, pudiendo afirmarse que es el mayor y más generalizado fracaso del mercado jamás visto en el mundo” y se ha transformado “en el más grave desafío de la humanidad”13. El Protocolo de Kioto sobre Cambio Climático, nacido de los acuerdos logrados en la Cumbre de Río, en 1992, estableció compromisos de reducción de emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) con metas vinculantes para los países que, histórica y actualmente, eran los más contaminantes. Para tal efecto el Protocolo definió el Mecanismo de Desarrollo Limpio (MDL) que permitía a los países (pensando sobre todo en los países desarrollados) financiar proyectos de reducción de emisiones en países en desarrollo, creando un “mercado” de Bonos de Emisión de Carbono. Este mecanismo de mercado debería haber permitido lograr las metas de reducciones del Protocolo. El total fracaso de estos mecanismos quedó demostrado en el hecho de que las emisiones de GEI han aumentado continuamente, año tras año, con excepción del año 2009, en que la reducción se “logró” gracias a la depresión mundial provocada por la crisis económico-financiera del año 2008. 12 “Las finanzas a la caza de tierras”, Benoît Lallau, Le Monde Diplomatique, Edición Chilena, AñoXI, núm 122, septiembre de 2011. 13 STERN REVIEW: La economía del cambio climático, octubre 2006. 8 Las últimas Conferencias de las Partes (COP) del Protocolo de Kioto y de la Convención Marco para el Cambio Climático han constatado periódicamente la incapacidad de estos mecanismos para contener el aumento de las emisiones. Al cumplirse dos décadas de la cumbre anterior, desde el día 20 al 22 de junio del año 2012 se celebró, en Río de Janeiro, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Desarrollo Sostenible, llamada Cumbre Río+20. En preparación de esa conferencia se pusieron nuevamente en marcha todos los dispositivos científicos y de producción de conocimiento con que cuentan los gobiernos, los organismos multilaterales y las instituciones científicas y académicas. Se trata de un nuevo y sofisticado esfuerzo destinado a acotar los problemas de la crisis. En ocasión de la Reunión en el 2010, del Consejo Ministerial de la OCDE (OECD 2010 Ministerial Council Meeting –MCM-), los Ministros reunidos aprobaron un documento de conclusiones ministeriales donde abordan, entre otros importantes tópicos, el tema del Crecimiento Verde. Dice el documento: “El crecimiento verde está ganando apoyo en todos los países como un paradigma para lograr crecimiento económico y desarrollo, al mismo tiempo que responde a los desafíos ambientales, tales como el cambio climático, la pérdida de biodiversidad y el uso insostenible de los recursos naturales.”14 El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), con la contribución de expertos de todo el mundo, produjo un documento de más de 600 páginas en el cual se exploran con gran detalle los problemas ambientales 15, así como una síntesis para “los encargados de la formulación de políticas”.16 Estos documentos y el concepto mismo de economía verde definen el nuevo marco conceptual dentro del cual se dan en la actualidad los debates, negociaciones y procesos de formulación de políticas de prácticamente todos los organismos multilaterales. Según el PNUMA, “el auge reciente del concepto de economía verde se ha visto favorecido, indudablemente, por el desencanto general con relación al paradigma económico dominante, una sensación de cansancio que se desprende de las numerosas crisis y fracasos del mercado que se han producido durante la primera década del nuevo milenio, en particular la crisis financiera y económica de 2008.” 17 De acuerdo al PNUMA, mediante la transición hacia la economía verde se podrá relanzar la economía global con tasas de crecimiento muy superiores a las que serían posibles con el modelo actual. Se lograría generar más y mejores empleos, 14 15 http://www.oecd.org/dataoecd/27/6/45417083.pdf United Nations Environmental Programme (UNEP), 2011, Towards a Green Economy: Pathways to Sustainable Development and Poverty Eradication, [http://www.unep.org/greeneconomy/greeneconomyreport/tabid/29846/default.aspx] 16 Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), 2011. Hacia una economía verde: Guía para el desarrollo sostenible y la erradicación de la pobreza - Síntesis para los encargados de la formulación de políticas. [http://www.unep.org/greeneconomy/Portals/88/documents/ger/GER_synthesis_sp.pdf] 17 Ibid, PNUMA, Hacia una economía verde - Síntesis para los encargados de la formulación de políticas. 9 se reduciría la pobreza, se alcanzarían mayores niveles de equidad y las metas del milenio, todo ello de un modo sostenible, esto es, reconociendo el valor de la naturaleza, reduciendo la emisión de GEI, y la presión sobre el entorno natural, permitiendo así su recuperación. Todo esto, por supuesto, creando nuevas y rentables áreas de inversión que permitirían adicionalmente a la economía global salir de su crisis actual. “El PNUMA considera que una economía verde debe mejorar el bienestar del ser humano y la equidad social, a la vez que reducir significativamente los riesgos ambientales y las escaseces ecológicas. En su forma más básica, una economía verde sería aquella que tiene bajas emisiones de carbono, utiliza los recursos de forma eficiente y es socialmente incluyente.” 5.1 ¿Cómo sería la transición hacia una economía verde? Para el PNUMA uno de los sustentos fundamentales de la propuesta de la economía verde está en el rechazo a lo que denominan el mito de que exista una contradicción insalvable entre progreso económico y sostenibilidad ambiental. Según el PNUMA, “quizás el mito más extendido es el que afirma que la sostenibilidad ambiental sólo puede ser obtenida a costa del progreso económico. Hoy en día, sostiene el PNUMA, existen pruebas sustanciales de que el enverdecimiento de las economías no obstaculiza la creación de riqueza ni de oportunidades laborales, y son muchos los sectores verdes que ofrecen oportunidades notables de inversión y de crecimiento en términos de riqueza y puestos de trabajo. Hay que subrayar, no obstante, que se deben crear nuevas condiciones favorables para promover la transición a la economía verde, y en este sentido los formuladores de políticas en todo el mundo han de poner manos a la obra de inmediato.” De acuerdo a esto, para el PNUMA no se trata de cuestionar, o a lo menos analizar críticamente, la posibilidad de un crecimiento económico sostenido, ni la noción de progreso, sino simplemente de reorientar las inversiones y la innovación tecnológica en dirección de la economía verde. Después de afirmar que durante la última década se han acelerado “crisis concurrentes de diversa índole” (la crisis del clima, de la diversidad biológica, de la energía y del combustible, alimentaria, del agua y, finalmente, del sistema financiero y del conjunto de la economía), afirman que la causa fundamental de todo esto ha sido el resultado de “la asignación evidentemente incorrecta del capital”. Si bien las causas de estas crisis son diversas, básicamente todas comparten un mismo elemento: los claros errores en la asignación del capital de inversión. Durante las dos últimas décadas, una gran cantidad de capital se destinó a propiedades, combustibles fósiles y activos financieros estructurados con los instrumentos consecuentes; comparativamente, se invirtió muy poco en energías renovables, eficiencia energética, transporte público, agricultura sostenible, protección de los ecosistemas y de la diversidad biológica, y conservación del suelo y el agua. 10 5.2 El Capital Natural La mayoría de las estrategias de desarrollo y crecimiento económico promueven una rápida acumulación de capital físico, financiero y humano, a costa de un agotamiento y una degradación excesivos del capital natural, del cual forman parte nuestros recursos naturales y ecosistemas. Al agotarse las reservas mundiales de riqueza natural, a menudo de forma irreversible, este patrón de desarrollo y crecimiento ha afectado negativamente el bienestar de las generaciones actuales, planteando enormes riesgos y desafíos a las generaciones futuras. Las recientes crisis múltiples son sintomáticas de este modelo. Se trata, para el PNUMA, de lo que denomina “fallas del mercado”. Pero la constatación de estas severas “fallas del mercado” y sus extraordinariamente peligrosas consecuencias para la vida en el planeta ni siquiera los lleva a pensar en la posibilidad de que ésta sea consecuencia del creciente poder de los mercados financieros, del creciente sometimiento de toda otra lógica social, sea la democracia, la equidad, la solidaridad, o incluso la preservación de la vida, a un criterio único: la maximización de la ganancia a corto plazo para las inversiones. De acuerdo al informe en cuestión, el problema es mucho más acotado, el problema puede ser resuelto sin necesidad de transformaciones estructurales en la operación del sistema. Se trataría sólo que “los mercados” han estado operando sobre la base de “fallas de información”, la no-incorporación del costo de “las externalidades”, y sobre la base de políticas públicas inadecuadas como los “subsidios perversos o perjudiciales para el medio ambiente”. Por ello, las soluciones que propone el informe son un conjunto de “directrices relacionadas con las políticas necesarias” para lograr que el contexto regulatorio, los incentivos y las condiciones de acceso a la información en las cuales operan los mercados cambien. De esta manera, mediante “incentivos basados en el mercado” se lograría reorientar las inversiones de capital en dirección de inversiones verdes e innovaciones verdes. Una mirada desde otro ángulo, conduce a reflexionar respecto de la lógica de corto plazo que impera en los proyectos de inversión y de los negocios en general. La lógica estrictamente financiera con que se abordan las inversiones conspiran contra las acciones de largo plazo de conservación de los equilibrios naturales del planeta Tierra. Para decirlo con un ejemplo sencillo: con la actual lógica económica nadie siembra robles u otras maderas nobles (inversiones de lenta maduración), en vez de pinos o eucaliptos (inversiones con retornos en el corto o mediano plazo). El Sr. Bernard Lietaer18 ha desarrollado la tesis de que el sistema monetario internacional actual, que privilegia el corto plazo, conspira, y clausura cualquier posibilidad para que se puedan incorporar de forma gravitante y significativa variables de largo plazo en la evaluación económico-financiera de los proyectos19. 18 Bernard Lietaer, es un economista belga, ex-presidente del Banco Central de Bélgica, quien estuvo encargado del diseño y monitoreo del proceso que permitió la convergencia de las diferentes monedas nacionales europeas en el EURO. 19 LIETAER, Bernard, “El Futuro del Dinero”, Buenos Aires, 2005, coedición Erreprer/Longseller. 11 Esto es especialmente dramático para proyectos energéticos u otros relacionados con el calentamiento global (reforestación, conservación de bosques, etc.). En otras palabras, los actuales criterios de evaluación de proyectos de inversión solo consideran resultados de corto, y máximo, mediano plazo. Así, inversiones cuyos resultados se midan en plazos de 50, 100 o más años no pueden ser consideradas. Una inversión, ya sea privada o estatal, debe entregar resultados a partir de los primeros años para ser “viable”. Por su parte el PNUMA, apelando al sistema financiero, llega a la conclusión de que la transición hacia la economía verde sería posible mediante un incremento de inversiones “verdes” del orden de 2% del PIB del planeta. Esto “corresponde a menos de la décima parte de la inversión mundial anual”, lo que implica reasignaciones de inversiones por un monto de 1.3 billones de dólares anuales. De acuerdo al informe: El sector de la inversión y los servicios financieros controlan billones de dólares, estando por lo tanto en condición de proporcionar la mayor parte de la financiación necesaria para la transición a una economía verde. Operando al interior de los marcos del libre mercado, que la era de la globalización han consolidado como único escenario posible para muchos de los “encargados de formulación de políticas”, el PNUMA advierte que para que los instrumentos de políticas públicas logren los objetivos propuestos, es necesario que los inversionistas perciban que estas inversiones verdes aumentarán su competitividad. Esa parece ser la razón por la cual, a todo lo largo del texto, se insiste una y otra vez, en que las tasas de crecimiento y las ganancias pueden ser mayores con una economía verde. Así, por ejemplo, con relación a la necesidad de acelerar el desarrollo de energías renovables, uno de los temas centrales del informe, el PNUMA afirma: “El sector financiero trata las inversiones en energía renovable como cualquier otra. Si de un proyecto o de una compañía espera una tasa de rendimiento que, ajustada de acuerdo al riesgo, que sea suficientemente elevada, es considerada como una inversión interesante”. En vista de este reconocimiento del capital como “éticamente neutro” (da lo mismo invertir en tecnologías verdes o en tecnologías destructoras en función de la tasa de ganancia esperada), la conclusión a la cual parecería llegar el PNUMA es que el futuro del planeta depende de que sea posible la formulación de políticas públicas capaces de convencer a los inversionistas, garantizándoles tasas de ganancia suficientemente elevadas como para que se comporten como ciudadanos planetarios. Todo esto tiene que hacerse, por supuesto, al interior de las reglas del libre comercio que ha impuesto el modelo global. De acuerdo al informe, no sería aceptable, por ejemplo, el estímulo al desarrollo de inversiones e innovaciones en tecnologías y productos verdes si éstos generan alguna ventaja para productores nacionales que pueda ser interpretada como de carácter proteccionista. Por lo tanto, es esencial que los países combinen y equilibren la protección del medio ambiente con la garantía del acceso a los mercados. 12 Las políticas destinadas a la defensa del planeta tendrían como límite la necesidad de respetar las reglas del libre mercado. 5.3 Sobre el reduccionismo de la economía El informe reconoce que el modelo económico actual es inadecuado en la medida en que no incorpora en su cálculo de costos las externalidades, y con ello, el impacto ambiental de los procesos productivos. 20 Sin embargo no puede siquiera plantearse la posibilidad de que puedan existir otras formas de relación de los seres humanos con su entorno, y explorar el significado de otras cosmovisiones y/o patrones culturales como las basadas en el reconocimiento de los derechos de la naturaleza o de la “Madre Tierra”. Por el contrario, radicalizando el antropocentrismo instrumental que recorre todo el informe, buscan que los mercados incorporen todos estos otros “factores” en su cálculo económico. No se trata por lo tanto de cuestionar el que las decisiones fundamentales de la sociedad sean tomadas por “el mercado”, sino de ampliar el ámbito de información y acción del mercado para que éste incorpore a la naturaleza expresamente en su lógica de valorización. Esto exige la superación de todos los obstáculos y resistencias a la plena mercantilización de la naturaleza. Para el buen funcionamiento de los mercados todo tiene que tener un precio. Con esto se abren nuevos ámbitos de operación y valorización del capital. Desde estos supuestos, no debe llamarnos la atención que defiendan el papel fundamental que deberían desempeñar los mercados de carbono y REDD21, con relación a los cuales ni siquiera se reconoce la existencia de polémicas, desacuerdos y resistencias. VI. Conclusiones Hoy día son cada vez más evidentes las señales que obligan a comprender que el planeta en que vivimos es un espacio limitado y que las descargas al medioambiente de desechos de todo tipo son imposibles de reciclar de modo de preservar los equilibrios ambientales. Por otra parte, el consumo de los recursos naturales, renovables y no-renovables, y el modelo de desarrollo energético, ambos íntimamente ligados al modo de producción y consumo actuales, se han vuelto insostenibles. 20 “Los indicadores económicos convencionales, tales como el PIB, ofrecen una imagen distorsionada del rendimiento económico, pues no reflejan el agotamiento del capital natural ocasionado por la producción y el consumo. La actividad económica se basa a menudo en la depreciación del capital natural, ocasionada por el agotamiento de los recursos naturales o la degradación de los ecosistemas para aportar beneficios económicos, en términos de servicios de aprovisionamiento, regulación o culturales.” 21 Reducción de Emisiones Derivadas de la Deforestación y la Degradación Forestal. 13 Desde la primera Cumbre de Río se acumulan las conferencias, acuerdos, tratados, etc., que buscan limitar los daños a los ecosistemas locales y al medioambiente global. Los instrumentos de mercado han sido privilegiados en estos acuerdos al momento de intentar modificar las direcciones de desarrollo económico y del crecimiento de los países. El desarrollo sustentable introdujo el concepto del necesario equilibrio entre crecimiento económico, cuidado y preservación del medio ambiente y desarrollo social inclusivo, pero no ha logrado construir acuerdos que permitan equilibrar el peso específico de estas tres variables al momento de las decisiones. El peso del cálculo económico es el único gravitante. En contraste con esta realidad, la Cumbre Río+20 celebró el éxito de los resultados de sus deliberaciones, sin embargo se puede ver que el resultado final es lo que muchos temían, es decir, ninguna medida valiente o decisión seria, a lo sumo un reconocimiento del papel que la sociedad civil deberá desempeñar en el futuro. 22 Para Nicolo Gligo 23, Premio Nacional de Medioambiente, 2001, no era difícil prever cómo se iba a llegar a Río+20. Un mundo con un grado mayor de insustentabilidad ambiental que hace 20 años atrás; un mundo con más problemas en la conservación de sus recursos naturales renovables; un mundo con mucho más gente afectada por la contaminación del agua, del suelo y del aire; un mundo con aumento de catástrofes ambientales y crecientes riegos para cada vez más personas; un mundo segregado entre países ricos y pobres, entre poblaciones ricas y pobres. Y, lo que es más grave, un mundo que pese a los incontenibles adelantos científicos y a la impresionante creación de tecnologías, se sigue desertificando, erosionando y contaminando cada vez más. Un mundo que se había achicado en términos físicos, pero no obstante, necesitaba cobijar a una población cada vez más grande. Es obvio que para los que están en el trasfondo de esta crisis ambiental, se necesitan incentivos que lleven la discusión hacia aparentes panaceas para salvar la situación ambiental. El “desarrollo sustentable” y pasó ahora a denominarse “economía verde”. Tampoco está la gobernanza, que no ha podido hasta la fecha encaminarse adecuadamente para servir de respuesta a los desafíos de una gestión ambiental eficiente. Dada estas circunstancias, dado el fracaso de tantas iniciativas, los gobiernos esperan con ansias recibir alguna noticia optimista para la problemática ambiental: una transformación tecnológica, un cambio, una solución nueva. Y entonces aparece con fuerza el concepto de la “economía verde”, así como alguna vez se encarrilaron, aunque sinuosamente, hacia el indefinido “desarrollo sustentable”. Se la propaga como la clave de la supervivencia de nuestro planeta, en función de sustituir la extracción de petróleo por la biomasa. La propuesta se perfecciona con soluciones que muestran un futuro pos petrolero, en que la 22 “Rio en panne”, Blog, lemonde.fr, 30 de junio de 2012 23 EL profesor Gligo, en 1992 fue delegado de la CEPAL en la “Cumbre de la Tierra” 14 producción industrial produce el combustible derivado de las materias primas biológicas transformadas por plataformas de alta tecnología que están basadas en la ingeniería genética, la nanotecnología, la genómica y la biología sintética. No obstante, es necesario advertir, que los mayores depósitos de biomasa terrestre y acuática se encuentran en los países del tercer mundo, y se ubican en el sur. Estos depósitos están en manos de poblaciones campesinas, de pescadores artesanales, de comunidades indígenas. Y hacia allá se moverá el poder corporativo. Una publicación de Grupo ETC 24 advierte: “La biomasa propiciará una mayor convergencia del poder corporativo y desatará el mayor acaparamiento de recursos vistos en más de 500 años”. Por otra parte, Presidentes, funcionarios de la ONU y representantes de los pueblos coincidieron en que la Cumbre fue insuficiente para abordar los temas de defensa y promoción medioambiental. Hubo un fuerte cuestionamiento a la tesis de las “economías verdes” que levantan economistas liberales. Este tema se seguirá abordando en una próxima Cumbre de Jefes de Estado a realizarse en Santiago de Chile en enero de 2013. 25 24 El ETC Group es una organización internacional dedicada a la conservación y avance sustentable de la cultura, la diversidad ecológica y los derechos humanos. Su nombre es Action Group on Erosion, Technology and Concentration. 25 “Luego de RIO+20 el mundo sigue en peligro”, Nicolo Gligo, http://www.cambioclimaticochile.cl/ver_noticia.php?idnoticia=470