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ISSN: 1888-9891 REVISTA DE PSIQUIATRÍA Y SALUD MENTAL Reducir para ganar Revista de Psiquiatría y Salud Mental Órgano Oficial de la Sociedad Española de Psiquiatría y de la Sociedad Española de Psiquiatría Biológica Volumen 7, Número 3. Julio-Septiembre 2014 EDITORIAL ¿Qué aportan a la Psiquiatría los estudios en cerebro post mórtem? ORIGINALES Ver ficha técnica en páginaV\ Prevalencia de síntomas de trastorno por déficit de atención con hiperactividad en adolescentes y adultos jóvenes con otros trastornos psiquiátricos refractarios a tratamientos previos Desarrollo de la versión española de la Escala Breve para la Evaluación de la Capacidad Funcional [Sp-UPSA-Brief] para pacientes con esquizofrenia y trastorno bipolar Prevalencia de síntomas emocionales y comportamentales en adolescentes españoles Protocolo de estudio de un programa para la prevención de la recurrencia del comportamiento suicida basado en el manejo de casos (PSyMAC) Número de suicidios en España: diferencias entre los datos del Instituto Nacional de Estadística y los aportados por los Institutos de Medicina Legal Citalopram, escitalopram y QT largo: ¿alerta o alarma? JULIO-SEPTIEMBRE 2014 - VOLUMEN 7 - NUMERO 3 Único fármaco indicado para la reducción del consumo de alcohol1 CARTAS AL DIRECTOR ψ Las diferentes versiones del inventario de ansiedad estado-rasgo Síndrome de Charles Bonnet desencadenado por brimonidina en paciente con neuropatía óptica hereditaria de Leber AGENDA Factor de impacto 2012: 0.667 www.elsevier.es/saludmental Indexada en Index Medicus/Medline, SSCI/JCR (Social Science Citation Index / Journal of Citation Reports) Revista de Psiquiatría y Salud Mental Órgano Oficial de la Sociedad Española de Psiquiatría y de la Sociedad Española de Psiquiatría Biológica www.sepsiq.org www.sepb.es Sociedad Española de Psiquiatría Sociedad Española de Psiquiatría Biológica Junta Directiva Junta Directiva Presidente: M. Gutiérrez Fraile Presidente: M. Bernardo Arroyo Vicepresidente: J. Bobes García Vicepresidenta: A. González-Pinto Arrillaga Secretario: J.I. Eguiluz Uruchurtu Secretario: M. Urretavizcaya Sarachaga Vicesecretaria: M.P. García-Portilla González Vicesecretaria: M.J. Parellada Redondo Vocales: M. Torrens Melich J. Sáiz Ruiz M. Páramo Fernández D. Palao Vidal J. Cano Valero L. Caballero Martínez Vocal Expresidentes: C. Leal Cercós Vocal Investigadores de Referencia: B. Arranz Martí Vocal Jóvenes Investigadores Acreditados: M. Arrojo Romero Vocal Asamblea General: E. Aguilar García-Iturrospe Edición y publicidad: ELSEVIER ESPAÑA, S.L. Travessera de Gràcia, 17-21. 08021 Barcelona - Teléfono 932 000 711. Fax: 932 091 136 Zurbano, 76, 4º izda. 28010 Madrid (España) - Teléfono 914 021 212. Fax: 914 250 423 Indexada en Index Medicus/Medline, IBECS, Social Sciences Citation Index® Journal Citation Reports/ Social Sciences Edition Current Contents®/Social and Behavioral Sciences REVISTA DE PSIQUIATRÍA Y SALUD MENTAL es el órgano oficial de expresión de la Sociedad Española de Psiquiatría y de la Sociedad Española de Psiquiatría Biológica. Publicación trimestral. Copyright 2014 Elsevier España, S.L. Reservados todos los derechos. Copyright 2014 Sociedad Española de Psiquiatría y Sociedad Española de Psiquiatría Biológica. Reservados todos los derechos. El contenido de la presente publicación no puede ser reproducido, ni transmitido por ningún procedimiento electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación magnética, ni registrado por ningún sistema de recuperación de información, en ninguna forma, ni por ningún medio, sin la previa autorización por escrito del titular de los derechos de explotación de la misma. ELSEVIER ESPAÑA, a los efectos previstos en el artículo 32.1 párrafo segundo del vigente TRLPI, se opone de forma expresa al uso parcial o total de las páginas de REVISTA DE PSIQUIATRÍA Y SALUD MENTAL con el propósito de elaborar resúmenes de prensa con fines comerciales. Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra sólo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra. Ni Elsevier ni la Sociedad Española de Psiquiatría ni la Sociedad Española de Psiquiatría Biológica tendrán responsabilidad alguna por las lesiones y/o daños sobre personas o bienes que sean el resultado de presuntas declaraciones difamatorias, violaciones de derechos de propiedad intelectual, industrial o privacidad, responsabilidad por producto o negligencia. Tampoco asumirán responsabilidad alguna por la aplicación o utilización de los métodos, productos, instrucciones o ideas descritos en el presente material. En particular, se recomienda realizar una verificación independiente de los diagnósticos y de las dosis farmacológicas. 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Depósito Legal: B-28877-2008 ISSN: 1888-9891 Revista de Psiquiatría y Salud Mental Órgano Oficial de la Sociedad Española de Psiquiatría y de la Sociedad Española de Psiquiatría Biológica COMITÉ EDITORIAL Director: J. Bobes Universidad de Oviedo. CIBERSAM. Oviedo Editores Asociados: C. Arango M. Bernardo J.M. Menchón P.A. Sáiz Hospital Gregorio Marañón. CIBERSAM. Madrid. Hospital Clínic. CIBERSAM. Barcelona. Hospital Universitari de Bellvitge. CIBERSAM. Barcelona. Universidad de Oviedo CIBERSAM.Oviedo. E. Baca J. Cervilla J. Sáiz E. Vieta Fundación Jiménez Díaz. CIBERSAM. Madrid. Hospital Universitario San Cecilio. CIBERSAM UGR. Granada. Hospital Universitario Ramón y Cajal.. CIBERSAM. Madrid. Hospital Clínic, Universidad de Barcelona, IDIBAPS. CIBERSAM. Barcelona CONSEJO EDITORIAL R. Alarcón J. García-Sevilla J. Lieberman Mayo Clinic. Rochester, MN (USA) Universitat de les Illes Balears. Palma de Mallorca, Illes Balears (Spain) New York State Psychiatric Institute. New York (USA) M. Alegría J. Garrabé de Lara A. Lobo Center for Multicultural Mental Health Research. Somerville, MA Boston (USA) Fondation Henry Ey. Perpignan (France) Hospital Clínico. Universitario. Zaragoza (Spain) F. Artigas C. Gastó M. Maj Institut d’Investigacions Biomédiques de Barcelona. Barcelona (Spain) Hospital Clínico de Barcelona. Barcelona (Spain) University of Naples SUN. Naples (Italy) J.L. Ayuso Gutiérrez M. Gaviria J. Mann Universidad Complutense de Madrid. Madrid (Spain) University of Illinois. Chicago (USA) New York State Psychiatric Institute. New York (USA) J.L. Ayuso J. Gibert-Rahola J.E. Mezzich Hospital Universitario de La Princesa. Madrid (Spain) Universidad de Cádiz. Cádiz (Spain) International Center for Mental health. New York (USA) E. Baca J. Giner H.J. Möller Universidad Autónoma de Madrid. Madrid (Spain) Universidad de Sevilla. Sevilla (Spain) P. Bech T.E. Goldberg Psychiatry of the University of Munich (LMU). München (Germany) Frederiksborg General Hospital. Hillerød (Denmark) Zucker Hillside Hospital. Glen Oaks, NY (USA) M. Oquendo G. Berrios G. Goodwin University of Cambridge Fellow Vitalicio, Robinson College. Cambridge (UK) Warneford Hospital. Oxford (UK) Division of Molecular Imaging and Neuropathology. Columbia University. New York (USA) A. Blanco P. Gorwood Universidad de Sevilla. Sevilla (Spain) Hopital Louis Mourier. Paris (France) C. Blanco J. Guimón New York State Psychiatric Institute. New York (USA) Universidad del País Vasco. Bilbao (Spain) A. Bulbena M. Gutiérrez Hospital del Mar. Institut d’Atenció Psiquiàtrica. Barcelona (Spain) Universidad del País Vasco. Vitoria (Spain) J. M. Cañive M. Hammon University of New Mexico. Albuquerque, NM (USA) W. Carpenter Faculty du Medicine Pierre et Marie Curie Faculty Pitié-Salpétrière. Paris (France) University of Maryland School of Medicine. Baltimore, MD (USA) E. Hollander MRC Unit on Anxiety Disorders. Cape Town (South Africa) M. Casas Mount Sinai School of Medicine. New York (USA) M. Trujillo Hospital Universitari Vall d’Hebron. Barcelona (Spain) E. Ibáñez New York University School of Medicine. New York (USA) F.X. Castellanos Universidad de Valencia. Valencia (Spain) J. Van Os NYU Child Study Center. New York (USA) B. Kirkpatrick P. Delgado Medical College of Georgia. Augusta, GA (USA) School for Mental Health and Neuroscience. Maastricht (Nederland) Cleveland (USA) A. Labad J.M. Delgado HPU Institut Pere Mata. Tarragona (Spain) Universidad Central de Barcelona. Barcelona (Spain) Universidad Pablo de Olavide. Sevilla (Spain) C. Leal J.L. Vázquez-Barquero T. Palomo Hospital Doce de Octubre. Madrid (Spain) L. Rojo Hospital Universitario La Fe. Valencia (Spain) F. Rubia Universidad Complutense de Madrid. Madrid (Spain) P. Ruiz University of Texas-Houston Medical School. Houston, TX (USA) D. Stein J. Vallejo Hospital Universitario Marqués de Valdecilla. Santander (Spain) J. Escobar Hospital Clínico Universitario. Valencia (Spain) Robert Wood Johnson Medical School Clinical Academic Building. New Brunswick, NJ (USA) J. de León J. Fernández J. Licinio Universidad Autónoma de Madrid. Madrid (Spain) Miller School of Medicine. University of Miami. Miami, FL (USA) M. Weisman NYS Psychiatric Institute. New York (USA) Eastern State Hospital. Lexington, KY (USA) COMITÉ DE EXPERTOS L. Agüera (Madrid) E.J. Aguila (Valencia) C. Álamo (Madrid) E. Álvarez (Barcelona) B. Arranz (Barcelona) V. Balanzá (Valencia) J. Ballesteros (Bilbao) A. Benabarre (Barcelona) H. Blasco (Madrid) M. Bousoño (Oviedo) M. Camacho (Sevilla) F. Cañellas (Palma de Mallorca) J.L. Carrasco (Madrid) J. Castro (Barcelona) A. Ceverino (Madrid) I. Corripio (Barcelona) B. Crespo (Santander) J.M. Crespo (Barcelona) R. de Frutos (Valencia) J.M. de la Fuente (Lannemezan, France) C. de las Cuevas (Tenerife) M. Desco (Madrid) M. Díaz-Marsá (Madrid) M.C. Díaz (Madrid) J.I. Eguiluz (Bilbao) L. Fañanás (Barcelona) M. Farré (Barcelona) E. Fernández (Cambridge, UK) J. Fernández (Madrid) D. Fraguas (Albacete) M.D. Franco (Sevilla) J. García (Zaragoza) C. García (Barcelona) M. García (Palma de Mallorca) M.P. García-Portilla (Oviedo) L. Giner (Sevilla) A.M. González-Pinto (Vitoria) M. Gurpegui (Granada) B. Gutiérrez (Granada) J.M. Haro (Barcelona) A. Ibáñez (Madrid) M.A. Jiménez-Arriero (Madrid) J. López (Madrid) P. López (Navarra) M. Martín (Pamplona) F. Mayoral (Málaga) A. Mané (Barcelona) J. Martí (Barcelona) I. Mata (Santander) J. Meana (Bilbao) J.A. Micó (Cádiz) V. Molina (Salamanca) A.L. Montejo (Salamanca) J.M. Montes (Madrid) D. Moreno (Madrid) C. Moreno (Madrid) M. Mur (Lleida) V. Navarro (Barcelona) R. Navinés (Barcelona) J.M. Olivares (Vigo) F. Ortuño (Pamplona) M. Parellada (Madrid) J.C. Pascual (Barcelona) A. Pazos (Santander) R. Pérez (Santander) V. Pérez (Barcelona) J. Pifarré (Lleida) J.A. Ramos (Barcelona) M. Roca (Palma de Mallorca) M.D. Sáiz (Madrid) L. Salvador (Barcelona) L. San (Barcelona) J. Sanjuán (Valencia) P. Sierra (Valencia) C. Soutullo (Pamplona) R. Tabares (Valencia) M. Torrens (Barcelona) M. Urretavizcaya (Barcelona) M. Valdés (Barcelona) F. Vaz (Badajoz) Sumario Volumen 7, Número 3/2014 EDITORIAL 101 ¿Qué aportan a la Psiquiatría los estudios en cerebro post mórtem? J. Javier Meana, L.F. Callado y B. Morentin ORIGINALES 104 Prevalencia de síntomas de trastorno por déficit de atención con hiperactividad en adolescentes y adultos jóvenes con otros trastornos psiquiátricos refractarios a tratamientos previos R. Vidal, V. Barrau, M. Casas, M. Caballero-Correa, P. Martínez-Jiménez y J.A. Ramos-Quiroga 113 Desarrollo de la versión española de la Escala Breve para la Evaluación de la Capacidad Funcional [Sp-UPSA-Brief] para pacientes con esquizofrenia y trastorno bipolar M.P. Garcia-Portilla, J. Gomar, M.T. Bobes-Bascaran, I. Menendez-Miranda, P.A. Saiz, J. Muñiz, C. Arango, T. Patterson, P. Harvey, J. Bobes y T. Goldberg 121 Prevalencia de síntomas emocionales y comportamentales en adolescentes españoles J. Ortuño-Sierra, E. Fonseca-Pedrero, M. Paíno y R. Aritio-Solana 131 Protocolo de estudio de un programa para la prevención de la recurrencia del comportamiento suicida basado en el manejo de casos (PSyMAC) P.A. Sáiz, J. Rodríguez-Revuelta, L. González-Blanco, P. Burón, S. Al-Halabí, M. Garrido, L. García-Alvarez, P. García-Portilla y J. Bobes 139 Número de suicidios en España: diferencias entre los datos del Instituto Nacional de Estadística y los aportados por los Institutos de Medicina Legal L. Giner y J.A. Guija 147 Citalopram, escitalopram y QT largo: ¿alerta o alarma? E. Álvarez, S. Vieira y X. Garcia-Moll CARTAS AL DIRECTOR 151 Las diferentes versiones del inventario de ansiedad estado-rasgo E. González-Fraile, A.I. Domínguez-Panchón, P. Fernández-Catalina y M. Gonçalves-Pereira 152 Síndrome de Charles Bonnet desencadenado por brimonidina en paciente con neuropatía óptica hereditaria de Leber E. Santos-Bueso, F. Sáenz-Francés, J. Porta-Etessam y J. García-Sánchez AGENDA 154 Agenda Contents Volume 7, Number 3/2014 EDITORIAL 101 Do post-mortem brain studies provide useful information for Psychiatry? J. Javier Meana, L.F. Callado and B. Morentin ORIGINAL ARTICLES 104 Prevalence of attention deficit/hyperactivity disorder symptoms in outpatient adolescents and young adults with other psychiatric disorders refractory to previous treatments R. Vidal, V. Barrau, M. Casas, M. Caballero-Correa, P. Martínez-Jiménez and J.A. Ramos-Quiroga 113 Development of the Spanish Brief-version of the University of California Performance Skills Assessment (Sp-UPSA-Brief) in patients with schizophrenia and bipolar disorder M.P. Garcia-Portilla, J. Gomar, M.T. Bobes-Bascaran, I. Menendez-Miranda, P.A. Saiz, J. Muñiz, C. Arango, T. Patterson, P. Harvey, J. Bobes and T. Goldberg 121 Prevalence of emotional and behavioral symptomatology in Spanish adolescents J. Ortuño-Sierra, E. Fonseca-Pedrero, M. Paíno and R. Aritio-Solana 131 Study protocol of a prevention of recurrent suicidal behaviour program based on case management (PSyMAC) P.A. Sáiz, J. Rodríguez-Revuelta, L. González-Blanco, P. Burón, S. Al-Halabí, M. Garrido, L. García-Alvarez, P. García-Portilla and J. Bobes 139 Number of sucides in Spain: Differences between data from the Spanish Statistical Office and the Institutes of Legal Medicine L. Giner and J.A. Guija 147 Citalopram, escitalopram and prolonged QT: Warning or alarm? E. Álvarez, S. Vieira and X. Garcia-Moll LETTERS TO THE EDITOR 151 The different versions of the state-trait anxiety inventory E. González-Fraile, A.I. Domínguez-Panchón, P. Fernández-Catalina and M. Gonçalves-Pereira 152 Charles Bonnet’ syndrome triggered by brimonidine in a patient with Leber’s hereditary optic neuropathy E. Santos-Bueso, F. Sáenz-Francés, J. Porta-Etessam and J. García-Sánchez CALENDAR 154 Calendar Rev Psiquiatr Salud Ment (Barc.). 2014;7(3):101---103 www.elsevier.es/saludmental EDITORIAL ¿Qué aportan a la Psiquiatría los estudios en cerebro post mórtem? Do post-mortem brain studies provide useful information for Psychiatry? J. Javier Meana a,b,c,∗ , Luis F. Callado a,b,c y Benito Morentin d,e a Departamento de Farmacología, Universidad del País Vasco/Euskal Herriko Unibertsitatea, UPV/EHU, Leioa, Bizkaia, España Centro de Investigación Biomédica en Red de Salud Mental (CIBERSAM), España c Instituto de Investigación Biocruces, Baracaldo, Bizkaia, España d Departamento de Especialidades Médico-Quirúrgicas, Universidad del País Vasco/Euskal Herriko Unibertsitatea, UPV/EHU, Leioa, Bizkaia, España e Instituto Vasco de Medicina Legal, Bilbao, España b El ejercicio científico de la Medicina actual se nutre de los postulados desarrollados en el siglo xix por Claude Bernard bajo el término de «Medicina experimental». Aproximadamente en la misma época en que Claude Bernard desarrollaba su obra (1865), la lesión traumática que había sufrido el trabajador Phineas Gage en 1848 generaba un debate científico sobre la relación causa-efecto entre lesiones cerebrales y la aparición de alteraciones del pensamiento y el comportamiento. Así pues, las corrientes científicas que han indagado en el tejido cerebral humano buscando la etiología y las huellas de la enfermedad mental proceden de las mismas fuentes que el resto de las áreas de la Medicina moderna. Históricamente son conocidos los debates a comienzos del siglo xx entre Kraepelin, Alzheimer, Wernicke y otros neurocientíficos, a los que hoy denominaríamos traslacionales, respecto a los fundamentos clínico-patológicos de los trastornos psiquiátricos. Lo cierto es que, finalmente, se impuso en ese debate una visión morfológica, probablemente muy influida por los hallazgos neuropatológicos en la demencia y que ha llegado a dejar una impronta en la investigación de las enfermedades mentales perdurando hasta nuestros días. Así, el ∗ Autor para correspondencia. Correo electrónico: javier.meana@ehu.es (J. Javier Meana). primer congreso mundial de Neuropatología celebrado en 1951 estableció las enfermedades psiquiátricas como entidades nosológicas «funcionales» oficializando la renuncia a la búsqueda de marcadores macro y microscópicos que contribuyeran a la categorización de las mismas. En la práctica, esto representaba la renuncia a encontrar alguna alteración cerebral en los pacientes con enfermedades mentales. Afortunadamente, por esa misma época, la neuroquímica y la farmacología avanzaban en paralelo a las corrientes neuropatológicas, aunque todavía muy alejadas entre todas ellas. Muy pronto la observación empírica de las acciones terapéuticas de fármacos eficaces en los trastornos afectivos y psicóticos llevaría a analizar sus mecanismos de acción en el sistema nervioso y a construir las primeras hipótesis neurobiológicas de la Psiquiatría moderna. Por lo tanto, lo que hoy conocemos en relación con la etiopatogenia y la fisiopatología de las enfermedades mentales es, sobre todo, fruto de la interacción entre desarrollo tecnológico progresivo y estudio directo, mediante esos medios tecnológicos, del cerebro en individuos afectados. La descripción de alteraciones morfológicas, déficits funcionales e incluso cambios moleculares que, aunque controvertidos, nadie puede negar en nuestros días como presentes en el sistema nervioso central de los pacientes psiquiátricos, son producto del enorme avance de las técnicas de neuroimagen in vivo, del desarrollo de la genética y del uso del tejido cerebral post mórtem como sustrato clave de la enfermedad. http://dx.doi.org/10.1016/j.rpsm.2014.05.001 1888-9891/© 2014 SEP y SEPB. Publicado por Elsevier España, S.L. Todos los derechos reservados. 102 Sin embargo, los estudios post mórtem, fundamentalmente de sistema nervioso pero también de otros tejidos, siguen siendo percibidos como una actividad exótica y propia de investigadores algo extravagantes. Probablemente, la escasa tradición de estudios autópsicos en pacientes psiquiátricos, fruto en parte de la influencia histórica anteriormente reseñada, junto con el descenso de peticiones de autopsia en todas las áreas de la Medicina, son razones que permiten explicar ese aparente exotismo. Paradójicamente, este fenómeno convive con la aparición, y sobre todo la oficialización y explosión mediática de los biobancos. Hoy en día no se concibe investigación traslacional alguna sin el contraste de resultados sobre tejidos humanos patológicos y sus correspondientes controles. Retomar el uso del cerebro post mórtem allí donde la neuroimagen in vivo no puede llegar, no representa una aparente vuelta atrás sino un hito imprescindible para el desarrollo futuro de la Psiquiatría1,2 . Los bancos de cerebros y las colecciones no son un invento de nuestro tiempo aunque probablemente sí lo sean esos términos. Como simples medios de trabajo para resolver una necesidad científica llevan muchos años entre nosotros. En algunas instituciones con tradición investigadora siguen conservándose muestras provenientes de épocas incluso previas al desarrollo de los psicofármacos. Sin embargo, los clínicos sensibilizados y los investigadores traslacionales observamos progresivamente y con cierto estupor, lo que parece ser una consecuencia indeseable de haber «mediatizado» el concepto de Biobanco. En ocasiones, la petición de muestras a los bancos y colecciones de tejidos se produce por parte de algunos investigadores con la frivolidad de quien acude al supermercado, y por tanto, cree que puede establecer las condiciones y características del producto solicitado. Las legítimas aspiraciones de los investigadores chocan ahí con la realidad de lo que debe ser, a nuestro entender, un proceso definido por la colaboración de todos los agentes implicados en la investigación traslacional. En España, la Ley de Investigación Biomédica de 2007 y el desarrollo de la misma en el capítulo de Biobancos a través del Real Decreto de 2011, establece los fundamentos jurídicos y éticos de este tipo de actividades3,4 . Los derechos del donante, los requerimientos del proceso de obtención y de cesión de muestras, las exigencias del proceso investigador y otros aspectos importantes están perfectamente reglados. Sin embargo, con regular, visualizar, promocionar el proceso e incluso crear dudosos intermediarios para gestionarlo, no se pone en marcha un Biobanco. Lo fundamental del proceso está en el día a día del investigador y/o clínico sensibilizado con la necesidad de obtener muestras y datos para conocer y tratar mejor la enfermedad. Desafortunadamente, el reconocimiento del papel fundamental de quien capta donantes, y más en el caso de muestras singulares como el cerebro, y el establecimiento de condiciones atractivas hacia una actividad tan loable, persiste abandonado en una nebulosa legislativa. Por otro lado, el proceso de evaluación ético-legal de la obtención de muestras post mórtem está apareciendo, en ocasiones, contaminado con visiones morales que afectan a aspectos tales como la ponderación beneficio/riesgo o la titularidad del consentimiento5,6 . La investigación en tejido post mórtem de pacientes psiquiátricos padece de las limitaciones propias de los estudios descriptivos. Se trata de investigación observacional, con un diseño de tipo caso-control, donde a partir del diag- J. Javier Meana et al nóstico establecido se indaga sobre factores biológicos de riesgo. El proceso puede estar basado en hipótesis más o menos sustentadas, pero hoy en día la exploración a gran escala, sin hipótesis de partida, también ha llegado a los estudios post mórtem de la mano de las «-ómicas». Sin duda alguna, estas técnicas de gran potencialidad en cuanto a análisis simultáneos y que precisan de escasa cantidad de tejido, pueden aportar luz a los interrogantes de la Psiquiatría. Sin embargo, la generación y contraste de hipótesis a partir de hallazgos y de la experiencia de los investigadores siguen siendo irremplazables7 . Los factores de confusión representan el talón de Aquiles en estudios de naturaleza descriptiva y el caso de los estudios en tejido post mórtem no es una excepción. Variables como la duración del proceso, los efectos a largo plazo de los tratamientos, las variables peri mórtem y, cómo no, los criterios diagnósticos condicionan los resultados8 . Sin embargo, como en cualquier estudio de esta naturaleza, el control de estos potenciales sesgos a través de la disponibilidad de la máxima información posible (clínica pero también toxicológica o sobre condiciones de conservación de las muestras) y del incremento del tamaño muestral, permite soslayar bastantes reticencias metodológicas. Nuevamente, podemos percibir aquí el papel clave del responsable de la captación de donantes y muestras en todo el proceso que se desarrollará posteriormente con ese tejido. Los aspectos relativos al diagnóstico y proceso evolutivo de la enfermedad de los pacientes cuyas muestras post mórtem terminan siendo evaluadas atrae una de las discusiones más intensas en el campo. La denominada autopsia psicológica basada en la entrevista a los sujetos del entorno del fallecido como forma de establecer diagnóstico y estado del paciente en el momento del fallecimiento es un método bastante extendido. Se trata de una metodología alternativa a la falta de un historial clínico pre mórtem, con un diagnóstico actualizado y refrendado por la observación directa de los profesionales sanitarios. La otra variante, esto es, la disponibilidad de un diagnóstico psiquiátrico oficial, establecido en vida por los procedimientos habituales es una alternativa más factible en modelos de sanidad universal sin barreras económicas de acceso y menor marginalidad del enfermo mental. Esta segunda opción, aparentemente más rigurosa en lo científico, no siempre goza de las simpatías de evaluadores que se mueven en el modelo norteamericano de investigación psiquiátrica con muestras post mórtem, modelo donde predomina la autopsia psicológica como procedimiento diagnóstico. Como cabría esperar, la concordancia entre ambos abordajes es más patente para los procesos psicóticos que para los procesos depresivos9 . Hoy por hoy, algunos de los interrogantes de la Psiquiatría solo pueden ser descifrados mediante la utilización de tejido cerebral post mórtem. Por ejemplo, la Epigenética representa la encrucijada donde confluyen herencia biológica, desarrollo fetal, impronta social y acontecimientos vitales. La actividad de múltiples genes es modulada por las influencias epigéneticas que pueden afectar a las células del sistema nervioso central de manera diferente a otros tejidos, haciendo del individuo y su enfermedad una entidad singular de difícil estudio biológico con tejidos ajenos al sistema nervioso. Probablemente, el papel que ejercen las influencias epigenéticas en la etiopatogenia de las enfermedades mentales es el mejor argumento a esgrimir en la ¿Qué aportan a la Psiquiatría los estudios en cerebro post mórtem? actualidad por los defensores del uso de tejido cerebral post mórtem en la investigación en el ámbito de la Psiquiatría Biológica. En definitiva, los investigadores y los editores de revistas científicas parecen haber realizado una reflexión respecto a la infrautilización de los estudios post mórtem en el conocimiento de las entidades psiquiátricas más importantes1,7 . Esta reflexión ha llevado a alentar el uso de material post mórtem, siempre bajo una estricta rigurosidad metodológica, y cuyos frutos estamos e iremos viendo aparecer progresivamente en los próximos años. El tejido cerebral humano, como sustrato biológico de las enfermedades psiquiátricas, representa, pues, una herramienta irremplazable en una época de oportunidades y retos como la que nos ha tocado vivir. Bibliografía 1. Harrison PJ. Using our brains: The findings, flaws, and future of postmortem studies of psychiatric disorders. Biol Psychiatry. 2011;69:102---3. 103 2. Bobes J, Cavada C, Luquín R, Morales G, Manrique M, Sáiz J, et al. Informe del 3.er Foro sobre Políticas de Actuación del Consejo Europeo del Cerebro. [Report of the 3rd European Brain Policy Forum]. Rev Psiquiatr Salud Ment. 2011;4:212---7. 3. Escajedo L. Investigación biomédica y muestras humanas postmortem: su nuevo estatuto jurídico en España (I). Actualidad Derecho Sanitario. 2012;199:671---7. 4. Escajedo L. Investigación biomédica y muestras humanas postmortem: su nuevo estatuto jurídico en España (II). Actualidad Derecho Sanitario. 2013;201:77---85. 5. Negre Muñoz C, Verdú Pascual F. Regulación de la obtención de muestras procedentes de cadáveres. Med Clin (Barc). 2014;142:279---80. 6. García del Pozo J, Martín-Arribas MC, Arias-Díaz J. Respuesta. Med Clin (Barc). 2014;142:280. 7. McCullumsmith RE, Hammond JH, Shan D, Meador-Woodruff JH. Postmortem brain: An underutilized substrate for studying severe mental illness. Neuropsychopharmacology. 2014;39:65---87. 8. Carpenter WT. It is time for a new paradigm for the study of psychosis. Rev Psiquiatr Salud Ment (Barc). 2010;3:1---3. 9. Deep-Soboslay A, Akil M, Martin CE, Bigelow LB, Herman MM, Hyde TM, et al. Reliability of psychiatric diagnosis in postmortem research. Biol Psychiatry. 2005;57:96---101. Rev Psiquiatr Salud Ment (Barc.). 2014;7(3):104---112 www.elsevier.es/saludmental ORIGINAL Prevalencia de síntomas de trastorno por déficit de atención con hiperactividad en adolescentes y adultos jóvenes con otros trastornos psiquiátricos refractarios a tratamientos previos Raquel Vidal a,b,♦ , Víctor Barrau a,♦ , Miguel Casas a,b , María Caballero-Correa c , Pedro Martínez-Jiménez c y Josep Antoni Ramos-Quiroga a,b,∗ a Servicio de Psiquiatría, Hospital Universitari Vall d’Hebron, CIBERSAM, Barcelona, España Departament de Psiquiatria i Medicina Legal, Facultat de Medicina, Universitat Autònoma de Barcelona, España c Departamento Médico, Janssen-Cilag, S.A, Madrid, España b Recibido el 30 de octubre de 2013; aceptado el 22 de marzo de 2014 Disponible en Internet el 13 de junio de 2014 PALABRAS CLAVE Trastorno por déficit de atención con hiperactividad; Adolescentes; Adultos; Comorbilidad; Refractario ∗ ♦ Resumen Introducción: El objetivo de este estudio fue evaluar la prevalencia de síntomas de trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) en adolescentes y adultos jóvenes diagnosticados de otros trastornos psiquiátricos primarios que no habían respondido a tratamientos previos. Material y métodos: Se incluyeron 795 pacientes ambulatorios de 15-24 años. Se estudió la presencia de un TDAH según los criterios DSM-IV y la frecuencia de los síntomas utilizando la escala de valoración del TDAH de DuPaul de 18 ítems. Resultados: Se objetivó la presencia de un TDAH (criterios DSM-IV) en 48 pacientes (6%), ninguno de los cuales previamente había recibido este diagnóstico. Un total de 260 pacientes (32,7%) presentaron síntomas moderados de TDAH y en ellos la gravedad del trastorno psiquiátrico de base era mayor según la ICG-S (p = 0,007). Los factores de riesgo para tener síntomas moderados de TDAH fueron la presencia de trastornos por uso de sustancias (TUS) (odds ratio = 1,543; p = 0,01) y de trastorno límite de la personalidad (odds ratio = 2,173; p = 0,0001). Conclusiones: El TDAH no diagnosticado previamente estaba presente en el 6% de los pacientes, observándose asimismo una elevada frecuencia de síntomas moderados del trastorno (32,7%) en la muestra. Por estos motivos sería recomendable hacer un minucioso estudio del TDAH en los jóvenes refractarios al tratamiento del trastorno primario, principalmente en aquellos con trastornos por uso de sustancias, trastornos de conducta y de personalidad, debido a la elevada comorbilidad entre el TDAH y estos trastornos. © 2013 SEP y SEPB. Publicado por Elsevier España, S.L. Todos los derechos reservados. Autor para correspondencia. Correo electrónico: jaramos@vhebron.net (J.A. Ramos-Quiroga). Contribuyen de la misma forma en el artículo. http://dx.doi.org/10.1016/j.rpsm.2014.03.003 1888-9891/© 2013 SEP y SEPB. Publicado por Elsevier España, S.L. Todos los derechos reservados. TDAH en adolescentes y jóvenes con trastornos refractarios a tratamiento KEYWORDS Attention deficit/hyperactivity Disorder; Adolescents; Adults; Comorbidity; Refractory 105 Prevalence of attention deficit/hyperactivity disorder symptoms in outpatient adolescents and young adults with other psychiatric disorders refractory to previous treatments Abstract Introduction: The aim of the current study was to assess the prevalence of symptoms of attention deficit/hyperactivity disorder (ADHD) in adolescents and young adults diagnosed with other primary psychiatric disorders, who had not responded to previous treatments. Material and methods: A total of 795 outpatients aged 15 to 24 years were included. The presence of ADHD was studied using DSM-IV criteria and the frequency of symptoms using the 18 item DuPaul ADHD Rating Scale. Results: ADHD (DSM-IV criteria) was present in 48 patients (6%), none of whom had previously received the diagnosis. A total of 260 patients (32.7%) met the criteria for moderate ADHD and between them, severity of primary psychiatric disorder was higher according to the CGIS (P = .007). Risk factors for moderate ADHD symptoms were the presence of substance use disorders (SUD) (odds ratio = 1.543, P = .01) and borderline personality disorders (odds ratio = 2.173, p = .0001). Conclusion: Unrecognized ADHD was present in 6% of patients; moreover 32.7% of the sample also presented moderate symptoms of the disorder. Screening for ADHD in young patients with refractory response to primary disorder treatment, mainly those with substance use disorders, conduct and personality disorders is highly advisable, due to the high frequency of ADHD comorbidity in these psychiatric disorders. © 2013 SEP y SEPB. Published by Elsevier España, S.L. All rights reserved. Introducción El trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) se da aproximadamente en el 5,3% de los niños y adolescentes1 , y el 50-70% de los afectados sigue presentando sintomatología significativa del trastorno durante la adolescencia y el principio de la edad adulta2 . La Organización Mundial de la Salud define la adolescencia como el periodo de la vida que va de los 10 a los 19 años, y la juventud como el periodo que va de los 15 a los 24 años3 . Las dificultades que experimentan los adolescentes como resultado del TDAH pueden intensificarse debido a las demandas y expectativas crecientes que se dan en esta fase de la vida4 . La comorbilidad con otros trastornos psiquiátricos como los trastornos por uso de sustancias, los trastornos de ansiedad, los trastornos del estado de ánimo, el trastorno negativista desafiante, el trastorno límite de la personalidad o los trastornos de conducta puede estar presente hasta en el 70% de los niños y adolescentes con TDAH5---7 . Por ejemplo, las estimaciones de la comorbilidad de los trastornos por uso de sustancias y el TDAH en centros de tratamiento para las adicciones van desde el 30% al 50%8 . De hecho, los trastornos por uso de sustancias pueden estar presentes posteriormente en la vida hasta en el 35% de los adolescentes con TDAH9 . La presencia de enfermedades psiquiátricas comórbidas se asocia con una importante morbilidad adicional y complica el diagnóstico, el tratamiento y el pronóstico del TDAH9 , por lo que es importante identificarlas y tratarlas. Por otro lado, se ha observado una elevada frecuencia de TDAH en adolescentes en los que se ha diagnosticado un trastorno psiquiátrico, aunque en muchas ocasiones no se detecta o no se trata10 y que el 6,5-25,4% de los adultos con un diagnóstico psiquiátrico cumple también criterios de TDAH11 . Los 4 diagnósticos psiquiátricos más prevalentes relacionados con tasas elevadas de TDAH son los trastornos por uso de sustancias, el trastorno bipolar, la agorafobia y la distimia. Así, en el programa de tratamiento sistemático STEP-BD del National Institute of Mental Health, se observó que en una muestra de 1.000 adultos con trastorno bipolar, la prevalencia a lo largo de la vida del TDAH comórbido fue del 9,5%12 . En una muestra de 161 pacientes psiquiátricos adultos ambulatorios no psicóticos, la prevalencia del TDAH fue del 16,8%13 . Los pacientes con trastornos por consumo de sustancias también tienen una probabilidad significativamente mayor de presentar un TDAH (el 25,4% frente al 4% de los que no presenten ningún otro trastorno psiquiátrico)14 . Aunque la prevalencia total del TDAH es entre 2 y 7 veces más elevada en los adultos con enfermedades psiquiátricas15 , la información acerca de la prevalencia del TDAH en adolescentes y adultos jóvenes diagnosticados de otras enfermedades psiquiátricas es muy escasa16---19 . Por lo tanto, el objetivo de este estudio fue determinar la prevalencia de los síntomas de TDAH en adolescentes y adultos jóvenes diagnosticados de otros trastornos psiquiátricos primarios que no responden suficientemente al tratamiento de estos trastornos. Este es el primer estudio que evalúa la presencia de síntomas de TDAH en una muestra de jóvenes con otros trastornos psiquiátricos y que han presentado una mala respuesta al tratamiento. Material y método Diseño del estudio Se diseñó un estudio transversal cuyo objetivo principal fue determinar la prevalencia y la intensidad de los síntomas de TDAH en adolescentes/adultos jóvenes (15-24 años) con 106 otro diagnóstico psiquiátrico y una respuesta insuficiente al tratamiento de su trastorno. Los objetivos secundarios del estudio eran los siguientes: a) evaluar la prevalencia y la intensidad de los síntomas del TDAH en los diferentes grupos de jóvenes dependiendo de su diagnóstico psiquiátrico principal y b) evaluar si había diferencias en el consumo de drogas de abuso entre los pacientes con o sin síntomas del TDAH. El presente estudio se realizó en centros de salud mental y en unidades psiquiátricas públicas de toda España. En total participaron 180 centros: 64 centros de salud mental de adultos (35,55%), 59 centros de salud mental infantil y juvenil (32,77%), 22 centros de atención y seguimiento para el consumo de tóxicos (12,22%), 12 unidades de trastornos de conducta alimentarios (6,66%) y 23 unidades de adicciones de adolescentes (12,77%). Se pidió a los médicos participantes de cada centro (N = 180) que a lo largo de un periodo de 2 meses enrolaran a los 5 primeros pacientes ambulatorios consecutivos que consultaran con trastornos no psicóticos, de forma que la distribución de las tasas de reclutamiento en los centros fuera homogénea. Se evaluaron todos los pacientes que cumplían los criterios de selección durante el periodo de estudio (N = 835) excepto aquellos pacientes que presentaban trastornos psicóticos. El estudio fue aprobado por el Comité Ético del Hospital Universitario Vall d’Hebron de Barcelona. Después de explicar en qué consistía el estudio, se obtuvo el consentimiento informado por escrito de todos los participantes o de sus padres o tutores en los menores de 18 años. Participantes Entre el 30 de abril y el 30 de junio de 2012 se incluyó en el estudio a adolescentes y adultos jóvenes de ambos sexos y edades de entre 15 y 24 años diagnosticados de uno o más trastornos no psicóticos entre los que se incluían trastornos afectivos, trastornos por uso de sustancias, trastornos de ansiedad, trastorno límite de la personalidad, bulimia nerviosa, trastornos de conducta (trastorno negativista desafiante, trastorno disocial) y trastorno antisocial de la personalidad, que acudieron a controles de seguimiento en centros ambulatorios, siempre que hubieran estado en tratamiento estándar (definido por la guía NICE) para su trastorno psiquiátrico durante al menos 2 meses antes del estudio. Otro criterio de inclusión era la respuesta insuficiente a tratamientos farmacológicos/psicoterapéuticos previos para lo que se requería una puntuación igual o mayor que 4 (moderadamente enfermo) en la escala de impresión clínica global de severidad (ICG-S) en el momento de entrar en el estudio. Se excluyó a los pacientes con un coeficiente intelectual menor de 85, trastornos psicóticos (excepto la psicosis inducida por sustancias), trastornos del neurodesarrollo, enfermedades neurológicas graves (excepto el síndrome de Tourette), reagudización de su trastorno psiquiátrico, o intoxicación aguda o síndrome de abstinencia a drogas psicotrópicas, y también a los que tenían un diagnóstico previo de TDAH y/o habían recibido tratamiento farmacológico previo para el mismo (actual o en el pasado de metilfenidato o atomoxetina) y aquellos pacientes con un ICG-S ≤ 3. R. Vidal et al En la figura 1 se puede observar el diagrama de flujo del proceso de reclutamiento y selección de pacientes que participaron en el estudio. Del total de 900 pacientes, 835 aceptaron participar. No obstante, 3 fueron excluidos debido a que no se registraron los criterios de inclusión/exclusión (missings), y 27 pacientes porque presentaban un diagnóstico de TDAH previo y tratamiento farmacológico previo para el dicho trastorno (todos los pacientes que presentaban un diagnóstico previo de TDAH habían realizado tratamiento farmacológico) y 10 pacientes que presentaban un ICG-S ≤ 3 (respuesta adecuada al tratamiento). Recogida de datos Los datos se recogieron durante una única visita en el momento del encuentro entre el médico y el paciente utilizando un cuestionario estandarizado especialmente diseñado para el estudio. Los cuestionarios completados se introdujeron en una base de datos centralizada. Se recogieron las siguientes variables: edad, sexo, peso, nivel educativo (sin estudios, estudios primarios, estudios secundarios, estudios universitarios), situación laboral (desempleado, activo, estudiante), nivel socioeconómico, diagnóstico psiquiátrico principal, otros diagnósticos psiquiátricos asociados definidos por criterios DSM-IV y datos relacionados con el abuso de sustancias (tipo de sustancia, edad del primer consumo, cantidad consumida, vía de administración). Se consideró que existía TDAH cuando se cumplían los criterios diagnósticos DSM-IV para dicho trastorno según la entrevista clínica. Se recogieron también: el subtipo de TDAH (predominantemente hiperactivo-impulsivo, predominantemente inatento o combinado), la puntuación en la ICG-TDAH-S y la frecuencia e intensidad de los síntomas del TDAH utilizando la escala de valoración del TDAH de DuPaul de 18 ítems (ADHD rating scale)20 . Se trata de un instrumento fiable y fácil de administrar tanto para el diagnóstico del TDAH en adolescentes y adultos como para evaluar la respuesta al tratamiento. Sus 18 ítems guardan relación directa con los criterios diagnósticos del TDAH en el DSM-IV y en el estudio se empleó una versión validada en español21,22 . Los síntomas moderados del TDAH se definieron como la presencia de 6 o más criterios diagnósticos de hiperactividad y/o inatención del DSM-IV y una puntuación global en la escala de valoración del TDAH de DuPaul > 24. En el estudio de validación de la versión española una puntuación de 24 tenía una sensibilidad del 81,9% y una especificidad del 74,7%22 . Análisis estadístico Los datos categóricos se expresaron como número y porcentaje, y los datos continuos como mediana y rango intercuartílico (percentil 25-75). Las variables continuas se analizaron con el test de la t de Student y la prueba de Kruskal-Wallis, y las variables categóricas con el test de la chi-cuadrado o con el test exacto de Fischer cuando fue necesario. Para el análisis estadístico se utilizó la versión 9.1.3 del paquete de software SAS (Statistical Analysis Systems, SAS Institute, Cary, NC, EE.UU). La significación estadística se definió como una p < 0,05. TDAH en adolescentes y jóvenes con trastornos refractarios a tratamiento 107 Reclutamiento Pacientes visitados (n = 900) 5 primeras visitas de trastornos no psicóticos (180 profesionales) Evaluación Pacientes evaluados (n = 835) ♦ No aceptaron participar (n = 65) Pacientes excluidos (n = 40) ♦ Criterios inclusión/exclusión no registrados (n = 3) ♦ ICG ≤ 3 (n = 10) ♦ Diagnóstico y tratamiento previo TDAH (n = 27) Pacientes incluídos Pacientes analizados (n = 795) Figura 1 Diagrama de flujo del proceso de reclutamiento y selección de los pacientes. ICG-S: escala de impresión clínica global de severidad; TDAH: trastorno por déficit de atención con hiperactividad. Resultados Con relación a las características sociodemográficas de los sujetos del estudio, un 57,5% de la muestra fueron hombres y un 42,5% mujeres, con una media de edad de 21,1 años y una desviación estándar de 2,6 años (23,3% de pacientes entre 15-18 años, 51,3% entre 18-21 años y 25,4% entre 21-24 años). El 34,4% de los pacientes tenía estudios primarios, el 48% secundarios; el 33% no tenía empleo, el 31% estaba estudiando y el 31% trabajaba activamente en el momento del estudio. La mayoría de los participantes del estudio tenían un nivel socioeconómico medio (62,3%), un 31,7% se clasificaron como pacientes con un nivel socioeconómico bajo y un 6% tenían un nivel socioeconómico alto. Los diagnósticos principales más frecuentes fueron los trastornos de ansiedad (18,7%), los trastornos por uso de sustancias (cocaína, alcohol, tabaco, cannabis, metanfetamina, heroína) (25%) y los trastornos del estado de ánimo (10,4%) (tabla 1). Entre los pacientes con trastornos por uso de sustancias, el abuso/dependencia de cocaína fue el más frecuente (75,7% de los casos), seguido por alcohol (69,1%), cannabis (64,1%), tabaco (58%), heroína (26,5%), y metanfetaminas (22,1%). Además, el 31,6% de los pacientes tenía más de un diagnóstico psiquiátrico. La media de diagnósticos psiquiátricos por paciente fue de 1,3 (0,6) y la media del tiempo transcurrido desde el momento del diagnóstico principal fue de 25,7 (32,3) meses. La mediana de la puntuación en la ICG-S fue de 4 (rango intercuartílico 4-5). Sesenta y nueve pacientes tenían antecedentes familiares de TDAH y 58 tenían hermanos con TDAH con una mediana de 2 hermanos (rango 1-3). De los 835 pacientes evaluados, se consideraron que presentaban una respuesta insuficiente a tratamientos previos aquellos que continuaban con un ICG-S ≥ 4 (N = 795), estos pacientes llevaban una media de 6 meses (media = 6, desviación estándar = 3) de tratamiento farmacológico/psicoterapéutico previo. De los 795 pacientes incluidos en el estudio, 48 cumplieron criterios del DSM-IV para el diagnóstico del TDAH, evaluados por el clínico (tasa de prevalencia global del 6%): centros de salud mental de adultos (N = 11; 22,91%), centros de salud mental infantil y juvenil (N = 16; 33,33%), centros de atención y seguimiento para el consumo de tóxicos (N = 10; 20,83%), unidad de trastornos de conducta alimentarios (N = 2; 4,16%), unidades de adicciones de adolescentes (N = 9; 18,75%). Los subtipos de TDAH fueron: combinado en 23 pacientes, predominantemente inatento en 15 y predominantemente hiperactivo/impulsivo en 10. En la figura 2 se muestra la distribución de los pacientes con TDAH en las distintas categorías de trastornos psiquiátricos principales. 108 R. Vidal et al Tabla 1 Diagnósticos psiquiátricos en la población del estudio Diagnóstico psiquiátrico principal, n = 789 Número (%) Trastorno de ansiedad Trastornos por consumo de sustancias Cocaína Alcohol Cannabis Tabaco Heroína Metanfetamina Trastorno del estado de ánimo Trastorno límite de la personalidad Trastorno de conducta (trastorno negativista desafiante, trastorno disocial) Bulimia (trastorno de la conducta alimentaria) Trastorno antisocial de la personalidad 224 181 137 125 116 105 48 40 161 116 224 33 14 (28,4) (22,9) (75,7) (69,1) (64,1) (58) (26,5) (22,1) (20,4) (14,7) (28,4) (4,2) (1,8) Trastornos psiquiátricos secundarios, n = 251 Trastorno por consumo de sustancias Trastorno de ansiedad Depresión Bulimia (trastorno de la conducta alimentaria) Trastorno de conducta (trastorno negativista desafiante, trastorno disocial) Trastorno del estado de ánimo Psicosis inducida por sustancias Trastorno obsesivo-compulsivo de la personalidad Trastorno límite de la personalidad Trastorno adaptativo Fobia social Trastorno antisocial de la personalidad Distimia Otros 251 76 45 22 12 12 11 10 6 8 7 6 6 3 28 (31,8) (30,3) (17,9) (8,8) (4,8) (4,8) (4,4) (4,0) (2,4) (3,2) (2,8) (2,4) (2,4) (1,2) (15,5) La mediana de la puntuación en la escala de valoración del TDAH fue de 23 (rango 12-32). Hubo diferencias estadísticamente significativas (p < 0,0001) en la frecuencia de síntomas dependiendo del diagnóstico psiquiátrico principal. Los sujetos con trastorno por abuso de sustancias, % Pacientes con TDAH 30 25 20 15 10 5 0 TUS TA TEA BL TLP TC TAP Otros trastornos psiquiátricos Figura 2 Porcentaje de pacientes que cumplen los criterios DSM-IV de TDAH para los distintos diagnósticos psiquiátricos principales. BL: bulimia; TA: trastornos de ansiedad; TAP: trastorno antisocial de la personalidad; TC: trastornos de conducta; TDAH: trastorno por déficit de atención con hiperactividad; TEA: trastornos del estado de ánimo; TLP: trastorno límite de la personalidad; TUS: trastorno por uso de sustancias). trastorno límite de la personalidad, trastorno de conducta y trastorno antisocial de la personalidad tenían un mayor número de síntomas de inatención y de hiperactividad/impulsividad que los sujetos con trastorno de ansiedad, trastorno del estado de ánimo o bulimia (fig. 3). No obstante, en los sujetos con trastornos por abuso de sustancias se encontraron diferencias en el consumo de drogas dependiendo de la presencia o la ausencia de síntomas de TDAH que no fueron estadísticamente significativas, con la excepción del consumo de tabaco (tabla 2). Los sujetos con síntomas de TDAH fumaban un mayor número de cigarrillos al día que los que no los tenían (media 23,1 [12,2] frente a 17,4 [8,5], p = 0,014). Un porcentaje más elevado de los pacientes con trastornos psiquiátricos y síntomas de TDAH coexistentes tenía antecedentes familiares de TDAH en comparación con los que no tenían síntomas de TDAH. En todos los casos las diferencias fueron estadísticamente significativas (padre con TDAH: 9,3% con TDAH frente a 4,7%, p = 0,014; madre con TDAH: 5,7% frente a 1,6%, p = 0,001; hermanos con TDAH: 13,2% frente a 5,1%, p = 0,0001). Un total de 260 pacientes (32,7%) cumplieron criterios de síntomas moderados de TDAH. Los síntomas de TDAH eran principalmente combinados en 127 (47,7%) pacientes, predominantemente de falta de atención en 92 (35,4%) y predominantemente de hiperactividad/impulsividad en 44 (16,9%). Los síntomas moderados del TDAH fueron más frecuentes en varones que en mujeres (el 67,1% frente al 32,9%, TDAH en adolescentes y jóvenes con trastornos refractarios a tratamiento Tabla 2 TDAH 109 Consumo de drogas en los pacientes con trastornos por consumo de sustancias según la presencia o no de síntomas de Droga de abuso Síntomas de TDAH Alcohol Unidades/semana, media (DE) Tabaco Cigarrillos/día, media (DE) Cannabis Euros por semana Cocaína Gramos por semana Metanfetamina Gramos por semana Heroína Gramos por semana Otros derivados anfetamínicos Gramos por semana Valor de p Ausentes Presentes 61 24,6 (34,3) 53 17,4 (8,5) 49 53,3 (68,7) 71 6,9 (29,5) 3 0,9 (0,9) 14 3,1 (1,6) 1 0,5 (0,5) 46 49,6 (181,4) 43 23,2 (12,2) 41 33,4 (30,7) 46 5,5 (9,1) 7 1,9 (1,8) 9 6,6 (9,1) 3 2,2 (2,5) p = 0,0002). Con respecto a la variable principal del estudio, la frecuencia de los síntomas del TDAH en cada paciente era elevada, con una mediana de 4 síntomas en la subescala de inatención y 3 síntomas en la subescala de hiperactividad/impulsividad. De forma que muchos participantes en el estudio tenían una puntuación de 2 o 3 («a menudo» o «muy a menudo») en las preguntas que describen los síntomas de inatención e hiperactividad/impulsividad. 9 8 0,322 0,014 0,238 0,270 0,300 0,949 0,346 La presencia de síntomas moderados de TDAH se asoció de forma significativa con el trastorno psiquiátrico principal. Como se muestra en la tabla 3, los síntomas moderados de TDAH aparecieron significativamente con más frecuencia en los trastornos por consumo de sustancias (40,3%), el trastorno límite de la personalidad (48,3%), los trastornos de conducta (41,7%) y el trastorno antisocial de la personalidad (57,1%) en comparación con los restantes subgrupos diagnósticos (p < 0,0001). Además, los pacientes con síntomas de TDAH presentaron una puntuación de severidad en la escala ICG-S más elevada que los que no los tenían (p = 0,007) (fig. 4). De hecho, el 36,5% de los pacientes con síntomas moderados de TDAH estaba en las categorías de la ICG-S de Numero de síntomas 7 6 5 Tabla 3 Distribución de los pacientes con una puntuación total ≥ 24 en la escala de valoración del TDAH y 6 o más síntomas de inatención o hiperactividad/impulsividad según el diagnóstico psiquiátrico principal 4 3 Diagnóstico principal (número total de pacientes) 2 1 0 TUS TA TEA BL TLP TC TAP Otros trastornos psiquiátricos Síntomas inatencion Síntomas hiperactividad/impulsivid ad Figura 3 Frecuencia de los síntomas del TDAH según el diagnóstico psiquiátrico principal. BL: bulimia; TA: trastornos de ansiedad; TAP: trastorno antisocial de la personalidad;; TC: trastornos de conducta; TDAH: trastorno por déficit de atención con hiperactividad; TEA: trastornos del estado de ánimo; TLP: trastorno límite de la personalidad; TUS: trastorno por uso de sustancias. Trastorno por consumo de sustancias (181) Trastorno de ansiedad (224) Trastorno del estado de ánimo (161) Trastorno límite de la personalidad (116) Trastorno de conducta (trastorno negativista desafiante, trastorno disocial) (60) Bulimia (trastorno de la conducta alimentaria) (33) Trastorno antisocial de la personalidad (14) Número con puntuación ≥ 24 (%) 73 (40,3) 53 (23,7) 35 (21,7) 56 (48,3) 25 (41,7) 10 (30,3) 8 (57,1) 110 R. Vidal et al 60 % Pacientes 50 40 30 20 10 0 Leve Moderado Marcado Grave Muy grave Puntuación escala ICG Síntomas TDAH No síntomas TDAH Figura 4 Porcentaje de pacientes en las diferentes categorías de la escala ICG-S según la presencia o ausencia de síntomas del TDAH. ICG-S: escala de impresión clínica global de severidad; TDAH: trastorno por déficit de atención con hiperactividad. marcadamente enfermo y gravemente enfermo en comparación con el 25% de los pacientes sin síntomas moderados de TDAH. Factores de riesgo estadísticamente significativos para la existencia de síntomas de TDAH fueron la presencia de trastornos por abuso de sustancias (odds ratio [OR] = 1,54; intervalo de confianza [IC] del 95% 1,09-2,17; p = 0,01) y del trastorno límite de la personalidad (OR = 2,17; IC del 95% 1,46-3,24; p = 0,0001). En cambio, la presencia de trastornos de ansiedad (OR = 0,54; IC del 95% 0,39-0,77; p = 0,0007) y de trastornos del estado de ánimo (OR = 0,50; IC del 95% 0,33-0,76; p = 0,0009) se asociaron de forma negativa con los síntomas del TDAH. Discusión Los resultados obtenidos en este estudio transversal de un grupo de gran tamaño de jóvenes de entre 15 y 24 años con un diagnóstico psiquiátrico primario, que presentaban una respuesta insuficiente a tratamientos farmacológico/psicológicos previos (ICG ≥ 4) y que eran atendidos en condiciones de práctica clínica habitual, muestran que un 6% de los casos presentaban síntomas de TDAH. Debemos señalar que los pacientes con un diagnóstico previo de TDAH y los que tenían una respuesta adecuada al tratamiento fueron excluidos del estudio. Veintisiete pacientes presentaban un diagnóstico de TDAH previo. Esto significa que un 3,23% de los pacientes evaluados presentaban un TDAH previamente diagnosticado, de modo que la prevalencia obtenida de síntomas de TDAH en pacientes con otros trastornos principales diagnosticados es conservadora. La mayoría de los pacientes (48%) presentaban un TDAH subtipo combinado. Los trastornos por uso de sustancias eran el diagnóstico psiquiátrico más frecuente (25%) seguidos por el trastorno límite de la personalidad (23%) y los trastornos de ansiedad (18,7%). Además, un hallazgo destacado del estudio fue que el 32,7% de los sujetos con diagnóstico de otros trastornos psiquiátricos presentaba una puntuación total en la escala de valoración del TDAH igual o mayor que el punto de corte de 24. La elevada frecuencia de síntomas del TDAH que se encontró en este estudio es un hallazgo importante dado que el TDAH comórbido puede afectar a la adherencia al tratamiento farmacológico de los otros trastornos psiquiátricos y desestabilizar el funcionamiento diario, lo que da lugar a una peor evolución por la presencia de síntomas refractarios. Por otro lado, la comorbilidad psiquiátrica influye en gran medida en la presentación, el diagnóstico y el pronóstico, complica el tratamiento y aumenta de forma significativa la morbilidad del TDAH23 . En el presente estudio, el subtipo combinado de TDAH fue el más frecuente. En otros estudios, el subtipo combinado presentaba más síntomas comórbidos que el subtipo inatento o el subtipo hiperactivo/impulsivo24 . Otro resultado a destacar fue la elevada frecuencia de síntomas de TDAH en jóvenes con uso de sustancias, trastornos de conducta y trastornos de la personalidad en comparación con los que tenían trastornos de ansiedad o del estado de ánimo. Se ha demostrado que los niños con TDAH y trastornos de conducta tienen un mayor riesgo de presentar trastorno antisocial de la personalidad y abuso de sustancias en la edad adulta25 . Por otro lado, los pacientes adultos con trastornos por uso de sustancias tienen mayor probabilidad de tener un diagnóstico previo o concurrente de TDAH11 . Muchos estudios clínicos y epidemiológicos han demostrado una elevada comorbilidad con el uso de sustancias y otros trastornos psiquiátricos, aunque la identificación de la comorbilidad psiquiátrica en las personas que abusan de sustancias es problemática, principalmente porque los efectos agudos o crónicos del abuso o la abstinencia de sustancias pueden ser similares a los síntomas de otros trastornos mentales26 . En una muestra de 162 pacientes adolescentes ingresados en programas residenciales para el tratamiento de las adicciones, se encontró el diagnóstico concurrente de TDAH en el 31%; además, un tercio de toda la población de pacientes adolescentes refirió abuso previo de psicoestimulantes8 . El curso de los trastornos por uso de sustancias con la presencia del TDAH comórbido también puede ser más severo, y a pesar de recibir más tratamiento para las adicciones, en estos pacientes, el mantenimiento de la abstinencia de drogas es menos probable27 . En nuestro estudio, los diagnósticos primarios de trastorno por uso de sustancias y trastorno límite de la personalidad fueron factores de riesgo significativos para la coexistencia de síntomas del TDAH. Con relación a la influencia de los síntomas del TDAH sobre el consumo de drogas, no se observaron diferencias entre consumidores de sustancias con o sin síntomas de TDAH excepto en lo que respecta al consumo de tabaco, ya que los pacientes con síntomas de TDAH coexistentes fumaban más. Por último, un porcentaje significativamente más elevado de pacientes con síntomas de TDAH coexistentes tenían antecedentes familiares de TDAH. Por lo tanto, en los jóvenes con trastornos psiquiátricos es importante investigar la presencia de TDAH en familiares de primer grado. Los resultados de la presente investigación deberán interpretarse teniendo en cuenta algunas limitaciones, como el hecho de que no se evaluasen diferentes características relacionadas con el diagnóstico psiquiátrico primario, como la TDAH en adolescentes y jóvenes con trastornos refractarios a tratamiento pauta de medicación o el cumplimiento del tratamiento. Hay que destacar que los pacientes fueron reclutados en centros públicos, de forma que estudios posteriores deberían incluir centros privados para poder observar posibles diferencias. Además, aunque no se utilizaron entrevistas estructuradas para el diagnóstico del TDAH, las características psicométricas de la escala de valoración del TDAH respaldan la fiabilidad de este instrumento para la evaluación y el diagnóstico del mencionado trastorno22 . No se incluyeron escalas para profesores o padres para la valoración de la sintomatología de TDAH. Existen entrevistas semiestructuradas como la K-SADS en niños o la CAADID en jóvenes adultos (unas herramientas diagnósticas validadas al castellano para evaluar el TDAH28 ) que pueden ser de gran utilidad en la evaluación de dichos pacientes. Conclusiones El TDAH no diagnosticado estaba presente en el 6% de los pacientes, observándose asimismo una elevada frecuencia de síntomas moderados del trastorno (32,7%) en la muestra, por lo que sería recomendable, para optimizar la atención del paciente, hacer un estudio minucioso del TDAH en los jóvenes que presentan trastornos por uso de sustancias y trastornos de conducta y de personalidad refractarios al tratamiento, debido a la elevada comorbilidad entre el TDAH y estos trastornos. Responsabilidades éticas Protección de personas y animales. Los autores declaran que para esta investigación no se han realizado experimentos en seres humanos ni en animales. Confidencialidad de los datos. Los autores declaran que han seguido los protocolos de su centro de trabajo sobre la publicación de datos de pacientes. Derecho a la privacidad y consentimiento informado. Los autores han obtenido el consentimiento informado de los pacientes y/o sujetos referidos en el artículo. Este documento obra en poder del autor de correspondencia. Conflicto de intereses El estudio estuvo financiado por el Departamento Médico, Janssen-Cilag, S.A. El Dr. Ramos-Quiroga ha realizado charlas y ha sido consultor de Eli-Lilly, Janssen-Cilag, Novartis, Lundbeck, Shire y Rubió. Ha recibido subvención de desplazamiento para participar en congresos de Janssen-Cilag, Shire y Eli-Lilly. La Unidad de TDAH dirigida por él ha recibido ayudas para la investigación y formación de Eli-Lilly, Janssen-Cilag, Shire, Rovi y Rubió en los últimos 3 años. El Dr. Casas ha recibido subvención de desplazamiento para participar en congresos de Eli Lilly and Company, Janssen-Cilag, Shire y Laboratorios Rubió. Ha recibido ayudas para investigación de Janssen Cilag, Shire, Laboratorios Rubió, y Eli Lilly and Company. Ha sido consultor y asesor de Janssen Cilag, Shire, Laboratorios Rubió, y Eli Lilly and Company. 111 Bibliografía 1. Polanczyk G, de Lima MS, Horta BL, Biederman J, Rohde LA. The worldwide prevalence of ADHD: A systematic review and metaregression analysis. Am J Psychiatry. 2007;164:9428. 2. Faraone SV, Biederman J, Mick E. The age-dependent decline of attention deficit hyperactivity disorder: A meta-analysis of follow-up studies. Psychol Med. 2006;36:159---65. 3. Breinbauer C, Maddaleno M. Youth. Choices and changes. Promoting healthy behaviours in adolescents. Washington DC: Pan American Health Organization; 2005. 4. Wolraich ML, Wibbelsman CJ, Brown TE, Evans SW, Gotlieb EM, Knight JR, et al. Attention-deficit/hyperactivity disorder among adolescents: A review of the diagnosis, treatment, and clinical implications. Pediatrics. 2005;115:1734---46. 5. 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Rev Psiquiatr Salud Ment (Barc.). 2014;7(3):113---120 www.elsevier.es/saludmental ORIGINAL Desarrollo de la versión española de la Escala Breve para la Evaluación de la Capacidad Funcional [Sp-UPSA-Brief] para pacientes con esquizofrenia y trastorno bipolar María Paz Garcia-Portilla a,b , Jesús Gomar b,c,d , María Teresa Bobes-Bascaran b , Isabel Menendez-Miranda a , Pilar Alejandra Saiz a,b , José Muñiz b,e , Celso Arango b,f , Thomas Patterson g , Philip Harvey h , Julio Bobes a,b,∗ y Terry Goldberg c a Departamento de Psiquiatría, Universidad de Oviedo, Oviedo, España Centro de Investigación Biomédica en Red de Salud Mental, CIBERSAM, España c Litwin Zucker Alzheimer’s Disease Center, Feinstein Institute for Medical Research/Hofstra North Shore LIJ Scholl of Medicine, Manhassett, Nueva York, Estados Unidos d FIDMAG, Hermanas Hospitalarias Sant Boi de Llobregat, España e Departamento de Psicología, Universidad de Oviedo, Oviedo, España f Departamento de Psiquiatría, Hospital General Universitario Gregorio Marañón, Madrid, España g Departamento de Psiquiatría, University of California, San Diego, La Jolla, California , Estados Unidos h Departamento de Psiquiatría, University of Miami Miller School of Medicine, Miami, Florida, Estados Unidos b Recibido el 15 de noviembre de 2013; aceptado el 26 de febrero de 2014 Disponible en Internet el 29 de junio de 2014 PALABRAS CLAVE Sp-UPSA-Brief; Capacidad funcional; Propiedades psicométricas; Esquizofrenia; Trastorno bipolar ∗ Resumen Introducción: En los pacientes con trastornos mentales graves, la medición de los desenlaces clínicos debería incluir como mínimo la evaluación de los síntomas, la cognición, la funcionalidad y la calidad de vida. Desde un punto de vista pragmático, los instrumentos abreviados y eficientes presentan mayor potencial en cuanto a utilidad y validez clínica. Nuestro objetivo fue desarrollar la versión española de la escala UPSA abreviada (SP-UPSA-Brief). Material y métodos: Estudio multicéntrico de diseño naturalista y con 6 meses de seguimiento. Se evaluaron 139 pacientes con esquizofrenia, 57 con trastorno bipolar y 31 controles mediante el empleo de la Sp-UPSA, la CGI-S, la GAF, y la PSP. Se realizó un modelo de regresión lineal multivariante para identificar las subescalas candidatas para la Sp-UPSA-Brief. Autor para correspondencia. Correo electrónico: bobes@uniovi.es (J. Bobes). http://dx.doi.org/10.1016/j.rpsm.2014.02.003 1888-9891/© 2013 SEP y SEPB. Publicado por Elsevier España, S.L. Todos los derechos reservados. 114 M.P. Garcia-Portilla et al Resultados: Según el modelo de regresión por pasos para los pacientes con esquizofrenia las subescalas de comunicación y de transporte de la Sp-UPSA fueron la primera y la segunda introducidas, con p < 0,0001 (R2 = 0,88, modelo df = 2, F = 395,05). En los pacientes con trastorno bipolar las subescalas de transporte y de comunicación de la Sp-UPSA se introdujeron en primer y segundo lugar, respectivamente, con p < 0,0001 (R2 = 0,87, modelo df = 2, F = 132,32). El alfa de Cronbach fue de 0,78 para la esquizofrenia y de 0,64 en pacientes bipolares. El test-retest fue de 0,66 y de 0,64 (p < 0,0001), respectivamente. Los coeficientes de correlación de Pearson entre la Sp-UPSA y la Sp-UPSA-Brief fueron de 0,93 para la esquizofrenia y de 0,92 para los pacientes bipolares (p < 0,0001). La Sp-UPSA-Brief discriminó entre los pacientes y los controles. En los pacientes con esquizofrenia también discriminó entre los grados de gravedad de la enfermedad de acuerdo con las puntuaciones CGI-S. Conclusiones: La escala Sp-UPSA-Brief es un instrumento alternativo, válido y fiable, para la evaluación de la capacidad funcional. Su formato abreviado lo convierte en un instrumento más útil a la hora de evaluar la capacidad funcional de los pacientes con trastornos mentales graves, sobre todo en la práctica clínica diaria. © 2013 SEP y SEPB. Publicado por Elsevier España, S.L. Todos los derechos reservados. KEYWORDS Sp-UPSA-Brief; Functional capacity; Psychometric properties; Schizophrenia; Bipolar disorder Development of the Spanish Brief-version of the University of California Performance Skills Assessment (Sp-UPSA-Brief) in patients with schizophrenia and bipolar disorder Abstract Introduction: In patients with severe mental disorders outcome measurement should include symptoms, cognition, functioning and quality of life at least. Shorter and efficient instruments have greater potential for pragmatic and valid clinical utility. Our aim was to develop the Spanish UPSA Brief scale (Sp-UPSA-Brief). Material and methods: Naturalistic, 6-month follow-up, multicentre study. 139 patients with schizophrenia, 57 with bipolar disorder and 31 controls were evaluated using the Sp-UPSA, CGIS, GAF, and PSP. We conducted a multivariate linear regression model to identify candidate subscales for the Sp-UPSA-Brief. Results: The stepwise regression model for patients with schizophrenia showed that communication and transportation Sp-UPSA subscales entered first and second at p < 0.0001 (R2 = 0.88, model df = 2, F = 395.05). In patients with bipolar disorder transportation and communication Sp-UPSA subscales entered first and second at p < 0.0001 (R2 = 0.87, model df = 2, F = 132.32). Cronbach’s alpha was 0.78 in schizophrenia and 0.64 in bipolar patients. Test-retest was 0.66 and 0.64 (p < 0.0001) respectively. Pearson correlation coefficients between Sp-UPSA and Sp-UPSABrief were 0.93 for schizophrenia and 0.92 for bipolar patients (p < 0.0001).The Sp-UPSA-Brief discriminated between patients and controls. In schizophrenia patients it also discriminated among different levels of illness severity according to CGI-S scores. Conclusion: The Sp-UPSA-Brief is an alternate instrument to evaluate functional capacity that is valid and reliable. Having a shorter instrument makes it more feasible to assess functional capacity in patients with severe mental disorders, especially in everyday clinical practice. © 2013 SEP y SEPB. Published by Elsevier España, S.L. All rights reserved. Introducción La esquizofrenia y el trastorno bipolar son trastornos mentales graves que conducen a deficiencias en el funcionamiento y la calidad en diversos ámbitos de la vida1---4 . Por lo tanto, a largo plazo, los principales objetivos terapéuticos en la esquizofrenia deberían abarcar más que la resolución de síntomas y englobar también la mejora del funcionamiento psicosocial y la calidad de vida de los pacientes5---9 , tal y como recoge la definición de «beneficio del tratamiento»10 de la Administración de Medicamentos y Alimentos Estadounidense, que hace referencia al efecto del tratamiento sobre la supervivencia, el estado emocional y el funcionamiento del paciente. Esto significa que la valoración de los resultados no debe limitarse a la evaluación de los síntomas, sino que debe englobar medidas procedentes de otros dominios tales como la cognición, el funcionamiento, y la calidad de vida. Dada la necesidad de evaluar múltiples constructos de modo sistemático, precisamos de nuevos instrumentos de evaluación que sean breves y tengan «sensibilidad diagnóstica» para reducir la carga de pacientes y médicos, lo que facilitaría su incorporación tanto a la investigación como a la práctica clínica diaria. La escala UPSA (University of California San Diego Performance-Based Skills Assessment) es un instrumento que mide la capacidad funcional y desempeña un papel fundamental como medida coprimaria en los estudios diseñados para mejorar la cognición en la esquizofrenia11 y por esta Desarrollo de la Sp-UPSA-Brief razón se ha incluido en la Batería Consensuada para Estudios Clínicos en Esquizofrenia (Consensus Battery for Clinical Trials in Schizophrenia) de la iniciativa NIMH-MATRICS12 . Los instrumentos que evalúan la capacidad funcional, a diferencia de los que evalúan el funcionamiento en el «mundo real» (p. ej. PSP, FAST, etc.), valoran la capacidad de las personas con esquizofrenia para realizar aquellas tareas necesarias para funcionar en la vida cotidiana, como por ejemplo, pagar facturas, programar citas médicas o cumplir con un horario de trabajo en condiciones óptimas13,14 . Por lo tanto, proporcionan una nueva e importante perspectiva acerca de los criterios de valoración funcional en la esquizofrenia y otras enfermedades mentales graves14 , a la hora de medir el funcionamiento en el «mundo real», ya que reducen la influencia de los factores ambientales y sociales, así como el sesgo del informante y las lagunas de conocimiento15 . Recientemente, se han desarrollado dos formas abreviadas de la UPSA mediante el uso de técnicas de análisis factorial16 y de regresión lineal múltiple17 para pacientes con enfermedad mental grave por una parte y para pacientes con deterioro cognitivo leve (DCL) y enfermedad de Alzheimer (EA), por la otra. Estas dos versiones demostraron ser medidas válidas, fiables y eficientes en el tiempo de la capacidad funcional de estos pacientes16,17 . Puesto que nuestro grupo recientemente adaptó culturalmente y validó la versión española de la escala UPSA (Sp-UPSA)18 , hemos diseñado un estudio encaminado a desarrollar y validar una versión abreviada de la misma, la escala Sp-UPSA-Brief. Material y métodos Diseño del estudio Se trata de un estudio de validación naturalista y con 6 meses de seguimiento llevado a cabo en 7 centros españoles. Fue aprobado por el comité ético de investigación clínica de uno de los centros, el Hospital Universitario Central de Asturias, y está en conformidad con la Declaración de Helsinki de 1975, revisada en 1983. Se obtuvo el consentimiento informado por escrito de todos los sujetos antes de la inscripción. Sujetos Los participantes incluían a 139 pacientes con esquizofrenia estable, 57 pacientes con trastorno bipolar estable y 31 controles sanos. Se definieron como «estables» aquellos pacientes que se encontraban clínicamente estables y no habían requerido modificaciones del tratamiento farmacológico durante los últimos 3 meses. Los criterios de inclusión de los pacientes fueron: 1) edad ≥ 18 años; 2) diagnóstico de trastorno esquizofrénico o bipolar según la CIE-10; 3) estar en tratamiento por su enfermedad; y 4) dar el consentimiento informado por escrito para participar en el estudio. Los criterios de inclusión de los controles fueron: 1) edad ≥ 18 años; 2) no padecer trastorno físico o mental pertinente; 3) puntuación IGC-G = 1; y 4) dar el consentimiento informado por escrito para 115 participar en el estudio. En los controles, la ausencia de enfermedad física o mental relevante fue determinada por los clínicos mediante la valoración de la respuesta de los propios candidatos a la pregunta de si presentaban alguna enfermedad física o mental. Los clínicos determinaron si las enfermedades notificadas eran relevantes o no. Por otra parte, en el caso de las enfermedades mentales, tras la entrevista con el sujeto el clínico cumplimentaba la ICGG y el sujeto solo era incluido si la puntuación era de 1. Dado el diseño naturalista del estudio, se establecieron unos criterios de exclusión mínimos: pacientes con trastorno del desarrollo intelectual, daño cerebral adquirido, o negativa a participar en el estudio. Medidas clínicas Se realizó una recopilación de datos clínicos y demográficos, y se administraron los instrumentos de evaluación al inicio del estudio y a los 6 meses de seguimiento. El mismo clínico realizó las dos evaluaciones en cada paciente. El estado de gravedad de la enfermedad se evaluó mediante la ICGG19 . La capacidad funcional se evaluó mediante la versión española de la escala UPSA, la Sp-UPSA18 , y el funcionamiento en el «mundo real» mediante la escala de Evaluación Global del Funcionamiento (GAF)20 y la versión española de la Escala de Funcionamiento Personal y Social (PSP)21 . La información se recopiló de los propios pacientes y cuando fue posible, del cuidador principal. Análisis estadístico Los análisis estadísticos se realizaron con el programa de software SPSS 17.0. El nivel de significación bilateral se fijó en p < 0,05. Se utilizaron las pruebas Chi-cuadrado y ANOVA (Duncan post hoc) para determinar las diferencias estadísticamente significativas según la situación demográfica y clínica. Se realizó un modelo de regresión lineal multivariante para identificar las subescalas que podrían ser candidatas a introducirse en la Sp-UPSA-Brief. En concreto, se realizó un análisis de regresión por pasos con las siguientes variables independientes: edad, nivel de estudios, y los cuatro dominios de la Sp-UPSA, es decir, finanzas, comunicación, planificación de actividades recreativas y transporte. La puntuación total de Sp-UPSA se estableció como variable dependiente. Se forzó la entrada de la edad y del nivel de estudios en el modelo de regresión porque se observó que estaban relacionados con los parámetros funcionales medidos17 . El análisis de los controles sanos y de los pacientes con esquizofrenia y trastorno bipolar se realizó por separado. Se evaluaron las siguientes características de distribución de las puntuaciones Sp-UPSA-Brief: 1) media y desviación estándar, 2) asimetría y curtosis para medir la forma de las distribuciones (unos valores de asimetría y curtosis + /---1 se consideraron buenos), 3) el coeficiente de variación (desviación estándar/media), y 4) efectos techo y suelo en el grupo de control y en los grupos de pacientes, respectivamente (número de controles con puntuaciones superiores al 95% y número de pacientes con puntuaciones inferiores al 5%). 116 M.P. Garcia-Portilla et al Tabla 1 Modelo de regresión lineal (método por pasos) para toda la muestra y para los pacientes con esquizofrenia y trastorno bipolar por separado (con la edad y los niveles de educación forzados a entrar en el modelo) R2 gl: Controles sanos (n= 31)* Modelo 0,81 2 Constante ----Transporte UPSA ----Finanzas UPSA ----Pacientes con esquizofrenia (n= 139)* Modelo 0,88 2 Constante ----Comunicación UPSA ----UPSA transporte ----Pacientes con trastorno bipolar (n= 57) Modelo 0,87 2 Constante ----Transporte UPSA ----UPSA transporte ----- F p B: IC 95% t p 60,25 ------- < 0,0001 ------- --32,63 1,36 1,20 --21,02---44,25 1,01---1,72 0,69---1,70 --5,75 7,89 4,86 --< 0,0001 < 0,0001 0,001 395,05 ------- < 0,0001 ------- --19,30 1,78 1,41 --15,56---23,05 1,49---2,06 1,16---1,66 --10,21 12,34 11,24 --< 0,0001 < 0,0001 < 0,0001 132,32 ------- < 0,0001 --- 28,77 1,38 1,28 --22,48---35,06 1,02---1,74 0,94---1,62 --9,25 7,85 7,52 --< 0,0001 < 0,0001 < 0,0001 gl: grados de libertad; IC: intervalo de confianza. * En los controles sanos no se introdujeron la edad ni los años de educación en el modelo, ya que había 9 valores perdidos para los años de educación. Además, se determinó la consistencia interna de la SpUPSA-Brief total mediante el coeficiente alfa de Cronbach. La fiabilidad test-retest se estableció mediante el coeficiente de correlación de Pearson entre las puntuaciones totales de la Sp-UPSA-Brief al inicio del estudio y a los 6 meses de seguimiento (49 pacientes con esquizofrenia y 25 pacientes bipolares, respectivamente). Como medida del efecto de la práctica15 , se utilizó el coeficiente d de Cohen para calcular los tamaños del efecto en los cambios del funcionamiento observados a los 6 meses. La validez de constructo se calculó mediante el coeficiente de correlación de Pearson entre la escala Sp-UPSA y la Sp-UPSA-Brief. También se determinaron los coeficientes de correlación de Pearson entre la puntuación total de la Sp-UPSA-Brief y las puntuaciones totales de la PSP y GAF, bajo la hipótesis de que se obtendrían coeficientes r moderados, ya que se trata de constructos relacionados pero diferentes. Para determinar la validez discriminante, se clasificaron los pacientes con esquizofrenia en cuatro grupos en función del grado de la enfermedad según las puntuaciones en la ICG-G: muy leve (ICG-G = 1-2), leve (ICG-G = 3), moderada (ICG-G = 4) y grave (ICG-G = 5-7). Los pacientes con trastorno bipolar se clasificaron en tres grupos también en función de sus puntuaciones en la ICG-G respecto al grado de la enfermedad: muy leve (ICG-G = 12), leve (ICG-G = 3) y moderada-grave (ICG-G = 4-5). Se aplicó una prueba ANOVA (con comparaciones post hoc de Duncan) para identificar diferencias estadísticamente significativas en las puntuaciones de la escala Sp-UPSA-Brief de acuerdo con el estado clínico del sujeto (esquizofrenia, trastorno bipolar o control sano) y el grupo de gravedad al que pertenecía. Se analizó la precisión diagnóstica de la Sp-UPSA-Brief para discriminar entre el grupo de pacientes y los controles mediante un análisis de la curva de características operativas del receptor (ROC). Resultados Características demográficas de la muestra Una descripción más detallada de las características de la muestra se puede obtener de previas publicaciones18 . En rasgos generales, los pacientes con trastorno bipolar tenían más edad que los pacientes esquizofrénicos y que los controles sanos (46,8 frente a 39,9 y 39,2, respectivamente, F = 9,485, p < 0,0001), y una menor proporción de ellos eran varones (56,1% frente a 73,4% y 65,6%, respectivamente, Chi-cuadrado = 10,065, p = 0,007). Los años de educación de los controles sanos era superior que el de los pacientes con esquizofrenia y trastorno bipolar (15,9 frente a 11,2 y 11,5, respectivamente, F = 11.590, p < 0,0001). Sp-UPSA-Brief El modelo de regresión lineal por pasos para los pacientes con esquizofrenia mostró que los dominios de comunicación y transporte de la Sp-UPSA fueron el primero y segundo en entrar respectivamente con p < 0,0001 y representaron casi el 90% de la varianza (R2 = 0,88, modelo gl = 2, F = 395,05, p < 0,0001) (tabla 1). Cuando la edad y los años de educación no se forzaron en el modelo de regresión, los resultados fueron muy similares (R2 = 0,87, modelo gl = 2, F = 451,78, p < 0,0001). En los pacientes con trastorno bipolar, los dominios de transporte y comunicación de la Sp-UPSA entraron en primer y segundo lugar con p < 0,0001, y representaron casi el 90% de la varianza (tabla 1). Una vez más, los resultados fueron similares cuando la edad y los años de educación no se forzaron en el modelo. Por último, se decidió no incluir la edad ni los años de educación en el modelo para los controles sanos, ya que faltaban 9 valores para los años de educación. El modelo Desarrollo de la Sp-UPSA-Brief 117 Tabla 2 Características de distribución de las puntuaciones de la Sp-UPSA-Brief para controles sanos y pacientes con esquizofrenia o trastorno bipolar por separado Coeficiente de variación (%) Asimetría Curtosis Efecto techo Efecto suelo** (4,12) (5,87) (8,13) 9,50 13,00 9,10 ---0,67 ---1,00 ---0,49 0,37 ---0,20 ---0,69 ----11 (36,5) ------- (11,27) (12,86) (21,89) 36,79 38,13 34,01 ---0,72 ---1,07 ---0,93 0,23 0,80 0,62 ------- ----3 (2,2) (10,61) (10,89) (18,41) 28,46 32,10 25,86 ---0,69 ---0,71 ---0,65 0,20 0,62 0,41 ------- ----0 (0,0) Media (DE) Controles sanos (n= 31)* Comunicación UPSA-Brief1,a 44,22 Transporte UPSA-Brief2,b 45,16 Total UPSA-Brief3,b 89,38 Pacientes con esquizofrenia (n= 139)* Comunicación UPSA-Brief1,a 30,63 Transporte UPSA-Brief2,b 33,73 Total UPSA-Brief3,b 64,37 Pacientes con trastorno bipolar (n= 57) Comunicación UPSA-Brief1,a 37,28 Transporte UPSA-Brief2,b 33,92 Total UPSA-Brief3,b 71,20 1: ANOVA valor F = 24,938, p < 0,0001; 2. ANOVA valor F = 12,723, p < 0,0001; 3. ANOVA valor F = 20,670, p < 0,0001. a La prueba de Duncan mostró que en el dominio comunicación los 3 grupos eran diferentes entre ellos (la diferencia media fue significativa al nivel 0,05). b La prueba de Duncan mostró que en el ámbito transporte y en la puntuación total de UPSA-Brief los pacientes con esquizofrenia y trastorno bipolar no eran estadísticamente diferentes entre sí pero sí lo eran de los controles sanos (la diferencia media fue significativa al nivel 0,05). * Número (%) de controles con puntuaciones superiores al 95%. ** Número (%) de pacientes con puntuaciones inferiores al 5%. de regresión lineal mostró que el transporte (B = 1,36) y la comunicación (B = 1,20) entraban en primer y segundo lugar con p < 0,0001, y representaron el 81% de la varianza (modelo gl = 2, F = 60,25, p < 0,0001) (tabla 1). En consecuencia, el Sp-UPSA-Brief derivado del modelo de regresión detallado anteriormente (tabla 1), incluía los dominios de comunicación y transporte. Propiedades psicométricas de la Sp-UPSA-Brief Características de la distribución de las puntuaciones de la Sp-UPSA-Brief La tabla 2 ilustra las características de distribución de las puntuaciones totales y de dominio de la Sp-UPSA-Brief en términos de media y desviación estándar, coeficiente de variación, asimetría, curtosis y el efecto techo y suelo. La puntuación media total de la Sp-UPSA-Brief para todos los sujetos fue de 69,5 (DE = 21,4). Los pacientes con esquizofrenia o trastorno bipolar puntuaron significativamente más bajo en comparación con los controles sanos (64,4 y 71,2 frente a 89,4, F = 20.670, p < 0,0001). Sin embargo, aunque el grupo de trastorno bipolar mostró mejor funcionamiento que el grupo de esquizofrenia, la diferencia no alcanzó significación estadística. La puntuación total de la Sp-UPSA-Brief exhibió distribuciones simétricas y mesocúrticas tanto en los controles sanos como en los pacientes con esquizofrenia o trastorno bipolar. Si bien se observó un moderado efecto techo en los controles (11 sujetos obtuvieron > 95%), el efecto suelo fue mínimo o nulo en los pacientes con esquizofrenia o con trastornos bipolares (3 y 0 pacientes obtuvieron < 5%, respectivamente). Fiabilidad La escala Sp-UPSA-Brief mostró una buena consistencia interna para pacientes con esquizofrenia (alfa de Cronbach = 0,78). En los pacientes con trastorno bipolar y en los controles, la consistencia interna resultó moderada (alfa de Cronbach = 0,64 y 0,44, respectivamente). La fiabilidad test-retest, expresada en coeficientes de correlación de Pearson, resultó adecuada con valores de 0,66 (p < 0,0001) y 0,64 (p = 0,001) para los pacientes con esquizofrenia y trastorno bipolar, respectivamente. Tanto en el grupo de pacientes con esquizofrenia como en el de trastorno bipolar el coeficiente de correlación más elevado se obtuvo para el dominio comunicación (0,66 y 0,72, respectivamente). Los efectos de la práctica en la Sp-UPSA-Brief fueron pequeños en pacientes con esquizofrenia, si bien en los pacientes bipolares se consideraron medios (d de Cohen = 0,15 y 0,26 respectivamente). Validez de constructo Los coeficientes de correlación de Pearson entre las puntuaciones totales de la Sp-UPSA y la Sp-UPSA-Brief fueron de 0,93 (p < 0,0001) en los pacientes con esquizofrenia, 0,92 en los pacientes con bipolar (p < 0,0001) y 0,90 (p < 0,0001) en los controles sanos. Los coeficientes de correlación entre la puntuación total de la Sp-UPSA-Brief y la puntuación total de la PSP fueron de 0,37 (p < 0,0001) en los pacientes con esquizofrenia, 0,29 (p = 0,02) en los pacientes con trastorno bipolar y 0,33 (p = 0,072) en los controles sanos. En el caso de la GAF, los coeficientes de Pearson fueron 0,41 (p < 0,0001), 0,38 (p = 0,003), y 0,33 (p 0,072), respectivamente. 118 M.P. Garcia-Portilla et al Pacientes con trastorno bipolar 1,0 1,0 0,8 0,8 Sensibilidad Sensibilidad Pacientes con esquizofrenia 0,6 0,4 0,4 0,2 0,2 0,0 0,0 0,2 0,4 0,6 0,8 1,0 1. Especificidad Figura 1 0,6 0,0 0,0 0,2 0,4 0,6 1. Especificidad 0,8 1,0 Curvas ROC de la puntuación Sp-UPSA-Brief total para los pacientes con esquizofrenia y trastorno bipolar. Validez discriminante Como se detalla anteriormente, (véase Características de la distribución de las puntuaciones de la Sp-UPSA-Brief y la tabla 2), la puntuación total de la escala Sp-UPSA-Brief discriminó entre pacientes (esquizofrenia o trastorno bipolar) y controles, pero no entre paciente con esquizofrenia o con trastorno bipolar. El mismo resultado se obtuvo para el dominio transporte. Sin embargo, el dominio comunicación de la Sp-UPSA-Brief pudo diferenciar entre los 3 grupos (F = 24.938, p < 0,0001). La puntuación total de la Sp-UPSA-Brief también fue capaz de discriminar entre los diferentes niveles de gravedad de la enfermedad de acuerdo con las puntuaciones ICG-G en los pacientes con esquizofrenia (F = 7,663, p < 0,0001), pero no en los pacientes bipolares (F = 0,213, p = 0,809). En los pacientes con esquizofrenia, aquellos con un grado muy leve o leve (puntuaciones medias totales de 76,2 y 70,1 respectivamente) obtuvieron puntuaciones más altas que los pacientes con grado moderado o grave (56,2 y 57,1). En los sujetos con esquizofrenia, el área bajo la curva ROC fue de 0,88 (IC 95% = 0,83 a 0,93), lo que indica una buena precisión de la prueba. Un valor del punto de corte de 85 indica una buena sensibilidad (83,5%) y una especificidad moderada (74,2%) (véase la figura 1). Los valores predictivos fueron: 93,5% positivos y 50,0% negativos. En los sujetos con trastorno bipolar, los resultados fueron similares. El área bajo la curva ROC fue de 0,82 (IC del 95% = entre 0,73 y 0,90). Un punto de corte de 90 indica una buena sensibilidad (80,7%) y especificidad moderada (61,3%) (fig. 1). Los valores predictivos fueron: 73,1% positivos y 61,9% negativos. Discusión El estudio actual desarrolló y validó una versión abreviada de la escala UPSA en español (Sp-UPSA-Brief) con una muestra de pacientes españoles que presentaban esquizofrenia y trastorno bipolar y estaban bajo un tratamiento de mantenimiento estándar. Los resultados indican que la versión abreviada, al igual que la escala original, posee propiedades psicométricas adecuadas y está altamente correlacionada con la escala Sp-UPSA completa. El desarrollo de una versión breve de la escala SpUPSA permitirá a médicos e investigadores evaluar otras áreas de interés, ya que reduce el tiempo empleado en la administración de la Sp-UPSA, lo que aliviará la carga del paciente asociada con la evaluación16 . Además, es importante señalar que la duración de la administración de la escala Sp-UPSA-Brief se reduce en 15-20 minutos respecto a la administración de la versión completa. Este hecho constituye una ventaja evidente en la evaluación de poblaciones psiquiátricas que con frecuencia sufren de fatiga, falta de motivación, y dificultad para mantener la atención. Al igual que la versión abreviada de la UPSA16,17 en inglés, la Sp-UPSA-Brief incluye el dominio comunicación, pero incluye el domino transporte en vez del dominio finanzas16 , en pacientes con esquizofrenia, o el dominio de planificación recreativa17 , en pacientes con DCL o EA. Esto puede deberse a diversas causas; en primer lugar, es posible que las diferencias culturales entre España y América del Norte a la hora de utilizar el transporte hayan contribuido a que resultase más difícil aplicar a España las tareas incluidas en el dominio transporte. El uso de transporte público está más extendido en las ciudades de EE. UU. y Canadá que en las españolas donde, salvo en unas pocas grandes ciudades, los desplazamientos se pueden hacer a pie. Por lo tanto, es posible que los pacientes psiquiátricos no estén muy familiarizados con el uso de planos de transporte público a la hora de planificar un desplazamiento. En consecuencia, la posibilidad de practicar diariamente y en la vida real las destrezas relacionadas con el uso del transporte público no es tan común en España, si se compara con Estados Unidos. En segundo lugar, en el caso de la versión abreviada de Gomar et al.17 , esta diferencia podría también deberse a la presencia de pautas distintas respecto a la capacidad funcional que existe entre los distintos trastornos; es decir, entre la deficiencia cognitiva leve y la EA por un lado y la esquizofrenia y el trastorno bipolar por otro. No obstante, este punto merece una mayor Desarrollo de la Sp-UPSA-Brief investigación. El impacto funcional que tiene la aparición de trastornos amnésicos y la demencia difiere de lo que ocurre en trastornos psiquiátricos tales como la esquizofrenia y el trastorno bipolar. Si bien las deficiencias de funcionamiento son muy sutiles en la DCL y en las primeras etapas de la EA, en la esquizofrenia pueden ser profundas, incluso durante las primeras manifestaciones de síntomas psicóticos (aunque se podría argumentar que no son tan evidentes en el trastorno bipolar). Por otra parte, las personas que sufren DCL o EA podrían haber practicado y realizado en la vida real y durante toda su vida adulta los procesos implicados en el dominio transporte de la UPSA. Sin embargo, puesto que la enfermedad en las personas con esquizofrenia se inicia típicamente en la primera etapa de la edad adulta, el efecto sobre la capacidad de funcionar de forma independiente es más devastador e influye de forma drástica sobre la práctica de este tipo de actividades en la vida real y durante la edad adulta, lo que puede afectar la adquisición correcta de estas destrezas. La correlación entre la Sp-UPSA-Brief y la Sp-UPSA completa fue alta en ambas muestras, la original y la nueva muestra creada de forma aleatoria, lo que nos permitió verificar la equivalencia entre las dos versiones de la escala en español. En los pacientes con esquizofrenia, los coeficientes de correlación de Pearson fueron 0,93 y 0,95, respectivamente; mientras que en los pacientes con trastorno bipolar fueron de 0,92 en ambas muestras. Estos resultados confirman los publicados en estudios previos, en los que se observaron elevados coeficientes de correlación en pacientes con esquizofrenia y trastornos esquizoafectivos16 y en los pacientes con deterioro cognitivo leve y EA17 . También observamos que la versión Sp-UPSA-Brief tiene unas propiedades psicométricas tan aceptables como la versión completa UPSA en español. La escala Sp-UPSA-Brief mostró buenos niveles de consistencia interna con alfas de Cronbach similares a las observadas con la Sp-UPSA18 . Nuestros resultados respaldan la validez de constructo de la Sp-UPSA-Brief, indicada por la elevada correlación con el Sp-UPSA total y las bajas correlaciones con la PSP y GAF, lo que confirma la diferencia entre capacidad funcional y funcionamiento en el «mundo real», que ya se observó en la Sp-UPSA completa. Los resultados acerca de la validez discriminante de las comparaciones de subgrupos de acuerdo con los grados de gravedad mostraron que la Sp-UPSA-Brief podía distinguir entre los pacientes con enfermedades mentales graves y los controles sanos. Por otra parte, en el caso de los pacientes con esquizofrenia, la versión breve pudo distinguir entre los pacientes con un trastorno muy leve o leve y los pacientes con una afectación moderada o grave, al igual que sucedió con la versión completa de la escala. Las limitaciones del estudio se describen y examinan en profundidad en García-Portilla et al.18 , y abarcan la falta de formación específica para la administración de la escala SpUPSA de los médicos, y el tamaño reducido de la muestra de los pacientes con trastorno bipolar. Otra limitación estriba en la imposibilidad de conocer la fiabilidad interevaluadores debido al diseño del estudio. Por lo tanto, el presente estudio concluye que la Sp-UPSABrief es un instrumento alternativo que ha demostrado ser válido y fiable para la evaluación de la capacidad funcional. Su formato breve lo convierte en un instrumento más útil a la hora de evaluar la capacidad funcional de los pacientes 119 con trastornos mentales graves, sobre todo en la práctica clínica diaria. Responsabilidades éticas Protección de personas y animales. Los autores declaran que para esta investigación no se han realizado experimentos en seres humanos ni en animales. Confidencialidad de los datos. Los autores declaran que han seguido los protocolos de su centro de trabajo sobre la publicación de datos de pacientes. Derecho a la privacidad y consentimiento informado. Los autores han obtenido el consentimiento informado de los pacientes y/o sujetos referidos en el artículo. Este documento obra en poder del autor de correspondencia Conflicto de intereses Los autores declaran no tener ningún conflicto de intereses. Agradecimientos Esta investigación estuvo financiada, en parte, por BICIBERSAM 677 por el Centro de Investigación Biomédica en Red de Salud Mental CIBERSAM para el Dr. Bobes. Bibliografía 1. Bobes J, Garcia-Portilla MP, Bascaran MT, Saiz PA, Bousono M. Quality of life in schizophrenic patients. Dialogues Clin Neurosci. 2007;9:215---26. 2. Sanchez-Moreno J, Martinez-Aran A, Tabares-Seisdedos R, Torrent C, Vieta E, Ayuso-Mateos JL. Functioning and disability in bipolar disorder: an extensive review. Psychother Psychosom. 2009;78:285---97. 3. Bonnin CM, Sanchez-Moreno J, Martinez-Aran A, Solé B, Reinares M, Rosa AR, et al. Subthreshold symptoms in bipolar disorder: impact on neurocognition, quality of life and disability. J Affect Disord. 2012;136:650---9. 4. Harvey PD, Raykov T, Twamley EW, Vella L, Heaton RK, Patterson TL. Validating the measurement of real-world functional outcomes: phase I results of the VALERO study. Am J Psychiatry. 2011;168:1195---201. 5. Burns T. Evolution of outcome measures in schizophrenia. Br J Psychiatry I Suppl. 2007;50:s1---6. 6. Ciudad A, Bobes J, Alvarez E, San L, Novick D, Gilaberte I. Clinical meaningful outcomes in schizophrenia: remission and recovery. Rev Psiquiatr Salud Ment. 2011;4:53---65. 7. Harvey PD, Strassnig M. Predicting the severity of everyday functional disability in people with schizophrenia: cognitive deficits, functional capacity, symptoms, and health status. World Psychiatry. 2012;11:73---9. 8. Nasrallah HA, Lasser R. 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Validation of the Spanish, from Spain, Personal and Social Performance scale (PSP) in outpatients with stable and unstable schizophrenia. Rev Psiquiatr Salud Ment. 2011;4:9---18. Rev Psiquiatr Salud Ment (Barc.). 2014;7(3):121---130 www.elsevier.es/saludmental ORIGINAL Prevalencia de síntomas emocionales y comportamentales en adolescentes españoles Javier Ortuño-Sierra a,∗ , Eduardo Fonseca-Pedrero a,b , Mercedes Paíno b,c y Rebeca Aritio-Solana a a Departamento de Ciencias de la Educación, Universidad de La Rioja, Logroño, España Centro de Investigación Biomédica en Red de Salud Mental (CIBERSAM), España c Departamento de Psicología, Universidad de Oviedo, Oviedo, España b Recibido el 2 de abril de 2013; aceptado el 23 de diciembre de 2013 Disponible en Internet el 14 de febrero de 2014 PALABRAS CLAVE Strengths and Difficulties Questionnaire; Adolescentes; Prevalencia; Emocional; Comportamental KEYWORDS Strengths and Difficulties Questionnaire; ∗ Resumen Introducción: El propósito principal del estudio fue examinar la prevalencia de los síntomas emocionales y comportamentales así como las capacidades de tipo prosocial, medidos con el Strengths and Difficulties Questionnaire, en adolescentes no clínicos. Método: La muestra final estuvo compuesta por un total de 508 participantes españoles, 208 hombres (40,9%). La edad de los participantes osciló entre 11 y 18 años (M = 13,91 años; DT = 1,71). Resultados: Un importante número de adolescentes informaron de sintomatología afectiva y comportamental. Las puntuaciones medias de las subescalas del Strengths and Difficulties Questionnaire variaron de forma estadísticamente significativa en función del género y la edad de los adolescentes. Conclusiones: La prevalencia de dificultades de tipo psicológico entre adolescentes fue similar a la informada en estudios previos, tanto en el panorama nacional como internacional. A la vista de los resultados, existe una necesidad de desarrollar programas de detección temprana de este tipo de síntomas emocionales y comportamentales en los centros escolares y/o asistenciales en población infanto-juvenil. © 2013 SEP y SEPB. Publicado por Elsevier España, S.L. Todos los derechos reservados. Prevalence of emotional and behavioral symptomatology in Spanish adolescents Abstract Introduction: The main purpose of this study was to examine the prevalence of symptoms of an emotional and behavioral nature, as well as prosocial type capabilities, measured using the Strengths and Difficulties Questionnaire, in non-clinical adolescents. Autor para correspondencia. Correo electrónico: javier.ortuno@unirioja.es (J. Ortuño-Sierra). 1888-9891/$ – see front matter © 2013 SEP y SEPB. Publicado por Elsevier España, S.L. Todos los derechos reservados. http://dx.doi.org/10.1016/j.rpsm.2013.12.003 122 Adolescents; Prevalence; Emotional; Behavioral J. Ortuño-Sierra et al Method: The final sample was composed of a total of 508 students, 208 male (40.9%). The age of participants ranged from 11 to 18 years (M = 13.91 years; SD = 1.71). Results: The results show that a significant number of adolescents self-reported emotional and behavioral problems. The mean scores of the Strengths and Difficulties Questionnaire subscales varied according the gender and age of the adolescents. Conclusions: In the present study, the prevalence of psychological difficulties among adolescents was similar to that reported in other national and international studies. In view of these results, there is a need to develop programs for the early detection of these types of problems in schools in children and adolescents ages. © 2013 SEP y SEPB. Published by Elsevier España, S.L. All rights reserved. Introducción Los problemas de salud mental en niños y adolescentes tienen un importante impacto no solo en el propio individuo sino en la familia, en el entorno escolar y en la comunidad1 . En las 2 últimas décadas ha aumentado el interés en la identificación de niños y adolescentes en riesgo de padecer algún tipo de trastorno emocional y/o conductual2 . A pesar de los esfuerzos destinados a esta detección precoz, diferentes investigaciones sugieren que solo una minoría de la población infantojuvenil con necesidades de intervención en el área de salud mental entra en contacto directo con servicios especializados3,4 . En este sentido, las estrategias para la prevención primaria (prevención de la aparición de sintomatología) así como para la prevención secundaria (identificación y tratamiento de individuos asintomáticos que han desarrollado factores de riesgo o rasgos subclínicos, pero cuya condición clínica no se ha manifestado) aún no están bien desarrolladas en la población infanto-juvenil5 . Según la encuesta nacional de salud mental realizada en España6 , el 22,1% de los niños y adolescentes españoles de entre 4 y 15 años presenta riesgo de sufrir un trastorno mental o del comportamiento (p. ej., problemas de conducta). Estudios epidemiológicos infantojuveniles realizados también en nuestro territorio arrojan tasas de prevalencia similares para los diferentes problemas emocionales y comportamentales7---10 , siendo semejantes a las encontradas en población general11,12 . Estos resultados son también convergentes con los encontrados en estudios epidemiológicos llevados a cabo en otros países. Las tasas de prevalencia internacionales para los trastornos mentales en niños y adolescentes, clasificados según los criterios diagnósticos DSM-IV y/o CIE-10, se sitúan entre el 5 y el 20% de la población13---17 , siendo la tasa media del orden del 15%18,19 . Como se puede observar, un porcentaje elevado de niños y adolescentes presenta o presentará a lo largo de su vida un trastorno mental, ocasionando un claro impacto, no solo en las esferas personal, académica, familiar y social, sino también a nivel económico y sanitario14,15,20 . Además, muchos de los trastornos mentales parecen tener su comienzo en la niñez y/o adolescencia. Aproximadamente un 50% comienzan antes de los 15 años y, en muchos casos, dicha sintomatología se mantiene estable hasta la edad adulta13,21---23 . Más aún, se debe tener en cuenta que la presencia de sintomatología afectiva y comportamental a nivel subclínico incrementa el riesgo posterior de desarrollar un trastorno mental de tipo severo24---27 . A partir de estos datos de prevalencia, y teniendo presentes los costes económicos y sociales que generan los problemas de salud mental en este sector de la población14,15 , no cabe duda de que es de suma importancia llevar a cabo una evaluación y detección fiable y válida de los síntomas emocionales y comportamentales en población infanto-juvenil. Una evaluación precisa permite una mejor comprensión de las tasas de prevalencia de salud mental y posibilita una mejor gestión de recursos económicos y/o asistenciales. El Strengths and Difficulties Questionnaire (SDQ)28 (Cuestionario de Capacidades y Dificultades), en su versión autoinforme, es un instrumento de medida utilizado para el cribado de síntomas conductuales y emocionales, así como para la valoración de capacidades de tipo prosocial. La utilización del SDQ permite obtener información fiable y válida sobre la expresión de los síntomas emocionales y comportamentales, siendo a su vez un cuestionario breve, sencillo y de fácil administración para su uso en población infantojuvenil29,30 . La sintomatología emocional y comportamental evaluada mediante el SDQ parece variar en función del género y la edad de los adolescentes. Datos similares se encuentran en estudios epidemiológicos con otros instrumentos de medida13,33 . En relación con el género, las mujeres obtienen mayores puntuaciones medias que los varones en síntomas emocionales y conducta prosocial; en cambio, los varones obtienen mayores puntuaciones medias que las mujeres en problemas de conducta, hiperactividad o problemas de relación34---44 . Con respecto a la edad, los resultados aún no son concluyentes. Algunos estudios encuentran una mayor sintomatología emocional y comportamental a medida que aumenta la edad35,36,38,42 , mientras que otros evidencian una tendencia inversa40,45 , o no hallan ningún tipo de asociación46 . Hasta el momento, en España, se han llevado a cabo pocos estudios empíricos que informen sobre la prevalencia de síntomas de tipo emocional y comportamental medidos con el SDQ. Dentro de este contexto de investigación, el principal objetivo del presente trabajo fue examinar las tasas de prevalencia de sintomatología emocional y comportamental, a través del SDQ28 , en una muestra de adolescentes de la población general española. Asimismo, se analizó la expresión de los síntomas afectivos y del comportamiento y las capacidades prosociales en función del género y la edad. El estudio de las tasas de prevalencia de síntomas emocional y comportamentales nos permite una mejor comprensión de la psicopatología infantojuvenil y posibilita la mejora de los sistemas de salud pública a nivel de detección e intervención precoz, así como de tratamiento y gestión de Prevalencia de síntomas emocionales y comportamentales en adolescentes españoles recursos. De acuerdo con investigaciones previas, nos guía la hipótesis de que el porcentaje de adolescentes que autoinformará de síntomas emocionales y comportamentales será elevado. Asimismo, se hipotetiza que la sintomatología comportamental y afectiva variará en función del género y la edad de los participantes. Método Participantes La selección de la muestra de los participantes se realizó de forma incidental. Debido al tipo muestreo, y para garantizar en la medida de lo posible la representatividad de la muestra, se seleccionaron 8 centros escolares públicos y concertados de Educación Secundaria Obligatoria de las comunidades autónomas del Principado de Asturias y La Rioja. Todos los centros y aulas seleccionadas participaron en el estudio. Los centros escolares pertenecían a diferentes estratos socioeconómicos (preferentemente nivel medio) y áreas geográficas (rural y urbana). La muestra final de conveniencia estaba formada por 508 estudiantes, 208 hombres (40,9%). La edad de los participantes oscilo entré 11 y 18 años (M = 13,91; DT = 1,71). La distribución final de la muestra fue la siguiente: 11 años (n = 31; 6,1%), 12 años (n = 95; 18,7%), 13 años (n = 93; 18,3%), 14 años (n = 94; 18,5%), 15 años (n = 106; 20,9%), 16 años (n = 55; 10,8%), 17 años (n = 20; 3%) y 18 años (n = 14; 2,8%). Instrumentos Se usó el SDQ versión autoinformada28 . El SDQ se compone de 25 ítems que se agrupan en 5 subescalas o dimensiones28 : Problemas emocionales, Problemas de conducta, Hiperactividad, Problemas de compañeros y Prosocial. Las primeras 4 subescalas conforman una puntuación Total de Dificultades. El SDQ presenta un formato de respuesta Likert de 3 opciones (No, nunca −0−; A veces −1−; Sí, siempre −2−). Los ítems que componen el SDQ están formulados tanto positiva como negativamente con el fin de evitar sesgos de respuesta. En total, 15 afirmaciones reflejan problemas y 10 capacidades, de las cuales 5 pertenecen a la subescala Prosocial. Además, 5 de los ítems deben ser recodificados. La puntuación de cada subescala oscila entre 0 y 10 puntos, y la puntuación Total de Dificultades entre 0 y 40. Una mayor puntuación indica mayor sintomatología emocional y comportamental, excepto para la subescala Prosocial. En la versión autoinforme del SDQ, una puntuación Total de Dificultades entre 0-15 es considerada como normal, una puntuación entre 16-19 se sitúa en el límite y una puntuación entre 20-40 es considerada como anormal o patológica (http://www.sdqinfo.com). Estos puntos de corte revelaron un 80% de adolescentes con puntuación normal, un 10% en la banda límite y un 10% con puntuaciones patológicas en el Reino Unido31 , si bien otros estudios32 han revelado hasta un 85% de adolescentes con puntuaciones en la banda de normalidad. En este estudio se ha utilizado la versión adaptada y traducida al español disponible en Internet (http://www.sdqinfo.com)47 . 123 Procedimiento El instrumento de medida se administró en grupos de 1525 participantes, que fueron informados previamente de la confidencialidad de sus respuestas y de la naturaleza voluntaria de su participación. Para ello se utilizó un aula de cada centro escolar acondicionada para tal fin durante el horario escolar. Se obtuvo el consentimiento informado en los centros donde se recogieron los datos. La administración del SDQ se llevó a cabo bajo la supervisión de los investigadores. Los participantes no recibieron ningún incentivo monetario o de otro tipo. Para la recogida de la información se obtuvo el consentimiento informado de los centros. El estudio fue aprobado por el comité ético de la Universidad de Oviedo. Este estudio se enmarca dentro de una investigación más amplia que tiene como finalidad examinar la salud mental de los adolescentes. Resultados Estadísticos descriptivos En la tabla 1 se recogen las puntuaciones medias y las desviaciones típicas de las respuestas a los ítems del SDQ, atendiendo tanto a la muestra total como al género y a los 2 grupos de edad (11-13 años y 14-18 años). La puntuación media del Total de dificultades para toda la muestra fue de 10,73 (DT = 5,46). Entre los hombres, la puntuación media de dificultades fue de 10,38 (DT = 5,64), oscilando las puntuaciones entre 1 y 26. Entre las mujeres la puntuación media de dificultades fue de 10,98 (DT = 5,32), oscilando entre 0 y 30. Atendiendo a la edad, la puntuación media del Total de Dificultades para el grupo de 11-13 años fue 9,61 (DT = 5,37), mientras que para el grupo de 14-18 años fue 11,59 (DT = 5,37). Los puntos de corte estimados en los adolescentes españoles mostraron que un 85% obtuvo una puntuación ≤ 16, un 9% se ubicó en la banda límite entre las puntuaciones 16 y 19, mientras que el 6% de los adolescentes se situaron por encima de la puntuación 20, siendo la puntuación máxima de 30. Expresión de síntomas emocionales y conductuales y comportamientos prosociales En la tabla 2 se muestran los resultados obtenidos del análisis de los ítems del SDQ para hombres y mujeres separadamente, y en función de los 2 grupos de edad. Se incluyen el número y el porcentaje de adolescentes que respondieron de forma afirmativa, es decir, que puntuaron ‘‘Sí, siempre’’ (valor de 2) en las opciones de respuesta del SDQ. A la hora de analizar los resultados, es preciso señalar que los ítems pertenecientes a la subescala Prosocial deben interpretarse en sentido positivo, es decir, la puntuación 2 refleja la presencia de conductas prosociales y no de problemática. Por otro lado, los ítems formulados en positivo que pertenecen a las subescalas de dificultades deben ser recodificados. Así por ejemplo, en el ítem 7 «Por lo general soy obediente» el porcentaje del 5,7% de la muestra señaló la opción de respuesta «No, nunca», es decir, el 5,7% de los participantes por lo general no es obediente. 124 Tabla 1 J. Ortuño-Sierra et al Estadísticos descriptivos de los ítems del Strengths and Difficulties Questionnaire (SDQ) Ítems 3. Suelo tener muchos dolores de cabeza, estómago o náuseas 8. A menudo estoy preocupado/a 13. Me siento a menudo triste, desanimado o con ganas de llorar 16. Me pongo nervioso/a con las situaciones nuevas, fácilmente pierdo la confianza en mí mismo/a 24. Tengo muchos miedos, me asusto fácilmente 5. Cuando me enfado, me enfado mucho y pierdo el control 7. Por lo general soy obedientea 12. Peleo con frecuencia con otros, manipulo a los demás 18. A menudo me acusan de mentir o de hacer trampas 22. Cojo cosas que no son mías de casa, la escuela o de otros sitios 6. Prefiero estar solo/a que con gente de mi edad 11. Tengo un/a buen/a amigo/a por lo menosa 14. Por lo general caigo bien a la otra gente de mi edada 19. Otra gente de mi edad se mete conmigo o se burla de mí 23. Me llevo mejor con adultos que con otros de mi edad 2. Soy inquieto/a, hiperactivo/a, no puedo permanecer quieto/a por mucho tiempo 10. Estoy todo el tiempo moviéndome, me muevo demasiado 15. Me distraigo con facilidad, me cuesta concentrarme 21. Pienso las cosas antes de hacerlasa 25. Termino lo que empiezo, tengo buena concentracióna 1. Procuro ser agradable con los demás. Tengo en cuenta los sentimientos de las otras personas Total (n = 508) Hombres (n = 208) Mujeres (n = 300) 11-13 años (n = 219) 14-18 años (n = 289) M DT M DT M DT M DT M DT 0,46 0,65 0,36 0,60 0,54 0,68 0,42 0,63 0,50 0,67 0,84 0,70 0,71 0,68 0,93 0,70 0,71 0,70 0,94 0,68 0,54 0,68 0,43 0,69 0,62 0,67 0,44 0,67 0,62 0,68 0,82 0,77 0,71 0,78 0,90 0,76 0,72 0,76 0,90 0,78 0,45 0,66 0,33 0,63 0,54 0,68 0,46 0,67 0,45 0,66 0,68 0,72 0,72 0,74 0,64 0,70 0,61 0,68 0,72 0,74 0,56 0,60 0,56 0,61 0,56 0,60 0,43 0,56 0,65 0,62 0,16 0,42 0,22 0,50 0,11 0,35 0,11 0,34 0,19 0,47 0,33 0,59 0,48 0,66 0,23 0,51 0,31 0,55 0,35 0,61 0,14 0,42 0,18 0,46 0,11 0,39 0,11 0,38 0,17 0,45 0,25 0,52 0,27 0,55 0,24 0,51 0,22 0,50 0,28 0,54 0,09 0,38 0,09 0,34 0,09 0,37 0,09 0,384 0,09 0,38 0,29 0,50 0,29 0,52 0,29 0,48 0,23 0,47 0,34 0,51 0,35 0,63 0,41 0,68 0,31 0,60 0,38 0,66 0,33 0,62 0,57 0,66 0,55 0,67 0,59 0,65 0,50 0,61 0,63 0,69 0,76 0,69 0,75 0,72 0,77 0,67 0,77 0,69 0,76 0,70 0,78 0,74 0,81 0,74 0,76 0,74 0,83 0,72 0,75 0,76 1,11 0,72 1,02 0,75 1,17 0,70 0,96 0,71 1,22 0,71 0,73 0,63 0,71 0,65 0,75 0,61 0,66 0,63 0,79 0,62 0,80 0,63 0,75 0,65 0,83 0,62 0,66 0,59 0,90 0,64 1,74 0,46 1,66 0,50 1,79 0,41 1,76 0,43 1,72 0,48 Prevalencia de síntomas emocionales y comportamentales en adolescentes españoles 125 Tabla 1 (continuación) Ítems 4. Normalmente comparto con otros mis juguetes, chucherías, lápices, etc. 9. Ayudo si alguien está enfermo, disgustado o herido 17. Trato bien a los niños/as más pequeños/as 20.A menudo me ofrezco para ayudar (a padres, maestros, niños) a Total (n = 508) Hombres (n = 208) Mujeres (n = 300) 11-13 años (n = 219) 14-18 años (n = 289) M DT M DT M DT M DT M DT 1,62 0,58 1,56 0,60 1,66 0,56 1,64 0,56 1,60 0,59 1,69 0,50 1,59 0,56 1,76 0,44 1,66 0,51 1,72 0,49 1,89 0,36 1,85 0,40 1,92 0,32 1,89 0,35 1,89 0,36 1,33 0,60 1,35 0,60 1,33 0,60 1,37 0,58 1,31 0,61 Los ítems 7, 11, 14, 21 y 25 han sido recodificados de acuerdo con el criterio de corrección. Un importante número de adolescentes informó de síntomas de tipo emocional y/o comportamental. En concreto el 22,6% de los adolescentes refirieron «Me pongo nervioso/a con las situaciones nuevas, fácilmente pierdo la confianza en mí mismo/a» (ítem 16), mientras que el 14,6% afirmó que «Cuando me enfado, me enfado mucho y pierdo el control» (ítem 5). Asimismo, un 11,8% de la muestra manifestó que «Termino lo que empiezo, tengo buena concentración» (ítem 25) y el 3,1% que «Tengo un/a buen/a amigo/a por lo menos» (ítem 11), debiendo ser interpretados, una vez recodificados estos valores, como que, por lo general, un 11,8% no terminan lo que empiezan y un 3,1% no tiene un buen amigo, respectivamente. Los valores para los ítems que reflejan dificultades oscilaron entre «Me distraigo con facilidad, me cuesta concentrarme» (ítem 15) con un 32,1% y «Por lo general caigo bien a la otra gente de mi edad» (ítem 14), con un 2%, que debe ser interpretado, igual que en los casos anteriores, como que un 2% por lo general no caen bien a la otra gente de su edad. Por otro lado, si se atiende a la subescala Prosocial, unas mayores puntuaciones refieren una mayor capacidad prosocial. Los valores en esta subescala para la muestra total oscilaron entre el 90,2% que afirmó que «Trato bien a los niños/as más pequeños/as» (ítem 17) y el 40,4% que manifestó «A menudo me ofrezco para ayudar (a padres, maestros, niños)» (ítem 20). Comparaciones en las puntuaciones medias en las subescalas y la puntuación Total de dificultades del Strengths and Difficulties Questionnaire A continuación, con la finalidad de examinar la relación entre las diferentes dificultades y capacidades prosociales y el género y la edad de los participantes, se realizó un análisis multivariado de la varianza (MANOVA). Como factores fijos se seleccionaron el género y la edad (recodificada en 2 grupos: 11-13 años y 14-18 años). Las subescalas y la puntuación Total de dificultades del SDQ fueron consideradas como variables dependientes. Para la estimación de las posibles diferencias significativas en todas las variables dependientes tomadas en conjunto se empleó el valor lambda () de Wilks. Para el cálculo del tamaño del efecto se utilizó el estadístico eta cuadrado parcial (Á2 parcial). El valor de Wilks reveló la presencia de diferencias estadísticamente significativas en función de los factores género ( = 0,890; F(5,500) = 12,377; p ≤ 0,001; Á2 parcial = 0,110) y edad ( = 0,961; F(35,2055) = 4,010; p ≤ 0,001; Á2 parcial = 0,039). En concreto, los resultados del análisis univariado mostraron diferencias estadísticamente significativas en función del factor género en las subescalas Problemas emocionales, Problemas de conducta y Prosocial. Las mujeres mostraron mayores puntuaciones medias en las subescalas Problemas emocionales (F(1,504) = 19,38; p ≤ 0,001; Á2 parcial = 0,037), y Prosocial (F(1,504) = 5,45; p ≤ 0,001; Á2 parcial = 0,028) en comparación con los varones. En cambio, los hombres tuvieron una puntuación superior en la subescala Problemas conductuales (F(1,504) = 16,84; p ≤ 0,001; Á2 parcial = 0,032) cuando se les comparó con las mujeres. En relación con la variable edad, el grupo de 14-18 años obtuvo unas puntuaciones significativamente superiores en las subescalas Problemas emocionales (F(1,504) = 6,32; p = 0,012; Á2 parcial = 0,012), Problemas conductuales (F(1,504) = 17,90; p ≤ 0,001; Á2 parcial = 0,034), Hiperactividad (F(1,504) = 7,11; p = 0,008; Á2 parcial = 0,014) y puntuación Total de dificultades (F(1,504) = 15,48; p ≤ 0,001; Á2 parcial = 0,030) cuando se les comparó con el grupo de menor edad. En la tabla 3 se recogen las puntuaciones medias y desviaciones típicas de los 4 grupos de participantes en función del género y la edad en las diferentes subescalas y en la puntuación Total de Dificultades del SDQ. No se encontró ninguna diferencia estadísticamente significativa en la interacción del género con la edad en las subescalas analizadas. Discusión y conclusiones El propósito principal del presente trabajo fue analizar la prevalencia de la sintomatología emocional y comportamental, así como las capacidades de relación en adolescentes españoles medidas con el SDQ en su versión autoinformada28 . También se examinó la relación entre el género y la edad, y los problemas emocionales y comportamentales y las capacidades de tipo prosocial. Los resultados 126 J. Ortuño-Sierra et al Tabla 2 Número y porcentaje de participantes que respondieron «Sí, siempre» en las opciones del respuesta del Strengths and Difficulties Questionnaire (SDQ) Ítems Total (n = 508) n 3. Suelo tener muchos dolores de cabeza, estómago o náuseas 8. A menudo estoy preocupado/a 13. Me siento a menudo triste, desanimado o con ganas de llorar 16. Me pongo nervioso/a con las situaciones nuevas, fácilmente pierdo la confianza en mí mismo/a 24. Tengo muchos miedos, me asusto fácilmente 5. Cuando me enfado, me enfado mucho y pierdo el control 7. Por lo general soy obedientea 12. Peleo con frecuencia con otros, manipulo a los demás 18. A menudo me acusan de mentir o de hacer trampas 22. Cojo cosas que no son mías de casa, la escuela o de otros sitios 6. Prefiero estar solo/a que con gente de mi edad 11. Tengo un/a buen/a amigo/a por lo menosa 14. Por lo general caigo bien a la otra gente de mi edada 19. Otra gente de mi edad se mete conmigo o se burla de mí 23. Me llevo mejor con adultos que con otros de mi edad 2. Soy inquieto/a, hiperactivo/a, no puedo permanecer quieto/a por mucho tiempo 10. Estoy todo el tiempo moviéndome, me muevo demasiado 15. Me distraigo con facilidad, me cuesta concentrarme 21. Pienso las cosas antes de hacerlasa 25. Termino lo que empiezo, tengo buena concentracióna 1. Procuro ser agradable con los demás. Tengo en cuenta los sentimientos de las otras personas % Hombres (n = 208) n % Mujeres (n = 300) n 11-13 años (n = 219) % n % 14-18 años (n = 289) n % 44 8,7 13 6,3 31 10,3 16 7,3 28 9,7 90 17,7 26 12,5 64 21,3 31 14,2 59 20,4 55 10,8 24 11,5 31 10,3 22 10 33 11,4 115 22,6 42 20,2 73 24,3 40 18,3 75 26 49 9,6 18 8,7 31 10,3 22 10 27 74 14,6 36 17,3 38 12,7 25 11,4 49 29 5,7 13 6,3 16 5,3 7 3,2 22 7,6 12 2,4 8 3,8 4 1,3 2 0,9 10 3,5 31 6,1 19 9,1 12 4,0 10 4,6 21 7,3 14 2,8 6 2,9 8 2,7 5 2,3 9 3,1 21 4,1 10 4,8 11 3,7 8 3,7 13 4,5 16 3,1 7 3,4 9 3,0 7 3,2 9 3,1 6 2,9 4 1,3 4 1,8 6 2,1 10 2 9,3 17 44 8,7 22 10,6 22 7,3 21 9,6 23 8 47 9,3 20 9,6 27 9,0 13 5,9 34 11,8 75 14,8 35 16,8 40 13,3 32 14,6 43 14,9 95 18,7 41 19,7 54 18,0 40 18,3 55 19 163 32,1 60 28,8 103 34,3 51 23,3 112 38,8 50 9,8 22 10,6 28 9,3 19 8,7 31 10,7 60 11,8 24 11,5 36 12,0 13 5,9 47 16,3 380 74,8 141 67,8 239 79,7 167 76,3 213 73,3 Prevalencia de síntomas emocionales y comportamentales en adolescentes españoles 127 Tabla 2 (continuación) Ítems 4. Normalmente comparto con otros mis juguetes, chucherías, lápices, etc. 9. Ayudo si alguien está enfermo, disgustado o herido 17. Trato bien a los niños/as más pequeños/as 20. A menudo me ofrezco para ayudar (a padres, maestros, niños) Total (n = 508) n % 339 66,7 361 Hombres (n = 208) n Mujeres (n = 300) % n % 127 61,1 212 70,7 71,1 130 62,5 231 458 90,2 179 86,1 205 40,4 86 41,3 11-13 años (n = 219) n 14-18 años (n = 289) % n % 149 68,0 190 65,7 77,0 149 68 212 73,4 279 93,0 198 90,4 260 90 119 39,7 92 42 113 39,1 a Los ítems 7, 11, 14, 21 y 25 han sido recodificados de acuerdo con el criterio de corrección. De esta forma el porcentaje correspondiente a cada uno de ellos representa la opción de respuesta «No, nunca». obtenidos ponen de manifiesto que un importante número de adolescentes autoinformó de síntomas de tipo emocional y comportamental y que los mismos se expresaron de forma diferencial en función del género y la edad. A la vista de los resultados encontrados, podría ser interesante desarrollar programas de identificación temprana de este tipo de síntomas emocionales y comportamentales en los centros escolares y/o asistenciales (p. ej., atención primaria). Asimismo, la utilización de medidas de cribado psicopatológico, como el SDQ, podría mejorar la evaluación y detección de la sintomatología emocional y comportamental en este sector de la población, posibilitando la optimización en la gestión de recursos a múltiples niveles. En este sentido, las temáticas relacionadas con salud mental empiezan a ser una de las principales estrategias en las políticas sanitarias de los gobiernos. Si se atiende al conjunto total de los adolescentes que participaron en el estudio, se puede apreciar que entre un 8,7 y un 22,6% de los mismos informaron de síntomas de tipo emocional, mientras que entre un 2,4 y un 14,6% manifestó síntomas de tipo conductual. Asimismo, entre un 2 y un 9,3% de los adolescentes expresó tener algún tipo de problema en la relación con los compañeros, y entre un 9,8 y un 32,1% informó de síntomas relacionados con hiperactividad. Los resultados que se desprenden del presente estudio concuerdan con los obtenidos en investigaciones previas, tanto de ámbito nacional como internacional, que sitúan las tasas de prevalencia de problemas de este tipo entre el 5 y el 20%13---17,34 , siendo la tasa media del orden del 15%33,48 . Todos estos estudios, más allá de la diversidad de instrumentos de recogida de información, muestras y técnicas de análisis, parecen mostrar unos resultados convergentes que indican que los síntomas emocionales y comportamentales son comunes en la adolescencia. El porcentaje de adolescentes que puntuó por encima de los puntos de corte establecidos en el Reino Unido31 fue algo inferior en el presente estudio, tanto para la banda de puntuaciones límite como para las puntuaciones anormales o patológicas. El establecimiento de estos puntos de corte resulta de gran utilidad en la medida en que posibilita establecer comparaciones objetivas en cuanto a tasas de prevalencia con otros países. Estudios previos llevados a cabo en España con el SDQ34 no han permitido establecer estos puntos de corte dado que se utilizó un formato de respuesta Likert de 5 opciones (desde totalmente en desacuerdo a totalmente de acuerdo), lo cual dificulta su comparación con otro tipo de estudios realizados con el SDQ. La sintomatología emocional y comportamental autoinformada por los adolescentes varía en función del género y la edad. Atendiendo a los resultados obtenidos en el presente trabajo, las mujeres presentaron un mayor número de dificultades de tipo emocional, así como mayores puntuaciones Tabla 3 Estadísticos descriptivos en las subescalas y en la puntuación Total de Dificultades del Strengths and Difficulties Questionnaire (SDQ) en función del género y la edad SDQ Problemas emocionales Problemas conductuales Problemas de compañeros Hiperactividad Prosocial Total Dificultades Hombres (n = 208) M (DT) 2,54 2,17 1,62 4,04 8,00 10,38 (2,27) (1,71) (1,69) (2,38) (1,61) (5,64) Mujeres (n = 300) M (DT) 3,53 1,65 1,52 4,28 8,46 10,98 (2,18) (1,55) (1,55) (2,23) (1,31) (5,32) 11-13 años (n = 219) M (DT) 2,74 1,57 1,42 3,87 8,32 9,61 (2,31) (1,39) (1,61) (2,23) (1,47) (5,37) 14-18 años (n = 289) M (DT) 3,42 2,09 1,66 4,42 8,24 11,59 (2,19) (1,77) (1,6) (2,32) (1,45) (5,38) 128 en la subescala Prosocial, mientras que los hombres reportaron un mayor número de problemas conductuales. Estos resultados convergen con la mayoría de los estudios realizados hasta el momento34---36,38,39,41---45,49 , que señalan una mayor presencia de problemática internalizante entre las mujeres y externalizante entre los hombres, así como mayores puntuaciones prosociales en las mujeres. Por ejemplo, en el estudio llevado a cabo por Svedin y Priebe39 en una muestra de 1.015 adolescentes suecos, se hallaron diferencias estadísticamente significativas en función del género, puntuando los hombres más alto que las mujeres en problemas de comportamiento y de relación con los compañeros, mientras que las mujeres presentaban más problemas emocionales y mayores conductas prosociales, en comparación con los varones. A nivel nacional, los resultados obtenidos por Fonseca-Pedrero et al34 . en una muestra representativa de adolescentes españoles, fueron también similares a los encontrados en este trabajo, si bien entre los hombres se encontró un mayor número de síntomas de hiperactividad y de problemas de relación con los compañeros cuando se les comparó con las mujeres. En cuanto a la edad, los resultados encontrados en el presente estudio revelan que el grupo de mayor edad (14-18 años) presentó mayores puntuaciones medias en síntomas emocionales, conductuales, de hiperactividad y en la puntuación Total de dificultades cuando se le comparó con el grupo de menor edad. Resultados similares se han encontrado en investigaciones previas34---36,42 . Por ejemplo, Giannakopoulos et al.35 , utilizando una muestra de 1.194 adolescentes griegos, encontraron que el grupo de 15-17 años presentaba una mayor puntuación en la subescalas Hiperactividad y Problemas de conducta del SDQ, en comparación con el grupo de 11-14 años; no obstante, otros trabajos previos han encontrado que los más jóvenes obtienen más puntuación cuando se les compara con los de mayor edad, tanto en la versión autoinformada como en la versión para padres y/o profesores43,45,49,50 , e incluso ausencia de relación46 . En relación con la edad, los resultados obtenidos en las diferentes investigaciones analizadas no arrojan unos resultados concluyentes acerca de la influencia de la edad en la expresión fenotípica de los síntomas emocionales y comportamentales, por lo que es interesante seguir analizando su papel. A la hora de interpretar los resultados obtenidos en el presente trabajo, resulta necesario mencionar algunas posibles limitaciones. En primer lugar, el trabajo se centra en la versión autoinforme del SDQ para adolescentes. Se deben tener en cuenta las limitaciones inherentes a los autoinformes tales como posible falta de comprensión e interpretación de los ítems o los sesgos de respuesta. En este sentido hubiera sido interesante obtener información de otros informantes como, por ejemplo, de los padres y/o profesores. En concreto, el sistema multiinformante podría tener una especial relevancia en la detección de síntomas de naturaleza conductual, así como en los relacionados con los comportamientos prosociales, dado que son los que pueden verse afectados en mayor medida por sesgos propios del autoinforme como la deseabilidad social. En segundo lugar, la naturaleza transversal del estudio no permite el establecimiento de inferencias causa-efecto. En tercer lugar, la muestra de participantes fue seleccionada mediante un muestreo incidental, por lo que se debe tener cautela en la J. Ortuño-Sierra et al generalización de los resultados. Finalmente, no se recogió información de la posible morbilidad psiquiátrica tanto de los participantes como de los familiares cercanos, la cual podría afectar a los resultados encontrados en el trabajo. Futuros estudios de tipo longitudinal posibilitarían determinar de forma precisa la evolución de la problemática emocional y comportamental, así como la expresión de capacidades de tipo prosocial, facilitando el establecimiento de posibles factores de riesgo y factores protectores en la expresión de problemática de trastornos de tipo psicológico en la edad adulta. Asimismo, resulta interesante la inclusión de diferentes pruebas de salud mental que posibiliten la valoración tanto de dificultades emocionales y comportamentales como de capacidades, con otros autoinformes51 y/o variables clínicas. Igualmente la utilización del SDQ en otras regiones permitirá la comparación de las tasas de prevalencia en diferentes áreas y zonas dentro del país, así como la gestión de recursos sanitarios y de investigación52 . Responsabilidades éticas Protección de personas y animales. Los autores declaran que para esta investigación no se han realizado experimentos en seres humanos ni en animales. Confidencialidad de los datos. Los autores declaran que en este artículo no aparecen datos de pacientes. Derecho a la privacidad y consentimiento informado. Los autores han obtenido el consentimiento informado de los pacientes y/o sujetos referidos en el artículo. Este documento obra en poder del autor de correspondencia. Financiación Esta investigación ha sido financiada por el Ministerio de Ciencia e Innovación de España (MICINN), por el Instituto Carlos III, Centro de Investigación Biomédica en Red de Salud Mental (CIBERSAM). Referencias de los proyectos: PSI 201128638 y PSI2011-23818. Conflicto de intereses Los autores declaran no tener ningún conflicto de intereses. Bibliografía 1. Meltzer H, Gatward R, Goodman R, Ford T. Mental health of children and adolescents in Great Britain. Int Rev Psychiaty. 2003;15:185---7. 2. Erol N, Simsek Z, Oner O, Munir K. Behavioral and emotional problems among Turkish children at ages 2 to 3 years. J Am Acad Child Adolesc Psychiatry. 2005;44:80---7. 3. Angold A, Messer SC, Stangl D, Farmer EM, Costello EJ, Burns BJ. Perceived parental burden and service use for child and adolescent psychiatric disorders. Am J Public Health. 1998;88:75---80. 4. Ford T, Hamilton H, Meltzer H, Goodman R. Predictors of service use for mental health problems among British school children. Child Adolesc Ment Health. 2008;13:32---40. 5. Du Y, Kou J, Coghill D. The validity, reliability and normative scores of the parent, teacher and self report versions of the Prevalencia de síntomas emocionales y comportamentales en adolescentes españoles 6. 7. 8. 9. 10. 11. 12. 13. 14. 15. 16. 17. 18. 19. 20. 21. 22. 23. Strengths and Difficulties Questionnaire in China. Child Adolesc Psychiatry Ment Health. 2008;2:8. Ministerio de Sanidad y Política Social. Encuesta nacional de salud de España 2006. 2006 [descargado 29 Jun 2010]. Disponible en: http://www.msc.es/estadEstudios/ estadisticas/encuestaNacional/encuesta2006.htm Fonseca-Pedrero E, Lemos-Giraldez S, Paino-Pineiro M, VillazonGarcia U, Muniz J. Schizotypal traits, obsessive-compulsive symptoms, and social functioning in adolescents. Compr Psychiatry. 2010;51:71---7. Polaino A, Doménech E. Prevalence of childhood depression: Results of the firts study in Spain. J Child Psychol Psychiatry. 1993;34:1007---17. Sandoval M, Lemos S, Vallejo G. 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Sáiz a,b,c,d,∗ , Julia Rodríguez-Revuelta c,d , Leticia González-Blanco d , Patricia Burón b,c , Susana Al-Halabí b,c , Marlen Garrido c , Leticia García-Alvarez b,c , Paz García-Portilla a,b,c,d y Julio Bobes a,b,c,d a Área de Psiquiatría, Facultad de Medicina, Universidad de Oviedo, Oviedo, España Centro de Investigación Biomédica en Red de Salud Mental (CIBERSAM), Oviedo, España c Instituto Universitario de Neurociencias del Principado de Asturias (INEUROPA), Oviedo, España d Servicio de Salud del Principado de Asturias (SESPA), Oviedo, España b Recibido el 28 de octubre de 2013; aceptado el 14 de enero de 2014 Disponible en Internet el 20 de marzo de 2014 PALABRAS CLAVE Intento de suicidio; Prevención de recurrencia; Manejo de casos; Psicoeducación ∗ Resumen Introducción: La prevención del comportamiento suicida es una prioridad en la salud pública de la Unión Europea. La tentativa suicida previa es el mejor predictor de riesgo de futuras tentativas suicidas y de suicidio consumado. El principal objetivo de este artículo es describir el protocolo de un estudio controlado diseñado para prevenir la recurrencia de comportamientos suicidas que propone el manejo de casos, e incluye un programa psicoeducativo, en comparación con la intervención clínica habitual (PSyMAC). Métodos: Se monitorizó con un protocolo que incluye variables sociodemográficas y evaluación psiquiátrica y psicosocial a los pacientes que, desde enero de 2011 a junio de 2013, acudieron al Servicio de Urgencias del Hospital Universitario Central de Asturias, tras haber realizado una tentativa suicida. Los pacientes se asignaron de manera aleatoria a un grupo que recibía una atención continuada basada en el manejo de casos incluyendo participación periódica en un programa psicoeducativo (grupo experimental) o a un grupo control que recibía los cuidados clínicos habituales. El objetivo principal es determinar si el período de tiempo hasta la recurrencia del comportamiento suicida es significativamente diferente en el grupo experimental y en el grupo control. Conclusión: El PSyMAC propone intervenciones de bajo coste y fácilmente adaptables al entorno clínico habitual que pueden ayudar a suplir la carencia de protocolos específicos de actuación y de programas preventivos de comportamiento suicida existente en nuestro país. La evaluación de resultados del PSyMAC permitirá determinar su efectividad real en el manejo y reducción del riesgo de suicidio. © 2013 SEP y SEPB. Publicado por Elsevier España, S.L. Todos los derechos reservados. Autora para correspondencia. Correo electrónico: frank@uniovi.es (P.A. Sáiz). 1888-9891/$ – see front matter © 2013 SEP y SEPB. Publicado por Elsevier España, S.L. Todos los derechos reservados. http://dx.doi.org/10.1016/j.rpsm.2014.01.001 132 KEYWORDS Suicide attempt; Prevention of repetition; Case management; Psychoeducation P.A. Sáiz et al Study protocol of a prevention of recurrent suicidal behaviour program based on case management (PSyMAC) Abstract Introduction: Prevention of suicidal behaviour is a public health priority in the European Union. A previous suicide attempt is the best risk predictor for future attempts, as well as completed suicides. The primary aim of this article is to describe a controlled study protocol designed for prevention of recurrent suicidal behaviour that proposes case management, and includes a psychoeducation program, as compared with the standard intervention (PSyMAC). Methods: Patients admitted from January 2011 to June 2013 to the emergency room of the Hospital Universitario Central de Asturias were evaluated using a protocol including sociodemographic, psychiatric, and psychosocial assessment. Patients were randomly assigned to either a group receiving continuous case management including participation in a psychoeducation program (experimental group), or a control group receiving standard care. The primary objective is to examine whether or not the period of time until recurrent suicidal behaviour in the experimental group is significantly different from that of the control group. Conclusion: PSyMAC proposes low cost and easily adaptable interventions to the usual clinical setting that can help to compensate the shortcoming of specific action protocols and suicidal behaviour prevention programs in our country. The evaluation of PSyMAC results will determine their real effectivity as a case-magament program to reduce suicidal risk. © 2013 SEP y SEPB. Published by Elsevier España, S.L. All rights reserved. Introducción Más de un millón de personas se suicidan al año en todo el mundo, por lo que el suicidio constituye uno de los problemas más importantes de salud pública mundial1 . En España, los datos aportados por el Instituto Nacional de Estadística sitúan, desde el año 2008, al suicidio como la primera causa no natural de defunción, por encima de las muertes por accidentes de tráfico y esta situación se mantiene invariable hasta el 2012, año del que se disponen los últimos datos oficiales2 . No obstante, las cifras podrían ser incluso más elevadas, ya que es sobradamente conocida la tendencia a la subnotificación en la mayoría de los países incluida España, debido a la existencia de una gran dificultad para la cuantificación de los datos reales de suicidio, existiendo claras discrepancias entre los datos aportados por el Instituto Nacional de Estadística y los Institutos de Medicina Legal, sin que ninguna de las 2 fuentes pueda considerarse como la más fiable3 . En el momento actual, la preocupación es aun mayor si se tienen en cuenta los alarmantes datos, procedentes de algunos países, acerca de la influencia de la crisis económica sobre el comportamiento suicida4 . Concretamente, en España, un reciente análisis realizado en este sentido nos muestra una potencial asociación entre la pérdida de empleo y el aumento del número de suicidios. De modo que, durante el período 2008-2012, cada 10% de crecimiento anual del desempleo se acompaña de un incremento de 1,22% del número medio de suicidio5 . En el caso de las tentativas de suicidio, las dificultades para el conocimiento de la magnitud real del problema son aun más evidenciables, careciéndose de cifras oficiales y habiéndose sugerido que pueden llegar a ser hasta 10-20 veces superiores en número a los suicidios consumados. En este sentido, hay que tener presente que el cómputo de los intentos de suicidio entraña numerosas dificultades metodológicas. La principal es que se trata de un grupo heterogéneo de pacientes en relación con aspectos como la planificación, el grado de letalidad, la elección del método, la intencionalidad suicida o la utilización de diferentes definiciones de lo que constituye una tentativa suicida6 . Por tanto, desde un punto de vista preventivo, para el conocimiento de la magnitud real del problema del comportamiento suicida es fundamental la correcta evaluación de las personas que acuden a los servicios de urgencias hospitalarios tras haber realizado un intento autolítico7 y de aquellos que son hospitalizados por esta causa8 . En nuestro ámbito hemos monitorizado, durante los últimos 5 años, las tentativas de suicidio que son atendidas en el Servicio de Urgencias del hospital de referencia del área iv de Salud de Asturias (Oviedo), el Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) y hemos podido establecer una tasa de tentativas autolíticas de 99,1 por 100.000 habitantes (hombres: 69,1; mujeres 129,1). El método más utilizado fue la sobredosificación farmacológica (un 90% de los pacientes)9 . Es importante señalar que el porcentaje de pacientes que habían realizado tentativas suicidas previas fue muy elevado (un 55,4% de los casos) y más concretamente el 30,1% habían realizado alguna tentativa en el año previo. Múltiples estudios señalan el antecedente de tentativa de suicidio como uno de los factores de riesgo que predice con más claridad la posibilidad de un futuro suicidio consumado10,11 . Es fundamental, por tanto, un adecuado reconocimiento12 y manejo terapéutico a medio y largo plazo de estos pacientes13 para lograr disminuir el posterior riesgo de suicidio14 . El comportamiento suicida es complejo por la interacción de factores genéticos, biológicos, psicológicos y ambientales; no obstante, resultados de estudios de autopsia psicológica indican que alrededor del 90% de los pacientes que completaron el suicidio podrían ser diagnosticados Manejo de casos y prevención del comportamiento suicida de un trastorno psiquiátrico potencialmente susceptible de intervención y tratamiento15 . Hasta la fecha son muy escasos los ensayos aleatorizados y controlados basados en la intervención sobre personas que han realizado tentativas suicidas previas. En este sentido, se ha demostrado que los programas que potencian el incremento de la adherencia al tratamiento ambulatorio postentativa se acompañan de un descenso significativo en la tasa de repetición de las tentativas suicidas16 . Ejemplos específicos de intervenciones favorecedoras de la adherencia terapéutica, que ya han demostrado su eficacia en la prevención de comportamientos suicidas, serían el seguimiento telefónico sistemático intensivo con utilización de «tarjetas de crisis»17 , el contacto intensivo a través del correo postal18 o el manejo de casos de orientación psicosocial15 . Por tanto, el desarrollo del manejo de casos como un método de intervención específico en pacientes con tentativas suicidas previas puede constituir una herramienta de intervención adecuada, ya que facilita una aproximación terapéutica multidimensional y comprehensiva que incluye seguimiento continuado del paciente para facilitar la adherencia, tratamiento individualizado de los casos y una coordinación más adecuada para la utilización de recursos sociales de la comunidad19 . En este articulo se describe el protocolo PSyMAC, un estudio controlado diseñado para prevenir la recurrencia de comportamientos suicidas que propone el manejo de casos, e incluye un programa psicoeducativo, en comparación con la intervención clínica habitual. Dicho protocolo pretende ser un modelo integrador en el que se incluyen varias de las intervenciones previamente mencionadas, añadiendo la psicoeducación grupal como una aportación novedosa complementaria. El motivo de la inclusión de un programa psicoeducativo se basa en su efectividad, ya demostrada, en diversos trastornos mentales como la esquizofrenia20 , trastorno bipolar21,22 o trastorno depresivo recurrente23 , si bien hay que señalar que esta estrategia no ha sido utilizada como instrumento terapéutico específico en la prevención del comportamiento suicida de personas con tentativas autolíticas previas, siendo uno de los objetivos del presente estudio demostrar o no su efectividad. Método Diseño Estudio abierto, controlado y multicéntrico para examinar la efectividad de un protocolo de intervención, centrado en el manejo de casos, en pacientes que demandan atención en un servicio de urgencias tras haber realizado una tentativa suicida. Sujetos del estudio Se ofreció participar en el estudio a todos los pacientes que acudieron, en el período comprendido entre el 1 de enero de 2011 y el 30 de junio de 2013, al Servicio de Urgencias del HUCA, hospital de referencia del área iv de Salud de Asturias (Oviedo), tras haber realizado una tentativa suicida. 133 Criterios de inclusión: i) ser mayor de 18 años; ii) acudir al Servicio de Urgencias del HUCA tras haber realizado una tentativa suicida durante el período de tiempo mencionado; iii) pertenecer al área iv de Salud de Asturias que incluye 5 centros de salud mental (CSM) independientes; iv) aceptación de participación en el estudio y firma del correspondiente consentimiento informado. Criterios de exclusión: i) no cumplir todos los criterios de inclusión; ii) ser incapaz de comprender el significado o consecuencias del acto realizado. Para la definición de «tentativa suicida» se utilizaron los criterios WHO/EURO24 : acto cuyo resultado no es la muerte, en el cual un individuo de modo deliberado y sin intervención de otros se causa daño o ingiere una sustancia a más dosis de la reconocida como terapéutica, cuyo objetivo es realizar cambios por medio de las consecuencias físicas esperadas o derivadas de dicho acto. Incluye: actos interrumpidos por otros antes de que el daño ocurra. Excluye: actos realizados por personas que no alcanzan a comprender el significado o consecuencias de su acto. Aleatorización Los pacientes que cumplían los criterios establecidos se asignaron al grupo experimental (manejo de casos) o al grupo control en función de su disponibilidad y preferencias personales. Intervención Todos los pacientes que aceptaron participar en el estudio, independientemente del grupo al que fueron asignados, recibieron en el momento de la aceptación un tríptico centrado en la prevención del comportamiento suicida. En la figura 1 se resume el procedimiento de actuación en cada uno de los 2 grupos de estudio. Grupo experimental: manejo de casos Las actividades del manejo de casos incluyeron: i) entrevistas periódicas con los pacientes. El responsable del manejo de casos contactó periódicamente con las personas asignadas al grupo experimental (días 2, 7 y 15, meses 1, 3, 6 y 12 tras la firma del consentimiento informado, y posteriormente cada 6 meses hasta la finalización del estudio). Los contactos se realizaron preferentemente a través de la entrevista personal, utilizando la entrevista telefónica como segunda opción. ii) Recolección de información sobre situación terapéutica en el momento de la entrevista; iii) estimular la adherencia terapéutica (a su CSM y a su terapeuta habitual); iv) coordinar las citas periódicas con el psiquiatra de referencia; v) fomentar el retorno terapéutico de aquellos pacientes que han cesado voluntariamente su tratamiento; vi) facilitar el contacto con los recursos sociales existentes en la comunidad de aquellos pacientes que lo precisen; vii) del mismo modo, los pacientes asignados a este grupo recibían el tratamiento considerado como más adecuado por su psiquiatra, y participaron periódicamente en un programa psicoeducativo (basado en directrices de la Organización Mundial de la Salud e Internacional Association for Suicide Prevention). 134 P.A. Sáiz et al 2 0 1 Reclutamiento y evaluación de pacientes en Sº urgencias HUCA 1. Protocolo “ad hoc” 2. Escala SAD PERSONS 3. Escala gravedad médica 1 4. Escala intencionalidad suicida 5. Escala Columbia para evaluar riesgo de suicidio 6. Escala acontecimientos vitales estresantes 7. Escala de Hamilton de depresión Aleatorización Grupo experimental 2 0 1 2 2 0 Grupo control - Tratamiento “estandar” - Tríptico “Prevención de suicidio” - Manejo de casos (días 2, 7, 15, meses 1, 3, 6 y 12 y, cada 6 meses hasta final 31-12-2013) - Evaluación de seguimiento (meses 3 y 6 y, cada 6 meses hasta final 31-12-2013) A) Protocolo “ad hoc” de repetición comportamiento suicida / tratamiento en CSM B) Escalas basales 4-7 - Tratamiento “estandar” - Tríptico “Prevención de suicidio” - Evaluación de seguimiento (meses 3 y 6 y, cada 6 meses hasta final 31-12-2013) A) Protocolo “ad hoc” de repetición comportamiento suicida / tratamiento en CSM Psicoeducación Duración: Octubre 2012 / Julio 2013 10 sesiones semanales de 60 min Seguimiento hasta 31 diciembre 2013 1 3 Comparación de resultados Figura 1 Protocolo de actuación. Descripción del programa psicoeducativo El programa grupal de psicoeducación ha sido expresamente desarrollado para el presente estudio. Consta de 10 sesiones grupales (fig. 2), a razón de una por semana, con una duración de 60 min por sesión. En cada grupo se incluía a 8-10 personas y las sesiones fueron conducidas por personal especializado multidisciplinar (psicólogos y psiquiatras), a razón de 2 terapeutas por grupo. Cada sesión constaba de las siguientes secciones: apertura, recapitulación y dudas, temas nuevos, despedida y material para desarrollar en casa. Durante las sesiones se abordaron temas relacionados con el acto suicida, cómo prevenirlo mediante el aprendizaje de habilidades de comunicación, refuerzo de las capacidades personales para enfrentarse a las situaciones de crisis, análisis de los cambios psicológicos que conducen a las situaciones de alarma, factores de riesgo y factores de protección de suicidio, introducción al manejo del estrés y conocimiento de la utilidad del apoyo social y de los recursos sociosanitarios, entre otros. Grupo control Los pacientes asignados al grupo control recibieron el tratamiento clínico que su psiquiatra de referencia consideró más oportuno. Asimismo, recibieron en el momento de aceptación de participación en el estudio un tríptico centrado en la prevención del comportamiento suicida. Evaluación Fue realizada por psiquiatras o psicólogos convenientemente entrenados para la misma (fig. 1). Evaluación basal (realizada en el momento de inclusión en el estudio) que incluye: i) datos sociodemográficos, antecedentes familiares, antecedentes personales (se incluyen antecedentes psicopatológicos, hospitalizaciones psiquiátricas previas e historia de abuso/maltrato), situación clínica actual (trastorno psiquiátrico y tipo de tratamiento y enfermedades somáticas, recogidos a través de la historia clínica de los pacientes), evaluación psicosocial y aspectos relacionados con la tentativa suicida actual25 ; ii) escala SADPERSONS26 ; iii) Escala de Gravedad Médica de la Tentativa de Suicidio (MDS)27 ; iv) Escala de Intencionalidad Suicida (SIS)28 ; v) Escala Columbia para Evaluar el Riesgo de Suicidio (C-SSRS)29 ; vi) Escala de Acontecimientos Vitales Estresantes de Brugha (LTE)30 ; vii) Escala de Hamilton de Depresión (HDRS)31 . Evaluación de seguimiento (realizada en los meses 3, 6 y, posteriormente, cada 6 meses hasta la finalización del período de seguimiento). Incluye: i) datos relativos a posibles tentativas suicidas posteriores al momento de inclusión en el estudio (o causa de muerte en el caso de que esta se haya producido); ii) datos relativos al tratamiento clínico seguido por el paciente en su CSM de referencia (o si procede, psiquiatra privado) y a la adherencia al mismo; iii) C-SSRS29 ; iv) LTE30 ; v) HDRS31 . Manejo de casos y prevención del comportamiento suicida Sesiones Contenidos Sesión 1: Presentación del grupo. Normas y expectativas. Información acerca del comportamiento suicida. Sesión 2: Diferencias entre “tentativa de suicidio”, “suicidio consumado” e “ideación suicida”. Mitos y realidades sobre el comportamiento suicida. información epidemiológica. Sesión 3: Factores de riesgo y de protección . Hábitos de vida saludables. Sesión 4: Signos de alarma. ¿Qué es un signo de alarma? Aprender a reconocerlos. Ideación suicida. Sesión 5: Habilidades de comunicación. Hablar antes de actuar. Aprender a pedir ayuda. ¿Qué hacer en situación de crisis? Estrés. Técnicas de relajación. Sesión 6: Importancia de la adherencia al tratamiento farmacológico y psicológico. Información y recomendaciones sobre los psicofármacos. Sesión 7: Habilidades sociales. Formas de comunicación verbal y no verbal. Asertividad. Manifestación de necesidades. Distorsiones cognitivas. Sesión 8: Entrenamiento en resolución de problemas. Sesión 9: Prevención de recaídas. Plan de seguridad . Tarjeta de emergencia. Sesión 10: Cierre y conclusiones. Resumen de lo tratado en las sesiones. Red de recursos socio-sanitarios. Figura 2 Contenido de las sesiones de psicoeducación. 135 136 Grupo control Tanto la evaluación basal como la de seguimiento fueron similares a las realizadas en el grupo experimental, con la excepción de que no se incluyen los apartados iii a v del seguimiento. Análisis estadístico La variable principal del estudio es el tiempo trascurrido hasta la aparición del primer comportamiento suicida (tentativa o suicidio consumado) tras la inclusión en el estudio. Dado que la recurrencia de un episodio suicida es un elevado factor de riesgo de posterior suicidio consumado, se considera que para desarrollar estrategias de prevención efectivas es esencial medir el tiempo trascurrido hasta el siguiente comportamiento suicida. Como variables secundarias se incluyen: i) tasa de mortalidad (grupo experimental y control); ii) número y tasa de incidencia de comportamiento suicida recurrente, expresado como repetición de tentativas suicidas/persona-año (grupo experimental y control); iii) puntuación en la HDRS (grupo experimental). Análisis primario: El principal objetivo de este estudio es determinar si el período de tiempo hasta la recurrencia del comportamiento suicida es significativamente diferente en el grupo experimental y en el grupo control. Para ello se realizará un test log-rank estratificado en el que se incluirán a todos los pacientes incluidos en el estudio siguiendo el principio de intención de tratar. Para llevar a cabo este análisis se plantea una prueba unilateral, ya que solo sería pertinente conocer si el grupo experimental es superior al control; el nivel de significación establecido será del 2,5% y el poder de 90%. Análisis secundario: Su objetivo es reforzar los hallazgos del análisis primario. Se realizará un análisis por subgrupos (en función del sexo, edad y tentativas suicidas previas a la inclusión del estudio) de las variables secundarias. Dado que el análisis secundario tiene una naturaleza exploratoria no se realizará ajuste por múltiples test. Aspectos éticos Los investigadores se comprometen a respetar todos los aspectos establecidos en la legislación vigente en materia de investigación clínica dispuestos en la Declaración de Helsinki, en el Convenio del Consejo de Europa relativo a los derechos humanos y la biomedicina, en la Declaración Universal de la UNESCO sobre los derechos humanos, así como a cumplir los requisitos establecidos en la legislación española en el ámbito de la investigación médica, la protección de datos de carácter personal y la bioética, con la Ley 14/2007, de julio, de Investigación Biomédica y los demás requisitos establecidos por la legislación española al respecto. Este estudio ha sido sometido para su aprobación al Comité de Ética e Investigación Clínica del HUCA. Se obtendrá el consentimiento informado para la participación en el estudio de los pacientes. Cuando un paciente rechace continuar en el estudio se procederá de modo inmediato al cese de recogida de datos referentes a dicho paciente. Dada la inocuidad de las pruebas complementarias que se realizaron (pruebas psicométricas) y la ausencia de P.A. Sáiz et al interferencia en el tratamiento pautado, se considera un estudio de mínimo riesgo. Discusión En este artículo se describe un programa para determinar la efectividad del manejo de casos en la prevención de la recurrencia del comportamiento suicida. El protocolo de actuación del PSyMAC incluye la recogida de información sociodemográfica, así como una valoración psiquiátrica y psicosocial de los pacientes que acuden al servicio de urgencias de un hospital regional de referencia tras haber realizado una tentativa suicida. De igual modo, se lleva a cabo un seguimiento individualizado de los pacientes y se facilita la participación en un programa preventivo de psicoeducación. El objetivo principal de la presente propuesta consiste en la búsqueda de estrategias preventivas útiles para evitar la recurrencia del comportamiento suicida. Algunos autores32 han propuesto diferentes intervenciones para disminuir la tasa de repetición de tentativas suicidas. El PSyMAC propone el manejo de casos, incluyendo un programa preventivo psicoeducativo, como intervención potencialmente eficaz. El manejo de casos ha sido estudiado por algunos autores15 , proponiendo una atención integral y multidisciplinar con seguimientos ambulatorios para aumentar el cumplimiento. En nuestro caso se realizaron entrevistas periódicas con los pacientes, recolectando información sobre la situación clínica y adherencia terapéutica, coordinando las citas periódicas con su psiquiatra de referencia, fomentando el retorno terapéutico de aquellos pacientes que han cesado voluntariamente su tratamiento. Asimismo se facilitó el contacto con los recursos sociales existentes en la comunidad, favoreciendo un abordaje biopsicosocial. Pero quizá el punto fuerte y distintivo del PSyMAC es la inclusión de un programa grupal de psicoeducación específicamente diseñado para la prevención del riesgo de suicidio, que consta de 10 sesiones semanales con una duración de 60 min, dirigidas por personal especializado (psicólogos y psiquiatras). Se trata de un modelo psicoeducativo integrador que utiliza un conjunto de herramientas ya mencionadas en otros estudios y metaanálisis10 con resultados satisfactorios. Por ejemplo, técnicas de orientación cognitivoconductual, entrenamiento en resolución de problemas, habilidades de comunicación, técnicas de relajación, provisión de una tarjeta de urgencia, técnicas para la prevención e intervención en crisis, mejora de la adherencia y cumplimiento terapéutico, así como, el adecuado uso de recursos sociosanitarios. Otra característica clave del PSyMAC es que la recogida de datos estandarizada se realiza por miembros del equipo investigador, in situ (Servicio de Urgencias del HUCA) manteniendo una entrevista directa con el paciente. Los servicios de urgencias son el lugar adonde suelen acudir a recibir la asistencia médica necesaria las personas que realizan una tentativa suicida. Se intenta así disminuir el sesgo de selección de pacientes ya que se ha detectado una importante tendencia a la subnotificación de las tentativas de suicidio. Muchos pacientes, una vez resuelta la urgencia médica, no acuden a los servicios especializados de salud mental, y por tanto no son detectados como casos. Otro punto fuerte del estudio es la utilización de un diseño prospectivo frente a otros modelos que recogen datos Manejo de casos y prevención del comportamiento suicida retrospectivos. En muchas ocasiones los datos recogidos en las historias clínicas adolecen de una incorrecta evaluación; concretamente, un estudio observacional llevado a cabo en 4 hospitales públicos de la Comunidad de Madrid pone de manifiesto que los informes clínicos de las personas que han acudido a dichos hospitales tras realizar una tentativa suicida son incompletos33 . Muchos informes de alta hospitalaria no recogen un diagnóstico que subraye adecuadamente el riesgo suicida y el acto autolesivo. Todo ello impide que existan datos longitudinales a nivel nacional e internacional que sean fiables y permitan hacer comparaciones adecuadas, conocer la magnitud del problema y el desarrollo de acciones preventivas específicas adecuadas al tamaño del mismo19 . En nuestro protocolo se recogen, por tanto, datos sociodemográficos, clínicos y psicométricos que no aparecerían en una historia clínica de urgencias de forma rutinaria. La principal limitación del estudio radica en las posibles pérdidas (dentro del grupo experimental) a lo largo del período de intervención y seguimiento, debido al propio diseño longitudinal del estudio y a la baja adherencia terapéutica que suele detectarse en pacientes que realizan tentativas suicidas. No obstante, la incorporación al estudio de personas que trabajan en el centro donde se llevará a cabo la intervención experimental, el propio trabajo del responsable de la recogida de datos, así como la experiencia del grupo participante, pueden reducir dichas pérdidas. De hecho, dado que en este momento ha finalizado la recogida de casos, podemos afirmar que esa limitación no ha existido, habiéndose logrado reclutar a los pacientes a priori previstos. Además, análisis preliminares ponen de manifiesto que desde el punto de vista sociodemográfico y clínico, la muestra «de seguimiento» es representativa de la muestra inicial, a pesar del número de abandonos durante el período de estudio. Otra posible limitación del estudio radica en el modo en que se ha llevado a cabo la aleatorización de los pacientes, ya que esta se realizó teniendo en cuenta la disponibilidad y preferencias personales de los pacientes, lo cual puede haber generado un sesgo de autoselección. A modo de conclusión, señalar que el PSyMAC propone intervenciones de bajo coste y fácilmente adaptables al entorno clínico habitual que pueden ayudar a suplir la carencia de protocolos específicos de actuación y de programas preventivos de comportamiento suicida existente en nuestro país, pudiendo convertirse en un programa efectivo para el manejo y reducción del riesgo de suicidio. Responsabilidades éticas Protección de personas y animales. Los autores declaran que los procedimientos seguidos se conformaron a las normas éticas del comité de experimentación humana responsable y de acuerdo con la Asociación Médica Mundial y la Declaración de Helsinki. Confidencialidad de los datos. Los autores declaran que han seguido los protocolos de su centro de trabajo sobre la publicación de datos de pacientes y que todos los pacientes incluidos en el estudio han recibido información suficiente y han dado su consentimiento informado por escrito para participar en dicho estudio. 137 Derecho a la privacidad y consentimiento informado. Los autores han obtenido el consentimiento informado de los pacientes y/o sujetos referidos en el artículo. Este documento obra en poder del autor de correspondencia. Financiación Este estudio fue en parte subvencionado por el Ministerio Español de Economía y Competitividad, Instituto de Salud Carlos III (referencia: PI10/01632) y Centro de Investigación en Red de Salud Mental (CIBERSAM). Patricia Burón ha sido financiada a través de la Beca Predoctoral Severo Ochoa de la Fundación para el Fomento en Asturias de la Investigación Científica Aplicada y la Tecnología (FICYT). Conflicto de intereses Los autores declaran no tener ningún conflicto de intereses Bibliografía 1. World Health Organization. Public health action for the prevention of suicide. A framework. Geneva: World Health Organization; 2012. 2. Instituto Nacional de Estadística [acceso 4 Feb 2014]. Disponible en: http://www.ine.es/jaxi/menu.do?type=pcaxis&path=/t15/ p417/a2012/&file=pcaxis 3. Giner L, Guija JA. Número de suicidios en España: diferencias entre los datos del Instituto Nacional de Estadística y los aportados por los Institutos de Medicina Legal. Rev Psiquiatr Salud Ment [en revisión]. 2014. Disponible en: http://dx.doi.org/10.1016/j.rpsm.01.00211 4. Blasco-Fontecilla H, Perez-Rodriguez MM, Garcia-Nieto R, Fernandez-Navarro P, Galfalvy H, de Leon J, et al. Worldwide impact of economic cycles on suicide trends over 3 decades: differences according to level of development. A mixed effect model study. BMJ Open. 2012;2:e000785. 5. Sáiz PA, Bobes J. Prevención del suicidio en España: una necesidad clínica no resuelta. Rev Psiquiatr Salud Ment. 2014;7:1---4. 6. Mittendorfer-Rutz E, Schmidtke A. Suicide attempts in Europe. En: Wasserman D, Wasserman C, editores. Oxford textbook of suicidology and suicide prevention. Oxford: Oxford University Press; 2009. p. 123---6. 7. Kapur N, Murphy E, Cooper J, Bergen H, Hawton K, Simkin S, et al. Psychosocial assessment following self-harm: results from the multi-centre monitoring of self-harm project. J Affect Disord. 2008;106:285---93. 8. Jimenez-Trevino L, Saiz PA, Corcoran P, Buron P, García-Portilla P, Chinea ER, et al. Hospitalization after suicide spectrum behaviors. Factors associated with hospitalization after suicide spectrum behaviours: results from a multicentre study in Spain. 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Este trabajo pretende comprobar si los datos del INE coinciden o difieren con los registrados por los organismos encargados de la realización de autopsias médico-legales en España (Institutos de Medicina Legal [IML]). Método: Se solicitó a los directores de IML el número de suicidios en un periodo de 5 años (2006-2010) y se comparó con los ofrecidos por el INE en su sede virtual. Se calcularon las tasas de suicidio según ambas fuentes. Resultados: El número total de suicidios según el INE fue menor al obtenido directamente por los IML en todos los años. Con la cifra de suicidio registrado por provincia y año más alta, ya fuera de los IML o del INE, se obtuvo la cifra de casos de suicidio identificados (NSI) y que por algún motivo no quedaron registrados en una u otra entidad. Las cifras de NSI indicaban una tasa media de suicidios por 100.000 habitantes 0,97 (DE: 0,10) más alta que la que señalaba el INE, con una pérdida media de 443,86 (DE: 46,72) casos registrados cada año. Se discuten los posibles factores que influyen en esta pérdida de casos registrados. Conclusiones: Según los resultados obtenidos, existe una discrepancia entre INE e IML sobre el número de suicidios en España sin que ninguna de las fuentes consultadas pueda considerarse más fiable. © 2013 SEP y SEPB. Publicado por Elsevier España, S.L. Todos los derechos reservados. Autor para correspondencia. Correo electrónico: lginer@us.es (L. Giner). 1888-9891/$ – see front matter © 2013 SEP y SEPB. Publicado por Elsevier España, S.L. Todos los derechos reservados. http://dx.doi.org/10.1016/j.rpsm.2014.01.002 140 KEYWORDS Suicide; Epidemiology; Prevention L. Giner, J.A. Guija Number of sucides in Spain: Differences between data from the Spanish Statistical Office and the Institutes of Legal Medicine Abstract Background and objectives: To be able to prevent suicides, The exact magnitude of suicides must be known in order to prevent them. There is evidence that data provided on the number of suicides by the Spanish Statistical Office (Instituto Nacional de Estadística [INE]) differs from that identified by forensic pathologists. This paper aims to determine whether the INE data are to the same as those recorded by the agencies responsible for conducting autopsies in Spain (IML), and calculate the number of missing cases. Method: IML were requested to provide the number of suicides in a five year period (2006-2010) and this was compared with those offered by INE in its site. A new rate of suicides per 100,000 was obtained and used to calculate the number of suicides in Spain. Results: For every year of the studied period, the number of suicides reported by the INE was lower than that obtained directly from the IML. Using the highest annual suicide rate registered by province and the total, a count was obtained of identified suicides that for some reason had not been recorded in the INE or the IML data. Based on these figures, the mean rate of suicides per 100,000 was 0.97 (SD 0.10) higher than official INE data, which indicates a mean loss of 443.86 (SD 46.72) cases reported each year. Possible factors that may influence the missing recorded cases are discussed. Conclusions: According to the results, there is a discrepancy between INE and IML about the number of suicides in Spain. Neither of the two sources can be considered more reliable than the other © 2013 SEP y SEPB. Published by Elsevier España, S.L. All rights reserved. El suicidio representa un problema de salud mundial, y su prevención una prioridad para la Organización Mundial de la Salud1 y los sistemas de salud nacionales como el español2 . Según cifras oficiales, el suicidio es la causa de muerte no natural más frecuente en España, por delante de los accidentes de tráfico3 . La magnitud de la problemática de la conducta suicida es una cuestión que preocupa tanto a los clínicos como a los investigadores4 . Una de las formas de conocer la importancia del suicidio en un país es a través de las cifras de fallecimientos por esta causa. En España, esta información procede de las cifras oficiales del Instituto Nacional de Estadística (INE) desde 19065 , datos que se usan en el reciente estudio que aborda la relación de la crisis económica en España y el número de suicidios6 . Este primer paso se pone en entredicho por estudios que indican una pobre fiabilidad de los datos oficiales en numerosos países7 . Conocer con exactitud el número de intentos de suicidio o de suicidios es una tarea compleja. La incidencia de intentos de suicidio se suele hacer extrapolando los datos de un área y periodo concreto, normalmente los servicios de urgencias. Esta metodología se siguió en un estudio multicéntrico promovido por la Organización Mundial de la Salud que hoy por hoy sigue siendo la referencia fundamental a la hora de valorar las cifras de intentos de suicidio en Europa8 . No obstante, esta metodología de recogida de casos conlleva implícitamente una infraestimación de los casos reales. Por citar un ejemplo, los intentos de suicidio en los que la persona se arrepiente en un último instante y no han sido vistos por terceros, no suelen acudir a los servicios de urgencias. En lo que respecta al suicidio, la identificación del número de casos sería más sencilla a priori. Esto es así en países en los que ante toda muerte violenta o sospechosa de criminalidad debe practicarse una autopsia médico-legal, como es el caso de España. Sin embargo, no ocurre igual en muchos otros países, como los anglosajones, en los que el coroner determina, sin necesidad de una autopsia en algunas ocasiones, la causa de la muerte. En España, ante toda muerte violenta o sospechosa de criminalidad se procede al levantamiento del cadáver, que requiere la actuación de la comisión judicial integrada por juez, secretario judicial y médico forense. A este respecto, señalemos que el juez y el secretario judicial se encuentran destinados en el Juzgado de Instrucción del partido judicial en el que haya aparecido el cadáver, mientras el médico forense desarrolla su función en el Instituto de Medicina Legal (IML) de la provincia o de la región en la que se detecta el fallecido (salvo en la Comunidad de Madrid donde el sistema de destinos es similar al de jueces y secretarios judiciales). Tras la realización de la autopsia, el médico forense remitirá un informe de «adelanto de autopsia» en el que se establece la naturaleza de la muerte (natural o violenta) y la etiología médico-legal (suicidio, homicidio o accidental), remitiéndolo al Juzgado de Instrucción que entiende del caso. De forma independiente y a efectos civiles de inscripción del fallecimiento y de cumplimentación estadística, el Juzgado de Instrucción que ha iniciado la investigación de la causa comunica los datos facilitados por el médico forense al órgano del registro civil (oficinas del Registro Civil [ORC]) del municipio en cuyo término municipal se ha encontrado el cadáver y que normalmente asienta en el Juzgado de Paz o, en su defecto, en el Ayuntamiento. En las cabezas de los partidos judiciales, la ORC suele estar adscrita a uno de los juzgados que constituyen el citado partido. Un funcionario de esta ORC será el encargado de cumplimentar el Boletín Estadístico de Defunción con Intervención Judicial (BEDJ)9 Discrepancias en los datos de suicidios en España Muerte judicial Instituto de medicina legal Autopsia médico-legal (médico forense) Diligencia judicial Juzgado de instrucción (lugar de levantamiento*) Causa de muerte Órgano del registro civil (lugar de levantamiento*) BEDJ Delegación provincial de estadística (INE) INE Figura 1 Itinerario que lleva el registro de casos de muerte violenta en España. BEDJ: Boletín Estadístico de Defunción con Intervención Judicial; INE: Instituto Nacional de Estadística. *Correspondiente al municipio donde se encuentra el cadáver. y remitirlo a la Delegación Provincial del INE, para su inclusión y elaboración de los datos oficiales sobre el suicidio en España. En definitiva, observamos que en la actualidad, desde 33 IML (incluimos Madrid, Ceuta y Melilla con las salvedades que posteriormente mencionaremos) se transmite la información a 1.543 Juzgados de Instrucción o mixtos en su caso, desde aquí a las 8.093 ORC, y de ahí, finalmente, al INE (fig. 1). Este último paso se realiza a través del BEDJ reseñado anteriormente y es de especial importancia pues 141 los resultados que consten en el INE dependen de la debida cumplimentación del mismo. Los datos del apartado 3 del BEDJ, «Causa de la defunción», son esenciales, de tal modo que la falta de información por parte del juzgado impedirá que el INE desarrolle adecuadamente su función. Esta información se encuentra en la documentación del caso (informe de levantamiento del cadáver e informe del médico forense). Sin embargo, no hay un estándar de los datos a remitir a la ORC para su cumplimentación; dado el gran número de juzgados que envían información y su organización, es fácil que esta no llegue de forma completa a su destino (fig. 2). Por otro lado, las muertes por suicidio no son siempre identificables. Así, se dan casos de suicidio por ahogamiento, de suicidio mediante accidente de tráfico, e incluso casos de muerte por sobreingesta de fármacos o tóxicos difíciles de distinguir de muertes violentas accidentales. Otras muertes de etiología suicida como por ejemplo ahorcadura, armas de fuego o armas blancas pueden resultar en un principio más sencillas de identificar por signos indirectos o directos (por ejemplo, señales de lucha, heridas de tanteo o al realizar el estudio microscópico de la vitalidad de las heridas). De ahí que la determinación de una muerte como suicida es más específica que sensible: no se identifican todos los suicidios que se producen, pero aquellas que son identificadas como suicidios lo son sin lugar a dudas. A pesar de lo indicado anteriormente, existen trabajos en los que tras haber obtenido el número de muertes por suicidio a través de distintos IML, este no coincide con las cifras oficiales ofrecidas por el INE. A modo de ejemplo, Calvet-Roura et al.10 presentaron un estudio descriptivo de suicidio consumado en el periodo 2006-2009 en la provincia de Girona, en los que los datos se obtuvieron directamente a través del Servei de Medicina Forense de la provincia de Girona. En dicho trabajo se indicaba que en los 4 años se habían producido 269 muertes por suicidio en la provincia Según el Poder General del Poder Judicial, en España existen 431 partidos judiciales, lo que equivale a la existencia de 431 ORC (una por partido judicial). Además, encontramos 7.685 Juzgados de Paz que actúan como Registros Civiles Municipales Delegados (ORC en nuestro trabajo). En definitiva, encontramos que la información llega al INE a través de 8.116 Oficinas de Registro Civil, siendo en estos lugares en los que se cumplimenta el Boletín Estadístico de Defunción con Intervención Judicial con la información que le llega desde los 1.546 Juzgados que pueden investigar los casos de muerte violenta o sospechosa de criminalidad (500 Juzgados de Instrucción y 1.046 Juzgados de Primera Instancia e Instrucción). Por otro lado, hay que señalar que en España existen 30 Institutos de Medicina Legal (IML) (21 uniprovinciales y 9 pluriprovinciales), donde los médicos forenses realizan su actividad. Como excepción, estarían Ceuta y Melilla, que a pesar de no tener un IML propiamente dicho, funcionan como tal, y la Comunidad Autónoma de Madrid, en la que existe un Instituto de Anatómico Forense donde se practican las autopsias del partido judicial de Madrid así como del resto de partidos judiciales de la Comunidad Autónoma que así lo deseen los médicos forenses en ellos destinados. Figura 2 Organización del sistema judicial referente al suicidio. IML: Instituto de Medicina Legal (se incluyen el Instituto Anatómico Forense de Madrid, Ceuta y Melilla); INE: Instituto Nacional de Estadística. L. Giner, J.A. Guija 46.745.807 40.048.199 (85,67) 40.861.172 (87,41) INE IML 7,06 7,81 46.157.822 40.067.941(86,81) 40.873.421 (88,55) INE IML 7,27 8,29 45.200.737 36.871.428 (81,57) 37.658.806 (83,31) INE IML 6,68 7,94 44.708.964 36.122.164 (80,79) 36.897.815 (82,53) INE IML 7,05 7,85 2008 2007 2006 IML: Instituto de Medicina Legal (se incluyen el Instituto Anatómico Forense de Madrid, Ceuta y Melilla); INE: Instituto Nacional de Estadística. De los 33 IML o centros encargados de la realización de las autopsias, 18 proporcionaron los datos solicitados por completo, 4 de forma incompleta, 7 no pudieron facilitar los datos de ningún año y 4 no respondieron. Entre los que no pudieron facilitar los datos de todo o parte del periodo Número de suicidios y tasa por 100.000 habitantes en las zonas estudiadas durante el periodo 2006-2010 Resultados Tabla 1 Se contactó por teléfono, por correo electrónico y/o postal con los directores de los IML de España, además de con los médicos forenses coordinadores de Ceuta y Melilla y el director del Instituto Anatómico Forense de Madrid (en lo sucesivo, incluidos como IML de manera genérica). En total fueron consultadas 33 fuentes, con el objeto de obtener las cifras de las muertes por suicidio identificadas durante 5 años consecutivos (2006-2010). El suicidio es un diagnóstico médico-legal que realizan los médicos forenses tras el estudio de las circunstancias de la muerte y realizar la autopsia. Estos datos se compararon con las cifras oficiales proporcionadas por el INE y obtenidas a través de su página web (www.ine.es). Por tanto, las zonas estudiadas cada año fueron aquellas en las que se obtuvieron datos por IML y se compararon con las que ofrecía el INE en el mismo territorio y año. De las provincias que facilitaron datos de los IML, se obtuvo el número de suicidios y las cifras de población (a 1 de enero del año en cuestión) por la página web del INE. Con estos datos se calcularon las tasas de suicidio por 100.000 habitantes según el INE y según los IML. La población de referencia para el cálculo difería ligeramente en el caso de Madrid, ya que en las tasas de suicidio calculadas para los datos del INE se incluía toda la población de Madrid, mientras que en la calculada para los IML no se incluyeron los partidos judiciales que no realizaban las autopsias en el Instituto Anatómico-Forense. Respecto al registro de muertes, existe la posibilidad de que, tanto en el INE como en los IML, se pierdan casos durante el proceso de registro, si bien resulta improbable que se registraran suicidios que no eran tales. En función de esta premisa, se consideró que el número más alto de suicidios en una provincia y año sería el número de casos identificados; esta cifra, a la que hemos llamado número de suicidios identificados provinciales (NSIP), puede proceder del IML o del INE según año y provincia. La suma de los NSIP del territorio de España estudiado da el número de suicidios identificados totales (NSIT) y una nueva tasa de suicidio. Esta tasa, extrapolada a todo el territorio nacional, permitió calcular el número mínimo de suicidios reales y compararlo con el oficial. El estudio se realizó siguiendo los procedimientos conforme a las normas éticas del comité de experimentación humana responsable y de acuerdo con la Asociación Médica Mundial y la Declaración de Helsinki. 2009 Método Población España Población estudiada IML (%) Población estudiada INE (%) Organismo Tasa por 100.000 habitantes de las zonas estudiadas 2010 de Girona, mientras que para el INE habían sido 215 para el mismo periodo de tiempo y lugar. El presente estudio pretende analizar si existen o no diferencias entre los datos recogidos en los IML y los reportados por el INE. 47.021.031 38.501978 (81,88) 39.321.027 (83,62) INE IML 6,32 7,61 142 Discrepancias en los datos de suicidios en España 3.500 3.000 143 de 0,97 (DE: 0,10) lo que supondría una pérdida media de 443,86 (DE: 46,72) casos registrados cada año como mínimo. 3.321 2.928 2.972 3.130 2.885 2.930 2.836 2.603 2.500 2.518 Discusión 2.485 2.000 INE IML 1.500 1.000 500 0 2006 2007 2008 2009 2010 Figura 3 Número total de suicidios registrados por el INE y por los IML ocurridos en la zona estudiada por años. IML: Instituto de Medicina Legal (se incluyen el Instituto Anatómico Forense de Madrid, Ceuta y Melilla); INE: Instituto Nacional de Estadística. solicitado, la principal razón aducida fue la no disponibilidad de un registro de las causas de muerte por años o la ausencia de herramientas informáticas que facilitasen tal tarea. En el caso particular de Madrid, el registro no incluía los partidos judiciales de Alcorcón (un municipio), Coslada (3 municipios), Colmenar Viejo (10 municipios), Móstoles (5 municipios) y Torrelaguna (42 municipios). Al disponer siempre de los datos del INE, la zona y población estudiada dependían de los datos de las provincias aportadas por los IML. Así, en 2006, la población fue de 36.122.164 (el 80,79% de la población en España). Para el cálculo de tasas con los datos del INE en ese mismo año en las mismas provincias, con la salvedad de incluir los 61 municipios pertenecientes a los partidos judiciales de Madrid reseñados, la población a estudio fue de 36.897.815 (82,53%). En los años sucesivos, la población estudiada con los IML fue del 81,57%en 2007; del 86,80% en 2008; del 85,67% en 2009; y del 81,88% en 2010 (tabla 1). El número de suicidios obtenido por el INE y por los distintos IML no se correspondía en casi ninguna provincia. Solo concordaron en 3 provincias en 2006, 4 en 2008 y 2010, y 5 en 2007 y 2009. Únicamente en La Rioja coinciden las cifras de IML e INE todos los años estudiados. Las cifras eran más altas en el IML o en el INE según provincia y año (tabla 2, indicado en negrita y equivalente al NSIP). El número total de suicidios según los IML de las zonas en que se disponían los datos de ambos organismos fueron mayores que los indicados por el INE en todos los años estudiados (fig. 3). Asimismo, las tasas de suicidio anuales de la población estudiada también fueron superiores a las calculadas sobre los valores del INE (tabla 1). Para calcular el NSIT se tuvo en cuenta, como se ha indicado, que en los registros tanto del INE como de los IML se podían perder los datos, pero era muy improbable que registraran casos inexistentes de suicidio. Así, se obtuvo el NSIT calculado para cada año (tabla 3). Estos resultados muestran unas tasas de suicidio superiores a las calculadas solo con los datos del INE, con una diferencia media en este periodo Las cifras de registro de suicidio obtenidas por los IML o a través del INE no concuerdan en casi ninguno de los años y provincias. Este dato es muy preocupante dada la importancia que tiene conocer la magnitud real del suicidio en España. La diferencia en el número de suicidios registrados por el INE o por los IML varía según cada año. Además, el número mayor de casos no es en uno u otro organismo de forma constante, sino que se alternan, de forma que un mismo IML puede registrar más casos que el INE en una provincia y otro año ser al contrario. Estas diferencias pueden llegar a los 174 casos, como ocurre en la provincia de Madrid, que además no se incluye en su totalidad. Cifras tan dispares hacen que nos planteemos el motivo de esta divergencia en el registro de suicidios. Podría ser debido, en parte, a que en el caso de las muertes violentas, en el momento de su inscripción en el Registro Civil, no ha quedado determinada la etiología y se esté a la espera de pruebas de tipo toxicológico u otra naturaleza. Sin embargo, estos casos no justifican por sí solos la divergencia planteada. Habría que pensar en otros factores como, por ejemplo, el intrincado camino por el que fluye la información desde que es obtenida por el médico forense hasta que se procede a la cumplimentación de datos en la ORC. Entendemos que el importante número de personas que están implicadas en todo el proceso, (médico forense, personal del Juzgado de Instrucción, personal de los Registros Civiles, personal del INE) da lugar a que se pierda progresivamente información desde su origen al destino final. Como se ha comentado, y así lo señalaba Farmer, el número de muertes identificadas y clasificadas como suicidas son, necesariamente, menores de las reales por distintos motivos11 : 1) Criterios de definición de suicidio: así, existe la posibilidad de clasificar una muerte como indeterminada en algunos países y en otros no. Concretamente en España, el informe definitivo que emite el forense a petición del juzgado que lleva el caso de la muerte explicita la naturaleza del fallecimiento (natural o violento) así como la etiología del mismo (accidental, homicida o suicida). Existen situaciones en las que no se puede emitir el diagnóstico etiológico de la muerte a la espera de resultados de pruebas complementarias, por lo que el informe puede ser considerado como indeterminado a la espera de las pruebas que elevarán a definitivo dicho informe. 2) Necesidad de constatar la intencionalidad del sujeto: determinar la intención de una persona fallecida es difícil. Esta intencionalidad es importante para casos en los que se puede confundir con una muerte accidental y que no hubiese testigos. En un suicidio por ahogamiento, cabe la posibilidad de haber caído accidentalmente al agua, o en una precipitación desde un edificio. Lo mismo ocurre en un accidente de tráfico en el que el conductor haya tenido un periodo de inconsciencia o similar que haya provocado la falta de control del vehículo. Schmidt et al. señalaban que durante un periodo de 6 años solo el 1,7% de las muerte ocurridas por accidente de tráfico se consideraron suicidios12 . Otros suicidios usan métodos menos violentos, como los enfermos crónicos en 144 Tabla 2 L. Giner, J.A. Guija Número de suicidios registrados por provincia por los IML y por el INE 2006 Araba Albacete Alicante/Alacant Almería Asturias Ávila Badajoz Balears (Illes) Barcelona Bizcaia Burgos Cáceres Cádiz Cantabria Castellón/Castelló Ciudad Real Córdoba Coruña (A) Cuenca Gipuzkoa Girona Granada Guadalajara Huelva Huesca Jaén León Lleida Lugo Madrida Málaga Murcia Navarra Ourense Palencia Palmas (Las) Pontevedra Rioja (La) Salamanca Santa Cruz de Tenerife Segovia Sevilla Soria Tarragona Teruel Toledo Valencia/València Valladolid Zamora Zaragoza Ceuta Melilla 2007 2008 2009 2010 INE IML INE IML INE IML INE IML INE IML 26 31 122 63 128 17 47 76 257 71 24 26 90 22 72 39 67 142 12 51 46 88 15 32 19 68 41 32 52 209 173 124 43 28 15 71 82 27 21 104 11 141 12 54 18 48 179 39 21 49 1 0 25 ND 144 53 134 17 50 71 323 72 31 28 101 45 80 ND ND 165 ND 26 54 111 ND ND ND ND 49 37 31 277 ND 123 46 24 23 ND 85 27 21 75 12 153 15 57 ND ND 194 42 15 ND ND ND 32 28 156 67 125 14 50 85 244 101 29 23 74 18 40 49 82 131 20 48 46 90 6 25 26 85 51 33 54 145 188 103 65 43 6 80 75 19 19 81 13 116 13 59 9 41 205 49 26 70 1 5 31 19 173 52 ND 11 58 67 380 98 50 30 92 34 40 ND ND 134 2 47 76 101 2 ND ND ND 49 36 53 300 ND 103 65 44 9 ND 85 19 19 78 12 125 11 68 ND 43 229 53 30 ND ND ND 27 33 129 87 115 14 50 92 271 90 27 31 117 25 55 46 73 130 22 54 56 97 19 46 17 70 37 24 43 160 185 116 50 37 6 73 90 28 44 109 15 163 7 78 10 44 196 53 12 74 2 8 27 38 152 50 127 18 62 72 360 90 40 34 103 47 60 68 77 135 7 60 68 107 19 ND ND ND 35 31 40 310 ND 114 49 42 13 ND 88 28 43 77 16 171 10 95 ND 52 214 57 15 ND ND ND 28 33 147 72 114 21 43 112 287 86 26 31 77 35 48 55 76 160 15 51 67 111 14 36 23 89 48 31 48 132 171 103 58 39 13 70 103 28 38 91 10 125 9 57 15 47 195 34 22 74 6 5 27 41 166 77 56 16 57 68 344 83 25 42 84 54 59 ND 76 152 3 52 78 112 14 ND ND ND 52 31 54 265 ND 108 55 49 23 ND 107 28 41 78 10 122 11 72 ND 53 222 37 26 ND ND ND 29 32 151 53 147 16 50 97 292 60 33 33 83 18 52 40 71 124 18 35 59 99 16 15 15 75 48 32 66 105 151 88 41 21 22 81 65 14 28 75 10 145 8 53 12 44 201 46 18 66 4 1 29 47 162 65 ND 14 55 87 385 58 40 36 95 51 54 ND 73 147 4 38 63 113 14 ND ND ND ND 34 72 279 ND 101 41 27 23 ND 60 14 26 70 12 149 8 75 ND 45 208 56 ND ND ND ND IML: Instituto de Medicina Legal (se incluyen el Instituto Anatómico Forense de Madrid, Ceuta y Melilla); INE: Instituto Nacional de Estadística ND: datos no disponibles. El número de suicidio identificado provincial viene indicado en negrita. a Madrid: Los datos del INE incluyen toda la provincia; por el Instituto Anatómico Forense sería toda la provincia menos los partidos judiciales de Alcorcón, Colmenar Viejo, Coslada, Móstoles y Torrelaguna. Discrepancias en los datos de suicidios en España 145 Tabla 3 Número de suicidios identificados, tasas de suicidios y número de suicidios extrapolados a todo el territorio nacional calculado por años Población 2006 2007 2008 2009 2010 NSITa (área estudiada) Tasa de suicidiob en el área estudiada según el NSIT Tasa de suicidiob en España según INE Número de suicidios en España extrapolado del NSIT Número de suicidios en España según INE Diferencia 2.938 8,13 7,26 3.636 3.246 390 3.020 8,19 7,22 3.702 3.263 439 3.450 8,61 7,49 3.974 3.457 517 3.281 8,19 7,33 3.830 3.429 401 2.972 7,72 6,72 3.630 3.158 472 INE: Instituto Nacional de Estadística; NSIT: número de suicidios identificados totales. a Suma de los números de suicidio identificados provinciales. El número de suicidios identificados provinciales es la cifra más alta de suicidio que se da en un año en una provincia de la que se disponen los datos de los Institutos de Medicina Legal. b Tasas: por 100.000 habitantes. los que la toma de más o menos medicación prescrita puede tener consecuencias fatales13 . 3) Actitudes hacia el suicidio: pueden ser culturales y/o religiosas o bien económicas por los seguros que haya firmado fallecido. Por ello, ante casos en los que genera duda la etiología de la muerte, se suele optar por la accidental, que conlleva menos consecuencias psicológicas a la familia y de estigmatización social14 , a las que podríamos añadir las económicas según el seguro que tuviese el fallecido. Es importante conocer estos datos a la hora de valorar que la magnitud del problema del suicidio es incluso mayor de lo que podamos apreciar al conocer las cifras de suicidio registrado oficialmente. Pero esta discrepancia entre las cifras de suicidio publicadas en el INE y las recogidas por los distintos IML estudiados no tiene nada que ver con lo anteriormente expuesto, relativo al diagnóstico de suicidio y no al registro de los casos ya identificados como tales. Si bien las causas de estas diferencias quedan sin aclarar, lo que es evidente es que el sistema actual de recogida de las causas de muerte no es eficaz ni fiable. Cuanto más larga sea la cadena de recogida de información, mayor es la posibilidad de error. No es el objeto de este estudio, pero existe la posibilidad de que la contabilización de casos de otro tipo de muerte, ya sea violenta o natural, también contengan errores, con discrepancias entre los casos clasificados y los reales. Este hallazgo es importante para poder conocer el problema real que supone el suicidio en España y la posición que ocupa entre otros países. Las cifras oficiales colocan a España entre los países con menor tasa de suicidio en la Unión Europea, lo que se ve respaldado por una menor prevalencia de ideación, planificación suicida e intentos de suicidio en población española en comparación con otros países8,15 . Cantor16 propone la división de Europa en 4 zonas por similitud en la tendencia de las cifras de suicidios anuales. Estas áreas serían Europa del Sur (Grecia, Portugal, Italia y España), Europa Occidental (Austria, Bélgica, Francia, Alemania, Holanda y Suiza), Escandinavia (Dinamarca, Finlandia, Noruega y Suecia) y por último los denominados anglosajones del antiguo mundo (Reino Unido e Irlanda). Ante estos resultados y la posibilidad de que los datos del INE y de los IML referentes al suicidio y a otras causas de muerte sean erróneos, proponemos como solución lo que acontece en las muertes no judiciales (ni violentas ni sospechosas de criminalidad), en las que, con el certificado médico de causa de la muerte, se adjunta un formulario del INE para su cumplimentación, siendo ambos documentos firmados por el médico que conoce la causa de la muerte. En nuestro caso, la muertes judiciales, la propuesta consiste en que la persona encargada de cumplimentar toda la información correspondiente al apartado 3 del BEDJ («Causas de la defunción») fuese el médico forense encargado de realizar la autopsia y, por consiguiente, el diagnóstico médico-legal. Es quien posee la capacidad y los conocimientos necesarios acerca de todo lo acontecido en la muerte de una persona y es por ello quien informa al Juzgado de Instrucción que investiga el fallecimiento. Por extensión, sería la persona idónea para aportar los datos relacionados con la muerte que interesan al BEDJ. De este modo, la información sobre la causa de muerte llegaría desde el origen (IML) al INE a través del Juzgado de Instrucción o directamente, por lo que lo único que cambiaría del proceso actual es quién rellenaría los datos de un apartado del BEDJ y sería más parecido a como se hace en las muertes naturales con certificado médico Limitaciones En este estudio no se ha incluido todo el territorio nacional, aunque sí se han obtenido datos de un porcentaje muy elevado. Asimismo, las cifras de NSIT son una aproximación de las cifras mínimas de suicidio en España asumiendo que las cifras mayores por provincia y año sean de casos existentes. En el caso de la provincia de Madrid, las cifras con las que analizamos las cifras del INE no son las mismas que las del Instituto Anatómico Forense, por lo que las cifras en esta comunidad autónoma no son comparables. Sin embargo, la diferencia de población no parece repercutir en la distorsión de los datos, es más, señala la necesidad de optimizar los registros de suicidios. Conclusiones Según los resultados obtenidos, existe una discrepancia entre los datos oficiales ofrecidos por el INE sobre el suicidio en España y los obtenidos directamente a través de los encargados de realizar las autopsias de los suicidios, los médicos forenses en los IML. El número de suicidios de forma global fue superior en los IML frente al INE. Sin embargo, las cifras por provincia y año no eran mayores de forma 146 sistemática en ninguno de los 2 organismos, por lo que tampoco parece que los IML en la actualidad sean una fuente fiable en el registro de casos. Por los resultados obtenidos, todo parece indicar que las cifras de casos de suicidios identificables, ya no de suicidios reales, es superior a lo que viene indicando el INE. Esta falta de fiabilidad en el registro de suicidios por parte del INE puede ser debida a que la persona encargada de rellenar los datos que debe remitir al INE no tenga los datos suficientes, ya que son enviados por el Juzgado de Instrucción. Esta situación podría modificarse y ser más fiable si el encargado de cumplimentar los datos relacionados con la muerte con intervención judicial fuese el mismo médico forense que ha realizado el informe de autopsia y que remite al Juzgado de Instrucción. Responsabilidades éticas Protección de personas y animales. Los autores declaran que para esta investigación no se han realizado experimentos en seres humanos ni en animales. Confidencialidad de los datos. Los autores declaran que en este artículo no aparecen datos de pacientes Derecho a la privacidad y consentimiento informado. Los autores declaran que en este artículo no aparecen datos de pacientes. Conflicto de intereses No hay conflicto de intereses. Agradecimientos A los siguientes directores de los IML y coordinadores, que ejercían esta función a fecha de julio-agosto de 2012 por facilitar los datos que han hecho posible este estudio: Joaquín Garijo (IML Albacete, Cuenca y Guadalajara), Juan José Payo (IML Alicante), Laura Márquez (IML Almería), Antonia Martínez (IML Asturias), Enrique Mendoza (IML Badajoz), Vidal Santos (IML Baleares), José Amador Martínez (IML Ávila, Burgos, Segovia y Soria), Mercedes González Salinas (IML Cádiz), José María Montero (IML Cáceres), Pilar Guillén (IML Cantabria), Mario Ventura (IML Castellón), Jordi Medallo (IML Cataluña), María del Carmen Martín (IML Ciudad Real y Toledo), José Sáez (IML Córdoba), Gilberto Giménez (IML Granada), Benito López de Abajo. (IML Galicia), Jorge González (IML La Rioja), Mariano de la Torre (IML León y Zamora), Eduardo Andreu (Instituto Anatómico Forense de Madrid), Rafael Bañón (IML Murcia), Rafael Teijeira (IML Navarra), Carlos Cubero (IML País Vasco), María Victoria García (IML Palencia, Salamanca y Valladolid), Jesús Parejo (IML Sevilla), Jesús Vega (IML Tenerife) y Vicente Matías (IML Valencia); y a los médicos forenses coordinadores, Leticia Alonso (coordinadora de Melilla) y Ángel Macías (coordinador de Ceuta). A los funcionarios del Registro Civil de Sevilla y del Juzgado de Paz de Mairena del Aljarafe (Sevilla) por aclarar el itinerario que sigue en la actualidad el registro de las muertes por suicidio. Además, a Antonia Rodríguez L. Giner, J.A. Guija y Samuel Aidan Kelly por su lectura crítica y ayuda en la redacción del presente artículo y al Consorcio para la Excelencia en la Investigación Forense en Andalucía (CEIFA) por su colaboración en la investigación de la conducta suicida. 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Enric Álvarez a,∗ , Sara Vieira a y Xavier Garcia-Moll b a Servicio de Psiquiatría, Hospital de la Santa Creu i Sant Pau, CIBERSAM, IBSantpau, Universitat Autónoma de Barcelona, Barcelona, España b Servicio de Cardiología, Hospital de la Santa Creu i Sant Pau, IBSantpau, Universitat Autónoma de Barcelona, Barcelona, España Recibido el 10 de julio de 2013; aceptado el 24 de diciembre de 2013 Disponible en Internet el 17 de febrero de 2014 PALABRAS CLAVE Citalopram; Escitalopram; QT; Cardiotoxicidad; Alerta Resumen Las alertas generadas por las agencias reguladoras acerca de la posible toxicidad cardíaca del citalopram y el escitalopram han generado alarma entre los clínicos prescriptores. La revisión de los datos acerca de la mencionada toxicidad evidencia que debe limitarse a pacientes con historia clínica de síncopes o en casos de intoxicación. Como medida de precaución debería introducirse la realización de un electrocardiograma en pacientes de edad avanzada. © 2013 SEP y SEPB. Publicado por Elsevier España, S.L. Todos los derechos reservados. KEYWORDS Citalopram, escitalopram and prolonged QT: Warning or alarm? Citalopram; Escitalopram; QT; Cardiotoxicity; Warning Abstract The alerts issued by regulatory agencies on the potential cardiac toxicity of citalopram and escitalopram have caused alarm among clinicians. A review of the data concerning this topic shows that the alarm should be limited to patients with a history of syncope or poisoning. As a precautionary measure, an electrocardiogram should be performed on elderly patients. © 2013 SEP y SEPB. Published by Elsevier España, S.L. All rights reserved. El síndrome del QT largo (SQTL) es una alteración cardíaca causada por un alargamiento de la fase de repolarización del potencial de acción ventricular. En síntesis, está causado por una disfunción de la actividad de los ionóforos de K durante esta fase. La despolarización normal se produce por una entrada rápida de cargas positivas, en concreto iones Na y Ca al interior de la célula miocárdica. La reducción de cargas positivas que inicia la repolarización se produce cuando ∗ Autor para correspondencia. Correo electrónico: ealvarezm@santpau.cat (E. Álvarez). la salida de iones K supera la entrada de sodio y calcio mencionada. Cuando esta salida de K se produce de forma deficiente o lenta se alarga la repolarización lo cual se constata en el electrocardiograma (ECG) con el alargamiento del QT (SQTL). El SQTL implica un aumento del riesgo de arritmia ventricular grave. El SQTL puede ser congénito por una «canalopatía» o adquirido, generalmente producido por un fármaco, y en este caso se denomina únicamente QT largo (QTL). Este es el caso que supuestamente ha inquietado a millones de pacientes en EE. UU. y Europa a través de sus respectivos médicos alertados por las agencias reguladoras (FDA y EMA) en relación con el citalopram y el escitalopram, 1888-9891/$ – see front matter © 2013 SEP y SEPB. Publicado por Elsevier España, S.L. Todos los derechos reservados. http://dx.doi.org/10.1016/j.rpsm.2013.12.005 148 2 de los antidepresivos inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS) más usados en nuestro medio. Existen unos criterios diagnósticos para el SQTL. Cada factor de riesgo y cada una de las alteraciones que el ECG puede presentar son puntuados según su peso en el diagnóstico. Van desde los 2 puntos de los antecedentes de síncope aparecido en el contexto de una situación de estrés, pasando por un punto en familiares diagnosticados de SQTL hasta un guarismo creciente según la duración del QT (2 puntos entre 460 y 470 ms de QT)1 . La capacidad de un fármaco antidepresivo para inducir este tipo de efecto sobre el miocardio no guarda ninguna relación con su principal acción farmacodinámica, es decir, antagonizar estructuras sinápticas como transportadores de aminas, receptores, autorreceptores y eventualmente enzimas metabolizadoras. El mecanismo que altera la velocidad de salida del K durante la repolarización depende de la acción del fármaco sobre las proteínas que rodean el ionóforo de K y que regulan su apertura. Los medicamentos que interfieren en este mecanismo reduciendo o dificultando dicha apertura podrán potencialmente entorpecer la repolarización y alargar el QT en el ECG. En agosto de 2011, la FDA advirtió que el citalopram no debe ser indicado en dosis superiores a 40 mg al día en adultos jóvenes y no más de 20 en personas mayores de 60 años debido a la posible inducción de anormalidades eléctricas en el ECG. Las razones que expone la agencia reguladora se basan en la comunicación de casos a la propia agencia y en un estudio no publicado de farmacovigilancia doble ciego, controlado, en sujetos sanos que tomaron citalopram en dosis de entre 20 y 60 mg así como escitalopram en rangos equivalentes2 . Esta alerta compartida inicialmente por la EMA3 fue matizada en 2012; la FDA cambió el término «contraindicado» por «no recomendado», entendiendo que algunos pacientes de riesgo pueden beneficiarse de dosis bajas de citalopram4 . En cuanto a referencias preclínicas, existen datos en los que el citalopram alargaba el QT en perros Beagle, sin embargo, los niveles en plasma eran considerablemente más altos que en humanos5 . Respecto a estudios consultables en la bibliografía internacional, los datos son más que controvertidos con relación a la alerta de la FDA. En contraste con la opacidad de los datos de la agencia norteamericana, un metaanalisis sobre 40 ensayos clínicos de eficacia con citalopram incluyendo dosis entre 5 y 60 mg al día evidenciaron que el citalopram puede causar una reducción de la frecuencia cardíaca de unos 8 latidos de media pero ningún efecto significativo sobre el intervalo QT6 . En un estudio realizado en pacientes que tomaron sobredosis de escitalopram y fueron ingresados en servicios de urgencias tampoco encontraron datos muy alarmantes. Fueron 34 pacientes que tomaron hasta un máximo de 560 mg de escitalopram. Se detectaron casos de síndrome serotoninérgico de poca gravedad, bradicardia en 11 pacientes, taquicardia en 33, hipotensión en 8 casos y en 11 se halló un QT «de riesgo». No se produjo ningún caso de arritmia, convulsiones o fallecimiento7 . En enero de 2013 se ha publicado un estudio sobre la población atendida en 2 grandes hospitales de EE. UU. De todos los sujetos atendidos entre 1990 y 2011 fueron seleccionados todos los pacientes a los que se les practicó un ECG después de la prescripción de un antidepresivo. E. Álvarez et al Encontraron una relación modesta pero significativa entre la dosis de citalopram y escitalopram (además de la amitriptilina) y el QT. Sin embargo, los sesgos que supone esta metodología hacen difícil sacar conclusiones. Los pacientes a los que se realiza una exploración cardiológica son los que el clínico valora como de mayor riesgo cardíaco ya que no se trata de un estudio prospectivo ni que relacione la concentración en sangre con el QT8 . El estudio que ofrece una información sin duda más fiable es el publicado por Zivin et al. en el que estudian la población atendida en los centros de la Asociación de Veteranos (Veterans Health Administration) entre 2004 y 2009. En una muestra de más de medio millón de pacientes no encuentran diferencias en relación con arritmia ventricular o muerte por causa cardiológica entre los sujetos que recibieron más de 40 mg/día y aquellos que no sobrepasaron los 20 mg/día. Recalcan, además, que los datos obtenidos no difieren de los hallados en una población parecida en tamaño tratada con sertralina, fármaco sobre el que no pesa ninguna alerta. En este artículo se cuestiona la conveniencia de mantener la alerta sobre este antiepresivo9 . En situación clínica habitual en cuanto a dosis e indicación con escitalopram, existen 2 únicos casos comunicados («case reports») de QTL y arritmia. El primero de ellos en una paciente sana de 42 años; se trata de una observación realizada en Taiwán. El QT volvió a la normalidad al suspenderse el fármaco10 . El segundo se ha referenciado en EE. UU. Una paciente de 40 años empezó a presentar sincopes y caídas después de que al recaer le fuera sustituida la fluoxetina por 40 mg de citalopram 2 veces al día11 . Los autores opinan que la paciente presentaba un SQTL congénito que fue «desenmascarado» por el citalopram. Así pues, los 2 casos publicados de QTL inducidos por escitalopram en la práctica diaria con relación a los millones de pacientes que lo han consumido en todo el mundo no constituyen otra preocupación para el clínico sino que el fenómeno es posible pero altamente improbable. Existen 2 mecanismos para que un fármaco induzca un QTL en una persona que no lo presenta congénito. Una posibilidad es por una mutación de uno de los genes que codifica las proteínas que regulan la apertura del canal de K y otra que el propio fármaco interfiera en una de estas proteínas. Aunque esta última ha sido señalada como posible responsable de este caso aislado o de los casos de intoxicación, la realidad es que los datos experimentales no lo apoyan en absoluto. La proteína G que se activa en el interior rectifica el flujo en los canales de K (GIRK). Esta proteína también conocida por Kir 3, se activa a través de varios receptores acoplados a ella y se han identificado 4 subtipos. Los fármacos que la inhiben en mayor o menor medida pueden reducir o enlentecer la salida de K intracelular alargando la repolarización a nivel del musculo cardíaco. Un estudio preclínico realizado en Japón años atrás establecía una especie de «ranking» de fármacos antidepresivos que mostraban esta capacidad. Aunque variaba el subtipo afectado según el fármaco, todos los antidepresivos tricíclicos (imipramina, desipramina, amitriptilina, nortriptilina y clomipramina) eran mucho más potentes inhibiendo esta proteína reguladora del canal de K que el citalopram. La maprotilina (tetracíclico) mostraba una actividad parecida a la imipramina; y en cuanto a los ISRS, la fluoxetina triplicaba el efecto del citalopram. La Citalopram, escitalopram y QT largo: ¿alerta o alarma? fluvoxamina y el bupropion no parecen afectar en absoluto la actividad de los canales de K12 . El mismo grupo japonés ha comunicado más recientemente resultados sobre el resto de los antidepresivos. La sertralina específicamente y en menor grado duloxetina y venlafaxina tienen un efecto inhibitorio sobre estas estructuras, mientras que mianserina y mirtazapina prácticamente no ejercen ninguna acción sobre ellas13 . Aunque los autores no hacen una traslación directa a la clínica dado el carácter preclínico y experimental de su trabajo, evidencian obviamente que el efecto de los antidepresivos sobre el flujo de iones puede tener relación con efectos terapéuticos y efectos secundarios, principalmente sobre el sistema nervioso y el corazón. Los casos descritos de QTL con citalopram se han detectado en sujetos que habían tomado 140 mg de media en situación de intoxicación7 , 4 veces la dosis máxima recomendada. Los casos de arritmia ventricular o QTL severo se han encontrado en pacientes renales terminales o con alteraciones severas del ionograma en contraste con los descritos en pacientes tratados con tricíclicos o haloperidol. Aun así, la posibilidad de inducción de QTL existe con citalopram. Sin embargo, no hay que perder de vista que otros fármacos como el resto de los ISRS no se han estudiado adecuadamente y que los tricíclicos en su totalidad están considerados, literalmente, como prolongadores del QT como efecto de clase14 . Por tanto, las alternativas a citalopram y escitalopram deben considerarse con cautela y con esta perspectiva. Por otra parte, la toxicidad cardíaca en general del escitalopram es poco relevante como se demuestra en un reciente ensayo clínico aleatorizado, doble ciego, controlado frente a placebo publicado en JAMA. El escitalopram demostró reducir de forma significativa el riesgo de isquemia cardíaca inducida por estrés mental (MSIMI: mental stressinduced myocardial ischemia)15 . No se registró ningún caso de QTL. Finalmente, aunque el concepto de segmento QT es fácilmente asequible a cualquier clínico, debe tenerse en cuenta que la medición de este parámetro puede variar con la frecuencia cardíaca por lo que debe ajustarse a la misma, lo cual constituye el QTc o QT corregido por la frecuencia cardíaca. Las recomendaciones más sensatas que comparten una buena parte de los autores en relación con la indicación de citalopram y escitalopram son: 1) El citalopram es razonablemente seguro a dosis terapéuticas. El posible incremento del QTc es pequeño y no supone en personas sanas un riesgo incrementado de arritmia. 2) Con niveles en plasma altos/tóxicos existe una asociación con el QT. 3) Es recomendable evitar este fármaco en pacientes con antecedentes familiares o personales de muerte súbita o de haber presentado síncopes de repetición no filiados. 4) Es recomendable practicar siempre un ECG con cualquier fármaco nuevo que sea instaurado a partir de una cierta edad, así como controlar periódicamente el ionograma (Na, K y Ca). 5) En caso de sustitución del citalopram o del escitalopram ante la aparición de síncopes no filiados o constatación de prolongación del QTc, el nuevo 149 fármaco indicado debe ser monitorizado con ECG periódicos dada la relevancia del factor idiosincrático del paciente ante este tipo de toxicidad. La siguiente URL asociada a la American Medical Association (AMA) mantiene al día un listado por grupos de riesgo con relación a la capacidad de todos los fármacos de prolongar el QT: http://www.azcert.org/medical-pros/ drug-lists/drug-lists.cfm. En todo caso, cualquier tentación de cambio debe implicar una consideración de riesgo/beneficio que en la inmensa mayoría de los pacientes supondrá la continuación del tratamiento. Si esta alarma sirve para mejorar la seguridad de nuestros pacientes habrá dejado un «poso» positivo, pero si implica la sustitución del tratamiento, en ocasiones, por otro fármaco de mayor riesgo (tricíclicos o sertralina) o la reducción de la dosis por debajo de las dosis terapéuticas puede fomentar la medicina defensiva y prescindir del criterio clínico en el momento de tomar decisiones. No deberían producirse más recaídas depresivas por esta causa. El riesgo de autolisis que supone una nueva recaída es, con mucho, una diferencia significativamente superior a inducir un alargamiento del QT que ponga en peligro la vida del paciente. Responsabilidades éticas Protección de personas y animales. Los autores declaran que para esta investigación no se han realizado experimentos en seres humanos ni en animales. Confidencialidad de los datos. Los autores declaran que en este artículo no aparecen datos de pacientes. Derecho a la privacidad y consentimiento informado. Los autores declaran que en este artículo no aparecen datos de pacientes. Conflicto de intereses Enrique Alvarez ha recibido honorarios por realizar actividades docentes por parte de algunas compañías farmacéuticas incluyendo Eli Lilly, Lundbeck, Pfizer, Sanofi, Bristol-Myers. También ha participado como coordinador local o nacional en ensayos clínicos patrocinados por las mismas compañías. No ha recibido ninguna financiación para la realización del presente trabajo. Ha participado como autor principal. Sara Vieira no ha recibido ninguna financiación para la realización de este trabajo. Ha participado en la realización del estudio local. Xavier Garcia-Moll no ha recibido ninguna financiación para la realización del presente trabajo. Ha participado en su redacción como coautor y revisor técnico. Bibliografía 1. Schwartz PJ, Moss AJ, Vincent GM, Crampton RS. Diagnostic criteria for the long QT syndrome. An update. Circulation. 1993;88:782---4. 2. FDA Drug Safety Communication. August 24, 2011 [acceso 11 Ene 2012]. Disponible en: http://www.fda.gov/drugs/ DrugsSafety/ucm269086.htm 150 3. EMA Patient Health Protection. 27 October 2011 [acceso 15 May 2013]. Disponible en: http://www.ema.europa.eu/docs/en GB/document library/Report/2011/10/WC500117061.pdf 4. FDA Drug Safety Comunication. March 28, 2012 [acceso 28 Mar 2012]. Disponible en: http://www.fda.gov/ Drugs/DrugsSafety/ucm297391.htm 5. Howland RH. A critical evaluation of the cardiac toxicity of citalopram: Part 1. J Psychosoc Nurs Ment Health Serv. 2011;49:13---6. 6. Rasmussen SL, Overø KF, Tanghøj P. Cardiac safety of citalopram: Prospective trials and retrospective analyses. J Clin Psychopharmacol. 1999;19:407---15. 7. Van Gorp F, Whyte IM, Isbister GK. Clinical and ECG effects of escitalopram overdose. Ann Emerg Med. 2009;54:404---8. 8. Castro VM, Clements CC, Murphy SN, Gainer VS, Fava M, Weilburg JB, et al. QT interval and antidepressant use: A cross sectional study of electronic health records. BMJ. 2013;29:346. 9. Zivin K, Pfeiffer PN, Bohnert AS, Ganoczy D, Blow FC, Nallamothu BK, et al. Evaluation of the FDA warning against prescribing citalopram at doses exceeding 40 mg. Am J Psychiatry. 2013;170:642---50. E. Álvarez et al 10. Tseng PT, Lee Y, Lin YE, Lin PY. Low-dose escitalopram for 2 days associated with corrected QT interval prolongation in a middle-aged woman: A case report and literature review. Gen Hosp Psychiatry. 2012;34, 210.e13-210.e15. 11. Deshmukh A, Ulveling K, Alla V, Abuissa H, Airey K. Prolonged QTc interval and torsades de pointes induced by citalopram. Tex Heart Inst J. 2012;39:68---70. 12. Kobayashi T, Washiyama K, Ikeda K. Inhibition of G proteinactivated inwardly rectifying K+ channels by various antidepressant drugs. Neuropsychopharmacology. 2004;29:1841---51. 13. Kobayashi T, Washiyama K, Ikeda K. Inhibition of G proteinactivated inwardly rectifying K+ channels by different classes of antidepressants. PLoS One. 2011;6:e28208. 14. Van Noord C, Straus SM, Sturkenboom MC, Hofman A, Aarnoudse AJ, Bagnardi V, et al. Psychotropic drugs associated with corrected QT interval prolongation. J Clin Psychopharmacol. 2009;29:9---15. 15. Jiang W, Velazquez EJ, Kuchibhatla M, Samad Z, Boyle SH, Kuhn C, et al. Effect of escitalopram on mental stressinduced myocardial ischemia: Results of the REMIT trial. JAMA. 2013;309:2139---49. Rev Psiquiatr Salud Ment (Barc.). 2014;7(3):151---153 www.elsevier.es/saludmental CARTAS AL DIRECTOR Las diferentes versiones del inventario de ansiedad estado-rasgo The different versions of the state-trait anxiety inventory Sr. Director: La presente carta pretende advertir sobre una posible fuente de error sobre uso y citación de uno los cuestionarios más utilizados en nuestra práctica profesional, el inventario de ansiedad estado-rasgo (STAI). El inventario de ansiedad desarrollado por Spielberger cuenta con 2 versiones: la versión «STAI-forma X»1 y la posterior versión «STAI-forma Y»2 . En esta última, el 37% de los ítems originales se sustituyen por otros más sencillos, mejorando la estructura factorial de la escala. Así, por ejemplo, en la versión original «STAI-forma X» el ítem 23 indica «I feel like crying», mientras que en la versión «STAI-forma Y» el enunciado es «I feel satisfied with myself». Como vemos en este ejemplo, en algunos casos no solo cambia el contenido del ítem, sino también la direccionalidad de la puntuación. Por lo tanto, la corrección de la escala es diferente, y los resultados obtenidos con ambas versiones no son equiparables. En cuanto a la utilización del STAI en estudios de investigación, puede observarse que en el ámbito internacional, la versión utilizada es la «STAI-forma Y». Sin embargo, en España la más utilizada es el «STAI-forma X»3 . Posiblemente, este hecho se deba a la mayor difusión en nuestro país del «STAI-forma X», que se mantiene actualizada en su octava edición4 y disponible comercialmente por TEA Ediciones, S.A. Recientemente, incluso, se han revalidado las propiedades psicométricas de la prueba5 . El inventario cuenta con una gran aceptación entre los profesionales por su sencillez de pasación y sus buenas propiedades psicométricas. Hay que señalar que en castellano existe una traducción de la forma Y, disponible en Mapi Research Trust (http://www.mapi-trust.org), pero que no cuenta con datos psicométricos publicados. Los problemas pueden surgir en estudios multicéntricos internacionales, o cuando se realizan comparaciones entre resultados sin tener en cuenta que se pueden estar refiriendo a versiones distintas, o sin citar de forma precisa la versión utilizada. Esta situación fue experimentada en un estudio multicéntrico realizado en el Instituto de Investigaciones Psiquiátricas (Bilbao-Fundación M. Josefa Recio). Se trataba de valorar la eficacia de una intervención psicoeducativa «EDUCA-III» (IRSCTN: 32545295. IP: M. Martín Carrasco) sobre la sobrecarga de cuidadores de personas con enfermedad mental grave, con participación de población española y portuguesa. Una de las variables de resultado se medía mediante el STAI. Sin embargo, mientras que el cuaderno de recogida de datos (CRD) de la muestra española se utilizó la forma X, en el CRD portugués se aplicó inadvertidamente la forma Y. Al comprobar este hecho, y a pesar de haber recogido datos de ambas poblaciones, se tuvo que descartar del análisis de la variable los datos muestrales de menor tamaño, de origen portugués. Por todo ello, recomendamos comprobar siempre la versión que se está utilizando de la escala, y citarla adecuadamente en las publicaciones. Asimismo, sería recomendable disponer de los datos de baremación y propiedades psicométricas de la «STAI-forma Y» en castellano. Bibliografía 1. Spielberger CD, Gorsuch RL, Lushene RE. Manual for the StateTrait Anxiety Inventory. Palo Alto, CA: Consulting Psychologists Press; 1970. 2. Spielberger CD, Gorsuch RL, Lushene RE, Vagg PR, Jacobs GA. Manual for the State-Trait Anxiety Inventory. Palo Alto, CA: Consulting Psychologists Press; 1983. 3. Seisdedos N. STAI: Cuestionario de Ansiedad Estado-Rasgo. Madrid: TEA; 1982. 4. Spielberger CD, Gorsuch RL, Lushene RE, Buela-Casal G, Cubero NS, Guillén-Riquelme A. STAI: Cuestionario de Ansiedad EstadoRasgo. 8.a ed. TEA Ediciones, S.A.; 2011. 5. Guillén-Riquelme A, Buela-Casal G. Actualización psicométrica y funcionamiento diferencial de los ítems en el State Trait Anxiety Inventory (STAI). Psicothema. 2011;23:510---5. 1888-9891/$ – see front matter © 2013 SEP y SEPB. Publicado por Elsevier España, S.L. Todos los derechos reservados. 152 Eduardo González-Fraile a,∗ , Ana I. Domínguez-Panchón b , Paola Fernández-Catalina c y Manuel Gonçalves-Pereira d,e a Instituto de Investigaciones Psiquiátricas, Fundación M. Josefa Recio, Bilbao, Vizcaya, España b Departamento de Psicología, Hospital Aita Menni, Mondragón, Guipúzcoa, España c Línea de Rehabilitación Psicosocial, Centro de Día y Equipo de Apoyo Social Comunitario de Puente de Vallecas, Madrid, España Síndrome de Charles Bonnet desencadenado por brimonidina en paciente con neuropatía óptica hereditaria de Leber Charles Bonnet’ syndrome triggered by brimonidine in a patient with Leber’s hereditary optic neuropathy Sr. Editor: El síndrome de Charles Bonnet es un complejo cuadro clínico consistente en la aparición de alucinaciones visuales simples o complejas en pacientes con estado cognitivo conservado pero con gran deterioro de la visión1---3 . Su incidencia está aumentando en nuestro medio por el incremento de patologías oculares como la degeneración macular asociada a la edad. Otras patologías como la neuropatía óptica hereditaria de Leber que cursan con graves déficits de visón pueden presentar alucinaciones visuales, en el caso que presentamos desencadenadas por el uso de brimonidina tópica (Alphagan® , Allergan, Madrid, España) para el tratamiento de la hipertensión ocular. Paciente varón de 30 años derivado a la Unidad de Neurooftalmología de nuestro centro por presentar alucinaciones visuales desde hacía un mes, consistentes en personas y caras que le miraban sin hablar, en movimiento y en color, de un mes de evolución, que coincidía con el inicio de tratamiento con brimonidina tópica (una gota cada 12 h en ambos ojos [AO]) por hipertensión ocular diagnosticada el mes anterior en su centro. Concretamente refería la aparición de las alucinaciones a la semana del inicio del tratamiento con el fármaco tópico. No refería ningún patrón en la aparición de las alucinaciones, que eran esporádicas pero diarias y de una duración media de 15 minutos, y no presentaba otro tipo de alucinaciones. El paciente había sido diagnosticado de neuropatía óptica hereditaria de Leber en otro centro y no refería ningún otro antecedente personal de interés ni ninguna alergia conocida. En la exploración presentaba una agudeza visual de contar dedos a un metro en AO con polo anterior normal en AO. La presión intraocular era de 25 mm Hg en AO y en el fondo de ojo se apreciaban 2 papilas blanquecinas de aspecto atrófico en AO. La campimetría realizada (OCTOPUS 1-2-3) mostraba un campo visual terminal en AO y en la tomografía de coherencia óptica (Cirrus® HD-OCT, Carl Zeiss Meditec, CARTAS AL DIRECTOR d Clínica Psiquiátrica de S. José, Irmãs Hospitaleiras, Lisboa, Portugal e Faculdade de Ciências Médicas, Universidade Nova de Lisboa, Lisboa, Portugal ∗ Autor para correspondencia. Correo electrónico: iip@fundacion-iip.org (E. González-Fraile). http://dx.doi.org/10.1016/j.rpsm.2014.01.005 EE. UU.) se apreciaba atrofia de los 4 cuadrantes de la papila de AO. El paciente fue revisado en la Unidad de Neurooftalmología realizándose analítica completa y pruebas de imagen, siendo descartadas otras causas de alucinaciones. Se suspendió el tratamiento con brimonidina, por el mal control tensional, siendo sustituida por una prostaglandina. Las alucinaciones desaparecieron parcialmente a las 72 h y totalmente a la semana, y el paciente fue diagnosticado de síndrome de Charles Bonet secundario a tratamiento con brimonidina. La brimonidina es un fármaco ␣ 2 agonista, liposoluble y con capacidad de atravesar la barrera hematoencefálica por lo que puede afectar al sistema nervioso central produciendo síntomas como somnolencia, confusión, depresión y en niños puede incluso llegar a producir coma. En pacientes con graves déficits de visión se ha descrito como causante de alucinaciones visuales4 simples o complejas como el caso que presentamos. Aunque se desconoce el mecanismo responsable, posiblemente la acción directa del fármaco al pasar la barrera hematoencefálica sobre las neuronas desaferentadas produciría alteraciones en la estabilidad neuronal que desencadenarían las alucinaciones. Aunque de causa desconocida, se cree que la teoría de la desaferentación sería la responsable del desarrollo de las alucinaciones. Según esta teoría, la pérdida de la estimulación de las células nerviosas de la retina por cualquier patología ocular produce una disminución de la estimulación de la corteza occipital. Las aferencias residuales desencadenarían el fenómeno de la desaferentación con cambios histológicos, bioquímicos y anatómicos en las sinapsis para intentar compensar la escasa estimulación, transformándose en hiperexcitables1---4 . Ante determinados estímulos como el deslumbramiento o la oscuridad o diferentes patologías (anemia o infartos occipitales) o tratamientos (estrógenos, tramadol o brimonidina), estas neuronas hiperexcitables serían estimuladas, desencadenándose las alucinaciones visuales en pacientes con graves déficits visuales1---4 . Como conclusión, destacar los efectos secundarios de la brimonidina que puede llegar a producir alucinaciones visuales en pacientes con gran deterioro de la visión como nuestro paciente afecto de neuropatía óptica de Leber y que no debe ser confundida con patología psiquiátrica por oftalmólogos, neurólogos, psiquiatras y médicos de familia, cuyo trabajo en conjunto es fundamental para el adecuado diagnóstico y tratamiento de nuestros pacientes. CARTAS AL DIRECTOR Bibliografia 1. Jackson ML, Bassett KL. The natural history of the Charles Bonnet syndrome. Do the hallucinations go away? Eye. 2010;24: 1301---3. 2. Schadlu A, Schadlu R, Banks J. Charles Bonnet syndrome: a review. Curr Opin Ophthalmol. 2009;20:219---22. 3. Menon GJ, Rahman I, Menon SJ, Dutton GN. Complex visual hallucinations in the visually impaired: the Charles Bonnet syndrome. Surv Ophthalmol. 2003;48:58---72. 4. García-Catalán MR, Arriola-Villalobos P, Santos-Bueso E, Gil-deBernabé J, Díaz-Valle D, Benítez-del-Castillo JM, et al. Síndrome de Charles Bonnet desencadenado por brimonidina. Arch Soc Esp Oftalmol. 2013;88:362---4. 153 Enrique Santos-Bueso a,∗ , Federico Sáenz-Francés a , Jesús Porta-Etessam b y Julián García-Sánchez a a Unidad de Neurooftalmología, Servicio de Oftalmología, Instituto de Investigación Sanitaria del Hospital Clínico San Carlos (IdISSC), Madrid, España b Servicio de Neurología, Hospital Clínico San Carlos, Madrid, España ∗ Autor para correspondencia. Correo electrónico: esbueso@hotmail.com (E. Santos-Bueso). http://dx.doi.org/10.1016/j.rpsm.2013.12.002 Rev Psiquiatr Salud Ment (Barc.) 2014;7(3):154 www.elsevier.es/saludmental AGENDA 2014 15th European Symposium on Suicide and Suicidal Behaviour XVI World Congress of Psychiatry Tallinn (Estonia), 27-30 de agosto Correo electrónico:esssb15@gmail.com http://esssb15.org/ Madrid, 14-18 de septiembre Correo electrónico:secretariat@wpamadrid2014.com http://www.wpamadrid2014.com/ doi:10.1016/j.rpsm.2014.07.001