Download Texto completo en formato PDF - Sociedad Argentina de Urología
Document related concepts
no text concepts found
Transcript
1 Volumen 72 ISSN 0327-3326 Año 2007 Revista Argentina de Revista Argentina de Urología · Enero - Marzo de 2007 · Vol. 72 · Pág. 1 a 55 UROLOGIA Fundada en 1932 La RTU-P de baja presión hidráulica: eficacia, seguridad y complicaciones perioperatorias en próstatas grandes entre 70 y 206 ml. Anatomía normal y frecuencia del órgano vomeronasal de Jacobson (OVN) en fetos humanos Estado actual del sling masculino ajustable y su técnica de implante para el tratamiento de la incontinencia urinaria post-prostatectomía. Un diseño y desarrollo argentino SOCIEDAD ARGENTINA DE UROLOGÍA 1 Volumen 72 Año 2007 Revista Argentina de Urología Vol. 72, Nº1, año 2007 Revista Argentina de UROLOGIA Organo de la Sociedad Argentina de Urología COMITÉ EJECUTIVO Director: Asesores del Director: Propietario Editor Responsable Sociedad Argentina de Urología Director Dr. Carlos Alberto Ameri Comité Editorial: Domicilio legal Pasaje De la Cárcova 3526, (1172) Ciudad de Buenos Aires, Argentina. Tel.: 4963-8521/4336/4337 E-mail: sau@sau-net.org Comité de Redacción: Dr. Ameri, Carlos A. Dr. Rovegno, Agustín R. Dr. Chéliz, Germán Dr. Contreras, Pablo Dr. Barros, Diego Dr. Cobreros, Christian Dr. Favre, Gabriel Dr. Brzezinski, Mariano Derecho de Propiedad Intelectual Nº 501.013/2006 Coordinación y corrección Rosa Frontera Tel.: 4504-0577 Diagramación e impresión «Marcelo Kohan/ diseño + broker de impresión», estudio@marcelokohan.com.ar Edición: mayo de 2007. Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Argentina CONSEJO EDITORIAL NACIONAL Dr. Bechara, Amado J.; Cap. Fed. Dr. Becher, Edgardo F.; Cap. Fed. Dr. Bernardo, Norberto; Cap. Fed. Dr. Bogado, Humberto E.; Ba. Blanca Dr. Borghi, Marcelo; Cap. Fed. Dr. Casabé, Alberto R.; Cap. Fed. Dr. Costa, Miguel; Cap. Fed. Dr. Frattini, Gustavo; Mar del Plata Dr. Garrido, Gustavo; Cap. Fed. Dr. Giúdice, Carlos R. (h); Cap. Fed. Dr. Gueglio, Guillermo; Cap. Fed. Dr. Hernández, Alberto; Cap. Fed. Dr. López Laur, José Daniel; Mendoza Dr. Mazza, Osvaldo N.; Cap. Fed. Dr. Mingote, Pablo; Cipoletti Dr. Minuzzi, Gustavo; Córdoba Dr. Pautasso, Oscar; Córdoba Dr. Podestá, Miguel L.; Cap. Fed. Dr. Rey Valzacchi, Gastón; Cap. Fed. Dr. Romano, S. Víctor; Cap. Fed. Dr. Rozanec, José J.; Cap. Fed. Dr. Sáenz, Carlos; Cap. Fed. Dr. Villaronga, Alberto; Cap. Fed. Dr. Zeno, Lelio; Rosario CONSEJO EDITORIAL INTERNACIONAL Dr. Arap, Sami; Brasil Dr. Boccon-Gibod, Laurent; Francia Dr. Escovar, Paul; Venezuela Dr. García Guido, Luis; Uruguay Dr. González, Ricardo; Estados Unidos Dr. Jiménez Cruz, Fernando; España Dr. Jordan, Gerald; Estados Unidos Dr. Lobel, Bernard; Francia Dr. Morales, Álvaro; Canadá Dr. Resnik, Martín I.; Estados Unidos Dr. Rodrigues Netto, Nelson (Jr.); Brasil Dr. Schulman, Claude; Bélgica Dr. Valdivia-Uría, José G.; España Dr. Vallancien, Guy; Francia Revista Argentina de Urología indexada en la base de datos de LILACS. MV Comunicación & Marketing Director: Máximo J. Oberländer Tel.: (54-11) 4719-6399 E-mail: mvmv@fibertel.com.ar Reservado todos los derechos. Ninguna parte de esta publicación pueder ser reproducida en ninguna forma o medio alguno, electrónico o mecánico, incluyendo: las fotocopias, grabaciones u otro sistema de información sin la autorización por escrito del titular del Copyright. La Revista de Urología se distribuye exclusivamente entre los profesionales de la medicina. La Revista de Urología es un publicación de la Sociedad Argentina de Urología. Pasaje De La Cárcova 3526 - (1172) Ciudad de Buenos Aires. Editada por MV Comunicación & Marketing Rev. Arg. de Urol. · Vol. 72 (1) 2007 SOCIEDAD ARGENTINA DE UROLOGÍA COMISIÓN DIRECTIVA 2007 Presidente: Vicepresidente: Secretario Científico: Prosecretario Científico: Secretario Administrativo: Prosecretario Administrativo: Dr. Alberto Ricardo Casabé Dr. Agustín Roberto Rovegno Dr. Ubaldo César Iturralde Dr. Juan Carlos Tejerizo Dr. Emilio Miguel Longo Dr. Carlos Alberto Ameri Vocales Titulares: Dr. Walter Osvaldo De Bonis; Dr. Raul Nestor Galigniana; Dr. Ricardo Miguel Nardone; Dr. Carlos Sebastián Palazzo; Dr. Carlos Humberto Scorticati; Dr. Cayetano Vallone Vocales Suplentes: Dr. Leonardo Jorge Pasik; Dr. Claudio Marcial Terradas Órgano de Fiscalización: Dr. Miguel Angel Costa; Dr. Alberto José Muzio; Dr. Miguel Luis Podestá COMITÉS DE LA SAU Comité de Congresos y Jornadas Comité de Publicaciones y Sesiones Científicas Dr. Miguel Ángel Costa Dr. Carlos Alberto Ameri Comité de Biblioteca Comité de Educación Médica Continua Dr. Pablo Alejandro Ranitzsch Dr. Carlos A. Sáenz Comité de Residencias Médicas en Urología Comité de Especialidades Urológicas Dr. Juan José Solari Dr. Osvaldo Néstor Mazza Comité Colegio Argentino de Urólogos Comité de Relaciones Internacionales Dr. Horacio A. Levati Dr. León Bernstein Hahn Comité de Interior Comité de Ética Dr. Carlos A. Acosta Güemes Dres. Marco Aurelio Castría; Alfredo Osvaldo Rizzi; Roberto Juan Barisio Comité de Defensa de los Intereses Profesionales Dr. César E. Aza Archetti Dr. Horacio Manuel Rey II Comité de Bioética Indice EDITORIAL ARTÍCULOS ORIGINALES 1 Masas renales pequeñas Dres. Rozanec José J.; Ameri Carlos; Nardone Ricardo; Graziano Claudio. 8 La RTU-P de baja presión hidráulica: eficacia, seguridad y complicaciones perioperatorias en próstatas grandes entre 70 y 206 ml. Dres. Verger-Kuhnke A.B.; Reuter M.; Epple W.; Ungemach G.; Beccaría M.L. 17 Anatomía normal y frecuencia del órgano vomeronasal de Jacobson (OVN) en fetos humanos Dr. Zeller Federico L. 20 Estadoactualdelslingmasculinoajustableysutécnicadeimplanteparaeltratamiento delaincontinenciaurinariapost-prostatectomía.Undiseñoydesarrolloargentino TÉCNICA QUIRÚRGICA DAGNÓSTCO EN UROLOGÍA I Dres. Romano Salomón V.; Rey Horacio Manuel; Cobreros H. Cristian; Belinky Javier; Haime Sergio; García Penela Enrique; Rizzo Maximiliano; Fredotovich Norberto. 30 Microcirugía del varicocele Dres. Rey Valzacchi Gastón; Layus Omar. 33 Imágenes de masas suprarrenales. Puesta al día Dres. Ocantos Jorge A.; David Polillo; Gabriela Picco. 43 Ectopia renal cruzada Dres. Ameri, Carlos; López Fontana, Gastón; Richard, Nicolás. 44 Tumor renal con trombo en vena cava Rev. Arg. de Urol. · Vol. 72 (1) 2007 Dres. Alvarez Patricio; Brzezinski Mariano; Garrido Gustavo. COMUNICACIÓN DE CASOS 45 Causas vasculares venosas de obstrucción ureteral Dres. Montiel Bernardo N.; Romero Raúl; Ortiz Federico; Alvarez Patricio; González Granda Pablo; Bálsamo Carlos; Mazza Osvaldo. 50 Carcinoma neuroendócrino de células grandes (LCNEC) de próstata. Reporte de un caso clínico Dres. Issa, A.; Monteros Alvi, M.; Ocaña, R.; Amiri, R.; Torino, A. 53 A propósito de un caso de abdomen agudo por divertículos vesicales congénitos Dres. Urcullo J.; Medel R.; Castera, R.; Herrera M.; Podestá M. XIV CORREO DE LECTORES VI Index EDITORIAL 1 Small renal masses ORIGINAL ARTICLES Drs. Rozanec José J.; Ameri Carlos; Nardone Ricardo; Graziano Claudio. 8 The low hydraulic pressure TUR-P: perioperative efficacy, security and complications in great prostates between 70 and 206 ml. Drs. Verger-Kuhnke A.B.; Reuter M.; Epple W.; Ungemach G.; Beccaría M.L. 17 The Vomeronasal (Jacobson’s) Organ (VNO) in Human Fetuses: anatomical study and frequency Dr. Zeller Federico L. 20 Current situation of the adjustable male sling and its implant technique for the treatment of post-prostatectomy urinary incontinence. An Argentinean design and development. SURGICAL TECHNIQUE 30 Varicocele microsurgery UROLOGY DIAGNOSIS Drs. Rey Valzacchi Gastón; Layus Omar. 33 Images of suprarenal cluster. Update. IMAGES IN UROLOGY Dres. Romano Salomón V.; Rey Horacio Manuel; Cobreros H. Cristian; Belinky Javier; Haime Sergio; García Penela Enrique; Rizzo Maximiliano; Fredotovich Norberto. Drs. Ocantos Jorge A.; David Polillo; Gabriela Picco. 43 Crossed renal ectopia Drs. Ameri, Carlos; López Fontana, Gastón; Richard, Nicolás. 44 Renal tumor with thrombus in vena cava CASE REPORT Drs. Alvarez Patricio; Brzezinski Mariano; Garrido Gustavo. 45 Venous vascular causes for ureteral obstruction Drs. Montiel Bernardo N.; Romero Raúl; Ortiz Federico; Alvarez Patricio; González Granda Pablo; Bálsamo Carlos; Mazza Osvaldo. 50 Prostate big cells neuro-endocrine carcinoma (LCNEC). Report of a clinic case Drs. Issa, A.; Monteros Alvi, M.; Ocaña, R.; Amiri, R.; Torino, A. 53 Acute abdomen due to congenital bladder diverticula Rev. Arg. de Urol. · Vol. 72 (1) 2007 Drs. Urcullo J.; Medel R.; Castera, R.; Herrera M.; Podestá M. XIV READERS MAIL IX EDITORIAL EDITORIAL Masas renales pequeñas Small renal masses Dres. Rozanec José J.; Ameri Carlos; Nardone Ricardo; Graziano Claudio. Si bien no existe una definición exacta cuando se habla de masas renales pequeñas, generalmente se entiende por tales a aquellas que son menores de 3-4 cm-. Progresivamente desde la década de los 80, son cada vez más frecuentemente detectadas. Responsabilizamos principalmente al uso y abuso de métodos de diagnóstico tales como la ecografía y tomografía axial computada, al creciente diagnóstico incidental de estas masas renales pequeñas. En la actualidad, en los países desarrollados, son muchos más los tumores renales detectados como masas renales pequeñas incidentales, respecto de los sintomáticos o de mayor volumen. Paralelamente a esta realidad se ha ido replanteando la necesidad de tratar estas masas renales pequeñas con la clásica nefrectomía radical. La nefrectomía parcial no solamente ha demostrado ser equivalente a la nefrectomía radical desde el punto de vista oncológico, sino que ofrece ventajas adicionales por la conservación de parénquima renal y preservación de la función renal. Hasta el 30% de las masas tumorales pequeñas demuestran ser benignas o indolentes, por lo que la nefrectomía parcial evita el sobretratamiento con una innecesaria nefrectomía a 1 de cada 4 o 5 pacientes. Hoy se plantea tal cual ya sucedió con la nefrectomía radical, duplicar la técnica por la vía laparoscópica. Existen varias investigaciones utilizando la crioterapia, radiofrecuencia y otros métodos para disminuir la invasividad del tratamiento de estas masas tumorales pequeñas del riñón. También se plantea de acuerdo con el crecimiento tumoral esperado y con la expectativa de vida y comorbilidades del paciente a tratar, si la observación controlada pudiera ser una conducta válida. La masa tumoral renal pequeña es un desafío para el urólogo tanto desde el punto de vista de su diagnóstico definitivo, como en la decisión terapéutica a tomar con la misma. M É TO D O S D E DI AG N Ó S T IC O Subcomité de Oncología de la SAU Rev. Arg. de Urol. · Vol. 72 (1) 2007 Una vez realizado el diagnóstico de masa renal pequeña con una ecografía y tomografía computada, se plantea la necesidad o no de seguir con métodos de diagnóstico más sofisticados. La resonancia magnética nuclear (RMN), la angiorresonancia, la angiografía convencional o por sustracción digital, o la misma punción biopsia renal, pueden plantearse. Habitualmente una ecografía y tomografía computada con contraste, mejor si esta última es con cortes finos y reconstrucción tridimensional, son suficientes para tener el diagnóstico de una masa renal sólida vascularizada y su ubicación en relación con los vasos y vía excretora. Si existe la presencia de grasa confirmada por ambos métodos podrá realizarse el diagnóstico de un angiomiolipoma, y si quedara la duda la RMN podría ser adecuada para su confirmación o descarte. Cabe destacar que existe un 5% de AML que no presentan un componente graso detectable, por lo que son indistinguibles del carcinoma renal. Un angiomiolipoma de este tamaño, salvo que fuera sintomático, no necesita ser tratado activamente. La masa renal pequeña que no toma francamente el contraste (aumento de 20 Unidades Hounsfield) puede estudiarse con RMN sin y con contraste y eventual angiorresonancia para definir su naturaleza. Pueden detectarse quistes con contenido hemático o hiperdenso, que también podrán ser observados. Otra de las bondades de la RMN es la posibilidad de ofrecer cortes coronales y sagitales que ofrecen una mejor ubicación espacial de la lesión a tratar y la posibilidad de realizar estudios en pacientes con insuficiencia renal crónica o alérgicos al iodo. B IOP S I A R E NA L DI R IG I DA P OR TOMO GRAFÍA Los tumores de riñón son de los pocos tumores del organismo que se tratan sin un diagnóstico de certeza previo. Históricamente la bilateralidad del órgano y la magnitud de los tumores a tratar hacían innecesaria cualquier investigación histopatológica previa. En la actualidad el diagnóstico por imágenes es tan preciso en relación con los falsos negativos de la biopsia renal y al tratamiento quirúrgico conservador utilizado, que una biopsia con aguja previa al tratamiento definitivo no está contemplada como una práctica rutinaria. Solamente ante determinadas situaciones clínicas puede estar justificada la biopsia de una masa renal. A pesar de la disponibilidad de tecnología de avanzada, muchas veces la ecografía, tomografía computada o la resonancia magnética nuclear no pueden caracterizar el tipo de masa renal en estudio, principalmente cuando ésta es pequeña. A veces la tomografía computada detecta una masa renal, pero no puede demostrar una hipervascularización o una captación temprana o intensa de la sustancia de contraste. Richter ha dado en llamar a estos tumores masas renales indeterminadas. La biopsia renal percutánea tiene una especificidad del 90% para distinguir tumores renales benignos de malignos, del 80 a 90% para distinguir el subtipo patológico y del 50 a 75% para determinar el grado nuclear. Diez a 40% de los tumores renales sólidos menores de 4 cm biopsiados revelan ser benignos. Hasta un 60% de éstos son oncocitomas y podrán ser también angiomiolipomas atípicos con escasa cantidad de tejido graso. La diferenciación entre un oncocitoma y un carcinoma renal cromófobo puede ser dificultosa en la biopsia. Aparte de compartir algunas anomalías genéticas (pérdida del cromosoma 1 e Y) el carcinoma renal cromófobo puede estar asociado con un oncocitoma hasta en un 10% de los casos. El 10% de falla de la biopia renal en diagnosticar un tumor maligno, lo hace un método poco seguro para solamente por el resultado de la biopsia no ofrecer al paciente un tratamiento curativo, máxime cuando el “gold standard” es una cirugía de exéresis tumoral con preservación del órgano, con la cual el diagnóstico patológico es 100% confiable y el tratamiento efectivo tanto para una patología benigna como maligna. La biopsia con aguja de las masas renales pequeñas no es un procedimiento rutinario de diagnóstico, ya que una masa renal vascularizada, no angiomiolipoma, tiene altas chances de ser un carcinoma renal, o en su defecto un oncocitoma, cuya diferenciación con el carcinoma cromófobo solamente por biopsia con aguja es compleja y a veces imposible para el patólogo. Cuando la masa renal es indeterminada, una biopsia negativa no excluye la presencia de un carcinoma; por lo tanto, no nos da la seguridad suficiente como para privar a un paciente de un tratamiento curativo. La punción biopsia de una masa renal puede estar indicada en aquellos pacientes que presentan otro tumor con probable localización o metástasis en el riñón (linfoma, carcinoma broncogénico, melanoma), para diferenciarlos de un tumor primitivo renal y poder planificar una estrategia de tratamiento más adecuada. Sería de buena práctica en aquellos pacientes que sean sometidos a procedimientos ablativos como la crioterapia o la radiofrecuencia, dentro de un programa de investigación para poder evaluar los resultados. También podría tener su indicación en aquellos pacientes que por su edad o comorbilidades se indique una observación controlada. H I S T O R I A N AT U R A L D E L A M A S A RENAL PEQUEÑA Kassouf en el año 2004 publica un estudio de seguimiento de masas renales en pacientes con tumor bilateral o en riñón único con significativas comorbilidades y elevado riesgo quirúrgico con baja expectativa de vida. Fueron seguidos 24 pacientes con una edad promedio de 68 años, con una masa renal de un diámetro promedio de 3,3 cm durante un período de 31 meses (8-86). Solamente 5 pacientes demostraron un crecimiento de la masa que fue de 0,49 cm o un volumen de 7,3 cc al año. Ningún paciente desarrolló metástasis durante el seguimiento. Una revisión de las series publicadas para establecer qué porcentaje de las masas renales pequeñas no demuestra crecimiento durante su seguimiento, señala que el 26 a 33% de las masas que toman la sus- tancia de contraste no crecen en un período promedio de observación de 29 meses. Recientemente se publicó un metaanálisis, que incluye seguimiento en 198 pacientes. El promedio de crecimiento anual fue en promedio de 0,28 cm anuales. Solamente el 1% de los pacientes desarrolló metástasis y los tres pacientes habían demostrado crecimiento durante el seguimiento. No hubo diferencias entre el crecimiento de los carcinomas renales y los oncocitomas. Concluyen que si bien estas masas renales pequeñas conservan su potencial metastásico, el riesgo parece bajo en aquellas que no crecen. Podríamos concluir que con la escasa experiencia que hay en la actualidad no es posible determinar el comportamiento de una masa renal pequeña y que en un paciente con buena expectativa de vida está indicada la exéresis quirúrgica. La observación controlada podría ser una opción en pacientes con una masa renal pequeña, un excesivo riesgo quirúrgico y una expectativa de vida acotada. L A N E F R E C T O M Í A PA R C I A L Históricamente la nefrectomía parcial comenzó a ganarle terreno a la nefrectomía radical, en aquellos casos en que la conservación del parénquima renal evitaba la diálisis. Luego se demostró que aparte de conservar la función renal, los resultados oncológicos también eran comparables. Paralelamente al diagnóstico cada vez más frecuente de masas tumorales renales más pequeñas, comenzaron a publicarse las series de nefrectomías parciales electivas (con el riñón contralateral sano) que fueron demostrando en el tiempo ser tan efectivas como la nefrectomía radical en el control oncológico. Debemos sumar el hecho de que en masas menores de 4 cm las posibilidades de un tumor benigno pueden ser del 10 al 40% y que una biopsia con aguja previa a la cirugía no es capaz de determinarlo con la suficiente seguridad. La biopsia por congelación es menos precisa todavía, con posibilidades de error entre benigno maligno del 20 a 30%. Por lo tanto, la exéresis de la lesión, con margen negativo es de la máxima seguridad para un diagnóstico preciso y muy probablemente el tratamiento más adecuado válido en la amplia gama de posibilidades que el patólogo nos informará en forma diferida postoperatoria. El principal problema de la nefrectomía parcial es la posibilidad de una recurrencia local. Conocemos la multicentricidad de este tumor que es de aproximadamente el 5%, pero también las posibilidades que el riñón contralateral presente sincrónica o asincrónicamente un tumor del 1,8 al 6%. Al ser estas cifras similares, carece de validez justificar el sacrificio del Rev. Arg. de Urol. · Vol. 72 (1) 2007 parénquima restante en forma preventiva de la aparición de un tumor. La mayoría de los nódulos multicéntricos son subcapsulares y podrán observarse y tratarse durante la cirugía. Lo que debería preocuparnos es la recidiva tumoral verdadera por resección incompleta del tumor. Una de las formas de evitar un margen quirúrgico positivo es resecar el tumor con un margen de tejido sano por fuera de la pseudocápsula. Esto se logra con las técnicas clásicas de nefrectomía parcial, o a través de la enucleación extracapsular o enucleorresección. Ambas técnicas dejan un rodete de tejido sano de espesor variable por fuera de la pseudocápsula. Existen estudios que avalan que espesores inclusive menores de 1 mm son tan seguros como aquellos más gruesos. También está demostrado que más importante que el espesor de tejido marginal, es que el margen sea negativo. Si bien hay estudios que demuestran que la enucleación simple tiene resultados similares a las técnicas anteriores, se sabe que la pseudocápsula tumoral se encuentra invadida por tumor en el 20 a 38% de los casos. Cuanto menor es el tamaño tumoral, menor es la firmeza de la pseudocápsula. En las series mencionadas de enucleación, frecuentemente se utiliza un láser para hemostasia y desnaturalizar el lecho, lo cual podría favorecer los resultados clínicos obtenidos. El impacto de un margen positivo sobre la posibilidad de recidiva ha sido estudiado en el Memorial Sloan Kettering Cancer Center. De 777 pacientes operados entre 1989 y 2005, 75 pacientes (7,5%) tuvieron márgenes quirúrgicos positivos (MQ+), de los cuales 2 (4%) desarrollaron recurrencia local. Mientras que de los 713 pacientes con MQ- negativos, 4 (0,5%) desarrollaron una recidiva tumoral (p=0,003). El estudio de Piper concluye que en un seguimiento de 60 meses el 28% de los MQ+ desarrollan una recidiva tumoral. Podemos concluir que un MQ+ da un riesgo aumentado de recidiva, pero que la mayoría de los pacientes seguirá libre de enfermedad, por lo que un seguimiento más estricto está indicado y no la nefrectomía. Probablemente algunos MQ+ sean un artefacto de técnica. La certificación de margen positivo por congelación ha sido duramente criticada. Duvdevani estudió 301 pacientes a los que realizó una nefrectomía parcial con examen por congelación de rutina del margen quirúrgico. Dos pacientes(0,7%) tuvieron MQ+, y se realizó una nefrectomía en el momento. El examen diferido de las nefrectomías no detectó tumor residual. Cuatro pacientes tuvieron MQ+ en forma diferida y fueron observados. Durante un seguimiento de 1-10 años solamente 1 paciente tuvo una recidiva clínica, por lo que concluye que el examen de MQ por congelación carece de significado. Otros dos estudios apoyan esta afirmación. Probable mente lo más importante sea la revisión macroscópica de la pieza operatoria, y una eventual biopsia de alguna zona sospechosa de MQ+ si existiere. La biopsia sistemática del lecho según Puppo es más una costumbre que una práctica con demostrado beneficio. Las tasas de complicaciones también son similares cuando comparamos nefrectomía radical y nefrectomía parcial. Se observa que en seguimientos a 10 años, las posibilidades de elevar la creatinina a + de 2 mg% es el doble para las nefrectomías radicales respecto de las parciales. Se ha demostrado una franca ventaja en la conservación de la función renal a favor del tratamiento conservador respecto de la nefrectomía radical en el largo plazo. La nefrectomía parcial a cielo abierto para tumores de hasta 4 cm es considerada como el tratamiento estándar. Hay trabajos que sugieren que podría extenderse con la misma seguridad el límite a todos los T1, es decir hasta los 7 cm. Pese a todas las ventajas de la nefrectomía parcial sobre la nefrectomía radical en el tratamiento de tumores pequeños, las estadísticas de EE.UU. del SEER (Surveillance Epidemiology and End Results) señalan que entre 1988 y 2001, fueron tratados quirúrgicamente 14.647 pacientes con tumor renal menor de 7 cm 1.401 fueron tratados con NP (9,6%) vs. 13.246 (90,4%) con NR, si bien de 1998 al 2001 hubo un aumento de NP de 4,6% al 17,6%. Para tumores menores de 2 cm, en 1988 solamente 14% de los pacientes fue tratado con NP aumentando al 42% en el 2001. La nefrectomía parcial laparoscópica NPL duplica la técnica a cielo abierto. En manos de laparoscopistas entrenados los resultados deberían ser similares, si bien falta su comprobación en el largo plazo. Los principales problemas de la NPL son generalmente un mayor tiempo de clampeo y la falta de ayuda del tacto para delimitar la exéresis. La ecografía intraoperatoria puede ayudar a delimitar la lesión, pero el transductor para uso laparoscópico no está disponible en forma habitual. Las técnicas de hibernación si bien están descriptas, son de dificultosa implementación. La NPL podrá considerarse en casos muy seleccionados con laparoscopistas entrenados no sólo en técnicas ablativas sino también reconstructivas. los dos primeros pacientes tratados por este método. El principio físico de la crioablación consiste en descender la temperatura hasta niveles letales para la célula. Para un enfriamiento rápido es suficiente llegar a -19,4ºC, mientras que para un enfriamiento lento se debe llegar a -40ºC, creando una bola de hielo que sobrepasa todos los límites del tumor, y que es fácilmente visualizada por ultrasonido. Repetir dos ciclos aumenta el daño tisular. Al comienzo se ha utilizado el nitrógeno líquido y los transductores eran de al menos 6,8 mm. Con la utilización del argón se logró la ventaja de cortar la formación de la bola de hielo al ceder el enfriamiento activo, siendo el método mucho más controlado. Se colocan termocuplas en la periferia del tumor a tratar y se trata de alcanzar en esta zona temperaturas de -40ºC. Al comienzo se realizaron tratamientos con cirugía a cielo abierto. Gill y col. presentan su experiencia de crioterapia laparoscópica en 32 pacientes en el año 2000. En la medida en que se fueron creando transductores más finos, se fue dando la posibilidad técnica de usarlos en forma percutánea. La forma de controlar la bola de hielo podrá ser por ecografía, tomografía o resonancia magnética nuclear. También el seguimiento se realiza por estos métodos, sospechando de las lesiones que toman la sustancia de contraste, para las cuales se recomienda una biopsia ulterior. Davol y cols. presentan una revisión de series con más de 36 meses de seguimiento con un promedio de 5 años. De 48 pacientes tratados, solamente 38 tenían diagnóstico de cáncer y de éstos 32 tenían un seguimiento adecuado. Hubo 5 pacientes con sospechas por imágenes de recidiva que se confirmó por biopsia, lo que significa una recurrencia del 15,7%. Hegarty presenta datos de 60 pacientes que habían completado al menos 5 años de seguimiento. 44 de estos pacientes tenían el diagnóstico de carcinoma. Tres pacientes recurrieron localmente (6,7%). Existen pocos estudios con seguimiento adecuado. Generalmente son pocos los pacientes incluidos por serie y no en todas las series presentan biopsia previa. También está en continua evolución la tecnología utilizada en estos casos, por lo cual se hace más dificultosa su evaluación retrospectiva. L A C R IOA BL AC I Ó N D E T U M OR E S RENALES A BL AC I Ó N D E TUMORES RENALES POR RADIOFRECUENCIA Se atribuye a Lutzeyer y a Lymberopulos haber realizado la primer criocirugía experimental de riñón en el año 1968. Uchida realiza la primera crioablación renal en perros en el año 1995 y al año siguiente se reportan La ablación por radiofrecuencia RF es otro tratamiento mínimamente invasivo que está aprobado por la FDA para el tratamiento de tumores de tejidos blandos. Zlotta y cols. en el año 1997 reportan los primeros casos de tratamiento de tumores renales por este método. Existen distintos modelos de generadores de RF y de transductores que podrán utilizarse por vía laparoscópica o percutánea con localización por ecografía o tomografía computada. Está comprobado que con temperaturas de 45ºC se produce la destrucción celular. Generalmente se generan temperaturas entre 80 y 105ºC, medidos con termocuplas, en un volumen que debe superar el volumen del tumor. Generalmente se tratan en dos o tres ciclos de 5 a 8 minutos cada uno, dependiendo del volumen tumoral. Brausi en un estudio de fase II incluye a 8 pacientes con tumores de promedio 4,4 cm (2-7 cm) a los cuales aplica radiofrecuencia (100ºC, 18 a 24 min) e inmediatamente les realiza una nefrectomía parcial o radical. Observa una necrosis de coagulación en el 15 a 90% de los especímenes y concluye que la RF es inefectiva para lograr la destrucción total del tumor renal. Rendon reporta 10 pacientes tratados con RF, a 4 pacientes les realiza una NR inmediata y a 6 pacientes a los 7 días del tratamiento. Sólo 3 pacientes fueron tratados efectivamente, los restantes 7 presentaban tumor viable. Paulovich trató por vía percutánea en el NCI (National Cancer Institute) a 19 pacientes, con una tasa de recurrencia a los 24 meses de 40%. Nueve pacientes fueron nefrectomizados con tumor viable en el examen histopatológico. HIFU (HIGH INTENSITY FOCUSED U LT R A S O U N D ) Es un tratamiento extracorpóreo que focaliza el ultrasonido en un tejido, elevando puntualmente la temperatura a 70-80ºC, lo cual provoca una destrucción tisular. Existen algunos reportes de tratamiento de masas renales desde el año 2002. Marberger presentó una experiencia en el año 2005 con 16 pacientes a los cuales se trató con HIFU y luego se los operó en forma inmediata o a las 6 semanas del tratamiento. Si bien se encontraron áreas de necrosis entre 4 y 8 cc que afectaban el 15 a 35% del tumor a tratar, todos los pacientes presentaban tumor viable. CONCLUSIONES La masa renal pequeña es de diagnóstico cada vez más frecuente. Pese al avance tecnológico de los estudios por imágenes, muchas veces los procesos benignos son indistinguibles del carcinoma renal. La nefrectomía parcial a cielo abierto es el tratamiento de elección y da el diagnóstico definitivo de estas masas renales pequeñas, con francas ventajas sobre la nefrectomía radical. La nefrectomía parcial laparoscópica en casos seleccionados Rev. Arg. de Urol. · Vol. 72 (1) 2007 probablemente reproduzca los resultados obtenidos a cielo abierto, pero las series presentadas deberán sostenerlos en el tiempo. Los procedimientos mínimamente invasivos tienen como objetivo destruir el tumor in situ. Tanto la crioterapia como la radiofrecuencia deberán seguir perfeccionándose y ser utilizados en casos seleccionados dentro de protocolos de investigación o para casos muy puntuales, ya que las series presentadas hasta el presente son de un escaso número de pacientes, y con fallas significativas en la erradicación del tumor. Si un paciente no justifica ser operado por las comorbilidades o falta de expectativa de vida, habrá que tener en cuenta la historia natural de la masa renal, y si justifica o no un tratamiento mínimamente invasivo. Si bien la literatura médica es aún muy limitada, en aquel paciente con una masa renal pequeña y significativas comorbilidades y reducida expectativa de vida habría que plantear la posibilidad de una observación controlada. BIBLIOGRAFÍA 1. Deane LA, Clayman RV.: “Review of minimally invasive renal therapies: needle-based and extracorporeal”. Urology 2006; 68 (Suppl 1A): 26:37 2. Hafez KS, Fergany AF, Novick AC.: “Nephron sparing surgeryfor localized renal cell carcinoma: impact of tumor size on patient survival, tumor recurrence and TNM staging”. J Urol 1999; 162:1930-1932. 3. Novick AC, Campbell SC. renal tumors. In: Walsh PC, et aleditors. Campbell’s Urology. Philadelphia: Saunders; 2002, pp. 2672-731. 4. Rukstalis D., Kaouk J., Gill I.: Renal cryoablation. “Urology” 68 (Supplement 1A) 1 July 2006. 5. Richter F., Kasabian NG, Irwin RJ, y col.: “Accuracy of diagnosis by guided biopsy of renal mass lesions classified indeterminate by imaging studies”. Urology 2000; 55:348-352 6. Lechevallier E.: “Core biopsy of solid renal masses under CT guidance”. European Urology Supplements 6 (2007) 540543. 7. Vasudevan A., Davies RJ, Shannon BA, y col.: “Incidental renal tumors: the frequency of benign lesions and the role of preoperative core biopsy”. BJU Int 2006;97:946-949. 8. Neuzillet Y., Lechevallier E., Andre M., y col.: “Accuracy and clinical role of fine needle percutaneous biopsy with computerized tomography guidance of small (less than 4 cm) renal masses”. J Urol 2004; 171:1802-1805. 9. Barocas DA, Rohan SM, Kao J., y col.: “Diagnosis of renal tumors on needle biopsy specimens by histological and molecular analyzis”. J Urol 2006; 176:1957-1962. 10. Kassouf W, Aprikian AG, Laplante M.: “Natural history of renal masses followed expectantly”. J Urol 2004; 171:11-13. 11. Kunkle DA, Crispen PL, Chen YT y col.: “Enhanced renal masses with zero net growth during active surveillance”. J Urol 2007; 177:849-854. 12. Chawla SN, Crispen PL, Hanlon AL, y col.: “The natural history of observed enhancing renal masses: 13. 14. 15. 16. 17. 17. 19. 20. 21. 22. 23. 24. 25. 26. 27. 28. 29. 30. 31. meta-analysis and review of the world literature”. J Urol 2006;175:425. Belldegrun A, Tsui KH, deKernion JB y col.: “Efficacy of nephron sparin surgery for renal cell carcinoma: analysis based on the new 1997 tumor-node-metastasis staging system”. J Clin Oncol 1999;17:2868-2875. Morgan WR, Zincke H. “Progression and survival after renal conserving surgery for renal cell carcinoma: experience in 104 patients and extended followup”. J Urol 1990; 144:852. Van Poppel H.: “Conservative vs radical surgery for renal cell carcinoma”. BJU Int 2004; 94:766-768. D´Armiento M, Damiano R, Feleppa B, y col.: “Elective conservative surgery for renal cell carcinoma versus radical nephrectomy: a prospective study”. BJU 1997,79:15 Herr H.: “Partial nephrectomy for unilateral renal cell carcinoma and a normal contralateral kidney:10 year followup”. J Urol 1999; 161:33. Trabulsi EJ, Kalra P, Gomella LG.: “New approaches to the minimaly invasive treatment of kidney tumors”. Cancer J 2005;11:57-63. Dechet CB, Sebo T, Farrow G., y col.: “Prospective analysis of intraoperative frozen needle biopsy of solid renal masses in adults”. J Urol. 1999; 162:1282-1284. Uzzo RG, Novick AC.:“Nephron sparin surgery for renal tumors: indications, techniques and outcomes”. J Urol 2001; 166:6-18. Vermillion CD, Skinner D, Pfister RC.: “Bilateral renal cell carcinoma”. J Urol 108:219,1972. Zincke H, Reza Ghavamian: “Partial nephrectomy is here to stay-more data in this issue”. J Urol 1998; 159:1161. Sutherland SE, Resnik MI, Maclennan GT, y col.: “Does the size of surgical margin in partial nephrectomy for renal cell cancer really matter?” J Urol 2002; 167:61-64. Van Poppel H, Joniau S.: “How important are surgical margins in nephron-sparing surgery?” Eur Urol Suppl 2007, 6;533-539. Carini M, Minervini A, Lapini A, y col.: “Simple enucleation for the treatment of pT1a renal cell carcinoma: our 20-year experience”. Eur Urol 2006; 50:1263-1271. Rozanec JJ.: “Rol de la cirugía conservadora de riñón en el tratamiento del carcinoma renal”. Tesis doctoral, Facultad de Medicina, Universidad de Buenos Aires, 1995 Rosenthal CL, Kraft R, Zingg E.: “Organ preserving surgery in renal cell carcinoma: tumor enucleation versus partial kidney resection”. Eur Urol 1984;10:222. Blackley SK, Ladaga L, Woolfit RA, y col.: “Ex situ study of the effectivness of enucleation in patients with renal cell carcinoma”. J Urol 1988; 140:6. Kwon EO, Carver BS, Snyder ME, y col.: “Impact of positive surgical margins in patients undergoing partial nephrectomy for renal cortical tumours”. BJU Int 2006. Citado Eur Urol Suppl 6, 2007, 539. Piper NY, Bishoff JT, Magee C, y col.: “Is a 1 cm margin necessary during nephron-sparing surgery for renal cell carcinoma?” Urology 2001; 58;849-852. Duvdevani M, Laufer M, Kastin A, y col.: “Is frozen section analysis in nephron sparing surgery necessary? A clinicopathological study of 301 cases”. J Urol 2005; 173:385-387 31. Kubinski DJ, Clark PE, Assimos DJ, y col.: “Utility of frozen section analysis of resection margins during partial nephrectomy”. Urology 2004; 64:31-34. 32. Timsit MO, Bazin JP, Thiounn N, y col.: “Prospective study of safety margins in partial nephrectomy: intraoperative assessment and contribution of frozen section analysis”. Urology 2006; 67:923-926. 33. Puppo P, Introini C, Calvi P, Naselli A, y col.: “Long term results of excision of small renal cancer surrounded by a minimal layer of grossly normal parenchima; review of 94 cases”. Eur Urol 2004; 46:477-481. 34. Law W, Blute ML, Weaver A, y col.: “Matched comparison of radical nephrectomy vs. nephron sparing surgery in patients with unilateral renal cell carcinoma and a normal contralateral kidney”. Mayo Clin Proc 2000; 75:12361242. 35. Dash A, Vickers A, Schachter L, y col.: “Comparison of outcomes in elective partial versus radical nephrectomy for clear cell renal cell carcinoma of 4-7 cm”. BJU Int 2006; 939-945 36. McKiernan J, Simmons R, Katz J, y col.: “Natural history of chronic renal insufficiency after partial and radical nephrectomy”. Urology 2002; 59:816-820 37. Mickish G, Carballido J, Hellsten S, y col.: “Guidelines on renal cell cancer”. Eur Urol 2001; 40:252-255. 38. Patard JJ, Schvarts O, Lam JS, y col.: “Safety and efficacy of partial nephrectomy for all T1 tumors based on an international multicenter experience”. J Urol 2004; 171:2181-2185. 39. Gill IS, Abreu SC, Desai MM, y col.: “Laparoscopic ice slush renal hipothermia fpr àrtial nephrectomy: the initial experience”. J Urol 2003;170(1):52-56. 40. Lutzeyer W, Lymberopoulos S, Breining H, y col.: Experimental cryosurgery of the kidney. Langenbecks Arch chir 1968; 322:843-7. Citado Urology 68 Suppl 1A, 2006:24. 41. Lymberopoulus S, Lutzeyer W, Breining H.: “Cryogenic surgery of the kidney. ll. Seamless cryosurgical operation on the renal parenchima without clamping the renal pedicle”. Urologe 1969;8:156-64. Citado Urology 68 Suppl 1A, 2006:24. 42. Uchida M, Imaide Y, Sugimoto K, y col.: “Percutaneous cryosurgery for renal tumors”. BJU 1995;75:132-7. 43. Rukstalis DB, Khorsandi M, Garcia FU, y col.: “Clinical experience with open renal cryoablation”. Urology 2001; 57:34-39. 44. Gill IS, Novick A, Meraney Am, y col.: “Laparoscopic renal cryoablation in 32 patients”. Urology 2000; 56:748753. 45. Shingletom WB, Sewell PE.: “Percutaneous renal tumor cryoablation with magnetic resonanse imaging guidance”. J Urol 2001; 165:773-776. 46. Sompol P, NIelsen M, Solomon S.: “Percutaneous reanl cryoablation”. Urology 2006; 68 (Suppl 1A):19-25. 47. Davol PE, Fulmer BR, Rukstalis DB.: “Long term results of cryoablation for renal cancer and complex renal masses”. Urology 2006; 68 (Suppl 1A):2-6. 48. Hegarty NJ, Gill IS, Kaouk JH, y col.: “Renal cryoablation:5 year outcomes”. J Urol 2006; 175:351 (abstract no.1091). 49. Matsumoto ED, Johnson DB, Ogan K, y col.: “Short term efficacy of temperature based radiofrequency ablation of small renal tumors”. Urology 2005; 65:877-881. 50. Zlotta AR, Wildschultz T, Raviv G, y col.: “Radiofrequency interstitial tumor ablation (RITA) is a possible new modality of treatment of renal cancer: ex vivo and in vivo experience”. J Endourol 2001; 15:845-849. 51. Brasi M, Castagnetti G, Gavioli M, y col.: “Radiofrequency (RF) ablation of renal tumors does not pro- Rev. Arg. de Urol. · Vol. 72 (1) 2007 duce complete tumor destruction: results of a fase II study”. 52. Rendon RA, Kachura JR, sweet JM, y col.: “The uncertainty of radifrequency treatment of renal cell carcinoma: findings at inmediate and delayed nephrectomy”. J Urol 2002; 167:1587-1590. 53. Marberger M, Schatzl G, Cranston D, y col.: “Extracorporeal ablation of renal tumors with high intensity focused ultrasound”. BJU Int 2005; 95:52-55. ARTÍCULO ORIGINAL ORIGINAL ARTICLE La RTU-P de baja presión hidráulica: eficacia, seguridad y complicaciones perioperatorias en próstatas grandes entre 70 y 206 ml. The low hydraulic pressure TUR-P: perioperative efficacy, security and complications in great prostates between 70 and 206 ml. Dres. Verger-Kuhnke A.B.; I Reuter M.; Epple W.; Ungemach G.; Beccaría M.L. Dr.med. Andrés Verger Kuhnke, especialista en Urología. Reuter Klink, Servicio de Urología del Hospital Karl-Olga, Hack Str. 61 C.P. 70190, Hospital escuela dependiente de la Universidad de Ulm, Stuttgart Baden-Württemberg-Alemania. I obstructionthatwereoperatedwiththelowhydraulicpressureRTUPbetweenAugustof1999and Julyof2006. Results:Averageageofthepatients69years(range51-89).ProstatevolumebyTRUS,107ml(70206).PSA7,94ng/ml(0,71-26,4).Weightoftheresectedfragments:74,5g(50-160),timeofthe intervention:65min.(35-155),postoperativeurethralcatheterisation:1.7days(1-8),suprapubic derivation:6.5days(5-15),thedurationofhospitalstayaftersurgerywere8days(7-16),peak flow pre-op.11.2 ml/sec. (5-15.7), postoperative: 19.7 ml/sec. (7-41,3). There were no cases of TURPsyndromeinthisgroup. Operative complications:Urinaryinfectionwithoutfever(bacteria>100.000)95patients(27.9%), bladderderivationbypreoperativeurinaryretention53patients(15,6%).18patients(5,3%)with postoperative urinary retention. 11 patients (3,2%), with infection and fever >38°C. 7 patients (2%)withpostoperativebladderbleeding,2patients(0.6%)withurethrallesion.1patient(0.3%), withmassivescrotalhematoma(aftervasectomy). Controlofthepreandpostoperativehemoglobin:hemoglobinpre-op15g/dl(12-19,3),hemoglobinpost-op11,5g/dl(7.6-16.4),differenceof(-3.5g/dl)23,3%.Inonly29patients(8.5%)it wasnecessarytocarryoutasanguineoustransfusions(heterolog)of2to4EC(500ml),theTRUS was125ml,weightofthefragments90gr.(52-140),thehemoglobinpre-opwas14.72g/dland post-opof8,8g/dlwithadifferenceof(-5,92g/dl)40.2%. Conclusions:ThevideoassistedlowhydraulicpressureTURP,isansecureandeffectivemethodin thesurgicaltreatmentofgreatprostateadenomas.Theseverepostoperativecomplicationsarelittle, andin311patients(91.5%)itwasnotnecessarysanguineoustransfusion.Thestationarytreatment andtheurethralcatheterisationissmallerincomparisonwiththeopenadenomectomy. K E Y W O R D S : Low hydraulic pressure TURP; BPH; Great adenomas; Hemoglobin. INTRODUCCIÓN El interés de observar la vejiga por dentro existe desde tiempos inmemoriales, pero a diferencia del intestino, vagina o cavidad bucal, donde existían instrumentos para su inspección hace cientos de años fue recién a mediados del siglo XIX cuando se comenzó con la fabricación de un instrumento para la exploración vesical. Esto se basa en el fenómeno de que la palpación vesical, “Tactus eruditus” tiene una larga tradición en Urología, así desde la antigüedad y con la ayuda de sondas uretrales se podía diagnosticar cálculos vesicales o determinar el crecimiento prostático intravesical y debido a este hecho es que durante mucho tiempo no se produjeron avances significativos en otros métodos diagnósticos por no creerlos necesarios10. En este largo proceso que llevó a la invención del cistoscopio intervinieron muchos médicos y técnicos que intentaron unificar en un instrumento los 3 componentes básicos de un endoscopio como son: la sonda o camisa, el medio conductor de la luz y la fuente de luz misma. Fue Julius Bruck (1840-1902), quien desarrolló en 1867 en Breslau, un instrumento para la inspección de los dientes y la vejiga basado en el uso de luz blanca incandescente, la fuente lumínica más potente de su Rev. Arg. de Urol. · Vol. 72 (1) 2007 época. Así nacía la galvanoendoscopia, quedaba por solucionar el problema de la alta temperatura y la lesión de las mucosas. Él recubrió el alambre de platino con un doble tubo de vidrio por el cual circulaba agua helada. Bruck hizo el original aporte de introducir la fuente lumínica en el recto o vagina y así a través de la diafanoscopía poder inspeccionar la vejiga a través de un instrumento introducido por la uretra31. Maximilian Nitze (1848-1906), médico residente en ginecología ([Dresden, Alemania]), fabricó en 1876 un instrumento para la inspección transuretral al que denominó “cistoscopio”. Junto a Josef Leiter (18301892) diseñó un modelo con una fuente lumínica en el extremo distal, en combinación con un sistema de lentes que permitían un aumento del campo visual, y de esta manera inspeccionar mejor la superficie vesical. El 2 de octubre de 1877, ante la real Sociedad de Medicina en Dresden efectuó una uretro-cistoscopia en un cadáver al cual se le había introducido previamente una piedra vesical, la cual él puede “ver” a través de su instrumento10. La invención del cistoscopio permitió la intervención quirúrgica transuretral bajo visión directa. Al principio se resecaban cantidades pequeñas de tejido, pero a partir de la década de 1940, con la mejora de los sistemas ópticos y técnicos se permitían resecciones de hasta 30 g. A partir de este entonces se pudo comparar este método endoscópico con la cirugía abierta y transformarse de esta manera en el procedimiento de elección en el tratamiento de la HPB obstructiva10,23. La resección transuretral de próstata RTUP desde hace varios años es el tratamiento electivo, el estándar de oro para los adenomas de pequeño y mediano tamaño1,15,21. Sobre todo la hemorragia perioperatoria y el síndrome de RTU han sido los motivos para la introducción de otras técnicas quirúrgicas menos invasivas con la intención de reducir dichas complicaciones. Los otros tratamientos ablativos disponibles como el Holmium láser, Nd:Yag láser, láser de diodo, el KTP-láser de 20-40 y 80-120 watt, la adenomectomía laparoscópica, la resección bipolar, la resección en medio salino, el rotorresector, así mismo los procedimientos abiertos, como la operación de Freyer y Millin con sus modificaciones, son opciones alternativas a las RTUP1,2,3,6,8,9,12,13,14,22,24,25,28,29,30. En un futuro se verá si alguna de estas opciones, sobre todo el tratamiento láser podrá imponerse como opción válida a la resección transuretral y ocupar su lugar. Por otro lado, los varios métodos introducidos hace algún tiempo como la TUMT (hipertermia, termoterapia y termoablación), TUNA, dilatación por balón, stents uretrales etc. no han podido hasta el presente demostrar ser tratamientos muy efectivos y su aplica- ción queda reducida a un grupo pequeño de pacientes, por lo general con elevado riesgo quirúrgico. En este trabajo fueron incluidos todos aquellos pacientes con indicación quirúrgica para el tratamiento de la HPB, con riesgo quirúrgico aceptable y un adenoma prostático grande, a partir de 50 g de tejido resecado20,26. En este estudio de 340 pacientes se analizaron retrospectivamente los resultados sobre la efectividad, complicaciones, morbimortalidad perioperatoria, cambios sanguíneos de la hemoglobina, hematócrito y la concentración de hematíes luego de la RTUP de baja presión hidráulica. PA C I E N T E S , M AT E R I A L Y M É T O D O Se analizan los resultados de 340 pacientes con adenomas prostáticos grandes y síntomas de obstrucción infravesical, que fueron operados con la RTUP de baja presión hidráulica entre agosto de 1999 y julio del 2006. El método se basa en el uso del trocar suprapúbico y un sistema de irrigación de baja presión hidrostática (entre 10 y 30 cm de H20), lo que evita la reabsorción de líquido de irrigación, independientemente de la duración de la RTUP. La baja presión intravesical constante, se obtiene a través de este método por medio de 2 dispositivos: 1. El líquido irrigador tiene una presión hidráulica entre 10 y hasta 30 cm de H2O, regulable según la necesidad, y nunca mayor. 2. Colocación de un trocar suprapúbico. Figura 1. Sistema de baja presión hidrostática. Este esquema demuestra el sistema de irrigación de baja presión hidráulica. 10 R E S U LTA D O S De los 340 pacientes operados 20 (5,9%) tenían al momento de la operación entre 50 y 59 años, 136 (40%) entre 60 y 69 años, 156 (45,9%) entre 70 y 79 años y 26 (7,6%) entre 80 y 89 años. Figura 2. Distribución por grupos de edades de los 340 pacientes operados. En 191 pacientes (56,2%) se resecaron entre 50 y 69 g, en 99 (29,2%) entre 70 y 99 g y en 50 (14,7%) entre 100 y 160 g. Resultados de los parámetros más significativos: Edad TRUS PSA Capacidad vesical Tejido resecado Tiempo de resección Sondaje uretral Sondaje suprapúbico Uroflujometría (pre-op) Uroflujometría (post op) Residuo postmiccional (pre-op) Residuo postmiccional (post-op) Estadía hospitalaria Riesgo quirúrgico bajo ASA I Riesgo quirúrgico medio ASA II Riesgo quirúrgico alto ASA III Promedio Rango 69 años 110 ml 7,94 ng/ml 453 ml 81 g 65 min 1,7 días 6,5 días 8,9 ml/sec. 19,7 ml/sec. 76 ml 25 ml 8 días 41 % 52 % 7 % 51-89 70-204 0,71-26,4 150-1300 50-160 35-155 1-8 5-15 6,5 12 7-41,3 20-400 0-300 7-16 Anestesia espinal total Anestesia 337 pacientes 3 pacientes Tabla 1. Resultados. Complicaciones intra y postoperatorias: Figura 3. Distribución de los pacientes de acuerdo con peso resecado. Resultados anatomopatológicos del material resecado: Figura 4. Diagnóstico histopatológico, 315 pacientes (92,6%) con HPB y/o prostatítis crónica, 25 pacientes (7,35%) con adenocarcinoma prostático pT1-pT2. Rev. Arg. de Urol. · Vol. 72 (1) 2007 Infección urinaria (bacterias > 100.000/ml) Pérdida sanguínea que requirió transfusión (hemoglobina < 8 gr/dl) Retención urinaria postoperatoria Perforación de la cápsula prostática Taponamiento vesical por sangrado Epididimitis Complicaciones por punción con trócar Vía falsa / lesión de la uretra bulbar Hematoma escrotal grande por vasectomía Lesiones del meato ureteral / resección accidental del meato Lesiones del pac. en sala op. /Nervio-muscular decúbitos-quemaduras Incontinencia por lesión de esfínter uretral externo Síndrome TUR Mortalidad n° pac % 95 27,9 29 18 14 7 3 3 2 1 8,5 5,3 4,1 2 0,9 0,9 0,6 0,3 0 0 0 0 0 Tabla 2. Complicaciones luego de RTUP en adenomas grandes. 11 Diagnósticos urológicos asociados: Valores de la hemoglobina pre y postoperatoria en pacientes con y sin transfusión: n° pac. Estrechez de meato uretral / meatotomía Vejiga hipoatónica Cáncer de próstata (pT1-pT2) Cálculos vesicales / litotripsia Estrechez de uretra bulbar / uretrotomía Hidronefrósis bilateral por obstrucción infravesical Divertículo vesical grande/ incisión Cáncer de vejiga / RTU-V 28 27 25 15 11 3 3 3 % 8,2 8 7,3 4,4 3,2 ,9 0,9 0,9 Figura 6. 311 pacientes sin transfusión. Tabla 3: Diagnósticos y tratamientos asociados. Espectro bacteriano detectado en los cultivos urinarios: Enterococo faecalis Escherichia coli Estafilococos/aureus/epidermidis/SMR Pseudomonas aeruginosa Proteus spp. Klebsiellas spp. Serratias spp. Otros (Acinetobacter/Citrobacter/ estreptococos/Candida spp.) n° pac. afectados % 44 21 10 5 4 3 3 46,3 22,1 10,5 5,2 4,2 3,1 3,1 5 5,2 Tabla 4. Gérmenes detectados en orina. Transfusión sanguínea: Figura 7. 29 pacientes con transfusión. Valores de la hemoblobina, hematócrito y eritrocitos en los pacientes con transfusión sanguínea, n° de pacientes 29 (8,5%): Hemoglobina pre-op Hemoglobina post-op Hematócrito pre-op Hematócrito post-op Eritrocitos pre-op Eritrocitos post-op Valor 14,7 g/dl 8,8 g/dl 43,6% 25,8% 4,8m/ml 2,9m/ml Rango Diferencia 12,4 - 17,1 7,1 - 12,1 (-) 5,9 g/dl 37,4 - 50 % 18,6 - 34,5 % 17,8 % 4,1 - 5,4 m/ml 2,3 - 3,5 m/ml 1,9 m/ml Tabla 5. Valores sanguíneos en pacientes con transfusión. 8 pacientes (27,6%) recibieron de 3 a 4 conservas (500 ml c/u) y 21 (72,4%) 2 conservas. Figura 5. Distribución de los pacientes según transfusión sanguínea. 12 Valores de la hemoglobina, hematócrito y eritrocitos en los pacientes sin transfusión sanguínea, n° de pacientes 311 (91,5 %): Paciente con TRUS pre-op de 146 ml, RTUP de 120 g en 110 minutos. Control ecográfico por TRUS a los 9 días demuestra una celda prostática libre de coágulos y tejido adenomatoso residual (únicamente zona periférica). Hemoglobina pre-op Hemoglobina post-op Hematócrito pre-op Hematócrito post-op Eritrocitos pre-op Eritrocitos post-op Valor 15 g/dl 11,5 g/dl 44,3 % 33,85 % 4,88 m/ml 3,96 m/ml Rango Diferencia 12 - 19,3 7,6 - 16,4 (-) 3,5 g/dl 31,8 - 54,8 % 24,6 - 49,2 % 10,45 % 3,8 - 6,2 m/ml 2,7 - 4,5 m/ml 0,92 m/ml Tabla 6. Valores sanguíneos en pacientes sin transfusión. Control por ecografía transrectal pre y post RTUP: Figura 8. TRUS antes de la operación. Figura 9. TRUS luego de la operación. Rev. Arg. de Urol. · Vol. 72 (1) 2007 DISCUSIÓN Estudios histopatológicos demuestran que la HPB representa un aumento del número de células y de esta forma un verdadero proceso hiperplásico. Es McNeal quien demuestra en sus estudios que los primitivos nódulos periuretrales se constituyen casi exclusivamente con tejido estromal y que su origen es la zona transicional. A la proliferación estromal inicial se le agrega posteriormente una epitelial, lo cual transforma al proceso en un tumor benigno. La HPB es un tumor nodular benigno del tejido prostático con participación variable de sus componentes glandulares, epiteliales, estromales o fibromusculares que llevan a un aumento del tamaño de la próstata, con síntomas obstructivos e irritativos7,16,17,18,19. La RTUP representa en la actualidad el procedimento quirúrgico más extendido y el más utilizado en el tratamiento del adenoma prostático sintomático. En un estudio sobre los métodos quirúrgicos empleados para la HPB sintomática efectuado por Treiber y col. en la Universidad de Munich en 2004 donde se incluyeron 137 clínicas urológicas en Alemania, se demostró que el 84,8% de los tratamientos fueron RTUP, el 9,6% adenomectomías suprapúbicas, el 2,4% incisiones prostáticas transuretrales, el 1,3% tratamientos láser, el 0,6% electrovaporización, 0,7% fueron reseciones en medio salino, 0,4% colocaron stents. Varios procedimientos alternativos fueron directamente abandonados por sus escasos beneficios. El síndrome de RTU que se caracteriza por presentar hipervolemia, hiponatremia, hipertensión, hemólisis, estado confusional, edema pulmonar y cerebral, etc. con depresión cardiocirculatoria y posteriormente fallo renal y oliguria, se produce en aquellos casos por reabsorción masiva de líquido de irrigación. El origen del síndrome de RTU se presenta : 1. Al resecar en proximidades de la cápsula o perforarla, al abrir vasos o senos venosos periprostáticos. 2. Ante elevadas presiones intravesicales, mayores de 20 cm de H2O, que equivale a la presión venosa pelviana en decúbito dorsal como cuando el bidón del líquido irrigador se encuentra a 100-120 cm sobre el paciente5. 3. En vejigas hipercontráctiles con disminuida compliance. En este estudio se ponen de manifesto las ventajas de combinar, el trocar suprapúbico y la baja presión del líquido irrigador entre 10 y 20 cm de H2O, lo que garantiza durante toda la intervención, presiones intravesicales bajas, es decir por debajo de la presión venosa y de esta manera realizar resecciones de gran cantidad 13 de tejido que no están limitadas por el factor tiempo, ya que no se produce la reabsorción indeseada de líquido irrigador. De esta forma tampoco es necesario interrumpir la intervención al producirse una perforación de la cápsula durante la RTU. Paul Madsen de Madison, Wisconsin, fue uno de los primeros en reconocer la relación entre la presión hidrostática del líquido irrigador y la absorción del mismo23. Otra ventaja que representa la utilización del trocar suprapúbico es permitir, al finalizar la cirugía, la colocación de una sonda, facilitándose así la retirada precoz, en general a las 24 horas de la sonda transuretral y así evitar complicaciones (uretritis, infección urinaria, espasmos vesicales etc.). La sonda suprapúbica permite al cerrarla, el entrenamiento vesical luego de la operación, efectuar una flujometría, también la medición exacta del residuo post-miccional y en caso de dificultades funcionar como “válvula de seguridad”. Debido a la seguridad que se obtiene resecando a bajas presiones intravesicales se relativizan los beneficios que habría al hacerlo con el sistema eléctrico bipolar. En un estudio randomizado efectuado por Singh H. y col. donde se comparan los dos métodos se pone de manifiesto, que las ventajas del sistema bipolar con respecto al monopolar, son la falta de modificación del sodio sérico, la menor disuria postoperatoria y la menor formación de estrecheces uretrales por lesión eléctrica25. Si observamos los resultados publicados recientemente por distintos grupos que efectuaron adenomectomías abiertas como las de Millin o Freyer podemos apreciar un índice de transfusiones entre 16 y 20%, con una pérdida sanguínea de 841 ml, reducción de la hemoglobina de 22g/l, una estadía hospitalaria de 12 días, una cateterización vesical de 6,5 días, un tiempo quirúrgico de 1,3 horas, una incontinencia urinaria de hasta 8%, peso de tejido resecado 97,8 g. Cinco de los pacientes desarrollaron síntomas de obstrucción infravesical luego de la operación4,24. Otros autores como Muzzonigro y col. compararon los resultados de 113 pacientes operados con RTUP a los cuales habían dividido en 2 grupos, el primero con próstatas de hasta 70 g (57 pacientes) y el segundo grupo con glándulas entre 70 y 150 g (56 pacientes) y no encontraron diferencias significativas de las complicaciones postoperatorias20. Van Velthoven y col. de Bruselas, Bélgica, publicaron una serie de 18 pacientes operados con la técnica de adenomectomía prostática laparoscópica extraperitoneal. Edad de los pacientes: 67,8 años, TRUS de 95,1 ml, tiempo quirúrgico de 145 minutos, pérdida sanguínea de 192 ml, tejido resecado de 47,6 g, la estadía hospitalaria 14 fue de 5,9 días, sondaje uretral de 3 días y 5 pacientes (27,7%) presentaron complicaciones postoperatorias29. Esto demuestra una falta de ventajas en casi todos los parámetros mencionados con respecto a la RTUP y hace evidente la cantidad de tejido residual remanente con la falta de desobstrucción completa27. El láser Holmium (Ytrium-Aluminium-Garnet de 60100 watt) es un láser pulsado con una longitud de onda de 2.140 nm y alta capacidad de absorción por parte del agua. El efecto ablativo es equivalente al de la RTUP, pero con la desventaja de requerir un gran curva de aprendizaje para dominar la técnica. Esta consiste en la enucleación del adenoma comenzando por el ápex prostático y terminando en el cuello vesical. Presenta además un costo elevado y la necesidad de utilizar un morcelador para trozar el adenoma antes de poder extraerlo por vía transuretral. En nuestra serie de 340 pacientes con RTUP se pudieron diagnosticar 25 adenocarcinomas de la próstata (7,35%), de los cuales 3 pacientes (12 %) tenían un pT2, y 22 pacientes (88 %) un pT1. El PSA de este grupo fue en promedio 8,98 ng/ml rango (2,6-24,7)11. El láser KTP (Kalium-Titanyl-Phosphat de 80-120 watt) es un método con capacidad ablativa inmediata por efecto fotovaporizador del adenoma. Tiene una longitud de onda de 532 nm y gran afinidad por la hemoglobina y demuestra ser eficaz en próstatas de 40 a 50 ml. Las desventajas representan también su elevado costo y la ineficacia para el tratamiento de adenomas grandes, así como la falta de material para biopsiar30. Previo al dada de alta se efectúa una TRUS con la intención de controlar la celda prostática y la efectividad del tratamiento. De esta forma se permite observar la falta de tejido adenomatoso residual que podría llevar en un futuro a recidivas del adenoma. CONCLUSIÓN La RTUP representa en la actualidad con el 85 % de los procedimentos quirúrgicos, el más extendido y el más utilizado en el tratamiento del adenoma prostático sintomático. Las adenomectomías transvesicales y retropúbicas representan aproximadamente el 9 % de todos los procedimientos quirúrgicos utilizados en la actualidad. Los métodos láser con sus nuevas técnicas como el KTP constituyen solamente el 1,3 % de las operaciones, pero el gran desarrollo en este campo permite suponer un aumento de su utilización en el futuro. La RTUP videoasistida de baja presión hidráulica, es un método efectivo y seguro en el tratamiento quirúrgico en adenomas prostáticos grandes de hasta 200 ml medidos por la ecografía transrectal. Las complicaciones perioperatorias severas son escasas, y comparables a las observadas en resecciones de próstatas con menor volumen. Es importante destacar las ventajas de asociar el trocar suprapúbico y la baja presión hidráulica del líquido irrigador entre 10 y 20 cm de H2O, lo que asegura durante toda la resección, presiones intravesicales bajas, es decir por debajo de la presión venosa periprostática y de esta manera realizar ablaciones de gran cantidad de tejido que no están limitadas por el factor tiempo, ya que no se produce la reabsorción indeseada de líquido irrigador causantes del síndrome de RTU. En 311 pacientes (91,5%) no fue necesaria ninguna transfusión sanguínea. La estadía hospitalaria, así como el sondaje uretral, son menores en comparación con la adenomectomía abierta. BIBLIOGRAFÍA 9. 10. 11. 12. 1. Alschibaja M. May F., Treiber U., Paul R., Hartung R. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. Urologische Klinik, Klinikums rechts der Isar-Technische Universität München-Germany: Transurethrale Resektion bei benigner Prostatahyperplasie. Aktuelle Entwicklungen. Der Urologe A 2005.44:499-504. Bachmann A.; Wyler A.; Ruszat R.; Gasser T.; Sulser T.: Photoselektive KTP-laser vaporisation of the prostate. First experience after 50 procedures. J Endourol 2003 (Supp 1):A 188. Bachmann A.; Reich O.; Wyler St.; Ruszat R.; Casella R.; Gasser T.; Hofstetter A.; Sulser T. Urologische Klinik, Universität Basel und Urologische Klinik, Ludwig Maximilians Universität München. Germany Die80Watt-Kalium-Titanyl-Phosphat-(KTP)-Laser-vaporisation der Prostata. Der Urologe A Okt 2004(43):12621270. Bapat RD; Relekar RG; Pandit SR; Dandekar NP Department of General Surgery, K. E. M. Hospital, Parel, Bombay, Maharashtra.: Comparative study between modified Freyer’s prostatectomy, classical Freyer’s prostatectomy and Millin’s prostatectomy. Journal of postgraduate medicine; VOL: 37 (3); p. 144-7 /199107/ Bliem F., Lamche M., Janda R., Ilias W., Schramek P. Urologische Abteilung, Krankenhaus der Barmherzigen Brüder, Wien-Austria. Blutverlust und Einschwemung bei TURP vs. TURVP unter Niederdruck-bzw. Hochdruckbedingungen. Der Urologe A 2003.42:1477-1484. Corica A.; Marchiotto M.; Verger-Kuhnke A.; Anchelerguez R.; Prats J. Urology. Laser vaporisation of the prostate: experience in a selected group of patients. Departament, Cuyo University (Mendoza, Argentina). Congreso Norte-Americano de Urología A.U.A. 1997. Doerr, Seifert, Uehlinger: Compendio de anatomía patológica, Tomo 21. Spezielle pathologische AnatomieBand 21 (Hoden.Prostata.Samenblasen). Springer-Verlag Berlin-Heidelberg 1991-Germany. Gurdal M.; Tekin A.; Yucebas E.; Sengor F.; Departa- Rev. Arg. de Urol. · Vol. 72 (1) 2007 13. 14. 15. 16. 17. 18. 19. 20. ment of Urology, Haydarpasa Numune Education and Research Hospital, Istambul, Turkey. Nd:YAG laser ablation plus transurethral resection for large prostates in high-risk patients. Urology 2003 Nov;62(5):914-917. Hai MA.; Malek RS.; Departament of Urology, Oakwood Annapolis Hospital, Wayne, Michigan, USA.: Photoselective vaporisation of the prostate: initial experience with a new 80 W KTP laser for the treatment of benign prostate hyperplasia. J. Endourol 2003;17(2):93-96. Hauri. Urologische Klinik, Universitätsspital, ZürichSwitzerland.: Ein Blick in die Blase-der Mensch dahinter.Der Urologe A 2005.44:401-407. Kitamura H.; Masumori N.; Tanuma Y.; Yanase M.; Itoh N.; Takahashi A.; Tsukamoto T.; Adachi H.; Hotta H.; Departament of Urology, Sapporo Medical University School of Medicine, Japan.: Does transurethral resection of the prostate facilitate detection of clinically significant prostate cancer that is missed with systematic sextant and transition zone biopsies? Int J Urol 2002;9(2):95-99. Kumar SM. From the Departament of Urology, Oakwood Annapolis Hospital, Wayne, Michigan, USA.: Photoselective vaporisation of the prostate: a volume reduction analysis in patients with lower urinary tract symptoms secondary to benign prostate hyperplasia and carcinoma of the prostate. J Urol 2005 Feb;173(2):511-513. Kuntz RM.; Lehrich K.; Ahyai S. Departament of Urology, Auguste Viktoria Hospital, Berlin, Germany.: Transurethral holmium laser enucleation of the prostate compared with transvesical open prostatectomy: 18 month follow-up of a randomised trial. L Endourol 2004;18(2):189-191. Kuo RL.; Kim SC.; Lingeman JE.; Paterson RF.; Watkins SL.; Simmons GR.; Steele RE. Methodist Hospital Institute for Kidney Stone Disease, Indiana University School of Medicine, 1801 North Senate Bouleward, Suite 220, Indianapolis, USA.: Holmium laser enucleation of prostate (HoLEP): the Methodist Hospital experience with greater than 75 gram enucleations. J Urol 2003 Jul;170(1):149-152. Litteljohn JO.; Ghafar MA.; Kang YM.; Kaplan SA.: Transurethral resection of the prostate: the new old standard. Curr Opin Urol 2002 12:19-23. Mc Neal JE: Regional morphologie and pathologie of the prostata. Am J Clin.Pathol. 1968;49:347-357. Mc Neal JE (1978): Origen and evolution of benign prostata enlargement. Invest. Urol. 15:340-345. Mc Neal JE: The prostate gland: Morphologie and pathobiologie. Monogr Urol.1988; 9:3-33. Mc Neal JE: Prostate. Histologie for Phatologists, second edition.1997. Muzzonigro G; Milanese G; Minardi D; Yehia M; Galosi AB; Dellabella M: Department of Urology and Division of Urology, A. O. Umberto I-Torrette, Polytechnic University of the Marche Region, Ancona, Italy. g.munnonigro@univpm.it.: Safety and efficacy of transurethral resection of prostate glands up to 150 ml: a prospective comparative study with 1 year with followup. The Journal of Urology; 172 (2); p. 611-615 /200408/ 15 21. Qiang W; Jianchen W; MacDonald R; Monga M; Wilt TJ: Department of Urology, West China Hospital, Sichuan University, Chengdu, China: Antibiotic prophylaxis for transurethral prostatic resection in men with preoperative urine containing less than 100,000 bacteria per ml: a systematic review. The Journal of Urology; 173 (4); p. 1175-1181 /200504/ 22. Reich O.; Bachmann A.; Schneede P.; Zaak D.; Sulser T.; Hofstetter A: Departament of Urology, University Hospital Grosshadern, Ludwig Maximilians University of Munich, Germany. Experimental comparison of high power (80 W) potassium titanyl phosphate laser vaporisation and transurethral resection of the prostate. J Urol 2004:171(6Pt):2502-2504. 23. Reuter MA. y col.: “History of Endoscopy”. Band1: Geschichte der Endoskopie in der Antike, im Mittelalter und in 19.Jahrhundert.Band2: Der Weg zur Modernen Endoskopie. Band5: Geschichte der Transurethralen Prostatektomie (TURP). Karl Krämer Verlag Stuttgart + Zürich 1998. Editado en conjunto con el Museo Max Nitze. 24. Shaheen A; Quinlan D: Feasibility of open simple prostatectomy with early vascular control. BJU international; VOL: 93 (3); p. 349-352 /200402/ 25. Singh H; Desai MR; Shrivastav P; Vani K: Bipolar versus monopolar transurethral resection of prostate: randomized controlled study. Journal of endourology / Endourological Society; 19 (3); p. 333-338 /200504/ 26. Shimamura S Furuya S; Furuya R; Ogura H; Araki T Department of Urology, Furuya Hospital: Transurethral resection for prostatic adenoma larger than 100 mlpreoperative treatment with interstitial laser coagulation of the prostate plus chlormadinone acetate as a treatment 16 27. 28. 29. 30. 31. maneuver for safer operations. Hinyokika kiyo. Acta urologica Japonica; 51 (3); p. 159-164 /200503/ Shimizu Y; Hiraoka Y; Iwamoto K; Takahashi H; Abe H.: Measurement of residual adenoma after transurethral resection of the prostate by transurethral enucleation technique. Urologia internationalis; 74 (2); p. 102107 /2005. Van Melick HH.; Van Venrooij GE.; Eckhardt MD.; Boon TA.; Departament of Urology, University Medical Center Utrecht, The Netherlands: A randomised controlled trial comparing transurethral resection of the prostate, contact laser prostatectomy and electrovaporisation in men with benign prostatic hyperplasia: urodynamic effects. J Urol 2002;168(3):1058-1062. Van Velthoven R; Peltier A; Laguna MP; Piechaud T Department of Urology, Institut Jules Bordet, Avenue de Waterloo 121, Brussels, Belgium. rvanvelt@ulb.ac.be: Laparoscopic extraperitoneal adenomectomy (Millin): pilot study on feasibility. European urology; 45 (1); p. 103109; discussion 109 /200401/ Verger-Kuhnke AB, Reuter MA, Epple W., Ungemach G. y Beccaría ML: Tratamiento combinado del adenoma prostático con el KPT-láser de 80 watt y la resección transuretral de baja presión. Reuter Klink, Servicio de Urología del Hospital Karl-Olga, Hack Str. 61 C.P. 70190, Hospital escuela dependiente de la Universidad de Ulm, Stuttgart Alemania. Actas Urológicas Españolas Abril 2006; 30 (4):394-401. Zamann A.P., Zajaczkowski T.: Praxis Müllheim an der Ruhr, Klinik für Urologie, Kath. Kliniken Essen-Nord, Marien Hospital-Germany. Julius Bruck (1840-1902) Sein Beitrag zur Weiterentwicklung der Endoskopie. Der Urologe B 2002.42:45-39. ARTÍCULO ORIGINAL ORIGINAL ARTICLE Anatomía normal y frecuencia del órgano vomeronasal de Jacobson (OVN) en fetos humanos The Vomeronasal ( Jacobson’s) Organ (VNO) in Human Fetuses: anatomical study and frequency Dr. Zeller Federico L. I I Servicio de Urología, Hospital de Área El Bolsón, Perito Moreno 2645 8430, El Bolsón, Río Negro, Argentina. INTRODUCCIÓN Tel.: 02944 15617700 zellerfederico@gmail.com fezeller@ciudad.com.ar Durante muchísimos años el OVN humano fue considerado como ausente o vestigial1. Sin embargo, se comprobó que la presencia de este órgano en adultos humanos es más frecuente de lo que se pensaba2,4. Estudios recientes sugieren que el OVN en Rev. Arg. de Urol. · Vol. 72 (1) 2007 17 el adulto humano es un órgano funcional quimiosensible, sexualmente dimórfico, con la habilidad de traducir señales que modulan ciertas respuestas o conductas autonómicas5. Frederic Ruysch describió el OVN en humanos en 1703. Él describió un “canalibus nasalibus” en cada lado de la porción anterior del tabique nasal en un cadáver6. En 1877 Kölliker realizó un estudio pormenorizado de la posición de las cavidades vomeronasales en cadáveres de fetos, niños y adultos7. Potiquet amplió estas observaciones a adultos vivos8. Ludwig Jacobson describió en detalle el OVN en numerosas especies de mamíferos9. Él también observó la falta de desarrollo de las estructuras vomeronasales en humanos. Según algunos autores el OVN tendría un papel en el reconocimiento sexual y cortejo en numerosas especies de mamíferos10. Una cuestión primordial referente al OVN en adultos humanos es su funcionalidad. Se estudió el OVN de manera sistemática, para categorizar su estructura anatómica y evaluar su frecuencia en fetos humanos. M AT E R I A L Y M É T O D O Se examinó el tabique nasal de 7 fetos humanos cadavéricos, fijados previamente en formol al 4%. Se realizó la apertura de las cavidades nasales a cada lado, exponiendo así el tabique nasal para su examen en búsqueda del OVN. Se eligió este clásico abordaje anatómico, pues permite visualizar perfectamente el tabique nasal y sus estructuras constitutivas. R E S U LTA D O S El OVN pudo observarse en todos los cadáveres en ambos lados del tabique nasal. En 5 casos se observó a simple vista a ambos lados, en 2 casos se requirió de una lupa de aumento para poder ver el OVN derecho. Presentó en todos los casos un diámetro entre 0,5–1,5 mm (Figura 1), de forma redonda u oval. El OVN se encuentra situado en el tercio anterior del tabique nasal a unos 4 – 9,5 mm dorsal con respecto a la columella y unos 6-12 mm del margen del orificio nasal externo. DISCUSIÓN En los libros modernos de anatomía se ilustra la porción anterior del tabique nasal como tapizado por una mucosa lisa, sin observarse ninguna estructura o accidente en la misma. En cambio, en los textos clásicos se puede observar la representación del OVN en el tabique nasal. Los trabajos realizados sobre la presencia del OVN varían entre un 39%11 a un 100%2. Esto se debe proba18 Figura 1. Se encuentra marcada con una flecha una abertura de aspecto oval, correspondiente al OVN. blemente a las contradicciones anatómicas existentes en la descripción del OVN (Ver Tabla 1) y por el hecho de ser difícil de observar a la rinoscopia. Gaafar observó la presencia del OVN en el 76% de los casos sobre 200 sujetos estudiados, en forma de aberturas ovaladas o pequeñas depresiones12. Acorde a los pocos y contradictorios estudios en humanos, sólo algunos autores mencionan al conducto vomeronasal. Kölliker halló que tiene una longitud de 2-7 mm13. Anton describe una estructura tubular de localización simétrica a ambos lados del tabique con una longitud de 8,4 mm13. Mangakis observó un conducto vomeronasal de 62 mm14. Smith y cols. refieren una longitud entre 3,5 - 11,8 mm15 y Eloit y cols. observaron una longitud entre 2–5 mm16. Finalmente Albomaali y cols. concluyen en un estudio realizado con resonancia magnética nuclear que el conducto vomeronasal tiene una longitud de 7 mm, sufre numerosas variaciones en su tamaño y puede cruzar al lado contralateral13. En este trabajo se constató la presencia del orificio vomeronasal en todos los fetos evaluados a ambos lados, de forma redonda u oval y con un diámetro de 0,5–1,5 mm. En resumen, se puede decir que es esencial obtener mayores informaciones a cerca del OVN antes de emitir una conclusión definitiva sobre su función sensitiva en adultos humanos. BIBLIOGRAFÍA 1. Stensaas LJ, Lavker RM, Monti-Bloch L y cols.: Ultrastructure of human vomeronasal organ, J Steroid Biochem Molec Biol 39: 553, 1991. 2. Moran DT, Jafek BW, Rowley JC, The vomeronasal ( Jacobson’s) organ in man: ultrastructure and frequency of occurrence, J Steroid Biochem Molec Biol 39: 545, 1991. 3. García-Velasco J, Mondragón M.: The incidence of the Autor Descripción anatómica Diámetro en mm Forma Johnson y cols.11 Porción ántero-inferior del tabique, cercano al piso de la nariz Mayor de 2 Oval, circular o irregular García-Velasco y Mondragón3 Región ántero-inferior a 2 cm. de la unión del cartílago septal con el septum óseo (vómer). Orificio pequeño No informado Stensaas y cols.1 En la porción ventral del tabique, con orientación ánteroposterior No informado Tubular Monti-Bloch y Grosser17 Próximo a la intersección de la porción posterior del cartílago septal y el piso de la nariz No informado No informado Moran y cols.2 Región anterior del tabique, 1 cm. Dorsal a la columella y 1-2 mm por sobre el piso de la nariz 0,2 – 2 Redonda Monti-Bloch y cols.4 Dorsal a los cartílagos vomeronasales 0,5 – 1,5 No informado Zeller Situado en el tercio anterior del tabique nasal a unos 4–9,5 mm dorsal con respecto a la columella y unos 6-12 mm del margen del orificio nasal externo 0,5 – 1,5 mm Redonda u oval Tabla 1. Diferencias en la descripción anatómica del OVN. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10. vomeronasal organ in 1000 human subjects and its possible clinical significance. J Steroid Biochem Molec Biol 39: 561, 1991. Monti-Bloch L, Jennigs-White C, Dolberg DS y cols, The human vomeronasal system. Psychoneuroendocrinology 19: 673, 1994. Jonhnson EW, Eller PM, Jafek BW.: Calbindin-like immunoreactivity in epithelial cells of the newborn and adult human vomeronasal organ. Brain Res 638: 329, 1994. Ruysch F.: Thesaurus Anatomicus, Vol 3. Amsterdam: Wolters, 1703. Trotier D, Eloit C, Wassef M y cols.: The vomeronasal cavity in adult human. Chem.Senses 25: 369, 2000. Potiquet M.: Le canal de Jacobson, Rev Laryngol (Paris) 2: 737, 1891. Trotier D, Doving KB: Anatomical description of a new organ in the nose of domesticated animals by Ludwig Jacobson (1813), Chem. Senses 23: 743, 1998. Estes RD: The role of the vomeronasal organ in mammalian reproduction, Mammalia 36: 315, 1972. Rev. Arg. de Urol. · Vol. 72 (1) 2007 11. Johnson A, Josephson R, Hawke M: Clinical and histological evidence for the presence of the vomeronasal ( Jacobson’s) organ in adult humans, J. Otolaryngol. 14: 71, 1985. 12. Gaafar HA, Tantawy AA, Melis AA y cols.: The Vomeronasal ( Jacobson’s) Organ in Adult Humans: Frequency of Occurrence and Enzymatic Study. Acta Otolaryngol. (Stockh) 118: 409, 1998. 13. Abolmaali ND, Kühnau D, Knecht M y cols., Imaging of the vomeronasal duct, Chem. Senses 26: 35, 2001. 14. Mangakis M: Ein Fall von Jacobson’schen Organen beim Erwachsenen. Anat. Anz. 21: 106, 1906. 15. Smith TD, Siegel MI, Burrows AM y cols.: Searching for the vomeronasal organ of adult humans: preliminary findings on location, structure and size, Microsc. Res. Tech 15 : 483, 1998. 16. Eloit C, Wassef M, Ferrand J y cols.: Observations on adult human vomeronasal organs. Chem Senses 24: 64, 1998. 17. Monti-Bloch L, Grosser B: Effect of putative pheromones on the electrical activity of the human vomeronasal organ and the olfactory epithelium, J Steroid Biochem Mol Biol 39: 573, 1991. 19 ARTÍCULO ORIGINAL ORIGINAL ARTICLE Estado actual del sling masculino ajustable y su técnica de implante para el tratamiento de la incontinencia urinaria post-prostatectomía. Un diseño y desarrollo argentino Current situation of the adjustable male sling and its implant technique for the treatment of post-prostatectomy urinary incontinence. An Argentinean design and development Dres. Romano Salomón V.; Rey Horacio Manuel; Cobreros H. Cristian; Belinky Javier; Haime Sergio; García Penela Enrique; Rizzo Maximiliano; Fredotovich Norberto. Objetivo: Hacerunaactualizacióndelosdetallesdelatécnicaquirúrgicaparaelimplantedeun slingenlaincontinenciamasculinaydelascaracterísticasdelsistemaArgusyacomunicadaspor nosotrosenotrasoportunidades. Material y Método:Sedescribenendetallelatécnicadeimplantedelslingmasculinoeneltratamientodelaincontinenciapost-prostatectomía,asícomolasespecificacionesdelsistemaArgus ydelatécnicautilizadaparasuajuste. Resultados:ElsistemaArgusysutécnicaquirúrgicahandemostradoserconfiablesysuaplicación reproducible,consiguiendocontinenciaenun79%delospacientesconunatasadecomplicacionesaceptablementebaja,del21%. Conclusiones: • El sling masculino representa hoy una alternativa válida en el tratamiento quirúrgico de la incontinenciaurinariapost-prostatectomía. • ElsistemadelslingArgusrespondealosrequerimientosdeconstruccióndeunslingmasculino. Su técnica quirúrgica reglada, su ajustabilidad y la regulación estandarizada de la tensión, permitelareproduccióndeestatécnicaylacomparacióndesusresultados. • Para confirmar nuestros resultados son necesarios más pacientes operados, más tiempo de seguimientoylautilizaciónsistemáticaporotrosurólogosdeesteprocedimiento. P A L A B R A S C L A V E : ncontinencia urinaria; Técnica quirúrgica. Servicio de Urología - Hospital Durand - Buenos Aires- Argentina 20 Objective:Toperformanupdateofthedetailsinthesurgicaltechniqueusedfortheimplantofa slingincasesofmaleincontinenceandofthecharacteristicsoftheArgussystem,alreadyexposed byourselvesinotheroccasions. Material and method: The adjustable male sling implant technique for the treatment of post prostatectomyurinaryincontinence,aswellasthespecificationsoftheArgussystemandofthe techniqueusedtoadjustitaredescribedindetail. Results:TheArgussystemanditssurgicaltechniquehaveproventobereliableanditsapplication, performable, achieving a 21% continence in 79% of the patients with a considerably low complicationslevel. Conclusions: • Themaleslingconstitutesinthepresentaviablealternativeinthesurgicaltreatmentofthe postprostatectomyurinaryincontinence. • TheArgusslingsystemfulfillsthemanufacturingrequirementsofamalesling.Itsruledsurgicaltechnique,itsadjustabilityandthetensionstandardizedregulationallowsustoperform thistechniqueandtocomparetheresultsobtained. • Inordertoconfirmourresults,itisnecessarytooperatemorepatients,toperformlongerfollowupsandtohaveotherurologistsapplythisproceduresystematically. K E Y W O R D S : Urinary incontinence; Surgical technique. INTRODUCCIÓN La incontinencia urinaria que ocurre como complicación de la cirugía de la próstata, sea ésta por cáncer (prostatectomía radical) o por hiperplasia prostática benigna (HPB) es afortunadamente infrecuente. Medidas conservadoras para tratarla, tales como los colectores externos, clamps peneanos o pañales resultan de utilidad para algunos pacientes, aunque cuando la pérdida es moderada a severa, tiene un efecto devastador en la calidad de vida del paciente, requiriendo habitualmente un tratamiento quirúrgico para su control.1 El tratamiento quirúrgico incluye a las inyecciones parauretrales de sustancias para provocar coaptación (colágeno, carbón, etc.) las que si bien son mínimamente invasivas, no han resultado útiles en el largo plazo2. El esfínter urinario artificial (EUA) es considerado en la actualidad, el estándar de oro en el tratamiento quirúrgico. Con esta técnica se consiguen muy buenos resultados a largo plazo (60 a 80% de cura/mejoría). Estos resultados son logrados, no obstante, con una alta tasa de reoperaciones y recambios para mantener su funcionamiento3,4. El tratamiento quirúrgico de la incontinencia de orina post-prostatectomía (IOPP) mediante operaciones de cabestrillo, hamaca o de sling (este último término adoptado universalmente para referirse a este procedimiento), ha resurgido con gran interés en los últimos 8 años, probablemente debido a los buenos resultados obtenidos por Shaeffer y col.5 con el uso de esta técnica y por la simplificación que significa el pasaje del sling del perineo al abdomen con agujas, como lo propusiera Stamey 6. Existen diferentes modelos de compresión bulbouretral con una cincha o sling cuya fijación se puede realizar con tornillos a los huesos pubianos7,8 o bien con la suspensión del sling a la pared abdominal5,6. A Rev. Arg. de Urol. · Vol. 72 (1) 2007 diferencia de lo que sucede en el tratamiento de la incontinencia de esfuerzo femenina con sling, donde éstos funcionan al ser colocados sin tensión, en el caso de la incontinencia masculina los slings requieren de tensión para comprimir y coaptar la uretra. La construcción del sling masculino debe entonces permitir regular su tensión tanto en el intra como en el postoperatorio y a nuestro parecer, es un requerimiento obligatorio de proveer y estandarizar, ya que su objetivo es lograr la continencia con la menor compresión posible y al mismo tiempo permitir la micción espontánea evitando la obstrucción, la erosión y el dolor. El objetivo de este trabajo es actualizar la información difundida por nosotros en comunicaciones previas, de la técnica quirúrgica que venimos empleando en los últimos 5 años9-14 (modificada de la descripta por Shaeffer y col.)3 y de un sling “Argus”® con su instrumental de características especiales fabricado por Promedon SA, en cuyo diseño y desarrollo hemos colaborado y que se adapta a las necesidades de un sling masculino, haciendo que su técnica de implante y la regulación de la tensión sean reproducibles, representando una alternativa válida para tratar la patología que nos ocupa14. M AT E R I A L Y M É T O D O Con el sling que denominamos “Sistema Argus” y la técnica quirúrgica que describiremos en detalle, hemos operado a 66 pacientes hasta la fecha en nuestro país y en el exterior. Todos ellos portadores de una severa incontinencia esfinteriana post-quirúrgica de próstata: 48 pacientes por cáncer prostático y 18 por Hiperplasia Prostática Benigna (HPB). Todos los pacientes fueron evaluados urológicamente en forma completa (endoscópica, radiológica y urodinámica), confirmando su incontinencia esfinteriana y la ausencia de estrechez uretral. 21 EL SISTEMA ARGUS TÉC NICA QUIRÚRGICA Consta de una almohadilla rectangular de espuma de siliconas de 2,6 cm de alto x 4,2 cm de ancho y 0,9 cm de espesor que posibilita la compresión acolchada, blanda, de la uretra con lo que se intenta disminuir las posibilidades de erosión. De sus extremos se desprenden 2 columnas de conos de siliconas que permiten el anclaje de las arandelas (2) que serán las responsables de mantener la presión elegida contra la aponeurosis de los rectos. Dos agujas fuertemente curvadas (90°) con mangos intercambiables cuyos extremos terminan uno en punta y el otro en croché, permiten la punción y luego el enganche y arrastre de las columnas. Por último un instrumento llamado “posicionador”, permite calzar a las arandelas en su interior y movilizarlas una vez transferidas a las columnas hacia arriba o hacia abajo. El sistema es radiopaco, lo que posibilita su control postoperatorio. En el preoperatorio es mandatario excluir la estrechez uretral y eliminar la infección urinaria (urocultivo negativo). • Cepillado con solución de yodo povidona jabonosa de la piel del perineo, genitales y abdomen • Camilla en posición de Trendelemburg moderado • Muslos flexionados sobre abdomen a 90º • Sonda Foley 16 Fr por uretra y vaciado de la vejiga Figura 1. El Sistema Argus se compone de una almohadilla de espuma de siliconas, adosada a 2 columnas de conos de silicona, 2 arandelas (montadas en los clamps), las agujas de 90° de mangos intercambiables, y el “posicionador” (2 piezas). Tiempo abdominal: Se realiza una incisión transversal de 7 cm en la piel a 1 cm por encima de la espina del pubis. Luego con disección roma se llega a la aponeurosis cuidando de no perforarla, y se labra en el tejido celular un bolsillo para alojar las arandelas. (Figura 2) Tiempo perineal: Se determinan por palpación las ramas isquiopubianas y el borde inferior del pubis, siendo éste, el centro de la incisión perineal de unos 10 cm. (Figura 2) Sección en la línea media de piel y celular hasta descubrir el músculo bulbocavernoso, manteniéndolo adherido a la uretra. Se desplaza la disección hacia afuera, a uno y otro lado del bulbo uretral para descubrir el músculo isquiocavernoso que cubre a las cruras. Disección aguda y roma del espacio entre el isquiocavernoso y el bulbocavernoso, descubriendo en el piso pelviano la aponeurosis perineal superficial. Palpación digital de la sonda y desplazamiento lateral de la misma, de modo que al presentar la aguja en el suelo pélvico se pueda pasar rasando la rama isquiopubiana lejos de la uretra/sonda, por debajo y por fuera de la unión de la rama isquiopubiana con el borde inferior del pubis. (Figura 3) Se presenta la aguja enhebrada con una sutura de ácido poliglicólico N° 0 en el extremo sin gancho (ya Borde inferior del pubis Aponeurosis suprapúbica Borde inferior del pubis Figura 2. Incisiones: Perineal de 10 cm, con centro en el borde inferior del pubis y Suprapúbica de 7 cm hasta la aponeurosis. 22 crura Bulbo uretral Bulbo uretral Apon. perineal Bulbo uretral crura Bulbo uretral Apon. perineal Figura 3. Disección perineal: Espacio triangular delimitado por el bulbo uretral, medial (desplazado), la crura hacia fuera y en el fondo la aponeurosis superficial del perineo. El punto señala el sitio ideal de perforación con la aguja. que éste quedará dentro del mango) y en posición paralela a la camilla, perpendicular al piso de la pelvis, se la perfora hasta alcanzar un espacio “vacío”, se bascula entonces el mango de la aguja fuertemente hacia abajo de modo que la punta se dirija hacia el abdomen, rasando la cara posterior del pubis, en dirección al hombro homolateral, saliendo por la incisión previamente realizada. (Figuras 4 y 5) Una vez pasada la aguja al abdomen se desenhebra la misma y se mantiene el hilo de seguridad jalonado con una pinza. Se cambia el mango de perineal a abdominal dejando al descubierto el extremo de croché en el perineo donde se enganchará la columna del sling. (Figura 6) Se repite la maniobra en forma contralateral. Con ambas agujas pasadas, se realiza la endoscopía de control de indemnidad de la uretra y de la vejiga, siendo de gran utilidad el uso de una óptica de 70° para visualizar la zona de la vejiga comprendida entre las 11 y las 13 horas. (Figura 7) Rev. Arg. de Urol. · Vol. 72 (1) 2007 Si hubiere una perforación, se retira la aguja y se la recoloca por un trayecto “más externo” (en este caso la sonda se mantendrá por 7 días postoperatorios). Si todo está bien se procede a pasar las columnas (una por vez) y al recuperarlas por el abdomen se asciende y desciende las mismas hasta que el trayecto recorrido en el retropubis y transparietal transcurra fácilmente, sin resistencias, de modo que la tensión ejercida en el extremo abdominal de la columna se transfiera fácilmente a la almohadilla y no produzca un “estiramiento” de la columna que luego, tardíamente, provoque ajustes indeseados o tracciones asimétricas de los extremos de la almohadilla desplazándola hacia uno u otro lado de la línea media exageradamente (un pequeño desplazamiento es frecuente y sin consecuencias funcionales). (Figura 8) Se tracciona simétricamente de ambas columnas manteniendo fija la almohadilla con un clamp en la línea media hasta que los conos ingresen en el piso pélvico en forma idéntica a derecha e izquierda. 23 Figura 4. Vista abdominal de una prostatectomía radical. El punto señala el sitio ideal de pasaje de la aguja. Figura 5. Pasaje de la aguja desde el perineo al abdomen en 2 tiempos. Primer tiempo en dirección horizontal: el dedo índice desplaza y protege a la uretra bulbar y luego, Segundo tiempo con fuerte cambio de dirección, vertical, retropúbico, hacia el abdomen. Figura 6. Ambas agujas pasadas, cambio de los mangos del perineo al abdomen. Control endoscópico de perforaciones uretro-vesicales. 24 Figura 7. Control endoscópico para descartar lesiones uretro-vesicales y para la medición de la presion retrógrada. Ajuste manual de la uretra al cistoscopio. Figura 8. Colocacion del Argus: Las columnas se enganchan y arrastran desde el perineo al abdomen. Las arandelas se transfieren a las columnas y se descienden hasta la aponeurosis sin ajustar aún. Se retiran ahora los hilos de seguridad cuya función es la de permitir el arrastre del sling si éste se desprendiera de la aguja en el trayecto retropubiano, evitando de este modo el tener que volver a pasar la aguja. Colocación de las arandelas (Figura 8) que han sido cargadas en una pinza sin dientes recta tipo Cryle o Halsted y se las transfiere a las columnas. Se las desciende por las columnas, empujándolas con el “posicionador” hasta hacer contacto con la aponeurosis, evitando en este descenso la tracción de la columna hacia el abdomen ya que se estaría ajustando el sling, lo cual debe evitarse en este momento. Tomando con los dedos la unión de la columna con la almohadilla, se evitará dicha tracción. Bajadas las arandelas y manteniendo la almohadilla centrada en posición contra la uretra se efectúa una nueva endoscopía, cuidando de ajustar firmemente con la mano la uretra a la camisa del cistoscopio, para evitar la pérdida de agua entre ambas, lo que alteraría el registro de presión uretral retrógrada15, medición que utilizamos con modificaciones y que hace comparables nuestros resultados. (Figura 7) Regulación del ajuste del sling: con el nivel de agua dentro del frasco de irrigación (el cual a de tener aire o una perforación en su cúpula para permitir el ingreso de aire) a 35 /40 cm de altura respecto del pubis del paciente, se ajusta progresivamente el sling descendienRev. Arg. de Urol. · Vol. 72 (1) 2007 do las arandelas, cono por cono a derecha e izquierda mientras se comprueba: a) dónde y cómo la uretra se cierra como un esfínter y b) que simultáneamente el goteo en la cámara de la guía de suero que trae el agua de irrigación al cistoscopio va disminuyendo hasta detenerse. Con ello habremos realizado un doble control del ajuste: visual y manométrico. (Figura 9) Se debe irrigar profusamente con 4 ampollas de gentamicina 80 mg diluida en 300 ml de solución fisiológica el interior del campo operatorio y la superficie del sling. Cierre de las heridas del perineo y suprapúbica en tres planos, 2 del tejido celular sobre el sling y luego el de la piel. El extremo abdominal de las columnas debe sepultarse en el tejido celular luego de cruzarlas en la línea media, lo que facilitará su localización para un eventual reajuste postoperatorio del sling. Se las mantiene en esta posición uniéndolas entre sí con una ligadura de poliglicólico 3/0. (Figura 10) Colocación de una sonda Foley 16fr abierta a bolsa y vendaje compresivo del perineo. P O S T O P E R AT O R I O La sonda se retirará a las 24 horas permitiendo al paciente el inicio de las micciones y deambular con limitaciones. 25 Figura 9. Se mueven las arandelas con el “posicionador” hasta conseguir El Ajuste que se regula por Visión endoscópica (comprueba el sitio y la calidad de la coaptación uretral), mientras el borde superior del frasco que contiene el agua de irrigación se mantiene a la altura/Presión deseada: 35/40 cm de agua, con el 0 a nivel del pubis. Figura 10. Cierre de las heridas en varios planos para cubrir la prótesis. Las columnas se cruzan en la línea media y se mantienen en posición ligándolas entre si. El día del alta se realiza una placa radiográfica simple de pelvis para visualizar la ubicación final de los componentes del sling que servirá de referencia para los controles alejados. (Figura 11) Los antibióticos utilizados son: cefalosporina 1 g en el quirófano, gentamicina 80 mg c/12 horas desde la mañana antes de la operación hasta 48 horas después de la misma, continuándose con ciprofloxacina 500 mg c/12 horas por 7 días. Se deben administrar analgésicos y antiinflamatorios sistemáticamente, ya que el dolor y las molestias perineales son habituales en los primeros días postoperatorios. Se recomienda al paciente el uso de un aro de goma para sentarse más cómodamente. 26 Es frecuente que se presente una sufusión (hematoma superficial) en la piel escrotoperineal, así como el adormecimiento de la zona que persiste por 3 a 4 semanas. REAJUSTE En el caso de requerirlo, esta sencilla operación es pasible de ser realizada bajo anestesia local y sedación. Se reabre la herida suprapúbica y luego de localizar fácilmente las columnas por palpación, se profundiza la incisión con electrobisturí (que no lesiona los componentes del Argus por ser de silicona) hasta abrir la pseudo cápsula fibrosa que se forma a su alrededor. Siguiendo la columna, se localiza la arandela uni o bilateralmente, Figura 11. Rx simple de control y seguimiento postoperatorio Figura 12. Reajuste 2 meses post-implante: Reapertura de la incisión suprapúbica hasta abrir la pseudocápsula de las columnas. Localizada la arandela se la desciende (o asciende) con la ayuda del posicionador. Cierre en 3 planos. Rev. Arg. de Urol. · Vol. 72 (1) 2007 27 liberándola con maniobras romas, cuidando de no lesionar la superficie aponeurótica sobre la que se apoya. Se procede al ascenso (desajuste) o descenso (ajuste) de la misma con la ayuda del posicionador y regulando la tensión deseada visual y manométricamente. Es de gran utilidad registrar la presión retrógrada preajuste en el quirófano, en la posición definitiva del paciente, justo antes de comenzar la operación. El cierre de la herida y los cuidados postoperatorios son los mismos que los del implante. (Figura 12) R E S U LTA D O S Con esta técnica hemos operado 66 pacientes hasta la fecha, en nuestro país y en el exterior. En un trabajo multicéntrico realizado en conjunto con colegas de Brasil14 se operaron 48 pacientes desde abril de 2003 a septiembre de 2004 con buenos resultados iniciales: 83% de cura/mejoría (73%/10%) y 17% de fallas (incluyendo 6% de erosión y 4% de infección). Estos resultados se han mantenido casi sin variantes en un período mayor de seguimiento (mínimo de 12 y máximo de 29 meses): 79% de cura/mejoría (69%/10%) (Datos aún no publicados). DISCUSIÓN El tratamiento quirúrgico de la IOPP incluye inyecciones de sustancias que aumenten la coaptación uretral las que de este modo intentan conseguir la continencia pasiva. Aunque mínimamente invasivas sus resultados a mediano y largo plazo son muy pobres (8 al 25%)2,4 debido a la dificultad técnica del sitio de inyección en tejidos frecuentemente rígidos, cicatrizales, y sobre todo a las características de las sustancias a inyectar que no permanecen en el sitio inyectado, sea por migración o reabsorción de las mismas (colágeno, carbón, polímeros de siliconas etc.). En cuanto al estándar de tratamiento, el esfínter urinario artificial (AMS 800) ha demostrado su eficacia en el largo plazo, con un alto porcentaje de éxito objetivo y subjetivo: cura/mejoría (60-89%)3, aunque para lograrlo se requiera de una importante frecuencia de reoperaciones (cercana al 40%) tanto para su recambio cuanto para su retiro por infección o erosión. Un elevado costo de la prótesis representa además, una limitación para su uso.4 La compresión de la uretra bulbar para conseguir continencia reconoce múltiples intentos y técnicas quirúrgicas, siendo las más conocidas las operaciones de Kaufman16-18. La utilización de un sling o hamaca pubouretral ha sido propuesta e intentada esporádicamente desde me28 diados del siglo pasado, fundamentalmente en pacientes neurológicos y en escaso número, con resultados variables19-22. Fue a partir del trabajo publicado por Shaeffer y col.5 que la técnica del sling se popularizó y fue reproducida con diversas modificaciones en varios centros incluido el nuestro, atraídos por la factibilidad de su realización, su bajo costo, y la posibilidad de conseguir micción espontánea, sin “fallas mecánicas” y sin la necesidad de destreza manual e intelectual para abrir o cerrar válvulas como en el EUA. El grupo de Shaeffer operó con éxito a mediano plazo (75% de cura/mejoría) a un grupo de 64 pacientes incontinentes post-prostatectomía, utilizando la técnica de Stamey del paso de agujas suprapúbicas para arrastrar un sling de confección artesanal, anudado por delante de la aponeurosis de los rectos. Nosotros comenzamos nuestra experiencia en el año 2000 y desde entonces fuimos realizando modificaciones a la técnica quirúrgica de Stamey–Shaeffer. En conjunto con una empresa Argentina, (Promedon SA) desarrollamos un sling completamente original, así como el instrumental necesario para su implante y la técnica de ajuste, a doble control simultáneo (visual y de presión retrógrada). Es importante señalar que el sling masculino (a diferencia del femenino) requiere de tensión para conseguir continencia. La tensión debe ser la mínima necesaria para evitar la obstrucción, la erosión y el dolor asociados con su exceso. De hecho el valor ideal no se conoce, y es necesario contar con un sistema ajustable para regular intra y postoperatoriamente la tensión. Esto se ha logrado con nuestro sistema permitiendo comparar los resultados y eliminando así al máximo el factor subjetivo de ajuste. Actualmente recomendamos la oclusión uretral completa a una presión entre 35 y 40 cm de agua. Este sistema llamado Argus®, tal como aquí se lo describe, quedó listo a principios del 2003 y desde entonces hasta la fecha hemos realizado 66 implantes con el mismo, en la Argentina y el exterior (Chile, Brasil, Colombia, Venezuela, España, Austria y Checoslovaquia). En diferentes centros de estos países hemos entrenado a numerosos colegas en su técnica de implante, que luego han podido reproducirla sin mayores dificultades. CONCLUSIONES • El sling pubouretral representa una alternativa válida para el tratamiento de la incontinencia urinaria masculina secundaria a la cirugía prostática por patología benigna o maligna, y los resultados a mediano plazo son alentadores y comparables con los obtenidos con el estándar de tratamiento de esta patología, el EUA. • El Sistema Argus, de desarrollo y producción ar- gentino, cuya descripción y detalles de la técnica quirúrgica para su colocación se han expuesto e ilustrado en este trabajo, ha demostrado responder aceptablemente a las necesidades de un sling masculino, brindando a los pacientes una compresión uretral blanda que permita la micción espontánea y minimice las complicaciones de erosión y dolor por proveer de un sistema de ajuste que posibilita su regulación intra y postoperatoria. • Un mayor número de pacientes seguidos a largo plazo y tratados en diferentes centros será necesario para consolidar nuestros resultados. BIBLIOGRAFÍA 1. Steiner M. S. Morton R. A. y Walsh P. C.: Impact of anatomical radical prostatectomy on urinary incontinence. J Urol 1991; 145:512-514 2. Sánchez-Ortiz RF, Broderick GA, Chaikin DC y col.: “Collagen injection therapy for post-radical retropubic prostatectomy incontinence: role of Valsalva leak point pressure”. J Urol 1997; 158:2132-2136. 3. Tse V, Stone AR.: Incontinence after prostatectomy: the artificial urinary sphincter. BJU Int 2003; 92:886-889. 4. Schaeffer A. J.: Editorial: “Prostatectomy incontinence”. J Urol 2002; 167:602. 5. Schaeffer A., Clemens Q., Ferrari M. y Stamey T.: “The male bulbourethral sling procedure for post-radical prostatectomy incontinence”. J Urol 1998; 159:1510-1515. 6. Stamey T.: “Perineal compression of the corpum spongiosum of the bulbar urethra. An operation for post-radical prostatectomy incontinence”. J Urol (part 2)1994; 151:490 A. abstract 1049. 7. Madjar S., Jacoby K., Giberti C. y col.: “Bone anchored sling for the treatment of post-prostatectomy incontinence”. J Urol 2001; 165:72-76. 8. Comiter C. V.: “The male sling for stress urinary incontinence: a prospective study”. J Urol 2002; 167:597-601. 9. Romano S. V., Rey H., Carrasco Castillo E. y col.: “Sling elástico y acolchado de silicona. Un nuevo concepto para una antigua operación”. Rev arg. de Urol 2000; XXV Congreso de la CAU; 65:116. Rev. Arg. de Urol. · Vol. 72 (1) 2007 10. Romano S. V., Carrasco Castillo E., Cobreros C. y col.: “Operación de Sling para la corrección de la incontinencia de orina de esfuerzo en el hombre - Técnica quirúrgica”. 39 Congreso Argentino de Urología, 2002, video. 11. Romano S. V., Bechara A. J., Carrasco Castillo E. y col.: “La operación de sling es una alternativa válida en el tratamiento del hombre con incontinencia de orina de esfuerzo?” 39 Congreso Argentino de Urología 2002, “Mención Especial”. 12. Romano S. V., Villalonga A. R., Graziano C., Longo E., Carrasco E., Cobreros C., De Bonis W., Fredotovich N.: Editorial Evaluación de los factores que contribuyen a la continencia post prostatectomía radical, Urod A 2005; 18 (4) 269-278. 13. Romano S. V.: “Técnica de Sling Masculino”. Rev. Arg. de Urol 2005; 70: 204-208. 14. Romano S. V., Metrebian S. E., Vaz F., Muller V., D’ancona C. A., Costa De Souza E. A., Nakamura F.: “An adjustable male sling for treating urinary incontinence after prostatectomy: a phase III multicentre trial”. Br. J Urol Int 2006; 97: 533-539. 15. Comiter C. V., Sullivan M. P. y Yalla S. V.: Retrograde leak point pressure for evaluating post-radical prostatectomy incontinence. Urology 1997; 49:231-236. 16. Kaufman J. J.: A new operation for male incontinence. Surg Gynecol Obstet 1970; 131: 295-299. 17. Kaufman J. J.: “Surgical treatment of post-prostatectomy incontinence: use of the penile crura to compress the bulbous urethra”. J Urol 1972; 107:293-297. 18. Kaufman J. J.: “Treatment of post-prostatectomy urinary incontinence using a silicone gel prosthesis”. Br. J Urol 1973; 45:646-653. 19. Raz S., Mc Guire E., Ehrlich R. y col.: “Fascial sling to correct male neurogenic sphincter incompetence: the Mc Guire/Raz approach”. J Urol 1988;139:528-531. 20. Mizuo T, Tanizawa A, Yamada T. y col.: “Sling operation for male stress incontinence by utilizing modified Stamey technique”. Urology 1992; 39:211-214. 21. Palma P. C. R. y Netto (jr) N. R.: “Alça puburetral sintética no tratamento da incontinencia urinaria masculina”. J Bras Urol 1993; 19. 22. Shoukri M. y El-Salmy S.: “Urethral needle suspension for male urinary incontinence”. Scand J Urol Nephrol 1997; 31: 267-270. 29 TÉCNICA QUIRÚRGICA SURGICAL TECHNIQUE Microcirugía del varicocele Varicocele microsurgery Dres. Rey Valzacchi Gastón; Layus Omar. Sección Andrología y Microcirugía. Servicio de Urología. Hospital Italiano, Buenos Aires, Argentina. 30 El varicocele es la dilatación de las venas que drenan el testículo y suele ser una patología muy común, ya que el 15% de los hombres lo padecen, pudiendo ocasionar molestia, alteraciones en el trofismo testicular o en la función del mismo. Su tratamiento es quirúrgico. Se han descripto distintas vías de abordaje (retroperitoneal, inguinal, laparoscópico, embolización, microquirúrgico). Las complicaciones posibles de las técnicas convencionales son el hidrocele y la atrofia testicular que se deben al hecho de que junto a la ligadura de las venas enfermas suelen ligarse los linfáticos y la arteria espermática que son elementos sumamente pequeños (menos de 1 mm de diámetro) y por lo tanto muy difíciles de identificar. También se puede producir la recidiva del varicocele por no detectarse todas las venas enfermas. Con el intento de disminuir las tasas de complicaciones en la varicocelectomía, se ha desarrollado hace más de 15 años la técnica de abordaje con microcirugía. Esta técnica se efectúa con un abordaje subinguinal (a nivel del orificio inguinal superficial), lo que permite el tratamiento de las venas enfermas sin la apertura de la aponeurosis o el músculo, por lo que se efectúa en forma ambulatoria, con un postoperatorio más confortable y con más rápida recuperación física. El uso de microscopio quirúrgico permite identificar la arteria testicular y los linfáticos, disminuyendo la incidencia de formación de hidrocele e injuria del componente arterial. Figura 1. La incisión de piel se efectúa sobre el orificio inguinal superficial (1) fácilmente ubicable al introducir el dedo índice a través del escroto hasta insinuar el pulpejo del mismo en el orificio inguinal. Esta incisión tiene aproximadamente 3 cm de largo y una vez abierta la piel se corta el tejido celular hasta la fascia de Scarpa, la cual es incidida con electrobisturí, ubicando el cordón espermático. Las técnicas de Bernardi (2) e Ivanissevich (3) al ser más altas deben abrir el músculo para ubicar las venas, lo que ocasiona mayor molestias postoperatorias y posibilidad de debilidades musculares posteriores. Figura 2. Una vez identificado el cordón espermático es liberado con disección digital y tomado con una pinza de Babcock. Se exterioriza el cordón, observándose la posible existencia de venas extrafuniculares que pueden ser causa de posibles recidivas y que deben ser ligadas. Figura 3. Se coloca un separador de Farabef por debajo del cordón para mantenerlo exteriorizado y se ubica el microscopio con 10 aumentos. Expuesta la fascia cremasteriana se coagulan los vasos de la misma y se la abre utilizando elementos delicados como tijera de iris y pinza de Atson. La fascia es liberada con maniobras romas del resto del cordón para que queden expuestos sus contenidos. Figura 4. Lo primero que se debe realizar es la identificación arterial, para lo cual en general es necesario abrir la hoja interna del cordón espermático, lo que permite visualizar el latido arterial. En casos dificultosos puede ayudarse con la colocación de papaverina sobre el cordón. El deferente debe ser ubicado en el borde interno del cordón quedando aislado, sin haber abierto su vaina (a). La arteria es liberada de todas las estructuras que la rodean. Este es el tiempo quirúrgico en que mayor paciencia se debe tener para evitar lesionarla. Una vez liberada la arteria es reparada con un catgut para mantenerla identificada (b). Luego se disecan las venas periarteriales utilizando maniobras romas y las mismas son ligadas con sutura de nylon 4-0 y cortadas evitando lesionar la arteria y los linfáticos. Las venas ligadas se reparan y se tracciona de las mismas a modo de tienda de campaña para continuar identificando las estructuras subyacentes (c). Es importante trabajar siempre en el mismo plano transversal al cordón, ya que la arteria puede ser tortuosa y si no se respeta el plano la misma puede accidentalmente ser ligada al unir venas en un plano distinto. Otro elemento importante es, como comentamos previamente, disponer el conducto deferente en el borde interno del cordón espermático y tenerlo siempre identificado para evitar abrir la vaina deferencial, ya que si no pueden ligarse accidentalmente las venas deferenciales que son las venas por las cuales retornará la sangre del testículo. Rev. Arg. de Urol. · Vol. 72 (1) 2007 31 Puntos principales de la técnica 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10. Efectuar la incisión de piel sobre el anillo superficial del cordón Liberar bien (con maniobras romas) el cordón para poder exteriorizarlo sin tracción Ubicar el conducto deferente en el borde interno del cordón Abrir la fascia cremasteriana y la hoja interna del cordón Identificar inicialmente la arteria, ya que con las maniobras suele hacer un espasmo que dificultará ver su latido Trabajar siempre en un mismo plano transversal al cordón Preservar por lo menos un conducto linfático (se identifica por su transparencia) Revisar que no quede ninguna vena del paquete anterior sin ligar Ligar tambien las venas extrafuniculares y cremasteriana Respetar siempre la vaina Una vez finalizada la ligadura venosa se procede al cierre del tejido celular y de la piel, infiltrando el tejido celular con duracaína. El paciente es dado de alta en 2 a 3 horas posterior a la cirugía. Técnica Preservación arterial Hidrocele (%) Recidiva (%) Morbilidad severa potencial Microscópica sí 1 1 no Retroperitoneal no 7 15-25 no Inguinal no 3-30 5-15 no Laparoscópica sí 12 5-15 sí Embolización sí 0 7-25 sí Tabla 1. Comparación de las técnicas. La utilización de la técnica microquirúrgica permite disminuir las complicaciones, efectuar un procedimiento mínimamente invasivo, realizado en forma ambulatoria y con rápida recuperación para la actividad laboral. 32 DIAGNÓSTICO EN UROLOGÍA UROLOGY DIAGNOSIS Imágenes de masas suprarrenales Puesta al día Images of suprarenal cluster Update. Dres. Ocantos Jorge A.;1 INTRODUCCIÓN David Polillo;2 La utilización, cada vez más extendida de imágenes abdominales (Ecografía-EC-, Tomografía Computada-TC- y Resonancia Magnética-RM-), ha determinado un importante aumento en la detección de masas suprarrenales, principalmente lesiones pequeñas, no funcionantes, sin expresión clínica, denominadas “incidentalomas”. El número creciente de incidentalomas detectados por imágenes, hacen de las masas suprarrenales no sospechadas un problema clínico cada vez más frecuente. Su significado patológico, abordaje adecuado y tratamiento generan controversias aún no resueltas. Luego de revisar la literatura disponible, describiremos los criterios actualmente aceptados para la caracterización de las masas suprarrenales en las imágenes y su utilidad en los algoritmos de acuerdo con los conocimientos actuales. Gabriela Picco.3 G E N E R A L I DA D E S 1 2 3 Médico adscripto Servicio de Diagnóstico por imágenes del Hospital Italiano de Buenos Aires. Docente adscripto de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires. Miembro asociado Sociedad Argentina de Urología (SAU). Profesor del Colegio Interamericano de Radiología (CIR) Médica residente del Servicio de Diagnóstico por imágenes del Hospital Italiano de Buenos Aires, Argentina. Rev. Arg. de Urol. · Vol. 72 (1) 2007 En un metanálisis sobre 25 estudios, en más de 87.000 autopsias, la incidencia general de masas suprarrenales incidentales fue del 6%1. Cifras similares (≈ 4%) se han publicado recientemente, acerca de la prevalencia de incidentalomas en tomografías abdominales2. Se ha reportado que los adenomas son sesenta veces más frecuentes que el carcinoma adrenal y éste es más raro que las metástasis suprarrenales de tumores primarios extra-adrenales3. Además, la prevalencia de los adenomas se incrementa con la edad, la probabilidad de encontrarlos en tomografías abdominales es del 0,2% en pacientes menores de 30 años, alcanzando un 7% en pacientes mayores de 70 años1. Las masas suprarrenales pueden presentarse en tres contextos clínicos: Incidentalmente, en exámenes solicitados por causas extra-adrenales, en el contexto de sutiles disbalances hormonales y metabólicos (hipertensión, obesidad, etc.) y sólo un pequeño grupo forma parte del compromiso adrenal característico de diferentes síndromes (Neoplasias Endócrinas Múltiples –NEM– 1 y 2, etc.)4. Actualmente la forma más frecuente de presentación es incidental. Aunque se han propuesto diferentes algoritmos de diagnóstico y tratamiento, no existe consenso acerca del mejor abordaje de las masas suprarrenales. No obstante, la mayoría de las publicaciones coinciden en dos aspectos fundamentales para la caracterización de las mismas: el status funcional determinado mediante la historia clínica, examen físico y perfil hormonal y el potencial maligno sobre la base del tamaño y características (fenotipo) de las masas en los estudios por imágenes4-9. 33 C A R AC T E R I Z AC I Ó N D E M A S A S SUPRARRENALES A) Determinación del status hormonal Ante una masa suprarrenal, si el síndrome clínico resultante del disbalance hormonal no es evidente, es indispensable evaluar autonomía de la corteza suprarrenal y realizar determinaciones basales y pruebas dinámicas de función de corteza y médula adrenal. Aunque, por definición, los incidentalomas son clínicamente silentes, también es cierto que pueden presentar diferentes grados de actividad hormonal, dato de gran relevancia, ya que la posibilidad de hiperfunción endócrina (hiperaldosteronismo, hipercortisolismo o hipertensión -feocromocitoma-) se asocia con altos índices de morbimortalidad4. Por lo tanto, los incidentalomas deben tener un abordaje inicial similar a cualquier masa adrenal (Tabla 1). Resulta razonable comenzar realizando historia clínica y examen físico exhaustivos, poniendo énfasis en signos y síntomas sugestivos de hiperfunción o maligni- dad suprarrenal. Posteriormente deben realizarse pruebas hormonales de detección o primera línea y pruebas confirmatorias o segunda línea4,8 que evalúan los ejes: a) Hipotálamo-hipófiso-adrenal: Considerando el riesgo de un síndrome de Cushing subclínico, la prueba de primera línea recomendada es el Test de supresión con dexametasona (1 mg) para el cual se reconoce una especificidad del 90% (>5mg/dl)10,11. En un metanálisis de 2005 pacientes con incidentalomas, 5,3% presentaron producción autónoma de cortisol1. Por otra parte, recientemente se ha mencionado que la secreción de cortisol puede ser normal al momento de diagnóstico del incidentaloma, y volverse autónoma dentro de los cuatro años posteriores, replanteando la necesidad de seguimiento funcional de tales masas12,13. b) Renina- angiotensina-aldosterona: Entre el 1 y 3% de los incidentalomas son productores de aldosterona4,8,9. Se recomienda utilizar la relación aldosterona plasmática / actividad renina plasmática como prueba de primera línea considerando patológicos valores >20 mg/dl 14,15. Historia clínica y examen físico. Pruebas de detección Prueba de supresión con dexametasona (1mg) Medición de catecolaminas y metanefrinas en orina de 24 horas. Medición de la aldosterona y renina plasmática. Pruebas positivas Pruebas de confirmación Pruebas negativas Ausencia de autonomía adrenocortical Presencia de autonomía adrenocortical Considerar: Cirugía Crecimiento ≥ 1 cm. Secreción hormonal autónoma Tabla 1. Masas adrenales: Algoritmo general de abordaje. 34 Características en imágenes Apariencia Benigna Apariencia Maligna < 10 UH en la serie sin cte. e.v. ó Washout ≥ 50 % a los 10 min. S. químico: Caída de señal > 40 UH en la serie sin cte. e.v. ó Washout < 50 % a los 10 min. S. químico: Sin caída de señal Considerar: TC ó RM a los 6,12 y 18 meses. Test anualmente por 4 años. Cirugía si la masa es ≥ 4 cm. Considerar: PBAF (infección o metástasis) Cirugía Seg. a corto plazo (TC a 3 meses) c) Médula adrenal: Series de autopsias han mostrado que casi un 75% de los feocromocitomas son clínicamente silentes y no sospechados, circunstancia que puede resultar letal16. Aproximadamente el 5% de los incidentalomas corresponden a feocromocitomas1, es el diagnóstico más importante a descartar antes de decidir una conducta (biopsia, TC con contraste, etc). El dosaje (en orina de 24 horas) de catecolaminas, fracción de metanefrinas o ambos se encuentra aumentado en casi el 99% de los pacientes con feocromocitoma, siendo la prueba de detección recomendada para este eje17,18 (Tabla 1). Los tumores adrenales productores de hormonas sexuales son extremadamente raros y la inmensa mayoría de ellos presenta signos o síntomas, siendo sumamente raros los incidentalomas. La determinación de hiperproducción de hormonas sexuales no está indicada entre las pruebas de primera línea4,8,9. Si las pruebas de primera línea resultan positivas en alguno de los tres ejes principales evaluados, es correcto realizar las pruebas confirmatorias de segunda línea específicas de cada eje8. Cuando estas pruebas confirmen producción autónoma de cortisol, aldosterona o catecolaminas la cirugía está indicada (Tabla1). En tales circunstancias los estudios por imágenes son necesarios igualmente por diversas razones: • El tamaño y las características de las masas son los mejores predictores de malignidad9. • El estudio completo del abdomen y la pelvis permite descartar otras entidades sincrónicas. • Facilitan el planeamiento prequirúrgico, especialmente de masas grandes, bilaterales o en feocromocitomas para la identificación del drenaje venoso. Cuando las pruebas de primera línea o las confirmatorias no detectan autonomía o alteraciones en la función suprarrenal, los métodos por imágenes mediante la realización de técnicas especiales son de gran utilidad en la caracterización de los incidentalomas. B) Determinación de potencialidad maligna Ante un incidentaloma, el interrogante más importante, es el riesgo de malignidad. Las características que estas lesiones presentan en las imágenes, pueden resultar de gran utilidad para predecir tal riesgo (Tabla 2). Variable Adenoma Carcinoma Feocromocitoma Metástasis Tamaño Generalmente Generalmente > 4 cm de diámetro. Generalmente > 3 cm de diámetro. Variable, frecuentemente < 3 cm. ≤ 3 cm de diámetro. Morfología Redondos u ovales, con bordes definidos Irregulares, con bordes mal definidos Redondos u ovales, con bordes definidos Variable, con bordes irregulares Textura Homogénea Heterogénea Heterogénea con áreas quísticas Heterogénea Afectación Generalmente solitarios, unilaterales Generalmente solitarios, unilaterales Generalmente solitarios, unilaterales Frecuentemente bilaterales Densidad s/ cte. e.v. ≤ 10 UH. > 10 UH* > 10 UH * > 10 UH * Captación post cte. ev. Escasamente Muy captantes Muy captantes Muy captantes Washout ≥ 50% a los 10` < 50% a los 10` < 50% a los 10` < 50% a los 10´ Apariencia en RMI Isointenso ** Hiperintenso ** Muy hiperintenso ** Hiperintenso ** Necrosis, hemorragia o calcificaciones Raro Comunes Comúnmente hemorragias y áreas quísticas Ocasionalmente hemorragias y áreas quísticas Crecimiento en el tiempo Muy lento (< 1 cm por año) o nulo. Rápido (>2 cm por año). Lento (0,5 a 1 cm por año). Variable. * Generalmente mayor de 25 UH. ** En relación con el parénquima esplénico. UH Unidades Hounsfield Tabla 2. Incidentalomas: Características en las imágenes. Rev. Arg. de Urol. · Vol. 72 (1) 2007 35 FENOTIPO EN LAS IMÁGENES El tamaño, en las imágenes, es uno de los mejores predictores de malignidad, un diámetro mayor 4 cm ha demostrado tener una sensibilidad cercana al 90% para carcinoma adrenocortical, no obstante alcanza apenas un 25% de especificidad para malignidad, aquí es donde cobran importancia las restantes características del fenotipo en los métodos por imágenes. 1) Tomografia computada Continúa siendo el método por imágenes más efectivo para examinar las glándulas suprarrenales4. El tejido adiposo perirrenal permite una fácil delimitación de la glándula y tumores de 1 cm pueden detectarse con una sensibilidad del 100% utilizando cortes (colimación) de 5 mm, aunque actualmente con TC helicoidal de múltiples detectores pueden realizarse cortes mucho más delgados sin pérdida en la calidad de la imagen. La recomendación actual es realizar TC helicoidal multidetector con cortes de 3 mm20. Los adenomas se presentan como masas redondeadas, homogéneas, de bordes suaves y definidos. La densidad espontánea (previa a la administración del contraste iodado endovenoso - CIV-) y la velocidad de lavado del contraste (washout), comparando la densidad en Unidades Hounsfield (UH) entre la fase arterial (40’’) y tardía (10’), luego de la inyección de CIV son los principales elementos utilizados en la caracterización de las masas suprarrenales (Figura 1). El alto contenido lipídico intra-citoplasmático característico de los adenomas, se traduce en densidades espontáneamente bajas en TC. Valores de densidad menores de 10 UH han mostrado sensibilidad y especificidad del 79 y 98-100% para adenomas19. Recientemente se ha mencionado que densidades espontáneamente mayores de 43 UH representan un fuerte predictor de no adenoma20 (Figura 2). Se ha reportado que el washout (caída en la densidad entre fase arterial y tardía) mayor del 50% tiene sensibilidad y especificidad cercana al 100% para adenoma21,22,23. Un estudio que consideró todos los parámetros mencionados hasta aquí evidenció una sensibilidad de 100% y especificidad del 98% en la diferenciación entre masas adrenales benignas y malignas20. 2) Resonancia magnética Varias secuencias de RM pueden ser utilizados para caracterizar las masas suprarrenales que además brindan una excelente diferenciación tisular. Esas técnicas incluyen secuencias llamadas T1 y T2, patrones de realce con contraste y corrida o cambio químico. En general, las metástasis y los carcinomas contienen mayor cantidad de líquido que los adenomas y por lo tanto brillan en secuencias T2 (hiperintensosblancos), igualmente existe significativa superposición en la señal T1 y T2, entre adenomas y metástasis y no resultan útiles para diferenciarlos. Los patrones de realce son similares a los de TC, los adenomas presentan una importante captación del material de contraste y un washout temprano del mismo24. Teniendo en cuenta el mayor costo y menor disponibilidad de la RM, la TC probablemente pre- Figura 1. Masa suprarrenal benigna: Tomografía computada a) Sin contraste: Pequeño nódulo adrenal derecho (flecha) con densidad cercana a 10 UH, pero ligeramente superior (12 UH), alta probabilidad de adenoma. Con contraste b) Fase arterial, c) Fase tardía, la comparación de la densidad entre ambas muestra descenso (lavado) mayor del 50%, reforzando la presunción de la serie sin contraste. Figura 2. Masa suprarrenal maligna Tomografía computada a) Sin contraste: Nódulo suprarrenal derecho mayor de 4 cm, su densidad espontánea es superior a 40 UH (aunque no superior a 43) fuertemente predictor de malignidad. Con contraste b) Fase arterial, c) Fase tardía, la comparación de la densidad entre ambas muestra descenso (lavado) casi nulo, confirmando la presunción de la serie sin contraste. 36 sente mejor relación costo-efectividad para valorar estos patrones. Las técnicas de corrida química se utilizan para detectar lípidos dentro un órgano y constituyen el método más sensible para diferenciar adenomas de metástasis25. Para obtener imágenes de corrida química deben realizarse dos adquisiciones “en fase” y “fuera de fase” en secuencia T1. En las imágenes fuera de fase existe caída de la señal en los adenomas debido a la anulación entre la señal de la grasa y del agua. Por tanto, en imágenes fuera de fase los adenomas aparecen más oscuros (hipointensos) que en las imágenes en fase (Figura 3). En masas adrenales con escaso o nulo contenido de grasa (metástasis, etc) no se produce anulación de señal en las imágenes fuera de fase, entonces la señal de la masa (gris clara) es la misma en ambas fases. En estudios que comparan T1, T2, patrones de realce y corrida química, ésta última mostró mayor sensibilidad y especificidad para diferenciar entre adenoma y metástasis26, alcanzando sensibilidad del 81 % y especificidad del 94%27. Otras publicaciones reportan una seguridad diagnóstica que alcanza valores entre 96 al 100%28. Cuando las imágenes “en fase” y “fuera de fase” son comparadas, resulta útil emplear un parámetro de intensidad de señal para visualmente poder cuantificar la caída de la señal, lo más confiable es comparar la glándula suprarrenal con el bazo, el hígado puede presentar enfermedades intrínsecas que modifiquen su señal29. Debemos tener en cuenta que una tercera parte de los adenomas no contienen una cantidad suficiente de lípidos, resultando indistinguibles de otras masas suprarrenales mediante medición de UH en TC sin contraste o en RM con secuencias de corrida química19, haciendo necesario utilizar secuencias con contraste tanto en TC como en RM a fin de valorar el washout. El uso combinado de velocidad de lavado y corrida química parece brindar los mejor combinación entre sensibilidad y especificidad (91 y 94%)39 (Figura 4). Una situación particular la constituyen los tumores de colisión, entidades raras, determinados por metástasis que asientan en una glándula que posee un adenoma previo30. En esta circunstancia, la mayor capacidad de discriminación tisular del método constituye una ventaja para diferenciar el comportamiento de cada tejido dentro de la glándula. Figura 3. Adenoma suprarrenal a) Tomografía computada a) Sin contraste: Pequeño nódulo adrenal izquierdo. su densidad espontánea es francamente mayor de 10 UH pero inferior de 40 UH, características inespecíficas, la Resonancia magnética con técnica de corrida química b) En fase, c) Fuera de fase, caída de señal, particularmente en el borde interno del nódulo (flechas) confirmando predominio de componente adiposo. Figura 4. Adenoma suprarrenal atípico: Tomografía computada a) Sin contraste y con contraste b) Fase arterial, c) Fase tardía: voluminosa masa suprarrenal, heterogénea, con áreas adiposas (flechas cortas) y otras de comportamiento variable (flechas largas), de difícil caracterización. Resonancia magnética (imágenes de frente) con corrida química d) En fase e) Fuera de fase, donde se aprecia fuerte caída de señal, traduciendo alto contenido adiposo. f) Con contraste y supresión grasa, la lesión (flechas cortas) no muestra captación de contraste (la aorta y el riñón se tiñen) y la señal de grasa se anula (negra), al igual que la grasa perirrenal (flecha larga) Rev. Arg. de Urol. · Vol. 72 (1) 2007 37 Cuando la TC resulta dudosa el siguiente método para caracterizar las masas suprarrenales es la RM26 (Tabla 3) . Tanto la TC como la RM permiten determinar la extensión, compromiso vascular o ganglionar y la presencia de metástasis a distancia. Es importante resaltar que ciertas lesiones presentan características en TC y RM que permiten distinguirlas de otras masas con alta seguridad31,32 : • Las calcificaciones son fácilmente identificables. Se presentan blancas como el hueso en TC sin contraste (Figura 5a) y negras en cualquier secuencia de RM. • Los quistes son redondeados y de bordes definidos. En TC presentan densidad cercana a 0 UH y no refuerzan con contraste. En RM se comportan igual que el agua o el LCR en las distintas secuencias. • Los mielolipomas son caracterizados por uno de sus componentes, el tejido adiposo puro, que presenta densidades negativas (-10 a -90 UH) en TC, algunas publicaciones señalan que densidades menores - 30 UH son prácticamente diagnósticas (Figura 5b) En RM el componente adiposo será blanco en T1, blanco brillante en T2 y negro o gris oscuro con técnicas de supresión grasa. • La hemorragia tendrá un comportamiento diferente de acuerdo con el tiempo de evolución. En agudo se presenta espontáneamente hiperdensa (blanca) en TC sin contraste (con valores ≥ 50 UH) e hiperintensa en secuencias de RM por el contenido de metahemoglobina (Figura 5c). En la fase crónica se tornará hipodensa en TC dependiendo del tiempo de evolución. En RM puede evidenciarse un anillo periférico hipointenso (negro) por la presencia de macrófagos cargados de hemosiderina. 3) Tomografía por emisión de positrones (PET-TC) La TC y la RM con las técnicas que permiten caracterizar los incidentalomas con una seguridad diagnóstica que oscila entre el 80 y 100%. Esta diferenciación constituye un verdadero problema en pacientes con una neoplasia conocida33. Las metástasis representan la segunda causa de incidentalomas (21% aproximadamente)34 y prácticamente la mitad de los nódulos suprarrenales detectados en pacientes con cáncer (38-57%)35-38. Usualmente son bilaterales y el tumor primario ya ha sido identificado en la mayoría de los casos. Las metástasis suprarrenales de primarios desconocidos son extremadamente raras 39. El PET-TC integrado combina la información metabólica (PET) resultante de la hipercaptación de glucosa marcada (18 flúor-deoxiglusa- FDG-) que presentan tumores y metástasis por su rápida división celular y la información morfológica de la TC. Estudios preliminares utilizando PET-TC integrado, han planteado que el método puede ayudar a diferenciar entre metástasis y lesiones benignas40,42. Estudios recientes, comparando la captación en el PET entre hígado y suprarrenal (Relación: Hg/Sr ≥ 1) integrado con washout en la TC , han mostrado excelente capacidad para el diagnóstico diferencial con sensibilidad entre 93-100%, especificidad 90-94%, y seguridad 92-96%34 (Figura 6). Debido a la alta seguridad del PET-TC en la detección y estadificación de tumores primarios y la mayor seguridad diagnóstica (respecto de TC con washout o RM con corrida química) en la diferenciación de masas suprarrenales, algunos autores proponen al PET-TC como el método de elección para caracterización de lesiones suprarrenales nuevas en pacientes con neoplasias conocidas33 (Tabla 3). P U N T O S D E I N C E RT I D U M B R E • Seguimiento morfológico: Es necesario tener en cuenta que la mayoría de las masas suprarrenales que crecen no son malignas e incluso un número menor al 5% de los incidentalomas pueden disminuir de tamaño44-46. La frecuencia y duración del seguimiento con imágenes de los incidentalomas suprarrenales no está totalmente definido, aunque se recomienda repetir los exámenes a los 6, 12 y 24 meses. Se sugiere realizar un control temprano (3 meses) en masas con fenotipo sugestivo de malignidad. • Seguimiento bioquímico: Algunas publicaciones con seguimiento prospectivo, pero escaso número de casos, Figura 5. Calcificación, mielolipoma y hemorragia: Tomografía computada sin contraste a) Calcificaciones en suprarrenal izquierda (flecha) b) Masa adrenal derecha con densidad espontánea menor de – 30 UH compatible con mielolipoma c) Masa adrenal izquierda con dos densidades espontáneamente diferentes (1) -1,5 UH corresponde a tejido adiposo y (2) 69,2 UH posiblemente por componente hemático. Mielolipoma hemorrágico. 38 Figura 6. PET-TC. Imagen sagital (vista de perfil) a) PET b) Fusión PET-TC donde se aprecia tumor primario pulmonar (flecha corta) y nódulo en topografía de la glándula suprarrenal derecha (flecha larga), ambos con marcada captación del radiofármaco, las imágenes transversales a nivel de la glándula suprarrenal derecha c) del PET d) de la TC y e) de la fusión PET-TC, permiten confirmar la coincidencia del foco hipercaptante del PET con el nódulo adrenal de la TC (flechas). TC D > 40 UH D < 10 UH D 10- 40 UH Ant. Oncológico Si No TC C/L 10’ L < 50% PET-TC L > 50% RM C/CQ S ≥ FF S < FF <1 R Hg-Sr NO ADENOMA >1 R Hg-Ad Adenoma Tabla 3. Incidentaloma: posible algoritmo e interpretación de imágenes: TC S/C: Tomografía computada sin contraste, TC C/L 10’: Tomografía computada con lavado a 10 minutos, RM C/CQ: Resonancia magnética con corrida química, PET-TC: Tomografia por emisión de positrones y tomografía computada integrados. D: Densidad, L: Lavado (washout) S: Señal, FF: Fuera de fase, R Hg-Sr: Relación Hígado-Suprarrenal (captación radiofármaco en PET) Rev. Arg. de Urol. · Vol. 72 (1) 2007 39 reportan la aparición de alteraciones bioquímicas 4 años después del diagnóstico del incidentaloma (con pruebas bioquímicas normales en el momento del diagnóstico) lo que ha conducido a reconsiderar la necesidad de evaluaciones hormonales anuales durante 4 años45,46. Tanto para el seguimiento morfológico como para el bioquímico no existe evidencia prospectiva suficiente que demuestre la relación costo-efectividad de tales recomendaciones8. • Punción aspiración con aguja fina: Aunque han sido reportados estudios con sensibilidad y especificidad del 100%47, debe tenerse en cuenta que este método puede no diferenciar entre adenoma y carcinoma suprarrenal4, además, aunque con bajos índices, no está exento de complicaciones48. Por otra parte, la posibilidad de un feocromocitoma debe ser fehacientemente excluida antes del procedimiento, por el riesgo de hemorragia o crisis hipertensiva49,50. Su principal indicación es diferenciar tejido adrenal o no adrenal (metástasis, infección, etc.), particularmente en pacientes con antecedente oncológico conocido8,47-50 . • Feocromocitoma “Una imagen cambiante”: generalmente se trata de lesiones sólidas, particularmente cuando son de pequeño tamaño, no obstante en TC pueden presentar baja densidad como para simular adenomas y contener cierto grado de degeneración grasa51,52. En RM suelen presentan áreas hiperintensas (blancas) en secuencias T2, no obstante algo más del 30% de ellos pueden mostrarse hipointensos (negros) en esas secuencias53. El PET-TC habitualmente muestra al feocromocitoma como una lesión hipercaptante, esto es más frecuente en los malignos, aunque existe alrededor de un 25% de los que no muestran hipercaptación54. El feocromocitoma continua siendo “El camaleón” de las masas suprarrenales, su comportamiento variable en imágenes, obliga a tenerlo siempre presente como diagnóstico, sobre todo si el contexto clínico resulta sugerente. CONCLUSIONES La detección de masas suprarrenales ha experimentado un fuerte incremento, particularmente de incidentalomas que se han convertido en una controversia clínica frecuente. El abordaje óptimo aún no ha sido establecido, no obstante es razonable comenzar con historia clínica y examen físico completos, y pruebas hormonales (Tabla 1). Las imágenes de TC y RM aportan información 40 muy valiosa (Tabla 2), el tamaño es el predictor más importante de malignidad, y permite controlar el crecimiento en estudios comparativos. Para las masas mayores de 4 cm, o más pequeñas que aumentan su tamaño en un año, se recomienda adrenalectomía. Las características de las lesiones permiten discriminar con gran seguridad adenoma de otras lesiones, recomendándose cirugía en las que presentan fenotipo maligno y seguimiento en las de características benignas. La detección de masas suprarrenales en pacientes con neoplasias, constituye un verdadero desafío diagnóstico, que requiere resolución rápida y certera, la biopsia con aguja fina tiene excelente resultados, aunque no está exenta de errores y complicaciones. El PET-TC constituye una nueva herramienta no invasiva con resultados similares en la detección y diferenciación entre nódulos metastáticos y lesiones benignas. Algunos autores lo postulan como el método de elección en estas circunstancias (Tabla 3). Cada masa adrenal debe ser analizada individualmente para lograr el manejo más efectivo, con la mejor solución diagnóstica y terapéutica. La evaluación con imágenes y pruebas bioquímicas debe ser guiada por la forma de presentación y el contexto clínico. BIBLIOGRAFÍA 1. Young WF Jr.: Management approaches to adrenal incidentalomas: a view from Rochester, Minnesota. Endocrinol Metab Clin North Am 2000;29:159-185. 2. Bovio S, Cataldi A, Reimondo G, y col.: Prevalence of adrenal incidentaloma in a contemporary computerized tomography series. J Endocrinol Invest 2006; 29:298-302. 3. Schteingart DE.: Management approaches to adrenal incidentalomas. A view from Ann Arbor,Mich. Endocrinol Metab Clin North Am. 2000; 29:127-139. 4. Moreira SG Jr., Pow-Sang JM.: “Evaluation and Management of Adrenal Masses”, NEJM 2002 (9); 4 326-34 5. Mansmann G, Lau J, Balk E, Rothberg M, Miyachi Y, Bornstein SR.: “The clinically inapparent adrenal mass: update in diagnosisand management”. Endocr Rev 2004; 25:309-340. 6. Grumbach MM, Biller BM, Braunstein GD, y col.: “Management of the clinically inapparent adrenal mass (“incidentaloma”)”. Ann Intern Med 2003; 138: 424-429. 7. Brunaud L, Kebebew E, Sebag F, Zarnegar R, Clark OH, Duh QY. “Observation or laparoscopic adrenalectomy for adrenal incidentaloma? A surgical decision analysis”. Med Sci Monit 2006; 12:CR355-CR362. 8. Young WF Jr.: “The Incidentally Discovered Adrenal Mass” NEJM 2007; 6: 601-610. 9. Arnold DT, Reed JB, Burt K,: “Evaluation and management of the incidental adrenal mass”. Baylor Uuniversity Medical Center Proceedings 2003; 16:7–12. 10. Tsagarakis S, Roboti C, Kokkoris P, Vasiliou V, Alevizaki C, Thalassinos N.: “Elevated post-dexamethasone sup- 11. 12. 13. 14. 15. 16. 17. 18. 19. 20. 21. 22. 23. 24. pression cortisol concentrations correlate with hormonal alterations of the hypothalamo-pituitary adrenal axis in patients with adrenal incidentalomas”. Clin Endocrinol (Oxf ) 1998; 49:165-171. Gorges R, Knappe G, Gerl H, VentzM, Stahl F.: “Diagnosis of Cushing’s syndrome:re-evaluation of midnight plasmacortisol vs urinary free cortisol and lowdosedexamethasone suppression test in alarge patient group”. J Endocrinol Invest 1999; 22:241-249. Barzon L, Fallo F, Sonino N, Boscaro M.: “Development of overt Cushing’s syndrome in patients with adrenal incidentaloma”.Eur J Endocrinol 2002; 146:61-66. Libe R, Dall’Asta C, Barbetta L, Baccarelli A, Beck-Peccoz P, Ambrosi B.: “Longterm follow-up study of patients with adrenal incidentalomas”. Eur J Endocrinol 2002; 147:489-494. Mulatero P, Stowasser M, Loh K-C, y col.: “Increased diagnosis of primary aldosteronism, including surgically correctable forms, in centers from five continents”. J Clin Endocrinol Metab 2004; 89:1045-1050. Montori VM, Young WF Jr.: “Use of plasma aldosterone concentration-to-plasma renin activity ratio as a screening test for primary aldosteronism: a systematic review of the literature”. Endocrinol Metab Clin North Am 2002; 31:619-632. Barzon L, Boscaro M.: “Diagnosis and management of adrenal incidentalomas”. J Urol. 2000; 163:398-407. Sawka AM, Jaeschke R, Singh RJ,Young WF Jr.: “A comparison of biochemicaltests for heochromocytoma: measurement of fractionated plasma metanephrines compared with the combination of 24-hour urinary metanephrines and catecholamines”. J Clin Endocrinol Metab 2003; 88:553-558. Perry CG, Sawka AM, Singh R, Thabane L, Bajnarek J, Young WF Jr.: “The diagnostic efficacy of urinary fractionated metanephrines measured by tandem mass spectrometry in detection of pheochromocytoma”. Clin Endocrinol (Oxf ) (en prensa). Szolar DH, Korobkin M, Reittner P, y col.: “Adrenocortical carcinomas and adrenal pheochromocytomas: mass and enhancement loss evaluation at delayed contrastenhanced CT”. Radiology 2005; 234:479-485. Distinguishing bening from malignant adrenal masess: Multi-detector row CT protocol with 10-minute delay. Blake MA, Kalra MD, Sweeney AT, Lucey BC, Maher MM, Sahani DV, Radiology 2005; 238:578-84. Hussain HK, Korobkin M.: “MR imaging of the adrenal glands”. Magn Reson Imaging Clin N Am 2004; 12:515-44. Korobkin M, Brodeur FJ, Francis IR,Quint LE, Dunnick NR, Londy F.: “CT time attenuation washout curves of adrenal adenomas and nonadenomas”. AJR Am J Roentgenol 1998; 170:747-752. Pena CS, Boland GW, Hahn PF, Lee MJ, Mueller PR.: “Characterization of indeterminate (lipid-poor) adrenal masses: use of washout characteristics at contrast-enhanced CT”. Radiology 2000; 217:798-802. Ichikawa T, Ohtomo K, Uchiyama G, Fujimoto H, Nasu K.: “Contrast-enhanced dynamic MRI of adrenal masses: classification of characteristic enhancement patterns”. Clin Radiol 1995; 50:295–300. Rev. Arg. de Urol. · Vol. 72 (1) 2007 25. Mitchell DG, Crovello M, Matteucci T, Peterson RO, Miettinen MM.: “Benign adrenocortical masses: diagnosis with chemical shift MR imaging”. Radiology 1992; 185:345–351. 26. William W. Mayo-Smith, MD, Giles W. Boland, MD, Richard B. Noto, MD, Michael J. Lee, MD.: “From the RSNA Refresher Courses State-of-the-Art Adrenal Imaging”. RadioGraphics 2001; 21:1995–1012. 27. Heinz-Peer G, Honigschnabl S, Schneider B,Niederle B, Kaserer K, Lechner G.: “Characterization of adrenal masses using MR imaging with histopathologic correlation”. AJR Am J Roentgenol. 1999; 173:15–22. 28. Udelsman RU, Fishman EK.: “Radiology of the adrenal”. Endocrinol Metab Clin North Am. 2000; 29:27-42. 29. Mayo-Smith WW, Lee MJ, McNicholas MM, Hahn PF, Boland GW, Saini S.: “Characterization of adrenal masses (> 5 cm) by use of chemical shift MR imaging: observer performance versus quantitative measures”. AJR Am J Roentgenol 1995; 165: 91–95. 30. Schwartz LH, Macari H, Huvos AG, Panicek DM.: “Collision tumors of the adrenal gland: demonstration and characterization on MR imaging”. Radiology 1996; 201:757–760. 31. Meyer A, Behrend M.: “Presentation and therapy of myelolipoma”. Int J Urol 2005; 12:239-43. 32. Ikeda O, Urata J, Araki Y, y col.: “Acute adrenal hemorrhage after blunt trauma”. Abdom Imaging (en prensa). 33. Chong S, Kyung S L, Kim HY, Kim YK, Kim BT, Chung MJ, y col.: “Integrated PET-CT for the characterization of Adrenal Gland Lesions in Cancer Patients: Diagnostic Efficacy and Interpretation Pitfalls1”. RadioGraphics 2006; 26:1811–1826 33. Brunt LM, Moley JF.: “Adrenal incidentaloma”. World J Surg 2001; 25:905–913. 34. Blake MA, Slattery JM, Kalra MK, y col.: “Adrenal lesions: characterization with fused PET/CT image in patients with proved or suspected malignancy- initial experience”. Radiology 2006; 238: 970–977. 35. Bernardino ME, Walther MM, Phillips VM, y col.: “CTguided adrenal biopsy: accuracy, safety and indications”. AJR Am J Roentgenol 1985; 144:67–69. 36. Silverman SG, Mueller PR, Pinkney LP, Koenker RM, Seltzer SE.: Predictive value of image-guided adrenal biopsy: analysis of results of 101 biopsies. Radiology 1993; 187:715–718. 37. Welch TJ, Sheedy PF, Stephens DH, Johnson CM, Swensen SJ.: “Percutaneous adrenal biopsy: review of a 10-year experience”. Radiology 1994; 193:341–344.. 38. Lee JE, Evans DB, Hickey RC, y col.: “Unknown primary cancer presenting as an adrenal mass: frequency and implications for diagnostic evaluation of adrenal incidentalomas”. Surgery 1998; 124:1115-1122. 39. Erasmus JJ, Patz EF Jr, McAdams HP, y col.: “Evaluation of adrenal masses in patients with bronchogenic carcinoma using 18F-fluorodeoxyglucose positron emission tomography”. AJR Am JRoentgenol 1997; 168:1357–1360. 40. Maurea S, Mainolfi C, Bazzicalupo L, y col.: “Imaging of adrenal tumors using FDG PET: comparison of benign and malignant lesions”. AJR Am J Roentgenol 1999; 173:25–29. 41 41. Yun M, Kim W, Alnafisi N, Lacorte L, Jang S, Alavi A.: “18F-FDG PET in characterizing adrenal lesions detected on CT or MRI”. J Nucl Med 2001; 42:1795–1799. 42. Gupta NC, Graeber GM, Tamim WJ, Rogers JS, Irisari L, Bishop HA: “Clinical utility of PET-FDG imaging in differentiation of benign from malignant adrenal masses in lung cancer”. Clin Lung Cancer 2001; 3:59–64. 43. Kumar R, Xiu Y, Yu JQ, y col.: “18F-FDG PET in evaluation of adrenal lesions in patients with lung cancer”. J Nucl Med 2004; 45:2058–2062. 44. Heinz-Peer G, Honigschnabl S, Schneider B, Niederle B, Kaserer K, Lechner G.: “Characterization of adrenal masses using MR imaging with histopathologic correlation”. AJR Am J Roentgenol 1999;173:15–22. 45. Bulow B, Jansson S, Juhlin C, y col.: “Adrenal incidentaloma – follow-up results from a Swedish rospective study”. Eur J Endocrinol 2006; 154:419-423. 46. Libe R, Dall’Asta C, Barbetta L, Baccarelli A, Beck-Peccoz P, Ambrosi B.: “Longterm follow-up study of patients with adrenal incidentalomas”. Eur J Endocrinol 2002; 147:489-94. 47. Favia G, Lumachi F., Basso S, y col.: “Management of incidentally discovered adrenal masses and risk of malignancy”. Surgery 2000; 128:918-924. 42 48. Arellano RS, Harisinghani MG, Gervais DA, Hahn PF, Mueller PR.: “Imageguided percutaneous biopsy of the adrenal gland: review of indications, technique, and complications”. Curr Probl Diagn Radiol 2003; 32:3-10. 49. Casola G, Nicolet V, van Sonnenberg E, y col.: “Unsuspected pheochromocytoma: risk of blood-pressure alterations during percutaneous adrenal biopsy”. Radiology 1986; 159:733-735. 50. McCorkell SJ, Niles NL.: “Fine-needle aspiration of catecholamine-producing adrenal masses: a possibly fatal mistake”. AJR Am J Roentgenol 1985; 145:113-114. 51. Blake MA, Krisnamoorthy SK, Boland GW, y col.: “Low density pheocromocytoma on CT: a mimicker of adrenal adenoma”. AJR 2003; 181:1663-1668. 52. Korobkin, M, Giordano TJ, Brodeur FJ, y col.: “Adrenal Adenomas: relationship between histologic lipid and CT and RM findings”. Radiology 1996; 200: 743-747. 53. Blake MA, Karla MK, MaherMM, y col.: “Pheochromocytoma: An imaging chameleon”. RadioGraphycs 2004; 24: S87-99. 54. Shulkin BL , Thompsom NW ShapiroB, y col.: “Pheocromocytomas: Imaging with FDG-PET”. Radiology 1999; 212: 35-41. IMÁGENES EN UROLOGÍA IMAGES IN UROLOGY Ectopia renal cruzada Crossed renal ectopia Dres. Ameri, Carlos1; López Fontana, Gastón2; Richard, Nicolás2. La ectopia renal cruzada (ERC) representa un fallo en el desarrollo embriológico normal del sistema genitourinario en el que el riñón se encuentra en el lado opuesto a la inserción de su uréter a la vejiga. La incidencia se estima en un caso cada 700-1.000 nacimientos. Puede ocurrir con o sin fusión al riñón contralateral. Mas del 90% es con fusión. Luego del riñón en herradura representa el defecto de fusión más frecuente. Relación varón /mujer es de 2:1 y el cruzamiento de izquierda a derecha es más frecuente 3:1. Su etiología es desconocida. La primera hipótesis planteada afirma que sería el resultado de una situación anómala de las arterias umbilicales que impedirían la migración cefálica de la unidad renal, encontrándose obligada a desplazarse al lado opuesto de la línea media. Otros autores sugieren desplazamiento lateral de la yema ureteral, induciendo en el lado contralateral la formación de una unidad renal al entrar en contacto con la masa metanefrógena. Mc Clellan la clasificó en: Ectopia Renal Cruzada con fusión (90%), Ectopia Renal Cruzada sin fusión, ERC solitaria y ERC bilateral. Generalmente son asintomáticas y de hallazgo casual. Suelen permanecer asintomáticas hasta la 4ta o 5ta década de vida en que debutan con infección urinaria, litiasis, masa abdominal o dolor simulando un problema gastrointestinal. El pronóstico de estos pacientes suele ser favorable precisando control periódico y tratamiento en función de las complicaciones que vayan surgiendo. Servicio de Urología del Hospital Alemán, Buenos Aires, Argentina. 1 2 Médico de la Sección Oncología Residentes de Urología Rev. Arg. de Urol. · Vol. 72 (1) 2007 43 IMÁGENES EN UROLOGÍA IMAGES IN UROLOGY Tumor renal con trombo en vena cava Renal tumor with thrombus in vena cava Dres. Alvarez Patricio; Brzezinski Mariano; Garrido Gustavo. Servicio de Urología Hospital de Clínicas “José de San Martín”, Buenos Aires, Argentina. 44 Varón de 63 años que consulta por hematuria de 15 días de evolución, sin otros antecedentes particulares. Se le realizó Ecografía abdominal, constatándose masa ocupante renal derecha. La anatomía patológica informó un Adenocarcinoma de células claras Fuhrman II (T3b N0 M0). Actualmente, el paciente se encuentra libre de enfermedad, con un seguimiento de 15 meses. Fig 1: Corte coronal de RNM que muestra un tumor en riñón derecho (Rd) con un trombo tumoral (Tr) -flechas blancas- extendido a la vena renal derecha (Vrd) y a la vena cava inferior retrohepática (VCI), con indemnidad de la vena renal izquierda (Vri). Fig. 2: Otra secuencia de RNM donde se observa el trombo retrohepático -flechas negras-. Fig. 3: Pieza de nefrectomía con trombo tumoral, el cual fue extraído en bloque con el riñón luego de la cavotomía. Fig. 4: Primer plano del trombo tumoral y de cómo el mismo proviene desde la vena renal -flechas negras-. COMUNICACIÓN DE CASOS CASE REPORT Causas vasculares venosas de obstrucción ureteral Venous vascular causes for ureteral obstruction Dres. Montiel Bernardo N.; INTRODUCCIÓN Romero Raúl; La obstrucción del árbol urinario, en cualquier nivel, puede ser producida por patología intrínseca o extrínseca del mismo. Dentro de las causas extrínsecas, tenemos un grupo de enfermedades causadas por obstrucción vascular de los uréteres, que puede ser tanto arterial como venosa (Tabla 1). La obstrucción de los uréteres por compresión venosa, es una entidad de infrecuente presentación clínica y rara vez contemplada dentro de los diagnósticos diferenciales de uronefrosis. Se presentan en este trabajo dos casos clínicos de obstrucción ureteral venosa, uno por Síndrome de la Vena Ovárica y otro por Uréter Retrocavo, y analizamos su etiopatogenia, presentación clínica y su tratamiento. Ortiz Federico; Alvarez Patricio; González Granda Pablo; Bálsamo Carlos; Mazza Osvaldo. Causas vasculares de obstrucción ureteral Causas arteriales Causas venosas Aneurisma de aorta abdominal Trombosis puerperal de la vena ovárica Aneurisma de arteria ilíaca Tromboflebitis de la vena testicular Uronefrosis post- reparación vascular Uréter retrocavo Síndrome de la vena ovárica Tabla 1. CASO CLÍNICO 1 Síndrome de la vena ovárica División Urología del Hospital de Clínicas General San Martín, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina Charcas 3371 piso 6, Dpto. “B” Mail: bellber10@sion.com Teléfono: 011-48280089 Rev. Arg. de Urol. · Vol. 72 (1) 2007 Paciente de sexo femenino, de 44 años de edad, con antecedentes de resección de mioma uterino. Consulta por dolor lumbar derecho de tipo cólico, de seis meses de evolución. Se realiza ecografía renal que informa riñón derecho con leve ectasia pielocalicial. Urograma excretor (UE): Eliminación sincrónica del contraste y dilatación pielocalicial derecha con imagen de estrechez a nivel de la unión pieloureteral (Figura1). Radiorrenograma (RRG): Riñón derecho con fase 2 alargada y aplanada, fase 3 acumulativa que normaliza con furosemida. Tomografía computada (TC) con reconstrucción 3D: 45 discreta ectasia a nivel derecho, uréter con impronta anterior a 4 cm. de la unión ureteropiélica, con aparente vena gonadal anómala o variante que desemboca por encima de la vena renal a nivel de la vena cava produciendo compresión vascular del uréter (Figuras 2 y 3). Se decide colocación de catéter ureteral doble J y realización de pielografía ascendente, donde se confirma la compresión extrínseca del uréter. La paciente evoluciona favorablemente, con desaparición del dolor cólico. Se decide cirugía, la cual consistió en un abordaje endoscópico retroperitoneal derecho con 3 trocares de 10 mm (paciente en decúbito lateral izquierdo), disección de espacio retroperitoneal desde polo inferior renal derecho hacia distal sobre los músculos lumbares. Identificación del músculo psoas derecho y del uréter derecho, constatándose vena ovárica derecha que impronta en su cara posterior; se realizó la liberación de la misma y sección con Ligasure® (Figura 4). Se colocó drenaje ofrecido al sitio quirúrgico. Se retira drenaje a las 48 horas, con alta hospitalaria. Se extrajo catéter doble jota, en forma ambulatoria, al séptimo día del postoperatorio. La paciente evoluciona en forma asintomática, con normalización de la fase 2 del RRG y UE con desaparición de la tortuosidad ureteral y persistencia de una leve uronefrosis. CASO CLINICO 2 Figura 1. UE: Se observa dilatación pieloureteral derecha y a nível de uréter proximal (flecha) tortuosidad del mismo. Figura 2. TC de abdomen: Se observa el entrecruzamiento del uréter y vena ovárica. 46 Uréter retrocavo Varón de 29 años de edad que consultó por lumbalgia derecha intermitente, de tipo cólico, no acompañado de otra sintomatología; al examen físico presentaba puño percusión lumbar derecha positiva leve. Realizó análisis de sangre, orina y urocultivo sin hallazgos patológicos. La ecografía abdominal mostraba ectasia pielocalicial derecha con pelvis renal de 14 mm y parénquima de espesor conservado (Figura 5). En el UE y la uro-resonancia nuclear magnética (URO-RNM) se observan adecuada concentración renal bilateral, dilatación moderada del tercio superior del uréter con la típica imagen de jota invertida del uréter retrocavo tipo I (de asa larga o baja) y del sistema pielocalicial derecho sin atrofia del parénquima renal; a nivel de la cuarta vértebra lumbar se observa cruce ureteral posterior hacia medial de la Vena Cava Inferior (VCI), continuándose hacia vejiga con calibre conservado (Figuras 6 y 7). El RRG con diurético muestra curva de tipo retentiva con adecuada respuesta al diurético del riñón derecho; función relativa del riñón derecho de 51% e izquierdo de 49%. La persistencia sintomática sin deterioro de la función renal plantea la corrección quirúrgica por vía endoscópica. Figura 3: Reconstrucción 3D: Se observan con mayor nitidez las mismas imágenes del UE. Figura 4: Cirugía: ligadura y sección de la vena ovárica. trayecto incluyendo segmento retrocavo; sección distal al segmento dilatado y transposición sobre la VCI. Previa tutorización ureteral con catéter doble jota, se completó anastomosis T-T con 5 puntos de poliglactina 5-0. Se cubrió la anastomosis con tejido graso retroperitoneal. Drenaje en sitio quirúrgico. El tiempo quirúrgico total fue de 4 horas. A las 48 horas se retira drenaje por débito negativo y alta hospitalaria con retiro del catéter doble jota y urograma excretor de control en forma ambulatoria al primer y tercer mes de operado respectivamente. DISCUSIÓN Figura 5. Ecografía: se observan dilatación pieloureteral derecha y del uréter proximal. La cirugía constó en un abordaje retroperitoneal derecho con 3 trocares de 10 mm (paciente en decúbito lateral izquierdo), disección del espacio retroperitoneal desde polo inferior renal derecho hacia distal sobre los músculos lumbares. Identificación del músculo psoas derecho, uréter derecho, VCI, y vasos gonadales (arteria y vena). Disección y liberación del uréter en todo su Rev. Arg. de Urol. · Vol. 72 (1) 2007 Las compresiones venosas extrínsecas de los uréteres son producidas por entidades de presentación infrecuente, que presentan como sintomatología un cuadro de dolor lumbar asociado con diferentes grados de uronefrosis. El sistema venoso retroperitoneal se desarrolla a partir de tres pares de sistemas venosos fetales: el cardinal posterior, el supracardinal y el subcardinal (6ª, 7ª y 8ª semanas de vida fetal). Tanto la vena cardinal posterior como la subcardinal tienen una situación ventral al uréter definitivo. Normalmente la vena cardinal posterior y la supracardinal sufren regresión completa permitiendo al uréter tomar la posición ventral a la VCI. La persistencia de la vena cardinal posterior o subcardinal 47 Figura 6. UE: Se observa dilatación pieloureteral y del uréter proximal con la típica imagen de “j” invertida y el estrechamiento a nivel segmento retrocavo. Figura 7. URO-RNM: Se observan las imágenes del UE más el segmento retrocavo y el calibre normal del uréter distal. produce el desplazamiento medial y posterior del uréter con respecto a la VCI.1-10 Las venas ováricas, normalmente se desarrollan a partir de las venas subcardinales, como un plexo que rodea al ovario y se comunica con el plexo venoso del útero. La persistencia de las anastomosis de algunos de los distintos sistemas venosos fetales determinará el número y la relación de la o las venas ováricas con el uréter definitivo11. El diagnóstico puede ser incidental o en el contexto de un cuadro de cólico renal y se basa en los estudios por imágenes, entre los que se describen: • Ecografía: Brinda información del grado de hidronefrosis, y la posible presencia concomitante de litiasis renal. • Urograma excretor: Objetiva la hidronefrosis, el cruzamiento en forma de “J “invertida a nivel de la 3ª y 4ª vértebra lumbar en el uréter retrocavo, y la presencia de kinkin y/o acodadura del uréter derecho en el síndrome de la vena ovárica. • Pielografía ascendente (PGA): Dibuja la tortuosidad del uréter en ambos casos. • Tomografía computada: Estudio ideal, la 3D es de alta sensibilidad tanto para establecer el diagnóstico como las características anatómicas y así facilitar la decisión quirúrgica. • URO-RNM: Estudio de alto costo, pero de gran utilidad que podría sustituir a la TC en determinados pacientes; alérgicos al contraste iodado o con alteración de su función renal (9, 12). • Medicina nuclear: Excepcionalmente como método diagnóstico10, estos estudios sirven para valorar el grado de obstrucción y la función renal, datos importantes para decidir el momento terapéutico. 48 Con respecto al tratamiento, el mismo depende de la presencia de dilatación o insuficiencia renal y la sintomatología del paciente. El tratamiento es conservador cuando no existe dilatación piélica importante ni deterioro de la función renal y en pacientes con nula o escasa sintomatología; caso contrario se plantea la corrección quirúrgica, ya por vía abierta o endoscópica (transperitoneal o retroperitoneal). En numerosos trabajos se ha demostrado el beneficio de la vía endoscópica como procedimiento miniinvasivo13,14. En la actualidad se reportó la corrección quirúrgica endoscópica con asistencia robótica15. En el caso del Síndrome de la Vena Ovárica, consiste en la sección de la misma y liberación de los tractos fibrosos periureterales, y en el caso del Uréter Retrocavo en la sección y transposición del uréter con anastomosis posterior. Se realiza urograma excretor de control al tercer o cuarto mes de operado para observar la presencia o no de dilatación ureteropiélica y el trayecto ureteral definitivo. BIBLIOGRAFÍA 1. Cao Avellaneda E., Server Pastor G., AI López López, and cols.: “Uréter circumcavo no obstructivo”. Actas Urol Esp 29(1): 107-109; 2005 2. García de León G. y Gonzáles O.: “Uréter retrocavo. Comunicación de un caso”. Rev. Méx. Urol; 55(6): 109-111; 1995. 3. Akjouj S, Mahi M, En-Nouali H, y cols.: “Q u i d?” J. Radiol 83:59-61; 2002 4. Cavelier L., Riveros M., Reina R. y cols.: “Uréter retrocavo tipo I, presentación de un caso. Revista de Urología”; Vol. 3; 2001. 5. Gazaigne J, Alkhouja A., Sebe P. y cols. “Transcaval ureter” Prog Urol, Jun; 12(3):486-489; 2001. 6. Kwak, Hyo-Sung M.D. y Sohn: “Retrocaval Ureter Demonstrated by Tc-99m MDP Bone Scintigraphy.” Clinical Nuclear Medicine; 24(10), 816;1999. 7. Polascik, Thomas J.; Chen y Roland N.: “Laparoscopic ureteroureterostomy for retrocaval urete”. J. Urol; 160(1): 121-122; 1998. Rev. Arg. de Urol. · Vol. 72 (1) 2007 8. Ribes E.: “Fisiopatología de la insuficiencia renal crónica”. Anales de Cirugía Cardíaca y Vascular; 10(1): 8-76; 2004. 9. Vásquez-Lastra C., Cisneros M., Contreras E. y cols.: “Uréter retrocavo. Anales Médicos”; 50(3): 130–135; 2005. 10. Lin H.Y., Chou Y.H., Huang S.P.: y cols.: “Retrocaval ureter: report of two cases and literature review”. J Med Sci ; 19(3):127-131; 2003. 11. Gómez Vegas A., Páramo P. “Síndrome de la vena ovárica y várices ureterales”. Clinicas Urol de la Complutense. 1, 369387; 1992. 12. Uthappa M.C., Anthony D., Allen C.: “Retrocaval ureter: MR appearances”. The British Journal of Radiology ; 75: 177–179; 2002 . 13. Maldonado Alcaráz E., Otero García J.: “Obstrucción ureteral parcial crónica por vena ovárica”. Descripción de un caso y revisión de la literatura. Gaceta Med Mexicana. (141) 3; 2005. 14. Del Valle González N., Estébanez Zarraz J., Escudero T. y cols.: “Tratamiento laparoscópico del síndrome de la vena ovárica”. Actas Urol Esp. 30 (1) 85-89; 2006. 15. Mohan S., Gundeti, Patric G., y cols.: “Robotic-assisted laparoscopic correction of pediatric retrocaval ureter”. Journal of Laparoendoscopic & Advanced Surgical Techniques; 16(4): 422 -424; 2006. 49 COMUNICACIÓN DE CASOS CASE REPORT Carcinoma neuroendócrino de células grandes (lcnec) de próstata Reporte de un caso clínico Prostate big cells neuro-endocrine carcinoma (lcnec) Report of a clinic case Dres. Issa, A.; INTRODUCCIÓN Monteros Alvi, M.; El cáncer de próstata se ha convertido en el tumor más frecuente entre los varones de varios países desarrollados occidentales, más aún entre la población negra de Estados Unidos y poco frecuente en países asiáticos y en vías de desarrollo. La edad media del diagnóstico del cáncer de próstata es mayor que el de la media de otros tumores frecuentes, como el de mama o colorrectales. Su incidencia anual está en incremento y se estima que un varón tiene 10% de probabilidad de desarrollar un carcinoma prostático y un 4% de muerte por causas relacionadas directamente con la enfermedad. Los tumores con diferenciación neuroendócrina primarios de próstata son infrecuentes y representan menos del 1% de todas las neoplasias prostáticas. Estos se pueden presentar como tumores neuroendócrinos con o sin un componente de adenocarcinoma prostático convencional. Los tumores neuroendócrinos puros incluyen los raros casos de tumor carcinoide (bien diferenciado) o de bajo grado y los carcinomas de células pequeñas (SCNEC) o de células grandes (LCNEC), ambos de alto grado de malignidad. Dentro de los grupos de carcinomas la variante de células grandes (LCNEC) es la menos frecuente en próstata limitada a aislados casos publicados en la literatura mundial. Motiva la presentación de un nuevo caso su inusual frecuencia y las características clínico- patológicas en su diagnóstico diferencial. Ocaña, R.; Amiri, R.; Torino, A. CASO CLÍNICO Dr. Ariel Issa Tel.: 0387- 431-9390 Cel.: 0387-15-443-2002 Mail: arielissa@gmail.com Salta - Argentina 50 Paciente de 57 años, masculino, que consulta por presentar hematuria macroscópica con coágulos de treinta días de evolución, acompañado de disuria y dolor en hipogastrio. Refiere además dolor lumbar y en huesos ilíacos izquierdos. No presenta antecedentes familiares ni patológicos de relevancia. En el examen físico, se constata al tacto rectal, próstata aumentada de tamaño de forma generalizada, bordes irregulares y consistencia pétrea. Se realiza uretrocistofibroscopia sin encontrar hallazgos patológicos. La ecografía abdominal reveló la presencia de uronefrosis moderada bilateral y próstata de 100 gramos aproximadamente. El dosaje sanguíneo del antígeno prostático específico (PSA) determinó valor de 2,4 ng/ml. La biopsia prostática informó carcinoma neuroendócrino de células grandes (LCNC) con positividad por inmunohistoquímica para citoqueratina AE1-AE3, cromogranina y sinaptofisina (marcadores neuroendócrinos). Por ultimo, se solicitó para estadificacion tomografía computada, donde se Foto 1. Foto 2. evidencia un conglomerado ganglionar que involucra topografía del tronco celíaco sobre su lado izquierdo, extendiéndose caudalmente sobre el retroperitoneo involucrando además, ambas cadenas ilíacas externas a predominio izquierdo; también se observa una formación sólida que compromete la pared posterior de la vejiga con infiltración de la misma, de la pared anterior del recto y la grasa periureteral. El paciente fallece a los pocos días del diagnóstico. diagnosticado de adenocarcinoma convencional en la biopsia prostática, lo que nos lleva a pensar que este tumor representa una entidad morfológica pura neuroendócrina específica diferente del adenocarcinoma prostático. La edad media de presentación es a los 67 años y generalmente en el momento del diagnóstico es común encontrar una gran masa prostática y la presencia de metástasis; esto se debe al gran potencial de diseminación y rápido crecimiento del tumor. En nuestro caso, presentó dolor perineal, junto a obstrucción ureteral y compromiso de vejiga. Los carcinomas neuroendócrinos puros se comportan más agresivamente que los adenocarcinomas convencionales con diferenciación neuroendócrina, por lo que su diagnóstico diferencial es fundamental en el pronóstico. A su vez los tumores neuroendócrinos puros se subdividen en tumor carcinoide de bajo grado y carcinoma neuroendócrino (células pequeñas o células grandes) de alto grado y es prioritaria su diferenciación. El diagnóstico diferencial del LCNEC de origen prostático incluye descartar un primitivo en vejiga con extensión a próstata o metástasis de otros sitios primarios como pulmón o tubo digestivo. Además diferenciarlos de los carcinomas uroteliales de alto grado de malignidad y linfomas de células grandes. El carcinoma neuroendócrino de bajo grado o tumor carcinoide, puede plantear un desafío para el patólogo en su identificación en preparados obtenidos de una biopsia prostática. El encontrar esta neoplasia en la próstata no elimina la posibilidad de un adenocarcinoma convencional asociado. En conclusión, la sospecha de carcinoma neuroendócrino prostático debe plantearse en pacientes con DISCUSIÓN Los carcinomas neuroendócrinos primarios de próstata son raros. Existen dos hipótesis sobre su histogénesis: Wenk3 postula que deriva de células argentafines que están presentes en la próstata; Schron4 sugiere un modelo de células pluripotenciales. Cuando estos tumores se presentan en la próstata, el descripto con mayor frecuencia es la variante de células pequeñas. Aislados casos en la literatura se reportan como de células grandes. Los tumores neuroendócrinos bien diferenciados tipo carcinoides son un hallazgo casual. La primera publicación de carcinomas prostáticos neuroendócrinos data de 1979 por Waserstein y Goldman2. Es posible que el adenocarcinoma convencional pueda mostrar características de diferenciación neuroendócrina por su patrón histológico y la expresión por inmunomarcación de cromogranina, sinaptofina, marcadores neuroendócrinos. Se ha descripto la progresión o desarrollo del carcinoma neuroendócrino a partir de un adenocarcinoma convencional6, en pacientes con terapia de deprivación androgénica (ADT) de larga data , lo cual se postula como el probable estímulo que daría origen al componente neuroendócrino en estos tumores mixtos. Nuestro paciente no había sido Rev. Arg. de Urol. · Vol. 72 (1) 2007 51 nifiestan con valores elevados del antígeno prostático, y por lo consiguiente no se puede confiar únicamente en este marcador para la sospecha de neoplasia prostática. BIBLIOGRAFÍA Foto 3. biopsias Gleason combinado 5+5 = 10 o carcinomas pobremente diferenciados o anaplásicos que muestren características de diferenciación neuroendócrina, en los cuales se debe confirmar la expresión de marcadores neuroendócrinos por inmunohistoquímica; también en aquellos pacientes con resistencia a la terapia de ablación hormonal de larga data con progresión de enfermedad. Su origen prostático incluye descartar primitivos vecinos, como en vejiga, o metastásicos basados en la conjunción de estudios de imágenes, características clínicas y estudios de inmunohistoquímica. Por último, ante un síndrome prostático de progresión rápida se debe pensar en variedad tumoral y llegar al diagnóstico etiológico lo más rapidamente posible, y recordar que no todos los tumores prostáticos se ma- 52 1. di Sant´Agnese P.A.: “Neuroendocrine cells of the prostate and neuroendocrine differentiation in prostatic carcinoma: a review of morphologic aspects”. Urology. 51:121124, 1998. 2. Wasertein P.W., Goldman R.L.: “Primary carcinoid of the prostate”. Urology. 13:318-320, 1979. 3. Wenk R.E., Bhagavan B.S., Levy R., Miller D., Weisburger W.: “Ectopic ACTH, prostatic oat cell carcinoma and marked hypernatremia”. Cancer. 40: 773-778, 1997. 4. Schron S., Gipson T.: Mendelso Hn G.: “The histogenesis of small cell carcinoma of the prostate: an inmunohistochemical study”. Cancer. 53: 2478-2480, 1984. 5. Evans A, Humphrey P., Belani J., van der Kwast T., Srigley J. R.: “Large Cell Neuroendocrine carcinoma of prostate”. Am J Surg Pathol. 30: 684-693, 2006. 6. Hansson A., Abrahamsson P.: “Neuroendocrine pathogenesis in adenocarcinoma of the prostate”. Amm Oncol 12: 145-152. 2001 7. Andreas I. E., Scott F. W., Wendy J. H., y col.: “Steroid hormones, polypeptide growth factors, hormone refractory prostate cancer, and the neuroendocrine plenotype”. J of cellular Biochemistry 91:671-683, 2004. 8. Reyes Adriana, Moran César A.: Low-Grade. “Neuroendocrine Carcinoma (Carcinoid Tumor) of the Prostate”. Arch Pathol Lab Med.128: 166-168, 2004. 9. Marraco, G.: “Diferenciación neuroendócrina en el carcinoma de próstata”. Rev. Arg. de Urol. 69:1-6, 2004. COMUNICACIÓN DE CASOS CASE REPORT A propósito de un caso de abdomen agudo por divertículos vesicales congénitos Acute abdomen due to congenital bladder diverticula Dres. Urcullo J.; INTRODUCCIÓN Medel R.; Los divertículos vesicales, al igual que otras malformaciones que afectan el tracto urinario inferior, suelen manifestarse en edad temprana, ya sea por ocasionar una disfunción miccional o por provocar infecciones urinarias.1,2 A partir del uso frecuente de la cistouretrografía miccional (CUGM) en la población pediátrica, se incrementó el diagnóstico de divertículos vesicales en este período de la vida. La etiología congénita de algunos divertículos se basa en haberlos detectado en recién nacidos y en lactantes y, en el hecho de que la herniación de la mucosa vesical ocurre por una debilidad congénita del detrusor y no es provocada por una vejiga obstruida o neurogénica. A continuación, presentamos la historia clínica de un niño que se internó en el Hospital de Niños “Ricardo Gutiérrez” con un abdomen agudo secundario a una píelonefritis aguda asociada con divertículos vesicales. Castera, R.; Herrera M.; Podestá M. CASO CLÍNICO Unidad de Urología, Departamento de Cirugía, Hospital de Niños “Ricardo Gutiérrez”, Hospital asociado a la Universidad de Buenos Aires, Argentina. Rev. Arg. de Urol. · Vol. 72 (1) 2007 Paciente de 10 años de edad, de sexo masculino, que consultó en el mes de abril del 2006, por presentar fiebre, deshidratación moderada, mal estado general y abdomen agudo. El examen físico reveló un abdomen distendido, tenso, doloroso con leve reacción peritoneal y puñopercusión positiva lumbar izquierda. Antecedentes personales de haber padecido, a los 4 años una miocarditis de la cual se recuperó sin secuelas y, a los 8 años una balanopostitis que requirió postectomía. Los estudios de laboratorio demostraron leucocitosis con neutrofilia, acidosis metabólica y sedimento de orina patológico con abundantes leucocitos, piocitos y hematíes. El cultivo de orina fue positivo para estafilococos aureus. Con diagnóstico presuntivo de pielonefritis aguda se inició tratamiento antibiótico: cefotaxime (100mg/kp/día) y amikacina (15mg/kp/día). El paciente evolucionó con mejoría del cuadro clínico y remisión de su estado febril. Se solicitó una Ecografía abdominal que evidenció una severa ureterohidronefrosis izquierda y ecoestructura renal derecha normal. La ecografía demostró, además, una vejiga con paredes irregulares y tres imágenes líquidas paravesicales, la derecha de gran tamaño (81,5 mm) y otras dos más pequeñas, ubicadas en el laterovesical izquierdo. Estas imágenes no modificaron su tamaño luego del vaciado vesical, sugiriendo el diagnóstico de divertículos vesicales (Figura 1). La CUGM confirmó el diagnóstico de divertículos, observándose un vaciado vesical completo, una uretra anatómicamente normal y la persistencia del material de con53 caba en la pared lateral de los divertículos izquierdos, pero su distensión obstruía al uréter provocando una marcada ureterohidronefrosis (Figura 3.). El cierre vesical se efectuó en 2 planos, dejando una cistostomía suprapúbica como derivación urinaria. Durante el mismo acto quirúrgico se practicó la nefrectomía izquierda, tras lo cual el paciente evolucionó favorablemente, con micciones conservadas y sin infecciones urinarias. El informe de la anatomía patológica reveló que la pared de los divertículos estaba constituida por urotelio, corion con leve infiltrado inflamatorio linfocitario, escasas fibras musculares, dispersas en sus paredes y ausencia de tejido muscular en la cúpula del divertículo. Figura 1. Ecografía renal y vesical. Riñón derecho de características normales. Riñón izquierdo con severa ureterohidronefrosis. Vejiga con paredes gruesas e imágenes líquidas a la derecha y a la izquierda de la vejiga. Nótese el uréter izquierdo dilatado y desplazado hacia la línea media. RD: riñón derecho. RI: riñón izquierdo. DD: divertículo derecho. V: vejiga. UI: uréter izquierdo. DI: divertículo izquierdo. Figura 2: Cistouretrografía miccional. a) Final de llenado vesical, se observa vejiga de buen tamaño y a ambos lados dos divertículos. b) Fase miccional, obsérvese que a medida que se vacía la vejiga se llenan los dos divertículos. Uretra de anatomía normal. C) Final de la micción, vejiga vacía con escaso residuo postmiccional y los divertículos llenos de sustancia de contraste. traste en los sacos diverticulares al final de la micción (Figura 2). El centellograma renal con Tecnesio 99-DMSA reveló una función relativa del 3%, en el riñón izquierdo y del 97%, en el riñón derecho. Con la mejoría clínica del paciente se planificó la resección quirúrgica de los divertículos vesicales y la nefrectomía izquierda. La vejiga se abordó por una incisión de Pfannenstiel, efectuando las diverticulectomías por vía extra e intravesical. El divertículo derecho, a pesar de ser el más grande, no comprometió al meato ureteral ipsilateral. El meato ureteral izquierdo tampoco desembo- 54 DISCUSIÓN Los divertículos vesicales se definen como una hernia de la mucosa vesical a través de un orificio de la musculatura de la vejiga. La etiología congénita de estos divertículos está sustentada en el diagnóstico realizado en recién nacidos y en lactantes sin signos de obstrucción infravesical ni causas neurológicas. Hay autores que sugieren que la etiología de esta anomalía obedece a una malformación congénita de la pared muscular de la vejiga, que permite la evaginación del urotelio a través de este defecto3,4. Esta anomalía predomina, al igual que en este paciente, en el sexo masculino siendo diagnosticada con mayor frecuencia entre los 3 y 10 años de edad3. Los divertículos congénitos únicos o múltiples también han sido descriptos en Síndromes como los de Williams Elpin, Ehlers-Danlos y/o Menkes5, 6,7. En ocasiones los divertículos vesicales pueden adquirir un volumen considerable y ser de mayor tamaño que la propia vejiga. Esta situación clínica ocurrió en el paciente presentado por nosotros. Los divertículos gigantes de ubicación póstero-lateral pueden ser la causa y no la consecuencia de una retención de orina por comprimir el cuello de la vejiga o la uretra posterior.3,4 En ocasiones, con el crecimiento del divertículo, el uréter transvesical se incorpora a la pared del mismo, debilitando el mecanismo valvular, facilitando el reflujo vesicoureteral. En otros casos la compresión ejercida en la porción terminal del uréter determina distintos grados de ureterohidronefrosis como sucedió en nuestro paciente, evolucionando a la atrofia renal izquierda. En el presente caso consideramos que la etiopatogenia de los divertículos es congénita y no obstructiva. Esta aseveración está sustentada en las imágenes de la CUGM que demuestra con claridad una uretra de características anatómicas normales y un vaciado completo de la vejiga. Otro factor que a nuestro entender uretra). Este mismo autor describió que en la mayoría de los divertículos congénitos existen fibras musculares alrededor del cuello del divertículo y escasas fibras musculares en las paredes laterales del mismo, estando ausentes en la bóveda. En resumen, nuestro paciente presentó un cuadro de abdomen agudo con ciertos rasgos especiales, fue inducido por una infección urinaria febril complicada por divertículos vesicales congénitos, puestos en evidencia por la CUGM. BIBLIOGRAFÍA Figura 3: 1) Abordaje extravesical que evidencia divertículo derecho. 2) En el látero vesical izquierdo obsérvese divertículo izquierdo y uréter izquierdo dilatado. 3) Abordaje intravesical, se completa la resección de los divertículos. Nótese que el divertículo derecho tiene su origen en la cara lateral alejado del hiato ureteral derecho, mientras que el izquierdo de ubicación superior y externo al hiato ureteral que generó obstrucción y el deterioro del riñón izquierdo. avala el carácter congénito de estos divertículos es la histología de sus paredes, constituida esencialmente por una capa de urotelio y corion, con limitado número de fibras musculares. Estas afirmaciones coinciden con el concepto vertido por el Dr. Stephens4 que comunicó que los divertículos vesicales en los niños no siempre son secundarios a la obstrucción del tracto de salida (cuello y Rev. Arg. de Urol. · Vol. 72 (1) 2007 1. Verghese M, Belman AB: “Urinary retention secondary to congenital bladder diverticula in infants.” J Urol 132: 1186-1188, 1984. 2. Martín-Crespo R, Luque R, Navascués J.A, Arrojo F: “Alteraciones funcionales de la vejiga en los niños portadores de divertículo vesi-primario” Arch Esp Urol 50: 661, 1997. 3. Garat, J.M.: “Malformaciones del aparato urogenital: malformaciones vesicales.” Urología pediátrica. De. J. M. Garat y R. Gonzabez. Savat De., S.A. Cap.11,pp 211-414, 1987. 4. Stephens FD: “The vesicoureteral hiatus and paraureteral diverticula.” J Urol 121: 786-791, 1979. 5. Rabbitt DP, Dobbs J, Boedecker RA.: “Multiple bladder diverticula in Williams Elpin-Facies syndrome.” Pediatr Radiol 8: 29-31, 1979. 6. Daly WJ, Rabinovithch H: “Urologic abnormalities in Menkes syndrome.” J Urol 126: 262-264, 1981. 7. Bade J.J., Ypma AF, Van Elk P, y col.: “A pelvic mass: Bladder diverticulom with hemorrhage in Ehlers-Danlos patient.” Scand J Urol Nephrol 28: 319-321,1994. 55