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“Y levantándose en aquel momento se volvieron a Jerusalén” Lc24,33 El encuentro con el Resucitado, en cualquier tramo del camino de nuestra vida, nos transforma e impulsa a vivir de manera NUEVA y ESENCIAL. Su Presencia nos ayuda a soportar la cruz y el cansancio de cada día con fortaleza. Mirándole a Él nuestro corazón se llena de misericordia y ternura, y todo se convierte en oportunidad para crecer. En el Señor se RENUEVAN nuestras fuerzas. Él pone alas a nuestra ESPERANZA, sostiene nuestra FE, y nos alimenta para que fructifique y se llene de sentido nuestro AMOR. Continuamos haciendo camino a la luz de su Palabra, con la certeza de que Dios siempre nos da la fuerza para el próximo PASO. Lunes, 8 de febrero 2016 “Los que lo tocaban se ponían sanos”. Mc6,53-56 El encuentro con el Señor devuelve la salud y la alegría de la vida. El reto está en vivir buscando continuamente su rostro, dejándonos restaurar y sanar por Él. La gracia de creer produce milagros en las personas. Caminar hacia Él con un corazón pobre, humilde y necesitado de su salvación, nos recupera y fortalece internamente. Gracias Señor, porque el contacto contigo en el encuentro cotidiano nos da una vida interior saludable. No existe mejor dieta que la escucha de tu Palabra, y el empeño de hacerla vida en la realidad que nos toca vivir. Mi semilla de vida, HOY, se llama: “ENTREMOS EN SU MORADA”. Serviré de puente con mi coherencia y autenticidad, conduciendo a los demás a las Moradas del Señor, que son fuente de vida y fecundidad permanente. Haré la propuesta con sencillez, respetando la libertad y el ritmo de cada persona. Martes, 9 de febrero 2016 “Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. El culto que me dan está vacío, porque la doctrina que enseñan son preceptos humanos”. Mc7,1-13 El camino de autenticidad exige una mirada atenta y sensible a lo divino, que siempre nos lleva al encuentro del otro. Al Señor no le hacen falta nuestros sacrificios ni ofrendas. Quien se empeñe en realizarlos debe tener en cuenta, que el valor por excelencia es el AMOR sin medida, que se da a sí mismo y sitúa su vida bajo el prisma de lo esencial. Necesitamos pedir con insistencia y trabajarnos interiormente, para adquirir un corazón sensato, humano y coherente, que no se salta nada, de lo que para Dios es importante. Gracias Señor, porque me haces desear tus moradas y siembras en mí profundos deseos de vivir CONTIGO. Mi semilla de vida, HOY, se llama: “DICHOSOS LOS QUE VIVEN EN TU CASA, ALABÁNDOTE SIEMPRE”. Prestaré atención a mi modo de vivir en su presencia, para permanecer siempre en SU CASA. Seré un himno de alabanza para Dios con mi modo de tratar a los demás. Le pediré un corazón plenamente humano y compasivo, y trataré de cuidarlo para que nada lo endurezca. Miércoles, 10 de febrero 2016 “Nosotros actuamos como enviados de Cristo”. 2Cor5,20-6,2) Vivir la vida como misión, requiere atención constante sobre sí mismo, para dejar todo protagonismo al Señor, que es quien cambia y trabaja por dentro el corazón de las personas. Somos llamados a plantearnos la vida como servicio al Reino, sintiéndonos enviados a instaurar en este mundo estilos nuevos de comunión y fraternidad. Empeñarnos en dejar huellas de VIDA y ESPERANZA a nuestro alrededor, soñando, y a la vez, sembrando, para que todo lo que salga de nosotros esté en plena consonancia con el corazón de Dios. Gracias Señor, porque me enseñas el camino en profundidad de un corazón puro y sincero. Devuélveme en cada paso que dé en tu nombre, la alegría de tu salvación. Que no me pierda en apariencias externas, sino que mi empeño esté en llevar una vida según tu voluntad; vida que crece en Ti. Quita, si encuentras en mi interior, malas hierbas, que impidan dar fecundidad a mi amor. Mi semilla de vida, HOY, se llama: “CONVERTÍOS A MÍ DE TODO CORAZÓN”. Pediré la gracia de tener un corazón sincero que se deje liberar de todo egoísmo y presunción. Aprenderé en la escuela de VIDA del Maestro a ser un auténtico discípulo, y todo cuanto emprenda será en su nombre y para su gloria. Jueves, 11 de febrero 2016 “Hoy te pongo delante la vida y el bien, la muerte y el mal. Si obedeces, vivirás y crecerás. El Señor, tu Dios, te bendecirá”. Dt30,15-20 La libertad es un don sujeto a nuestra capacidad de realizar buenos discernimientos en silencio y oración. “Y levantándose en aquel momento se volvieron a Jerusalén” Lc24,33 La tierra de promisión, que se nos ofrece como regalo, es una conquista diaria de superación personal, muerte a uno mismo y aceptación de la cruz. Gozar de la bendición permanente del Señor nos lleva a asumir el riesgo de creer y el abandono en sus manos, eligiendo, entre tantas propuestas, la más próxima al corazón de Dios, que nos indica la senda del bien, nos abre las puertas de la felicidad y nos dirige a la alegría profunda y estable de su salvación. Gracias Señor, porque proteges el camino de los justos y me enseñas que quien sigue su propio camino, desviándose de la auténtica libertad, acaba mal. Mi semilla de vida, HOY, se llama: “DICHOSO QUIEN HA PUESTO SU CONFIANZA EN EL SEÑOR”. Deseo intensamente que la LEY del Señor sea mi gozo, la busco y procuro que cuanto emprenda tenga buen fin. Disfrutaré de la gracia de creer. Viernes, 12 de febrero 2016 “El ayuno que yo quiero es éste: Abrir las prisiones injustas, hacer saltar los cerrojos de los cepos, dejar libres a los oprimidos, romper todos los cepos,…Entonces, romperá tu luz como la aurora”. Is58,1-9 El profeta escucha atentamente lo que le indica el Señor y se pone en camino para anunciar brotes de vida nueva, y denunciar todo aquello que aplasta y frena la esperanza y la alegría en el corazón. Proclama la salvación de un Dios, que promueve caminos de liberación para todos. El único sacrificio que agrada es el que nace de la conversión al amor. Todo lo que se salga de este camino, se convierte en un culto externo y vacío, superficial y sin sello de autenticidad. Gracias Señor, porque eres AMOR y nuestro encuentro contigo sólo puede entenderse desde la plena sintonía de nuestro corazón con el tuyo. Enséñame a irradiar lo mejor de mí, y que ninguna injusticia me resulte indiferente. Mi semilla de vida, HOY, se llama: “MI SACRIFICIO ES UN ESPÍRITU HUMILDE”. Prestaré atención para no confundir viejas costumbres, hechas con poco discernimiento, con lo que supone vivir en Espíritu y Verdad. Me plantearé este día desde la humildad de quien se sabe pobre, débil y también, necesitado de Dios. Sábado, 13 de febrero 2016 “El Señor te dará reposo permanente, en el desierto saciará tu hambre, serás un huerto bien regado, un manantial de aguas cuya vena nunca engaña”. Is58,9-14 La experiencia compartida por el profeta alienta nuestra esperanza, de que ninguna noche de desierto y soledad es más grande que la LUZ. Todo puede convertirse en providencia para crecer y dar frutos. Reconocer nuestra pobreza y mediocridad nos abre a la gracia. Cada HOY puede ser tiempo de salvación. Gracias Señor, porque siempre me acompañas. Contigo nada es insuperable. Mi semilla de vida, HOY, se llama: “ENSÉÑAME SEÑOR TU CAMINO, PARA QUE SIGA TU VERDAD”. Pido la gracia de convertirme al Señor. Suplico que me muestre su camino y me dé fortaleza para seguirlo. Domingo, 14 de febrero 2016 “Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán y, durante cuarenta días, el Espíritu lo fue llevando por el desierto mientras era tentado”. Lc4,1-13 Nadie está exento de la tentación de construir la vida al margen de Dios. El desierto, lugar de la prueba, el abandono, la duda, la desolación,…se convierte en gracia y oportunidad de salvación. La fe, que en tantas ocasiones pone al descubierto nuestra confianza en Dios, es la fuerza de los que creen; experiencia cierta de estar sostenidos por Quien nunca nos defrauda. Gracias Señor, porque cuando vivo confusión y sinsentido, apareces Tú y me sigues dando razones para creer y esperar. Mi semilla de vida, HOY, se llama: “DIOS MÍO, CONFÍO EN TI”. Doy gracias al Señor, en quien CREO, porque “me sacó de Egipto con mano fuerte”, y constantemente desea mi liberación interior. Pido su gracia para ser capaz de luchar contra toda tentación, y me empeño en suprimir de mi vida cuanto me esclaviza.