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LIBROS Y LECTURAS PORTUGUESAS EN LA ESPAÑA DE LOS SIGLOS XVI Y XVII Ángel Marcos de Dios Universidad de Salamanca E s pretensión del presente trabajo contribuir modestamente al estudio de la lectura de obras y autores portugueses en España en los siglos XVI y XVII. Y decimos modestamente porque se trata de un tema tan sujeto a hallazgos y nuevos datos y, por ello, también tan susceptible de revisiones y modificaciones que, en algunos casos, puede cambiar la visión tradicional asentada en siglos de repeticiones inconsistentes1. La respuesta al enunciado de la presente investigación es obvia: considerando a todos los españoles de esos siglos, tenemos que concluir que se llegaron a leer todas las obras escritas por los portugueses (y a la inversa), incluso todas las escritas en latín (aunque sólo lo fueran por algún colega de profesión). Se trata, por ello, no de conocer las obras que leyeron, sino la frecuencia de su lectura o, lo que es lo mismo, una cuantificación de las obras más leídas. O incluso, y en una perspectiva más amplia, cuál era el conocimiento de la cultura portuguesa por parte de los españoles. El tema de la lectura es muy complejo y abarca editores, impresores, libreros, lectores, transacciones, transportes y depósitos de libros..., aspectos que han dado lugar desde hace algunas (pocas) décadas a laboriosas investigaciones, directamente relacionadas con nuestro propósito como las publicadas bajo los volúmenes del epígrafe El libro antiguo español2 o las documentadas y amplias monografías como la 1 Es todavía muy poco lo que se ha publicado en España en el campo del libro antiguo. Ilustramos esta afirmación con un dato que conocemos: en Salamanca no han visto la luz las bibliotecas del siglo XVI de los colegios mayores (4), ni las de los menores (más de 20), ni las de las órdenes militares (4), ni las de los numerosos conventos y congregaciones religiosas. Al mismo tiempo, son muy pocas las particulares conocidas de las 250 que se conservan (y se calcula que se han perdido dos terceras partes). No obstante, y a pesar de esta falta de inventarios, creemos que, por todas las obras que hemos consultado, las conclusiones a las que hemos llegado son claras. 2 Seis volúmenes publicados hasta ahora bajo la dirección de María Luisa López-Vidriero y Pedro M. Cátedra y publicados por la Universidad de Salamanca-Patrimonio NacionalPublications de La Sorbonne-Sociedad Española de Historia del Libro. referida a la imprenta en Salamanca3, a los libreros salmantinos o, más específicamente, a la Compañía de Libreros de Salamanca4 o minuciosos inventarios post-mortem de librerías individuales5. Dada la complejidad del tema, y, sin más preámbulos, entrando ya directamente en el objeto de nuestro estudio, hemos creído conveniente seccionar éste en tres vertientes: obras directamente escritas en español por portugueses; obras portuguesas traducidas al español; obras leídas directamente en portugués por los españoles de esos siglos. Como se puede observar, excluimos las obras escritas en latín (y fueron muchas las escritas por los profesores lusitanos de las universidades de Coimbra, Salamanca, Évora, Alcalá, Valladolid...), la lengua científica en esos siglos y en la que además, según los estatutos universitarios, se debían impartir las clases6. De ahí que las bibliotecas de universidades y profesores estuvieran constituidas fundamentalmente (en muchos casos, casi con exclusividad) por obras latinas, con predominio abrumador de las de su especialidad7. 3 Lorenzo Ruiz Fidalgo, La imprenta en Salamanca (1501-1600), 3 vols., Madrid, Arco/Libros, 1994. 4 Vicente Bécares Botas, Librerías salmantinas del siglo XVI, Caja Segovia-Instituto de la Lengua, 2007; Id., La compañía de libreros de Salamanca (1530-1534), Salamanca, SEMYR, 2003. 5 Ángel Weruaga Prieto, Lectores y bibliotecas en la Salamanca moderna 1600-1789, Salamanca, Junta de Castilla y León, 2008. Este estudio incluye el inventario de más de un millar de bibliotecas salmantinas de esos casi dos siglos. 6 La mayor parte de las obras científicas (derecho, teología, filosofía, astronomía, matemáticas, etc.) estaban escritas en latín. Y en esa lengua tenían que ser leídas por las personas cultas (profesores, eruditos y pocos más). Encontramos un ejemplo claro de este casi absoluto predominio del latín en el estudio de Vicente Bécares Botas, “Compras de libros para la biblioteca universitaria salmantina del Renacimiento” (El libro antiguo español. IV. Coleccionismo y Bibliotecas (Siglos XV-XVIII), dirigido por Pedro M. Cátedra y María Luisa López Vidriero, edición al cuidado de María Isabel Hernández González, Salamanca, Ed. Universidad de Salamanca-Patrimonio Nacional, 1998, pp. 83-136), en el que constan 488 obras, entre las que es mínimo el número de las no escritas en latín (se encuentran en número apreciable también obras griegas, lengua, por otra parte, también de uso científico). 7 Así se puede apreciar, entre otros casos, en la citada obra de Ángel Weruaga Prieto, en los datos que aporta (entre otros) sobre las bibliotecas de profesores de la universidad salmantina. Lo mismo se puede comprobar, por ejemplo, en los inventarios de profesores de Coimbra: António de Oliveira, A livraria de um teólogo do século XVI, sep. del Boletim da Biblioteca da Universidade de Coimbra, vol XXVII, Coimbra, 1964; id., A livraria de um canonista do século XVI, sep. de la Revista da Universidade de Coimbra, vol. XXII, Coimbra, 1966; id., A livraria de un canonista do século XVII, sep. del Boletim da Biblioteca da Universidade de Coimbra, vol XXVIII, Coimbra, 1967. En la última de éstas, en el testamento del profesor de Cánones conimbrigense Francisco Gomes constan obras casi exclusivamente de su profesión, añadiendo la coletilla “[además de] alguns livrinhos de pouco porte de mestura com a mais livraria, (…) que por não serem de valor não vão ser inventariados, [para el testamentario sólo eran estimables] livros selectos e bons pera Los hábitos de lectura de hoy distan mucho de los de esos siglos y, como la realidad fue otra, no vamos a tratar, fundamentalmente de literatura, porque efectivamente no fueron las obras literarias las más leídas en la península en los siglos XVI y XVII, aunque, sin embargo, también se leyó de literatura, y de ella también nos ocuparemos. No obstante y antes de abordar directamente el enunciado de esta investigación, creemos necesario establecer unas reflexiones que justifiquen la pertinencia del tema elegido. Es imprescindible, pues, conocer el ambiente cultural lusoespañol y, más en concreto, lo que podemos denominar intercultura lusoespañola, porque las tres vertientes enunciadas apuntan en la misma dirección: la comunicación cultural lusoespañola en los siglos XVI y XVII. Una comunicación que efectivamente existió y que se había fraguado desde el siglo XV por varios caminos, desde las alianzas matrimoniales entre ambas monarquías8 (y que culminan en 1580 con Felipe II como rey también de Portugal) hasta el intercambio universitario entre Salamanca y Coimbra, que desembocó en el que creemos uno de los caminos más recto para lo que ahora tratamos: el conocimiento de la lengua del otro (hecho que excusó muchas traducciones), conocimiento al que contribuyeron, como veremos, diversos factores. Las letras castellanas gozaban de audiencia y prestigio en Portugal desde finales del siglo XIV. El infante D. Pedro de Portugal, en el siglo XV rimaba en castellano, después de haber sido la poesía galaicoportuguesa hasta un siglo antes el vehículo exclusivo de la lírica. Es revelador en esta misma dirección el Cancionero de Baena (1445), en el que un poeta como Alfonso Álvarez de Villasandino, de larga vida poética, comienza escribiendo en gallegoportugués (la lengua tradicional de la lírica) y termina en castellano, que ya se sobrepone al portugués. Otro signo de esta intercomunicación lingüística es el hecho de que, ya en pleno siglo XVI, Sá de Miranda escribe casi la mitad de su obra lírica en castellano. quem ouver de aprender direito” (p. 17). En resumen, los profesores universitarios poseían muy pocos libros que no fueran de su especialidad. 8 Las uniones matrimoniales vienen de muy antiguo: D. Afonso II casó con Dña. Urraca, hija de Alfonso VII de Castilla; D. Dinis con Dña. Isabel, hija de los reyes de Aragón; D. Afonso IV con Dña. Beatriz, hija de Sancho IV de Castilla; D. Alfonso XI de Castilla con Dña. Maria de Portugal, etc., hasta desembocar en la docena de uniones regias de los siglos XV y XVI. Por otra parte, fue mucho más frecuente el matrimonio entre española y portugués, por lo que el numeroso séquito de damas que acompañaba a aquélla, convirtió en bilingüe a la corte portuguesa. También se dio este fenómeno entre la alta nobleza portuguesa. El dominio del castellano por parte de los portugueses cultos llegó a tal grado de perfección que, en ciertos casos, fueron los primeros traductores a esta lengua de obras emblemáticas de la cultura universal. Es el caso del agustino portuense Frei Sebastião Toscano (Porto, 1515 – Lisboa, 1583), autor de la primera traducción al castellano de las Confesiones de S. Agustín, traducción dedicada a doña Leonor de Mascareñas, aya de los príncipes don Felipe y don Carlos, editadas en Salamanca en 1554 (con varias ediciones posteriores) y leídas por Santa Teresa (según confiesa en el Libro de la vida) y por otros ascetas y místicos españoles (y portugueses) del Siglo de Oro. Quizás sea el Cancioneiro Geral de Garcia de Resende el ejemplo más claro de este entendimiento cultural. Esta compilación es referencia inexcusable como símbolo de una colaboración hispanoportuguesa, que excedía el campo literario. El Cancioneiro Geral, que incluye composiciones entre 1449 y 1516, está en la línea tradicional de los cancioneros castellanos de los siglos XV y XVI (Baena, 1445; Stúñiga, 1458), aunque su modelo inmediato es el de Hernando del Castillo (1511) y es el principal lugar de encuentro de la poesía peninsular del siglo XV por varias razones: i) incluye poetas castellanos (Baena también incluía poetas portugueses), aunque principalmente son portugueses, entre ellos el iniciador del bilingüismo lusocastellano, el condestable D. Pedro de Portugal; ii) do terceras partes de los poetas compilados escriben en castellano, algunos son castellanos (como Juan de Mena), pero principalmente portugueses; iii) una séptima parte de las cerca de mil composiciones que incluye están en esta lengua; es, por ello, el mejor exponente de la intertextualidad, con glosas y vueltas a motes ajenos, portugueses o castellanos, entremezclados, de poetas conocidos o anónimos. Su compilador, Garcia de Resende, por otra parte, es el primer autor que intenta mitificar el tema de Inés de Castro, de larga repercusión en las literaturas posteriores (además de la castellana y la portuguesa). El Cancioneiro Geral incluye principalmente poesía lírica y satírica, y en menor medida religiosa, épica, moral, etc. Con absoluta fiabilidad podemos decir que todos los géneroshan contribuido a este entendimiento cultural. En el Romancero, por ejemplo, se han encontrado muchas veces ambas literaturas. Españoles y portugueses han compartido temas en los diferentes géneros, como Inés de Castro (la historia de los amores funestos entre el infante D. Pedro de Portugal y su dama de la corte, la gallega Inés de Castro), tema siempre recurrente en la literatura portuguesa, pero también fecundo en la española: Gabriel Lasso de la Vega, Lope de Vega, Jerónimo Bermúdez, Vélez de Guevara, etc.; o como el Sebastianismo (la muerte del rey portugués don Sebastián en la batalla de Alcazarquibir supuso la pérdida de la independencia lusa desde 1580 hasta 1640), con profundos ecos en el imaginario de ambas literaturas desde el primer momento: Fr. Luis de León, Fernando de Herrera, Luis Barahona de Soto, Lope de Vega, Jerónimo de Cuéllar, etc., en España, contribuyeron a su difusión. Aunque, en realidad, los grandes temas portugueses estuvieron especialmente presentes en el teatro áureo español (Lope, Tirso, Calderón...)9. Pero hay más: en el siglo XVI el castellano llega a ser una koiné para Europa. La diplomacia, el comercio, los intercambios culturales..., se hacían principalmente en esta lengua, una actitud que había hecho realidad la conocida frase de Nebrija, “siempre el imperio fue compañero de la lengua”: el imperio español, en los siglos XVI y XVII, extendió una lengua que se había convertido en medio de comunicación para toda Europa. Es ésta en muchos casos la razón por la que todos los autores lusitanos del siglo XVI de alguna entidad (excepto dos o tres) escribieron en castellano; tenemos testimonios de que algunas obras de portugueses se publicaron en esa lengua con la intención explícita de ser más conocidas y llegar a un público más amplio. Uno de los casos más paradigmático (hay algunos más) es el de Pedro Nunes, que editó en Amberes una autotraducción de su obra escrita en portugués, pero nunca publicada (según confiesa él mismo), Libro de álgebra en aritmética y 9 Ángel Marcos de Dios, “Viaje del Siglo de Oro a la cultura Portuguesa”, en Territórios y culturas ibéricas, Porto, Campo das Letras, 2005, pp. 213-223. geometría10. Por otra parte, fueron tan comunes las traducciones de una lengua a otra que, a veces, se confundieron los textos originales11. Por su proyección exterior, muchas de las obras de carácter práctico, como las médicas, eran escritas directamente en castellano por los propios portugueses, en gran parte criptojudíos. Ambrosio Nunes, profesor de medicina en Salamanca, publica en castellano en Coimbra un tratado sobre la peste (Ambrosio Nunes, Tractado repartido en cinco partes principales que declaran el mal que significa este nombre Peste con todas sus causas..., Coimbra: Officina de Diego Gomez Loureyro, 1601. Henrique Jorge Henriques, también profesor en Salamanca, escribe el Tratado del perfecto médico, dividido en cinco diálogos (Salamanca, por Juan Andrés Renaut, 1595), una de las primeras obras de deontología médica. Otro notable lusitano, Juan Méndez Nieto (así se firmaba él mismo), judío natural de Miranda do Douro, que ejerció medicina en el Nuevo Mundo, escribió en castellano sus Discursos Medicinales12. Cristóvão da Costa, que acompañó a la India al virrey D. Luís de Ataíde y donde siguiendo el ejemplo de Garcia de Orta (a quien alaba profusamente), escribió el Tratado de las drogas y medicinas de las Indias Orientales, con sus plantas debuxadas al bivo por Chistoval de Acosta... (Burgos, por Martin de Victoria, 1578). Si, prácticamente, todos los nombres a que nos acabamos de referir (podrían ser muchos más) eran judíos, es porque alguna responsabilidad tuvieron en la expansión 10 “Esta obra há perto de trinta anos que foi por mim composta, mas, porque depois fui ocupado em estudo de cousas mui diferentes e de mera especulação, posto que algunas vezes a revisse e conferisse com o que outros depois escreveram, a deixei de publicar até agora, que debaixo do nome e tutela de V.A. a mando fora. E primeiramente a escrevi em nossa lingua Portuguesa, e assim a viu V.A., mas depois considerando que o bem quanto mais comum e universal, tanto é mais excelente, e porque a língua Castelhana é mais comum em toda Espanha que a nossa, por esta causa a quis trasladar em língua Castelhana, para nela se haver de imprimir, porque não careça dela aquela nação tanto nossa vizinha, com a qual tanto comunicamos e tanta amizade temos (…). Em Lisboa, o primeiro de Dezembro de 1564” (Apud José Antonio Sabio Pinilla y Mª. Manuela Fernández Sánchez, , O discurso sobre a tradução em Portugal: O proveito, o ensino e a crítica: Antologia (c. 1429-1818), Lisboa, Colibri, 1998, p. 65). 11 El Livro da Falcoaria, de Pero Menino (halconero de D. Fernando), fue traducido en gran parte para ser integrado en su Libro de la casa de las aves, por el canciller Pero López de Ayala, preso em Óbidos de resultas de la batalla de Aljubarrota, obra “retraducida” al portugués al menos dos veces (por el obispo João da Costa, en el siglo XV, y por Diogo Fernandes Ferreira, en 1616), sin darse cuenta de que “devolvía” el texto a su lengua original; al contrario, Juan Bautista Morales “retradujo” desde el portugués (también sin darse cuenta) la obra de Pero López de Ayala al castellano en 1625. 12 Juan Méndez Nieto, Discursos medicinales compuestos por el licenciado..., en cartagena, indiana, año de 1607... de la hedad del autor 76, Salamanca, Universidad de SalamancaJunta de Castilla y León, 1989. del castellano en Europa. Sus sucesivas y continuas expulsiones, ora de Castilla, ora de Portugal, por unos reyes que más que cristianos eran usureros, contribuyeron a esta expansión del castellano fuera de la península, principalmente en los puertos del norte de Europa (Francia, Países Bajos, Alemania...), en cuyos intercambios comerciales raramente no había judíos. Pero también en gran parte del Mediterráneo los intercambios comerciales se hacían en castellano13. La persecución peninsular los había empujado a refugiarse a lo largo de los puertos atlánticos y mediterráneos14. Volvamos otra vez a la península. No son sólo la mayor parte de las obras médicas las escritas en castellano, también gran número de obras religiosas fueron escritas directamente en castellano por portugueses, como se verá mas adelante. Un escritor, tan poco sospechoso de parcialidad, porque escribió en ambas lenguas, como D. Francisco Manuel de Melo, escribía: “Yo he leído esta política que V. M. escriuio en lengua Portuguesa, y hiço agora traduçir en la castellana (…). La hermosura de nuestro idioma, és fuerza que tenga este corto lunar; y por esto ha sido cuerda diligencia boluerle V. M. al romance esta escritura. Vna tal obra, impiedad fuera hacella sepultar en solo nuestra nacion, ni era justo la inoraran las otras, que della no menos que los nuestros necesitan”15. Analicemos ahora someramente los hitos y causas de esta expansión del castellano en Portugal. Aún son pocos los trabajos publicados tanto en Portugal como en España con esta intención. Nosotros, en este momento, por su relevancia y poca difusión fuera de los ámbitos religiosos, vamos a tratar con alguna insistencia la importancia de las órdenes religiosas en este trasiego de la lengua y cultura españolas a Portugal. La reforma de los religiosos portugueses, 13 En la obra D. Luís e os Turcos, de autor anónimo, los portugueses hablan portugués y los castellanos castellano, lo que es normal, pero los turcos hablan también castellano, la lengua “internacional” del siglo XVI (Cf. Paul Teyssier, “Influência espanhola e bilinguismo luso-castelhano no teatro portugués de Quinhentos (de Gil Vicente a Simão Machado)”, en Estudios Portugueses, 2, Salamanca, 2002, pp. 15-16. 14 Aparte de las vejaciones de que continuamente eran objeto por parte de los cristianos viejos, las expulsiones más traumáticas fueron las llevadas a cabo por los Reyes Católicos en 1492 y por D. Manuel en 1496. Ya con D. Sebastião habían comprado, por 240.000 ducados una bula papal por la que se suprimía la confiscación de los bienes de los presos por la inquisición; de Felipe III y Felipe IV obtuvieron, por grandes sumas de dinero, la libre disposición de sus bienes y el abandono del país (cf., entre otros, João Lúcio de Azevedo, História dos cristãos novos portugueses, Lisboa, Livraria Clássica Editora, 1921). 15 Primeira parte das cartas familiares, ed. de Antonio Lvis de Azevedo, Roma, 1664, p. 369. con frecuencia, se llevó a cabo desde España y, también con frecuencia, con reformadores y provinciales españoles en Portugal nombrados desde España16. Los dominicos llevaron a cabo un intenso y fructífero intercambio en los siglos XVI y XVII entre españoles y portugueses17. La reforma de la orden dominicana llevó a Portugal, en 1513, al salmantino Juan Hurtado de Mendoza. En 1538 Jerónimo Padilla lideró un grupo de veinte religiosos de la provincia de España para la reforma de los dominicos en la provincia lusitana, entre los que se encuentran nombres tan significativos como Martín de Ledesma, catedrático en la universidad de Coimbra durante treinta años, Tomás Manrique, futuro maestro del Sacro Palacio, Juan de la Cruz, Mateo de Ojeda, Alfonso de Oviedo, Francisco de Bobadilla, Cristóbal Balbuena, etc. En esos mismos años regresan a Portugal una docena de dominicos portugueses que habían pedido el hábito en S. Esteban de Salamanca, continuando, sin embargo, otros en España, especialmente en Salamanca (unos, porque ingresaban directamente en el convento de S. Esteban; otros, porque habiendo profesado en Portugal iban a Salamanca a completar sus estudios)18. En 1551 Juan de Salinas, junto con otros cinco dominicos de la provincia de España, se desplaza a Portugal. En el mismo convento que Fr. Luis de Granada vivirá el segoviano Juan de las Cuevas, y en 1588 fue nombrado provincial de Portugal el padre Diego Ramírez, prior de Salamanca. Es paradigmático el caso de Fr. Luis de Granada, el más fecundo escritor espiritual del Siglo de Oro (con varias decenas de volúmenes). Entró en Portugal a finales de 1550 o comienzos de 1551, siendo provincial de Portugal el castellano Francisco de Bobadilla (el propio Fr. Luis de Granada lo sería de 1556 a 1560) y se instaló en Évora; vivió en Portugal treinta y ocho años y murió en el convento de S. Domingos de Lisboa. Fue en Portugal donde escribió toda su obra, parte de ella en 16 Si nos referimos con cierto detalle a la acción de los religiosos en este ámbito es por la importancia que tuvieron, como veremos más adelante, para el tema que nos ocupa. 17 Cf. Vicente Beltrán de Heredia, “El intercambio hispano-lusitano en la historia de la Orden de Predicadores”, en Miscelánea Beltrán de Heredia, Salamanca, OPE, 1972, I, pp. 117-118 (103-130). 18 Cf. “Libro de Profesiones del Convento de S. Esteban de Salamanca”, en Historiadores del Convento de San Esteban de Salamanca, Imprenta Católica Salmanticense, 1915, III, pp. 790-795; Laureano Robles Carcedo, “Dominicos portugueses en Valencia (siglo XVI)”, en Actas do II Encontro sobre História Dominicana, Porto, Arquivo Histórico Dominicano Português, 1986, II, pp. 159-176. portugués y en un portugués que no desmerece de los mejores prosistas portugueses de la época. Algo semejante sucedió con franciscanos y agustinos. El franciscano Pedro de Alcántara reformó los frailes menores franciscanos en Portugal, fundando los arrábidos o alcantarinos. Al agustino Luis de Montoya encargó D. João III, en 1535, la reforma de la orden en Portugal. El agustino portugués Aleixo de Meneses, apóstol del Oriente, fue nombrado predicador real por Felipe II y murió en Madrid en 1617, tras ser arzobispo de Goa y de Braga. El arzobispo de Évora, D. Teotónio de Bragança, estudiante en el monasterio de Santa Cruz de Coimbra y en la Sorbona, jesuita durante algunos años, mantuvo una estrecha correspondencia epistolar con Santa Teresa de Jesús, cuya primera obra publicada, Camino de perfección, lo fue en Évora (1583), a instancias de D. Teotónio. Diego Ortiz de Villegas fue a Portugal en el séquito de La Beltraneja y fue sucesivamente obispo de Ceuta y Viseu y autor del Cathecismo Pequeno (1504). En 1555 los jesuitas toman la dirección de los Colegios de las Artes de Coimbra y Évora, además de fundar el Colegio del Espíritu Santo en Évora, que con el favor del rey D. Sebastião promocionan a universidad, donde desde su inicio (1559) ya aparecen estudiantes y profesores españoles, como los andaluces Fernando Pérez, catedrático de Vísperas y de Prima de Teología Dogmática entre 1559 y 1571 y después rector del colegio de los jesuitas en Coimbra, y Pablo Ferrer, profesor de Sagrada Escritura; o como el conquense Luis de Molina, catedrático de Vísperas y de Prima de sagrada Escritura entre 1568 y 1584, por lo demás bien conocido por la doctrina a la que ha dado nombre, el molinismo. El políglota José de Anchieta, el apóstol del Brasil, entró en el prestigioso Colegio das Artes de Coimbra a los catorce años (1548, año también de su fundación por D. João III). Así pues, los jesuitas, veinte años después de desembarcar en Portugal, ya habían fundado la segunda universidad portuguesa. Francisco de Borja, que, como seglar, había estado casado con una portuguesa, fue comisario de la Compañía en España y Portugal. Por otra parte, en la documentación conservada consta que en el colegio de la Compañía de Jesús en Salamanca fueron recibidos varios portugueses, tanto para padres como para legos19. 19 Cf., entre otra documentación de primera mano, el ms. 1547 de la Biblioteca Universitaria de Salamanca. Franciscanos, dominicos, jesuitas, agustinos, etc., portugueses y castellanos, también se unieron en la empresa de la evangelización de las Indias Orientales y Occidentales20. La acción misionera del Oriente se ejercía desde Portugal de donde partían los misioneros de diferentes nacionalidades, y son los franciscanos los pioneros en las misiones de Oriente y Occidente de la mano de los portugueses21. También hubo dominicos en Oriente desde el comienzo de la acción misionera. En 1548 Diego Bermúdez embarcó a Goa al frente de otros once dominicos; tres dominicos españoles fundan en Macau, en 1587, el convento de su orden: Antonio de Arcediano (que procedía del convento de S. Pablo de Valladolid), Bartolomé López (del de San Esteban de Salamanca) y Alonso Delgado (del convento de la Peña de Francia de Salamanca). La mayoría de estos dominicos se incardinaban en la provincia de Portugal, lo que naturalmente llevaba a una lusitanización cultural y lingüística, aunque no es fácil encontrar textos escritos en portugués, porque generalmente publicaban en latín, la lengua por excelencia de los letrados (caso, por ejemplo, de Martín de Ledesma) o en castellano (como el talaverano Juan de la Cruz). El dominico lisboeta João de S. Tomás (1589-1644) vivió en España donde publicó sus obras: en latín las filosófico-teológicas y en castellano las cartas de China. Francisco Javier parte hacia la India en 1541 y muere en 1552 en Japón. Es bien conocida su correspondencia, siempre en portugués, con D. João III22, además de que más de la mitad de sus textos están escritos en esa lengua. Otros jesuitas españoles, como Jerónimo de Cuenca, 20 Fue Domingo Garcia Peres uno de los pioneros de estos descubrimientos, como lo reconoció la Real Academia Española de la Lengua, aunque, como veremos más adelante, es éste el campo en que el Catálogo es más deudor de obras en castellano escritas por portugueses: “Corrección no menos fácil ofrecerá a los numerosos amigos que el autor se ha granjeado entre los literatos españoles y en esta misma Academia (…) la falta de algunos datos encerrados en nuestras crónicas religiosas, principalmente de Indias y Filipinas, donde relativamente abundan frailes portugueses que en el idioma común a sus hermanos de hábito han expuesto de mil modos los servicios que a la religión y a la patria común los misioneros hacían, recordando la Academia al P. Lisboa, muy versado en los dialectos filipinos, de que escribió Gramáticas y Diccionarios, a Fr. Manuel de Olivenza, apóstol de los montes de Baler en el siglo pasado, con cuyos trabajos tejió curiosas Relaciones impresas y manuscritas, y algunos otros” (Del “Informe de la Real Academia Española al Catálogo razonado”, pp. VIII-IX). 21 A pesar de que en la flota de Vasco de Gama se embarcaron los primeros misioneros del Oriente y uno de ellos, Pedro da Covilhã, era trinitario (Joaquim Veríssimo Serrão, História de Portugal, Lisboa, Verbo tomo III, 1978, p. 148). 22 Cf. Eduardo Javier Alonso Romo, Los escritos portugueses de San Francisco Javier, Braga, Universidade do Minho, 2000. Francisco de Carrión, Pascual Catalán, Miguel Barul, Alfonso López, etc., fueron misioneros en Oriente y dejaron textos en portugués y castellano23. El madrileño Pedro Páez (1565-1622) trabajó en Etiopía y escribió en portugués una História da Etiópia; Antonio de Monserrate (c.1536-1600), natural de Vic, escribió en portugués textos sobre los mogoles, etc. El primer jesuita que fue al Brasil, el portugués Manuel da Nóbrega, escribía tanto en portugués como en castellano, aunque el gran apóstol del Brasil fue el español José de Anchieta, quien dejó textos en castellano, portugués, latín y tupí. No era raro en el siglo XVI que los religiosos portugueses, incluso viviendo en Portugal, publicaran en castellano24. Fue así como la literatura espiritual en castellano penetró muy temprano en Portugal, constituyendo también por este camino un importante componente de la expansión de la lengua. Este aspecto, que hoy nos puede parecer sorprendente, era normal en el contexto del bilingüismo lusocastellano que vivió Portugal durante el siglo XVI y durante casi todo el XVII, y que tiene su más alta expresión durante la monarquía dual. Si a ello añadimos la frecuente publicación de obras castellanas en las imprentas portuguesas, las representaciones de teatro español en las principales ciudades lusitanas, junto con otras causas (de las que solamente aludiremos a continuación a una de ellas), fácilmente se entenderá la expansión de la lengua de Cervantes en Portugal. Aunque no es el momento de tratar este aspecto, la Universidad de Salamanca fue otro de los factores que contribuyó eficazmente a la expansión del castellano en Portugal y desde sus inicios (1218) tuvo un destacado papel en la cultura portuguesa. Es más, en ciertos periodos llegó a albergar a un tercio de los universitarios portugueses25. Es, por ello, también responsable directa, en muchísimos casos, de obras escritas por profesores portugueses, aunque la mayor parte de ellos lo hiciera en la lengua científica y profesional, como era el latín. También en el caso de 23 Id., “De Castilla al Oriente portugués: cuatro medinenses y sus escritos luso-castellanos”, en Hispania Sacra, LIV-109, 2002, pp. 141-167. 24 Como son los casos, entre otros, del franciscano Antonio de Portalegre, confesor de la princesa doña María, hija de D. João III y esposa de Felipe II, o el Padre Francisco de António, natural de Lisboa, profesor en Coimbra y jesuita después, con misiones de la Compañía en Italia y consejero y confesor de la emperatriz doña María de Austria. Por no citar ya el del mayor comentador de Camões (aunque no era religioso) Faria e Sousa. 25 Cf. nuestro trabajo “Portugueses en la Universidad de Salamanca de la Edad Moderna”, en Historia de la Universidad de Salamanca, Salamanca, Eds. Universidad de Salamanca, III.2, 2006, pp. 1101-1128. los religiosos actuó como foco de atracción para toda la Península, en particular a lo largo del siglo XVI, cuando conoció su mayor auge y esplendor. Una vez en Salamanca, era relativamente frecuente el caso de alumnos portugueses que ingresaban en la vida religiosa en cualquiera de los numerosos conventos entonces existentes en la ciudad universitaria26. La universidad de Salamanca, la unión de ambos reinos, el poder político (y lingüístico) de España en Europa, los judíos peninsulares..., contribuyeron de manera decisiva al conocimiento de la cultura española en Portugal y al uso de su lengua27. Con estos componentes principales y en este contexto se desarrollaron durante dos siglos y medio las relaciones culturales entre lusos e hispanos. Todavía en el siglo XVIII es patente la influencia del español en la cultura portuguesa: un siglo después de la Restauración portuguesa, los lusitanos seguían escribiendo en castellano (como las decenas de composiciones de la Fénix Renascida, etc.). El propio D. João IV, el monarca de la Restauración portuguesa, había escrito en castellano su Defensa de la Música (1649). “Hasta principios del siglo XVII el hispanismo esencial de Portugal era perfectamente admitido por nosotros. Portugal era uno de los reinos de España. Por eso no había problema en utilizar el castellano como lengua literaria junto al portugués, como hicieron Camões, Gil Vicente, Sá de Miranda, etc., como lo hizo Jorge de Montemor, que escribió en castellano la Diana, uno de los grandes éxitos literarios de la segunda mitad del siglo XVI, traducida a varias lenguas europeas. Pero desde 1640 Portugal renegó de sus raíces hispánicas. Ayudó a esto el 26 Volviendo nuevamente a los dominicos, véase el “Libro de Profesiones del Convento de S. Esteban de Salamanca (1486-1602)”, editado por Justo CUERVO en Historiadores del Convento de San Esteban de Salamanca, Salamanca, Imprenta Católica Salmanticense, 1915, III, pp. 790-905. Para los jesuitas, véanse los libros de admisiones entre 1554 y 1767 en los manuscritos nº 1547-1549 de la Biblioteca General Histórica de la Universidad de Salamanca. 27 Fueron varias decenas los profesores portugueses en Salamanca y, como es natural, muchos de ellos escritores, fundamentalmente en latín. Muchos de ellos con gran prestigio en el aula y en sus escritos (Aires Barbos, Manuel da Costa, Aires Pincel, etc.) y algunos pioneros en introducir las ideas de su tiempo, como el médico “Luís Rodrigues Pedrosa (1599-1673), catedrático de Medicina y Filosofía Natural, quien no sólo conocía perfectamente las teorías de científicos como Copérnico, Tycho Brahe o Descartes, sino que también aceptaba ciertas ideas y las publicaba (Selectarum Philosophiae et Medicinae Difficultatum,1666) o las defendía en unas clases que gozaban de una enorme aceptación y popularidad, como lo demuestra el hecho de que asistieran a ellas dignidades, magistrados e incluso el obispo de la ciudad. Pedrosa anticipaba así el movimiento de los novatotes y nos previene contra generalizaciones apresuradas” (Ángel Weruaga Prieto, op. cit., pp. 184185; cf. también pp. 57-58). hecho de que España estuviera en esa época en un naufragio y de que el poder político, económico y tecnológico que perdía se transfiriera a manos inglesas y francesas. Portugal renegó de sus raíces hispánicas y procuró salvarse del naufragio en el que España se había hundido. Pero no ganó con eso su independencia cultural. Económica y políticamente pasamos a la órbita de Inglaterra, que había sido la enemiga de la España a la que Portugal había pertenecido. Literariamente nos convertimos en un arrabal de Paris. Para ser más exacto, no fue Portugal quien renegó de España, fue toda España que renegó de sí misma y que se afrancesó. De modo que incluso siendo un arrabal de Paris, Portugal siguió el rastro de España. Sin embargo, el renegar tiene un precio espiritual: el no querer ser aquello que se es. Quisimos ser el contraste de España, la España al revés; quisimos caracterizarnos como líricos porque ellos son épicos (y olvidando que nuestra obra literaria más conocida en el mundo es un poema épico); quisimos ser gente del litoral, porque ellos son continentales (olvidando que el litoral es la orla del continente)”. “Se ha dicho, aunque en general se ha olvidado, que hasta bien entrado el siglo XVIII la literatura portuguesa es una expresión regional de un todo peninsular. Los autores castellanos y sus intérpretes no se sentían extranjeros en territorio portugués, de la misma manera que los portugueses no se sentían extranjeros en territorio castellano”28. LAS OBRAS PORTUGUESAS MÁS LEÍDAS POR LOS ESPAÑOLES Si ahora nos fijamos ya en el objeto directo de nuestro trabajo, tenemos que afirmar, por una parte que, hasta mediados del siglo XVI son pocas las obras portuguesas leídas en España. Encontramos una prueba muy clara de lo que acabamos de afirmar en el artículo de María Isabel Hernández González, “Suma de inventarios de bibliotecas del siglo XVI (1501-1560)”29. En dicho estudio se repasan los sesenta y dos inventarios de bibliotecas españolas publicados hasta ese momento (1998). La presencia de obras lusas en las bibliotecas inventariadas es 28 António José Saraiva, “A literatura portuguesa e a tradição peninsular”, en Estrada Larga 3, Porto, Porto editora, s.a., p. 141. 29 En El libro antiguo español. IV. Coleccionismo y Bibliotecas (Siglos XV-XVIII), ed. cit., pp. 375-446. exigua: no llegan a una decena los autores portugueses presentes en ellas (Garcia de Resende, Francisco Álvares, Antonio Rodrigues Portugal, el Libro del infante don Pedro de Portugal y poco más) También en esta suma de inventarios descubrimos, por otra parte (aunque no era ninguna novedad), que las obras más leídas son las de carácter religioso: obras de edificación cristiana, libros piadosos, traducciones o glosas bíblicas, sumas de casos de conciencia para confesores, vidas de santos, etc., que también se encuentran casi siempre en bibliotecas profesionales y que eran frecuentemente traducidos al castellano incluso por portugueses30. De ahí que, en cuanto a frecuencia de lecturas, el Catálogo de Domingo Garcia Peres esté lejos de la realidad, por lo que atañe a lectura de los portugueses en España, porque gozaron de gran predicamento, autores Heitor Pinto, Manuel Rodrigues, Filipe Dias, Frei Tomé de Jesus, etc. La salvación eterna, regulada en la estricta observancia de la ortodoxia, vigilada por la inquisición, hacían que el dominio de las conciencias se impusiera a cualquier otra consideración. La Iglesia ostentaba y ejercía, casi exclusivamente, el monopolio de la cultura, y como consecuencia lógica predominaban los libros religiosos. Por ello, el público menos culto recurría a traducciones, y la Iglesia para cumplir con su misión de edificación de los fieles tenía que facilitar el acceso a los medios de practicar la religión. Este hecho es más palpable en las bibliotecas de mujeres, en las que abundan las obras religiosas en castellano (o traducidas, en el caso de autores extranjeros), aunque hubiera alguna notable excepción31. La literatura de inspiración religiosa, como hemos dicho, era la más leída, y buena parte de ella fue escrita para uso directo de los rectores de almas. Es lo que sucede con los manuales para confesores, con gran vigencia durantes casi dos siglos, entre los que destaca, sobre todos, la obra del franciscano portugués Manuel Rodrigues (1545-1613), 30 Cf. supra, nota 24. “Uno de los casos más llamativos que recordamos, a este respecto, es el de la duquesa de Béjar doña Teresa de Zúñiga y Guzmán, quien, a la muerte del marido, el III duque de Béjar, Francisco de Zúñiga, compra en la almoneda de los bienes una porción de libros. Lejos de mostrarse interesada por los de espiritualidad tradicionales, los libros litúrgicos, los que pensaríamos propios de las mujeres, se reserva un buen ramillete de historia y corografía, manuscritos e impresos (…), religiosos (…), otros de curiosidad humanística y bellas letras (…), de poesía (…)” (Pedro M. Cátedra y Anastasio Rojo, Bibliotecas y lecturas de mujeres. Siglo XVI, Instituto de la Historia del Libro y de la Lectura, 2004, p. 24); cf. también Ángel Weruaga Prieto, op. cit., pp. 232-249). 31 escrita directamente en castellano, la Suma de casos de conciencia (1592, pero de la que salieron más de treinta ediciones). Su predecesor en este tipo de manuales había sido Martín de Azpilcueta (1492-1586), el conocido Doctor Navarro, el más ilustre profesor que D. João III había llevado de España cuando trasladó la universidad portuguesa de Lisboa a Coimbra en 153732. Gran predicamento tuvieron también las obras de preparación para la muerte o ars moriendi. No es de extrañar, por ello, que la obra de Heitor Pinto, Imagen de la vida cristiana ordenada por diálogos, traducida del portugués (1571) y con más de una docena de ediciones en castellano, aunque no directamente indicada para la preparación inmediata de la muerte, fuera una de las preferidas, después de la Agonía del tránsito de la muerte (1537), de Alejo Venegas, y Destierro de ignorancia y aviso de penitentes (1620), de fray Alonso de Vascones. También la oratoria sacra ocupa un importante lugar en la literatura religiosa, y entre estos autores destacan algunos portugueses como el franciscano fray Filipe Dias, el cisterciense Diogo Paiva de Andrade o el jesuita Antonio Vieira, además del más prestigiado predicador de su tiempo, fray Hortensio Félix Paravicino33. El segundo lugar, en cuanto a preferencias de los españoles, es ocupado por las obras literarias (con pocas traducciones), incluyendo en ellas las obras estrictamente literarias (en el sentido actual) y las crónicas. Si exceptuamos Os Lusíadas (casi siempre en las traducciones de Benito Caldera, Luis Gómez de Tapia o Henrique Garcés, también en ediciones sin traducir), las crónicas ocupan un lugar destacado en las bibliotecas de los españoles; Fernão Lopes, Rui de Pina, João de Barros, Fernão Lopes de Castanheda, Damião de Góis, etc., siempre en portugués (solamente hemos encontrado un solo caso de crónica traducida, la Corónica del rey don Juan el segundo de Portugal, traduçida 32 Otro de los autores más conocidos en este tipo de obras fue el jesuita y cardenal Francisco de Toledo (1532-1596) con la Summa casuum conscientiae, sive Instructio sacerdotum (Roma, 1601). 33 En la obra coordinada por José A. de Freitas de Carvalho, Bibliografia cronológica da Literatura de Espiritualidade em Portugal. 1501-1700, (Porto, Instituto de Cultura Portuguesa, 1988), estamos extrañados de que se enumeren tan pocas obras en castellano a partir de 1625, y muchas menos aún las reseñadas a partir de 1650. ¿Pudo influir la Restauración? Es más, de 1673 a 1688 sólo aparecen la obra de Luís de Meneses Ejemplar de virtudes en la vida de Jorge Castrioto..., y la del jesuita António de Almeida (1693) Compendio de las reglas y ejercicios de la congregación... (por lo demás registradas en el Catálogo) y una ed. de Los trabajos de Jesús. Sí, en cambio, son apreciables, en cuanto a su número, los españoles traducidos al portugués en castellano por Rodrigo de pina, de mano, de Rui de Pina34) eran autores frecuentes, sobre todo en las librerías de hombres más ilustrados. Libros muy leídos en la península en los siglos XV, XVI y XVII (Santa Teresa de Ávila se arrepentía del tiempo perdido con su lectura), por un público más general que los anteriores, fueron los de caballerías,. Aunque no tuvieron su origen en ella, fue aquí donde se produjo la obra más notable del género, el Amadís (recordemos que una de los autos de Gil Vicente es Amadis de Gaula). Fenómeno típicamente ibérico, inspirado en las novelas del ciclo bretón (fundamentalmente en Tristán y Lanzarote), el Amadís hunde sus raíces en la Edad Media ibérica y a imitación de él, en los siglos XV y XVI sobre todo, se produjeron multitud de obras35. Aunque es difícil encontrar algún autor que, con seguridad, sea portugués, parece que la primera redacción del más importante de ellos, Amadís de Gaula, fue de autoría lusa: D. Afonso IV, siendo príncipe (por tanto, antes de 1325, fecha del comienzo de su reinado), mandó corregir el episodio de doña Briolanja36. Como en el caso de las crónicas troyanas, las vidas de santos y tantos otros textos medievales no sabemos en qué lengua fueron escritos primero, aunque en este caso parece que deberíamos dar la primacía al texto portugués37, si bien la única forma literaria que nos ha llegado es la edición castellana de 1508, publicada en Zaragoza, de la autoría de Garci Rodríguez (u Ordóñez) de Montalvo. A pesar de que hemos registrado muchas de estas obras, sobre todo, en bibliotecas particulares, es opinión común, sin embargo, que a 34 Creemos, sin embargo, que en posteriores investigaciones será posible encontrar más crónicas traducidas. 35 Entre la gran variedad de Amadises y Palmerines (Amadís de Gaula, Amadís de Grecia, Las sergas de Esplandián, Don Florisel de Niquea, Don Florisando, Palmerín de Oliva, Primaleón, etc.), tan leídos en Portugal como en España. 36 Garci Rodríguez de Montalvo conoció el texto primitivo y el reformado, y dice a propósito de este último: “el señor Ynfante Don Alfonso de Portugal, habiendo piedad desta fermosa doncella (doña Briolanja), de otra guisa lo mandó poner”. 37 Las razones más importantes son las siguientes : i) en la Crónica de D. Pedro de Meneses, de Gomes Eanes de Zurara, escrita en 1454, se dice que “el libro de Amadis fue compuesto a placer de un hombre, que se llamaba Vasco de Lobeira, en tiempo del rey don Fernando” (parece, sin embargo, que Vasco de Lobeira vivió después); ii) Miguel Leite Ferreira, al referirse al manuscrito, escribe en 1598 que “el original de Amadís andaba en la casa de Aveiro”; iii) D. Afonso IV, como hemos visto, mandó reformar el episodio de doña Briolanja, dándose por sentado, naturalmente, que reformaba un texto portugués. finales del siglo XVI había decaído mucho su lectura; en concreto se acusa su pérdida de vigencia a partir de 159038. En todo caso, y como resumen, tenemos que admitir que el grado de lectura de obras portuguesas no se corresponde con la intercultura lusoespañola en esos siglos y lo que parecía anunciar, a principios del siglo XVI, una obra colectiva de gran importancia en el contexto de la literatura peninsular como fue el Cancioneiro Geral de Garcia de Resende se quedó en una esperanza Faltan, por consiguiente, en las bibliotecas españolas libros portugueses importantes39. Pero hay que destacar principalmente la escasez de libros portugueses en España hasta 1550. Basta consultar, por ejemplo, el catálogo del almacén de libros del impresor sevillano Juan Cromberger, quizás el mayor productor de libros de la península al menos hasta la primera mitad del siglo XVI. En dicho almacén sólo se encuentran representados El infante D. Pedro de Portugal, Pedro Margalho y unos pocos libros litúrgicos40. Es a finales de siglo cuando encontramos una considerable representación lusa, con la Diana de Jorge de Montemor (escrita directamente en castellano) y Los Lusíadas de Camões, en cualquiera de sus traducciones (Benito Caldera,1580; Luis Gómez de Tapia, 1580, o Enrique Garcés, 1591), pero sobre todo con una abundante producción de autores religioses: los franciscanos, Marcos de Lisboa, António Álvares o Manuel Rodríguez, el dominico Nicolau Dias o el jérónimo Heitor Pinto. Una vez más tenemos que insistir en que se trata de un estudio parcial, en primer lugar porque no hemos podido consultar toda la bibliografía publicada sobre bibliotecas, libreros, impresores, etc., pero también porque es mucho más lo que falta por publicar que lo publicado. No obstante, seguimos pensando que la presente investigación es un 38 Cf., por ejemplo, Trevor J. Dawson, “La librería de Cristóbal López (1606): estudio y análisis de una librería madrileña de principios del siglo XVII”, en El libro antiguo español. IV. Coleccionismo y Bibliotecas (Siglos XV-XVIII), ed. cit., p. 177. 39 Cf., por ejemplo, Anastasio Rojo, “La biblioteca de un poeta profesional: Hernando de Cangas”, El libro antiguo español. V. El escrito en el Siglo de Oro. Colección dirigida por Pedro M. Cátedra y María Luisa López Vidriero, edición al cuidado de Javier Guijarro Ceballos, Salamanca, Universidad de Salamanca-Publications de La Sorbonne-Sociedad Española de Historia del Libro, 1998, pp. 241-251. De 145 títulos solamente dos corresponden a portugueses (Gil Vicente, Autos y poesías, y Camões, Os Lusíadas). 40 Clive Griffin, “El inventario del almacén de libros del impresor Juan Cromberger: Sevilla 1540”, en El libro antiguo español. IV. Coleccionismo y Bibliotecas (Siglos XV-XVIII), dirigido por Pedro M. Cátedra y María Luisa López Vidriero, edición al cuidado de María Isabel Hernández González, Salamanca, Ed. Universidad de Salamanca-Patrimonio Nacional, 1998, pp. 257-373. indicador firme de tendencias, que, en futuras investigaciones, queremos confirmar. 1. Obras escritas en castellano41 Si ahora nos retrotraemos a los enunciados que formulamos al principio de esta investigación, en el primero de ellos (las escritas por portugueses) estaríamos, de algún modo, continuando el ya clásico libro en la materia de Domingo Garcia Peres, Catálogo razonado biográfico y bibliográfico de los autores portugueses que escribieron en castellano. El infante D. Pedro de Portugal, con la Satira de felice e infelice vida, de 1449, inicia el bilingüismo lusocastellano de amplia resonancia posterior, bilingüismo de más de dos siglos de vigencia. El nutrido repertorio de Garcia Peres, publicado en 1890 (Madrid, Imprenta del Colegio Nacional de Sordomudos y de Ciegos) y que registra más de seiscientos autores lusitanos con miles de títulos (y se quedó corto), es obra de un solo autor, que, naturalmente, no pudo trabajar con los medios de que disponemos hoy. Aun así, es considerado un meritísimo trabajo, pues consultó prácticamente todo los impresos disponibles, además de investigar en muchas bibliotecas particulares. Algún intento posterior global no ha hecho más que repetir lo publicado en el Catálogo42. Para que esta investigación tenga alguna otra utilidad (por ejemplo, para una futura edición aumentada y revisada), además de la que explícitamente aparece en su título, constarán en este primer apartado todas aquellas obras o autores no registrados en el Catálogo de Domingo Garcia Peres, o las variantes que encontremos respecto a los datos del Catálogo. Advertimos, por ello, una vez más que el elenco de 41 Las fuentes de que nos hemos servido en el presente estudio son todas ellas obras impresas. En primer lugar, hemos consultado todo lo publicado recientemente referido a la imprenta, librerías, bibliotecas, etc., sobre los siglos contemplados, con especial atención a la España occidental, sin duda más relacionada con Portugal. 42 Nos referimos a la obra de A. Vieira de Lemos y J. Martínez Almoyna, La lengua española en la literatura portuguesa (Madrid, Imnasa, 1968), no es más que una repetición, con diferente orden, de la de Domingo Garcia Peres. Existe, en esta línea, un interesante artículo de Ana Isabel Buescu en la revista del CSIC Hispania, “Aspectos do bilinguismo português-castelhano na época moderna”, Hispania, LXIV/1, núm. 216 (2004) 13-38; la misma autora había publicado otro trabajo en la misma línea: “Y la Hespañola es fácil para todos. O bilinguismo, fenómeno estrutural (séculos XVI-XVIII), en Memória e Poder. Ensaios de História Cultural (séculos XVI-XVIII), Lisboa, 2000, pp. 51-66. obras no incluidas en Domingo Garcia Peres (y que nosotros reseñamos) no es indicativa, en ciertos casos, de las frecuencias de lectura de obras portuguesas por los españoles. Aunque también advertimos, una vez más, que las obras de inspiración religiosa fueron las más leídas cuantitativamente por la sociedad española de los siglos XVI y XVII. Como se puede comprobar a continuación, la inmensa mayoría de las obras no registradas en el Catálogo son de carácter religioso. Y muchas de ellas tienen que ver, como ya hemos explicado, con las órdenes religiosas, reformadas desde España o en Portugal, con frecuencia por reformadores españoles y, en algunos casos, por portugueses formados en los conventos españoles. La simbiosis lusoespañola de órdenes religiosas produjo también una literatura de amplia proyección social en la península. El elenco de autores y obras que registramos puede contener errores, tanto por nuestra parte como por las fuentes de que nos servimos43. Por ello, entre paréntesis y con la pertinente sigla, consignamos las fuentes de donde hemos tomado cada uno de los datos44. ABREU, Francisco Home de45. Catedrático de Prima de Gramática, con una buena biblioteca de religión y Derecho, sacerdote, que escribió una 43 En un inventario de 1528 se atribuyen al Infante D. Pedro de Portugal las siguientes obras (desconocidas): Coplas en castellano o Viaje a Jerusalén o Historia del infante don Pedro de Portugal (Cf. Clive Griffin, “Un curioso inventario de libros de 1528”, en El libro antiguo español. I. Actas del I Coloquio Internacional, al cuidado de María Luisa López Vidriero y Pedro M. Cátedra, Ed. Universidad de Salamanca-Biblioteca Nacional de Madrid-Sociedad Española de Historia del Libro, 1988, p. 221). 44 Al final de cada obra, en abreviatura (y porque de esas obras hemos tomado muchas referencias), citamos la fuente de procedencia de cada entrada con las siguientes siglas: B se refiere a Vicente Bécares Botas en La compañía de libreros de Salamanca (1530-1534) (Salamanca, SEMYR, 2003); Carvalho a la dirigida por José Adriano de Freitas de Carvalho, Bibliografia cronológica da Literatura de Espiritualidade em Portugal. 1501-1700 (Porto, Instituto de Cultura Portuguesa, 1988); Cátedra a Pedro M. Cátedra, Nobleza y lectura en tiempos de Felipe II. La biblioteca de don Alonso Osorio, marqués de Astorga (Valladolid, Junta de Castilla y León, 2002); Cátedra-Rojo a Pedro M. Cátedra y Anastasio Rojo, Bibliotecas y lecturas de mujeres. Siglo XVI (Instituto de la Historia del Libro y de la Lectura, 2004); Ruiz a la de Lorenzo Ruiz Hidalgo, La imprenta en Salamanca (1501-1600), 3 vols. (Madrid, Arco/Libros, 1994) ; Velasco a Esperanza Velasco de la Peña, Impresores y libreros en Zaragoza: 1600-1650 (Zaragoza, Excma. Diputación de Zaragoza, 1998); W a la citada obra de Ángel Weruaga Prieto, Lectores y bibliotecas en la Salamanca moderna 16001789 (Salamanca, Junta de Castilla y León, 2008). Todas ellas están referenciadas en la Bibliografía final. En ciertos casos, y porque las referencias son muy pocas, citamos en nota el autor y la obra de la que se ha tomado la referencia. 45 Prescindimos de la biografía de cada autor, que excedería el marco que nos hemos propuesto. Y si en el caso de Francisco Home de Abreu apuntamos algunos rasgos gramática que nunca se publicó, aunque sí publicó el Cholobulemanaction (W, p. 201). “El inventario pos-mortem del maestro Francisco Home de Abreu es muy interesante, pues es el primero de un catedrático de Gramática y además en el se describen con cierta precisión títulos y autores, lo que nos puede dar una idea bastante cabal del estado de esta disciplina en el primer tercio del XVII. La biblioteca era, por otra parte, importante, formada por doscientos noventa y ocho vols., incluidos diez libros manuscritos, que había escrito de su puño y letra el difunto. Éste era portugués, maestro en Artes por la Universidad de Évora, la segunda del país vecino, y llevaba casi diez años al frente de la cátedra. No se debía de conformar únicamente con la actividad docente, pues en su testamento le deja a su hermana –su única heredera, ya que él era sacerdote- diez trabajos que tenía sin publicar: Compendio de filosofía, Antídoto de temores de la muerte, Racional de cuentas, Sermones selectos, Galera real de casados, Perífrasis al Concilio de Trento, Inconveniente de dos estudios, Desacierto de príncipes, Enmiendo de la fortuna y Ejercicios de gramática, además de una traducción de su Cholobulemanaction, publicado en Salamanca en 1628. Este es el único manuscrito que pide que se imprima, “por descargo de mi consciencia”, aclara, pero también sugiere de forma enigmática que en su escritorio tiene varios discursos suyos “que será mayor acierto quemarles porque no s’offienda o escandalice persona alguna dellos (…)”. (W, pp. 458-459). ALTAMIRANO, João Velasques, Comentarios a las Questiones de Cervidio Scevola, manuscrito46. ÁLVARES (OFM), António, Silva espiritual que contiene consideraciones sobre los evangelios desde la primera dominga de advento hasta la cuaresma (1ª parte), Salamanca, 1590. (Carvalho, p. 136). (extraídos de la obra de Ángel Weruaga), únicamente los aportamos como ejemplo de lo último que sobre él se ha publicado y como ejemplo de una investigación que nunca más acabaría. Si tuviéramos que comprobar cada una de las informaciones que a lo largo de siglos han ido apareciendo sobre cada autor, en el presente caso nos tendríamos que referir a toda la información que consta en el archivo de la universidad salmantina, desde su lugar de nacimiento (Évora) hasta los cursos y habilitaciones obtenidas. Como el mayor número de escritores que no aparecen en el Catálogo son religiosos, sí indicamos (en el caso de éstos), la orden a la que pertenecían. 46 Cf. El libro antiguo español. VI. De Libros, Librerías, Imprentas y Lectores, dirigido por Pedro M. Cátedra y María Luisa López Vidriero, edición al cuidado de Pablo Andrés Escapa, Salamanca, Ed. Universidad de Salamanca-Patrimonio Nacional, 2002, pp. 222 y 223. - - - - - - - - - - Silva espiritual que contiene consideraciones sobre los evangelios desde la primera dominga de advento hasta la cuaresma (1ª parte), Zaragoza, 1590. (Carvalho, p. 136). Silva espiritual que contiene consideraciones sobre los evangelios desde la primera dominga de advento hasta la cuaresma (2ª parte), Valencia, Felipe Mey, 1590. (Carvalho, p. 140). Silva espiritual que contiene consideraciones sobre los evangelios desde la primera dominga de advento hasta la cuaresma (1ª parte), Valencia, 1591. (Carvalho, p. 140). Silva espiritual de varias consideraciones para entretenimiento del alma cristiana (1ª y 2ª parte), Lisboa, Simão Lopes, 1594. (Carvalho, p. 150). Silva espiritual que contiene consideraciones sobre los evangelios desde la primera dominga de advento hasta la cuaresma (2ª parte), Salamanca, 1591. (Carvalho, p. 150). Silva espiritual que contiene consideraciones sobre los evangelios desde la primera dominga de advento hasta la cuaresma (3ª parte), Salamanca, Juan y Andrés Renaut, 1591. (Carvalho, p. 150). Adiciones a la silva espiritual y su tercera parte, Lisboa, Simão Lopes, 1595. (Carvalho, p. 154). Silva espiritual que contiene consideraciones sobre los evangelios desde la primera dominga de advento hasta la cuaresma (3ª parte), Barcelona, Gabriel de Lloberas, 1595. (Carvalho, p. 154). Silva Espiritual que contiene consideraciones sobre los evangelios desde la primera dominga de advento hasta la cuaresma (3ª parte), Valencia, Felipe Mey, 1596. (Carvalho, p. 157). Silva espiritual que contiene consideraciones sobre los evangelios desde la primera dominga de advento hasta la cuaresma, Madrid, 1597. (Carvalho, p. 160). Silva espiritual (2 partes), Lisboa, 1598. (Carvalho, p. 163). ANJOS (OP), Francisco dos, Tratados espirituales de algunos santos amigos, Madrid, Luis Sánchez, 1603. (Carvalho, p. 177). ANDRADE (ESA), André Nunes de, Vergel de la Divina Escritura, Córdoba, Juan Barreira, 1600 (Carvalho, p. 168). ANDRADE (ESA), Diogo Lopes de, Tratados sobre los evangelios de la cuaresma (1ª parte), Madrid, Viuda de Alonso Martínez de Balboa, 1615. (Carvalho, p. 206). En el Catálogo no consta el editor. - Tratados sobre los evangelios de la cuaresma (1ª parte), Lisboa, Jorge Rodrigues, 1616. (Carvalho, p. 210). En el Catálogo no consta el editor. - Tratados sobre los evangelios de la cuaresma (2ª parte), Madrid, Viuda de Alonso Martínez de Balboa, 1617. (Carvalho, p. 215). Tratados sobre los evangelios de la cuaresma (2ª parte), Lisboa, Jorge Rodrigues, 1617. (Carvalho, p. 222). En el Catálogo no consta el editor. Tratados sobre los evangelios de la cuaresma... Tomo segundo, Zaragoza, Juan de Lanaja y Quartanet, 1618. (Velasco, p. 146). Tratados sobre los evangelios de la cuaresma (2ª parte), Pamplona, Juan de Bonilla, 1620. (Carvalho, p. 222). En el Catálogo no consta el editor. Tratados sobre los evangelios de la cuaresma (2ª parte), Pamplona, Nicolás Asiaín, 1617. (Carvalho, p. 222). En el Catálogo no consta esta edición. Tratados sobre los evangelios que dice la Iglesia en la festividad de los santos (2ª parte), Pamplona, Nicolás Asiaín, 1617. (Carvalho, p. 231). En el Catálogo no consta el editor. Tratados sobre los evangelios que dice la Iglesia en la festividad de los santos (1ª parte), Barcelona, Esteban Libreros, 1622. (Carvalho, p. 237). En el Catálogo no consta el editor. Tratados sobre los evangelios que dice la Iglesia en la festividad de los santos (1ª parte), Barcelona, Sebastián Cormellas, 1622. (Carvalho, p. 237). En el Catálogo no consta el editor. Tratados sobre los evangelios que dice la Iglesia en la festividad de los santos (2ª parte), Barcelona, Sebastián Cormellas, 1622. (Carvalho, p. 237). En el Catálogo no consta el editor. Tratados sobre los evangelios que dice la Iglesia en la festividad de los santos (2ª parte), Madrid, Alonso Martínez, 1622. (Carvalho, p. 238). En el Catálogo no consta el editor. ARAGÃO, Fernão Ximenes de, Restauración del hombre, Lisboa, Pedro Craesbeeck, 1608. (Carvalho, p. 188). La edición citada por el Catálogo es de 1606. Restauración (Carvalho, p. 259). del hombre, Lisboa, Manuel da Silva, 1628. AZEVEDO, Pedro de, Marial. Discursos morales en las fiestas de la reino del cielo nuestra Señora, Lisboa, 1602 (Carvalho, p. 173). BACELAR, António, Defensa evangélica de la cognación y parentesco de nuestro glorioso apóstol y único patrón de España Santiago, el mayor, con Cristo redentor nuestro en cuanto hombre, Coimbra, Nicolau de Carvalho, 1631. (Carvalho, p. 272). En el Catálogo consta una edición de 1621, pero sin editor. CALDEIRA (OSVPaula), Fernando, Mística teología y discreción de espíritos, Valencia, Fernando Nogués, 1656. (Carvalho, p. 337). CASTELO BRANCO, Simão, (OSA), Trabajos del vicio, afanes del amor vicioso, monstruos de la ingratitud, ejemplos para la enmienda, políticas para el acierto: reducidas a la historia de vn sujeto de modernas experiencias, Madrid, 1680. En el Catálogo no se ofrece el título completo, ni lugar ni año de edición. Esta obra aparece en el inventario post-mortem de D. Alonso González Nieto de Paz y Ontiveros, fallecido en Salamanca en 1716. (W, pp. 412 y 640). CASTRO, Afonso Nunes de, Ejemplar de perfección ideada en las vidas de las venerables madres María de san Pablo y Ana de san Antonio, Madrid, 1658. (Carvalho, p. 342). CORTE-REAL, Jerónimo, Felicísima vitoria concedida del cielo al señor don Iuan d’Austria, en el golfo de Lepanto de la poderosa armada Othomana..., Lisboa, Antonio Ribeiro, 1578. En el Catálogo no consta el editor (Cátedra, p. 572). CORREA, Luís Álvares, Ejecución de Políticas y brevedad de despachos, Madrid, 1629. (W, p. 643). CORREIA (OFM), Pedro, Triunfos eucarísticos (1ª parte). Contém as festas principais que em Outubro, Novembro e Dezembro celebra a Igreja militante em consonância da triunfante, Lisboa, Pedro Craesbeeck, 1617. (Carvalho, p. 214). COUTINHO (OP), Inácio, Prontuario espiritual para los evangelios de los tres principales días de quaresma (tomo III), Madrid, María de Quiñones, 1647. (Carvalho, p. 315). En el Catálogo consta como editor Francisco Quiñones (suponemos que por error). DIAS (OFM), Filipe, Marial de la sacratísima Virgen nuestra Señora, Barcelona, Herederos de Pablo Malo y Sebastián de Cormellas, 1597. (Carvalho, p. 160). En el Catálogo no es citado el editor. Tampoco el Catálogo contiene la edición de Salamanca (Juan Fernández, 1598), Marial de la santísima Virgen Nuestra Señora, en que se contienen...47. Sí cita, en cambio, otra de Salamanca del mismo editor, de 1597. Quinze tratados en los cuales se contienen muchas y muy excelentes consideraciones para los actos generales que se celebran en la santa iglesia de Dios, Salamanca, Juan Fernández, 1599. (Carvalho, p. 166). DIAS (OP), Nicolau, Tratado del juicio final en el cual se hallarán muchas cosas muy provechosas y curiosas, Salamanca, Diego Fernández, 1588. (Carvalho, p. 130). Tratado del juicio final, en el cual se hallarán muchas cosas curiosas y provechosas para la salud de las almas y recreación de las que las leyeren, Madrid, Luis Sánchez, 1595. (Carvalho, p. 130). Tratado del juicio final, en el cual se hallarán muchas cosas curiosas y provechosas para la salud de las almas y recreación de las que las leyeren, Valladolid, Diego Fernández de Córdoba, 1599. (Carvalho, p. 166). ESCOBAR, Bartolomeu de, Libro de la generación de Jesu Cristo, Lisboa, António Álvares, 1622. (Carvalho, p. 236). Dudamos si este autor es portugués. 47 José Marques, ”A Universidade de Salamanca e o Norte de Portugal, nos séculos XVXVII”, en Península, núm. 0, Porto, p. 88. ESPÍRITO SANCTO (Clarisa), Catarina, Relación de cómo se ha fundado en Alcántara de Portugal, junto a Lisboa, el muy devoto monasterio de n. Señora de la Quietación, Lisboa, Pedro Craesbeeck, 1627. (Carvalho, p. 256) FARIA, Manuel Severim de, Muerte de Jesús y llanto de María, Madrid, 1623. (Carvalho, p. 241). FIGUEIREDO, Sebastião Gomes de, Milicia cristiana de los tres enemigos del alma, dividida en tres libros, Salamanca, Juan Fernández, 1596. (W, pp. 384 y 654). FILIPE, Bartolomeu (Lisboa, 1480 – Coimbra, 25-20-1590?). Tractado del consejo y de los consejeros de los príncipes, dirigido al muy alto y Serenísimo Señor Cardenal Alberto, legado y Archiduque de Austria, Coimbra, 158448. FONSECA (ESA), Cristóbal de, Tratado del amor de Dios, Lisboa, António Álvares, 1598 (Carvalho, p. 164). Dudamos si este autor es portugués, aunque la edición de todas sus obras en Lisboa (además de su apeliido, más común en portugués), nos inclina a pensar razonablemente en esta hipótesis. Primera parte de la vida de Cristo Señor nuestro, Lisboa, Antonio Álvares, 1600. (Carvalho, p. 169). Segunda parte de la vida de Cristo nuestro Señor que trata de sus milagros, Lisboa, Antonio Álvares, 1602. (Carvalho, p. 173). Segunda parte de la vida de Cristo nuestro Señor que trata de sus milagros, Lisboa, Antonio Álvares y Jorge Rodrigues, 1602. (Carvalho, p. 174). - Tratado del amor de Dios, Lisboa, Pedro Craesbeeck, 1603. (Carvalho, p. 177). FRAGOSO, João de Matos, Caer para levantar, Valladolid, s.a. De esta comedia, en el Catálogo no aparece el lugar de edición y consta como escrita conjuntamente con Moreto y Cáncer. (W, p. 666). 48 Manuel Augusto Rodrigues, “Relaciones académicas entre Coimbra y Salamanca”, en Historia de la Universidad de Salamanca, Salamanca, Eds. Universidad de Salamanca, III.2, p. 1139. FREITAS (OMerc), Serafim de, Resolución de lo que se ha de hacer para ganar el jubileo de Gregorio XV, año de 1621, Valladolid, Jerónimo Morillo, 1621. (Carvalho, p. 231). GOMES DE SANTO ESTEVAM, João, Libro del Infante D. Pedro de Portugal. En Salamanca. Por Juan de Junta, 1547, 25 en (Ruiz, I, 2). Tanto en el caso anterior como en éste son varias las diferencias con respecto al Catálogo (nombre del autor, título del libro, ciudad de publicación, etc.), la más importante el año de publicación, que se adelanta en este caso siete años a la más antigua que era la citada (pero no comprobada) de Barbosa Machado. Es curioso que un libro de caballerías de poca calidad literaria tuviera varias ediciones (algunas en el siglo XVII cuando ya había decaído el interés por este género de narraciones). El 5 de marzo de 1530 Gaspar Trechsel y Lorenzo Anticeno venden a Juan de Junta y Martín 5 ej. de esta obra que se vendían a 6 maravedíes49. El 4 de diciembre de 1534 en el depósito de la Compañía de Libreros de Medina del Campo Lorenzo de Anticeno entregó, para su custodia, a Pedro de Santo Domingo 10 ej. de esta obra50; también le hace entrega de 4 ej. de Horas de tres tienpos de Lisboa, obra de la dejamos constancia aquí por si se llegara descubrir si se trata de un autor portugués. GOMES DE SANTO ESTEVÃO, Libro del Infante don Pedro de Portugal. El qual anduuo las quatro partidas del mundo, Burgos, 1563. (W, pp. 349 y 685). GOUVEIA, António de, Obra nuevamente compuesta por Antonio de Gouea Lusitano, que intrata de la grande y terrible mortandad que uvo en este presente año de mil y quinientos y ochena y uno en el gran Cayro, y en toda la Turquia de mal de pestilencia... Impressas con licencia en Valencia en este presente año de ochenta y dos51. 49 Vicente Bécares Botas, La compañía de libreros de Salamanca (1530-1534), Salamanca, SEMYR, 2003, p. 131. 50 Id., ibid., p. 227. 51 Margarita Bosch Cantallops, Contribución al estudio de la imprenta en Valencia en el siglo XVI, 2 vols., Madrid, Editorial de la Universidad Complutense de Madrid, 1989; vol. II, p. GOUVEIA (ESA), António de, Glorioso triunfo de tres mártires españoles, dos portugueses y frailes de la Orden de S. Agustín, y uno castellano, hijo de Madrid, Madrid, Juan Conzález, 1623. (Carvalho, p. 241). Historia de la esclarecida vida y milagros del bienaventurado S. Juan de Dios, Madrid, Tomás Junti, 1624. (Carvalho, p. 245). Epítome de la vida y milagros de la beata Clara de Monte Falco agustiniana, Madrid, Viuda de Alonso Martínez, 1625. (Carvalho, p. 249). Vida del santísimo patriarca S. Juan de Dios compuesta por fr. Antonio de Gouvea obispo de Cyrene, Cádiz, 1648. (Carvalho, p. 318). Es una edición, aumentada por António de Moura, de la de António de Gouveia. Historia de la vida, muerte y milagros de fr. Juan de Dios, Lisboa, Henrique Valente de Oliveira, 1658. (Carvalho, p. 343). HENRIQUES, Henrique Jorge: Retrato del perfecto medico. Salamanca. En casa de Iuan y Andres Renaut, 1595. Existe una emisión del año 1603, por recomposición de parte del primer cuadernillo que queda así: Retrato del perfecto medico en dialogos. Dirigido al Catholico y potentisimo Rey de las Españas, y del nuevo Mundo don Felipe tercero nuestro Señor. Salamanca. En casa de Iuan y Andres Renaut, 1603. (Ruiz, III, pp. 1185-1186). HISPANO, Pedro, Libro de medicina, llamado Thesoro de pobres. Con un regimiento de sanidad. Agora nuevamente corregido y enmendado. Valencia, álvaro Franco, 159852. - Libro de medicina, llamado Tesoro de pobres. Con un regimiento de sanidad hecho por Arnaldo de Villanova. Ahora nuevamente corregido y enmendado, Zaragoza, Diego Dormer, a costa de de Pedro Alfay, 1643 (Velasco, p. 94). LUCENA (SJ), João, Vida de S. Francisco Xavier, Sevilla, Francisco de Lira, 1619 (Carvalho, p. 223). 969. Es posible que sea el mismo que sigue a continuación, antes de entrar en la orden de S. Agustín. 52 Id., ibid., p. 1146. MARTINS, Francisco: Arte de grammatica en romance castellano. Salmanticae. Escudebat Michael Serranus de Vargas, 1594. Es curioso que un portugués escriba una gramática del castellano. (Ruiz, III, pp. 1170-1171). MÁRTIRES (OP), Bartolomeu dos, Compendio de la doctrina espiritual, Valladolid, Sebastián de Cano, 1601. (Carvalho, p. 172). MELO, D. Francisco Manuel de, El mayor pequeño. Vida y muerte del serafín humano Francisco de Asis, Lisboa, Manuel da Silva, 1647. (Carvalho, p. 316). En el Catálogo no consta el editor. El Fénix de África, Agustino Aurelio, obispo hiponense hallado entre las inmortales cenizas de su memoria (1ª parte), Lisboa, Paulo Craesbeeck, 1648. (Carvalho, p. 318). En el Catálogo no consta editor. El Fénix de África, Agustino Aurelio, obispo hiponense hallado entre las inmortales cenizas de su memoria (2ª parte), Lisboa, Paulo Craesbeeck, 1649. (Carvalho, p. 320). En el Catálogo no consta ciudad ni editor. El mayor pequeño. Vida y muerte del serafín humano Francisco de Assis, Lisboa, Manuel da Silva, 1650. (Carvalho, p. 324). El mayor pequeño. Vida y muerte del serafín humano Francisco de Asis (in Obras Morales), Roma, Falco y Varesio, 1664. (Carvalho, p. 357). En el Catálogo no consta el editor. El Fénix de África, Agustino Aurelio, obispo Hyponense (in Obras Morales), Roma, Falco y Varesio, 1664. (Carvalho, p. 357). En el Catálogo no consta editor. MÉNDEZ NIETO, Juan, Discursos medicinales. Compuestos Por EL Ldo. Juan Mendez Nieto (…). Salamanca, Universidad de Salamanca-Junta de Castilla y León, 1989. MONTEMAYOR, Jorge de, Las obras de Amores de George de Montemayor, s.l., 155353. No consta esta edición en el Catálogo, si bien ciertos autores la ponen en duda. - Los siete libros de la Diana, Valencia, Juan Mey, 1559. (CátedraRojo, p. 322; W, p. 668). En el Catálogo no constan ni editor ni fecha. - Segunda adición de los siete libros de Diana de Jorge de Montemayor... Cuenca, Juan de Cánova, 1561. En el Catálogo no consta el editor. (Cátedra, p. 295). - Segunda adición de los siete libros de Diana de Jorge de Montemayor... Valladolid, Francisco Fernández de Córdova, 1561. En el Catálogo no consta el editor ni el título es el mismo. (Cátedra, p. 295). - Cancionero del excelentísimo George de Montemayor. Zaragoza, Viuda de Bartolomé de Nágera, 1562. No consta esta edición en el Catálogo. - Segunda adición de los siete libros de Diana de Jorge de Montemayor... Zaragoza, Miguel Güesa, 1562. En el Catálogo no consta esta edición. (Cátedra, p. 295). - Segunda adición de los siete libros de Diana. (Los verdaderos amores de Abindaraez y la hermosa Xarifa. Triunpho de amor; Historia de Alcida y Siluano. Historia de los amores de Píramo y Tisbe. Salamanca. Por Iuan de Canoua, 1563. El Catálogo, que cita un buen número de ediciones, no conoce ésta. (Ruiz, II, pp. 540541). - Pirmera adición de los siete libros de la Diana de George de Montemayor. Zaragoza, Viuda de Bartolomé de Nágera, 157054. No consta esta edición en el Catálogo - Cancionero. Salamanca, dos ediciones de Juan Perier en 1572 y 1579 (1576?). (Ruiz, II, pp. 732 y 865). El Catálogo no cita estas ediciones. - Glosa de diez coplas de D. Jorge Manrique, hecha por... Impressa en Valencia en casa de Joan Nauarro, Año 157655. En el Catálogo no constan más datos qeu el título. 53 Juan M. Sánchez, Bibliografía aragonesa del siglo XVI (1501-1600), 2 vols., Madrid, Arco/Libros, 1991; vol. II, pp. 53-54). 54 Id., ibid., II, pp. 186-187. 55 Margarita Bosch Cantallops, ed. cit., vol. II, p. 925. NUNES; Ambrósio, Tratado repartido en cinco partes principales, que declaran el mal que significa este nombre peste, Madrid, 164856. El Catálogo sólo conoce la edición de Coimbra (Diogo Gomes Loureiro, 1601). PACHECO (OCristo), Miguel, Epítome de la vida, acciones y milagros de santo Antonio, Lisboa, Henrique Valente de Oliveira, 1658. (Carvalho, p. 344). En el Catálogo, por error, consta como editor Henrique Vicente de Oliveira. PORTUGAL, D. Pedro de, Libro del Infante D. Pedro de Portugal que anduvo las cuatro partes del Mundo. Zaragoza, Juan Millán, 157057. No consta en el Catálogo, y nosotros también dudamos de ella. PURIFICAÇÃO (OFM), Miguel da, Vida evangélica y apostólica de los frailes menores en Oriente, ilustrada con varias materias y anotaciones predicables, Barcelona, Gabriel Nogués, 1641. (Carvalho, p. 297). REBELO, (SJ), João, Rosario de la santísima Virgen María madre de Dios, Évora, Manuel de Lira, 1599. (Carvalho, p. 167). - Libro tercero (del Rosario de nuestrs señora) en el cual se reducen al modo de rezar el rosario las principales materias de la oración mental, Évora, Manuel de Lira, 1599. (Carvalho, p. 167). RODRIGUES, Manuel (OFM), Explicación de la bula de la sancta Cruzada. Alcalá, Juan Íñiguez de Lequerica, 1589 (Carvalho, p. 135 y Cátedra, p. 5258). Es, sin duda, el autor portugués más editado en España. Explicación de la Bulla de la Sancta Cruzada... Van añadidos dos tratados, uno del Motu proprio de censibus de Pio V y otro del Motu proprio de los intersticios de Sisto V. Alcalá. En casa de Juan Iñiguez de Lequerica, (Salamanca, Juan Fernández.) 1590. (Ruiz, III, p. 1112). 56 Manuel Augusto Rodrigues, op. cit., p. 1141. Juan M. Sánchez, op. cit., p. 189. 58 Pedro M. Cátedra, “La biblioteca y los escritos deseados (España, c. 1605)”, en El libro antiguo español. V. El escrito en el Siglo de Oro, ed. cit., pp. 43-68. 57 - - - - - 59 Explicación de la bulla de la santa Cruzada. Zaragoza, Viuda de Juan Escarrilla, 1590 (Carvalho, p. 138); Explicación de la bulla de la santa Cruzada, Alcalá de Henares, Juan Íñiguez de Lequerica, 1590 (Carvalho, p. 139). Explicación de la bulla de la santa Cruzada, *Lisboa, António Álvares, 1591 (Carvalho, p. 144). Explicación de la bulla de la santa Cruzada, Barcelona, Pau Malo, 1591 (Carvalho, p. 144). Explicación de la bulla de la santa Cruzada, Valencia, Gabriel Ribas, 159159. Explicación de la bulla de la santa Cruzada. (Explicación del Motu Proprio de Pio V en el que se prohibe la entrada de mujeres en los monasterios de Frayles.) Salamanca. En casa de Iuan Fernandez, 1591 (Ruiz, III, pp. 1129-1130); Explicación de las bulas de la Cruzada, Barcelona, 1591. (W, p. 680). Explicación del Motu Proprio de Pio V, que trata de los censos. Salamanca. En casa de Iuan Fernandez, 1591 (Ruiz, III, pp. 11301131; Carvalho, p.145); Explicación de la bulla de la santa Cruzada. (Explicación del Motu Proprio de Pio V en el que se prohibe la entrada de mujeres en los monasterios de Frayles.) Salamanca. En casa de Iuan Fernandez, 1592 (Ruiz, III, pp. 1144-1145); Summa de casos de consciencia, Salamanca. Por Juan Fernandez, 1592 (Carvalho, p. 147). Explicación de la bula de la sancta cruzada. Zaragoza, Pedro Puig, 1592 (Carvalho, p. 146). Explicación de la bula de la sancta cruzada. Zaragoza, Miguel Ximeno Sánchez, 1592 (Carvalho, p. 147). Explicación del Motu Proprio de Pio V, que trata de los censos. Salamanca. En casa de Iuan Fernandez, 1592 (Ruiz, III, pp. 11451146); Explicación de la bulla de la sancta Cruzada. Salamanca. En casa de Juan Fernandez, 1593 (Ruiz, III, pp. 1158-1159); Margarita Bosch Cantallops, ed. cit., vol. II, pp. 1057-1058. - - - - 60 61 Summa de casos de consciencia, tomo primero y segundo. Salamanca. Por Juan Fernandez, 1594. (En la portada del tomo 2º: 1192) (Ruiz, III, p. 1162); Explicación de la bulla de la sancta Cruzada. Salamanca. En casa de Juan Fernandez, 1594 (Ruiz, III, 1173-1174, Carvalho, p. 153); Summa de casos de consciencia con aduertencias muy prouechosas para confesores con vn Orden Iudicial a la postre, en la qual se resuelue lo más ordinario de todas las materias morales, Salamanca, 1594. (W, p. 680). ¿Es la misma que la anterior? Summa de casos de consciencia, tomo primero y segundo. Salamanca. Por Juan Fernandez, (El tomo 2º: Por Juan y Andres Renaut), 1594. (En la portada del tomo 2º: 1592) (Ruiz, III, pp. 1174-1175); Summa de casos de consciencia. (Tratado del orden judicial.) Salamanca. Por Iuan Fernandez, 1595. (Ruiz, III, pp. 1192-1193); Suma de casos de conciencia. Lisboa, António Álvares, 1595. (Carvalho, p. 156). Suma de casos de conciencia. Zaragoza, Lorenzo de Robles, 1595. (Carvalho, p. 156). Summa de casos de consciencia. (Tratado del orden judicial.) Salamanca. Por Iuan Fernandez, 1596. (Ruiz, III, pp. 1212-1213). Suma de casos de conciencia. Zaragoza, Lorenzo de Robles, 159660. Suma de casos de conciencia. Barcelona, Sebastián Cormellas, 1596. (Carvalho, p. 159). Suma de casos de conciencia. Zaragoza, Lorenzo de Robles, 1597. (Carvalho, p. 162). Segundo tomo de la Suma de casos de conciencia. Zaragoza, Lorenzo de Robles, 159761. Suma de casos de conciencia. Lisboa, António Álvares, 1597. (Carvalho, p. 162). Explicación de la bulla de la sancta Cruzada. Salamanca. En casa de Juan Fernandez, 1597 (Ruiz, III, pp. 1225-1226; Carvalho, p. 162); Summa de casos de consciencia. (Tratado del orden judicial.) Salamanca. Por Iuan Fernandez, 1597. (Ruiz, III, pp. 1226-1227); Suma de casos de conciencia. Barcelona, Gabriel Graells y Giraldo Dotil, 1598. (Carvalho, p. 165). Juan M. Sánchez, op. cit., vol. II, pp. 491-492. Id., ibid., pp. 492-493. - - - - Adiciones a la explicación de la Bulla de la Cruzada. Salamanca. En casa de Juan Fernandez, 1598 (Ruiz, III, 1243-1244); Summa de casos de consciencia. (Tratado del orden judicial.) Salamanca. Por Iuan Fernandez, 1598. (Ruiz, III, pp. 1244-1245); Cuestiones regulares y canónicas, Salamanca, 1598. (W, p. 680). Explicación de la bulla de la sancta Cruzada. Salamanca. En casa de Iuan Fernandez, 1599 (Ruiz, III, pp. 1256-1257); Explicación de la bulla de la sancta Cruzada. Salamanca, Andrés Renaut 1599. (Carvalho, p. 167) Explicación de la bulla de la sancta Cruzada, Almería, 1599. (Carvalho, p. 167). Adiciones a la explicación de la Bulla de la Cruzada. Salamanca. En casa de Iuan Fernandez, 1599 (Ruiz, III, 1257-1258; ; Carvalho, p. 167); Summa de casos de consciencia. (Tratado del orden judicial.) Salamanca. Por Juan Fernandez, 1599. (Ruiz, III, pp. 1258-1259; Carvalho, p. 168); Summa de casos de consciencia. (Tratado del orden judicial.) Salamanca. En casa de Andrea Renaut, 1600, (Tomos 2º y 3º: 1601). (Ruiz, III, pp. 1244-1245; Carvalho, p. 167). Adiciones a la explicación de la bula de la santa cruzada, Zaragoza, Angelo Tavano, 1600. (Carvalho, p. 170; Velasco, p. 2005)62. Explicación de la bulla de la sancta Cruzada. Salamanca, Diego Cusio, 1601. (Carvalho, p. 172) Summa de casos de consciencia, Salamanca, Andrea Renaut, 1600. (Carvalho, p. 162). Explicación de la bulla de la sancta Cruzada y adiciones, Salamanca, Artus Taberniel, 1602. (Carvalho, p. 175). Obras morales, Madrid, Luis Sánchez, 1602. (Carvalho, p. 175). Summa de casos de consciencia, Salamanca, Andrea Renaut, 1602. (Carvalho, p. 176). Suma de casos de conciencia, Salamanca, Diego Cusio, 1603. (Carvalho, p. 180). Suma de casos de consciência, Lisboa, António Álvares, 1604. (Carvalho, p. 182). 62 “Dirigidas a D. Antonio de Noroña, obispo de Elvas, Comisario General de la Sancta Cruzada, Inquisidor mayor en los Reynos y Provincias de Portugal” (Apud Juan M. Sánchez, op. cit., p. 539). - - - 63 Suma de casos de consciencia, Salamanca, Diego Cusio, 1604. (Carvalho, p. 182). Adiciones a la explicación de la Bulla, Zaragoza, 1605 (Velasco, p. 2289. Obras morales, Salamanca, Diego Cusio, 1607. (Carvalho, p. 186). Suma de casos de conciencia, Alcalá, Juan de Naja, 1607. (Carvalho, p. 186). Suma de casos de conciencia, Barcelona, Lorenzo Diu, 1607. (Carvalho, p. 186). Suma de casos de Consciência (tomo II), Lisboa, António Álvares, 1607. (Carvalho, p. 187). Suma de casos de conciencia, Barcelona, Sebastián de Cormellas, 1607. (Carvalho, p. 187). Suma de casos de conciencia y obras morales, Barcelona, Gabriel Graells y Gerardo Datal, 1607. (Carvalho, p. 187). Adiciones a la explicación de la bula de la santa cruzada, Salamanca, Diego Cussio, 1610. (Carvalho, p. 193). Explicación de la bulla de la sancta cruzada, Valencia, Pedro Patricio Mey, 1610. (Carvalho, p. 194). Suma de casos de consciencia, Salamanca, Diego Cusio, 1610. (Carvalho, p. 194). Suma de casos de conciencia, Salamanca, Diego Cusio, 1612. (Carvalho, p. 199). Obras morales (3º y 4º tomos), Alcalá de Henares, Juan de Lanaja y Quartanet, 1614. (Carvalho, p. 203). Suma de casos de conciencia, Zaragoza, 1614. (Velasco, p. 231). Tercero, y Quarto tomo de la Suma y Obras Morales, Zaragoza, Juan Lanaja y Quartanet, a costa de Juan de Bonilla, 1615. (Velasco, pp. 144 y 340). Obras morales, Salamanca, Diego Cusio, 1615. (Carvalho, p. 207). Obras morales, Lisboa, Pedro Craesbeeck, 1615. (Carvalho, p. 207). Tratado del orden judicial que los Prelados y qualesquiera Fuerzas Eclesiásticas deben guardar en sus visitas, de Manuel Rodríguez63, Zaragoza, 1615 (Velasco, p. 232) Suma de casos de consciência, Lisboa, Pedro Caesbreeck, 1616. (Carvalho, p. 212). ¿Es el mismo que el de la Suma de casos de conciencia? - Suma y obras morales, Zaragoza, Juan de Lanaja y Quartanet, 1616. (Carvalho, p. 213). Explicación de la bulla de la santa cruzada, Barcelona, Sebastián Matevad, 1618. (Carvalho, p. 223). Obras morales, Valladolid, Pedro Fernández de Córdova, 1621. (Carvalho, p. 233)64. SANTA MARIA (OCD), António de, Patrocinio de nuestra Señora, Madrid, Diego Díaz de la Carrera, 1666. (Carvalho, p. 362) SANTO FIMIA, Gomes, Psalterio de David en lenguaje castellano, Lisboa, 1529 (Carvalho, p. 13). SÃO JOSÉ (OMerc), Jorge de, El solitario contemplativo y guía espiritual colegido de dichos de los santos, Lisboa, Jorge Rodrigues, 1616. (Carvalho, p. 213). SILVEIRA, Miguel da, Partenope Ovante65, SOUSA, Manuel de Faria e, Discursos morales y políticos, Madrid, 162366. Esta obra no consta en el Catálogo. SOARES (ESA), João, Libro de la verdad de la fe, Lisboa, Luís Rodrigues, 1543 (Carvalho, 26). El año de publicación en el Catálogo es 1553. SOUSA, Manuel de Faria e, Discursos morales y políticos, Madrid, 1623. Es un autor bien representado en el Catálogo, pero esta obra no consta. 64 La Summa de casos de consciencia es, sin duda, la obra de un portugués más leída en España. También en la citada obra de Ángel Weruaga Prieto aparece en una veintena de bibliotecas. 65 Manuel Ferro, “’Resplandores de una breve nube’ – Um exemplo de Épica Epidíctica na Poesia Seiscentista: Partenope Ovante”, de Miguel da Silveira”, en Estudos para Idalina Rodríguez, Maria Lucília Pires, Maria Vitalina Leal de Matos, organização de Isabel Almeida, Maria Isabel Rocheta, Teresa Amado, Departamento de Literaturas Românicas, Faculdade de Letras da Universidade de Lisboa, 2007. 66 Cf. El libro antiguo español. III. El Libro en Palacio y otros estudios bibliográficos, edición al cuidado de María Luisa López Vidriero y Pedro M. Cátedra, 1996, Salamanca, Ed. Universidad de Salamanca-Patrimonio Nacional, 1998, p. 158. TORRES (SJ), Juan de, Primera parte de la filosofía moral de príncipes, para su buena crianza y gobierno: y para personas de todos los estados, Lisboa, Pedro Craesbeek, 1602. Carvalho, p. 176). Dudamos si este autor era portugués. VASCONCELOS (SJ), António, Relación de una gravísima persecución que un tirano de los reinos de Japón... ha levantado contra los cristianos en el año 88 y 89, Madrid, Pedro Madrigal, 1591. (Carvalho, p. 145). VASCONCELOS, Francisco Botelho de Moraes e, El Alphonso o La Fundación del Reino de Portugal, establecida i perfecta en la conquista de Lisboa: Poema epico, Paris, 1712. Esta obra aparece en el inventario post-mortem del noble chileno D. Miguel Rodríguez del Manzano y Ovalle, fallecido en Salamanca en 1738 (W, pp. 440 y 691). VEIGA, Rui Lope de, Alegación sobre la Baronia de Quinto, a favor de Don Garsia de Funes y de Villalpando. Zaragoza, Lorenzo de Robles, 159667. No consta esta edición en el Catálogo. VITÓRIA (OC), João Pinto da, Vida del ven. siervo de Dios nuestro padre maestro fr. Juan Sanz, seguida de las vidas de las hijas espirituales de dicho pe. venerable, con sermones para los días de sus ferias, Valencia, Juan Crisóstomo Garriz, 1612. (Carvalho, p. 199). - Jerarquía carmelitana y gloria de los santos del Carmelo, con sermones para los días de sus ferias, Valencia, Juan Crisóstomo Garriz, 1616. (Carvalho, p. 213). Anónimos68 CARTAS (Copia de unas) de algunos padres y hermanos de la Compañía de Jesús que escrivieron de la India, Iapón y Brasil, João Álvares, 1555 (Carvalho, p. 48). 67 Juan M. Sánchez, op. cit., p. 487. No estamos seguros de que estas obras sean de autores portugueses. Quedan incluidas aquí por dos indicios: a) solamente las hemos visto citadas en Carvalho; b) todas fueron editadas en Portugal. 68 CARTAS (Copia de algunas) que los padres y hermanos de la Compañía de Jesús que andan en la India, Coimbra, João da Barreira, 1562 (Carvalho, p. 464). CARTAS (Copia de las) que los padres y hermanos de la Compañía de Jesús que andan en el Japón escrivieron a los de la misma compañía de la India y Europal, Coimbra, João da Barreira y João Álvares, 1565 (Carvalho, p. 73). LIBRO muy provechoso para todo fiel cristiano... Compreende os sete salmos penitenciais, os quinze graduais e duas cartas (trad. de Hernando Iarana), Lisboa, Luís Rodrigues, 1544 (Carvalho, p. 28). ORDEN (La) que se tuvo en la solene procesión que hizieron los devotos cofrades del S. Sacramento de la iglesia de S. Julián en la ciudad de Lisboa, Lisboa, Manuel de Lira, 1582. (Carvalho, p. 116). ORDEN (La) que se tuvo en la solemne procesión que hicieron los devotos cofrades del sanctisimo Sacramento de la iglesia del señor S. Julián en la ciudad de Lisboa, Lisboa, Isidro Vázquez, 1582. (Carvalho, p. 116). PROVERBIOS de Salomón y espejo de pecadores, (trad. Nuno Fernández do Cano), Lisboa, Luís Rodrigues, 1544 (Carvalho, p. 28). REGLA de los hermanos seglares de la tercera orden de penitencia y sus estatutos, Lisboa, António Fernandes, 1620. (Carvalho, p. 229). TRATADO llamado el deseoso y por otro nombre Espejo de Religiosos, Lisboa, Luís Rodrigues, 1540 (Carvalho, p. 24). VIDA (La) y milagros del glorioso padre san Alberto de la sagrada religión de nuestra Señora del Carmen, Évora, Viúva de André de Burgos, 1582. (Carvalho, p. 117). 2. Traducciones A pesar de que en el XVI y XVII, castellano y portugués, en los diferentes aspectos lingüísticos (sintáctico, léxico e incluso fonético) eran lenguas mucho más próximas que en la actualidad y de que los hombres cultos de ambos países conocían la lengua del otro, muchas obras necesitaban ser traducidas para su comprensión total para la parte menos culta de la población. Este aspecto adquiere especial relevancia en el caso de obras de inspiración religiosa (hagiografías, obras morales, manuales de confesores, etc.), necesarias para alimentar la piedad de los fieles, aunque también se tradujeran, aunque en menor medida, obras literarias o de ficción, por ejemplo, la Peregrinação de Fernão Mendes Pinto. Si bien la traducción de obras portuguesas al castellano no fue demasiado común por las razones que ya hemos apuntado (fundamentalmente el conocimiento de la lengua del otro), sí fue temprana: en el siglo XV el Condestable Don Pedro de Portugal autotraduce su obra Satira de Infelice y Felice Vida al castellano. Ya hemos mencionado el caso de Pedro Nunes que, en el siglo XVI, editaba en Amberes una autotraducción del Libro de álgebra en aritmética y geometría, escrito inicialmente en portugués pero nunca publicado, según confiesa él mismo69. No tenemos noticia de que Martín de Azpilcueta, el “Doctor Navarro”, autotraductor de sus obras del latín al castellano, tradujera alguna de ellas al portugués, a pesar de haber permanecido como profesor en Coimbra entre 1538 y 1555, si bien también es verdad que materializó esas traducciones en Roma, durante los últimos años de su vida. Aun dentro de esta escasez de traducciones y como acabamos de decir, es la literatura espiritual la más traducida (vidas de santos, libros de devoción, fragmentos de la Biblia, obras morales, etc.: la edificación religiosa de los fieles así lo exigía...), a pesar de que, por otra parte, el siglo XVI portugués es poco prolífico en traducciones de otras lenguas: el conocimiento generalizado del castellano (el mejor exponente es el teatro en castellano al que el pueblo era especialmente sensible), con abundantes traducciones, ahorraba esta tarea a los portugueses70. El 69 Cf. supra, nota 10. De hecho, de los libros bíblicos, durante el Humanismo y la Reforma, conocemos únicamente la traducción de O Livro do Eclesiastes por Damião de Góis (1502-1574), que 70 Contemptus mundi de Tomás de Kempis, traducido al portugués a finales del siglo XV (y en 1670 por Diogo Vaz Carrillo), circuló en Portugal en traducción castellana desde 1542, y desde 1555 se impuso la traducción de Fr. Luis de Granada, reeditada doce veces hasta 1631 (Carvalho, 1988). Por otra parte, las obras del dominico español, que vivió en Portugal desde 1550 hasta su muerte (1588), se editaron dos veces en latín, dieciséis en castellano y cuatro en portugués71. En este contexto adquiere notable importancia el agustino portuense Frei Sebastião Toscano. En 1551 fue desterrado de Portugal, por orden del rey D. João III y su exílio se prolongó durante nueve años, buena parte de los cuales los pasó en Salamanca, en el mismo convento donde había tomado el hábito veinte años atrás. En esta ocasión, aprovechó su estancia obligada en la ciudad del Tormes para estrenarse literariamente, publicando la primera traducción castellana de las Confesiones agustinianas: Las Confessiones de sant Augustín traduzidas de Latín en Romance castellano (Salamanca, Andrea de Portonaris, 1554)72. Esta versión –realizada a petición de Leonor de Mascarenhas, dama portuguesa residente en la corte española– fue leída por santa Teresa (según confiesa en el Libro de la vida73) y por otros místicos españoles del Siglo de Oro, pues fue la única hasta que en 1596 apareció la traducción de Pedro de Ribadeneira74. Fue también por entonces, “al tiempo que murió el príncipe de Portugal”75, cuando Toscano conoció a Fr. Luis de León, con quien intercambiaría sus escritos y, más en concreto, sabemos que tuvo en su poder la versión castellana del Cantar de los Cantares realizada de Fr. Luis de León76. Tras un viaje a Inglaterra, a partir de 1560 lo encontramos nuevamente en Portugal. Allí publica en latín su obra más importante: Mystica Theologia (Lisboa, Francisco ha permanecido manuscrito en la biblioteca del All Souls College de la universidad de Oxford hasta que en 2002 lo ha publicado en edición crítica T. F. Earle. 71 António A. Gonçalves Rodrigues, A tradução em Portugal. Tentativa de resenha cronológica das traduções impresas em língua portuguesa excluindo o Brasil de 1495 a 1950. Volume primeiro 1495-1834. Lisboa, INCM, 1992, p. 28. 72 Hace unos años fue publicada nuevamente esta versión de Toscano en edición preparada por J. Ignacio Tellechea, Madrid, Fundación Universitaria Española, 1996. 73 Tomás ÁLVAREZ, Cultura de mujer en el s. XVI. El caso de Santa Teresa, Burgos, Monte Carmelo, 2006, pp. 78-91. 74 En los años siguientes la traducción de Toscano tuvo varias reimpresiones en diversos lugares: Anvers (1555), Colonia (1556) y Salamanca (1569 y 1579). 75 Fr. Luis se refiere aquí al príncipe D. João (hijo de D. João III), fallecido el 2 de enero de 1554. 76 José Barrientos García, Fray Luis de León y la Universidad de Salamanca, El Escorial, Ediciones Escurialenses, 1996, p. 61. Correia, 1568)77; obra que poco después sería traducida al castellano por su amigo Gonzalo de Illescas (Madrid, Francisco Sánchez, 1573). Sin embargo y como ya hemos dicho, Heitor Pinto (1528-1584) fue el escritor portugués más traducido al castellano. Este teólogo portugués, doctorado por Sigüenza. luchó por la dátedra de Sagrada Escritura en la universidad salmantina, frente a fray Luis de León, empeño en el que fracasó, aunque la universidad de Coimbra le creó una con la misma denominación. Aunque indirectamente no atañe a nuestro propósito, es necesario destacar que fue uno de los pocos intelectuales portugueses que se opuso al dominio filipino, actitud que le condujo destierro en España, pero que no impidió que su obra más notable fuera la más traducida al castellano de toda la literatura clássica portuguesa, además de ser también la obra más editada en Portugal en el XVI78. A Imagem da vida cristã (dos partes: 1ª Coimbra, 1563; 2ª, Lisboa, 1572), que consta de once diálogos sobre una amplia temática moral (la justicia, la filosofía, los bienes materiales y espirituales, la religión, la amistad...) tuvo en Portugal un éxito inmediato: en pocos años se publicaron 14 ediciones, y 50 en el extranjero, con especial incidencia en España donde se publicaron, traducidas, en los diglos XVI y XVII, más ediciones que en Portugal. Otra de las obras más traducidas es Os trabalhos de Jesus, del agustino Frei Tomé de Jesus (1529-1582) y que es, al mismo tiempo, la obra de la literatura clásica portuguesa (?) más editada fuera de Portugal79. Este fraile, capellán del ejército portugués que pereció en Alcazarquibir, renunció a su liberación para fortalecer en la fe a sus compatriotas. Os Trabalhos de Jesus, obra póstuma en dos partes (1602 y 1609), ya desde el momento de su publicación fue objeto de numerosas traducciones: en 1620 fue traducida al castellano por Cristóvão Ferreira 77 Mário MARTINS, “Mística Teologia de Fr. Sebastião Toscano”, Biblos, 32, Coimbra, 1956, pp. 401-429. 78 Porque el autor mas editado en Portugal fue el humanista gramático Jerónimo Cardoso, del que se conocen unas 20 ediciones, en total, de sus obras (si bien algunas de ellas son opúsculos de pocas páginas). De Frei João Soares, fraile agustino y obispo de Coimbra, se conocen 17 ediciones de las obras que se le atribuyen (algunas también meros opúsculos, como un breve catecismo, no necesariamente de su mano). De André de Resende se conocen 16 ediciones. Todos los demás escritores (Jerónimo Osório, Nicolau Dias, João de Barros, Camões...) tuvieron en el siglo XVI menos ediciones que la Imagem da vida cristã (14 ó 15), además de que es una obra bastante voluminosa (Cf., IV Centenário de Frei Heitor Pinto (1526?-1584), pelos académicos Isaías da Rosa Pereira e Frei Francisco Leite de Faria, Lisboa, Academia Portuguesa da História, 1991, pp. 47 ss.) 79 Cf. Francisco Leite de FARIA, “Difusão extraordinária do livro de Frei Tomé de Jesus”, Anais da Academia Portuguesa da História. IIª série, 28 (Lisboa 1982), 163-234. de Sampaio (otro portugués que tradujo al castellano) y, siglo y medio después, en 1763, en una traducción de más calidad por el P. Enrique Flórez80. Todavía vigente hace un siglo como lectura espiritual, como lo demuestran las sucesivas reediciones, con el cambio de gustos y modas este libro ha quedado como un clásico olvidado —al igual que tantos otros—, tanto en Portugal como en España, de modo que está descatalogado desde hace décadas y se hace difícil conseguir un ejemplar. No fueron muy traducidas al castellano las obras que hoy consideramos estrictamente literarias (se excluirían, por tanto, de esta denominación muchas obras de inspiración religiosa). Entre las obras literarias destacan las traducciones de Os Lusíadas (publicados en Lisboa en 1572), una de las más grandes epopeyas cultas del Renacimiento. En 1580 aparecen dos traducciones: la de Luis Gómez de Tapia81 (también el primer anotador del poema), en Salamanca, y la de Benito Caldera82, en Alcalá, que precedió unos meses a la Salamanca. Y todavía en el XVI, son traducidos por Enrique Garcés83 en 1591 (Madrid, Guillermo Drouy), portugués como Caldera, con lo que en España se contabilizaron tres ediciones de Os Lusíadas antes que en Portugal. En 1639 (Madrid, Juan Sánchez) Manuel de Faria e Sousa publica su monumental edición (en prosa, a diferencia de las anteriores), con traducción y comentario, obra nunca suficientemente ponderada84. Pronto se vio la importancia del poema por la categoría de los autores de los preliminares en las dos primeras. En la de Benito Caldera son autores un grupo de poetas amigos de Lope y Cervantes; y en la segunda conocidos profesores de la universidad salmantina y tres estudiantes, uno ellos (entonces con diecinueve años) de importantísima trayectoria poética posterior, el cordobés Luis de Góngora. 80 Enrique Flórez, Trabajos de Jesus, escritos en portugues por el V. P. Fr. Tomé de Jesus, del Órden de San Agustin, estando preso i cautivo en Berberia, 4 vols., Madrid, Hija de Ibarra, 1808; el Apostolado de la Prensa (Madrid) reeditó la traducción en 1902 y en 1922. 81 La Lusiada de el famoso poeta Luis de Camoes traducida en verso castellano de Portugues, por el Maestro Luys Gómez de Tapia, vezino de seuilla, Salamanca, En casa de Ioan Perier, 1580. 82 Los Lusiadas de Luis de Camoes, traduzidos en octava rima castellana por Benito Caldera, residente en Corte, Alcalá de Henares, Juan Gracián, 1580. 83 Los Lusiadas de Luis de Camoes, traducidos de Portugues en Castellano Por Enrique Garcés, en Madrid, en casa de Guillermo Drouy, 1591. 84 Faria e Sousa, citando a Nicolás Antonio, menciona otras dos: una de 1609, de Francisco de Aguilar, y otra de 1625, de Manuel Correa Montenegro. Al menos no parece cierta la de este último, que había muerto antes de 1622. Por lo que atañe a los traductores reseñados, no están muy claros ciertos datos personales referidos a Benito Caldera (Bento Caldeira sería su nombre, aunque en la edición de Alcalá aparece castellanizado), cuya vida transcurrió a caballo de los siglos XVI y XVII, entre Portugal y España. Parece que años después de su actividad como traductor profesó en la orden agustiniana de Castilla, bien en el convento de san Felipe el Real de Madrid (como pretende Barbosa Machado), bien en el de Salamanca en 1609 (por ello de edad un poco avanzada), como pretenden los historiadores agustinos Santiago Vela y Manuel Vidal85. No es nuestro propósito, por otra parte, tratar de las traducciones del castellano al portugués (aunque haremos algunas consideraciones que muestran la interrelación entre ambas lenguas), que fueron mucho menos comunes: pensemos que la primera traducción de una obra capital como El Quijote sólo se realizó casi dos siglos después de su publicación en España, en 1794, cuando se había ahondado la separación de las dos lenguas, sobre todo, a partir de la revolución fonética del castellano en el siglo XVI. Ya Alonso de Cartagena, obispo de Burgos y con importantes misiones diplomáticas en Portugal, había sido modelo con sus traducciones De senectute y De officiis para las versiones que de estas mismas obras se efectuaban en la corte de Avis por parte de D. Pedro86. El impresor y traductor Valentim Fernandes de Moravia imprimió en Lisboa en 1501 la Glosa famosísima a las Coplas de Jorge Manrique y los Proverbios del marqués de Santillana, y él mismo había traducido del castellano al portugués el Reportorio dos Tempos, trasladado de Castelhano en Portugues per Valentim Fernãdez Alemão (…) con outras adições que não ha no Castelhano, Lisboa, 1518. No se sustrae al influjo de Alfonso de Palencia cuando en el proemio al Livro de Nicolao Veneto no hace más que traducir en parte el que este había escrito en 1457 para su Batalla campal de los perros contra los lobos87. 85 Gregorio de Santiago Vela, Ensayo de una biblioteca íbero-americana de la orden de S. Agustín, Madrid- El Escorial, Imprenta del Asilo de Huérfanos del S. C. De Jesús-Imprenta del Monasterio, vol. I, 1913, pp. 495-498; Manuel Vidal, Augustinos de Salamanca, Salamanca, Eugenio García Honorato, vol. II, 1578, p. 10. 86 Cf., entre otros, Abdón M. Salazar “El impacto humanístico de la misiones diplomáticas de Alonso de Cartagena en la corte de Portugal entre medievo y renacimiento”, en A. D. Deyermond (ed.), Medieval Hispanic Studies presented to Rita Hamilton, Londres, Tamesis Book Limited, 1976, pp. 215-226. 87 José Antonio Sabio Pinilla y M. Dolores Valencia (eds.), Seis estudios sobre la traducción en los siglos XVI y XVII, Granada, Comares, 1999, p. 213. AMATO LUSITANO, Dialogo en el cual se trata de heridas de cabeça con el casco descubierto, donde se disputa si es mejor curar semejantes heridas cõ medicamentos blandos, o com secos. Compuesto por el Doctor Amato Lusitano medico doctissimo. Traducido de latin en Romance Castellano por Geronimo de Virues Doctor en Medicina Valenciano. En Valencia Impresso en la Emprenta dela compañia de kis kubreris, e la calle de caualleros, 158888. ÁLVARES, Francisco, Historia de las cosas de Etiopía, en la qual se cuenta muy copiosamente, el estado y potencia del Emperador della (que es el que muchos an pensado ser el Preste Iuan) con otras infinitas particularidades, assi de la religión de aquella gente, como de sus cerimonias..., (trad. de fray Tomás de Padilla), Zaragoza, Agustín Millán, 1561. (Cátedra, p. 342-343). - Existe otra edición de esta misma obra en Amberes, Juan Steelsio, 1557. (Cátedra, pp. 342-343). BAPTISTA (OSA), Gregorio, Completas de la vida de Cristo (trad. Hernando de Camargo), Madrid, Imprenta del Reino, 1630. (Carvalho, p. 269)89. - Completas de la vida de Cristo (trad. Hernando de Camargo), Perpignan, Luis Roure, 1633. (Carvalho, p. 278)90. CAMÕES, Luís de: La Lusiada de el famoso poeta Luys de Camoes traducida en verso castellano de Portugués, por el Maestro Luys Gómez de Tapia..., Salamanca. En Casa de Ioan Perier, 1580. (Ruiz, II, 881882). Con todos los prelimiares (El Brocense, Álvaro Rodrigo Zambrano, Diego de Vanega, Luis de Góngora, Luis de Valenzuela y Pedro de Vega). - Los Lusíadas de Luys de Camoes traduzidos de Portugués en Castellano por Henrique Garcés..., Madrid, Guillermo Drouy, 159191. 88 Margarita Bosch Cantallops, op. cit., vol. II, pp. 1020-1021. Para las siglas de las fuentes de las que tomado los datos, cf. supra, nota 44. 90 Como en el apartado anterior, solamente vamos a enumerar las obras que no constan en el Catálogo, porque en éste constan tanto las escritas por portugueses en castellano como las traducidas al castellano por los propios portugueses, pero no por los españoles; un ejemplo muy claro: consta la traducción de Os Lusíadas de Bento Caldeira (un portugués, aunque también con su nombre traducido, Benito Caldera), pero no las de Luis Gómez de Tapia o Enrique Garcés, españoles. 89 CAMPOS, Manuel de, Relación del solene recibimiento que se hizo en Lisboa a las santas reliquias que se llevaron a la Iglesia de San Roque (trad. Álvaro de Veancos), Alcalá, J. Íñiguez de Lequerica, 1589. (Carvalho, p. 132; Cátedra, p. 555). HENRIQUES (SJ), Henrique, Copia de una carta que embió de la India el padre Enrique Enríquez de la Compañía de Jesús al padre maestro Simón (trad. Simão Rodrigues), Coimbra, João Álvares e João da Barreira, 1551 (Carvalho, p. 37). JESUS (OSA), Tomé de, Trabajos de Jesús. (W, pp. 309, 315 y 481: no sabemos a qué ediciones corresponden). - Trabajos de Jesús (1ª parte), Viuda de A. Martín, 1620. (Carvalho, p. 227). - Trabajos de Jesús (trad. de Cristóbal Ferreira y Sampayo), Zaragoza, Pedro Cabarte, a costa de Juan de Bonilla, 1622. (Carvalho, p. 237; Velasco, p. 83). - Trabajos de Jesús (trad. de Cristóbal Ferreira y Sampayo), Zaragoza, Juan de Lanaja y Quartanet, a costa de Matías de Lizaun Arasanz, 1624. (Carvalho, p. 245; Velasco, p. 147). - Tribunal de la conciencia con la disposición última para la comunión, y el respeto que se debe tener al santísimo sacramento (trad. de Hernando de Camargo), Madrid, Herederos de la viuda de Pedro de Madrigal, 1628. (Carvalho, p. 261). - Trabajos de Jesús (trad. de Cristóbal Ferreyra y Sampayo), Zaragoza, Juan de Lanaja y Quartanet, 1631. (Carvalho, p. 272; Velasco, p. 154). - Trabajos de Jesús (trad. de Cristóbal Ferreira y Sampayo), Madrid, Imprenta del Reino, 1631. (Carvalho, p. 273). - Trabajos de Jesús (trad. de Cristóbal Ferreira y Sampayo), Madrid, Imprenta de Francisco Martínez, 1631. (Carvalho, p. 273). - Trabajos de Jesús (trad. de Cristóbal Ferreira y Sampayo), Madrid, 1647. (Carvalho, p. 315). 91 Como ya hemos dicho, en este inventario de libros portugueses en España no incluimos los registrados en el Catálogo de Garcia Peres, como sucede, en el presente caso, con la traducción de Bento Caldeira, y la, además comentada, de Faria y Sousa, dos portugueses, y por ello incluidas en la obra de Garcia Peres. - Trabajos de Jesús (trad. de Cristóbal Ferreira y Sampayo), Madrid, Domingo García y Morrás, 1647. (Carvalho, p. 316). Trabajos de Jesús (trad. de Cristóbal Ferreira y Sampayo), Madrid, Bernardo de Villa Diego, 1671. (Carvalho, p. 375). Oratorio sacro y varias devociones a nuestra Señora, Madrid, Bernardo de Villa Diego, 1671. (Carvalho, p. 375). Oratorio sacro y otras devociones de nuestra Señora, Barcelona, Jacinto Andreu, 1673. (Carvalho, p. 384). Trabajos de Jesús (trad. de Cristóbal Ferreira y Sampayo), Barcelona, Jacinto Andreu, 1673. (Carvalho, p. 384). Trabajos de Jesús (trad. de Cristóbal Ferreira y Sampayo), Barcelona, Jacinto Andreu, 1695. (Carvalho, p. 453). LISBOA (OFM), Marcos de, Primera parte de las chronicas de la orden de los Frayles menores del Seraphico padre Santo Francisco, Lisboa, 1556. En el Catálogo no aparece esta edición. (W, p. 661). (W, p. 661). Primera parte de las cronicas de la orden de los frayles menores, Alcalá de Henares, Atanazio de Salzedo, 1559. (Carvalho, 56). No aparece esta edición en el Catálogo. Primera parte de las Chrónicas de la Orden de los Frayles Menores (trad. de Diego Navarro), Alcalá de Henares, Atanasio de Salcedo, 1560. (Cátedra, p. 301). No aparece esta edición en el Catálogo. Debe ser la misma que la anterior92. - Primera parte de las crónicas de la orden de los frayles menores, Zaragoza, Agustín Millán, 1563. (Carvalho, p. 68). No aparece esta edición en el Catálogo. - Segunda parte de las Chrónicas de la Orden de los Frayles Menores (trad. de Felipe de Sosa), Alcalá de Henares, Andrés de Angulo, 1566-156793. En el Catálogo se da como fecha de edición 1566. - Primera parte de las cronicas de la orden de los frayles menores (trad. Diego Navarro), Madrid, Francisco Sánchez, 1574. (Carvalho, p. 101). No aparece esta edición en el Catálogo. - Primera parte de las cronicas de la orden de los frayles menores, Alcalá de Henares, Juan Gracián, 1609. (Carvalho, p. 190). 92 Cf. Pedro M. Cátedra y Anastasio Rojo (Bibliotecas y lecturas de mujeres. Siglo XVI, Instituto de la Historia del Libro y de la Lectura, 2004, p. 301), que fechan esta edición en 1559-1560. 93 Id., ibid., p. 301. - - Cuarta parte de la crónica general del maestro seráfico padre S. Francisco y su apostólica orden, Valladolid, Diego Fernández de Córdova, 1611. (Carvalho, p. 195). Tercera parte de las crónicas de la orden de los frayles menores (ed. de Luís dos Anjos, OFM), Lisboa, Pedro Craesbeeck, 1615. (Carvalho, p. 206). MÉRTOLA (OC), Luís da Presentação, Vida de la bienaventurada madre sopor María Madalena de Pazzis, Lisboa, Pedro Craesbeeck, 1626. (Carvalho, p. 254). El editor que aparece en el Catálogo es Giraldo da Vinha NÓBREGA (SJ), Manuel da et alii, Copia de unas cartas que embiadas del Brasil por el padre Nóbrega de la Compañía de Jesús y otros padres que estan debajo de su obediencia al padre maestro Simón (trad. de Simão Rodrigues), Coimbra, João Álvares e João da Barreira, 1551 (Carvalho, p. 37). PINA, Rui de, Corónica del rey don Juan el segundo de Portugal, traduçida en castellano por Rodrigo de pina, de mano. Ms. del siglo XVI, in-fl. (Cátedra, p. 352; Cátedra-Rojo, p. 293)94. PINTO, Fernão Mendes, Historia oriental de las peregrinaciones de Fernán Méndez Pinto portugues, adonde se escriven muchas, y muy estrañas cosas que vio y oyo en los reynos de la China, Tartaria, Sarnao. Trad. de Francisco Ferreira Maldonado, Madrid, 1620. (W, pp. 666-667). PINTO, Heitor (Jer.)95: Imagen de la Vida Cristiana, ordenada por Dialogos, Zaragoza, Viuda de Bartolomé de Nágera, 1571 (W, pp. 115, 290, 308, 373, 384, 387, 394 y 676). Por el título, con que aparece en cada una de las páginas citadas suponemos que debían ser diferentes ediciones. (Cátedra, pp. 258-259; Cátedra-Rojo, p. 394; Carvalho, p. 92) Y hay entre ellas un caso curioso: “Juana del Corral, casada con un tal Manuel de Quintanilla, sólo tenía un libro, titulado La discreta ignorancia” 94 Según consta en la fuente de la que hemos tomado la referencia, fue el propio Rui de Pina su traductor. 95 Heitor Pinto fue un autor también muy presente en España en sus obras en latín (cf., por ejemplo, entre otros, Pedro M. Cátedra, Imprenta y lecturas en la Baeza del siglo XVI, Salamanca, SEMYR, 2001, pp. 342 y 343). (W, p. 308). Uno de los Diálogos de la vida cristiana de Heitor Pinto se titulaba así, pero nunca fue publicado en un volumen aparte. - Imagen de la vida cristiana (1ª parte), Madrid, Pedro Cusin, 1572. (Carvalho, p. 95). - Imagen de la vida cristiana (1ª parte), Barcelona, Claudes Bornat, 1572. (Cátedra, p. 259; Carvalho, p. 95) - Imagen de la vida cristiana (1ª parte), Medina del Campo, Francisco del Canto, 1573. (Cátedra, p. 259; Carvalho, p. 98). - Imagen de la vida cristiana (1ª parte), Madrid, Francisco Sánchez, 1573. (Cátedra, p. 259; Carvalho, p. 99) - Imagen de la vida cristiana (1ª parte), Alcalá de Henares, Andrés de Angulo, 1576. (Carvalho, p. 104). - Dialogos de la imagen de la vida christiana (2ª parte) (trad. de Gonzalo de Illescas), Salamanca. En casa de Gaspar de Portonariis, 1576. (Ruiz, pp. II, 821-822; Carvalho, p. 104). - Dialogos de la imagen de la vida christiana (2ª parte) (trad. de Gonzalo de Illescas), Zaragoza, Pedro Sánchez Dezpeleta, 1576. (Ruiz, II, pp. 821-822; Carvalho, p. 104). - Imagen de la vida cristiana (1ª parte), Alcalá de Henares, Andrés de Angulo, 1577. (Carvalho, p. 106). - Dialogos de la imagen de la vida christiana (2ª parte) (trad. de Gonzalo de Illescas), Zaragoza, Pedro Sánchez Dezpeleta, 1577. (Ruiz, II, pp. 821-822; Carvalho, p. 106). - Dialogos de la imagen de la vida christiana (2ª parte) (trad. de Gonzalo de Illescas), Zaragoza, Pedro Sánchez Dezpeleta, 1577. (Ruiz, II, p. 821-82; Carvalho, p. 107). - Imagen de la vida cristiana (1ª parte), Medina del Campo, Francisco del Canto, 1578. (Carvalho, p. 108). - Imagen de la vida cristiana, Medina del Campo, Francisco del Canto, 1579. (Carvalho, p. 110). - Segunda parte de los diálogos de la vida cristiana, Alcalá de Henares, Juan Íñiguez de Lequerica, 1580. (Carvalho, p. 112). - Segunda parte de los diálogos de la vida cristiana, Alcalá de Henares, Juan de Lequerica, 1582. (Carvalho, p. 118). - Dialogos de la imagen de la vida christiana. Segunda parte (trad. Gonzalo de Illescas), Medina del Campo, Francisco del Canto, 1585. (Carvalho, p. 122). - - - Imagen de la vida cristiana. Primera y Segunda parte, Alcalá de Henares, Juan Gracián, 1594 (Carvalho, p. 152) Dialogos de la imagen de la vida christiana. Segunda parte (trad. Gonzalo de Illescas), Salamanca. Por Diego Cusio, A costa de Ambrosio Duport, 1594. (Ruiz, III, pp. 1172-1173; Carvalho, p. 152). Primera parte de la imagen de la vida christiana. (trad. Gonzalo de Illescas), Salamanca. Por Diego Cusio, A costa de Ambrosio Duport, 1595. (Ruiz, III, pp. 1191-1192; Carvalho, p. 155). Imagen de la vida cristiana. Primera y Segunda parte, Alcalá de Henares, Juan Gracián, 1595 (Carvalho, p. 155)96. PORTUGAL, António Rodrigues, Crónica llamada el triunfo de los Nueve mas preciados varones de la fama..., Valencia, 158297. PORTUGAL, D. Pedro de Portugal, Conde de Barcelos, Libro de los linaxes d’España conpuesto por el conde don Pedro, hijo del rey don Dionisio de Portugal, de mano, en castellano. (Cátedra, pp. 346 y 400). SEMEDO, João Curvo, Secretos medicos y chirurgicos del doctor Joan Curvo Semedo, traducidos de lengua vulgar, Madrid, 1730. (W, pp. 436 y 644). - Atalaia da vida contra as hostilidades da morte “En cambio, la exigua biblioteca del cirujano D. Miguel Vicente (poseía), la Atalaia da vida contra as hostilidades da morte (1720) de João Curvo Semedo (traducidos al castellano, por supuesto)” (W, p. 350). - Poliantea medicinal. “Algo más diversificada era la librería de Manuel Montero Gorjón, procurador de número fallecido en 1740 (que poseía)... la Poliantea medicinal (1697) del iatroquímico portugués João Curvo Semedo” (W, p. 421)98. 96 Encontramos, pues, las siguientes ediciones de la obra de Heitor Pinto: veinte en total, distribuidas del siguiente modo: 2 ed. (1ª y 2ª parte reunidas); 8 (1ª parte); 8 (2ª parte); 2 (sin determinar). Es curioso comprobar cómo después de 1595 no hemos encontrado ninguna edición de la Imagen de la vida cristiana. 97 Margarita Bosch Cantallops, ed. cit., vol. I, pp. 590-591. 98 Las obras de João Curvo Semedo exceden el período objeto de nuestro estudio, y las incluimos aquí porque faltan en el Catálogo. TOMÁS (OP), João de, Prática y consideração para ayudar a bien morir, Zaragoza, Pedro de Lanaja, 1645. (Carvalho, p. 310). El Catálogo no cita esta edición. - Explicación de la doctrina cristiana, Anvers, Imprenta Plantiniana, 1651. (Carvalho, p. 326). TOSCANO (OSA), Frei Sebastião, Mystica Theologia (Lisboa, Francisco Correia, 1568) (trad. de Gonzalo de Illescas), Madrid, Francisco Sánchez, 157399. VIEIRA, António, Las cinco piedras de la honda de Dauid, en cinco discursos morales: predicados a la Reyna de Suecia, Christina Alexandra, en lengua italiana, Valencia, 1676. (W, pp. 420 y 693). En el Catálogo consta como lugar de publicación Madrid. - Sermones varios, Madrid, 1662? No consta en el Catálogo (W, p. 693). Claro que no puede considerarse un título original, sino una denominación genérica para indicar el contenido. Anónimos - Copia de unas Cartas de algunos padres y hermanos de la compañía de Iesús que escrivieron de la India, Iapón, y Brasil a los padres y hermanos de la misma compañía, en Portugal trasladadas de portugués en castellano..., Coimbra, Juan Álvarez, 1555. (Cátedra, p. 343). - Reportorio dos Tempos, trasladado de Castelhano en Portugues per Valentim Fernãdez Alemão (…) con outras adições que não ha no Castelhano, Lisboa, 1518. 3. Lecturas en portugués Es éste, quizás, el punto más difícil de desarrollar, porque, aunque se editaban libros en portugués en España (y, al contrario, castellanos en Portugal), sobre todo de espiritualidad, era más común la 99 Mário MARTINS, “Mística Teologia de Fr. Sebastião Toscano”, Biblos, 32, Coimbra, 1956, pp. 401-429. edición de obras literarias en el propio país. Por ello, no nos podemos servir de las imprentas y editores españoles (como en los dos enunciados ya estudiados), sino que tenemos que acudir a los testimonios directos de los lectores. Incluimos, pues, en este tercer apartado aquellas obras que, por testimonios directos, sabemos que fueron leídas en su lengua original. Constituyen un ejemplo muy característico las Rimas de Camões no traducidas al castellano hasta el siglo XIX. Desde su publicación por primera vez en 1595 por Fernão Rodrigues Lobo Soropita, en sucesivas ediciones fueron creciendo vertiginosamente: 1598 por Estêvão Lopes; 1616 por Domingos Fernández; 1668 por D. António Álvares da Cunha; 1685 por Manuel de Faria e Sousa; las recogidas por Luís Franco Correia y publicadas en parte en la edición de Juromenha, etc., hasta llegar hoy a pretendidas ediciones críticas de la lírica camoniana muy difícil de establecer100. Las Rimas fueron leídas e imitadas en España como ninguna otra obra de la literatura portuguesa por los más grandes ingenios poéticos. Quevedo imitó más de un soneto de Camões101. Son numerosas las veces que el “Príncipe de los ingenios españoles”, Lope de Vega, cita al portugués, tanto en la épica como en la lírica, y reproduce, en portugués, algunos de sus versos, como los dos finales del soneto “Sete anos de pastor Jacob servia...”. Cervantes, deudor en La Galatea también de otro portugués ya citado, Jorge de Montemor, en la misma obra (libro IV, “Canto a Calíope”), se refiere a Os Lusíadas como “singular tesoro del lusitano”; y en El Quijote (2ª parte, cap. LVIII) escribe: “Traemos estudiadas dos églogas, una del famoso poeta Garcilaso y otra del excelentísimo Camões”, quizás los mayores poetas líricos del XVI. El jesuita aragonés, Baltasar Gracián, autor que ha influido en autores de resonancia universal como Voltaire, La Rochefoucault, Schopenhauer o Nietzsche, precisamente en sus dos obras más importantes El Criticón y 100 El intento más serio llevado de delimitación de la lírica camoniana a cabo hasta hoy (y que no satisface a todos) es el de Leodegário A. de Azevedo Filho, aún en curso de publicación (con varios volúmenes ya publicados) por la Imprensa Nacional-Casa da Moeda de Lisboa. 101 Ángel Marcos de Dios, “La diffusion de Camões en Espagne et son influence sur Quevedo”, Arquivos do Centro Cultural Português, XVI, Paris, 1981, pp. 755-775. El soneto “Amor é fogo que arde sem se ver...” fue servilmente imitado por Quevedo en “Es hielo abrasador, es fuego helado...”; el propio Quevedo al menos escribió un soneto en portugués, el que comienza “Se casto ao bom José nomeia a fama...” (Francisco de Quevedo, Obras completas. I. Poesía original, ed. de José Manuel Blecua, Barcelona, Planeta, 1973, p. 178). Agudeza y arte de ingenio transcribe como modelos de imitación una veintena de fragmentos de Camões, casi siempre de su lírica, al que aplica epítetos como afectuoso, inmortal, célebre, conceptuoso, gran poeta, grave y sutil, celebrado, siempre agudo, etc. El soneto “Sete anos de pastor Jacob servia...”, que gozó de gran difusión en España, fue traducido e imitado por numerosos poetas castellanos102. Os Lusíadas también merecieron cálidos elogios. En el prólogo de la traducción de Luis Gómez de Tapia escribió Francisco Sánchez, El Brocense (que antes de estar en Salamanca había estudiado con un tío en Portugal): “Tal me parece a mí Luys de Camões Lusitano, cuyo subtil ingenio, doctrina entera, cognición de lenguas, muestran claramente no faltar nada para la perfección de tan alto nombre”; y en los preliminares de esa misma traducción se estrenó, con una oda en esdrújulos, un poeta de gran proyección posterior, en ese momento con diecinueve años, Luis de Góngora. Poco antes de la muerte de Camões (1580), un reconocido comentador de la poesía renacentista como Fernando de Herrera, en las Anotaciones a Garcilaso, se refiere a él en estos términos: “Tocó también este lugar Luis de Camões en aquella hermosa y elegante obra de sus Lusíadas en el Canto I”. Son varias, por otra parte, las epopeyas escritas en España que en sus preliminares se hacen eco de Os Lusíadas (Jerusalén conquistada de Lope de Vega, Historia de las cosas del Oriente de Antonio Centeno, La restauración de España de Cristóbal de Mesa, El Macabeo de Miguel de Silveira, etc.). El salmantino Baltasar de Vitoria, en la segunda parte de Teatro de los dioses de la Gentilidad, una especie de repertorio o diccionario de mitología para uso de poetas (“que no todos los poetas tienen noticias de la lengua latina”) y que tuvo gran influencia en la difusión en España de Os Lusíadas, en particular, y de Camões en general, cita no menos de veinte veces fragmentos de Os Lusiadas, para uso de artistas “para que hallen las historias y fábulas recogidas y dispuestas (…) sin andar revolviendo libros de latinidad y otras lenguas extranjeras”, como por lo demás hace con otras autoridades literarias. Camões es de "subtil ingenio" y de "doctrina entera" (El Brocense), "excelentísimo" (Cervantes), "divino" (Cascales), "ardiente" e "ingenioso" (Lope), "afectuoso", "inmortal", "célebre", "conceptuoso", "gran poeta", "grave y sutil", "sutilísimo", "el siempre agudo", "celebrado" 102 Ángel Marcos de Dios, “O soneto ‘Sete anos de pastor Jacob servia’ em Espanha”, en Arquivos do Centro Cultural Calouste Gulbenkian, 37, Paris, 1998, pp. 219-228. (Gracián), etc. Os Lusíadas son "aquella hermosa y elegante obra" (Herrera), "singular tesoro del Lusitano" Cervantes), "famosa Lusíada" (Centeno), etc. Así pues, poetas épicos y líricos (Lope, Cervantes...), gramáticos y preceptistas literarios (El Brocense y Cascales), eruditos y escritores de diferentes dominios literarios (Luis Vélez de Guevara, Saavedra Fajardo y D. Francisco Manuel de Melo...), etc., ensalzaron al gran vate lusitano103. Esta admiración colectiva hará que su poesía sea imitada en castellano por líricos y épicos del Siglo de Oro: Lope, Quevedo, Góngora, o Conde de Villamediana, o Conde de Salinas... Se ha escrito, sin duda con exageración, que, de no haber sido por Camões, se hubiera perdido la poesía tradicional en la Península, lo que nos elucida de su excelencia y valoración también en el cultivo de los metros tradicionales. Por otra parte, también Camões refleja influencias de la poesía castellana: Garcilaso, Boscán, Jorge Manrique, Castillejo..., lo que demuestra también uno de los presupuestos que hemos asumido en esta investigación: la intercultura lusoespañola de los siglos XVI y XVII. Excepto en el caso de Camões y aunque nuestra investigación no ha ido más allá de algunas verificaciones respecto a otros escritores lusitanos de esos siglos, los indicios hasta ahora encontrados relativos a su lectura por parte de los españoles no nos permiten albergar grandes esperanzas, o, al menos, los escritores españoles de esos siglos no eran muy propensos a citar a sus vecinos lusitanos: Camões parece haber absorbido toda la esencia literaria portuguesa. La admiración por otros creadores lusitanos es mínima: el Cancioneiro Geral, Sá de Miranda, António Ferreira, Rodrigues Lobo, Diogo Bernardes, Faria e Sousa..., son tímidas referencias de la literatura portuguesa en escritores españoles104. LIBREROS ESPAÑOLES Y PORTUGUESES105 103 Ángel Marcos de Dios, “Conhecimento de Camões na Espanha nos séculos XVI e XVII”, en Actas do I Congresso Internacional de Estudos Camonianos e XXIX Congresso Brasileiro de Língua e Literatura, Rio de Janeiro, 1999, pp. 78-91. 104 También en el Teatro de los Dioses de la Gentilidad son citados otros portugueses como André de Resende, António Ferreira o Rodrigues Lobo, como modelos dignos de imitación por su conocimiento de la antigüedad clásica. 105 No pretendemos tratar aquí este atractivo tema, que quedará para mejor ocasión. Solamente ofrecemos algunos datos que ocasionalmente hemos encontrado al investigar sobre los libros y lecturas portuguesas en España. La impresión de libros portugueses en España o de castellanos en Portugal (en una o en otra lengua en ambos casos) era moneda común. Lisboa, Coimbra y Évora eran importantes centros impresores en Portugal, lo mismo que en España lo eran Salamanca, Medina, Valladolid, Valencia, Barcelona, Zaragoza, Alcalá... Este hecho nos confirma (además del intercambio cultural entre ambos países) que estas obras también eran leídas en la lengua del otro (lo que es importante para el caso de la lírica (como acabamos de ver), porque, al parecer, los costes de producción serían similares. Valga como ejemplo el siguiente: en 1605, año de la publicación de la primera parte de El Quijote en España, se publican en Lisboa dos ediciones en castellano (además de una reedición de la primera de éstas), lo que también nos elucida, una vez más, sobre el fenómeno del bilingüismo en Portugal; obra difícil de traducir (sobre todo por la enorme cantidad de refranes), pero que a principios del XVII era entendida perfectamente por los portugueses; no así dos siglos más tarde, cuando se había consolidado perfectamente la revolución fonética del castellano y cuando españoles y lusitanos se habían alejado culturalmente. Es ésta, creemos, la razón por la que la primera traducción de la obra de Cervantes sea de 1784, casi dos siglos después de su publicación. De la misma manera que podemos hablar, en este contexto, de ediciones conservadas en un país y no en otro, con casos curiosísimos, como el de Audi, filia, de Juan de Ávila, cuya primera edición, publicada en Alcalá en 1556, fue destruida por la Inquisición y de la que, al parecer, solamente se conservan dos ejemplares, ambos en Portugal (en la Biblioteca Nacional de Lisboa y en la Pública de Évora). Como en los apartados anteriores, las relaciones entre libreros e impresores de uno y otro país no fueron tan fluidas como podía esperarse de su actividad en un espacio geográfico y cultural tan próximo. En primer lugar, porque fueron muy pocos los españoles que ejercieron estas actividades en Portugal: en realidad sólo conocemos a la familia de los Burgos en Évora (André, Cristóvão y Martim y la viuda del primero), a finales del XVI; por otra parte, entre los numerosos oficios del mundo del libro en Salamanca (escritores, iluminadores, correctores, impresores, libreros, encuadernadores, etc.), entre los que se encuentran flamencos, franceses, alemanes e italianos, sólo conocemos, con seguridad, dos portugueses: Manuel Correa de Montenegro106, sobre todo corrector, aunque también imprimió en algún caso107 (Ruiz, III, p. 1136), casado con la también portuguesa Dominga Lopes (o Fernandes), con la que tuvo nueve hijos (dos antes de casados), y, más tarde, con Margarita López y con Margarita González, con las que también tuvo sendos hijos108 y Simão Franco, encuadernador y librero, casado con Mencía Pérez109. Una de las viudas del primero publicó en 1622 la segunda parte del Nobiliario genealógico de los reyes y títulos de España, de Alonso López de Haro110. Algo parecido sucedía con el trasiego y comercio de libros entre ambos países, menos intenso de lo que cabría esperar, en disonancia con lo que sucedía con los numerosos impresores y libreros flamencos, franceses, italianos, alemanes, etc.111. 106 Dos escolares con el nombre de Manuel Correa (sin el apellido Montenegro) habían estudiado en Salamanca años antes a los de la actividad de este impresor: uno natural de Ameixoeira (Lisboa), que estudió Gramática en el curso 1565-66 (livro 282, f. 116v), y otro de Barrô (Lamego) y estudiante de Cánones en 1576-77 (livro 295, f. 62). 107 Ruiz, III, p. 1136. 108 Vicente Bécares Botas, Guía documental del mundo del libro salmantino del siglo, Segovia, Instituto de la Lengua, 2006, p. 107. 109 Id., ibid., p. 129. 110 Cf. El libro antiguo español. VI. De Libros, Librerías, Imprentas y Lectores, dirigido por Pedro M. Cátedra y María Luisa López Vidriero, edición al cuidado de Pablo Andrés Escapa, Salamanca, Ed. Universidad de Salamanca-Patrimonio Nacional, 2002, p. 274. 111 Incluimos aquí, a modo de ejemplo, algunas referencias al comercio librero entre diferentes ciudades portuguesas y Salamanca que extractamos de la obra de Vicente Bécares Botas, Guía documental del mundo del libro salmantino del siglo, ed. cit.: Guía documental del mundo del libro salmantino del siglo (Segovia, Instituto de la Lengua, 2006): Escritura de Matias Gast, mercader de libros, y Duarte Caldera, natural de Lisboa, de 1576 (p. 136); Poderes de Lucas de Junta a Diego de Castro, Simón López y Bartolomé López, naturales de Lisboa, de 1581? (p. 156); Poder de Juan Fernández, mercader de libros, a Mateus Dias, vecino de Lisboa, y a Francisco da Costa, para cobrar de Diogo Machado, librero de Lisboa, de 1589 (p. 122); Escritura de Juan Fernández, librero, y María Ramírez, su mujer, con Mateus Dias, librero de Bragança, sobre el libro Lugares comunes de la Sagrada Escritura de Fr. Filipe Dias, fº 444 (Id., id., fº 133: Poder de Fr. Filipe Dias a Mateus Dias, su sobrino, para imprimir su libro Lugares comunes… Id. fº 945), de 1589 (p. 122); Poder de Claudio Volán, fundidor de letras de impresiones, a Juan de España, librero de Lisboa, de 1569 (p. 279); Carta de pago para Lucas de Junta de Juan Rodrigues, portugués, encuadernador de 1581? (p. 157); Carta de pago y finiquito de Giraldo Lopez, portugués, a Lucas de Junta de parte de Antonio de Mariz, impresor de Coimbra, de 1582 (p. 157); Concierto de Lucas de Junta y Antonio de Mariz para imprimir el libro de Héctor Pinto sobre Daniel (Anselmo, nº 880), de 1582, fº. 1706 (p. 157), cf. f. 1710: Obligación de Lucas de Junta y Antonio de Mariz. El mismo autor de la obra en prensa La librería de los Portonaris. Salamanca 1552, nos ha proporcionado los siguientes datos de los Portonaris salmantinos con clientes portugueses: los libreros de Coimbra, Bautista Bouza y Antonio de Santillana adeudan a los Portonaris 19.853 y 62.891 maravedises, respectivamente. Otros clientes portugueses de los Portonaris fueron, Juan Beltrán, de Braga, Luis de Sola, de Guarda, Jorge Rabelo, Alonso Gomes, Pedro Luis, librero de Coimbra, entre otros. 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