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RESPUESTAS DE LAS ORGANIZACIONES DE LOS MOVIMIENTOS SOCIALES ANTE SU ENTORNO INSTITUCIONAL Carlos Arturo Martínez Carmona*1 Resumen El objetivo de esta ponencia es generar una comprensión integral del entorno institucional para las organizaciones de los movimientos sociales (OMS), y proponer un conjunto de posibles respuestas de estas formas de acción colectiva ante su entorno. Esta ponencia se divide en tres partes. En la primera sección se realiza una aproximación crítica a la forma en la que ha sido tratado el entorno institucional desde diferentes perspectivas teóricas de los movimientos sociales, considerando que estas han sido particularmente acotadas y han presentado poca claridad respecto a las respuestas de las organizaciones. En una segunda sección, se plantea una definición de entorno institucional ampliado y bidimensional, así como el conjunto de interacciones y definiciones que las organizaciones establecen ante el mismo. Finalmente, a partir de la doble dimensión de las instituciones, y respuestas de carácter convergente y divergente se genera una tipología de respuestas ante el entorno institucional. Abstract The aim of this paper is to generate a comprehensive understanding of the institutional environment for social movement organizations (SMO), and propose a set of possible responses to the environment of these forms of collective action. This paper is divided into three parts. In the first section a critical approach to the way we have been treated the institutional environment from different theoretical perspectives of social movements, whereas these have been particularly bounded and have presented little clarity on the answers of the organizations is performed. In a second section, a twodimensional expanded definition of institutional environment as well as the set of interactions and organizations establishes definitions before it arises. Finally, from the 1 * Candidato a Doctor en Ciencias Sociales por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, México. double dimension of the institutions, and convergent and divergent answers a typology of responses to the institutional environment is generated. 1. Entorno institucional para las OMS Tres de las perspectivas más influyentes en la teoría de los movimientos sociales han esgrimido argumentos diferenciados respecto al entorno institucional de las diferentes formas de acción colectiva. La teoría de movilización de recursos ha dado por hecho el contexto de las OMS considerándolo como fuente de recursos (materiales y simbólicos). Dadas las condiciones de estabilidad que se le asignan al entorno y los procesos de modernización social implícitos se considera que las organizaciones formalizadas y con estructuras jerárquicas y burocráticas son las formas óptimas para la movilización de recursos (Jenkins 1983; McCarthy y Zald 1977). El conjunto de cursos de acción que definen los tomadores de decisiones en las organizaciones, como es bien sabido, refiere a estrategias racionales basadas en principios de costo-beneficio. Para la perspectiva de los procesos políticos el entorno institucional se distingue por su carácter esencialmente político, tomando como punto de partida la exclusión de los movimientos y por ende de sus organizaciones. Es en el espacio de la toma de decisiones políticas donde las organizaciones pretenden incidir y de una u otra manera ser incluidas sus demandas. Los cambios en el entorno mediante "oportunidades políticas" ofrecen alternativas disponibles para poder avanzar las demandas (Tarrow 1999; Doug McAdam 1999; Tilly 1978). Ante el entorno institucional las OMS se enfrentan a la disyuntiva de adaptar sus organizaciones con los tipos de organizaciones que inciden en el poder político como partidos políticos, grupos de interés o grupos de base, así como seguir el curso de actividades convencionales, es decir, aquellas aceptadas y promovidas por las elites dominantes (Tarrow 2004; Tilly y Tarrow 2006; Kriesi 1996). Por otra parte, la perspectiva de los nuevos movimientos sociales plantea que los movimientos y sus incipientes y poco estructuradas organizaciones, se encuentran en abierta disputa con las instituciones culturales, sociales y políticas que generan opresión a las expresiones individuales de los sujetos sociales como “políticas de identidad” (Touraine 1997; Melucci 1980), así como de la búsqueda de la constitución de una sociedad civil moderna (Offe 1985). Los movimientos, desde una mirada evidentemente normativa, deberían excluir de sus repertorios formas convencionales de acción y organización, sobre todo porque es ante el conjunto de instituciones que representan las formas organizacionales y estrategias políticas con aquellas que se encuentran en disputa. El entorno institucional claramente no se puede dar por hecho como asume la teoría de movilización de recursos, este depende de la forma en la que los actores organizacionales y del movimiento lo promulguen, es decir, lo construyan a partir de un proceso interpretativo y lo difundan entre miembros y organizaciones del movimiento; además el entorno no puede ser reconocido de manera similar por diferentes actores sociales a pesar de que puedan existir coincidencias en el campo que se encuentren ubicados (Scott 1998; Melucci y Massolo 1991; Klandermans 2001). Por otro lado, para aquellos movimientos que han sido denominado como nuevos -aunque la misma consigna aplica para aquellos con rasgos políticos e ideológicos- que buscan cambios culturales, “políticas de identidad”, así como evitar la contaminación de las categorías privadas o no públicas en la esfera civil (Alexander 2008), las instituciones con las que disputan y alternan no pueden quedarse exclusivamente en la arena de lo político, como asumen, o al menos parten los representantes de los procesos políticos, estas deberían considerarse en una mirada múltiple de instituciones (Armstrong y Bernstein 2008). Finalmente, la lógica adversativa de los nuevos movimientos respecto a la traducción de las instituciones en sus representaciones materiales: organizacionales y/o estratégicas, pone en un serio predicamento en la actuación de los movimientos, lo cual pareciera consistir en un argumento ideológico más que analítico. Dado esta serie de elementos críticos consideramos que el entorno institucional para las OMS debe corresponder en principio con un proceso de definición que emerja de los propios actores organizacionales. Un entorno institucional que este conformado por diversas instituciones que potencialmente puedan encontrarse en disputa, que son alternativas entre sí, y que ofrecen constreñimientos por un lado, y oportunidades por otro, en un sentido simbólico y material (Friedland y Alford 1999); por ejemplo la presencia de instituciones como la familia, la religión, la educación, etcétera. Por otra parte, instituciones que puedan ser consideradas en diferentes niveles y/o formas de aplicabilidad y desistimiento, así como implicaciones en su producción y reproducción. Al respecto Scott (Scott 2010), desde el neoinstitucionalismo, ha considerado que las instituciones están conformadas por estructuras cognitivas, normativas y regulativas, contando con diferentes portadores como la cultura, estructuras y rutinas. Las instituciones son sistemas multifacéticos que incorporan sistemas simbólicos – construcciones cognitivas y reglas normativas- y procesos reglamentarios llevados a cabo mediante la conducta social, la que a su vez es formada (Scott 2010, 186). A partir de las consideraciones señaladas podemos establecer que el entorno institucional para las OMS en su conceptualización analítica consta de “políticas multiinstitucionales”; y una bidimensionalidad constituida por estructuras normativas y cognitivas, y estructuras político-regulativas. El carácter político multi-institucional del entorno refiere a que las OMS se encuentran en principio ante diferentes instituciones, las cuales de manera particular o en conjunción se guían por diferentes bases de poder, es decir, que constriñen la acción de diferentes maneras (Armstrong y Bernstein 2008). Por ejemplo, las políticas basadas en el cuerpo al claro estilo de Michel Foucault (2001) como formas de sanción; o las diferencias para regular la educación entre instituciones provenientes de la religión, la familia, o el Estado. Por otra parte, para tratar de forma sistemática las respuestas que ejercen las OMS ante las instituciones que las circundan, se requiere pensar que las instituciones ofrecen diferentes formas y niveles de constreñimiento y oportunidad, intensidades disímiles y procesos alternativos heterogéneos según sea la interpretación de los actores sociales. Una oportunidad en las instituciones proviene de una lectura de los actores sociales ante su contexto social y político; el alcance y potencialidad de sanción puede realmente limitar la acción colectiva o buscar la adecuación a dichas instituciones. Es por ello que en esta propuesta analítica se considera la bidimensionalidad de las estructuras institucionales ante las cuales los actores ofrecen respuestas alternativas. Por una parte, una “dimensión cultural” constituida por elementos normativos y cognitivos, es decir, convenciones, rutinas, ritos, esquemas, y categorías sociales, y una “dimensión políticoregulativa” conformadas por reglas formales y estructuras de oportunidades políticas. 2. Respuestas de las organizaciones de los movimientos sociales Sin lugar a dudas las OMS deben ser consideradas como sistemas abiertos que se encuentran en interacción constante con su entorno en términos de recursos, legitimidad, e influencia (Cadena-Roa 2010). Es decir, no son sistemas cerrados, ni autopoieticos. Las OMS implica un sistema de relaciones tanto de disputa como de apoyo con actores externos que se ha destacado forman parte del proceso de todo movimiento social. Klandermans (2001) ha clasificado a estos actores en audiencias, autoridades, y organizaciones opositoras o de contramovimiento. El sistema de relaciones en el que se encuentran inmersos los movimientos y conforman el contexto de las organizaciones, pone en disputa diferentes lógicas institucionales y la aplicabilidad de sus constreñimientos, así como la definición de sus potenciales oportunidades. Los MS buscan llevar al espacio público una serie de temas que parten principalmente en su orden discursivo de una construcción normativa de injusticia (Turner y Killian 1987), el sentido de que una comunidad, sector o población se encuentra agraviada y que este agravio debe ser legitimado y apoyado por sectores más amplios sociales o individuales que no pertenecen al movimiento mismo. Esto destaca una situación de disputa y conflicto discursiva que conlleva un proceso comunicativo en la esfera pública. Las OMS en este sentido efectúan una serie de respuestas ante estas condiciones valiéndose de elementos simbólicos, discursivos e interpretativos. Entre ellos destaca la construcción de “marcos de acción colectiva” y sus “procesos de alineamiento”. De acuerdo con Goffman (1986) los marcos son “esquemas de interpretación” que permite a los individuos localizar, percibir, identificar, y etiquetar los eventos dentro de su espacio de vida y su mundo ampliado. En el contexto de los movimientos, los marcos de acción colectiva destacan desde el movimiento y sus organizaciones ciertos aspectos de la realidad y la atribución y articulación de significados. En este sentido, como plantean Hunt, Benford y Snow (2001) las OMS para alcanzar el consenso y la movilización colectiva deben cumplir con tres tareas: diagnóstico, pronóstico y motivación. Los marcos funcionan como patrones colectivos de interpretación para explicar hechos, justificar la crítica y legitimar los reclamos, y permiten darle estabilidad y permanencia al movimiento. Los marcos son los estabilizadores programáticos de las actividades entre actores y organizaciones de los movimientos, estos proporcionan coherencia a un conjunto designado de elementos ideales (Rucht y Neidhardt 2002). La construcción de estos marcos supone diferentes tipos de respuestas de las OMS con respecto a los elementos cognitivos, sistemas de significados e intereses de los públicos o potenciales adherentes y apoyadores del movimiento. Snow y colegas (1986) han referido al respecto a cuatro diferentes alineamiento de marcos: 1) construcción de marco puente; 2) ampliación del marco; 3) extensión de marco, y 4) transformación de marco; mientras Klandermans (2001) incluye la promoción de identidad, no necesariamente como un marco más, sino como una posible respuesta organizacional ante la audiencia en términos culturales. Los tres primeros alineamientos refieren a la apropiación, adaptación, aprovechamiento y/o adopción de las estructuras culturales existentes; mientras la transformación de marco y la promoción de una identidad refieren a procesos de generación y promoción de nuevas estructuras culturales, es decir, un proceso de rechazo de las estructuras existentes o indiferencia a las mismas, y un proceso de innovación. Las OMS contribuyen al discurso público para la construcción de nuevas instituciones y el mantenimiento de otras existentes (véase Schneiberg y Lounsbury 2008). Esto sucede mediante la competencia de las OMS con otras organizaciones de los contramovimientos, o de las elites, y grupos dominantes que prefiguran una institución y las formas de dominación, constreñimiento y sanción que estás implican. Esto conlleva dejar en una posición prominente a unas organizaciones y sectores, mientras coloca a otros en una situación desaventajada en el acceso a recursos de diferente tipo (Bourdieu y Wacquant 1995). Esto es así según la estabilidad y el grado de estructuración del campo organizacional al que las organizaciones se referencien lo que se puede manifestar en diferentes formas carácter regulativo (véase Scott 2014). En suma las lógicas institucionales permiten observar el carácter simbólico y material de lo que está en juego. Por otra parte, un tema al que han dedicado especial atención los estudios de los MS es a la estructura de oportunidades políticas, la cual corresponde a instituciones de acceso político a las formas organizacionales en que se constituye el movimiento. En un punto de la historia del concepto se le otorgó suma preponderancia a la relación causal vinculada con el éxito de los movimientos sociales, pero con el paso del tiempo se ha respaldado la idea de que existe una relación dual entre movimiento y oportunidad, es decir, la posibilidad de cambio de las estructuras ejercido desde los movimientos y viceversa. Las estructuras políticas refieren al marco de relaciones instituidas legal y formalmente entre la sociedad y el Estado. En complementariedad con las lógicas institucionales, la estructura de oportunidades política, permite observar las interacciones que existen entre movimiento y representaciones institucionales en cuanto a sus reforzamientos de control y constreñimiento, los que regularmente están apoyados por el Estado, aunque no necesariamente. 3. Tipología de respuestas organizacionales ante su entorno institucional Con los argumentos hasta aquí establecidos en lo que va del siguiente apartado se busca establecer una tipología de respuestas de las OMS ante su(s) entorno(s) institucional(es). Las respuestas organizaciones ante su entorno institucional pueden ser observadas en su construcción simbólica y material. La primera de ellas correspondiente con los procesos en los que discursiva e interpretativamente define su entorno, y de la cual constructivamente estable respuesta al mismo lo que sucede a partir de procesos de enmarcamiento. Por otro lado, de materialidad las respuestas de las organizaciones constan del conjunto de repertorios tanto de acción como de organización, que conllevan por un lado la experiencia de los actores; y su carácter simbólico como sistemas alternativos ante condiciones de acción colectiva y contención (véase Tilly 1978; Tarrow 2004; Clemens 1993). De acuerdo con la propuesta de una bidimensionalidad de las instituciones se plantea que las asociaciones pueden ofrecer dos tipos de respuestas que resumen y/o adecuan otras tantas, unas adaptativas o de convergencia, y otras de rechazo o divergentes (véase cuadro 1). Uno de los planteamientos fundacionales del neoinstitucionalismo habla acerca del mimetismo coercitivo, normativo y regulativo para las organizaciones, formas de adaptarse al entorno guiadas por el constreñimiento, formas apropiada de performance, y respuestas de aversión al riesgo (DiMaggio y Powell 1999). Este tipo de respuesta adaptativa es alimentada por tres de los alineamientos de marco anteriormente señalados: de puente, de extensión y ampliación, en punto común consiste en la resonancia que hacen los actores de las organizaciones guiados por valores y creencias antes potenciales seguidores, y audiencias más amplias. En ciertas condiciones, los procesos adaptativos llevan consigo oportunidades y amenazas. Por una parte, llevan a hacer más conservadoras las demandas de las organizaciones y moldear la misión a actores con los que se puede tener mayor interacción como potenciales financiadores o promotores de marcos maestros o lógicas institucionales que provean de discursos mayormente estructurados en el orden de derechos, y políticas públicas. Por otro lado, conseguir legitimidad y permitir el acceso a debates de carácter público en los escenarios de toma de decisiones público, además acceso a recursos y potenciales aliados. Por otro lado, existen potenciales formas de divergencia de las OMS respecto a las instituciones dominantes, este es de hecho uno de los planteamientos centrales de la teoría de los nuevos movimientos sociales. Este tipo de respuesta puede provenir de la necesidad de combatir lógicas institucionales que agravian a un sector de la población o dada la necesidad de un conjunto de personas de promover una identidad que requiere ser revalorada en términos de las instituciones existentes. El rechazo suscita en principio negación de las instituciones, pero también es detonante de procesos de innovación en las instituciones. Cuadro 1. Tipología de respuestas organizacionales al entorno institucional Dimensión político-regulativa Respuestas Dimensión Divergencia Culturalcognitiva Convergencia Divergencia Convergencia Oposición Contraposición Complementación Aceptación Una respuesta de “aceptación” implica una convergencia de las OMS con las instituciones político-regulativas y las culturales predominantes en el campo organizacional en el que se encuentran incrustadas y próximas las organizaciones. Por una parte, la literatura de los movimientos sociales ha establecido que la acción colectiva corresponde no sólo con el cambio social, sino con acciones que presionan para el mantenimiento del sistema de cosas establecido, o la resistencia al cambio social. Por otra parte, una respuesta de aceptación puede llevar a movimientos sociales que busquen su adecuación al interior del sistema de cosas establecido, parcialmente este es el modelo que la teoría de movilización de recursos promueve desde sus planteamientos. Una respuesta de aceptación lleva por consiguiente definiciones de marcos de puente, formas convencionales de acción, y repertorios organizaciones institucionalmente aceptados. Este tipo de respuestas lleva consigo formas conservadoras de actuación implícitas. Cuando las respuestas organizacionales de los movimientos sociales son convergentes con las instituciones culturales, pero divergentes con las instituciones políticoregulativas, se está haciendo referencia a respuestas “complementarias”. Es decir, sucede que socialmente se reconoce que el sistema de cosas tiene que cambiar, o al menos en la práctica ya sucede de este una adecuación con valores y creencias, mientras que en el plano de la legalidad estos elementos no son considerados o se encuentran en oposición. Los movimientos sociales suelen ampliar los marcos para poder llevar este conjunto de demandas a los órdenes de la toma de decisiones. Es el caso en el que los movimientos sociales se encuentran excluidos de la política formal, este el punto de partida que plantea la perspectiva de los procesos políticos. Las formas de actuación por una parte toman formas no reguladas por el Estado, o por las instituciones en disputa. La “contraposición” con las instituciones corresponde con el momento en el que las respuestas de las OMS son convergentes con las instituciones político-regulativas, pero divergentes con las instituciones normativas y cognitivas. Esto es, que las OMS utilizan medios o formas de actuación y organización identificadas y reconocidas por el marco regulativo y las elites políticas, pero que requieren la transformación y cambio en los órdenes institucionales culturales. Es decir, es un proceso de contención desde las entrañas mismas del sistema. Finalmente, una respuesta organizacional de “oposición” consiste con una divergencia hacia las instituciones político-regulativas, y con las culturales que predominan en el campo organizacional en el que las OMS se encuentran referenciadas o próximas. Esto implica regularmente seguir formas de actuación no convencionales y formas organizacionales que no se identifican o reconocen dentro del campo organizacional. Como un recurso heurístico, los tipos de respuesta aquí planteados corresponden con casos ideales que en la realidad social resultan irrealizables o difíciles de encontrar de manera puntual. Estos tipos representan parámetros precisos de observación, disecciones concretas para observar porciones de la realidad social. Es necesario desarrollar y poner a prueba los planteamientos aquí desarrollados mediante casos concretos de movimientos sociales lo que permitirá identificar la diversidad de respuestas organizacionales hacia sus entornos institucionales. Bibliografía Alexander, Jeffrey C. 2008. The Civil Sphere. New York: Oxford University Press, USA. Armstrong, Elizabeth A., y Mary Bernstein. 2008. «Culture, Power, and Institutions: A Multi-Institutional Politics Approach to Social Movements». Sociological Theory 26 (1): 74-99. Bourdieu, Pierre, y L. Wacquant. 1995. «La lógica de los campos». En Respuestas por una antropología reflexiva, 63-78. México: Grijalbo. 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